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Pregunta 1

Por: Sebastián Clavijo

1. En el libro décimo de la Ética nicomaquea Aristóteles presenta la vida contemplativa y

afirma que el la mejor vida para el ser humano. ¿Qué es esa vida y cuáles son los

argumentos de Aristóteles a favor de su superioridad? ¿Hay objecciones a sus

conclusiones?

En este siglo, no es anormal que muchos filósofos aborden sus argumentaciones

partiendo de el ‘yo’. Pero eso comenzaré diciendo que una razón de peso por la que empecé

a estudiar filosofía fue por la ética en el sentido griego, la que se preocupa por: ¿qué es

vivir una buena vida? Cuando una persona cuestiona los valores que se le han heredado,

esos que antes se aceptaban por costumbre o por que se tenían incorporados, se corren dos

riesgos: el primero es creer que nada tiene valor, esto lleva buscar lo que se considere que

satisfaga más evidentemente, y esta no es otra cosa que el place. El otro riesgo es la

inversión de valores: una persona que se da cuenta de conflictos que generan los valores

tradicionales o que se sienta oprimido por ellos puede creer que la razón de estas

problemáticas es el sistema de valores como un todo. Entonces, como salida fácil, en vez de

considerar cada pauta ética por separado, invierte todas las pautas éticas. Es decir, a todo lo

que antes se consideraba malo es percibido ahora como deseable y viceversa. Verbigracia,

si antes se consideraba el sexo como pernicioso, ahora tener mucho sexo es bueno; si el

altruismo esta una virtud, entonces ahora será un vicio; y así con las demás valoraciones.

Las visiones anteriores, tanto la tradicional como su reacción, suponen un dualismo

radical sobre el bien y mal; que además, termina dando los criterios de la felicidad de las
personas. Sin embargo, este dualismo, no es necesario ni lo ha sido. De ahí radica la

importancia de la consideración de Aristóteles con respecto al placer: su posición no es

dualista en el sentido de introducir al placer en la categoría de lo completamente malo, o lo

completamente bueno. Por lo tanto, es pertinente considerar la prepuesta de Aristóteles para

la felicidad de la vida.

Aristóteles propone que la vida más feliz de todas es la vida de la contemplación. El

llega a esta conclusión de la siguiente manera: lo que es la felicidad en los hombres no

puede ser una potencia, debe ser una actividad. Esta actividad debe corresponder a la mejor

parte del hombre, la más perfecta de este y que no tienen otras criaturas. O sea, el intelecto.

Pero el intelecto produce varias actividades como la estrategia o la política. No obstante, la

única actividad que es amada por sí dentro de las actividades del intelecto es la

contemplación entendida dentro del ámbito filosófico. Adicionalmente, esta actividad al ser

tan perfecta debe producir placer (1177b-20) y es considerada de otra naturaleza, la

considera Aristóteles de manera “divina” (1177b-30) y trascendental: “Debemos, en la

medida de lo posible, inmortalizarnos y hacer todo esfuerzo para vivir de acuerdo con lo

más excelente que hay en nosotros” (1178ª-1)

Es conveniente especifica que en la vida virtuosa o feliz no se abniegan la actividad

cotidiana, es coherente buscar el sustento, tener placeres y amigos. Aunque la felicidad no

puede depender de los anteriores. Por otro lado, la actividad de contemplar debe reflejarse

en todas las demás actividades que se hagan. La contemplación debe lleva a que en el

transcurso de la vida, las personas virtuosas realicen actos justos, valientes, generosos y con

las demás virtudes. De nada sirve creer que se contempla cundo en la vida que se tiene con

el mundo, las virtudes no se expresan.


Lo primero que hay que distinguir es qué hace que la virtud de la sabiduría o

contemplación sea superior a las otras nobles virtudes. Primero, las otras virtudes no

pueden existir ‘per se’ todas ellas requieren condiciones necesarias: la valentía requiere

fuerza (sic), la moderación requiere riqueza para que se manifiesten, también se puede

añadir que para la generosidad se requiere tener medios. La única virtud que no requiere de

nada es la contemplación “El hombre contemplativo no tiene necesidad de nada de ello

(cosas materiales o fuerza física), al menos para su actividad, y se podría decir que incluso

estas cosas son un obstáculo para la contemplación” (1178b-1).

También puede causar confusión creer que la actividad más perfecta del ser humano

es la política y que por ende, la mejor vida del hombre sea esta. Este tipo de vida tiene dos

problemas. El primero es que la política no es una acción que se realice ‘per se’. Todo lo

que se realice en esta es por un fin, que es el bienestar de la ciudad. Inclusive, el propio ato

de realizar política no genera placer a diferencia de la contemplación, que viene

acompañada de placer y se realiza por si misma. El segundo problema de la vida política es

que su correcta realización requiere de otras personas: una persona no puede encontrar la

felicidad de manera autónoma. Los políticos dependen de su fama y de sus alianzas. Estas

son inestables, un político exitoso podría perderlo todo de un momento a otro si que esto

sea su culpa. La vida del político refleja la vida de las personas que buscan su felicidad en

los honores. En el mundo actual, podríamos equipar esto con la fama y el prestigio.

Aristóteles también critica la vida dedicada únicamente a conseguir riquezas. El

problema de estás es que en el fondo es vacía y lleva a un circulo. Esto es así porque el

dinero ‘per se’ no se desfruta, este es un requisito para algo material, que a su vez será

requisito para otra cosa material. Entonces, se debe encontrar algo que no sea material para

que todo ese dinero tenga por lo menos un propósito real.


Por último, tenemos la vida de los placeres, con la que empezamos el escrito. Hay

que empezar caracterizando al placer: lo particular de este es que no es un acto, es una

sensación inmediata que ocurre cuando se realiza una actividad. Por esta razón, el placer no

puede ser ni malo ni bueno, algo que no existe ‘per se’ no puede estar dentro de estas dos

categorías. Entonces, si deseamos mirar si determinado placer es bueno o malo, tenemos

que hallar que actividad lo está produciendo y analizar si aquella actividad es virtuosa o no.

La conclusión anterior rompe el dualismo con respecto al placer que se había

anunciado al principio del texto y libera de este prejuicio para el análisis. No obstante, a lo

anterior, Aristóteles no considera que sea una buena vida la de seguir solo el placer. Él llega

a esta conclusión al darse cuenta de que las personas que siguen este camino no se basan en

la capacidad más importante del ser humano que hace único al ser humano, la mente. Si no

que solo se guían por lo que pide el cuerpo de la misma manera que lo hacen los animales.

Por esta razón, Aristóteles no considera que este tipo de vida sea noble y traiga la mayor

felicidad.

Por ultimo, en este ensayo se presentará una objeción que puede haber a la

perspectiva de felicidad que existe en Aristóteles.

La objeción empieza de esta manera: si se supone que es el mejor tipo de vida, todos

los seres humanos deberíamos ser capaces de poder llegar a esta. Sin embargo, la

contemplación no es para todo el mundo. Para algunos es porque no quieren, y para otros

porque no pueden. Para ser que este tipo de vida es selecto para un tipo muy especial y

reducido de personas. ¿Cómo puede ser la contemplación la actividad característica del

hombre por naturaleza si no la pueden practicar todas las personas?


Referencias

Pallí Bonnet, J. (tr.) (1985): Etica nicomáquea. Etica eudemia, Gredos, Madrid.

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