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Con fundamento en la Ley de Amparo y en el Acuerdo General 11/2017 del Pleno de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicado el dieciocho de septiembre de dos mil


diecisiete en el Diario Oficial de la Federación, se publica esta versión en la que se suprime
la información considerada legalmente como reservada o confidencial.

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN


6467/2018
QUEJOSOS RECURRENTES:
********** Y OTROS
VISTOBUENO
MINISTRO
PONENTE: MINISTRO ALFREDO GUTIÉRREZ ORTIZ MENA
COTEJÓ
SECRETARIO: MIGUEL ANTONIO NÚÑEZ VALADEZ
COLABORARON: JORGE ENRIQUE TERRÓN GONZÁLEZ
CAMILO WEICHSEL ZAPATA

Ciudad de México. La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, en sesión correspondiente al, emite la siguiente:

SENTENCIA

Mediante la cual se resuelve el Amparo Directo en Revisión 6467/2018,


promovido en contra de la sentencia dictada el veintitrés de agosto de dos
mil dieciocho por el Segundo Tribunal Colegiado en Materias Civil y de
Trabajo del Decimoséptimo Circuito en los autos del juicio de amparo directo
371/2017.

El problema jurídico a resolver por esta Primera Sala de la Suprema Corte


de Justicia de la Nación, de cumplirse los presupuestos procesales
correspondientes, consiste en analizar: (i) el alcance de los derechos a la
libertad de expresión, información y honor para efectos de la categorización
o no de una persona que se desempeña como abogado litigante en materia
laboral como persona privada con proyección pública y (ii) cuál es el criterio
subjetivo de imputación aplicable en una demanda por responsabilidad civil
extracontractual cuando la información divulgada es de interés público, pero
la persona que se dice afectada no es una figura pública.

I. ANTECEDENTES DEL CASO

1. El caso deriva de una demanda de responsabilidad civil traída a juicio por


una persona (y miembros de su familia) que se desempeña como abogado
practicante en materia laboral, la cual se originó como consecuencia de una
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nota periodística en la que se hace referencia a ese abogado y


supuestamente se le imputan actos contrarios a la ética profesional.

2. Tras la substanciación de los procedimientos ordinarios y el juicio de amparo,


el Tribunal Colegiado del conocimiento negó el amparo, argumentando que
fue correcta la absolución de los demandados, pues el accionante era una
persona privada con proyección pública, el tema tratado era de interés
público y no se acreditaba la real malicia. En contra de estas conclusiones
se interpuso el presente recurso de revisión. Así, para estar en condiciones
de resolverlo, se estima necesario describir a mayor detalle los hechos y
antecedentes relevantes del caso.

3. Hechos jurídicamente relevantes. El veintiocho de octubre de dos mil


quince, el periódico ********** publicó una nota periodística. En ésta se
describe que **********, entonces Presidenta de la Junta Local de Conciliación
y Arbitraje de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social del Gobierno del
Estado de Chihuahua, concedió una entrevista al reportero **********, en la
que le informó que un grupo integrado por doce abogadas y abogados
acaparaban el mayor número de demandas laborales en el Estado y que
éstos recibían por lo menos el 30% (treinta por ciento) de lo obtenido vía
laudos (ascendiendo a una cantidad equivalente a ********** de pesos). En la
nota se implica que el procedimiento para hacerse de los casos era
cuestionable, pues dichos abogados supuestamente actuaban en contra de
la ética profesional.

4. Juicio oral ordinario civil. Con motivo de esta nota, por escrito presentado
el cuatro de agosto de dos mil dieciséis ante el Tribunal Superior de Justicia
del Estado de Chihuahua, ********** y ********** (cónyuge del primero), por
derecho propio y en su carácter de representantes legales de sus menores
hijos **********, ********** y **********, todos de apellidos **********,
demandaron en la vía ordinaria civil de la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social del Gobierno del Estado de Chihuahua y/o ********** y/o ********** y/o
********** y/o **********, las siguientes prestaciones: la responsabilidad civil

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por daño patrimonial, la responsabilidad civil por daño moral y el pago de


gastos y costas1.

5. Trámite y resolución del juez ordinario. El Juez Segundo Civil por


Audiencias del Distrito Judicial Morelos conoció del asunto y lo registró con
el número de expediente **********. Tras la substanciación del procedimiento,
el dieciocho de enero de dos mil diecisiete, se dictó sentencia en la que se
determinó que: i) procedía la vía oral ordinaria civil; ii) la parte actora no
probó los elementos de su acción; en consecuencia; ii) se absolvió a los
demandados Secretaría del Trabajo y Previsión Social del Gobierno del
Estado de Chihuahua, **********, **********, ********** y **********, de las
prestaciones reclamadas, y iv) se condenó a la parte actora al pago de
gastos y costas2.

6. Apelación. En desacuerdo con dicho fallo, la parte actora interpuso recurso


de apelación, del cual conoció la Primera Sala Civil del Tribunal Superior de
Justicia del Estado de Chihuahua bajo el número de toca **********. El
veintiocho de marzo de dos mil diecisiete, se dictó sentencia confirmando
la resolución de primera instancia impugnada y condenando a la parte actora
apelante al pago de costas en ambas instancias3.

II. TRÁMITE DEL JUICIO DE AMPARO

7. Demanda, trámite y sentencia de amparo directo. Inconformes, **********


y **********, por derecho propio y en representación de sus menores hijos,
promovieron juicio de amparo directo del cual. El Segundo Tribunal
Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del Decimoséptimo Circuito conoció
del asunto y lo registró con el número de expediente 371/20174. Por su parte,
**********, en su carácter de titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión

1 Expediente ********** del índice del Juzgado Segundo Civil por Audiencias del Distrito Judicial
Morelos del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Chihuahua, fojas 2 y 3.
2 Ibidem, fojas 320 a 356 vuelta.
3 Toca 69/2017 del índice de la Primera Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia del Estado de

Chihuahua, fojas 31 a 90 vuelta.


4 Cuaderno del Amparo Directo 371/2017 del índice del Segundo Tribunal Colegiado en Materias

Civil y de Trabajo del Decimoséptimo Circuito, fojas 3 a 50 y 57 a 59.

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Social del Gobierno del Estado de Chihuahua, formuló alegatos y presentó


adhesión al amparo directo5.

8. En sesión de veintitrés de agosto de dos mil dieciocho, el Tribunal Colegiado


emitió su sentencia en la que negó el amparo solicitado y declaró sin materia
el amparo adhesivo promovido por la tercera interesada.

9. Presentación y trámite del recurso de revisión. En desacuerdo con esa


sentencia, el diecinueve de septiembre de dos mil dieciocho6, los quejosos
interpusieron recurso de revisión. El nueve de octubre de dicha anualidad, el
Presidente de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó la
formación del toca de revisión bajo el número 6467/2018, designó al Ministro
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena como ponente y se enviaron los autos a la
Primera Sala para su radicación7.

10. En dieciséis de noviembre de dos mil dieciocho, la Presidenta de esta


Primera Sala determinó el avocamiento de ésta al conocimiento del asunto y
ordenó el envío de los autos al Ministro Ponente para la elaboración del
proyecto de resolución correspondiente8.

III. COMPETENCIA

11. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es


competente para conocer del presente recurso de revisión, en términos de lo
dispuesto por los artículos 107, fracción IX, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos; 81, fracción II y 83 de la Ley de Amparo; y 21,
fracción III, inciso a), de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación;
además, el Punto Tercero del Acuerdo General Plenario 5/2013, publicado
en el Diario Oficial de la Federación el veintiuno de mayo de dos mil trece;
en virtud de que el recurso se interpuso en contra de una sentencia dictada
por un tribunal colegiado de circuito, en un juicio de amparo directo en
materia civil, lo cual es competencia exclusiva de esta Primera Sala.

5 Ibidem, fojas 63 a 71 vuelta.


6 Cuaderno del Amparo Directo en Revisión 6467/2018 del índice de esta Suprema Corte de Justicia
de la Nación, fojas 3 a 68.
7 Ibidem, fojas 71 a 73 vuelta.
8 Ibidem, fojas 86 y 86 vuelta.

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IV. OPORTUNIDAD

12. El recurso de revisión hecho valer por la parte quejosa fue interpuesto en
tiempo y forma, de conformidad con el artículo 86 de la Ley de Amparo. De
las constancias de autos se advierte que la sentencia de amparo les fue
notificada de manera personal el siete de septiembre de dos mil dieciocho 9,
surtiendo efectos el diez de septiembre siguiente de conformidad con el
artículo 31, fracción II, de la ley de la materia; por lo que el plazo de diez días
que señala el artículo referido corrió del once al veinticinco de septiembre de
dos mil dieciocho, descontándose los días catorce, quince, dieciséis,
veintidós y veintitrés del mismo mes y año, por ser inhábiles de conformidad
con lo establecido en los artículos 19 de la Ley de Amparo y 163 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación.

13. En dichas condiciones, dado que el recurso de revisión fue presentado ante
el Segundo Tribunal Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del
Decimoséptimo Circuito el diecinueve de septiembre de dos mil dieciocho 10,
se concluye que se satisface el presente presupuesto procesal.

V. LEGITIMACIÓN

14. La legitimación está acreditada. Queda probado que en el juicio de amparo


directo 371/2017 del índice del Segundo Tribunal Colegiado en Materias Civil
y de Trabajo del Decimoséptimo Circuito se reconoció la calidad de parte
quejosa a los hoy recurrentes.

VI. ELEMENTOS DE ESTUDIO

15. A efecto de verificar la procedencia del recurso de revisión interpuesto y, en


su caso, proceder al estudio de fondo a que se delimita la materia del mismo,
se presenta una reseña de los conceptos de violación planteados en el juicio

9 Amparo Directo 371/2017, foja 298.


10 Amparo Directo en Revisión 6467/2018, foja 3.

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de amparo directo, las principales consideraciones de la sentencia y los


agravios formulados por los recurrentes.

Conceptos de violación

16. En el juicio de amparo se expusieron una gran variedad de conceptos de


violación; a continuación se sintetizan los más relevantes (no se sigue el
orden del escrito):

16.1. Contrario a lo que considera la Sala responsable, se cumplen todos


los elementos de la acción para acreditar la responsabilidad civil. Se
encuentra acreditada la ilicitud de la conducta de ********** y de
**********, ya que a sabiendas de que no contaban con datos ciertos
y precisos sobre los asuntos laborales tramitados por los actores,
basado en suposiciones dolosas y falsas, negligentemente y con falta
de cuidado, aplicación y diligencia (negligencia), se publicaron datos
y calificativos agraviantes a sabiendas del daño que podían causarse
(dolo). Asimismo, se acredita el daño y su responsabilidad con la sola
publicación de la nota periodística y con las confesionales de
********** y **********. También se encuentra acreditada la relación de
causalidad entre la conducta ilícita y el resultado dañoso

16.2. La autoridad responsable no aplicó correctamente el artículo 270 del


Código de Procedimientos Civiles, pues debido a la afirmación
implícita en su negativa, correspondía a ********** (periodista)
demostrar que ********** le proporcionó la información publicada.
Adicionalmente, la Sala responsable indebidamente confirmó que no
podía obligar al periodista a comprobar su dicho e incorrectamente
impuso la carga probatoria a los suscritos.

16.3. La sentencia reclamada viola derechos humanos y carece de


exhaustividad. De haberse analizado todos los aspectos relevantes
sería notorio que existe una contradicción entre los dichos de los
demandados; por lo que en términos del artículo 270, fracción II del
Código de Procedimientos Civiles, el periodista debió probar su dicho
y, al no hacerlo, se le debió condenar a las prestaciones reclamadas.

16.4. La Sala responsable transgrede el derecho a un juicio justo e


imparcial, atenta contra el debido proceso y se aleja del tercer párrafo
del artículo 1º constitucional. A su vez, omite proteger y garantizar
los derechos humanos a la vida privada y a la seguridad, pues
dejó de aplicar el principio de progresividad hacia sus derechos al
honor, decoro, profesión y familia. Negando la reparación de las
violaciones a sus derechos humanos ante una insuficiente
interpretación del alcance de esos derechos.

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16.5. Entre otras cuestiones, en primer lugar, porque contrario a la


determinación de la responsable, el agravio relativo a que el
periodista debió probar su dicho fue debidamente combatido por los
quejosos; por lo que cumplieron con la expresión de su causa de
pedir. Por tanto, la tesis de rubro “CONCEPTOS O AGRAVIOS
INOPERANTES. QUÉ DEBE ENTENDERSE POR
RAZONAMIENTO COMO COMPONENTE DE LA CAUSA DE
PEDIR PARA QUE PROCEDA SU ESTUDIO.”, invocada por la
responsable, no era aplicable al caso.

16.6. En segundo lugar, tampoco eran aplicables las jurisprudencias de


rubros “DERECHO A LA INFORMACIÓN. DIMENSIÓN INDIVIDUAL
Y DIMENSIÓN COLECTIVA.”, y “LIBERTAD DE INFORMACIÓN.
PARA SU EJERCICIO BASTA SUSTENTAR LOS CONTENIDOS
PUBLICADOS EN RESOLUCIONES EMITIDAS POR
AUTORIDADES, SIN QUE SEA NECESARIO QUE AQUELLAS SE
ENCUENTREN FIRMES.” La primera, porque aunque hace
referencia al derecho de las personas a buscar información, hay
información que no puede ser divulgada al público en general, como
acontece en el caso; la segunda, porque no se publicaron
resoluciones, sino datos, estadísticas, conductas, dinero y nombres
en situaciones negativas.

16.7. Asimismo, la tesis de rubro “LIBERTAD DE EXPRESIÓN. EL


ESTÁNDAR DE MALICIA EFECTIVA REQUIERE NO SOLO QUE
LA INFORMACIÓN DIFUNDIDA HAYA SIDO FALSA, SINO QUE SE
HAYA DIFUNDIDO A SABIENDAS DE SU FALSEDAD O CON
INTENCIÓN DE DAÑAR.”, invocada por la responsable, también es
inaplicable al caso, o bien, en todo caso, es aplicable en beneficio
de los quejosos (al estar demostrado que la información difundida
fue falsa, que se difundió a sabiendas de su falsedad y con la
intención de dañar). Misma situación ocurre con la tesis de
jurisprudencia de rubro “DAÑO MORAL. PRESUPUESTOS
NECESARIOS PARA LA PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN
RELATIVA.”. Ello, pues la conducta ilícita afecta bienes
fundamentales de los quejosos como lo son la honra, reputación, vida
privada y seguridad.

16.8. En consecuencia, se estima que la Sala responsable omitió hacer


un ejercicio de ponderación sobre los derechos humanos en
conflicto. Evidentemente, existe un choque entre el derecho a la
libertad de expresión y el derecho a la vida privada y el honor;
contraponiéndose los artículos 6 y 7 con los artículos 1° y 16
Constitucionales; además se encuentran involucrados tres menores
de edad.

16.9. Por ello, se estima que la autoridad responsable no hizo una


interpretación correcta sobre el derecho a informar y a la libertad
de expresión, pues si bien, la sociedad está en su derecho de ser
informada de aspectos importantes de su comunidad, la manera en
que los demandados ventilaron la información no fue adecuada al
haberse publicado de manera negativa. Al respecto, su nombre no es

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de interés general para la sociedad; por el contrario, toda vez que la


sociedad se entera de supuestos malos abogados con nombre y
apellido, el ataque a su honra y seguridad se actualiza en términos de
los derechos a la libertad de expresión, honor y vida privada, al ser
una persona privada.

16.10. La Sala responsable insiste en aplicar el principio de legalidad,


ciñéndose a lo que dice la ley, sin tomar en cuenta el Estado de
Derecho Constitucional. La autoridad responsable debe ir más allá,
debe ponderar adecuadamente los derechos humanos en
conflicto y proteger el más valioso. Tratándose de derechos
fundamentales, después de la vida y la libertad personal, se
encuentra el derecho a la privacidad y seguridad de la familia, que
llevan implícitos la dignidad y el honor. El derecho a la libertad de
expresión tiene sus limitantes, una de ellas que no se afecta a
terceros.

16.11. Los artículos 17 y 19 del Pacto Internacional de los Derechos


Civiles y Político tiene un señalamiento puntual sobre los
derechos humanos en conflicto, estableciendo límites a la libertad
de expresión. En específico, que el ejercicio de la libertad de
expresión tiene restricciones, siendo una de ellas la de asegurar el
respeto a los derechos o a la reputación de los demás.

16.12. Finalmente, se alega que el artículo 159 del Código de


Procedimientos Civiles es inconstitucional porque inhibe el
ejercicio de las acciones so pena de pagar gastos y costas de manera
oficiosa; consecuentemente, ataca el derecho humano al debido
acceso a la justicia. No se puede condenar a prestación alguna si ésta
no ha sido reclamada por una de las partes (concepto de invalidez
57).

Sentencia de amparo

17. En sesión de veintitrés de agosto de dos mil dieciocho, el Segundo Tribunal


Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del Decimoséptimo Circuito dictó
sentencia en el amparo directo 371/2017.

Argumentos calificados como infundados o inoperantes

17.1. Por cuestión de método, en primer lugar, se examinaron las violaciones


que se caracterizaron como “formales” relativas a:

i) La incongruencia de la sentencia en relación con una inadecuada


interpretación de la litis;
ii) La imposición de marcar lineamientos para el desarrollo de la
prueba testimonial;
iii) La consideración de la responsable sobre la decisión de la jueza
natural al referir que la nota hacía alusión al gremio de abogados,
sin hacer imputaciones directas al quejoso;

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iv) La inaplicabilidad de la jurisprudencia de rubro “LIBERTAD DE


EXPRESIÓN. MALICIA EFECTIVA COMO PRESUPUESTO
INDISPENSABLE PARA LA IMPUTACIÓN DE
RESPONSABILIDAD CIVIL POR EXPRESIONES NO
PROTEGIDAS POR AQUEL DERECHO.”, en relación con la
acción ejercitada;
v) La omisión de la responsable de fundar y motivar por qué
consideraba que no se encontraba acreditada la conducta ilícita
de los terceros interesados;
vi) La incongruencia de la responsable al no explicar con claridad en
qué residía el carácter informativo de la nota periodística, qué se
entendía por “opiniones” y su diferencia con la información, ni hizo
un correcto contraste entre ambos términos o la responsabilidad
en que incurre quien dolosamente hace pasar como opinión
personal una noticia informativa al público en general, a través de
un medio de difusión masiva; vii) al fortalecimiento de su acción
mediante la invocación de la tesis de rubro “DAÑO MORAL.
TRATÁNDOSE DE AFECTACIÓN AL HONOR POR ABUSO DE
LAS LIBERTADES DE INFORMACIÓN Y EXPRESIÓN DEBE
ANALIZARSE EL CONTEXTO”; y
vii) La incongruencia de la porción de la sentencia en la que la
responsable consideró que la noticia se trataba de información y
no de una opinión personal, salvo prueba en contrario.

17.2. Posteriormente, se ocupó de las violaciones de fondo aducidas por


el quejoso. El Tribunal Colegiado consideró que ciertos conceptos de
violación eran inoperantes porque constituían manifestaciones
genéricas sobre el concepto de daño moral, la distinción del daño
moral objetivo y subjetivo, la parte social y la afectiva del patrimonio
moral, así como sobre jurisprudencia extranjera que estimaba le
beneficiaba.

17.3. Igual calificativa concedió a los conceptos de violación relativos a que


el periodista fue el reportero oficial de la Secretaría del Trabajo; por lo
que cualquier suceso que desprestigiara a los abogados y a los
trabajadores era “ventilado” por él, así como que éste se encontraba
en la nómina del gobierno, por lo que consideraba increíble que no
estuviera enterado de los desfalcos hechos por el titular de la
Secretaría. Asimismo, que el periodista debió abundar en temas sobre
la corrupción del gobernador y del secretario del trabajo.

17.4. Esta calificativa también fue asignada a las manifestaciones relativas


a que la responsable fue incongruente al analizar el material
probatorio, presuponiendo hechos y circunstancias que no le
corresponden; así como que la noticia publicada los puso en la mira
del crimen y que el gobierno no les brindó protección, resultando
increíble que el periodista lucrara con su nombre, honra y seguridad
mediante hechos cuya falsedad le correspondía demostrar al propio
quejoso.

Argumentos que resultaron fundados en su causa de pedir, pero insuficientes


para conceder el amparo solicitado.

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17.5. No obstante lo anterior, el Tribunal Colegiado argumentó que el


quejoso estaba en lo correcto sobre que la autoridad responsable
resolvió la controversia de origen con base únicamente en el sistema
de cargas probatorias que atañe a las partes de conformidad con el
artículo 270 del Código de Procedimientos Civiles del Estado;
apartándose de la línea de precedentes judiciales relativa a la
valoración de los casos de libertad de expresión y derecho a la
información frente al derecho al honor y la vida privada.

17.6. Atendiendo a ello, se aludió al contenido de los derechos a la libertad


de expresión y a la información, el derecho a la vida privada y a la
intimidad, el derecho al honor y los elementos que debe ponderar el
juzgador para determinar si se actualiza un daño moral; así como al
estándar sustentado por esta Suprema Corte, identificado la
aplicabilidad del sistema de protección dual, del estándar de “malicia
efectiva” y el doble juego de la exceptio veritatis, a partir de la tesis
jurisprudencial 1a./J. 38/2013 (10a.).

17.7. Ante ello, se dijo que la sentencia de apelación llevó a cabo un estudio
incorrecto del caso, por lo que se debía efectuar el análisis de
constitucionalidad correspondiente; destacándose que el análisis del
respectivo conflicto de derechos se haría a la luz de los precedentes y
jurisprudencias vigentes de la Suprema Corte sobre el tema de libertad
de expresión.

17.8. En suma, se calificaron múltiples conceptos de violación11 como


parcialmente fundados, pero inoperantes para conceder el
amparo solicitado. Lo anterior, en atención a las consideraciones y
ponderación siguientes.

17.9. Naturaleza de los sujetos intervinientes. En primer lugar, el Tribunal


Colegiado consideró necesario determinar la naturaleza del quejoso
********** (objeto de resolver si podía considerarse como una persona
con proyección pública o si se trata de una persona privada), quien
sostuvo que con la publicación de la nota periodística se afectó su
honor y su reputación como abogado.

17.9.1. En esas condiciones, se destacó que el quejoso no es un


funcionario público, ni una persona que cuente con
responsabilidades públicas o que tenga notoriedad en su
comunidad; sin embargo, atendiendo a las actividades que
desempeña como abogado postulante, debe
considerársele como un persona con proyección pública,
en atención a que desarrolla una función de interés público,
cuyo objetivo principal es la defensa de derechos laborales, tal
como el quejoso lo adujo en su demanda inicial.
17.9.2. La actividad profesional que realiza el quejoso sí es de interés
público, en tanto que, en su ejercicio se cuestionan los

11 Conceptos de violación identificados en la sentencia de amparo con los numerales: 2, 3, 4, 5, 6,


7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, una porción
del 32, 33, 34, 35, 36, 38, parte del 39, 41, 46, 47, 48, 49, 50, 52, 53, 56, 58, 59, 68 y 69.

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derechos de una clase considerada por la Suprema Corte de


Justicia de la Nación como culturalmente desprotegida
(trabajadores), cuyo fundamento encuentra cabida en el
artículo 123 Constitucional y en la Ley Federal del Trabajo, que
regulan la relación laboral como un derecho de clases.
17.9.3. Inclusive la Segunda Sala de este Alto Tribunal ha determinado
jurisprudencialmente la actualización de la suplencia de la
queja en materia laboral en favor del trabajador, con la finalidad
de solventar la desigualdad procesal de las partes y la
necesidad de proteger bienes básicos, razón que evidencia la
importancia que tiene para el trabajador un litigio derivado de
la relación laboral.
17.9.4. Por ende, por las funciones que realiza, el quejoso está
expuesto a un control más riguroso de sus actividades que un
ciudadano común, en razón de que es de interés de la sociedad
que los profesionales que se encuentran inmersos en ese tipo
de asuntos posean los más altos niveles de honestidad en su
desempeño.
17.9.5. La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
ha determinado que toda información relacionada con la
procuración e impartición de justicia es de interés público
porque repercute de manera directa en la sociedad. Al
respecto, invocó la tesis 1a. CLX/2013 (10a.) de rubro
“LIBERTAD DE EXPRESIÓN. INTERÉS PÚBLICO DE LA
INFORMACIÓN RELACIONADA CON LA PROCURACIÓN E
IMPARTICIÓN DE JUSTICIA”.
17.9.6. En conclusión, por virtud de las actividades que
desempeña, el quejoso resulta ser una persona privada
con cierta proyección pública, toda vez que su actividad
profesional es de interés general y tiene trascendencia
colectiva. Apoyó esta determinación con las tesis 1a.
CLXXIII/2012 (10a.) de rubro “LIBERTADES DE EXPRESIÓN
E INFORMACIÓN. CONCEPTO DE FIGURA PÚBLICA PARA
EFECTOS DE LA APLICACIÓN DEL SISTEMA DE
PROTECCIÓN DUAL.” y 1a. CXXVI/2013 (10a.) de rubro
“LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA
INFORMACIÓN. UNA PERSONA PUEDE ADQUIRIR
PROYECCIÓN PÚBLICA, SI ESTÁ RELACIONADA CON
ALGÚN SUCESO QUE, POR SÍ MISMO, REVISTE INTERÉS
PÚBLICO PARA LA SOCIEDAD.”
17.9.7. Por tanto, de acuerdo con el sistema dual de protección, el
umbral de tolerancia del quejoso debe ser mayor, en la medida
en que la libertad de expresión o de información está vinculada
con la impartición de justicia en materia laboral, por ser un tema
de relevancia pública.

17.10. Interés público de la información difundida. Sobre este aspecto,


el tribunal colegiado estimó procedente reiterar que la Suprema Corte
ha señalado que el concepto legitimador de las intromisiones en los
derechos de la personalidad lo es la noción de interés público,
debiendo considerarse la relevancia pública de lo informado para la

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vida comunitaria y tener relevancia pública por el contenido de la


información o por el sujeto del cual se expresa.

17.10.1. Precisó que de la transcripción de la nota periodística que dio


origen al juicio ordinario, se desprende que el contenido de la
misma está encaminado a transmitir información relacionada
con la función del quejoso como abogado postulante en
materia laboral; en consecuencia, era evidente que se
encuentra formulada en relación a un tema de interés
público.
17.10.2. El tema respecto del cual versa la nota periodística tiende a
cuestionar la actividad profesional del quejoso;
concretamente, en la manera en que éste y once abogados
más se allegan de asuntos en materia laboral.
17.10.3. De la lectura de la nota se puede apreciar que no se trata de
una columna de opinión propiamente, sino que se trata de una
nota que comunica o informa al lector sobre hechos concretos.
La nota da cuenta de la información que –se dice- fue
proporcionada por la Presidenta de la Junta Local de
Conciliación y Arbitraje de la Secretaría de Trabajo y Previsión
Social, en relación con la forma en que doce abogados
“acaparan”, en forma cuestionable, miles de demandas en
todo el Estado.
17.10.4. Bajo esa lógica, el Tribunal Colegiado señaló que los términos
que dice el quejoso, afectan su honor y reputación como
profesional en el ejercicio del derecho laboral, consistentes en
“antiéticos”, “coyotes”, “acaparador”, “que utiliza medios
dudosos para conseguir clientes y ganar juicios”, son
expresiones que se encuentran estrechamente vinculadas
con los hechos que informa el periodista; por tanto, aun en el
supuesto no concedido, que pudieran considerarse ofensivas
o groseras, las mismas no pueden ser analizadas en un plano
jurídico, pues la Suprema Corte ha establecido que su estudio
se adentra en un campo meramente subjetivo, por lo que la
calificación de dichas expresiones excede al ámbito jurídico.

17.11. Por todo lo anterior, el Tribunal Colegiado concluyó que debía


darse preferencia a la libertad de expresión. Ello, ya que de las
características previamente identificadas, se requería entonces que
se acreditara una real malicia por parte del informador; aspecto que
no se cumplía en el casos concreto.

17.11.1. Se subraya, en la nota informativa cuestionada no se


contiene la simple exposición de una opinión sobre los
supuestos procedimientos irregulares para allegarse de
asuntos laborales por parte del quejoso y diversos
profesionistas, toda vez que se señala de manera directa la
participación del quejoso e incluso se hace referencia a datos
específicos como el número de juicios a su cargo y el rango
que por concepto de ganancias se obtendría con motivo de
su resolución.

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17.11.2. No se trata de la expresión de un comentario u opinión sobre


el tema, sino la divulgación de hechos que impactan en la
vida profesional del quejoso, de quien se cuestionó su debido
ejercicio de la abogacía. Además, el contenido de la
información divulgada resultaba apta para generar un debate
público y también para generar responsabilidad si no se
cumplían las exigencias para ser objeto de protección
constitucional.
17.11.3. Es cierto que el elemento de la veracidad de la información
difundida se encuentra cuestionado en razón de que el autor
de la nota informó que los datos que asentó le fueron
proporcionados directamente por la Presidenta de la Junta
Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de Chihuahua.
No obstante, de constancias de autos se advierte que
cuando la funcionaria emitió contestación negó los hechos,
lo cual, evidentemente pone en entredicho la veracidad de la
información publicada.
17.11.4. Sin embargo, aunque la veracidad de la nota periodística se
encuentra controvertida, el requisito de veracidad no se
encuentra condicionado a que la información sea clara e
incontrovertiblemente cierta, sino a que la nota periodística
esté respaldada por un razonable ejercicio de investigación
y comprobación encaminado a determinar que la información
tiene suficiente asiento en la realidad.
17.11.5. En el caso concreto, la funcionaria pública negó
categóricamente haber proporcionado la entrevista y los
datos específicos que el periodista, de manera textual,
señaló que ésta le proporcionó. La negativa de la funcionaria
no se encuentra desvirtuada con ningún otro medio de
prueba. Ninguno de los medios de convicción que se
ofrecieron en el juicio de origen muestra que los datos
publicados son veraces; empero, tampoco prueban lo
contrario, es decir, que el número de demandas laborales
atribuidas al quejoso es erróneo, o bien, que la resolución de
dichos asuntos no equivale a las sumas asentadas en la
nota.

17.12. Por tal motivo, se consideró que los razonamientos propuestos


no son aptos para conceder el amparo solicitado. La Suprema
Corte de Justicia de la Nación determinó que, tratándose de
información de interés público, como la del caso, el estándar aplicable
para la ponderación de los derechos fundamentales en pugna es el
de “malicia efectiva”, conforme al cual, sólo será procedente una
condena por daño moral a favor de la parte demandante, si quedó
demostrado en el juicio que el periodista, tercero interesado, difundió
la información “a sabiendas de su falsedad” o con total
despreocupación de confrontarla con hechos objetivos; lo que se
traduce en una especie de negligencia inexcusable, cuestiones que
en el caso no fueron acreditadas.

17.12.1. Durante el juicio, el quejoso no aportó una sola prueba que


desvirtuara cualquiera de los hechos a que hace referencia

13
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

la nota periodística, sin que ello implique que todo lo que se


dice en la nota sea verdad; pero para obtener la condena que
se persigue, tendría que haber desvirtuado la información
proporcionada en la nota, lo cual, pudiera tenerse por
cumplido, ante la negativa de la funcionaria demandada.
17.12.2. Empero, también debió acreditar que el tercero interesado
publicó la información a sabiendas de su falsedad, o bien,
que incurrió en una negligencia inexcusable, lo que se
traduciría en una total despreocupación por parte del autor
de la nota de confrontar la información con hechos objetivos,
pese a tenerlos a su alcance.
17.12.3. Al respecto, es cierto que con la nota periodística se
realizó una intromisión en la reputación del quejoso
como profesional del derecho y también es cierto que la
veracidad de la nota se encuentra contradicha por la
funcionaria pública; empero, tales cuestiones no son
suficientes para que el derecho al honor del quejoso
prevalezca en relación con el derecho a la información
del periodista.
17.12.4. La nota periodística no demuestra, por sí sola, la intención
de dañar al quejoso, pues la información publicada atiende a
cuestiones de interés público que fomentan el debate público
y, por tanto, su difusión sólo puede ser limitada si los
demandantes acreditan que fue publicada con malicia
efectiva. Aspecto que no se encuentra acreditado en autos.
17.12.5. De otro lado, el tribunal colegiado desestimó los argumentos
relativos a que la sola publicación de la nota acredita el daño
moral que le fue causado. Ello, porque para arribar a dicha
conclusión, la parte quejosa debió demostrar que el autor de
la nota actuó con negligencia inexcusable.

17.13. Responsabilidad civil imputada a la **********. Ahora bien, en


relación con este tópico, el quejoso señaló que fue incorrecto que la
Sala responsable no tuviera por acreditada la conducta ilícita de la
empresa demandada. Estos argumentos fueron desestimados por el
tribunal colegiado, por las siguientes razones:

17.13.1. En el caso, el periodista publicó en ********** un artículo de


su autoría, producto de su investigación periodística y
opinión personal.
17.13.2. En la especie, la compañía periodística no hizo suyas ni las
opiniones ni la información que presentó su autor, menos
aún las complementó con dichos propios, sino que sólo
abrió sus espacios para que su autor expresara, expusiera
y opinara respecto de los resultados de la entrevista que -
dice- realizó, por lo que no puede responsabilizársele de
verificar si las aseveraciones del autor de la nota que
pudiera tener efectos sobre la reputación o el honor de una
persona, son o no legítimas.

17.14. Responsabilidad civil demandada por ********** y sus menores


hijos. Por su parte, el tribunal colegiado identificó a este grupo de

14
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

quejosos como personas privadas; sin embargo, determinó que dicha


situación, por sí, no hacía procedente la acción intentada, máxime
que la información contenida en la nota no tiene estrecha injerencia
en relación con su vida privada, pues fundamentalmente cuestiona la
actividad profesional del quejoso. Adicionalmente, al no haber
acreditado el daño moral contra el quejoso, no puede derivarse
afectación a terceras personas.

Análisis de constitucionalidad del artículo 159 del Código de Procedimientos


Civiles para el Estado de Chihuahua

17.15. La parte quejosa planteó que el artículo cuestionado es


inconstitucional porque inhibe el ejercicio de las acciones, so pena de
pagar gastos y costas de manera oficiosa, lo cual, contraviene el
derecho de acceso a la justicia, en virtud de que se condena a dicha
prestación pese a no haber sido reclamada por una de las partes.

17.16. El tribunal colegiado calificó el argumento como inoperante, en una


parte, e infundado, en otra parte. Al respecto explicó que la
inoperancia era resultado de que si bien la quejosa hizo depender la
inconstitucionalidad del artículo en que permite a la autoridad judicial
condenar al pago de gastos y costas de manera oficiosa, de las
constancias del juicio ordinario civil se advierte que, con excepción de
uno de ellos, los demandados sí solicitaron de manera expresa que
se condenara a la parte actora al pago de gastos y costas.

17.17. Por otra parte, declaró infundado lo relativo a que el artículo


contraviene el derecho de acceso a la justicia al contemplar de
manera oficiosa la condena a pagar gastos y costas. Para llegar a
dicha conclusión, esgrimió las siguientes consideraciones:

17.17.1. A partir del contenido del artículo 17 Constitucional, el


tribunal colegiado determinó que el derecho del individuo de
acceso a la jurisdicción se traduce en aquél que asiste a las
personas de acudir a los tribunales a fin de que éstos decidan
las controversias de manera imparcial, lo que impone la
correlativa obligación del Estado de instituir la impartición de
justicia como servicio público, para lo cual debe crear
tribunales, cuyo acceso debe estar libre de obstáculos
innecesarios que impidan al individuo acudir a la justicia.
17.17.2. La Constitución Federal prohíbe las costas judiciales, es
decir, los pagos que hay que hacer por los servicios que
prestan los tribunales; sin embargo, independientemente de
que se respete esa prohibición, hay otros gastos
ocasionados por los juicios, entre ellos, los honorarios de los
abogados (costas en sentido estricto).
17.17.3. El artículo impugnado no contraviene lo dispuesto en el
artículo 17 Constitucional, dado que no le impide acudir a
ejercer algún derecho ante los tribunales establecidos para
dirimir alguna controversia.
17.17.4. La condena en costas obedece a intereses de orden público
tutelados por el tercer párrafo del artículo 17 Constitucional,

15
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

que autoriza al legislador a establecer los medios necesarios


para que se garantice la independencia de los tribunales y la
plena ejecución de sus resoluciones, como son los
procedimientos conforme a los cuales habrá de
administrarse justicia. En uso de esa facultad, ha establecido
dos sistemas para la condena en costas: uno subjetivo,
aplicable cuando a criterio del juzgador alguna de las partes
se ha conducido con temeridad y mala fe; y otro objetivo, que
no deja a criterio del juzgador esa condena, sino que ésta
resulta obligatoria cuando se actualiza alguna de las
hipótesis previstas en la ley.
17.17.5. En el caso, la condena en costas se basa en el sistema
objetivo, cuyo fundamento radica en que el vencedor debe
ser reintegrado en plenitud de su derecho y, en
consecuencia, resarcido del daño sufrido en su patrimonio
en un juicio que se vio forzado a seguir porque no se
satisficieron sus pretensiones o porque se le demandó
indebidamente, de modo que no transgrede el derecho de
acceso a la justicia.

Amparo adhesivo

17.18. Finalmente, el tribunal colegiado determinó que al negar la protección


constitucional en el juicio de amparo directo principal, lo procedente
era declarar sin materia el amparo adhesivo promovido por la tercera
interesada.

Recurso de revisión

18. Al interponer su recurso, la parte quejosa formuló varios agravios; entre los
que destacan los siguientes:

18.1. En los agravios que se identifican bajo los numerales 1 a 12, se alegó
que el Tribunal Colegiado no resolvió correctamente ni valoró
adecuadamente (calificándolo como infundado o inoperante) lo
relativo: a las pruebas y la carga de la prueba; que se había dañado
su reputación con la información divulgada; que no se contestaron
todos los argumentos y se omitió analizar realmente el fondo de lo
planteado; que debió haberse suplido la deficiencia de la queja al
estar presentes menores de edad; que los informadores no se
apegaron a un estándar de diligencia y se apartaron de la verdad; que
no se dio valor a que se acreditaban todos los presupuestos de la
acción civil de daño; que posterior a la publicación han sufrido acoso
y extorsiones, que no se valoró la litis como fue planteada, etcétera.

18.2. En el agravio de numeral 13, se aduce que no se está de acuerdo con


la calificativa de fundado pero inoperante de sus conceptos de
violación. El Tribunal Colegiado parte de una premisa falta al
determinar que correspondía a los quejosos demostrar la ilicitud de la

16
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

conducta. Además, el análisis del caso debió haberse remitido a la


autoridad responsable.

18.3. Sin embargo, en los agravios identificados bajo los numerales 14 y


15, se argumenta que, en dado caso, la ponderación realizada por
el colegiado resulta incorrecta. El sistema de protección dual de la
libertad de expresión tiene dos naturalezas: las figuras o personas
públicas y las personas privadas sin proyección pública. En el asunto
se actualiza el segundo supuesto.

18.3.1. No se tiene proyección pública. El concepto que ideó el


Tribunal Colegiado de proyección pública de una persona
privada es superficial y sin fondo argumentativo. El hecho
de que los quejosos desempeñen una profesión no los
proyecta públicamente. De aplicar el criterio del colegiado,
todos los ciudadanos tendríamos proyección pública al tener
relación con sucesos importantes para la sociedad.
18.3.2. Así, la ponderación que realiza el Tribunal Colegiado sobre la
libertad de expresión y el derecho a la información, frente a
los derechos a la vida privada o al honor, es equivocada, pues
a los quejosos se les debió considerar como personas
privadas sin proyección pública. El Tribunal Colegiado no
explica realmente cómo es que su actividad como abogados
privados los proyecta públicamente. Incluso, el propio tribunal
refiere que somos ciudadanos sin relevancia social.
18.3.3. Además, si el tribunal colegiado está convencido de la
proyección pública de los quejosos, debió ser más riguroso
con el periodista que publicó una nota probadamente falsa y
tutelar, proteger y garantizar los derechos humanos que les
asisten en cuanto a la vida privada y honor.
18.3.4. De otro lado, está debidamente probada la negligencia
inexcusable en la publicación de información falsa, pues la
supuesta fuente desmintió haber proporcionado la
información al periodista. El periodista fue negligente por no
corroborar la información que publicó, la cual se trata de una
noticia y no de una opinión o expresión de ideas; por ello, su
malicia efectiva rebasa lo dispuesto en los artículos 6 y 7
Constitucionales.

18.4. Consecuentemente, en el agravio bajo el numeral 16, se insiste que


no se comparte la calificativa de fundados pero inoperantes de los
conceptos de violación. Lo anterior, debido a que el tribunal colegiado
advirtió que la responsable omitió imponerse del conflicto de
derechos fundamentales, pero negó el amparo. Debió haberse
remitido el asunto para que la Sala responsable resolviera el asunto
considerándolo como una persona privada sin proyección pública.

18.5. Así, en el agravio bajo el numeral 17, se reitera que no es ajustado


a derecho que el órgano colegiado los considere personas con
proyección pública:

17
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

18.5.1. No le asiste la razón al tribunal cuando considera que su


actividad profesional es suficiente para evidenciar que su
trabajo es de interés público.
18.5.2. La defensa de derechos laborales no es una función de
interés público, pues éste únicamente lo desarrolla el
Estado en su función de impartir justicia. Su actividad es
privada, pues el que su cliente gane o pierda su caso, no es
de interés público, como sí lo es que se respeten las
formalidades del procedimiento.
18.5.3. No comparten la consideración del tribunal colegiado
cuando señala que en el ejercicio del derecho laboral se
cuestionan los derechos de la clase desprotegida, porque:
1. los derechos no se cuestionan, se defienden; y, 2. por
excepción, los abogados patronales no tienen proyección
pública, ya que defienden a la clase poderosa.
18.5.4. El tribunal colegiado se equivoca cuando sostiene que, por
sus funciones, los quejosos están expuestos a un control
más riguroso de sus actividades.
18.5.5. Contrario a lo aducido por el tribunal colegiado, su
actividad no es de interés general y tampoco tiene
trascendencia colectiva. Su actividad es de derecho
laboral individual; incluso, porque no atienden demandas de
contrato colectivo, ni sindicales.
18.5.6. Por ello, no es aplicable a su caso la tesis invocada del
“sistema dual de protección”. Además, el tribunal colegiado
olvidó considerar que sus menores hijos también son parte
desde el juicio de origen, por lo que se les debe proteger y
suplir la deficiencia de la queja en todos sus aspectos.
Además, cuestionan si ellos también tienen proyección
pública.
18.5.7. Contrario a lo considerado por el tribunal colegiado, tanto la
Suprema Corte de Justicia, como la Ley de Transparencia
señalan que para que una actividad sea considerada como
de proyección pública, tiene que estar relacionada con la
prestación de un servicio público; lo cual no acontece en su
caso. Por tanto, el sistema de protección dual no es
aplicable en el sentido que señaló el tribunal colegiado.

18.6. Por su parte, en los agravios identificados bajo los numerales 18 y


29, se argumenta que no se comparte la consideración del
Tribunal Colegiado en cuanto a la jurisprudencia que invoca al
describir el interés público de la información difundida. Primero,
porque la información es falsa y, segundo, porque la información no
tiene relevancia pública.

18
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

18.6.1. Aunque la nota se encamina a transmitir información


relativa a las funciones que desempeñamos, estas
funciones no son de interés público. La información sólo se
concreta en acusar mala práctica y ganancias
desorbitantes. La información trata de generar interés
público dando a conocer hechos falsos.
18.6.2. Se comparte la apreciación de que lo divulgado es
información. Empero, no se coincide con la consideración
del tribunal en torno a que no puede analizar las
expresiones ofensivas en un plano jurídico. El colegiado
debió analizar las expresiones ofensivas que afectan la vida
privada y el honor.

18.7. En los agravios bajo los numerales 20 a 23, se aluden a aspectos


sobre la veracidad de la información, que sí se aportaron pruebas
suficientes para acreditar la falsedad de la información y la
negligencia inexcusable; insistiendo que le correspondía al periodista
investigar los hechos, sin que los quejosos pudieran demostrar
hechos falsos o inexistentes. Reiterando a su vez argumentos sobre
el interés público de la información.

18.8. En los agravios identificados bajo los numerales 24 a 27, se incluyen


razonamientos para refutar la conclusión del colegiado sobre la
responsabilidad del periódico, de la servidora pública, el derecho de
réplica y lo relativo a su cónyuge e hijos.

18.9. Finalmente, en su agravio identificado bajo el numeral 28, se sostiene


que no se comparte la declaratoria de inoperancia de los conceptos
de violación relativos a que resulta inconstitucional el artículo 159 del
Código de Procedimientos Civiles.

18.9.1. Ello, pues se violenta el principio de petición de parte y el


principio de contradicción. Además, porque se vulneran los
principios que rigen el procedimiento civil. Solo las
prestaciones que exijan las partes en conflicto deben ser
analizadas.
18.9.2. No puede, el legislador, ordenar condena de oficio si las
partes no solicitan la prestación. El procedimiento ante los
tribunales será gratuito, por ello no es constitucional que el
legislador imponga condena alguna de manera oficiosa
para acudir ante la justicia; pues ello inhibiría el ejercicio
ante los tribunales de cualquier acción legal.

VII. PROCEDENCIA DE LA REVISIÓN

19
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

19. Tomando en cuenta los antecedentes del caso y los razonamientos


expuestos por el quejoso y el Tribunal Colegiado, se estima que el presente
asunto actualiza los requisitos de procedencia de un amparo directo en
revisión en atención a las consideraciones que siguen.

Criterios de procedencia del recurso

20. El recurso de revisión en amparo directo se distingue por ser un medio de


impugnación extraordinario, el cual sólo es procedente cuando se cumplen
los requisitos señalados expresamente por la Constitución Federal y la Ley
de Amparo, motivo por el cual deben ser analizados previamente al estudio
de fondo de toda revisión en amparo directo.

21. Al respecto, los requisitos de procedencia de la revisión han sido


interpretados y clarificados en numerosas tesis jurisprudenciales y aisladas
de esta Corte y desarrollados normativamente por el Acuerdo General
Plenario 9/2015, que contiene los criterios para identificar cuándo es
procedente este recurso excepcional. En esa labor de identificación se
distinguen dos momentos.

a) En el primero se parte de que el recurso de revisión es procedente en


contra de las sentencias que en materia de amparo directo pronuncien
los tribunales colegiados de circuito, siempre y cuando en ellas se
decida o se omita decidir sobre la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de una norma general, o se establezca la
interpretación directa de un precepto constitucional o de derechos
humanos establecidos en los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte, siempre que dichos temas hubieren sido
planteados en la demanda de amparo.

b) En adición a lo anterior y como segundo paso debe analizarse, para


efectos de la procedencia del recurso, si los referidos temas de
constitucionalidad entrañan la fijación de un criterio de importancia y
trascendencia, requisitos que se actualizan: a) cuando se trate de la

20
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

fijación de un criterio novedoso o de relevancia para el orden jurídico


nacional; o b) cuando las consideraciones de la sentencia recurrida
entrañen el desconocimiento u omisión de los criterios emitidos por la
Suprema Corte referentes a cuestiones propiamente constitucionales.

22. En relación con el primer requisito, con base en lo resuelto por el Tribunal
Pleno en la contradicción de tesis 21/2011-PL, fallada el nueve de
septiembre de dos mil trece, esta Primera Sala entiende que una cuestión
propiamente constitucional se actualiza cuando se exige la tutela del
principio de supremacía constitucional para la solución de un caso concreto,
porque justamente se presenta un conflicto interpretativo de la determinación
normativa que, para ese supuesto, otorga la Constitución; lo cual implica la
exigencia de desentrañar el significado de un elemento normativo o de
alguna norma fundamental o de un derecho humano reconocido en un
tratado internacional ratificado por México, mediante el despliegue de un
método interpretativo.

23. Por ende, una cuestión de constitucionalidad se puede definir, en términos


generales, mediante un criterio positivo y otro negativo. De manera positiva,
se origina por el ejercicio interpretativo de un elemento o norma
constitucional para la resolución del caso; entendiendo con ello no sólo la
interpretación de los preceptos de la Constitución Federal, sino de los
derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales de los que
México es parte de acuerdo a lo previsto en el artículo 1°, párrafo primero,
de la propia Constitución Federal.

24. Por su parte, el criterio negativo radica en la identificación de su opuesto: la


cuestión de legalidad. En efecto, aquellas cuestiones jurídicas atinentes
exclusivamente a determinar la debida aplicación de una ley o la
determinación del sentido de una norma infra constitucional, se encuadra
como una cuestión de legalidad en la que lo relevante es desentrañar el
sentido normativo de tales fuentes normativas12.

12 Lo precedente no implica que una cuestión de legalidad esté desvinculada de la fuerza protectora
de la norma fundamental, pues la Constitución Federal, en sus artículos 14 y 16, establece el
derecho humano a la legalidad, lo cual conlleva evaluar la debida aplicación de la ley; sin embargo,
ello se trata de una violación “indirecta” a la Constitución que no exige el ejercicio interpretativo de
un elemento genuinamente constitucional, sino sólo una referencia en vía de consecuencia.

21
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

Aplicación al caso concreto

25. Como se adelantó, aunque en la demanda de amparo y en el recurso de


revisión se plantearon argumentos de muy diversa índole, esta Primera Sala
estima que el recurso de mérito cumple con los requisitos formales y
materiales de procedencia respecto a dos temáticas.

Primera cuestión de constitucionalidad

26. Por un lado, se estima que se actualiza una cuestión de constitucionalidad


ante la interpretación directa realizada por el Tribunal Colegiado de los
derechos a la libertad de expresión, a la información y al honor; en
particular, el alcance asignado a esos derechos en la sentencia de amparo
para caracterizar al promovente de la acción que se desempeñaba como
abogado como persona privada con proyección pública (ante la identificación
a su vez de un tema de interés público) y, consecuentemente, la aplicación
del estándar de real malicia.

27. A mayor abundamiento, en la demanda de amparo, entre otros tantos


alegatos de violación a sus derechos humanos, la parte quejosa señaló que
la Sala responsable había omitido realizar la ponderación y el análisis de
constitucionalidad aplicable en materia de libertad de expresión, derecho a
la información y derecho al honor y vida privada. El Tribunal Colegiado
compartió esa postura, emprendiendo el examen de constitucionalidad y
ponderación correspondiente.

Por lo tanto, para que se actualice una cuestión de constitucionalidad para efectos de la procedencia
de un recurso de revisión en un juicio de amparo directo es necesario que en la sentencia recurrida
se haya realizado un pronunciamiento sobre la constitucionalidad de normas generales o se
establezca la interpretación directa de una norma constitucional o de los derechos humanos
reconocidos en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte o que,
habiéndose planteado alguna de esas cuestiones en la demanda de amparo, se haya omitido su
estudio en la respectiva sentencia.
Consideraciones que, entre otros muchos criterios, han quedado reflejadas en la tesis 1a.
CCCLXVIII/2013 (10a.) de rubro y texto: “REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO. DIFERENCIAS
ENTRE CUESTIONES PROPIAMENTE CONSTITUCIONALES Y SUPUESTOS DE
INTERPRETACIÓN CONFORME, PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DE AQUEL
RECURSO” (tesis emitida por la Primera Sala, publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de
la Federación, Libro 2, Enero de 2014, Tomo II, página 1122).

22
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

28. Para ello, primero, llevó a cabo una extensa relatoría del significado de los
derechos a la libertad de expresión, a la información, honor y vida
privada, así como del significado del interés público y la concurrencia de un
sistema dual de protección de la libertad de expresión. Segundo, aclaró que
el caso no se trataba del análisis de opiniones, sino de información divulgada
por un periodista en contra de diversos abogados, entre ellos, uno de los
quejosos. Y en consecuencia, consideró que estaba presente una temática
de relevancia pública y que ********** era una persona privada con
proyección pública debido a su profesión (pues se trataba de un abogado
practicante en materia laboral), lo que implicaba la aplicación del estándar
de real malicia.

29. En desacuerdo con esta decisión, el quejoso interpuso un recurso de


revisión, en el que expresamente manifestó que en la sentencia de amparo
se hizo una incorrecta interpretación del contenido de la libertad de
expresión y el derecho a la información previstos en los artículos 6 y 7 de la
Constitución Federal; en particular, al considerar a ********** como una
persona privada con proyección pública y al aplicar el estándar de real
malicia.

30. Así las cosas, se estima que en el caso subsiste una cuestión de
constitucionalidad. En la demanda de amparo se solicitó el ejercicio de
ponderación en materia de libertad de expresión e información frente a los
derechos al honor y vida privada; el Tribunal Colegiado realizó tal
ponderación a partir de una interpretación directa del alcance de los
citados derechos humanos, y tales consideraciones del colegiado fueron
efectivamente cuestionadas en el recurso de revisión.

31. Sin que se pase por alto que el Tribunal Colegiado hizo alusión en ciertos
apartados de su sentencia a precedentes de esta Suprema Corte en materia
de libertad de expresión. A nuestro juicio, ello no es un obstáculo para
advertir una cuestión de constitucionalidad.

32. Varios de los razonamientos del órgano colegiado son consideraciones


novedosas en cuanto al contenido de los derechos a la expresión,

23
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

información y honor13. En específico, la interpretación realizada por el órgano


colegiado del alcance de estos derechos para justificar que el quejoso debía
ser considerado como una persona privada con proyección pública, por
la simple razón de tratarse de una actividad profesional que es de interés
público y que busca defender los derechos laborales.

33. Por ende, no consideramos que se trate de un mero asunto de aplicabilidad


de precedentes. Existen consideraciones autónomas y propias del Tribunal
Colegiado que dotan de un determinado contenido a los referidos derechos
humanos, mismo que no ha sido tratado o adoptado por esta Suprema Corte.
Además, no es la primera ocasión que valoramos de esta manera la forma
en que puede actualizarse una cuestión de constitucionalidad.

34. En el Amparo Directo en Revisión 4067/201514, esta Sala identificó que el


órgano colegiado había basado su resolución en precedentes de esta Corte,
pero aún así reconoció como una cuestión constitucional de importancia
y trascendencia si los directivos de las instituciones privadas de educación
superior debían catalogarse o no como personas privadas con proyección
pública. En ese mismo escenario de procedencia nos encontramos.
Siendo aplicable entonces el criterio de esta Sala que se refleja en la tesis
jurisprudencial P./J. 22/2014 (10ª.), de rubro “CUESTIÓN
CONSTITUCIONAL. PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL
RECURSO DE REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO, SE SURTE CUANDO
SU MATERIA VERSA SOBRE LA COLISIÓN ENTRE UNA LEY
SECUNDARIA Y UN TRATADO INTERNACIONAL, O LA
INTERPRETACIÓN DE UNA NORMA DE FUENTE CONVENCIONAL, Y
SE ADVIERTA PRIMA FACIE QUE EXISTE UN DERECHO HUMANO EN
JUEGO”.15

13 Incluso, podría valorarse que la decisión tomada por el Tribunal Colegiado en cuanto a las
características definitorias para ser una figura pública contradice las premisas de nuestros
precedentes en cuanto al alcance de la libertad de expresión, información y derecho al honor y la
delimitación del concepto de figura pública.
14 Amparo Directo en Revisión 4067/2015, resuelto por esta Primera Sala en sesión correspondiente

al trece de abril de dos mil dieciséis. Unanimidad de cinco votos de la Ministra y los Ministros: Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, quien se reservó el derecho a formular voto concurrente, José Ramón
Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Norma Lucía Piña Hernández y Alfredo Gutiérrez Ortiz
Mena (Presidente y Ponente).
15 Tesis P./J. 22/2014 (10a.), Pleno, Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,

libro 5, abril de 2014, tomo I, página 94.

24
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

35. Aunado a lo anterior, se estima que también se acredita el requisito


material consistente en que la cuestión de constitucionalidad resulte de
importancia y trascendencia. No contamos con ningún precedente sobre
si una persona que se desempeña como abogado practicante en la materia
laboral necesariamente entra o no dentro de la categoría de personas con
proyección pública; ello, en términos de los derechos a la libertad de
expresión libertad de expresión, a la información, honor y/o vida privada.

36. Adicionalmente, y dado las particularidades que presenta el recurso, el caso


es relevante toda vez que nos permitirá pronunciarnos sobre un tema que
no ha sido abordado directamente por esta Suprema Corte: ¿qué criterio
subjetivo de imputación aplica cuando estamos ante una cuestión de
interés público, pero la persona que se dice afectada no es una figura
pública? ¿Debe aplicarse la real malicia, un mero criterio de negligencia o
demás principios generales que rigen la responsabilidad civil
extracontractual?

37. Asimismo, es un caso útil para hacer precisiones sobre el interés público
como concepto legitimador de la prevalencia de la libertad de expresión e
información sobre el derecho al honor y su relación con el concepto de figura
pública. Elementos que no han sido clarificados del todo en nuestros
precedentes y aún no gozan del carácter de jurisprudencia, por lo que el
caso servirá para seguirla integrando.

Segunda cuestión de constitucionalidad

38. Como segunda cuestión de constitucionalidad, entre los conceptos de


violación que hizo valer la parte quejosa en su demanda se advierte el
planteamiento de inconstitucionalidad del artículo 159 del Código de
Procedimientos Civiles del Estado de Chihuahua. Esto bajo el argumento
de que resulta contrario al derecho humano de acceso a la justicia al permitir
a la autoridad judicial establecer una condena a dicha prestación aunque no
hubiera sido reclamada por las partes.

25
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

39. Aunque el Tribunal Colegiado precisó que la parte quejosa hizo depender la
inconstitucionalidad de la norma en que la autoridad impusiera la condena
en costas de manera oficiosa y, en el caso concreto, todos los demandados
solicitaron dicha condena a excepción de uno; lo cierto es que el Tribunal sí
efectuó un análisis de constitucionalidad respecto de la norma
impugnada que, ahora, es combatido por la parte recurrente en su recurso
de revisión.

40. Cabe señalar que, según quedó establecido en la síntesis de la sentencia de


amparo, pese a una imprecisión de redacción, era evidente que los quejosos
impugnaron la fracción III del artículo 159 del Código de Procedimientos
Civiles del Estado de Chihuahua; por lo que fue en relación con dicha
porción normativa que el Tribunal Colegiado emprendió el análisis de
constitucionalidad y que fue refutada en agravios en el recurso de revisión.

41. A su vez, esta cuestión de constitucionalidad acredita el requisito de


importancia y trascendencia, toda vez que no se advierte la existencia de
precedente específico sobre esta norma y el caso nos permitirá ampliar
nuestra jurisprudencia en cuanto al contenido del derecho de acceso a la
justicia. Sin que se pase por alto que el Tribunal Colegiado aplicó por
analogía criterios emitidos en relación con normas de otros Estados que
abordan el tema de la condena en costas; sin embargo, tal cuestión no es un
impedimento, pues el caso servirá para dictar un precedente directamente
aplicable.

VIII. ESTUDIO DE FONDO

42. Conforme a lo expuesto en el apartado anterior, es notorio que las dos


cuestiones de constitucionalidad identificadas se refieren a temas distintos,
pues mientras la primera versa sobre el conflicto entre los derechos a la
libertad de expresión e información con el derecho al honor, la segunda tiene
que ver con el derecho de acceso a la justicia y con la institución jurídica de
las costas. Consecuentemente, el estudio de fondo se dividirá en dos
apartados acordes al orden de las cuestiones constitucionales previamente
identificadas.

26
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

VIII.1.
Análisis sobre el conflicto entre los derechos a la libertad de
expresión e información con el derecho al honor y vida privada

43. Adelantando nuestras conclusiones, esta Primera Sala considera, por una
parte, parcialmente fundados pero inoperantes ciertos agravios del
recurrente y, por la otra, infundados o inoperantes el resto de ellos. En
suma, el Tribunal Colegiado interpretó incorrectamente el alcance de los
derechos a la libertad de expresión y derecho a la información. Sin embargo,
dadas las características del asunto y la calificativa del resto de agravios, se
estima que no es necesario remitir nuevamente el asunto a valoración del
órgano colegiado, lo que nos lleva a confirmar la sentencia de amparo.

44. A mayor abundamiento, como se desprende de la síntesis realizada de la


sentencia de amparo, el Tribunal Colegiado advirtió que la autoridad
responsable resolvió la resolución de apelación con base únicamente en el
sistema de cargas probatorias que atañe a las partes, de conformidad con el
artículo 270 del Código de Procedimientos Civiles del Estado; ello, sin aplicar
los criterios que para la resolución de conflictos entre los derechos a la
libertad de expresión y de información y el derecho al honor ha emitido esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Por esta razón, declaró fundados
los conceptos de violación y pasó a realizar el análisis del conflicto de
derechos en un ámbito de constitucionalidad.

45. En el desarrollo de este ejercicio, el Tribunal Colegiado refirió que el primero


de los elementos que debía ponderarse para determinar si se actualiza un
daño moral era la naturaleza del actor y su función en la sociedad; a
efecto de determinar si aquél está obligado a tolerar un mayor grado de
intromisión en su derecho al honor que las personas privadas16.

46. En esas condiciones, el órgano colegiado adujo que, en atención al contenido


de los derechos a la libertad de expresión y derecho a la información, el

16 Criterio que, entre otras, se refleja en la tesis de jurisprudencia 1a./J. 38/2013 de rubro
“LIBERTAD DE EXPRESIÓN. SUS LÍMITES A LA LUZ DEL SISTEMA DE PROTECCIÓN DUAL
Y DEL ESTÁNDAR DE MALICIA EFECTIVA”.

27
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

ejercicio de la abogacía (específicamente cuando se ejerce en materia


laboral) era una actividad profesional de interés público y con trascendencia
colectiva en la defensa de los derechos de los trabajadores17.
Consecuentemente, dado que uno de los quejosos (quien aparece en la
publicación de la nota periodística) ejercía esa profesión, era notorio que éste
resultaba ser una persona privada con proyección pública en virtud de
la actividad que desempeña.

47. Situación que implicaba que, de acuerdo con el sistema dual de protección,
su umbral de tolerancia debía ser mayor que el de cualquier otro particular
en cuanto a la injerencia en su derecho al honor. Por lo tanto, se aplicó la
doctrina de la real malicia y se concluyó, en perjuicio de la parte quejosa, que
no se había cumplido con la exigencia de acreditar la malicia efectiva en la
publicación de la información que motivó su reclamo; negando entonces el
amparo solicitado.

48. En contra de estas consideraciones, la parte recurrente expuso a través de


ciertos agravios que, en términos de una valoración del contenido y
alcance de la libertad de expresión, derecho a la información y derecho al
honor y vida privada, no resultaba adecuado la caracterización genérica de
los abogados como participantes en un ámbito de interés público (en
particular, la referida a los derechos de los trabajadores) y,
consiguientemente, tampoco resultaba correcto caracterizarlo a él como una
persona privada con proyección pública.

49. En primer lugar, porque el propio Tribunal Colegiado reconoció que él, en su
ámbito privado, no era una persona con notoriedad en su comunidad. En
segundo lugar, porque la defensa de los derechos laborales no es, en todos
los casos, una función de interés público que conlleve a categorizar a las
personas involucradas en esas actividades profesionales como personas

17El Tribunal Colegiado apoyó esta consideración en las tesis aisladas 1a. CLXXIII/2012 (10a.) de
rubro “LIBERTADES DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN. CONCEPTO DE FIGURA PÚBLICA
PARA EFECTOS DE LA APLICACIÓN DEL SISTEMA DE PROTECCIÓN DUAL”; 1a. CXXVI/2013
(10a.) de rubro “LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA INFORMACIÓN. UNA PERSONA
PUEDE ADQUIRIR PROYECCIÓN PÚBLICA, SI ESTÁ RELACIONADA CON ALGÚN SUCESO
QUE, POR SÍ MISMO, REVISTE INTERÉS PÚBLICO PARA LA SOCIEDAD”, y 1a. CLX/2013
(10a.) de rubro “LIBERTAD DE EXPRESIÓN. INTERÉS PÚBLICO DE LA INFORMACIÓN
RELACIONADA CON LA PROCURACIÓN E IMPARTICIÓN DE JUSTICIA”.

28
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

privadas con proyección pública; cuando además no es de interés público si


los trabajadores defendidos ganan o no sus juicios. A su parecer, de
aceptarse la postura del colegiado, se desnaturalizaría el concepto de figura
pública que ha sido creado bajo la doctrina de la libertad de expresión, pues
por desempeñar una mera actividad profesional, todas esas personas
tendrían que aceptar su proyección pública. Una profesión no es lo mismo
que ser un servicio público.

50. Como lo adelantamos, esta Primera Sala estima que el recurrente acierta
parcialmente en ciertos razonamientos de agravios (sintetizados en los
párrafos 18.3. y 18.5. de la presente ejecutoria). De acuerdo al alcance
constitucional de los derechos humanos a la libertad de expresión y derecho
a la información, en su relación con el derecho constitucional al honor, la
mera intervención de una persona como abogado defensor de otra u otras
personas dentro del aparato de procuración de justicia y, en específico, en
juicios en materia laboral, no conlleva necesariamente y en todos los
casos su proyección como figura pública.

51. La relevancia pública para efectos de categorizar a alguien como una figura
pública no puede condicionarse solamente al ejercicio de una actividad
profesional que participa, directa o indirectamente, en materias que son
relevantes para la comunidad. Un abogado claramente puede llegar a ser
figura pública, pero ello se deriva del análisis de sus propias actividades en
relación con el contexto y el tema a debate en concreto, no por el solo hecho
del ejercicio de su profesión o su desempeño en cierta materia del Derecho.

52. Así, no debe confundirse la relevancia pública de cierta información con


la calidad del sujeto que se dice afectado. Si se parte de esta confusión,
la interpretación constitucional no es sólo incorrecta, sino también contraria
a nuestra doctrina constitucional. Aquí el error del Tribunal Colegiado, ya que
en realidad su interpretación se aparta de nuestra doctrina sobre las hipótesis
de categorización de figuras públicas.

53. No obstante lo anterior, como lo referimos en párrafos previos y dadas las


características del asunto, estimamos que resulta innecesario remitir al

29
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

asunto al órgano colegiado para analizar nuevamente los aspectos de


legalidad con base en estas premisas constitucionales. A nuestro parecer,
desde el propio plano constitucional, el problema jurídico del caso se
resuelve a partir de la respuesta de los otros agravios relacionados con la
interpretación constitucional del colegiado, pues es aplicable la real malicia
al tratarse el caso de información de interés público de una persona privada.

54. Es decir, el recurrente se equivoca al señalar que la información divulgada


no se relaciona con una cuestión de interés público. Por el contrario, a pesar
de haber acertado en cuanto a que el colegiado interpretó erróneamente la
categoría de figura pública, al estar imbricada una temática de interés
público, el criterio subjetivo de imputación respecto a información divulgada
de interés público de una persona privada sigue siendo el estándar de real
malicia; por ello, ya que este requisito de malicia fue analizado por el
colegiado en un nivel de valoración probatoria, carece de relevancia remitir
el asunto al órgano de amparo pues a ningún fin normativo llevaría revocar
la sentencia de amparo.

55. Consecuentemente, por el resto de agravios, deben de calificarse de


infundados los agravios sintetizados en el párrafo 18.6. de la presente
ejecutoria y de inoperantes los agravios sintetizados en los párrafos 18.1.,
18.2., 18.4., 18.7. y 18.8.18.

56. Para explicar a detalle lo anterior, dividiremos este apartado en dos sub-
apartados: en el primero aludiremos a la doctrina constitucional aplicable en
materia de libertad de expresión (A) y, en el segundo, aplicaremos dicho
estándar a la interpretación efectuada por el Tribunal Colegiado (B).

18 Lo anterior debido a que dichos argumentos corresponden a cuestiones de legalidad que resultan
inoperantes para efectos de la revisión en amparo directo de conformidad con la tesis de rubro
“REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO. SON INOPERANTES LOS AGRAVIOS QUE ADUZCAN
CUESTIONES DE MERA LEGALIDAD”.
En todos esos agravios se aluden a aspectos no relacionados con las cuestiones de
constitucionalidad, tales como violación genérica de derechos, indebida fundamentación, falta de
exhaustividad, indebida valoración de aspectos fácticos, así como cuestiones de legalidad que
tienen que ver con la valoración de las pruebas correspondientes y la aplicación de algunas de las
tesis emitidas por esta Primera Sala y citadas por el Tribunal Colegiado en relación con los derechos
a la libertad de expresión e información y el derecho al honor y la vida privada.

30
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

A. Doctrina constitucional sobre los derechos fundamentales


involucrados

57. La libertad de expresión y el derecho a la información son derechos con


rango constitucional en nuestro país, al estar reconocidos, entre otros, en los
artículos 6 y 7 de la Constitución Federal;19 13 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos20, y 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos,21 ambos tratados suscritos y ratificados por nuestro país.

58. Con base en estas normas, se ha sostenido de manera reiterada que la


libertad de expresión es un derecho de toda persona que se caracteriza por
tener una doble dimensión: por un lado, asegura a las personas espacios
esenciales para desplegar su autonomía individual (espacios que deben ser
respetados y protegidos por el Estado) y, por otro lado, goza de una vertiente

19 “Artículo 6. La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o


administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún
delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por
la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado. […]”.
“Artículo 7. Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquiera materia. Ninguna
ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni
coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral
y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la imprenta como instrumento del delito. […]”.
20 “Artículo 13. Libertad de pensamiento y de expresión.

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho


comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin
consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por
cualquier otro procedimiento de su elección.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura
sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser
necesarias para asegurar:
a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o
b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.
3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso
de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de
enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios
encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo
objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin
perjuicio de lo establecido en el inciso 2.
5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio
nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal
similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color,
religión, idioma u origen nacional”.
21 “Artículo 19.

1. Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones.


2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya
sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su
elección.
3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña deberes y
responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones, que
deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para:
a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás;
b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas”.

31
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

pública, colectiva o institucional que lo convierte en pieza central para el


adecuado funcionamiento de la democracia representativa22.

59. Bajo esa lógica, se ha dicho que la libertad de expresión se trata de un


derecho que implica tanto la libertad a hablar, escribir y difundir las
expresiones habladas o escritas de pensamientos, informaciones, ideas u
opiniones, como el derecho a buscar, recibir, acceder y difundir todo tipo de
información, ideas y opiniones difundidas por los demás. En conjunto, esta
libertad puede conceptualizarse a su vez en dos vertientes en función del
objeto de la expresión: una que supone la comunicación de juicios de valor y
otra la transmisión o divulgación de hechos. A la primera se le denomina
libertad de opinión y a la segunda libertad de información23 (ambas
conformando el concepto genérico de libertad de expresión).

60. Por su parte, el derecho a la información, visto en sí mismo, se refiere a la


difusión de aquello que se considerada noticiable24, ya que todas las
personas gozan del derecho de conocer las opiniones y noticias de los
demás. A saber, el derecho a la información se relaciona con la capacidad
de difundir, recibir, buscar y conocer lo noticiable.

22 Criterio cuyo primer precedente, el cual ha sido reiterado en una gran variedad de nuestras
sentencias, proviene de la Opinión Consultiva OC-5/85 de 13 de noviembre de 1985. Serie A No.
5. La colegiación obligatoria de periodistas (Arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos
Humanos). En este documento se señaló que desde el punto de vista individual, la libertad de
expresión comporta la exigencia de que “nadie sea arbitrariamente menoscabado o impedido de
manifestar su propio pensamiento y representa, por tanto, un derecho de cada individuo”, de tal
manera que “la libertad de expresión no se agota en el reconocimiento teórico del derecho a hablar
o escribir, sino que comprende además, inseparablemente, el derecho a utilizar cualquier medio
apropiado para difundir el pensamiento y hacerlo llegar al mayor número de destinatarios” (párrafos
30 y 31) y, respecto de la dimensión colectiva, la libertad de expresión también comporta un derecho
de toda la sociedad a “recibir cualquier información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno”
(párrafo 30), toda vez que se trata de “un medio para el intercambio de ideas e informaciones y para
la comunicación masiva entre los seres humanos”, que “comprende el derecho de cada uno a tratar
de comunicar a los otros sus propios puntos de vista implica también el derecho de todos a conocer
opiniones y noticias” (párrafos 30 y 31). Asimismo, este criterio ha sido utilizado como premisas
interpretativas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entre otros, en los casos: Caso
Herrera Ulloa v. Costa Rica. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C, No. 107; Ivcher Bronstein v.
Perú. Sentencia de 6 de febrero de 2001. Serie C, No. 74, párrafo 146; “La Última Tentación de
Cristo” (Olmedo Bustos y otros). Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C, No. 73, párrafo 64.
23 Esta delimitación de las distintas vertientes del derecho a la libertad de expresión (entre libertad

de opinión y libertad de información), fue realizada por primera ocasión en el amparo directo 3/2011
(página 77 del engrose), fallado el treinta de enero de dos trece por unanimidad de cinco votos de
la Ministra y los Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente), José Ramón Cossío Díaz, quien
se reserva el derecho de formular voto concurrente, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez
Cordero de García Villegas y Presidente Jorge Mario Pardo Rebolledo.
24 Esta distinción normativa, como se detallará posteriormente, se hizo por primera vez en el amparo

directo 28/2010 (página 64 del engrose), fallado por mayoría de cuatro votos de los Ministros: Jorge
Mario Pardo Rebolledo, José Ramón Cossío Díaz, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y
Presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente), en contra del emitido por el señor Ministro
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia.

32
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

61. Ahora bien, entre los muchos aspectos relevantes de la libertad de expresión
y el derecho a la información se encuentra la forma en que son ejercidos
por las personas y los conflictos que pueden generarse con otros
derechos humanos, como el derecho al honor o la vida privada. Sobre este
tema, esta Corte ha reconocido la existencia de una presunción general de
cobertura constitucional de todo discurso expresivo, lo que genera una
posición preferencial de la libertad de expresión e información frente a los
derechos de la personalidad (dada la relación instrumental entre ese derecho
y el adecuado desarrollo de las prácticas democráticas)25.

62. En los Amparos Directos 28/201026 y 8/201227, esta Sala determinó que las
ideas y la información alcanzan un grado máximo de protección cuando: (a)
son difundidas públicamente y (b) con ellas se persigue fomentar un debate
público. Asimismo, en el segundo precedente citado se especificó que este
grado máximo de protección también se alcanza cuando los derechos a la
libertad de expresión e información “se ejercen por los profesionales del
periodismo a través del vehículo institucionalizado de formación de la opinión
pública, que es la prensa, entendida en su más amplia acepción”28.

63. Sin embargo, en relación con esta aclaración, esta Corte ha manifestado
que esta posición preferencial no significa que tal libertad sea absoluta
o que deba prevalecer en todos los casos sobre los derechos de la
personalidad (entre los que se encuentra el derecho al honor o vida privada),

25 De acuerdo con lo planteado en el amparo directo 8/2012, esta presunción general de cobertura
constitucional de todo discurso expresivo y la correspondiente posición preferencial de la libertad de
expresión frente a los derechos de la personalidad se justifica por la obligación primaria de
neutralidad del Estado frente a los contenidos de las opiniones y, en consecuencia, por la necesidad
de garantizar que, en principio, no existan personas, grupos, ideas o medios de expresión excluidos
a priori del debate público. Este criterio ha sido retomado en varios precedentes de esta Suprema
Corte y se refleja en la tesis aislada 1a. XXII/2011, emitida por la Primera Sala, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, enero de 2012, Página: 2914, de
rubro: “LIBERTADES DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN. SU POSICIÓN PREFERENCIAL
CUANDO SON EJERCIDAS POR LOS PROFESIONALES DE LA PRENSA”.
26 Fallado el veintitrés de noviembre de dos mil once por mayoría de cuatro votos de los Ministros:

Jorge Mario Pardo Rebolledo, José Ramón Cossío Díaz, Olga Sánchez Cordero de García Villegas
y Presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente), en contra del emitido por el señor Ministro
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia.
27 Fallado el cuatro de julio de dos mil doce por mayoría de cuatro votos de los señores Ministros:

Jorge Mario Pardo Rebolledo, José Ramón Cossío Díaz, quien se reserva el derecho de formular
voto concurrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas, quien se reserva el derecho de formular
voto concurrente al apartado XI (respecto de la condena en gastos y costas), y Presidente Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente). El señor Ministro Guillermo I. Ortiz Mayagoitia votó en contra.
28 Ibidem, p. 53

33
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

que a su vez tienen rango constitucional en el derecho mexicano29. Habrá


casos en donde la protección al derecho al honor o a la vida privada supere
los derechos a la libertad de expresión y a la información; incluso, habrá
casos en donde la afectación a esos derechos de la personalidad dé lugar a
ciertas responsabilidades ulteriores, como puede ser la asignación de una
responsabilidad extracontractual de carácter civil.

64. Al respecto, en una gran variedad de precedentes (siendo uno de los


primeros el Amparo Directo 3/2011), hemos afirmado que para poder
condenar civilmente a una persona por el indebido ejercicio de la libertad de
expresión (en su doble vertiente: opinión o información), debe verificarse, en
primer lugar, la existencia de todos los elementos que tienen que estar
presentes en cualquier esquema de responsabilidad civil extracontractual
que no sea de naturaleza objetiva:

a) La ilicitud de la conducta (vulneración de un derecho de la


personalidad);
b) El criterio subjetivo de imputación;
c) La existencia de un daño (afectación al patrimonio moral de la
persona), y
d) Una relación de causalidad entre la conducta ilícita y el resultado
dañoso.

65. Por ello, para efectos de verificar la viabilidad o no de esa reparación, esta
Primera Sala ha resaltado los siguientes elementos de relevancia
constitucional que deben identificarse en cada caso concreto30:

29 Como se ha reconocido en diversos precedentes (por ejemplo, los Amparos Directos 8/2012 y
16/2012), los derechos de la personalidad derivan del reconocimiento a la dignidad humana, por lo
que se encuentran implícitos en nuestra Constitución Federal. Además, su reconocimiento es
expreso en los tratados internacionales ratificados por México, de modo que se encuentran
incorporados al orden jurídico mexicano de acuerdo con el artículo 1 constitucional. Véase en este
sentido la tesis aislada P. LXV/2009, Tribunal Pleno, Novena Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta XXX, Diciembre de 2009, página 8, de rubro “DIGNIDAD HUMANA. EL
ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS
DERECHOS FUNDAMENTALES”.
30 Este estándar, de manera textual, fue incorporado en las consideraciones del amparo directo

24/2016 (página 20 del engrose), fallado el seis de diciembre de dos mil diecisiete por unanimidad
de cuatro votos de los señores Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente), Jorge Mario
Pardo Rebolledo, quien se reservó el derecho a formular voto concurrente, Alfredo Gutiérrez Ortiz
Mena, quien se reservó el derecho a formular voto concurrente, y Norma Lucía Piña Hernández
(Presidenta), quien igualmente se reservó el derecho a formular voto concurrente. Encontrándose
ausente el Ministro José Ramón Cossío Díaz.

34
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

a) El contenido de las expresiones que dan origen al litigio (hechos u


opiniones), para estar en posibilidad de determinar el derecho
específico que ejerce la persona que se expresa (libertad de opinión o
libertad de información) y el derecho que se afecta a la persona que
alega haber resentido un daño (honor, intimidad o propia imagen);
b) La temática comprometida en el asunto; a saber, si se trata de
cuestiones de interés público o cuestiones que sólo atañen a la vida
privada del afectado, toda vez que normalmente los discursos
expresivos sobre temas de interés público tienen una mayor protección
constitucional;
c) La calidad de la persona demandada que realizó la expresión
(periodista, medio de comunicación, funcionario público, figura pública
o particular sin relevancia pública), para estar en posibilidad de
determinar si tenía o no que observar algún estándar de diligencia; y
d) La calidad de demandante que alega haber resentido un daño
(funcionario público, otra especie de figura pública o particular sin
proyección pública), para estar en posibilidad de determinar dos cosas:
el nivel de resistencia que presentan sus derechos de la personalidad
frente a la libertad de expresión y el criterio de imputación subjetiva
que tiene que satisfacer para obtener una reparación.

66. Para resolver el caso concreto, cabe detenernos en tres de estos elementos:
la temática comprometida en el asunto, la calidad de la persona que se
dice afectada y el criterio subjetivo de imputación31.

A.1. El interés público como concepto legitimador de la intromisión en el


derecho al honor

67. El criterio imperante en esta Suprema Corte consiste en que, cuando


estamos en presencia de un caso donde una persona alega que otra le causó

31 Lo anterior, se insiste, ya que para analizar la interpretación constitucional del Tribunal Colegiado,
debemos verificar: i) si el accionante del juicio ordinario, el cual es una persona que se desempeñaba
como abogado practicante en materia laboral, debe considerarse o no como una persona privada
con proyección pública o solamente privada; y b), en consecuencia de ello y como se verá más
adelante, definir entonces qué estandar de constitucionalidad resultaría aplicable cuando se está en
presencia de información relacionada con una cuestión de interés público, pero el sujeto que afecta
la divulgación de dicha información es una persona privada.

35
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

un daño con motivo de información divulgada, debemos partir de la existencia


de un “sistema dual de protección” de la libertad de expresión y derecho a la
información.

68. En primer lugar y tratándose del ejercicio de la libertad de expresión, en su


modalidad de divulgación de información, esta Suprema Corte entiende que
el estándar de constitucionalidad del ejercicio de dicho derecho es el de
relevancia pública, el cual depende de dos elementos:

(i) El interés general por la materia y por las personas que en ella
intervienen
(ii) El contenido de la información en sí mismo, según la doctrina de la
malicia efectiva.

69. Por lo que hace a la materia, se estima que el interés público es el concepto
que legitima las intromisiones en el derecho al honor de una persona cuando
se ejerce la libertad de expresar información32. Tal como se afirmó en el
Amparo Directo 16/201233, “lo que debe considerarse para decidir un caso
de ponderación entre las libertades de expresión y el derecho a la

32 En este sentido se ha expresado esta Sala en los Amparos Directos 28/2010 y 8/2012 y en el
Amparo Directo en Revisión 3111/2013. Vale citar, a manera de ejemplo, el párrafo específico en el
que se hace esta aseveración en el último precedente referido: “[…] lo que debe considerarse para
decidir un caso de ponderación entre las libertades de expresión y el derecho a la información, frente
a los derechos de la personalidad, será el interés público para legitimar la intromisión, más allá de
otras consideraciones. […]” (sentencia del catorce de mayo de dos mil catorce, p. 79).
Cabe destacar que esta centralidad del concepto de interés público también la encontramos en otras
tradiciones jurídicas, tal como muestra la Ley Orgánica Española 1/1982 sobre protección civil del
derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. En el preámbulo de dicho
ordenamiento es notoria la importancia del concepto de interés público cuando se afirma que “los
derechos protegidos en la ley no pueden considerarse absolutamente ilimitados”, ya que “los
imperativos del interés público pueden hacer que por ley se autoricen expresamente determinadas
entradas en el ámbito de la intimidad, que no podrán ser limitadas ilegítimas”. Siguiendo con el
preámbulo de la ley en comento, en otra parte se afirma que “existen casos en que tales injerencias
o intromisiones no pueden considerarse ilegítimas en virtud de razones de interés público que
imponen una limitación de los derechos individuales”. Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de
protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. BOE-A-
1982-11196.
En el mismo sentido, el Tribunal Supremo Español ha señalado que “cuando la libertad de
información se quiere ejercer sobre ámbitos que pueden afectar a otros bienes constitucionales,
como son el honor y la intimidad, es preciso para que su proyección sea legítima, que lo informado
resulte de interés público, pues sólo entonces puede exigirse de aquellos a quienes afecta o perturba
el contenido de la información que, pese a ello, la soporten en aras, precisamente, del conocimiento
general y difusión de hechos y situaciones que interesen a la comunidad”. STS 777/1997, sentencia
de once de septiembre de mil novecientos noventa y siete.
33 Fallado el once de julio de dos mil doce por unanimidad de cinco votos de los Señores Ministros:

Jorge Mario Pardo Rebolledo (ponente), José Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia,
Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Los Ministros
José Ramón Cossío Díaz, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea
se reservaron su derecho a formular voto concurrente.

36
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

información, frente a los derechos de la personalidad, será el interés


público para legitimar la intromisión, más allá de otras consideraciones.
En otras palabras, es la noción de interés público, la que autoriza o no la
intromisión, y permite que prevalezcan la libertad de expresión y el derecho
a la información, o en su caso, los derechos a la personalidad”34.

70. Así, la pregunta de qué contenidos deben ser especialmente protegidos


ha sido particularmente problemática para los tribunales constitucionales. En
gran medida, esta dificultad estriba en que hay dos intereses en conflicto: por
un lado, no se quiere que los tribunales definan qué información tiene el
mérito de ser difundida y participar en el “mercado de las ideas”35, pues sería
abiertamente antidemocrático pretender que los jueces deben ser los
“guardianes del gusto público”36; pero por otro lado, tampoco se estima

34 Ibídem, p. 130
35 Tesis aislada 1a. XXVI/2011 (10a.), Primera Sala, Décima Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Libro IV, enero de dos mil doce, Tomo 3, número de registro 2000102, de
rubro y texto: “LIBERTAD DE EXPRESIÓN. SU FUNCIONAMIENTO EN CASOS DE DEBATE
PERIODÍSTICO ENTRE DOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. Sin importar lo perniciosa que pueda
parecer una opinión, su valor constitucional no depende de la conciencia de jueces y tribunales, sino
de su competencia con otras ideas en lo que se ha denominado el "mercado de las ideas", pues es
esta competencia la que genera el debate que, a la postre, conduce a la verdad y a la plenitud de la
vida democrática. Esto adquiere un valor trascendental cuando nos referimos a un debate
periodístico entre dos medios de comunicación, toda vez que éstos representan los principales
oferentes en este "mercado de ideas", ofreciendo al público opciones de ideas y posturas y
fortaleciendo el debate en aras de alcanzar la verdad. Por consiguiente, el castigo de los errores al
momento de expresarse corre el riesgo de inducir a un cauto y restrictivo ejercicio de las libertades
constitucionales de expresión y prensa, lo cual podría producir una intolerable autocensura.
Asimismo, obligar a los medios a que, para evitar responsabilidad, deban probar la verdad de sus
declaraciones, resulta una carga desmedida. Atendiendo a lo anterior, la simple crítica a la postura
o línea editorial de un medio de comunicación en el desempeño de una actividad no debe
confundirse sin más con un atentado a su honor. Incluso cuando el tono de la crítica sea elevado,
éste puede encontrarse justificado por el propósito de causar impacto, siendo conveniente recordar
que en el contexto de debate periodístico el uso de la hipérbole es un recurso frecuente. En este
sentido, si la prensa goza de la mayor libertad y del más amplio grado de protección para criticar
personajes con proyección pública, es no sólo lógico sino necesario concluir que la crítica a su labor
también debe gozar de la mayor libertad y más amplio grado de protección, pues de lo contrario se
estaría dotando a una persona, como ocurre con los medios de comunicación impresos, de un gran
y desequilibrado poder para criticar impunemente, opinando e informando sin ser sujetos del mismo
escrutinio público que pregonan, ejercen y cuya protección invocan. Lo anterior adquiere mayor
relevancia si consideramos que en el debate surgido del ejercicio de la libertad de expresión, la
réplica y la contra-argumentación son las mejores y más efectivas herramientas para defender la
propia actuación o punto de vista. Así pues, nadie tiene un mayor acceso al derecho de réplica que
un medio de comunicación. En ese sentido, cuando nos encontremos frente a una relación simétrica
entre dos medios de comunicación, es necesario sostener que los dos contendientes tienen un
mayor margen de libertad para la emisión de opiniones. Esto implica que los medios de
comunicación escritos, a diferencia de los simples particulares, pueden refutar desde sus páginas
las opiniones con las que no comulgan. En conclusión, esta Primera Sala considera, como lo ha
sostenido la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, que uno de los mecanismos idóneos
tendientes a promover el comportamiento ético de los medios de comunicación, es la crítica a su
actuación. Dicha crítica, enfocada a denunciar distorsiones, omisiones, posiciones o incluso noticias
ignoradas puede ser llevada a cabo por organizaciones no gubernamentales o, inclusive, por otros
medios de comunicación”.
36 Expresión tomada de la Corte Suprema de California, Estados Unidos, caso Schulman v. Group

W Productions, Inc. (1998) 18 Cal. 4th 200, p. 17.

37
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

conveniente que el simple interés en cierta información le dé el carácter de


interés público, ya que la afectación en el derecho al honor y la intimidad no
puede justificarse en un interés morboso o en la simple curiosidad.

71. Esta problemática la tratamos específicamente al resolver el Amparo Directo


3/2011. En la sentencia señalamos que la información divulgada puede
calificarse de interés público por vía directa o indirecta. En el primer caso,
el interés público se determina por el contenido de la información o por la
actividad del sujeto al que está referida. En este sentido, la información debe
versar sobre temas de trascendencia para la vida colectiva de una
comunidad o sobre una persona con relevancia pública (esto último con las
precisiones que se detallarán más adelante). Por su parte, el interés público
de una información podría ser indirecto porque no se determina examinando
su contenido, sino su conexión o relación con un tema de interés público
previamente identificado.

72. Bajo esa lógica, señalamos que el interés público no es un concepto


autoevidente o que aplique de la misma forma en todos los casos; por
lo que, a nuestro juicio y en contraposición a lo que ocurre en otros países,
es un concepto que no puede definirse a partir del denominado interés
público de contenido “descriptivo” o “valorativo”.

• Conforme a la perspectiva descriptiva, “el interés público estaría


conformado por todo aquello que la sociedad considera de interés en
un sentido amplio”. Así, “la libertad de información debería dar
cobertura constitucional tanto a un reporte de noticias como a cualquier
información que sólo proporcione entretenimiento”37, pues lo que
define al interés público es la atracción que el tema despierte en la
sociedad.
• En el extremo opuesto, la perspectiva valorativa implica que sólo sería
de interés público la información que realice una contribución meritoria
o valiosa para el interés general. Lo que, entre otras cuestiones,
conlleva que la decisión sobre qué aspectos deben considerarse para

37 Amparo Directo 3/2011, Op. Cit. p. 86.

38
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

estimar el mérito o el valor de una información se hace depender de la


valoración subjetiva de los jueces y no de los medios de comunicación
o de los informadores, que suelen regirse en muchos casos por
criterios de competitividad y mercado que no garantizan por sí mismos
ni la calidad ni la pluralidad de la información.

73. Para esta Corte, ambas perspectivas del interés público resultan
insuficientes. Sobre el concepto descriptivo del interés público, nuestro
rechazo del mismo fue planteado desde el Amparo Directo 6/2009, en donde
distinguimos entre el interés público y el interés del público, y aseveramos
que la curiosidad o el interés morboso no se encuentra amparado por una
especial protección constitucional; en consecuencia, “no es exigible a una
persona que soporte pasivamente la difusión periodística de datos tan
relevantes sobre su vida privada, cuando su conocimiento es trivial e
indiferente para el interés o debate público”38.

74. En el citado Amparo Directo 3/2011 explicamos como “un enfoque


meramente descriptivo del interés público tiene tan amplia cobertura que
existe el riesgo de anular por completo la esfera de la vida privada de los
individuos, ya que permitiría la publicación de todo aquello que suponga
ventas mayores o eleve los ratings”. De este modo, el enfoque descriptivo
podría resultar en la anulación de los derechos a la privacidad y al honor, por
lo que resulta inadecuado para definir el interés público.

75. Por su parte, un concepto exclusivamente valorativo tampoco resulta


aceptable constitucionalmente. Si así fuera, “los jueces terminarían
sustituyendo a la prensa y se convertirían en editores de las noticias y se
autoproclamarían guardianes del gusto público”, lo que pondría en entredicho
el contenido democrático del discurso público. Así, “resultaría sumamente
peligroso para la función institucional de la libertad de expresión dejar que
los jueces determinen aquello que es de interés público con apoyo
únicamente en sus convicciones”.

38 Amparo Directo 6/2009, Op. Cit. p. 79.

39
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

76. Por ende, desde el Amparo Directo 3/2011, esta Primera Sala adoptó una
posición intermedia para valorar cuándo estamos ante una cuestión de
interés público. De acuerdo con esta postura, “el criterio de interés público
debe fundarse en la información que el público considera relevante para la
vida comunitaria”; de modo que “una información se vuelve de interés público
cuando miembros de la comunidad pueden justificar razonablemente un
interés legítimo en su conocimiento y difusión”.

77. Esto provoca que la trascendencia pública de la información y la posibilidad


de que su difusión fomente la participación ciudadana en la vida colectiva sea
lo que define al interés público39. Por ejemplo, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha sido constante en señalar que la sociedad tiene un
interés legítimo en conocer “lo que incide sobre el funcionamiento del Estado,
o afecta derechos o intereses generales, o le acarrea consecuencias
importantes”40.

78. A saber, en una multiplicidad de casos, esta Primera Sala ya ha señalado la


especial trascendencia comunitaria que reviste el discurso político, pues es
el que “está más directamente relacionado con la dimensión social y las
funciones institucionales de las libertades de expresión e información”; ya
que su difusión resulta “especialmente relevante para que estas libertades
desempeñen cabalmente sus funciones estratégicas de cara a la formación
de la opinión pública, dentro del esquema estructural propio de la democracia
representativa”41.

79. Sin que esta especial relevancia del discurso político implique que sea el
único amparado bajo la libertad de opinión e información. Como hemos
afirmado en otros casos, “la libertad de expresión no está confinada al ámbito
de los hechos u opiniones sobre asuntos públicos o a comentar la situación

39 Para esta caracterización de la postura de esta Sala, en el Amparo Directo 3/2011 nos apoyamos
en el razonamiento del Tribunal Constitucional español según el cual una información es de interés
público cuando versa sobre hechos que “puedan encerrar trascendencia pública y que sean
necesarios para que sea real la participación de los ciudadanos en la vida colectiva”. STC 105/1983,
sentencia de veintitrés de noviembre de mil novecientos ochenta y tres.
40 Corte Interamericana de Derechos Humanos, casos Fontevecchia y D’Amico v. Argentina, Op.

Cit., párrafo 61; Tristán Donoso v. Panamá, Op. Cit. párrafo 121, y Ricardo Canese v. Paraguay,
Op. Cit., párrafo 98.
41 Amparo Directo 6/2009, Op. Cit. pp. 48-49.

40
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

de las personas que voluntariamente han buscado la luz pública”42. Más bien,
el interés comunitario viene dado por la contribución o el enriquecimiento del
debate público mediante la difusión de la información.

80. En suma, lo anterior quiere decir que los tribunales no deben formular en
abstracto una lista de contenidos materiales específicos que sean de interés
público; pues en gran medida esto nos haría caer en el extremo valorativo
recién criticado. Por el contrario, el entendimiento del interés público debe
adoptar una formulación amplia que permita determinar, a la luz del caso
concreto, si cierta información puede entrar dentro de este concepto.

81. Por ello, lo que debemos examinar a la hora de verificar si determinada


información es de interés público consiste en analizar su cabida o
relación, por ejemplo, con la “relevancia comunitaria”, con las “funciones del
Estado”, la “afectación en los derechos o intereses generales”, las
“consecuencias importantes para la sociedad”, el “discurso político” o si
genera una “contribución o enriquecimiento del debate público”, entre otros
contextos.

82. Se insiste, es a través de esta concepción del interés público que buscamos
posicionarnos en el punto medio entre los enfoques descriptivo y valorativo.
Con tal actuar obtenemos mayor flexibilidad que con un concepto
estrictamente valorativo y la tarea de los jueces será buscar la conexión entre
una información determinada y la relevancia comunitaria de su difusión, no
un contenido específico delimitado de manera apriorística43. Al mismo
tiempo, tampoco se cae en que sea el simple interés lo que determine el valor
de la información, toda vez que se exige que ésta contribuya al debate
público para gozar de especial protección.

42Amparo Directo 3/2011, Op. Cit. pp. 88-89.


43Como se dijo en el Amparo Directo 3/2011, apartándonos del enfoque valorativo, sostenemos que
los periodistas –o quienes ejercen la libertad de información– tienen el margen de apreciación
respecto a si la difusión de cierto contenido puede ser de interés público. Sin embargo, lejos del
enfoque descriptivo, el contenido publicado solo gozará de especial protección cuando el periodista
haya actuado dentro de este margen de apreciación; es decir, cuando se pueda establecer una
conexión entre la difusión de la información y alguna de las fórmulas precisadas anteriormente.

41
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

83. Además, como subrayamos en el citado Amparo Directo 6/2012, la


relevancia pública de los contenidos informativos dependerá en gran medida
de situaciones históricas, políticas, económicas y sociales, las cuales pueden
variar de un caso a otro y sólo pueden evaluarse a la luz de hechos
concretos44. De aquí el especial casuismos en este tipo de asuntos.

84. Finalmente, en complemento a lo anterior, debe resaltarse que aun cuando


un contenido determinado guarde una conexión con alguna de las
circunstancias que lo haría de interés público (por ser de relevancia
comunitaria, por ejemplo), esto no implica necesariamente que también
exista un interés público en conocer detalles privados de las personas
involucradas en la noticia45. En este sentido, debe haber un balance entre lo
revelado sobre la persona en cuestión y el interés público de la noticia en
general.

85. No se puede exigir que alguien soporte pasivamente cualquier revelación de


aspectos de su vida privada o que dañen su honor bajo la excusa de que
está involucrado en un asunto de interés público; al final, la información que
se revela de dicha persona también tiene que ser relevante para el tema
de interés público en cuestión.

86. Circunstancia que, en el referido Amparo Directo 3/2011, nos llevó a entender
que había dos elementos a considerar para poder decidir si cierta información
privada es de interés público46: (a) “una conexión patente entre la información
privada y un tema o información de interés público”47 y (b) la condición de

44 Este punto fue hecho por esta Sala en el Amparo Directo 16/2012, en donde se afirmó que “la
relevancia pública dependerá en todo caso de situaciones históricas, políticas, económicas,
sociales, que, ante su variabilidad, se actualizará en cada caso concreto”. Op. Cit. p. 135.
45 Amparo Directo 3/2011, Op. Cit. p. 90.
46 Criterio que se refleja en la tesis 1a. CXXXIII/2013 (10a.), emitida por la Primera Sala, publicada

en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1, página
550, de rubro y texto: “LIBERTAD DE EXPRESIÓN. ELEMENTOS DEL TEST DE INTERÉS
PÚBLICO SOBRE LA INFORMACIÓN PRIVADA DE LAS PERSONAS. Para decidir si
determinada información privada es de interés público en ejercicio del derecho a la libertad de
expresión, se requiere corroborar, en un test, la presencia de dos elementos: (i) una conexión
patente entre la información privada y un tema de interés público; y, (ii) la proporcionalidad entre la
invasión a la intimidad ocasionada por la divulgación de la información privada y el interés público
de la información”.
47 Criterio que se refleja en la citada tesis 1a. CXXXIV/2013 (10a.), emitida por la Primera Sala,

publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1,
página 560, de rubro y texto: “LIBERTAD DE EXPRESIÓN. REQUISITO DE CONEXIÓN PATENTE
EN EL TEST DE INTERÉS PÚBLICO SOBRE LA INFORMACIÓN PRIVADA DE LAS PERSONAS.
Para decidir si este tipo de información es de interés público se requiere corroborar la presencia de

42
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

que “la invasión a la intimidad ocasionada por la divulgación de la información


privada [sea] proporcional al interés público de la información”48.

A.2. El concepto de figura pública

87. Ahora bien, tal como se describió en párrafos previos, son varios los
elementos de relevancia constitucional que deben identificarse para efectos
de analizar el ejercicio de la libertad de expresión frente a los derechos de la
personalidad: uno es que la información divulgada sea de interés público,
pero otros son la calidad de la persona que se dice afectada y el criterio
subjetivo de imputación necesario para poder asignar una responsabilidad
por el entonces hecho ilícito.

88. Usualmente, la valoración de la concurrencia del interés público va de la


mano con identificar si la persona afectada se trata o no de una figura pública,
ya que en ambos escenarios juega la aplicabilidad de un criterio material.
Empero, podrán existir casos en donde se advierta la concurrencia de una
cuestión o tema de interés público, pero la persona que se dice afectada no
es una figura pública.

una conexión patente entre ésta y un tema o información de interés público. Este componente del
test de interés público tiene como función descartar aquellos casos en los que la información privada
es completamente irrelevante. La idea que está detrás de esta indagación es el hecho de que los
periodistas tienen amplio margen de apreciación sobre estas cuestiones, de manera que es
suficiente constatar que existe una conexión más o menos evidente entre la información divulgada
y el tema o la información de interés público. En este sentido, esta grada del test es incompatible
con un escrutinio estricto de la actuación del periodista donde se establezca la "pertinencia",
"conveniencia" o "necesidad" de la información privada difundida”.
48 Criterio que se refleja en la citada tesis 1a. CXXXV/2013 (10a.), emitida por la Primera Sala,

publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1,
página 561, de rubro y texto: “LIBERTAD DE EXPRESIÓN. REQUISITO DE
PROPORCIONALIDAD EN EL TEST DE INTERÉS PÚBLICO SOBRE LA INFORMACIÓN
PRIVADA DE LAS PERSONAS. Para poder decidir si este tipo de información es de interés público,
se requiere corroborar si la invasión a la intimidad ocasionada por su divulgación es proporcional.
Este segundo componente del test de interés público persigue descartar aquellos casos en los que,
existiendo una conexión patente entre la información difundida y un tema de interés público, la
intensidad de la intromisión no guarda una razonable correspondencia con la importancia de la
información de interés público. Ahora bien, para determinar la intensidad de la invasión se deberá
atender a factores relacionados con la persona afectada y la información divulgada. En el primer
caso, deben examinarse, entre otros aspectos, si la persona afectada es un servidor público o un
particular con proyección pública, así como la circunstancia de si trató de evitar o fomentó su
exposición pública en relación con ese tema. En el segundo caso, resultan relevantes, entre otras
cosas, el hecho de que la información íntima se hiciera del conocimiento público antes o después
de la publicación por la que se pretende atribuir responsabilidad y si existía una expectativa de
confidencialidad sobre la información divulgada. Cabe aclarar que el examen de proporcionalidad
en casos de conflicto entre libertad de información y vida privada no se corresponde con el test en
tres gradas (idoneidad, necesidad y proporcionalidad en estricto sentido) que se utiliza
frecuentemente para analizar las intervenciones en derechos fundamentales”.

43
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

89. En relación con este elemento de relevancia constitucional, a lo largo de


nuestra doctrina constitucional hemos sostenido que existen, al menos, tres
especies dentro del género de figuras públicas49. La primera especie son
los servidores públicos: personas respecto de las cuales existe un
consenso universal en el sentido de que deben tolerar un grado mayor de
intromisión en su derecho al honor y a la privacidad. De hecho, la
formulación original del sistema dual de protección se centró en esta
figura como legitimadora de una especial protección de la libertad de
expresión e información.

90. La segunda especie comprende a las personas privadas con proyección


pública; categoría en la que pueden entrar tanto personas físicas como
personas morales (estas últimas en el entendido de que su derecho al honor
solo existe en su vertiente objetiva; es decir, como reputación). Por último,
en el Amparo Directo 28/2010 se sostuvo que los medios de comunicación
constituyen una tercera categoría ad hoc de figuras públicas, pues por sus
particularidades resultaba forzado encuadrarlos dentro de la segunda
especie. Determinación que se reflejó en la tesis aislada 1a. XXVIII/2011

49 Tesis aislada 1a. CLXXIII/2012 (10a.), Primera Sala, Décima Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Libro XI, agosto de dos mil doce, Tomo 1, de rubro y texto: “LIBERTADES
DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN. CONCEPTO DE FIGURA PÚBLICA PARA EFECTOS DE LA
APLICACIÓN DEL SISTEMA DE PROTECCIÓN DUAL. De conformidad con el "sistema de
protección dual", los sujetos involucrados en notas periodísticas pueden tener, en términos
generales, dos naturalezas distintas: pueden ser personas o figuras públicas o personas privadas
sin proyección pública. Lo anterior permitirá determinar si una persona está obligada o no a tolerar
un mayor grado de intromisión en su derecho al honor que lo que están el resto de las personas
privadas, así como a precisar el elemento a ser considerado para la configuración de una posible
ilicitud en la conducta impugnada. Al respecto, es importante recordar que, como esta Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció en la tesis aislada 1a. XXIII/2011 (10a.),
cuyo rubro es: "LIBERTAD DE EXPRESIÓN. SUS LÍMITES A LA LUZ DEL SISTEMA DE
PROTECCIÓN DUAL Y DEL ESTÁNDAR DE MALICIA EFECTIVA", el acento de este umbral
diferente de protección no se deduce de la calidad del sujeto, sino en el carácter de interés público
que conllevan las actividades o actuaciones de una persona determinada. En este sentido, existen,
al menos, tres especies dentro del género "personas o personajes públicos" o "figuras públicas",
siendo este último término el más difundido en la doctrina y jurisprudencia comparadas. La primera
especie es la de los servidores públicos. La segunda comprende a personas privadas que tengan
proyección pública, situación que también resulta aplicable a las personas morales en el entendido
de que su derecho al honor sólo incluye la vertiente objetiva de dicho derecho, es decir, su
reputación. La proyección pública de una persona privada se debe, entre otros factores, a su
incidencia en la sociedad por su actividad política, profesión, trascendencia económica o
relación social, así como a la relación con algún suceso importante para la sociedad.
Finalmente, los medios de comunicación constituyen una tercera especie -ad hoc- de personas
públicas, tal y como se desprende de la tesis aislada 1a. XXVIII/2011 (10a.), cuyo rubro es: "MEDIOS
DE COMUNICACIÓN. SU CONSIDERACIÓN COMO FIGURAS PÚBLICAS A EFECTOS DEL
ANÁLISIS DE LOS LÍMITES A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN", emitida por esta Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
Precedente: Amparo directo 8/2012. Arrendadora Ocean Mexicana, S.A. de C.V. y otros. 4 de julio
de 2012. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Ponente: Arturo Zaldívar
Lelo de Larrea. Secretario: Javier Mijangos y González.

44
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

(10a.) de rubro: “MEDIOS DE COMUNICACIÓN. SU CONSIDERACIÓN


COMO FIGURAS PÚBLICAS A EFECTOS DEL ANÁLISIS DE LOS
LÍMITES A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN”50.

91. Criterios que llevan a esta Primera Sala a observar que, al menos, a lo largo
de nuestra línea de precedentes, se han identificado tres razones que
justifican la categorización de ciertos sujetos como figuras públicas; a
saber51:

a) La persona debe someterse a un control más estricto por parte de la


colectividad en razón de la función pública que desempeña o la
incidencia que tienen en la sociedad (con motivo de su actividad
política, profesión, trascendencia económica o relación social,
etcétera), así como la relación con algún suceso importante para la
sociedad. El acento en este elemento no se deduce de la calidad del
sujeto, sino de sus actividades o actuaciones.
b) La decisión voluntaria de participar en lo público o de hacer pública
cierta información, así como la asunción voluntaria de un riesgo a la
publicidad, y
c) La posibilidad de acceso a los medios de comunicación y a la opinión
pública.

92. Razones que no son excluyentes una de la otra; por el contrario, una figura
pública puede actualizarse por una de esas razones o porque reúne una o
más de esas razones.

93. Ahora bien, por lo que hace a la primera justificación, cabe resaltar que su
origen puede rastrearse en la formulación del sistema dual de protección por
parte de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión en el Informe

50Primera Sala, Semanario Judicial de la Federación, Libro IV, Enero 2012, tomo 3, pág. 2914.
51La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión destacó estas mismas razones en su Informe
Anual de dos mil ocho para justificar el umbral diferenciado de protección de los funcionarios
públicos y de quienes aspiran a un puesto público. En palabras de la Relatoría: “[…] los funcionarios
públicos y quienes aspiran a serlo, en una sociedad democrática, tienen un umbral distinto de
protección, que les expone en mayor grado al escrutinio y la crítica del público, lo cual se justifica
por el carácter de interés público de las actividades que realizan, porque se han expuesto
voluntariamente a un escrutinio más exigente, y porque tienen una enorme capacidad de
controvertir la información a través de su poder de convocatoria pública” (Informe Anual 2008,
Capítulo III.C, p. 130).

45
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

Anual de mil novecientos noventa y nueve. En este documento, la Relatoría


justificó la protección diferenciada con base en una de las exigencias
esenciales de la democracia representativa: “que los funcionarios públicos,
o todas aquellas personas que están involucradas en asuntos de interés
público, sean responsables frente a los hombres y mujeres que representan”.

94. En torno a los servidores públicos, si bien se ha dicho que los individuos
que conforman una sociedad democrática delegan el manejo de los asuntos
de interés público en sus representantes, la titularidad en el manejo de estos
asuntos se mantiene en la sociedad; por lo que debe existir un derecho
correspondiente para “monitorear con las mínimas restricciones posibles el
manejo de los asuntos públicos por parte de los representantes”52. Así, en el
contexto de una sociedad democrática, el manejo y la representación de la
sociedad en los asuntos de interés público entraña una especial
responsabilidad, lo que nos da una razón justificativa de porqué una persona
determinada puede ser sujeta a una mayor injerencia en su honor y
privacidad53.

95. No obstante, los servidores públicos no son las únicas personas cuya
actividad incide n en el debate público y, por ende, en la sociedad; justo por
eso se ha construido el concepto de persona privada con proyección pública.
Al respecto, cabe mencionar lo que resolvimos en el Amparo Directo 8/2012,
en donde caracterizamos a ciertas personas físicas y morales como
personas privadas con proyección pública por su relación con una empresa
paraestatal que representa la fuente principal de ingresos del Estado.
Aunque estas personas no eran funcionarios públicos, su involucramiento en
un asunto que sí requiere un control democrático mediante la opinión pública
(la fiscalización del uso de los recursos públicos para pagar contratos
celebrados por una empresa estatal) justificó implícitamente esta

52 Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, Informe Anual 1999, Op. Cit. p. 20. Este mismo
razonamiento fue retomado por la Relatoría en su Informe Anual del año dos mil al comentar el
principio 10 de la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión.
Misma posición ha tomado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por ejemplo, en los
casos Herrera Ulloa v. Costa Rica, Op. Cit. párrafo 127; Ricardo Canese v. Paraguay, Op. Cit.
párrafo 97, y Kimel v. Argentina, Op. Cit. párrafo 87.
53 Esta postura también la encontramos en la doctrina del Tribunal Constitucional de España. Véanse

especialmente las resoluciones STC 134/1999 del quince de julio de mil novecientos noventa y
nueve, 192/1999 de veinticinco de octubre del mismo año y STC 50/2010 del cuatro de octubre de
dos mil diez.

46
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

caracterización y la consecuente menor protección de su honor y vida


privada54.

96. Siendo que, en esta modalidad de personas privadas con proyección pública,
hemos dicho que una persona privada puede adquirir esa proyección pública
debido a su incidencia en la sociedad por su actividad política, profesión, por
su trascendencia económica y/o social, así como por su relación con algún
suceso importante para la sociedad55. Empero, esta afirmación no debe
valorarse a la ligera. Como lo detallaremos más adelante, la categorización
de una persona como figura pública no puede derivarse de la mera “calidad”
de la persona ni mucho menos de su sola profesión, sino de una valoración
conjunta de esa persona, sus actividades sujetas a discusión y su incidencia
en la sociedad.

97. Por ello, se insiste, aunque la profesión puede dar lugar a una proyección
pública, esa indicación no quiere decir que una determinada profesión, por
sí sola y en todos los casos, tendrá como consecuencia forzosa que las
personas que la ejercen deben catalogarse necesariamente como una figura
pública, con independencia del contexto, las circunstancias del caso y las
actividades realizadas por esa persona. Ello daría lugar a un elemento
extremadamente sobre inclusivo que afectaría gravemente los derechos al
honor y vida privada de esas personas. Tener una profesión no es lo mismo
que ser considerado constitucionalmente como un servidor público, por
ejemplo.

54 También está el caso de los privados que tienen una función social de responsabilidad y
relevancia, quienes se deben caracterizar como personas privadas con proyección pública por esta
misma razón normativa. Un claro ejemplo de este punto lo encontramos en el Amparo Directo en
Revisión 4067/2015 (pagina 61 y ss.), en donde esta Sala caracterizó al director de una institución
educativa de carácter privado como una persona con proyección pública. Esto en atención a que la
impartición de la educación constituye la prestación de un servicio público que sirve de garantía de
un derecho humano, y porque dicho servicio se relaciona de manera incondicional con la búsqueda
de diversos objetivos y valores de orden constitucional.
En cuanto a los medios de comunicación, una de las razones dadas en el Amparo Directo 28/2010
para caracterizarlos como figuras públicas fue su ejercicio de un poder de persuasión sobre la
opinión pública. Esto justifica el enriquecimiento del diálogo democrático mediante la crítica y la
emisión de opiniones diversas, y hace que sea particularmente valiosa aquella expresión que
cuestiona el sustento de los ejercicios informativos por parte de los medios de comunicación (véase,
el Amparo Directo en Revisión 2411/2012).
55 Cfr. Amparos Directos 28/2010 y 8/2012, citados anteriormente.

47
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

98. Por su parte, la segunda razón aludida se basa en la decisión voluntaria de


participar en lo público o de hacer pública cierta información, así como en la
asunción voluntaria de un riesgo a la publicidad. El elemento clave aquí está
en la voluntariedad (implícita o explícita) de la acción por la cual una persona
se sujeta a una mayor injerencia en su honor y vida privada; elemento que
ha sido destacado constantemente por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos56.

99. En este sentido, en el caso Herrera Ulloa v. Costa Rica el Tribunal


Interamericano señaló que las “personas que influyen en cuestiones de
interés público se han expuesto voluntariamente a un escrutinio público
más exigente y, consecuentemente, se ven expuestos a un mayor riesgo de
sufrir críticas, ya que sus actividades salen del dominio de la esfera privada
para insertarse en la esfera del debate público”57. De igual forma, en el caso
Fontevecchia y D’Amico v. Argentina se dijo que el diferente umbral de
protección, en ese caso, de los funcionarios públicos, “se explica porque se
han expuesto voluntariamente a un escrutinio más exigente”58.

100. El ejemplo más claro de este supuesto es el servidor público. El ejercicio de


un rol con responsabilidad pública entraña una aceptación voluntaria de
exposición al escrutinio público, pues quienes se sitúan en estas posiciones
son o deberían ser conscientes del interés legítimo de la ciudadanía de
conocer aspectos de su persona que, en caso de que fueran ciudadanos
ordinarios, quizá podrían considerarse como invasiones ilegítimas en su
honor o privacidad.

101. Es decir, quienes desempeñan un rol público en el contexto de una sociedad


democrática deben soportar un grado mayor de tolerancia a los actos de

56 Como veremos más adelante, esta justificación aplica de igual forma para las personas privadas
con proyección pública. No tratamos el tema de los medios de comunicación por no ser relevante
para el caso en cuestión.
57 Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Herrera Ulloa v. Costa Rica, Op. Cit. párrafo

129.
58 Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Fontevecchia y D’Amico v. Argentina, Op. Cit.

párrafo 47. En adición a los casos citados, este razonamiento ha sido reiterado por esta Corte en
los casos Ricardo Canese v. Paraguay, Op. Cit. párrafo 98; Tristán Donoso v. Panamá, Op. Cit.
párrafo 122; y Kimel v. Argentina, Op. Cit. párrafo 86.

48
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

escrutinio público59. Sin que eso implique que ese escrutinio pueda ser
ilimitado. Por ejemplo, ese escrutinio no abarca todos los aspectos
relacionados con su vida privada que no guardan relación con cuestiones de
interés público.

102. Estas ideas encuentran amplia resonancia en nuestros precedentes; en


particular, resulta ejemplificativo el planteamiento hecho en el Amparo
Directo en Revisión 2044/2008, en donde se justificó la menor extensión de
la protección de la intimidad y el honor de los funcionarios públicos en que
éstos “han aceptado voluntariamente, por el sólo hecho de situarse en
ciertas posiciones, exponerse al escrutinio público y recibir lo que bajo
estándares más estrictos (en el caso de ciudadanos ordinarios) podrían quizá
considerarse afectaciones a la reputación o a la intimidad”60.

103. Siendo importante subrayar nuevamente que esta característica no sólo se


predica de los funcionarios públicos, sino también respecto a las personas
privadas. Para ilustrar este punto resulta útil acudir al Amparo Directo 6/2009,
en donde se consideró el caso de una “ex-primera dama" que demandó a un
periodista y una revista por la difusión de cierta información que, a su decir,
constituía una injerencia ilegítima en su vida privada. Como se dijo
anteriormente, una de las premisas de este caso era precisamente que la
“ex-primera dama" no era una funcionaria pública; no obstante, se determinó
la prevalencia de la libertad de expresión e información sobre su derecho al
honor y a la privacidad.

104. El motivo fundamental fue que la “ex-primera dama" no se había conducido


como una persona interesada en mantenerse en el anonimato o alejada del

59 En este mismo sentido encontramos el siguiente pronunciamiento de la Corte Europea de


Derechos Humanos: “[l]os límites de la crítica aceptable son, por tanto, respecto de un político, más
amplios que en el caso de un particular. A diferencia de este último, aquel inevitable y
conscientemente se abre a un riguroso escrutinio de todas sus palabras y hechos por parte de
periodistas y de la opinión pública y, en consecuencia, debe demostrar un mayor grado de tolerancia.
Sin duda, el artículo 10, inciso 2 (art.10-2) permite la protección de la reputación de los demás –es
decir, de todas las personas- y esta protección comprende también a los políticos, aun cuando no
estén actuando en carácter de particulares, pero en esos casos los requisitos de dicha protección
tienen que ser ponderados en relación con los intereses de un debate abierto sobre los asuntos
políticos”. Corte Europea de Derechos Humanos, caso Lingens v. Austria, sentencia de ocho de julio
de mil novecientos ochenta y seis, demanda No. 9815/82, párrafo 42. Véase también el caso
Dichand y otros v. Austria. Sentencia de 26 de febrero de 2002, Demanda No. 29271/95, párrafo 39.
60 Amparo Directo en Revisión 2044/2008, Op. Cit. p. 43.

49
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

conocimiento público, sino que, de manera voluntaria, había expuesto


diversos aspectos de su vida privada y había realizado diversas actividades
que la ponían en el ojo público. Así se desprende del siguiente párrafo de la
sentencia:

“[…] la protección a su intimidad e incluso, a su honor o reputación, de


la hoy quejosa [la “ex-primera dama"], es innegablemente menos
extensa que lo habitual, porque ha aceptado voluntariamente, por el
hecho de situarse en la posición que tenía, exponerse al escrutinio
público y recibir lo que, bajo estándares más estrictos, podría
considerarse afectación a su reputación o a la intimidad. Esto es, el
ámbito de sus derechos a la privacidad o intimidad en sentido estricto y
al honor es menos extenso que en los casos ordinarios”61.

105. El sustento argumentativo de lo anterior es claro: quien se sitúa


voluntariamente en una posición de interés general para la sociedad no
puede esperar que su esfera privada se mantenga intocada y, menos aún, si
es la misma persona en cuestión quien hace pública su información. En estos
casos el riesgo de la publicidad es asumido voluntariamente por la persona
y, consecuentemente, su caracterización como una persona con proyección
pública se encuentra plenamente justificada.

106. Por último, la posibilidad de acceder a los medios de comunicación y a


la opinión pública también ha sido considerada como una justificación en la
caracterización del género de las figuras públicas. La razón que subyace a
esta idea es que, en los casos en los que el derecho al honor es el que está
en juego, la réplica a la publicación de cierta información resulta ser uno de
los posibles remedios por parte del afectado62. De este modo, mientras más
grande sea la oportunidad de formular una réplica eficaz y que llegue a la
opinión pública, menor será el grado de indefensión de la persona en
cuestión, por lo que habrá un interés menor por parte del Estado en
protegerla.

61 Amparo Directo 6/2009, Op. Cit. p. 87.


62 Con esto no estamos diciendo que sea el único remedio ni que necesariamente sea eficaz.
También debe notarse que especificamos que este remedio se restringe a los casos en los que es
el derecho al honor el que está en juego, pues cuando se trata de la vida privada el ejercicio de la
réplica muchas veces no es inidóneo o incluso negativo para la reparación de la persona afectada,
pues en estos casos lo que se busca es que se deje de hablar del tema, no mantenerlo en el ojo
público.

50
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

107. Del lado de nuestros precedentes, tal aspecto fue así apuntado desde el
Amparo Directo en Revisión 2044/2008, en donde se señaló que una de las
consideraciones que los juzgadores deben tener en cuenta en este tipo de
casos es “que la condición de ser funcionario público, o de haberlo sido en el
pasado, otorga a quienes se consideren afectados por ciertas informaciones
u opiniones unas posibilidades de acceder a los medios de
comunicación y reaccionar a expresiones o informaciones que los
involucren muy por encima de las que tienen habitualmente los
ciudadanos medios”63. Esta consideración fue reafirmada en los mismos
términos en el Amparo Directo 6/200964.

108. En cuanto al sistema interamericano de derechos humanos, en el Informe


Anual del año dos mil la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión
manifestó que “el hecho que los funcionarios públicos y personalidades
públicas posean, por lo general, un fácil acceso a los medios de difusión
que les permite contestar los ataques a su honor y reputación personal,
también es una razón para prever una menor protección legal a su honor”65.

109. Igualmente, esta razón no sólo se predica de las personas que se


desempeñan como funcionarios públicos o de los propios medios de
comunicación, pues dicho acceso la pueden tener cualquier persona en
razón de sus circunstancias particulares. Al final, esto dependerá del caso
bajo análisis y, en gran medida, del interés de la prensa sobre el individuo en
cuestión, lo que solo puede analizarse a la luz de hechos concretos.

A.3. Real malicia y relevancia pública

110. Dicho lo anterior, finalmente, es importante recordar que una de las


principales consecuencias del referido “sistema dual de protección” de la
libertad de expresión y el derecho a la información es el surgimiento de la
doctrina conocida como “real malicia” o “malicia efectiva”.

63 Amparo Directo en Revisión 2044/2008, Op. Cit. p. 44


64 Ampro Directo 6/2009, Op. Cit. p. 50.
65 Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, Informe Anual 2000, Op. Cit. p. 43

51
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

111. A diferencia de lo que ocurre en otros países, tal como se explicitó en el


mencionado Amparo Directo 3/2011, en nuestra doctrina jurisprudencial el
elemento denominado “real malicia” o “malicia efectiva” se identifica con el
criterio subjetivo de imputación de la responsabilidad; el cual opera de
manera distinta en función del destinatario de la información divulgada y del
derecho de la personalidad que se encuentre en juego (el honor o la vida
privada).

112. A saber, esta Suprema Corte ha sostenido que para dar lugar a una
responsabilidad civil, es necesario que se acredite un criterio subjetivo de
imputación. Por ello, desde los primeros precedentes señalamos que,
cuando el ejercicio de la libertad de expresión (en su modalidad de libertad
de información) involucre a personas privadas en cuestiones de índole
privada o figuras públicas en cuestiones de índole privadas, lo que aplica
son los principios generales del derecho en materia de responsabilidad
extracontractual y, por ende, los criterios ordinarios subjetivos de dolo o
culpa66.

66 Criterio que se refleja en la tesis 1a./J. 32/2013 (10a.), emitida por la Primera Sala, publicada en
el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XIX, Abril de 2013, Tomo 1, página 540,
de rubro y texto: “LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO AL HONOR. EXPRESIONES QUE SE
ENCUENTRAN PROTEGIDAS CONSTITUCIONALMENTE. A juicio de esta Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, existe una presunción general de cobertura constitucional
de todo discurso expresivo. Cuando las ideas expresadas tienen por objeto exteriorizar un sentir
positivo o favorable hacia una persona, resulta inconcuso que no habría una intromisión al derecho
al honor de la persona sobre la cual se vierten las ideas u opiniones. Lo mismo puede decirse de
aquellas ideas que, si bien críticas, juzguen a las personas mediante la utilización de términos
cordiales, decorosos o simplemente bien recibidos por el destinatario. Lo anterior evidencia que no
existe un conflicto interno o en abstracto entre los derechos a la libertad de expresión y al honor.
Así, el estándar de constitucionalidad de las opiniones emitidas en ejercicio de la libertad de
expresión es el de relevancia pública, el cual depende del interés general por la materia y por las
personas que en ella intervienen, cuando las noticias comunicadas o las expresiones proferidas
redunden en descrédito del afectado, pues en caso contrario ni siquiera existiría un conflicto entre
derechos fundamentales, al no observarse una intromisión al derecho al honor. Es necesario matizar
que si la noticia inexacta involucra a figuras particulares en cuestiones particulares no tiene
aplicación la doctrina de la "real malicia", funcionado en su reemplazo los principios generales
sobre responsabilidad civil, lo cual opera de la misma forma cuando se trate de personas con
proyección pública pero en aspectos concernientes a su vida privada. Ahora bien, la relación
entre la libertad de expresión y los derechos de la personalidad, como el honor, se complica cuando
la primera se ejerce para criticar a una persona, de forma tal que ésta se sienta agraviada. La
complejidad radica en que el Estado no puede privilegiar un determinado criterio de decencia,
estética o decoro respecto a las expresiones que podrían ser bien recibidas, ya que no existen
parámetros uniformemente aceptados que puedan delimitar el contenido de estas categorías, por lo
cual constituyen limitaciones demasiado vagas de la libertad de expresión como para ser
constitucionalmente admisibles. De hecho, el debate en temas de interés público debe ser
desinhibido, robusto y abierto, pudiendo incluir ataques vehementes, cáusticos y
desagradablemente mordaces sobre personajes públicos o, en general, ideas que puedan ser
recibidas desfavorablemente por sus destinatarios y la opinión pública, de modo que no sólo se
encuentran protegidas las ideas que son recibidas favorablemente o las que son vistas como
inofensivas o indiferentes. Estas son las demandas de una sociedad plural, tolerante y abierta, sin
la cual no existe una verdadera democracia”.

52
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

113. Sin embargo, cuando la libertad de información se relaciona con cuestiones


de relevancia pública en donde el supuesto afectado a su derecho al honor
es una figura pública (en sus diferentes modalidades), hemos requerido la
existencia de una “real malicia” o “malicia efectiva”; la cual consiste en
que el afectado deberá acreditar no sólo la falsedad de la información, sino
que ésta fue divulgada a sabiendas de su falsedad o con total
despreocupación sobre si era o no falsa.

114. Debiéndose resaltar que, en torno al nivel de diligencia o negligencia del


informador, la doctrina de la "malicia efectiva" implica que la mera negligencia
o descuido no es suficiente para actualizarla; más bien, se requiere un grado
mayor de negligencia, una negligencia inexcusable, o una "temeraria
despreocupación", referida a un dolo eventual; lo que presupone la existencia
de elementos objetivos que permiten acreditar que el autor, si bien no tenía
conocimiento directo sobre la inexactitud de los datos aportados, era
consciente de esa inexactitud por las circunstancias de hecho del caso
concreto y, además, disponía de los recursos que le permitían verificar, de
manera inmediata y sin mayor esfuerzo, aquella inexactitud y, a pesar de ese
estado de conciencia y de contar con los medios idóneos para corroborar la
información, prescinde de ellos y decide exteriorizar los datos67.

115. Ahora bien, ante estos criterios, surge el siguiente cuestionamiento: ¿cuál
criterio subjetivo de imputación que resulta aplicable cuando la libertad
de expresión (en su modalidad de libertad de información) se relaciona
con cuestiones de interés público, pero el afectado es una persona
privada? En nuestros precedentes nunca hemos abordado esta
problemática y, por ello, como se señaló previamente, el caso resulta
importante y trascendente al ser una oportunidad idónea para pronunciarnos
al respecto.

67 Criterio que se refleja en la tesis 1a./J. 80/2019 (10a.), emitida por la Primera Sala, publicada en
la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 71, Octubre de 2019, Tomo I, página 874,
de rubro: “LIBERTAD DE EXPRESIÓN. EL ESTÁNDAR DE MALICIA EFECTIVA REQUIERE NO
SÓLO QUE LA INFORMACIÓN DIFUNDIDA HAYA SIDO FALSA, SINO QUE SE HAYA
DIFUNDIDO A SABIENDAS DE SU FALSEDAD O CON LA INTENCIÓN DE DAÑAR
(INTERPRETACIÓN DE ESTE ÚLTIMO ESTÁNDAR)”.

53
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

116. En síntesis, esta Suprema Corte llega a la convicción de que en este


escenario el criterio aplicable también es el de real malicia o malicia
efectiva. Ello es así, pues la relevancia pública de cierta información y,
consecuentemente, su protección constitucional no debe disminuir por el
simple hecho de que la persona que se dice afectada no es una figura
pública. El elemento clave al momento de analizar las consecuencias de un
“sistema dual de protección” no debe ser únicamente la calidad del sujeto
afectado, sino también la relevancia pública de la información divulgada.

117. Sobre este aspecto, debe señalarse que este tema no goza de una solución
pacífica en el derecho comparado; incluso, en los Estados Unidos, país
donde surgió el criterio de real malicia, precisamente en un caso donde se
analizó si un abogado era o no una figura pública, la Corte Suprema de los
Estados Unidos llegó a una conclusión diferente: cuando la información
divulgada atañe a una persona privada, aunque ésta sea de relevancia
pública, no es aplicable la real malicia y los Estados serán los que definan el
estandar de responsabilidad; siendo que en la mayoría de los casos se
requiere entonces mera culpa o negligencia.

118. Este criterio derivó de una línea jurisprudencial emitida tras haberse fallado
el famoso caso New York Times v. Sullivan68 de mil novecientos sesenta y
cuatro69 (en el que se sentó que, a diferencia de los casos ordinarios de

68 New York Times v. Sullivan, 376 U.S. 254 (1964). En cuanto a los hechos, el caso partió de la
publicación de un anuncio pagado en el periódico New York Times en el que se describía de manera
falsa el tratamiento que recibían los protestantes de derechos civiles por parte de la policía. Ante
esta publicación Sullivan, el comisionado de seguridad pública de Montgomery, Alabama, demandó
al periódico exigiéndole una indemnización por la publicación.
La Corte Estadounidense determinó que los funcionarios públicos (public officials) no podían obtener
una indemnización de daños por difamación cuando la información o crítica publicada se relacionaba
con su conducta oficial, a menos que probaran que la publicación fue hecha con “real malicia”; es
decir, con una “temeraria despreocupación de si la información era falsa o verdadera” (la frase
“temeraria despreocupación” viene de la traducción de “reckless disregard” adoptada por el
doctrinario Gregorio Badeni en Badeni, G. (2005) Doctrina de la Real Malicia. Academia Nacional
de Periodismo, Argentina).
Posterior a esta sentencia, la Corte estadunidense amplió el criterio de la real malicia no sólo a las
personas que eran servidores públicos, sino a lo que nosotros conocemos como personas privadas
con proyección pública. Ello, en los casos: Curtis Publishing Co. V. Butts, 388, US 130 (1967) y
Associated Press v. Walker, 389, US 28 (1967).
69 Además de los pronunciamientos jurisprudenciales, vale la pena referir al artículo The Right to

Privacy, publicado en la revista Harvard Law Review en mil ochocientos noventa. De acuerdo con
la doctrina, este artículo representa el primer reconocimiento del derecho a la privacidad como la
base de los casos difamación, y en él los autores afirman que “el derecho a la privacidad no impide
la publicación de aquello que es de interés público o general”.
Asimismo, afirmaron que “por regla general, los asuntos por los que una publicación podría ser
prohibida pueden describirse como aquéllos que se refieren a la vida privada, a los hábitos, a los
actos y a las relaciones de un individuo, cuando no tienen una conexión legítima con su adecuación

54
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

responsabilidad, cuando información divulgada involucre a un funcionario


público, éste debe acreditar una real malicia para efectos de conceder una
condena por ejercicio indebido de la libertad de expresión).

119. En principio, en una matización de este criterio, en Rosembloom v.


Metromedia, Inc.70, la Corte estadunidense sostuvo que cuando se divulgue
información que es de interés general, el caso no deja de serlo porque
involucre a un individuo privado, aun cuando éste se haya visto implicado en
el asunto de manera involuntaria. Por ello, apartándose de un criterio en el
que sólo se toma en cuenta la calidad de la persona afectada, se extendió el
criterio de real malicia para efectos de protección constitucional de la libertad
de expresión “a toda discusión y comunicación que involucre cuestiones de
interés público o general, sin tomar en cuenta [únicamente] si la persona
involucrada es famosa o anónima”71.

120. Sin embargo, años más tarde, el caso Gertz v. Robert Welch, Inc.72, una
mayoría de integrantes de la Corte estadunidense limitó la aplicabilidad del
criterio de real malicia. En ese caso, en primer lugar, se debatió si un
abogado debía o no ser considerado como figura pública; en segundo
lugar, al valorarse que esa persona que se desempeñaba como abogado no
tenía una proyección pública73, la pregunta constitucional consistía en si,
para conseguir una condena por responsabilidad, tenía que probarse la real
malicia de un periodista que lo había difamado como un “comunista” y
“leninista”. La respuesta de la Corte fue negativa; fijando entonces la
aplicabilidad de la real malicia únicamente en atención al sujeto involucrado.

121. Lo anterior, bajo el argumento de que la extensión del test establecido en


New York Times, según se propuso en Rosembloom, limitaría el interés

al cargo público que busca o para el cual es propuesto, y cuando no tiene una relación legítima ni
tiene nada que ver con un acto realizado por él en una posición pública o cuasi pública”. Warren, S.
y Brandeis, L. (1980) The Right to Privacy, Harvard Law Review, Vol. 4. No. 5, pp. 193-220. Sobre
la influencia de este artículo en la jurisprudencia estadounidense, véase Prosser, W. (1960) Privacy,
California Law Review, Vol. 48, No. 3, pp. 383-423, así como Editors (1963) The Right of Privacy:
Normative-Descriptive Confusion in the Defense of Newsworthiness, The University of Chicago Law
Review. Vol. 30, No. 4, pp. 722-734.
70 Rosembloom v. Metromedia, Inc., 403, US 29 (1971).
71 Ibidem, pp. 43-44.
72 Gertz v. Robert Welch, Inc. 418, US 323 (1974).
73 Las razones que llevaron a la Corte Estadounidense esta conclusión serán abordadas a la hora

de aplicar el estándar constitucional al caso concreto.

55
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

estatal en la protección de los individuos privados de un modo inaceptable.


A juicio de la Corte norteamericana, tal criterio “ocasionaría la dificultad
adicional de forzar a los jueces estatales y federales a decidir de manera
casuística qué publicaciones se refieren a asuntos de ‘interés público’ y
cuales no o, en palabras del Juez Marshall, ‘que información es relevante
para el autogobierno’. [La Corte Estadounidense] duda de la conveniencia de
encomendar esta tarea a la conciencia de los jueces”74.

122. En contraposición a esta postura, este Tribunal Pleno considera que el


énfasis para efectos de verificar el criterio subjetivo de imputación, en un caso
de ejercicio de la libertad de información, no puede sujetarse únicamente
a la calidad de la persona afectada, sino a un examen de varios factores
en el que se incluye necesariamente la temática comprometida en el
asunto.

123. Así, se insiste, cuando la información divulgada se relaciona con una


cuestión de interés público y el sujeto que se dice afectado en su
derecho al honor se categoriza como una persona privada, el criterio
subjetivo de imputación debe ser el de real malicia o malicia efectiva. A
nuestro parecer, en este escenario siguen presentes las mismas razones que
justifican una protección reforzada de la libertad de expresión.

124. Primero, porque cuando se estima que cierta información es de relevancia


pública, esta característica no se demerita si se trata de información
relacionada con una figura pública o con una persona privada sin proyección
pública. La relevancia pública de la información es la misma.

125. Por ello, es importante para efectos de la protección de la libertad de las


personas de divulgar información y del resto de la sociedad de obtener esa
información de interés público, que una condena por responsabilidad civil no
sólo se derive de la acreditación de que la información sea falsa, sino de que
la misma fue divulgada a sabiendas de su falsedad o con total
despreocupación sobre si era o no falsa. De lo contrario, se podría causar un
efecto amedentrador en los informadores que demerite el debate público en

74 Ibidem, p. 346.

56
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

temas de relevancia pública, ante el menor costo de oportunidad de los


supuestos afectados de plantear demandas por responsabilidad civil.

126. Adicionalmente, este criterio de real malicia no deja desprotegido a las


personas privadas. Es cierto que las figuras públicas, por sus propias
características, gozan en ciertos casos de un mayor alcance para refutar o
defenderse de la información divulgada; por ello, precisamente, en ciertos
casos se les categoriza como figuras públicas.

127. Empero, en nuestro ordenamiento jurídico, no puede pasarse por alto que el
derecho de réplica goza de reconocimiento constitucional y lo tienen todas
las personas, no únicamente las figuras públicas. En ese tenor, las personas
privadas que sean traidas al debate público, tienen una vía exigida y regulada
constitucional y legalmente para poder expresar su postura sobre la
información divulgada y, con ello, proteger su reputación u honor.

128. Por su parte, es cierto que los derechos de la personalidad también gozan
de estatus constitucional; sin embargo, la posición que ahora se adopta no
vuelve imposible la reparación de esos derechos. Simplemente, al aplicar el
criterio subjetivo de imputación de real malicia a las personas privadas en
casos de información de interés público, lo que esta Suprema Corte busca
es incentivar la existencia de mayor información; priorizando el debate
público en temas de interés público75.

129. Como lo hemos aceptado en otros precedentes, una de las derivaciones del
sistema dual de protección es que no toda la información dada a conocer al
público será verdadera; es decir, posiblemente se divulgará información
falsa. Sin embargo, esa circunstancia, aun tratandose de personas que no
tienen proyección pública, es un escenario que acepta nuestra Constitución
con miras a respaldar nuestro régimen democrático.

130. La información falsa puede ser refutada o solventada con la divulgación de


más información; incluso, puede dar pie a derecho de réplica o dar lugar a

75Como se adelantó, diferente supuesto es cuando se divulgue información de índole privada de


personas que no tienen proyección pública: ahí sí aplican los principios generales en la materia.

57
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

una condena civil. Existen pues remedios constitucionales. En cambio, la


posibilidad de que los informadores se abstengan de divulgar información de
interés público, ante la exigencia de tener plena certeza de que la información
que se pretende divulgar es verdadera, implica una afectación
desproporcionada a la libertad de expresión que no tiene ningún tipo de
remedio constitucional.

B. Valoración de la interpretación del Tribunal Colegiado

131. Ahora bien, aplicando al caso concreto lo expuesto en párrafos previos, como
lo adelantamos, esta Primera Sala estima que no resulta adecuada la
interpretación realizada por el Tribunal Colegiado.

132. Se reitera, en su sentencia, el Tribunal Colegiado señaló que, conforme al


contenido de los derechos a la libertad de expresión y a la información,
atendiendo a las actividades desempeñadas por el quejoso como
abogado postulante en materia laboral, debía considerársele como
figura pública en su modalidad de persona privada con proyección
pública; ello, toda vez que desarrollaba una función de interés público
cuyo objetivo principal es la defensa de derechos laborales.

133. Para el colegiado, toda información relacionada con la procuración e


impartición de justicia es de interés público y, por ende, dado las actividades
del quejoso como abogado postulante en materia laboral, éste estaba
expuesto a un control más riguroso de sus actividades que un ciudadano
común. Su actividad profesional era de interés general y tenía trascendencia
colectiva.

134. En el recurso de revisión, el recurrente refutó esta postura, alegando que su


actividad o profesión, por sí mismas, no podía dar lugar a que se le considera
como una persona privada con proyección pública, pues ello vaciaría de
sentido el concepto de figura pública y el alcance de la libertad de expresión
y el derecho a la información. Coincidimos parcialmente con esta
apreciación.

58
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

135. Si bien el interés público en cierta actividad o profesión es un factor a valorar,


no se estima correcto adoptar un criterio generalizado enfocado de
manera abstracta en esa actividad o profesión para categorizar a alguien
como una figura pública. No debe confundirse que cierta información sea
relevante para la sociedad (como puede ser la relativa a lo que ocurre en el
aparato de justicia laboral) y, por ello, la información divulgada pueda
reputarse como de interés público, con que una persona tenga o no una
proyección pública para efectos de su inclusión en el concepto de figura
pública. El Tribunal Colegiado incurrió en esta confusión.

136. A nuestro juicio, en síntesis, en el caso nos resulta claro que existe una
temática de relevancia constitucional en la información divulgada. Sin
embargo, la concurrencia de esa información de interés público no genera
que el quejoso deba reputarse como una figura pública por su mera actividad
profesional. Más bien, se trata de una persona privada que está inmersa en
un tema de debate público.

B.1. El quejoso como persona privada

137. Al respecto, como lo explicamos en párrafos precedentes, existen al menos


tres razones no excluyentes una de la otra que han justificado la
categorización de las personas como figuras públicas: a) que una persona
debe someterse a un control más estricto por parte de la colectividad en
razón de la función pública que desempeña o la incidencia que tienen en la
sociedad, así como la relación con algún suceso importante para la sociedad;
b) la decisión voluntaria de la respectiva persona involucrada en participar en
lo público o de hacer pública cierta información, así como la asunción
voluntaria de un riesgo a la publicidad, y c) la posibilidad de acceso a los
medios de comunicación y a la opinión pública.

138. Analicemos cada uno de estos supuestos.

a) ¿El ejercicio de la profesión de los abogados en una sociedad


democrática justifica una intromisión en su honor mayor que la de
cualquier otro privado?

59
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

139. En principio, contrario a la postura interpretativa del Tribunal Colegiado, fijar


una regla general que incluya a cualquier abogado dentro de la sub-categoría
de persona privada con proyección pública es un criterio sumamente sobre
incluyente que distorsiona la categoría constitucional de figuras públicas76.

140. En primer lugar, el ejercicio de la abogacía es sumamente variado y hay


varias áreas de práctica de las que no podemos predicar un grado de
responsabilidad diferenciado frente a la sociedad. Pensemos, por ejemplo,
en un área del derecho de carácter netamente privado o en la labor
académica del estudio de derecho. Es pues bastante discutible que un
abogado, por ese solo hecho, tenga dicha responsabilidad diferenciada.

141. En segundo lugar, no toda intervención en el aparato de procuración de


justicia requiere de un título profesional de abogado. Un ejemplo para ilustrar
este punto es el caso de quienes acuden a un juicio sin ser abogados y sin
representación alguna, o incluso de quienes representan legalmente a
alguien frente a los tribunales mediante un mandato de pleitos y cobranzas y
sin contar con un título que los acredite como abogados.

142. Estos casos muestran la artificialidad y la posibilidad de una infra inclusión


del criterio según el cual toda persona que sea abogado y que intervenga en
el aparato de justicia, al desempeñar su profesión, sería una persona con
proyección pública. Con esto no queremos decir que no haya casos en
los que ciertos abogados litigantes pueden caracterizarse como
personas con proyección pública en razón de la conexión entre el ejercicio
de su profesión y una especial responsabilidad social.

143. No obstante, el problema está en la generalidad del criterio. Se insiste, en


contraposición a la premisa de la que partió el Tribunal Colegiado, el hecho
de que alguien sea abogado y sea litigante en cierta materia no tiene como
consecuencia necesaria que tenga una responsabilidad que justifique, como

76 En el citado caso Gertz, una de las razones por las que la Corte estadounidense rechazó la
caracterización del actor (un abogado) como una persona con proyección pública fue justamente
que esto implicaría que todos los abogados entrarían dentro de esta categoría, lo que distorsionaría
el significado de las figuras públicas más allá de cualquier reconocimiento. Caso Gertz, Op. Cit. p.
351.

60
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

regla general, mayores injerencias en su derecho al honor. En todo caso esta


sería una consecuencia contingente; pero si esto es así, entonces no sería
el ejercicio de la profesión de abogado litigante como factor central lo que
causaría la proyección pública, sino la relación de esta actividad con uno u
otros factores adicionales.

144. Aquí, cabe detenernos en cierto argumento del Tribunal Colegiado, en el que
refiere que la intervención de los abogados en la impartición de justicia es lo
que causa su especial responsabilidad frente a la sociedad y lo que justifica
la injerencia en su derecho al honor. Al respecto, en el orden normativo,
podemos encontrar razones tanto a favor como en contra de poner un énfasis
constitucional para efectos del sistema dual en la actividad profesional que
desempeñan los abogados que intervienen en el aparato de impartición de
justicia.

145. Por un lado, esta Suprema Corte ha sostenido que los profesionistas en
general tienen una situación de responsabilidad y cumplimiento de deberes
sociales derivados de su carácter técnico, así como que existe un interés
particular en el debido asesoramiento jurídico de los particulares77. El debido
asesoramiento técnico-jurídico ha sido vinculado por este Alto Tribunal con
los derechos a la tutela jurisdiccional y a un recurso efectivo78, previstos en
los artículos 17 Constitucional79, 8.1 y 25.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos80. Se ha dicho, además, que para que los recursos

77 Véase la tesis emitida por el Pleno de esta Suprema Corte, Séptima Época, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación, Volumen 67, Primera Parte, de rubro: “PROFESIONES,
EJERCICIO DE. SU REGLAMENTACION POR PARTE DE LAS LEGISLATURAS DE LOS
ESTADOS, NO ES INCONSTITUCIONAL. ABOGADOS (CODIGO ADMINISTRATIVO DEL
ESTADO DE CHIHUAHUA)”.
78 Contradicción de Tesis 187/2017, resuelta por esta Primera Sala en sesión correspondiente al

veintisiete de marzo de dos mil diecinueve. Mayoría de tres votos de la Ministra y de los Ministros:
Norma Lucía Piña Hernández (Ponente), Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien se reservó el derecho
de formular voto concurrente y Juan Luis González Alcántara Carrancá (Presidente), en contra de
los emitidos por los Ministros Luis María Aguilar Morales y Jorge Mario Pardo Rebolledo.
79 Artículo 17. […] Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que

estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus
resoluciones de manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en
consecuencia, prohibidas las costas judiciales. […]
80 Artículo 8. Garantías Judiciales. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída con las debidas

garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente independiente e


imparcial establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter.
Artículo 25. Protección Judicial. 1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos
que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente

61
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

judiciales sean verdaderamente efectivos es necesario que se garanticen


ciertas condiciones mínimas.

146. De acuerdo con lo definido en la Contradicción de Tesis 187/2017, “entre


estas condiciones mínimas se encuentra el derecho a la asistencia letrada,
es decir, el derecho a ser asistido por un abogado”, ya que este derecho
“permite que las personas puedan plantear y defender adecuadamente sus
pretensiones a través de los medios jurisdiccionales”. Así conceptualizada,
la asistencia letrada constituye una “condición de efectividad de los
instrumentos jurisdiccionales, en tanto que, para que un juicio o recurso
cumpla realmente con el objetivo para el que fue diseñado, es necesario que
la persona que lo promueve esté asistida por un profesional jurídico, a efecto
de que pueda formular de la mejor manera posible los planteamientos en los
que se sustenta la defensa de las pretensiones”81.

147. Sin embargo, también encontramos una serie de instituciones jurídicas


que se han diseñado para proteger la libertad e independencia de los
abogados en su ejercicio profesional; garantías cuya importancia radica en
su relación insoslayable con el derecho a una defensa adecuada82. Este

convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus
funciones oficiales. […]
81 Contradicción de Tesis 187/2017, Op. Cit. pp. 30-31.

Sobre este precedente, es importante destacar que el mismo parte de una contradicción de tesis en
materia penal, en donde el punto a dilucidar era relativo a la designación de un abogado público
para la representación de una persona privada de la libertad
No obstante, es posible extender las consideraciones sobre la asistencia letrada a las demás áreas
del derecho, pues la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha observado que el elenco de
garantías mínimas reconocidas en favor de las personas inculpadas por un delito se aplica en la
determinación de derechos y obligaciones en los órdenes “civil, laboral, fiscal o de cualquier otro
carácter” (Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Baena Ricardo y otros v. Panamá,
sentencia de 2 de febrero de 2001, Fondo, Reparaciones y Costas, serie C, número 72, párrafo
125).
82 La importancia de la libertad e independencia en el ejercicio de la abogacía ha sido

particularmente remarcada por el Consejo de la Abogacía Europea. Al respecto, en el numeral 2.1


de su Código de Deontología de los Abogados Europeos se consagra el principio de independencia,
el cual estipula que “la diversidad de obligaciones a las que el Abogado se encuentra sometido le
imponen una independencia absoluta, exenta de cualquier presión, principalmente de aquella que
surja de sus propios intereses o de influencias exteriores. Esta independencia es también necesaria
para mantener la confianza en la Justicia y en la imparcialidad del Juez. Por lo tanto, un Abogado
debe evitar todo ataque a su independencia y velar por no comprometer los valores de la profesión
por complacer a su cliente, al Juez o a terceros”. Además, “Esta independencia es necesaria tanto
en la actividad judicial como en la extrajudicial. El asesoramiento dado por un Abogado a su cliente
no tendrá ningún valor si ha sido únicamente por auto complacencia, por interés personal o bajo la
influencia de una presión exterior”. Asimismo, en la Carta de Principios Esenciales de la Abogacía
Europea el primer principio consagrado es el de “independencia del abogado y libertad para ejercer
en sus casos”, el cual prescribe que “El abogado debe ser libre política, económica e
intelectualmente en el ejercicio de su actividad como asesor y representante del cliente. Así pues,
debe ser independiente del Estado y de otros grupos de poder, y no debe permitir que su
independencia se vea comprometida por las presiones indebidas de intereses económicos o de sus

62
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

punto queda particularmente ilustrado a partir del deber de confidencialidad


de los abogados y de la figura jurídica del secreto profesional83. La cuestión
es que estas instituciones podrían ponerse en peligro si se adopta un
criterio genérico y tan amplio bajo el cual cualquier abogado litigante, por
esa sola circunstancia, debe considerarse como una persona con proyección
pública84.

148. En este sentido, si el ejercicio adecuado de la abogacía requiere de la


confidencialidad sobre la información que obtiene el abogado y si esta
exigencia de secrecía puede extenderse a toda la información que recibe en
virtud del ejercicio de su profesión; consecuentemente, una regla general que
caracterice a todos los abogados litigantes como personas con proyección
pública, justamente, en razón de su profesión, podría generar incentivos
perversos contrarios a la libertad e independencia que esta profesión
requiere para su cabal desempeño (afectando el derecho a una defensa
adecuada).

149. Dicho en otras palabras, es evidente que no toda actuación que realice un
abogado litigante en el ejercicio de su profesión tiene que reputarse como
ajena al debate público; empero, se insiste, debe reconocerse el peligro en
una regla general que permita una mayor injerencia en el honor y
privacidad de una persona que interviene en el aparato de justicia sólo
por el hecho de desempeñar esa profesión y representación judicial.
Con esto se abriría la puerta a que los medios de comunicación revelen
información privada sobre los abogados litigantes con el único fin de
perjudicar una causa que defienden ante un tribunal e, incluso, se podría

propios socios. El abogado también debe ser independiente de su cliente, puesto que ostenta
también la confianza de terceras partes y de los Tribunales. Efectivamente, sin esta independencia
de sus clientes, no podría haber garantías sobre la calidad de su trabajo como abogado. […]”.
Como referencia doctrinaria, véase por todos Cruz Barney, O. (2018) El secreto profesional del
abogado en México, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, México, Ciudad de México,
pp. 73-85.
83 El secreto profesional se configura tanto como un derecho como un deber respecto al abogado.

Como un derecho, el secreto profesional confiere al abogado una potestad frente al poder público
de no declarar sobre todo aquello que se ve amparado por el secreto profesional; como un deber,
lo obliga a mantener el secreto sobre toda la información que obtenga en su ejercicio profesional y
que parta de la confianza depositada en su confidencialidad (cfr. Cruz Barney, O. Op. Cit. pp. 7-8).
84 En su opinión disidente del caso Gertz, el Juez Warren E. Burger, entonces presidente de la Corte

Suprema de los Estados Unidos, sostuvo que el derecho a una defensa adecuada (the right to
counsel) se encontraría amenazado si cualquier abogado pudiera convertirse en el objeto de
cualquier reportero o editor irresponsable.

63
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

crear un incentivo perverso para utilizar a los medios de comunicación como


un instrumento de influencia en los procesos jurisdiccionales.

150. Así, si bien reconocemos que en muchas ocasiones es positivo y hasta


necesario que fluya la información entre las acciones u omisiones que se
relacionan con el ejercicio profesional de los abogados litigantes, se reitera,
el problema es la generalidad del criterio según el cual, sin mayores
consideraciones, estos profesionales entran dentro de la categoría de
personas privadas con proyección pública. Esta generalidad permitiría que
una regla que pretende fomentar la vigilancia ciudadana sobre el
sistema judicial se pueda transformar en una medida que menoscabe la
libertad e independencia de los abogados y, con ello, el derecho de a la
asistencia letrada, que es lo que se pretendía proteger en el primer momento.

151. La misma conclusión debe predicarse sobre los abogados que practican,
únicamente, su profesión en la materia laboral, pues las garantías de libertad
e independencia en el ejercicio de esta profesión no son exclusivas de los
abogados pertenecientes a las otras ramas del derecho. Al final, ellos
también deben garantizar la dualidad de confianza-confidencialidad en todos
los aspectos de su ejercicio profesional, por lo que no encontramos una razón
suficiente para no negar su categorización como personas privadas con
proyección pública.

152. Ahora bien, renunciar a la categorización genérica de todo abogado


litigante como una persona con proyección pública no implica
abandonar los beneficios del control ciudadano. Esto es así porque, aun
cuando una determinada persona que se desempeña como abogado litigante
en el aparato de justicia (laboral o no) se categorice como persona privada
y no como figura pública, si la información divulgada involucra a esa
persona pero también es de interés público, deben entrar en juego los
parámetros de protección de la libertad de expresión y el derecho a la
información; en particular, el estándar relativo a la “real malicia” o
“malicia efectiva”. Ello, tal como lo explicaremos más adelante.

64
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

b) ¿Existe un elemento de voluntariedad o la asunción de un riesgo a


la publicidad por parte de quienes ejercen la abogacía?

153. Otro de los elementos del estándar de constitucionalidad aplicable para la


categorización de figuras públicas es la asunción de un riesgo de proyección
pública o la voluntad de la persona de exponerse al público.

154. En el caso de las personas que se desempeñan como abogados en el


aparato de impartición de justicia y, en particular, en la materia laboral,
contrario a la posición interpretativa implícita del Tribunal Colegiado,
estimamos que no hay ningún indicativo de que el ejercicio de la mera
profesión entrañe necesariamente una mayor exposición a la opinión pública
o que haya un interés general de los medios sobre estas personas. No puede
caracterizarse al ejercicio de la abogacía como una profesión que requiera la
aceptación necesaria de una mayor injerencia en el derecho al honor y la
vida privada.

155. Incluso, en el caso concreto, tanto el Tribunal Colegiado como los recurrentes
están de acuerdo en que ********** es una persona sin notoriedad pública en
su comunidad y que no se ha expuesto por actos propios al escrutinio
público. Por ende, se estima que la postura interpretativa que categoriza de
manera genérica a ********** como una persona privada con proyección
pública que hizo el Tribunal Colegiado se apartó de este supuesto.

c) ¿Los abogados cuentan con un acceso privilegiado a los medios y


a la opinión pública debido a su profesión?

156. Por último, no podemos asumir que los abogados en general, los abogados
que participan en el aparato de justicia y, en particular, en el ámbito laboral,
por ese solo hecho, tengan un acceso privilegiado a los medios de
comunicación y a la opinión pública que conlleve su proyección como figura
pública.

157. Que un abogado en concreto cuente con este acceso, nuevamente, es una
cuestión contingente y, como tal, no depende de su profesión en sí misma.

65
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

Así, resultaría absurdo caracterizar a todos los abogados o a alguna clase


particular de ellos como personas con proyección pública debido a su acceso
a los medios; además, la posibilidad de que algún abogado no cuente con
este acceso privilegiado (como se sabe que es el caso de muchos)
provocaría que esta caracterización se vuelva arbitraria. Más bien, depende
de la persona, la información divulgada y las circunstancias que rodean al
caso.

158. En el caso concreto, sin que fuere un elemento tomado en cuenta por el
Tribunal Colegiado, no encontramos ninguna evidencia de que **********
tenga un acceso privilegiado a los medios de comunicación, ya sea por su
ejercicio particular como abogado o por cualquier otra cuestión.

*****

159. Así las cosas, contrario a la posición interpretativa del Tribunal Colegiado,
ninguna de las justificaciones que hemos ideado para caracterizar a las
personas privadas con proyección pública están presentes en el caso
concreto; por lo que resulta fundado el argumento del recurrente relativo a
que, en la sentencia de amparo, se llevó a cabo una interpretación que
desatendió los elementos de valoración en los derechos a la libertad de
expresión, derecho a la información y derecho al honor para la
caracterización de las figuras públicas, en general, y las personas privadas
con proyección pública en particular. No obstante lo anterior, por las razones
que expondremos en seguida, dicha calificativa no es suficiente para
revocar la sentencia de amparo.

B.2. La relevancia pública y el criterio de real malicia

160. Esta Primera Sala estima que para resolver de manera correcta una cuestión
de constitucionalidad relacionada con los derechos a la libertad de expresión,
información y honor, el análisis del caso debe tomar en cuenta todos los
elementos valorados por el órgano de amparo para haber atribuido una
posición preferencial a la libertad de expresión. Así, a pesar de que en el fallo
del colegiado se interpretó incorrectamente el contenido de los referidos

66
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

derechos para concluir que el quejoso debía ser categorizado como una
figura pública (en su sub-categoría de persona privada con proyección
pública), no puede pasarse por alto que también se examinó el concepto de
interés público y se llegó a la convicción que la información divulgada era de
relevancia pública para la comunidad.

161. Sobre este punto, advirtiendo la causa de pedir, se observa que el recurrente
pretende cuestionar esta calificación, ya que, a su juicio, si no se trata de
una persona con proyección pública, la información divulgada no guarda
relevancia pública y, por lo tanto, no puede aplicarse el estándar de real
malicia. No compartimos este razonamiento de agravio.

162. Como ya lo expresamos, es común que cuando se identifique que la persona


afectada por las expresiones de hecho es una figura pública, esté presente
una temática de interés público. Sin embargo, esos elementos de relevancia
constitucional no son los mismos ni dependen uno del otro. El sujeto afectado
puede ser una figura pública y la temática una de carácter privado, pero
también puede existir una temática de interés público relacionada con una
persona privada.

163. Bajo ese tenor, la interpretación efectuada en este aspecto por el Tribunal
Colegiado fue correcta: la información que se divulgó cumple con las
características de nuestra línea jurisprudencial para ser catalogada como de
interés público. Al respecto, la nota publicada sujeta a discusión tiene el texto
siguiente:

[Se transcribe el texto de las publicaciones]

164. Como se observa, la nota periodística busca retratar una situación que ocurre
al interior del sistema de impartición de justicia laboral en el Estado de
Chihuahua, en donde se dice que doce abogados (entre los que se encuentra
**********) “acaparan” una gran cantidad de demandas laborales y tienen la
oportunidad de ganar hasta ********** de pesos. Asimismo, la nota pretende
exponer la supuesta conducta antiética de estos abogados para hacerse de
estos asuntos y, para esto, señala que emplean “coyotes”, que “realizan

67
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

manifestaciones” y que “coartan al trabajador para que demande aun


sabiendo que será el único que sufra los años o meses que permanezca el
juicio sin fuente de ingresos”. Finalmente, se señala que estos abogados
difícilmente lograrían llevar tantos casos si no fuera por las “vías turbias” que
utilizan85.

165. A consideración de esta Sala, es clara la conexión entre la información


difundida y el interés público. Como ya lo apuntamos, la relevancia pública
de la información puede ser directa o indirecta. Es directa cuando el interés
público se determina por el contenido de la información o por la actividad del
sujeto al que está referida; a saber, la información debe versar sobre temas
de trascendencia para la vida colectiva de una comunidad o sobre una
persona con relevancia pública. Mientras que será indirecta cuando no se
determina examinando su contenido, sino su conexión o relación con un tema
de interés público previamente identificado.

166. En el caso se actualizan ambos supuestos. La conexión en el caso es directa


porque es imprescindible que los gobernados, como beneficiarios del sistema
de impartición de justicia, puedan evaluar y discutir sobre si los jueces,
fiscales, abogados y demás partícipes de ese sistema de impartición de
justicia ejercen debidamente sus funciones y responsabilidades86. Así, la
información que consiste en exponer un alegado esquema para “acaparar”
casos de manera antiética por parte de los abogados no sólo fomenta la
vigilancia pública sobre el sistema de impartición de justicia, sino que también
alerta a los beneficiarios del mismo sobre estas conductas.

167. Por su parte, el apartado de la nota en donde se revela información relativa


al nombre de **********, sus ganancias y al número de demandas laborales

85 Con esto únicamente estamos describiendo el contenido de la nota y no nos estamos


pronunciando sobre su veracidad. Esta es una tarea que no le corresponde a esta Sala en un
ámbito de análisis de constitucionalidad.
86 Informe de la Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Gabriela

Knaul, Op. Cit. párrafo 89.


Criterio que, enfocado únicamente hasta este momento en la materia penal, ha sido adoptado por
esta Suprema Corte en el citado Amparo Directo 3/2011; el cual se refleja en la tesis 1a. CLX/2013
(10a.), emitida por la Primera Sala, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1, página 551, de rubro: “LIBERTAD DE EXPRESIÓN. INTERÉS
PÚBLICO DE LA INFORMACIÓN RELACIONADA CON LA PROCURACIÓN E IMPARTICIÓN DE
JUSTICIA”.

68
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

que supuestamente representa es pertinente para la exposición del tema de


interés público y, por ello, se relaciona a su vez de manera indirecta con la
referida temática de interés público. La rendición de cuentas por parte de un
abogado sobre su apego a la ética profesional sólo es posible en la medida
en que se exponga la situación particular de dicho abogado. A su vez, la
referencia al número de casos resulta relevante porque parte de la mecánica
que se busca retratar en la nota incluye este supuesto “acaparamiento” de
una gran cantidad de casos por parte de los doce abogados que refiere.

168. Asimismo, no se estima que la información difundida interfiera con aspectos


privados o de secrecía del quejoso en el desempeño de su profesión. En
cambio, la información sobre el alegado apego o distanciamiento de un
abogado de las reglas éticas de su profesión se considera como un aspecto
sobre el que debe rendir cuentas87 y cuyo escrutinio público resulta benéfico
para un debido asesoramiento técnico-jurídico de la población en general.

169. Además, en ninguna parte de la nota se hace referencia o explicitan datos


íntimos del quejoso. Las referencias al ejercicio de su profesión, la suma de
asuntos que supuestamente tiene a su cargo y, en su caso, el probable
ingreso económico por los mismos no son datos fácticos que hayan sido
usurpados de su vida privada; sino que incluso son datos que pudieron ser
inferidos de información pública o de conocimiento público (por ejemplo, el
costo promedio del servicio profesional en juicios laborales).

170. En conclusión, como bien lo interpretó el Tribunal Colegiado al hacer alusión


a los alcances de la libertad de expresión y el derecho a la información, en el
asunto está presente información divulgada relacionada con una cuestión o
temática de interés público. Por ende, el cuestionamiento que surge es ¿cuál
es el criterio subjetivo de imputación aplicable en este tipo de
escenarios, donde la información divulgada es de interés público pero
el sujeto que se dice afectado por las expresiones es una persona
privada? Nuestra respuesta es que aplica también el criterio de real
malicia.

87 Ibid. párrafo 67.

69
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

171. La real malicia, como criterio subjetivo de imputación, tiene como finalidad la
potencialización de la protección del principio de la libertad de expresión. A
saber, la política o directriz que persigue la figura de "la malicia efectiva" o
"real malicia" consiste en promover la libre manifestación y flujo de
información, ideas y opiniones; evitar el control del pensamiento; mantener
abiertos los canales del discurso y, consecuentemente, impedir la generación
de un "efecto de desaliento" en la población tendiente a inhibir de forma
absoluta el derecho a la libertad de expresión88.

172. Así, como lo razonamos en párrafos previos, cuando la información divulgada


es de interés público, pero el sujeto que se dice afectado no cumple las
características para ser catalogado como una figura pública (más bien es una
persona privada), se advierte que se encuentran presentes las mismas
razones que dan pie al referido criterio de real malicia. La relevancia
pública de la información no se demerita por el hecho de que esté involucrado
una persona privada.

173. La sociedad tiene el mismo interés en conocer de esa información como


cuando se trata de una figura pública. Como lo razona de manera excelente
el Juez Brennan de la Suprema Corte norteamericana en su voto disidente
en el referido caso Gertz v. Robert Welch, Inc., “las cuestiones de interés
público o general no se vuelven ‘repentinamente menos relevantes [para la
sociedad] simplemente porque está involucrado un individuo privado, o
porque, en cierto sentido, ese individuo no eligió voluntariamente
involucrarse’” (citando el caso Time, Inc. v. Hill, 385, U.S. 374 (1967)).

174. Sin que esta postura, como ya lo referimos, deje en estado de indefensión a
la persona privada. Por el contrario, al traerla al debate público, en ejercicio
de su derecho constitucional a la réplica, esta persona privada puede obligar
constitucionalmente a los informadores a que publiquen su versión sobre los
hechos divulgados que estimen como falsos o inexactos89; incluso, si se

88 Criterio que se hizo explícito en el Amparo Directo en Revisión 172/2019 y se refleja en la tesis
1a. LXXVI/2019 (10a.), publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 70,
Septiembre de 2019, Tomo I, página 125, de rubro: “REAL MALICIA. SU PROPÓSITO”.
89 Criterio sobre el alcance del derecho de réplica que se adoptó en la Acción de Inconstitucionalidad

122/2015 y sus acumuladas, así como en el Amparo en revisión 1012/2016; razonamiento que se
refleja en la tesis 1a. CCLXXXIII/2018 (10a.), emitida por la Primera Sala, publicada en la Gaceta

70
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

satisface entonces el estándar de real malicia, puede obtener una reparación


de carácter civil por la afectación de alguno de sus derechos de la
personalidad. Esta Corte da prevalencia a la libertad de expresión, aunque
por ello se traiga al debate público a una persona que involuntariamente se
encuentra en una temática de interés público, que no es servidor público o
que no tiene una incidencia en la sociedad con sus actividades o actuaciones.

*****

175. En consecuencia, aun cuando resultan fundados los razonamientos de


agravio de la parte recurrente en cuanto a que ********** no es una persona
privada con proyección pública, los mismos devienen como inoperantes.
Ello, pues resulta infundado el agravio del quejoso en cuanto a que no existe
una temática de interés público; por ende, dado que el criterio subjetivo de
imputación aplicable en el caso concreto sigue siendo el de real malicia y
este aspecto ya fue analizado en un ámbito de legalidad por el Tribunal
Colegiado (llegándose a una conclusión negativa), resulta innecesario
revocar la sentencia recurrida.

176. Es decir, para el colegiado, el recurrente no acreditó en el juicio que la


información se haya divulgado por el periódico a sabiendas de su falsedad o
con total despreocupación sobre si era o no falsa. Examen que compete al
órgano de amparo y cuya valoración, en un ámbito de legalidad, no cambia,
no tiene una incidencia ni pende de que el recurrente se catalogue o no como
una figura pública. Por tanto, no consideramos adecuado, en este caso y ante
sus circunstancias, revocar la sentencia recurrida a fin de salvaguardar el
principio del derecho a una justicia expedita.

del Semanario Judicial de la Federación, Libro 61, Diciembre de 2018, Tomo I, página 304, de rubro
y texto: “DERECHO DE RÉPLICA. SU PROCEDENCIA SÓLO DEPENDE DE LA CALIDAD DE LA
INFORMACIÓN Y NO DE LA PERSONA AGRAVIADA. El derecho de réplica no constituye un
mecanismo de reparación de agravios al honor, a la reputación y a la propia imagen; su finalidad es
tutelar el equilibrio informativo en el ejercicio cotidiano de la libertad de expresión. En este sentido,
la réplica, por un lado, es un mecanismo igualador de asimetrías en el acceso a los medios de
comunicación para que una persona sostenga una versión propia de hechos que le aluden y que
estime falsos o inexactos y, por otro, comporta una herramienta de maximización de la libertad de
expresión en su vertiente colectiva, pues brinda a la sociedad elementos para sostener un debate
democrático más robusto y crítico. De ahí que la procedencia de la réplica sólo dependa de un
componente objetivo, que atiende a la calidad de la información falsa o inexacta y no a uno subjetivo
en relación con el sujeto agraviado. Por ende, para efectos del derecho de réplica, es irrelevante el
carácter de servidor público”.

71
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 6467/2018

177. Por lo demás, devienen como inoperantes el resto de agravios planteados


por el recurrente en su recurso de revisión en torno al apartado de la
sentencia donde se analizó lo relativo a la libertad de expresión; lo anterior
es así, toda vez que en ellos sólo se cuestionan aspectos relacionados con
la fundamentación y motivación de la sentencia, la supuesta falta de
exhaustividad, la aplicación o no de algunas tesis y la valoración de las
pruebas realizadas por el tribunal colegiado, entre otros. Aspectos que no
pueden ser sujeto de análisis en un recurso de revisión en amparo directo.

VIII.2.
Análisis de constitucionalidad del artículo 159, fracciones III del
Código de Procedimientos Civiles del Estado de Chihuahua

178. Superado el análisis de la primera cuestión de constitucionalidad, pasamos


a la segunda. Desde su demanda de amparo, la parte quejosa planteó la
inconstitucionalidad del artículo 159 del Código de Procedimientos Civiles del
Estado de Chihuahua por estimarlo contrario al derecho de acceso a la
justicia contenido en el artículo 17 de la Constitución Federal.

179. Por su parte, el Tribunal Colegiado no coincidió con esta postura y determinó
que el artículo impugnado no violaba lo dispuesto en el artículo 17
constitucional, dado que no le impedía acudir a ejercer algún derecho ante
los tribunales establecidos para dirimir alguna controversia. En su escrito de
revisión, la parte recurrente combatió dicha conclusión y reiteró que la norma
es inconstitucional porque el hecho de que el legislador impusiera la
posibilidad de condenar al pago de costas de manera oficiosa, inhibe el
ejercicio ante los tribunales de cualquier acción legal.

180. Tomando en cuenta lo anterior, esta Primera Sala llega a la convicción de


que el artículo 159, fracción III del Código de Procedimientos Civiles del
Estado de Chihuahua resulta constitucional y, por ende, el agravio de la parte
recurrente deviene como infundado.

181. En primer término, es preciso señalar que por el término “costas” se entiende
los gastos y erogaciones que las partes deben efectuar con motivo de la

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substanciación del proceso. La doctrina clasifica a las costas en judiciales y


procesales90. Al respecto, el artículo 17 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos que la parte recurrente considera transgredido,
en sus dos primeros párrafos dispone lo siguiente:

Artículo 17.- Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma,


ni ejercer violencia para reclamar su derecho.
Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por
tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y
términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera
pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando,
en consecuencia, prohibidas las costas judiciales.
[…]

182. Atendiendo a la literalidad del artículo transcrito, se desprende que, en


nuestro sistema jurídico, están prohibidas las costas judiciales, en razón de
que no puede imponerse al gobernado la obligación de pagar una
determinada cantidad de dinero a quienes se encargan de la administración
de justicia por parte del Estado (órganos jurisdiccionales) por la actividad que
realizan, pues se parte de la base de que dicho servicio debe ser gratuito.

183. No obstante, las costas procesales sí están permitidas, en tanto que el propio
precepto constitucional autoriza que los tribunales impartan justicia a los
gobernados que lo solicitan en los plazos y términos que fijen las leyes, sin
que pueda pasarse por alto que en todo proceso judicial se generan una serie
de gastos por su tramitación: las copias, la preparación y desahogo de las
pruebas, la contratación de peritos, pero, sobre todo los honorarios de los
abogados (costas en sentido estricto); de ahí que la imposición de las costas
procesales persigue un fin constitucionalmente válido, relativo a que, como
consecuencia de la impartición de justicia, el vencedor se vea resarcido de
todos los gastos que tuvo que erogar a fin de demostrar la prevalencia de un
derecho que el condenado se negó a reconocer.

90 Las costas judiciales se definen como: “…aquellas que se establecen como contribuciones
fiscales para el pago de algunos servicios efectuados por los tribunales”, mientras que las costas
procesales en sentido estricto: “comprenden todas las restantes erogaciones” (Instituto de
Investigaciones Jurídicas. Enciclopedia Jurídica Mexicana. Tomo II “C”. Porrúa, 2ª edición, México,
2004. P. 658).

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184. La condena en costas se inspira en la doctrina del vencimiento que


comprende el resarcimiento o compensación, y la justificación de esta
institución radica en que la actuación de la ley no debe representar una
disminución patrimonial para la parte en cuyo favor tiene lugar, pues es
interés del Estado que la utilización del proceso no se traduzca en un daño
para quien demostró tener la razón en sus pretensiones.

185. Ahora bien, partiendo de las consideraciones anteriores, corresponde


analizar el contenido de la norma impugnada, la cual prevé:

Artículo 159. La condenación en costas se hará cuando así lo prevenga


la ley.
Siempre serán condenados:
[…]
III. La parte que fuere condenada o vencida en juicio y, en general, el
que intente acciones o haga valer cualquier tipo de defensas o
excepciones improcedentes o interponga recursos o incidentes de este
tipo, a quien no solamente se le condenará respecto de estas acciones,
defensas, excepciones, recursos o incidentes improcedentes, sino de las
excepciones que sean inoperantes. En estos casos, la condenación se
hará en primera instancia, observándose en la segunda lo que dispone
la fracción siguiente; y, […]

186. Del contenido transcrito del artículo, esta Primera Sala advierte que el
artículo 159 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de
Chihuahua sigue un sistema de criterios objetivos para la condena en costas.
El criterio objetivo constriñe al juez a condenar en costas a la parte que se
sitúe en alguna de las hipótesis previstas en la ley para la condena en costas.

187. Además, el criterio objetivo establece en forma específica los casos en los
que el juez está constreñido a imponer una condena en costas, cuyas
hipótesis específicas, por regla general -y como sucede en este caso-, están
precedidas por la frase “siempre serán condenados”; lo cual denota la
intención del legislador de establecer un criterio general y abstracto para la
condena respectiva, cuyos supuestos de procedencia guardan similitud en la
medida que tienen por objeto sancionar, en esencia, a quien entable un juicio
injustificadamente, a quien no tenga derecho para reclamar las prestaciones
exigidas en el juicio, a quien interponga acciones o excepciones
improcedentes, a quien utilice la administración de justicia para retardar o

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impedir el cumplimiento de las obligaciones asumidas, o a quien resulte


vencido en el juicio.

188. Siendo que por lo que ve a los casos en que objetivamente procede tal
condena, esta Suprema Corte ha emitido diversos criterios91 al analizar, por
ejemplo, la legislación del Distrito Federal [hoy Ciudad de México], de
Coahuila, de Chiapas y de Durango y ha resuelto que los mismos se rigen
por dos sistemas: el sistema de compensación e indemnización y el sistema
de vencimiento puro.

189. El sistema de compensación e indemnización tiene por objeto restituir a quien


injustificadamente sea llevado a un tribunal de los gastos necesarios que
erogue a causa del procedimiento y, puede tener lugar, incluso cuando no ha
habido un claro vencedor en el juicio. Así tenemos que el sistema de
vencimiento puro parte de que, el que uno de los contendientes venza en el
juicio, es causa suficiente para condenar al pago de costas a la contraparte;
simple hecho del vencimiento que le da al ganador derecho a ser resarcido
en su disminución patrimonial derivada de los gastos en que incurrió en el
juicio.

190. Ahora bien, aplicando lo anterior al caso concreto, se estima que la norma
impugnada no limita la garantía de acceso a la justicia, en tanto que no impide
que los gobernados acudan a ejercer algún derecho ante los tribunales
establecidos para dirimir alguna controversia y solicitar que se les administre
justicia, ni tampoco impide que éstos la impartan. Es decir, la finalidad de esa
condena no es intimidar a los posibles recurrentes que haciendo uso de los
recursos y medios de defensa establecidos en la ley, pretenden la
modificación de lo ya resuelto.

91Al respecto puede verse la jurisprudencia 1a/J. 122/2012 (10a.) de rubro “COSTAS EN EL JUICIO
CIVIL HIPOTECARIO. NO SE ACTUALIZA LA FRACCIÓN III DEL ARTÍCULO 140 DE LAS
LEGISLACIONES DEL DSITRITO FEDERAL Y DEL ESTADO DE COAHUILA, CUANDO EL
DEMANDADO HUBIERA SIDO CONDENADO PARCIALMENTE POR LAS PRESTACIONES
RECLAMADAS.”, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, libro XVII, febrero
de 2013, tomo 1, página 396; así como la diversa 1a./J. 44/2019 (10a.) de rubro “COSTAS EN
PRIMERA INSTANCIA EN EL JUICIO ESPECIAL HIPOTECARIO. SE ACTUALIZA SU CONDENA
PARA CUALQUIERA DE LAS PARTES A QUIEN LA RESOLUCIÓN DESFAVOREZCA
COMPLETAMENTE (LEGISLACIONES DE CHIAPAS Y DURANGO).”, visible en el Semanario
Judicial de la Federación, publicación el viernes 8 de noviembre de 2019.

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191. Por el contrario, esa condena obedece a intereses de orden público tutelados
por el artículo 17 de la Constitución Federal, que autoriza al legislador a
establecer los procedimientos conforme a los cuales habrá de administrarse
justicia, y su fundamento radica en que el vencedor debe de ser reintegrado
en plenitud de su derecho y en consecuencia, resarcido del daño sufrido en
su patrimonio en un juicio que se vio forzado a seguir porque no se
satisficieron sus pretensiones de manera extrajudicial o porque se le
demandó indebidamente.

192. Lo anterior, encuentra asidero en la jurisprudencia 1a./J. 38/2017 (10a.) de


rubro “COSTAS. LA CONDENA EN TAL CONCEPTO QUE ESTABLECEN
DIVERSAS LEGISLACIONES, SIN CONDICIONARLA A LA EXISTENCIA
DE MALA FE O TEMERIDAD DEL LITIGANTE, NO LIMITA EL DERECHO
DE ACCESO A LA JUSTICIA”92.

IX. DECISIÓN

193. En suma, por las razones antes apuntadas, deben calificarse como
fundados pero inoperantes, infundados e inoperantes los agravios
estudiados en el apartado VIII.1 y, por otro lado, e infundados los agravios
analizados en el VIII.2. Consecuentemente, aunque por razones diferentes a
las expuestas por el Tribunal Colegiado, lo conducente es confirmar la
sentencia recurrida y negar el amparo a la parte quejosa.

Por lo expuesto y fundado, se

RESUELVE

PRIMERO. En la materia de la revisión, se confirma la sentencia recurrida.

SEGUNDO. La Justicia de la Unión no ampara ni protege a ********** y


**********, por derecho propio y en representación de sus menores hijos cuyas
iniciales son **********, ********** y **********, contra el acto reclamado a la

92Tesis 1a./J. 38/2017 (10a.), Primera Sala, Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, libro 42, mayo de 2017, tomo I, página 190.

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Primera Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Chihuahua,
con residencia en la ciudad de Chihuahua, consistente en la sentencia de
veintiocho de marzo de dos mil diecisiete, dictada en el toca de apelación
**********.

Notifíquese; con testimonio de esta ejecutoria, devuélvanse los autos


relativos al lugar de su origen y, en su oportunidad, archívese el toca como
asunto concluido.

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