Introducción a la metafísica.
Apuntes de Diego Manrique
Introducción a la Metafísica.
Profesor: Enrique Alarcón
I b. Lo necesario: el ser, que carece de alternativa en el no-ser.
Existen tres tipos de conocimiento: sensible, empírico e intelectual.
El conocimiento sensible solo muestra un estado, solo percibe la realidad
de un modo. Si bien luego lo percibido es (o puede ser) interpretado, no
es esta actividad propia de este tipo de conocimiento.
➔ Solo veo lo que veo.
Problemas: las cosas podrían ser de otro modo. Una cosa es lo
percibido y otra la forma en que el objeto realmente es. Si bien los
sentidos simplifican la realidad al percibirla, ello no se identifica con
la realidad propia de las cosas. Los sentidos muestran información
verdadera por adecuarse (según su capacidad) a la realidad. Sin
embargo, no pueden mostrar diversas posibilidades que podría tener
el objeto percibido. Al presentar solo una apariencia de la realidad,
no pueden dudar, no pueden plantear alternativas. En cambio, la
inteligencia sí es capaz de hacerse preguntas, pues tiene por objeto ya
no la apariencia, sino lo que es. Tiene pues capacidad crítica: la
facultad de discernir entre lo verdadero y lo falso, la doxa y la
episteme, lo que es y lo que no es. Experiencias muy repetidas no por
ello dejan de ser sensaciones → el sentido no implica el juicio sobre
lo sentido.
“El empirismo es en realidad una gran ingenuidad.”
¿Cómo acceder desde las alternativas posibles a la realidad? Hallando la
necesidad, lo que no podría ser distinto. Esto le plantea dos objetos a la
inteligencia:
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a. Los contingentes: aquellos que pueden ser distintos. No se puede
oler, ver o tocar, por ejemplo, lo necesario. Los sentidos solo
muestran estados que podrían cambiar.
Ante ambos objetos la inteligencia reacciona de distintas formas. Lo
necesario exige contemplación y sobre el objeto contemplado es posible
profundizar, pero al carecer de alternativa no admite cuestionamientos
(se trata de ahondar en la intensidad del saber, más no en su extensión:
aquello que es necesario es plenitud y requiere gozo en lo contemplado).
El ente contemplado en su necesidad se denomina “ente trascendental”,
y este calificativo viene dado porque lo necesario es omniabarcante. El
ente contemplado en su necesidad intrínseca es el ente trascendental.
Pero para advertir el ente trascendental es necesario adquirir hábitos
intelectuales, en p articular, la “Sabiduría”.
Lo necesario es luminoso en el sentido en que no le cabe oscuridad. Para
adquirir el hábito intelectual es necesario pensar.
¿Advertir lo necesario y conocer que el ser carece de alternativa? Una
cosa es conocer al Rey viniendo y otra conocer que el Rey viene. Conocer
la verdad de una proposición no es lo mismo a conocer la realidad a la
que la proposición se refiere.
El ser conocido en su índole trascendental no es igual al ente común,
aquel que se conoce por medio de proposiciones contingentes. Así
conocido, captamos el ente vía contingencia. Ahora bien, la inteligencia
ante lo contingente se avoca a discernir un modo de ser de otro. Esto se
denomina razón, proveniente de ratio, que significa separar, dividir. La
razón es el uso de la inteligencia cuando tiene ante sí objetos contingentes,
particulares que admiten contingencia. Por ejemplo, las categorías, los
modos de ser de los objetos y los sujetos. Si bien al enunciar una
proposición hablo de la realidad, la considero de modo particular y,
naturalmente, contingente. Fruto del principio de contradicción advierto
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la necesidad del ente, pero tal necesidad no se contempla cual es sino a
la luz de la imposibilidad de la contradicción. A través del ens comune
advierto la necesidad pero no su intrínseca necesidad.
El razonamiento extrae de premisas verdaderas, conclusiones necesarias.
Quien razona discierne la conclusión necesaria de otras imposibles. Tres
son sus operaciones: simple aprehensión, juicio y raciocinio.
Cuando la inteligencia contempla lo necesario, actúa el intelecto y se
realiza la intuición, proveniente de intuere, que significa ver. La
contemplación, distinta del razonamiento (que exige avanzar), requiere
reposar en la verdad contemplada. Cuando cualquier operación alcanza
su objetivo, tal operación se refuerza con el gozo.
Lectura recomendada: Aristóteles – Ética a Nicómaco (Libro X)
Ahora bien, el intelecto tiene un cierto carácter inefable. El lenguaje es
propio para lo racional. Lo necesario no admite definición por cuanto no
es delimitable, respecto a él no cabe discernimiento ni razonamiento
porque no admite alternativa. Si bien existe una palabra para referirse a
lo necesario, ello no implica que aquella abarque la realidad necesaria a
que se refiere. El lenguaje es un instrumento para tratar de establecer una
adecuación a la realidad.
“Las cosas realmente importantes no pueden ponerse por escrito ni con
palabras.”
Lectura recomendada: Platón – Carta VII
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II
Decíamos que darle nombre a lo necesario no implica definirlo,
y esto es debido a la limitación intrínseca de la definición (relación género
próximo-diferencia específica) y la cualidad de omniabarcante y, por
tanto, trascendental de lo necesario.
Hay experiencias de que somos partícipes que nos hacen caer en cuenta
de lo necesario aunque no nos haya sido explicado. Veamos: la persona
tiene conciencia de la índole necesaria de su identidad; en el pasado
afirmamos que un yo no puede ser otro quien, esto se conoce como
intuición intelectual. Si bien esto es algo que no precisa demostración, no
hace falta pues se trata de una experiencia evidente → Yo sé que mañana
no despertaré siendo alguien distinto a quien soy, mi identidad siempre
es y será mía.
Lo que no admite contradicción no es susceptible de definición porque
está implica distinción respecto de una alternativa, y lo necesario
simplemente es (¿por qué no puedo definir lo necesario? Establecer una
distinción de género próximo y diferencia específica ya me habla de
varios objetos necesarios. Si el Ser es uno, no se admite alteridad). Ahora
bien, esto supone problemas pero, a decir de Hölderlin, allí donde está
el problema, allí está la salvación.
El Ser, por su carácter necesario no se puede desconocer. Aquello a lo
que me refiera, sea lo que sea, es innegable que es. El ser abarca todas las
cosas, toda la realidad y no admite alteridad, pues si algo comparten (y
también de lo que dependen) todas las cosas es que son. Incluso al decir
que algo no es se habla de un modo de ser distinto al de la realidad, pero
que es. Uno siempre habla de lo que es, sea afirmando o negando, sea
hablando de la verdad o del error.
“Cuando las cosas están bien iluminadas se disciernen bien sus
diferencias”. Hablar de la claridad mental es una metáfora para significar
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la intensidad del acto, de saber más, conocer con mayor profundidad.
Esto se adquiere, como dijimos, con el desarrollo de hábitos intelectuales.
Hay un mecanismo que conecta la razón con la inteligencia: Yo entiendo
la realidad porque conozco los primeros principios de ésta con el
intelecto. Al ejercitar la razón, que es la que me permite discernir entre
objetos sometidos a su consideración, ejercito el intelecto pues este es la
base de aquella. Si uno cultiva el espíritu se adquiere Sabiduría.
Dijimos arriba que hay dos entes: el ente común y el ente trascendental.
Por lo pronto nos dedicaremos al ente común pues es el aprehensible
por la razón, ya que es el rasgo común a todas las cosas particulares.
“Los seres humanos tenemos sabiduría, podemos advertir lo necesario, pues al
pensar ya hemos pensado. Somos parte de un patrimonio común dispuesto
ante nosotros para su búsqueda y posterior contemplación.”
La Metafísica trata de algo consabido ab initio. Es una ciencia primera
que se da con el inicio del pensar. Si se piensa, se piensa sobre lo que es:
el ente. El pensamiento se ordena a lo que es, la verdad, y ésta se adecúa,
a la realidad. ¿Cómo reconocer lo verdadero? ¿Cuál es el puente entre
la verdad y la realidad? La necesidad (que solo pueda ser lo que es).
Sabemos que lo verdadero es verdadero por ser necesario y respecto a
esto no cabe alternativa, alteridad o contradicción. Lo necesario solo
puede ser como es. Si la verdad es necesaria, se muestra como adecuada
a la realidad. Yo solo sé cuando sé con certeza, por ello para el
conocimiento amén de la verdad hace falta la certeza. Pocas cosas stricto
sensu conocemos con rotunda certeza y necesidad. De ahí que, si no
sabios, seamos por lo menos amigos de la sabiduría. De ordinario
nuestras certezas se basan en una alta probabilidad fruto de experiencias
repetidas. Sin embargo estricta certeza no es sino una alta seguridad
respecto de lo experimentado. Hace falta un conocimiento estrictamente
necesario.
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III
El Ser no puede ser expresado adecuadamente por el lenguaje
por ser éste un uso de la razón y ésta se avoca a lo contingente. Por otro
lado, el hecho que no haya más que ente, permite que quien piensa
conozca, aun sin caer en la cuenta, el ente (si se piensa, se piensa el ser).
En metafísica se busca, en efecto, caer en cuenta de lo consabido: la
realidad de lo real.
Noscete ipsum, conócete a ti mismo – Inscripción del Oráculo de Delfos.
Mihi mysterium factum suum – Llegué a convertirme a mí mismo en un
misterio.
“Uno nunca termina de conocerse del todo.”
“No sé cómo será la conciencia de un criminal, pero me asomé a la de
un hombre honrado y me asusté.”
Incluso lo obvio requiere iluminación, caer en la cuenta. Ello exige un
esfuerzo sapiencial.
Lo conocido y expresable siempre es sobre lo contingente y particular.
Pero aquello que es necesario, que posee la condición de ser un fin
último, es objeto de gran indagación. El objeto de la filosofía es tan rico
que siempre se puede ir más hondo.
“El oído atento al ser de las cosas.” – Heráclito.
La claridad mental está en el orden de la intensidad del saber. Uno puede
tener la mente más despierta o con menor conciencia de lo que tiene ante
sí. Hemos de despertarnos, tenemos una especie de somnolencia que nos
dificulta caer en la cuenta. Caer en la cuenta de lo presente no es añadir
contingencias, extender los elementos conocidos, ampliar la extensión
del conocimiento. La intensidad es algo más enriquecedor. El tono pedal
filosófico se refiere a lo que está “ubique et Semper”.
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“La formación es como una casa bien decorada.”
“Es distinto un logro virtual que un logro real.”
Hay un paralelismo entre la intensidad del saber y el objeto de la realidad.
Vivere viventibus est ese: conocer la verdad es vivir mejor, mejorar la
propia vida, al igual que amar lo bueno mejora la vida del amante. La
metafísica es un hábito sapiencial.
Lectura recomendada: Oliver Twist – Charles Dickens.
Es difícil aprender con quien se desconfía. Hace falta cercanía. La
metafísica es como un tesoro escondido, algo que se tiene pero que ha
de caerse en cuenta de su tenencia. Lo más importante de la vida está en
lo más personal de cada quien. La propia vida es inobjetivable.
“La belleza del bien no solo se advierte por su contemplación, sino
también por contraste con la fealdad del mal.”
“Noli foras ire!: No quieras ir fuera, en el interior del hombre habita la
verdad” – San Agustín (Confesiones).
“Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va.” – Romance del
Conde Arnaldos.
“El mismo es el camino de ida y vuelta.”
Enseñar es enseñar a vivir. Nadie sustituye a uno mismo. Lo extrínseco,
lo objetivable, nunca será más importante que lo dentro de uno. Pensar
por uno mismo es lo que nos hará filósofos. Estudiamos lo mismo, lo
necesario, lo que está ubique et Semper.
4
IV
La metafísica, en su sentido más profundo, tiene un cierto
carácter inefable. Lo místico es aquello que es cerrado a la
contemplación, algo no abierto a todo el mundo (no hay que confundir
con la acepción de experiencias sobrenaturales). “Lo bello es lo digno de
ser contemplado, y la contemplación causa gozo, lo cual incita a
contemplar lo que es bueno”. La filosofía tiene que ver con la belleza,
requiere de la práctica para acceder a captarla.
Lectura recomendada: Cántico espiritual – San Juan de la Cruz.
Ite, profani!: ¡Váyanse, profanos !
“Quot natura non dat, Salamanca non prestat.”
El arte da una capacidad de expresión que no logra el lenguaje
mostrenco, pues permite advertir lo que está más allá del medio de
expresión. Aunque en ocasiones puede ser empleado para lo baladí o los
meros lugares comunes.
Para una ciencia primera es imprescindible encontrar un principio cuya
expresión pueda resultar contingente pero su verdad sea evidente. En
lógica formal no es posible conseguir un lenguaje estricto en tales
términos. La razón, por su lado, siempre obra conforme un
conocimiento necesario, aunque el sujeto no advierta tal conocimiento
necesario, de ahí que pueda trascender los límites de la lógica formal. “Es
imposible pensar la alternativa como posible”, esto es la afirmación que
se refiere al primer objeto necesario y evidente, aun cuando no se advierta
tal premisa.
Si toda ciencia humana es demostrativa por explicar lo contingente, es
preciso remontar a un conocimiento primero y necesario. Luego, tal
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saber precisa de premisas primeras que no requieran demostración: que
sean evidentes.
Alguna objeción: ¿por qué el por qué último es conocimiento? Estas
posturas implican que todo se resuma a la voluntad, haciendo depender
tal saber a un interés o apetencia. Nietzche es ejemplar en esta
consideración. Para él, todo es una hipocresía: si uno no conoce con
certeza, ¿por qué se actúa como se actúa? Luego, lo conclusivo será lo
que el sujeto quiera, lo que reafirme su voluntad de poder que ha de ser
–en el fondo- lo que mueve al sujeto. Este planteamiento de corte
voluntarista, es a su vez igualmente interesado, de modo que carece de
razón o fundamento aun cuando pretende tenerlo.
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V
“Verdadero es lo que aumenta mi voluntad de poder.” – Nietzche
Nietzche afirma un engaño al sostener que solo es verdadero lo
que se amolde a los propios intereses. Es una afirmación autorefutatoria.
Ello incluso implica una búsqueda de la verdad, pues el conocimiento y
aquella son cosas que todos buscamos. A nadie le gusta que le mientan,
manipulen o engañen porque todos amamos la verdad.
“Todos los hombres por naturaleza desean saber.” – Aristóteles.
El conocimiento es un bien querido por todos, incluso sin darle utilidad
práctica ya el saber es un bien.
Es una evidencia profundamente aceptada que todos tenemos saberes
que nos interesan más que otros, incluso hay quienes emplean el saber
para un interés propio. Pero ello no define la realidad, ni siquiera por el
fin más altruista es lícito engañar a expensas del saber. Una mentira
piadosa nunca será mejor que una verdad consoladora, solo que estas son
muy difíciles de expresar.
Lecturas recomendadas: Archipiélago Gulag; Por el bien de la causa –
Aleksandr Solzhenitsyn
Al final, todos advierten que la verdad nunca será contenida dentro de la
mentira. Aun tras el mal más vil, quien lo comete conoce la realidad del
mal que hace. Quien miente, sabe que oculta la verdad. Nadie se engaña
a sí mismo.
El deseo de saber es tan fuerte que incluso quien lo niega actúa conforme
a él.
¿Qué es lo principal: el conocimiento o los deseos? Es una locura querer
algo que uno no conoce. Como mucho uno puede buscar algo que no
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conoce plenamente, pero algo al menos conoce de lo que busca. Hace La inteligencia es una capacidad de conocer la realidad. Solo se sabe si
falta cierto conocimiento para que haya un cierto deseo o, por otro lado, hay certeza, y solo hay certeza cuando hay necesidad. Porque la verdad
cierta aversión. Existe una cierta independencia entre la tendencia y el es adecuación del conocimiento a la realidad, lo que es, la inteligencia
conocimiento, pero aquella siempre se basa en el conocimiento. Sin busca la verdad. Tiene como objeto el conocimiento cierto, la verdad
embargo, la misma voluntad puede influir en el interés del conocimiento: cierta. La voluntad pretende hacer el bien real, realizar lo que mejora la
hay cosas que uno quisiera no conocer. Son las sensaciones las que vida. Inteligencia y voluntad son facultades realistas.
dirigen las tendencias. De algún modo, sentirse es saberse. Cuando
Todos los hombres son animales racionales, y el uso de la razón se dirige
Aristóteles afirma que todos los hombres desean saber hemos de
al saber, lo cual implica un objeto necesario que, por tal, siempre está
entender que hay cosas que se buscan por su propio valor intrínseco, sin
presente. Lo verdadero es algo que ya está. El saber es caer en la cuenta,
interés práctico. Lo más bello solo debe ser para ser contemplado y,
ejercitar el saber en presente. La extensión del saber, por otro lado,
cuando menos, para un uso muy sublime. Lo valioso es un bien en sí
puede ser exploratoria (añadir elementos a la gama de lo conocido no es
mismo en tanto que lo útil es un instrumento para otro propósito.
lo mismo a profundizar, crecer en la intencionalidad del conocimiento).
Conocer es un bien intrínsecamente valioso, es un fin en sí mismo. Lo
La ciencia primera siempre está presente. Si piensas, sabes lo que sabes
que sí es un objeto instrumental, es un medio. Del mismo modo, es un
y por eso la metafísica siempre está en el conocimiento del futuro,
bien caer en la cuenta de lo terrible del mal. La tragedia nos habla más
primero en lo demás. Nosotros conocemos la realidad, lo necesario, de
profundamente sobre la realidad que la comedia, pues permite caer en
ahí que se habla de algo divino en el hombre, que le es dado por su misma
cuenta de lo horrible del mal.
naturaleza, en el deseo de conocimiento.
Pintura: La crueldad humana.
“Hay una índole en las cosas. Por tanto, hay causas ciertas.”
La ciencia primera es primera porque en los dos órdenes de facultades
que mueven a la acción, es primero el conocimiento y luego la tendencia.
A mayor saber, más autonomía en la acción. En la medida en que
conocemos mejor lo bueno, más se le quiere por el aumento del interés.
Uno no se atrae por aquello de lo cual uno no tiene ni idea.
Si la metafísica es el fundamento de todos los saberes, ella debe
justificarse: nuestras facultades tienen un fin natural y el conocimiento,
para ser pleno, debe estar apoyado en un porqué último, solo hay saber
pleno con conocimiento del último porqué. A esto se avoca la metafísica.

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VI
El conocimiento que se da originalmente no es sobre lo
contingente, sino sobre lo necesario. Si el saber es conocimiento con
certeza, la necesidad está en el origen del saber.
El conocimiento es un acto perfecto, una praxis teleia: una acción que ya
está en su fin. Lo perfecto (de per factum) se refiere a lo que ya está
acabado: una acción culminada en el momento de su ejercicio. Cuando
se ejercita el conocimiento, éste adquiere lo conocido. Tanto
conocimiento como tanto conocido.
Esto es distinto de los actos imperfectos, poiesis, de poein = facere. Estas
acciones son construcciones. Se construyen mientras el producto no está
acabado. Los actos imperfectos tienen término y antes de llegar a aquel
es cuando se desarrolla la acción. Estas acciones poseen un fin, solamente
que les es extrínseco. Viajar es un acto imperfecto. Pasear, en cambio, es
un acto perfecto al igual que jugar.
El conocimiento es un acto perfecto: yo conozco solo respecto de lo que
estoy conociendo. No conozco lo que no he conocido. Incluso conocer
que hay cosas por conocer implica algo conocido: que hay por conocer.
Que el conocimiento sea un acto perfecto implica que no pueda partir
de la ignorancia. Cuando investigo, investigo sobre lo que conozco
(aunque sea por investigar). Pero investigar es una actividad llamada a
conocer, en tanto que conocer es un acto perfecto: se conoce para
conocer.
El conocimiento, como tal, no es rectificable porque su objeto tiene la
necesidad del presente. Cuando “conocía” erróneamente y corrijo mi
error, no elimino el haber tenido un falso conocimiento, la verdad
conocida en el presente no altera el pasado. La rectificación no altera el
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pasado, las modificaciones, en tal caso, implican pasar de un tiempo a
otro: son transeúntes. En el presente no hay transcurso.
Las acciones perfectas comparten la necesidad del presente, por tanto, el
conocimiento tiene cierta necesidad. Si siento, siento; si pienso, pienso;
si estoy, estoy; si vivo, vivo.
Lo necesario tiene que estar en todas las cosas. Lo necesario es distinto
de lo contingente. Lo primero no puede tener alternativa. Si conozco,
conozco aunque no advierta que conozca. El hecho de que vivamos en
el orden de lo necesario no implica que todo sea necesario. Pero la
contingencia existe porque hay necesidad. El tema es caer en la cuenta,
cosa que no siempre hacemos todos. El Ser es necesario y el presente es
lo que es, de ahí su necesidad. Una cosa es tener el objeto presente y otra
caer en la cuenta de lo que se tiene presente. En el conocimiento ya se
tiene presente el objeto. Tan necesario es que sea lo que es que solo se
conoce lo que es. Lo necesario es el fundamento mismo para que haya
contingencias. Puede haber contingencias porque todo está hecho de
realidad, lo que es. Luego, es porque hay necesidad por lo que puede
haber contingencias, pero no existiendo como alternativa ante aquella.
Hay duda y hay error porque podrían ser las cosas de otro modo. Donde
hay contingencia, naturalmente, se puede dudar. Ahora bien, para haber
duda o error ha de haber alternativas mutuamente excluyentes. Si no, no
se podría dudar. El error existe porque no es verdad. Lo que es, es
incompatible con lo que no es. Si no fuera así, aun pensando lo que no
es, estaría hablándose de lo que es. La contingencia proviene de que solo
pueda ser lo que es y que es imposible que, además de ser lo que es,
también sea lo que no es. Porque si no, no habría alternativa entre lo que
es y lo que no. Luego, la contingencia depende de la necesidad. Lo
contingente lo es gracias a lo necesario. Puedo dudar por conocer lo que
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es y la incompatibilidad con que sea lo que no es. Todo lo que es
depende de lo necesario.
Si para dudar he de advertir la necesidad de lo que es, el primer objeto
conocido no puede ser la duda ni el error, sino que debe ser lo necesario,
pues gracias al conocimiento de lo necesario puedo advertir lo dudoso,
aunque pueda equivocarme respecto del modo de ser concreto de las
cosas. Con relación al modo de ser particular sí puede haber error, pero
aun así uno también conoce lo necesario, a saber, que solo es lo que es y
es imposible que sea lo que no es. Aun en lo contingente puede caerse
en la cuenta de algo que sea necesario.
8
VII
El conocimiento de lo necesario está en el origen del saber. Sin
embargo, el caer en la cuenta de lo conocido no siempre está presente.
Si hay saber hay certeza y, por ende, hay necesidad. Respecto de lo
necesario no hay error. Distinta es la claridad mental de lo necesario
conocido, objeto de la metafísica. Lingüísticamente tratamos lo necesario
a través de proposiciones contingentes, como algo susceptible de ser
separado. De allí que lo necesario se advierta mejor por la negación. No
se puede hablar de la nada, de ella no se puede expresar nada en sentido
positivo. Las negaciones son indefinidas. De modo similar hay una
negación que permite dirigir la mirada a lo necesario como si fuera algo
particular.
Lo que es lo podemos distinguir por medio de algo que no es
estrictamente oposición: la diversidad, aquello que teniendo la índole que
no es la misma, no comporta oposición. Entre lo contingente y lo
necesario hay diversidad. Lo contingente depende de lo necesario y no
al revés. Por tanto, podemos tratar de delimitar al ser advirtiendo la
necesidad entre lo contingente y lo necesario. Nosotros advertimos,
acostumbrados a lo contingente, lo necesario al negar su alternativa. La
novedad de la creación, del ser, estriba en los modos de ser particulares
y contingentes. Expresamos lo necesario en la negación de la alternativa:
el Principio de No-Contradicción. Con el PNC expresamos la diversidad
entre lo necesario sin alternativa y lo contingente con alternativa.
El PNC se compone de tres elementos:
- Hay realidad.
- Solo hay realidad, con lo que ésta es única, sin niveles.
- Es imposible que además de lo real exista la irrealidad.
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Es imposible que lo que es, al mismo tiempo no sea. Como si hubiera
distintos niveles de realidad (distintas realidades). Solo hay realidad y una
única realidad.
Cuando discernimos lo necesario de lo contingente lo hacemos negando
la alternativa. Como lo discernido entre lo trascendente y lo particular. El
contraste que hace la razón con lo contingente hace la advertencia de lo
necesario. No hay uso de la razón sin el PNC. Como el saber requiere
certeza, la certeza necesidad y la necesidad la no contradicción, todo
saber estriba en el PNC.
Cuando no usamos el PNC, se genera confusión y no discernimos. Todo
saber racional implica certeza de la necesidad de lo que es y lo que no.
La razón es discernimiento y esto último distingue lo que es de lo que no.
Película recomendada: My first lady.
La afirmación y la negación consisten en lograr el discernimiento, que es
como procede la razón. Distinto es el intelecto, que opera con la
intuición. Si conozco lo blanco, luego podré distinguirlo. El intelecto y la
razón son usos de la inteligencia. Uno no puede conocer lo dual si no
conoce la unidad. El origen de todo está en la unidad. Para que haya
alternativa tiene que haber discernimiento, conocer lo que es y lo que no.
Estamos en el horizonte entre lo necesario y lo contingente.
“Quien conoce el ser, en cierto sentido está conociendo a Dios en tanto
que fundamento último de toda la realidad. La sabiduría solo la tiene
cada uno. Nadie puede actuar en la intimidad ajena. Solo el Creador,
dador de vida.”
Para ejercitar la razón hay que tener un conocimiento del intelecto.
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VIII
No hay pensamiento racional sin advertencia de lo necesario, de
lo que es. Otra cosa es el modo de ser concreto que puede generar
confusión. Sin intuición intelectual no hay pensamiento. Todo quien
piensa, piensa lo que es. Lo irracional no es inteligible. De ordinario, sin
embargo, no ejercitamos tanto el intelecto en cada acción como sí
solemos obrar, en gran medida, de forma automática. De ahí que uno
puede decir muchas incoherencias y no caer en la cuenta. Es
intrínsecamente absurdo lo contradictorio. Si se piensa, se lo hace
conforme lo necesario. Aun pese a la multiplicidad de individuos, de
cosas, solo hay realidad y todo está hecho de realidad. El ejercicio de la
libertad requiere la necesidad, pues al usar el libre albedrío necesitamos
conocer que solo es lo que es y no lo que no es. Si no hay conocimiento
no hay responsabilidad. Solo hay saber si hay certeza y solo hay libertad
si hay saber. Igual que respecto de la contingencia, la necesidad es
condición de posibilidad de la libertad. Lo necesario está en las
operaciones más simples, como la mera aprehensión. Incluso quien
quiera negar la no contradicción, comunicándose por cualquier medio,
en la misma intención de comunicar, al distinguir entre el significado de
los términos, está presuponiendo la diferencia entre unos signos y otros.
Donde no hay discernimiento no se puede pensar.
Película y libro recomendados: Los hombres que miraban fijamente a
las cabras.
“Las afirmaciones son delimitadas, en tanto que las negaciones son
indefinidas. De ahí que siempre haga falta distinguir. Se atribuye a santo
Tomás de Aquino el siguiente consejo: niega poco, afirma mucho,
distingue siempre.”
Pero aun la simple aprehensión comprende los contenidos con
distinción. En el juicio la distinción básica es la distinción de la afirmación
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique

con la negación. El concepto solo no contiene distinción entre lo que es IX

respecto de lo que no, no es plenamente pensable. Requiere más
Objeto de la metafísica: la realidad. Características: verdad y certeza.
elementos en el lenguaje para hacer distinciones. Luego, se sabe si se
distingue. Donde hay discernimiento hay intelección, pues esto versa La demostración aporta la verdad de la conclusión.
sobre la distinción de lo que es, la realidad, frente a lo que no, la
Hay otros tipos de conocimiento que, más o menos implícitos, tienen
irrealidad. Pero en el juicio tampoco hay un significado perfecto, pues
contenidos aprehensibles por la razón. El contenido sensible se razona a
admitiendo alternativas, expresa un estado contingente de las cosas. De
través de la aprehensión. El conocimiento del sujeto personal, del yo, se
ahí que en el mero juicio no haya certeza estricta, lo que se afirma o niega
advierte como algo único e irrepetible. Pero un yo no puede ser otro
podría no corresponderse con lo que es. El juicio no contiene la
quien. Al ser tratado como algo sustituible, nos sentimos menoscabados.
necesidad de la realidad. El razonamiento, en cambio, pretende alcanzar
Es tan único el yo, que es tan irremplazable como la realidad. Sobre las
conclusiones ciertas, con necesidad. Tal certeza en la conclusión del
meras cosas no hay irremplazabilidad, sin menoscabar los hechos del
razonamiento pretende expresar la necesidad de lo concluido. El
pasado.
razonamiento aporta necesidad al juicio.
En cambio, el yo no requiere un reconocimiento histórico, porque el yo
Simple aprehensión: discernimiento de un modo de ser de un sujeto.
nunca es una alternativa en el sucederse de las cosas y solo se advierte
Juicio: expresión del estado en acto en un sujeto. Raciocinio: expresión
con el intelecto. Con la razón tan solo captamos los caracteres mutables,
de la necesidad que comporta la realidad para la verdad de un juicio.
pero eso no es la identidad material. Reducidos a los meros rasgos o
Estas tres operaciones corresponden a tres profundizaciones sucesivas en
caracteres no se abarca el yo individual del sujeto. Uno entiende al otro
el conocimiento de lo que es. Si se que aquello es lo que es, sé que es
en tanto que se conoce a sí mismo. Lo que sí es cognoscible por los
necesario. La razón busca lo necesario en lo contingente, porque pensar
sentidos es racionalizable, en tanto participa de las características de la
es pensar lo que es. Pensar por antonomasia es sobre lo que es. La
razón.
plenitud de la razón se da gracias a la ciencia. La causa del saber es la
imposibilidad de contradicción. Yo puedo pensar lo necesario que existe en todo lo contingente: lo que
es, es. En lo contingente puede haber un conocimiento de lo necesario.
El conocimiento depende de la índole del ente. Todas las ciencias,
Lo reiterado nos da una cierta seguridad respecto del modo de ser de las
conocimientos ciertos por causas, dependen de una ciencia primera, la
cosas. Pero ¿por qué puedo tener seguridad por lo reiterado? Porque de
cual tiene por objeto el conocimiento del ente en cuanto ente, aquella
ahí se puede extraer un razonamiento: la probabilidad de que algo ocurra
que aporta la necesidad a todos los demás saberes: la Metafísica.
reiteradamente sin causa es imposible. Implícitamente allí hay una cierta
Pensar es pensar lo que es. Está ordenado a saber, a conocer lo que es. advertencia de la probabilidad. A esto se le llamó en psicología clásica
La razón es la facultad que se pregunta e indaga, y cuando alcanza su estimativa. La razón lo que tiene de necesario no le es de suyo, sino de
meta, finalmente descansa. Lo gozoso es realmente lo contemplativo. su objeto, aunque sea implícito.
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Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
Lo contingente, al participar de la realidad también lo hará de lo
necesario. Es más verdadero lo que más participa de la realidad, y a más
verdadero se acerca ala certeza y de allí el salto es a lo verosímil.
Lo verosímil obedece a la participación en el ser. Para ser parte de la
verdad y certeza, el objeto contingente ha de tener características propias
del ser: acercarse a lo trascendental. Lo más universal es más probable y
verosímil. A su vez, junto a su universalidad tendrá probabilidad. Lo
universal, al darse en muchos o la mayoría de los casos, lleva a la
probabilidad. Ambos conducen a la verdad. Si el ser es trascendental y
necesario, lo verosímil es universal y probable. Por otro lado, el ser
también es evidente, se conoce lo que es. Lo verosímil, universal y
probable está más cerca de la evidencia. De tal suerte que lo menos
susceptible de combinaciones con otro es más verosímil y más cercano a
la certeza, más trascendental. Lo contingente simple, entonces, participa
más del ser. Lo trascendental está en todos los casos; lo universal en la
mayoría.
Lo contingente y su conocimiento, que participa de lo necesario, hacen
que podamos advertir un conocimiento de algo que es plenamente
necesario. Recordemos con Gödel que no hay lógica formal absoluta. Lo
mismo respecto de las matemáticas.
Por todo lo anterior, las ciencias particulares, que obran sobre concretos
modos de ser, tratan de simplificar sus objetos para hacerlos más
probables y universales. En tanto que se acerca más a lo necesario, y no
ya a lo anecdótico, la ciencia persigue la universalidad. Por ese afán de
universalidad las ciencias compiten entre sí para ver cuál de ellas explica
más la realidad. El problema es que ello conduce a la tentación
reduccionista: lo que no puede explicar la física, neurociencia, etc., no
existe. Desde luego, corruptio optimi pessimi, la corrupción de lo mejor
es lo peor.
11
Esto hace que la índole del ser en su necesidad intrínseca haya influido
implícitamente a las ciencias particulares (por la búsqueda de un
conocimiento omniabarcante). La metafísica influye todas las ciencias.
De allí que se haya recurrido a la abstracción, por ser lo más simple más
universal, por parte de las ciencias particulares. De ahí que toda ciencia
quisiera ser ciencia primera.
Las proposiciones afirmativas y negativas particulares se subordinan a las
proposiciones afirmativas universales respectivamente. Cuando una
ciencia concreta enfoca su estudio cual caso particular de una ciencia
general se dice que se le subordina. Lo verdadero para el universal lo es
para el caso particular. Esto supone abstraer de muchos factores.
Ahora, la Subalternación requiere gran selección. Enfocar el objeto
considerado con abstracción, siendo concreto, es muy difícil. La ciencia
moderna, construcción efectiva de la realidad, es muy reciente. La
Subalternación es un proceso de no muy vieja data en su aplicación, es
una abstracción relativamente cercana en el tiempo. Reducir lo relevante
a lo cuantificable es una táctica no llamada para garantizar la expansión
del saber, lo limita.
No hay saber estricto sin certeza. Ésta, en sentido estricto, es la
advertencia de la necesidad de lo sabido. Si la razón busca el saber, debe
buscar lo necesario y esto es posible porque lo necesario abarca lo
contingente, objeto de la razón. Hay cosas respecto de las cuales
podemos tener certeza.
Hay cierta estructura en el objeto de la razón que hace que se componga,
junto con algo contingente, de algo necesario. Un camino ha sido la
abstracción, pero al no ser omniabarcante no es trascendental. Por ello
las ciencias para saber han de partir de conocimientos trascendentales.
Ello se patentiza cuando hacen uso de lo que es respecto de la
delimitación del objeto, esto es, su objeto es particular y distinto, y la
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
delimitación de las categorías o conceptos de que se sirven las ciencias
particulares para su estudio, esto es, establecer categorías de la realidad
distintas de otros modos de concebir la realidad (por medio de
conceptos). La constitución del saber implica un discernimiento en el
objeto y en los conceptos con que se abordan. No es lo mismo lo
afirmado y lo negado, cada ciencia particular pende de un saber
trascendental y al que está subalternado. Toda ciencia, luego, depende
de la Metafísica, ciencia primera.
También es cierto que como lo necesario solo se concibe como es, no
puede pensarse sin atención a las verdades necesarias. Otra cosa es no
pensar. Si se razona se atiende a los porqués, otra cosa es no razonar. Si
se piensa se lo hace conforme a lo necesario. Otra cosa sería como decir
que no hay causa porque no hay causa.
Una cosa es la intención y otra la índole de las cosas. La índole del
pensamiento comporta la índole de lo necesario. Con lo cual siempre hay
un saber necesario, propio del intelecto, pero no de la razón. La razón se
ejerce en dependencia del intelecto. Todo saber de la razón aplica a lo
contingente (su objeto), y en ese sentido la razón opera conforme la
necesidad. Eso es la ciencia primera, y lo es por contener un saber
necesario que por ende no depende de algo previo. Tal contenido de la
ciencia primera se divide conforme las operaciones de la razón. Hay
conceptos primeros llamados trascendentales que se aplican a lo
contingente por la razón, pero de contenido necesario. Para que haya
verdad basta que haya la adecuación entre términos distintos, no depende
de la identidad. De ahí que con el lenguaje yo pueda significar la realidad
mas ello no implique que la sea. Hay en el lenguaje una presencia (virtual)
de la realidad. La adecuación es una relación entre dos términos.
Película recomendada: El hombre que conocía el infinito.
12
Los conceptos trascendentales son particulares cuyo objeto es necesario.
Los juicios que tratan de lo trascendental y necesario se llaman primeros
principios. En cambio, no puede haber objeto racional adecuado a lo
trascendental en el razonamiento, pues este busca la distinción entre lo
contingente y lo necesario en el conocimiento. Otra cosa es la
demostración ad hominem, que busca mostrar lo necesario cuando no
se intuye, para quien no advierte la necesidad de la conclusión, pero,
estrictamente hablando, no es una demostración porque dicha
conclusión por ser necesaria y trascendental no tiene un porqué y, a su
vez, ya está ínsita en las premisas. Luego, en un razonamiento sí, pero
circular: demostrar el PNC es presuponer la no contradicción.
¿Cuál es el primer contenido conocido por la razón? Un objeto racional
que corresponde a lo necesario y trascendental. El intelecto puede
funcionar sin la razón, pero no al revés. Siempre se conoce primero lo
que es, sea lo que sea, pero siempre la realidad que está presente en todo
objeto: el ente es lo primero conocido. Se conoce algo que es.
“Toda ética es profundamente realista: caer en cuenta del otro como
alguien. Ateniéndose a la verdad y al buscarla nos mejoramos en el uso
del intelecto. El mentiroso vive en un mundo de apariencias.”
Propiamente entre conocimiento y realidad conocida lo que hay es
adecuación. La metafísica es expresada con los conceptos trascendentales
a través de los juicios, por medio de los primeros principios. Pero la
metafísica demuestra (ad hominem) su objeto, pero no es una
demostración plena.
Trascendentales y principios. Realmente, al ente lo conocemos por la
intuición, pero al ser necesario llegamos por medio del intelecto,
conocimiento intuitivo de lo real. Es verdad que los primeros principios
(juicio) en un sentido se valen de los conceptos (trascendentales), pero es
innegable que estos son considerados por la razón (cuando carece de
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique

hábitos intelectuales) a través de los principios, aunque sea de modo semántico de acusación, que luego pasó a referirse a predicado que no
difuso, por lo que inicialmente la índole trascendental no siempre es incluye al verbo), lo que se dice de un sujeto.
clara. Luego, al comienzo no se advierte lo trascendental. Y esto porque
Para haber mutua exclusión de las categorías, éstas han de referirse a un
al comienzo nos habituamos al conocimiento sensible y, eventualmente,
mismo sujeto. Sino tenemos diversidad, pero no oposición. Tiene que
nos acostumbramos a ello. De ahí que muy pocas veces consideramos las
tratarse de un sujeto, de un modo de ser que, si es en él, no es otro. ¿Qué
cosas al modo en que realmente son. En cambio, los primeros principios
requiere la contingencia? Un sujeto que pueda tener modos de ser
suelen ser mucho más intuitivos.
mutuamente opuestos. Luego, o lo necesario se conoce por el intelecto
Los primeros principios son distintos de los trascendentales. Los (que, por tanto, no requiere ciencia ni demostración) o, si podemos
conceptos no abordan el ser sino las categorías, los modos de ser dudar, y por tanto hay que hacer ciencia (conocimiento justificado), luego
particulares. De ahí que no sean los conceptos muy útiles para la tratamos de objetos contingentes en los que, por lo pronto hay dos
metafísica. No ocurre esto con los primeros principios, pues los juicios elementos: un sujeto (capaz de modos de ser) y sus modos (particulares
buscan adecuarse a la realidad, a la verdad. Por eso es por lo que con y mutuamente excluyentes).
ellos se advierte mejor la realidad de la metafísica. Como el juicio muestra
Hay un tercer elemento en juego: la imposibilidad de contradicción. Si
mejor la realidad, los juicios racionales de la metafísica muestran más su
los sujetos pueden ser múltiples y los modos de ser tener alternativas, la
objeto y por ende son más aprehensibles. Las demostraciones en
contingencia exige una imposibilidad de alternativa que radica en que
metafísica no son muy útiles, pues presuponen el objeto que quieren
solo es lo que es y, además, es imposible que sea lo que no es
demostrar. Por todo lo anterior, la metafísica puede reputarse de
simultáneamente. Sobre eso no se puede equivocar, pues es aquello
escurridiza. Hay una primacía metafísica de los principios respecto de los
sobre lo que se funda la exclusión de las categorías. El ser carece de
conceptos.
alternativa en el no ser. El no ser no puede darse. Sea cual sea el sujeto
“Amicus Plato, sed magis amica veritas.” que es y su modo, es innegable que ello es. Esto no se advierte pensando
en el sujeto o su categoría, sino al emitir un juicio apodíctico (que pueda
El Ente Común. Si la razón es el uso de la inteligencia que piensa lo
ser verdadero o falso). Otra cosa es el será. El pasado es inmutable
contingente, sus objetos siempre han de cumplir con los requisitos de la
porque en su momento era presente. Esto se conoce con el intelecto, sin
contingencia. Contingente es algo que podría ser de un modo u otro y
lo que no hay razón. Pero la razón versa sobre lo contingente, que
que, si es de un modo, no es de otro. Una cosa es la diversidad y otra la
depende de la necesidad.
diferencia. Diverso es lo distinto, pero sin mutua exclusión (la anchura y
el color). Esto no basta para la contingencia. Pero una cosa es el darse o
no darse en lo diverso y otra la mutua oposición excluyente. Lo
contingente requiere de alternativas mutuamente excluyentes y ellas se
expresan a través de lo que se llama categoría (que tenía un origen
13
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique

X como tal el objeto del pensamiento. Mi pensamiento tiene una capacidad

Si nos equivocamos respecto del objeto considerado, ello es por dos
motivos:
- Tratamos de un sujeto contingente.
- Las categorías de tal sujeto son modos de ser particulares con
alternativa.
Bertrand Russell defendió que en la realidad no había sujetos,
denominados con nombres propios o referencias, sino que estos eran
atribuidos por nosotros en nuestra consideración mental. Luego, lo que
consideramos, según Russell, se muestra como difuso, sin “esto” o
“aquello”. Esto se asemeja al pensamiento de Ockham. Pero, al
contrario, las cosas no funcionan de cualquier modo.
Ahora, en el ámbito de lo contingente no se puede prescindir del sujeto.
No se puede pensar con la razón si no se piensa un determinado sujeto.
Luego, tal como con todo lo necesario, quienes niegan al sujeto, en el
fondo se refieren a un sujeto. Sobre lo que podemos dudar se presupone
la presencia de lo contingente donde la estructura de aquello comporta
un sujeto. Kant dirá del sujeto que es solo una construcción mental. Sin
embargo, yerra pues lo que pienso no requiere de un sujeto que esté en
un estado que excluya alternativa. En la realidad no se da esto. Pues en
el pensamiento se pueden plantear alternativas que sean excluyentes. Ello
no tiene que corresponder a la índole de lo real.
Ahora, nuestro pensar no precisa un sujeto en el sentido de que las
características de lo contingente no son propias del pensamiento. La
inteligencia puede plantearse lo contingente porque considera la realidad
como pensada, no al modo en que es la realidad. El pensamiento pues
no exige una índole necesaria de lo considerado, puede tener ante sí
alternativas. Si hacemos ciencia de lo contingente, eso contingente no es
14
de actualización que el sujeto no tiene. La mente puede tener abierta toda
la gama de posibilidades, el sujeto en la realidad será lo que es y, si es así,
no será lo que no es simultáneamente. El sujeto en acto no puede tener
todas sus alternativas. El pensamiento es de una índole diversa del sujeto.
En la medida en que algo es más complejo, es más inverosímil que sea
fruto del mero azar o casualidad. En el juicio, en cambio, se habla del
objeto real (sujeto contingente).
“Las proyecciones de mi pensamiento son extremadamente simples
comparadas con el mundo físico en su realidad.”
El sujeto es indispensable en lo contingente como realidad. Lo
contingente es condición de posibilidad del uso de la razón en tanto que
esta tiene por objeto sujetos contingentes. El sujeto no es condición
exigida de la índole del pensamiento. Las condiciones del sujeto
contingente pertenecen a su realidad, que es efectiva según un grado de
verosimilitud y probabilidad tan alta que pueden asimilarse a la completa
certeza.
Si el sujeto es contingente, es algo que tiene capacidad indeterminada. De
no ser así, solo podría ser conforme esa capacidad determinada. El sujeto
podrá actuar o no; solo siendo así podría ser contingente. Tal potencia
indeterminada no es activa, pues actuar es ya un modo de ser. Luego, es
una potencia pasiva que recibe su determinación no per sé, sino por otro.
La determinación trae consigo una cierta necesidad al limitar la
alternativa. Lo que está aquí solo puede estar aquí.
Tal potencia indeterminada de suyo es pasiva, pues padece la acción de
su causa. La potencia en cuanto potencia es algo determinado por su
ordenación al acto. Por tanto, no hay oposición potencia y acto, sujeto y
categoría. Hay una diversificación en cuanto al grado de actualización.
¿Qué realidad tiene un sujeto? La de sus capacidades, pero esto se
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
presenta como difuso. Con la inteligencia y sus virtualidades, se supera la
índole del sujeto, por la capacidad de inventiva de la inteligencia.
Las categorías, en cambio, son determinadas porque son actuales. Pero,
al pertenecer a lo contingente, también son contingentes y limitadas.
Serán más contingentes cuantas más alternativas tengan. Lo muy
potencial es variable; luego, imprevisible. La diferencia sujeto y categoría
es de potencia y acto, y de determinación e indeterminación. Pero su
determinación será particular, finita, escasa, en las categorías; pero en el
sujeto la determinación es mucho más amplia. La actualización es más
limitada en el ámbito de lo físico, de lo contingente.
Si hay ciencia, pensamiento racional ordenado a buscar el porqué
de las cosas son como son pudiendo ser distintas, es porque hay
contingencia. La índole de la realidad contingente se constituye de dos
elementos:
- Sujeto, abierto a modos de ser.
- Capacidad de acto, limitada en razón de la contingencia, (su
categoría ha de ser particular, no universal).
Sin embargo, todo sujeto es individual: es este y no otro, pues sino
carecería de contenido inteligible ni objetivable al poder ser y no ser al
mismo tiempo. Nosotros distinguimos entre sujetos por el PNC, lo que
puede ser y no ser de un modo, no puede ser un solo sujeto, sino constar
de partes. “X” como unidad, no puede ser y no ser al mismo tiempo. La
distinción se hace con la imposibilidad de contradicción. El sujeto es lo
capaz de acto, esto es su rasgo constitutivo. Hay capacidades distintas
según los modos de ser de los sujetos. Si estoy en un sitio no puedo a la
vez estar en otro. La distinción viene dada no por la capacidad de acto
constitutiva, sino por su estado actual que delimita tal capacidad al excluir
ser de modo opuesto. Luego, el estado actual implica que puedan ser de
un modo o no serlo, y conforme esto se individualizan los sujetos.
15
Repetimos, la determinación actual es lo que fundamenta la
imposibilidad de contradicción que rige al sujeto, no su capacidad de
acto.
La individuación se da en tanto el sujeto se determina en una capacidad
actual que excluye otro. Al delimitar su capacidad se determina en un
acto el sujeto. Por eso lo absoluto indeterminado es imposible. Si hay
contingencia hay opuestos en mutua exclusión, donde tales opuestos
requieren un modo de ser particular y determinado. De ahí que al PNC
le sea intrínseco que sujeto y categoría formen un único ente, si no fuera
así, el sujeto sería ajeno a su categoría y eso no puede ser. La categoría
solo puede ser respecto de un sujeto, pues sino no sería particular y con
opuestos excluidos. Sujeto y categoría, siendo distintos, hacen un único
ente. Esto expresa el principio de identidad: lo mismo es lo mismo. Ello
no es una tautología, pues el sujeto gramatical expresa el sujeto objetivo.
Esto da la información de que el sujeto potencial no se da, sino que
siempre se da un sujeto particular y determinado. Lo real es pues lo
actual, y la realidad de lo potencial expresa la potencialidad del sujeto en
acto. El presente actual es potencial respecto del futuro. El PI se incrusta
en el PNC: la realidad del sujeto en acto tiene un opuesto posible en
potencia, pero imposible en acto. PNC muestra la índole de lo
contingente. Podemos reformularlo de otro modo: si lo mismo es lo
mismo, no es no-lo mismo. Ahora, el tercer lo mismo, el sujeto de la
conclusión ha de extraerse de la premisa. Implícito en el PNC está la
identidad del sujeto y la categoría en acto. Por eso, aunque el PI expresa
algo diferente del PNC, al no hablar del opuesto excluso, el PI está
contenido en el PNC.
Ahora, el PNC es el primero de los principios. Como cualquier principio
es un juicio, y ello requiere distinguir, es precisa la no contradicción entre
el sujeto y su categoría, excluyendo otra categoría. Por eso, no tiene
sentido refutar al PI como tautología, justamente al expresar al sujeto en
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
acto con su categoría. Tampoco tiene sentido poner al PI como primero
antes que el PNC, pues con éste se lo entiende como no mera tautología.
El PI es de formulación tardía, s. XIV. Sin embargo, tal principio ya se
encontraba en el PNC, solo que al hombre le ha compelido
desentrañarlo.
Sin embargo, hay otro principio, el tercero excluso: es necesario que algo
sea verdadero o no sea. Se proclamó antes que el PI. Si no hubiera
separación nítida entre ser y no ser, no regiría el PNC. Si lo mismo
excluye a lo otro es porque se excluyen mutuamente. Si hubiera algo así
como una franja intermedia, tanto lo mismo como lo otro, formarían
parte de lo intermedio y el PNC no podría ser. PTE se considera
necesario y trascendental porque el sujeto es abierto a opuestos por su
determinación actual. De ser capaz de modos opuestos simultáneamente
ya no sería contingente. Por eso las proposiciones de futuro potencial ni
son ni dejan de ser, pues se refieren meramente a objetos mentales que
no son actuales en la realidad. Todo lo real es actual. Luego, o es de un
modo o de otro.
Lectura recomendada: El ingenioso hidalgo, Don Quijote de la Mancha
– Miguel de Cervantes Saavedra
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XI
Solo existe lo presente y lo actual, lo real del futuro es el presente.
Lo determinado del futuro, actualización de lo indeterminado, es lo que
actual en el presente. El sujeto está predeterminado por sus condiciones
actuales.
El movimiento es continuo. No hay discontinuidad entre el término de
lo anterior y el inicio de lo posterior. El tiempo distingue lo anterior de
lo posterior del movimiento como partes distintas divididas por el
presente. Pasado y futuro quedan como partes distintas del movimiento.
El número, para Aristóteles, es lo que para nosotros la multitud. Para el
estagirita la unidad no es un número. Esto pasa con el movimiento, que
tiene magnitud y duración. Pero si considero el presente cual término del
pasado y comienzo del futuro, establezco discontinuidad entre lo pasado,
con término, y lo futuro, que comienza en presente. Así la unidad
continua del movimiento se entiende como número. Tal es el sentido de
la definición del tiempo como medida del movimiento para Aristóteles.
Según un antes y un después o bien lo anterior y lo posterior en el
movimiento. El tiempo tiene fundamento real, el movimiento, y
fundamento subjetivo, la consideración mental. Por eso el tiempo es real,
pues hay movimiento, y en cierto sentido es irreal, porque nuestra
consideración del movimiento no lo es. Lo real en el tiempo es la
continuación del movimiento. El acto del movimiento, en cuanto tal, por
ser acto, se da en presente.
Lo que existe es el presente, sujeto en acto que podría ser de otro modo.
Pero para ello habría de dejar de ser lo que es, pues sino sería una
contradicción: sería y no sería. La estructura del PNC, PI y PTC exige
que pueda haber cambios pues si no, no podría ser de otro modo. De
ahí que PNC requiere una consideración temporal, pues a lo largo del
tiempo, lo mismo sí puede ser y no ser lo mismo, pero no al mismo
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
tiempo. Lo que no es potencia ni es temporal ni mutable. El presente, al
ser actual, no cambia. Pero sí cambia en cuanto presente de un sujeto
que cambia con el tiempo.
Mientras algo es más actual, es más real. En cuanto al pensar, es más
perfecto que el movimiento, es más perfecto que la cosa física.
“El cambio es la actualización de las disposiciones alternativas de un
sujeto.”
En cuanto compuesto, el todo y las partes son en un sentido iguales. Una
vez separadas ya son sujetos distintos, pero es lógico porque a lo
compuesto le corresponde su descomposición: lo mismo es decir que
hirieron mi brazo que me hirieron a mí.
La estructura ontológica de lo real implica que lo real, en cuanto
considerable por la razón como ente común, es un ser puro que tiene
modos distintos: sujeto potencial con categorías actuales. La actualidad
del pasado es que fue presente, “soy un fue, un es y un será cansado”
(Quevedo).
Si lo real es un sujeto con categorías actuales determinadas, nosotros
podemos considerar una categoría que comporta ser un sujeto, la
sustancia, y una que no comporta serlo, independiente de las capacidades
que constituyen al sujeto de tal categoría.
Hay disposiciones que determinan radicalmente el modo de actuar o
reaccionar del sujeto. Tales categorías, desde la capacidad del sujeto, se
denominan naturaleza, principio intrínseco de acción o reacción. Toda
naturaleza es un sujeto, pues implica capacidad. Si a tal naturaleza la
considero como categoría, estado particular de un sujeto, tal categoría es
la sustancia. La sustancia es la categoría que implica ser sujeto y
naturaleza. Si la categoría la considero como lo que puede ser común a
17
muchos sujetos universalmente considerados, tal categoría es la esencia
en sentido estricto.
Hay identidad real entre sustancia, esencia y naturaleza. La distinción es
de razón. La sustancia primera, sujeto concreto, se distingue de la
sustancia segunda, que es universal (tomada qua esencia). Y la esencia
primera (tomada en universal) se distingue de la esencia segunda
(individual y concreta). Vale decir que:
- Sustancia I → Esencia II.
- Sustancia II → Esencia I.
Ahora, como todo lo real es un sujeto, la esencia primera, sustancia
segunda, naturaleza universal, son consideraciones abstractas que no
tratan sujetos reales y por tanto no son propiamente reales. Lo único real
serán tales sujetos, con tales esencias, concretos y particulares: no existe
el caballo universal.
La consideración de la metafísica clásica es consecuencia de la realidad
de los primeros principios y de los principios explicativos de nuestros
conocimientos particulares. El ‘yo’ es mucho más claro y perfecto que el
tiempo. En tanto algo es más real es más verdadero. Luego, lo más real
es lo más susceptible de ser querido.
“Una cosa es que algo sea y otra cosa es que yo lo conozca.”
Como el sujeto es indeterminado, abierto a modos distintos, al
referirnos a él, sin embargo, nos expresamos diciendo “esto, aquello”,
otro modo es por el nombre propio, pese a que el apelativo no agote lo
que tal sujeto en efecto es. El apelativo no agota al sujeto.
Ahora, al usar uno u otro apelativo me refiero a todo el sujeto. El sujeto
entonces es un todo desde el punto de vista de su potencia. El sujeto es
todo el ente y, a su vez, la categoría también es todo el ente. El sujeto y la
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
esencia son todo el ente y solo así se da su identidad. Ser implica
identidad sujeto-categoría, como el ser expresa la unicidad del ente, un
único ente, por eso es que en cuanto algo es más real, más se identifican
sujeto y la esencia; y cuando algo es menos real, menos identidad hay
entre sujeto y esencia.
Lo que un sujeto tiene de cierta irrealidad en la identidad entre sujeto-
esencia viene dado por su potencia, lo que no es actual. Esto se da en el
caso de los entes corruptibles. Ahora, en la persona, la identidad entre el
yo y el quien, la identidad personal, siempre coincide y además se
advierte que el yo no puede abrirse a modos opuestos: un yo no puede
ser otro quien. La unidad personal es ineludible. El sujeto personal está
en el orden más alto de perfección, por eso el ser personal es
incorruptible.
El presente en cuanto actual siempre es incorruptible. La división sujeto-
categoría solo se da en las categorías. Todo ente es uno y a ello se refiere
la unidad ontológica. Ahora, en cuanto corruptibles, en esos seres hay
distinción real entre lo potencial y lo actual en el ente, entre sujeto y
categoría. Hay una distinción entre lo potencial y lo actual del sujeto que
varía con los cambios. De ahí que el ente incorruptible tenga dos
principios constitutivos: uno potencial, materia, y uno actual-categórico,
la forma delimitada. Todo ente está compuesto de forma y materia. De
ahí que sea imposible separar forma y materia en el sujeto corruptible,
solo cabe el compuesto.
Sujeto es todo el ente considerado desde su potencialidad, de ahí que
pueda referirlo atribuyéndole estados distintos incompatibles con el
significado de la palabra que se usa para designarlo. La materia es una
parte esencial de lo que el ente, que es todo el sujeto, es.
Ahora, entre la categoría y la forma, la categoría designa todo el ente
desde el punto de vista de su actualidad, mientras que la forma designa
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una parte de la categoría que es un principio determinante, esto es, que
posee término.
Tal composición entre materia y forma recibe el nombre de Hilemórfica,
y ella responde a las condiciones de lo contingente, en cuanto susceptible
de generación y cambio. Por otro lado, donde no hay tal distinción sujeto-
categoría, la palabra sujeto es empleada por analogía con el sujeto
material en cuanto capaz de acción. Aquí hablamos de las cualidades del
sujeto.
En los seres vivos, sus capacidades activas les vienen de la misma
sustancia del viviente, pues las operaciones vienen del vivir y del ser. De
ahí que sus capacidades son facultades de su forma sustancial que es el
alma y de que el sujeto y la categoría se identifiquen; hablamos de sujeto
capaz de acción. La persona es sujeto en tanto que actúa. Yo estoy más
en mis pensamientos que en el latir de mi corazón. La personalidad se
da con mayor o menor intensidad según la potencialidad de las
dimensiones constitutivas del sujeto. El yo personal es un sujeto de
acciones espirituales: aquellas que no son susceptibles de darse en la
materia, como actualizar opuestos, plantearse preguntas, y esto porque la
actualidad de la materia es excluyente mientras que el entendimiento no
es una realidad material.
La persona es un sujeto con capacidad de inteligencia. La materia no
puede actualizar indefinidamente objetos. Las realidades espirituales no
tienen las limitaciones de la materia. La capacidad activa por la que
llamamos sujeto a una realidad espiritual no implica una capacidad
limitada como en el caso de los sujetos materiales. De la única realidad
de que tenemos constancia directa es de nuestro propio yo.
La índole del sujeto y de la categoría dependen de la unicidad del ser. El
sujeto, principio de acción o reacción, una naturaleza, es único. El ser
funda que el sujeto sea único y el grado de realidad determina el modo
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
de ser de cada cosa. Según el ser del nivel de realidad del ente, es más
sujeto (esencia o naturaleza), más potencial o actual, más parcial o total.
El ser es el fundamento de la unidad de qué cosa es, índole esencial por
la que llamamos a un ente cosa determinada. Su alicuidad, ser algo
distinto de lo que no es, su inteligibilidad porque entiende en acto y algo
es más actual mientras es más cognoscible. Y en cuanto algo es más real,
es más susceptible de ser querido, pues el querer se orienta a realizar sus
objetivos. El fin del querer es conseguir el ser de lo querido. Lo más real
es más susceptible de ser querido. Pero el querer alcanza su meta con el
logro y ello es la realización. Por eso es mejor querer lo conseguido que
lo meramente ansiado. Tal culminación del amor que es la alegría, gozo,
fruición, requiere realidad. La inteligencia requiere verdad y certeza que
corresponden a la índole y necesidad de lo real. La certeza la
conseguimos con lo necesario y no con lo contradictorio. Algo es
inteligible y querible en cuanto es. La persona humana en cuanto tiene
inteligencia y voluntad se ordena a la realidad. El ser humano no vive
para la sensación, tiene capacidad de conocer y querer. De ahí que su
vida esté hecha para la realidad, lo más real es lo que mejora la vida
humana. Para alcanzar la alegría verdadera hay que hacerse con cosas que
valgan la pena.
Los deseos humanos difícilmente obedecen a la razón. Uno se hace
dueño de sí mismo en la medida en que los niega.
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XII
Hay un tipo de entes que son imprescindibles para que se den las
preguntas. Si dudamos es porque hay contingencia. ¿Se trata de objetos
mentales? No, lo contingente no puede ser solo mental, pues la mente
puede tener simultáneamente opuestos. Y para que un objeto pueda ser
de un modo u otro ha de estar más allá de lo mental. La temporalidad
del conocimiento sensible se da solo en presente. Si conozco, lo hago en
presente y, no obstante, el conocimiento puede conocer algo distinto del
objeto propio del conocimiento, lo temporal que se da en el curso del
pasado, presente y futuro. Tal es el caso de la música.
Yo oigo la melodía en presente, pero lo oído es algo que fluye, o bien el
transcurso de una película, tener la sinopsis es tener el conjunto de la
obra en sus distintas etapas. Pero la acción es algo que fluye. Ello no es
el objeto de mi mente, pero sí lo conocido. Tal es lo presente, pero no
lo que existe en mi mente. Por esto lo contingente es distinto del objeto
mental. Para la contingencia del objeto, se precisa estructura Hilemórfica.
Un error recurrente en filosofía es el principio de plenitud de Aristóteles:
lo único que puede existir ha existido y existirá, y lo imposible no. ¿Por
qué? Aristóteles dice: “supongamos la totalidad del tiempo, indefinida a
priori. Para ser posible en cualquier tiempo algo distinto de lo que es,
habría de darse lo contradictorio junto con lo que es”. El error de esto s
partir de la hipótesis de un tiempo siempre presente, pero eso no es la
índole del tiempo real, sino del objeto mental. Es imposible que mientras
ocurra “A” también ocurra “~A”. Pero antes de “A” sí hubiera podido
darse “~A”.
La temporalidad real es siempre sucesiva y la mental es simultánea.
Como objeto mental puedo tener lo contingente. Pero en la realidad, por
el PI, cada sujeto está determinado por su categoría actual.
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
Hay entes materiales, que no mentales. Incluso los objetos de
conocimiento sensible, en un sentido no son materiales pues tienen una
índole distinta de la propia de los objetos materiales. Lo presente es
distinto de lo físico, pues la presencia es inmaterial (más bien intencional).
La potencia se da respecto de lo posterior. El conocimiento de lo sensible
es inmaterial: acto del ente en potencia en cuanto es acto. Pero desde
otro punto de vista, yo solo veo lo que veo y no la alternativa. El acto
sensible tiene una potencia limitada, no se pueden actualizar opuestos
simultáneamente sino sucesivamente. El conocimiento sensible adolece
la limitación de la potencia material. O imagino un tono grave o uno
agudo. Sin sujeto material no hay conocimiento sensible. Recordemos
que el cambio/movimiento es el acto del sujeto en cuanto potencia.
Incluso en la realidad material hay grados de acto y potencia, más
materiales y más inmateriales, más perfectos y más en movimiento, pero
todos son actos de sujetos materiales por su capacidad. De ahí que el
objeto de juicio, duda o error no es un producto mental, pues esto tiene
un grado de perfección superior. Uno no se equivoca de sus propias
sensaciones, pues la sensación es un acto perfecto. Los movimientos se
pueden rectificar por tener un antes y un después. Si hay potencia,
también posibilidad de cambio. Pero lo actual no es modificable. Y las
sensaciones no son actos de la materia, solo están limitados por el órgano
sensor.
En la inteligencia, lo presente no tiene que ser solamente sin alternativa.
Puedo tener presentes posibilidades, pero al no reducirse a su propio
acto, puede auto rectificarse porque no tiene la limitación de un órgano
material. Si las tuviera, no podría tener presentes alternativas. A mayor
claridad mental, mayor presencia de lo distinto. A mayor sabiduría,
mayor trascendentalidad y mayor sinopsis.
20
A más inteligencia más sinopsis, mayor discernimiento. Las realidades
Hilemórficas no pueden ser un mero objeto psíquico. Distinto es que el
mundo físico, sujeto potencial con categoría actual, sin embargo, en
nuestro conocimiento este presente con las características del
conocimiento. Uno ve con perspectiva, pero sabe que los objetos no
tienen perspectiva. Nosotros diferenciamos entre cómo sentimos y cómo
es actualmente el sujeto. De hecho, hay fenómenos ópticos y sorpresas
por la discordancia entre lo conocido y la realidad del objeto.
Los objetos sensibles, ¿acciones de la psique o sujetos materiales? Hasta
cierto unto podemos deducir la índole del objeto conforme PNC, de ahí
que recurramos a el para hacer demostraciones. Pero sí sabemos que una
cosa es la perspectiva del ser conocido y otra el ser de suyo.
Amén de los seres hilemórficos, hay otros seres no limitados a un acto
particular. La voluntad puede tener a un objeto de índole trascendental.
Tales facultades son propias de un yo, que es una realidad donde no hay
distinción entre sujeto y su esencia. El yo se identifica con el quien de su
identidad personal. Luego, no hay distinción allí entre materia y forma,
pues la composición Hilemórfica muestra la distinción entre sujetos y
categorías. De ahí que el yo se halle en un nivel de acto superior. Todo
lo que puede ser el yo es lo que es en cuanto su identidad. Entonces,
¿Por qué su capacidad es limitada? Hemos de entrar en un sentido de
potencia más allá de lo material. Los entes que no pueden tener presente
lo necesario solo conocen una alternativa concreta.
Hay dos tipos de realidades muy distintas: sujeto material, que es distinto
del sujeto espiritual y de la esencia. En lo material hay composición
hilemórfica, en lo espiritual no. Es como una forma pura donde sujeto es
igual a la esencia. Esto en el hombre es complicado por su dimensión
física.
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique

Si hay dos tipos de realidad, hay un modo de ser I y un modo de ser II, XIII
y ambos coinciden en el ser necesario y trascendental. Lo que las cosas
Tres niveles en la jerarquía de la realidad.
tienen de común no viene dado por lo que estas tienen de particular. La
realidad existe, pero otra cosa es que exista el mundo físico. Lo que tiene 1. Más potenciales, menos reales: materia y forma; esencia distinta
alternativa es lo que podría no haber existido. Luego, lo que no es por sí, del sujeto pese a formar un único ente → Realidad material.
es algo contingente, pero su existir pertenece a la necesidad de la realidad. 2. No hay composición hilemórfica, pues el sujeto y la esencia se
El ser es necesario, los modos de ser tienen alternativa. Por ende, si la identifican → Realidad espiritual: el Yo; la realidad espiritual es
causa del ser tuviera esencia distinta de su ser, esta sería particular y incorruptible. Cuando el sujeto es igual a su identidad, el sujeto
contingente. Lo efectos específicamente iguales tienen causas es único. Es el caso de los ángeles, cada uno agota su especie. Son
específicamente iguales. Por tanto, tiene que haber una causa del ser que únicos pues no hay distinción entre materia y forma. En lo
no deba ser causada, que sea necesaria de suyo. El ser es por ser espiritual del hombre, cada yo espiritual es único, cada quien es
necesario, pero no referido a una particularidad. Sino al ser puro. Por ese quien. Los humanos junto con el espíritu tenemos dimensión
tanto, hay tres niveles de realidad: una esencia primera seguida de dos material, lo que si se repite.
esencias inferiores, siendo que en estas últimas hay distinción entre ser y
Aunque en el espíritu no quepa ni corrupción ni generación, esto no
esencia. Pero en el Creador no hay esencia particular, sino que es el ser
quiere decir que sea esto necesario, pero ello es juna consecuencia de la
puro. Y en las dos esencias creadas, espíritu creado y realidad física, en
identidad personal. Solo soy quien soy. Ello es una necesidad esencial,
el primero no hay distinción entre sujeto y esencia y en el segundo sí.
pero nada más.
Respecto de nuestro Yo no podemos equivocarnos, el sujeto no se
distingue de su quien es. En el orden de la existencia no tenemos
necesidad. Que seamos no tiene que ver con quienes somos. Si somos,
somos quienes somos, pero ello supuesto que seamos. Lo que no es,
carece de esencia. Hay distinción esencia-existencia: todo lo creado se
caracteriza por tal distinción esencia-ser, y en ese sentido lo creado podría
no haber existido.
Si algo no es de suyo, es de otro. Ahora bien, el principio de causalidad
no se observa empíricamente pues los principios son necesarios. Uno
conoce la causalidad intelectualmente por el PNC, incluso quienes
niegan tal principio, negándolo lo afirman, lo reconocen. Lo mismo de

21
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique

los demás primeros principios. Cuando Hume dice que la causalidad no falta de condicionamiento podemos tener presente simultáneamente
es conocimiento verdadero, esto lo demuestra “dando razones”. opuestos. Lo mismo con la voluntad. El objeto de la inteligencia es lo que
es y el de la voluntad es querer que sea. El ser es virtualmente infinito.
Hay una cierta insuficiencia intrínseca en el objeto racional, que es lo que
es y no lo que no es, porque es contingente. Pero ¿por qué algo es como El ser puro no tiene modo de ser particular. Pero los seres vivos más
es? ¿Por qué es lo que podría no haber sido? De suyo no, desde luego, actuales son las personas cuyo vivir es intelectual y volitivo, inteligir y
sino de otro. De ahí que la razón necesite certeza, necesidad, por algo querer no están limitados a un modo de ser que excluya un opuesto. Por
más allá del objeto, por causas, pues la razón es demostrativa y el intelecto tanto, la única limitación de su inteligencia y voluntad es la capacidad no
propende a la contemplación. ejercida, falta de vida, de realidad, pero esa potencialidad no actualizada
no se da en el ser puro, este es trascendental intrínsecamente porque es
Aplicado esto a las esencias que no son de suyo se advierte una causa de
el ser, acto efectivo de inteligir y querer, vida plena. Por eso de Él surge
que existan esos modos de ser que podrían no haber sido. Además, los
la creatura.
modos de ser (el universo y el yo) no son nada sin su existencia. Lo
posible requiere de ser pensado. Las posibilidades per sé no existen salvo La creación es una novedad absoluta, particular, originada desde una
preordenadas en una capacidad real previa. Lo que no esté en una plenitud. El ser no es una contingencia alternativa a la nada. El ser tiene
capacidad previa prexistente, lo posible, para existir o requiere de una en parte lo que está plenamente en Dios. Las leyes físicas no tienen una
potencia real o de una presencia de lo que no es efectivo, pero sí realidad fáctica, rigen siempre. Son un designio. No son productos de
conocido. En tal sentido tiene causa de su existencia como de su esencia. nuestra mente, las descubrimos pero no las creamos. ¿Hasta qué punto
Hace falta un poder que cause, una mente originadora: el mundo físico nuestra interpretación de Dios se corresponde con lo que Dios es?
es una contingencia. Y que tal contingencia sea implica que tal causa Aunque su realidad nos desborda, la índole de los efectos indica la índole
quiera crear. de la causa. Porque la única causa es el ser; lo que es, es el Ser. Que el
mundo sea inteligible indica que su causa sea una inteligencia suprema y
Sin embargo, nosotros no conocemos la índole del ser puro, si acaso la
también una voluntad suprema. La índole de la vida divina se conoce por
interpretamos según lo que conocemos. Pero ello no implica que las
las creaturas.
cosas sean como nos las representamos, pues nos desbordan, un acto
plenamente actual de ser y querer no diseña al modo de nosotros, sino
que hay una mera presencia absoluta. Un acto puro de voluntad no es
reactivo. Porque Dios hace, tal cosa es buena y no al contrario. El ser
necesario solo puede ser el ser puro, sin modo particular de ser.
La inteligencia conoce la realidad porque es capaz de tener presentes
todas las cosas. La inteligencia puede pensar lo que quiera, pero su índole
espiritual no condiciona la índole material del objeto conocido. Por tal
22
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique

XIV realmente real. Sin embargo, lo positivo de este intimismo fue el

desarrollo de la doctrina de la persona y la intimidad en el
La jerarquía de la realidad. Hay tres niveles de entidad.
pensamiento moderno.). Podemos compartir voluntad,
1. Ser puro subsistente → solo de Dios. inteligencia, sentimientos y cosas. Pero nunca nuestra identidad
2. Distinción entre modo de ser y acto de ser, esencia y ser → solo personal. Nadie vive la vida de otro, nadie es otro.
tenemos experiencia de nuestro yo, identidad personal. Uno solo 3. Un nivel donde hay distinción esencia y ser, con lo creado, y que
es parte de lo real por su modo particular de ser. Pero la se compone de un principio potencial abierto a alternativas, y otro
inteligencia pura no tiene identidad particular, no se limita a ser formal, delimitante, donde el sujeto es distinto de la esencia, pues
de modo concreto. Contiene en sí, a modo de acto de el sujeto puede cambiar de manera de ser. La misma forma puede
inteligencia, todas las cosas. Con ello, el neoplatonismo fue darse en distintas materias. Estos entes son generables y
consciente de que todas las cosas se contienen en la inteligencia corruptibles. Clásicamente se reserva su estudio a la filosofía de
en un solo acto, donde todas las cosas son vida. No obstante, la naturaleza. Las sustancias espirituales, en cambio, son objeto
nuestra inteligencia solo puede tener presente todas las cosas, lo metafísico. Ello es un acierto porque estos seres tienen
que es distinto de serlas. De ahí que los seres espirituales sean inteligencia y voluntad, objetos propios de la metafísica. Así como
parte de la realidad. Esto se asemeja a Dios, en cambio, en que al ser incorruptibles participan de lo necesario y trascendental del
en ellos no hay distinción esencia-existencia. No hay yo sin quien objeto metafísico. Sin embargo, la reflexión filosófica ha llevado
soy. Son incorruptibles, un yo no cambia de identidad. A su vez a que el estudio del Yo se haga desde la antropología o la
otra semejanza es la unidad: cada sujeto es ese sujeto. En la psicología filosófica, desde la naturaleza humana y el Yo,
materia el modo de ser sí se puede repetir. En los sujetos respectivamente. Con todo, el conocimiento del yo es
espirituales solo hay un yo irrepetible. En el mundo material, la irreductible.
individuación viene por la limitación de la capacidad que estriba
Pese a ser estos niveles estructuralmente, estos se rigen por una
en las capacidades del sujeto. La materia está individualizada por
composición de potencia y acto. Más real lo más actual, menos real lo
sus categorías actualizadas que excluyen opuestos. El Yo tiene
más potencial. En los tres niveles se da por ello una jerarquía de realidad.
identidad de suyo, no por otra cosa. El quien soy no es
Hay entes materiales menos potenciales y en el espíritu hay mas o menos
trasladable. En la realidad espiritual no hay distinción sujeto-
actualización, pero no un sujeto potencial según su vida, pues la vida hace
esencia. La limitación del ser estriba pues en la esencia. La
que se unifique el ser con el obrar: a más perfección, mayor unidad. El
identidad personal nos separa de los demás, solo somos quienes
desarrollo de las operaciones espirituales es una ganancia en vida, y en la
somos. La inteligencia y la voluntad, en cambio, son capaces de
medida en que hay unificación en el ser sustancial de su vida y su
todas las cosas. (Por eso, cuando se extiende el dualismo de la
operación, hay ganancia en la realidad del yo. Nuestro yo se hace más
sustancia, el espíritu acaba siendo como una mónada sin
real, definido. Mientras más sabemos y queremos, más somos. Nuestra
ventanas, o el sujeto trascendental kantiano, que desconoce lo
23
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
vida crece. En los seres vivos continua el ser y el obrar. Vita in motu, vita
viventibus est esse. El Yo se enriquece con su vivir. La identidad se perfila
con los actos.
En el caso de Dios, su ser es su actuar, por ello no hay distingo ser-amar.
Pero sigue siendo un Yo. Nuestra experiencia de lo más perfecto creado
por Dios son los Yo de cada quien. De ahí que supongamos que es un
ser personal, pero no particular. El Yo divino es igual a su propia vida.
Con un acto de inteligencia que de suyo no es particular.
Para nosotros, ser es distinto de actuar, aunque estén conectados. El Yo
divino es su acto, su inteligencia y su querer. Su Yo es plena inteligencia
y amor. Los efectos del obrar divino son particulares, sus efectos no son
Dios. Con lo que el efecto es contingente. Luego, la inteligencia y la
voluntad de Dios no están ligadas a sus efectos, estos son libres. En Dios
no hay posibilidad distinta de lo que conoce y quiere, aunque para
nosotros sea difícil hacernos cargo de este hecho.
Querer generosamente es a pesar del efecto. La plenitud implica
generosidad, un cierto rebajamiento respecto la imperfección del efecto.
Si Dios no permitiera el mal en el mundo, no nos querría. El mal no es
indicio de indiferencia de Dios, sino de su generosidad. Importa más el
amor incondicional de Dios a que haya maldad. Es más importante el
bien de lo bueno que el mal de lo malo. Solo se ama sin condición
cuando hay cosas malas.
Lectura recomendada: Surprised by joy – C.S. Lewis.
En todo acto de elección se renuncia a uno de los bienes. Solo somos
plenamente libres respecto de algo sin alternativas. El amor de Dios no
es reactivo respecto de los bienes o su origen, de Él devienen.
24
XV
Hay tres órdenes en la realidad. En uno hay una composición de
la esencia, en otro una identidad de sujeto esencia que no se da en el nivel
hilemórfico y en la causa primera hay un ser puro sin distinción entre
esencia y ser. En la realidad, sin embargo, hay una cierta continuidad
entre los niveles mas imperfectos y los mas perfectos, porque todos estos
niveles de composición se reducen a la distinción entre potencia y acto, y
tal es una distinción que tiene un carácter de todo virtual, esto es, un tipo
de todo donde las partes pueden existir por separado, pero solo hasta un
punto porque lo mayor integra en sí a lo menor. Se diferencia de otros
tipos de todo, como el todo integral, donde las partes pueden dividir
existiendo por separado: las partes de una mesa. Otro todo es el todo
esencial, donde hay una distinción real entre las partes pero que no
pueden existir por separado y este es el caso de la distinción binaria, de
sí o no, que hay entre los tres niveles de realidad: materia y forma son en
principio distintos, pero no pueden existir por separado, sujeto y esencia
en ningún caso existen separadamente y lo mismo respecto de la esencia
y el ser.
De modo que hay un todo esencial. El todo virtual es algo
intermedio entre el integral y el esencial, porque lo menor puede existir
separado de lo mayor pero lo mayor integra lo menor. Decir que un
motor tenga 100 caballos de fuerza no quita que se pueda decir del
mismo motor que tenga 99, 98, etc. El acto es un todo virtual, que se
puede dar según un menos (más potencia) o según un más, y esto ya no
es algo binario porque todo lo inferior se da en lo superior sin distinción.
Algo semejante ocurre en el caso del acto y la potencia. Así se da una
cierta continuidad de grados de perfección que no quita la existencia
también de todos esenciales con tres niveles de todo según la mayor o
menor composición.
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
Dios es todas las cosas desde el punto de vista del acto, no de la esencia,
modo de ser particular.
Distintos grados de potencialidad o actualización, distintos grados de
realidad. El nivel más bajo de todos uno podría decir que es la potencia,
pero esta nunca es una realidad porque el PI es necesario y, por tanto,
todo sujeto potencial es una esencia. La determinación de los sujetos
potenciales la verificamos por su capacidad de distintos actos que viene
por su determinación actual. La individuación del sujeto potencial solo
es posible en tanto se actualiza. Entonces, ¿Qué sería lo más imperfecto
que pueda ser real? El acto del ente en potencia en tanto que está en
potencia, una actualización de la potencia sin acto perfecto. Esta es la
definición aristotélica del movimiento. Santo Tomás de Aquino dirá que
se trata del acto del sujeto en tanto que es sujeto, pues el sujeto es quien
puede ser de un modo u otro. Algo está en potencia en tanto que capaz
de ser de un modo, pero si tal capacidad se actualizara plenamente
hablaríamos de un acto perfecto, una potencia actualizada.
Para hablar del nivel más imperfecto, esa potencia no puede estar
plenamente actualizada, con lo que se tratará de una potencia cuya plena
actualización sea imposible. Tendrá que referirse a una capacidad a actos
que no puedan darse simultáneamente. Hablamos del acto de un ente
material, físico, pero no cualquier acto de un ente físico, pues en estos, si
hay capacidad de ser de ciertos modos hay capacidades de ser de distintos
modos. Es una potencia a opuestos de los cuales solo uno puede darse
en acto, pero ello ya es un acto perfecto en el sentido de que lo que es un
ente material lo es en presente, en acto. Eso no es el acto del ente en
potencia qua potencia, sino el acto del ente en potencia en cuanto está en
acto. Para que el acto sea más imperfecto, tendrá que ser un solo acto,
pero de la potencia a opuestos, con lo que el acto no se realiza
plenamente en ninguno de los opuestos. Es un acto que se da
parcialmente, donde cada actualización es solo una parte del acto. El todo
25
del acto se da con la actualización de los opuestos, como el movimiento.
De modo que en un movimiento las disposiciones son parte del acto,
pero no el acto completo porque si no se trataría de la actualización
simultanea de los opuestos y ello no corresponde a un ente imperfecto,
cuya potencialidad se realiza imperfectamente.
Tomemos un ente material, que podría ser de un modo u otro
pero que si es de un modo no lo es de otro. El acto del ente en potencia
qua disposición se da plenamente: un caballo es un caballo. Eso es un
acto perfecto de un ente imperfecto, porque este podría ser de un modo
u otro, pero nunca actualiza sus potencialidades plenamente. Pero las
disposiciones son actos perfectos, el acto de la potencia en tanto que está
en acto. No puede haber potencia pura, pero ¿podría haber un acto del
ente en potencia en tanto que está en potencia? Eso tiene que ser un acto
de las distintas potencias. Un único acto de las distintas potencias, pero
tal acto no puede darse simultáneamente, en presente, porque las
distintas potencias de un ente con capacidad limitada se excluyen
mutuamente.
El acto del ente en potencia en tanto que potencia ni puede ser
presente ni simultaneo, ello daría lugar a contradicción: lo mismo sería y
no sería lo mismo. Para que algo que pueda ser de otro modo sea de otro
modo, tiene que dejar de ser como es. Un acto de las distintas potencias
requiere cambio, es decir, para que un acto sea de una potencia a
opuestos se requiere que haya cambio, pero ese cambio no debe atentar
contra la unidad el acto, porque si no se trataría de dos actos perfectos
pero sucesivos. El cambio no puede ser discontinuo, sino con unidad,
vale decir, con magnitud y no con número. Una sola cosa que tenga
magnitud. El cambio requiere darse con continuidad, pues esta es la
unidad de lo diverso. Continuo consiste en que las cosas distintas lo más
unidas que pueden estar es por contigüidad, donde el término de una
parte y el inicio de la otra no son lo mismo, están separados. En lo
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
continuo el término y el comienzo de dos partes coinciden de modo que,
en el cambio, el final de un modo de ser coincide con el comienzo de
otro modo de ser, donde se da el movimiento como unidad. Continuo
es el movimiento donde el inicio y fin de cada parte del movimiento
coincide con la siguiente. Esa continuidad del movimiento es su unidad.
El movimiento es el mismo en tanto no se detiene. Si para y reinicia
hablamos de dos movimientos sucesivos. Por tanto, el acto del ente en
potencia en tanto que está en potencia es el acto de las distintas potencias
del ente imperfecto que no son simultaneas. Será un acto continuo, el del
acto único de potencias a disposiciones incompatibles. Un acto que se da
con continuidad, siendo el movimiento un acto que tiene magnitud y no
número. Si considero el presente al modo de una división entre lo
anterior y lo posterior introduzco una división entre lo pasado y lo
posterior, un número. Tal división sería el tiempo si consideramos el
presente no como continuación sino cual división de las partes.
Diferencia entre un movimiento físico y una sucesión de actos mentales
(pensamientos). La materia solo puede actualizar uno de los estados, la
inteligencia puede actualizar los opuestos. En los actos de la inteligencia,
de suyo, no tiene porqué haber cambio. Yo puedo seguir pensando lo de
antes y pensar ahora algo más sin dejar de saber lo que sabía. Puedo tener
presentes ambas cosas: lo anterior y algo más. Puedo incluso cambiar de
postura, pero eso no es -como en la materia- una obligación donde todo
cambio es dejar lo anterior. En la inteligencia puedo pensar varias cosas
sin por ello dejar de tenerlas presentes. La materia es limitada por formar
parte de un ente imperfecto. La inteligencia no está limitada a sí, puede
considerar cuantos objetos quiera. No es un ente imperfecto. Por tanto,
en la inteligencia puede haber cambios que no son movimientos porque
no es el acto de un ente siempre en potencia que no pueda actualizar sus
capacidades plenamente. Mientras que, en la realidad material, el acto
nunca se da plenamente. Actualizar una potencia es dejar de ser lo que
26
se era. Con todo, hay un grado de perfección de la materia: la
actualización implica una discontinuidad respecto del cambio, ya no se
es lo que se era sino ahora lo que será. El movimiento, en cambio, recorre
siendo un solo acto distintas posiciones: acto del ente en potencia en tanto
que está en potencia. Un acto que siendo uno, se da con sucesión y
cambio sin dejar de ser un acto. del movimiento solo es plenamente
actual el momento, disposición actual del móvil: el pasado ya no es y el
futuro tampoco, salvo en su término y comienzo respectivos, el presente.
Por eso en un movimiento es más importante la prosecución en presente,
lo real del movimiento, que el cambio de estados que se da en el pasado
y en el futuro. La prosecución es la máxima realidad del movimiento al
darse en presente.
Diferencia entre el movimiento y la disposición actual. La disposición
actual es distinta de lo anterior y de lo posterior, no pertenece a la unidad
del movimiento y de hecho esta disposición podría darse sin movimiento.
En cambio, el acto del movimiento prosigue y con ello continua lo
anterior con lo posterior. Lo más real del movimiento no es el cambio,
sino la tendencia a seguir, su prosecución, el momento de fuerza. El
movimiento prosigue por la tendencia a ir más allá de lo actual pero no
hay cambio porque hay un equilibrio de fuerzas. El sostener es un acto
temporal pues, aunque se da en presente, el equilibrio de fuerzas se da
frente a lo otro mientras se sostiene. Ver es un acto presente pleno. El
presente es prosecución y no cambio. Un acto del ente material puede
ser sin cambio, pero con momento de fuerza: prosecución, que es
tendencia a otro estado. En lo real del movimiento hay intencionalidad,
esto es, tender hacia lo otro sin lograr, tender a la actualización de lo otro.
El cambio nunca es plenamente real, en el presente no hay cambio sino
tendencia: el momento de fuerza, inclinación a otras cosas, dirección más
allá del estado actual. Esto sería el nivel más imperfecto de realidad, una
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique

incoación del acto no plenamente actualizada: el movimiento al acto, su autónoma respecto el entorno y por eso al movimiento físico no hay cosas
tendencia. El movimiento nunca está en su término. que le vayan bien o mal, lo más que tiene es dirección, pero no
propiamente finalidad, ésta siempre le es extrínseca. En cambio, en la
Hay movimiento mientras no se llega y, cuando se llega, culmina.
vida, ésta siempre es propia, por eso con la vida comienza la distinción
El acto perfecto es incompatible con el acto imperfecto. El movimiento
entre lo bueno y lo malo en sentido estricto. Bueno es lo que ayuda a
es un acto perfecto de lo imperfecto, pues su acto se da en la continuidad,
conseguir el fin, malo lo que lo impide. En la vida vegetativa todavía hay
prosecución del acto. El único modo en que un movimiento físico tenga
un alto grado de imperfección, porque se da mediante cambios. Siempre
su fin en presente es que su fin no sea una nueva disposición del móvil,
se da sucesivamente su vivir pues este se da exclusivamente con
sino que lo sea el propio moverse. Pero si el fin de un movimiento tal es
operaciones que son movimientos físicos. Por tanto, la vida vegetativa
el movimiento, los cambios indispensables para su continuación han de
solo es la de un viviente en presente, pero las operaciones metabólicas se
subordinarse a la consecución de tal fin. Las disposiciones físicas
dan progresivamente, en cambio.
ordenadas a la prosecución del movimiento se llaman disposiciones
orgánicas. Un movimiento que es su propio fin se llama vida. Cuando ese ¿Cuál sería el modo de que la vida vegetativa tuviera operaciones
movimiento es la categoría sustancial de un ente, es decir la sustancia, el perfectas? La única forma sería que actualizara el fin de las operaciones
acto de vida es un acto sustancial llamado alma, acto primero del viviente. en presente. Pero si el fin de las operaciones es una disposición orgánica,
no puede actualizarse en presente, no habría intencionalidad ni tendencia
El alma es la causa formal del viviente, su causa eficiente y es su
a lo otro, no habría prosecución. Se trataría de una muerte. Por tanto, la
causa final. Lo único que no es, es la causa material, pues la materia es
única manera sería que, en los actos segundos, operaciones, hubiera una
puramente instrumental para la prosecución. En cambio, si tal
tendencia a lo otro cuando esos otro no fuera disposición del propio
movimiento lo considero no en tanto que su fin sea su propio moverse,
órgano sino una posesión intencional en presente de otro ente. La
sino que tal prosecución del movimiento se logre por sucesivas
intencionalidad no sería a una disposición de la materia, sino que hubiera
disposiciones orgánicas, entonces ese acto no será acto primero sino
una intencionalidad a lo otro de otro a otro, hacia un otro que ya existe:
como acciones accidentales que sí son movimientos y no actos perfectos.
el objeto.
Así considerada, la vida son operaciones, actos segundos que son
movimientos, y este es el nivel más bajo de vida, el más potencial: la vida El único modo en que una operación segunda sea un acto
vegetativa. Un vegetal vive solo para seguir viviendo. Cuando las perfecto y que la vida se de en presente no solo como acto sustancial sino
disposiciones permiten la prosecución, tales disposiciones se superan, se como operación, es que la intencionalidad del movimiento tenga como
salvan, y eso es lo que se llama salud. fin la disposición de otro sujeto, no una disposición distinta del mimo
sujeto y eso es el conocimiento sensible. La vista ve lo otro, tiene
En ese sentido, la diferencia entre la vida vegetativa y el
intencionalidad hacia lo otro, pero lo otro está en presente porque no es
movimiento inerte está en que en el caso de éste el fin es ajeno a su
alternativo respecto el modo de ser del ojo, sino que el otro es un objeto.
moverse. En aquella su vida es su propio fin. Por eso la vida vegetativa es
El ojo no se ve a sí, siempre ve objetivamente. Si no, no habría
27
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique
intencionalidad, un enriquecimiento del acto más allá de la disposición
actual, presencia incoada de lo que está más allá del acto de la materia.
Por eso el ser del objeto conocido sensiblemente es un objeto que no es
una disposición material. Lo que veo no es el estado material de mi ojo,
pero ese acto sensible solo se da si lo conocido intencionalmente
pertenece a lo otro qua otro. solo así hay un acto de un ente en potencia.
Para que lo conocido sea la disposición de lo otro qua otro, tengo que
recibirla de lo otro y el único modo en que se recibe lo otro desde lo otro
es la inmutación física. Por tanto, el conocimiento sensible requiere de
órganos para poder recibir por inmutación lo que pertenece a otro. En
ese sentido el conocimiento sensible también es un acto orgánico, aunque
el conocimiento actual sea inmaterial. Según el tipo de inmutación lo que
se recibe de otro podrán ser unas u otras categorías. Según lo que
considere del otro, el objeto puede ser individual o no serlo.
¿Cuál es el único modo de que un acto segundo sea un acto
perfecto? Que su objeto sea trascendental. Si el objeto conocido es
trascendental, ya no hay objetividad, distinción, limitación de la potencia,
sino que la capacidad es virtualmente infinita. Por eso un acto de vida que
ya no sea movimiento ni mediado ni particularizado por movimientos
físicos, tiene que tener por objeto lo trascendental, lo necesario y real. Tal
es la diferencia entre la vida intelectual y la vida sensible. En ésta los
objetos son parciales, modos de ser distintos que excluyen otros. en la
vida intelectual, el objeto es lo que es: la verdad en el caso del
conocimiento o la realización de los fines en el caso de la voluntad. Aquí
ya no hace falta alteridad ni materia. Para que un acto sea trascendental
tiene que ser un acto inorgánico, inmaterial, ya que lo especifico de la
materia es no poder actualizar sus capacidades simultáneamente. Por eso
inteligencia y voluntad tienen carácter trascendental. Animam quodam
modo omnia¸ el alma en cierto sentido es todas las cosas. La inteligencia
es capaz de realidad y por tanto de verdad. Por eso, la vida del espíritu
28
no está limitada por las condiciones materiales, sino que tiene un cierto
carácter absoluto. La Verdad es la verdad independiente de las
perspectivas de cada uno. El ser humano puede trascender las
perspectivas particulares. Los objetos propios de la vida del espíritu son
los objetos trascendentales y necesarios. El saber intelectual requiere esa
certeza. Los sentidos son incapaces de certeza, están condicionados por
su perspectiva, que por ello podrían corresponder o no al modo de ser
real de las cosas. Con la inteligencia no se busca sensaciones sino el
carácter absoluto de la verdad. Una vida es tanto más actual, perfecta,
real, cuanto conozca más lo trascendental y necesario. Uno puede
emplear su inteligencia instrumentalmente al servicio de las condiciones
particulares que tiene como animal. En el ámbito de la inteligencia y de
la voluntad, o uno las emplea buscando la Justicia y la Verdad, que son
absolutas, o una las emplea conforme la propia índole absoluta de las
mismas. Por eso el animal no es capaz de verdad, solo de sensación y
particularidad, mientras que la vida humana es una plenitud del acto por
no estar limitada a las condiciones materiales. Virtualmente la inteligencia
contiene todas las particularidades y más, porque su objeto es lo que es.
Por eso con mi inteligencia puedo pensar y entender lo sensible e ir
mucho más allá. Las perspectivas dejan fuera todo lo otro, los otros
sujetos y posibilidades. En cambio, con la inteligencia podemos abarcar
todo sujeto y toda posibilidad. Hay que pensar por todo lo alto, como
decía Leonardo Polo. Con la voluntad también puede conseguirse
cualquier objetivo, al menos en el plano de la intención. ¿Es más real la
verdad o la sensación, el conocimiento cierto o el estado de mis
sensaciones? En las sensaciones estamos en nuestro pequeño mundo,
limitados. La verdad no es algo que pertenezca al Yo. Si hay una
limitación que es inevitable es la de la propia personalidad, ello es
inmutable. Uno siempre va a estar limitado a su propia identidad
subjetiva, pero con la inteligencia y voluntad nos adentramos a lo que está
más allá de lo nuestro, pensar cualquier cosa y virtualmente a cualquier
Introducción a la metafísica. Apuntes de Diego Manrique

profundidad, accediendo a lo realmente real. Por nosotros mismos, pese necesario y trascendental que es Dios. El problema es que realmente
a tener una gran dignidad, somos limitados. La inteligencia y la voluntad nuestro ejercicio intelectual es limitado, y precisamente la metafísica
nos permiten salir de ese carácter limitado y abordamos la realidad. como estudio del porqué último y trascendental ha de ir más allá de la
somnolencia que nos limita. Hay que clarificar, pues ello es lo que
Una cosa es la presencia real, estar aquí, y otra es el ser intencional. Lo
ilumina el sentido de nuestra vida.
objetivo está presente, pero no es lo que soy. La presencia no es la
realidad. Si la inteligencia es capaz de todas las cosas, es porque pese a
no ser todas las cosas, mi inteligencia, eso no quita que pueda tener
presente todas las cosas porque no es lo mismo la presencia que la
realidad natural. Cuando uno está en una habitación, una cosa es donde
está físicamente y otra donde está presente. La índole de la presencia no
es la índole del ser natural. Incluso si no hay ser natural, puede haber
presencia. No hace falta una realidad física para haber presencia. Y esa
es la condición de posibilidad para ir más allá de nuestra limitada
realidad. Poder tener presente la historia, el universo físico, otras
personas, y no con el carácter limitado de las sensaciones, sino con el
carácter real es digno de asombro. Si no fuera así, seríamos cual mónada
sin ventanas, algo horroroso. Las personas sanas salen de sí mismos.
Nosotros tenemos fines, y tales son nuestros, pero nos sacan de nosotros
mismos, pues son de carácter trascendental, omniabarcante, absoluto.
Por eso no hay incompatibilidad entre mejorar la propia vida y ser
altruista. Lo propio de la salud humana es buscar los propios fines con
carácter altruista, pues esos fines se logran a través de facultades que
tienen un carácter absoluto. Ir a lo suyo, para quien vive una vida humana,
es ir por lo absoluto, salir de sí. Tanto más se enriquece la vida cuanto
más se comparte con lo que vale la pena. Pensar por todo lo alto es pensar
más allá de lo propio. Por esto se entiende que, en el pensamiento
clásico, el objeto por antonomasia de la inteligencia y voluntad sea lo más
real, más trascendental y lo más necesario, que es Dios. La inteligencia es
la facultad más perfecta en razón de su autonomía: para saber hay que
saber. El objeto más perfecto de la inteligencia es pues el objeto más
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