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24-10-2019 Libertad y

Educación
según Mill
María Jesús Camino

Profesor: Arturo Fontaine


SECCIÓN 45
John Stuart Mill, nacido en Londres el 20 de mayo de 1806 y fallecido en Francia el 8 de
mayo de 1873, además de haber sido un político, un filósofo, y economista inglés, también
fue representante de la escuela económica clásica y un contemplativo del utilitarismo,
planteamiento ético el cual fue propuesto por Jeremy Bentham, que después fue extendido
por Mill.

“Sobre la libertad”, publicada en el año 1859, fue una de las obras más famosas e
importantes que escribió Mill, la escribió entre 1855 y 1858 en colaboración con su mujer,
Harriet Taylor (1807-1858), en donde manifiesta sus ideas sobre los límites de la libertad
de la sociedad y la libertad individual. Ya partiendo en la primera página, Mill empieza a
definir la libertad; “El objeto de este ensayo no es el llamado libre arbitrio, sino la libertad
social o civil, es decir, la naturaleza y los límites del poder que puede ejercer legítimamente
la sociedad sobre el individuo.” (Mill 63) Esto quiere decir que para Mill la persona tiene
derecho a pensar diferente de los demás y de la sociedad, y la sociedad tiene que respetar
este derecho y tiene que respetar la diversidad de pensamiento y la libertad individual.

Mill también critica dichos conocidos como el “poder sobre sí mismo y el “poder de los
pueblos sobre sí mismos”:

“El pueblo que ejerce el poder no es siempre el mismo pueblo sobre el cual es ejercido; y el
“gobierno de si mismo”, del cual tanto se habla, no es el gobierno de cada uno por sí, sino
el gobierno de cada uno por todos los demás. Además la voluntad del pueblo significa,
prácticamente la voluntad de la porción más numerosa o más activa del pueblo; de la
mayoría o de aquellos que logran hacerse aceptar como tal; el pueblo, por consiguiente,
puede desear oprimir a una parte de sí mismo.” (Mill 67)

Para Mill estos dichos ni siempre son representativos y no siempre es verdad lo que
representan, pues siempre termina siendo una opresión de la mayoría por sobre los demás
que opinan distinto, por lo que el poder del pueblo sobre sí mismo no representa a todo el
pueblo.

Además, Mill denuncia una frase muy importante, la “tiranía de la mayoría”:

“En la especulación política se incluye ya la tiranía de la mayoría entre los males contra los
cuales debe ponerse en guardia la sociedad. Como las demás tiranías, esta de la mayoría fue
al principio temida, y lo es todavía vulgarmente, cuando obra, sobre todo, por medio de
actos de las autoridades públicas, Pero las personas reflexivas se dieron cuenta de que,
cuando es la sociedad misma el tirano-la sociedad colectivamente, respecto de los
individuos aislados que la componen-, sus medios de tiranizar no están limitados a los actos
que puede realizar por medio de sus funcionarios políticos.” (Mill 67, 68)

En la cita anterior se denuncia la “tiranía de la mayoría” la cual es sumamente importante a


considerar según Mill, pues este tipo de tiranía casi nunca es considerada y no está
correctamente limitada como otras tiranías, por ejemplo, las que pueden surgir de las
autoridades. Esto da a entender que la opresión, la tiranía de la mayoría y de la sociedad
puede llegar a ser mucho más peligrosa que la tiranía política, como lo menciona en la
siguiente cita:

“La sociedad puede ejecutar, y ejecuta, sus propios decretos; y si dicta malos decretos, en
vez de buenos, o si los dicta a propósito de cosas en las que no debería mezclarse, ejerce
una tiranía social más formidable que muchas de las opresiones políticas (… ) Por esto no
basta la protección contra la tiranía del magistrado. Se necesita también protección contra la
tiranía de la opinión y sentimiento prevalecientes; contra la tendencia de la sociedad a
imponer” (Mill 68)

Debe haber un límite en la opinión de la mayoría sobre la opinión individual según Mill, el
cual debe ser necesario y vital que se respete; “Hay un límite a la intervención legítima de
la opinión colectiva en la independencia individual: encontrarlo y defenderlo contra toda
invasión es tan indispensable a una buena condición de los asuntos humanos como la
protección contra el despotismo político.” (Mill 68)

Un ejemplo de la tiranía de la mayoría mencionada por Mill, podría ser el caso actual que
se está viviendo en Chile, en este momento de contingencia nacional, muchos han sido
criticados e insultados por no pensar como la mayoría del pueblo o por no salir a marchar.
Yo personalmente fui criticada y recibí varios insultos de gente que no conocía por estar
limpiando las calles en vez de estar marchando. Hasta tal punto ha sido esta opresión de la
mayoría que ya ni se puede hablar sobre los distintos puntos de vista sobre lo que está
pasando, pues si la opinión del individuo no es igual a la de la mayoría, este puede resultar
siendo atacado, y una discusión se transforma luego en una pelea.
Para Mill es muy importante respetar el derecho de la libertad de pensar, de rezar y admirar
a quien se quiera. En lo único que cree que el individuo no debería ser libre de hacer es en
dañar a los demás, “Que la única finalidad por la cual el poder puede, con pleno derecho,
ser ejercido sobre un miembro de una comunidad civilizada contra su voluntad es evitar que
perjudique a los demás.” (Mill 74) Esto quiere decir que la única razón por la cual el resto o
la autoridad puede o debe intervenir en la libertad del individuo, es cuando esta está
perjudicando la de otro.

Esta intervención en la libertad de los demás también involucra a los niños e hijos de algún
individuo, pues si este no les otorga principios y derechos básicos a sus hijos como
alimento y educación, las autoridades deben hacerlo:

“Todavía no se ha llegado a reconocer que dar la existencia a un hijo sin tener una
seguridad fundada de poder proporcionar no solo alimento a su cuerpo, sino instrucción y
educación a su espíritu, es un crimen moral contra el vástago desgraciado y contra la
sociedad; y que si el padre no cumple esta obligación, el Estado debe hacérsela cumplir, en
lo que sea posible a su costa.” (Mill 188)

Eso sí, es muy importante que el Estado imponga la educación, pero no que la dirija, pues si
la dirige no estaría enseñando la libertad de pensamiento, que es lo principal que se debe
desarrollar según Mill:

“Una educación general del Estado es una mera invención para moldear al pueblo haciendo
a todos exactamente iguales; y como el molde en el cual se les funde es el que satisface al
poder dominante en el Gobierno, sea éste un monarca, una teocracia, una aristocracia, o la
mayoría de la generación presente, proporcionalmente a su eficiencia y éxito, establece un
despotismo sobre el espíritu que, por su propia naturaleza, tiende a extenderse al cuerpo.”
(Mill 188, 189)

En relación con la educación y la libertad, una educación para el individuo es indispensable


para que este pueda desarrollarse completamente y poder pensar y opinar libremente;
“Todo cuanto se ha dicho sobre la importancia de la individualidad de carácter y la
diversidad de opiniones y conductas implica una diversidad de educación de la misma
indecible importancia.” (Mill 188)
En síntesis, para Mill es necesario que se respete la obligación de los individuos a ser
diferentes, a pensar libremente y a opinar, aun teniendo en cuenta el riesgo de no estar de
acuerdo con la mayoría. Cada uno es libre de escoger y experimentar sin impedimentos
pues cada uno es soberano de sí mismo. Y ni el Estado ni nadie debería oponerse a esta
libertad individual a menos que esté impidiendo la libertad de otro, ya que “la libertad del
individuo acaba donde empieza la de los demás”. Y cada individuo tiene derecho a una
educación pues esta es necesaria y fundamental para libertad individual y el libre
pensamiento, pues la educación es la herramienta de la liberación y el Estado está obligado
a conceder la instrucción necesaria para sacar a la sociedad y al pueblo de su ignorancia.

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