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No puedo decir qué pasa después de la muerte; solo sé que algún día ocurrirá,
pero ¿para qué?, ¿para sobrevivir en el recuerdo de quienes quedan? No, la
muerte es el fin de un comienzo. Se pasa de la confusión momentánea al
descanso eterno. La vida está llena de problemas, dificultades y situaciones que te
alejan de la esencia pura de tu ser, no obstante, si algún vez te preguntaras o si
quiera detallaras, el significado que puede tener todo esto para tu crecimiento,
notarías que entre quejas y lamentaciones se es completamente infeliz.
En efecto, para algunos teístas como yo, no se necesita ver algo para manifestar
el valor intrínseco de un misterio como lo es la vida misma. Se asume la
coexistencia de manera evidente, pues aunque la fe pueda apoyarse en los datos
metódicos y convencionales de la razón, no surge necesariamente de un proceso
demostrativo. Corresponde pensar que las barreras de un saber deben sobrepasar
el mundo material en el que vivimos. Cómo ser egoísta y creer que nosotros “los
humanos” somos los únicos en toda la expansión del universo. Dawkins apoya
aquella idea de que Dios es todo aquello que usted quiere que sea. Así, pues si se
creyera que Dios fuese energía, entonces se hallaría en un pedazo de carbón,
pero qué hay más allá de este espejismo.
No puedo definir con exactitud ¿Qué o quién es Dios?, sin embargo, puedo
expresar que si un ateo tuviera una saludable indepencia de pensamiento,-como
dice tenerlo- no andaría tratando de demostrar que no existe algo en que no cree,
porque sencillamente “esa única materia en el universo que permite conocer la
mente y las emociones del hombre” es aquello que intenta refutar. Y si intenta
refutar algo que existe pormenorizado en la mente de débiles o algo que no existe
a la vez en su ajustada lógica, entonces es eso una traición intelectual.
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espacio-tiempo. Y por otro, la religión ha recurrido a manifestaciones
tradicionalistas no sustentada en pruebas.
Es distinta la forma en que cada persona o colectivo profesa estos seres e intenta
relacionarse con ellos, inclusive hay quienes no conocen Dios alguno. La creencia
en lo sobrenatural, así como las costumbres o representaciones, forma parte de la
cultura. Las leyendas y mitos han servido para transmitir los valores y credos de
los pueblos, pero su importancia radica en que la gente adquiere a través de ellos
un sentido de identidad y módulo grupal. De igual manera, el sol, el fuego, y otros
elementos de la naturaleza significaba para los hombres primitivos objetos de
adoración con aliento de vida y personalidad propia. No muy distante, los animales
también formaron parte de las divinidades protectoras. Al igual que los
matrimonios de género mixto entre un Dios y un mortal. Es por eso que desde el
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principio de los tiempos, las personas del común buscaron refugiarse en una
entidad extraordinaria, impuesta o influenciada por la fe.
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detengo y veo, la majestuosidad de un atardecer. Me detengo y siento, el
refrescante trago de agua que a traviesa mi garganta. Cierro mis ojos y siento el
viento rozar mi piel, y es ahí donde descubro que tanta perfección, ni en un millón
de años pudo ser espontánea.
Cualquier entidad que sea capaz de diseñar el cosmos y todo lo que habita en él,
pasando por su estructura hasta su relación con el entorno es capaz de ocultar su
propio creador. Si el universo fue resultado de la acumulación de la materia en el
infinito espacio, que estalló y originó todo lo que conocemos y estamos por
conocer en futuras generaciones. Entonces, cómo contestaría un ateo si le
preguntara ¿de dónde surgió esa energía?, ¿Qué pasó antes de…?
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De esta forma se llega a la analogía de la tetera de Russell: “Una tetera que gira
entre la tierra y Marte, tan pequeña que ni un telescopio pudiera verla es una
aseveración no refutable, mientras se creyera que así es. En cambio, si la
aseveración pudiera ser refutada y estuviese escrita desde tiempo antiguo, dudar
de ella sería engañoso para la razón humana y requeriría de la atención
especializada de un psiquiatra” ¡Qué inferencia e indirecta tan absurda y vacía en
contra de quienes admiten y profesan un Dios! La misma dificultad está para
probar la presencia de él. Los ateos, queriendo demostrar la inexistencia de Dios
le dan un sin sentido a su aserción. Quienes dicen ser equilibrados, “morales” e
intelectualmente satisfechos, se la pasan compungidos, escudriñando aspectos
que no deberían competerles. En su cobarde evasiva por demostrar la inexistencia
de algo que a fondo saben que existe, se olvidan de que aquello que demuestran
es una refutación irrefutable.
Como alguna vez lo dijo el genio Albert Einstein: “El frio existe por la ausencia de
lo que llamamos calor; la oscuridad existe por la ausencia de luz, entonces, si
alguno intenta culpar a Dios de la maldad, es porque ese alguien no tiene el amor
de Dios, para lo cual todo es odio” Aunque desconozco el pasado subyacente de
Richard Dawkins como para tratar de entenderlo, he analizado su conducta
respecto a un Dios y descubro que tanta desolación en el reflejo de su opinión y
juicio, no permitiría llamarle ATEO, sino más bien, misoneísta. No cree en un Dios,
pero en sus argumentos lo menciona como invento. Solo queda la inquietud del
porqué tanto odio hacia alguien que no existe. A lo mejor, su educación anglicana
y su inseguridad en tantas repeticiones ¿creer o no creer?, lo llevo a pasar de una
estado a otro; hasta que finalmente abandono al ente divino y terminó en el
entendimiento de la complejidad de la vida en términos puramente materiales.
Dawkins es uno de tantos que cree tener la razón, pero ciertamente no logra
comprender la realidad, utiliza la manipulación y descalifica a su oponente para no
sentirse tan inferior y limitado.