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AMPARO DIRECTO: 629/2019

MATERIA: LABORAL
NEUN: 25304182
QUEJOSA: **** ****** ****

PJF - Versión Pública


PONENTE: CARLOS ALBERTO
LÓPEZ DEL RÍO.
SECRETARIO: HÉCTOR JESÚS
HERNÁNDEZ MONTOYA.

Saltillo, Coahuila de Zaragoza. Acuerdo del


Tribunal Colegiado en Materias Penal y de Trabajo del
Octavo Circuito, correspondiente al veintiocho de
febrero de dos mil veinte.

V I S T O S , para resolver los autos del juicio de


amparo directo laboral número 629/2019.

RESULTANDO:

PRIMERO. Mediante escrito presentado el veintidós


de mayo de dos mil diecinueve, ante la Junta Especial
Número Veinticinco de la Federal de Conciliación y
Arbitraje, con residencia en esta ciudad, **** ******
****, por conducto de su apoderada ****** ******
********* ******, demandó el amparo y protección de
la Justicia Federal contra la autoridad y respecto del acto
que a continuación se precisan:
“...III. Autoridad responsable: Junta Especial
Número Veinticinco de la Federal de Conciliación y
Arbitraje en el Estado de Coahuila, con domicilio en su
recinto oficial en esta ciudad de Saltillo, Coahuila.
IV. Acto reclamado: Lo hago consistir en la ilegal,
incongruente e infundada resolución del laudo dictado
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por la autoridad señalada como responsable de fecha


07 de enero de 2019, en los autos del expediente
número 2256/2016, promovido por la suscrita en contra

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del Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, mismo
que causa agravios y viola garantías a mi mandante al
haberse emitido de forma incongruente e infundada y
basada en un razonamiento por demás deshonesto y
por tanto totalmente fuera de lo peticionado...”
El laudo reclamado concluyó con los siguientes
resolutivos:
“…Primero. La actora **** ****** **** no
acreditó sus acciones respecto del demandado Instituto
Mexicano del Seguro Social, quien sí justificó sus
excepciones y defensas, en consecuencia.
Segundo. Se absuelve al demandado Instituto
Mexicano del Seguro Social de la nivelación del pago y
cuantificación correcta de la pensión de ascendencia de
un 20% a un 90% en favor de la actora **** ******
****, los incrementos en los montos, porcentajes o
cantidades de la nivelación de la pensión y del
otorgamiento y pago de las prestaciones en especie,
prestaciones reclamadas bajo los incisos a, b y c del
escrito inicial de demanda, por las razones y
fundamentos de derecho señalados en el último
considerando de fondo de la presente resolución.
Tercero. Notifíquese personalmente...”

SEGUNDO. La promovente del amparo enunció


como transgredidos en su perjuicio los derechos
fundamentales contenidos en los artículos 1, 16 y 17
Constitucionales; señaló como tercero interesado al
Instituto Mexicano del Seguro Social; y expresó los
conceptos de violación que estimó pertinentes.

TERCERO. El doce de julio de dos mil diecinueve se


recibió la demanda de amparo en este órgano colegiado,
al cual le correspondió conocer del asunto por razón de
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materia, cuyo presidente la admitió por auto del día


quince siguiente, en el que también ordenó formar el

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expediente relativo y su registro en el libro de gobierno, lo
cual se hizo con el número 629/2019; se mandó notificar
al tercero interesado para que formulara sus alegatos o
promoviera amparo adhesivo, si a sus intereses convenía
(no los formuló ni promovió); y se dio al Agente del
Ministerio Público de la Federación adscrito la
intervención respectiva, quien mediante escrito recibido el
veintitrés de julio de dos mil diecinueve, formuló
pedimento en el sentido de que se negara el amparo.

CUARTO. En proveído de veintiséis de agosto de


dos mil diecinueve, se turnó el asunto a la ponencia del
magistrado Carlos Alberto López del Río para la
elaboración del proyecto de resolución correspondiente.

QUINTO. El asunto se listó el diecisiete de febrero


de dos mil veinte, para verse en la sesión del veintiuno
de siguiente, en la cual se retiró a petición del ponente;
por lo que se listó nuevamente el veinticuatro de febrero
de dos mil veinte para verse en la sesión del veintiocho
del mismo mes y año.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Este Tribunal Colegiado en Materias


Penal y de Trabajo del Octavo Circuito, es legalmente
competente para conocer del presente juicio de
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garantías, de conformidad con lo dispuesto por los


artículos 103 y 107, fracción V, inciso d), de la

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Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;
34 y 170, fracción I, de la Ley de Amparo vigente; 37,
fracción I, inciso d) y 144 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación; en relación con los artículos
primero, segundo y tercero, todos en su fracción VIII, del
Acuerdo General 3/2013 del Pleno del Consejo de la
Judicatura Federal, sobre el número, jurisdicción y
especialización de diversos tribunales, publicado en el
Diario Oficial de la Federación el quince de febrero de
dos mil trece; en virtud de que se reclama un laudo
dictado en un juicio laboral por una autoridad residente
en la jurisdicción de este Tribunal Colegiado de Circuito.

SEGUNDO. La demanda de amparo se presentó el


veintidós de agoto de dos mil diecinueve, es decir,
oportunamente, pues el laudo reclamado fue notificado
a la parte quejosa el treinta de abril de dos mil
diecinueve (según consta a foja 56 del expediente
2256/2017), y dicha notificación surtió efectos el mismo
día; en tal virtud, conforme con lo dispuesto por el
artículo 17, primer párrafo, de la Ley de Amparo, en
relación con el numeral 747, fracción I, de la Ley
Federal del Trabajo, el término para presentar la
demanda inició el dos de mayo de dos mil diecinueve
para concluir el veintidós del mismo mes y año,
descontándose los días cuatro, cinco, once, doce,
dieciocho y diecinueve de mayo, por ser sábados y
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domingos, respectivamente, así como el uno de mayo


(no laborado por la responsable, según la certificación

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secretarial correspondiente), considerados inhábiles
para la promoción del juicio constitucional por el artículo
19 de la ley de la materia. De igual forma, la demanda
de amparo está firmada por la apoderada de la quejosa.
Por su parte, el tercero interesado quedó notificado
de la promoción del juicio de garantías el siete de junio
de dos mil diecinueve, de conformidad con la constancia
que obra a foja 14 del expediente en que se actúa.

TERCERO. La existencia del laudo reclamado se


acreditó con el informe justificado que rindió la
Presidenta de la Junta responsable, al que acompañó
las constancias que integran el expediente laboral
número 2256/2017, en observancia de lo que dispone el
artículo 178, fracción III, de la Ley de Amparo.

CUARTO. El laudo reclamado se funda en las


siguientes consideraciones:
“(…)Segundo. En el presente expediente la litis se
circunscribe a efecto de determinar si como lo señala la
actora **** ****** **** tiene derecho a que el
Instituto Mexicano del Seguro Social le nivele la pensión
de ascendencia de un 20% a un 90%, por existir una
distinción injustificada por parte de la Ley del Seguro
Social entre la esposa o concubina de un trabajador con
la madre de éste, causando agravios a los derechos
humanos y al principio de igualdad de la Constitución
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Política de los Estado Unidos Mexicanos, o bien como lo


señala el Instituto Mexicano del Seguro Social, carece

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de acción y de derecho para reclamar el ajuste o
nivelación en el pago de la pensión de ascendencia en
virtud de que no existe disposición legal de la materia en
la cual pueda sustentarse su pretensión de fincar la
pensión en un 90%, ya que la actora no guarda el
carácter de asegurada, sino de beneficiaria y conforme
a lo dispuesto por el artículo 159 de la Ley del Seguro
Social de 1973 que se aplicó, le corresponde un
porcentaje de un 20% de la pensión que le hubiere
correspondido a la asegurada, cuya observancia es de
orden público e interés social.
Tomando en cuenta que la parte demandada niega
el derecho de la actora a solicitar la nivelación de la
pensión de ascendencia de un 20% a un 90% de la que
le hubiere correspondido al asegurado o pensionado, al
referir que la misma la otorgó conforme lo estipulado por
la Ley del Seguro Social de 1973 en su artículo 159, por
lo que le corresponde únicamente un 20% de la pensión
que le hubiere correspondido a la asegurada, en tal
virtud esta autoridad reduce un punto de derecho al
presente asunto a fin de determinar si el Instituto
demandado actuó con apego a derecho al otorgar a la
madre de la extinta trabajadora **** ****** **** la
pensión de ascendencia que disfruta, al efecto tenemos
que el precepto legal invocado por la demandada,
artículo 159 de la Ley del Seguro Social anterior
establece: “Si no existiere viuda, huérfanos ni concubina con
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derecho a pensión, ésta se otorgara a cada uno de los


ascendientes que dependían económicamente del asegurado o

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pensionado fallecido, por una cantidad igual al 20% de la
pensión que el asegurado tuviese gozando al fallecer, o que le
hubiere correspondido suponiendo realizado el estado de
invalidez”. Del contenido del precepto se desprende,
como lo señala el Instituto Mexicano del Seguro Social
en su defensa, que la pensión de ascendencia se cubre
en un porcentaje de un 20% de la pensión que le
hubiere correspondido a la asegurada, tal y como otorgó
el Instituto, como se desprende de la documental visible
en autos a foja 10 y consistente en resolución para el
otorgamiento de pensión de ascendencia, y que incluso
reconoce la actora en su escrito de demanda, por lo
tanto tenemos que el Instituto otorgó legalmente la
pensión de ascendencia a la actora con apego a lo
establecido por la Ley del Seguro Social que es de
orden público y de observancia obligatoria, sin que
resulte procedente lo solicitado por la parte actora en el
sentido de que esta autoridad proceda a otorgar y
determinar el pago de la pensión en los términos
solicitados atendiendo a los principios de igualdad,
derecho humano a la vida digna y no discriminación que
regulan los artículos 2, 3 y 4 de la Constitución Federal
de la República en base a los principios de control de
convencionalidad ex oficio que establecen los articulo 1
y 133 de nuestra Carta Magna, ya que esta H. Junta
carece de facultades para modificar el ordenamiento
legal que establece la Ley del Seguro Social,
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encontrándose obligada a resolver el asunto conforme


lo establecido por el ordenamiento de Seguridad Social

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de referencia conforme a lo estipulado por el artículo 14
constitucional, por lo que juzgando los hechos en
verdad sabida y buena fe guardada lo que corresponde
es absolver al Instituto Mexicano del Seguro Social de la
nivelación y pago de la pensión de ascendencia de un
20% a un 90% de la que le hubiera correspondido a la
asegurada *** ***** ******* ******, en favor de su
madre **** ****** ****, de los incrementos en los
montos, porcentajes o cantidades de la nivelación de la
pensión derivadas de los incrementos de acuerdo al
índice de precios al consumidor y del otorgamiento de
prestaciones en especie, ya que al estar gozando de
una pensión de ascendencia, se encuentra gozando de
estas prestaciones”.

QUINTO. La quejosa expresó los siguientes


conceptos de violación.
“Primero. Dicha resolución me causa agravios que
repercuten en los puntos resolutivos del laudo que se
impugna ya que éste es carente de exhaustividad y
congruencia, violentándose las formalidades esenciales
del procedimiento laboral no respetándoseme así las
garantías de igualdad y legalidad establecidas en los
artículos Constitucionales 1, 14, 16 y 17. Lo anterior en
virtud de que dicha responsable emite un laudo
contrario a lo estipulado en el artículo 841 el cual
menciona que los laudos se dictarán a verdad sabida, y
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buena fe guardada y apreciando los hechos en


conciencia, sin necesidad de sujetarse a reglas o

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formulismos sobre estimación de las pruebas, pero
expresarán los motivos y fundamentos legales en que
se apoyen así como en el artículo 842 mismo que
establece que los laudos deben ser claros, precisos y
congruentes con la demanda, contestación, y demás
pretensiones deducidas en el juicio oportunamente, esto
es así puesto que dicha responsable fue omisa para
realizar un estudio exhaustivo y así poder determinar la
litis que se fijó en el juicio laboral motivo de la resolución
que se impugna, puesto que si analizamos el conflicto
laboral, se desprende que la C. **** ****** ****, hoy
quejosa, reclamó la nivelación pago y cuantificación
correcta de la pensión por ascendencia que le fuera
otorgada por el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Por lo tanto, la autoridad responsable debió de
haber fijado la litis en el sentido de que la misma
consiste en determinar si la hoy quejosa tiene derecho a
la nivelación, pago y cuantificación correcta de la
pensión por ascendencia que le fue otorgada por el
Instituto demandado, de acuerdo a los lineamientos de
la Ley del Seguro Social vigente hasta el 30 de junio de
1997 o bien si la actora carece de acción y derecho para
tal reclamo, por lo tanto se debieron estudiar tanto las
acciones intentadas en el juicio ordinario laboral así
como las excepciones de la contraria, y de dicho estudio
la inferior debió de percatarse de lo siguiente:
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a). Que si bien es cierto que el artículo 159 de la


Ley del Seguro Social vigente hasta el 30 de junio de

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1997 establece que para las pensiones de ascendencia
sólo se entregará el equivalente a un 20% de la que le
correspondería al trabajador activo o al pensionado y
que el 90% solamente será para la viuda, viudo,
concubina o concubinario; también es cierto que No
porque la ley estipule tal porcentaje de pensión para el
beneficiario del pensionado este porcentaje resulte justo
y legal.
Si ponemos atención al hecho de que los
beneficiarios de un trabajador o de un pensionado son
sus familiares, es decir la esposa y/o la concubina; los
hijos; los padres, y que el legislador tuvo a bien otorgar
una protección a estos al establecer dentro del pago de
pensiones las asignaciones familiares, según se
desprende del artículo 164 de la Ley del Seguro Social
del 1973, entonces podemos dejar en claro que la hoy
quejosa es familia de la extinta pensionada, y como
familia los derechos humanos de ésta deben de ser
protegidos así como maximizados por todas nuestras
autoridades.
Ahora bien, la responsable violenta en perjuicio de
la hoy quejosa sus derechos humanos estatuidos en el
artículo 1 de nuestra Carta Magna, pues al establecer
en su ilegal resolución que el porcentaje que recibe la
hoy quejosa es el correcto porque así lo señala el
numeral 159 de la Ley del Seguro Social entonces la
inferior omite aplicar el artículo primero Constitucional
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en cuanto a protección más amplia que se establece en


el párrafo segundo de dicho artículo y la aplicación del

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principio de progresividad del párrafo tercero del mismo
numeral.
“Artículo 1º. En los Estados Unidos Mexicanos
todas las personas gozarán de los derechos humanos
reconocidos en esta Constitución y en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea
parte, así como de las garantías para su protección,
cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo en los casos y bajo las condiciones que esta
Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se
interpretarán de conformidad con esta Constitución y
con los tratados internacionales de la materia
favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus
competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos
de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En
consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar,
sancionar y reparar las violaciones a los derechos
humanos, en los términos que establezca la ley.
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos
Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al
territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su
libertad y la protección de las leyes.
Queda prohibida toda discriminación motivada por
origen étnico o nacional, el género, la edad, las
discapacidades, la condición social, las condiciones de
salud, la religión, las opiniones, las preferencias
sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente
contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o
menoscabar los derechos y libertades de las personas.”
Entonces los razonamientos hechos por la Inferior, al
dictar su ilegal resolución, demuestran su falta de estudio
a la litis planteada pues para su criterio es suficiente que
en la Ley del Seguro Social se establezcan prestaciones,
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como lo son pensiones, para que estas prestaciones sean


totalmente válidas o legales sin necesidad de mayor

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análisis y/o pronunciamiento y es por ello que no realiza
un estudio acucioso de la litis faltando con ello a lo
dispuesto por los artículos 841, 842 y demás relativos del
código obrero.
Así mismo con los razonamiento de la inferior se
acredita el incumplimiento a su obligación constitucional
de ejercer el control de convencionalidad ex officio en
materia de Derechos Humanos y de aplicar la Ley en el
más amplio beneficio a la persona contenida en el
segundo párrafo del artículo 1º de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, numeral que
exige que las normas relativas a los derechos humanos
se interpreten de conformidad con la propia normativa
constitucional y con los tratados internacionales de los
que México es parte, de forma que se favorezca
ampliamente a las personas, lo que se traduce en la
obligación de analizar el contenido y alcance de esos
derechos a partir del principio pro persona, en virtud del
cual debe acudirse a la norma más amplia, o a la
interpretación más extensiva cuando se trata de
reconocer derechos protegidos, lo cual en el presente
caso no ocurrió pues es claro que dentro del propio
artículo153 de la Ley del Seguro Social vigente hasta el
30 de junio de 1997 se establecen pensiones por
muerte con porcentajes de hasta un 90% el cual resulta
mayor a los que se le asignaron a mi mandante, pues mi
representada recibe sólo un 20% de pensión y este
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porcentaje no resulta suficiente para llevar una vida


digna sin restricciones de artículos, bienes y servicios

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de primera necesidad. Y resulta discriminatorio al igual
que incongruente que la Ley del Seguro Social
establezca un 90% de pensión para la viuda cuando la
viuda debe ser una persona adulta e independiente que
pude valerse por sí misma, pero en el caso de los
padres a estos sólo se le puede otorgar un 20% no
obstante que los padres de la tercera edad son
acreedores alimentistas de sus hijos por lo avanzado de
la edad y depender de ellos para lograr su desarrollo
personal por ser una persona adulta de 81 años de
edad el cual no puede valerse por sí mismo, pues al
otorgar solamente un 20% de pensión mensual de
$1,008.25 por la muerte de su hija, el cual se debe de
sustentar las prestaciones de seguridad social en un
nivel suficiente; pues en el supuesto caso, su extinta hija
tuviera una pareja le puedan entregar hasta un 90% de
pensión la cual sería vitalicia.
b). Que la responsable debió resolver la litis
planteada tomando en cuenta que la hoy quejosa ****
****** **** es una persona adulta mayor por lo cual se
le debe de brindar toda la protección para el ejercicio de
sus derechos y para logra una vida digna. Sirve de
fundamento para mi petición lo consignado en los
siguientes criterios.
“ADULTOS MAYORES. AL CONSTITUIR UN
GRUPO VULNERABLE MERECEN UNA ESPECIAL
PROTECCIÓN POR PARTE DE LOS ÓRGANOS DEL
ESTADO. Del contenido de los artículos 25, párrafo 1,
de la Declaración Universal de Derechos Humanos; así
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como del artículo 17 del Protocolo Adicional a la


Convención Americana sobre Derechos Humanos en
Materia de los Derechos Económicos, Sociales y

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Culturales, "Protocolo de San Salvador", se desprende
la especial protección de los derechos de las personas
mayores. Por su parte, las declaraciones y compromisos
internacionales como los Principios de las Naciones
Unidas a Favor de las Personas de Edad, adoptado por
la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de
diciembre de 1991 en la Resolución 46/91; la
Declaración sobre los Derechos y Responsabilidades de
las Personas de Edad, adoptada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas de 1992 o los debates
y conclusiones en foros como la Asamblea Mundial del
Envejecimiento en Viena en 1982, la Conferencia
Mundial sobre Derechos Humanos en 1993 (de la que
emanó la Declaración citada), la Conferencia Mundial
sobre Población de El Cairo en 1994, y la Cumbre
Mundial sobre Desarrollo Social de Copenhague en
1995, llevan a concluir que los adultos mayores
constituyen un grupo vulnerable que merece especial
protección por parte de los órganos del Estado, ya que
su avanzada edad los coloca con frecuencia en una
situación de dependencia familiar, discriminación e
incluso abandono. Lo anterior no implica, sin embargo,
que en todos los casos en los que intervengan deba
suplirse la deficiencia de la queja.”
“PENSIONADOS POR EL INSTITUTO DE
SEGURIDAD Y SERVICIOS SOCIALES DE LOS
TRABAJADORES DEL ESTADO DE SONORA.
CUANDO EN SU CALIDAD DE ADULTOS MAYORES
DEMANDEN LA INCORRECTA O INDEBIDA
CUANTIFICACIÓN DE SU PENSIÓN, EL TRIBUNAL
DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE LA
ENTIDAD, DE SER NECESARIO, DEBE ALLEGARSE
OFICIOSAMENTE DE MAYORES ELEMENTOS DE
PRUEBA PARA CLARIFICAR EL DERECHO CUYO
RECONOCIMIENTO PRETENDAN. La Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis
aislada 1a. CCXXIV/2015 (10a.), publicada en el
Semanario Judicial de la Federación del viernes 26 de
junio de 2015 a las 9:20 horas y en la Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, Décima Época,
Libro 19, Tomo I, junio de 2015, página 573, de título y
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subtítulo: "ADULTOS MAYORES. AL CONSTITUIR UN


GRUPO VULNERABLE MERECEN UNA ESPECIAL
PROTECCIÓN POR PARTE DE LOS ÓRGANOS DEL

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ESTADO.", sostuvo que los adultos mayores
constituyen un grupo vulnerable que merece especial
protección por los órganos del Estado, ya que su
avanzada edad los coloca con frecuencia en una
situación de dependencia familiar, discriminación e,
incluso, abandono. En ese contexto, el Tribunal de lo
Contencioso Administrativo del Estado de Sonora, al
conocer de un juicio en el que un pensionado por el
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores local, se ubique en los supuestos del
artículo 5, fracción I, de la Ley de los Adultos Mayores
de esa entidad federativa, es decir, como adulto mayor,
demande la incorrecta o indebida cuantificación de la
pensión que le fue otorgada, debe analizar las
disposiciones legales aplicables al caso para
proporcionarle el mayor beneficio que pudiera
corresponderle y, de ser necesario, con independencia
de las reglas de la carga de la prueba, allegarse
oficiosamente de mayores elementos para clarificar el
derecho cuyo reconocimiento pretenda, cuando los que
aporte resulten insuficientes, con el objeto de proteger
de manera reforzada sus derechos, pues los adultos
mayores integran un grupo vulnerable que merece
atención jurídica especial; situación que se
complementa con lo dispuesto en el precepto 239 del
Código Fiscal del Estado de Sonora, que da la
posibilidad de que los Magistrados del tribunal
mencionado, hasta antes de que se cierre la instrucción,
acuerden la exhibición de cualquier documento para un
mejor conocimiento de los hechos controvertidos.”
C). Que la inferior tenía la obligación constitucional
de estudiar a fondo la litis planteada y determinar si el
artículo 159 de la Ley del Seguro Social vigente hasta el
30 de junio de 1997 se encontraba en concordancia de
los derechos humanos a una vida digna de la familia de
la trabajadora fallecida, como lo es la suscrita, así como
que no existiera un trato discriminatorio para los
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miembros de la familia del trabajador, derechos


humanos que se encuentran establecidos en los

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artículos 1, 4 y 123 de nuestra Código Político y en caso
de encontrarse estas violaciones a sus derechos
constitucionales, como en el presente caso sucedió por
la discriminación y trato desigual del artículo 159 de la
Ley del Seguro Social derogada, la Responsable tenía
la responsabilidad de inaplicar, dentro de la litis del
juicio natural, pues el numeral 159 de la ley en comento
por no ser la que da mayor protección a la hoy quejosa
y en su lugar debió de observar lo dispuesto en el
artículo 153 de la ley aplicable al caso.
“Artículo 153. La pensión de viudez será igual al
noventa por ciento de la pensión de invalidez, de vejez o
de cesantía en edad avanzada, que el pensionado
fallecido disfrutaba; o de la que hubiere correspondido al
asegurado en caso de invalidez.”
Sirve como sustento a lo señalado en el presente
punto el contenido del criterio de Jurisprudencia que a la
letra reza:
“CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX
OFFICIO. LOS TRIBUNALES DE ALZADA ESTÁN
OBLIGADOS A RESPONDER DENTRO DEL ÁMBITO
DE SU COMPETENCIA LOS AGRAVIOS RELATIVOS
A LA VIOLACIÓN DE PRECEPTOS
CONSTITUCIONALES. El sistema jurídico mexicano
sufrió modificación a raíz de la interpretación efectuada
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el
expediente varios 912/2010, publicado en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época,
Libro I, Tomo 1, octubre de 2011, página 313. El modelo
de control constitucional actual adoptó, junto con la
forma concentrada -propia de los tribunales de la
Federación- la modalidad difusa. Ahora, cualquier
órgano jurisdiccional del país puede, en ejercicio de su
potestad y de manera oficiosa, inaplicar leyes que
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considere contrarias a la Constitución o a los tratados


internacionales relacionados con los derechos
humanos. Por tanto, aun cuando no puede hacer

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declaratorias de inconstitucionalidad y expulsar del
ordenamiento normas generales, sí puede considerar en
los casos concretos los argumentos donde se aduce
que algún acto o norma vulnera esos derechos
fundamentales. Esta consideración se adecua a los
parámetros establecidos en la tesis P. LXVII/2011 (9a.),
consultable en la página 535 del Libro III, Tomo 1,
diciembre de 2011, Décima Época del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, de rubro:
"CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO
EN UN MODELO DE CONTROL DIFUSO DE
CONSTITUCIONALIDAD.". Por tanto, actualmente ya
no encuentra respaldo legal la respuesta que los
tribunales de alzada dan a los agravios de apelación
cuando sostienen que no pueden atender
planteamientos relativos a la violación de preceptos
constitucionales.”
Por lo que al no haberse percatado la inferior de lo
antes mencionado, lo cual se aprecia de la simple
lectura de los autos del juicio laboral y en especial de su
ligera e ilegal resolución, se acredita que la Inferior
incumple con dictar un laudo apreciando los hechos a
conciencia (Art. 841) así como tampoco resulta claro,
preciso ni congruente con la demanda, contestación y
demás prestaciones deducidas en el Juicio,
conculcando con ello mi derecho a la protección contra
toda discriminación y a una vida digna, por lo cual el
laudo que por esta vía se impugna debió de atender los
derechos humanos de la hoy quejosa que fueron
vulnerados, tal como también es el derecho a la vida
digna, a la igualdad y a la no discriminación así como
legalidad consagrados en lo numerales 1°, 4° y 123° de
nuestro código político.
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Segundo. Dicha resolución le causa agravios que


repercuten en los puntos resolutivos del laudo que se

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impugna ya que este es carente de exhaustividad y
congruencia, violentándose las formalidades esenciales
del procedimiento laboral no respetándoseme así las
garantías de audiencia, defensa, legalidad seguridad y
certeza jurídica establecidas en los artículos
constitucionales 14, 16 y 17. Lo anterior en virtud de que
dicha responsable emite un laudo contrario a lo
establecido a los artículos 840, 841, 842 y demás
correlativos a la Ley Federal del Trabajo, ya que la
responsable no analizó nunca los hechos en conciencia
así como tampoco analizó las pruebas ofrecidas dentro
del juicio, pues jamás le otorga valor probatorio a las
diversas probanzas ofrecida por la parte actora del juicio
natural, hoy quejosa, lo cual se puede comprobar con la
simple lectura del laudo impugnado; por lo cual se
acredita que la Inferior jamás realizó un estudio
exhaustivo del juicio, analizando los hechos en
conciencia pues los hoy terceros con interés jamás
demostraron sus excepciones y defensas, y ante su
falta de exhaustividad es por lo que se violentan sus
garantías de legalidad, certeza y seguridad jurídica,
pues la autoridad responsable emitió un laudo carente
de estudio y por demás incongruente, motivo por el cual
se pide el auxilio y protección de la Justicia Federal.
“PRUEBAS EN EL PROCEDIMIENTO LABORAL.
LA OMISIÓN DE LA JUNTA DE ANALIZAR LAS
OFRECIDAS POR LAS PARTES ES VIOLATORIA DE
LOS ARTÍCULOS 840, FRACCIÓN IV Y 841 DE LA
LEY FEDERAL DEL TRABAJO. Los artículos 840,
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A.D.L. 629/2019

fracción IV y 841 de la Ley Federal del Trabajo prevén,


respectivamente, que los laudos deben contener la
enumeración de las pruebas y su apreciación por parte

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de la Junta, y que deben dictarse a verdad sabida y
buena fe guardada, y apreciando los hechos en
conciencia, sin sujetarse a reglas o formulismos sobre
estimación de las pruebas, pero expresando los motivos
y fundamentos legales en que se apoyen. Ahora bien,
cuando las partes dentro del procedimiento ofrecen
pruebas de su parte y la Junta omite pronunciarse
respecto de ellas en el laudo, ello constituye una
violación a dichos preceptos que amerita el
otorgamiento de la protección constitucional para el
efecto de que la Junta, en un nuevo laudo, estudie y
valore tales probanzas, y con base en ellas resuelva lo
que en derecho proceda.”
“PRUEBAS EN MATERIA LABORAL. ES DEBER
DE LA JUNTA EXAMINARLAS EN SU INTEGRIDAD,
INDEPENDIENTEMENTE DE LA PARTE QUE LAS
HAYA OFRECIDO. Es deber de la Junta examinar todas
las pruebas legalmente desahogadas en el juicio a fin
de determinar si se probó la acción ejercitada o, en su
caso, la excepción opuesta, pues conforme a los
artículos 782, 830, 836 y 841 de la Ley Federal del
Trabajo, tiene la obligación de esclarecer la verdad de
los hechos materia de la litis, así como la de tomar en
cuenta las actuaciones que obran en el expediente para
dictar el laudo a verdad sabida y buena fe guardada; por
lo tanto, es intrascendente que las pruebas en las que
se apoya la Junta para dictar su laudo no hayan sido
ofrecidas por la parte que obtuvo cuenta habida de que
estando legalmente en autos no pueden ser ignoradas
por la responsable, cuya obligación es realizar la
justicia, no denegarla.”
“PRUEBAS, VALORACIÓN DE LAS, EN EL
JUICIO LABORAL. El artículo 841 de la Ley Federal del
Trabajo faculta a las Juntas para dictar sus laudos
apreciando los hechos en conciencia, sin necesidad de
sujetarse a reglas o formulismos sobre la estimación de
las pruebas; dicho precepto también establece que
tienen la obligación de fundar y motivar sus resoluciones
exponiendo las razones y motivos por los cuales les
concedan o nieguen eficacia probatoria; el no hacerlo
así, entraña una violación a las garantías de legalidad
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A.D.L. 629/2019

consignadas en el artículo 16 de la Constitución


Federal, que hace nugatorio el derecho del quejoso a
combatir su valoración.

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Así mismo independientemente de los conceptos
de violación ya manifestados, solicito a esta H.
Autoridad que en beneficio de la parte quejosa por
tratarse del trabajador se aplique el beneficio de la
suplencia de la queja.
“SUPLENCIA DE LA QUEJA EN MATERIA
LABORAL A FAVOR DEL TRABAJADOR. OPERA AUN
ANTE LA AUSENCIA TOTAL DE CONCEPTOS DE
VIOLACIÓN O AGRAVIOS. La Jurisprudencia 47/94 de
la entonces Cuarta Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, que lleva por rubro: "SUPLENCIA
DE LA QUEJA EN MATERIA LABORAL TRATÁNDOSE
DEL TRABAJADOR. CASO EN QUE NO OPERA",
establece que para la operancia de la suplencia de la
queja en materia laboral a favor del trabajador es
necesario que se expresen conceptos de violación o
agravios deficientes en relación con el tema del asunto
a tratar, criterio que responde a una interpretación
rigurosamente literal del artículo 76 bis de la Ley de
Amparo para negar al amparo promovido por el
trabajador el mismo tratamiento que la norma establece
para el amparo penal, a través de comparar palabra a
palabra la redacción de las fracciones II y IV de dicho
numeral, cuando que la evolución legislativa y
jurisprudencial de la suplencia de la queja en el juicio de
garantías lleva a concluir que la diversa redacción de
una y otra fracciones obedeció sencillamente a una
cuestión de técnica jurídica para recoger y convertir en
texto positivo la jurisprudencia reiterada tratándose del
reo, lo que no se hizo en otras materias quizá por no
existir una jurisprudencia tan clara y reiterada como
aquélla, pero de ello no se sigue que la intención del
legislador haya sido la de establecer principios
diferentes para uno y otro caso. Por ello, se estima que
debe interrumpirse la jurisprudencia de referencia para
determinar que la suplencia de la queja a favor del
trabajador en la materia laboral opera aun ante la
ausencia total de conceptos de violación o agravios,
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A.D.L. 629/2019

criterio que abandona las formalidades y tecnicismos


contrarios a la administración de justicia para garantizar
a los trabajadores el acceso real y efectivo a la Justicia

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Federal, considerando no sólo los valores cuya
integridad y prevalencia pueden estar en juego en los
juicios en que participan, que no son menos importantes
que la vida y la libertad, pues conciernen a la
subsistencia de los obreros y a los recursos que les
hacen posible conservar la vida y vivir en libertad, sino
también su posición debilitada y manifiestamente inferior
a la que gozan los patrones.”
Con base en los anteriores argumentos lógicos
jurídicos que se hacen valer, me permito solicitar el
amparo y protección de la Justicia en contra del acto
reclamado a la autoridad responsable, declarando
procedente los conceptos de violación que se hace valer
en el cuerpo de la presente Demanda de Garantías,
solicitando a este tribunal con fundamento en lo
dispuesto por los artículos 76 y 79 de la Ley de Amparo
en vigor, supla la deficiencia de la queja en todo aquello
que beneficie y favorezca a los intereses de mi
representada la C. **** ****** ****, por ser este la
parte obrera, y de acuerdo con la siguiente tesis
jurisprudencia.”

SEXTO. Antecedentes del asunto.


Para mejor comprensión del asunto, enseguida se
reseñan sus antecedentes relevantes:
a) Por escrito presentado el veintiuno de
septiembre de dos mil diecisiete en la Oficialía de Partes
de la Junta Especial Número Veinticinco de la Federal
de Conciliación y Arbitraje, **** ****** **** , por
conducto de su apoderada ****** ****** *********
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******, demandó al Instituto Mexicano del Seguro


Social, y reclamó lo siguiente:

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“A). Por la nivelación, pago y cuantificación
correcta de la pensión de ascendencia, la cual le fuera
otorgada a mi representada la C. **** ****** **** por
la demandada al amparo de la Ley del Seguro Social
vigente hasta el 30 de junio de 1997, misma que deberá
de nivelarse al 90% por ciento de la pensión que
pudiera haberle correspondido a su extinta hija, sumas
que deberán ser pagadas a partir de un año atrás a la
fecha de presentación de la demanda, más las que se
sigan acumulando durante la tramitación del presente
juicio; lo anterior de conformidad con lo establecido en
el artículo 279 de la Ley del Seguro derogada.
…B. Por los incrementos en los montos,
porcentajes o cantidades de la nivelación de la pensión
reclamada en esta vía, derivadas de los incrementos de
acuerdo al INPC, así como del aguinaldo, los cuales se
otorgan de conformidad con lo establecido en la Ley del
Seguro Social, vigente hasta el 30 de junio de 1997.
C). Por el otorgamiento y pago de las prestaciones
que en especie y en dinero que establece la ley
invocada”.
Como hechos constitutivos de su acción, precisó
que su hija *** ***** ******* ****** , había sido dada
de alta en el régimen obligatorio ante el IMSS por
diversos patrones, siendo el último precisamente dicho
instituto; que su hija falleció el dos de agosto de dos mil
trece a la edad de cincuenta y cinco años, y debido a
que la promovente siempre fue dependiente económico
de su hija, el instituto le otorgó una pensión de
ascendencia al amparo de la Ley del Seguro Social
derogada, con efectos a partir del dos de agosto de dos
mil trece, en la inteligencia de que es la única
beneficiaria.
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A.D.L. 629/2019

Que como dicha ley prevé en su artículo 159 que el


porcentaje de pensión que le corresponde es sólo del

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20% de la que le hubiera correspondido a su hija, por
ello reclamaba que dicho porcentaje debería ser
conforme a lo estipulado para los diversos beneficiarios,
como la esposa (o) o concubina (o), pues a éstos se les
otorga un porcentaje del noventa por ciento del monto
de la pensión del trabajador o pensionado.
Que esa distinción es injustificada y es violatoria
del principio de igualdad previsto en el artículo 1
constitucional, así como en los diversos numerales 2 y
26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, 2 numeral 2 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos y Sociales y Culturales, y del
artículo 1, numerales 1 y 24 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (fojas 1 a 8).
b) Por auto del veintidós de septiembre de dos mil
diecisiete, la Junta admitió a trámite la demanda, la cual
se registró con el número de expediente 2256/2017,
ordenó emplazar al demandado y señaló día y hora para
la audiencia inicial (foja 13).
c) En la audiencia de diecisiete de enero de dos mil
dieciocho no existió arreglo conciliatorio, dado que no
asistió la actora ni quien la representara. Se tuvo por
ratificada la demanda y el instituto, por conducto de su
apoderada, la contestó y alegó, esencialmente, que la
actora no tenía derecho a las prestaciones reclamadas,
porque la Ley del Seguro Social prevé el porcentaje
indicado para los ascendientes, y además de que no se
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violaba el principio de igualdad o alguno de los


preceptos señalados en la demanda, ya que ninguno de

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ellos establece el derecho de dichos ascendientes a
recibir un porcentaje mayor de pensión que el previsto
en el artículo 159 de la citada ley (fojas 16 y 17 y 24 a
38).
d) Tramitado el juicio laboral, el siete de enero de
dos mil dieciocho se dictó el laudo ahora reclamado.

SÉPTIMO. Estudio del asunto.


Fijación de la litis.
La quejosa aduce que la responsable omitió
realizar un estudio exhaustivo para determinar la litis del
juicio, pues debió fijarla en el sentido de determinar si la
actora tenía derecho a la nivelación, pago y
cuantificación correcta de la pensión por ascendencia
otorgada por el Instituto demandado, de acuerdo a los
lineamientos de la Ley del Seguro Social vigente hasta
el 30 de junio de 1997 o bien si la actora carece de
acción y derecho para reclamarlo.
Este argumento es infundado, porque la
responsable fijó la litis en el sentido de determinar si
procedía o no que el instituto demandado le nivelara la
pensión de ascendencia de un 20% a un 90%, con
motivo de la distinción entre el porcentaje previsto
legalmente para la esposa (o) concubina (o) y la madre
de los asegurados.
Esto lo hizo de la siguiente forma:
"Segundo. En el presente expediente la litis se
circunscribe a efecto de determinar si como lo señala la
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actora **** ****** **** tiene derecho a que el


Instituto Mexicano del Seguro Social le nivele la pensión
de ascendencia de un 20% a un 90%, por existir una

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distinción injustificada por parte de la Ley del Seguro
Social entre la esposa o concubina de un trabajador con
la madre de éste, causando agravios a los derechos
humanos y al principio de igualdad de la Constitución
Política de los Estado Unidos Mexicanos, o bien como lo
señala el Instituto Mexicano del Seguro Social, carece
de acción y de derecho para reclamar el ajuste o
nivelación en el pago de la pensión de ascendencia en
virtud de que no existe disposición legal de la materia en
la cual pueda sustentarse su pretensión de fincar la
pensión en un 90%, ya que la actora no guarda el
carácter de asegurada, sino de beneficiaria y conforme
a lo dispuesto por el artículo 159 de la Ley del Seguro
Social de 1973 que se aplicó, le corresponde un
porcentaje de un 20% de la pensión que le hubiere
correspondido a la asegurada, cuya observancia es de
orden público e interés social".
Como se ve, la Junta estableció la litis
considerando precisamente los puntos de controversia
derivados de lo aducido por las partes, de tal suerte que
en este aspecto no se advierte la violación que indica la
quejosa.

Omisión de la Junta de examinar lo aducido


respecto a la inconstitucionalidad e
inconvencionalidad del artículo 159 de la Ley del
Seguro Social abrogada.
Por otra parte, es ineficaz lo aducido por la quejosa
en el sentido de que la Junta no atendió su obligación
de analizar de oficio la constitucionalidad del precepto
que prevé el porcentaje de la pensión de ascendencia,
pues se limitó a señalar que no procedía atender lo
aducido al respecto, porque carecía de facultades para
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A.D.L. 629/2019

modificar la Ley del Seguro Social, estando obligada a


resolver el asunto conforme lo establecido en ella,

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conforme a lo estipulado por el artículo 14
constitucional.
En efecto, al resolver sobre ello, la Junta determinó
lo siguiente:
"…sin que resulte procedente lo solicitado por la
parte actora en el sentido de que esta autoridad proceda
a otorgar y determinar el pago de la pensión en los
términos solicitados atendiendo a los principios de
igualdad, derecho humano la vida digna y no
discriminación que regulan los artículos 2, 3 y 4 de la
Constitución Federal de la República en base a los
principios de control de convencionalidad ex oficio que
establecen los articulo 1 y 133 de nuestra Carta Magna,
ya que esta H. Junta carece de facultades para
modificar el ordenamiento legal que establece la Ley del
Seguro Social, encontrándose obligada a resolver el
asunto conforme lo establecido por el ordenamiento de
Seguridad Social de referencia conforme a lo estipulado
por el artículo 14 constitucional…".
Ahora bien, es cierto que las autoridades con
funciones jurisdiccionales, como las Juntas de
Conciliación y Arbitraje, están obligadas a analizar la
constitucionalidad o convencionalidad de normas
generales en ejercicio del control difuso que deriva de lo
previsto en los artículos 1 y 133 constitucionales, y por
ende, nada impide que legalmente examinen los
argumentos planteados con relación a esas cuestiones.
Sin embargo, esto no significa que si dichas
autoridades omiten cumplir ese deber, ello no conduce a
conceder el amparo para que la autoridad ordinaria
cumpla con esa obligación, porque finalmente la
autoridad que conoce del juicio de amparo promovido
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A.D.L. 629/2019

contra la resolución dictada por dichas autoridades, está


en aptitud de examinar la cuestión de constitucionalidad

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o convencionalidad correspondiente, en ejercicio de la
facultad de control primigenia que le corresponde sobre
esos tópicos.
Así se infiere de la tesis jurisprudencial 16/2014,
sustentada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, consultable en la página 984 del
libro 5, tomo I, abril de dos mil catorce, Décima Época
de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
que dice:
"CONTROL DIFUSO. SU EJERCICIO EN EL
JUICIO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. Si bien es
cierto que, acorde con los artículos 1o. y 133 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
las autoridades jurisdiccionales ordinarias, para hacer
respetar los derechos humanos establecidos en la
propia Constitución y en los tratados internacionales de
los que el Estado Mexicano sea parte, pueden inaplicar
leyes secundarias, lo que constituye un control difuso de
su constitucionalidad y convencionalidad, también lo es
que subsiste el control concentrado de
constitucionalidad y convencionalidad de leyes, cuya
competencia corresponde en exclusiva al Poder Judicial
de la Federación, a través del juicio de amparo, las
controversias constitucionales y las acciones de
inconstitucionalidad. La diferencia entre ambos medios
de control (concentrado y difuso), estriba en que, en el
primero, la competencia específica de los órganos del
Poder Judicial de la Federación encargados de su
ejercicio es precisamente el análisis de
constitucionalidad y convencionalidad de leyes, por
tanto, la controversia consiste en determinar si la
disposición de carácter general impugnada
expresamente es o no contraria a la Constitución y a los
tratados internacionales, existiendo la obligación de
analizar los argumentos que al respecto se aduzcan por
las partes; en cambio, en el segundo (control difuso) el
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A.D.L. 629/2019

tema de inconstitucionalidad o inconvencionalidad no


integra la litis, pues ésta se limita a la materia de
legalidad y, por ello, el juzgador por razón de su función,

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prescindiendo de todo argumento de las partes, puede
desaplicar la norma. Ahora bien, en el juicio contencioso
administrativo, la competencia específica del Tribunal
Federal de Justicia Fiscal y Administrativa es en materia
de legalidad y, por razón de su función jurisdiccional,
este tribunal puede ejercer control difuso; sin embargo,
si el actor formula conceptos de nulidad expresos,
solicitando al tribunal administrativo el ejercicio del
control difuso respecto de determinada norma, de existir
coincidencia entre lo expresado en el concepto de
nulidad y el criterio del tribunal, éste puede inaplicar la
disposición respectiva, expresando las razones jurídicas
de su decisión, pero si considera que la norma no tiene
méritos para ser inaplicada, bastará con que mencione
que no advirtió violación alguna de derechos humanos,
para que se estime que realizó el control difuso y
respetó el principio de exhaustividad que rige el dictado
de sus sentencias, sin que sea necesario que desarrolle
una justificación jurídica exhaustiva en ese sentido,
dando respuesta a los argumentos del actor, pues
además de que el control difuso no forma parte de su
litis natural, obligarlo a realizar el estudio respectivo
convierte este control en concentrado o directo, y
transforma la competencia genérica del tribunal
administrativo en competencia específica. Así, si en el
juicio de amparo se aduce la omisión de estudio del
concepto de nulidad relativo al ejercicio de control difuso
del tribunal ordinario, el juzgador debe declarar
ineficaces los conceptos de violación respectivos, pues
aun cuando sea cierto que la Sala responsable fue
omisa, tal proceder no amerita que se conceda el
amparo para que se dicte un nuevo fallo en el que se
ocupe de dar respuesta a ese tema, debido a que el
Poder Judicial de la Federación tiene competencia
primigenia respecto del control de constitucionalidad de
normas generales y, por ello, puede abordar su estudio
al dictar sentencia. Si, además, en la demanda de
amparo se aduce como concepto de violación la
inconstitucionalidad o inconvencionalidad de la ley, el
juzgador sopesará declarar inoperantes los conceptos
de violación relacionados con el control difuso y analizar
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A.D.L. 629/2019

los conceptos de violación enderezados a combatir la


constitucionalidad y convencionalidad del precepto en el
sistema concentrado".

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En ese sentido, este órgano colegiado se
pronuncia sobre lo aducido al respecto por la ahora
inconforme, en la forma que enseguida se precisa.

Constitucionalidad e inconvencionalidad del


artículo 159 de la Ley del Seguro Social abrogada.
Ahora bien, lo aducido por la parte quejosa se
refiere a la inconstitucionalidad e inconvencionalidad del
artículo 159 de la Ley del Seguro Social vigente hasta el
treinta de junio de mil novecientos noventa y siete, la
cual establece que para las pensiones de ascendencia
sólo se entregará el equivalente a un 20% de la que le
correspondería al trabajador activo o al pensionado y
que el 90% solamente será para la viuda, viudo,
concubina o concubinario.
Con relación a ello, la quejoso alegó tanto en su
demanda laboral como ahora en el amparo directo, que si
los beneficiarios de un trabajador o de un pensionado son
sus familiares, es decir, la esposa o concubina, los hijos,
los padres, y el legislador otorga una protección a estos al
establecer dentro del pago de pensiones las asignaciones
familiares, según se desprende del artículo 164 de la Ley
del Seguro Social del 1973, entonces se infiere que la
ahora quejosa es familia de la extinta pensionada, y como
tal sus derechos humanos deben ser protegidos y
maximizados por todas las autoridades.
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A.D.L. 629/2019

Que la responsable violó en su perjuicio los


derechos humanos previstos en el artículo 1

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constitucional, al establecer que el porcentaje que
recibe la actora es el correcto porque así lo señala el
artículo 159 de la Ley del Seguro Social, ya que omitió
aplicar dicho precepto en cuanto a la protección más
amplia que se establece en su párrafo segundo y la
aplicación del principio de progresividad del párrafo
tercero del mismo numeral.
Que eso no ocurrió en este caso, pues en el
artículo 153 de la Ley del Seguro Social vigente hasta el
30 de junio de 1997, se establecen pensiones por
muerte con porcentajes de hasta un 90%, que es mayor
al asignado a la quejosa, quien recibe sólo un 20%,
insuficiente para llevar una vida digna sin restricciones
de artículos, bienes y servicios de primera necesidad.
Que es discriminatorio e incongruente que la Ley
del Seguro Social establezca un 90% de pensión para la
viuda cuando la viuda debe ser una persona adulta e
independiente que puede valerse por sí misma, pero en
el caso de los padres, sólo se les puede otorgar un
20%, no obstante que, por ser de la tercera edad, son
acreedores alimentistas de sus hijos por lo avanzado de
la edad y depender de ellos para lograr su desarrollo
personal (la quejosa tiene 81 años de edad) por no
poder valerse por sí mismos.
Que sólo se le otorgó un 20% de pensión mensual
de $1,008.25 por la muerte de su hija, siendo que se
deben sustentar las prestaciones de seguridad social en
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A.D.L. 629/2019

un nivel suficiente, pero en el supuesto de que su


extinta hija tuviera una pareja, entonces a ésta se Ie

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pudiera haber entregado hasta un 90% de pensión, la
cual sería vitalicia.
Que la responsable debió resolver la litis teniendo
en cuenta que la ahora quejosa es una persona adulta
mayor, por lo cual se le debe de brindar toda la
protección para el ejercicio de sus derechos y para logra
una vida diga.
Y que la Junta debió analizar a fondo la litis y
determinar si el artículo 159 de la Ley del Seguro Social
vigente hasta el 30 de junio de 1997, se encontraba en
concordancia con los derechos humanos a una vida
digna de la familia de la trabajadora fallecida, así como
que no existiera un trato discriminatorio para los
miembros de la familia del trabajador, derechos
humanos que se encuentran establecidos en los
artículos 1, 4 y 123 constitucionales, y en el caso de
encontrar esas violaciones a sus derechos
constitucionales, la responsable debía inaplicar el
numeral 159 de la Ley del Seguro Social, por no ser la
que da mayor protección a la quejosa, y en su lugar
debió observar lo dispuesto en el artículo 153 de dicha
ley, que dice:
“Artículo 153. La pensión de viudez será igual al
noventa por ciento de la pensión de invalidez, de vejez o
de cesantía en edad avanzada, que el pensionado
fallecido disfrutaba; o de la que hubiere correspondido al
asegurado en caso de invalidez.”
Estos argumentos, suplidos en su deficiencia, son
esencialmente fundados, en cuanto se refieren a que la
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A.D.L. 629/2019

Ley del Seguro Social abrogada, aplicable al presente


asunto por haberse otorgado la pensión de ascendencia

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conforme a ella (foja 10), establece un porcentaje menor
para el pago de dicho beneficio que el establecido para
la pensión de viudez, que resulta violatorio del principio
de igualdad y no discriminación.
En efecto, la quejosa alegó, esencialmente, que
dicho precepto es discriminatorio y violatorio en su
perjuicio de lo previsto en los artículos 1 constitucional,
2 y 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, y 2 numeral 2, del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y 1
numerales 1 y 24 de la Convención Americana de
Derechos Humanos, cuyo texto dice:
"Artículo 1 (constitucional). En los Estados
Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los
derechos humanos reconocidos en esta Constitución y
en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte, así como de las garantías para su
protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones
que esta Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se
interpretarán de conformidad con esta Constitución y
con los tratados internacionales de la materia
favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus
competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos
de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En
consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar,
sancionar y reparar las violaciones a los derechos
humanos, en los términos que establezca la ley.
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos
Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al
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A.D.L. 629/2019

territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su


libertad y la protección de las leyes.
Queda prohibida toda discriminación motivada por

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origen étnico o nacional, el género, la edad, las
discapacidades, la condición social, las condiciones de
salud, la religión, las opiniones, las preferencias
sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente
contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o
menoscabar los derechos y libertades de las personas.
Artículo 2 [Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos].
1. Cada uno de los Estados Partes en el presente
Pacto se compromete a respetar y a garantizar a todos
los individuos que se encuentren en su territorio y estén
sujetos a su jurisdicción los derechos reconocidos en el
presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color,
sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole,
origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.
2. Cada Estado Parte se compromete a adoptar,
con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a
las disposiciones del presente Pacto, las medidas
oportunas para dictar las disposiciones legislativas o de
otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos
los derechos reconocidos en el presente Pacto y que no
estuviesen ya garantizados por disposiciones
legislativas o de otro carácter.
3. Cada uno de los Estados Partes en el presente
Pacto se compromete a garantizar que:
a) Toda persona cuyos derechos o libertades
reconocidos en el presente Pacto hayan sido violados
podrá interponer un recurso efectivo, aun cuando tal
violación hubiera sido cometida por personas que
actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales;
b) La autoridad competente, judicial, administrativa
o legislativa, o cualquiera otra autoridad competente
prevista por el sistema legal del Estado, decidirá sobre
los derechos de toda persona que interponga tal
recurso, y desarrollará las posibilidades de recurso
judicial;
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A.D.L. 629/2019

c) Las autoridades competentes cumplirán toda


decisión en que se haya estimado procedente el
recurso.

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Artículo 26 [Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos].
Todas las personas son iguales ante la ley y tienen
derecho sin discriminación a igual protección de la ley. A
este respecto, la ley prohibirá toda discriminación y
garantizará a todas las personas protección igual y
efectiva contra cualquier discriminación por motivos de
raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o
de cualquier índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
Artículo 2 numeral 2 [Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales]…
…2. Los Estados Partes en el presente Pacto se
comprometen a garantizar el ejercicio de los derechos
que en él se enuncian, sin discriminación alguna por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición social.
Artículo 1 [Convención Americana sobre
Derechos Humanos]. Obligación de Respetar los
Derechos
1. Los Estados Partes en esta Convención se
comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno
ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de
raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o
de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición social.
2. Para los efectos de esta Convención, persona es
todo ser humano.
Artículo 24 [Convención Americana sobre
Derechos Humanos]. Igualdad ante la Ley
Todas las personas son iguales ante la ley. En
consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a
igual protección de la ley".
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Además, la argumentación esencial de la quejosa


gira en torno al derecho a la igualdad y a la no

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discriminación, con motivo del diverso porcentaje de
pensión que le corresponde por ascendencia (veinte por
ciento) en comparación con el que prevé la Ley del
Seguro Social abrogada para la pensión de viudez, lo
cual considera violatorio de los preceptos
constitucionales y convencionales aludidos que
efectivamente se refieren en términos generales al
derecho indicado.
Ahora bien, los preceptos de la Ley del Seguro
Social, que prevén el porcentaje para las pensiones de
viudez y ascendencia, son los siguientes:
"Artículo 153. La pensión de viudez será igual al
noventa por ciento de la pensión de invalidez, de vejez
o de cesantía en edad avanzada, que el pensionado
fallecido disfrutaba; o de la que hubiere correspondido al
asegurado en caso de invalidez.
Artículo 159. Si no existieren viuda, huérfanos ni
concubina con derecho a pensión, ésta se otorgara a
cada uno de los ascendientes que dependían
económicamente del asegurado o pensionado fallecido,
por una cantidad igual al veinte por ciento de la
pensión que el asegurado tuviese gozando al fallecer, o
que le hubiere correspondido suponiendo realizado el
estado de invalidez”.
Como se ve, es cierto que en uno y otro caso el
legislador ordinario previó un porcentaje distinto de
pensión, lo cual, según se precisó, la quejosa considera
violatorio del derecho a la igualdad y no discriminación,
sobre los cuales es preciso señalar que la Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, emitió el
criterio consistente en que la ley no debe establecer ni
permitir distinciones entre los derechos de las personas
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A.D.L. 629/2019

con base en su nacionalidad, raza, sexo, religión o


cualquier otra condición o circunstancia personal o

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social es consecuencia de que todas las personas son
iguales.
Esto es, la noción de igualdad deriva directamente
de la unidad de naturaleza del género humano y es
inseparable de la dignidad de la persona, frente a la cual
es incompatible toda situación que, por considerar
superior a un determinado grupo, conduzca a tratarlo con
privilegio o que, a la inversa, por considerarlo inferior, lo
trate con hostilidad o de cualquier forma lo discrimine del
goce de derechos que se reconocen a quienes no se
consideran en tal situación de inferioridad.
De acuerdo a ello, precisó la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, no es admisible
crear diferencias de trato entre seres humanos que no
correspondan con su única e idéntica naturaleza.
Y agregó que como la igualdad y la no
discriminación se desprenden de la idea de unidad de
dignidad y naturaleza de la persona, no todo tratamiento
jurídico diferente es discriminatorio, porque no toda
distinción de trato puede considerarse ofensiva, por sí
misma, de la dignidad humana.
Esto se contiene en la tesis número 1a. CXLV/2012
(10a.), publicada en la página 487 del libro XI, tomo 1,
agosto de dos mil doce, Décima Época del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice:
"IGUALDAD ANTE LA LEY Y NO
DISCRIMINACIÓN. SU CONNOTACIÓN JURÍDICA
NACIONAL E INTERNACIONAL. Si bien es cierto que
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A.D.L. 629/2019

estos conceptos están estrechamente vinculados,


también lo es que no son idénticos aunque sí
complementarios. La idea de que la ley no debe

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establecer ni permitir distinciones entre los derechos de
las personas con base en su nacionalidad, raza, sexo,
religión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social es consecuencia de que todas las
personas son iguales; es decir, la noción de igualdad
deriva directamente de la unidad de naturaleza del
género humano y es inseparable de la dignidad de la
persona, frente a la cual es incompatible toda situación
que, por considerar superior a un determinado grupo,
conduzca a tratarlo con privilegio o que, a la inversa, por
considerarlo inferior, lo trate con hostilidad o de
cualquier forma lo discrimine del goce de derechos que
se reconocen a quienes no se consideran en tal
situación de inferioridad. Así pues, no es admisible crear
diferencias de trato entre seres humanos que no
correspondan con su única e idéntica naturaleza; sin
embargo, como la igualdad y la no discriminación se
desprenden de la idea de unidad de dignidad y
naturaleza de la persona, no todo tratamiento jurídico
diferente es discriminatorio, porque no toda distinción de
trato puede considerarse ofensiva, por sí misma, de la
dignidad humana. Por tanto, la igualdad prevista por el
artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y en diversos instrumentos
internacionales en materia de derechos humanos, más
que un concepto de identidad ordena al legislador no
introducir distinciones entre ambos géneros y, si lo
hace, éstas deben ser razonables y justificables".
De igual manera, la propia Primera Sala consideró
en una tesis diversa que tanto la Constitución como los
tratados internacionales en materia de derechos
humanos suscritos por el Estado Mexicano, prevén la
posibilidad de otorgar un trato desigual a quienes no se
encuentran en una paridad frente a los otros sujetos, si
dicho trato implica una distinción justificada; pero si, por
el contrario, la medida adoptada carece de
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A.D.L. 629/2019

razonabilidad, entonces será excluyente y, por ende,


discriminatoria.

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Ese criterio se contiene en la tesis número 1a.
CCCLXXXIV/2014 (10a.), visible en la página 720 del
libro 12, tomo I, noviembre de 2014, Décima Época de
la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, que
dice:
"IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN. NOTAS
RELEVANTES QUE EL OPERADOR DE LA NORMA
DEBE CONSIDERAR AL EXAMINAR LA
CONSTITUCIONALIDAD DE UNA MEDIDA A LA LUZ
DE DICHOS PRINCIPIOS, FRENTE A LAS LLAMADAS
"CATEGORÍAS SOSPECHOSAS", A FIN DE NO
PROVOCAR UN TRATO DIFERENCIADO O UNA
DISCRIMINACIÓN INSTITUCIONAL. Esta Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
establecido que las distinciones basadas en alguno de los
criterios enunciados en el último párrafo del artículo 1o.
constitucional, también conocidas como "categorías
sospechosas" (el origen étnico o nacional, el género, la
edad, las discapacidades, la condición social, las
condiciones de salud, la religión, las opiniones, las
preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que
atente contra la dignidad humana y tenga por objeto
anular o menoscabar los derechos y libertades de las
personas), requieren que el operador de la norma realice
un escrutinio estricto de la medida para examinar su
constitucionalidad a la luz del principio de igualdad. Al
respecto, es de señalar que tanto la Constitución como
los tratados internacionales en materia de derechos
humanos suscritos por el Estado Mexicano, prevén la
posibilidad de otorgar un trato desigual a quienes no se
encuentran en una paridad frente a los otros sujetos, si
dicho trato implica una distinción justificada; pero si, por el
contrario, la medida adoptada carece de razonabilidad,
entonces será excluyente y, por ende, discriminatoria.
Esto es, si bien la igualdad de trato implica la eliminación
de distinciones o exclusiones arbitrarias prohibidas por la
Constitución, lo cierto es que determinadas distinciones
pueden ser favorecedoras y encontrarse justificadas,
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A.D.L. 629/2019

como ocurre con las acciones positivas, que buscan dar


preferencia a sectores históricamente marginados y
vulnerables para compensar las desventajas que sufren.

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De ahí que la interpretación directa del artículo 1o.
constitucional, en torno al principio de igualdad, no sólo
requiere una interpretación literal y extensiva, sino que,
ante su lectura residual a partir del principio pro persona,
como aquella interpretación que sea más favorable a la
persona en su protección, subyace como elemento de
aquél, el de apreciación del operador cuando el sujeto
implicado forma parte de una categoría sospechosa, para
precisamente hacer operativa y funcional la protección al
sujeto desfavorecido con un trato diferenciado; de lo
contrario, esto es, partir de una lectura neutra ante
supuestos que implican una condición relevante, como la
presencia de categorías sospechosas, constituiría un
vaciamiento de tal protección, provocando incluso un trato
discriminatorio institucional, producto de una inexacta
aplicación de la ley".
Ahora bien, como se precisó, son
sustancialmente fundados los conceptos de violación
a través de los cuales la parte quejosa sostiene que el
artículo 159 de la Ley del Seguro Social publicada en el
Diario Oficial de la Federación el doce de marzo de mil
novecientos setenta y tres, específicamente en cuanto
fija un porcentaje diversos para la pensión por viudez
(90% –noventa por ciento–), es violatorio del derecho de
igualdad previsto en los artículos 1 constitucional y los
que cita de las convenciones internacionales.
Para evidenciarlo es preciso reiterar que el artículo
1 Constitucional, desarrolla el principio de igualdad, que
se traduce en el derecho de todos los gobernados de
recibir el mismo trato que aquéllos que se encuentran
en una situación de hecho igual o similar; empero, no
proscribe toda desigualdad de trato, sino sólo cuando
produce distinción entre situaciones objetivas y de
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A.D.L. 629/2019

hecho iguales o asimilables, sin que exista para ello una


justificación razonable y objetiva, por lo que a iguales o

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asimilables supuestos de hecho corresponden las
mismas situaciones y/o consecuencias jurídicas, pues
en este sentido el legislador no tiene prohibición para
establecer en la ley una desigualdad de trato, salvo que
ésta resulte artificiosa o injustificada.
Es de indicarse que, para el control de la
constitucionalidad al tenor del derecho de igualdad,
conviene observar los criterios orientadores siguientes:
A. Debe advertirse si existe una situación
comparable y, con base en ésta, establecer si los
sujetos se encuentran o no en una situación de igualdad
respecto de otros individuos sujetos a diverso régimen y
si el trato que se les da, con base en el propio término
de comparación, es diferente.
B. Advertida la situación de igualdad y la diferencia
de trato, debe determinarse si la diferenciación persigue
una finalidad constitucionalmente válida; si es adecuada
para el logro de ese fin legítimo buscado; y si resulta
proporcional, es decir, si guarda una relación razonable
con el fin que se procura alcanzar.
Así lo ha establecido esta Segunda Sala en la
siguiente jurisprudencia 42/2010, consultable en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XXXI, abril de dos mil diez,
página cuatrocientos veintisiete, que dice:
“IGUALDAD. CRITERIOS QUE DEBEN
OBSERVARSE EN EL CONTROL DE LA
CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS QUE SE
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A.D.L. 629/2019

ESTIMAN VIOLATORIAS DE DICHA GARANTÍA. La


igualdad normativa presupone necesariamente una
comparación entre dos o más regímenes jurídicos, ya

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que un régimen jurídico no es discriminatorio en sí
mismo, sino únicamente en relación con otro. Por ello, el
control de la constitucionalidad de normas que se
estiman violatorias de la garantía de igualdad no se
reduce a un juicio abstracto de adecuación entre la
norma impugnada y el precepto constitucional que sirve
de parámetro, sino que incluye otro régimen jurídico que
funciona como punto de referencia a la luz de un
término de comparación relevante para el caso
concreto. Por tanto, el primer criterio para analizar una
norma a la luz de la garantía de igualdad consiste en
elegir el término de comparación apropiado, que permita
comparar a los sujetos desde un determinado punto de
vista y, con base en éste, establecer si se encuentran o
no en una situación de igualdad respecto de otros
individuos sujetos a diverso régimen y si el trato que se
les da, con base en el propio término de comparación,
es diferente. En caso de que los sujetos comparados no
sean iguales o no sean tratados de manera desigual, no
habrá violación a la garantía individual. Así, una vez
establecida la situación de igualdad y la diferencia de
trato, debe determinarse si la diferenciación persigue
una finalidad constitucionalmente válida. Al respecto,
debe considerarse que la posición constitucional del
legislador no exige que toda diferenciación normativa
esté amparada en permisos de diferenciación derivados
del propio texto constitucional, sino que es suficiente
que la finalidad perseguida sea constitucionalmente
aceptable, salvo que se trate de una de las
prohibiciones específicas de discriminación contenidas
en el artículo 1o., primer y tercer párrafos, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
pues respecto de éstas no basta que el fin buscado sea
constitucionalmente aceptable, sino que es imperativo.
La siguiente exigencia de la garantía de igualdad es que
la diferenciación cuestionada sea adecuada para el
logro del fin legítimo buscado; es decir, que la medida
sea capaz de causar su objetivo, bastando para ello una
aptitud o posibilidad de cumplimiento, sin que sea
exigible que los medios se adecuen estrechamente o
estén diseñados exactamente para lograr el fin en
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A.D.L. 629/2019

comento. En este sentido, no se cumplirá el requisito de


adecuación cuando la medida legislativa no contribuya a
la obtención de su fin inmediato. Tratándose de las

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prohibiciones concretas de discriminación, en
cambio, será necesario analizar con mayor
intensidad la adecuación, siendo obligado que la
medida esté directamente conectada con el fin
perseguido. Finalmente, debe determinarse si la
medida legislativa de que se trate resulta proporcional,
es decir, si guarda una relación razonable con el fin que
se procura alcanzar, lo que supone una ponderación
entre sus ventajas y desventajas, a efecto de comprobar
que los perjuicios ocasionados por el trato diferenciado
no sean desproporcionados con respecto a los objetivos
perseguidos. De ahí que el juicio de proporcionalidad
exija comprobar si el trato desigual resulta tolerable,
teniendo en cuenta la importancia del fin perseguido, en
el entendido de que mientras más alta sea la jerarquía
del interés tutelado, mayor puede ser la diferencia”.
Ahora, para abordar el estudio de la norma general
reclamada, debe atenderse al artículo 123, apartado A,
fracción XXIX, de la Constitución Federal que dispone:
“Artículo 123. Toda persona tiene derecho al
trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se
promoverán la creación de empleos y la organización
social de trabajo, conforme a la ley.
El Congreso de la Unión, sin contravenir a las
bases siguientes deberá expedir leyes sobre el trabajo,
las cuales regirán:
A. Entre los obreros, jornaleros, empleados
domésticos, artesanos y de una manera general, todo
contrato de trabajo: (…)
XXIX. Es de utilidad pública la Ley del Seguro
Social, y ella comprenderá seguros de invalidez, de
vejez, de vida, de cesación involuntaria del trabajo, de
enfermedades y accidentes, de servicios de guardería y
cualquier otro encaminado a la protección y bienestar de
los trabajadores, campesinos, no asalariados y otros
sectores sociales y sus familiares.”.
La disposición reproducida considera como
derecho fundamental de los trabajadores protegerlos
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A.D.L. 629/2019

ante la contingencia de su muerte, lo que


necesariamente implica la protección de su familia en

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caso de fallecimiento, de lo que deriva tanto la pensión
de viudez, la de orfandad como la de ascendencia,
previstas expresamente en la ley aplicable; adquiriendo
relevancia que ésta no es una concesión gratuita o
generosa, sino que ese derecho se va gestando durante
la vida del trabajador con las aportaciones que hace por
determinado número de años de trabajo productivo con
la finalidad de garantizar, aunque sea en una parte, la
subsistencia de los beneficiarios del trabajador después
de acaecida su muerte, entre los cuales se encuentra el
cónyuge o concubino que le sobreviva, así como los
hijos y los ascendientes en determinados casos.
Y, en ese tenor, la seguridad social para los
trabajadores, como derecho social constitucionalmente
reconocido, abarca no sólo a los asegurados, sino
también está dirigida a sus familiares, por lo que a éstos
tampoco se les puede reducir o restringir la prerrogativa
de referencia.
Cabe precisar que ese derecho de seguridad social
se encuentra reconocido también por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y su Protocolo
Adicional en Materia de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales, según se aprecia de lo siguiente:
Declaración Universal de los Derechos
Humanos:
“Artículo 25. 1. Toda persona tiene derecho a un
nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su
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A.D.L. 629/2019

familia, la salud y el bienestar, y en especial la


alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia
médica y los servicios sociales necesarios; tiene

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asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo,
enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de
pérdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a
cuidados y asistencia especiales. Todos los niños,
nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen
derecho a igual protección social”.
Convención Americana sobre Derechos
Humanos y su Protocolo Adicional en Materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
“Protocolo de San Salvador”:
“Artículo 9. Derecho a la seguridad social.
1. Toda persona tiene derecho a la seguridad
social que la proteja contra las consecuencias de la
vejez y de la incapacidad que la imposibilite física o
mentalmente para obtener los medios para llevar una
vida digna y decorosa. En caso de muerte del
beneficiario, las prestaciones de seguridad social serán
aplicadas a sus dependientes.
2. Cuando se trate de personas que se encuentran
trabajando, el derecho a la seguridad social cubrirá al
menos la atención médica y el subsidio o jubilación en
casos de accidentes de trabajo o de enfermedad
profesional y, cuando se trate de mujeres, licencia
retribuida por maternidad antes y después del parto”.
Es en este escenario que la Ley del Seguro Social
publicada en el Diario Oficial de la Federación el doce
de marzo de mil novecientos setenta y tres, en su
capítulo V, Sección Quinta, “Del Seguro por muerte”,
regula la contingencia del deceso del trabajador
asegurado, conforme a las normas siguientes:
“Artículo 149. Cuando ocurra la muerte del
asegurado o del pensionado por invalidez, vejez o
cesantía en edad avanzada, el Instituto otorgará a sus
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A.D.L. 629/2019

beneficiarios, conforme a lo dispuesto en el presente


capítulo, las siguientes prestaciones:
I. Pensión de viudez;

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II. Pensión de orfandad;
III. Pensión a ascendientes;
IV. Ayuda asistencial a la pensionada por viudez,
en los casos en que lo requiera, de acuerdo con el
dictamen médico que al efecto se formule; y
V. Asistencia médica, en los términos del capítulo
IV de este título”.
“Artículo 150. Son requisitos para que se otorguen
a los beneficiarios las prestaciones contenidas en el
artículo anterior, los siguientes:
I. Que el asegurado al fallecer hubiese tenido
reconocido el pago al Instituto de un mínimo de ciento
cincuenta cotizaciones semanales, o bien que se
encontrare disfrutando de una pensión de invalidez,
vejez o cesantía en edad avanzada; y
II. Que la muerte del asegurado o pensionado no
se deba a un riesgo de trabajo”.
“Artículo 152. Tendrá derecho a la pensión de
viudez la que fue esposa del asegurado o del
pensionado.
A falta de esposa, tendrá derecho a recibir la
pensión, la mujer con quien el asegurado o pensionado
vivió como si fuera su marido, durante los cinco años
que precedieron inmediatamente a la muerte de aquél, o
con la que hubiera tenido hijos, siempre que ambos
hayan permanecido libres de matrimonio durante el
concubinato. Si al morir el asegurado o pensionado
tenía varias concubinas, ninguna de ellas tendrá
derecho a recibir la pensión.
La misma pensión le corresponderá al viudo que
estuviese totalmente incapacitado y que hubiese
dependido económicamente de la trabajadora
asegurada o pensionada fallecida”.
“Artículo 153. La pensión de viudez será igual
al noventa por ciento de la pensión de invalidez, de
vejez o de cesantía en edad avanzada, que el
pensionado fallecido disfrutaba; o de la que hubiere
correspondido al asegurado en el caso de invalidez.
“Artículo 155. El derecho al goce de la pensión
de viudez comenzará desde el día del fallecimiento
del asegurado o pensionado y cesará con la muerte
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A.D.L. 629/2019

del beneficiario, o cuando la viuda o concubina


contrajeren matrimonio o entraren en concubinato.
La viuda o concubina pensionada que contraiga

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matrimonio, recibirá una suma global equivalente a tres
anualidades de la cuantía de la pensión que disfrutaba”.
“Artículo 156. Tendrán derecho a recibir la pensión
de orfandad cada uno de los hijos menores de dieciséis
años, cuando mueran el padre o la madre, si éstos
disfrutaban de pensión de invalidez, de vejez o de
cesantía en edad avanzada, o al fallecer como
asegurados tuviesen acreditado el pago al Instituto de
un mínimo de ciento cincuenta cotizaciones semanales.
El instituto prorrogará la pensión de orfandad,
después de alcanzar el huérfano la edad de dieciséis
años y hasta la edad de veinticinco sí se encuentra
estudiando en planteles del sistema educativo nacional,
tomando en consideración las condiciones económicas,
familiares y personales del beneficiario, siempre que no
sea sujeto del régimen obligatorio del Seguro Social.
Si el hijo mayor de dieciséis años no puede
mantenerse por su propio trabajo, debido a una
enfermedad crónica, defecto físico o psíquico tendrá
derecho a seguir recibiendo la pensión de orfandad, en
tanto no desaparezca la incapacidad que padece.
El instituto concederá en los términos de este
artículo, la pensión de orfandad a los huérfanos
mayores de 16 años, si cumplen con las condiciones
mencionadas”.
“Artículo 157. La pensión del huérfano de padre o
madre será igual al veinte por ciento de la pensión de
invalidez, de vejez o de cesantía en edad avanzada que
el asegurado estuviese gozando al fallecer, o de la que
le hubiere correspondido suponiendo realizado el estado
de invalidez. Si el huérfano lo fuere de padre y de
madre, se le otorgará en las mismas condiciones una
pensión igual al treinta por ciento.
Si al iniciarse la pensión de orfandad el huérfano lo
fuere de padre o madre y posteriormente falleciera el
otro progenitor, la pensión de orfandad se aumentará
del veinte al treinta por ciento, a partir de la fecha de la
muerte del ascendiente”.
“Artículo 158. El derecho al goce de la pensión de
orfandad comenzará desde el día del fallecimiento del
asegurado o pensionado y cesará con la muerte del
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beneficiario, o cuando éste haya alcanzado los dieciséis


años de edad, o una edad mayor, de acuerdo con las
disposiciones de los dos artículos anteriores.

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Con la última mensualidad se otorgará al huérfano
un pago finiquito equivalente a tres mensualidades de
su pensión”.
Artículo 159. Si no existieren viuda, huérfanos ni
concubina con derecho a pensión, ésta se otorgará a
cada uno de los ascendientes que dependían
económicamente del asegurado o pensionado fallecido,
por una cantidad igual al veinte por ciento de la pensión
que el asegurado estuviese gozando al fallecer, o de la
que le hubiere correspondido suponiendo realizado el
estado de invalidez”.
De las normas reproducidas se advierte que la
muerte de un trabajador por causas ajenas al trabajo,
origina el otorgamiento de las pensiones de viudez, de
orfandad y, en su caso, de ascendencia, reconociendo
como sus beneficiarios, en lo que aquí interesa, al
cónyuge o concubino supérstite, así como a los hijos
menores de dieciséis años, a los mayores de esa edad
y hasta los veinticinco años cuando se encuentren
estudiando en planteles del sistema educativo nacional,
o a los que no puedan mantenerse por su propio trabajo
debido a una enfermedad crónica, defecto físico o
psíquico.
Al respecto, el artículo 153 del ordenamiento en
comento establece que la pensión de viudez será igual
al 90% (noventa por ciento) de la pensión de invalidez,
de vejez, de cesantía en edad avanzada que el
pensionado fallecido disfrutaba o, en su defecto, de la
que hubiere correspondido al asegurado en caso de
invalidez; mientras que el artículo 157 de la misma ley
señala que la pensión del huérfano de padre o madre
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será igual al 20% (veinte por ciento) de la pensión de


invalidez, de vejez, de cesantía en edad avanzada que

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el pensionado fallecido disfrutaba o, en su defecto, de la
que hubiere correspondido al asegurado en caso de
invalidez, y la del huérfano de padre y madre equivaldrá
al 30% (treinta por ciento de esa base), mientras que los
ascendientes tendrán derecho sólo a un 20%.
Cabe precisar que las pensiones de viudez y
orfandad no se excluyen entre sí, sino que deben
coexistir aun cuando la suma de los porcentajes se
aprecie superior del 100% (cien por ciento), dado que,
conforme al artículo 170, primer párrafo, de la propia
Ley del Seguro Social1, si el total de las pensiones
atribuidas a la viuda, o a la concubina y a los huérfanos
de un asegurado fallecido, excediera del monto de la
pensión de invalidez, de vejez o de cesantía en edad
avanzada que disfrutaba el asegurado, o de la que le
hubiere correspondido en el caso de invalidez, debe
reducirse proporcionalmente cada una de esas
pensiones, con la finalidad de que no rebasen el 100%
(cien por ciento) puntualizado.
En cambio, tratándose de la pensión por
ascendientes, se excluye si existe alguna o las dos
anteriores (viudez y orfandad)
Además, adquiere relevancia la diferencia de
porcentaje que corresponde a cada tipo de pensión
sobre la base del beneficio (pensión de invalidez, de
1 “Artículo 170. El total de las pensiones atribuidas a la viuda, o a la concubina y a los huérfanos de

un asegurado fallecido, no deberá exceder del monto de la pensión de invalidez, de vejez o de cesantía en
edad avanzada que disfrutaba el asegurado, o de la que le hubiere correspondido en el caso de invalidez.
Si ese total excediera, se reducirán proporcionalmente cada una de las pensiones.
Cuando se extinga el derecho de alguno de los pensionados se hará nueva distribución de las
pensiones que quedan vigentes, entre los restantes, sin que se rebasen las cuotas parciales ni el monto total de
dichas pensiones”.
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vejez, de cesantía en edad avanzada que el pensionado


fallecido disfrutaba o, en su defecto, de la que hubiere

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correspondido al asegurado en caso de invalidez), dado
que es a partir de esa circunstancia normativa que la
parte quejosa, ahora recurrente, aduce que el legislador
establece dos situaciones a las que, aun siendo
asimilables, otorga un trato diferenciado que resulta
violatorio del derecho de igualdad: una, en relación con
el beneficiario de la pensión de viudez y, otra, en
relación con el beneficiario de la pensión de
ascendencia.
En efecto, el legislador distingue y regula dos
situaciones a las que otorga un trato diverso, porque,
como se ha apuntado, a la pensión de viudez le otorga un
90% (noventa por ciento), mientras que a la de
ascendencia un 20% (veinte por ciento); lo que basta para
que, dado el planteamiento de inconstitucionalidad en
relación con el derecho de igualdad, pueda realizarse una
comparación con base en los criterios a que se refiere la
jurisprudencia 42/2010 cuyos datos de publicación y texto
han sido referidos en párrafos precedentes bajo el rubro:
“IGUALDAD. CRITERIOS QUE DEBEN OBSERVARSE
EN EL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE
NORMAS QUE SE ESTIMAN VIOLATORIAS DE DICHA
GARANTÍA”, a saber:
Determinar:
(1) Si existen dos categorías o regímenes de
gobernados;
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(2) Si éstos se encuentran en una situación


idéntica o asimilable, pues sólo así podría estimarse, en

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principio, una obligación de darles el mismo tratamiento
o, en su defecto;
(3) Que la distinción de trato obedezca a una
finalidad objetiva y constitucionalmente válida,
(4) Aunado que se trate de un medio apto para
alcanzar el fin perseguido;
(5) Sin que se produzca una afectación desmedida
o desproporcionada.
Respecto del punto (1) si existen dos categorías
o regímenes de particulares, es de insistirse en que sí
se aprecia una diferencia de trato entre dos situaciones,
es decir, las normas combatidas sí crean dos grupos a
los que trata de manera disímil, dado que establecen
que la pensión de viudez equivale al 90% (noventa por
ciento) de la pensión de invalidez, de vejez, de cesantía
en edad avanzada que el pensionado fallecido
disfrutaba o, en su defecto, de la que hubiere
correspondido al asegurado en caso de invalidez;
mientras la pensión de los ascendientes será igual al
20% (veinte por ciento) –de la pensión de invalidez, de
vejez, de cesantía en edad avanzada que el pensionado
fallecido disfrutaba o, en su defecto, de la que hubiere
correspondido al asegurado en caso de invalidez.
Asimismo, por lo que hace a si estas personas (2)
se encuentran en una situación idéntica o
asimilable, se sostiene que sí se trata de sujetos
comparables, pues tanto unos como otros son
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beneficiarios del seguro de vida a que se refiere el


artículo 123, apartado A, fracción XXIX, de la

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Constitución Federal.
Ciertamente, como se ha expuesto, la indicada
disposición constitucional considera como derecho
fundamental de los trabajadores protegerlos ante la
contingencia de su muerte, lo que necesariamente
implica la protección de su familia en caso de
fallecimiento, con la finalidad de garantizar, aunque sea
en una parte, la subsistencia de los beneficiarios del
asegurado después de acaecida su muerte, entre los
cuales se encuentra el cónyuge o concubino que le
sobreviva, así como sus ascendientes, cuando
dependan económicamente del asegurado, pues de otro
modo estos no habrían sido incluidos en el ámbito de
protección correspondiente.
Y es en este escenario que surgen ambas
pensiones, es decir, la de viudez y la de ascendencia: la
primera con el objetivo de subvencionar al viudo o viuda
del extinto trabajador o trabajadora, y la segunda que
tiende a solventar las necesidades de los ascendientes
que dependían económicamente del de cujus.
Empero, si bien las categorías creadas por las
normas combatidas no se encuentran en idénticas
situaciones –pues una se refiere a la calidad del
cónyuge o concubino supérstite y la otra a los
ascendientes que sobreviven a un trabajador
asegurado, lo cierto es que sus circunstancias son
asimilables para efectos del monto de la pensión
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A.D.L. 629/2019

derivada del seguro de vida, porque ambas están


dirigidas a lograr o contribuir a la manutención de los

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familiares más próximos del asegurado ante su deceso.
Ciertamente, tanto la pensión de viudez como la
pensión de ascendencia están reconocidas y reguladas
en el apartado “Del seguro de muerte” de la abrogada
Ley del Seguro Social, ambas tienen como destinatarios
a los familiares directos del trabajador asegurado,
ambas se rigen por los mismos requisitos de
otorgamiento, a saber, que el asegurado al fallecer
hubiese tenido un mínimo de ciento cincuenta
cotizaciones semanales, o bien que se encontrare
disfrutando de una pensión de invalidez, vejez o
cesantía en edad avanzada; y que su muerte no se
deba a un riesgo de trabajo.
Por tanto, los dos tipos de pensiones se
encuentran confeccionadas al amparo de los principios
de previsión social para el caso de que al ocurrir la
muerte del trabajador sus familiares no queden
desamparados, lo que pone de manifiesto que los
sujetos que se ubican en una y otra se encuentran en la
misma condición de seguridad social y, en ese tenor, se
trata de grupos asimilables y, por ende, comparables.
Sobre todo porque las pensiones aludidas protegen a
los familiares más cercanos del indicado trabajador que,
de existir, necesariamente deben ser otorgadas, con la
sola diferencia de que en cuanto a la de ascendientes,
está condicionado su otorgamiento a que no existan
huérfanos o viudo con derecho a pensión.
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A.D.L. 629/2019

Ahora, para poder determinar (3) si la distinción


legislativa persigue una finalidad

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constitucionalmente válida, debe tenerse en cuenta
que el origen de las pensiones en estudio se encuentra
en dos tipos de relaciones: por una parte, el matrimonio
o concubinato y, por otra, la relación filial de
ascendencia con el añadido de la dependencia
económica del padre o la madre respecto del asegurado
fallecido.
En efecto, el matrimonio o concubinato constituyen
dos tipos de uniones jurídicas que tienen como finalidad
la creación de una familia, en la medida en que el
concubinato es la unión de hecho entre dos personas
que voluntariamente deciden tener una vida en común y
cuya unión fáctica, una vez cumplidos ciertos requisitos
como no estar casados entre ellos o con otras personas,
acreditar haber cohabitado por cierto tiempo, y/o tener
hijos en común, tiene ciertas consecuencias jurídicas,
en aras de proteger a los concubinos -durante y
terminado el concubinato- y a su familia; mientras que el
matrimonio constituye un acto jurídico que debe ser
sancionado por el Estado por virtud de la manifestación
expresa de la voluntad de las partes de sujetarse al
cúmulo de obligaciones y derechos que la ley atribuye a
dicha institución.
Por su parte, las relaciones paterno-materno-filiales
derivan de una connotación de parentesco, por virtud
del cual existe un vínculo entre personas proveniente de
la procreación o adopción, que atribuyen la calidad de
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A.D.L. 629/2019

padre o madre e hijo, respectivamente, y de la que,


desde luego, surgen obligaciones y derechos

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jurídicamente reconocidos y regulados.
Sin embargo, como se ha expuesto, el artículo 123,
apartado A, fracción XXIX, de la Constitución Federal
establece de manera genérica el seguro de vida
encaminado a la protección de los familiares del
trabajador ante la contingencia de su muerte; por lo que
este rubro de la seguridad social para los trabajadores,
como derecho reconocido por la Ley Suprema, abarca a
sus familiares, especialmente a los directos y más
cercanos, respecto de los cuales el texto constitucional
no permite una reducción o restricción de la prerrogativa
de referencia, que provoque la justificación
constitucional de un trato distinto a los ascendientes que
dependían del trabajador fallecido en relación con el
cónyuge o concubino supérstite, sobre todo en cuanto al
monto de la manutención.
En efecto, es de considerarse que en la época de
origen de las normas reclamadas (publicadas en el
Diario Oficial de la Federación el doce de marzo de mil
novecientos setenta y tres), la diferencia de trato que
reciben la pensión de viudez y a la pensión de
ascendencia en cuanto al porcentaje que a cada una de
ellas corresponde (a la primera el 90% –noventa por
ciento– y a la segunda el 20% –veinte por ciento–, pudo
haber sido razonable, en la medida en que la norma se
construyó bajo un contexto social en el que se presumía
que la unión de una pareja (matrimonio y/o
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A.D.L. 629/2019

concubinato), por regla general, permanecía


conformada a lo largo de la vida dando lugar a una

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concepción tradicional de familia –integrada por los
cónyuges o concubinos y los hijos haciendo una vida en
convivencia en el mismo hogar–; lo que podía justificar
que el cónyuge o concubino supérstite recibiera el
mayor porcentaje del seguro de vida, pues éste
aseguraba la subsistencia de los hijos al menos
mientras éstos mantuvieran la calidad de hijos de
familia.
No obstante, esta realidad social ha sido superada,
dado que ha mutado la concepción que se tenía de
familia, como lo reconoció el Tribunal Pleno en la tesis
XXI/2011, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XXXIV, agosto de dos
mil once, página ochocientos setenta y ocho, que dice:
“MATRIMONIO. LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA
DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS NO ALUDE
A DICHA INSTITUCIÓN CIVIL NI REFIERE UN TIPO
ESPECÍFICO DE FAMILIA, CON BASE EN EL CUAL
PUEDA AFIRMARSE QUE ÉSTA SE CONSTITUYE
EXCLUSIVAMENTE POR EL MATRIMONIO ENTRE
UN HOMBRE Y UNA MUJER. El artículo 4o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
contiene diversos aspectos, entre los que se encuentran
la igualdad ante la ley del hombre y la mujer; la
protección a la familia, correspondiendo a la ley
establecer lo relativo a su organización y desarrollo; y el
derecho de las personas a decidir el número y
espaciamiento de sus hijos, en forma libre, responsable
e informada; sin que tal protección constitucional aluda
ni defina a la institución civil del matrimonio, por lo que
deja esa atribución normativa al legislador ordinario.
Esto es, la Constitución Federal no se refiere o limita a
un tipo específico de familia como podría ser la nuclear -
conformada por padre, madre e hijos- con base en la
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A.D.L. 629/2019

cual se pudiera afirmar que ésta se constituye


exclusivamente por el matrimonio entre un hombre y
una mujer y, mucho menos, que sólo se proteja a la

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familia que surge de dicha institución, toda vez que en
un Estado democrático de derecho, en el que el respeto
a la pluralidad es parte de su esencia, debe entenderse
protegida constitucionalmente la familia como realidad
social, a efecto de cubrir todas sus formas y
manifestaciones en cuanto realidad existente,
alcanzando a dar cobertura a aquellas familias que se
constituyan con el matrimonio; con uniones de hecho;
con un padre o una madre e hijos; o bien, por cualquier
otra forma que denote un vínculo similar".
Y, en este tenor, la transformación de las
relaciones humanas ha llevado a situaciones no
tradicionales que, en el escenario que se analiza, ha
provocado que los beneficiarios de ambos seguros (de
viudez y de orfandad) no guarden entre sí relaciones
paterno-materno-filiales o, más aún, no desarrollen su
vida en el mismo hogar, por lo que no puede siquiera
presumirse una obligación o intención de manutención
que compensara la diferencia en la cuantía de la
pensión que se otorgue al cónyuge o concubino
supérstite, y a los ascendientes del fallecido.
Así, no se encuentra alguna finalidad objetiva y
constitucionalmente válida que permita al legislador
establecer un trato desigual entre cónyuge o concubino
supérstite, y los ascendientes que sobrevivan a un
trabajador, en lo relativo a su derecho a ser
beneficiarios del seguro de vida; sobre todo porque, se
insiste, se trata de familiares respecto de los cuales la
normatividad regula el mismo bien jurídico, esto es, el
derecho a un nivel de vida adecuado y a la
supervivencia, y persigue igual fin que es proteger a los
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A.D.L. 629/2019

familiares directos respecto de los que se presuma una


dependencia o solidaridad económica.

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Sin que la diferencia en el porcentaje de la pensión
pueda válidamente justificarse en la idea de que, al
tratarse de personas mayores, se encuentran en aptitud
de procurarse un ingreso para subsistir, pues
precisamente la ley exige la dependencia económica
respecto del trabajador fallecido.
Luego, se concluye que tanto el cónyuge o
concubino supérstite como los ascendientes que
sobrevivan a un trabajador asegurado, deben recibir los
mismos niveles de protección, por lo que el artículo 159
de la abrogada Ley del Seguro Social, al establecer una
diferencia de trato en cuanto al porcentaje que
corresponde recibir al beneficiario de la pensión por
ascendencia, respecto de lo que se recibe por pensión
de viudez, transgrede el derecho de igualdad previsto
en el artículo 1 de la Constitución Federal.
Empero, la norma reclamada, como se ha
demostrado, restringe el seguro de vida en favor de los
ascendientes, en la medida en que les otorga una tutela
inferior que al resto de los beneficiarios de ese seguro,
en concreto, al viudo o viuda; sobre todo si se atiende a
que la diferencia en el porcentaje es polarizada, en tanto
que les otorga el 20% (veinte por ciento), mientras que a
la pensión de viudez se destina un 90% (noventa por
ciento) de la base del cálculo.
En esa medida, es claro que el legislador no
priorizó el bienestar de los ascendientes y la
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A.D.L. 629/2019

satisfacción de sus necesidades (alimentación, salud,


educación y sano esparcimiento para su desarrollo

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integral) como criterios rectores en la elaboración de los
preceptos reclamados, menos aún si se considera que
sí previó como requisito para el otorgamiento de su
pensión, precisamente el hecho de que fueran
dependientes económicos del asegurado fallecido.
Por tanto, se concluye que el artículo 159 de la Ley
del Seguro Social publicada en el Diario Oficial de la
Federación el doce de marzo de mil novecientos setenta
y tres, específicamente en cuanto fija un porcentaje
diverso para la pensión por ascendencia (20%)
respecto de la pensión de viudez (90%), es violatorio del
derecho de igualdad tutelado por el artículo 1 y 4 de la
Constitución Federal.
En atención a lo hasta aquí expuesto, dada la
eficacia de los conceptos de violación analizados en
este considerando, procede conceder el amparo a la
quejosa, en la inteligencia de que cuando se declara
que es la exclusión prevista en una disposición lo que
genera la afectación de derechos fundamentales, es
evidente que la protección federal implica hacer
extensivo en favor de la parte quejosa el supuesto
normativo del que está excluido, con base en la tesis
LXXXIII/2008 de esta Segunda Sala, consultable en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XXVII, junio de dos mil ocho,
página cuatrocientos cuarenta y dos, que dice:
“IGUALDAD. LAS VIOLACIONES A LA
GARANTÍA RELATIVA SON REPARABLES
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A.D.L. 629/2019

MEDIANTE LA EQUIPARACIÓN DE LOS


SUPUESTOS DE HECHO COMPARADOS. Si bien las
violaciones a la garantía de igualdad no siempre pueden

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repararse mediante la mera declaración de nulidad del
acto inconstitucional, en todo caso sí es obligado
restablecer la igualdad mediante la equiparación de los
supuestos de hecho comparados, a fin de cumplir con el
deber de otorgar un trato jurídico homogéneo a
supuestos de hecho equivalentes, cuando su disparidad
no esté justificada. Esta posibilidad de restablecer la
igualdad no es un elemento externo al derecho, sino
que forma parte de su contenido y sin él carecería de
existencia. Así, a efecto de restituir al agraviado en el
pleno goce de la garantía individual violada, en términos
del artículo 80 de la Ley de Amparo, podrían suprimirse
las restricciones o exclusiones injustificadas de
regímenes jurídicos, a efecto de expulsar privilegios
injustificados o arbitrarios del ordenamiento, o anular las
excepciones a regímenes jurídicos generales, sin que
las dificultades técnicas que pudiera producir la
precisión del alcance del fallo anulatorio de la norma
legal -eventualmente discriminatorio- sean un
argumento aceptable, para excluir la declaración de
inconstitucionalidad por desigualdad”.
Y, en ese tenor, la declaración de
inconstitucionalidad del artículo 159 de la Ley del
Seguro Social publicada en el Diario Oficial de la
Federación el doce de marzo de mil novecientos setenta
y tres, al alcanzar al acto de aplicación que dio lugar al
presente juicio de amparo, vincula a la Junta
responsable a dejar sin efecto el laudo impugnado y a
dictar uno nuevo, en el que se haga extensivo a la
propia quejosa el trato que prevé el artículo 153 de
dicha ley, es decir, considere que la quejosa, en su
calidad de beneficiaria de la pensión por
ascendencia, tiene derecho a una cantidad igual al
90% (noventa por ciento) de la pensión de invalidez, de
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A.D.L. 629/2019

vejez, de cesantía en edad avanzada que la pensionada


fallecida disfrutaba o, en su defecto, de la que hubiere

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correspondido al asegurado en caso de invalidez.

Efectos del amparo:


Consecuentemente, procede conceder a la quejosa
el amparo que solicita para que la Junta responsable
realice lo siguiente:
1) Deje insubsistente el laudo reclamado.
2) Dicte uno nuevo en el que parta de la premisa de
que el artículo 159 de la Ley del Seguro Social abrogada
es inconstitucional, en cuanto prevé un porcentaje del
veinte por ciento de pensión a favor de los ascendientes,
y aplique para resolver el asunto el porcentaje del
noventa por ciento previsto para el caso de pensión de
viudez.
3) Hecho ello, resuelva el asunto conforme a
derecho considere procedente.

Requerimiento a la autoridad responsable.


Por consiguiente, en términos de lo dispuesto en los
artículos 192 y 258 de la Ley de Amparo, se ordena
requerir a la autoridad responsable, para que dentro del
término de diez días cumpla con esta sentencia, para lo
cual deberá remitir las constancias relativas, con el
apercibimiento de que si no lo hace se le aplicará una
multa de cien Unidades de Medida y Actualización diarias
y se proseguirá con el procedimiento que prevé el
numeral 193 del ordenamiento en cita.
- 61 -
A.D.L. 629/2019

Cabe señalar que aun cuando el artículo 192


establece un plazo de tres días para que la autoridad dé

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cumplimiento al fallo constitucional, en el caso, y con
fundamento en el numeral referido, este órgano colegiado
amplía dicho término a diez días debido a la complejidad
del asunto, pues la responsable deberá dictar un nuevo
laudo atendiendo los lineamientos de esta ejecutoria.
Ilustra lo expuesto, la tesis aislada número 2ª.
CIV/2013, aprobada por la Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, contenida en la página 644
del libro XXVI, mes de noviembre de dos mil trece,
materia común, Décima Época del Semanario Judicial de
la Federación, que dice:
“CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE AMPARO
DIRECTO. LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO ESTÁN FACULTADOS PARA AMPLIAR EL
PLAZO OTORGADO PARA ELLO (LEGISLACIÓN
VIGENTE A PARTIR DEL 3 DE ABRIL DE 2013).-
Tratándose del juicio de amparo indirecto, para garantizar
que las autoridades responsables tengan el tiempo
suficiente para analizar y materializar debidamente los
alcances de las sentencias concesorias, esto es, sin
excesos ni defectos, el artículo 193, párrafo tercero, de la
Ley de Amparo, vigente a partir del 3 de abril de 2013,
instituye una atribución para aquellos casos en los que las
autoridades demuestren que la ejecutoria está en vías de
cumplimiento, o bien, justifiquen la causa del retraso,
supuestos en los cuales podrá ampliarse cualquiera de
los plazos inicialmente otorgados por una sola vez. Ahora,
si bien dicha disposición está dirigida a normar la
actuación de los Jueces de Distrito y de los Tribunales
Unitarios de Circuito, nada impide que los Tribunales
Colegiados de Circuito, con la misma finalidad de
asegurar un cumplimiento efectivo de sus sentencias,
también gocen de la facultad para prorrogar
discrecionalmente los plazos que inicialmente hubiesen
otorgado para ello, sobre todo porque es un hecho notorio
- 62 -
A.D.L. 629/2019

la frecuencia con la que se dictan ejecutorias en los


juicios de amparo directo en las que la variedad y
complejidad de las pretensiones planteadas en el juicio

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natural exigen de los tribunales comunes un análisis de
fondo sumamente acucioso, cuyo tiempo de estudio
difícilmente puede programarse a priori, sin el riesgo de
incurrir en una previsión insuficiente para acatar con
exhaustividad y profesionalismo la protección
constitucional obtenida, ya que la premura con la que
éstos deben actuar tampoco puede ni debe restar calidad
al cumplimiento. Menos aún resulta factible prever con
precisión el tiempo en que podría llevarse a cabo la
reparación integral de las diversas violaciones procesales
que, en muchos casos, son la fuente de la concesión del
amparo, pues algunas de ellas se realizan en más de una
sola diligencia, y tratándose de la restitución en el goce
de la oportunidad defensiva, habitualmente se requiere de
fases de preparación y desahogo de pruebas, que suelen
enfrentar vicisitudes procesales imprevistas que retrasan
en forma justificada el procedimiento. En consecuencia,
con el fin de robustecer no sólo el oportuno cumplimiento
de las sentencias estimatorias, sino también su
observancia puntual en forma reflexiva y, en su caso,
procesalmente completa y satisfactoria de los intereses
de las partes, debe admitirse la posibilidad de que los
Tribunales Colegiados de Circuito ejerzan la misma
atribución para extender con prudencia el plazo del
cumplimiento conforme lo exijan las circunstancias
propias de cada asunto, y en correspondencia a esa
discrecionalidad, dar respuesta fundada y motivada a las
peticiones que en tal sentido les formulen las autoridades
responsables, antes de declarar que han incurrido en
desacato”.
Por último, es menester precisar que en este asunto
no procede requerir a un superior jerárquico, ya que las
Juntas y tribunales laborales no tienen superior para
efectos del cumplimiento de las sentencias de amparo.
Apoya a lo anterior, la tesis jurisprudencial número
36/2011, sustentada por la Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, identificable en la página
- 63 -
A.D.L. 629/2019

3515 del libro IV, mes de enero de dos mil doce, tomo 4,
de la Décima Época del Semanario Judicial de la

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Federación y su Gaceta, que relata:
“JUNTAS Y TRIBUNALES LABORALES. NO
TIENEN SUPERIOR JERÁRQUICO PARA EFECTOS
DEL CUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE
AMPARO. De los artículos 612, 617, fracción IV, 621 a
623 y 939 de la Ley Federal del Trabajo, así como de la
evolución histórica de las Juntas y Tribunales Laborales
deriva que para efectos del procedimiento previsto en el
artículo 105 de la Ley de Amparo, relativo al cumplimiento
de las ejecutorias protectoras de garantías, las referidas
Juntas y Tribunales, al ser organismos jurisdiccionales
plenamente autónomos en el ámbito jurídico, que realizan
funciones paralelas y análogas a las del Poder Judicial,
están desvinculados de su dependencia de origen con el
Poder Ejecutivo, adquiriendo una absoluta autonomía en
el ejercicio de su función jurisdiccional; es decir, ésta no
se encuentra sometida a la potestad de autoridad alguna,
porque ningún ente jurídico del Gobierno puede interferir
en sus decisiones jurisdiccionales, ni sugerirles cómo han
de resolver y cumplir, por lo que no tienen superior
inmediato a quién requerirle que los conmine a cumplir
con una ejecutoria de amparo”.

OCTAVO. Pedimento del ministerio público.


En relación con los alegatos contenidos en el
pedimento formulado por la Agente del Ministerio
Público de la Federación adscrita a este órgano
colegiado, no es el caso de emitir algún
pronunciamiento, ya que la Ley de Amparo no contiene
alguna disposición que obligue a hacerlo, amén de que
no forman parte de la litis y en ellos no se invocan
causales de improcedencia.
Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis jurisprudencial
número 1, emitida por el Primer Tribunal Colegiado en
- 64 -
A.D.L. 629/2019

Materia Administrativa del Tercer Circuito, visible en la


página 2071 del libro 29, tomo III, mes de abril de dos

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mil dieciséis, Décima Época de la Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, que dice:
“PEDIMENTO DEL MINISTERIO PÚBLICO
FEDERAL. NO ES OBLIGATORIO ATENDERLO EN
LA SENTENCIA DEL JUICIO DE AMPARO. El órgano
jurisdiccional constitucional no está constreñido a
atender en su resolución el pedimento del Ministerio
<e3parte en el juicio de amparo; de ahí que su
pedimento únicamente constituye una manifestación
que está sujeta a la apreciación del acto reclamado que
se realice en la sentencia.”
Por lo expuesto, fundado y con apoyo además en los
artículos 73, 74, 77 y 186 de la Ley de Amparo vigente,
así como en el 35 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
de la Federación, se resuelve:
PRIMERO. La Justicia de la Unión ampara y
protege a **** ****** ****, contra el acto que reclamó
de la Junta Especial Número Veinticinco de la Federal de
Conciliación y Arbitraje, con residencia en esta ciudad,
consistente en el laudo dictado el siete de enero de dos
mil diecinueve, en el juicio laboral 2256/2017, para los
efectos precisados en la parte final del penúltimo
considerando de esta ejecutoria.
SEGUNDO. De conformidad con lo dispuesto por los
artículos 192 y 258 de la Ley de Amparo, se requiere a la
autoridad responsable para que dentro del término de
diez días siguientes a su notificación, informe sobre el
cumplimiento que dé a esta sentencia, con el
apercibimiento de que si no lo hace se le aplicará una
multa de cien Unidades de Medida y Actualización
- 65 -
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(diarias) y se iniciará el procedimiento que prevé el


numeral 193 del ordenamiento en cita.

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Notifíquese personalmente a la quejosa, y por lista
a las demás partes; anótese en el libro de gobierno; y una
vez trascurrido el plazo para interponer el recurso de
revisión, notifíquese por oficio a la autoridad responsable,
de conformidad con lo dispuesto en los dos últimos
párrafos del artículo 188 de la Ley de Amparo, enviándole
testimonio de esta resolución devuélvanse los autos al
lugar de su procedencia y, en su oportunidad, archívese
este expediente como asunto concluido.
Así, por unanimidad de votos, lo resolvieron los
integrantes del Tribunal Colegiado en Materias Penal y de
Trabajo del Octavo Circuito, magistrados Carlos Alberto
López del Río (Presidente) y Santiago Gallardo Lerma,
así como el licenciado Miguel Ángel Peña Martínez,
secretario de tribunal en funciones de magistrado,
autorizado por la Comisión de Carrera Judicial del
Consejo de la Judicatura Federal, según oficio número
CCJ/ST/1675/2019, de treinta de abril de dos mil
diecinueve, signado por el Secretario Técnico de dicha
Comisión, bajo la ponencia del primero de los nombrados.
Firman los integrantes con la licenciada Ana
Gabriela Torres Adame, secretaria de acuerdos que
autoriza y da fe.

CARLOS ALBERTO LÓPEZ DEL RÍO


MAGISTRADO PRESIDENTE Y PONENTE
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SANTIAGO GALLARDO LERMA
MAGISTRADO

MIGUEL ÁNGEL PEÑA MARTÍNEZ


SECRETARIO DE TRIBUNAL EN
FUNCIONES DE MAGISTRADO

ANA GABRIELA TORRES ADAME


SECRETARIA DE ACUERDOS

Se hace constar que esta es la última foja de la resolución pronunciada en el amparo directo laboral 629/2019,
resuelto en la sesión de veintiocho de febrero de dos mil veinte, en la que se CONCEDE el amparo y
protección de la Justicia de la Unión a la parte quejosa y se REQUIERE cumplimiento.- CONSTE.

ANA GABRIELA TORRES ADAME


SECRETARIA DE ACUERDOS
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El diez de marzo de dos mil veinte, el licenciado Héctor Jesús Hernández
Montoya, Secretario Proyectista, con adscripción en el Tribunal Colegiado en
Materias Penal y de Trabajo del Octavo Circuito, hago constar y certifico que
en esta versión pública no existe información clasificada como confidencial o
reservada en términos de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública. Conste.

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