CAPITULO 1.

UN PUNTO DE
VISTA
HACIENDO DISCÍPULOS
Nadie piensa que sea extraño que existan hoy más de 250
grupos religiosos en los Estados Unidos. Algunos dicen,
"Después de todo, el asunto de religión es sumamente
subjetivo. Su "substancia" no puede ser confirmada en el
mercado por medio de una prueba pública verificable. Por
consiguiente, cada quien tiene derecho a tener su propia
opinión. Mi opinión es tan buena como la de cualquier
otro."

NORMAN HARPER
Al mismo tiempo, es comúnmente aceptado que
asignaturas como Ciencias, Matemáticas, Psicología, o
aun Educación, involucran datos objetivos o "datos puros"
que no están sujetos a interpretación. Cuando hay
diferencia de opinión entre la gente en estas áreas es
solamente debido a que algunos de ellos no poseen todos
los datos completos.

Esta idea de que ciertas áreas de la realidad pueden ser

FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN CRISTIANA
1 2
conocidas sin necesidad de interpretación y vistas desde
un punto de vista neutral debe ser cuestionada. Cada ser
humano tiene fe en algo, lo cual afecta su entendimiento
de toda la realidad. La Iglesia y el Estado, o la Iglesia y la
Escuela pueden estar separados, pero la religión no puede
ser separada de ningún área de actividad o pensamiento
humano. La premisa de que algunas cosas pueden ser
conocidas objetivamente sin ser influenciadas en lo
absoluto por la fe del conocedor es totalmente falsa.

¿Podrías imaginar a un sicólogo conductista (que por
supuesto no es cristiano) describiendo objetivamente la
experiencia de conversión cristiana o el berrinche de un
niño, sin ser influenciado por su creencia de que el ser
humano es un organismo vacío que es totalmente
condicionado por su medio ambiente? ¿Sería posible
concebir que un educador pragmatista (tampoco cristiano)
pudiera ejercer disciplina en un salón de clases sin
consideración alguna a su creencia de que los valores
morales absolutos no existen? Las creencias de ambos
hombres no están enraizadas en hechos evidentes, sino
más bien en un compromiso con principios de fe que no
pueden ser demostrados.
Dios es el autor de toda verdad; por consiguiente, la
verdad de la ciencia concuerda con la verdad del
cristianismo. El cristiano debe indagar cada aspecto del
universo sabiendo que cuando todas las cosas sean
reveladas el resultado sólo confirmará su fe. Cuando el
no-cristiano interpreta algún aspecto de la realidad desde
su punto de vista centrado en el hombre, el conflicto no es
entre fe y hecho, como algunas personas quieren hacernos
creer. Más bien, el conflicto es entre la fe cristiana y la fe
no-cristiana. El cristiano y el no-cristiano interpretan
cualquier dato dado de acuerdo con principios de fe
incompatibles.
La palabra alemana weltanschauung es el término usado
para denominar una cosmovisión o perspectiva del mundo.
El hombre no puede saber todas las cosas, pero puede
considerar todo, y de hecho lo considera, como un todo
3 4
desde el punto de vista de su filosofía o teología particular,
ya sea que la pueda expresar o no.
La idea de "cosmovisión" o "perspectiva" no es nueva;
tiene profundas raíces en la naturaleza humana. El
hombre es un ser racional, y por lo tanto, siente el impulso
de intentar entender su mundo. Esto es verdad, aun en el
caso de aquellos que piensan que la vida es
completamente absurda. Su misma conclusión de que
nada tiene sentido es una manera de entender la naturaleza
de la realidad. James Orr ha dicho: "Ella (la mente) no se
contenta con un conocimiento fragmentario, sino que
constantemente tiende a construir de hechos a leyes, de
leyes a leyes más elevadas y de éstas a la más altas
generalizaciones posibles."
El weltanschauung cristiano es un sistema de
pensamiento que es global, unificado e impregna todo.
Ofrece una explicación del origen, propósito, y naturaleza
de todas las cosas.
El cristiano, amando a Dios con todo su corazón, mente y
alma, ve el mundo de una manera particular. En cualquier
medida que sea fiel a su Señor, el cristiano empieza cada
área de su pensamiento, de manera auto-consciente, con el
Soberano y Trino Dios. Abraham Kuyper describiendo lo
que él creía que era la única cosmo-visión cristiana
consistente, escribió: Dios está presente en toda la vida,
con la influencia de su poder omnipresente, todopoderoso,
y ninguna esfera de la vida humana puede ser concebida
sin que la religión no mantenga su demanda de que Dios
debe ser alabado, que sus ordenanzas deben ser Intérprete del mundo, sólo cuando el filósofo se inscribe
observadas, y que cada labora debe estar permeada con su en la escuela de Dios.
ora en oración ferviente y continua. Dondequiera que el
hombre esté, en cualquier cosa que esté haciendo, en
El cristiano, informado por la Palabra de Dios, sabe que
cualquier trabajo en que ocupe sus manos (en agricultura,
todo proviene de Dios, es sostenido por El, y es dirigido
comercio, industria) o su mente (arte, ciencia), está
para Su gloria (Rom.11:36). El cristiano está persuadido
constantemente presente delante de su Dios, es empleado
que es en Cristo que "todas las cosas subsisten." (Col.
al servicio de su Dios, tiene que obedecer estrictamente a
1:17). Está comprometido a ver el todo de su vida, por la
su Dios, y sobre todo tiene que tener como objetivo el
gracia de Dios, bajo el señorío de Cristo.
glorificar a su Dios.

En contraste, el weltanschauung del no-cristiano es

Dios es absolutamente Soberano. La expresión de su
dirigido por su razón, su experiencia, o su preferencia
mente en las Escrituras es, por consiguiente,
existencial. Trata de explicar el origen, propósito y
completamente autoritaria para la fe y práctica. Dios le ha
naturaleza de la realidad considerándose a sí mismo como
dado al hombre, en las Santas Escrituras, una norma
el árbitro supremo de la verdad.
trascendente por la cual toda la vida debe ser
correctamente entendida y gobernada.
En el siglo XX, el hombre, desilusionado por los frutos de
su prosaico racionalismo, se ha tornado a un punto de
Tal como declaró Henry J. Stob: La filosofía cristiana
vista más subjetivo. Francis Schaeffer ha señalado, muy
delata lo inadecuado de un entendimiento del cosmos
acertadamente, que el hombre moderno, llevando a cabo
meramente inmanente, y presupone la necesidad de un
las implicaciones lógicas del Kierkegaardianismo, está
punto de vista trascendente. Esto quiere decir que la
tratando de "entender el mundo empezando por completo
filosofía cristiana propone deliberadamente que debemos
desde sí mismo, aunque eso le ha llevado a abandonar toda
interpretar el mundo creado a la luz de las Escrituras
esperanza por un campo de conocimiento unificado y toda
cristianas. Al hacer esto, niega que esté sacrificando su
confianza en la racionalidad..." Hoy, sólo tiene uno que
derecho a ser considerada con el nombre de filosofía. El
considerar a conciencia las formas de arte más popular
filósofo cristiano repudia el dogmatismo que haría
para ver la difundida influencia del irracionalismo del
autónoma a la conciencia humana y haría de la filosofía
hombre en la esfera mundial. Ya sea que el artista use la
una empresa meramente intelectual. Por lo contrario, el
pintura, el sonido, o la palabra escrita, el mensaje es el
filósofo cristiano insiste en que el principio de una
mismo: "No existe la verdad. Ni el significado, ni los
interpretación adecuada del mundo sólo puede ser hecha
valores morales absolutos.”
cuando el pensador permite ser instruido por el Creador e
5 6

Hace muchos años, cuando era un jovencito, oí a un
conferencista relatar la siguiente historia: "Un trabajador
de una fábrica tenía la responsabilidad de sonar el silbato
(de la fábrica) a las doce en punto del mediodía. Para
estar seguro de la hora correcta, checaba su hora con la de
un reloj que estaba en la pared de una joyería local.
Después de estar haciendo esto por un tiempo, se le
ocurrió pensar que el dueño de la joyería debería tener
algún estándar por medio del cuál ponía hora a su reloj.
Por lo tanto, un día que fue a la joyería, le preguntó al
dueño, "Perdone señor, ¿En dónde se basa para ponerle
hora a su reloj?" El dueño de la joyería respondió: Bueno,
usted verá. Al otro lado de la ciudad hay una fábrica que
cada día, exactamente al mediodía, hace sonar un
silbato..."
El punto clave de esta narración es obvio. El hombre
moderno sólo quiere recibir consejo de sí mismo o de
otros que están bajo el mismo problema. Cuando el
educador contemporáneo no reconoce una norma
trascendente, se queda sin base para decir si una teoría o
práctica educacional es correcta o equivocada.
Dios o el hombre. Ese es el dilema. El educador cristiano
no debe vacilar entre estas dos opiniones.
La filosofía cristiana ve al mundo en su totalidad desde el
punto de vista de las Escrituras. La filosofía cristiana de la
educación es una aproximación global a todos los aspectos
del proceso enseñanza-aprendizaje, incluyendo las
7 8
agencias de educación, de acuerdo con los principios
presentados en la Palabra de Dios. Por lo tanto, no debe
uno considerarse a sí mismo como cristiano y como
educador, como si la fe y la vocación de uno no tuvieran
relación alguna. Por el contrario, el educador cristiano
debe cumplir el todo de su trabajo de tal manera que todo
lo que involucra ser un "educador", sea moldeado por todo
lo que implica el nombre "cristiano".
El propósito de los siguientes capítulos será explorar, por
lo menos de una manera preliminar, algunas de las
implicaciones educativas básicas de una cosmovisión
centrada en Dios y, después, distinguir el punto de vista
cristiano de la educación de varias teorías no-cristianas
prevalecientes hoy en día.
CAPITULO 2. LA NATURALEZA
DEL HOMBRE Y LA
EDUCACIÓN CRISTIANA
Lo que uno cree con respecto a la naturaleza del hombre
afecta directamente el corazón del proceso educativo.
Bavinck declaró con precisión, que "todos los grandes
movimientos pedagógicos proceden, consciente o
inconscientemente, implícita o explícitamente, de un
concepto general de la naturaleza del hombre."
Los puntos de vista no-cristianos generalmente consideran
al hombre como el producto de una selección evolutiva y
condicionada por el medio ambiente. El pragmatista
asume que el hombre es un organismo que tiene la
capacidad de expandir su experiencia presente. El
conductista cree que el hombre es una máquina, que puede
ser programada para operar de acuerdo al capricho del
programador, quien ha sido programado, a su vez, para
programar a otros. El existencialista postula que el
hombre es un individuo autónomo quien es arquitecto de
su propia vida.
Estos conceptos humanistas del hombre y sus
correspondientes modos de abordar la educación serán
considerados en el capítulo siete. En este capítulo,
exploraremos las implicaciones educativas de la doctrina
bíblica acerca del hombre.
LA DOCTRINA BÍBLICA DEL HOMBRE
Génesis 1:27 dice, "Y creó Dios al hombre a su imagen, a
la imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó." Que
los seres humanos fueron creados a semejanza de Dios es
una verdad sobria y sublime. Decir que el hombre es Dios,
es blasfemia; sin embargo, decir que el hombre es
semejante a Dios es identificarlo verdaderamente y
asignarle el lugar que le corresponde como la corona de la
creación. Una amiga cristiana que estaba involucrada en
un pequeño grupo de trabajo, me dijo: "Todos las personas
de este grupo están preocupados con la pregunta, ¿Quién
soy yo? Yo no sé si hay algo extraño en mí o no, pero
creó que sé quién soy." Ella estaba en lo cierto. Ella sabía
9 10
quién era. Como cristiana, sabía que era una persona
hecha a la imagen de Dios.
Ahora, surge la pregunta, ¿En qué consiste "la imagen de
Dios"? ¿De qué manera es el hombre semejante a Dios?
¿Se refiere esta imagen a algunas características
particulares del hombre, tales como su razón o su
capacidad de conocer el bien y el mal? Por supuesto, ésta
incluye estas características. Pero las Escrituras implican
que cualquier cosa que es esencial para ser "hombre" fue
creada "a la imagen de Dios."
El pasaje de Génesis también enseña que no existe
ninguna distinción de valor entre el hombre y la mujer,
porque ambos fueron hechos a la imagen de Dios. Aun
más, el apóstol Pablo declara que en Cristo no hay varón
ni mujer" (Gál. 3:28), indicando que en la familia de Dios
dichas distinciones son superadas en una unidad más alta.
Sin embargo, existen otros pasajes (Gén. 2:18 ss; Efe. 5:22
ss.), que hacen igualmente claro que sí existe una
distinción de funciones establecida desde la creación, en la
cual el hombre y la mujer se complementan uno al otro
para su mutua realización y honra.
La vida humana es preciosa a los ojos de Dios, como es
declarado más adelante en Gén. 9:6, "El que derramare
sangre de hombre, por el hombre su sangre será
derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre."
La vida del hombre tiene un valor tan grande que la pena
capital es demandada como el único castigo adecuado para
aquel que voluntaria y maliciosamente quita la vida de
otro ser humano. Las leyes de varios Estados proveyendo
pena capital en el caso de asesinato premeditado son un
recordatorio continuo que no se puede poner precio a la
vida humana.
La gloria especial y característica distintiva del hombre es
que es hecho a la imagen de Dios. El hombre tiene en
común con todos los otros seres creados el hecho de que él
es creado, pero aun cuando tiene en común con los
animales muchas funciones y características, sólo el
hombre es hecho semejante a Dios y se le ha confiado la
responsabilidad de ejercer dominio sobre el resto de la
creación. Como el salmista escribió: Le has hecho poco
menor que los ángeles. Y lo coronaste de gloria y de
honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo
ello, Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo
cuando pasa por el sendero del mar. (Sal.8:5-8)
El hombre tuvo un glorioso principio, pero la historia no
termina allí. En el relato de Génesis leemos: Tomó, pues
Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén,
para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al
hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;
porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
(Gén.2:15-17)
Génesis 3 nos revela que nuestros primeros padres
desobedecieron a Dios por comer el fruto prohibido. El
apóstol Pablo, escribiendo acerca del efecto del pecado de
11
Adán, dijo: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo
por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte
pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron"
(Rom.5:12). De acuerdo con el Catecismo Menor (de
Westminster) este pasaje quiere decir: Habiendo hecho la
alianza con Adán, no para él, sino también para su
posteridad, todo el género humano descendiendo de él
según la generación ordinaria, pecó en él y cayó con él en
su primera transgresión." Se entiende aún más que "la
caída trajo a la humanidad a un estado de pecado y
miseria.
Antes de la caída, el hombre tenía una interpretación
verdadera de la realidad, su voluntad estaba en
conformidad a la voluntad divina, y no deseaba otra cosa
que hacer aquello que era agradable a su Padre Celestial.
Como resultado de la caída, el hombre se encuentra bajo la
maldición del pecado Adámico. Cada parte de su ser está
afectado por el pecado. Su voluntad está pervertida, su
intelecto debilitado y sus emociones degradadas. Somos
"por naturaleza hijos de ira". (Efe. 2:3)
A pesar que la imagen está deformada y corrupta, el
hombre es todavía la imagen de Dios y el objeto de la
soberana gracia de Dios. El todo del hombre fue hecho a
imagen de Dios. El todo del hombre fue afectado por el
pecado. Gracias sean dadas a Dios que, a través de la
vida, muerte y resurrección de Jesucristo, y la renovadora
gracia del Espíritu Santo, el todo del hombre puede ser
regenerado.
12
El punto de vista bíblico de la naturaleza del hombre nos
sugiere varias implicaciones para la Educación Cristiana.
IDENTIFICACIÓN
Auto-identificación.
Cuando el estudiante empieza a luchar con la pregunta de
quién es él -como casi inevitablemente lo hace- el maestro
cristiano tiene una respuesta. El maestro no tiene
necesidad de abandonar al estudiante en una búsqueda
vana y sin final por una respuesta a una pregunta
incontestable. El maestro puede decir al estudiante, "Tú
estás hecho a imagen de Dios. Existe algo único y
especial acerca de tu vida y de la vida de tu prójimo, quien
también está hecho a imagen de Dios."
La respuesta es asimilada por el estudiante mientras es
educado en un clima de dignidad y respeto mutuo
apropiada aun para imágenes deterioradas de Dios.
Cualquier percepción de ser manipulado como una
máquina o condicionado como un animal, le da al
estudiante una imagen muy distorsionada de sí mismo.
Por lo tanto, es esencial que el alumno sea enseñado como
una persona en el contexto de una relación personal.
13
El maestro debe ayudar al alumno para que él se vea a sí
mismo y a otros no solamente en términos de la creación
original sino también con respecto al pecado y miseria que
resultaron de la caída, y entonces, con respecto a los
beneficios inmensurables de la obra redentora de
Jesucristo. Cuando el estudiante se ve a sí mismo como
un pecador salvado por gracia; cuando él aplica, aun de
manera elemental, las implicaciones de su fe a su trabajo
como estudiante; y cuando es movido a alcanzar a otros
para compartir, desde su propia vida, la verdad y el amor
de Cristo; entonces él tiene conciencia real de quien es él y
quién es su prójimo.
Lo que se ha dicho del alumno, puede, por supuesto, ser
dicho también del maestro. Como ser humano, tiene el
mismo origen, la misma necesidad y la misma esperanza.
El maestro, tanto como el estudiante, debe estar dispuesto
a recibir enseñanza.
Distinción de los roles del maestro y el
alumno.
El maestro y el alumno, aunque ambos están hechos a la
imagen de Dios y son pecadores por naturaleza, no tienen
la misma función en el proceso enseñanza-aprendizaje,
como algunos educadores contemporáneos parecen
afirmar. Por ejemplo, William Ramsay, escribiendo sobre
el rol del maestro, relata con aprobación aparente el
procedimiento seguido en una clase que visitó. Escribió:
"Después que un hombre dirigió la oración de invocación,
14
una mujer repasó brevemente la discusión de la semana
anterior. Después, una pareja de casados dirigió el
estudio, haciendo preguntas y comentando alternadamente
sobre las preguntas que se daban en el libro de estudio.
Mucho de la conversación se centró alrededor del reporte
preparado por un tercer hombre. Al final de la hora, casi
todos los miembros habían participado en las discusiones."
Haciendo comentarios adicionales acerca de la clase, dijo,
"Si no me hubieran presentado, antes de la clase a la
pareja que dirigió, nunca hubiera estado seguro de quiénes
eran los maestros y quiénes los alumnos. Todos ellos
parecían estar estudiando juntos."
El uso del método de discusión no es, por supuesto, no es
el punto que estamos cuestionando. Este método, al igual
que cualquier otro, puede ser usado consistentemente por
un cristiano teísta, en tanto que el método no sea un fin en
sí mismo, sino como un medio para el fin de conocer la
verdad. La ilustración anterior fue citada con el único
propósito de mostrar la tendencia a eliminar la distinción
entre los roles del maestro y el alumno. En las décadas de
los cincuenta y sesenta estaba de moda llamar al maestro
de la clase el "líder del grupo". Ahora se ha dicho que el
líder del grupo más efectivo es aquel que llega a formar
tanto parte del grupo que ya no puede ser identificado
como el líder. Esta tendencia corre paralela a las
tendencias simultáneas que intentan llevar la enseñanza de
la verdad objetiva hacia el compartir de experiencias y,
consecuentemente, del compartir experiencias a hacer que
el grupo haga su "propio asunto", sin estructura o
propósito alguno.
15
Enseñar la verdad y el amor de Dios se hace mejor cuando
el maestro y el alumno saben quienes son y cuáles son sus
roles respectivos en el proceso enseñanza-aprendizaje.
Distinción de los roles del hombre y la mujer
en el curriculum escolar (plan de estudios).
Hoy en día, existe la tendencia a catalogar toda distinción
entre masculino y femenino como sexismo, un "ismo" que,
se piensa, debe ser evitado a toda costa. Los libros de
lectura elemental que reflejan roles estereotipados para
niños y niñas, o cursos de estudio limitados a un sexo,
tales como las artes domésticas o las actividades atléticas,
son ejemplos de los programas escolares en cuestión. En
algunos lugares, se sospecha aun del estilo del vestido que
rápidamente es identificado con un sexo.
Debe ser admitido que una distinción de funciones entre el
hombre y la mujer ha llevado con frecuencia a una
distinción de valor. En 1972, la Organización Nacional
para Mujeres en Princeton, New Jersey, publicó el
resultado de dos años de estudio de series de lecturas
usadas en escuelas primarias. En el curso del estudio
fueron analizadas casi tres mil historias. En éstas, los
analistas encontraron que la proporción de niños a niñas
era de 5 a 2. La proporción de historias con un adulto
varón a aquellas con un adulto femenino era de 3 a 1. La
proporción de biografías de hombres a biografías de
mujeres era de 6 a 1. Muchachas ingeniosas aparecían 33
16
veces, muchachos ingeniosos 131 veces. Esta clase de
desequilibrio es, por supuesto, reprochable.
¿Cuál es la solución a ésta y a otras injusticias similares?
¿Debemos eliminar la distinción entre el rol del hombre y
la mujer como ha propuesto la Organización Nacional para
Mujeres? ¿Deberíamos desarrollar un concepto unisex
para las relaciones personales como algunos anarquistas
sociales recomiendan? Cada una de estas propuestas
puede ser atacada desde varios campos teóricos y
prácticos, pero la primera razón para rechazarlos es que
están en claro desacuerdo con la ley de Dios.
La Palabra de Dios deja claro que en la familia, la unidad
más básica de la sociedad humana, el hombre y la mujer
tiene que asumir diferentes roles. (Efe. 5:21-6:4). El
esposo tiene que ser la cabeza de la mujer. La mujer tiene
que estar sumisa a su esposo.
El liderazgo del esposo sobre la esposa tiene como modelo
el liderazgo de Cristo sobre la Iglesia. Este bellísimo
diseño de las Escrituras nos habla de una norma de amor
en el gobierno familiar cuyo propósito es facilitar la
realización del más grande potencial de cada persona y dar
el honor más grande y gloria al Padre Celestial.
Dios creó a la mujer como ayuda idónea para el hombre.
Ella tiene la misma naturaleza y rango aunque está
equipada de manera única mental, física, y
emocionalmente para completar a aquel para quien fue
hecha. Como ayudante, la esposa es el complemento de su
17
esposo, sirviendo como su compañera espiritual,
emocional y sexual. La esposa cristiana no compite con
su esposo. Ella actúa, más bien, como su compañera e
inspiradora.
La mujer, naturalmente, encuentra la idea de sumisión
difícil de aceptar. Parece degradante que un ser humano
se someta a otro. Sin embargo, si una persona se somete a
otra porque Dios lo manda así, entonces, ultimadamente,
la sumisión no es al hombre, sino a Dios.
El mismo Señor Jesucristo es el ejemplo supremo de un
hombre sometiéndose a otro hombre a fin de cumplir la
voluntad de Su Padre. Está más allá del entendimiento
humano que el Señor de todo hubiese condescendido para
llegar a ser el siervo de todos. No obstante, Jesucristo,
...existiendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a
Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló
a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz." (Fil. 2:6-8)
Hay algo muy semejante a Cristo en la mujer cristiana que
se somete (a sí misma) a su propio esposo como al Señor,
en un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios. Tal
mujer de Dios puede esperar, confiadamente, que su
amante obediencia dé como resultado un ennoblecimiento
de su vida y el mejor uso posible de los dones con los que
ella ha sido dotada.
18
Por consiguiente, la distinción de función no implica
necesariamente una distinción de valor. Es únicamente
cuando se mantiene la distinción bíblica de funciones
entre el hombre y la mujer, que cualquiera de ellos puede
darse cuenta de su verdadero valor que en ambos es igual
y complementario. Cuando el hombre y la mujer cumplen
sus roles divinamente ordenados, Dios es honrado y el
orden social es bendecido. El programa de la escuela,
incluyendo los cursos de estudio, el contenido e
ilustraciones en libros de texto, y las actividades atléticas,
deben proveer de una variedad, basada en la Biblia, que
capacite a todos los estudiantes a complementarse uno a
otro en su deber común como siervos de Cristo.
EL PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
El hombre consiste de cuerpo y alma. La persona total -
cuerpo y alma- es hecha a la imagen de Dios y es la corona
de la obra de Dios. Es el todo de la persona lo que fue
corrompido por la caída de Adán, es redimido a través de
Cristo, es restaurada a la imagen perfecta de Dios y vive
eternamente.
El proceso enseñanza-aprendizaje, por consiguiente,
enfoca sobre la persona total. Una dimensión del alumno
tal como su intelecto, no puede ser desarrollado sin
considerar sus emociones, funciones sicológicas y
relaciones sociales. Debemos estar preocupados
continuamente por el alumno total en su presente situación
de vida.
19
Sin embargo, para entender las funciones de la persona
total, podría ayudarnos el señalar y considerar las
implicaciones educativas de algunas de esas cualidades
que son peculiares al hombre como la imagen de Dios.
Potencial inmensurable.
Como la imagen de Dios, el hombre está colocado sobre la
naturaleza y tiene un potencial que no puede ser medido,
en su totalidad, por medio de análisis humanos. Nosotros
podemos determinar la altura y el peso del alumno, pero
no podemos, con el mismo grado de precisión, medir su
capacidad de conocer, entender, apreciar, o asimilar. En
conexión con este asunto, se ha puesto demasiada
confianza en nuestros procedimientos de prueba diseñados
para examinar cada fase de la personalidad del alumno.
Un alumno obtiene promedios bajos en los exámenes
escolares, logra 100 (promedio regular) en un examen de
cociente intelectual (I.Q.), y al tomar un examen de
preferencia vocacional, éste muestra que probablemente el
alumno lo haría mejor en una ocupación en el campo en la
que tenga muy poca responsabilidad de liderazgo. ¿Es
esto todo lo que puede ser dicho? ¿Tenemos ahora una
descripción completa del alumno? Si no, ¿es simplemente
un asunto de diseñar un mejor instrumento de medición?
Si aceptamos el punto de vista bíblico acerca del hombre,
la respuesta es no.
20
En una tarjeta de evaluación que ayudé a diseñar, hay unas
palabras de precaución para los padres: "El propósito de
este reporte es para ayudarle a usted como padre, a evaluar
el progreso académico, personal y social de su hijo, hasta
el grado en que nosotros pudimos medirlos." Este es un
intento para hacer notar a los padres las limitaciones de los
exámenes y de las calificaciones. Los padres y los
maestros deben recordar que no existe un análisis
adecuado para catalogar a un estudiante en una categoría
particular más allá de la cual no pueda ir.
Un alumno mío tomó un examen de Cociente Intelectual
(I.Q.) en la que logró 99 (promedio bajo). No tomando el
examen demasiado a pecho y siendo un estudiante muy
consciente, logró graduarse entre el 25% de los alumnos
más adelantados de su generación. Sus amigos se referían
a él, como el "99". No intentaban burlar a su amigo;
estaban mostrando su desdén por el examen.
El niño inquieto que se sienta en la última banca del salón
de clase, que con frecuencia se porta mal y que raramente
pone atención, no puede ser descartado por el maestro
como alguien que nunca hará nada importante. Puede ser
que cuando este niño crezca, llegue a ser el director de la
escuela donde este maestro trabaja o, tal vez aun más
irónicamente, su propio pastor.
El punto aquí no es eliminar los exámenes y las
calificaciones. El objetivo es guardar una perspectiva
adecuada con respecto a todos los tipos de evaluación del
alumno. Considerar al estudiante como si fuera diferente
21
de un animal solamente por ser un organismo más
complejo, está en contra del mensaje bíblico y en contra
de la ciencia.
Aunque el estudiante debe ser alentado a ser realista con
respecto a sus dones, debe ser desafiado a proseguir sus
estudios con la seguridad total que puede hacer cualquier
cosa que Dios quiera que él haga a través de Cristo que lo
fortalece. (Fil. 4:13)
Racionalidad
Una de las cosas que más distingue al hombre como la
imagen de Dios, de otras formas de vida animal, es su
habilidad para razonar y para actuar en base de su razón.
Bavinck lo dice de la siguiente manera: Los animales, al
menos, los más grandes, tienen los mismos sentidos que el
hombre y pueden percibir las cosas (oído, vista, olfato,
gusto y tacto). Pueden formar imágenes o figuras y
comunicar estas imágenes uno al otro. Pero los animales
no tienen razón, no pueden separar la imagen de la cosa
particular, individual y concreta. No pueden...elevar
(imágenes) a conceptos, no pueden relacionar estos
conceptos y, de esta manera, formar juicios, no pueden
hacer inferencias de los juicios ni llegar a decisiones, y
tampoco pueden llevar a cabo las decisiones por un acto
de la voluntad.
La transmisión de conocimiento de una persona a otra o de
una generación a otra, presupone que Dios ha estructurado
22
el mundo de manera racional y que el hombre puede encontrar la respuesta cuando la pregunta era redactada de
entender el mundo que Dios ha hecho. La única diferente manera a las oraciones que ellos habían leído.
explicación posible de que el lenguaje y la ciencia y, en
realidad, el todo de la cultura humana se haya desarrollado
Sólo una pequeña minoría de estudiantes fue capaz de
es que el hombre tiene la capacidad de razonar y que su
reunir y clasificar el material que habían estudiado, de
razón es semejante a la razón del Creador que diseño el
manera que pudieran contestar una pregunta de repaso;
universo.
muchos menos de ellos pudieron contestar una pregunta
que requiriese hacer deducciones o sacar conclusiones de
Desafortunadamente, el carácter racional del alumno no lo que habían leído.
siempre es tomado en cuenta en las escuelas modernas.
Con demasiada frecuencia, el énfasis es puesto en
Todo maestro con experiencia que haya intentado ayudar a
memorización en lugar de entendimiento. Algunas veces,
sus alumnos a encontrar relaciones y hacer juicios, puede
el alumno queda tan condicionado a sólo memorizar datos,
recordar numerosas experiencias similares que fueron
que encuentra mucha dificultad para ajustarse a un
igualmente frustrantes. Sin embargo, de aun mayor
ambiente académico que requiere que él piense. En
preocupación para el maestro cristiano consciente, es
relación a este asunto, una ex-maestra profesional,
cuando el alumno que ha sido condicionado a mera
extraordinariamente talentosa y perceptiva joven dama,
memorización tiene el mismo problema de transferir esta
me relató su experiencia: Hallé, al hacer los exámenes
clase de entrenamiento a situaciones de la vida real.
para mis alumnos del tercer año de secundaria, que los
estudiantes podían contestar las preguntas que eran para
completar, si las preguntas estaban fraseadas de la misma No pretendo desanimar toda memorización, especialmente
manera que en los libros de texto o los apuntes que yo les en el caso de las Escrituras. Las palabras del salmista, "En
había dado. Pero, si yo simplemente alteraba el orden de mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti
las palabras, algunos de los estudiantes eran incapaces de (Sal. 119:11), son citadas con frecuencia para apoyar la
dar la respuesta correcta. Aparentemente, ellos podían memorización de versos bíblicos. Pero permitamos que
encontrar la palabra que faltaba si la oración era dada en el las Escrituras sean enseñadas de manera que sean
mismo orden. Pero ellos no tenían un entendimiento real entendidas antes de ser memorizadas. Esto estaría de
de la idea total que, supuestamente, habían aprendido. acuerdo con la oración del salmista: "Dame
entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo
corazón" (Sal. 119:34).
Aun en preguntas de estudio, cuando los estudiantes
estaban leyendo su material y buscando las respuestas en
sus libros de texto, ellos eran incapaces, con frecuencia, de
23 24
Para que una persona entienda un concepto, debe ser capaz
de interpretarlo a la luz de sus presuposiciones,
relacionarlo a conceptos previamente conocidos, y
aplicarlo en situaciones apropiadas. El enseñar con este
propósito en mente proviene, naturalmente, del punto de
vista bíblico acerca de la capacidad de razón del
estudiante. ¡Qué cambio traería esta práctica a la
educación moderna!
Responsabilidad
Como un ser religioso, el hombre es responsable delante
de Dios de cada acto, pensamiento y obra. La capacidad
que tiene el hombre para responder de manera auto-
consciente a las demandas de Dios sobre la vida total del
hombre, es un elemento esencial de lo que significa ser
humano.
James Orr escribió: "Como causa libre, espiritual y de
auto-determinación, parado en la cumbre de la naturaleza,
el hombre es...en sentido muy marcado, la imagen de su
Hacedor. Es este poder de voluntad y auto-decisión en el
hombre lo que lo constituye, sobre todo, en persona." ¿No
es ésta la implicación de pasajes tales como: "A los cielos
y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os
he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la
maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tu y tu
descendencia." (Deut. 30:19) Consideremos también: "Y
el Espíritu y la esposa dicen: ven. Y el que oye diga: ven.
Y el que tiene sed venga y el que quiera, tome del agua de
25
la vida gratuitamente." (Apoc. 22:17) Si esto es verdad,
entonces el hombre puede actuar en maneras inexplicables
por medio de causas ambientales. El es más que una
máquina, más que un animal. El puede, con justicia, ser
alabado cuando ha hecho bien y culpado cuando ha hecho
mal.
Existen, debe ser observado, límites de la libertad del
hombre. Aun en el estado de inocencia, no tenía poder
absoluto de elección contraria, esto es, libertad de escoger
sin ser influenciado por su propia naturaleza. A partir de
la caída, el hombre no ha tenido el poder para hacer
aquello que es bueno aparte de la gracia renovadora del
Espíritu Santo. Con relación a esto, Calvino dijo que el
hombre "...no está privado de voluntad, sino de buena
voluntad. Por consiguiente, simplemente querer, es del
hombre; querer el mal, de una naturaleza corrupta; querer
el bien, de la gracia."
Si en verdad el hombre es un ser responsable, ¿cómo
puede ser aplicado esto en el salón de clases? En primer
lugar, el maestro y el alumno deben reconocer que ambos
son responsables delante de Dios por la manera en que
ellos participan en el proceso enseñanza-aprendizaje.
El maestro que toma con seriedad las demandas de Cristo,
se preparará para sus clases y desarrollará su trabajo como
uno que debe rendir cuentas a Dios. Cuando sus alumnos
hagan un trabajo pobre, su primer pensamiento será el
examinar sus propios métodos. El se hará preguntas como
las siguientes: ¿He hecho claro el propósito de este curso?
26
¿He adaptado mis métodos de enseñanza y mis medios de
evaluación a los objetivos del curso? ¿He sido poco
realista en mi expectativa hacia los estudiantes?
El estudiante, por supuesto, también es responsable de si
aprende o no, un hecho que muchos educadores
contemporáneos no quieren admitir. "Si el estudiante no
aprende" -es dicho- "el maestro no ha enseñado." Eso
puede o no ser verdad en una situación dada pero, con
seguridad, no es axiomático. Como un ser responsable, el
estudiante debe dar cuenta de su mayordomía al realizar
sus trabajos académicos. El debe escoger estudiar. Esto
no es algo que hará automáticamente si es motivado
adecuadamente por el maestro.
El caso siguiente parece muy típico. Ha llegado la hora
para que Tomás haga su trabajo. No existe una excusa
razonable para retrasarlo. Delante de él están sus libros,
papel y lápiz, juntamente con las instrucciones para hacer
la tarea. Por lo menos tiene algún entendimiento del valor
de lo asignado en términos de alcanzar objetivos que
valgan la pena. Pero, ¿qué hace? Acomoda su silla, le
saca punta a su lápiz, va a buscar una coca-cola, mira otro
programa de televisión. En pocas palabras, hace cualquier
cosa para posponer la hora de abrir su libro y dirigir su
mente al contenido de la hoja impresa. ¿Por qué? Porque
el que una persona use su mente para concentrarse, para
pensar, para evaluar y para sacar conclusiones, es un
proceso costoso. El estudio requiere esfuerzo intelectual.
No hay manera de eliminar la necesidad de esta actividad
mental auto-consciente, aun en el estudiante más
motivado.
27
También existe un elemento volitivo en la manera que el
aprendiz se relaciona a la verdad que va a ser aprendida.
Esto quiere decir, que el estudiante no solamente tiene que
decidir concentrarse en la página impresa, poner atención
a lo que se dice, o participar cuidadosamente en la
discusión de la clase, sino, aun más, habiendo entendido la
verdad que es presentada, debe comprometerse con ella.
El doctor Cornelius Jaarsma lo puso de esta manera: Al
conceptualizar, el sujeto, como ser religioso, acepta o
rechaza como verdad o como error lo que se le revela.
Comprendiendo, generaliza y forma conceptos. Los
conceptos le revelan a él (un ser racional-moral-social-
estético-libre-responsable) un área de la verdad a la que se
debe comprometer. Una persona no es meramente un
organismo creciente en quien las formas de desarrollo de
comportamiento empiezan a tomar forma. Es un ser
religioso que, por su misma naturaleza, busca con afán la
verdad para que, al encontrarla, se comprometa a ella.
Por consiguiente, compromiso, tanto como comprensión,
está implicado en todo aprendizaje. Supongamos que
queremos enseñar a un niño el verso bíblico: "Cree en el
Señor Jesucristo, y serás salvo." (Hech. 16:31) El niño
memoriza las palabras sin comprender o entender su
significado y sin hacer compromiso con la verdad revelada
en el texto. Sin embargo existen ambos, comprensión y
compromiso. Cuando el niño hace la pregunta: ¿Qué debe
hacer uno para ser salvo? El entiende y está
comprometido a la actividad de repetir las palabras: "Cree
en el Señor Jesús y serás salvo." Sin embargo, si
realmente queremos alcanzar al niño con el evangelio,
28
emplearemos tiempo para estar seguros que entiende quién
es Jesús y qué significa creer en El.
Sin embargo no existen métodos de enseñanza que
garanticen el compromiso. El maestro puede alentar y
exhortar al niño a responder, pero es el individuo mismo,
capacitado por el Espíritu Santo, quien tiene que hacer la
decisión de aceptar la verdad en su corazón. Más aún, este
compromiso interno precede a un comportamiento
auténtico exterior.
Este principio es ilustrado por Jesús en la parábola del
sembrador: "Mas la que cayó en buena tierra, estos son los
que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y
dan fruto con perseverancia." (Luc.8:15)
La capacidad para motivación "no-deficitaria"
El sicólogo educativo secular, con su opinión naturalista
del hombre, desarrolla su trabajo en el área de la teoría del
aprendizaje con la suposición que el estímulo primario
para el aprendizaje es el deseo de uno de satisfacer
necesidades personales tales como el hambre, la sed, la
pena, la fatiga, el miedo, la ansiedad y la inseguridad.
Cuando quiera que hay tensión dentro del individuo como
resultado de alguna necesidad física o emocional, es
motivado internamente a moverse hacia el equilibrio. Por
ejemplo, un estudiante es estimulado a estudiar
cuidadosamente y practicar un discurso que debe de dar
ante la clase, para satisfacer una necesidad sentida de
29
reconocimiento. Al recibir la aclamación de sus
compañeros y la alabanza de su maestro, es aliviado
internamente de su tensión cuando su urgencia por auto-
aceptación es satisfecha. Esto es "motivación deficitaria."
Que ordinariamente el aprendizaje humano tiene su origen
en necesidades sentidas y que el maestro debe relacionar el
material por aprender hacia esas necesidades no está en
duda. El asunto es si hay o no en el hombre una base para
la motivación que va más allá de la satisfacción de
necesidades personales y, si es así, qué diferencia hace en
la manera en que el maestro cristiano debe motivar al
estudiante.
Desde un punto de vista bíblico, el hombre tiene la
capacidad para trascender el interés en sí mismo. Jesús le
dijo a sus discípulos, "Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque
todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que
pierda su vida por causa de mí, la hallará." (Mat.16:24-25)
Su apelación estuvo basada en el compromiso de ellos a
Alguien más grande que ellos. Como discípulos de Cristo,
fueron llamados a cumplir Su voluntad aun al costo de
sufrir necesidades. Cada tarea, por consiguiente,
incluyendo la tarea implícita en el proceso de aprendizaje
puede ser ejecutada auto-conscientemente en términos de
la entrega de uno a Jesucristo. En ese caso, todos los otros
motivos están subordinados y son consistentes con el
motivo primario.
30
"Pero," objeta alguien, "no todo aquel que viene a tu clase
es cristiano y capaz de ser motivado para aprender por su
entrega a Cristo. Más aún, creyentes y no-creyentes tienen
necesidades e intereses legítimos que deben ser explorados
como modos de motivarlos hacia un buen rendimiento
académico." Esto es cierto. Sin embargo, si solamente
Cristo es merecedor de nuestra entrega total e
incondicional, entonces, a ninguna necesidad o interés
personal debiera ser dado tal lugar en la vida de una
persona. Hacerlo así es nada menos que idolatría,
reforzando el auto-centrismo con que nosotros nacemos
como descendientes de Adán.
¿Cómo puede el maestro, entonces, presentar a Cristo
como Aquel a quien deben estar subordinadas todas las
cosas y, al mismo tiempo, no pasar por alto las
necesidades divinamente ordenadas del estudiante? La
respuesta es discutida aquí sólo de manera breve y
resumida. Primero que nada, a lo largo de todo el año, el
maestro debe de dejar claro, con precepto y con ejemplo,
que el impulso primario para cualquier actividad es el
saber que tal actividad exaltará a Cristo y cumplirá Su
propósito. Solamente el creyente, por supuesto, que está
consciente de su identidad como discípulo de Cristo, es
motivado a actuar de esta manera. Pero el no-creyente, al
igual que el creyente, necesita que le sea presentada esta
apelación.
En segundo lugar, el maestro debe mantener una
perspectiva bíblica de lo que ya nos hemos referido como
motivos subordinados. Pablo lo hace así cuando instruye
a la congregación de Tesalónica: "Si alguno no quiere
31
trabajar, tampoco coma." (2 Tes.3:10) El incentivo es
simple y claramente establecido. No es sobre-enfatizado.
Indudablemente, si la orden de Pablo fuera implantada, la
persona común, sea cristiana o no, estaría altamente
motivada a efectuar un día honesto de trabajo. Pero Pablo,
no quiere decir, de ninguna manera, que el satisfacer las
necesidades físicas de uno sea el fin principal de la vida.
La satisfacción de las necesidades emocionales es también
un poderosísimo estímulo para todas las clases del
comportamiento humano. Con el actual énfasis antropo-
céntrico impregnando los medios de difusión y varias
agencias educativas, es entendible que muchas personas
estén tan preocupadas en llenar sus propias necesidades,
que encuentren difícil, si no imposible, echar un vistazo
más allá de sus propias vidas para mirar las necesidades de
otros. El hombre moderno parece decir: "La cosa más
importante en toda esta vida es mi felicidad personal."
Esto, por supuesto, no sólo está tristemente equivocado,
sino que también es, ultimadamente, insatisfactorio. Y esa
actitud es el resultado inevitable de considerar como
sumamente importante aquello que es, por naturaleza,
subordinado.
El oficial de una escuela dominical pregunta,
"¿Deberíamos dar premios a los niños por memorizar
versos bíblicos o el catecismo?" Todo depende de cómo
se haga. Si el énfasis real se coloca en el valor e
importancia de lo que se aprende y no demasiado en el
premio, el dar premios por logros académicos puede
ayudar al niño a obtener un auto-respeto mayor sin
fomentar su ego. Lo mismo puede ser dicho acerca del
32
elogio como medio de motivación. El maestro debe, libre
y sinceramente, elogiar al niño cuando ha hecho bien, pero
nunca debe elogiar al niño de manera indiscriminada o
copiosa. Cuando la "motivación deficitaria" es usada por
el maestro como subordinada y consistente con la
"motivación no-deficitaria" -la disposición interna de
actuar por amor de Cristo- entonces las necesidades de la
persona, creyente o no, son satisfechas y Dios es honrado
en verdad.
Pero, ¿no son las necesidades espirituales las más
profundas y fundamentales del hombre? ¿Es posible
enfatizar demasiado la necesidad que una persona tiene de
Cristo? Ciertamente, nunca podríamos enfatizar
demasiado que Dios es suficiente para satisfacer la
necesidad humana. El es, en verdad, el gran El Shaddai, la
fuente de todo bienestar y bendición. Tampoco podríamos
decir demasiado acerca de la invitación de la Palabra de
Dios para "acercarnos confiadamente al trono de la gracia,
para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro." (Heb. 4:2-6)
Un problema ocurre, sin embargo, cuando presentamos a
Cristo casi exclusivamente como Aquel que satisface
todas nuestras necesidades y raramente lo presentamos
como el Señor de gloria que demanda nuestras vidas en
forma absoluta. Este peligro puede ser ilustrado por
aquellos grupos que se acercan al estudio de las Escrituras
desde un punto de vista antropo-céntrico, esto quiere
decir, que se concentran en preguntas tales como: "¿Qué
significado tiene este pasaje para mí y cómo satisface mis
necesidades?" Con frecuencia, este tipo de acercamiento
33
omite preguntas tales como, "¿Qué me dice este pasaje
acerca de Dios y qué deberes requiere El de mí?" Por
supuesto, nosotros necesitamos saber las respuestas de
todas estas preguntas, pero, un entendimiento adecuado
sólo puede provenir de tener una perspectiva teo-céntrica,
que el hombre puede tener y, por cierto, tiene como su
responsabilidad el mantener.
La capacidad de compañerismo
Juntamente con la dignidad y el valor de la personalidad
individual (el factor que ha ocupado nuestra atención hasta
ahora) está la sociabilidad del hombre. Dios hizo al
hombre un ser social. Cuando Dios miró al hombre y vio
que "no es bueno que hombre esté sólo: (Gén.2:18), le
hizo ayuda idónea. Dios mandó que el hombre y la mujer
fueran fructíferos y llenaran la tierra. En respuesta a este
mandamiento, Adán y Eva tuvieron hijos y la familia fue
establecida. Dios también levantó otros grupos sociales -
tribus, naciones y la iglesia. Ningún hombre debiera estar
solo. La sociabilidad del alumno nos muestra la
importancia de que el maestro llegue a conocer al alumno
en términos de las diferentes relaciones sociales en las que
él participa. También implica que los programas de
educación cristiana necesitan entrenar al alumno para que
viva bajo el Señorío de Cristo en su familia, iglesia,
escuela y país. En conexión con este asunto, debe ser
observado que existe una profunda preocupación por la
educación en la vida familiar. Algunos educadores
eclesiásticos, me place decir, han empezado a responder a
esta preocupación. Pero sólo hemos arañado la superficie.
34
Muchísimo más necesita ser hecho en preparar a los
estudiantes, no sólo para la vida familiar, sino también
para cada una de las relaciones sociales básicas.
Otra implicación educativa de la sociabilidad del
estudiante, es el efecto de las relaciones interpersonales en
el proceso de aprendizaje. Por ejemplo, la clase de
historia del primero de secundaria no es simplemente una
conexión de individuos. Existe una interacción constante
entre el maestro y los estudiantes y entre el estudiante y
los demás estudiantes. La calidad de compañerismo
dentro de la clase, en un momento dado, tiene
consecuencias directas en la calidad del aprendizaje. Este
factor, nos señala un asunto muy importante en la teoría
educativa. Mientras todos los educadores reconocen la
influencia de las relaciones interpersonales en los logros
educacionales, no todos están de acuerdo con respecto a la
naturaleza y al lugar que el compañerismo ocupa en el
proceso enseñanza-aprendizaje.
Con base en la narración de las Escrituras acerca del
origen del hombre y el desarrollo de las instituciones
humanas, podemos concluir que todos los hombres fueron
creados con un sentido de necesidad de compañerismo
humano. El hombre caído, sin embargo, con su
cosmovisión antropo-céntrica, intenta llenar esta
necesidad con un compañerismo que está formado
horizontalmente -uno establecido en base a intereses
comunes del hombre como pecador. Algunos ejemplos de
este tipo de compañerismo incluyen los viejos amigotes
que se reúnen en el bar local, club de póker, o el grupo
reunido que sólo se junta para buscar alguna manera nueva
35
para aceptarse a sí mismo sin tener que enfrentar la triste
realidad de su propio pecado y su necesidad de
arrepentimiento y fe en Cristo.
Aún más, existe la creencia, muy generalizada hoy en día,
que las relaciones humanas naturales son el punto de
partida para descubrir el sentido de la vida. Esta idea ha
encontrado lugar en la vida de la iglesia y ha dado como
resultado un declinamiento en la predicación y en la
enseñanza de las Escrituras. Con respecto a esta actitud
actual, el educador luterano Allan Hart Jahsman previene:
Aquel que mantiene que "la religión emerge dentro de las
relaciones naturales de un niño" y que "es imposible
enseñar la fe cristiana fuera del contexto de la iglesia"
hace que las relaciones verticales con Dios dependan de
las relaciones horizontales con la gente, en lugar de hacer
que las relaciones espirituales interpersonales sean una
extensión o producto de la fe cristiana personal y de la
unidad con Dios.
Jashman sigue diciendo: Presentar el aprendizaje de la fe
cristiana y del modo de vida a través de la observación y
de la experiencia de relaciones per se, sin establecer
adecuadamente el rol central de la instrucción directa de la
revelación verbal de Dios y de la vida personal con El, es
sugerir una forma de panteísmo cristiano en el cual las
verdades y valores son supuestamente sentidos sin tener en
cuenta la verbalización.
Concluye: que las relaciones interpersonales y de grupo
son canales que el Espíritu Santo usa (ya sea dentro o
36
fuera de la iglesia) únicamente cuando son avenidas para
la comunicación del Evangelio.
Por supuesto, no debemos minimizar la importancia de las
relaciones interpersonales en el proceso enseñanza-
aprendizaje. Más bien, necesitamos reconocer que (1)
debemos hacer una distinción entre el contexto y el
contenido del aprendizaje y que (2) el ambiente más
fructífero para la educación cristiana es un compañerismo
que tenga su origen, unidad, y sostén en Jesucristo. En
otras palabras, nuestro compañerismo debe estar formado
y sostenido verticalmente.
En una bella declaración derivada de las Escrituras, la
Confesión de Fe de Westminster describe el
compañerismo cristiano de la siguiente manera: Todos los
santos están unidos a Jesucristo, su cabeza, por su
Espíritu, y por la fe que tienen, participan con él en sus
gracias, sufrimientos, muerte, resurrección y gloria; y
estando unidos los unos con los otros en amor, tienen
comunión los unos en los dones y gracias de los otros, y
están obligados a cumplir los deberes públicos y privados
para bien mutuo, tanto en el hombre interior como en el
exterior.
En la medida en que el pueblo de Dios, en una situación
educativa dada, llega a tener un conocimiento más
profundo de Dios, como El se ha revelado a sí Mismo y Su
voluntad en las Escrituras, su compañerismo llega a ser
aún más precioso. Esta situación provee un ambiente
óptimo para el aprendizaje -un ambiente en el que cada
37
individuo es mantenido y animado a lanzarse a la aventura
de aprender alguna nueva dimensión de la verdad.
La capacidad para ejercer dominio
Cuando Dios hizo al hombre le dio el trabajo de subyugar
la tierra y ejercer dominio sobre toda la creación (Gén.
1:28; Sal. 8:6-8). Para realizar este mandato cultural, el
hombre tenía que domesticar, cultivar y utilizar los
recursos animales, minerales, y vegetales, que Dios había
puesto dentro del universo para Su propia gloria y para el
bien del hombre. Considerando las Escrituras como un
todo, podemos concluir que el Dios todopoderoso ha
hecho al hombre, el único creado a Su imagen, para hacer
responsable de servirle a El como un mayordomo fiel y un
representante obediente en todas las artes y ciencias. ¡Que
honor tan grande! ¡Que responsabilidad tan inmensa!
Como resultado de la caída, el hombre perdió este estado
de honor, ya no posee aquella justicia original. Su razón
se ha obscurecido y su voluntad se ha pervertido; ya no
encaja para adornar y cuidar el Jardín del Edén. (Gén.
3:23-24) Pero a través de la gracia común de Dios, el
hombre es todavía capaz de logros maravillosos -levantar
cosechas, construir ciudades, enviar un hombre a la luna.
Sin embargo, al mismo tiempo, envenena el medio
ambiente, derrocha los recursos naturales y, de alguna
manera, se ingenia para corromper cada uno de los
aspectos de la cultura.
38
Cuando Adán adornaba y cuidaba del Jardín del Edén, lo
hizo por obediencia a Dios. Pero cuando el hombre caído
labra el suelo, lo hace por interés personal. Al hacer esto,
desarrolla una cultura mundana y atea. Pero en Cristo, el
hombre no solamente puede recobrar lo que perdió en
Adán, sino también puede ser elevado a un estado de
gloria eterna. Redimido por la sangre limpiadora de
Cristo Jesús y transformado por la gracia renovadora del
Espíritu Santo, llega a tener la sabiduría, el amor y el
poder de Dios que lo capacita a obedecer el mandato
cultural. "Más cuando el pecado abundó, sobreabundó la
gracia" (Rom. 5:20). ¡Qué asombroso!
Cuando consideramos la habilidad y la responsabilidad
que el hombre tiene para subyugar la tierra y ejercer
dominio sobre toda la creación, podemos ver varias
implicaciones para la Educación Cristiana. Sin embargo,
aquí discutiremos solamente una.
Una implicación muy básica del mandato cultural es que
la iglesia y la escuela debe reconocer la complejidad de lo
que el hombre debe aprender. La educación debe ser
teórica tanto como práctica. El hombre no puede ejercer
dominio sobre el mundo en el cual vive si solamente está
preparado para ajustarse a su medio ambiente, funcionar
eficientemente, ser bueno con su esposa, su perro, el
cartero, y ser capaz de llenar su reporte de impuestos. Al
funcionar de esta manera, él no es más que un diente en
el engrane. A uno que ha sido hecho a la imagen de Dios,
mucho más le es requerido.
39
Las Santas Escrituras enseñan que un fiel siervo de Cristo
necesita estudiar y reflexionar con mente crítica sobre la
herencia acumulada de la raza humana. Sólo de esta
manera será capaz de ir mentalmente más allá de su
ambiente y ponerlo bajo su dominio, de la misma manera
que él ha sido puesto bajo la voluntad soberana de Dios.
Por consiguiente, las artes liberales, incluyendo el
lenguaje, literatura, filosofía, historia, ciencias,
matemáticas, música y arte, son componentes esenciales
del curriculum y debe ocupar más de la atención y del
tiempo del estudiante que ninguna otra área, excepto las
Escrituras. Más aún, ya que el mandato cultural fue dado
a todos los hombres, las artes liberales deben requerir de
cada estudiante un nivel que sea consistente con su
habilidad y su llamamiento vocacional.
EL PROBLEMA DEL PECADO
Todos los hombres están "muertos en sus delitos y
pecados" y son "por naturaleza hijos de ira." (Efe. 2:1,3)
No obstante que el hombre no regenerado puede conocer
la verdad en un sentido relativo y de esta manera tener
éxito en desarrollar las artes y las ciencias a un alto grado,
no puede saber los pensamientos de Dios y, como
consecuencia, no puede conocer nada verdaderamente.
Aún más, no es capaz de desarrollar una civilización que
dé honor a Dios y que lo satisfaga a sí mismo. Por lo
tanto, la necesidad más grande de cada ser humano (y en
el contexto educativo, de cada alumno) es ser traído a una
relación correcta con Dios.
40

¿Cómo puede lograrse esto? Si la falta de conocimiento
fuera el problema, entonces la respuesta sería más
educación. Desde luego, el problema es mucho más serio.
Como pecador, el hombre está sordo y ciego
espiritualmente, y mientras no tenga "oídos" para oír y
"ojos" para ver, y por mucho entrenamiento que tenga
excepto el entrenamiento de la Biblia- no será más que un
pagano educado. Debe de haber un cambio radical en el
hombre. Como declaró Jesús: "El que no naciere de
nuevo, no puede ver el reino de Dios." (Jn. 3:3)
Sin embargo, la regeneración es, por completo, la obra de
Dios (Jn. 1:12) El ministro o educador cristiano no
pueden resucitar a aquellos que están muertos
espiritualmente. Solamente el Espíritu Santo puede hacer
esto. (Efe. 2:1; Col. 2:13) Sin embargo, mientras Dios use
el conocimiento del evangelio y el reconocimiento interno
del pecador y en prepararlo para su conversión, el hombre
puede estar involucrado en el proceso enseñanza-
aprendizaje. Sobre este punto, el educador cristiano,
motivado por un deseo ferviente de ver que todos aquellos
que le han sido confiados a su cuidado lleguen a ser
salvos, puede ser un instrumento en las manos de Dios
mientras enseña el glorioso evangelio de Jesucristo.
Otra implicación educacional de la condición pecaminosa
del hombre es que se debe administrar disciplina. Ya que
el hombre no es bueno por naturaleza, (contrario a la
opinión de educadores no-cristianos), no puede ser
abandonado en su propio sistema. Si es dejado
completamente sin restricciones, no podrá desarrollarse
41
dentro de un modelo de virtud. Aun el alumno que ha
"nacido de nuevo" necesita el soporte de la disciplina
cristiana, esto es, disciplina ejercitada de una manera
consistente con las Escrituras. Los padres y los maestros,
por consiguiente, deben procurar establecer reglas y
normas sanas -pocas y con base bíblica y, entonces,
aplicarlas consistentemente. Por supuesto, esto debe
hacerse con amor cristiano, pero debe hacerse.
Entonces, ¿cómo debe considerar el maestro al alumno?
Este capítulo, como en todo, es un intento de contestar
esta pregunta, y yo no puedo pensar en ninguna mejor
manera de resumir lo que se ha dicho, que citar estas
palabras del educador holandés Hylkema:
Honra al niño; honra las leyes de Dios que operan en él;
honra el propósito de Dios y ven aun en el joven más
andrajoso, las posibilidades externas que descansan
ocultas en su alma, y solamente de esta manera, nos
honrará Dios y nos considerará adecuados y dignos para
dirigir al niño en los verdes pastos que están abiertos para
él en el camino a una vida más plena.
CAPITULO 3. EL PACTO DE
GRACIA Y LA EDUCACIÓN
CRISTIANA DE LOS HIJOS DEL
PACTO
La doctrina del Pacto de Gracia ha recibido poco énfasis
42
en tiempos recientes aun entre aquellos comprometidos
confesionalmente a la Teología del Pacto. Esta
negligencia de una parte invaluable de nuestra herencia
teológica ha dejado desorientada, en cierta medida, a la
comunidad reformada en la aplicación práctica de la fe a la
vida. En ningún lugar ha sido más evidente esta dicotomía
que hemos hecho entre lo que profesamos creer en
nuestros credos y lo que realmente creemos que en la
educación de nuestros hijos. El profesor Louis Berkhof lo
puso de esta manera: En el mundo eclesiástico americano
la Doctrina del Pacto es casi totalmente desconocida...más
aún, es bastante evidente que la mayoría de las iglesias de
nuestra tierra, aun en aquellas que suscriben teóricamente
la Doctrina del Pacto, la doctrina no tiene injerencia en la
vida y la conciencia del pueblo en general y falla
totalmente en tener una influencia determinante en la
educación de sus hijos.
Estos comentarios, hechos hace más de un cuarto de siglo,
son igualmente ciertos hoy.
Un ejemplo es la escasez de material escrito sobre el
asunto. Imagine una visita a su librería cristiana local.
Mientras mira alrededor en la tienda, con toda
probabilidad, verá un gran espacio dedicado a libros sobre
la familia cristiana lidiando con varios aspectos de las
relaciones esposo-esposa y padre-hijo. Un número de esos
libros estarán dedicados a áreas de problemas especiales
tales como sexo premarital, barreras a la comunicación
familiar y conflictos entre padres y adolescentes. Sólo
muy raramente, sin embargo, habrá un libro sobre la
educación paternal de los hijos y, más raramente todavía,
43
un libro que trate de establecer las implicaciones del Pacto
de Gracia para la educación de los hijos del Pacto.
El problema es ilustrado aún más por la aparente falta de
entendimiento del significado de la membresía del Pacto.
Una joven pareja presenta a su bebé para bautizarlo en el
servicio regular de adoración el domingo por la mañana.
Están radiantes de orgullo. Sonrisas de aprobación pueden
ser vistas a través de la congregación. ¡Qué bebé más
lindo! Después de unos pocos comentarios de
introducción, el ministro le hace a la pareja las siguientes
preguntas del Libro de Liturgia:
• ¿Reconocen la necesidad que tiene su hijo de
la sangre limpiadora de Jesús y la gracia
renovadora del Espíritu Santo?
• ¿Reclaman en su favor las promesas del Pacto
de Dios, y se vuelven en fe al Señor
Jesucristo por su salvación, tal como lo hacen
por la propia?
• ¿Dedican ahora sin reservas a su hijo a Dios,
y prometen, en humilde confianza en su
gracia divina, que se esforzarán para poner
delante de él un buen ejemplo, que orarán con
él y por él, que le enseñarán las doctrinas de
nuestra santa religión, y que tratarán, por
todos los medios señalados por Dios, de
crecerlo en la educación y amonestación del
Señor?
44
Después de cada pregunta, la pareja responde
rutinariamente en forma afirmativa. Pero, ¿entienden
realmente las preguntas que les dirigieron? ¿Entiende la
congregación? ¿El pastor? Por propia experiencia del
autor y a través de numerosas conversaciones con gente
que representa un gran segmento de muchas
denominaciones, puede ser concluido que, para muchos,
estas preguntas han sido poco consideradas. ¡Qué tan fácil
es participar sin pensarlo en un ritual tan familiar, tan
hermoso, y tan dulce como el bautismo de un bebé!
¿Qué quiere decir ser miembro del Pacto? ¿Cuáles son los
privilegios y las obligaciones de la membresía? Si los
creyentes y sus hijos son miembros del Pacto, ¿qué
diferencia hace esto en la manera en que los padres
cristianos deben educar a sus hijos?
Quizá un buen lugar para empezar sea un breve repaso de
las bases bíblicas de la doctrina del Pacto de Gracia.
LA DOCTRINA BIBLICA DEL PACTO DE
GRACIA
La historia única de la Biblia es la historia de una relación,
una que Dios mismo estableció con un pueblo escogido de
entre todas las tribus y lenguas y de todos los tiempos y
lugares y con los cuales El hizo un Pacto, un Pacto de
45
Gracia. En Gén. 17:7-9, encontramos esta formulación
muy precisa y formal del Pacto:
Y estableceré mi Pacto entre mí y ti, y tu descendencia
después de ti en sus generaciones, por Pacto perpetuo,
para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y
te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en
que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y
seré el Dios de ellos. Dijo de nuevo Dios a Abraham: en
cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia
después de ti por cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu
descendencia después de ti por sus generaciones.
A través de la Escritura hay un pacto de Gracia. Las
promesas, profecías y sacrificios en el Antiguo
Testamento apuntan al nacimiento, vida, muerte y
resurrección de Jesucristo en el Nuevo Testamento. El
cumplimiento es mejor que la promesa, la realidad mejor
que la sombra (Heb. 8-10), pero el pacto en el Antiguo
Testamento y en el Nuevo Testamento es esencialmente el
mismo. Tiene la misma promesa - "Seré vuestro Dios"
(Exo. 6:7; 2 Cor. 6:16-18; Apo. 21:3). Proclama el mismo
plan de Salvación - "Abraham creyó a Jehová, y le fue
contado por justicia" (Gén. 16:6; Rom. 4:3). Está basado
sobre el trabajo del mismo mediador - "Porque hay un sólo
Dios, y un sólo mediador entre Dios y los hombres,
"Jesucristo hombre." (1 Tim. 2:5) Tiene la misma
membresía, es decir, los creyentes y sus hijos "Porque para
vosotros es la promesa, y para vuestros hijos." (Hech.
2:39)
46
LA SITUACIÓN DE LOS HIJOS DE PADRES
CREYENTES
El mero hecho que los hijos de padres creyentes sean
miembros del Pacto y los otros no, sugiere que hay algo
diferente acerca de su status delante de Dios. Pero la
cuestión es: ¿Cuál es la diferencia? pues obviamente la
respuesta que demos tendrá injerencia directa en la manera
en que eduquemos a nuestros hijos. Desafortunadamente,
las diferencias en este asunto entre los teólogos
reformados han tendido a complicar el problema para
aquellos que están preocupados por la educación cristiana
de los hijos del pacto.
Algunos teólogos, han tomado la posición de que debe
asumirse la regeneración de los hijos de padres creyentes.
Por ejemplo, Lewis B. Schenck, en su libro La Doctrina
Presbiteriana de los Hijos en el Pacto, contiende que los
hijos de padres creyentes deben ser tratados como si ya
fueran cristianos. Con relación a esto, escribe:
Concediendo, sin embargo, que la Iglesia tiene en su
número muchos que no son cristianos, de la misma
manera, es verdad que no debiera recibir a nadie dentro de
la iglesia excepto a aquellos quienes sean
presumiblemente cristianos. Nuestro juicio, entonces,
debe ser un juicio de caridad. Debemos tomar la posición
de que aquellos quienes profesan su fe en Cristo como su
salvador personal, son presumiblemente cristianos. De la
misma manera, debemos aceptar a los hijos de padres
creyentes como presumiblemente hijos de Dios, en base a
47
la promesa del Pacto de Dios. En la primera instancia, la
base de tal creencia es la profesión de fe; en la segunda
instancia, la promesa del Pacto de Dios. La una
ciertamente no es menos base para certeza que la otra. En
cualquier caso aquellos que entran a la iglesia sobre estas
bases son presumiblemente los propios hijos de Dios.
En otro lugar, Shenck cita con aprobación al Dr. J.W.
Alexander:
¿No debiéramos decir diariamente (en espíritu) a nuestros
hijos: "¡Ustedes son hijos de Cristianos, ustedes son de
Cristo, ustedes deben pensar y sentir y actuar como tales"?
Y, este plan llevado a cabo, ¿no debiéramos esperar un
fruto más temprano de la gracia que si los conserváramos
siempre mirando adelante a un punto de tiempo en el cual
tendrán nuevos corazones y se unirán a la iglesia?"
De acuerdo a este punto de vista, la tarea del educador
cristiano es edificar esa vida cristiana que acaba de
empezar. Esta es una posición muy apelante,
especialmente para un educador cristiano profesional. El
puede empezar la educación cristiana desde el nacimiento
del niño. No hay necesidad de posponer la educación
religiosa hasta después de una experiencia de conversión.
El niño puede ser crecido de una manera ordenada,
aprendiendo más y más lo que significa ser un hijo de
Dios.
Sin embargo, la teoría de que los hijo del Pacto deben ser
tratados como si ellos ya fueran cristianos, no está libre de
algunos problemas más bien difíciles. La promesa de Dios
48
no es dada incondicionalmente a toda la simiente de
Abraham. Pablo deja muy claro esto en Rom. 9:6-8.
Porque no todos los que descienden de Israel son
israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos
hijos, sino: en Isaac te será llamada descendencia. Esto es:
no los que son hijos según la carne son los hijos de Dios,
sino que los que son hijos según la promesa son contados
como descendientes.
De esta manera, los hijos de Dios (aquellos que son
electos a salvación eterna) son llamados de entre un
pueblo escogido (la membresía entera del pacto). En la
historia de redención el grupo interior a sido algunas
veces más grande, algunas veces más pequeño, pero
siempre ha habido un remanente. Todos los miembros del
Pacto reciben la promesa de salvación y participan de los
beneficios del Pacto de manera muy similar a la que todos
los israelitas se beneficiaron por ser miembros de la
comunidad de Israel. Sin embargo, la salvación se vuelve
realidad solamente en la vida de los elegidos (Rom. 9:11).
Por lo tanto, podemos y debemos tratar a todos los hijos
de creyentes como miembros del pacto; con todos los
privilegios y obligaciones que esto conlleva, pero no
podemos y no debemos tratar a todos los hijos de
creyentes como si ya fueran cristianos de nacimiento y
descuidar nuestra más solemne responsabilidad de
conducirlos a Cristo.
Algunas veces aquellos que favorecen la idea de la
regeneración asumida citan el ejemplo de Juan el Bautista
49
quien, siendo lleno del Espíritu Santo, saltó de gozo en el
vientre de su madre al acercarse María llevando al
Salvador en su vientre. (Luc.1:15, 41, 44) Pero, debe ser
señalado , lo que fue cierto con respecto a Juan el Bautista
no es necesariamente cierto con respecto a todos los
miembros del Pacto (Rom. 9:13) Más aún, la experiencia
de Juan el Bautista no se aplica necesariamente aun a
todos los miembros electos del Pacto. La Escritura nos da
una base para determinar el orden de regeneración en el
plan de salvación (Jn. 3:3; Efe. 2:1-19; 1 Cor. 2:14), pero
no nos da bases para fijar el tiempo de regeneración en la
vida de una persona. Puede tomar lugar en el vientre de la
madre, o puede ocurrir mucho más tarde, acompañado por
la enseñanza y predicación del evangelio. Simplemente,
no sabemos.
También se ha dicho algunas veces: "Justamente como
asumimos que el creyente adulto es regenerado, asumimos
también que el hijo de padres creyentes es regenerado. No
sabemos realmente si son regenerados, pero tenemos tanta
base para lo uno como tenemos para lo otro."
Pero ¿es ésta realmente una comparación valida? Estamos
forzados a hacer una suposición acerca del adulto que
profesa creer, solamente porque no podemos conocer su
corazón. No dudaríamos en decir sobre bases escriturales
que si el adulto es un verdadero creyente en Jesucristo, es
regenerado. Por otro lado, no podemos hacer la
declaración sobre bases escriturales que, si un niño es
nacido de padres que creen verdaderamente, sabemos que
el hijo es renacido espiritualmente. Los verdaderos
creyentes, sin excepción, son nacidos de nuevo. Los hijos
50
de creyentes pueden ser o no ser. Una suposición acerca
de los primero, por consiguiente, no justifica una
suposición acerca de lo último.
¿Deberíamos tomar la posición opuesta, de que los hijos
del Pacto deben ser considerados no-regenerados y que no
pueden beneficiarse de la crianza cristiana hasta que no
hayan sido convertidos? ¿Debería la comunidad cristiana
abordar a los niños de creyentes en la misma manera como
a los hijos de no-creyentes? Si es así, ¿cuál es entonces la
ventaja de la membresía en el Pacto?
Es bastante obvio que hay ventajas prácticas al vivir en un
hogar cristiano donde la palabra de Dios es tomada
seriamente. El hijo de padres creyentes tiene
oportunidades de aprender lo que significa ser cristiano en
maneras que no están disponibles al hijo de padres no-
creyentes. Pero no es este el asunto. La cuestión
realmente se reduce a esto: ¿Hay ventajas inherentes para
el hijo de padres creyentes en virtud de su status como
hijo del Pacto? ¿Hay beneficios para él que vayan más allá
de estar en más cercanía a la Palabra?
¡La respuesta es un enfático sí! Primero que nada, como
miembro del Pacto, es un heredero de la promesa que Dios
hizo a su pueblo cuando dijo: "Yo seré a ellos por Dios y
ellos me serán por pueblo" (Jer. 31:33). Puede ser de
ayuda hacer una pausa aquí brevemente y urgir al lector a
considerar justamente cuán preciosa es realmente una
promesa, una promesa que es hecha por uno que tiene la
intención y la habilidad para cumplirla. Por ejemplo, un
51
padre promete a su hijo de 8 años que le comprará una
bicicleta para Navidad. El hijo sabe que su padre es un
hombre de integridad y que tiene los medios para guardar
su promesa. Por consiguiente, vive cada día con la
expectación que esta promesa será cumplida. Si el padre
no hubiera prometido comprarle una bicicleta a su hijo,
podría, por supuesto, habérsela comprado de todos modos,
pero no habría estado obligado a hacerlo así, ni el hijo
hubiera tenido ninguna base para esperarlo de él. Por lo
tanto, no es asunto pequeño el que Dios haya hecho una
promesa a Su pueblo, especialmente una tan asombrosa y
gloriosa como la promesa de ser su Dios.
Es importante en este punto distinguir entre ser un
heredero de la promesa del Pacto y un heredero de la
salvación. Lo primero sugiere la necesidad de reclamar el
contenido de la promesa; lo segundo no, toda vez que es
presupuesto que el contenido de la promesa está presente
al nacer. Pierre Marcel lo puso de este modo:
Los hijos nacidos en el Pacto son herederos. Pero su
herencia es aquella de la promesa, de la cual el Espíritu
Santo es las arras. Jamás podremos insistir demasiado en
este punto en oposición a aquellos quienes mantienen
obstinadamente que de acuerdo a nosotros la herencia
tienen que ver con la salvación. Estos hijos no heredan la
salvación y vida eterna. ¡La salvación no es hereditaria!
Sólo heredan las promesas. Por consiguiente, les incumbe
recibir el contenido de la promesa por medio de la fe y el
arrepentimiento, y de esta manera: por regeneración y
conversión; y vivir una vida consagrada al Señor.
Entonces, y solamente entonces, serán los herederos de las
52
cosas prometidas. La herencia es comunicada al heredero
que recibe la promesa con fe.
De acuerdo a esta opinión, la ventaja del hijo del Pacto no
está en la suposición de su salvación, sino en la seguridad
de su privilegio como heredero de la promesa, junto con
su correspondiente obligación. La actitud de la
comunidad cristiana hacia el hijo de padres creyentes es,
por consiguiente, que es un heredero, un heredero de Dios,
y el asunto de la regeneración es dejada en las manos de
Dios. La base para la crianza de un hijo del Pacto no
descansa sobre su condición espiritual actual, sino en el
mandato de Dios. Lo que se asume es que si Dios ha
mandado que los hijos del pacto sean crecidos en la
crianza y amonestación del Señor, el capacitará al niño
para que se beneficie de esta instrucción. Esta enseñanza
puede culminar entonces en un genuino arrepentimiento
del pecado, una fe salvadora en Jesucristo, y una vida
vivida auto-conscientemente bajo el señorío de Cristo.
La pregunta es hecha algunas veces: "¿Deberíamos tratar
de convertir al hijo del pacto o entrenarlo como si ya
estuviese en el proceso de santificación?" La tensión
sugerida por esta pregunta está basada en la suposición
errónea que la educación cristiana de los hijos del Pacto de
estar basada en la asunción de si son salvos o no. Por
supuesto, puede decirse con base en la lógica que el hijo es
nacido de nuevo o no, pero no puede decirse que los
padres cristianos están por eso forzados a usar un
programa de entrenamiento que tiene una base incierta.
Como padres cristianos nosotros podemos cumplir
nuestras obligaciones descansando en certezas. Sabemos
que el hijo de padres creyentes es un miembro del Pacto
53
(Gén. 17:7, Marc. 10:14, Hech. 2:39). Sabemos que el
hijo del Pacto debe ser entrenado en todo lo que envuelve
ser un cristiano - llegar a ser un cristiano , así como todo
lo que viene después (Deut. 6:4-7, Sal. 78:5-6, Ef. 6:4). El
padre cristiano no espera hasta que este seguro que su hijo
ha nacido de nuevo para que le enseñe a ser santo, a orar, a
reconocer que todo lo que es y todo lo que tiene pertenece
a Dios. Ni espera hasta que su hijo llegue a la edad de la
discreción antes de explicarle de manera apropiada a su
madurez que es un pecador y que necesita arrepentirse y
creer. Desde el mero principio de la vida, el hijo de padres
cristianos es enseñado por precepto y ejemplo, a reclamar
la preciosa promesa ("Yo seré su Dios") y cumplir la
solemne obligación ("Ellos serán mi pueblo") de
membresía en el Pacto de Gracia.
ALGUNOS PRINCIPIOS BÁSICOS PARA LA
EDUCACIÓN DE LOS HIJOS DEL PACTO
Tener un hijo es una de las bendiciones más grandes de
Dios. Como el salmista ha dicho: "He aquí, herencia de
Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en manos del valiente, así son los hijos
habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que
llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando
hablare con los enemigos en la puerta." (Sal. 127:3-5).
Mi primera hija, nació hace 30 años en un pequeño
hospital del condado cerca de las 11:30 p.m. Me fue
permitido permanecer justamente afuera de la sala de
54
partos. Al escuchar a mi pequeña hija hacer sus primeros de sabiduría: "Instruye al niño en su camino, y aun
sonidos, supe en seguida que sus pulmones estaban en cuando fuere viejo no se apartará de él". (Prov. 22:6)
excelente condición. Después de un tiempo, la enfermera
la envolvió en un pañal y me la trajo a la sala de espera.
El padre cristiano, al dar gracias por sus hijos y aceptar su
Tomé a mi hija en los brazos y por vez primera supe
responsabilidad paternal, necesita saber cómo educar su
realmente lo que era ser un padre, y he estado aprendiendo
"herencia del Señor". Antes de establecer los detalles
desde entonces.
específicos del entrenamiento de los hijos, me gustaría, sin
embargo, presentar unos pocos principios básicos con el
El nacimiento de mi segunda hija, me ha ayudado a propósito de dar dirección en el uso de los métodos de
entender la singularidad de la personalidad humana. instrucción. Estos principios pueden ser establecidos
¿Cómo es posible que dos hijas puedan tener los mismos como siguen:
padres y esencialmente el mismo ambiente y, a pesar de
esto, ser tan diferentes? Cuando me detengo a pensar en
La autoridad y responsabilidad por el entrenamiento de
esto, es extremadamente difícil decir exactamente en qué
los hijos son delgados primariamente a los padres. Fue a
cosas particulares son diferentes. Una cosa es cierta -
los padres a quienes se les dio la orden: ". . . no
ambas son impredecibles. Déjenme apresurarme a decir
provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la
que ambas de mis hijas, cada una con su propia
disciplina y amonestación del Señor." (Efe. 6:4)
personalidad, mientras iban creciendo me hicieron
deleitarme en su presencia algunas veces, y otras veces,
honestamente me sacaron de mis casillas. A pesar de Dos palabras en este pasaje son marcadas para
todo, a través de los años, ellas han confirmado totalmente consideración especial. La primera palabra, "disciplina",
la declaración del salmista: ". . . herencia de Jehová son traducida de paideia significa "la crianza y manejo del hijo
los hijos." (Sal. 127:3) que está creciendo hacia la madurez y el cual necesita así
dirección, enseñanza, instrucción, y cierta medida de
compulsión en la forma de disciplina o aun castigo. La
Tener un hijo es una gran bendición. También es una
segunda palabra, "amonestación", traducido de noutheous
responsabilidad impresionante. El hogar, más que
denota "la palabra de amonestación que es designada para
ninguna otra institución, influencia al hijo para bien o para
corregir." Los dos términos, tomados juntos en el contexto
mal. Las actitudes básicas, los hábitos y los valores, son
de Efe. 6:4, tal como lo entiendo, quieren decir la
desarrollados durante estos primeros años formativos
dirección, instrucción y corrección en justicia que
cuando el hijo está casi exclusivamente bajo el cuidado y
Jesucristo da al niño a través del padre al criar al niño
dirección de la familia. Proverbios recuerda al padre
hacia la madurez, de tal manera que viva conscientemente
acerca de esta obligación y oportunidad con estas palabras
55 56
la totalidad de su vida bajo el señorío de Cristo, lo cual
incluye criar a sus propios hijos "en la disciplina y
amonestación del Señor".
El objetivo primario del padre cristiano es
criar a su hijo hacia la madurez de tal manera
que esté equipado para glorificar a Dios en
cada área de su vida
Al final de la gran sección doctrinal de Romanos, Pablo da
una hermosa Doxología que concluye con estas magnificas
palabras: "Porque de él y por él y para él, son todas las
cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén." (Rom.
11:36) El fin principal de la vida también es el fin
principal de la educación.
La meta no es que el individuo sea meramente capaz de
recitar las palabras "el fin principal del hombre es
glorificar a Dios", sino que llegue al punto, a través de la
disciplina cristiana, en donde, en los profundo de su ser y
en cada situación, realmente glorifique a Dios.
Incluido en este objetivo comprehensivo están ciertas
metas absolutamente esenciales: conducir al hijo a un
conocimiento salvador de Jesucristo, ayudar al hijo a
mirarse como realmente es - no como el centro del
universo sino en relación a Dios como el centro del
universo, no como uno que debe ser servido sino como
57
uno que debe servir; y entrenar al hijo como vice-regente
de Dios al ejercer dominio sobre el mundo en el cual vive.
Debido a que ha habido alguna confusión acerca del uso
de la frase "ejercer dominio sobre el mundo", unas pocas
palabras de explicación quizás vengan al caso aquí. Por
"ejercer dominio" se quiere decir simplemente que el
individuo cristiano está realmente envuelto en reformar la
cultura de tal manera que ésta esté honrando a Dios. Es
fácil ver, estoy seguro, que cuando un granjero cristiano,
en respuesta a la orden de Dios de subyugar la tierra (Gén.
1:28), desarrolla un procedimiento para cosechar más
comida por hectárea, está ejerciendo dominio. Esto sería
igualmente cierto en otras profesiones u oficios tales como
leyes, medicina, carpintería o, en todo caso, en cualquier
actividad cultural. De manera similar, cuando un hijo es
criado hasta la madurez cristiana, establece su propio
hogar y cría a sus hijos en la disciplina y amonestación del
Señor, está, en un sentido muy bíblico ejerciendo dominio.
Los métodos de instrucción deben ser
consistentes con la naturaleza y situación
teológica del hijo
Puede parecer obvio a la mayoría de la gente que los niños
y los adultos no pueden ser enseñados de la misma
manera, especialmente en cuanto a la profundidad y la
amplitud del material que debe ser cubierto, pero en la
práctica real esta distinción es pasada por alto a menudo.
Más aún, siguiendo el mismo principio, deben ser
58
permitidas tolerancias para los estados de desarrollos
válidos a través de la niñez.
Esta es ciertamente una enseñanza escritural. Prov. 22:6a
es traducido literalmente "Instruye al niño de acuerdo a su
camino." Yo entiendo que "su camino" quiere decir la
naturaleza del niño como un niño. Esto quiere decir que el
entrenamiento del niño debe estar en tal concierto con su
nivel de madurez que lo que le es enseñado esté tan
impreso en su corazón y su mente que se convierta en su
segunda naturaleza y así siempre permanezca en él. En
armonía con esta interpretación, Franz Delitzsch
considerado por evangélicos como uno de los más grandes
comentaristas del Antiguo Testamento, tradujo Prov.
22:6a de esta manera: "Dale instrucción al niño conforme
a su camino, para que cuando sea viejo no se aparte de él".
En su comentario de este verso escribió: La instrucción de
la juventud, la educación de la juventud, debe ser
conformada a la naturaleza de la juventud; la materia de
instrucción, la manera de instrucción, debe regularse a sí
misma de acuerdo al período de la vida y sus
peculiaridades; el método debe ser arreglado de acuerdo al
grado de desarrollo al que la vida mental y física de la
juventud haya llegado.
Si la verdad de Prov. 22:6 fuese observada realmente,
evitaríamos subestimar o sobre-estimar la capacidad de
aprendizaje del niño. Cualquiera que trabaja con niños
pequeños se maravilla constantemente ante su habilidad
para aprender. Ciertamente, los niños deben ser animados
a usar su potencial completo. Por otro lado, no debe haber
intentos para presionar a los niños muy pequeños para que
59
aprendan doctrina profunda presentada en una forma muy
abstracta o para que hagan decisiones para las cuales no
estén preparados. Andando el tiempo, esto solamente
puede estorbar su progreso.
Lo maravilloso es que no hay contradicción entre la
voluntad de Dios revelada en la Escritura y Su voluntad
observada en las leyes del desarrollo del niño, las cuales
Dios mismo ha ordenado. Por consiguiente, el progreso
espiritual del niño es promovido al máximo cuando el
aprendizaje del niño está dirigido de un modo de acuerdo
con aquellas leyes tal como hemos sido capacitados para
entenderlas a la luz de la Escritura. La verdad de Dios
enseñada a Sus hijos de acuerdo a su camino es Su
camino, y no podemos mejorar Su camino.
LOS MEDIOS DE LA CRIANZA CRISTIANA
¿Cómo debe entonces el padre cristiano cumplir su
responsabilidad del Pacto de entrenar a sus hijos en los
caminos de Cristo? Permítanme sugerir cuatro maneras.
Disciplina
Primero que nada, los padres deben disciplinar a sus hijos.
La disciplina no debe ser considerada como semejante a la
crianza, sino que es en sí misma un medio de crianza toda
vez que capacita al niño a entender más cabalmente la
justicia de Cristo. Pero debe de ser manejada
correctamente. La disciplina que el padre cristiano
60
administra al hijo debe ser la que el Señor prescribe. La
naturaleza, propósito, y medios de disciplina deben estar
de acuerdo a Su voluntad.
Por ejemplo, la disciplina nunca debe tener como
propósito hacer a una persona merecedora de aceptación
en el reino de Dios. La salvación es por gracia, no por
obras. Cristo mismo pagó por los pecados de aquellos que
pertenecen a El. (Rom. 3:24-28) Seguramente no
podemos agregar nada a la obra terminada de Jesucristo.
Ni debe la disciplina tener como propósito quedar a mano
con los hijos de uno, por habernos dejado mal. A primera
vista, la mera sugerencia que cualquiera pudiera hacer esto
pasa a ser muy remota, aun repulsiva.
Considere este ejemplo no tan hipotético. La señora Pérez
tiene una hija de cinco años cuyo nombre es Sandy. El
domingo pasado la Sra. Pérez y Sandy se sentaron juntas
en la iglesia durante el servicio de adoración de la mañana.
Muy pronto en el servicio, Sandy empezó a moverse, a
hacer caras a otros niños cuando pudo captar su atención y
aun dijo ocasionalmente algo que pudo ser oído a dos
bancas de distancia. Todas las amonestaciones susurradas
por la Sra. Pérez sirvieron de nada. La Sra. Pérez sentía
que cada ojo estaba enfocado en ellas. Estaba tan
avergonzada. Más tarde en la casa, lejos de los oídos de
sus amigos de la iglesia, la Sra. Pérez le dio a Sandy un
severo regaño seguido de una vigorosa paliza. No hay
duda que Sandy merecía corrección. El asunto es, ¿Por
qué lo hizo la Sra. Pérez? ¿Fue para administrar justicia,
61
fue para beneficio de la hija, o fue para satisfacer las
demandas de su propia frustración interna? ¿Era, en
efecto, para quedar a mano con la hija?
Como un padre imperfecto dirigiéndose a otro, tengo que
confesar que mis motivos no siempre son tan nobles como
yo quisiera que fuesen. Sin embargo, la disciplina siempre
debe dirigirse a corregir al hijo para que él pueda crecer
como un siervo del Señor Jesucristo. Esto requerirá el uso
sabio, y con oración, de varios medios.
Antes de nada, en un período temprano, deben ser
establecidas las fronteras de lo que le niño puede hacer o
no. Deben ser basadas escrituralmente, pocas en números,
definidas claramente, apropiadas a la edad y madurez del
niño y hacerlas cumplir consistentemente. Si el padre
establece por razones válidas que las 8:30 p.m. es la hora
que el niño debe irse a la cama durante la semana, debe
insistir en que esto sea hecho, a menos que haya alguna
excusa legítima para no hacerlo así. Si la regla es hecha
cumplir consistentemente por una semana o dos, llegará el
tiempo cuando el niño no tenga que ser obligado a ir a la
cama a la hora dispuesta.
Ocasionalmente, el niño quizá pruebe a sus padres para
ver si la frontera está todavía allí, pero si se le muestra que
está, se dará cuenta que debe planear sus actividades
dentro de tal frontera y actuar de acuerdo.
La aplicación de las fronteras capacita realmente al niño a
gozar la medida completa de su libertad como un hijo del
62
Pacto responsable. Le proporciona un sentido de
seguridad el conocer dónde están los límites. En este
respecto, James Dobson nos cuenta esta historia muy
interesante:
Durante los primeros días del movimiento de educación
progresiva, un entusiasta teórico decidió derribar la cerca
de alambre que rodeaba el patio de la guardería. El pensó
que los niños sentirían más libertad de movimiento sin esa
barrera visible rodeándolos. Cuando la barrera fue
removida, sin embargo, los niños y las niñas se apiñaron
cerca del centro del patio de juegos. No solamente no se
escaparon, ni siquiera se aventuraron hasta el borde del
terreno.
Esta es una manera de ayudar al niño a que entienda que la
bendita libertad del Pacto es través de la gozosa
obediencia a Dios.
Cuando el castigo es administrado, debe ser apropiado
para la clase de conducta equivocada. Si el niño ha estado
jugando, boleándose descuidadamente con el compañero
de la vecindad en la sala, y rompe accidentalmente un
jarrón o una ventana, déjenle pagar por el daño con sus
gastadas. Si ha bajado en sus calificaciones porque no ha
empleado suficiente tiempo estudiando, sáquenlo de las
actividades que han evitado que cumpliera su trabajo
escolar, tal como la televisión durante las noches de la
semana, hasta que sus calificaciones den un viraje hacia la
mejoría. Si le da trabajo levantarse en las mañanas,
déjenlo dormir y sufrir las consecuencias, tales como
perder el desayuno o tener que caminar hasta la escuela.
63
¿Que acerca del uso de la vara? Para el humanista
contemporáneo, ésta es una reliquia de un tiempo más
primitivo. El humanista no puede concebir a una persona
humana recurriendo a esta forma de castigo. Simplemente
no puede entender cómo un método que para él es
deshumanizante pueda ser usado para humanizar a una
persona, en el verdadero sentido de tal término.
El padre cristiano, por otro lado, toma seriamente la
enseñanza bíblica: "El que detiene el castigo, a su hijo
aborrece; mas el que lo ama desde temprano lo corrige."
(Prov. 13:24) Al aplicar esta amonestación, mi
entendimiento sería que esta forma de disciplina debe ser
usada sabiamente, nunca con ira, siempre con amor.
Ordinariamente, debe esta reservada para niños muy
pequeños en ocasión de desobediencia seria, y
administrada solamente después que una explicación haya
sido dada en cuanto a la razón por esta acción. Pero
debiera ser usada cuando sea necesaria.
Debe ser notado que la disciplina incluye instrucción
verbal así como corrección a través de castigo. Desde el
mero comienzo, debiera enseñársele al niño la conducta
correcta. Mientras el niño crece y madura, debiera estar
más y más disciplinado internamente por este
conocimiento de la verdad. Esto es, por supuesto, la meta
del padre Cristiano: desea que su hijo sea maduro en
Cristo, capaz de ejercitar auto-disciplina, motivado por un
sincero amor a Dios, y dirigido por su Palabra.
64
Ejemplo Personal
En segundo lugar, los padres deben enseñar a sus hijos las
bendiciones y responsabilidades de la vida del pacto a
través de su propio ejemplo personal. Una rápida lectura
de las epístolas de Pablo revelan la importancia que el
Apóstol colocó en el ejemplo personal como un medio
esencial para que los ancianos enseñasen a su rebaño el
camino de Dios (2 Tes. 3:9; 1 Tim. 4:12; Tito 2:7; 1 Ped.
5:3). Lo mismo es verdad para los padres. No podemos
esperar enseñar a nuestros hijos a amar, confiar, y
obedecer a Dios verdaderamente a menos que nosotros
mismos amemos, confiemos y obedezcamos a Dios.
Nuestros niños no estarán propensos a exhibir el espíritu
quieto y humilde que caracteriza a un hijo de Dios, a
menos que vean en nosotros una fe auténtica y
transparente.
El estilo de vida cristiano de los padres ayuda a proveer un
ambiente de hogar el cual es instrumental en el desarrollo
de las creencias religiosas del niño. Es más fácil que un
amante padre humano, quien ora diariamente con su
familia, facilite a su hijo el entendimiento de un amante
Padre celestial. El hijo que experimenta el tibio abrazo de
una madre cristiana cuando está lastimado o asustado, está
mejor preparado para entender la bondad de Dios y
entender lo que significa la Escritura cuando dice: "Como
aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a
vosotros. . ." (Is. 66:13). Aun desde infante, el niño debe
estar presente en la adoración familiar, de tal manera que
desde el mero comienzo de la vida, sea expuesto a la
realidad de Dios como un ser personal. La realidad del
65
concepto de un Dios personal debe, por supuesto, ser
desarrollado aun más en el contexto de un hogar cristiano
en el cual los padres y los hijos mayores vivan cada día
resolviendo problemas, cumpliendo obligaciones y
haciendo planes para el futuro de tal manera que sea
completamente obvio que para ellos, Dios es real y Cristo
es Señor. Gideon Yoder cita una fuente desconocida
reportando que John Patton, el gran misionero dijo una
vez: "Dios fue tan real para mi padre que El llegó a ser
real para mí."
Enseñanza Situacional
En tercer lugar, los padres deben inculcar un fe viva en sus
hijos a través de lo que puede ser llamado enseñanza
situacional. Ninguna institución tiene una oportunidad tan
grande como el hogar para tomar situaciones de la vida
que ocurren en tan variadas relaciones y circunstancias, y
volverlas provechosas experiencias de enseñanza (Ef.
5:16). Cuando los niños entran en una discusión, cuando
se debe de escoger dónde pasará la familia sus vacaciones
con presupuesto limitado, cuando un miembro de la
familia se enferma súbitamente, los padres deben ver estas
situaciones no simplemente como problemas por resolver
o crisis que encarar, sino como ocasiones para enseñar a
sus hijos cómo aplicar la vida cristiana a sus vidas diarias.
Quizá la situación más oportuna para la instrucción
cristiana es cuando el niño hace una pregunta. Nunca
estará más listo para escuchar el contenido de su fe.
66
Numerosos ejemplos de este tipo de enseñanza se
encuentran en la Escritura. Exo. 12:26-27 viene al caso.
Cuando Moisés ordenó a los hijos de Israel observar la
pascua, incluyó esta exhortación especial para los padres:
"Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito
vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la Pascua
de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los
hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios y
libro nuestras casas."
Cuando el niño hace una pregunta, se le debe dar una
respuesta completa, bien pensada. La mayoría de los
padres cristianos serán muy cuidadosos de dar a su hijo
una respuesta bíblica. Sin embargo, algunas veces quizá
olvidarán responder a sus hijos en términos de su
madurez. Un niño de tres años, quien estaba
acostumbrado a oírme predicar de un alto púlpito y a
verme vestido en una larga toga negra de púlpito, vino
hacia mí un domingo por la mañana y me confrontó con la
pregunta: "¿Eres Dios?" Después que hube tenido tiempo
para recobrarme del shock de tan inesperada pregunta, me
incliné y puse mis manos en su hombro y dije: "No, no soy
Dios per soy Su siervo. Dios está aquí en el templo y
también está donde vives". Ahora bien, un niño de tres
años no es capaz de entender que hay una distinción entre
Dios y un ministro de Dios y que la presencia de Dios no
está limitada al santuario de un templo. De manera
similar, el padre está ayudando continuamente a crecer a
su hijo en un correcto entendimiento de la fe al corregir
con gentileza las ideas equivocadas, mientras que, al
mismo tiempo, provee información verdadera.
67
Los niños tienen un modo de llegar directamente al meollo
de un asunto y hacer preguntas que podrían abatir a un
teólogo muy estudiado, tales como: ¿De dónde vino Dios?
¿Quién hizo a Dios? ¿Cuál fue la nacionalidad de Adán y
Eva? La mayoría de las ocasiones, los padres cristianos
serán capaces, a su modo, de dar una respuesta adecuada.
Sin embargo, si es incapaz de responder a la pregunta,
debe ser honesto y confesar simplemente que no sabe. Los
padres no están obligados a saber de todo. Esta puede ser
una buena ocasión para relacionar más de cerca al niño
con la iglesia, al solicitar la ayuda del pastor o de un
anciano para responder a la pregunta.
Enseñanza planeada
Finalmente, el padre cristiano debe planear
cuidadosamente la crianza de sus hijos. Debe ver que
ellos estén recibiendo buena instrucción en una escuela de
la iglesia y también, de ser posible, en una escuela diaria
cristiana. La crianza cristiana concebida idealmente
requiere una cooperación cercana del hogar, la escuela y la
iglesia.
De noche, cuando el niño está en la cama, la madre o el
padre cristiano debe planear para tomar unos pocos
minutos para sentarse al lado de él, hablarle, compartir con
él y orar con él. Estos momentos al acostarse también
proveen una ocasión excelente para narrar historias
bíblicas.
68
Narrar una historia bíblica requiere de una preparación
cuidadosa. La historia bíblica debe ser completamente
leída varias veces y entonces contada con las propias
palabras de uno. Ordinariamente, el padre debería
conservar la Biblia abierta en sus manos mientras cuenta
la historia, de tal manera que sea recordado visualmente al
hijo que ésta viene de la Palabra de Dios.
A los niños pequeños les encanta oír repetidas veces una
historia bíblica. Nuestra hija más pequeña, por alguna
razón, pedía frecuentemente oír la historia de Felipe y el
etíope eunuco. Esto no es raro. La repetición ayuda al
niño a aprender, así que, cuando el niño pide por una
historia bíblica favorita, es bueno contársela de nuevo.
Según el niño crece más y más y aprende a leer, se gozará
leyendo historias bíblicas así como otras clases de
literatura cristiana. El adolescente puede gozar y
aprovechar de lecturas clásicas tales como El Progreso del
Peregrino y biografías de grandes cristianos tales como
Juan Calvino y Martín Lutero. La literatura cristiana
apropiada para todas las edades debe estar siempre
disponible en el hogar cristiano.
La enseñanza verbal uno-a-uno es una parte esencial de la
crianza familiar. Debe ser recordada constantemente al
niño la promesa que Dios le ha hecho como miembro del
Pacto. En conexión con esto, el padre debe compartir con
sus hijos lo que Cristo significa para él y cómo ha obrado
El en su vida. Los medios de gracia - tales como el
bautismo, por ejemplo - deben ser explicados
69
cuidadosamente. Matthew Henry dijo concerniente a su
bautismo:
No puedo sino aprovechar la ocasión para expresar mi
gratitud a Dios por mi bautismo infantil: no solamente
porque fue una admisión temprana dentro del visible
cuerpo de Cristo, sino también porque proveyó a mis
padres con un buen argumento y, confío, a través de la
gracia, con un argumento prevaleciente para una
dedicación temprana de mí mismo a Dios en mi niñez. Si
Dios ha depositado cualquier obra buena sobre mi alma,
deseo, con humilde gratitud, reconocer la influencia de mi
bautismo infantil en ello.
Hemos delineado un número de métodos con el propósito
de tratar de clarificar la tarea de la crianza cristiana. Pero
en un sentido real, estos métodos no pueden ser separados
mecánicamente. Están interrelacionados y constituyen un
modelo de crianza que ejerce una influencia normativa
sobre el hijo desde el mismo comienzo de la vida.
Para la familia cristiana que toma su responsabilidad
seriamente, el procedimiento usual y normal es tomar la
tristeza del niño por pecados particulares tales como
mentir o hacer trampa, y desarrollarlo en tristeza y
arrepentimiento del pecado como señal de rebelión contra
Dios; tomar su fe incipiente y criar una vida de confianza
en Cristo y obediencia agradecida a Su voluntad. Aunque
cada persona debe llegar al tiempo cuando se arrepienta
auto-conscientemente de sus pecados y entregue su
camino a Cristo, es más probable que para el hijo de un
hogar cristiano esto será la culminación de un proceso de
70
crianza y no estará necesariamente acompañada por una
experiencia de crisis muy marcada. El hijo crecido en un
hogar auténticamente cristiano, en el que todos los medios
de gracia han sido usados fielmente en el proceso de
crianza, puede ser capaz de decir verdaderamente en su
edad adulta: "No puedo recordar el tiempo cuando no
conocía ni amaba al Señor Jesucristo".
CAPITULO 4. LA ESCUELA
CRISTIANA: UNA INSTITUCIÓN
CUYO TIEMPO HA LLEGADO
En número siempre-creciente, padres cristianos están
mirando a la escuela cristiana como un modo de educar a
sus niños. Desde 1967, Bob Brown y Henry Buchanan, en
un artículo en Christianity Today, predijeron que si el
entusiasmo por la escuela cristiana continuara sin abatirse,
llegaría el tiempo cuando la escuela cristiana protestante
tomaría su lugar al lado de la escuela católico-romana y la
escuela pública como la tercera fuerza en la educación en
la Unión Americana. Tenemos que admitir que es difícil
obtener cifras confiables sobre el rango real de
crecimiento del movimiento de escuela cristiana. Algunas
escuelas pertenecen a más de una asociación. Otras
operan independientemente de todos los grupos
profesionales. Las autoridades estatales de educación
tienen la tendencia a amontonar juntas todas las escuelas
no-públicas. Así que es imposible hacer una evaluación
correcta de la extensión del incremento de las escuelas
71
cristianas. Sin embargo, observadores competentes están
de acuerdo que ha habido un crecimiento substancial en
las dos décadas pasadas y que, al menos en alguna medida,
la escuela protestante cristiana ya se volvió la tercera
fuerza en la educación en la Unión Americana.
El crecimiento de la escuela cristiana ha traído con él
ambos: acuerdo y desacuerdo, apoyo ardiente y crítica
severa, y los cristianos evangélicos han tomado lugar en
cada uno de los lados del asunto. Sin embargo, una
institución que parece que va a tener un impacto tan
significante en la escena educacional merece seria
consideración de parte de todos los cristianos pensantes.
¿Qué ha traído el movimiento de escuela cristiana? ¿Qué
hace cristiana a una escuela? Si la escuela cristiana es una
institución esencial, ¿quién tiene la responsabilidad de
organizarla y sostenerla? Estas y otras cuestiones serán
discutidas en este capítulo.
SU ORIGEN
Factores que han contribuido a la crisis
educativa.
Hay muchos factores, variados y complejos, que han
contribuido a la situación desastrosa en la que se encuentra
hoy día la educación pública moderna. Déjenme señalar
tres de las más obvias.
72

Antes que nada, consideren la secularización gradual de la
escuela pública. En la América colonial, mucho de la
educación estaba influenciada auto-conscientemente por la
Reforma Protestante. Las semillas de la educación
universal habían sido sembradas por los Reformadores.
Lutero, Calvino y otros, propusieron tales grandes
doctrinas como el sacerdocio de todos los creyentes, la
autoridad de la Escritura, y la justificación por fe
solamente, todo lo cual hizo necesario la educación no
sólo del clero, sino también de los laicos. Si la Biblia y el
catecismo iban a ser puestos en las manos de cada
muchacho y muchacha, entonces cada muchacho y
muchacha debían tener al menos una educación básica.
Esta motivación fue evidente en la legislación de la
primera escuela pública. En 1642, la Corte General de
Massachusetts pasó una ley que en efecto requería que los
padres procuraran que sus hijos pudieran leer y entender
los "principios de religión y las leyes capitales del país".
Una porción del Acta de Massachusetts de 1647 declaró:
Siendo un objeto principal de ese viejo engañador, Satán,
apartar a los hombres del conocimiento de las Escrituras,
tal como en tiempos antiguos por medio de conservarlas
en una lengua desconocida, así en estos últimos tiempos
por medio de persuadir del uso de lenguas, para que así al
menos el verdadero sentido y significado del original
pueda ser nublado por falsas glosas de engañadores-que-
parecen-santos; para que el conocimiento no sea enterrado
73
en la tumba de nuestros padres en la Iglesia y República,
apoyando el Señor nuestros esfuerzos.
Es ordenado por consiguiente, Que cada pueblo en esta
jurisdicción, después que el Señor los haya incrementado
hasta el número de cincuenta casa-tenientes, nombraran
inmediatamente a uno de entre su pueblo para enseñar a
todos tales niños como pueda él a escribir y a leer.
Es ordenado además, Que dónde cualquier pueblo
incremente hasta el número de cien familias o casa-
tenientes, organizaran una escuela de gramática, siendo
capaz el director desde luego de instruir a la juventud
tanto como hasta que estén ellos listos para la universidad.
Los primeros libros de texto públicos también
demostraron este interés en el cristianismo. El libro más
ampliamente usado en tiempos coloniales fue New
England Primer. Contenía el alfabeto ilustrado por una
serie de rimas de dos versos que eran sacadas mayormente
de la Escritura. Por ejemplo, empezaba, "en la caída de
Adán, todos pecamos" (In Adam's fall, We sinned all), y
terminaba con, "Zaqueo él, trepó al árbol, para ver a su
Señor" ( Zaccheus he, Did climb the tree, his Lord to see).
También incluía oraciones, himnos, catecismos, la
Oración del Señor, los credos de la Iglesia, los Diez
Mandamientos y sermones cortos. En gran medida, la
escuela pública en la primera Nueva Inglaterra, fue un
instrumento de la comunidad cristiana.
Cuando nuestra sociedad se volvió más y más heterogénea
religiosamente, la existencia de las escuelas públicas fue
74
amenazada. ¿Cómo podría una escuela en una comunidad
urbana grande ser aceptable a la gente como un todo
cuando ellos venían de tan diversos trasfondos religiosos?
Uno puede simpatizar con aquellos que estuvieron
encarados con tal dilema. Por la mitad del siglo XIX, fue
evidente que los líderes de ambos, los sectores
educacional y político, intentarían resolver el problema
removiendo los elementos sectarios del curriculum. Esto
fue hecho, pero no sucedió en una noche. El proceso de
secularización continuó por más de una centuria. Hoy, al
menos en un sentido legal, el proceso está completo. En
1953, el Concilio de Educación Americano declaró: "La
educación pública en los Estados Unidos está
comprometida por la ley federal y estatal con el principio
general que la instrucción sectaria religiosa debe ser
excluida del curriculum". Recientes decisiones de la corte
y leyes estatales y federales desfavorables al uso de la
Biblia y la oración en el salón de clases no fueron el
principio del proceso de secularización, como algunos han
creído, sino más bien el resultado final de él.
El curso tomado por la escuela pública durante el pasado
siglo y medio ha sido basado en la idea que la educación
es neutral religiosamente. Por supuesto, esto es una
imposibilidad. Tal como ya ha sido señalado, podemos
separar iglesia y estado, pero no podemos separar religión
y educación. El fin último de la educación, la naturaleza
de las personas educadas, la naturaleza de la verdad -todas
éstas son cuestiones religiosas requiriendo respuestas
religiosas. Las respuestas pueden venir de la religión del
secularismo o humanismo, o pueden venir de la religión
del cristianismo, pero serán respuestas religiosas. En este
75
sentido, cada escuela -pública o privada, cristiana o no
cristiana- es una escuela religiosa envuelta activamente en
la enseñanza de religión. La cuestión para el padre
cristiano no es si quiere o no que su hijo sea enseñado
religión en la escuela sino si quiere que su hijo sea
enseñado cristianismo o alguna otra religión.
Hace casi un siglo, el Dr. A.A. Hodge, el teólogo de
Princeton, hizo estas casi proféticas declaraciones:
Es capaz de ser demostrado exactamente que si cada
partido en el Estado tiene el derecho de excluir de las
escuelas públicas cualquier cosa que no crea ser cierto,
entonces, el que cree más debe dar paso al que cree menos
y entonces, el que cree menos debe dar paso al que cree
absolutamente nada, no importando cuan pequeña sea una
minoría de ateístas o de agnósticos. Es auto-evidente que
sobre este esquema, si es llevado a cabo consistente y
persistentemente en todas partes del país, el sistema de
educación popular nacional de los Estados Unidos será el
instrumento más eficiente y amplio para la propagación
del ateísmo que el mundo haya visto jamás.
Presentar un cuadro de la educación pública totalmente
anti-cristiano sería injusto e inexacto. No debemos pasar
de largo el trabajo fiel de muchos maestros,
administradores y miembros de consejo cristianos en las
escuelas públicas, así como aquellos oficiales cristianos
en varios departamentos estatales de educación. Dios no
se ha dejado a Sí mismo sin un testigo en la arena
académica. Nos detenemos para dar gracias por esto. Al
mismo tiempo, debe ser entendido -no cometan un error
acerca de esto- que el programa, el curriculum, y los
76
objetivos de la educación pública están oficialmente comportamiento destructivo y fracturante. En algunos
comprometidos con una posición secular, lo que es casos, las escuelas son "junglas de pizarrones" en los que
inescapablemente una posición religiosa. los maestros y estudiantes temen por su seguridad
personal. El senador Birch Bayh, quien sirvió por seis
años como moderador de Sub-comité del Senado para
Un segundo factor que ha contribuido a la crisis
Investigar la Delincuencia Juvenil, reportó que la
educacional es la falta de calidad en la educación pública.
investigación del Comité de 757 escuelas del sistema a lo
En 1973, un estimado de "19 millones de americanos
largo y ancho de la nación muestra que se está
sobre los 16 (años) eran iletrados funcionales", de acuerdo
incrementando, en violencia e intensidad, el vandalismo y
a un artículo del New York Times. La iliteracia funcional
la violencia escolar. "En algunas escuelas", dijo el
es entendida que significa la inhabilidad para leer lo
senador Bayh, "han escalado los problemas a tal grado que
suficientemente bien para satisfacer las necesidades de la
hacen casi imposible las de ya por sí difíciles tareas de la
vida diaria, tales como leer el periódico, llenar una
educación."
solicitud de trabajo, o tomar un examen para licencia de
manejo. Más aun, el Times clama que "La declinación
general difícilmente es limitada a los barrios bajos Una manera gráfica de ilustrar la extensión de la violencia
(slums)...El aprovechamiento también ha bajado entre y vandalismo escolar es por su costo. En 1974, cuando el
estudiantes de distritos con casas más ricas" sistema escolar de Los Ángeles estaba enfrentando un
déficit de U.S. $40 millones de dólares, U.S. $7 millones
de dólares tuvieron que ser desvíados, de su presupuesto
A la luz de la cantidad de dinero que la nación gasta ahora
educacional, para la prevención de vandalismo y
en la educación pública (U.S. $70.7 miles de millones de
reparación. De acuerdo con la Asociación Nacional de
dólares para la educación primaria, secundaria y
Directores de Seguridad Escolar, en 1972, más dinero
preparatoria -tanto como U.S. $4,000 Dlls. por niño
(U.S. $590 millones de dólares) se gastó en costos
anualmente en algunos distritos escolares), es difícil
relacionados con vandalismo escolar, que en libros de
echarle la culpa del problema a fondos inadecuados. Por
texto, a nivel nacional.
el contrario, la evidencia sugiere que no hay correlación
entre la cantidad de dinero empleado y el nivel de
aprovechamiento académico. La raíz de la causa de la falta de calidad en la educación es
de naturaleza religiosa. Hoy día, hay un vacío espiritual
en la escuela pública. La falta de un propósito unificador
La declinación en la eficiencia académica ha sido
trae inevitablemente con ella un sentido difusor de falta-
acompañada de un significativo incremento de vandalismo
de-sentido, desesperanza y desesperación. El ideal de
escolar, asaltos físicos, abuso de drogas, y otros tipos de
educar al hombre total, que ha sido el grito de combate del
77 78
educador progresivo durante la mayor parte de esta
centuria, nunca ha tenido realmente en mente al hombre
total. Aun reformadores educacionales, como Charles
Silberman que reconoce que la crisis en la educación
"nace de una nueva y creciente preocupación por la
calidad de la vida...que el hombre no vive de pan
solamente," interpretan sin embargo el problema y
proyectan la solución como si el hombre estuviera atado a
la tierra -como si no tuviera alma. Es una cuestión del
ciego guiando continuamente al ciego, de una crisis a otra.
Finalmente, seríamos menos que cándidos si no
admitiéramos que algunas de las reacciones adversas
contra la escuela pública no han sido debido a la pobre
calidad en la educación, ni a la secularización de la
escuela, sino a causa de la integración ordenada-por-la-
corte, transporte obligado y otros factores políticos y
sociales. El cambio súbito del radio de una raza o grupo
étnico a otro no puede evitar ser fracturante, al menos al
principio. El hecho de que estemos cosechando las
consecuencias de los pecados del pasado y quizá también
los del presente, no altera los efectos adversos de la
fractura de la escuela de la vecindad. En esta situación,
sería muy fácil para cualquiera interesado en el desarrollo
de escuelas privadas explotar el miedo e insatisfacción de
usuarios de la escuela pública, para sus propios fines.
Además, es enteramente posible que algunos padres estén
colocando a sus hijos en escuelas cristianas más por el
deseo de escapar la integración que por un compromiso de
corazón con la educación cristiana. Estos asuntos son muy
reales y deben ser encarados honesta y reflexivamente por
todos los proponentes de la escuela cristiana.
79
La respuesta pública a la crisis educacional
La respuesta a la crisis educacional de la que hablo ha sido
variada. Mucha gente ha permanecido leal a la escuela
pública y han estado hablando en su favor. Estos
defensores escriben libros, colocan grandes anuncios en
los periódicos locales y organizan conferencias urgiendo a
la gente a levantar su entusiasmo y pelear por las escuela
pública. Algunos con esta opinión conectan casi
instintivamente la escuela pública con la preservación del
estilo de vida estadounidense que ha llegado a ser,
hablando figurativamente, una religión substituta. Así,
cuestionar la escuela pública por medio de la organización
de escuelas privadas en competencia con ella, es
considerado no-americano y aun sacrílego. Para esta
gente, la escuela pública es sacrosanta y debe ser
promovida a cualquier costo.
Otros apoyan la escuela pública pero por muy diferentes
razones. Están bastante conscientes de la secularización
de la escuela, el abuso de drogas, el número de madres
quinceañeras solteras y el clima de violencia, y están
profundamente perturbados. Pero como cristianos, se
sienten responsabilizados de penetrar la cultura,
incluyendo la escuela pública, y testificarle. Esta
preocupación está basada bíblicamente. El cristiano no
puede vivir en una sociedad dividida; para poder ser "la
sal de la tierra" y "la luz del mundo" tiene que ir donde
está la acción. Hay algunas cuestiones aquí, sin embargo,
que necesitan elevarse. ¿Debemos dar al maestro cristiano
80
que pregunta si debe o no enseñar en una escuela pública
la misma respuesta que daríamos a un padre cristiano que
pregunta si debe o no colocar a sus hijos en una escuela
pública? ¿Está limitada la responsabilidad del cristiano a
dar testimonio a la cultura o está obligado también a servir
como un instrumento para la reforma de la cultura?
En números siempre crecientes, la gente se ha vuelto a
alguna forma de educación privada como una forma de
acomodarse a la crisis educacional actual. Algunos han
establecido escuelas privadas que difieren muy poco en
filosofía, libros de texto y curriculum de las escuelas
públicas de las que vinieron. Tales escuelas privadas
difieren de las escuelas públicas solamente en que son
segregadas en vez de ser integradas, continuando así una
tradición cultural que consideran importante. Cuando la
raza cese de ser una cuestión en la educación, la escuela
privada no-sectaria segregada no tendrá razón de existir.
Ciertamente, en un número de áreas donde las tensiones
raciales han disminuido, este tipo de escuela ya ha tenido
que cerrar sus puertas.
Otras escuelas privadas han sido establecidas con la
intención de remediar algunos de los que son percibidos
como problemas existentes en la escuelas pública. Por
ejemplo, en muchas áreas metropolitanas, al menos una de
las escuelas privadas es organizada con el propósito de
retornar a los básicos de la educación: el énfasis en
fonética en la enseñanza de lectura; el énfasis en los
estudios clásicos; el retorno de lenguas extranjeras, las
ciencias y la historia antigua al curriculum; la elevación de
disciplina; y la reinstalación de estándares altos para
81
calificar, todo lo cual es muy importante para ellos. Para
aquellos de nosotros en la comunidad académica que han
sido tan repelidos por el anti-intelectualismo y
permisividad de la educación progresiva, este enfoque
puede parecer una opción mucho más palatable. Y sin
embargo, este modelo tiene que ser considerado más
cuidadosamente. El humanismo clásico quizá venga en
traje más atractivo que el humanismo contemporáneo -
aunque esta observación está en el ojo del observador-
pero debajo, está el mismo rebelde. Mientras el tipo de
escuela de educación básica sea homo-centrada en su
enfoque, ya contiene las semillas para producir la misma
clase de institución de la que se ha retirado.
Además, mucha gente ha establecido escuelas privadas
con el sincero deseo de identificarse en alguna manera con
la fe cristiana. Lo que sucede frecuentemente, sin
embargo, es que prácticas cristianas tales como adoración
e instrucción bíblica existen al lado del programa
educacional sin estar realmente integrado con él. Clases
se Biblia y servicios de capilla requeridos no hacen en y de
sí mismos cristiana a una escuela. Propiedad y
administración de una escuela por parte de una iglesia o
sociedad de padres cristianos, no hace cristiana a una
escuela. Una escuela con un programa educacional
secular y con solamente una capa de cristianismo no es en
el más verdadero sentido cristiana y además, es muy
vulnerable al fiero asalto de las fuerzas anti-cristianas
trabajando en el mundo hoy.
¿No hay algún camino mejor para el padre cristiano? Creo
que hay.
82

Es convicción profunda de este escritor que la escuela
cristiana en la que fe y aprendizaje están integrados es la
alternativa más viable para el padre cristiano en medio de
nuestra actual crisis educacional. Tal escuela no es
perfecta, por la simple razón que gente falible forma la
facultad, cuerpo estudiantil, administración y la sociedad
de usuarios. Los educadores en la escuela cristiana
todavía cometen muchos de los mismos errores que hacen
en la escuela pública y los niños todavía se mal-
comportan, antagonizan al maestro y cometen toda clase
de travesuras. El pecado está en la escuela cristiana
justamente como está en el mercado. Hay una diferencia,
sin embargo -una diferencia decidida. La gente en una
escuela cristiana, por la mayor parte, toman seriamente el
Señorío de Cristo, y esto hace una diferencia radical en esa
comunidad académica entera. Aquí, el amor de Cristo y la
verdad de Cristo hacen un impacto en el estilo de vida
total del niño, cada día. Como una institución, la escuela
cristiana es la puesta en práctica más consistente de una
cosmo-visión bíblica mientras es aplicada a la educación
de los niños en la compleja sociedad de hoy, la cual está
marcada por tan alto grado de diferenciación cultural.
¿QUÉ ES UNA ESCUELA CRISTIANA?
La escuela cristiana definida
83
Una escuela es una comunidad académica. Una escuela
cristiana es una comunidad académica cristiana con la
tarea particular de equipar estudiantes individual y
corporativamente para ejercer dominio en Cristo sobre
todo lo que El ha hecho. Pueden ser útiles algunos
comentarios adicionales sobre cada elemento de la
definición de arriba.
Una comunidad es un cuerpo de personas viviendo y
trabajando juntas bajo las mismas leyes. Una comunidad
cristiana es un cuerpo de personas viviendo y trabajando
juntas bajo la autoridad de la Escritura. Están unidas por
un compromiso con uno más grande que ellas mismas.
Mientras son convertidas de sí mismas a Cristo, son
acercadas una a la otra en un compañerismo distinto a
cualquier otro compañerismo. Esta comunidad provee el
contexto esencial para la educación.
Una escuela cristiana es una comunidad cristiana que está
involucrada en el proceso escolar. Una escuela cristiana
no puede ser verdaderamente cristiana sin ser
verdaderamente un escuela. En algunos casos, la "escuela
cristiana" ha recibido una mala reputación porque usa sus
clases primariamente para evangelismo y enseñanza
devocional, teniendo poco o ningún aprecio por el trabajo
académico. Cada cristiano, por supuesto, incluyendo al
maestro cristiano, está siempre preocupado con hacer
discípulos para Jesucristo. No hay conflicto aquí entre el
mandato cultural y la gran comisión. Pero hay un lugar y
ocasión para todo. La escuela no es una iglesia, y la clase
de historia no es simplemente otra oportunidad para un
mensaje devocional. La escuela cristiana recibe
84
estudiantes con un amplio rango de habilidades
académicas, de una amplia variedad de trasfondos socio-
económicos y debe ofrecerles la más alta calidad de
verdadera educación. Nada menos que esto debe ser
hecho en el nombre de Cristo.
La tarea de ejercer dominio en Cristo implica tomar lo que
Dios ha hecho, y formarlo y moldearlo en una cultura -
agricultura, educación, gobierno, leyes, medicina, arte,
tecnología, comercio, etc.- de tal manera que honre a Dios.
En el cumplimiento de esta tarea, la escuela, obviamente,
tiene que tomar en consideración la madurez, dones y
llamamiento del estudiante. Ningún estudiante puede
hacerlo todo, pero el hijo de Dios puede ser enseñado a
entregarse a sí mismo, y todo lo que le ha sido confiado,
en sujeción al Señor Jesucristo.
Las características esenciales de la escuela
cristiana.
Hay una gran diversidad entre las escuelas cristianas
porque hay una gran diversidad entre los cristianos, y
también entre las culturas en medios de las cuales están
localizadas las escuelas. No hay un molde del cual todas
deban ser estampadas. Sin embargo, las escuelas que son
realmente cristianas tienen en común un adherencia fiel
tanto en teoría como en práctica a las enseñanzas de la
Escritura. Este factor compartido puede ser desglosado en
tres características esenciales:
85
Una facultad que traduce la filosofía Cristiana de
educación en práctica diaria en el salón de clase. El decir
que no puede haber educación cristiana sin educadores
cristianos es decir lo que es obvio. Lo que no parece ser
tan obvio es que no puede haber educación cristiana sin la
aplicación de un punto de vista cristiano del proceso
enseñanza-apredizaje. Los maestros cristianos no ponen
en práctica automáticamente una filosofía cristiana de
educación. No es de sorprenderse que algunos maestros
cristianos que han sido entrenados en escuelas
profesionales seculares y que han sido culturalmente
condicionados a divorciar el cristianismo de las artes y las
ciencias, son propensos, por ejemplo, a creer en sus
corazones que el pupilo fue hecho a la imagen de Dios
pero en su práctica real tratan con él como si fuera tan solo
una forma más sofisticada de vida animal. Esta situación
produce una tensión imposible entre la fe y la práctica, y
entre la practica y la realidad del proceso de aprendizaje.
Por otro lado, los maestros cristianos no deben
desanimarse si no pueden aplicar perfectamente una
filosofía cristiana de la educación aun cuando hayan
puesto mucho esfuerzo intentándolo. Con frecuencia,
algunos maestros se me han acercado después de haberme
escuchado hablar sobre este tema, y me han dicho: "Yo
creo que lo que usted dice es verdad, pero me veo tan lejos
de alcanzar el ideal que siento como que quiero tirar la
toalla y renunciar." Después de explicarles que yo
también estoy muy lejos del ideal, les menciono que el
aplicar una filosofía cristiana de la educación es como la
santificación, es un proceso que dura toda la vida. Como
el director de una escuela cristiana sabía que no era apto
86
para encontrar muchos maestros quienes estuvieran bien la experiencia del hombre. El segundo, la razón del
entrenados en una cosmovisión cristiana, y un menor hombre. Ambos absolutizan al hombre.
número que pudieran usar esa cosmovisión de una manera
significativa en asuntos tales como la integración de la fe y
Contenido o experiencia ¿Es esa la pregunta? ¿o existe
el aprendizaje. Sin embargo, yo creía (y la experiencia me
otra alternativa? Desde el punto de vista cristiano existe
lo confirmaba) que podía encontrar cristianos auténticos
otro acercamiento: un acercamiento centrado en Dios.
quienes estarían dispuestos a trabajar con los otros y
Pero ¿No es esto otra cosa sino la manipulación de
conmigo en tratar cada día de aplicar nuestra fe a nuestra
palabras? ¿Cómo puede haber un acercamiento que ni
tarea como educadores. El darnos cuenta que la religión
esté centrado en el contenido ni en la experiencia? La
no puede ser aislada, que tiene que ver con toda la vida,
respuesta es un curriculum que esté moldeado por la
incluyendo lo que hacemos en el salón de clase (por
Palabra de Dios que es la norma que trasciende tanto el
ejemplo, con el contenido de nuestro material, con el
contenido de las artes y las ciencias como la experiencia
ejercicio de la disciplina, y con la evaluación del progreso
del alumno individual. De esta manera, ni el contenido ni
de los estudiantes) es un adelanto importante y es el
la experiencia son considerados como absolutos. Tanto la
principio de la larga aventura de traer cada aspecto de
experiencia acumulada de una raza como la experiencia
nuestra profesión bajo el señorío de Jesucristo. Y eso
particular del individuo están bajo el juicio de la Escritura.
marca la diferencia entre una escuela que es Cristiana y
Solamente desde este punto de vista puede diseñarse un
uno que no lo es.
curriculum que refleje la estructura del conocimiento, y al
mismo tiempo, provea adecuadamente para las
Un curriculum dinámico e integrado que es teocéntrico en necesidades reales de los estudiantes.
su orientación. Existe una vieja controversia entre
aquellos que defienden un acercamiento a la educación
Un curriculum centrado en Dios es necesariamente un
centrado en el contenido y aquellos que defienden un
curriculum integral. Todas las diversas áreas del
acercamiento centrado en la experiencia. Los empiristas
conocimiento, incluyendo el contenido del curriculum, se
dicen, "Debemos enseñar al niño. Sus necesidades son el
reúnen en Dios quien es la fuente de toda verdad. Por lo
factor más importante que debe ser considerado y debe ser
tanto, el curriculum debe reflejar la diversidad y la unidad
el principio organizativo del curriculum". Los clásicos
ordenadas divinamente. Cada curso debe ser una área
responden, "Debemos entrenar al estudiante a pensar, a
distinta de instrucción y sin embargo estar interelacionado
usar su mente. Mientras más pronto regresemos a esas
esencialmente con los otros cursos de estudio.
materias que ayudan a los estudiantes a disciplinar su
mente, mejor seremos. El primer acercamiento absolutiza

87 88
Mi observación ha sido que el curriculum de la escuela
cristiana típica se parece mucho a la escuela pública con la
excepción de que requiere un curso de Biblia. Siendo
honestos, sin embargo, este es uno de los problemas más
difíciles de resolver inclusive para aquellos que están
comprometidos con la filosofía de la educación expresada
en este libro. Mucha más investigación necesita hacerse.
Mientras tanto hay muchas cosas que una escuela puede
hacer. Puede ayudar el empezar con un área de estudio tal
como las artes del lenguaje, que se integran con mayor
facilidad. Pueden usarse trabajos interdiciplinarios. La
facultad de una escuela dada puede leer libros selectos que
den una interpretación cristiana sobre una materia para
después discutir cómo puede integrarse esta disciplina con
otras. Y por supuesto, todo educador cristiano, no sólo los
especialistas, debe estar involucrado en la investigación a
la que nos referimos con anterioridad.
Un curriculum centrado en Dios también está siempre bajo
revisión. Desde luego, Dios es inmutable. El es "Padre de
las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de
variación" (Sant. 1:17b). "Su verdad permanece para
siempre" (Sal. 100:5b). Sin embargo, Dios ha hecho al
hombre de tal manera que siempre existe la posibilidad de
que éste pueda desarrollar un entendimiento más profundo
de la verdad y de encontrar nuevas aplicaciones de ella en
situaciones diferentes y en cada generación sucesiva.
Además, la búsqueda de nuevas dimensiones de la verdad
que Dios ha escrito en la entrañas del universo es una
actividad humana sin final. (Una buena ilustración es el
énfasis contemporáneo en la exploración del espacio
exterior). Por esta razón el curriculum debe estar siempre
89
abierto a la inclusión de material nuevo y a la
reexaminación del curriculum en su totalidad a la luz de la
Escritura.
La verdad en su totalidad (para el niño integral, para todas
las áreas de la vida, para la gloria de Dios) es el objeto del
curriculum.
Una administración que dirige la escuela como alguien
que está bajo la autoridad divina. La integridad moral de
una escuela cristiana es absolutamente necesaria. Cuando
una escuela está operando con un presupuesto muy
limitado, como la mayoría de las escuelas cristianas están,
su existencia parece depender de que las personas
mantengan a sus hijos en la escuela y paguen sus
colegiaturas mensuales. Esto hace que la escuela sea muy
vulnerable a los caprichos de cualquiera que los exprese.
Por lo tanto, la escuela debe tener presente constantemente
de su identidad y su propósito de existencia. Para esto
ayuda mucho tener una constitución que reconozca la
autoridad suprema delante de quien todos los cuerpos
directivos son responsables.
Una administración que dirige la escuela como alguien
que está bajo la autoridad divina tiene la obligación de ser
consistente en todas las tareas administrativas, incluyendo
la definición de metas, la contratación y supervisión de
maestros y personal administrativo, el reclutamiento y
supervisión de los estudiantes, el desarrollo del
curriculum, los métodos de recaudación de fondos, y las
relaciones de la escuela con la comunidad. Inclusive el
90
concepto de administración debe estar enraizado y
fundamentado en la Escritura.
Uno no puede concebir una escuela como la que hemos
descrito aquí a menos que se tenga la excelencia como
medida. Dios pide lo mejor de aquellos que quieren
servirle. Esta obligación a la excelencia se extiende al
programa total y requiere que cada persona involucrada en
el proceso enseñanza-aprendizaje trabaje al máximo de su
potencial.
¿POR QUÉ NECESITAMOS UNA ESCUELA
CRISTIANA?
¿Por qué debo sacrificarme para colocar a mi hijo en una
escuela cristiana? ¿Por qué no enviar a mi hijo a la escuela
pública por la cual ya estoy pagando impuestos?
En respuesta a estas preguntas, varios factores que podrían
mencionarse en favor a la escuela cristiana
inmediatamente vienen a la mente. Usualmente las
escuelas cristianas tienen mejores niveles de educación,
clases más pequeñas, una mejor relación maestro-alumno,
y una atmósfera relativamente libre de violencia y
vandalismo. Sin embargo, la verdadera razón en favor de
la escuela cristiana va mucho más a fondo. Al nivel más
básico la escuela cristiana es esencial debido a la
naturaleza religiosa de la educación y debido al aspecto
cultural de la educación.
91
La naturaleza religiosa de la educación
Ya hemos mencionado que aunque toda educación es
religiosa, no toda educación es cristiana. La opción está
entre una educación religiosa cristiana y una educación
religiosa no-cristiana. Si esto es verdad, entonces no
existen circunstancias materiales que puedan justificar que
un padre cristiano le de a su hijo una educación que está
centrada en el hombre y por lo tanto, que deshonra a Dios.
¿Enviaría a su hijo a una escuela budista sólo porque está
más cerca de su casa o porque el gobierno paga la
colegiatura? ¡Por supuesto que no! Por lo tanto, podemos
decir con la misma certeza que no podemos enviar a
nuestros hijos, en sus años de formación más importantes,
para ser moldeados religiosamente por una institución
educativa de religión no-cristiana.
El aspecto cultura de la educación
El decreto que Dios dio al hombre de subyugar la tierra y
ejercer dominio sobre ella (Gen. 1:28, Sal. 8:6) nunca ha
sido abrogado. La caída del hombre pareció perjudicar el
cumplimiento de este mandato. Pero la Escritura nos
asegura que un día ese mandato será cumplido totalmente
por medio de Cristo (Heb. 2:8). Por lo tanto, la
educación del hombre redimido en Cristo nunca estará
completa, nunca será adecuada, hasta que esté preparado
para ver el mundo, la historia, las ciencia, la literatura, las
92
instituciones sociales, y su propia vida a través de los
lentes de la Escritura, y de está manera esté informado
para moldear su ambiente, familia, profesión, arte,
negocio, y gobierno hasta ser conformado a las enseñanzas
de la voluntad revelada de Dios.
¿Pero quién hará esto? ¿Qué institución está equipada para
proveer esta clase de educación? La iglesia institucional
nos llama al arrepentimiento y edifica nuestra fe. Nos
prepara de una manera fundamental para nuestra labor
cultural. Pero no es la misión primaria de la iglesia ni le
compete de manera particular el informanos en un sentido
analítico de nuestra herencia cultural.
A la familia cristiana se le ha encargado el crecer a los
hijos "en disciplina y amonestación del Señor" para que
cuando sean adultos puedan educar a sus hijos de la
misma manera (Ef. 6:4; Sal. 78:6). En las sociedades
primitivas era posible para los padres entrenar a sus hijos
en las tareas culturales. Aun a principios de este siglo,
pudo darse el caso que algunos padres letrados enseñaron
a sus hijos adecuadamente las diversas disciplinas
incluidas en aquel entonces en el curriculum de la escuela
local. Hoy, sin embargo, cuando hemos experimentado lo
que se ha llamado "la explosión del conocimiento", esta
práctica sería muy impráctica para la mayoría de las
familias, sin importar su trasfondo educativo.
Por ejemplo, considere cómo sería para un padre el
sentarse por la noche después de un día completo en la
oficina o en la fábrica para enseñar a sus hijos de edades
93
entre 8 y 18 años, materias tales como matemáticas, física
y geografía, tomando en cuenta el nivel actual de
complejidad de cada campo de estudio, y además tener
que interpretarlo todo desde un punto de vista cristiano.
Obviamente, la familia necesita ayuda, el tipo de ayuda
que los especialistas pueden dar para ayudarles en esa
tarea.
Entonces, lo que se necesita es una escuela cristiana que
sea una extensión de la familia (no un substituto de ella) y
que sea un aliado de la Iglesia. La naturaleza religiosa de
la educación nos señala la necesidad de una escuela
cristiana en lugar de una escuela pública o una escuela
privada "no-sectaria". El aspecto cultura de la educación
subraya la necesidad de una escuela para complementar el
ministerio educativo de la Iglesia y la familia.
CAPITULO 5. DE ESCUELA
DOMINICAL A PROGRAMA DE
EDUCACIÓN CRISTIANA
"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas
que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo". Amén. (Mat. 28:19-20)
Un exitoso y muy amado pastor, cuando le preguntaron
acerca del ministerio educativo de su Iglesia, respondió:
"la escuela dominical está enferma, y francamente, no sé
94
que hacer con respecto a ella". Al decir esto, estaba
demostrando la desesperación que existe en varios
pastores y laicos preocupados por la situación del
ministerio educativo de la Iglesia. ¿Qué podemos hacer
para solucionar la inasistencia, la pérdida del interés y la
inefectividad común de este ministerio de la Iglesia?
En este capítulo intentaré analizar el problema y ofrecer,
en principio, una proposición modesta para solucionar esta
situación. Un buen lugar para empezar es poner en
perspectiva el ministerio educativo de la Iglesia.
LA RELACIÓN ENTRE PREDICAR Y
ENSEÑAR.
¿Son predicar y enseñar simplemente dos maneras
diferentes de referirse al ministerio de la Palabra? En la
práctica real, la Iglesia institucional de hoy ha igualado
predicar con el ministerio desde el púlpito, ya sea que éste
consista en la proclamación del Evangelio, la exposición
de un pasaje de la Escritura, la exhortación para obedecer
un principio Escritural, un discurso temático, o la
combinación de todas estas cosas. Enseñar, por otro lado,
es concebido con frecuencia como el ministerio que tiene
lugar fuera del púlpito, en un salón de clases o en
pequeños grupos. De acuerdo con este punto de vista,
predicar es parte esencial de la Iglesia, mientras que
enseñar es algo extra.
95
C. H. Dodd, el célebre profesor de Divinidades en la
Universidad de Cambridge, después de dirigir una
investigación que intentaba determinar el contenido de la
predicación de la Iglesia primitiva, llegó a la conclusión
que el Nuevo Testamento hace una clara distinción entre
predicar y enseñar. De acuerdo a Dodd: Esta distinción es
preservada en los evangelios, los Hechos, las Epístolas y
el Apocalipsis por igual, y debe ser considerada como una
característica, en general, de su uso en la iglesia primitiva.
Enseñar (didaskein) es, en la mayoría de los casos,
instrucción ética. Ocasionalmente, parece incluir lo que
nosotros llamaríamos apologética, esto es, la
recomendación razonada del cristianismo a personas
interesadas pero todavía no convencidas. Algunas veces,
especialmente en los escritos de Juan, incluye la
exposición de doctrinas teológicas. Predicar, por otro
lado, es la proclamación pública del cristianismo al mundo
no-cristiano.
Para Dodd, por consiguiente, predicar es dirigir el mensaje
de redención hacia los no-creyentes, mientras que enseñar
es, en su mayor parte, la instrucción ética dirigida a los
creyentes. Predicar y enseñar deben ser distinguidos,
desde el punto de vista de Dodd, porque difieren en
contenido y porque difieren en la audiencia a la que el
contenido es dirigido.
No podemos negar que es posible defender bíblicamente la
distinción que existe entre predicar y enseñar. La palabra
más comúnmente traducida como "predicar" (kerusein,
"proclamar", usada más de sesenta veces) y la palabra más
comúnmente traducida como "enseñar" (didaskein, usada
96
aproximadamente noventa veces).simplemente no quieren
decir lo mismo en sus raíces originales y son usadas de
diferentes maneras. Sin embargo, deben ser desafiadas la
distinción rígida y las razones que presenta Dodd.
Antes que nada, no puede uno trazar una línea precisa
entre predicar y enseñar con base en dividir el contenido
bíblico entre kerygma (la proclamación de salvación) y
didache (instrucción ética). Las escrituras son una
unidad. La proclamación del Evangelio nunca carece de
implicaciones éticas, y la instrucción ética está siempre en
el contexto del desarrollo del Plan de Redención Divino.
La predicación del Evangelio incluye elementos de
enseñanza, y la maravilla de las buenas nuevas de
salvación deben venir siempre a través de la enseñanza de
la Palabra de Dios.
El separar la proclamación del Evangelio de la instrucción
ética no es bíblico. Hacer esta separación refuerza la
presente tendencia (que existe en laicos y pastores) de
moralizar las Escrituras; esto es, enseñar las Escrituras
como si sólo contuvieran una serie de "cosas que se deben
hacer" y "cosas que no se deben hacer, sin tener en cuenta
la persona y la obra de Cristo. Por ejemplo, en lugar de
presentar a los personajes del Antiguo Testamento como
son realmente -hombres y mujeres pecadores a quienes
Dios ha escogido y capacitado para realizar Su propósito y
quienes necesitan de Su gracia tanto como nosotros la
necesitamos- solamente son presentados, con frecuencia,
en sus momentos más heroicos como ejemplos para que
97
los niños sigan. Hacer esto es ignorar el propósito
primario de la revelación.
La unidad de la Palabra de Dios fue evidente en el
ministerio público de Cristo. El reino de Dios fue su
tema, ya fuera que estuviera predicando o enseñando. El
empezó su ministerio público predicando: "Arrepentíos,
porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mat. 4:17).
Enseñó pacientemente a sus discípulos que "el reino de los
cielos es semejante a un mercader que busca buenas
perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y
vendió todo lo que tenía, y la compró" (Mat. 13:45-46).
El sermón del Monte (Mat. 5-7), un discurso sobre la
conducta ética, comienza: "Y abriendo su boca les
enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en
Espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos..." (Mat.
5:2).
Siguiendo el ejemplo de Jesús, los primeros discípulos
predicaron y enseñaron el Evangelio del Reino. Pocos
negarían que Cristo fue predicado (Hech. 8:5, 20:25).
Pero debe reconocerse que el mensaje de redención cuyo
tema es Cristo también fue enseñado. En Hechos 5:25, la
Escritura dice: "Y todos los días, en el templo y por las
casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo".
Cuando Pablo estuvo en Roma bajo la custodia del
gobierno, le fue permitido vivir en su casa alquilada donde
"recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de
Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo..." (Hech.
28:30-31). Los cristianos del primer siglo, con un gran
celo de servir a su Señor y con pasión por las almas,
emplearon la predicación y la enseñanza para dar a
98
conocer las buenas nuevas del Evangelio a todos los
pueblos, para que llegaran a ser discípulos de Jesucristo.
En segundo lugar, el punto de vista de Dodd que hace una
distinción entre predicar y enseñar con base en que están
dirigidos a diferentes audiencias es también cuestión a
debatir. En el Nuevo Testamento, la predicación fue
hecha en la sinagoga, en el templo, en lugares privados y
en reuniones al aire libre. De la misma manera, la
enseñanza era conducida en todos esos lugares. Es
únicamente razonable asumir que, entonces como ahora,
las audiencias estuvieron compuestas de creyentes y no-
creyentes.
Pudiera argumentarse que ya que la predicación es, por su
propia naturaleza, la proclamación de las buenas nuevas y
una llamada a la decisión, sería, por consiguiente, sólo
aplicable al no-creyente. Ciertamente, su gran importancia
en evangelismo no puede ser disputada. El apóstol Pablo
dejó abundantemente claro esto cuando declaró que:
"Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación" (I Cor. 1:21 b). Pero ¿es el no-creyente el
único que se beneficia por la proclamación del evangelio?
¿No se necesita que alguien que esté inflamado con la
verdad del evangelio y movido a proclamarlo le recuerde
al creyente cómo fue salvado? ¿Qué otra cosa, sino la
predicación del evangelio, puede mover su alma a esa
clase de gratitud que lo fuerza a presentarse delante de
Dios como una ofrenda viviente de gratitud? Y, ¿no es
verdad que el creyente, quien es también un pecador,
necesita ser confrontado con su necesidad de
arrepentimiento?
99
Enseñar la palabra de Dios, por otra parte, es concebida
por algunos (como aquellos que están de acuerdo con la
tesis de Dodd) como presuponiendo la conversión del
aprendiz. Pero esta posición no siempre puede ser
sostenida. El padre cristiano no espera hasta que su hijo
se convierta para que le empiece a enseñar a orar, a leer la
Biblia y, en pocas palabras, a iniciarse en todo lo que está
envuelto en ser cristiano. Aún más, el trabajo de
evangelismo entre gente no se limita, en general, a la
declaración simple del evangelio. El evangelista,
reconociendo en forma total que únicamente "el Espíritu
Santo puede hacer que los ojos vean y los oídos escuchen
lo profundo de Dios" (I Cor. 2:10b), de una manera
consistente con las leyes divinamente ordenadas de
aprendizaje humano, habla el lenguaje del oyente y le
explica cada uno de los elementos del evangelio de
manera que el mensaje sea comprensible. Aunque una
invitación a recibir a Cristo es un aspecto esencial del
evangelismo, muchos son convertidos simplemente a
través de la exposición del evangelio. (La invitación, por
supuesto, es parte implícita del evangelio mismo).
Aunque suene increíble a aquellos que recuerdan las clases
de religión como aquellos períodos después del almuerzo
mejor empleados en dormir, un colega mío me dijo
recientemente que un estudiante fue convertido como
resultado de tomar un curso de teología sistemática en el
que la doctrina de la gracia fue enseñada.
Si predicar y enseñar no pueden ser rígidamente
distinguidos en base ya sea de su contenido y de su
audiencia, ¿en que difieren? En su carácter esencial,
predicar y enseñar difieren en su forma. Predicar es
100
proclamar la Palabra de Dios al hombre como un pecador,
ya sea que éste sea creyente o no-creyente, llamándolo
para que se arrepienta y crea. Para el no-creyente, es un
llamado a abandonar el pecado como su principio rector
de vida y tornar hacia Cristo como Salvador y Señor. Para
el creyente, es también un llamado para arrepentirse del
pecado, incluyendo pecados específicos, y de avivar el don
de la fe que se encuentra en él.
La enseñanza tiene lugar en el contexto personal entre el
maestro y estudiante. Envuelve impartir al hombre, como
un alumno, conocimiento de la Palabra de Dios a través de
varios medios de instrucción (exposición, demostración,
ilustración, etc.) ya sea antes o después de su conversión,
con la mira de que el conocimiento sea asimilado en su
vida. Cuando la enseñanza de la Palabra es dirigida al
hombre antes de su conversión, puede ser un medio de
evangelismo. Cuando es dirigido a un hombre después de
su conversión, es un medio de edificación. La respuesta
del alumno es más probable que sea gradual que
instantánea. Aún más, la enseñanza no es un evento
singular como lo es la predicación; es un proceso
continuo. Una ocasión de enseñanza es relacionada con
ocasiones anteriores de tal manera que hay un incremento
de conocimiento y más profundidad de entendimiento. En
adición, aunque no hay nada que pueda hacer para
garantizar el aprendizaje al nivel más profundo, el maestro
espera que tales ocasiones de aprendizaje resulten en una
mejor asimilación de la verdad.
Predicar y enseñar no se excluyen mutuamente. Se
entremezclan mutuamente, con la predicación dominando
101
algunas veces (Hech. 2:14-39) y en otras ocasiones
prevaleciendo el elemento didáctico (Mat. 5-7). Pero
tampoco son sinónimos. La Iglesia tiene ambos
ministerios: predicar y enseñar; y no puede en verdad ser
la Iglesia si descuida alguno de los dos.
El mandato bíblico de Enseñar
En el Antiguo Testamento, Dios mandó a Aarón a
"enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que
Jehová les ha dicho por medio de Moisés" (Lev. 10:11).
Este deber continuó siendo una responsabilidad sacerdotal
(Deut, 24:8ss., 31:9ss., 33:8). En el Nuevo testamento, un
requisito básico del obispo (anciano) es que sea "apto para
enseñar" (1 Tim. 3:2). San Pablo lista pastor-maestro
como un oficio dado por Cristo a la Iglesia, con el
propósito de equipar a los santos para la obra de ministerio
(Efe. 4:11-12). Sin embargo, en ningún pasaje es más
claro este mandato a la Iglesia que en la Gran Comisión.
Por consiguiente, es apropiado dar especial consideración
a Mat. 28:19-20: "Por tanto id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden las
cosas que os he mandado..."
Este mandato es claramente dirigido a la Iglesia. Es
importante observar esto, porque algunas personas hoy en
día, por lo menos en la práctica, descartan a la Iglesia
como un irrelevante vestigio del pasado. Es razonable
esperar que la Iglesia sea atacada por un mundo hostil.
102
Sin embargo, algunos de sus más serios críticos son
cristianos.
Los izquierdistas acusan a la Iglesia de ser inflexible,
igualando el inalterable evangelio con un modo invariable
de hacer las cosas -cantando los mismos himnos de la
misma manera, siguiendo el mismo orden del servicio, y
usando el mismo ritual. Esta inflexibilidad es una de las
objeciones levantadas por aquellos que buscan satisfacer
sus intereses religiosos fuera de la Iglesia en los
numerosos grupos para-eclesiásticos.
Al mismo tiempo, los derechistas culpan a la Iglesia de
seguir cada novedad teológica, adhiriéndose primero a un
teólogo y después a otro. Fue probablemente con esto en
mente que un conferencista, en la reunión anual de
pastores y laicos de una denominación, preguntó
jocosamente: "Díganme, ¿a quién están ustedes leyendo
este año?" Con esto, podemos entender por qué muchas
personas en grupos para-eclesiáticos parecen más seguras
de saber a dónde van.
No podemos negar que la Iglesia es imperfecta y
compuesta de gente imperfecta, algunos de ellos culpables
de incredulidad e hipocresía. Es necesaria una reforma.
Pero, aunque muchas veces la Iglesia nos parezca débil e
inefectiva, todavía es central en el propósito de redención
divina. Nosotros debemos expresar nuestra gratitud por
todo lo que se ha hecho a través de los grupos para-
eclesiásticos -especialmente en las universidades,
escuelas, en el campo misionero y en el área de
103
publicaciones. Sin embargo, debemos recordar que fue la
Iglesia (con la doctrina de Cristo, oficiales, sacramentos y
gobierno) la que ha recibido la comisión y la promesa.
Por consiguiente, cualquier solución a largo plazo a
problemas reales o imaginarios de la Iglesia institucional
no debe ser buscada en la multiplicación de las
organizaciones independientes, sino en una auténtica y
bíblica reforma de la Iglesia. En este capítulo, estamos
especialmente preocupados acerca de la reforma de su
ministerio educativo.
El mandato a la Iglesia es "hacer discípulos". Pero, ¿qué
es un discípulo? ¿Es lo mismo que un convertido? Es
claro por este pasaje que el verdadero discipular involucra
más que el obtener de alguien una profesión de fe (aunque
esto está incluido). Hacer un discípulo no solamente
requiere el rito iniciatorio del bautismo, sino también el
enseñar más allá de lo que precede al bautismo. Además,
el término discípulo significa pupilo o aprendiz de
alguien. Cuando este término se aplica a un seguidor de
Cristo, sugiere uno que está entrenado a la manera de
Cristo para servicio de Su reino. Hacer un discípulo, y
esto debe ser enfatizado, va más allá de hacer un pupilo.
En el panorama académico de hoy, el pupilo puede ser
atraído hacia el maestro por lo que el maestro sabe, la
causa que representa o tal vez las credenciales que es
capaz de proporcionar. En cierta manera, el alumno es
independiente de su maestro y puede estar de acuerdo o en
desacuerdo o reservarse el juicio sobre todo aquello que el
maestro le presenta. A diferencia de éste, el discípulo de
Cristo es atraído a El por lo que El es en sí mismo,
Salvador y Señor. El todo de la vida del discípulo -su
104
pensamiento, sentimiento, voluntad es modelado por el
Señor. El testimonio personal y conmovedor de
Pablo,"Porque para mí el vivir es Cristo..." (Fil. 1:21), es
en realidad una hermosa descripción de la relación única
que existe entre Cristo y Su discípulo.
Los medios por los cuales la Iglesia debe hacer discípulos
son dos. En primer lugar existe un rito iniciatorio del
bautismo que significa la admisión dentro del
compañerismo de la Iglesia. En el caso de los adultos, la
conversión es un pre-requisito para el bautismo. En
segundo lugar, los discípulos son hechos al enseñar a
aquellos que han sido admitidos en el compañerismo de la
Iglesia. El ministerio de la Palabra, que Dios se complace
en usar para convertir a los pecadores antes del bautismo,
no es todo lo que es requerido. Mucho más ("todas las
cosas que os he mandado") necesita ser enseñado, y
enseñado de tal manera que el iniciado esté dispuesto a
practicarlo ("guardar todas las cosas") en todas las áreas de
su vida. No existe una indicación aquí de que el discípulo
reciba una cantidad específica de entrenamiento durante
un cierto período de tiempo al fin del cual esté completo y,
entonces, esté preparado para servir. Ya sea que "todas las
cosas que os he mandado" esté limitado al relato del
evangelio o extendido a toda la Palabra de Dios, el campo
de acción del contenido y la habilidad requerida para
aplicarlo en todas las situaciones demanda y requiere
entrenamiento continuo. Por consiguiente, el discípulo
nunca deja de ser un aprendiz en la escuela de Cristo y un
siervo de Su reino.
105
La vitalidad de la Iglesia puede ser medida de acuerdo con
su respuesta al mandato de Cristo de "hacer discípulos".
El libro de los Hechos, que es una historia selectiva de la
Iglesia primitiva de los años 30 al 60 D.C., es un
emocionante relato de la expansión de la Iglesia como
resultado de hacer discípulos "en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria" y más allá de Palestina, Asia Menor y Europa.
Durante muchos de los tres siglos siguientes, muchos
convertidos fueron profundamente instruidos en la fe antes
y después del Bautismo, mientras la Iglesia continuaba su
conquista espiritual a lo largo del mundo Greco-Romano.
Aunque parte de este período se distinguió por sus
controversias y concesiones, el crecimiento de la Iglesia
fue tan espectacular, a pesar de todo, que el historiador
eclesiástico Phillip Schaff fue impulsado a declarar:
"...cerca del fin del tercer siglo, el nombre de Cristo era
conocido, reverenciado, y perseguido en todas las
provincias y en toda ciudad del Imperio". Con seguridad,
la causa original del éxito de la Iglesia primitiva fue
espiritual más que metodológica, pero, indiscutiblemente,
lo primero dio como resultado lo segundo.
La Edad Media fue un punto bajo para la Iglesia. Las
masas tenían pocas oportunidades educativas. La
ignorancia y la indolencia abundaban en la Iglesia. El clero
no estaba equipado para enseñar los laicos, y
consecuentemente los laicos no estaban equipados para
enseñar a sus hijos. El ritualismo sustituyó a la
predicación y a la enseñanza del evangelio. En casi todos
los frentes, la Iglesia parecía impotente. Pero, como
siempre, Dios nunca se ha dejado a Sí mismo sin un
testigo. Algo de instrucción cristiana era impartida a
106
través de las órdenes monásticas. Además, durante la
última parte de este período, un número de pequeños
grupos de dentro y fuera de la Iglesia de Roma
continuaron predicando y enseñando la Palabra de Dios.
De estos grupos vinieron con el tiempo hombres, como
Juan Wyclif y Juan Hus, que estuvieron entre los
precursores de la Reforma.
Irónicamente, un avivamiento del aprendizaje, durante el
cual los estudiosos encontraron su deleite intelectual en la
literatura pagana, fue indirectamente uno de los factores
que condujeron a la Reforma, que a su vez, dio una nueva
dirección y un nuevo ímpetu al aprendizaje en los siglos
siguientes. Reformadores tales como Lutero,
Melanchthon, Calvino, Zwinglio y Knox consideraron la
educación como un resultado natural de su fe y como un
medio esencial para llevar a cabo sus reformas teológicas
eclesiásticas y civiles. Nunca ha habido otro tiempo en la
historia de la Iglesia en que la Iglesia, la familia, la escuela
y el Estado hayan estado tan estrechamente unidos en
promover la educación cristiana.
Sin embargo, al fin del siglo XVIII, el fuego religioso
prendido durante la Reforma empezó a decrecer. La
Iglesia había dejado de nuevo su primer amor. El
racionalismo estaba ganando terreno aun en la misma
Iglesia. Es una paradoja el hecho que, paralelamente al
declinamiento espiritual de la Iglesia, tuviera lugar un gran
avivamiento que se extendió a través de Inglaterra,
América y Europa. Tal como el muy conocido historiador
eclesiástico, Kenneth Scott Latourette observara: "Desde
un ángulo, nunca ha sido la fe tan extensamente extendida
107
o ejercido tan grandes efectos en la humanidad". Fue en
ese escenario que la Escuela Dominical comenzó a surgir
como el medio primario de educación cristiana.
LA ESCUELA DOMINICAL: UNA
INSTITUCIÓN QUE NUNCA HA
ENCONTRADO HOGAR
Por más de un siglo, la Escuela Dominical ha sido la
principal agencia educativa de la Iglesia Protestante. En
algunos períodos, ha provisto educación básica para los
pobres; en otros, ha sido un vehículo efectivo para la
evangelización del incrédulo; y para incontables millares
de personas, ha sido el único medio de recibir
entrenamiento bíblico. Al mismo tiempo, la Escuela
Dominical ha llegado a ser un sinónimo de superficialidad
teológica; ha sido acusada de enseñar la Biblia de manera
"moralista"; y no ha sido capaz de producir altos niveles
de instrucción bíblica. Estos factores son importantes ya
que reflejan, por lo menos en cierto grado, el fracaso que
la Escuela Dominical ha tenido, al no lograr que la Palabra
de Dios transforme en forma total el estilo de vida de la
persona. Cuando observamos esta situación a la luz del
mandato bíblico de enseñar a los convertidos a "que
guarden todas las cosas que os he mandado", la Escuela
Dominical deja mucho que desear. Pero,...¿qué podemos
hacer? ¿Deberíamos de tratar de mejorar la Escuela
Dominical, ya sea poniéndola al día o elevando su nivel?
En pocas palabras, ¿existe otro camino? Antes de
proponer alguna solución, hay todavía una pregunta previa
que debe ser contestada. Esta es, ¿por qué la Escuela
108
Dominical deja mucho que desear? Es axiomático que un
remedio no puede ser prescrito sino hasta que la causa de
la enfermedad haya sido determinada.
Cómo la Escuela Dominical llegó a ocupar
residencia en la Iglesia
Una de las causas más significativas del problema ya
descrito es que la Escuela Dominical nunca ha estado
integrada al ministerio total de la Iglesia. La Escuela
Dominical fue iniciada fuera de la Iglesia y, en un sentido,
ha permanecido de esa manera hasta este día.
La primera Escuela Dominical fue organizada en 1780 por
Roberto Raikes, en Gloucester, Inglaterra. Esta se reunió
en un lugar privado. El propósito de la Escuela era
"refrenar la deplorable profanación del día de reposo" que
hacían los niños pobres quienes, al ser liberados de sus
trabajos del día, empleaban su tiempo en "ruidos y
alborotos, maldiciendo e insultando..." Los cursos de
instrucción incluían lectura, escritura y estudio de las
Escrituras que, aparentemente, fueron usadas
primordialmente como las bases para el entrenamiento
moral. La Escuela Dominical no fue organizada con el
interés puesto en hacer discípulos (al menos como este
concepto ha sido definido previamente). Sin embargo,
hizo frente a una gran necesidad. Raikes, propietario y
editor del Gloucester Journal, usó su periódico para darle
publicidad a la Escuela Dominical. A través de este
medio, la idea se extendió rápidamente por toda Inglaterra,
109
a pesar de la fuerte oposición que recibió de parte de la
Iglesia establecida.
La Escuela Dominical desarrollada por Raikes estaba
conformada, de manera ideal, para la causa del
avivamiento evangélico que hubo a fines del siglo XVIII.
Se necesitaba de algún método que llevara a cabo el
trabajo entre niños y sirviera para el entrenamiento de
personas conversas, para evitar que el efecto del
avivamiento fuera de corta duración. Los líderes
evangélicos, Juan Wesley entre ellos, reconociendo la
importancia de la Escuela Dominical para sus propósitos,
fueron capaces de usarla para conservar los frutos del
despertamiento religioso y para acelerar el crecimiento del
avivamiento. Este uso de la institución tuvo una
influencia formativa y duradera en la Escuela Dominical.
Al fin del siglo XVIII, el carácter esencial de la Escuela
Dominical como una institución, existiendo aparte de la
Iglesia, siendo dirigida y operada por laicos, y sirviendo
como un instrumento para la evangelización de los niños,
ya había sido formado.
En los Estados Unidos, las primeras Escuelas Dominicales
tuvieron como base el modelo Raikes; pero después de un
corto período de tiempo, un significativo cambio tuvo
lugar. No había más necesidad allí de una escuela que se
dedicara a niños pobres. Por lo tanto, después de la
primera cuarta parte del siglo XIX, la escuela dominical se
había limitado casi exclusivamente a su enfoque de
entrenamiento moral y espiritual. Con esta capacidad,
llegó a ser la primera agencia del evangelismo pionero. La
historia de la Unión Americana de Escuelas Dominicales
110
(American Sunday School Union), una sociedad no-
denominacional que dominó el movimiento de Escuelas
Dominicales de 1824 a los 60's, es una recopilación
emocionante de laicos desinteresados alcanzando a otros
para Cristo a través del inicio de Escuelas Dominicales. Es
realmente notable que en una larga proporción de estas
escuela el trabajo resultara en el establecimiento de
Iglesias. Pero hay otro lado de la historia que debe ser
contado.
Como una institución independiente, la Escuela Dominical
tenía, comprensiblemente, su propio servicio de adoración,
su propio curriculum, y su propio medio de sostén. No tan
comprensible es que esto continuara siendo cierto aún
después que la Iglesia comenzara a enlistar a la Escuela
Dominical para enseñar los elementos sectarios que habían
sido removidos de la escuela pública. Lo que tenemos hoy
es, en efecto, una institución dentro de una institución. La
Escuela Dominical está alojada en el edificio de una
Iglesia en particular, pero no está integrada en gran medida
con el ministerio total de esa Iglesia.
Consideren la siguiente ilustración, que es dibujada un
poco más grande que en la realidad para poder dramatizar
el problema. En el hogar de una típica familia de Iglesia
que asiste a la Primera Iglesia Presbiteriana de Midville, la
mañana del domingo es frecuentemente una hora más bien
agitada, cuando los padres tratan de que ellos y sus hijos
estén listos para ir a "la Escuela dominical y a la Iglesia".
La Escuela Dominical comienza alrededor de las 9:45 a.m.
(esto quiere decir cualquier hora entre las 9:45 y las 10:00
a.m.) con un período juntos (un servicio de adoración
111
separado), que incluye una oración de apertura, himnos, y
el reconocimiento de todos quienes hayan tenido su
cumpleaños durante la semana pasada. El líder lee
también la lectura apropiada de la Escritura, de la Serie de
Lecciones Uniformes, un material curricular que está
diseñado para relacionar la Escuela Dominical con otras
escuelas dominicales, sobre una base inter-
denominacional, más que con el ministerio de la Iglesia
local con la cual está asociada. A las 10:00 A.M., cada
uno va a su clase respectiva, para una sesión de 30 o 40
minutos. Cada clase comienza con el pase de lista (una
lista separada es llevada en la Escuela Dominical), seguida
por la recoja de una ofrenda (una ofrenda separada es
tomada para el sostén de la Escuela Dominical). Cuando
el maestro comienza la lección, la atención de la clase se
divide entre las palabras del maestro y el tintineo de las
monedas y el raspar del papel ocasionado por el secretario-
tesorero, quien está sentado cerca del fondo del salón
contando la ofrenda y poniendo todas los reportes en
orden. Esta teneduría de libros tiene que ser completada
tan pronto como sea posible, porque un corto de tiempo
después de que la clase comience, el super-intendente de
la Escuela Dominical (un administrador separado para esta
parte del ministerio educativo de la Iglesia) viene para
recoger la ofrenda y el libro de registro (todos los asuntos
de la escuela dominical deben ser llevados a cabo durante
el tiempo concedido a la Escuela Dominical). Finalmente,
justamente cuando el tiempo se está acabando al final de
esta sesión, el maestro pregunta: "Ahora, ¿cuántos de
ustedes se quedarán a la Iglesia?"
112
¿Por qué será que, después de más de un siglo de
asociación con la Iglesia institucional, todavía es vista la
escuela dominical y administrada como si fuera una
institución separada? La raíz de la causa, por supuesto, es
espiritual en naturaleza. Pero una de las causas
secundarias más obvias es lo que Francis Schaeffer ha
llamada "conservatismo osificado"; esto es, el modo sin
pensamiento y sin reflexión que muchos líderes cristianos
modernos usan al realizar el trabajo de la Iglesia.
Una historia de origen desconocido, que ha gozado de
circulación general a través de los años, ayuda a ilustrar
este punto. Una joven ama de casa estaba ocupada en la
cocina preparando un jamón para la cena. Una vecina, que
estaba de visita a esa hora justamente, notó que cortó un
tercio de jamón antes de ponerlo en la cacerola. Pensando
que esto era algo fuera de lo común, le preguntó a su
anfitriona la razón de este procedimiento inusual. La
joven ama de casa consideró la cuestión por unos breves
momentos, pero fue incapaz de dar una respuesta
satisfactoria. "Sabes dijo, "realmente, no sé. Mi madre lo
hizo de esta manera. Ella fue quien me enseño cómo
hornear un jamón, así que siempre lo he hecho de esta
manera." El incidente dejó a la mujer preguntándose por
qué su madre preparaba el jamón para hornear de esta
manera en particular. Así que la próxima vez que la vio,
no pudo esperar para hablar de ello. "Madre," preguntó
"por qué siempre cortabas un tercio del jamón antes de
hornearlo?" Su madre, tomada un poco por sorpresa por
la pregunta, pensó un momento en ella y entonces replicó,
"Sabes, no lo sé realmente. Mi madre siempre lo hizo de
este modo, siempre horneó un jamón maravilloso y jamás
113
se me ocurrió hacerlo de otra manera." Para entonces, la
curiosidad de la joven ama de casa había aumentado. Tan
pronto como fue posible, visitó a su abuela y le hizo la
misma pregunta. Con un guiño, la anciana dama dijo:
"Bien cariño, no hay un gran misterio en eso. Cuando tu
madre era una pequeña niña, éramos tan pobres que no
podíamos comprar una cacerola lo suficientemente grande
como para contener un jamón completo. Así que tenía que
cortar lo suficiente del jamón para que cupiera en la
cacerola." Será posible que este tipo de pensamiento sea
característico de la Iglesia del siglo XX? Este modo de
abordar las tareas humanas sin pensar es resultado, en
parte, del hecho de que vivamos en una época en la que la
gente ha sido condicionada a preguntar "cómo", pero sólo
muy raramente a preguntar "por qué". El concepto total de
la Escuela Dominical es un rezago de su existencia previa
como una agencia para-eclesiástica. En este tiempo, la
Iglesia había perdido su celo de ministrar a los niños,
dejando un vacío para que fuese llenado por alguna
institución tal como la Escuela Dominical. Cuando la
Iglesia fue compelida por las circunstancias para
encargarse del tipo de entrenamiento religioso que estaba
siendo puesta a un lado por la escuela pública, tuvo la
oportunidad de desarrollar un plan para un ministerio
educativo global que fuera consistente con su propia
naturaleza y misión. En lugar de ello, se decidió por
adoptar casi intacta a la Escuela Dominical.
¿Por qué es esto tan importante? ¿Qué diferencia hace que
la Escuela Dominical nunca haya estado integrada al
ministerio total de la Iglesia? La respuesta es revelada al
114
considerar algunos de los problemas más grandes que han
surgido de esta situación.
Algunos Problemas Relacionados con la
Falta de Integración Organizacional
Antes que todo, existe la separación obvia entre el clero y
los laicos. Toda vez que la Escuela Dominical ha sido
considerada como siendo de, por y para la gente laica, los
ministros han adoptado como regla una política de manos-
fuera. Tal como Robert Lynn y Elliott Wright observaron:
"La mayoría de los ministros permanecen indiferentes a
los asuntos de la Escuela Dominical a menos que algún
problema inusual aparezca." Ciertamente, muy poco del
tiempo del ministro es empleado en la obra educativa de la
Iglesia. Este escritor ha tenido la experiencia de dirigir
talleres de fines de semana para maestros y
administradores de la Escuela Dominical en los cuales el
ministro de una o más Iglesias participantes solamente han
hecho una aparición representativa o no asistieron para
nada.
La falta de una asociación significativa entre el ministerio
y la Escuela Dominical es una de las razones más
importantes del por qué el maestro laico no está entrenado
adecuadamente. Si, por ejemplo, todos los maestros
profesionales en la escuelas, desde el jardín de niños hasta
la universidad, se retiraran súbitamente de su trabajo como
educadores, el nivel general de educación sería reducido
enormemente en un tiempo relativamente corto. De
115
hecho, esto es lo que ha sucedido en realidad en la Iglesia.
El pastor-maestro se ha retirado de su ordenada tarea de
equipar a los maestros laicos para su ministerio. Un taller
ocasional dirigido por profesionales importados es de
ayuda como entrenamiento suplementario. Sin embargo,
difícilmente es un sustituto del envolvimiento continuo de
un pastor-maestro bien-preparado con los maestros laicos
a quienes él ha sido llamado a servir, en una atmósfera de
respeto y amor mutuo robustecidos durante un largo
período.
La indiferencia del ministro hacia el ministerio educativo
de la Iglesia, el cual tiende a equipar con la Escuela
Dominical, también se refleja en su uso del púlpito.
Sermón tras sermón es predicado en evangelismo,
misiones y varios aspectos de mayordomía, y está correcto
que sea así. Pero raramente se oye una voz de ánimo o
exhortación en el asunto del ministerio educativo de la
Iglesia. Es muy difícil, aun para la gente laica más
altamente motivada, llevar y fortalecer el ministerio
educativo de la Iglesia con poco o ningún sostén
proveniente del púlpito de la Iglesia.
Segundo, la falta de integración organizacional ha
resultado en un diseño de curriculum que está basado en la
naturaleza y la misión de la Escuela Dominical tal como
son definidas por la tradición, en vez de sobre la
naturaleza y la misión de la Iglesia tal y como son
interpretadas por los credos de la Iglesia. Los evangélicos
han considerado históricamente a la Escuela Dominical
como un instrumento para la evangelización de niños y
como un medio para enseñarles los primeros principios de
la fe. Un curriculum diseñado para satisfacer solamente
116
esos objetivos no va lo suficientemente lejos. Provee
"leche" para "bebés" pero no "alimento sólido" para
"hombres maduros" (Heb. 5:13-14). Más aún, toda vez
que la Escuela Dominical es considerada como separada
de la Iglesia, no existe la misma expectación de que los
materiales del curriculum se conformen a los credos de la
Iglesia como lo hay para que el sermón lo haga. Siendo la
Escuela Dominical básicamente inter-denominacional, el
estándar no-escrito aplicado a los materiales del
curriculum es el de las enseñanzas del cristianismo
evangélico consideradas en conjunto. Seguramente es
muy confuso para un miembro de la Iglesia escuchar
doctrina reformada enseñada desde el púlpito y
arminianismo evangélico enseñado en el salón de clases.
Los clérigos liberales, avergonzados por la Escuela
Dominical operada-por-laicos con su teología sencilla,
intentaron primero eliminarla, pero pronto encontraron
que estaban dominados por sus oponentes del pueblo, más
conservadores. J.C. Wynn recuerda cándidamente: "Hice
mi propia presentación algunos veinte años atrás, al
escribir un artículo para The Christian Century en el
cual doblé las campanas por un entierro decente y un
obituario amable para la Escuela Dominical. Mi artículo
jamás sentó un guante sobre la institución..." Forzados a
aceptar el hecho de que la Escuela Dominical estaría por
los alrededores por algún tiempo muy probablemente, el
establecimiento liberal determinó hacerla más compatible
con su propias opiniones. Tomando sus ideas de
organizaciones tales como la Asociación de Educación
Religiosa y el Consejo Internacional de Educación
Religiosa (hoy día, la División de Educación Cristiana del
117
Consejo Nacional de Iglesias), alcanzaron éxito parcial al
introducir a la Escuela Dominical muchas de las ideas de
educadores seculares tales como John Dewey. Durante
buena parte de la primera mitad del siglo XX, la teoría y la
práctica educativa usada en la Escuela Dominical, aunque
superpuesta con opiniones teológicas de la derecha a la
izquierda de acuerdo a su membresía, fue en gran parte
prestada de la educación pública.
Algunos Enfoques Contemporáneos a los
Problemas de la Escuela Dominical
La Iglesia institucional, como un todo, está de acuerdo en
reconocer que hay problemas serios relacionados con la
Escuela Dominical. Pero hay poca unanimidad, ya sea en
el análisis del problema o en la solución ofrecida.
Comprensiblemente la variedad de enfoques tomados hoy
reflejan la diversidad de opiniones teológicas y trasfondos
culturales dentro de la Iglesia.
Hablando de modo general, aparentemente los evangélicos
no ven nada malo en la Escuela Dominical que los
materiales y métodos mejorados no puedan corregir. Lo
que se necesita, de acuerdo a esta opinión, son materiales
de curriculum que sean más actualizados, coloridos y
apelantes a aquellos fuera de la Iglesia, así como a
aquellos que asisten regularmente a la Escuela Dominical.
También están preocupados con el desarrollo de
materiales de ayuda para el maestro; y en la promoción de
talleres para el entrenamiento de los mismos en los
118
últimos métodos de enseñanza; y en las maneras más
efectivas de motivar a la gente. Aunque estas medidas
puedan ser muy útiles, su valor es más el de un paliativo
temporal que el de una cura de largo alcance, porque están
dirigidos a los síntomas de la enfermedad en vez de a la
raíz del problema.
Educadores neo-ortodoxos de la Iglesia, que se han
atrincherado en algunas de las denominaciones
principales, ven el problema, bastante correctamente,
como el fracaso en relacionar lo que uno cree acerca de
Dios, hombre, revelación, verdad y la Iglesia, al modo en
que uno ve la teoría y la práctica educativa. Continuando
con esta línea de pensamiento, han desarrollado materiales
de curriculum tales como la serie Faith and Life de la
Presbyterian Church, U.S.A., junto con estrategias
apropiadas de enseñanzas que han sido diseñadas para
poner en práctica su filosofía de educación de la Iglesia.
Esta acción representa un rompimiento radical con la
primera práctica de ambos, conservadores y liberales, de
usar acríticamente cualquier cosa de moda en la
metodología educativa secular, siempre y cuando el
contenido fuera aceptable teológicamente. La dificultad
con este enfoque era que, en las áreas remotas, los que
ocupaban las posiciones de enseñanza y administración en
al Escuela Dominical encontraban los nuevos materiales y
métodos muy difíciles de usar. Aquellos en las
denominaciones principales que estaban comprometidos
auto-conscientemente con el cristianismo evangélico
fueron atraídos por el énfasis en educación familiar de los
educadores neo-ortodoxos y la necesidad de relacionar la
teoría y la práctica educativa a la teología. Sin embargo,
119
al mismo tiempo, estas gentes encontraron que su posición
teológica era irreconciliable con la de los educadores neo-
ortodoxos en asuntos tales como la aceptación de la alta
crítica y la separación de la revelación de la Escritura.
Aunque el neo-liberalismo, con su faz constantemente
cambiante, no tiene un programa para reformar la Escuela
Dominical, vale ser mencionada aquí, toda vez que tiene
una influencia definitiva en el contenido de los materiales
del curriculum de las denominaciones principales. Se
piensa que todo planificador de curriculum de Iglesia que
se respete debe estar al día. Robert Lynn y Elliot Wright
lo explican de este modo: "La Ciudad Secular", una
publicación de Harvey Cox's, marcó el inicio de un nuevo
interés en teología "mundana". No bien había sido
incorporada esta perspectiva en el curriculum de las más
grandes denominaciones, que el péndulo de la moda osciló
de manera tambaleante hacia la teología "de la muerte de
Dios", teología "de la esperanza", teología "de los negros"
y teología "del gozo de celebración". Los planificadores y
escritores de la Literatura de la Escuela Dominical
encararon los 1970's como cansadas víctimas con un
atraso cultural de un año. En esas circunstancias, con la
débil esperanza de mantenerse al corriente y tratando de
cumplir con sus programas de publicación, lo único que
pudieron hacer, fue tratar de mantenerse con lo que fue el
furor el año anterior.
Esta situación sería humorística si no hubiera tenido
implicaciones tan trágicas.
120
Ciertamente, todavía existe una necesidad real de un
esfuerzo más grande de la gente evangélica y reformada en
esta área del ministerio. ¿Cómo podríamos desarrollar en
la Iglesia un sistema educativo que sea consistente con
nuestra teología? En ese proceso continuo de hallar una
respuesta a tal pregunta y aplicarla a la vida de la Iglesia,
sería de invaluable ayuda para todos los involucrados un
continuo diálogo entre los que tenemos una fe similar. El
resto de este capítulo es parte de la contribución que este
escritor haría a tal discusión.
PROGRAMA DE EDUCACIÓN CRISTIANA:
UN PLAN PARA HACER DISCÍPULOS
En los últimos 150 años, la Iglesia ha adoptado a la
Escuela Dominical, al compañerismo Juvenil del
Domingo en la Noche, a la Escuela Bíblica de Vacaciones,
a los Estudios Bíblicos Diarios, a los Programas de
Discipulado, y la lista sigue y sigue. En cada caso, la
actividad o el programa fueron sencillamente añadidos sin
tomar en cuenta el programa existente y sin considerar
cómo encajaba este nuevo programa dentro del esquema
total. Demasiado está en juego como para darnos el lujo
de permitir que esta práctica continúe. Ha llegado el
momento para que los líderes responsables de la Iglesia
(clérigos y laicos) se sienten juntos y se hagan algunas
preguntas serias. ¿Cuál es la misión de la Iglesia? ¿Cuál
es el medio más eficiente y más consistente bíblicamente
para llevar a cabo esta misión? ¿Cómo pueden ser
121
cambiados o fortalecidos los programas existentes para
conseguir los citados objetivos?
Mucho más importante que una forma correcta es un
espíritu correcto. La forma y el espíritu no siempre van
juntos, pero la primera puede ser una indicación externa
del segundo. Permitir el desarrollo de programas variados
en la Iglesia sin que exista un diseño o propósito general
es señal de una falta de unidad entre el clero y los laicos, y
muestra el fracaso del pueblo de Dios como un todo de
amar a Dios con toda su mente tanto como con todo su
corazón.
Comenzando con una situación como la que existe ahora,
la reforma educativa comienza en el mismo lugar que
otras reformas de la Iglesia -en los corazones y mentes de
aquellos a quienes Dios ha movido a tener sueños de lo
que debería ser, quienes no pueden descansar sino hasta
que la visión llegue a ser una realidad.
Una Visión Compartida
Si no existe una visión, la gente llega a estar encerrada en
una rutina letárgica y sin sentido. Por otra parte, el
conceptualizar una específica Iglesia local en la cual los
miembros están discipulando a otros al mismo tiempo que
son discipulados; en la cual todo el consejo de Dios (Hech.
20:27) es aplicado al todo de la vida y dirigido a la
persona total en un contexto de amor cristiano; en la cual
todo lo que es hecho por el maestro dentro o fuera del
122
salón de clase complementa todo lo que es hecho en el
púlpito durante el servicio de adoración, en los esfuerzos
evangelísticos y en el ministerio de compasión de la
Iglesia; es suficiente para emocionar aun a aquellos que ya
saben lo que significa estar entusiasmados por las cosas de
Dios y ponerlos en acción.
Es imperativo que el pastor-maestro (especialmente aquel
con más experiencia) tenga esta clase de visión. Aparte de
las cualidades espirituales, no existe otra cualidad de
liderazgo que sea más importante que la habilidad de
visualizar lo que debe ser hecho y, entonces, lograr que
otros compartan esa visión. La necesidad de que el pastor
se involucre no podría ser sobre-enfatizada. Aún en
aquellas Iglesias en que la idea del ministerio de equipo es
practicada, el pastor todavía es el líder más visible e
influyente de la Iglesia. Dondequiera que existe una
buena relación entre el pastor y su feligrés existe también
un alto grado de correlación entre el énfasis de la
congregación. Por ejemplo, las Iglesias que son bien
conocidas por sus contribuciones para el campo misionero
casi siempre tienen un pastor que siente una
responsabilidad por esa causa.
Sin embargo, para que el pastor y el laico puedan estar
unidos en aquellos asuntos que conciernen al ministerio
educativo de la Iglesia, mucha tradición ha de ser vencida.
De la misma manera, mucho tiene que ser hecho para
construir un puente que ligue al educador profesional de la
Iglesia empleado por juntas denominacionales y los
maestros y administradores de la Iglesia local. Lynn y
Wright sostienen que esta separación está relacionada al
inevitable forcejeo que existe en la Sociedad Americana
123
entre el experto y el voluntario. De acuerdo con su
análisis del programa, los especialistas y los hombres
comunes y corrientes encuentran que es casi imposible
llegar a estar de acuerdo entre ellos con respecto a metas y
métodos. El intelectual de la Iglesia, al tratar con urgencia
de alcanzar y de elevar a la masa de gente hasta su nivel de
comprensión se encuentra, con frecuencia, tan aislado de
aquellos a quienes piensa alcanzar, que la mayoría de sus
esfuerzos terminan en desalentadores resultados.
Aunque el Seminario (como institución) está en una
posición estratégica para servir como catalizador en la
reforma educativa, la realidad es que únicamente refleja la
falta de integración de la Iglesia. Hasta que nosotros, los
que estamos involucrados en el entrenamiento de hombres
para el ministerio, pongamos nuestra propia casa en orden,
continuaremos siendo, en lo que a educación cristiana se
refiere, más parte del problema que de la solución. El
actual interés que existe en algunos Seminarios para
revisar sus planes de estudio y el deseo de muchos líderes
de la Iglesia de hoy de renovar su educación teológica con
signos alentadores.
Una cosa es segura. No puede haber una reforma
educativa que no incluya a ambos, el clero y los laicos.
Todos los diseños grandiosos para educación cristiana en
el mundo no servirán de nada si la población de la Iglesia
no está convencida de su validez y no está dispuesta a
darle su apoyo. La idea de reforma puede empezar ya sea
en el pastor o en el laico, pero si esta idea no es una visión
compartida, no llegará a ser más que un ejercicio en
sueños improductivos.
124

Una Estrategia Compartida
Una visión compartida con la cual la gente de Dios esté
sinceramente comprometida demanda una estrategia
compartida a través de la cual la Iglesia pueda empezar a
hacer de esa visión una realidad. Esta estrategia debe
incluir:
• Una declaración de objetivos.
• Un diseño de curriculum.
Una declaración de objetivos
Los objetivos poseen obvios valores funcionales tales
como el de proveer dirección, economizar esfuerzo, y
proporcionar una base para evaluación. Un valor (o
servicio) de los objetivos que es frecuentemente ignorado
es su uso como un medio de integración. Comenzando con
la misión de la Iglesia como el objetivo más general, el
cuerpo gobernante de la Iglesia local puede desarrollar
significativos objetivos subordinados que unan cada
aspecto del ministerio de la Iglesia con el objetivo más
general y con los otros objetivos subordinados. Con
respecto al ministerio educativo de la Iglesia se sugiere la
siguiente declaración de objetivos:
125
• Que cada persona entienda y esté
comprometida con el consejo total de Dios.
• Que cada persona entienda y esté
comprometida con el uso correcto de la
Palabra, los Sacramentos y la Oración.
• Que cada persona entienda y esté
comprometida con Jesucristo como su Señor
y Salvador.
• Que cada persona entienda y esté
comprometida con el sistema de doctrina
enseñado en las Escrituras.
• Que cada persona entienda y esté
comprometida con la correcta participación
en la vida de la Iglesia de Jesucristo.
• Que cada persona entienda y esté
comprometida con la tarea de hacer
discípulos de cada nación.
• Que cada persona entienda y esté
comprometida con vivir el todo de su vida
bajo el señorío de Cristo.
Estos objetivos educativos están basados en el
entendimiento que este escritor tiene acerca del concepto
bíblico del proceso de aprendizaje. Aquellos quienes
definen aprendizaje como una modificación del
comportamiento creen que todos los objetivos deben ser
enunciados en términos de comportamiento (conducta).
Por ejemplo, ellos substituirían la palabra "entienda" por
la frase "sea capaz de identificar" o "sea capaz de recitar".
126
El problema aquí es que "sea capaz de identificar" o "sea
capaz de recitar" no son equivalentes de "entienda". El
entendimiento de algún área de la verdad no puede ser
reducido ya sea a uno o a varios componentes de la
conducta, aunque el primero pueda resultar en el último.
Únicamente cuando la actuación sea el objetivo deben los
objetivos ser enunciados en términos conductistas, tales
como "ser capaz de escribir legiblemente" o "ser capaz de
hablar con claridad".
Un Diseño de Curriculum. El contenido del curriculum
nace de los objetivos educacionales. Entonces, si una
Iglesia local estuviera planeando un curriculum basado en
los objetivos sugeridos previamente, el contenido
incluiría: un estudio extensivo (panorámico) e intensivo
(libros individuales) de toda la Biblia como el desarrollo
del Plan de Dios de Redención para su pueblo; un estudio
de la Iglesia, su historia, sus credos, su liturgia, su misión
y su gobierno; un estudio de la vida cristiana -lo que
significa ser el pueblo de Dios. Si esto parece ser algo
similar al curriculum de un seminario teológico, no es por
accidente. Los clérigos en prospecto no debieran tener
acceso exclusivo a este tipo de preparación. Y si la Iglesia
es seria respecto a que todos sus miembros usen sus dones
particulares al realizar la misión de la Iglesia, entonces
necesitan esta clase de entrenamiento por las mismas
razones que el ministro la necesita. Por supuesto, equipar
adecuadamente a los santos para su ministerio envuelve
más que engancharlos en estudio formal. En el
entrenamiento de un creyente para el discipulado, deben
ser provistas oportunidades para la práctica así como
oportunidades para instrucción en el salón de clases. Un
peligro a evitar, sin embargo, es sobre-reaccionar a lo que
percibimos como un énfasis hacia un lado en la educación
127
de la Iglesia, yendo simplemente al extremo opuesto. Una
meta por la cual luchar es un enfoque centrado-en-Dios en
el cual todos estos énfasis se complementen mutuamente
uno al otro, en un programa total de Educación Cristiana.
El diseño del curriculum de la Iglesia, a diferencia de
cualquier otra agencia educativa, debe cubrir el espectro
completo de la vida -de la infancia a la vejez.
Desgraciadamente, la Iglesia del siglo XX ha comprado la
idea humanística de que la vejez es mala y la juventud es
buena. Muchos adultos de edad dicen: "Ya hemos tenido
nuestra época, hagamos algo por los jóvenes." El punto
aquí no es que la vejez es buena y la juventud es mala,
sino que cada edad es importante y tiene sus propias
oportunidades y responsabilidades. La Escritura enseña
que "aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en
día" (II Corintios 4:16b). Por consiguiente, las palabras de
Browing son ciertas para el creyente: "lo mejor está
todavía por ser." Siendo éste el caso, los planificadores de
curriculum debieran proveer tantas oportunidades
emocionantes de estudio y aprendizaje para los adultos
más viejos, tal como lo hacen para cualquier otra edad.
El otro extremo de la escala de edad también es olvidada
frecuentemente. Ni siquiera el clasista más terco abogaría
por un curriculum para infantes estructurado
formalmente. Al mismo tiempo, debiera ser reconocido
que un niño nunca es demasiado joven para aprender. Al
planear para los infantes, los diseñadores de curriculum
debieran dar gran atención a la calidad de la enseñanza no-
verbal -por ejemplo, la manera en que el niño es manejado
128
y el "calor" del ambiente físico. También es
particularmente importante que el maestro de cuna, así
como el joven padre o en prospecto, sea entrenado en la
implicaciones del Pacto para la enseñanza de los niños.
Finalmente, los cursos de estudio debieran ser distribuidos
a través de la semana, de acuerdo a un plan general.
Algunas clases debieran ser impartidas el domingo por la
mañana, otras el domingo por la noche, y todavía otras en
un día de la semana por la tarde o por la noche. Esto se
parece mucho al formato presente en lo que respecta a las
horas de reunión. La diferencia es que envolvería un
curriculum unificado. Con cada curso de estudio diseñado
para llevar a cabo de una manera coordinada los objetivos
educativos adoptados por la Iglesia local, los diferentes
ministerios educativos de la Iglesia estarían inter-
relacionados. En lugar de Escuela Dominical, reunión de
jóvenes (¿Esfuerzo Cristiano?), programa de discipulado y
entrenamiento de líderes, habría educación de la Iglesia y,
al mismo tiempo, el curriculum estaría integrado con el
ministerio total de la Iglesia.
Una Tarea Compartida
Mientras que la educación de la Iglesia es responsabilidad
de la Iglesia como un todo, la función específica de
enseñar en un sentido formal es compartida por el pastor-
maestro y por aquellos laicos que tiene los dones y el
llamamiento para enseñar.
129
El Pastor-Maestro
Pastores y maestros comprenden un grupo de aquellos
oficiales enlistados en Efe. 4:11, dados para equipar a los
creyentes para sus ministerios individuales de edificar la
Iglesia. En este pasaje, "pastores y maestros" se entiende
que significa dos funciones de un oficio, de aquí el uso del
título dividido pastor-maestro (en México, presbítero-
docente, N.D.T.). Obviamente, el título mismo sugiere
que una de las maneras más importantes en que el pastor-
maestro equipa a los santos es a través de la enseñanza.
Hay muchas ocasiones en los cuales esto puede ser hecho.
Permítanme señalar dos de tales ocasiones que son
especialmente relevantes para el ministerio de la
enseñanza de la Iglesia.
Antes que nada, la oportunidad formal más importante del
pastor-maestro para la enseñanza está en el púlpito.
Debiera ser recordado que el servicio de adoración es
mucho más que una ocasión de instrucción. Aun así, todo
el tiempo que el pastor-maestro enseñe en el púlpito,
debiera estar consciente de los objetivos educativos
adoptados por la Iglesia local y ser guiado por los
principios bíblicos de pedagogía. Hablando generalmente,
el pastor-maestro ha fallado en hacer esto, con el trágico
resultado de que muchos asistentes-de-Iglesia son
ignorantes del contenido de su fe, aún después de años de
asistencia regular. J. Stanley Glen comenta:
En la planeación práctica de la programación del púlpito,
la selección de sermones es usualmente al azar, de
130
cualquier parte de la Biblia, a excepción de las series
ocasionales. La fragmentación resultante de la integridad
de los libros y pasajes bíblicos añade su propia medida de
confusión...No es difícil, por consiguiente, entender por
qué tantos cristianos, que por otro lado son dotados y
capaces, entiendan tan poco del contenido inteligible de la
fe que profesan aún después de oír cientos de sermones a
través de los años. Ello proviene del hecho de que la tarea
de la homilética esté tan grandemente separada de la
Educación Cristiana.
Qué diferencia sería si los términos doctrinales fueran
explicados e ilustrados con la atención debida al trasfondo
y a las circunstancias de la congregación. Cuan útil sería
si un sermón fuera usado para introducir el tema bíblico
que va a ser la materia de estudio en el salón de clase. Qué
ayuda sería para el entendimiento del mensaje si,
ocasionalmente, cuando el sermón tratase con un tópico
especialmente difícil o provocativo, una sesión de
preguntas y respuestas basada en el contenido del mensaje
pudiera ser conducido con la congregación, durante un
almuerzo después del servicio o durante el próximo
servicio a media semana.
Prediqué recientemente en una pequeña Iglesia de un
pueblo cercano. Mi texto para el sermón fue Juan 14:1-16
que trata sobre el asunto de la vida después de la muerte.
Esto es ciertamente un asunto en el cual mucha gente está
interesada, especialmente los más viejos. Después del
servicio, tomé el almuerzo con una de las familias de la
Iglesia. No había terminado de sentarme a comer, cuando
empezaron a hacerme preguntas acerca del sermón,
131
buscando ya fuera información adicional o clarificación de
los puntos que estaban oscuros. Ningún maestro habría
pedido por una mejor oportunidad para la enseñanza. Si
esta clase de enseñanza pudo ocurrir con una familia en
particular, ¿por qué no con la familia de toda la Iglesia?
Segundo, el pastor-maestro debiera enseñar a aquellos que
enseñan a otros (Efe. 4:11-12; II Tim. 2:2). Esto envuelve
ambos, un enfoque estructurado y uno no-estructurado. Si
el maestro laico ha de ser llevado al alto nivel de
conocimiento y habilidad necesitados para la enseñanza en
el mundo de hoy, tiene que tener instrucción formal
avanzada. Ciertamente, no hay manera más emocionante
o útil de que el pastor-maestro emplee su tiempo, que en
reunirse con un grupo de laicos y explorar en profundidad
aquellas áreas de estudio que les serían más útiles al llevar
a cabo su tarea. La instrucción que fue empezada con una
disposición formal, debiera ser llevada hasta una relación
informal uno a-uno. En ese contexto, las preguntas
pueden ser contestadas de un modo que sea relevante a
una situación en particular, pueden ser sugeridos recursos
para satisfacer problemas específicos, la atención puede
ser enfocada en áreas que necesitan mejoría, y puede ser
dado tanto ánimo como se necesite. Esta práctica debiera
continuar hasta que haya evidencia de que la verdad
presentada primeramente en el salón de clases ha sido ya
asimilada en la vida del discípulo. Esta clase de
entrenamiento es discipulado llevado a su máxima
expresión.
¿No es esto esperar enteramente demasiado del pastor-
maestro? ¿Cómo puede tomar la asombrosa
132
responsabilidad de entrenar maestros cuando ya se
encuentra sobrecargado? Una respuesta parcial a esta
pregunta pediría que el ministro reexaminara sus
prioridades y reordenara su programa. Puede decir "no" a
algunas de las invitaciones que recibe para hablar en otras
Iglesias, conferencias de jóvenes y clubes cívicos; puede
dejar a un lado alguna de las oportunidades que tiene para
asistir a seminarios y talleres a través del país; aun puede
delegar en otros algunos de los detalles administrativos de
su Iglesia. Pero no puede bajo ninguna circunstancia
abdicar su responsabilidad de equipar a los maestros laicos
de su Iglesia para sus ministerios. Si el pastor-maestro
está demasiado ocupado para hacer esto, ciertamente está
demasiado ocupado.
Si una Iglesia llega a ser tan grande que la tarea de
entrenar maestros no pueda ser ejecutada directamente por
el pastor-maestro, sería sabio por parte de la Iglesia
considerar emplear un ministro de Educación Cristiana
(ordenado) o un director de Educación Cristiana (no-
ordenado). El M. E.C. o el D.E.C. es una extensión del rol
del pastro-maestro. En un sentido, el M.E.C sirve in loco
pastoris (en lugar del pastor). Esto no implica que usurpe
las prerrogativas y responsabilidades del pastor-maestro
sino más bien que, en conexión cerrada con él, lleve a
cabo un ministerio de enseñanza que de otra manera no
sería posible.
El Maestro Laico
133
La Escritura declara: "Cada uno según el don que ha
recibido minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios" (I Ped.
4:10). Puede ser visto en este pasaje que cada cristiano
tiene un ministerio por el cual es responsable delante de
Dios. En este punto no hay diferencia entre clerecía y
laicado. Así, cuando el laico es confrontado con la
oportunidad de servir en la Iglesia, la cuestión para él no
es si tiene un ministerio sino más bien si esta forma
particular de ministerio es aquella a la cual Dios le está
llamando y por la cual El lo hará responsable.
Esta actitud corre directamente en contra de la práctica del
voluntarismo, un hábito profundamente incrustado en la
vida de la Iglesia americana y que es devastante en sus
efectos. Por "voluntarismo" quiero decir la idea de que el
ministerio es opcional para el laico. Si un laico rechaza
una oportunidad de servir en la Iglesia, todas las personas
envueltas reaccionan con indiferencia o, a lo más, con
desilusion. Por otro lado, si acepta una invitación para el
ministerio se le mira como si le hubiera concedido un
favor a la Iglesia. Una ocasión en que está actitud es más
conspicua es cuando se recluta a un laico para enseñar en
la Iglesia.
Consideren la siguiente ilustración, en la cual el reclutador
se aproxima al maestro-laico en prospecto.
Señora Brown, necesitamos un maestro para el
departamento de intermedios. Todos los que estamos en el
comité hemos exprimido nuestros cerebros y parece que
134
no podemos dar con nadie que esté deseoso de tomar esta
responsabilidad. Pensamos que toda vez que todos sus
hijos han crecido y ya no están en casa, usted estaría
dispuesta a considerarlo. No tomaría mucho de su tiempo.
No tendría que emplear tanto de su tiempo en preparación
con los intermedios, como lo haría por una clase de más
edad. Por favor, ¿lo pensaría al menos? Tenemos que
encontrar a alguien y usted nos estaría haciendo un gran
favor si aceptara hacerlo.
Ahora, aún si la señora Brown responde favorablemente a
esta quejumbrosa súplica de ayuda, probablemente le dará
solamente el mínimo irreductible que le fue solicitado. Si
falta a una clase sin decirle a alguien o si falla en hacer
una preparación adecuada, no se piensa mucho en ello, ya
sea ella o los oficiales de la Iglesia que administran el
programa educativa. Después de todo, ¿qué más puede ser
esperado de un voluntario que sirve según quiera?
Piensen en la diferencia que haría si el reclutador usara un
enfoque escritural con el maestro-laico en prospecto.
Imagínense la siguiente solicitud.
Señora Brown, hay necesidad en la Iglesia por una
cristiana comprometida (entregada) que tenga el don de la
enseñanza, para enseñarle a los intermedios. Esta es una
de las oportunidades más desafiantes del ministerio en la
Iglesia. Tratar con estos jóvenes en esta etapa de su vida
es ciertamente una responsabilidad tremenda. Necesitan a
alguien que esté bien preparado en la clase, alguien que
tome el tiempo para conocerlos como individuos fuera de
135
clase y que continúe creciendo como un maestro cristiano
procurándose las oportunidades de entrenamiento para
liderazgo provistas por la Iglesia. Después de mucha
oración y reflexión, creemos que Dios nos está guiando
hasta usted para confrontarla con esta oportunidad de
ministerio. No queremos que nos dé una respuesta, sino
hasta que usted haya tenido tiempo de considerar con
oración y reflexión si éste es o no el ministerio al cual
Dios le está llamando. Si entonces concurre con nosotros
en que ésta es la voluntad de Dios para usted, sepa por
favor que la sostendremos en su ministerio, no solamente
con nuestras oraciones sino también proveyéndole
cualquier entrenamiento o consejo que pueda necesitar.
¿No es muy fuerte esto? ¿No sé desanimarán las gentes
por este aborde? Lo que siempre es pasado por alto es
que, aún sobre una base puramente sicológica, nadie
quiere realmente un trabajo que sea no-importante y que
requiera poco de él. Sin embargo, lo más importante es
que este enfoque es más consistente con el alto
llamamiento de Dios para cada cristiano. La Iglesia no
puede tomar a la ligera lo que Dios estima en alto.
Mientras la Iglesia se mueve en las últimas décadas del
siglo XX, necesita reexaminar a la luz de la Escritura, no
solamente su naturaleza y misión, sino también lo medios
por los que esta misión debe ser realizada. Nuestro Señor
fue bien claro cuando le dijo a una pequeña banda de
discípulos: "Por lo tanto id y haced discípulos a todas las
naciones" (Mat. 28:19a). Fue igualmente claro cuando
estableció la enseñanza como un medio por el cual esto
sería hecho. Si esto es cierto, la educación de la Iglesia
136
debiera ser una alta prioridad en la agenda de la Iglesia
institucional como un todo, de cada cuerpo eclesiástico, y
de cada cristiano reflexivo.
CAPITULO 6. EL MAESTRO
CRISTIANO
Enseñar consiste en proporcionarle al alumno dirección,
estímulo, y ánimo, además de guiarlo en la interpretación
y aplicación de la verdad. En pocas palabras, el enseñar
consiste en todo lo que es necesario para que el estudiante
aprenda la verdad. Sin embargo tenemos que decir que
podría haber enseñanza sin que haya aprendizaje. Más
aún, podríamos decir que la enseñanza, aun en su punto
óptimo, no garantiza el aprendizaje. Declarar lo contrario
sería negar que el alumno tenga la responsabilidad de
aprender. Este hecho es frecuentemente pasado por alto.
Pero tenemos que decir también que la enseñanza
auténtica tiene como fin la asimilación de la verdad en la
vida del estudiante y el uso de esta verdad en el servicio de
Cristo. Enseñar no puede ser simplemente una insípida
presentación de los hechos sin pensar en lo que suceda
después en la vida del estudiante.
Definida de esta manera, la enseñanza es una parte integral
del proceso de aprendizaje y demanda que demos una
atención seria al papel de aquel que se involucra en esta
actividad.
137
LA IMPORTANCIA DEL PAPEL DEL
MAESTRO
Enseñar es un medio ordenado divinamente por el cual
Dios avanza Su reino (Mat. 28:20; II Tim. 2:2; Deut.6:7).
Por consiguiente, es un llamamiento honroso y divino.
Esto es verdad ya sea que hablemos acerca de un profesor
en un seminario teológico, un pastor-maestro en su Iglesia,
o un padre en el hogar.
Muy tristemente, el público en general de hoy día no
comparte esta alta opinión del rol del maestro,
especialmente del de maestros de escuela elemental y
secundaria. Más triste aún, muchos maestros no
comparten esta alta opinión de su rol. He observado que
cuando un maestro es inquirido por un laico acerca de
cómo se gana la vida, frecuentemente mira alrededor para
estar seguro de que nadie está escuchando y entonces
contesta: "Solamente soy un maestro". Es como si el
maestro sintiera que está haciendo algo que no es lo que el
mundo espera de una persona de éxito. Por otro lado, si a
un miembro de una profesión bien pagada y altamente
respetada le es hecha la misma pregunta, es probable que
mirará alrededor para asegurarse que tiene la atención de
todos antes de anunciar orgullosamente la naturaleza de su
trabajo. Si la observación anterior es correcta, no es sólo
un comentario del sistema de valores de una sociedad
materialista, aún más, es una revelación de la desgraciada
ignorancia del maestro en cuanto a la importancia de su
llamamiento. Si él tuviera algún entendimiento del todo
del alto lugar de la enseñanza en el Plan de Dios para la
reunión y perfeccionamiento de los santos y para el avance
138
del reino de Cristo, se erguiría a toda su estatura y
declararía con gratitud a cualquier que quisiera saber:
"SOY UN MAESTRO. ¡GRACIAS A DIOS! SOY UN
MAESTRO.
El anti-intelectualismo engendrado por algunas de las
filosofías seculares de la educación en boga, son
responsables, al menos parcialmente, de la baja estima en
la cual se tienen los maestros. Hay un corolario directo,
por ejemplo, entre la opinión de uno sobre la naturaleza de
la verdad y la opinión de uno del papel de maestro. Si la
verdad es relativa, tal como algunos educadores
contemporáneos creen, entonces el maestro no tiene que
llegar a ser conocedor de la materia a tratar, porque no hay
cuerpo de verdad que deba ser conocido; no tiene que
llegar a ser competente en el arte de comunicar la verdad,
porque no hay verdad que sea comunicada; ni aún tiene
que hacer una clara distinción entre su papel como
maestro y el del estudiante, porque no hay una verdad que
sirva como base para hacer tal distinción.
Creyendo que Dios es el Autor de toda verdad y
que ha ordenado la enseñanza como un medio de
comunicar Su verdad, el educador cristiano puede tener
una opinión alta y santa de su vocación. Un cristiano
puede ser llamado a servir en posiciones que estén más a
la vista del público que la enseñanza, o en lugares que
estén más distantes y sean más exóticos que un salón de
clases con veinticinco niños inquietos; pero jamás podrá
ser llamado a servir en una posición de más utilidad o en
un lugar que sea más estratégico. Hablando
humanamente, lo que la educación formal signifique para
el niño dependerá más del maestro que ningún otro factor.
139
Por consiguiente, la administración de la escuela debiera
dar la más alta prioridad a la clase de facultad que ofrezca
a los estudiantes.
LA TRIPLE FUNCIÓN DEL MAESTRO
Cristo ejecuta los oficios de profeta, sacerdote y rey como
nuestro redentor. En Cristo, todos los creyentes tienen una
función sacerdotal, profética y regia que cumplir como sus
siervos. En la siguiente sección, mi propósito será
relacionar esas funciones con el trabajo de un maestro
cristiano.
La Función Regia
La función regia involucra el ejercicio de autoridad. El
maestro asigna tareas, establece estándares de rendimiento
académico, establece y hace cumplir las fronteras de
conducta aceptable y, generalmente, establece y hace
cumplir las reglas del juego por el cual todas las diferentes
actividades de la escuela deben operar. En una palabra, el
maestro rige sobre su clase. Si alguien objeta que la
práctica de una persona rigiendo sobre otra es
deshumanizante, podemos contestar que esto es verdad
solamente si el maestro utiliza erróneamente su autoridad.
Tales casos como el maestro que es rápido en usar
"despreciativos" tales como "jamás puedes hacer algo
correcto no importa cuantas veces te diga como hacerlo", o
el director de la banda de la preparatoria que
140
frecuentemente pierde la cabeza y arroja su bastón al
estudiante que le desagrada, vienen enseguida a la mente
como ejemplos de abuso de autoridad. Tenemos que
admitir que ésta no es la clase de ambiente escolar que
conduce al desarrollo de una auto-imagen saludable.
Pero la autoridad puede ser usada de otra manera. El
educador cristiano rige bajo la autoridad de Uno más
grande que él mismo, Jesucristo mismo. Bajo esta clase
de gobierno, el pupilo es enseñado en una atmósfera de
amor; le es dado el respeto que merece uno que es creado
a la imagen de Dios; es liberado de la confusión que
frecuentemente prevalece en un moderno salón de clases;
y es dirigido a Uno más grande que el maestro como el
Uno a quien debe su última obediencia.
Para el educador humanista, la cuestión no es si la
autoridad debiera ser usada arbitrariamente, sino si debiera
ser usada del todo. En su libro Emile (1762), Rousseau
estableció su filosofía naturalista de la educación.
Describió aquí un personaje que creció en un jardín de
flores. Ninguna restricción interna fue impuesta en él. No
le fue dada información que no pidiera. En vez de eso, le
fue permitido crecer naturalmente hasta llegar a ser todo lo
que tenía capacidad de ser, mientras su maestro removía
obstáculos que estuvieran más allá de su competencia, y
permanecía en el trasfondo para proveer ayuda
cuandoquiera que Emile lo pidiera. Sin embargo, el
carácter y el experimento fueron productos de la
imaginación de Rousseau.
141
A pesar de todo, esta idea ha permeado la educación
"progresiva". Está en todas partes hoy, especialmente en
nuestras grandes áreas metropolitanas. El principio de que
ninguna restricción interna debiera ser impuesta en el
estudiante está basada en la suposición que el niño es
básicamente bueno y que si se le deja solo se desarrollará
naturalmente en algo que es perfecto. Esta idea es
responsable por mucho de la extendida rebelión en contra
de la autoridad paternal, la autoridad eclesiástica y la
autoridad civil -pero más que todo, la rebelión contra
Dios.
El cristiano cree que el niño es pecador y que si va por su
camino natural, su fin no será perfección sino perdición -
no conocimiento, sino ignorancia -no sabiduría, sino
necedad. Tiene que haber un cambio radical en la vida del
niño y, entonces, tiene que ser enseñado en el camino del
Señor. La autoridad debe ser ejercida en amor y de
acuerdo con la madurez del niño, pero debe ser practicada.
El maestro no debe atreverse a abdicar su responsabilidad.
La Función Profética
Un profeta es alguien que habla por Dios. Adscribirle una
función profética al maestro de clases en un asunto
diferente a la teología presupone que toda verdad -
matemáticas, historia, ciencia y lenguaje, por ejemplo- es
verdad de Dios. Esto no es inferir que no hay distinción
que deba ser hecha entre las Santas Escrituras y las artes y
ciencias. La Escritura, nada más, es la autoridad infalible
142
para la fe y la vida. Sin embargo, quiere decir que la
verdad no puede ser dividida entre las categorías sagrada y
secular. Si toda verdad viene de Dios, entonces toda
verdad es sagrada. Y quienquiera que comunique la
verdad bajo la dirección de su Autor, es ciertamente un
vocero de Dios.
Un comentario adicional debiera ser hecho concerniente al
uso normativo de la Escritura en la educación cristiana.
Aunque no vamos a la Escritura por el contenido general o
el método de las diferentes disciplinas encontradas en el
curriculum escolar, la Escritura es el único lugar a donde
podemos ir para descubrir el origen, significado y
propósito de cualquier aspecto de la realidad. La
integración de fe y aprendizaje es por consiguiente la tarea
básica del educador cristiano.
Tal integración es indudablemente una meta loable, pero
¿cómo alcanzarla después de todo? La integración es un
asunto muy complejo que involucra todas las facetas del
programa educativo, es decir, el curriculum y la
metodología de instrucción. Aun el diseño de un edificio
refleja la filosofía de una institución. Obviamente, el
lugar para empezar es el reclutamiento de maestros que
sean maduros espiritualmente. En aquellos salones en los
que el maestro está tan saturado de la Escritura que su
corazón y su mente están conformados por la verdad
revelada, hay diariamente ocasiones no-planeadas en la
cuales tiene lugar la integración de la fe cristiana con el
aprendizaje. Cuando se levantan en la clase cuestiones
que envuelven valores básicos, el maestro tendrá al menos
base para una respuesta. Cuando un problema aparezca en
143
relación con un estudiante o un colega, la respuesta del
maestro estará afectada necesariamente por su diario
caminar con el Señor. Sin tal encarnación auténtica de la
verdad de Cristo y el amor de Cristo en la vida del
maestro, todos los intentos planeados para integrar fe y
aprendizaje serán artificiales e inventados.
De acuerdo a Krank Gaebelein, el estimado fundador y
director por largo tiempo de la Escuela Stony Brook, la
integración es facilitada grandemente si el maestro de las,
así llamadas, materias seculares es usado también como
maestro de Biblia. El contiende:
La escuela cristiana que cree que toda verdad es verdad de
Dios y que es seria acerca de hacer a Cristo y la Biblia
integral a su curriculum, debe abandonar el concepto de un
departamento de Biblia completamente separado. En vez
de eso, debe buscar y desarrollar maestros cristianos
devotos quienes, al mismo tiempo que sean competentes
en matemáticas, ciencias, lenguaje o estudios sociales,
sean capaces también de dar instrucción en Biblia.
Creo que este principio tiene su aplicación más relevante
al nivel de escuela elemental, en el tiempo cuando las
necesidades de desarrollo del niño son mejor servidas por
un maestro general, capaz en todas las materias, en un
salón de clases auto-contenido.
Hace algunos años, cuando empezaba mi primer año como
director de una escuela elemental cristiana (k-6), hicimos
144
uso del director de educación cristiana, quien servía en el hacer una revisión somera de los textos actuales. Un libro
personal de la Iglesia con la que la escuela estaba de historia universal basado en un punto de vista evolutivo
asociada, para enseñar la Biblia en los grados elementales de la historia, un texto de biología escrito sobre la
más bajos. En cada grado, a la maestra regular de la clase suposición que el hombre es simplemente una forma más
auto-contenida le fue permitido usar el tiempo de la clase compleja de vida animal, y un libro de lectura básica que
de Biblia como su tiempo libre, mientras el D.E.C. no hace distinción en la función del hombre y la mujer en
conducía la clase. Este arreglo parecía un procedimiento la sociedad, son todos ejemplos que viene al caso.
muy bueno administrativamente. La Biblia era enseñada Inevitablemente, cada autor de libros de texto interpreta el
por un instructor muy conocedor y la maestra regular tenía asunto de acuerdo a sus propios principios no-
algo del tiempo tan necesitado para planear, calificar, o demostrables de fe.
simplemente recuperar su aliento. Sin embargo, lo que
fallamos en darnos cuenta fue que el niño de esta edad,
¡Qué diferencia hace que el maestro cristiano traiga su
quien no ha sido condicionado culturalmente todavía para
propia perspectiva de fe para referirla a la materia que está
separar lo sagrado de lo secular, no está inhibido para nada
enseñando! Consideren, por ejemplo, un punto de vista
en cuanto a relacionar lo que fue presentado en la clase de
cristiano del lenguaje. El maestro cristiano entiende que
Biblia con cualquier otra actividad del día, ya sea en la
el lenguaje es un don de Dios y que El ha hecho al hombre
selección de un tópico para una tarea de creación literaria
responsable de su uso correcto. Más aún, el maestro
o al hacer un juicio de valores en una discusión en la clase.
cristiano cree que el lenguaje es el medio ordenado
El próximo año, le pedimos a la maestra regular del salón
divinamente para comunicar la verdad acerca de la
que enseñara Biblia y fueron hechos otros arreglos para su
realidad. Esto quiere decir que las palabras deben estar
tiempo libre. Este cambio ayudó sin medida a la maestra
llenas de significado; que la comunicación debe ser
en llegar a ser más eficiente en el manejo de la Palabra de
personal, clara y verdadera -no sólo en contenido, sino
Dios y al mismo tiempo la colocó en una mejor posición
también en forma y estilo; y que cada lengua, cualquiera
para ayudar a los estudiantes a hacer viajes intelectuales de
que sea el modo de expresión -oral o escrita, poesía o
ida y vuelta entre la Biblia y las otras áreas del curriculum.
prosa -sea usada de modo que haga lo mismo para la
gloria de Dios.
Finalmente, el maestro debe interpretar auto-
conscientemente cada materia a la luz de un punto de vista
Solamente el cristiano tiene una cosmovisión que puede
bíblico del origen, naturaleza y propósito de la realidad.
proveer un principio unificador del curriculum como un
En este punto se levanta a menudo la objeción. "Pero, ¿no
todo. Por consiguiente, es tarea del maestro cristiano
son lo mismo para todos las matemáticas, la historia y el
aplicar esta cosmovisión de manera imaginativa y creativa
lenguaje?" Para hallar la respuesta, sólo necesita uno
en el salón de clases, de tal modo que el estudiante sea
145 146
desafiado a la vida. La verdad completa, para la persona
completa, para la vida completa, bajo el señorío de Cristo,
es un grito de batalla apropiado para el educador cristiano,
en su lucha continua contra las fuerzas del secularismo.
La Función Sacerdotal
La función sacerdotal envuelve un número de
responsabilidades, pero solamente unas pocas serán
mencionadas aquí. Antes que nada, el maestro es
responsable de encarnar delante del pupilo la verdad que
está tratando de comunicar. Esto quiere decir que debe
tener una fe auténtica por la cual esté listo para vivir o
morir.
La madurez espiritual es la cualidad más esencial a ser
considerada en la selección de un maestro, ya sea para el
programa educativo de la Iglesia o para la escuela
cristiana. Extrañamente, ha sido la Iglesia, más que la
escuela cristiana, la que no ha tomado seriamente esta
cualidad al reclutar maestros. La Iglesia ha seguido
frecuentemente la idea de que si a un miembro irregular e
irresponsable de la Iglesia le es dado un trabajo tal como
enseñar una clase de escuela dominical, esto le ayudará
entonces a llegar a ser un miembro más regular y más
responsable. No sucede así. Ordinariamente, un miembro
no-confiable de la Iglesia resulta en un maestro no-
confiable. El miembro en cuestión no es ayudado y los
estudiantes son dejados sin un maestro calificado.
147
El apóstol Pablo enfatiza la importancia de la experiencia
en la Fe de parte de aquellos quienes pudieran ser oficiales
de la Iglesia. Previno que un anciano debiera ser "no un
neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la
condenación del diablo" (I Tim. 3:6). Volviéndose al
oficio de diácono advirtió: "Y éstos también sean
sometidos a prueba primero; y entonces ejerzan el
diaconado, si son irreprensibles" (I Tim. 3:10). El
principio que Pablo establece aquí es claro. Solamente
aquellos quienes ya han demostrado madurez espiritual
debieran buscar un oficio en la Iglesia. El principio puede
ser extendido para aplicarse a otras áreas de ministerio.
Ciertamente, la mera naturaleza del trabajo de las
enseñanza requiere que este principio sea aplicado al
maestro cristiano. Si el pupilo no aprende la verdad de lo
que el maestro es, no es probable que lo aprenda de lo que
dice.
En segundo lugar, el maestro cristiano hace de su trabajo
una ofrenda a Dios (Col. 3:23-24). No trabaja
primariamente por el pago, aunque un obrero es digno de
su salario; no trabaja primariamente por el aplauso de los
hombres, aunque la honesta apreciación de otros es algo
por lo cual el puede estar sinceramente agradecido; y no
trabaja primariamente por satisfacción personal, aunque
realizarse en la vocación de uno es una de las bendiciones
más grandes de Dios. En vez de eso, ejecuta su tarea para
Uno más grande que él mismo, Jesucristo mismo, y
descubre que todas las otras necesidades le son provistas.
En tercer lugar, el maestro cristiano ofrece oraciones a
Dios en favor de sus estudiantes. Un reverenciado
148
profesor de seminario compartió en una ocasión con
algunos de los que nos sentábamos bajo su ministerio su
propia experiencia con la oración intercesora. Nos dijo
que cuando estaba en el pastorado iba a su oficina en la
Iglesia, muy temprano el domingo por la mañana, tomaba
la lista de miembros de la Iglesia, se arrodillaba y oraba
fervientemente por cada miembro por nombre. Oír acerca
de su experiencia causó una impresión duradera en mi
vida. Qué trabajo más grande pudo haber hecho por su
pueblo, mientras se preparaba para el servicio de
adoración de la mañana.
Se me ocurre que la oración intercesora es también una
parte integral del ministerio del maestro. Imagínense al
maestro de clase temprano por la mañana empezando el
día en la presencia de Dios trayendo a sus estudiantes
hasta el trono de gracia, orando por ellos por nombre,
presentando delante del Señor sus necesidades específicas.
Santiago escribió: "La oración del justo, obrando
eficazmente, puede mucho." Sin esta clase de oración,
muy poco que sea verdaderamente de valor puede ser
realizado, pero con ella, sólo Dios sabe las cosas grandes y
maravillosas que pueden ser hechas.
LAS CUALIDADES DEL MAESTRO
La educación cristiana, en todas los niveles y en cada
institución educacional, requiere del uso de maestro que
sean auténticamente cristianos. Este requerimiento no
149
puede ser enfatizado demasiado. Sin embargo, hay
muchos cristianos muy maduros que no están calificados
para enseñar. ¿Cuáles son entonces algunas de las
cualidades básicas que califican peculiarmente a una
persona para ser un maestro?
El Don de la Enseñanza
Hay un sentido en el cual todos los cristianos tienen el don
de la enseñanza. El padre cristiano está capacitado para
obedecer la orden de crecer a sus hijos "en la enseñanza y
consejo del señor" (Efes. 6:4b). El típico joven cristianos
es capaz de compartir con un amigo de un modo claro y
entendible lo que significa para él un pasaje de la
Escritura. Pero cuando la Escritura se refiere a la
enseñanza como un don distintivo (Rom. 12:7; I Cor.
12:28; Efes. 4:11) en la clara implicación de que es
poseída por algunos y no por otros, tiene en vista una
habilidad inusual e identificable para entender la verdad,
conceptualizarla en términos comunes a un amplio rango
de gente, y explicárselo.
Pero, ¿cómo difiere el don cristiano de la enseñanza de la
habilidad no-cristiana para enseñar? Ciertamente, todos
deben reconocer que hay muchos no-cristianos que tienen
una habilidad excepcional para comunicar ideas a otras
gente. Seguramente, la diferencia no es una de intelecto o
de habilidad para enseñar. Está más bien en la inhabilidad
natural del hombre para entender verdaderamente las
cosas de Dios (I Cor. 2:6-14). El hombre natural, tal como
150
fue señalado en el capítulo 2, conoce la verdad solamente
en un sentido relativo. Por ejemplo, puede saber que el
agua puede ser usada para apagar un fuego y puede actuar
en base a esa información, pero no puede entender el
origen, naturaleza y propósito último de este aspecto de la
realidad. Mientras puede haber gran valor en el contenido
de la instrucción no-cristiana, si su enseñanza es tomada
no-critícamente, sólo puede conducir a una opinión
distorsionada del mundo y al mayor desarrollo de una
cultura centrada en el hombre.
Quizá algunos sientan que el don de la enseñanza está
relacionado solamente con la enseñanza de la Biblia. Esto
es entendible. Después de todo, la Santa Escritura es la
inspirada Palabra de Dios. Juzga sobre ambas, nuestra
razón y experiencia. Dirige y corrige el entendimiento
cristiano de cada área de la vida, incluyendo las varias
materias que forman el curriculum. La Biblia es
ciertamente de importancia singular.
Pero la centralidad de la Escritura no disminuye de ningún
modo el hecho que toda verdad -la verdad de la física, así
como la verdad de la Escritura- viene de Dios. Si esto es
así, entonces ningún aspecto de la verdad puede ser
enseñado correctamente, excepto por aquellos a quienes
les haya sido dada la gracia de interpretarla y explicarla
desde la perspectiva de la Palabra de Dios.
¿Cómo sabe una persona si tiene o no el don de la
enseñanza? ¿Es posible que una persona emplee toda su
vida buscando sus dones y que nunca los encuentren? La
151
respuesta es que el don de la enseñanza, así como también
todos los otros dones de ministerio, puede ser descubierto.
Dios no juega con nosotros. Si un siervo de Cristo desea
encontrar si tiene el don de la enseñanza hay algunas cosas
muy prácticas que puede hacer. Antes que nada, orar
fervientemente y regularmente por la guía de Dios, no hay
substituto para esto. Segundo, puede responder a
oportunidades de enseñar una clase de escuela dominical o
de dirigir un estudio bíblico en un hogar. Hasta puede
haber una oportunidad para enseñar una clase ocasional en
una escuela cristiana. Aunque una persona pueda no estar
entrenada cuando haga sus esfuerzos iniciales, si tiene
potencial como maestro es muy probable que sea
demostrado. Las bendiciones evidentes de Dios en la
vidas de otros por la enseñanza de uno y la evaluación
positiva de observadores cristianos competentes (Gal. 2:9)
son indicaciones importantes que uno posee de hecho el
don de la enseñanza.
Este don es precioso. ¡Cuán grande es, usado en el
servicio de Cristo! La posesión de un don tan maravilloso
debiera ser la causa de grande acción de gracias, mas
jamás el origen de vano orgullo. En I Cor. 4:7 la Escritura
dice:
"Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas
recibido? Y si lo recibiste, ¿porque te glorías como si no lo
hubieras recibido?".
Pablo puso las cosas en su perspectiva apropiada. El don
debe ser apreciado porque viene de Dios. Pero el que
152
recibe el don no debe caer en vanagloria, porque nada ha
hecho para merecerlo. La lectura de este pasaje es
recomendada al maestro especialmente cuandoquiera que
sienta venir un "ataque de ego". Este escritor debe
saberlo. Frecuentemente he sido compelido a regresar a
estas palabras del apóstol por corrección y regaño.
Llamamiento para Enseñar
Consideren el siguiente intercambio entre un ministro y un
anciano en su Iglesia. "¿Por qué eres un predicador?", le
preguntó el anciano al nuevo pastor del pueblo mientras
visitaba al feligrés por primera vez. El joven pastor, que
justamente empezaba su primer trabajo, fue rápido al
responderle: "Señor, soy un predicador porque Dios me ha
llamado a predicar el evangelio". Ahora bien, la respuesta
de este pastor es consistente con el acuerdo general entre
los cristianos evangélicos de que si un hombre no está
convencido de su llamamiento para predicar, nada tiene
qué hacer en el púlpito. Concurro con ese juicio.
¿Pero qué hay de esas vocaciones por las cuales no se
requiere ordenación de parte de la Iglesia? ¿Acaso no son
también llamamientos divinos campos de labor tales como
leyes, medicina, agricultura y educación? Creo que lo son.
El llamado para pertenecer a Jesucristo (Rom. 1:6) abarca
todo lo que uno es y todo lo que hace. Así, toda labor
humana legal puede ser un llamamiento divino. Carl
Henry lo puso de este modo:
153
El laico tiene un llamado en Cristo no menor que el
ministro...La variedad de los llamamientos en la vida no
implica distinción en el valor o dignidad respectivo de
aquellos ocupados en ellos; el propósito de Dios en el
llamamiento es el factor discriminatorio y no la
superioridad o inferioridad del hombre. Dios es servido
por la obediencia, no por la vocación auto-escogida (cp.
Isa. 1:11-17; Ose. 6:6; Mat. 9:13; 12:7); ningún don, ya
sea mental o físico, es dedicado genuinamente a la
sociedad, excepto en y al través del "llamado". La
obediencia fiel al llamado de Dios hace al clérigo tan
bueno como, pero no mejor, que el comerciante o zapatero
devoto.
Por supuesto, lo mismo puede ser dicho del maestro, ya
sea un profesional o un laico. Cuando le es hecha al
maestro la pregunta: "¿Por qué eres un maestro?", es
igualmente importante que el sea capaz de responder:
"Porque Dios me ha llamado para enseñar su verdad". El
llamado para un ministerio particular puede ser
determinado. Reflexionando sobre la manera en que Dios
trató con hombres tales como Pedro y Pablo, uno podría
concluir que él trabaja con cada persona como individuo,
en términos de su personalidad y circunstancias únicas. El
testimonio de muchos amigos cristianos a través de los
años, ha confirmado esto. Hay algunos pasos muy
definitivos, sin embargo, que cada cristiano debería seguir
al determinar cualquier cosa que haya sido llamado para
hacer. Debe estimar sus propios dones, debe ser
especialmente sensitivo a la preocupación o
preocupaciones que Dios haya colocado en su corazón, y
154
debe evaluar sobre bases bíblicas sus motivos para querer
o no querer hacer un trabajo específico.
A través de todo esto, el creyente nacido de nuevo puede
reclamar una promesa muy especial. En el libro de los
Proverbios está escrito:
Fíate de Jehová de todo tu corazón y no confíes en tu
propia prudencia, reconócelo en todos tus caminos y él
enderezará tus veredas. (Prov. 3:5-6)
Las condiciones de esta promesa de Dios son dos: primero
que todo, una confianza de todo corazón en Dios; y
segundo, el reconocimiento de Dios en cada qué hacer
público y privado. Cuando uno ha hecho esto, Dios le
dará el discernimiento espiritual que necesita para hacer la
decisión correcta.
Amor por el estudiante
La primera carta a los Corintios fue escrita por el apóstol
Pablo a la Iglesia de Corinto en respuesta a información
que él había recibido concerniente a cierto número de
problemas en la Iglesia. Uno de esos problemas tenía que
ver con la actitud de los cristianos corintios hacia el uso de
los dones espirituales. Por ejemplo, había algunos que se
gloriaban en tener ciertos dones y menospreciaban a
aquellos que no los poseían. Aparentemente, para estas
gentes los dones habían llegado a ser un fin en sí mismos.
155
No tenían un interés verdadero en usar sus dones para el
beneficio de otros. En los capítulos 12 al 14, Pablo se
dirige hacia este asunto en particular. Explicó que todos
lo dones vienen del mismo Espíritu, quien los distribuye
soberanamente de acuerdo a su voluntad (I Cor. 12:4-11).
La implicación era que si el mismo Espíritu da varios
dones para realizar su propósito, entonces, obviamente no
era su intención que los poseedores de estos dones
estuvieran en competencia unos con los otros. Pablo
ilustra esto comparando la Iglesia a un cuerpo. Cada
miembro del cuerpo es esencial y tiene su propio valor
especial (I Cor. 12:12-19). El apóstol continúa
describiendo la tontería de un miembro del cuerpo al negar
la importancia de un miembro menos conspicuo (I Cor.
12:20-21) y la sabiduría de cada miembro al cuidar el uno
por el otro de acuerdo a su necesidad (I Cor. 12:24-25).
Continuando con este tren de pensamiento, Pablo anima a
los cristianos corintios a buscar los mejores dones, no
necesariamente los más honrados entre los hombres sino
aquellos que edifican a otros y fortalecen el cuerpo de
Cristo (I Cor. 12:27-31a).
Repentinamente, el apóstol interrumpe su discusión de los
dones espirituales para llamar la atención de los corintios
"hacia un camino más excelente", sin el cual aun los
mejores dones no tienen valor. Pablo lo puso en estas
palabras:
Si yo hablase leguas humanas y angélicas, y no tengo
amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que
retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los
misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal
156
manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada
soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a
los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado y no
tengo amor, de nada me sirve. (I Cor. 13:1-3).
La aplicación para el maestro es clara. Si uno tiene el don
de la enseñanza de tal manera que él pudiera explicar
todos los misterios del universo y, sin embargo, no tiene
amor, nada es y su enseñanza es mecánica y sin fruto.
El amor es el fruto del Espíritu (Gal. 5:22). Cualquiera -
creyente o incrédulo puede tener afecto personal por otros,
pero sólo el creyente tiene la clase de amor descrita en 1
Corintios 13. El amor impulsa al maestro a regocijarse
sobre los éxitos de los estudiantes y a llorar sobre sus
fracasos; a orar por ellos por nombre de acuerdo a sus
necesidades; a conocerlos como personas; para abreviar, a
entregarse para ayudar a sus estudiantes a desarrollar el
potencial que Dios les ha dado. Sin amor, nada que valga
la pena puede ser hecho, pero con amor sólo Dios sabe las
cosas grandes y maravillosas que pueden ser logradas.
Interés en enseñar
Mucha gente es capaz de ejercitar suficiente autodisciplina
para hacer bien sus trabajos, aun si no les gusta de modo
particular lo que están haciendo. Sin embargo, es muy
difícil -quizá aun imposible- para uno realizar con éxito el
trabajo de maestro si no goza de la tarea misma.
157
La naturaleza de la enseñanza misma requiere gozo en su
ejecución. Uno no puede, por ejemplo, hacer tales cosas
como desarrollar sensibilidad hacia las necesidades
especiales de los estudiantes o estimular sus pensamientos
con ideas provocativas si su corazón no está en lo que está
haciendo, no importa cuán duro trate.
También hay una razón psicológica que debe ser
considerada. Cuando la tarea del maestro es emocionante
para él, es más probable que su enseñanza evoque una
respuesta positiva del estudiante. Agustín, uno de los más
grandes entre los padres de la Iglesia, al hablar de la
enseñanza dijo: "Ciertamente la gente nos escucha con
placer mucho más grande cuando tomamos placer en este
mismo trabajo de instrucción". El conocimiento del
contenido y la estrategia de enseñanza son importantes,
"pero nuestra preocupación principal," declaró, "son los
medios que debemos adoptar para asegurar que el
catecúmeno goce de su trabajo; porque mientras más
capaz sea de hacerlo así, será más capaz de estar de
acuerdo". Lo contrario de esta declaración también es
cierto. El maestro que no tiene gozo en la enseñanza
tiende a levantar barreras psicológicas entre el curriculum
y el estudiante, y entre sí mismo y el estudiante.
Un interés en la enseñanza es una características que ha
sido común a todos los maestros quienes han tenido
ministerios fructíferos. William Lyon Phelps, el celebrado
educador de Yale, describió su amor por la enseñanza de
esta manera:
158
No sé que pudiera hacer enteramente claro a uno de afuera
el placer que tengo en enseñar. Prefiero ganarme la vida
enseñando que de cualquier otra manera. Para mi mente la
enseñanza no es meramente un trabajo en la vida, una
profesión, una ocupación o unas lucha: es una pasión.
Amo enseñar. Amo enseñar como un pintor ama pintar,
como un músico ama tocar, como un cantante ama cantar,
como un hombre fuerte se regocija al participar en una
carrera.
Cada maestro verdaderamente competente puede ser
empático al menos hasta cierto grado con estos
sentimientos. El puede imaginar solamente lo que un
granjero siente cuando mira sobre los campos que ha
plantado y ve crecer la cosecha; lo que siente un doctor
cuando la salud de un paciente empieza a mejorar y sabe
que ha sido usado en rescatar una vida; lo que siente un
artista cuando retrocede y mira un cuadro fresco todavía;
lo que siente un hombre de negocios cuando ha concluido
una transacción que beneficia al cliente tanto como al él
mismo. Pero como es un maestro, puede conocer el gozo
que un maestro siente cuando ve en la cara de su pupilo el
reconocimiento de alguna verdad que ha amanecido en él
por vez primera y se da cuenta que para ese niño la vida
nunca podrá ser la misma otra vez.
La Preparación del Maestro
159
A diferencia de las características anteriores, hay algunas
cualidades esenciales para la enseñanza que son adquiridas
a través de entrenamiento y experiencia. Estas incluyen:
Un entendimiento de la cosmovisión cristiana y su
aplicación a la teoría y práctica educacional. Hay una
diferencia entre ser un educador quien es también un
cristiano y en ser un educador cristiano. El maestro
cristiano debe estar equipado para traer su perspectiva de
fe en relación a cada aspecto de su tarea como educador.
Referente a esto, publicadores tales como Baker, Inter-
Varsity, Presbyterian and Reformed, y Zondervan -para
nombrar sólo a pocos- ofrecen recursos útiles para ambos,
el profesional y el laico.
Un conocimiento profundo de la materia. Hay una
tendencia, especialmente por parte del maestro laico, hacia
prepararse solamente lo suficiente para satisfacer las
demandas de la próxima clase. Esto, por supuesto,
conduce a una experiencia de aprendizaje muy superficial.
El maestro profesional debe emplear su vida dominando el
área de la materia que enseña. El maestro laico envuelto
en el ministerio educacional de la Iglesia debe ser también
un estudiante diligente. En relación con esto, la Iglesia
tiene la obligación de proveer a sus maestros con
entrenamiento avanzado (entrenamiento más allá de lo que
es recibido en la escuela dominical) en Biblia, doctrina,
historia eclesiástica, evangelismo y misiones.
Un entendimiento de las leyes divinamente ordenadas del
crecimiento del niño. Suficientemente triste, los expertos
160
cristianos evangélicos han hecho muy poco trabajo en el
área de psicología del desarrollo. Estudios seculares tales
como aquellos hechos por Piaget o el Instituto Gesell son
útiles, pero debe ser vistos críticamente; por ejemplo, un
adolescente rebelándose contra sus padres puede ser
consistente con la norma estadística del comportamiento
humano, pero cae desgraciadamente corto del estándar
bíblico. Como resultado de la experiencia, el maestro se
vuelve generalmente conocedor acerca de las
características conductuales del grupo-de-la-edad por la
que tiene responsabilidad especial. Pero, en el análisis
final, el maestro viene a un entendimiento verdadero del
estudiante individual solamente cuando desarrolla una
auténtica relación personal con él.
Un entendimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje.
¿Cuál es la naturaleza del aprendizaje? ¿Cuál es el
ambiente óptimo para el aprendizaje? Estas son algunas
de las cuestiones con las que tiene que luchar el maestro
cristiano. Aquí, de nuevo, la escolaridad cristiana
evangélica no ha ofrecido mucha ayuda en el campo de la
psicología educativa. Entonces, ¿qué debe hacer un
educador cristiano? La respuesta es que puede desarrollar
una cosmo-visión cristiana. Al hacerlo así, no estará ya
más a merced del educador secular. En vez de ello, será
capaz de beneficiarse de sus trabajos sin ser capturado por
las implicaciones de sus presuposiciones no-bíblicas. El
maestro cristiano también puede empezar a trabajar por su
propia cuenta en algunos de los problemas, o en
asociación con otros educadores cristianos.
161
Eficiencia en el uso de métodos de instrucción. Si una
persona tiene el don de la enseñanza, conoce su materia y
ama al estudiante, encontrará un modo de impartirle la
verdad. Sin embargo, el maestro cristiano no puede
detenerse en ese punto. Está obligado, como siervo de
Cristo, a encontrar las mejores maneras posibles por las
cuales pueda comunicar Su verdad.
Conferencia, discusión, preguntas y respuestas, y
representación de roles, son métodos de instrucción
usados comúnmente. Pueden ser descritos racionalmente
y adquiridos empíricamente. Los maestros pueden
incrementar su eficiencia en el uso de estás técnicas por
medio del estudio, observación, práctica y auto-
evaluación. Aunque estos métodos pueden ser aprendidos,
"(ellos) pueden llegar a ser dinámicos," como dice
Bavinck, "solamente en la expresión viviente de una
personalidad." Para el cristiano, por consiguiente, la
personalidad redimida misma es el método primario de
enseñanza. Cada maestro cristiano debe trabajar siempre
para afinar sus habilidades, pero no debe olvidar jamás su
identidad en Cristo.
El método no es un fin en sí mismo. Tareas nada más para
mantener ocupados a los alumnos no tienen lugar en la
estrategia cristiana de la enseñanza, ni son un medio para
ayudar a uno a lidiar con un mundo cambiante en el cual
no hay absolutos. En vez de eso, el método es un medio
hacia el fin de comunicar la verdad de Dios.
162
No importa cuán calificado el maestro humano pueda ser,
no puede hacer su trabajo aparte del Maestro Divino. Tal
como el Dr. J.B.Green ha dicho, "el oficio del Espíritu
como revelador de nueva verdad ha terminado...Pero el
trabajo del Espíritu como Testigo e Intérprete es
permanente. Es necesitado por cada generación sucesiva."
Es el Espíritu Santo quien ilumina nuestras mentes, nos da
un entendimiento de la Escritura (Jn. 16:13), y nos
capacita para aplicar este entendimiento a cada aspecto de
la realidad. Que el maestro y el estudiante cristianos, por
consiguiente, aborden sus respectivas tareas en humilde
dependencia del Divino Maestro, sin quien nada puede ser
conocido verdaderamente.
Estos seis primeros capítulos han sido un intento de
establecer un punto de vista cristiano de la educación
como una alternativa a los puntos de vista humanísticos
que están tan profundamente atrincherados en el mundo de
hoy. En el último capítulo, estos puntos de vista serán
evaluados críticamente.
CAPITULO 7. UNA CRÍTICA DE
LAS FILOSOFÍAS DE
EDUCACIÓN
CONTEMPORÁNEAS
Durante la mayor parte del siglo veinte, la comunidad
cristiana ha descansado pesadamente en las teorías y
prácticas educativas de la educación secular. Por ejemplo,
163
el curriculum "centrado en la experiencia" de escuelas de
iglesia, tal como lo ilustra la currícula graduada en muchas
de las denominaciones principales durante los años
cincuenta, fue similar en principios al curriculum
"centrado en la experiencia" propuesto en aquel entonces
por la escuela secular. Lo mismo pudiera ser dicho a cerca
de los métodos de enseñanza, disciplina, manejo del salón
de clases y procedimiento de evaluación.
Infelizmente, mucho de lo que ha sido clasificado como
"Educación Cristiana" sólo ha sido poco más que una
delgada capa de teología cubriendo una opinión de la
educación centrada en el hombre. Hasta cierto punto, esto
ha sido cierto en los educadores cristianos a través de todo
el espectro teológico.
En gran medida, nada más nos podemos echar la culpa.
Hemos permitido ser engañados en creer que la educación
es, de alguna manera, neutral filosófica y religiosamente.
Por supuesto, esto es imposible. El fin último de la
educación, la naturaleza de las personas educadas y la
naturaleza de la verdad, son cuestiones religiosas. Las
respuestas a estas cuestiones pueden ser cristianas o no-
cristianas, pero en cada caso serán respuestas religiosas.
No pueden ser neutrales.
Permítame llamarles su atención a tres filosofías u
opiniones del mundo no-cristiano que continúan
ejerciendo una influencia muy formativa sobre ambas
educaciones, la general y la de la iglesia.
164
JOHN DEWEY Y EL PRAGMATISMO
"En esta centuria en América," ha señalado Marcus J.
Priester, "la tradición que ha sido más influyente en la
educación es aquella forma de filosofía empírica y
experimental caracterizada por el término pragmatismo."
La evidencia parece más que justificar esta conclusión.
Primero, la mayor parte de la literatura profesional en el
campo de la educación está escrita desde un punto de vista
pragmático. Más aún, las escuelas de educación reflejan
frecuentemente una decidida inclinación por los escritos
de pragmatistas tan bien conocidos como John Dewey,
William H. Kilpatrick, William James, Boyd H. Bode,
John Lawrence Childs y Theodore Brameld. Una de las
más claras influencias de estas filosofías, quizás, es que la
persona laica identifica a menudo la educación profesional
con este punto de vista.
Aunque el pragmatismo es una filosofía moderna del siglo
XX, sus raíces se remontan hasta la antigüedad. Uno
encuentra en esta escuela de pensamiento semillas
sembradas por Heráclito y los sofistas, así como por
expertos más recientes tales como Francisco Bacon,
Augusto Comte, Charles Sanders Pierce y William James.
Sin embargo, tocó a John Dewey juntar las diferentes
ideas y darles forma en un sistema de pensamiento global.
Dewey enseñó en la Universidad de Columbia de 1905 a
1930. Durante este tiempo alcanzó reconocimiento
mundial como una autoridad líder en la educación.
165
Muchos de sus estudiantes llegaron a ser maestros
prominentes en escuelas de educación a través de los
Estados Unidos. Sus libros (Democracia y Educación, por
ejemplo) todavía son reconocidos como clásicos en el
área.
¿Cuáles son entonces algunas de las creencias del
pragmatismo contemporáneo? Cuando uno ofrece un
breve tratado sobre las creencias de otro, especialmente las
creencias de alguien con quien tiene mucho desacuerdo,
siempre hay peligro de sobre simplificar, o presentar un
cuadro distorsionado. Reconociendo esto como un
problema, haré un esfuerzo consciente para presentar, tan
certero y justo como sea posible, algunas de los supuestos
básicos de esta escuela de pensamiento.
Antes que nada, para el pragmatismo la única realidad
para el hombre es su propia experiencia. Este es un
concepto clave y relacionado con todo lo demás que cree
el pragmatista. Permítame ilustrarlo.
Como cristiano, la primera cosa que quiero saber cuando
hablo con una persona de otra religión es qué cree acerca
de Dios. Puesto que el pragmatista cree que no puede
haber nada más allá de su propia experiencia (esto es, no
hay realidad transempírica) rechaza lo sobrenatural.
No es suficiente, de acuerdo a Dewey, mantener
simplemente una posición agnóstica con referencia a lo
sobrenatural. Cierto, en interés de la integridad intelectual
uno debe reconocer que no sabe lo que no sabe. "Pero",
166
mantiene Dewey, "el agnosticismo generalizado solamente
es una semi-eliminación de lo sobrenatural. Su sentido se
desvanece cuando la mirada intelectual es dirigida
totalmente al mundo natural."
Si en verdad no hay realidad más allá de la experiencia
constantemente cambiante del hombre, entonces no hay
lugar en el pensamiento de uno para un Dios inmutable
"en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación"
(Sant. 1:17), o por un Cristo quien es "el mismo ayer, hoy
y por los siglos" (Heb. 13:8).
Wayne Rood, quien escribe con mucha simpatía acerca de
John Dewey, reporta que "cuando. . . Dewey publicó Una
Fe Común a mediados de los treintas, un revisor en The
Christian Century le dio la bienvenida a la fe cristiana. En
el próximo número, en la sección de cartas al editor,
estaba una carta de John Dewey agradeciendo la revisión
pero declinando la bienvenida."
Dewey, con su marco de referencia empírico creía que el
método científico, no la revelación divina era el árbitro
final en todas las cuestiones de hechos. En la aplicación
de este método al asunto de la realidad transempírica,
estaba tan opuesto a los liberales como lo estaba a los
conservadores en la comunidad cristiana. Se dio cuenta
que si uno admite la existencia de los sobrenatural, el
cristianismo evangélico tiene un caso razonable. En la
continua controversia en la Iglesia, el conservador, aunque
opuesto completamente a las presuposiciones básicas de
Dewey, encontraría mucho confort en estas palabras:
167
La versión liberal moderna del contenido intelectual del
cristianismo le parece más racional a la mente moderna
que algunas de las primeras doctrinas contra las que se ha
reaccionado. En realidad, no es tal el caso. Los filósofos
teológicos de la Edad Media no tuvieron más dificultad en
darle forma racional a todas las doctrinas de la Iglesia
Romana, que el teólogo liberal de hoy en formular y
justificar intelectualmente las doctrinas que considera.
Esta declaración es tan aplicable a la doctrina de los
milagros continuos, penitencia, indulgencias, santos y
ángeles, etc. como la trinidad, encarnación, expiación y los
sacramentos. La cuestión fundamental, repito, no es el de
este o ese artículo de fe intelectual, sino el de hábito,
método y criterio intelectual.
El pragmatismo es la filosofía que ha puesto mucho
énfasis en el hombre como un todo. Sin embargo, se
refiere al hombre como si no tuviera alma, como si no
estuviera hecho a la imagen de Dios. El pragmatismo cree
que el hombre es un organismo dinámico y conductual que
es parte de la naturaleza y es una extensión de esta. El
hombre es el producto de un proceso largo y continuo de
evolución.
Partiendo de un punto de vista de la realidad centrado en
el hombre, el pragmatista no tiene dificultad en aceptar un
punto de vista naturalista y evolutivo del origen de las
cosas. Aunque todos los hombres son diferentes, como
cada aspecto de la naturaleza es único (de allí el énfasis
pragmatista en las diferencias individuales en la
educación), no hay nada del hombre (su intelecto, sus
emociones, su voluntad) que no sea de las mismas piezas
168
que el resto de la naturaleza. El hombre es una aspecto
individualizado de la naturaleza. No tiene ninguna
dimensión espiritual. El "hombre total", a quien el
pragmatista enfatiza tanto en la literatura sobre educación,
no tiene alma. Es simplemente, un organismo conductual
que interactua con otros organismo conductuales.
Considere las implicaciones del punto de vista pragmatista
de la realidad. El hombre está encerrado en el mundo de
su propia experiencia, interactuando con otros seres
humanos en un ambiente que cambia constantemente. Esa
es la realidad. Para tal persona, entonces, la meta en la
vida es enriquecer su propia experiencia y hacerlo de tal
manera que de lugar a la posibilidad de enriquecimiento
posterior de su experiencia. La meta de la vida es la meta
de la educación. "Educación" decía Dewey, "debe
concebirse como una reconstrucción continua de la
experiencia."
Cuando el educador cristiano sobrepone acríticamente su
teología sobre el fundamento ajeno del pragmatismo,
tiende a enfatizar la experiencia religiosa y a desenfatizar
la importancia de la sana doctrina. La cuestión se vuelve
¿Cómo podemos ayudar al estudiante a enriquecer su
experiencia religiosa? en vez de ¿Cómo podemos equipar
al estudiante para servir al Señor Jesucristo? Es decir, en
efecto que el fin principal del hombre es tener una
experiencia satisfactoria.
Esta es una distorsión del cristianismo. Como un amigo
remarcó recientemente: "Es más importante ser santificado
169
que estar satisfecho." Por supuesto que estas cosas no son
mutuamente excluyentes. Cristo estuvo profundamente
preocupado por las necesidades reales de los seres
humanos. Pero si Dios es el centro de nuestros
pensamientos, debemos estar preocupados primariamente
con la verdadera religión, y la verdadera religión es la
única manera en que uno puede hallar verdadera felicidad.
Jesús dijo: "Porque todo el que quiera salvar su vida la
perderá; y todo el que pierda su vida a causa de mí, la
hallará" (Mat. 16.25).
Otro principio básico del punto de vista pragmatista es que
el método científico debe ser aplicado a cada uno de los
problemas del hombre. La vida del individuo está en
movimiento continuo. Mientras las cosas se deslicen
suavemente, todo está bien. Inevitablemente, el flujo de la
experiencia en movimiento encuentra un obstáculo o un
problema. Este es un momento crítico porque encara a
uno con la ocasión de hacer una decisión y tomar una
acción que afectará toda la experiencia subsiguiente.
Cuando la experiencia de una persona ha sido
interrumpida por un problema, si actúa con inteligencia
empezará por observar todos los hechos en la situación
que sean relevantes al problema. Hay un límite para la
cantidad de datos que puede coleccionar porque el
problema brota de una necesidad sentida en una situación
particular, siempre cambiante. Debe actuar
inteligentemente porque la experiencia no se deslizará
suavemente otra vez sino hasta que el problema esté
resuelto.
170

La observación de los datos sugiere una solución o un
patrón de soluciones para el problema. La solución o
hipótesis proyectadas es pesada contra otras soluciones
sugeridas, en términos de las posibles consecuencias. La
solución es considerada satisfactoria si causa que la
experiencia fluya suavemente de nuevo, abriendo así el
camino para nuevas y crecientes experiencias.
El conocimiento obtenido de la aplicación del método
científico a un problema particular puede ser útil al
encontrar problemas similares, pero no debe ser
considerado verdad absoluta. El conocimiento es tentativo
y relativo y debe estar sujeto siempre a la experiencia
presente.
Más importante que el conocimiento obtenido por el uso
del método científico es la habilidad adquirida por el uso
de ese método. Desde este punto de vista, el método es
más importante que la materia estudiada. En lo que al
pragmatista concierne, una de las más importantes
funciones que una escuela puede ejecutar es proveer al
estudiante con la oportunidad de tener experiencia en la
solución de problemas. Los cursos de estudios deben ser
arreglados de tal manera que traten con problemas de
aritmética, problemas de lectura, problemas de ciencias,
etc.
También es claramente entendible de lo anterior que el
pragmatista no favorece un curriculum compuesto de
171
materias de estudio de área bien definidas y arregladas en
una secuencia pre-determinada. Dewey declara:
No hay. . . sucesión de estudios en el curriculum ideal de
escuela. Si la educación es vida, toda la vida tiene desde
el comienzo un aspecto científico, un aspecto de arte y
cultura, y un aspecto de comunicación. No puede por
consiguiente, ser cierto que los estudios apropiados para
un grupo sean meramente lectura y escritura, y que en un
grado posterior lectura o escritura o ciencia pudieran ser
introducidas. El progreso no está en la sucesión de
estudios, sino en el desarrollo de nuevas actitudes hacia, y
nuevo interés en, la experiencia.
Tratar con el estudiante en términos de sus propias
necesidades sentidas es ciertamente muy atractivo para
cualquiera genuinamente preocupado por la gente. Sin
embargo, después de alguna reflexión, uno puede empezar
a preguntarse tales preguntas como: ¿Cómo sabe siempre
el estudiante lo que es mejor para él? ¿Siente
instintivamente una necesidad por lo que es bueno? ¿No
es cierto que hay muchas necesidades reales de las que no
nos damos cuenta sino hasta después que somos
introducidos a alguna nueva área de pensamiento? El
cristiano, creyendo que Dios tiene un mejor conocimiento
que el hombre pecador, no puede aceptar la pragmática
"doctrina de las necesidades sentidas."
Finalmente, el pragmatista es probablemente mejor
conocido por su sistema de valores. En un mundo sin
realidad transempírica, los valores son relativos a la
experiencia del individuo. El bien y el mal deben ser
172
determinados de acuerdo a las consecuencias que resulten
de cada unidad de experiencia. Un buen acto es medido
por los resultados de la acción. ¿Por qué debe uno ser
honesto? Porque la honestidad es la mejor política. Si una
persona es honesta, la gente pensará bien de ella y puede
ser que la premie.
Algunos pragmatistas objetarían ante tal descripción
protestando que lo que ellos están diciendo es acerca de lo
que es mejor para la comunidad en vez de lo que es
simplemente mejor para el individuo. Sin embargo, una
investigación más profunda revela que el pragmatista cree
el bienestar del individuo depende de su interacción con
otros individuos. Es decir, en cierto sentido, el bienestar
del individuo está relacionado con la eficiencia de la
sociedad de la cual es parte. En el análisis final, cuando el
individuo es presionado a hacer una decisión en base a lo
que es realmente "real" para él, la pregunta es todavía:
¿Qué es lo mejor para mí?
La primera objeción que puede ser traída contra esta
opinión de valores éticos está en su punto de partida. Si,
tal como el pragmatista cree, la experiencia del individuo
es la prueba de todas las cosas, el relativismo ético es
defendible. Los absolutos morales son inconsistentes con
una opinión de la vida centrada en el hombre. Por otro
lado, si el fin principal del hombre es glorificar a Dios,
entonces puede ser esperado razonablemente que el bien y
el mal estén determinados por la actuación o transgresión
de su voluntad, la cual creen los evangélicos está
suficientemente revelada en las Escrituras. Siendo cierto
esto, la deshonestidad no está mal simplemente porque
173
resulta en consecuencias indeseables sino porque Dios ha
dicho: "No hablarás contra tu prójimo falso testimonio"
(Ex. 20:14).
Otra objeción que puede ser levantada contra esta opinión
de valores es que el pragmatista no tiene modo de
determinar una consecuencia buena o mala. Por ejemplo,
un estudiante con un examen importante el lunes quiere
saber si estaría bien que permaneciera en casa y estudiara
todo el día domingo. El considera el asunto a la luz de las
consecuencias anticipadas. Si su pensamiento es más que
superficial, es confrontado inevitablemente con una
cuestión anterior: ¿Qué hace buena o mala una
consecuencia? Si el pragmatista tuviera que responder esta
pregunta tendría que moverse ya sea hacia la derecha y
abrazar absolutos con los cuales definir bien y mal, o
moverse hacia la izquierda y colgarse del antinomismo
existencial que admite libremente que la única cosa que
realmente cuenta es la decisión libre y desinhibida del
individuo.
En resumen, el pragmatista ha desarrollado una teoría y
práctica educativa basada sobre el supuesto que el hombre
es un organismo conductual para quien su propia
experiencia es la única realidad y para quien el
enriquecimiento y expansión de esa experiencia es la única
meta.
B.F. SKINNER Y EL CONDUCTISMO
174
B.F. Skinner es un científico conductista, pero su libro
Más allá de la Libertad y la dignidad por el cual es mejor
conocido por el público en general, es más el trabajo de un
filósofo que el de un científico. En ese trabajo establece
sus opiniones sobre la naturaleza del hombre y las bases
para hacer juicios de valor.
Skinner llama una "opinión pre-científica" la opinión que
el hombre es "libre para deliberar, decidir y actuar,
posiblemente en maneras originales, y "se le debe de dar
crédito por sus éxitos y ser culpado por sus fracasos".
Contra esta posición él opone la "opinión científica", que
afirma que "la conducta de una persona está determinada
por una herencia genética trazable hasta la historia
evolucionaria de las especies y por las circunstancias
ambientales a las cuales un individuo ha sido expuesto".
Skinner admite que ninguna de estas opiniones puede ser
probada, pero insiste en que "es la naturaleza de la
investigación científica que la evidencia debe inclinarse en
favor de la segunda".
Para Skinner, el hombre no es en ningún sentido único un
ser autoconsciente que desafíe un análisis científico
completo. El "yo" es, en sus palabras, "un repertorio de
conductas apropiadas a un conjunto dado de
contingencias". El mundo privado interior del ser humano
(sus pensamientos, sueños, y sentimientos) es de la misma
naturaleza que el mundo exterior. "La diferencia no está
en el material del cual se compone el mundo privado",
declara, "sino en su accesibilidad".
175
Skinner critica frecuentemente el uso del término "hombre
autónomo", un concepto que cree amenaza la
supervivencia de la raza. Cuando el cristiano teísta usa
este término, está refiriéndose al hombre natural que se ve
a sí mismo como el árbitro final de la verdad y el valor.
Skinner usa el término "hombre autónomo para referirse a
cualquier concepto de hombre, cristiano o no-cristiano,
que adscriba una medida de libertad o dignidad a su vida.
Definida así, la idea de un hombre autónomo es rechazada
por el conductista. Para él, la única diferencia entre una
paloma y un hombre es que la paloma es una forma simple
de vida animal, mientras que el hombre es una forma más
compleja.
Toda conducta, ya sea animal o humana, es determinada
por el condicionamiento ambiental. Skinner ilustra esto
diciendo: "El nómada a caballo en la Mongolia Exterior y
el astronauta en el espacio exterior son gente diferente,
pero hasta donde sabemos, si hubieran sido cambiados al
nacer, hubieran podido tomar cada uno el lugar del otro".
En esta misma conexión cita con aprobación la
proposición de Gilbert Seldes "que el hombre es una
criatura de circunstancia, que si cambiara el ambiente de
treinta pequeños hotentotes por el de treinta pequeños
niños aristócratas ingleses los aristócratas se volverían
hotentotes para todos los fines prácticos y los hotentotes
pequeños conservadores".
Así, cada aspecto de la conducta está enraizada en una
causa ambiental. Cada respuesta tiene un estímulo. Si
uno pudiera aislar el estímulo, de acuerdo al conductista,
podría preveer la respuesta específica. Por medio del uso
176
de la tecnología de la conducta, el científico podría tomar
un niño al nacer y programarlo para que llegue a ser un
ministro, un hombre de negocios, un cantinero, o cualquier
cosa que determinara.
Lo que uno puede hacerle a un animal, puede hacérselo a
un ser humano. Lo que uno puede hacer a un ser humano,
puede hacérselo a la raza humana. Es con esta confianza
en la tecnología de la conducta que Skinner aboga el
diseño y el desarrollo subsecuente de una cultura utópica.
El propone un mundo en el cual las gentes vivan juntas sin
pelear, se mantengan a sí mismas produciendo la comida,
abrigo, y vestidos que necesiten, se gocen y contribuyan al
disfrute de otros en el arte, música, literatura y juegos,
consuman solamente una parte razonable de los recursos
del mundo y agreguen tan poco como sea posible a su
contaminación, no procreen más hijos de los que puedan
ser criados decentemente, continúen explorando alrededor
de ellos y descubran mejore modos de lidiar con él, y
lleguen a conocerse a sí mismos acertadamente y, por
consiguiente, se manejen efectivamente.
Todo esto obviamente da lugar a un número de preguntas.
Por ejemplo, aun si el científico conductista pudiera
controlar la conducta humana, ¿Cómo, estando limitado
por su propio marco de referencia, sabe cuál debe ser la
conducta humana? El científico quizá nos diga como
efectuar un aborto, pero ¿puede decirnos si debe ser
efectuado o no? Skinner nos responde rápidamente a esta
objeción porque está firmemente convencido de que las
cuestiones éticas, al igual que todas las otras cuestiones,
debe ser contestadas por análisis científico. Declara "las
177
cosas son buenas (refuerzan positivamente) o malas
(refuerzan negativamente) presumiblemente a causa de las
contingencias de supervivencia bajo las cuales las especies
evolucionaron. Eventualmente, todos los reforzadores
derivaron su poder de la selección evolutiva". En otras
palabras, una cosa es buena o mala de acuerdo a si
refuerza o no la conducta que contribuye a la
supervivencia de la especie. Este es el valor último.
El pensamiento de Skinner es único, dadas sus
presuposiciones. Pero si el Dios de las Escrituras existe (y
sí existe) la supervivencia de la raza no es el fin principal
del hombre, ni es una base adecuada para un sistema de
valores. El hombre fue hecho para vivir para uno más
grande que sí mismo, más grande aun que la raza humana.
El hombre fue hecho para vivir para Dios. "Si, pues
coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la
gloria de Dios" (1 Cor. 10:31).
Una segunda y aun más amenazante cuestión implícita en
la filosofía de Skinner es: ¿Quién va a diseñar esta
sociedad utópica? ¿Quién entre los hombres está
calificado para tal tarea? El Dr. Francis A. Schaeffer,
tratando de imaginar al científico conductista esforzándose
en poner en práctica este sueño utópico, escribe:
¿A quién encontramos cuando penetramos al interior del
hombre con una bata blanca de laboratorio? Encontramos
a un hombre imperfecto perdido ¿no es cierto? ¿De dónde
van a venir estos grandes benevolentes manipuladores?
178
¡Hablar de utopía! Este es el concepto más utópico de
todos.
Más aun, si el hombre es quien el conductista dice que es
(es decir, un organismo vacío totalmente condicionado por
su ambiente) ¿no es inconsistente sugerir que existen seres
humanos (científicos conductistas) que puede de algún
modo permanecer fuera de este proceso, analizándolo
inteligentemente y haciendo uso de sus descubrimientos
para manipular a la raza humana de las maneras que
decidan?
Skinner anticipó esta objeción. El arguye: "El diseñador
de una cultura no es un intruso o un entrometido. No se
mete para disturbar un proceso natural: él es parte de un
proceso natural". Esto es, la persona o personas que
diseñan la cultura están condicionadas ellas mismas para
diseñar la cultura, para la supervivencia de la especie.
Este argumento no es muy satisfactorio, aun para el
hombre de la calle que ve instintivamente al ser humano
como algo más que una máquina. La debilidad básica de
la posición de Skinner en este punto, sin embargo, no es su
lógica sino la presuposición inicial con la que ve la
naturaleza de la realidad. La colisión entre el cristianismo
y el conductismo empieza con sus respectivos puntos de
arranque.
Mientras reflexiono en los escritos de Skinner, me
pregunto por qué se tomó el trabajo de dirigirse al público
en general. Su opinión del determinismo mecánico niega
que hombre sea, en algún sentido, moralmente
179
responsable. ¿Por qué trata de exhortarnos y persuadirnos,
si somos sólo hombres parecidos a máquinas, el producto
de la selección evolutiva y el condicionamiento
ambiental? ¿Por qué nos regaña por recomendar libertad y
dignidad, si de hecho no tenemos libertad y dignidad?
Falta por ver cuánto impacto tendrá en la educación el
conductismo. Si esta opinión es tomada seriamente por
los educadores profesionales, requerirá eventualmente la
construcción de escuelas en las cuales el ambiente escolar
entero, en cada punto, refuerce la conducta deseable y
extinga la conducta indeseable.
La aplicación de la enseñanza de Skinner que ha gozado
por mucho la mayor popularidad con los educadores
modernos es el concepto de la enseñanza programada
usado en conjunto con la máquina de enseñar. Skinner no
es el único, ni siquiera el primer sicólogo educativo en
hacer uso de este método, pero su trabajo ciertamente ha
dado ímpetu a un uso más extenso y variado de esta
técnica.
La enseñanza programada, basada en los mismos
principios por los que un conductista enseña a una paloma
a picar un disco o a jugar ping-pong, involucra dividir el
material por aprender en pequeñas piezas de información
que serán presentadas visualmente al estudiante en una
serie lógica de pasos pequeños. El estudiante lee la
información en cada paso y responde una pregunta muy
simple. La máquina de enseñanza informa al estudiante
inmediatamente si la respuesta estuvo correcta o no. Toda
180
vez que el material esté arreglado de tal manera que el
estudiante probablemente dé una respuesta correcta, hay
refuerzo después de cada pasito, y así hay motivación para
dar el siguiente paso. Este procedimiento es seguido hasta
el fin del programa.
Como puede esperarse, los investigadores no están de
acuerdo en su evaluación de la enseñanza programada.
Una razón es su falta de acuerdo sobre el propósito de la
educación. ¿Cuál es el resultado deseable de la educación?
Si el propósito primario de la educación es el dominio de
datos de información definidos fácilmente y que puede ser
medidos por un examen objetivo, entonces mucho de
positivo puede ser dicho del aprendizaje programado. Si
por otro lado, el objetivo del aprendizaje es que el pupilo
entienda y se comprometa con la verdad (el resultado de lo
cual no puede ser medido totalmente por pruebas
objetivas) entonces las máquinas de enseñanza y el
aprendizaje programado son de un valor mucho más
limitado.
El uso de una prueba objetiva como criterio para evaluar
un enfoque instruccional está en sí misma sujeta a
cuestión. Puede discutirse que la habilidad para recordar
información para este tipo de pruebe no indica
necesariamente la habilidad de aplicar esa información a
situaciones de la vida.
Los sicólogos reconocen la necesidad de más información
al evaluar el efecto sicológico de aprendizaje por pasos
mínimos. Borger y Seaborne, después de citar un número
181
de ventajas posibles del aprendizaje programado, ofrece
esta palabra de precaución:
Hasta hoy hay insuficiente evidencia en el asunto de si la
respuesta envuelta en hacer un gran paso de aprendizaje es
siempre equivalente a hacer un número de pasos pequeños.
Las situaciones reales para las que el aprendiz se está
preparando envolverán ciertamente ocasiones en las que
será necesario retener respuestas hasta que una gran
cantidad de información haya sido obtenida. En la
ausencia de evidencia directa, puede ser discutido que el
entrenamiento por pasos mínimos puede tener efectos
secundarios desventajosos, al fallar en prepara al
estudiante para situaciones de aprendizaje que no pueden
ser programadas de este modo.
Desde la posición cristiana, debe ser recordado que el
aprendizaje programado está basado en una opinión
reductora del hombre. Le presenta la realidad justamente
como un domador se la presenta a un animal. Si este
enfoque es usado exclusivamente, ninguna oportunidad se
permite para el análisis e interpretación de situaciones
complejas que al hombre, como hombre, es llamado a
hacer por el gran Dios que lo hizo.
Debe ser recordado también que el hombre no-regenerado
que rechaza a Dios puede mirar al mundo de un modo
atomístico y fragmentado. Por otro lado, el creyente que
es auto-consciente de las implicaciones de su compromiso
cristiano sabe que toda verdad es una unidad porque Dios
es su Autor. Por consiguiente, para que cualquier aspecto
182
de la realidad sea correctamente entendido debe ser puesto
en algún momento en el contexto más amplio posible.
La máquina de enseñar, como parte de un programa
instruccional comprehensivo, puede tener valor para el
educador cristiano. Pero no es adecuada para usarla sola o
como un elemento mayor en el programa educativo para
enseñar la unidad de la verdad al hombre (un ser a quien
Dios hizo un poco menor que los ángeles y lo ha coronado
con gloria y honra).
SOREN KIERKEGAARD Y EL
EXISTENCIALISMO
Otra filosofía que ha llegado a ser aclamada popularmente
en este siglo es el existencialismo. Esta filosofía no es una
escuela de pensamiento definida claramente con todos sus
adherentes suscribiendo en general los mismos principios
básicos. El término existencialista es aplicada a hombre
con opiniones variadas como aquellas de Martin Buber, un
teólogo judío y Jean Paul Sartre, un ateo empedernido.
El movimiento moderno llamado existencialismo es
usualmente trazado hasta Soren Kierkegaard, el filósofo
danés del siglo diecinueve. De acuerdo a Casserly el
término "existencialismo" es un término filosófico
moderno, inventado por Kierkegaard y conservado vivo
desde entonces por su algo mixta banda de seguidores".
183
En un sentido muy real Kierkegaard está en relación con el
existencialismo como Calvino lo está con el calvinismo.
¿Por qué una persona interesada en educación debe
preocuparse por el pensamiento de Kierkegaard, ya que no
escribió material que concerniera directamente a los
problemas de la educación? La razón es que muchos que
nuestros actuales pensadores creativos en arte, literatura,
teología, y hasta cierta extensión, educación, han sido
influenciados significativamente por el pensamiento de
este filósofo danés. Uno puede suponer de un examen de
libros y artículos recientes en el campo de la filosofía
educativa que Soren Kierkegaard quizás sea el catalizador
del pensamiento educativo de la segunda mitad de este
siglo tal como John Dewey lo fue en el primero.
Soren kierkegaard fue un hombre con una capacidad
inusual para el sufrimiento, culpa, e introversión. El
mismo fue mucho "el individuo" una frase que se refiere a
la categoría más importante en su pensamiento. Esta era
"la categoría a través de la cual, en un aspecto religioso,
esta época, toda la historia, la raza humana como un todo,
debe pasar". Tan importante fue para él esta categoría que
expresó el deseo "que en mi sepulcro sea puesto el
individuo". "El individuo es "un pensamiento en el que
está contenida una filosofía entera de la vida y del
mundo".
A Kierkegaard no le gustaron los sistemas en general ni el
sistema Hegeliano en particular. Para él, la cosa que
realmente importaba no era lo abstracto y lo general, sino
184
lo inmediato y lo particular. La existencia humana no era
algo que debiera ser reducido a un concepto, ya sea de uno
mismo o de otro, sino que era algo para ser realizado por
el individuo.
Así que la tarea ontológica, tal como Kierkegaard la vio,
fue describir al individuo tal como existe realmente. No
estaba buscando por alguna teoría general para explicar al
hombre y al mundo.
Con las debidas disculpas a Kierkegaard por intentar
sistematizar algunos aspectos de su pensamiento, quisiera
presentar cuatro ideas básicas que parecen correr a través
de sus obras, ideas que son también algo características del
existencialismo de hoy en día.
Antes que nada, contrario a las filosofías tradicionales,
Kierkegaard creyó que la existencia precede a la esencia.
El individuo existente se está moviendo constantemente
de potencialidad hacia la realidad a través de un acto
interior libre y espontáneo. Por consiguiente, nunca está
en la posición de estar realizado o completo. Un resultado
obvio de esta creencia es visto en los teólogos, psicólogos,
y educadores contemporáneos quienes hablan no de ser
uno mismo, si no de estar llegando a ser uno mismo, no de
ser una persona, sino de estar llegando a ser una persona.
Vandeberg ha apuntado correctamente: "Si para Dewey la
vida es experiencia, la cual es educación, así también
llegando a ser uno mismo es educación para el
existencialista".
185
El individuo existente decide en libertad y esta decisión es
básica a su ser. "La decisión misma es decisiva para el
contenido de la personalidad", dice Kierkegaard, "a través
de la decisión la personalidad se sumerge a sí misma en la
cosa escogida, y cuando no escoge se marchita
consumiéndose". El individuo existente es el arquitecto
de su propio ser y el que determina su propio destino a
través de decisiones que hace o no hace (que es una
decisión también). Esta opinión difiere radicalmente de la
opinión teísta cristiana de la absoluta soberanía de Dios, la
cual limita la libertad del hombre, y que desde el punto de
vista del determinismo mecánico impersonal del
conductismo niega la libertad del hombre.
El existencialista va un paso más allá del subjetivismo del
pragmatismo al hacer decisiones educacionales. El
existencialista razona: "La decisión democrática de grupo
puede ser un mejora sobre la decisión dogmática y
autoritaria, pero todavía es inferior a un nivel de acción
aún más básica: la decisión individual".
Imagínese que está usted parado en el borde de un edificio
incendiado. El fuego se está acercando a usted. El
edificio es suficientemente alto de tal manera que saltar
involucra un gran riesgo. Tiene que decidir. Tiene que
decidir saltar al fuego, saltar del edificio o permanecer
donde está. Aun si no decide, ésa es una decisión. Es una
decisión no decidir. La situación no es estática. El fuego
continúa acercándose. Si fuera posible trataría de pensar
en alguna otra cosa o se divertiría con un juego. Podría
aumentar el volumen de su radio portátil. Pero si usted
hiciera una decisión existencial, lo haría en completa
186
consciencia de usted mismo y la situación de crisis, no
tomando consejo de nada fuera de usted mismo.
Esta fue la manera en que Kierkegaard entendió el
significado de la existencia. Tal como Aiken escribió:
Podemos tomarlo (a Kierkegaard) diciendo esencialmente
que sólo en estados de crisis emocional extrema cuando
uno encara no solamente la posibilidad sino el hecho de la
propia aniquilación inminente, puede uno entender
finalmente el significado de la propia existencia. Porque
es solamente entonces que uno decide al fin vivir o morir,
ser o no ser.
Por consiguiente, es entendible el porqué Kierkegaard
estaba preocupado con aquellas emociones que están
relacionadas con una situación de crisis, tales como
ansiedad, culpa, miedo, terror, fastidio, y melancolía. No
hubo nada más real para él que su propia agonía interior.
Una segunda característica del existencialismo es su
énfasis en la subjetividad de la verdad. "La verdad es
subjetiva", declaró Kierkegaard. Entonces volteó la
declaración al revés y dijo: "La subjetividad es verdad".
Algo es verdad cuando es verdad par el individuo en su
situación existencial. Es sobre esta suposición básica que
descansa la epistemología de Kierkegaard, aunque no hizo
187
ningún intento para desarrollar una teoría epistemológica
formal.
La subjetividad de la verdad está indicada en el énfasis
existencialista sobre el "como" en vez del "que" del
conocimiento. Quizá en ningún otro lugar de los escritos
de Kierkegaard está este punto ilustrado más claramente
que en este pasaje citado frecuentemente:
Si uno que vive en medio de la cristiandad va a la casa de
Dios, la casa del verdadero Dios, con la verdadera
concepción de Dios en su conocimiento, y ora, pero ora en
un falso espíritu; y uno que vive en una comunidad
idólatra con la entera pasión de lo infinito, aunque sus ojos
descansen sobre la imagen de un ídolo, ¿Dónde hay más
verdad? Uno ora en verdad a Dios aunque adora a un
ídolo; el otro ora falsamente al Dios verdadero, y por lo
tanto adora de hecho a un ídolo.
La prueba de la verdad, entonces, es si la persona está
comprometida apasionadamente o no con la verdad. Al
inicio de su carrera, Kierkegaard anotó en sus Journals:
"La cosa es encontrar una verdad que sea verdad para mí,
encontrar la idea por la cual pueda vivir y morir". Nunca
se separó de esta posición. Emergió como característica
de su pensamiento y permeó todos sus escritos.
Un buen ejemplo del intento de Kierkegaard de contrastar
su enfoque de la realidad con la filosofía tradicional puede
ser vista en su pregunta: "Cuando un hombre investiga
objetivamente el problema de la inmortalidad, y otro
abraza una incertidumbre con la pasión de lo infinito:
188
¿Dónde hay más verdad y quién tiene la certeza más
grande". En este punto introduce a Sócrates como una
ilustración de la segunda alternativa y dice de su muerte
"¿Hay alguna prueba mejor digna de ser dada para la
inmortalidad del alma". El punto es bien tomado. Sin
embargo, debe ser notado aquí, como asunto de registro,
que sócrates ofreció pruebas en favor de la inmortalidad
del alma del tipo que Kierkegaard condena tan
amargamente. Uno puede concluir que fue convicción de
Sócrates que estas pruebas eran tan válidas que lo
capacitaban para enfrentarse de manera tan noble a la
muerte.
Antes de abandonar el tópico de la subjetividad de la
verdad, una cuestión legítima puede hacerse,
especialmente por el educador que está muy preocupado
con la tarea de la comunicación. Si la verdad es subjetiva
¿Cómo puede alguna verdad, aun esta verdad, ser
comunicada? Cuando uno escribe como su propia opinión
"la verdad es subjetiva", se envuelve en una contradicción.
Kierkegaard estuvo bien consciente de este problema e
invocó el uso de la comunicación indirecta. Aun esta
proposición lo envolvió en el mismo problema.
Sin embargo, con toda justicia a Kierkegaard, fue un
escritor agraciado y con frecuencia fue muy artístico en el
uso de la comunicación indirecta. El uso de la doble
reflexión es bien evidente en sus escritos. El siguiente es
un buen ejemplo:
189
Supongan que un hombre desea comunicar la convicción de
que la relación del individuo con Dios es un secreto.
Supongan que fuera lo que nosotros estamos acostumbrados
a llamar un alma amable, que ama tanto a los otros que no
puede guardarse esto para sí; supongan que, sin embargo,
tenía el sentido suficiente para sentir un poco de la
contradicción implícita en comunicarlo directamente, y de
aquí que lo dijo a otros sólo bajo promesa de secreto:
¿Entonces qué? Entonces tiene que haber asumido ya sea
que el discípulo era más sabio que su maestro, de tal manera
que podría guardar el secreto mientras que el maestro no
pudo (una bella sátira sobre ser un maestro), o tuvo que
haber estado tan dominado por la dicha del sin-sentido que
no notó la contradicción.
Los educadores influenciados por el existencialismo
pudieran ser propensos a preferir simbolismos a
literalismo, preguntas provocativas a exposición directa, y
poesía a prosa. En cada caso la pregunta es: "¿Qué
significa para ti?" y no, "¿Qué significa?".
De acuerdo al estándar de Kierkegaard, hablando
humanamente, Sócrates fue el ejemplo excelente de un
individuo auténtico entrenado en el arte de la
comunicación indirecta. El método de Sócrates consistió
en presentar preguntas penetrantes de tal manera que
forzara al aprendiz a encarar con profundidad
honradamente tanto el asunto como a sí mismo. No hizo
discursos formales. Llegó incluso al punto de simular
ignorancia para evitar dar respuestas y para provocar ideas
en la persona con la que hablaba. Suficientemente
interesante, toda vez que Sócrates ocasionalmente
190
inyectaba información en la corriente de la conversación,
Kierkegaard pensaba que era inconsistente".
Una tercera característica del pensamiento de Kierkegaard
que también es común al existencialismo moderno es el
concepto de paradoja. Este concepto se desprende
lógicamente de la opinión de Kierkegaard de la realidad y
de la naturaleza de la verdad. Escribió: "La paradoja no es
una concesión sino una categoría, una definición
ontológica que expresa la relación entre un espíritu
cognitivo existente y la verdad eterna". Toda verdad
esencial es paradójica desde el punto de vista del
individuo existente, y cualquier intento para explicar
racionalmente la paradoja sirve para negar la realidad de la
existencia. De acuerdo a Kierkegaard, la paradoja lleva a
algunos a la desesperación porque la antítesis no puede ser
concebida por el pensamiento humano. La razón puede
discernir solamente los miembros de la paradoja, no puede
reconciliarlos.
Pero lo que la razón no puede, la fe sí. Así, tenemos el
salto de fe. La fe es operativa "por virtud de los absurdo,
no por virtud del entendimiento humano, de otra manera
sería solamente sabiduría mundana, no fe" Esto conduce
inevitablemente al irracionalismo del existencialismo
moderno.
Tuve un amigo en el seminario quien estaba muy
influenciado por el irracionalismo existencialista tal como
está expresada en la teología neo-ortodoxa. Era un
estudiante brillante. Con frecuencia nos enganchamos en
191
argumentos teológicos, a veces por horas. En raras
ocasiones tendría yo el mejor argumento, y le diría:
"Ahora, te tengo. Lo que estás diciendo contradice
lógicamente lo que has estado diciendo". Su respuesta
inevitable era: "Pero ese es justamente el punto. ¿Ves?
Contiendo que la verdad puede ser ilógica". En este
momento la incompatibilidad de nuestros puntos de
partida se volvían penosamente evidente, y en frustración
nos íbamos por nuestros diferentes caminos.
De una manera mucho más radical y trágica, el hombre
moderno parece estar diciendo a través de las varias
formas de arte y los medios de comunicación masiva que
la única manera que una existencia terrenal tenga algún
sentido es decir que no tiene ningún sentido. La única
manera que el hombre pueda retener su sanidad mental es
reconocer que la vida es absurda.
Una cuarta característica del pensamiento de Kierkegaard
que será considerada es su énfasis en la existencia
auténtica. Para él, el bien y el mal no son valores fijos ni
deben ser medidos en términos de alguna prescripción
moral absoluta y objetiva. La cuestión ética pivotal es si
un individuo está o no en un modo de existencia auténtico
o inauténtico. Tener una existencia auténtica es que uno
se escoja a sí mismo como uno es realmente, con todas sus
cualidades, no importa cuáles sean. La decisión
corresponde al individuo. El héroe verdadero para
Kierkegaard era "el hombre que puede permanecer
realmente solo en el mundo tomando consejo sólo de su
consciencia".
192
 está siendo practicada de acuerdo a una filosofía
Vanderberg, escribiendo desde una posición educativa. Puede ser consciente o inconsciente. Puede ser
existencialista, dice que si un estudiante hace trampa en un pragmática, conductista, existencialista, o ecléctica - o
examen, "es, ya sea el resultado de la inautenticidad del pudiera ser cristiana.
estudiante (no está siendo lo que puede ser, no quiere
llegar a ser un problemático)" o por otro lado, "es el
resultado de su autenticidad (está siendo lo que decide ser,
que resulta ser contrario a los modos de conducta
prevalecientes, quiere ser un problemático)."
Entonces, ¿qué debe hacer un maestro? Cuando está
aplicando un examen ¿qué acciones debe seguir respecto
al hacer trampa? El existencialista responde "El maestro
no puede pararse en medio de la crisis sin causar
inautenticidad y preparar la escena para futuros problemas
de disciplina". La única cosa que el maestro puede hacer
es "clarificar la situación al explicar claramente la decisión
a la mano. El estudiante decide por sí mismo lo que puede
llegar a ser". El deber del maestro con respecto a la
disciplina, por consiguiente, es doble: "Ser él mismo y
permitir al estudiante ser él mismo".

El teísta cristiano comparte la preocupación existencialista

por la honestidad. La hipocresía es uno de los males más
grandes de éste y todos los tiempos. Pero la autenticidad
no es suficiente. Una persona puede ser auténticamente
depravada.

Puede ser que jamás vean ustedes alguna de las filosofías

anteriores, aplicada consistentemente en la Iglesia o en la
escuela. Sin embargo, pueden estar seguros que
dondequiera que la educación formal esté tomando lugar,
193 194
 TABLA DE CONTENIDO
CAPITULO 1. UN PUNTO DE VISTA _____________________ 2
CAPITULO 2. LA NATURALEZA DEL HOMBRE Y LA
EDUCACIÓN CRISTIANA ______________________________ 8
CAPITULO 7. UNA CRÍTICA DE LAS FILOSOFÍAS DE
EDUCACIÓN CONTEMPORÁNEAS ____________________ 163
JOHN DEWEY Y EL PRAGMATISMO __________________ 165
B.F. SKINNER Y EL CONDUCTISMO __________________ 174
SOREN KIERKEGAARD Y EL EXISTENCIALISMO ______ 183
TABLA DE CONTENIDO______________________________ 195

LA DOCTRINA BÍBLICA DEL HOMBRE__________________ 9

IDENTIFICACIÓN ___________________________________ 13
EL PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE______________ 19
EL PROBLEMA DEL PECADO _________________________ 40
CAPITULO 3. EL PACTO DE GRACIA Y LA EDUCACIÓN
CRISTIANA DE LOS HIJOS DEL PACTO ________________ 42
LA DOCTRINA BIBLICA DEL PACTO DE GRACIA________ 45
LA SITUACIÓN DE LOS HIJOS DE PADRES CREYENTES __ 47
ALGUNOS PRINCIPIOS BÁSICOS PARA LA EDUCACIÓN DE
LOS HIJOS DEL PACTO_______________________________ 54
LOS MEDIOS DE LA CRIANZA CRISTIANA _____________ 60
CAPITULO 4. LA ESCUELA CRISTIANA: UNA
INSTITUCIÓN CUYO TIEMPO HA LLEGADO ___________ 71
SU ORIGEN _________________________________________ 72
¿QUÉ ES UNA ESCUELA CRISTIANA? __________________ 83
¿POR QUÉ NECESITAMOS UNA ESCUELA CRISTIANA? __ 91
CAPITULO 5. DE ESCUELA DOMINICAL A PROGRAMA DE
EDUCACIÓN CRISTIANA _____________________________ 94
LA RELACIÓN ENTRE PREDICAR Y ENSEÑAR.__________ 95
LA ESCUELA DOMINICAL: UNA INSTITUCIÓN QUE NUNCA
HA ENCONTRADO HOGAR __________________________ 108
PROGRAMA DE EDUCACIÓN CRISTIANA: UN PLAN PARA
HACER DISCÍPULOS ________________________________ 121
CAPITULO 6. EL MAESTRO CRISTIANO ______________ 137
LA IMPORTANCIA DEL PAPEL DEL MAESTRO _________ 138
LA TRIPLE FUNCIÓN DEL MAESTRO _________________ 140
LAS CUALIDADES DEL MAESTRO____________________ 149

195 196