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Ética y Moralidad

Alumno: Valentín Fioriti

Curso: 6to 6da

Materia: Filosofía

Profesor: Ricardo Otero


Explorar la ética y la moralidad es meterse en un laberinto de valores que
moldean mis decisiones diarias. Abordando este tema, me sumergiré en la
complejidad de lo correcto e incorrecto, lo justo y lo injusto, en un intento por
comprender las bases que guían mi conducta y la de aquellos a mi alrededor.

Representan pilares fundamentales para el pensamiento filosófico, ya que


refieren a la naturaleza de la conducta humana, los valores que guían nuestras
acciones y las normas aceptadas por la sociedad.
La ética, como un conjunto de principios que indican nuestras acciones y
decisiones, se enfocan en distinguir lo correcto de lo incorrecto, mientras que a
la moralidad la relacionamos con los principios, reglas o códigos que rigen el
comportamiento de cada persona en la sociedad, siendo modificada por el
entorno, las tradiciones y las circunstancias sociales.
Son sistemas dinámicos, cambiantes y contextualizados. Se adaptan y se
moldean según la cultura, la historia y las percepciones individuales, lo que
genera una multiplicidad de perspectivas sobre lo que se considera moralmente
correcto.

{ HIPÓTESIS }

En un mundo marcado por la diversidad cultural, avances tecnológicos y


cambios constantes, la ética y la moralidad funcionan como guías para no
descarrilarnos y seguir, de alguna forma, sosteniendo aquellas bases formadas
de valores. Que son sumamente importantes para desarrollar sociedades
justas y equitativas.

La aparición de dilemas éticos inéditos, como las nuevas tecnologías, la


manipulación genética o la gestión de recursos naturales, genera
cuestionamientos profundos sobre el impacto de nuestras acciones en el
mundo y en las generaciones futuras.
Si queremos mantener en el tiempo el equilibrio entre estos dos pilares
necesitamos que sean no solo ideales, sino prácticas cotidianas que
promuevan el bienestar humano y el respeto por el entorno que habitamos. Sin
estos principios, podríamos dañar irreparablemente nuestro mundo natural y
comprometer la sostenibilidad del planeta.

Al hablar de moralidad estamos tratando una construcción social que es


moldeada por las distintas sociedades, costumbres y pensamientos, careciendo
así de una definición absoluta de lo que está bien o mal. En este contexto, la
moralidad se ve influenciada por varios aspectos, lo que genera desacuerdos
sobre qué comportamientos o acciones son considerados éticamente
aceptables. Mi hipótesis sugiere que no existe una idea universal sobre lo
moralmente correcto o incorrecto, sino que cada sociedad, en función de su
contexto cultural y valores arraigados, establece sus propias normativas
morales. Este planteamiento cuestiona la existencia de una verdad moral
absoluta y propone que la moralidad es más bien un espectro cambiante,
sujeta a interpretaciones y evolución a lo largo del tiempo y el espacio.

Por otro lado, la ética es la búsqueda del bien personal, realizar acciones
buenas, pero bajo el criterio de cada uno. En donde entra mucho la
racionalidad de cada individuo para poder distinguir entre lo bueno y lo malo.
Lo que vendría a ser algo más subjetivo, ya que no es igual para todas las
personas.
Lo que creo yo que no va muy de la mano de la moral, porque por un lado ésta
nos dice que hay que cumplir con reglas impuestas socialmente para vivir en
una comunidad de bienestar y respeto mutuo, pero la parte ética de las
personas puede que sea otra diferente para llegar al bien personal.
Es entonces cuando se genera la pelea interna entre saber distinguir entre lo
que está bien o mal hacer. Si bien nos fijamos en no hacerle daño a los demás,
puede que no nos demos cuenta de este factor y hacerlo igual porque a
nosotros nos gusta o parece lo correcto.

Igualmente es hacer más hincapié en no dañar o invadir el bienestar y


tranquilidad de la mayoría de personas. De lo contrario podemos hacerle caso
a nuestra razón de obrar de la manera que nos parece mejor a cada uno.

¿Se puede justificar moralmente sacrificar la felicidad de uno por el


bienestar de muchos?

Debería haber una igualdad entre los dos aspectos, ya que la felicidad y
bienestar de uno mismo en gran parte también depende de la felicidad y
bienestar del entorno. Pero no hay que dejar de lado algo que nos haga bien
personalmente solo porque al resto le pueda hacer mal, ni tenemos que dejar
que algo que hacemos nosotros ponga en malestar a nuestro entorno porque
no llegaríamos a ningún resultado.

Así que apoyándome en el pensamiento de Aristóteles, digo que hay que


enfocar la ética en la búsqueda de la virtud y la felicidad a través de un
equilibrio entre el bienestar individual y colectivo. Según él, sacrificar la
felicidad de uno por el bienestar de muchos podría ser moralmente
cuestionable, ya que la virtud está relacionada con buscar un balance en el que
cada individuo pueda alcanzar su propia felicidad sin ignorar la de los demás.
Entonces defiendo que el bienestar colectivo no debe lograrse a expensas de
la felicidad individual, sino más bien encontrar una forma de equilibrar ambos
aspectos.
Del lado opuesto, también se tiene en cuenta al pensamiento de Immanuel
Kant, que comparte que la moralidad se basa en principios universales, como
el imperativo categórico, que nos dice que debemos actuar de una manera que
pueda ser aplicada como una regla para todos. Para Kant, dar la felicidad de
uno por el bienestar de muchos podría ser justificado moralmente si la acción
se toma siguiendo un deber incondicional de respetar la moralidad. Por
ejemplo, si alguien toma una decisión ética que implica un sacrificio personal
porque considera que es su deber hacerlo para seguir una regla moral
universal, como no mentir bajo ninguna circunstancia.

Lo que lleva a pensar, que si siempre se hace por el deber en sí, porque todos
deben de obrar de la misma manera, con buena voluntad, porque es lo mejor
para todos, sin fines ni nada a cambio y no estamos haciendo uso de la razón
para optar por las acciones que nosotros queremos de verdad realizar por
nuestro propio bien, no terminaríamos de ser felices o vivir cómodos y
contentos con eso.

Kant dice que las acciones son correctas o incorrectas en si mismas, con
independencia de las consecuencias. Es decir que no se pueden prevenir las
consecuencias de una acción.
Entonces, hipotéticamente hablando, digamos que estamos ocultando a
alguien inocente en nuestra casa y está siendo buscada por una banda de
personas que la quieren fusilar. Aparecen esas personas en nuestra casa
preguntándonos si dicha persona buscada se encuentra con nosotros y
nosotros, por el deber de no mentir, le decimos la verdad, que si.
Podrían pasar muchas cosas, pero lo más razonable es que fusilen al individuo
buscado y al que lo estaba ocultando.

A partir de esto es que opino que debe haber un medio material, como propone
Aristóteles, que nos haga llegar a ese bien supremo/fin, como la felicidad.
Siempre y cuando tomemos lo dicho por Kant, de no usar a las demás
personas como medio si no siempre como un fin en sí mismo. Ya que por
medio de las virtudes, que creamos con la práctica de buenas acciones,
hacemos hábitos, que nos alejarán del vicio y deseo, permitiéndonos encontrar
nuestro fin o ergón como personas.

{ BIBLIOGRAFÍA }

Aristóteles, “Ética a Nicómaco”, Imprenta Digital, 1873

Aristóteles, “Ética a Eudemo”, Univ De Mexico, 1994

Immanuel Kant, “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”, Espasa


– calpe, 1785.

Immanuel Kant, “Crítica de la razón práctica”, Losada, 1788

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