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Tardofranquismo

El tardofranquismo constituye la última etapa de la dictadura


franquista que termina con la muerte de Francisco Franco el 20 de
noviembre de 1975. Se suele situar su comienzo en octubre de
1969 cuando se forma el gobierno «monocolor» presidido de facto
por el almirante Carrero Blanco, el principal consejero de Franco
(tres meses antes el Caudillo había designado como su «sucesor a
título de rey» al príncipe Juan Carlos de Borbón).1 ​ Esta etapa
también se identifica como la de la crisis final del franquismo,
cuyo inicio algunos historiadores lo sitúan en el «juicio de Burgos»
de diciembre de 1970.2 ​ Solo unos meses después de la muerte de
Franco Jorge de Esteban y Luis López Guerra ya constataban que
«desde los inicios de la década de los 70 se hizo evidente para la
gran mayoría de españoles que el país, tras una etapa de aparente
calma, entraba de nuevo en una situación de crisis declarada, que se
manifestaba sobre todo en dos datos: crecientes conflictos en el
presente y aguda inseguridad cara al futuro».3 ​
El Generalísimo Francisco Franco en
La historia política de esta última etapa de la dictadura estuvo 1975.
marcada, según Javier Tusell, por la decadencia física y personal
del general Franco,nota 1 ​ la desunión de la clase política del
régimen, la parálisis provocada por la incertidumbre sobre el futuro y el crecimiento de la influencia social
de la oposición antifranquista.4 ​ Luis Suárez Fernández ha apuntado, refiriéndose al régimen franquista,
que «entre 1969 y 1975 no había muchas ideas claras».5 ​

Según Borja de Riquer, «los últimos seis años del régimen franquista explican con precisión por qué
aquella dictadura no tuvo continuidad tras la muerte del general Francisco Franco. En efecto, la erosión y
crisis política que sufrió aquel régimen autoritario fue tan profunda que las opciones que pretendían
perpetuarlo se vieron progresivamente desbordadas y deslegitimadas».6 ​

Índice
Antecedentes
El fracaso del continuismo inmovilista (1969-1973)
El gobierno «monocolor»
La creciente conflictividad social y política
La crisis del «juicio de Burgos»
La tensión con la Iglesia católica
El nuevo gobierno y el asesinato de Carrero Blanco
La crisis final del franquismo (1974-75)
El gobierno de Carlos Arias Navarro y el «espíritu del 12 de febrero»
La ofensiva del «búnker»
El impacto de la «crisis del petróleo» y el aumento de la conflictividad social y política
El crecimiento de la oposición antifranquista
La agonía final de la dictadura
La muerte de Franco
Notas
Referencias
Bibliografía

Antecedentes
En la década de 1960 los políticos franquistas se plantearon el
futuro del régimen después de la muerte del Generalísimo
Francisco Franco (en 1962 había cumplido setenta años).7 ​ Se
definieron dos posturas:

La de los «inmovilistas», cuyo proyecto consistía en


asegurar la continuidad del régimen franquista y
mantener todo el entramado institucional y los principios
del mismo definidos en las Leyes Fundamentales del
Reino mediante la instauración (que no la restauración) El general Franco presidiendo el
de la monarquía («católica, social y representativa», no desfile militar de la Victoria (Madrid,
la liberal derrocada en 1931) en la persona del hijo de 5 de junio de 1969). En segundo
Juan de Borbón, Juan Carlos, que desde 1948 estaba plano el príncipe Juan Carlos a quien
bajo la tutela del Caudillo. Los «inmovilistas» estaban al mes siguiente Franco lo
integrados por la mayoría de los «tecnócratas» designaría como su sucesor «a título
vinculados al Opus Dei y cuyo valedor era el almirante de rey».
Carrero Blanco —el principal consejero del Caudillo y
presidente del gobierno de facto— y por la «vieja
guardia» falangista del Movimiento Nacional.8 ​
La de los «aperturistas» que se proponían introducir algunos cambios que estuvieran en
consonancia con la transformación que estaba viviendo la sociedad española gracias al
gran crecimiento económico que había experimentado España desde que en 1959, con la
aprobación del Plan de Estabilización, se había abandonado el caduco modelo autárquico
(al desarrollo económico le debía seguir el desarrollo político, defendían los
«aperturistas»).9 ​ Los «aperturistas» procedían del Movimiento y sus principales
representantes eran tres ministros: Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y
Turismo; Fernando María Castiella, ministro de Asuntos Exteriores; y José Solís Ruiz,
ministro-secretario general del Movimiento y delegado nacional de Sindicatos. Este último
aprovechando los dos importantes cargos que ocupaba se propuso revitalizar el
Movimiento, entonces poco más que una estructura burocrática, abriéndolo a la
participación popular mediante la creación de «asociaciones políticas» dentro del mismo, y
también la Organización Sindical propiciando la participación de los trabajadores. El
objetivo último era extender la base social del régimen.10 11 ​ ​ Una parte de los
«aperturistas», incluido Solís Ruiz y posiblemente Fraga, se oponían a la «solución
monárquica» de Carrero Blanco y apostaban por un sistema presidencialista parecido al
gaulismo (es decir, asegurar la continuidad del régimen con un militar «revestido como
regente»; posiblemente el general Muñoz Grandes, pero este no gozaba de buena salud:
fallecería en 1970).12 13
​ ​
El historiador Borja de Riquer ha destacado que las diferencias que separaban a «inmovilistas» y
«aperturistas» radicaban en su «diferente diagnóstico sobre los cambios experimentados por la sociedad
española y la naturaleza de la contestación política y social». Mientras los primeros consideraban que para
hacer frente a la «subversión» era necesario reafirmar «los principios fundamentales del régimen, y no su
desnaturalización con unas reformas que acabarían llevándole a la perdición», los segundos pensaban que
«el desfase entre las estructuras políticas vigentes y la realidad social y cultural española hacía
imprescindible una adaptación del régimen a los nuevos tiempos que evitase una crisis provocada por el
creciente anacronismo del franquismo».14 ​

El logro principal de los «aperturistas» fue la aprobación de la Ley de Prensa de 1966, promovida por
Fraga. Sin embargo, José Solís no consiguió sacar adelante el Estatuto de Asociaciones del Movimiento y
se encontró con que las elecciones a enlaces y jurados sindicales fueron aprovechadas por las clandestinas
y antifranquistas comisiones obreras para escalar posiciones dentro de la Organización Sindical.10 15
​ ​ En
cambio, los «inmovilistas» dieron dos pasos muy importantes en su proyecto político: la aprobación de la
Ley Orgánica del Estado de 1967 y la designación en julio de 1969 por Franco de Juan Carlos como su
sucesor, quien inmediatamente juró la Ley de Principios del Movimiento Nacional y recibió el título de
príncipe de España (no el de príncipe de Asturias, que había sido el tradicional de la monarquía
española).16 17
​ ​

El fracaso del continuismo inmovilista (1969-1973)

El gobierno «monocolor»

Laureano López Rodó (derecha) en


noviembre de 1968 durante la
inauguración de una exposición de Joan
Miró en Barcelona cuando era ministro
Comisario del Plan de Desarrollo. En el
centro el entonces ministro de
El «aperturista» José Solís en 1962 Información y Turismo Manuel Fraga
cuando era ministro-secretario Iribarne y a la izquierda el alcalde de
general del Movimiento, cargo que Barcelona José María de Porcioles.
perdió al formarse el gobierno
«monocolor» presidido de facto por
el almirante Carrero Blanco. El triunfo incontestado del almirante Carrero Blanco con el
nombramiento de don Juan Carlos como sucesor del general
Franco acentuó el enfrentamiento en el seno del gobierno entre los
«tecnócratas» y los «aperturistas», cuyo episodio final lo constituyó el «escándalo Matesa» que estalló en
agosto de 1969, ya que en él se vieron indirectamente implicados dos ministros «tecnócratas» del Opus Dei
(Juan José Espinosa San Martín, de Economía, y Faustino García-Moncó Fernández, de Comercio, que
presentaron su dimisión). El escándalo intentó ser aprovechado por los ministros «aperturistas», José Solís
Ruiz y Manuel Fraga Iribarne, para desbancar a los «tecnócratas» del gobierno (difundiendo los hechos en
la prensa del Movimiento que ellos controlaban; el diario oficial Arriba los calificó de «desastre nacional»).
Sin embargo, el resultado final fue el contrario al esperado: los «tecnócratas» salieron reforzados al aceptar
Franco las demandas de Carrero a favor de un «gobierno unido y sin desgaste».18 19 ​ 20
​ 21
​ 22
​ ​ Carrero
Blanco le entregó a Franco un dossier muy negativo sobre Solís y Fraga, y también sobre el ministro de
Asuntos Exteriores Fernando María Castiella. De Fraga sacó a colación la Ley de Prensa de 1966 que
estaba permitiendo los ataques «a la forma de ser española y a la moralidad pública». «La Prensa explota en
buena parte la pornografía como instrumento comercial. [...] Las librerías están plagadas de propaganda
comunista y atea; los teatros representan obras que impiden la asistencia de las familias decentes, los cines
están plagados de pornografía...», se decía en el informe.23 ​

Así nació en octubre de 1969 el gobierno «monocolor», un término que fue acuñado por sus adversarios al
estar integrado casi exclusivamente por «tecnócratas» del Opus Dei o por personas afines o leales a Carrero
Blanco o a su hombre de confianza Laureano López Rodó —aunque hay historiadores que afirman que
«no se puede hablar propiamente de "gobierno monocolor"» porque «las discrepancias entre los ministros
eran sustanciales en algunos temas»—.24 25 ​ ​ Carrero fue ratificado en la vicepresidencia, pero ejerciendo
las funciones de presidente de facto, pues el almirante recibiría en adelante a los ministros y despacharía
semanalmente con ellos y además encabezaría los «consejillos» previos a los Consejos de Ministros en los
que se solían tomar previamente las decisiones.26 27​ ​ Los tres ministros «aperturistas» denunciados por
Carrero —Fraga, Solís y Castiella— salían del gobierno y la presencia falangista se reducía a tres ministros
y la católica franquista a uno.25 ​ El papel relevante que desempeñó López Rodó en la elección de los
ministros lo probaría el hecho de que de los once nuevos cuatro procedían de la Comisaría del Plan de
Desarrollo.28 ​ Un hecho muy comentado fue que el nuevo ministro-secretario general del Movimiento
Torcuato Fernández Miranda tomó posesión de su cargo vistiendo camisa blanca, y no la camisa azul
falangista.29 ​

El gobierno «monocolor» de octubre de 1969 rompía así con la tradición de equilibrio entre «familias» que
había mantenido el Generalísimo hasta entonces a la hora de nombrar sus gobiernos. Según Javier Tusell,
esta forma de resolver la crisis fue una prueba del «declinar de la personalidad humana de Franco que, dos
años antes, había cumplido ya los setenta y cinco años. Si Franco hubiera mantenido su capacidad política
en plena forma no habría fracasado de una manera tan evidente en el mantenimiento del arbitraje sobre las
fuerzas vencedoras en la Guerra Civil Española».25 ​ «El que Franco aprobara la creación de un gobierno
que excluía a las otras facciones del régimen es un síntoma de que estaba perdiendo la noción de la realidad
política y social de España», subraya Paul Preston.30 ​El gobierno «monocolor» fue interpretado como una
clara victoria de Carrero Blanco, «que era visto como el claro sucesor de Franco y la garantía más evidente
del deseo de continuidad del régimen tras la desaparición del viejo dictador», afirma Borja de Riquer.31 ​En
el tradicional mensaje de fin de año Franco dijo que «todo había quedado atado y bien atado».32 ​ Sin
embargo, según Javier Tusell, Carrero «carecía de condiciones para ejercer lo que en la práctica era una
Presidencia, y más aún con una sociedad española tan manifiestamente lejana de lo que él pensaba».33 ​Lo
cierto fue que la formación del gobierno «monocolor» sería un elemento más de fractura en el seno del
régimen entre «inmovilistas» y «aperturistas».34 ​ Para compensar el predominio alcanzado por el binomio
Carrero-López Rodó el general Franco nombró casi al mismo tiempo a un falangista, Alejandro Rodríguez
de Valcárcel, para presidir las Cortes y el Consejo del Reino, rompiendo así la tradición de que ese alto
cargo fuera ocupado por un tradicionalista.35 ​

Durante los cuatro años que estuvo en el poder el gobierno «monocolor» de 1969, se fue acentuando la
ruptura entre los «inmovilistas», a cuyo frente se situó ya claramente el almirante Carrero, con el respaldo
del propio general Franco, y los «aperturistas». Carrero estaba convencido de la existencia de una ofensiva
«subversiva» comunista y masónica contra el régimen franquista. En 1972 declaró ante el Consejo
Nacional del Movimiento: «Hoy somos víctimas, como todo el mundo libre, de la ofensiva subversiva
desencadenada por el comunismo, pero a la vez somos atacados también por la propaganda liberal que la
masonería patrocina».36 ​ Por su
parte el «aperturista» Manuel [...] Nuestra guerra no fue,
Fraga Iribarne, poco después de pues, una guerra civil; fue
una guerra de liberación y
haber salido del gobierno, una cruzada. Fue una
afirmó en la reunión del guerra de liberación,
Consejo Nacional del porque lo que estaba en
Movimiento: «el país no admite juego era nuestra
frenazos»; «pero ¿cómo sin independencia como
nación; ¿es que alguien
asociaciones vamos a lograr la puede dudar que si no nos
integración de las nuevas lanzamos a la guerra o si la
generaciones y de las nuevas hubiéramos perdido,
clases medias, esas juventudes España no sería desde
El Generalísimo Francisco Franco de la idea y del desarrollo que entonces un país
comunista?; ¿y acaso los
durante una audiencia en el Palacio hoy están extramuros del países comunistas tienen
de El Pardo (abril, 1972). sistema?».37 38
​ 39
​ ​ El independencia política? En
generalísimo Franco en un cuanto al calificativo de
discurso pronunciado ante el cruzada, son cruzadas las
luchas en defensa de la Fe.
Consejo Nacional del Movimiento el 29 de octubre de 1970 en ¿Acaso no es el
conmemoración del mitin del Teatro de la Comedia de 1933 (acto comunismo un enemigo
fundacional de Falange Española) dijo que el Movimiento tenía que ser declarado de Dios? En la
«la gran reserva de España, en cualquier coyuntura, próxima o lejana» y España roja se arrasaron
abogó por «la transmisión de nuestro espíritu nacional a las nuevas los templos, en una
segunda edición, corregida
generaciones» (también dijo que el Ejército era el «custodio celoso de la y aumentada, del
conciencia nacional» y que por eso el 18 de julio de 1936 «se levantó sistemático incendio de
en defensa de una civilización cristiana y de unas tradiciones»).40 ​ iglesias con que se
inauguró la segunda
Tanto los «inmovilistas» como los «aperturistas» pretendían asegurar la República española [...].
continuidad del Régimen, pero mientras los primeros proponían Porque Dios conocía bien
vuestra rectitud de
mantener la estructura autoritaria en la nueva monarquía «del 18 de intención al lanzaros a la
julio» —«instaurada» por Franco, que no «restaurada» en razón de guerra en defensa de la Fe
unos pretendidos derechos dinásticos—, los segundos proponían y de la independencia de
ampliar la base social del régimen y la participación por medio de las España, no sólo os
concedió la victoria de
asociaciones políticas «dentro» del Movimiento.41 42 ​ ​ Los 1939, sino que os inspiró la
«inmovilistas», cuyo sector más duro —claramente involucionista— era prudencia política
conocido como «ultras» o el búnker —por plantear una resistencia al necesaria para librarnos de
cambio igual que la que mantuvo Hitler hasta sus últimos días en el las peripecias de la
búnker de la Cancillería del Tercer Reich—, eran mayoritarios en el segunda guerra mundial,
manteniendo en ella
Consejo Nacional del Movimiento y su fuerza radicaba en que contaban nuestra neutralidad. […]
con el apoyo de la cúpula de las Fuerzas Armadas. Actuaban a través Los vencedores de 1945
de una serie de organizaciones, entre las que destacaban la fueron la URSS y lo que se
Confederación Nacional de Excombatientes encabezada por el llamaron las
exministro José Antonio Girón de Velasco, la Guardia de Franco, los «democracias», es decir, el
comunismo, que sale de la
Círculos Doctrinales José Antonio, la Hermandad del Maestrazgo guerra notablemente
presidida por el carlista Ramón Forcadell, la Hermandad Sacerdotal fortalecido, y el liberalismo,
Española dirigida por Miguel Oltra, Fuerza Nueva encabezada por Blas que es el sistema político
Piñar y los Guerrilleros de Cristo Rey liderados por Mariano Sánchez- más favorable para debilitar
Covisa.43 ​ a los pueblos y favorecer
con esta debilidad el que
puedan caer en las garras
En estos años se fue configurando un tercer sector franquista. Estaba del primero, pero
integrado por antiguos «aperturistas» que, conforme se fueron liberalismo y comunismo
ahondando sus diferencias con los «inmovilistas», adoptaron una habían sido nuestros
postura cada vez más decididamente «reformista» al convencerse de vencidos en 1939 y sobre
que la única salida posible al franquismo era una «democracia» «de España se cierne de nuevo
imprecisos contornos» y «tutelada» desde el poder.44 45 ​ ​ El político un peligro, que en no pocos
produce justificada
más destacado entre los «reformistas» era el exministro Manuel Fraga angustia. [...] En el
Iribarne y entre sus filas se encontraban altos funcionarios de la complicado mundo en que
Administración y directivos de las empresas públicas (Pío Cabanillas, vivimos, habremos de
Antonio Barrera de Irimo, Francisco Fernández Ordóñez), así como hacer frente de una
jóvenes cuadros del Movimiento Nacional (José Miguel Ortí Bordás, manera permanente a la
ofensiva del exterior,
Rodolfo Martín Villa, Gabriel Elorriaga, Adolfo Suárez).46 ​ Leopoldo porque el marxismo y la
Calvo Sotelo, Marcelino Oreja y Alfonso Osorio, entre otros, formaron masonería son enemigos
el colectivo «Tácito» de orientación demócrata cristiana.47 ​ Todos ellos tenaces, pero tenemos la
firme convicción de que
desempeñarán un papel destacado durante la transición española.46 ​ todas las dificultades serán
superadas, porque
El objetivo fundamental del gobierno era preparar la sucesión de don tenemos fe en vuestra
Juan Carlos, pero esto se complicó cuando se anunció en diciembre de persona y en la solidez de
1971 el compromiso matrimonial de don Alfonso de Borbón Dampierre vuestra obra.
con la nieta mayor de Franco María del Carmen Martínez-Bordiu —Luis Carrero Blanco,
alocución dirigida a Franco
Franco, lo que abrió un margen para la especulación sobre el posible con motivo de su 80
cambio de sucesor por parte del Caudillo (la ley se lo permitía). Como aniversario, en el Consejo
primogénito del segundo hijo del rey Alfonso XIII, que por ser de Ministros del 7 de
sordomudo se había visto obligado a renunciar a sus derechos al trono, diciembre de 1972.
don Alfonso se consideraba el jefe de la Casa de Borbón en lugar de
don Juan de Borbón, el tercer hijo varón de Alfonso XIII y padre del
príncipe Juan Carlos. Don Alfonso reclamó el título de príncipe y tuvo que intervenir el propio Juan Carlos
ante Franco para que no se le concediera. Finalmente Franco le otorgó el título de duque de Cádiz, pero
ocupando un puesto en el protocolo anterior incluso al de la esposa del Generalísimo al ser considerado
como segundo en la línea sucesoria (creándose una «situación peregrina», apostilla Javier Tusell). Don
Alfonso se presentaba siempre «como una persona adicta al régimen de forma absoluta y total».48 ​
Después de la boda don Alfonso pretendió ser nombrado ministro de Deportes y finalmente fue designado
presidente del Instituto de Cultura Hispánica, «un puesto más honorífico que efectivo, pero que le permitía
insertarse más directamente en el círculo de parientes de su esposa».49 ​

El gobierno «monocolor» no introdujo cambios políticos significativos a pesar del aumento de los
conflictos sociales (una de las pocas decisiones que tomó fue que se dejara de utilizar la denominación FET
y de las JONS para referirse al Movimiento Nacional, partido único de la dictadura franquista).50 51 ​ ​ El
viejo proyecto de crear asociaciones «dentro» del Movimiento fue aparcado definitivamente (el Consejo
Nacional del Movimiento las rechazó el 15 de diciembre de 1969 a propuesta del ministro-secretario
general del Movimiento Torcuato Fernández Miranda).52 ​ El propio Generalísimo Franco advirtió en
noviembre de 1971 ante las Cortes que «sería un error confundir lo que hay de legítimo en las diferentes
opiniones con la posibilidad de encuadramientos dogmáticos preconcebidos en grupos ideológicos que, de
una u otra forma, no serían más que partidos políticos».53 ​ De hecho Fernández Miranda enterró el
proyecto de asociaciones políticas por orden de Franco («No las admitirá mientras viva y hará lo posible
para que no existan después de su muerte», dijo en privado Fernández Miranda).17 54 ​ ​ Asimismo el
proyecto «aperturista» de José Solís Ruiz de crear un marco legal que permitiera la independencia de la
Organización Sindical55 ​fue desechado y en su lugar se aprobó en 1971 una Ley Sindical que no resolvió
ninguno de los problemas existentes y que «materializó de forma definitiva el proceso de burocratización de
la Organización Sindical».24 56 ​ ​ Por otro lado Carrero Blanco dio cada vez más muestras de estar más
cercano a las posiciones neofranquistas del «búnker» que de los «tecnócratas», que perdieron así a su
principal apoyo.57 ​ Carrero Blanco declaró que la intransigencia «es un deber indeclinable cuando lo que
está en juego son cuestiones fundamentales».58 ​ Asimismo Carrero Blanco acentuó su «visión paranoica»
(«apocalíptica», según Javier Tusell)26 ​ de la vida política española pues atribuía todos los conflictos a una
minoría o secta oculta «subversiva» que identificaba con el «comunismo» y la «masonería».59 ​ En
ocasiones también la identificaba con la «democracia cristiana».26 ​ Así lo reflejó en el informe de 98
páginas que entregó a Franco el 17 de marzo de 1970 titulado Planificación de una acción de Gobierno en
el que Carrero señalaba esos tres peligros para el régimen: el comunismo, la masonería y la democracia
cristiana.60 ​

El «inmovilismo» del
gobierno provocó una
primera dimisión en abril de
1970, la del ministro de
Obras Públicas Federico
Silva Muñoz, que también
reclamaba más fondos para
su ministerio. Fue sustituido
por Gonzalo Fernández de
la Mora, el ideólogo de los
«tecnócratas» más
reaccionarios,
absolutamente contrario a
cualquier forma de
pluralismo. Dos años
después dimitiría por la
Gregorio López Bravo, ministro de misma razón el ministro de
Asuntos Exteriores, en 1972. la Gobernación Tomás Juan Carlos de Borbón, Príncipe de
Garicano Goñi.61 62
​ 63​ ​ España, en 1971.
Con la salida del gobierno
de Silva Muñoz ya sólo quedó un representante de la «familia»
católica, Alberto Monreal Luque.62 ​

Junto con la aprobación en 1970 de la nueva Ley General de Educación (también conocida como «Ley
Villar-Palasí», por el nombre del ministro de educación que la elaboró) que introdujo cambios importantes
en el sistema educativo franquista, que se «hallaba obsoleto» según uno de sus promotores,64 ​ donde
posiblemente tuvo mayor éxito el gobierno «monocolor» fue en la política exterior, dirigida por Gregorio
López Bravo, con la firma el 30 de junio de 1970 del Acuerdo Preferencial con la Comunidad Económica
Europea (aunque el ingreso en ella seguía vedado por el carácter antidemocrático del régimen franquista)65 ​
y en agosto del Acuerdo de Amistad y Cooperación con Estados Unidos (al mes siguiente el presidente
Richard Nixon visitó España, «de regreso tras visitar a otro anciano autócrata, el mariscal Tito»; su
secretario de Estado Henry Kissinger escribió que había encontrado a la España de Franco «como en
suspenso, esperando que una vida tocara a su fin para poder unirse otra vez a la historia de Europa»).66 ​
Mayor controversia levantaría la firma de tratados comerciales con los países socialistas del Este de Europa
y con la propia Unión Soviética (en septiembre de 1972), acercamiento rechazado por los sectores «ultras»,
y el reconocimiento de la República Popular de China (rompiendo las relaciones con la China
Nacionalista). Lo que no consiguió López Bravo fue mejorar las relaciones con la Santa Sede, enquistadas
sobre la cuestión de la puesta al día del Concordato de 1953 siguiendo la nuevas directrices del Concilio
Vaticano II.67 68
​ ​

En el intento de mejorar la imagen exterior del régimen colaboró activamente el príncipe Juan Carlos que,
acompañado de su esposa doña Sofía, visitó varios países occidentales, lo que en ciertas ocasiones planteó
algún problema. En su visita a Washington a finales de 1971 varios diarios recogieron declaraciones suyas.
Uno de ellos publicó que había dicho: «Yo creo que el pueblo español quiere más libertad. Todo es
cuestión de saber a qué velocidad». A la vuelta a España don Juan Carlos se apresuró a visitar a Franco.
Este le dijo: «Hay cosas que usted puede y debe decir fuera de España, y cosas que no debe decir dentro de
España».69 ​ Unos meses antes The New York Times había publicado una entrevista con el sucesor de
Franco con el titular: «Juan Carlos promete un régimen democrático». El ministro Laureano López Rodó,
mano derecha de Carrero, le recomendó prudencia a don Juan Carlos.70 ​

La creciente conflictividad social y política

Al anclarse en el puro inmovilismo el gobierno «monocolor» sólo


supo responder al recrudecimiento de la conflictividad laboral y
estudiantil con el empleo de las fuerzas de orden público. Entre
1970 y 1973 siete trabajadores resultaron muertos por las acciones
de la policía (tres en Granada en 1970;71 ​ uno en Barcelona en
1971; dos en El Ferrol en 1972;72 ​ y uno en San Adrián de Besós
en 1973).73 ​ En 1971 y 1972 la Organización Sindical cesó a
17 643 enlaces sindicales acusados de «actuación subversiva» y en
junio de ese último año era detenida la cúpula dirigente de las
ilegales «comisiones obreras» en un convento de Pozuelo de
Alarcón donde se encontraba reunida (los diez encausados, entre
ellos Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius, Eduardo Saborido y
Francisco García Salve, serían condenados a largas penas de
prisión en el «proceso 1001»).74 75
​ 72
​ ​

En un informe reservado del Gobierno Civil de Barcelona


correspondiente a 1972 se decía que si bien los activistas obreros Marcelino Camacho, líder de las
no eran muy numerosos, habían logrado «si no politizar a la masa «comisiones obreras». Fue detenido
trabajadora, sí sensibilizarla en el espíritu de solidaridad», gracias a junto con el resto de la dirección de
la realización de asambleas y concentraciones «que sirven para que este sindicato ilegal y clandestino en
la pequeña minoría que las convoca y dirige haga oír su voz y junio de 1972. Fue juzgado y
politice y sensibilice a sus componentes, fomentando con ello el condenado por el Tribunal de Orden
76
espíritu de solidaridad». ​ Una parte de los políticos del régimen Público a veinte años de cárcel en el
estaban convencidos de que los conflictos los provocaban las «proceso 1001», cuyo inicio
«comisiones obreras», «que contaba[n] ya con agentes muy coincidió con el asesinato de Carrero
preparados en la agitación de masas» que aprovechaban cualquier Blanco el 20 de diciembre de 1973.
oportunidad que se les presentara.77 ​ El propio Franco se refirió a
las «huelgas, algaradas y violencia» que ponen «en peligro» las
empresas en un discurso pronunciado ante las Cortes el 11 de noviembre de 1971.78 ​Las achacó a «fuerzas
exteriores, muchas veces meramente económicas y financieras». «¿No hemos de pensar que se trata de
utilizar la violencia y la subversión para poner obstáculo a nuestro proceso industrial?», añadió.79 ​

Aún mayor era la conflictividad que se registraba en la Universidad hasta el punto que la situación era cada
vez más ingobernable (Luis Suárez Fernández, director general de Universidades de 1972 a 1974,
reconoció muchos años después que «las autoridades fracasaron en sus esfuerzos para conseguir que
funcionase mucho mejor la institución»).80 ​ Las autoridades franquistas la achacaban a los «agitadores
subversivos» que «utilizaban a los estudiantes como masa de maniobra», creando «un clima de
desobediencia y de desgaste para el principio de autoridad»,81 ​ lo que obligaba a la constante presencia
policial en los centros.82 ​ «El proceso de radicalización política e ideológica de los estudiantes convirtió
una buena parte de las facultades y escuelas universitarias en lugares donde el movimiento universitario
podía celebrar regularmente asambleas, colgar carteles murales, distribuir publicaciones clandestinas y
organizar actos de solidaridad», al que se sumaba el movimiento de los profesores no numerarios (PNNs).
Carrero Blanco escribió en un informe enviado a Franco: «Hay que borrar de los cuadros del profesorado
de las Enseñanza Básica y de la universidad a todos los enemigos del régimen y hay que separar de la
Universidad a todos los alumnos que son instrumento de la subversión».82 ​ Así pues, se sucedieron las
intervenciones policiales, las sanciones administrativas, las detenciones gubernativas y los asaltos de los
nuevos grupos de extrema derecha tolerados por las autoridades (Guerrilleros de Cristo Rey, Acción
Universitaria Nacional,...).83 84
​ ​ Sobre los Guerrilleros de Cristo Rey Paul Preston ha afirmado que eran
una «banda terrorista parapolicial», organizada por el SECED de Carrero, cuya misión era «llevar a cabo la
labor de represión que el gobierno no deseaba que se le viera realizando».85 ​ En su tradicional mensaje de
fin de año de 1969 el generalísimo Franco se refirió a la agitación universitaria calificándola como «esas
pequeñas algaradas estudiantiles que, obedeciendo a consignas comunistas, fomentan en el mundo sus
agentes» y las contrapuso «al conjunto de nuestra juventud trabajadora y estudiosa».86 ​ En el mensaje del
año siguiente volvió a ocuparse del tema: «No deja de causar tristeza ver a una pequeña parte de algunas
Universidades convertidas en juguetes de mecanismos ideológicos absolutamente al margen de la auténtica
problemática estudiantil».87 ​

Donde la represión fue más dura fue en el País Vasco y Navarra


con motivo de la creciente actividad terrorista de ETA, que había
«destrozado el mito de la invulnerabilidad del régimen».88 ​ En
1969, por ejemplo, fueron detenidas 1953 personas, de las cuales
890 denunciaron haber sido maltratadas, 510 torturadas, 93
juzgadas por el Tribunal de Orden Público y 53 en consejos de
guerra.89 90
​ ​ El 18 de septiembre de 1970, cuando Franco estaba
presidiendo el campeonato mundial de pelota en un frontón de San
Sebastían, el nacionalista vasco Joseba Elósegui se prendió fuego y Manifestación antifranquista en
saltó desde las gradas gritando Gora Euzkadi askatuta ('Viva Ámsterdam (en febrero de 1969)
Euskadi libre'). Se lo llevaron con graves quemaduras mientras pidiendo el fin del estado de
Franco continuó viendo el partido. Pero Elósegui consiguió su excepción en el País Vasco
objetivo pues el hecho tuvo repercusión a nivel internacional. En su decretado por Franco tras el
diario había escrito tres semanas antes: «No pretendo eliminar a asesinato por ETA del comisario de
Franco. Sólo quiero que sienta a poder ser en su propia carne aquel la Brigada Político-Social Melitón
fuego que destruyó Guernika» (Elósegui había estado al mando de Manzanas.
una unidad militar que se encontraba allí cuando se produjo el
bombardeo de Guernica en abril de 1937).91 ​ Dos meses y medio
después comenzó el «juicio de Burgos» contra dieciséis miembros de ETA (se celebró en Burgos porque
fueron juzgados por un tribunal militar y esa ciudad era la sede de la Capitanía General a la que pertenecía
el País Vasco).92 ​

La crisis del «juicio de Burgos»

El llamado «juicio de Burgos» iba a suponer el momento más crítico para el nuevo gobierno y para el
conjunto del régimen franquista («dio lugar en un corto espacio de tiempo a una escalada de tensiones de
tal magnitud que iba a afectar de forma grave a la estabilidad del régimen y ahondar la división existente
entre los distintos grupos que componían la clase política franquista)».93 ​«El proceso iba a revelarse como
un difícil trance para el Régimen».94 ​ El 3 de diciembre de 1970 comenzó en Burgos el consejo de guerra
contra dieciséis personas acusadas de militar en ETA (entre ellas dos sacerdotes). Al parecer fueron los
llamados generales «azules» (los más involucionistas) los que presionaron a Franco para que respondiera
con un juicio ejemplar a las actividades terroristas de ETA.95 ​ El gobierno estuvo de acuerdo y además
decidió darle una amplia publicidad al proceso. Pero el efecto que se logró fue exactamente el contrario del
que se pretendía, ya que solo el anuncio del juicio sumarísimo levantó una ola de solidaridad en el País
Vasco y en Navarra que fue un revulsivo clave para que el nacionalismo vasco recuperara su implantación
social. El día en que comenzó el juicio hubo huelgas estudiantiles y de trabajadores en varias empresas de
Guipúzcoa, acompañadas de incidentes de diverso tipo en las
calles de San Sebastián. El gobierno respondió decretando el
estado de excepción en Guipúzcoa durante tres meses, que el
día 14 de diciembre extendió a toda España (los incidentes se
habían reproducido en Bilbao y en otros
89 96 97 98 99
lugares). ​ ​ ​ ​ ​ Los defensores de los acusados fueron
destacados miembros de la abogacía, vinculados con la
oposición antifranquista: Gregorio Peces Barba, Juan María
Bandrés, Francisco Letamendía y Josep Solé Barberà.94 ​
Land Rover Serie II, utilizado por la
Policía Armada, más conocida como los Trescientos intelectuales, artistas y profesionales catalanes,
grises, por el color de su uniforme. entre los que se encontraba el pintor Joan Miró, se encerraron
en el monasterio de Montserrat en solidaridad con los
procesados «por defender los derechos nacionales del pueblo
vasco» (también reclamaban el restablecimiento del Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1932).98 100 ​ ​
En Madrid 131 intelectuales, entre los que se encontraban Ramón Tamames, Enrique Tierno Galván,
Joaquín Ruiz Jiménez y Manuel Jiménez de Parga, hicieron circular el 23 de diciembre un manifiesto en el
que reclamaban la amnistía y las libertades políticas y sindicales (la prensa lo recogió, pero para denigrarlo,
«siguiendo así las opiniones del Gobierno»).101 ​ También hubo movilizaciones de protesta en muchas
universidades.102 ​Dos días antes de que comenzara el juicio ETA secuestró al cónsul honorario alemán en
San Sebastián, Eugen Beihl, dejándolo en libertad el 25 de diciembre (la Conferencia Episcopal condenó el
secuestro y apeló «a la conciencia de los responsables del hecho para que liberen a esta persona inocente y
no quieran introducir en nuestro país tan reprobables métodos de violencia»). Al día siguiente el tribunal
dictó la sentencia, condenando a seis de los acusados a la pena de muerte (tres de ellos a una doble pena de
muerte) y al resto a larguísimas penas de prisión (excepto una mujer que fue absuelta).103 104​ 105
​ ​ Otra de
las acciones de ETA durante el juicio fue el intento de apoderarse de un repetidor de televisión situado en
los límites de la provincia de Burgos con el fin de interferir sus emisiones (entonces existía un único canal
de televisión en España: TVE, la televisión oficial del Estado); la policía lo impidió.106 ​

El «juicio de Burgos» suscitó también una campaña internacional


de solidaridad con el pueblo vasco y a favor del restablecimiento de
las libertades democráticas en España.107 94​ ​ Asimismo supuso un
nuevo jalón en el distanciamiento entre la Iglesia católica y el
franquismo, ya que motivó una pastoral conjunta del obispo de San
Sebastián, Jacinto Argaya, y del administrador apostólico del de
Bilbao, José María Cirarda (que el 5 de junio había suspendido el
tradicional Te Deum por la «liberación» de Bilbao en 1937),108 ​
criticando la pena de muerte y que se juzgara a los acusados por la
Edificio de la Capitanía General de la jurisdicción militar (además de condenar «toda clase de violencias...
VI Región Militar en Burgos. las estructurales, las subversivas y represivas», lo que provocó la
airada respuesta del ministro de Justicia Antonio Oriol Urquijo que
alegó que nunca se podía equiparar al delincuente con el defensor
de la ley), y un pronunciamiento posterior de la Conferencia Episcopal Española de apoyo a los obispos de
San Sebastián y Bilbao (sin hacer suyo, sin embargo, el texto de la pastoral) y a favor de la «máxima
clemencia», aunque «haciendo constar que, en ningún caso y por ningún título, quiere entorpecer la acción
de la justicia» (de hecho veintitrés obispos encabezados por José Guerra Campos se mostraron
disconformes con el acuerdo; la integrista Hermandad Sacerdotal también se opuso).107 98 ​ 109
​ ​ El nuncio
monseñor Luigi Dadaglio, que respaldó a los obispos españoles, también hizo gestiones para impedir que
se pronunciaran penas de muerte.110 ​ Algunos obispos católicos extranjeros fueron más lejos, como el
arzobispo de París, monseñor François Marty, que denunció que no se estaban respetando los derechos
humanos y que por tanto no se trataba de pedir clemencia, sino de exigir justicia.106 ​ Cuando se hizo
pública la sentencia un portavoz de la Santa Sede dijo que la noticia había sido recibida con «honda
emoción», lo que impresionó al Gobierno.111 ​Por otro lado, el gobierno estrechó el control sobre la prensa
(«se regresó a la política de amenazas a los directores, de multas, de secuestro de ediciones y de cierres
temporales de publicaciones»), que culminaría con el cierre definitivo once meses después del diario
Madrid (cuyo edificio sería demolido en 1972).112 113
​ 114
​ ​

Los sectores involucionistas franquistas, entre los que se


encontraban las hermandades de excombatientes —que ofrecieron
su colaboración a las fuerzas de orden público—, acusaron al
gobierno de debilidad y pasividad frente a las condenas
internacionales y a la «subversión» y también atacaron a la
jerarquía eclesiástica por haberse sumado a las críticas. La
Hermandad de Alféreces Provisionales, en relación a la pastoral de
los obispos de San Sebastián y Bilbao, denunció el «confusionismo
que provocan la actitud demagógica y partidista de algún sector del
clero».104 ​ El capitán general de Cataluña Alfonso Pérez Viñeta
manifestó que «el Ejército está dispuesto a no permitir jamás la
vuelta de la horda que ya puso en peligro la existencia de la Patria»,
y que «si fuera preciso se llamaría otra vez a Cruzada para barrer
nuevamente de nuestra Patria a los hombres sin Dios y sin
Ley».115 ​ El 8 de diciembre se congregaron ante la iglesia de San
Francisco el Grande, donde se celebraba una misa en honor de la
patrona del Cuerpo de Infantería a la que asistían el príncipe Juan
Carlos y varios ministros, varios centenares de personas, muchas de
ellas jóvenes con camisa azul, portando pancartas en la que se decía Fotografía del Monasterio de
«¡Viva la unidad de España!», «¡Españoles, unidos contra el Montserrat de 1969. En diciembre
separatismo y el marxismo» y «¡Burgos, justicia nacional!» del año siguiente trescientos
(además repartieron un escrito de protesta contra los obispos intelectuales, artistas y profesionales
españoles). El 14 de diciembre se producía en Valladolid la primera catalanes, entre los que se
manifestación «patriótica» de apoyo a Franco y de repulsa a las encontraba el pintor Joan Miró, se
protestas internacionales, que fueron seguidas por otras en diversas encerraron allí en solidaridad con los
procesados «por defender los
ciudades.116 ​ En la de Barcelona se exhibió una pancarta que
derechos nacionales del pueblo
decía: «Al paredón los obispos comunistas».61 ​ La más importante
vasco» (también reclamaban el
fue la de Madrid que tuvo lugar el 17 de diciembre y fue
restablecimiento del Estatuto de
convocada por una organización desconocida, la Junta
Autonomía de Cataluña de 1932).
Coordinadora de Afirmación Nacional, que repartió decenas de
miles de panfletos por toda la capital (al parecer la Junta era una
entidad fantasma creada por el SECED). Miles de personas se congregaron en la plaza de Oriente, como en
1946,117 118
​ ​ para aclamar a Franco y al Ejército (previamente se habían reunido en la iglesia de la
Encarnación donde se había celebrado un funeral por las tres víctimas mortales de ETA: el guardia civil
José Pardines, el comisario Melitón Manzanas y el taxista Fermín Monasterio).119 107 ​ 61​ ​ Algunos
manifestantes portaban pancartas contra el gobierno como «De los gobiernos débiles ¡¡Líbranos Señor!!» o
«¡Franco sí, Opus No!» (y también contra la Iglesia: «Obispos rojos a Moscú»). Aunque no estaba previsto
que asistiera, Franco acudió finalmente y saludó a los congregados desde el balcón del Palacio
Real.120 121
​ ​Numerosos telegramas y cartas de adhesión a Franco llegaron al palacio de El Pardo.99 ​

Paralelamente se habían producido contactos entre los militares más involucionistas, convocados por el
capitán general de la I Región Militar Joaquín Fernández de Córdoba, que consiguieron ser recibidos por
Franco al que trasladaron su condena de las iniciativas de los sectores «aperturistas» y exigieron más mano
dura con la oposición antifranquista (junto a Fernández de Córdoba, habían acudido al palacio de El Pardo,
Tomás García Rebull, Alfonso Pérez Viñeta y Manuel Chamorro, capitanes generales de Burgos,
Barcelona y Sevilla, respectivamente).121 99 ​ ​ La reacción fue inmediata. Se extendió el estado de
excepción a toda España (en concreto se suspendió el artículo 18 del Fuero de los Españoles que limitaba a
72 horas el plazo máximo de detención preventiva) y el general exdivisionario Carlos Iniesta Cano, un
«duro», pasó a ocupar la dirección general de la Guardia Civil, y el teniente general García Rebull era
nombrado capitán general de la I Región Militar, la más importante, con sede en Madrid.122 ​ Asimismo el
21 de diciembre Carrero Blanco, tras denunciar la «campaña orquestada por el comunismo internacional» y
asegurar «que cualquier foco de subversión será totalmente desarticulado»,61 121 ​ 123
​ ​ lanzaba ante las
Cortes franquistas un mensaje a los «aperturistas»: «los comunistas, como los bárbaros, necesitan traidores
para que les abran las puertas de las ciudades, pero los desprecian y están bien decididos a exterminarlos el
día que no los necesitan».124 ​ El discurso de Carrero fue muy aplaudido por los procuradores.111 ​ Otros
militares insistían en que debido a la «profunda crisis» que estaba viviendo el «Régimen» se diera un papel
más activo al Ejército y que se desligara de la Jefatura del Estado la presidencia del gobierno.125 ​ El
almirante Pedro Nieto Antúnez, amigo de Franco, y el teniente general Manuel Coco Rodríguez también le
pidieron al Caudillo que se aplicara todo el rigor de la ley.106 ​

Al final, en vista del eco despertado por el «juicio de Burgos» y de las numerosas peticiones de clemencia
llegadas de todas partes, el general Franco conmutó el 30 de diciembre las nueve penas de muerte que
había dictado el tribunal militar para seis de los acusados (tres de ellos habían sido condenados a dos penas
de muerte cada uno), tras haber debatido el asunto en el seno del consejo de ministros (la mayoría de sus
miembros se mostraron a favor, incluidos Carrero, López Rodó, López Bravo y los tres ministros
militares)111 ​ y escuchar la opinión del Consejo del Reino (que recomendó clemencia).107 126 ​ 127
​ 128
​ ​
Una de las personas que le había aconsejado a Franco que no confirmara las penas de muerte fue su
hermano Nicolás Franco: «Querido Paco, no firmes esas sentencias. No te conviene. Te lo digo porque te
quiero. Tú eres un buen cristiano, después te arrepentirás. Ya estamos viejos. Escucha mi consejo, ya sabes
lo mucho que te quiero».121 99 ​ ​ Por su parte el teniente general Rafael García Valiño, capitán general de
Madrid cuando se juzgó a Julián Grimau en 1963, le había recordado en una carta enviada a García Rebull
el 1 de diciembre, dos días antes de que comenzara el juicio, que «la ejecución de la pena de muerte que le
fue impuesta creó un ambiente nacional enrarecido y luego contrario al Ejército» (en la carta también le
había dicho que se asegurara de que la «jurisdicción castrense» era la competente; de hecho se solicitó un
dictamen al Tribunal Supremo que la confirmó).129 ​

El general Franco comunicó al país su decisión de conmutar las penas de muerte en su tradicional mensaje
de fin de año en el que sobre las protestas internacionales dijo: «La paz y el orden de que hemos disfrutado
durante más de treinta años han despertado el odio de las potencias que siempre han sido el enemigo de la
prosperidad de nuestro pueblo». Añadió que «España constituye un Estado de derecho cuya acción política
se ordena al bien común y, en defensa de éste, no regatearemos cuantos esfuerzos y sacrificios sean
necesarios para combatir la pasión y la violencia de cualquiera que intente perturbar la pacífica convivencia
de los españoles». También tuvo palabras para la Iglesia Católica alegando que las «finalidades» de la
Iglesia y el Estado «no pueden contradecirse, porque ello produciría una lamentable crisis social... En
último término lo que todos deseamos es la consolidación de la paz cristiana dentro de nuestras fronteras y
contribuir con ella a la gran empresa de la pacificación del mundo». Como ya había hecho en su mensaje
del año anterior Franco terminó reiterando que no pensaba retirarse: «La firmeza y la fortaleza de mi ánimo
no os faltarán mientras Dios me dé vida para seguir rigiendo los destinos de nuestra Patria».130 131 ​ ​ El
párrafo concreto en el que comunicó su decisión decía lo siguiente: ​87

Las clamorosas y multitudinarias manifestaciones de adhesión que habéis rendido en los


últimos días no solamente a mi persona sino al Ejército español y a nuestras instituciones, han
reforzado nuestra autoridad de tal modo que nos facilita, de acuerdo con el Consejo del Reino,
el hacer uso de la prerrogativa de la gracia de indulto de la última pena, pese a la gravedad de
los delitos que el consejo de guerra de Burgos, con alto patriotismo, juzgó.
Tras la decisión de conmutar las penas de muerte por treinta años
de prisión las críticas «ultras» al Gobierno continuaron (según el
entonces ministro Laureano López Rodó hubo un intento de
promover una especie de moción de censura contra el Gobierno en
las Cortes a través de su presidente Alejandro Rodríguez de
Valcárcel, a pesar de que las Cortes franquistas carecían de esa
potestad y el gobierno solo podía ser destituido por Franco, que era
quien lo nombraba).132 ​ En un acto organizado por las
hermandades de excombatientes el capitán general de Granada,
teniente general Fernando Rodrigo Cifuentes,133 ​ les llamó a Documental británico de 1971 sobre
combatir la «francmasonería blanca del Opus Dei» que «intenta la España de Franco. Incluye el
sembrar la discordia entre los elementos más nobles de la nación» desfile de la Victoria de 1970 o 1971,
(fue destituido de su cargo).134 ​ la disolución de una manifestación
de estudiantes de la Universidad de
Entre los días 17 y 23 de febrero de 1971 se reunió a puerta cerrada Madrid por la Policía Armada a
el Consejo Nacional del Movimiento (la convocatoria la habían caballo con motivo del juicio de
firmado cuarenta consejeros el 14 de diciembre, en plena crisis por Burgos y el nombramiento del
el «juicio de Burgos», que consideraban que «el Régimen se príncipe Juan Carlos como sucesor
debilitaba peligrosamente», en palabras del almirante Pedro Nieto de Franco en la sesión de las Cortes
Antúnez, que encabezaba el grupo).135 ​ En ella abundaron las franquistas celebrada en julio de
críticas al Gobierno (y al Opus Dei) y también quedaron patentes 1969 (Duración: 10 minutos).
las diferencias entre «inmovilistas» y «aperturistas». Uno de los
consejeros más críticos con los «aperturistas» y con el gobierno, a
los que acusó de traicionar los ideales del «18 de julio», fue el involucionista Blas Piñar, líder de Fuerza
Nueva (que a partir de la revista del mismo nombre actuaba ya como una asociación política encubierta).
Piñar en sus intervenciones insistió repetidas veces en el tema de la «subversión» (identificándola con el
«comunismo», «intrínsecamente perverso, no renuncia a su política de captación») y su petición de que el
gobierno dimitiera, «por patriotismo y por amor a España», fue respondida con grandes y prolongados
aplausos.136 ​ Según contó muchos años después Blas Piñar, tras hacer esta petición se le acercó el
almirante Carrero Blanco, vicepresidente del gobierno, y lo abrazó, mostrando su acuerdo con lo que había
dicho y también con «lo de la dimisión».137 ​Sin embargo, según Javier Tusell, Carrero consideraba a Blas
Piñar como «un peligroso extremista, aunque bien intencionado».138 ​ La intervención más esperada en el
pleno del Consejo Nacional fue la del promotor de la convocatoria, el almirante Nieto Antúnez, amigo de
Franco, a quien envió una carta con una copia del discurso que iba a pronunciar («por lealtad a S.E. es mi
deber expresar mi opinión tal como la he visto en el mes de diciembre y tal como la veo ahora»). Acusó al
Gobierno de no haber tomado medidas para contrarrestar la «campaña internacional organizada por el
comunismo en favor de ETA y de las Comisiones Obreras, es decir, de las fuerzas de la subversión» y a
continuación pidió su sustitución por otro formado por «un equipo que, utilizando el poder carismático de
quien los designa, cuente además con la fuerza moral que le dé el saberse asistido por la mayoría de los
españoles», capaz de poner en marcha un programa de «defensa del honor nacional, fortalecimiento de las
instituciones, auténtica justicia social, participación popular».139 ​

En conclusión, «el propio gobierno, al pretender hacer un gran proceso político, había convertido el
activismo terrorista etarra, hasta entonces una cuestión relativamente secundaria, en el centro de un grave
conflicto identitario entre buena parte de la población vasca y el régimen franquista». Tras el «juicio de
Burgos» los postulados de ETA no solo «encontraron un creciente eco en la población vasca» (y la
organización se rehízo cuando estaba al borde de la desaparición),140 ​ sino que la oposición antifranquista
se vio obligada a «tolerar, casi como un mal menor, la violencia practicada por ETA».141 ​ «Fue un grave
error político ya que se convirtió en un proceso político de repercusión internacional al derivar el proceso
en un cuestionamiento de la legitimidad del régimen franquista para procesar a unos patriotas vascos que
protestaban por la opresión contra su cultura e identidad», ha afirmado Borja de Riquer.92 ​
Por otro lado, el «juicio de Burgos» se ha considerado como el
inicio de la crisis final del franquismo, porque cuando el 29 de
diciembre de 1971, en su tradicional discurso de fin de año, el
general Franco anunció de forma casi casual que había conmutado
las penas de muerte, «venía a reconocer públicamente, siquiera en
forma implícita, la existencia de fuertes tensiones internas que
forzaban al Régimen a renunciar a un objetivo inmediato. Por
primera vez, de forma evidente, una campaña de acciones internas
e internacionales había forzado al poder a revisar urgentemente sus
decisiones».142 ​ Según Paul Preston, «los juicios de Burgos
Despacho del Generalísimo
constituyeron un desastre para el régimen, porque alteraron
Francisco Franco en el Palacio de El
radicalmente el equilibrio de fuerzas en España. La torpeza del
Pardo, su residencia oficial.
régimen había unido a las fuerzas de oposición como nunca antes,
la Iglesia se mostraba profundamente crítica y los franquistas más
aperturistas comenzaban a abandonar lo que veían como un barco que se estaba hundiendo».143 ​ Sin
embargo, según Javier Tusell, «la decisión final del indulto consiguió calmar la situación después de unos
días de clímax en el sobresalto», aunque reconoce que «el régimen se deterioró mucho por la peculiaridad
de este juicio militar en contra de los miembros de ETA y erró muy gravemente en materia de la opinión
pública, española y extranjera».138 ​

Solo dos meses después de haber conmutado las penas de muerte, Franco recibió la visita del general
Vernon A. Walters, segundo jefe de la CIA. Este encontró a Franco «viejo y débil. Su mano temblaba a
veces tan violentamente que se la cubría con la otra. A ratos parecía muy distante y en otros iba
directamente al grano». Cuando Walters le preguntó sobre qué sucedería tras su muerte Franco le respondió
que la sucesión de don Juan Carlos estaba asegurada y que «el Ejército nunca permitiría que las cosas se
escaparan de las manos». Como ha destacado Paul Preston, «a principios de la década de 1970, los
síntomas de la enfermedad de Parkinson (manos temblorosas, movimientos rígidos, expresión vacía)
estaban haciéndose inconfundibles».69 ​

En abril de 1970 el ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal Alemana Walter Scheel visitó
Madrid, donde, para gran irritación de Franco, se entrevistó el día 23 con cuatro representantes de la
oposición «moderada» más o menos tolerada (Joaquín Ruiz Giménez, Enrique Tierno Galván, José María
de Areilza y Joaquín Satrústegui) quienes le reiteraron las demandas aparecidas en el manifiesto de los 131
intelectuales del 23 de diciembre de 1969. Le pidieron a Scheel que no se permitiera el ingreso de España
en la Comunidad Económica Europea hasta que no cumpliera cinco condiciones: garantías para los
derechos individuales y colectivos; sufragio universal; reconocimiento de los partidos políticos; creación de
un Parlamento libremente elegido; y libertad sindical.144 ​

La tensión con la Iglesia católica

Tras el «juicio de Burgos» las tensiones entre el régimen franquista y la Iglesia católica continuaron en
ascenso. En enero de 1971 ya se produjo un incidente con el obispo de Oviedo Gabino Díaz Merchán que
protestó por la detención de un sacerdote acusado de aprovechar «la sagrada predicación con fines políticos
o incluso marxistas» alegando que sólo a él le correspondía calificar el contenido doctrinal de los sermones
y que el poder civil debía limitarse a castigar las infracciones de las leyes.145 ​ La tensión se incrementó
notablemente cuando a finales de mayo de 1971 fue nombrado arzobispo de Madrid el cardenal Tarancón
(por el fallecimiento de su anterior titular Casimiro Morcillo, que era también presidente de la Conferencia
Episcopal Española), aunque el nombramiento oficial no tendría lugar hasta diciembre,146 ​ ya que
Tarancón, como el obispo de Oviedo Díez Merchán,147 ​ era partidario de poner fin al
«nacionalcatolicismo» y a la «colaboración» con el régimen, en aplicación de la nueva doctrina del
Concilio Vaticano II. No hay que olvidar que la Iglesia era uno de los pilares básicos del régimen.148 ​ Un
año después Tarancón ocuparía oficialmente la presidencia de la Conferencia Episcopal Española.149 ​ El
25 de junio de 1971 el ministro de Justicia Antonio Oriol Urquijo publicó un polémico artículo en ABC en
el que se refirió a la «hábil infiltración marxista» que se estaba registrando entre el clero español y a las
tergiversaciones que se estaban produciendo de la doctrina católica.150 ​

El cambio de postura de la Iglesia católica se concretó en


septiembre de 1971 cuando la Asamblea Conjunta de Obispos y
Sacerdotes, presidida por el cardenal Tarancón, aprobó por mayoría
(215 votos contra 26) una declaración favorable a la
«independencia y sana colaboración entre la Iglesia y el Estado», lo
que suponía dejar atrás el Concordato de 1953. Un segundo
documento de mayor trascendencia histórica no fue aprobado por
faltar la mayoría de dos tercios necesaria (137 votos favorables
frente 78). En él se pedía «humildemente» perdón «porque
nosotros no supimos a su tiempo ser verdaderos ministros de la
reconciliación en el seno de nuestro pueblo, dividido por una
guerra entre hermanos». La «Cruzada de Liberación»,
denominación oficial de la guerra civil que la Iglesia había
impulsado y adoptado en la Carta colectiva de los obispos
españoles con motivo de la guerra en España de 1937, había dado
El cardenal-arzobispo de Madrid
paso a la «guerra entre hermanos» (hubo que esperar a abril de
Vicente Enrique y Tarancón.
1975 para que fuera aprobado el documento La Reconciliación en
la Iglesia y en la Sociedad. Carta Colectiva del Episcopado
Español).151 152
​ 153
​ ​ Para los políticos franquistas lo que se
«escondía» en muchas ocasiones detrás de la expresión «espíritu de reconciliación» «era una reivindicación
de los vencidos en la guerra civil, resucitando odios que para muchos españoles estaban ya muertos».154 ​
El cardenal Tarancón escribió mucho después que la Asamblea «había sido el primer acto público de la
Iglesia española en que se había puesto en tela de juicio la postura de conexión íntima entre la Iglesia y el
Régimen, que era una consecuencia lógica de la guerra civil, que había sido calificada de cruzada».155 ​Por
su parte la integrista Hermandad Sacerdotal reunida en Zaragoza se mostró absolutamente en contra de las
conclusiones a las que había llegado la Asamblea.156 ​ La vaticana Sagrada Congregación para el Clero
también criticó los documentos aprobados por la Asamblea en un dictamen emitido el 9 de febrero de
1972.157 ​

Por otro lado, las iglesias y otras dependencias católicas estaban sirviendo para albergar reuniones
clandestinas de la oposición, para realizar asambleas de obreros en huelga o para acoger encierros de
protesta (con frecuentes intervenciones de la policía).158 ​ Además en los boletines parroquiales y
diocesanos, así como en otras publicaciones católicas, se informaba en ocasiones de los conflictos, protestas
y movilizaciones.151 152
​ 153​ 159
​ ​ El Ministerio de Justicia destacó en un informe que los movimientos de
apostolado estaban rebasando los límites del Concordato de 1953 al llevar a cabo actividades
«políticas».147 ​ En septiembre de 1971 se desató la polémica por la decisión del cardenal Tarancón de
restablecer en su puesto de párroco de Moratalaz a Mariano Gamo, que acaba de salir de la cárcel
concordataria de Zamora tras haber cumplido condena por «actos subversivos» (entre ellos el haber cedido
su iglesia para reuniones «no autorizadas»).160 ​

Franco recibió la defección de la Iglesia y su jerarquía con auténtico desconcierto y profunda amargura,
estimándola en privado como una verdadera «puñalada por la espalda». Carrero Blanco fue aún más lejos y
se quejó en público, en diciembre de 1972, de la ingratitud eclesiástica hacia un régimen que, desde 1939,
«ha gastado unos 300 000 millones de pesetas en construcción de templos, seminarios, centros de caridad y
enseñanza, sostenimiento de culto, etc."».161 162
​ 163
​ 164
​ ​En ese mismo mes la Comisión de Justicia y Paz,
presidida por el obispo de Huelva, afirmó en un documento titulado Si quieres la paz trabaja por la justicia
que «las estructuras del Régimen anulan toda posibilidad de paz verdadera en España».165 166
​ ​ La tensión
aumentó en enero de 1973 cuando la Conferencia Episcopal respondió a la petición de Carrero Blanco de
que la Iglesia continuara siendo «nuestro principal apoyo» con una declaración titulada Iglesia y
comunidad política (aprobada por 59 obispos frente a 20) en la que se defendía la separación de la Iglesia y
el Estado, el respeto a los derechos humanos y el pluralismo democrático. En ese mismo mes tuvo lugar
una agitada entrevista entre Pablo VI y el ministro de Asuntos Exteriores Gregorio López Bravo en la que
el papa le mandó callar y dio por terminada la audiencia cuando López Bravo criticó la política vaticana
respecto de la España de Franco.163 ​ «La entrevista condujo a una especie de ruptura» entre la Iglesia
católica y el régimen franquista.167 ​

En junio de 1973 un documento interno del gobierno advertía de


que «el progresismo religioso y la oposición al régimen español
coinciden... con valor poco menos de sinonimia». Para entonces ya
arreciaba la campaña de los «ultras» contra los «obispos rojos» y
contra Tarancón (con pintadas y carteles con el eslogan «Tarancón
al paredón») y las actuaciones policiales eran cada vez más
frecuentes, desalojando, a veces de forma violenta, parroquias y
centros católicos. También proliferaron las multas y las
prohibiciones de las publicaciones católicas y las detenciones de
sacerdotes. Aumentó el número de eclesiásticos recluidos en la
cárcel concordataria de Zamora, donde en noviembre de 1973,
coincidiendo con la visita a España del secretario de Estado de la
Santa Sede Agostino Casaroli, se produjo una huelga de hambre
reclamando la amnistía, la supresión de aquel centro y que la Iglesia
no negociara con el régimen franquista. Fueron apoyados por
grupos de católicos que organizaron encierros en centros de las
diócesis de Bilbao, San Sebastián y Pamplona. El 6 de noviembre
desataron un violento motín (quemaron el altar y los ornamentos
litúrgicos que se habían puesto a su disposición para que pudieran El Nuncio apostólico en España Luigi
celebrar misa), que afectó gravemente al centro penitenciario, por lo Dadaglio.
que los seis sacerdotes allí recluidos tuvieron que ser trasladados a
otras prisiones.168 169
​ ​ Cuatro días después un centenar de
personas de las comunidades de base (entre ellas quince sacerdotes) ocupaban la sede de la Nunciatura
como muestra de apoyo (también reclamaban la amnistía para todos los presos políticos y protestaban por el
«proceso 1001»). Por su parte, los obispos de Bilbao, San Sebastián y Segovia firmaron una carta conjunta
en la que pedían la clausura de la cárcel concordataria. El gobierno respondió haciendo pública una nota en
la que calificaba de sacrilegio el suceso de Zamora, lo que motivó una dura réplica publicada en El Norte
de Castilla por parte del obispo de Segovia, monseñor Antonio Palenzuela. En el seno del gobierno se
llegó a plantear la expulsión del nuncio, monseñor Dadaglio, al que consideraban «cómplice» de la
ocupación de la Nunciatura, cuyo desalojo se había producido gracias a la intervención de los tres obispos
auxiliares de Madrid, que asumieron las reivindicaciones de los encerrados. La respuesta de la integrista
Hermandad Sacerdotal no se hizo esperar. El 15 de noviembre hacía público un comunicado en el que se
afirmaba que se estaba destruyendo la fe tradicional de la sociedad española. Un día antes se habían
entrevistado el cardenal Tarancón y el presidente del gobierno Carrero Blanco con el propósito de calmar
los ánimos (en las notas que escribió Tarancón sobre el encuentro describió al almirante Carrero como un
«hombre honrado a carta cabal y buen cristiano, aunque con mentalidad tradicional y anclado más bien en
los criterios anteriores al Concilio»; y también escribió: «me negué rotundamente a hacer una rectificación
pública desautorizando a mis obispos auxiliares»).170 ​ El día 29 de noviembre alrededor de cien personas,
en su mayoría sacerdotes y religiosas, se encerraron el Seminario diocesano de Madrid. Desde el
arzobispado se negoció con la policía para que se les permitiera salir sin ser detenidos.171 ​
En la represión violenta de los sectores de la Iglesia que más se habían distanciado del régimen tuvo un
papel destacado el grupo parapolicial «ultra» Guerrilleros de Cristo Rey.90 ​ «La propaganda de izquierda
insistiría en que las Fuerzas de Orden Público protegían a estos grupos, pero no tenemos de ellos pruebas
fehacientes: resultaba, sin embargo, consecuente que muchas de las personas adictas al Régimen
aplaudieran sus actuaciones», afirma Luis Suárez Fernández.172 ​ Los Guerrilleros de Cristo Rey contaban
con las simpatías de la Hermandad Sacerdotal, una organización integrista que reunía al clero contrario a las
nuevas directrices de la Iglesia española derivadas del Concilio Vaticano II, cuya doctrina rechazaban
radicalmente.90 ​

El nuevo gobierno y el asesinato de Carrero Blanco

A mediados de 1973 era cada vez más evidente el fracaso político del «continuismo inmovilista» de
Carrero y los «tecnócratas»,164 ​ lo que revelaba que el franquismo «había entrado en una fase terminal de
crisis estructural en virtud de su creciente anacronismo respecto al propio cambio social y cultural que había
generado el intenso desarrollo económico de los años sesenta. En 1970 la sociedad española ya sólo era
diferente de sus homólogas europeas por la peculiar y desfasada naturaleza autoritaria de su sistema
político».173 ​

Este fracaso fue el que denunció al mismo Franco el ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi,
cuando presentó su dimisión en mayo de 1973.174 175 ​ ​ Este había enviado al Caudillo varios informes
confidenciales en los que se quejaba de la «complacencia» del gobierno con la violencia de los grupos
«ultras» y defendía la necesidad de «un auténtico aperturismo».176 177 ​ ​ Garicano Goñi consideraba al
Movimiento una «entelequia» que no servía para mantener el orden público, sino que esto solo se lograría
mediante «una participación efectiva de todos los españoles de buena voluntad». «Mal veo al Príncipe si la
organización estatal y política continúa cerrándose», decía también.164 175​ ​ El motivo inmediato de la
renuncia al cargo fueron los graves incidentes que se produjeron el 2 de mayo en Madrid durante el funeral
del policía Juan Antonio Fernández, asesinado el día anterior por el grupo de extrema izquierda Frente
Revolucionario Antifascita y Patriótico (FRAP), y que recordaban los incidentes durante el entierro de
Anastasio de los Reyes en 1936. A la salida de la misa un grupo de policías y de civiles se apoderó del
féretro y lo llevaron en hombros por el centro de la capital (contando con la colaboración del director de la
Guardia Civil, el teniente general Carlos Iniesta Cano). Varios miles de personas los siguieron al grito de
«¡rojos al paredón!» y pidiendo la dimisión de Garicano Goñi. En los días siguientes arreciaron los ataques
al ministro (y al conjunto del gobierno) por parte de los sectores «duros» del régimen (en el Boletín de la
Guardia de Franco de Madrid se acusaba al gobierno de aplicar una «política blandengue y timorata» y se
denunciaba que «existe lenidad o política de paños calientes por parte de las autoridades, al tener
contemplaciones con quien no se pueden ni se deben tener»; por su parte Fuerza Nueva decía que a «la
subversión sólo se la puede combatir con sus propias armas. Sólo se la podrá derrotar con la contundencia
de los hechos consumados»).178 179 ​ ​ Durante la misa grupos de extrema derecha habían dado mueras
contra los «curas rojos» y contra el cardenal Tarancón, al que gritaron «Tarancón al paredón», un
improperio que sería repetido durante los años siguientes.180 ​

De la crisis de gobierno motivada por la dimisión del «aperturista» Garicano Goñi salió aún más reforzado
Carrero Blanco, al ser nombrado por Franco presidente del Gobierno, cargo que el Caudillo nunca había
querido ceder en treinta y siete años de dictadura. «Franco era consciente de que ya le quedaba poca vida y
consideraba al nombrado como la mejor garantía de que el régimen mantuviera sus rasgos esenciales a su
desaparición».181 175
​ ​ Carrero nombró un gabinete de su confianza y la única concesión que hizo, por
indicación del círculo familiar del general Franco —su mujer, Carmen Polo de Franco, y su yerno,
Cristóbal Martínez Bordiu— que cada vez ejercía más influencia sobre él dado su deterioro físico —tenía
81 años y padecía la enfermedad de Parkinson—, fue nombrar como ministro de la Gobernación a Carlos
Arias Navarro, un «duro» del régimen que había sido director
general de seguridad y alcalde de Madrid (Carrero había pensado
primero en Fernando de Liñán).174 182
​ 183
​ 184
​ 185
​ ​

Carrero estaba cada vez más decantado hacia el sector «duro» del
franquismo, como lo demostraban los artículos que publicó bajo
seudónimo en los que arremetía contra los que defendían que se
permitieran las asociaciones políticas, aunque fuera «dentro» del
Movimiento.186 ​ En su discurso de toma de posesión Carrero
reafirmó el «inmovilismo» del nuevo gobierno cuando dijo: «si yo El almirante Carrero Blanco jura su
quisiera ahora sintetizar en una sola palabra el programa de acción cargo ante Franco como presidente
que el gobierno se propone, diría simplemente: continuar». Entre del Gobierno (junio de 1973).
los ministros nombrados por Carrero se encontraba Julio Rodríguez
Martínez, al que encargó la cartera de Educación. Su primera
decisión fue decretar que el curso universitario comenzara en enero en lugar de septiembre como era lo
habitual (se le llamó de forma jocosa el «calendario Juliano» en honor de su impulsor).187 188​ ​Por aquellas
fechas el exministro Manuel Fraga Iribarne visitó a Franco antes de partir para Londres para hacerse cargo
de la embajada española en el Reino Unido y tuvo la impresión de que estaba «cada vez más fuera de las
posibilidades vitales que requería su gran responsabilidad».189 ​ Por otro lado, coincidiendo con la toma de
posesión del nuevo gobierno se produjo un grave conflicto laboral en Pamplona promovido por las
clandestinas «comisiones obreras» y que derivó en un enfrentamiento con la Iglesia. Se declaró una huelga
en solidaridad con los obreros despedidos de la empresa Motor Ibérica en la que también se reclamó la
libertad sindical. Los huelguistas se encerraron en la iglesia de El Salvador y el obispo de Pamplona se
negó a que la fuerza pública procediera al desalojo del templo, además de proporcionar víveres a los
encerrados por medio de Cáritas. A los pocos días la empresa Motor Ibérica se vio obligada a hacer
concesiones para acabar con la huelga. Fue una «derrota del sistema. Había dado la oportunidad a la
jerarquía eclesiástica para manifestar que ella también estaba en favor del pluralismo sindical».190 ​

Pero el nuevo gobierno, que no tomó ninguna decisión de


relevancia (a finales de octubre Fernández Miranda presentó un
borrador de Ley de Asociaciones Políticas que rechazaba de plano
los partidos políticos y que no llegó a ser discutido en el consejo de
ministros),191 ​ solo iba a durar seis meses.192 ​ En la mañana del
jueves 20 de diciembre de 1973 (el mismo día en que estaba
previsto que comenzara el «proceso 1001» contra la cúpula de las
clandestinas e ilegales «comisiones obreras»),193 ​ ETA detonó una
bomba colocada bajó el asfalto en una céntrica calle de Madrid
cuando pasaba el coche oficial del almirante Carrero Blanco
causándole la muerte.nota 2 ​ La rápida asunción del poder por el
vicepresidente Torcuato Fernández Miranda, ante el aturdimiento
de Franco al recibir la noticia («me han cortado el último lazo que
me unía al mundo», le dijo a uno de sus ayudantes),194 195 ​ 196
​ ​
impidió que se pusieran en marcha medidas extremas por parte de
los sectores «ultras» del régimen y el Ejército no fue El coche oficial de Carrero Blanco en
movilizado.197 198
​ 199
​ 200
​ ​ El teniente general Carlos Iniesta el balcón de la Casa Profesa de
Cano, director general de la Guardia Civil, había cursado un Madrid, inmediatamente después del
telegrama a todas las comandancias para que reprimieran cualquier atentado.
manifestación «subversiva» «sin restringir en lo más mínimo el uso
de las armas de fuego».nota 3 ​ Fernández Miranda apoyado por el
ministro del Interior Carlos Arias Navarro y por el ministro militar más antiguo, el almirante Gabriel Pita da
Veiga, y contando además con el asentimiento del Jefe del Alto Estado Mayor, teniente general Manuel
Díez Alegría, obligó a Iniesta Cano a que retirara la orden.201 202
​ 203
​ ​Como ha señalado Javier Tusell, «si
el suceso sorprendió fue simplemente porque era en aquellos momentos una novedad que, por desgracia, en
los años siguientes no lo fue ya. ETA no había matado mediante atentado personal nada más que al
comisario Melitón Manzanas en el País Vasco, hacía ya bastante tiempo. [...] Los días que siguieron al
atentado de Carrero prolongaron la profunda impresión que su muerte había provocado en la sociedad
española».204 ​ «Es indudable que el Gobierno careció de noticias acerca de lo que verdaderamente se
preparaba», ha subrayado Luis Suárez Fernández.205 ​

Al día siguiente del asesinato se celebró una pequeña concentración de los «ultras» franquistas en el lugar
donde se había producido el atentado. Los asistentes portaban banderas de España, de Falange y de la
Comunión Tradicionalista. Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva, se dirigió a los reunidos para criticar la
pasividad del gobierno frente a la «subversión».197 ​ La capilla ardiente se instaló en el palacio de
Presidencia y el cardenal Tarancón ofició un misa corpore insepulto (a la salida grupos de «ultras» le
gritaron «¡Tarancón al paredón!»; dos ministros se indignaron con el jefe de los Guerrilleros de Cristo Rey
Mariano Sánchez Covisa a quien responsabilizaban de «aquel vergonzoso comportamiento en horas de
luto»).206 ​Al entierro, que se celebró en la tarde del 21 de diciembre, no asistió el general Franco, sino que
estuvo presidido por el príncipe Juan Carlos vestido con uniforme de la Marina (Franco «parecía
completamente abrumado. Era incapaz de comer y se encerró en su despacho»; «aquella noche del 20 al 21
no pudo conciliar el sueño»).207 196​ ​ Ese día se había celebrado un consejo de ministros presidido por
Franco para conceder el título póstumo de duque de Carrero Blanco al almirante asesinado. Franco se había
referido entre lágrimas al «horrendo crimen que ha costado la vida a nuestro presidente».195 ​El Caudillo sí
asistió al funeral celebrado en la mañana del sábado 22 en la iglesia de San Francisco el Grande. «Un
Franco visiblemente anciano —había cumplido poco antes los 81 años— y notablemente débil y lloroso,
daba la sensación de estar presidiendo los funerales de su propio régimen político», ha afirmado Borja de
Riquer. La ceremonia fue oficiada por el cardenal Tarancón, quien a la salida fue objeto de un intento de
agresión por parte de grupos «ultras», que además de insultar al cardenal también gritaban «¡Ejército al
poder!».208 ​ Durante la ceremonia el ministro de Educación Julio Rodríguez Fernández le había retirado
ostensiblemente el saludo al cardenal. Más tarde se ofrecería para encabezar un comando que entrara en
Francia y diera caza a los asesinos del almirante.195 202
​ ​Torcuato Fernández Miranda, como presidente del
gobierno en funciones, le obligaría a pedir perdón al cardenal-arzobispo de Madrid.209 ​

Con el atentado contra Carrero Blanco se abrió la crisis política más


grave de todo el franquismo, ya que había sido asesinada la persona
que había designado Franco para asegurar la supervivencia de su
régimen después de su muerte.198 ​ Laureano López Rodó,
entonces ministro de Asuntos Exteriores y desde hacía quince años
uno de los colaboradores más estrechos de Carrero, escribió en sus
memorias: «Me di cuenta de que su muerte ponía fin al régimen de
Franco. [...] Franco, sin Carrero, era otro Franco». El también Palacio de Villamejor, situado en el
ministro Gonzalo Fernández de la Mora consideró que ETA «no Paseo de la Castellana número 3,
pudo asestar un golpe más duro contra la continuidad del Estado sede de la Presidencia del Gobierno.
del 18 de julio».210 211 ​ ​ El propio comunicado de ETA Allí se instaló la capilla ardiente del
reivindicando el magnicidio decía: «Carrero garantizaba la almirante Carrero Blanco.
estabilidad y continuidad del Régimen de Franco».196 ​ Según el
historiador Julio Gil Pecharromán:212 ​

Con Luis Carrero Blanco moría el delfín, la figura de la máxima confianza de Franco,
destinado a asegurar la continuidad de la dictadura. Desaparecía también un militar con gran
prestigio en las Fuerzas Armadas y un político que no sólo parecía capaz de imponerse sobre
la división en las filas del Movimiento —ultras incluidos—, sino también de evitar que el
relevo en la Jefatura del Estado alterase, en sentido reformista, el rumbo marcadamente
continuista en que se basaba el principio del "todo atado y bien atado". En cierta forma, aquel
20 de diciembre dio inicio la Transición.

En el tradicional mensaje de fin de año emitido diez días después del atentado, el general Franco al referirse
a él dijo una frase que causó desconcierto por «inesperada y cruel»: «No hay mal que por bien no
venga».nota 4 ​ Según Javier Tusell la frase significaría que Franco tenía clara la idea de que «la muerte de
Carrero liquidaba también su equipo y era necesario producir un cambio importante en la totalidad de los
gobernadores [sic]. [...] Es muy posible que los juicios negativos acerca del Gobierno Carrero que se
produjeron en su entorno de El Pardo le llegaran a influir mucho».213 ​ Por otro lado, el asesinato de
Carrero Blanco influyó notablemente en el proceso 1001 contra los dirigentes de las clandestinas e ilegales
«comisiones obreras», pues el Tribunal de Orden Público que los juzgaba les impuso unas penas de prisión
muy duras, que llegaron a los veinte años para los «reincidentes».214 215 ​ ​ El 6 de enero de 1974 con
motivo de la celebración de la Pascua Militar Franco pronunció un discurso en el que tras referirse al dolor
por la muerte de Carrero, habló del terrorismo como de «una nueva forma de guerra» a la que acudía el
«marxismo» «porque encuentra una Europa débil».216 ​

La crisis final del franquismo (1974-75)


Como señalaron pocos meses después de la muerte de Franco Jorge de Esteban y Luis López Guerra, «la
situación de incapacidad estructural del Estado español para enfrentarse con las exigencias de la vida
moderna se hizo penosamente evidente en el bienio 1974-1975, al producirse la crisis mundial derivada,
entre otros factores, del súbito encarecimiento de la energía».217 ​

El gobierno de Carlos Arias Navarro y el «espíritu del 12 de febrero»


Véase también: Espíritu del 12 de febrero

Por influencia de su entorno familiar, Franco nombró en enero de


1974 a Carlos Arias Navarro presidente del Gobierno,nota 5 ​ lo que
supuso que los «tecnócratas» del Opus Dei quedaran
definitivamente excluidos.218 219
​ 220
​ ​ Según Jorge de Esteban y
Luis López Guerra cuando fueron apartados del poder «era ya
evidente que el modelo tecnocrático de pseudomordernización
parcial no conducía a ninguna parte... El hecho es que se quería el
desarrollo económico, pero no sus consecuencias sociales y
políticas».221 ​

Para formar su gobierno Arias recurrió a las «familias» del régimen,


intentando guardar un cierto equilibrio entre «inmovilistas» y
«reformistas» (entre estos últimos se encontraban Pío Cabanillas y
Antonio Barrera de Irimo al frente de los ministerios de
Información y Turismo y de Hacienda, respectivamente; entre los
Carmen Polo de Franco, esposa del
primeros, los «ultras» José Utrera Molina y Francisco Ruiz Jarabo, Generalísimo. En los años finales de
ministro-secretario general del Movimiento y ministro de Justicia, su vida el entorno familiar de Franco
respectivamente).222 223
​ 224
​ 225
​ 226
​ ​ Los sectores civiles y tuvo cada vez más influencia sobre
militares involucionistas, encabezados por el presidente de las él.
Cortes franquistas Alejandro Rodríguez de Valcárcel, presionaron a
Arias Navarro para que nombrara vicepresidente del Gobierno al
camisa vieja y exministro José Antonio Girón de Velasco, pero Arias Navarro se negó (al parecer Franco
llegó a considerar la posibilidad de nombrar a Girón presidente del gobierno).227 228
​ 229
​ ​ Por otro lado
Franco establecería una estrecha relación («paternal», según Paul Preston) con el ministro «ultra» Utrera
Molina. En enero de 1974, cuando Utrera le dijo que tenía la intención de emprender el rearme ideológico
del Movimiento, Franco le respondió: «En muchas ocasiones hemos incurrido en el error de haber bajado la
guardia».230 ​

De todas formas Arias Navarro carecía de proyecto político propio.222 223 ​ 231
​ ​ En un principio, pareció
que se alejaba de las posiciones «inmovilistas» y en el discurso de presentación del nuevo gobierno
pronunciado ante las Cortes franquistas el 12 de febrero de 1974, hizo ciertas promesas «aperturistas» —
asociaciones políticas «dentro» del Movimiento, elección «orgánica» de los alcaldes y presidentes de las
diputaciones provinciales, reconocimiento legal de los conflictos laborales—.223 232
​ ​ Arias Navarro habló
de proseguir la «continuidad perfectiva» del régimen, procurando el «ensanchamiento de los cauces de
participación» y buscando «nuevas fórmulas para dar proyección política al pluralismo real de nuestra
sociedad».233 ​ Y por primera vez en la historia del franquismo la «Cruzada» era calificada como «guerra
civil», aunque también se decía que «la legitimidad del 18 de julio no es susceptible de reinterpretación ni
de debate».234 ​ Según Paul Preston, el discurso fue escrito por dos miembros del grupo «reformista»
Tácito, Gabriel Cisneros y Luis Jáudenes, por encargo de su superior, el ministro «aperturista» de la
Presidencia Antonio Carro, quien por otro lado había situado a otros miembros del grupo como
subsecretarios en diferentes ministerios.230 ​ Según Luis Suárez Fernández, el texto fue elaborado por
Antonio Carro y por Pío Cabanillas y redactado finalmente por Cisneros.234 ​

Además, gracias a la política del ministro de Información y Turismo Pío Cabanillas —un hombre próximo a
Manuel Fraga Iribarne, cuya presencia en el gobierno fue vetada por el general Franco—211 ​ la prensa
gozó de un mayor margen de crítica, y la oposición «moderada» fue «tolerada» (los demócrata-cristianos
Joaquín Ruiz Giménez y Fernando Álvarez de Miranda; los liberales Joaquín Satrústegui y Joaquín
Garrigues Walker; el socialdemócrata Dionisio Ridruejo; o los socialistas Enrique Tierno Galván y Felipe
González).235 236​ 237
​ ​ «Fueron momentos de gran difusión e influencia de revistas de opinión claramente
democráticas, como Cambio 16 o Triunfo, y de diarios como Ya, Informaciones, Tele/eXprés o Diario de
Barcelona».238 ​ Por otro lado, Pío Cabanillas fue criticado por los «ultras» por haberse fotografiado
llevando una barretina en la mano durante una visita a Barcelona, ciudad a donde había viajado para
pronunciar dos discursos en los que defendió la «apertura» del régimen, lo que le valió un editorial muy
crítico del diario oficial del Movimiento Arriba.239 ​

Pero este nuevo «espíritu del 12 de febrero», como lo bautizó la prensa, sólo duró un par de semanas (de
hecho cuando el «ultra» Utrera Molina le explicó a Franco en qué consistía el «espíritu del 12 de febrero»,
este alarmado le dijo que «si el régimen permite que se ataque a su sustancial doctrina y sus servidores no
aciertan a defender lo fundamental, habrá que pensar en una cobarde voluntad de suicidio»).230 240 ​ ​A
finales de mes el obispo de Bilbao, monseñor Antonio Añoveros Ataún, era conminado a marcharse de
España por haber suscrito una homilía a favor de la «justa libertad» del pueblo vasco y de un sistema
político que fuese respetuoso con su «identidad específica». El gobierno consideró la pastoral un «grave
atentado a la unidad nacional». El cardenal Tarancón y la Conferencia Episcopal salieron en defensa de
monseñor Añoveros y negaron el derecho del gobierno a expulsar a un obispo, amenazando con la
excomunión al que dictara la orden. El papa Pablo VI respaldó a Tarancón y a Añoveros y al final tuvo que
intervenir el propio Franco para ordenar a Arias Navarro que diera marcha atrás. «El incidente fue
interpretado como una derrota política del gobierno que se había visto obligado a ceder ante la férrea
posición de la Iglesia y de la Santa Sede», señala Borja de Riquer.241 242​ 243
​ 244​ 245
​ ​ Que el gobierno
había caído en el «ridículo», como escribió en sus memorias el «tecnócrata» Laureano López Rodó, o
había dado «un paso en falso» y no había superado «la prueba de fuerza», como escribió el «reformista»
Manuel Fraga Iribarne, lo probaría que tres ministros estuvieron a punto de dimitir.246 ​
El 2 de marzo, solo unos días después del inicio del «caso
Añoveros», el anarquista catalán Salvador Puig Antich, condenado
a la pena capital en un consejo de guerra por haber causado la
muerte de un policía, era ejecutado a garrote vil (junto con el
polaco Heinz Chez acusado de haber matado a un guardia civil), a
pesar de las manifestaciones de protesta duramente reprimidas por
la policía y de las peticiones de clemencia procedentes de todo el
mundo (incluido el papa Pablo VI).241 242 ​ 247
​ ​ En las semanas
anteriores los sectores «ultras» habían presionado al Gobierno para
que no conmutara la pena, además de responsabilizarlo del
fortalecimiento de la oposición antifranquista y de los desórdenes
públicos que se habían producido. Desde 1966 no se había
aplicado en España la pena de muerte.232 248 ​ ​ Las protestas
internacionales por el caso de Puig Antich recordaban las
motivadas por el «proceso de Burgos» (1970) y por el juicio y
ejecución de Julián Grimau (1963).249 ​
Celda de la Cárcel Modelo de
El anacronismo y la soledad del franquismo se hicieron patentes Barcelona donde estuvo preso
cuando el 25 de abril de 1974 triunfó en Portugal un golpe militar Salvador Puig Antich antes de ser
que puso fin a la dictadura salazarista, la más antigua de Europa (y ejecutado a garrote vil.
tres meses más tarde caía la dictadura de los Coroneles de Grecia).
«Las dictaduras personalizadas parecían no sobrevivir a sus
fundadores» (Oliveira Salazar había muerto en 1970).250 ​ Una de las primeras medidas que tomó el
Gobierno fue ordenar el secuestro del número extraordinario de la revista Cuadernos para el Diálogo
dedicado a lo que acababa de suceder en Portugal (el titular de la portada decía: «Portugal, el fin de una
dictadura»).251 ​ Por su parte los «ultras» franquistas enseguida advirtieron de que lo que acababa de pasar
en Portugal no pasaría nunca en España y denunciaron a los «falsos liberales infiltrados» en el Estado y
atacaron el «aperturismo» de la prensa y el proyecto de ley de asociaciones del Movimiento.252 ​

La ofensiva del «búnker»

El 28 de abril de 1974 el diario Arriba publicaba un artículo del


exministro falangista José Antonio Girón de Velasco, uno de los
miembros más destacados del «búnker»,253 ​ en el que denunciaba
el «aperturismo» del gobierno de Arias Navarro por ser una
«traición» a los Principios del Movimiento Nacional (intentando
forzar su destitución Girón le había dicho a Franco en persona que
«Arias había traicionado al régimen»).254 ​ Fue llamado el
«gironazo». En el artículo Girón de Velasco se refirió a la victoria
franquista en la Guerra Civil para oponerse de forma muy agresiva
a cualquier cambio:255 256
​ ​

Lo que se pretende en nombre de no sé qué extraña libertad, Escudo franquista. El «búnker»


es olvidar el compromiso sagrado que contrajimos con el
lanzó una ofensiva contra el
pueblo español quienes un día nos vimos en el deber
«Espíritu del 12 de febrero» tras la
inexcusable de empuñar las armas y vimos morir a nuestros
mejores camaradas para que España siguiese viviendo. caída de la dictadura salazarista en
Olvidar esto... constituiría en nosotros una traición, y en Portugal.
quienes nos incitan con sus actos a ello, un crimen que no
perdonaremos.

Proclamamos el derecho de esgrimir frente a las banderas


rojas las banderas de esperanza y realidades que izamos el
18 de julio de 1936 aunque a ello se opongan los falsos
liberales o quienes, infiltrados en la Administración o en las
esferas del Poder, sueñan con que suene vergonzante la
campanilla para la liquidación en almoneda del Régimen de
Francisco Franco...

El «gironazo» fue muy aplaudido por todos los sectores «ultras» (Fuerza Nueva se sumó a la tesis de no
dejar en el olvido el «sacrificio de los muertos») y Girón no fue destituido ni como miembro del Consejo
del Reino ni del Consejo Nacional del Movimiento, lo que fue entendido como una tácita aprobación por
parte de Franco.257 258
​ ​El mismo día en que en las páginas de Arriba aparecía el artículo de Girón, Nuevo
Diario publicaba una entrevista con el teniente general Tomás García Rebull, otro destacado «ultra», en las
que decía que «como falangista no admito asociaciones de ninguna clase» porque «las asociaciones derivan
inevitablemente en partidos políticos y los partidos, para mí, son el opio del pueblo, y los políticos sus
vampiros». Además afirmaba que detrás del asesinato de Carrero Blanco había estado la masonería.
Preguntado en qué se basaba respondió: «Pues... en las cosas que veo. Muchas veces me pregunto: pero
bueno ¿de dónde viene esto? Y siempre digo: nada, masonería. Yo creo que hasta hemos exportado
masones».259 249
​ ​ Al parecer el artículo de García Rebull formaba parte de un plan de los generales
«ultras» para que Carlos Iniesta Cano, que estaba a punto de pasar a la reserva, reemplazara al «liberal»
Manuel Díez Alegría como jefe del Alto Estado Mayor y Ángel Campano ocupara la Dirección General de
la Guardia Civil que dejaría libre Iniesta Cano. A continuación se procedería a una purga de todos los
oficiales sospechosos de liberalismo. Tras ser informado por el ministro del Ejército Francisco Coloma
Gallegos de lo que se tramaba, el presidente del Gobierno fue a ver a Franco para que actuara o de lo
contrario dimitiría. «Franco, que consideraba el reglamento militar y las prioridades de antigüedad como
sacrosantas, respaldó a Arias e Iniesta fue obligado a retirarse en el momento correspondiente, el 12 de
mayo», ha afirmado Paul Preston.260 ​

Pocos días después del «gironazo» Gonzalo Fernández de la Mora, el ideólogo de los «tecnócratas»
inmovilistas, comparaba en ABC a Arias Navarro con el general Dámaso Berenguer cuyo gobierno «se
había limitado a asistir a la disolución del Estado y a su progresiva sustitución por el que preconizaban, no
el país, sino unas minorías frívolas o de resentidos contra la Dictadura [de Primo de Rivera]».261 ​ Por su
parte Blas Piñar en sus artículos en Fuerza Nueva calificó de «traidores» a los «aperturistas» y acusó al
gobierno de debilidad frente a la «subversión». En un acto público celebrado en la sede de Fuerza Nueva
fue más lejos que Girón al afirmar que «pese al parte de guerra a cuyo conjuro se depusieron las armas, la
guerra no ha terminado, y que la paz, por desgracia, empieza nunca y hay que ganarla con el esfuerzo de
todos».262 ​

Dos meses después del artículo de Girón en Arriba fue cesado el jefe del Estado Mayor, teniente general
Manuel Díez Alegría, considerado un «liberal» («un claro representante del sector más profesional y menos
político del ejército»),263 ​ después de un viaje oficial a Rumania donde se había entrevistado con el
dictador comunista Ceausescu, que mantenía relaciones estrechas con Santiago Carrillo, secretario general
del clandestino e ilegal Partido Comunista de España (con quien Díaz Alegría rechazó reunirse).264 265
​ ​
Franco se irritó cuando tuvo tuvo noticia del viaje.266 ​ «El cese tuvo lugar, en cierta manera, bajo los
efectos de los acontecimientos portugueses, es decir, ante el temor exagerado de que Díez Alegría se
convirtiese en un nuevo Spínola (uno de los militares que protagonizó la transición en el país vecino),
después de que desde las páginas de El Alcázar un articulista que ocultaba su nombre bajo el seudónimo de
"Jerjes" le dirigiese un duro ataque».267 ​ De hecho Díez Alegría había comenzado a recibir como regalo
monóculos, como los que utilizaba el general Spínola.268 ​ Pocos días antes el ministro «ultra» Utrera
Molina había reclamado la necesidad de «rearmar ideológicamente el sistema frente a la ofensiva de un
pensamiento desfigurador y disolvente de nuestras esencias y ante la realidad de una creciente
subversión».263 ​ Al año siguiente, los servicios de información del Ejército detenían a once oficiales
acusados de ser los dirigentes de la Unión Militar Democrática
(UMD), una organización clandestina militar fundada en agosto de
1974 en Barcelona que, siguiendo el modelo portugués, intentaba
que los oficiales más jóvenes del Ejército apoyaran un cambio
democrático en España —pero su alcance fue extremadamente
reducido y sólo consiguió el apoyo de unos doscientos cincuenta
tenientes, capitanes y comandantes—.269 270 ​ 271
​ ​ Entre los
detenidos se encontraban los que parecían ser los dirigentes de la
UMD, los comandantes Julio Busquets y Luis Otero.272 ​ Fue muy
El dictador comunista rumano sintomática «la apresurada ola de declaraciones en que se negó toda
Ceaucescu junto a Santiago Carrillo, importancia» al hecho. Más directo fue el jefe del Alto Estado
secretario general del Partido Mayor, teniente general Carlos Fernández Vallespín, que afirmó
Comunista de España. La entrevista que para «no ir con rodeos, e ir al fondo de la cuestión, desde que
con Ceaucescu en Bucarest del Jefe ocurrió la revuelta de Portugal, ha habido elementos que han
del Estado Mayor, teniente general soñado hacer aquí un 25 de abril».273 ​
Manuel Díez Alegría, motivó su
destitución. Díez Alegría se negó a
entrevistarse con Carrillo.

La sensación de que se estaba asistiendo a la crisis agónica y


final del franquismo se acentuó en julio de 1974 cuando el
general Franco fue hospitalizado a causa de una tromboflebitis,
lo que le obligó a ceder temporalmente sus poderes al príncipe
Juan Carlos (quien asumiría la Jefatura del Estado durante
cuarenta y seis días).274 275
​ ​ La decisión del médico personal
de Franco Vicente Gil de hospitalizarlo molestó al yerno del
Caudillo porque no se le consultó (el marqués de Villaverde, El presidente del gobierno Carlos Arias
también médico, en aquel momento se encontraba en Filipinas, Navarro visita al general Franco. La
a donde había viajado por motivos profesionales 276 ​ y donde fotografía está fechada el 23 de octubre
también había asistido al certamen de Miss Mundo). 277 ​ Se de 1975, pero puede corresponder a una
temió por su vida y un sacerdote le dio la extremaunción. Pero visita del año anterior cuando Franco
logró recuperarse 278 263
​ ​y 15 de agosto salió del hospital para estaba hospitalizado.
pasar unos días de descanso en el Pazo de Meirás. El 28
recibió al ministro «ultra» Utrera Molina, quien le habló de
unos supuestos planes para incapacitarlo por lo que era urgente que recuperara sus poderes. Franco estuvo
de acuerdo (la consideró una «pretensión miserable») y le respondió: «Yo no soy un dictador que se aferra
a no perder prerrogativas, pero no es la primera vez que España me pide mi sacrificio. Pasado un tiempo
prudencial, y hechas las rectificaciones que considero inaplazables, reconsideraré mi decisión. [...] No
olvide que, en último término, el Ejército defenderá su victoria» (Utrera también le habló de la posibilidad
de que don Juan Carlos introdujera cambios radicales tras su muerte, a lo que Franco respondió: «Cuando
yo muera todo será distinto pero existen juramentos que obligan»).279 280 ​ ​ El 30 de agosto, tras la
celebración del consejo de ministros en el Pazo de Meirás presidido por don Juan Carlos, el ministro de la
Gobernación José García Hernández le dijo a Franco: «Mi general, es hora de que aligere sus
responsabilidades y deje el timón en otras manos». «Usted sabe que eso no es posible», le respondió
Franco. Tres días después se hacía pública la reasunción de sus poderes.281 ​El príncipe Juan Carlos recibió
la noticia cuando estaba cenando en Mallorca con su padre, don Juan de Borbón, y con otras personas y se
irritó por la forma en que se había llevado a cabo y porque nadie le había avisado.282 ​ De fondo estaba la
crisis que se estaba gestando en la colonia del Sáhara Occidental por la pretensión de Hasán II de
incorporarlo al Reino de Marruecos (había proclamado el año 1974 como el de «la liberación del Sáhara»).
Este fue uno de los motivos que más tarde alegó Franco para recuperar sus poderes.283 ​
Durante los dos meses que estuvo convaleciente los «ultras»
volvieron a sacar a colación la candidatura a la sucesión de Franco
de Alfonso de Borbón y Dampierre, casado con la nieta mayor del
Caudillo, por lo que también contaba con el apoyo de la familia (la
ley le permitía al Generalísimo revocar su decisión de 1969 en
favor de don Juan Carlos).284 ​ De hecho el marqués de Villaverde,
suegro de don Alfonso, le dijo a Vicente Gil, que había insistido
ante Franco para que firmara la cesión temporal de la Jefatura del
Estado: «¡Qué flaco servicio que has hecho a mi suegro! ¡Vaya
buen servicio que has hecho a ese niñaco de Juanito!» (el marqués
consiguió que Vicente Gil fuera sustituido por el doctor Vicente
Pozuelo Escudero como doctor personal de Franco; una de las
primeras decisiones que tomó Pozuelo fue anunciar oficialmente
El duque de Cádiz (título otorgado que Franco padecía la enfermedad de Parkinson).285 ​ Por su parte
por Franco) Alfonso de Borbón los embajadores francés, alemán y británico informaban a sus
Dampierre, casado con la nieta respectivos gobiernos de que no veían posible la continuidad de la
mayor del Caudillo María del Carmen dictadura tras la muerte de Franco, por lo que habían iniciado
Martínez Bordiu Franco, en 1963. Su contactos con la oposición democrática moderada. El único aliado
total adhesión al régimen franquista que le iba quedando al régimen era Estados Unidos, país muy
lo convirtió en candidato de los interesado en la renovación del tratado del uso de las bases militares
"ultras" para que Franco revocara su y en que España no se desestabilizara tras la desaparición del
decisión de 1969 de nombrar como Caudillo por lo que apostaban por la continuidad que supondría la
su sucesor al príncipe Juan Carlos. Monarquía de Juan Carlos.286 ​
La alternativa de don Alfonso
también contaba con el apoyo de la El 13 de septiembre, a los pocos días
familia del Generalísimo. de reasumir sus poderes Franco, se
producía un brutal atentado de ETA
que causaba la muerte a 12 personas
—y hería a más de 80—, todas ellas civiles. Habían colocado una bomba en la
cafetería Rolando de la calle del Correo de Madrid, al lado de la Puerta del
Sol, que solían frecuentar policías de la cercana Dirección General de
Seguridad.287 288
​ 289
​ ​ Franco comentó a su médico cuando recibió la noticia:
«o se acaba con ellos, o ellos acaban con nosotros».289 ​ El atentado de la Logo del grupo «ultra»
cafetería Rolando fue utilizado por la extrema derecha para presionar al Fuerza Nueva, que se
gobierno, cuyo presidente se defendió criticando la actitud de «algunos opuso radicalmente a
sectores, proclives a anclarse en la nostalgia». Le respondió el líder de Fuerza cualquier intento de
Nueva Blas Piñar con un artículo titulado «Sr. Presidente», publicado el 27 de "apertura" del
septiembre en la revista del mismo título (entonces de poca difusión)289 ​, en el franquismo.
que le decía (se habló del «piñarazo», por su semejanza con el «gironazo» del
28 de abril):290 291
​ ​

Señor presidente, nos autoexcluimos de su política. [...] No podemos, después de lo que usted
ha dicho, colaborar con usted, ni siquiera en la oposición... Nosotros no queremos obedecerle
ni acompañarle. Pero fíjese bien en quienes le acompañan y a dónde le acompañan. Piense si
le dirigen o le empujan. Y no se lamente al final si contempla cómo este tipo de
democratización que tanto urge se levanta sobre una legión de cadáveres, de los que son
anuncio y adelanto, cuando esa democratización se inicia, los que sacaron de los escombros, el
13 de septiembre, del corazón mismo de la capital de España.

Unas semanas después era la Confederación Nacional de Excombatientes, presidida por Girón, la que
presentaba a sus integrantes como «combatientes de España». «Partimos del hecho irrevocable del 18 de
julio de 1936... No somos excombatientes. Somos combatientes de España y de la revolución nacional. [...]
Por todo ello aspiramos a que el régimen político al que somos fieles cumpla con su compromiso
revolucionario. En este orden es posible la paz. Pero sin justicia, la paz no es posible ni deseable». El 16 de
noviembre era el propio Girón el que en nombre de la Confederación volvía a emplear tonos amenazantes:
«Nos incumbe la misma responsabilidad que por razones de honor nos echó al monte en 1936. [...] Nos
impulsa el deber de cerrar el paso a quienes quieren arrebatarnos la victoria».292 ​ El 27 de noviembre los
recibió Franco en el Palacio de El Pardo, con Girón al frente, y el Caudillo les dijo: «Estáis en activo y en
activo servicio, y estáis prestando a la Patria uno importantísimo, cual es la vigilancia de la paz, la
confirmación de esta paz y la unión nacional». Y les recomendó: «Cerrad filas, conservarlas incólumes,
conservad el espíritu combativo».293 ​

La presión del búnker consiguió que el «reformista» Pío Cabanillas fuera destituido el 29 de octubre (para
«equilibrar» su gobierno Arias Navarro intentó que también fueran cesados los ministros «ultras» Utrera
Molina y Ruiz Jarabo, pero Franco se negó porque ambos eran «muy leales»).294 ​ Se rumoreó que los
«ultras» habían hecho llegar a Franco un extenso dossier con fotos de mujeres en bikini de revistas
españolas hábilmente intercaladas con fotos de revistas eróticas extranjeras, junto con informaciones sobre
el caso Reace,295 ​ en el que aparecía involucrado Nicolás Franco, de lo que se hacía responsable al
ministro. Esto último es lo que al parecer más irritó a Franco. «¿De qué sirve que todos digan que
Cabanillas es muy listo si no ha podido evitar que el nombre de mi hermano aparezca en la prensa? A
Cabanillas no quiero verlo más en un consejo de ministros», se asegura que dijo.296 297 ​ ​ La salida de
Cabanillas del gobierno provocó un hecho insólito en la historia del franquismo, ya que en solidaridad
dimitieron Antonio Barrera de Irimo, el otro ministro «reformista», y varios altos cargos de la
Administración de la misma tendencia, muchos de los cuales serían protagonistas destacados de la
transición democrática (Francisco Fernández Ordóñez, Marcelino Oreja, Juan Antonio Ortega y Díaz
Ambrona, Juan José Rosón, etc.).298 299 ​ 294
​ 279
​ ​ «No cabe duda de que el relevo de Cabanillas, que
arrastró a todo un equipo, fue decisión del propio Franco», asegura Luis Suárez Fernández.300 ​ Por otro
lado, tras la salida de Pío Cabanillas del Ministerio de Información y Turismo la política del Gobierno
respecto a la prensa se endureció y este recurrió con frecuencia «a sus prerrogativas para suspender un
periódico o exigir la retirada de un artículo».301 ​

La destitución de Cabanillas y la «catarata de dimisiones» que le


siguieron,279 ​ supuso el fin del proyecto «reformista» en vida de
Franco y confirmó la ruptura en el seno de la elite política
franquista, lo que se pudo comprobar en diciembre cuando se
aprobaron las asociaciones políticas «dentro» del Movimiento,302 ​
ya que la mayoría de los «reformistas» las rechazaron.303 304​ ​ El
Estatuto de Asociaciones finalmente aprobado (el 16 de diciembre
de 1974, por 95 votos a favor y 3 abstenciones)305 ​ había sido
Palacio de El Pardo, residencia
elaborado por José Utrera Molina, que había retomado el proyecto
oficial del Generalísimo Franco.
de diez años antes de José Solís Ruiz, descartando Arias el
proyecto presentado por el «aperturista» Antonio Carro que no
contemplaba el control de las asociaciones por el Movimiento.
Además en el Estatuto que se aprobó se impedía que las asociaciones pudieran tener un carácter regional,
pues se exigía que contaran con el apoyo de al menos 25  000 personas residentes como mínimo en 15
provincias.306 279
​ 307
​ ​«Para conseguir la aprobación del texto fue necesario gestionar un visto bueno muy
explícito de Franco, prueba de que, a pesar de su estado, seguía siendo la instancia decisoria e inapelable»,
ha afirmado Javier Tusell.308 ​ De hecho, para disuadirle de la oposición que había manifestado se le
entregó una Nota titulada Garantías contenidas en el proyecto de Estatuto del Derecho de Asociación
Política en el que se hacía hincapié en que todos sus artículos cumplían «los Principios del Movimiento
Nacional y demás Leyes Fundamentales».309 ​ En su tradicional mensaje de fin de año Franco dijo que las
Asociaciones abrían «una nueva e ilusionada expectativa que va a ofrecer a todos los españoles de buena y
limpia intención la oportunidad de una más activa participación política» y también invocó «la necesidad de
mantenermos unidos». «Hemos caminado juntos en momentos mucho más críticos que los actuales y los
hemos superado siempre con voluntad integradora, con confianza y, sobre todo, con esa fe y amor a la
Patria que nos hacía olvidarnos de todo para mantener, a toda costa, la unidad».310 ​

Los «ultras» también impugnaron las asociaciones por los motivos opuestos. El 20 de diciembre
organizaron una concentración ante la iglesia de los Jerónimos, donde se celebraba un funeral por Carrero
Blanco al que asistían don Juan Carlos y el gobierno en pleno, en la que los participantes lanzaron gritos de
«¡No queremos apertura, queremos mano dura!» o «¡Viva el 18 de julio, muera el 12 de febrero!»,
acompañados del consabido «¡Tarancón al paredón!» (Arias Navarro fue recibido a su llegada con el grito
«¡Mantequilla, mantequilla!»).311 ​ En un discurso pronunciado ante las cámaras de televisión el 27 de
febrero de 1975, que sería conocido como el de «la lucecita de El Pardo», el presidente Arias Navarro
enterró definitivamente el nuevo «espíritu» anunciado un año antes:312 313
​ ​

Yo, a todos los que puedan albergar esa duda sobre posibles flaquezas y desalientos, les daría
el modo de disipar su duda inmediatamente: que se acerquen al palacio de El Pardo. Que hay
una lucecita siempre encendida en el despacho del Caudillo, donde el hombre que ha
consagrado toda su vida al servicio de España sigue, sin misericordia para consigo mismo,
firme al pie del timón marcando el rumbo de la nave...

El impacto de la «crisis del petróleo» y el aumento de la conflictividad


social y política

A finales de 1973 había comenzado la crisis económica


internacional motivada inicialmente por la brutal subida del precio
del petróleo (pasó de 3 dólares el barril a 11,6), pero el gobierno de
Arias Navarro se limitó a subvencionar el precio de la gasolina y
del gasóleo para evitar que el incremento repercutiera en los
consumidores, lo que no impidió que el precio aumentara un 70 %,
y además provocó que creciera el déficit comercial, ya de por sí
muy alto, pues al no haberse reducido el consumo las
importaciones de petróleo siguieron aumentando (a diferencia de lo
que estaban haciendo los países de la Comunidad Económica
Europea que habían adoptado medidas de ahorro energético).
Además la balanza de pagos pasó de un superávit de 500 millones
en 1973 a un déficit de 3268 millones en 1974, con lo que las
reservas de divisas se redujeron considerablemente (habían caído
los ingresos por turismo y se habían reducido las inversiones Billete de mil pesetas emitido en
extranjeras). El crecimiento del PIB se ralentizó (se pasó del 8 % en 1971.
1973, al 5,7  % en 1974 y al 1,1  % en 1975) y la inflación se
disparó (del 11,2 % de 1973, que ya era muy alto —el doble de la
media de los países de la OCDE—, se pasó a 15,7 % en 1974 y al 17 % en 1975), provocando el inicio del
fenómeno económico conocido como «estanflación».314 ​ Además, como la crisis también afectaba al resto
de países europeos muchos emigrantes perdieron sus trabajos y se vieron obligados a volver a España, con
el consiguiente incremento del desempleo.315 ​ El gobierno no tomó las medidas de ajuste necesarias
«porque hubieran significado el bloqueo de los salarios y el aumento del paro en momentos en que
necesitaba la mayor popularidad posible», asegura Luis Suárez Fernández.316 ​
El deterioro de la situación económica se tradujo en un aumento de la conflictividad social. El número de
huelgas se quintuplicó respecto a 1970, a pesar de no estar reconocido el derecho de huelga (según las
cifras oficiales, en 1974 hubo 2290 huelgas y en 1975 3156, el número más alto de toda la historia del
franquismo).317 ​ Pero los huelguistas no sólo demandaban aumentos salariales o mejoras en las
condiciones de trabajo, sino que cada vez con más frecuencia reclamaban la libertad sindical, el
reconocimiento del derecho de huelga y el fin de los despidos y de la represión (muchos trabajadores
habían perdido sus empleos por secundar las huelgas: unos 25  000 en 1974; otros incluso habían sido
detenidos y encarcelados por «actividades ilegales»).318 319
​ ​ Abundaban las huelgas por solidaridad con
otros trabajadores en conflicto con sus empresas. 320 ​ También hubo huelgas generales en determinadas
ciudades (como Pamplona en enero de 1975 en solidaridad con los trabajadores de Potasas de Navarra),
comarcas (como la del Baix Llobregat en julio y diciembre de 1974) o provincias (el 11 de diciembre de
1974 en Vizcaya y Guipúzcoa). Las huelgas solían ir acompañadas de otras formas de movilización como
la ocupación de los centros de trabajo; las asambleas y los encierros en iglesias, universidades y locales de
la Organización Sindical; las marchas de protesta; huelgas de hambre; etc. Y recibían muestras de
solidaridad de los más diversos sectores sociales (declaraciones públicas, lectura de manifiestos, conciertos
o fiestas populares alternativas, etc.). Los informes internos de las autoridades franquistas mostraban su
preocupación. En uno del gobierno civil de Barcelona se decía: «los grupos de oposición, aunque son
reducidos en comparación con la masas trabajadora, se encuentran día a día más potenciados entre sus
compañeros y hacen sentir cada vez más influencia». Pero la única respuesta que sabían dar era la
represión: entre 1969 y 1975 veinte trabajadores resultaron muertos por disparos de las fuerzas de orden
público.321 ​

La conflictividad no se redujo al ámbito laboral, sino que


también se produjo en el universitario, el vecinal, el
profesional y el cultural. En aquellos años el movimiento
estudiantil incrementó su activismo hasta el punto de que se ha
afirmado que el régimen perdió «la batalla de la universidad».
«La institución vivía en una constante anormalidad, que
implicaba la frecuente entrada policial en los recintos y el
cierre de centros y universidades enteras, como el indefinido
de la de Valladolid (febrero de 1975)». Al de los estudiantes se
sumó el movimiento de los profesores no numerarios (PNNs) El centro de Madrid en 1974. El gobierno
que a principios de 1975 se pusieron en huelga, logrando de Carlos Arias Navarro no tomó ninguna
paralizar la vida académica el resto del curso 1974-1975. medida de ahorro energético ante la crisis
Reclamaban estabilidad laboral, mejoras salariales y la del petróleo de 1973. Al contrario.
participación en la gestión de las universidades, que debían Subvencionó el precio de la gasolina para
alcanzar una auténtica autonomía.322 ​ También tomó impulso evitar las posibles protestas, con lo que
el movimiento vecinal, especialmente en los barrios de las las importaciones de petróleo no se
grandes ciudades y en las localidades de sus áreas redujeron y se incremento del déficit
metropolitanas, muchas de las cuales, por ejemplo, aún tenían comercial.
la mitad de sus calles sin asfaltar. El número de las
asociaciones de vecinos creció de forma notable y también las
protestas y las movilizaciones que organizaban, con frecuencia dirigidas a conseguir ayuntamientos
democráticos (los alcaldes no eran elegidos, sino nombrados directa o indirectamente por el gobierno).
Muchas asociaciones fueron suspendidas durante varios meses por orden del gobierno.323 ​

Los colegios profesionales también se mostraron cada vez más críticos. Entre ellos destacaron los colegios
de Abogados, con el Colegio de Abogados de Madrid presidido por Antonio Pedrol Rius al frente, que
reclamaban un régimen de libertades y la instauración de un Estado de derecho en España. Ya en 1970 el
Congreso de la Abogacía celebrado en León lo había reivindicado. Los colegios de licenciados se
movilizaron algo más tarde, pero en 1974 triunfó en el Colegio de Licenciados de Madrid una candidatura
patrocinada por los clandestinos PCE y PSOE.324 ​

Asimismo fue notable la movilización del mundo cultural. Intelectuales, artistas, profesores, profesionales,
actores, cantantes, etc. protagonizaron huelgas y encierros, además de firmar manifiestos en favor de la
libertad. «Se atrevieron a aparecer en público como los claros opositores a la dictadura, a pesar del riesgo
de ser objeto de detenciones, multas y marginación de los medios de comunicación públicos (televisión,
radio)». Esto fue acompañado de la proliferación de publicaciones y de libros que defendían la democracia,
hasta el punto que el «proceso de deslegitimación cultural del franquismo, ya iniciado a finales de la década
de 1960, adquirirá en los setenta un ritmo muy rápido de forma que cuando se produzca la muerte del
dictador, el pensamiento crítico democrático era claramente hegemónico en el mundo de la alta cultura. [...]
En 1975 había un auténtico abismo entre la cultura de la España oficial y las pautas culturales de la España
real».325 ​

Pocos meses después de la muerte de Franco Jorge de Esteban y Luis López Guerra atribuyeron la alta
conflictividad social, más que al impacto de la crisis económica, a «la falta de adecuación de las
instituciones estatales a la actual estructura económico-social. Un país pluralista socialmente,
industrializado, no puede ser gobernado de igual manera que un país subdesarrollado económicamente,
socialmente estancado... De ahí que al no haberse resuelto los problemas clave [el constitucional, las
relaciones Iglesia-Estado, el fiscal, la integración social, la integración regional, etc.] haya surgido un
deterioro en la convivencia entre los españoles».326 ​

Por otro lado, los historiadores han debatido hasta qué punto la creciente conflictividad laboral y social fue
decisiva en la crisis final de la dictadura franquista. Borja de Riquer ha afirmado que «la continua
transgresión de la legalidad y del orden público, la denominada "subversión", era atajada exclusivamente
con políticas represivas, que incrementaban aún más la desestabilización política del gobierno de Arias
Navarro. De este modo, la movilización social influyó de forma harto decisiva en la crisis final del
franquismo al deteriorar la imagen del gobierno y del régimen, tanto en el interior como a nivel
internacional, y aumentar sus disidencias internas, al tiempo que ayudaba a incrementar la politización
antifranquista de una parte de la sociedad española».327 ​

El crecimiento de la oposición antifranquista

Aunque entre la mayoría de la población persistía una amplia pasividad política, fomentada durante décadas
por la dictadura franquista,328 ​ el aumento considerable de la conflictividad social y política, no sólo entre
los trabajadores, sino también en la universidad, el mundo de la cultura, el entorno vecinal e incluso en el
ámbito eclesiástico católico, «se tradujo en una apreciable ampliación de la oposición democrática que, pese
a la persistente y dura represión gubernamental, incrementó su apoyo social».329 ​ En una encuesta
realizada en 1974 el 60  % de los preguntados prefería un gobierno elegido democráticamente.330 ​ Una
prueba del crecimiento de la oposición fue el número de causas incoadas por el Tribunal de Orden Público
que experimentó un crecimiento espectacular, pues se pasó de 1695 en 1972 a 2382 en 1974 y 4317 en
1975. Además los tribunales militares entre 1974 y 1975 procesaron a 305 civiles. Todos ellos habían sido
juzgados por ejercer las libertades de expresión, de asociación y de manifestación reconocidas en un
cualquier Estado democrático.331 ​ La organización Justicia y Paz, presidida por Joaquín Ruiz Giménez,
exministro franquista y fundador de Cuadernos para el Diálogo, lanzó un campaña en favor de la amnistía.
En 1974 ya había recogido 160 000 firmas de apoyo.331 ​

Conforme se veía más cercana la muerte del general Franco, se fue registrando entre la oposición
antifranquista la convergencia hacia la unificación de sus diversas propuestas para acabar con la dictadura,
lo que nunca había ocurrido en toda su historia.332 333
​ ​ El modelo que se siguió fue en gran medida el de
la Assemblea de Catalunya, una plataforma unitaria
creada en Barcelona en noviembre de 1971 que agrupaba
a todos los partidos y organizaciones de la oposición
antifranquista catalana sin excluir a los comunistas (PSUC
en Cataluña). Además su lema reivindicativo «Llibertat,
Amnistia i Estatut d'Autonomia» sería adoptado por toda
la oposición.334 ​ En 1974 ya estaba presente en cuarenta
localidades catalanas y se habían adherido a ella más de
cien grupos y entidades (de hecho la detención en dos
ocasiones de los miembros de su Comisión Permanente,
113 personas en octubre de 1973 y 67 en septiembre de
1974, no la habían debilitado, lo que le permitió impulsar
Interior de la Iglesia de San Agustín del barrio
las campañas «Per què de l'Estatut de 1932» o «Volem
de El Raval de Barcelona donde el 7 de
ajuntaments democràtics» ['Queremos ayuntamientos noviembre de 1971 se constituyó la Asamblea
democráticos']).335 ​ de Cataluña. El uso de edificios religiosos por
la oposición antifranquista fue uno de los
motivos del conflicto del régimen franquista
con la Iglesia católica.

Así el 29 de julio de 1974 (cuando Franco estaba hospitalizado)


Santiago Carrillo, secretario general del clandestino Partido
Comunista de España (en aquellos momentos con gran diferencia el
partido antifranquista de mayor implantación en España, mucho
Cartel de la Junta Democrática mayor que la del PSOE),336 ​ presentó en París la Junta
fundada en París en julio de 1974. Democrática —el primer fruto del proceso de convergencia de la
oposición de ámbito estatal— en la que además del PCE (que
concretaba así su propuesta del «pacto por la libertad» formulada
en 1970) 337 338
​ ​ se integraron el Partido Socialista del Interior de Enrique Tierno Galván —que pronto
comenzaría a llamarse Partido Socialista Popular—, el Partido Carlista —sector del carlismo que había
derivado hacia el «socialismo autogestionario» defendido por Carlos Hugo de Borbón Parma— y dos
destacados monárquicos «juanistas», Antonio García Trevijano y Rafael Calvo Serer —que al parecer
fueron los promotores de la idea, después de que fracasara su intento de que don Juan de Borbón hiciera
unas declaraciones de ruptura total con el régimen franquista (y, de forma indirecta, con su hijo, el príncipe
Juan Carlos, sucesor de Franco)—339 340​ 341​ ​así como algunos grupos de la extrema izquierda comunista,
como el Partido del Trabajo de España, y también las «comisiones obreras», cada vez más bajo la órbita del
PCE. El programa de la Junta Democrática se basaba en la «ruptura democrática» con el franquismo
mediante la movilización ciudadana (su modelo era el proceso que se había seguido en 1930-1931 para
acabar con la Monarquía de Alfonso XIII).342 343 ​ ​ En el interior de España la Junta Democrática fue
presentada clandestinamente en un hotel de Madrid en enero de 1975. Su propósito era la formación de un
gobierno provisional que restableciese las libertades, concediera una amplia amnistía para todos los presos
políticos, decretara la separación Iglesia-Estado y convocara un referéndum sobre la forma de gobierno,
monarquía o república.344 345​ ​

Sin embargo, el PCE no consiguió integrar en su «organismo unitario» a las fuerzas de oposición que no
estaban dispuestas a aceptar la hegemonía comunista —con el PSOE y el Equipo de la Democracia
Cristiana a su frente—346 ​ y que además discrepaban con los integrantes de la Junta Democrática en un
asunto fundamental: que estaban dispuestas a aceptar la monarquía de Juan Carlos si esta conducía al país
hacia un sistema político plenamente democrático —frente al rechazo del «sucesor de Franco» por parte de
la Junta Democrática—. Estos grupos acabaron constituyendo su propio organismo unitario en junio de
1975, llamado Plataforma de Convergencia Democrática, integrada por el PSOE —que acaba de renovar
su programa y su dirección en el Congreso celebrado en octubre de 1974 en Suresnes, del que había salido
elegido como nuevo secretario general un joven abogado laboralista sevillano, Felipe González, en
sustitución del veterano Rodolfo Llopis— y el Equipo de la Democracia Cristiana encabezado por José
María Gil Robles (el viejo líder de la CEDA de los tiempos de la República) y Joaquín Ruiz Giménez,
además del PNV, el grupo de socialdemócratas del exfalangista Dionisio Ridruejo, y de varios grupos
comunistas de extrema izquierda, como el Movimiento Comunista de España (MCE) y la Organización
Revolucionaria de Trabajadores (ORT).342 ​ En lo que la Plataforma se mostraba más radical que la Junta
Democrática era en el reconocimiento del «derecho de autodeterminación» de las «nacionalidades y
regiones con personalidad étnica, histórica o cultural propia». La Junta Democrática se limitaba a incluir en
su programa el «reconocimiento, bajo la unidad de España, de la personalidad política de los pueblos
catalán, vasco y gallego y de las comunidades regionales que lo pidan democráticamente».347 ​

Uno de los dilemas que se le presentaron a la oposición democrática fue qué posición adoptar sobre los
atentados terroristas de ETA, que en 1974 y 1975 asesinó a treinta y cuatro personas, de ellas dieciocho
eran policías y guardias civiles y dieciséis civiles (de hecho dentro de la propia organización también se
había abierto el debate sobre el papel de la violencia en la lucha antifranquista que condujo a la división
entre «milis» y «poli-milis» tras el brutal atentado de la cafetería Rolando de Madrid del 13 de septiembre
de 1973). La mayoría de las fuerzas democráticas vascas y españolas no estaban de acuerdo con la «lucha
armada», al mismo tiempo que denunciaban la violencia de la represión de la dictadura franquista. Sin
embargo, eran conscientes del apoyo popular que tenía ETA entre ciertos sectores sociales vascos,
especialmente tras el «juicio de Burgos» de diciembre de 1970. «Con no pocas ambigüedades», la posición
que adoptaron fue evitar condenar el terrorismo de ETA.348 ​ Sin embargo, el PCE sí condenó el asesinato
de Carrero Blanco y la condena aún fue más dura tras el atentado de la cafetería Rolando, aunque ETA no
reconoció ser la autora hasta años después.349 ​

Por otro lado, Javier Tusell ha señalado que en estos años finales del franquismo surgió «una especie de
zona intermedia» entre la oposición «moderada» y el sector «reformista» del régimen «en la que figuraban
personas que desde el régimen querían llegar a la democracia u opositores que, porque deseaban esa vía
reformista, en sustancia no diferían en exceso de sus supuestos adversarios. Todo este mundo intermedio
jugó un papel muy importante en la transición española hacia la democracia». Según Tusell, el grupo
«Tácito», creado a mediados de 1973, sería el más significativo de esta «zona intermedia».350 ​ Dentro del
grupo Tácito se encontraban Fernando Álvarez de Miranda, Luis Apostua o Íñigo Cavero.351 ​

La agonía final de la dictadura

A principios de marzo de 1975 Arias Navarro remodeló su gobierno aprovechando la dimisión del
vicepresidente y ministro de Trabajo Licinio de la Fuente (que había renunciado a su cargo por la oposición
del presidente a que se regularan los conflictos laborales, lo que incluía un tímido reconocimiento del
derecho de huelga).352 353
​ ​ Amenazándolo con la dimisión, Arias Navarro consiguió por fin que Franco
aceptara la salida del gobierno de los dos ministros «ultras» José Utrera Molina y Francisco Ruiz Jarabo,
siendo sustituido el primero por el «aperturista» Fernando Herrero Tejedor, cuyo hombre de confianza era
Adolfo Suárez que ocupó la vicesecretaría.354 353 ​ 304
​ 355
​ ​ De esta forma se «acentuó el carácter
políticamente neutro, aunque favorable al aperturismo moderado» del gobierno. Pero en junio fallecía en
accidente de automóvil Herrero Tejedor y para sucederle Arias nombró, por insistencia de Franco,356 ​ a
José Solís Ruiz, que había dejado atrás el «aperturismo».312 357 ​ 358
​ ​ Pocas semanas después Girón y
Rodríguez de Valcárcel, en connivencia con el "círculo de El Pardo", hicieron un último intento ante
Franco para que destituyera a Arias Navarro o por lo menos que prolongase el mandato de Rodríguez de
Valcárcel como presidente del Consejo del Reino y de las Cortes. «Pero Franco ya apenas tenía capacidad
de reacción y fue incapaz de tomar ninguna medida».359 ​ Arias
Navarro se planteó dimitir —llegó a redactar la carta de renuncia al
cargo con fecha de 25 de julio—, pero fue disuadido por los
ministros Solís y José García Hernández.360 ​

Solís fue el que se encargó de desarrollar el decreto-ley de


asociaciones en el seno de «la comunidad del Movimiento» y en
agosto abrió el Registro Nacional de Asociaciones —la
«ventanilla»— al que se presentaron la Unión del Pueblo Español,
asociación montada desde el gobierno, con el propio Solís como
principal promotor y con Adolfo Suárez, hombre de confianza del
fallecido Herrero Tejedor, como presidente (inicialmente se había
llamado Alianza para el Pueblo, AP, y aspiraba a ser la
continuadora del Movimiento Nacional por lo que sus estatutos
fueron presentados al propio Franco)361 ​; Unión Nacional
Española, encabezada por el tradicionalista Antonio María de
Oriol; Frente Institucional, presidido por Ramón Forcadell; Frente Licinio de la Fuente, ministro de
Nacional Español, presidido por el falangista camisa vieja Trabajo entre 1969 y 1975.
Raimundo Fernández Cuesta; Reforma Social Española,
encabezada por el falangista Manuel Cantarero; Unión
Democrática Española, presidida por el católico conservador Federico Silva Muñoz; la Asociación
Nacional para el Estudio de los Problemas Actuales (ANEPA), encabezada por el también católico
Leopoldo Stampa; y la Asociación Proverista, presidida por Manuel Maysounave.362 363​ ​

Por su parte el sector «reformista» no aceptó el estrecho marco que ofrecían las asociaciones dentro de la
«comunidad del Movimiento» y optó por fundar sociedades de estudios, embrión de futuros partidos
políticos. La más importante fue FEDISA (Federación de Estudios Independientes) fundada por Manuel
Fraga Iribarne —que más tarde crearía GODSA— y en la que se integraron Pío Cabanillas, José María de
Areilza, Leopoldo Calvo-Sotelo, Francisco Fernández Ordóñez o Marcelino Oreja, este último miembro a
su vez del colectivo demócrata-cristiano Tácito. Por su parte el liberal Joaquín Garrigues Walker fundó la
Sociedad de Estudios Libra.339 363​ 364
​ ​«Las asociaciones políticas habían nacido tocadas de muerte. Para
entonces, Fraga, que desempeñaba la embajada en Londres, y los Tácitos ya hacían vagas afirmaciones de
la conveniencia de una "gradual evolución democrática" que culminase en una elección de una cámara por
sufragio universal», aunque también rechazaban «la ruptura política que preconizaba la oposición
democrática».363 ​El periodista Luis María Ansón, desde las páginas de ABC se alarmaba el 20 de mayo de
la existencia de «un rumor de ratas que abandonan la nave del régimen», ya que se estaba entrando en una
situación de «sálvese quien pueda, de rendición sin condiciones».365 ​ El gobierno mientras tanto seguía
insistiendo en la defensa de su programa de la «continuidad evolutiva» cuyos «cuatro fundamentos
básicos» eran «voluntad popular, Constitución, Monarquía y Ejército», según explicó ante las Cortes
franquistas el 28 de julio el ministro de la Presidencia Antonio Carro.366 ​ Pocos días antes Franco le había
dicho a una delegación de la Hermandad Nacional de Alféreces Provisionales en referencia a la denuncia
que había hecho contra la oposición antifranquista (el día anterior el FRAP había asesinado a un policía):
«Creo que dais demasiada importancia a los perros que ladran. En realidad, son minorías exiguas que
demuestran precisamente nuestra vitalidad y ponen a prueba la fortaleza y la capacidad de resistencia de
nuestra patria». A continuación les instó a defender hasta la muerte la victoria de la Guerra Civil.367 ​ Por
esas mismas fechas el Gobierno prohibió la entrada en España a don Juan de Borbón, padre del príncipe
Juan Carlos, por un discurso en el que había dicho: «Considero un deber inexcusable que perseveremos en
nuestra actitud hasta que quienes realmente tienen poder para enderezar el rumbo del Estado se convenzan
de que deben hacerlo para que el pueblo español, como es de justicia, tenga acceso por fin a la soberanía
nacional».358 ​
En abril el conflicto con la Iglesia católica se agravó cuando la
Conferencia Episcopal aprobó (por setenta votos a favor y once en
contra) el documento La Reconciliación en la Iglesia y en la
Sociedad. Carta pastoral Colectiva del Episcopado Español en el
que taxativamente se afirmaba que en «nuestra patria, el esfuerzo
progresivo por la creación de estructuras e instituciones políticas
adecuadas ha de estar sostenido por la voluntad de superar los
efectos nocivos de la contienda civil que dividió entonces a los
Recorrido por las calles de Madrid ciudadanos en vencedores y vencidos, y que todavía constituyen
del presidente de Estados Unidos obstáculo serio para una plena reconciliación entre hermanos». Era
Gerald Ford, acompañado del una rectificación en toda regla de la Carta colectiva de los obispos
general Franco, durante su breve españoles con motivo de la guerra en España de 1937 en la que la
visita a España (31 de mayo de Iglesia católica justificaba el alzamiento militar y legitimaba la lucha
1975). del bando sublevado al calificar la guerra como una «Cruzada».152 ​
En el documento también se defendía la necesidad de establecer la
libertad de partidos políticos, la libertad sindical y el
reconocimiento del derecho de huelga. 368 ​ Por su parte la Comisión Nacional Justicia y Paz comenzó a
elaborar al mes siguiente un documento que se hizo público poco después en el que rechazaba el régimen
franquista por autoritario y antidemocrático y defendía la «ruptura» con el mismo (se pedía el
establecimiento del sufragio universal, la amnistía, las garantías de los derechos, la supresión de las Cortes
franquistas por no ser representativas y la libertad de partidos y de sindicatos). También se demandaba la
celebración de una nueva Asamblea Conjunta como la de 1971, pero abierta a todos los fieles que de ese
modo podrían participar en la vida de la Iglesia y en su gobierno.369 ​

En esos meses la conflictividad laboral continuó creciendo como


resultado del impacto de la crisis económica que se agravó con el
consiguiente aumento de la inflación (17  % en 1975) y del
desempleo (700 000 parados, el 5 % de la población activa), y que
coincidió con dos escándalos financieros (Reace y SOFICO).370 ​
Se produjo entonces la oleada de huelgas y de movilizaciones
obreras más importante de la historia del franquismo,371 ​ que
incluyó nuevos sectores como el de los Médicos Internos y
Residentes (MIR) que se pusieron en huelga en mayo.372 ​ Al mes Bandera del FRAP, grupo de
siguiente, las candidaturas «democráticas unitarias» impulsadas por extrema izquierda que recurrió a la
las «comisiones obreras» y otras organizaciones clandestinas "lucha armada" para acabar con la
dictadura. Tres de sus militantes
ganaron las elecciones sindicales en las grandes empresas y en las
fueron fueron fusilados el 27 de
zonas industriales con más tradición combativa, y también en otros
septiembre de 1975 al haber sido
lugares.373 374
​ ​ El gobernador civil de Barcelona Rodolfo Martín condenados en un consejo de
Villa, reconoció que para el gobierno fueron «un éxito de guerra.
participación y un fracaso político en la medida que se generalizó la
impresión de que las había ganado una oposición sindical cuyo
núcleo era el PCE». En alguna localidad, como Cornellá de Llobregat, los nuevos representantes sindicales
ocuparon los locales de la Organización Sindical desalojando a los jerarcas falangistas. Los dirigentes de las
«comisiones obreras» de Cataluña hablaron de emprender el «asalto político al Sindicato Vertical con la
intención de destruirlo como instrumento de los intereses de la patronal y del régimen fascista».373 ​

Además, la actividad terrorista aumentó, tanto por parte de ETA —dieciocho víctimas mortales en 1974 y
dieciséis en 1975— como del FRAP —tres atentados en 1975 con resultado de muerte—, lo que a su vez
recrudeció la represión (el 25 de abril se volvió a decretar el estado de excepción en Vizcaya y en
Guipúzcoa), llegándose a aprobar el 22 de agosto de 1975 un decreto-ley «de prevención y enjuiciamiento
de los delitos de terrorismo y subversión contra la paz social y la seguridad personal» que revalidaba la
jurisdicción militar como en el primer franquismo y que al mismo tiempo suspendía los artículos 15 y 18 del
Fuero de los Españoles que se referían a la inviolabilidad del domicilio y al límite de 72 horas para las
detenciones. El Gobierno consideró «que la clemencia empleada en el Consejo de Burgos había constituido
un error» y que había que «inducir a los violentos a cesar en sus actividades por el temor a represalias muy
duras».375 ​ Al rechazo de la oposición antifranquista al decreto se sumó el cardenal Tarancón que lo
consideró un error.376 ​ Esta espiral represiva se cebó especialmente en el País Vasco.377 378 ​ 379​ ​ Entre
1973 y 1975 unos 6500 ciudadanos vascos fueron detenidos y muchos de ellos denunciaron haber sido
objeto de maltratos y torturas en las comisarías de policía o en los cuartelillos de la Guardia Civil.380 ​

En aplicación de la legislación antiterrorista, entre el 29 de


agosto y el 17 de septiembre de 1975 fueron sometidos a
distintos consejos de guerra y sentenciados a muerte tres
militantes de ETA y ocho del FRAP (entre estos últimos dos
mujeres embarazadas),381 382 ​ 383
​ ​ lo que provocó una
importante respuesta popular de rechazo tanto dentro como
fuera de España, así como peticiones de clemencia por parte
de los principales dirigentes políticos europeos —incluidos el
papa Pablo VInota 6 ​ o la reina Isabel II de Inglaterra—. A
Acampada ante el consulado español en pesar de ello, Franco no conmutó las penas de muerte a dos de
Ámsterdam en protesta por el consejo de los tres militantes de ETA (Ángel Otaegui y Juan Paredes
guerra contra José Antonio Garmendia Manot) y a tres de los ocho del FRAP (José Luis Sánchez
Artola y Ángel Otaegui. La pancarta Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena), y los cinco
principal dice en neerlandés: "La sangre fueron fusilados el 27 de septiembre de 1975. Este hecho,
del pueblo español es la sangre de la calificado como «brutal» por la mayor parte de la prensa
democracia". 2 de septiembre de 1975. europea, no hizo sino acentuar el rechazo internacional al
franquismo y dio lugar a que se produjeran numerosas
manifestaciones antifranquistas en las principales ciudades
europeas (la embajada española en Lisboa fue asaltada por la multitud sin que la policía portuguesa lo
impidiera). Asimismo, los embajadores de los países europeos occidentales abandonaron Madrid (fueron un
total de quince), con lo que el régimen franquista volvía a experimentar un aislamiento y reprobación muy
similares a los que había sufrido en la inmediata posguerra mundial.384 385 ​ 382
​ ​ El papa Pablo VI
manifestó «su vibrante condena de una represión tan dura que ha ignorado los llamamientos que de todas
partes se han elevado contra aquellas ejecuciones». «Por desgracia no hemos sido escuchados»,
concluyó.383 ​ El presidente de México Luis Echeverría pidió la expulsión de España de la ONU.386 382 ​ ​
La Comunidad Económica Europea suspendió las negociaciones con España. 387 ​Por su parte la Comisión
Permanente de la Conferencia Episcopal presidida por el cardenal Tarancón hizo público un escrito en el
que, tras condenar el terrorismo, afirmaba que «no basta con las medidas represivas» y que «la leal postura
de oposición política o de crítica al gobierno... no puede ser legítimamente considerada como acto
delictivo».388 ​ En el País Vasco se declaró la huelga general que fue seguida por más de 200  000
trabajadores.381 389
​ ​ «Si, como el Caudillo había dicho, el perdón posterior a los juicios de Burgos había
sido un signo de fortaleza del régimen, las ejecuciones del 27 de septiembre de 1975 fueron el signo de su
decadencia final», ha afirmado Paul Preston.382 ​

Como respuesta, el 1 de octubre de 1975 (trigésimo noveno aniversario del ascenso del general Franco al
poder)382 ​el Movimiento organizó una concentración de apoyo a Franco en la plaza de Oriente de Madrid.
En su discurso un Franco muy débil y casi sin voz volvió a hablar de que existía una «conspiración
masónica e izquierdista» en «contra de España».390 ​ El discurso «no podía haber sido más patético y
significativo. Estaba, como su régimen, completamente anclado en el pasado», comenta Borja de
Riquer.386 ​ «Las palabras de Franco en esta ocasión, aunque fueron bien recibidas, llegaron a adquirir un
tono muy patético y sobre todo, a demostrar que estaba anclado en un pasado para el que la mayor parte de
los españoles resultaba muy remoto», subraya Javier Tusell.391 ​
Fue la última vez que el general Franco apareció en
público:392 393
​ 394
​ ​

Las agresiones de que han sido objeto varias de nuestras


representaciones nos demuestran, una vez más, lo que
podemos esperar de determinados países corrompidos. [...]
Todas las protestas habidas obedecen a una conspiración
masónica e izquierdista en la clase política, en contubernio
con la subversión comunista-terrorista en lo social, que si a
nosotros nos honra, a ellos les envilece. [...] Evidentemente, Balcón de la fachada este del
el ser español ha vuelto a ser hoy algo en el mundo. Palacio de Oriente desde el que el
general Franco pronunció el 1 de
octubre de 1975 su último discurso
Ese mismo día hacía su aparición un grupo comunista de oscura
ante la multitud allí congregada
procedencia que asesinó a cuatro policías en Madrid, por lo que
como acto de homenaje a su
acabaría autodenominándose GRAPO, Grupo de Resistencia
persona y de desagravio por la
Antifascista Primero de Octubre. La «Junta Democrática» y la
reacción internacional de condena a
«Plataforma» emitieron su primer comunicado conjunto en el que los fusilamientos del 27 de
se comprometían a «realizar un esfuerzo unitario que haga posible septiembre.
la formación urgente de una amplia coalición organizada
democráticamente, sin exclusiones, capaz de garantizar el ejercicio,
sin restricciones, de las libertades políticas».334 ​

La muerte de Franco

Catorce días después de la gran concentración de la plaza de Oriente, el Españoles: Al llegar para
general Franco caía enfermo. El 30 de octubre, consciente de su mí la hora de rendir la vida
gravedad —ya había sufrido cuatro infartos—396 ​ traspasó sus poderes ante el Altísimo y
al príncipe Juan Carlos en aplicación del artículo 11 de la Ley Orgánica comparecer ante su
inapelable juicio, pido a
del Estado (temiendo por su vida el 25 de octubre un sacerdote le había Dios que me acoja benigno
administrado a Franco la extremaunción).397 ​ El 3 de noviembre era a su presencia, pues quise
operado a vida o muerte por una peritonitis en un improvisado vivir y morir como católico.
quirófano en el mismo palacio de El Pardo,398 ​ siendo trasladado a En el nombre de Cristo me
honro, y ha sido mi
continuación al hospital «La Paz» de Madrid, donde dos días después voluntad constante ser hijo
fue sometido a una nueva intervención quirúrgica (le extirparon dos fiel de la Iglesia, en cuyo
tercios del estómago para frenar la hemorragia).399 400
​ 401
​ 402
​ 403
​ ​ seno voy a morir.
Pido perdón a todos, como
Mientras esto sucedía el príncipe Juan Carlos, jefe del Estado interino, de todo corazón perdono a
cuantos se declararon mis
tuvo que hacer frente a la gravísima crisis que se estaba gestando en la enemigos sin que yo los
colonia del Sahara Occidental, como consecuencia de la Marcha Verde tuviera como tales. Creo y
de civiles marroquíes que había organizado el rey de Marruecos, deseo no haber tenido
Hassan II, para forzar a España a que le entregara el control del otros que aquellos que lo
territorio que reclamaba como integrante de su soberanía (el Tribunal de fueron de España, a la que
amo hasta el último
la Haya había fallado a principios de octubre en contra de las momento y a la que
pretensiones de Marruecos y a favor del derecho de autodeterminación prometí servir hasta el
de los saharauis). Mientras el gobierno español negociaba con último aliento de mi vida,
Marruecos (Franco antes de ser operado a vida o muerte en El Pardo le que ya sé próximo.
había dicho a Arias Navarro que enviara a Solís a Rabat),397 nota​ 7 ​ el Quiero agradecer a
cuantos han colaborado
príncipe Juan Carlos se desplazó al Sáhara y allí les aseguró a las tropas con entusiasmo, entrega y
que lo defendían que la retirada se haría «en buen orden y con abnegación en la gran
dignidad». El 14 de noviembre se firmaba el acuerdo Tripartito de empresa de hacer una
Madrid por el que España se retiraba de la colonia y cedía su España unida, grande y
administración a Marruecos —la mitad norte— y a Mauritania —la libre.
Por el amor que siento por
mitad sur—. Los dos países se comprometían a respetar la voluntad de nuestra Patria os pido que
la población saharaui en el marco de la ONU.404 405 ​ 406
​ ​ «Era sin perseveréis en la unidad y
duda un acuerdo de emergencia que mostraba la suma debilidad de un en la paz, y que rodeéis al
régimen erosionado». «La retirada fue todo un símbolo del final de la futuro Rey de España, don
dictadura de Franco, que concluía con la vergonzosa entrega del último Juan Carlos de Borbón, del
mismo afecto y lealtad que
territorio colonial español mientras desaparecía precisamente el militar a mí me habéis brindado, y
que más había anhelado la construcción de un gran imperio español en le prestéis en todo
África», concluye Borja de Riquer.407 ​ momento el mismo apoyo
de colaboración que de que
Desde su ingreso en el Hospital vosotros he tenido.
No olvidéis que los
La Paz el 4 de noviembre enemigos de España y de
Franco fue mantenido con vida la civilización cristiana
recurriendo a todo tipo de están alertas. Velad
procedimientos mientras entraba también vosotros, y para
en una larga agonía (cuando ello deponed, frente a los
supremos intereses de la
recobraba el conocimiento Patria y del pueblo español,
murmuraba «qué duro es toda vida personal.
morir»).408 ​ El 15 de No cejéis en alcanzar la
Portada del diario oficial del noviembre fue vuelto a justicia social y la cultura
para todos los hombres de
Movimiento Nacional Arriba del 20 de operar.409 ​ Falleció en la España, y haced de ello
noviembre de 1975 con la noticia de madrugada del 20 de vuestro primordial objetivo.
la muerte de Franco. noviembre, «rodeado de sus Mantened la unidad de las
familiares más cercanos y tierras de España,
acompañado del brazo exaltando la rica
multiplicidad de sus
incorrupto de Santa Teresa de Jesús y el manto de la Virgen del regiones como fuente de la
Pilar».401 ​ A primera hora de la mañana el presidente del gobierno fortaleza de la unidad de la
Carlos Arias Navarro anunciaba por televisión el fallecimiento del Patria.
Caudillo (sus palabras exactas fueron: «Españoles. Franco ha muerto. Quisiera, en mi último
momento, unir los nombres
El hombre de excepción que ante Dios y ante la Historia asumió la
de Dios y de España y
inmensa responsabilidad del más exigente y sacrificado servicio a abrazaros a todos para
España, ha entregado su vida, quemada día a día, hora a hora, en el gritar juntos, por última vez,
cumplimiento de una misión trascendental»)410 ​y a continuación leía su en los umbrales de mi
último mensaje, el llamado testamento político de Franco. La capilla muerte: ¡Arriba España!
¡Viva España!
fúnebre fue instalada en el Palacio de Oriente de Madrid, donde se —Testamento político del
formaron largas colas para acceder al salón donde se encontraba el general Franco, redactado
féretro descubierto que contenía su cadáver. Al funeral posterior no el 18 de octubre y leído
asistió ningún jefe de Estado ni de Gobierno, salvo el dictador chileno ante las cámaras de TVE
Augusto Pinochet, un gran admirador de Franco, y el rey Hussein de por el presidente del
gobierno Carlos Arias
Jordania.411 401
​ ​ El 24 de noviembre era enterrado en el Valle de los Navarro el 20 de noviembre
Caídos, «entre una mezcla de sensaciones: profundo dolor en unos, de 1975 pocas horas
gran alivio en otros y honda preocupación en casi todos».401 ​ después de su
fallecimiento. 395
El 22 de noviembre había sido proclamado ante las Cortes franquistas el
príncipe Juan Carlos como rey, tras jurar los Principios del Movimiento
Nacional. El 27 tuvo lugar un acto de exaltación del nuevo monarca al que sí asistieron numerosos
dignatarios extranjeros (entre ellos Giscard d'Estaing, presidente de la República Francesa; Walter Scheel,
presidente de la República Federal Alemana; Nelson A. Rockefeller, vicepresidente de Estados Unidos; y
el duque de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II de Inglaterra), lo contrario de lo que había sucedido en
el funeral de Franco. «Se iniciaba una nueva etapa histórica, llena de incógnitas, incertidumbres y
esperanzas», ha advertido Borja de Riquer.412 ​«La monarquía
de Don Juan Carlos era una incógnita en 1975», ha afirmado
Javier Tusell.413 ​Pocos meses después de la muerte de Franco
Jorge de Esteban y Luis López Guerra se preguntaban:
«¿Hasta qué punto la influencia psicológica de la guerra civil
en vencedores y vencidos (categorías que siguen siendo
válidas porque, hasta ahora, no ha habido reconciliación) va a
condicionar la vida política del futuro?».414 ​ También se
Acto de proclamación como rey del preguntaban «si el Ejército va a desempeñar o no un papel
príncipe Juan Carlos el 22 de noviembre prominente en la vida política española; y, en caso de
de 1975 ante las Cortes franquistas. contestación afirmativa, qué clase de postura va adoptar».415 ​

Lo cierto era que el que se llamaría franquismo sociológico


mantenía un fuerte arraigo en una parte importante de la sociedad
española y la oposición antifranquista no tenía la suficiente fuerza
como para derribar a la dictadura, aunque, según Borja de Riquer,
«sí había conseguido debilitarla hasta el punto de hacer imposible
su continuidad tras la muerte de Franco» de modo que «cuando
falleció el dictador buena parte de la sociedad española se mostraba
partidaria de un régimen de libertades políticas» —una encuesta
realizada tras su desaparición indicaba que el 70 % de los españoles
quería que se introdujera el sistema de sufragio universal libre y Juan Carlos I tras el acto de su
proclamación como rey, sucesor de
secreto—.416 ​ «Como consecuencia de los cambios sociales,
Franco, acompañado de su esposa
religiosos y culturales y también de la propia labor de la oposición,
Sofía de Grecia y de sus hijos Felipe
se había ido produciendo una introducción creciente de los
y Cristina. A la izquierda el
principios democráticos en la propia sociedad, permeándola y
presidente de las Cortes franquistas,
haciendo sus exigencias y sus deseos con respecto al futuro muy Alejandro Rodríguez de Valcárcel, de
distintos de lo que decían las leyes del régimen», ha señalado Javier chaqué, junto al Jefe de la Casa de
Tusell.417 ​ Su Majestad el Rey, el marqués de
Mondéjar, vestido de militar.
Javier Tusell ha realizado la siguiente valoración de Franco y de su
régimen:418 ​

Persona con conciencia de su deber, prudente y hábil, Franco fue también un dictador
insensible a los padecimientos de los vencidos, incapaz de liquidar una guerra civil y
endiosado por la creencia sincera de que era un hombre providencial para su país. Al
franquismo algunos de sus partidarios le han atribuido la modernización de la sociedad
española o incluso el establecimiento de una monarquía como la de 1975, pero en realidad lo
que hizo fue retrasar el desarrollo económico, y el género de monarquía que fue implantada
después de 1975 fue muy distinto del que Franco había deseado para los españoles. Lo que
resulta obvio, sin embargo, es que si el régimen al que él dio nombre hubiera sido totalitario,
no hubiera sido posible lo primero y la transición a la democracia sin graves traumas sociales
habría sido mucho más difícil. A fin de cuentas, si el franquismo careció de legitimidad en su
fase final existía una legalidad que se cumplía, a pesar de tratarse de una dictadura, merced a
una burocracia relativamente independiente. De esta manera la mejor alabanza que del
régimen puede hacerse reside en lo no fue, es decir, totalitario.

Notas
1. «Dotado de buena salud y lucidez manifiesta hasta mediados de los años sesenta, las
Memorias de algunos de sus colaboradores, desde Fraga a López Rodó, parecen probar
que a partir de ese momento se produjo en él un deterioro muy acentuado. Los límites del
mismo no son fáciles de precisar… A veces incluso en cuestión de un espacio de tiempo
equivalente a unos pocos minutos podía parecer que era un anciano atento que musitaba
comentarios inteligentes a lo que se le decía o una persona extraviada en su propio mundo
incapaz de comunicarse con el exterior. […] Una de las características de la enfermedad de
Parkinson fue el aparente debilitamiento de su voluntad, de manera que dio la sensación a
partir de esos momentos de no ser capaz de practicar el arbitraje entre tendencias que le
había caracterizado en tiempos precedentes. Además, dio la impresión de resultar
influible… Otra característica de la enfermedad de Parkinson fue que esta contribuyó a
multiplicar su inexpresividad, lo que le convertía en una especie de esfinge para muchos de
sus visitantes. […] Como muchos ancianos, en fin, sentía derrumbarse un mundo al que
había estado firmemente asido desde hacía muchos años. […] Seguía inmerso en un clima
mental de nacionalcatolicismo… Nunca aceptó la idea del pluralismo político, y menos aún
organizado de forma legal… Tampoco existe ninguna prueba de que pensara que a su
muerte se debieran producir cambios sustanciales en su régimen» (Tusell, 2007, págs. 240-
241).

«La decadencia de Franco se reflejaba en el hecho de que cada vez se mantenía más
apartado de las tareas políticas. […] Hasta casi los setenta años había jugado unas cuantas
partidas de tenis con [el doctor] Vicente Gil, o bien se iba a cabalgar por los bosques
cercanos al palacio [de El Pardo]. Estas actividades ya no eran factibles. Los viernes
continuaban celebrándose las reuniones, ya fuera del consejo de ministros o de la comisión
delegada. A finales de la década de 1960 se las redujo drásticamente sólo a sesiones
matinales y luego sólo quincenales. Ya no comenzaba las reuniones con largos repasos de
los acontecimientos nacionales e internaciones, sino que permanecía sentado y en silencio
a lo largo de la totalidad de las sesiones. […] La medicación que tomaba para la
enfermedad de Parkinson hacía que cada vez se volviera más indeciso» (Preston, 1998,
pág. 929; 938).
2. La intención inicial de ETA había sido secuestrar a una alta personalidad franquista para
exigir la liberación de los ciento cincuenta militantes de la organización que se encontraban
en prisión, pero ante la compleja estructura que se necesitaría para llevarlo a cabo se optó
por el atentado, sobre todo después de descubrir que el automóvil del almirante Carrero,
que no estaba blindado, hacía el mismo recorrido todas las mañanas y solo llevaba un
coche de escolta (Tusell, 2007, págs. 254, 269; Suárez Fernández, 2007, pág. 725).
3. El telegrama de Iniesta Cano decía lo siguiente: «De forma concreta, rotunda, personal y
asumiendo toda la responsabilidad que me corresponde, ordeno a todas las fuerzas a mi
mando que desde este momento, y mientras no reciban orden en contrario, extremen al
máximo la vigilancia en los puntos que a su criterio sean susceptibles de conflicto, aunque
éstos se hallen en núcleos urbanos, en los que colaborarán estrechamente con las
restantes fuerzas de orden público. Caso de existir choque o tener que realizar acción
contra cualquier elemento subversivo o alterador del orden, deberá actuarse enérgicamente,
sin restringir en lo más mínimo el empleo de las armas» (Suárez Fernández, 2007, pág.
727).
4. El párrafo en el que aparecía la frase decía lo siguiente: "Es virtud del hombre político la de
convertir los males en bienes. No en vano reza el adagio popular que no hay mal que bien
no venga. De aquí la necesidad de reforzar nuestras estructuras políticas y recoger los
anhelos de tantos españoles beneméritos que constituyen la solera de nuestro Movimiento"
(Suárez Fernández, 2007, pág. 731).
5. "El nombramiento de Arias también es indicativo de la debilidad y la falta de visión de
Franco, pues en lugar de escoger una personalidad militar más joven o un civil con mayor
peso político dispuesto a garantizar la sucesión, es decir, el vicepresidente del gobierno,
Fernández Miranda, o el almirante Pedro Nieto Antúnez, militar amigo de Franco y con
experiencia de gobierno (aunque éste era cinco años mayor que Carrero), o incluso López
Rodó, López Bravo o Fraga, se dejó arrastrar por su círculo familiar y por el 'entorno de El
Pardo'" (Rodríguez Jiménez, 1997, pág. 421)

"La inclinación de Franco, una vez descartada la sustitución automática de Carrero por
Fernández Miranda, fue la de nombrar a su viejo amigo, el almirante Pedro Nieto Antúnez
[Pedrolo]. [...] El 22 de diciembre, Franco le notificó que sería el presidente y él aceptó de
mala gana el cargo, como una orden. [...] La noche del 27 de diciembre de 1973, Franco se
vio sometido a intensas presiones para que cambiara de parecer en favor del duro Arias
Navarro... La presión fue ejercida por doña Camen y por el doctor Vicente Gil, a quienes
respaldaban el general José Ramón Gavilán, segundo de la casa militar de Franco, y su
ayudante el capitán Ucelay. [...] Tras las presiones de aquella noche, en la mañana del 28
de diciembre Franco notificó a Alejandro Rodríguez de Valcárcel que Arias Navarro sería su
primer ministro diciéndole: «Pedrolo es casi tan viejo como yo y tiene los mismos problemas
de memoria»" (Preston, 1998, págs. 944-945).

"De forma espontánea el candidato más evidente quizá fue para éste el almirante Nieto
Antúnez, que llegó a estar preconizado e, incluso, convencido de que la Presidencia era
suya. Tenía, sin embargo, setenta y seis años, y en las oscuras contiendas de la camarilla
que decidía, alguien movió un documento contra su persona aludiendo a una supuesta
colusión con escándalos económicos" (Tusell, 2007, pág. 257)

"El 24 de diciembre [el Príncipe Juan Carlos] se entrevistó con Franco sugiriéndole este
nombre [Fernández Miranda] y el de Fraga, pero fue rechazada [la propuesta] por el
Generalísimo. [...] Franco prefería la candidatura de Pedro Nieto Antúñez, el amigo de tantas
jornadas, Pedrolo. [...] Cuando Girón y Valcárcel comprendieron que no iban a ser
seleccionados, decidieron favorecer la candidatura de Arias, que era también la de doña
Carmen... A las siete de la tarde del 27 Franco comunicaba a Valcárcel que su deseo era
que Nieto figurara en la terna para poder designarlo. [...] Vicente Gil se encargó de atacar a
Nieto Antúnez ante Franco. Todos los testimonios coinciden en que Franco, en una
entrevista decisiva con Urcelay, recibió de éste informes tales que movieron al Generalísimo
a desistir. El día 28... accedió a incluir el nombre de Carlos Arias en la terna..." (Suárez
Fernández, 2007, págs. 729-730)
6. El domingo 21 de septiembre el Papa Pablo VI pronunció las siguientes palabras desde el
balcón de San Pedro: «Los condenados a muerte de entre los terroristas de España, cuyos
actos criminales deploramos también nosotros, pero a quienes querríamos ver redimidos
por una justicia que sepa afirmarse magnánima en la clemencia». Entre los políticos
franquistas se criticó vivamente que el papa hubiera utilizado el verbo deplorar y no el verbo
condenar (Suárez Fernández, 2007, pág. 797).
7. Antes de caer enfermo Franco había enviado secretamente a Rabat al general José Ramón
Gavilán, segundo jefe de su Casa Militar, llevando una carta personal suya para Hasán II
cuyo contenido se desconoce. El rey de Marruecos lo recibió por la noche del 8 de octubre y
le dijo tres cosas: que no estaba dispuesto a iniciar una guerra; que no consentiría la
independencia del Sáhara, aunque estaba dispuesto a negociar con España y que no
reclamaría Ceuta y Melilla hasta que Gibraltar no retornara a soberanía española (Suárez
Fernández, 2007, pág. 799).

Referencias
fuese necesario determinar preocupación
1. De Riquer, 2015, p.  115- una fecha para fijar el generalizada del país"
116.  "Ello significaba una momento en que la crisis 3. De Esteban y López
clara ruptura de la española se revela
legitimidad dinástica ya Guerra, 1977, p.  12-
abiertamente, podría 15.  "Las tensiones,
que la futura monarquía proponerse diciembre de
española no sería conflictos e inseguridades
1970 como punto de respecto al futuro que
restaurada sino inflexión, fecha en que las
‘instaurada’ a partir de la definen esta crisis han sido
preocupaciones de atribuidas a diferentes
legalidad franquista" algunos intelectuales, causas, según la posición
2. De Esteban y López políticos y estudiantes política de que se parta.
Guerra, 1977, p. 11-12. "Si pasaron a convertirse en Cabe, desde luego ―y no
insistiremos en ella―, una de Régimen, de una crisis cuanto más tiempo pasase
interpretación puramente de Estado" y permaneciese
personalizadora, 4. Tusell, 2007, p. 239-240. estacionaria la situación,
centrando las causas de la 5. Suárez Fernández, 2007, cerrándose sobre sí misma
crisis en la decadencia una sociedad en
p. 486.
física y final desaparición transformación como la
del Dictador. Más compleja 6. De Riquer, 2015, española, más graves
sería la explicación p. 115. ”Si bien el régimen serían los conflictos y más
marxista que pone el de Franco no fue derribado difícil su resolución, dando
énfasis en la acentuación por la oposición, la lugar a brotes de
de las luchas sociales. Por creciente movilización inconformismo total y de
otro lado, diversos social influyó de forma extremismo revolucionario"
sociólogos han atribuido la harto decisiva en la crisis
final del franquismo al 10. Thomàs, 2019, p. 262-263.
crisis a la inexistencia de 11. Rodríguez Jiménez, 1997,
una democratización deteriorar la imagen del
gobierno y del régimen, p. 321-324; 351-353.
política que debería haber
acompañado al desarrollo tanto en el interior como a 12. Rodríguez Jiménez, 1997,
económico. Tales nivel internacional, y p.  352.  "La elección por
explicaciones unilaterales aumentar sus disidencias Franco de don Juan Carlos
no dejan de presentar internas, al tiempo que para sucederle en la
puntos débiles, a pesar de ayudaba a incrementar la jefatura del Estado, y no de
sus también evidentes politización de una parte su padre y jefe de la Casa
aciertos. […] Pero, si se de la sociedad española. Real, don Juan de Borbón,
conjuntan todos estos De este modo, a la altura y el hecho de que el
factores, lo que aparece es de los años 1973-1974, heredero jurase los
que lo que está en buena parte de los Principios Fundamentales
cuestión, más que los políticos franquistas eran del Movimiento, facilitó la
aspectos parciales, es la conscientes del aceptación de la
total organización de la agotamiento del régimen e Monarquía por un
vida política española. Y incluso un sector de ellos significado número de
esta total organización, en empezó a propiciar regencialistas"
el habla usual y técnica, corrientes aperturistas que 13. Gil Pecharromán, 2008,
tiene un nombre el Estado. les permitiesen continuar p. 273-275.
La definición más amplia y siendo los protagonistas 14. De Riquer, 2010, p.  688-
comprensiva que podemos del posfranquismo”
689.
dar de la crisis es que se 7. Rodríguez Jiménez, 1997, 15. Rodríguez Jiménez, 1997,
trata de una crisis del p. 349.
p. 321-324; 351-352.
Estado español. [...] Un 8. Rodríguez Jiménez, 1997,
Estado insuficiente, 16. Thomàs, 2019, p. 264-265.
p. 350-351.
heredado de épocas 17. Rodríguez Jiménez, 1997,
9. Rodríguez Jiménez, 1997, p. 336.
pasadas, que no consiguió p.  351-353.  "Los
remozarse a pesar de aperturistas no podían 18. Moradiellos, 2000, p.  159-
sucesivos intentos (1812, dejar de percibir una 160.
1868, 1931) y que, a fines divergencia entre la 19. Mateos y Soto, 1997,
de 1975, se mostraba ya sociedad y el régimen... pp. 66-67.
claramente incapaz de Existía un país 20. Rodríguez Jiménez, 1997,
encuadrar a una realidad enteramente nuevo al que p. 373.
social en cambio conoció el trauma de 1936
acelerado, ni de resolver 21. Preston, 1998, p. 923-924.
que exigía una
sus problemas 22. Suárez Fernández, 2007,
liberalización de la vida
económicos, p.  494; 500-501.  "Los
pública y una
educacionales, políticos o hombres del Movimiento lo
democratización de las
internacionales. [...] Se formas y de los sistemas utilizaron como arma: su
trata, más que una crisis de convivencia. Asimismo, revista [sic] SP, que
parecía evidente que atravesaba dificultades
económicas, montó una Franco, esas cosas no grupo claras y decididas
campaña sensacionalista habrían ocurrido'. Al cabo pretensiones democráticas
reclamando la dimisión de de un mes, un Franco es inexacto, puesto que las
los ministros económicos. lacrimoso le insinuaría a declaraciones políticas de
[...] Franco... no estaba Fraga que la sus más destacados
dispuesto a tolerar que reestructuración del portavoces (Fraga,
ninguna clique política se gabinete había sido Cabanillas, etc.) fueron
sirviera de un asunto, que llevada a cabo en contra notablemente inconcretas
afectaba al interés de toda de su voluntad" y ambiguas mientras
la nación, como de un 31. De Riquer, 2010, p. 686. Franco permaneció en
arma para la revancha o el 32. Preston, 1998, p.  927- vida"
ataque. Quienes de este 46. Gil Pecharromán, 2008,
928.  "Acabó con la
modo operaban debían ser p. 275.
promesa de que «mientras
castigados. Pero también
Dios me dé vida, estaré 47. De Riquer, 2010, p.  687-
aquéllos que habían
con vosotros, trabajando 688.
permitido, por falta de
por la patria»" 48. Tusell, 2007, p.  246-
vigilancia o de perspicacia,
que alguien se 33. Tusell, 2007, p. 244. 247.  "Siempre será objeto
aprovechase de la 34. Moradiellos, 2000, p. 160. de especulación la
legislación vigente para decisión que hubiera
35. Tusell, 2007, p. 242-243.
montar un negocio que podido tomar Franco de
36. Gil Pecharromán, 2008, haber decidido su
señalaba fraudes y p. 278.
malversaciones" sucesión en un momento
37. De Riquer, 2010, p. 688. anterior si la boda se
23. Preston, 1998, p. 924-925. hubiera celebrado antes.
38. Tusell, 2007, p.  248.  "
24. Rodríguez Jiménez, 1997, [Fraga y el resto de los Ahora era ya demasiado
p. 374. reformistas] eran muy tarde y Franco era una
25. Tusell, 1997, p. 267. conscientes de que la persona muy poco propicia
26. Tusell, 2007, p. 243. propia evolución de la a modificar sus decisiones,
27. Suárez Fernández, 2007, sociedad española llevaba sobre todo cuando las
a la consagración del consideraba
p. 526. "Franco le otorgó a
pluralismo" trascendentales. A pesar
este respecto una
39. Suárez Fernández, 2007, de ello hubo en torno a la
confianza sin límites"
p.  504.  "Fraga se sintió boda una serie de
28. Tusell, 2007, p.  242.  "La escaramuzas que
realidad es que, en efecto, personalmente ofendido
[por haber sido cesado constituyen un testimonio
el binomio Carrero-López más de esa parálisis
Rodó había conseguido un como ministro] y en una
sesión del Consejo decisoria y del declinar de
claro predominio" la voluntad de Franco"
Nacional del Movimiento
29. Suárez Fernández, 2007, (15 de diciembre) lanzó un 49. Suárez Fernández, 2007,
p.  505.  "Había la p. 698.
duro ataque contra el
sensación de que el
inmovilismo" 50. Thomàs, 2019, p. 265.
periplo de la Falange
había concluido" 40. Suárez Fernández, 2007, 51. De Riquer, 2010, p.  690-
p. 556-557. 691.  "Durante la etapa
30. Preston, 1998, p. 927. "En
diciembre de 1969, en una 41. Moradiellos, 2000, p.  173- 1970-1973 ni el Gobierno
cena a la asistieron Fraga, 174. ni el Consejo Nacional del
Nieto Antúñez, Solís y el 42. Mateos y Soto, 1997, Movimiento lograron
exministro de Agricultura, pp. 68-72. aprobar ninguna decisión
de carácter institucional de
Adolfo Díaz-Ambrona, se 43. Gil Pecharromán, 2008, auténtica relevancia, ni
acuñó un comentario p. 272. reforma significativa en el
irónico sobre el limitado 44. Moradiellos, 2000, p.  174- terreno laboral o social. [...]
papel de Franco en la 175.
crisis que recorrió toda la Las diversas
mesa: 'En la época de 45. De Riquer, 2010, intervenciones de los
p.  687.  "Atribuir a este consejeros dan la
impresión de que en la alta 57. Rodríguez Jiménez, 1997, 62. Tusell, 2007, p. 247.
cámara de la dictadura p. 374-374. 63. Suárez Fernández, 2007,
predominaba la 58. Gil Pecharromán, 2008, p. 549. "Fue un golpe a la
incapacidad intelectual p. 289. estabilidad del propio
para entender las razones Gobierno"
59. De Riquer, 2010, p. 690.
y la naturaleza de los
60. Suárez Fernández, 2007, 64. Suárez Fernández, 2007,
movimientos opositores. El
carácter anacrónico de las p.  527.  "[Carrero] afirmaba p. 542-548.
propuestas para la que, frente a la España 65. Suárez Fernández, 2007,
contención de los restaurada en sus valores p.  535.  "En plazo de seis
subversión no sólo refleja esenciales, entre ellos el años se irían reduciendo
incomprensión, sino de la unidad, se alzaban los aranceles que
también impotencia..." tres peligros, que podían dificultaban el comercio de
52. Suárez Fernández, 2007, combinar sus acciones sin España con el Mercado
p. 520. dejar por ello de ser Común"
divergentes: el 66. Preston, 1998, p. 932.
53. Gil Pecharromán, 2008, comunismo, que no
p. 279. 67. De Riquer, 2010, p.  732-
pretende otra cosa que
54. Tusell, 2007, p. 248. 733.
convertir a los hombres en
55. Suárez Fernández, 2007, masa de esclavos 68. Suárez Fernández, 2007,
p.  518.  "Había intentado sometidos a un Estado p. 633.
convertir a la Organización ateo; la masonería, que por 69. Preston, 1998, p. 935.
Sindical en un cuerpo medio de la creación de 70. Suárez Fernández, 2007,
independiente del partidos buscaba la p. 523-524.
Gobierno, siendo su destrucción de la unidad 71. Suárez Fernández, 2007,
presidente nombrado por nacional y también del p.  554-555.  "Los
el Jefe del Estado -en el catolicismo, que era gravísimos sucesos de
futuro, el Rey- de entre una esencia de España; y la Granada fueron utilizados
terna propuesta por el democracia cristiana, que por las organizaciones
Consejo Sindical... Un incide en el contrasentido subversivas como
grupo de teólogos protestó, de defender un sistema en fundamento para convocar
sin embargo, de esta ley que la verdad deja de ser una huelga general. El
porque negaba la libertad un valor absoluto para Gobierno tuvo que recurrir
para crear sindicatos convertirse en mera a medidas de mergencia,
plurales" dependencia de la entre otras la militarización
56. Tusell, 2007, p.  248.  "La voluntad de las mayorías, del personal del Metro
Ley Sindical de 1971 evitó lo que equivalía a plegarse madrileño, para evitar un
que el ministro de a los deseos del diablo, colapso"
Relaciones Sindicales que invita al hombre a
apartarse de Dios para 72. Suárez Fernández, 2007,
fuera elegido de manera p. 629.
más o menos directa por la convertirse en maestro de
sí mismo. Volviendo a los 73. De Riquer, 2010, p.  691-
Organización Sindical 692.  "La conflictividad no
oficial y de ese modo esta argumentos que ya
empleara para forzar el estaba sólo vinculada a
se convirtiera en una
cambio de Gobierno, veía problemas estrictamente
especie de Estado dentro
en el permisivismo laborales -negociación de
del Estado, manteniendo
aplicado en los convenios-, sino que
además una clase política
espectáculos, en la también presentaba un
procedente del pasado con carácter solidario al estar
recursos suficientes y abundancia de libros
ajenos al sentir católico y motivada por el incremento
capacidad para configurar de la represión policial y
el futuro. Como es lógico, en la relajación de las
costumbres signos de la intransigencia
esta ley motivó la protesta gubernamental,
de los medios sindicales evidentes de los progresos
del mal" manifestada, por ejemplo,
muy influyentes en las
61. De Riquer, 2010, p. 700. en el año 1970 por la
Cortes"
militarización del metro de
Madrid durante la huelga 95. Preston, 1998, p.  931.  "El diario [Madrid], Rafael
de los trabajadores de este hecho de que Calvo Serer, acabasen tan
transporte público" prevalecieran sus duramente enfrentados"
74. Moradiellos, 2000, p. 176. estrechos puntos de vista 113. Tusell, 2007, p.  247-
75. De Riquer, 2010, p. 692. vengativos fue un síntoma 248.  "La voladura del
76. De Riquer, 2010, p. 693. de la decadencia del diario Madrid, que había
régimen, del mermado defendido una posición
77. Suárez Fernández, 2007, discernimiento de Franco y democrática, fue el
p. 554. de la falta de sensibilidad símbolo más patente de
78. Rodríguez, Ana (24 de política de Carrero Blanco" esas intromisiones del
abril de 2022). «La huelga 96. Mateos y Soto, 1997, poder público en la vida de
que puso en jaque al pp. 85. la prensa"
franquismo» (https://www.f
97. Rodríguez Jiménez, 1997, 114. Suárez Fernández, 2007,
arodevigo.es/estela/2022/0 p.  520.  "El Ministerio
p. 376-377.
4/24/huelga-puso-jaque-fra lograría destruir el diario
nquismo-65285668.html). 98. De Riquer, 2010, p. 699. vespertino Madrid, que se
El Faro de Vigo (Prensa 99. Suárez Fernández, 2007, había convertido en un
Ibérica). Consultado el 30 p. 563. reducto del juanismo
de abril de 2022. 100. Suárez Fernández, 2007, contrario al Régimen"
79. Suárez Fernández, 2007, p. 556; 562. 115. Rodríguez Jiménez, 1997,
p. 590. 101. Suárez Fernández, 2007, p. 377.
80. Suárez Fernández, 2007, p. 522-524. 116. Rodríguez Jiménez, 1997,
p. 519. 102. Suárez Fernández, 2007, p. 377-378.
81. Suárez Fernández, 2007, p. 561. 117. De Riquer, 2010,
p. 542-543. 103. Gil Pecharromán, 2008, p.  700.  "Se volvía, como
82. De Riquer, 2010, p. 694. p. 283. veinticuatro años antes, a
83. Moradiellos, 2000, p. 177. 104. Rodríguez Jiménez, 1997, apelar a la dignidad
84. De Esteban y López p. 376. nacional frente a las
Guerra, 1977, p. 161. 105. Suárez Fernández, 2007, intromisiones extranjeras y
p. 561-562; 564. las 'conjuras de
85. Preston, 1998, p. 928. comunistas y masones'"
86. Suárez Fernández, 2007, 106. Suárez Fernández, 2007, 118. Suárez Fernández, 2007,
p. 522. p. 562.
p. 872.
87. Suárez Fernández, 2007, 107. Moradiellos, 2000, p.  179- 119. Rodríguez Jiménez, 1997,
p. 566. 180.
p. 378-380.
88. Preston, 1998, p. 931. 108. Suárez Fernández, 2007,
p. 559-560. 120. Rodríguez Jiménez, 1997,
89. Moradiellos, 2000, p. 179. p. 379-380.
90. De Riquer, 2010, p. 698. 109. Suárez Fernández, 2007, 121. Preston, 1998, p. 933.
p. 559-561.
91. Preston, 1998, p.  931- 122. Suárez Fernández, 2007,
932.  "El incidente de 110. Suárez Fernández, 2007, p. 563; 567.
Elósegui minó seriamente p. 560.
123. Suárez Fernández, 2007,
los esfuerzos del nuevo 111. Suárez Fernández, 2007, p. 563-564.
ministro de Asuntos p. 564.
Exteriores, López Bravo, 112. De Riquer, 2010, 124. Rodríguez Jiménez, 1997,
que trotaba por el mundo p.  701.  "No dejaba de ser p. 381-382.
para modernizar la imagen una paradoja curiosa que 125. Rodríguez Jiménez, 1997,
del régimen" dos antiguos amigos y p. 383-384.
92. De Riquer, 2010, p.  698- compañeros del Opus Dei, 126. Gil Pecharromán, 2008,
699. como eran el ministro de p.  283-284.  "Los
Información y Turismo, gobernantes no deseaban
93. Rodríguez Jiménez, 1997,
Alfredo Sánchez Bella, y el una reedición multiplicada
p. 375.
presidente del consejo de de las consecuencias de la
94. Suárez Fernández, 2007, administración de este ejecución de Julián
p. 559.
Grimau, que tanto había 131. Suárez Fernández, 2007, un síntoma de la pérdida
perjudicado los esfuerzos p. 565-566. "Los progresos de control de Franco"
del Régimen por dar una de su edad y su dolencia 144. Suárez Fernández, 2007,
imagen aperturista. El día eran visibles en la imagen p. 524.
29, en una agitada reunión un tanto premiosa del 145. Suárez Fernández, 2007,
del Consejo de Ministros, lector del discurso..." p.  570.  "Esta respuesta
se tomó por mayoría el 132. Suárez Fernández, 2007, inquietaba seriamente al
acuerdo de conceder el p. 566-567. Gobierno, que veía cómo
indulto de las nueve penas un considerable sector del
133. Suárez Fernández, 2007,
de muerte a los etarras, clero militaba ahora en una
p. 567.
que Franco firmó al día franca actitud de oposición
siguiente" 134. Rodríguez Jiménez, 1997,
p. 384. al Régimen: los clérigos
127. Preston, 1998, disfrutaban de
p. 934. "López Bravo habló 135. Suárez Fernández, 2007, posibilidades que les eran
en primer lugar y p. 612.
negadas a los demás
extensamente en favor de 136. Rodríguez Jiménez, 1997, ciudadanos"
la conmutación de las p. 385-388.
146. Suárez Fernández, 2007,
penas. Fue seguido por la 137. Rodríguez Jiménez, 1997,
p. 577-578; 593.
intervención de otros p. 388.
ministros, no todos los 138. Tusell, 2007, p. 245. 147. Suárez Fernández, 2007,
cuales estaban a favor del p. 571.
perdón. Franco había 139. Suárez Fernández, 2007, 148. De Riquer, 2010, p.  694-
llegado a la reunión p.  612-613.  "Apenas 695.  "El Concilio Vaticano
convencido de que las transcurrido un año desde II había destrozado las
sentencias debían la constitución del bases sobre las que se
confirmarse, pero Gobierno de 1969 se asentaba el estado del
finalmente se dejó estaba solicitando su nacional-catolicismo, y el
convencer. Después de la relevo..." Concordato de 1953 era
sesión del gabinete no dijo 140. Tusell, 2007, un acuerdo casi obsoleto"
nada y sólo tras la reunión p.  269.  "Gracias al juicio 149. De Riquer, 2010, p. 695.
del Consejo del Reino, de Burgos se renovó la 150. Suárez Fernández, 2007,
que también recomendó minoría terrorista con p. 578.
clemencia, anunció su mayor reclutamiento de
decisión de conmutar las gente joven, tal y como 151. De Riquer, 2010, p.  696-
penas de muerte por volvería a suceder en otras 697.
sentencias de prisión" ocasiones en la historia de 152. De Esteban y López
128. Suárez Fernández, 2007, la organización terrorista" Guerra, 1977, p. 191.
p.  564-565.  "Franco 141. De Riquer, 2010, p.  699- 153. Preston, 1998, p. 935-936.
procedió con cautela que 701. 154. Suárez Fernández, 2007,
los historiadores adversos 142. De Esteban y López p. 580.
a su persona han Guerra, 1977, p. 11-12. 155. Suárez Fernández, 2007,
interpretado como 143. Preston, 1998, p.  934- p. 587.
dubitación. Puede 935.  "Bajo las presiones, 156. Suárez Fernández, 2007,
pensarse como si fuera tanto Franco como Carrero p. 587-588.
consciente de que una Blanco se inclinaron hacia 157. Suárez Fernández, 2007,
clemencia precipitada la causa de los
podría entenderse como p. 649.
inmovilistas, lo cual era
signo de debilidad, cuando malo para los tecnócratas. 158. Agencias (11 de
lo que pretendía era La conmutación de las septiembre de 2022). «Las
precisamente lo contrario" sentencias podría haber mujeres reivindican su
129. Suárez Fernández, 2007, sido una manifestación de papel en la histórica
p. 561-562. fuerza, pero haber huelga del 72 en Vigo» (htt
celebrado los juicios era ps://www.elespanol.com/tr
130. Preston, 1998, p. 934. eintayseis/articulos/actuali
dad/las-mujeres-reivindica
n-su-papel-en-la-historica- nacional. El Papa rechazó 183. Preston, 1998, p.  940-
huelga-del-72-en-vigo). El esta demanda y, desde 941. "Carrero tenía setenta
Español (El León de El entonces, pudo darse por años y no contaba con
Español Publicaciones). consumada una decisión: apoyo popular ni militar. Su
Consultado el 17 de el Régimen no podría, en autoridad dependía
septiembre de 2022. adelante, contar con el totalmente de que su amo
159. Suárez Fernández, 2007, apoyo de la Iglesia. La continuara viviendo"
p. 579; 589. desvinculación de ésta 184. Tusell, 2007, p.  251-
160. Suárez Fernández, 2007, podía darse por 252.  "Carrero, que había
p.  578-579.  "Las consumada" intentado liquidar su
conversaciones con el P. 168. De Riquer, 2010, p.  696- discrepancia con aquellos
Gamo fueron, para el 698. grupos que resultaron
prelado [el cardenal 169. Suárez Fernández, 2007, damnificados en la crisis
Tarancón], p. 717-719. de 1969, trató de alguna
extraordinariamente 170. Suárez Fernández, 2007, manera de lograr una
difíciles porque éste exigía p. 719-721. cierta pluralidad en el
una especie de reparación 171. Suárez Fernández, 2007, conjunto del Gabinete. Eso
pública de la diócesis ante es, sin duda, lo que explica
p. 723. la presencia en el mismo
la injusticia que con él se
había cometido y porque 172. Suárez Fernández, 2007, de un falangista como
su interpretación de la p. 589. Utrera Molina en Vivienda
doctrina conciliar era 'un 173. Moradiellos, 2000, p. 175. o de una persona
tanto extremosa'" 174. Moradiellos, 2000, p.  180- procedente del mundo
161. Moradiellos, 2000, p. 178. 181. católico como Barrera de
Irimo"
162. Mateos y Soto, 1997, 175. Suárez Fernández, 2007,
pp. 76-80. p. 689. 185. Suárez Fernández, 2007,
p.  692-693.  "[Carrero]
163. De Riquer, 2010, p. 696. 176. De Riquer, 2010, p. 702. trataba de enderezar el
164. Tusell, 2007, p. 250. 177. Suárez Fernández, 2007, rumbo, no de cambiarlo,
165. De Esteban y López p. 684-685. asegurando que ese
Guerra, 1977, p. 87. 178. Rodríguez Jiménez, 1997, tránsito a la Monarquía se
166. Suárez Fernández, 2007, p. 389-390. hiciese desde la fidelidad
p.  592.  "El obispo [de 179. Preston, 1998, a los Principios del
Huelva] fue p.  940.  "Garicano Goñi, Movimiento y desde el
inmediatamente relevado decepcionado por la falta rigor en los principios. Así
de su cargo sustituyéndole de voluntad de reforma y se explica que fuera
monseñor Benavent, alarmado por la creciente llamado a ocupar un
obispo de Granada" influencia de los Ministerio de la Vivienda -
167. Suárez Fernández, 2007, partidarios de la extrema aquel mismo que
p.  678.  "Aunque no derecha, dimitió el 2 de regentara José Luis
estamos seguros de los mayo" Arrese- un falangista tan
fiel a dichos principios
términos en que se 180. Gil Pecharromán, 2008,
p. 287. como José Utrera Molina.
desarrolló el encuentro,
La Bolsa respondió a la
puede darse por 181. Tusell, 2007, p.  250-
publicación del programa
comprobado que lo 251. "El nombramiento, de con alzas muy generales y
esencial fue la lectura de acuerdo con la Ley
la carta de Franco... En acusadas en las
Orgánica, era por cinco cotizaciones"
ella se solicitaba de Pablo años y de esta manera
VI una intervención parecía evidente que hasta 186. Rodríguez Jiménez, 1997,
correctora de la conducta la muerte de Franco no se p. 418-419.
de aquellos eclesiásticos producirían más cambios" 187. De Riquer, 2010,
que trataban de minar la 182. De Riquer, 2010, p.  702- p.  703.  "El nuevo
autoridad del Estado y, 703. calendario académico...
también, la unidad supuso que todos los
universitarios españoles 207. Preston, 1998, p.  942.  "El como abrumadoramente
gozasen de unas forzosas almirante se había vencedores en 1969 se
vacaciones de siete convertido en su alter ego convirtieron en derrotados
meses, desde junio de e incluso para un carácter y esto incrementó la
1973 a enero de 1974" tan frío y reservado como sensación de disgregación
188. Suárez Fernández, 2007, el de Franco, la pérdida en el seno de la clase
p. 695. caló hondo. Sus planes de dirigente del régimen"
189. Preston, 1998, p. 941. retirarse de las 220. Suárez Fernández, 2007,
responsabilidades p.  731.  "Franco no quería
190. Suárez Fernández, 2007,
políticas estaban que López Rodó fuera
p. 694.
arruinados. Enfermo como relevado, pero los nuevos
191. Suárez Fernández, 2007, estaba, resultaba más hombres fuertes hicieron
p. 698-699. vulnerable ante la de ello una custión radical
192. De Riquer, 2010, p.  703- camarilla de El Pardo en y, a falta de candidato
704. aquel momento que seis propio, entregaron la
193. Suárez Fernández, 2007, meses antes" cartera a un miembro de
p.  694.  "El proceso a que 208. De Riquer, 2010, p. 705. gran prestigio en la carrera
se les sometía iba a ser 209. Suárez Fernández, 2007, diplomática, don Pedro
como la prueba de hasta p. 727. Cortina Mauri" [...] La
dónde podía llegar la 210. De Riquer, 2010, p. 704. preocupación fundamental
potestad coercitiva del era que todo el esquema
Estado: retrasado varias 211. Preston, 1998, p. 946. político de los 'tecnócratas'
veces, estaba destinado a 212. Gil Pecharromán, 2008, había sido un perjuicio
demostrar si la justicia civil p. 291. para el Régimen y tenía
ordinaria estaba en 213. Tusell, 2007, p. 256. que ser sustituido por
condiciones de garantizar 214. Tusell, 2007, p. 266. completo"
la seguridad de ese mismo 221. De Esteban y López
Estado, que en principio se 215. Suárez Fernández, 2007, Guerra, 1977, p. 53-54. "Al
apoyara en tribunales p. 726; 729. "El cambio de
fomentar el desarrollo
militares" actitud del Tribunal de
económico, estaban
Orden Público, que cerró
194. De Riquer, 2010, p.  704- en falso el proceso 1001 haciendo imprescindible, a
705. con penas que oscilaban la larga, una
195. Preston, 1998, p. 943. entre los 12 y 20 años (30 modernización del Estado
de diciembre), se sitúa que le hiciera capaz de
196. Suárez Fernández, 2007, afrontar las obligaciones
p. 726. también en esta línea de
endurecimiento" que la sociedad industrial
197. Rodríguez Jiménez, 1997, exige"
p. 391. 216. Suárez Fernández, 2007,
p. 733. 222. Moradiellos, 2000, p. 183.
198. Moradiellos, 2000, p.  182-
183. 217. De Esteban y López 223. Gil Pecharromán, 2008,
Guerra, 1977, p. 185. p. 302.
199. Preston, 1998, p. 941-942.
200. Suárez Fernández, 2007, 218. De Riquer, 2010, 224. De Riquer, 2010, p.  706-
p.  706.  "Los tecnócratas 707.
p. 725-726.
del Opus Dei perdían su 225. Preston, 1998, p.  946-
201. Preston, 1998, p. 942-943. influencia en el gobierno 947.  "Fue obligado por
202. Tusell, 2007, p. 255. tras casi dieciséis años de Franco a designar a Utrera
203. Suárez Fernández, 2007, presencia ininterrumpida, Molina... En la ceremonia
p. 727; 729. hecho que reflejaba hasta de su investidura, estaba
204. Tusell, 2007, p. 254-255. qué punto su poder había rodeado por una galaxia
dependido de la protección de celebridades del
205. Suárez Fernández, 2007, 'búnker': Arrese,
p. 725. de Carrero Blanco"
Fernández Cuesta, Solís y
206. Suárez Fernández, 2007, 219. Tusell, 2007, p.  257- Girón, de la Falange, y
p. 726-727. 258.  "De este modo
quienes habían aparecido generales azules como
Iniesta Cano y García 229. Suárez Fernández, 2007, 240. Suárez Fernández, 2007,
Rebull" p.  739.  "Arias había p.  737-738.  "Lo que no
226. Suárez Fernández, 2007, rechazado la sugerencia cabía, y de ello protestaba
p. 731-732. "Había en este [de nombrar vicepresidente [Franco] en sus amargas
Gobierno dos tendencias: a Girón] para no conversaciones con Utrera
la que apuntaba a un convertirse en instrumento Molina, era la formación de
fortalecimiento de las en sus manos" asociaciones que
estructuras del sistema, 230. Preston, 1998, p. 947. elaborasen o sustentasen
haciéndolo si acaso 231. Tusell, ideologías distintas de las
2007,
menos monárquico y contenidas en el
p.  258.  "Carlos Arias
menos clerical, y la que Movimiento. Desde la
Navarro no tardaría en
buscaba, en sentido mostrar sus limitaciones. Secretaría General [que
contrario, la apertura Su pasado en el régimen detentaba Utrera Molina]
desvinculándolo de no era especialmente se montó un formidable
algunos aspectos del brillante... Su experiencia estado de opinión hacia la
pasado. [...] Católicos policial y su carencia de resistencia"
sinceros, todos o casi contactos o de prestigio... 241. Moradiellos, 2000, p. 185.
todos, los ministros contribuyeron a crear en él 242. Mateos y Soto, 1997,
compartían con Arias el una mentalidad recelosa y pp. 82.
recelo hacia la seducida tan solo por 243. De Riquer, 2010, p.  708-
Conferencia Episcopal y clichés elementales
los sectores más 709.
propios de un integrista 244. De Esteban y López
progresistas de la misma y convertido en anticlerical
desconfiaban de una Guerra, 1977,
como consecuencia de la p.  87.  "Estuvo a punto de
manera especial de dos evolución de la Iglesia. [...]
personas, monseñor originar la ruptura entre el
La personalidad del Vaticano y el Régimen
Dadaglio, nuncio, y el presidente del Gobierno no
cardenal Enrique y español... Pero, en
era, por lo tanto, la más cualquier caso,... se
Tarancón, arzobispo" apropiada para ejercer un
227. Rodríguez Jiménez, 1997, detecta bajo la superficie
liderazgo político en un una conflictividad
p. 421. momento especialmente insalvable entre Iglesia y
228. Tusell, 2007, p. 257. "En la difícil, y en cuanto a la de Régimen"
gestación de la crisis es Franco solo cabe decir que
posible que [Girón] los indicios de su 245. Preston, 1998,
acabara apoyando la decadencia física se p.  948.  "Franco, que no
presidencia de Carlos fueron haciendo cada vez deseaba arriesgarse a que
Arias Navarro pensando más manifiestos por el excomulgaran a su
en recibir no solo una puro transcurso de los presidente del gobierno,
compensación, sino días" obligó a Arias a
incluso una cierta 232. Rodríguez Jiménez, 1997, retractarse"
corresponsabilidad en el p. 422. 246. Tusell, 2007, p.  260.  "Lo
mando. Escribió discursos 233. De Riquer, 2010, p. 707. sucedido dejaba claro qué
para el nuevo presidente y rumbo seguían los
234. Suárez Fernández, 2007, sentimientos del
tenía la esperanza de
p. 736. presidente del Gobierno"
poder convertirse en
vicepresidente, pero al 235. Moradiellos, 2000, p.  183- 247. De Riquer, 2010,
final tan solo pudo influir 184. p.  709.  "El consejo de
tímidamente en algún 236. Mateos y Soto, 1997, guerra contra Puig Antich,
nombramiento como por pp. 87. que fue descaradamente
ejemplo el traslado de 237. De Riquer, 2010, p.  707- amañado con ocultación
Utrera desde la 708. de pruebas y el rechazo de
responsabilidad de 238. De Riquer, 2010, p. 708. varios testigos, aún no ha
Vivienda a la Secretaría sido revisado"
General del Movimiento" 239. Suárez Fernández, 2007,
p. 761.
248. De Riquer, 2010, p.  709- en lo referente a la libertad 266. Suárez Fernández, 2007,
710. de prensa, un clarísimo p.  762.  "Ciertos sectores
249. Preston, 1998, p. 948. ataque a los aperturistas se mostraron
situados en puestos de la escandalizados de que el
250. De Riquer, 2010, p. 710. Administración y una general, que contaba con
251. Rodríguez Jiménez, 1997, llamada a la intervención la autorización de Arias
p. 422-423. militar" Navarro, celebrara una
252. Moradiellos, 2000, p.  185- 257. Rodríguez Jiménez, 1997, larga entrevista, muy
186. p.  425-426.  "Es casi comprometida, con el
253. Rodríguez Jiménez, 1997, seguro que se produjo una dirigente rumano el 1 de
p.  423.  "El concepto de segunda declaración del junio de 1974. Díaz Alegría
'búnker' hace referencia a ex ministro de Trabajo, en tuvo que negarse a
un conjunto de personas la que este reaccionaba celebrar un encuentro con
afectas a posicionamientos frente a las críticas Carrillo, rechazando
inmovilistas y asentadas recibidas, la cual, según además preguntas
en las instituciones del parece, circuló en hojas indiscretas acerca del
Estado. Es decir, se trata fotocopiadas después papel que el Ejército
de un conglomerado desde que desde altas español y su jefe podían
político, económico y instancias se le solicitase desempeñar en la
eclesiástico, en ocasiones su no publicación" transición o si La
no muy bien sincronizado. 258. Suárez Fernández, 2007, Pasionaria, y el propio
Sus pilares más sólidos p. 762. "Era indudable que Carrillo, serían autorizados
estaban en el Consejo Franco, que no había a regresar. Franco se irritó
Nacional, las Cortes, el dejado de intervenir en los con estas noticias y Arias
Consejo del Reino y la asuntos, respaldaba la hubo de negar que hubiera
Organización Sindical, así actitud de Girón y no la de autorizado el viaje. El 20
como en la prensa y en la Pío Cabanillas con la de junio el general fue
oficialidad del Ejército. Por barretina" relevado del mando.
tanto el término 'búnker' 259. Rodríguez Jiménez, 1997, Probablemente su
hace referencia, mucho entrevista con Ceacescu
p. 424. había servido de
más que a una ideología o
a un programa 260. Preston, 1998, p. 948-949. coyuntura"
determinado, a una forma 261. Rodríguez Jiménez, 1997, 267. Rodríguez Jiménez, 1997,
de defender unos intereses p. 426-427. p. 429-430.
políticos y económicos, así 262. Rodríguez Jiménez, 1997, 268. Suárez Fernández, 2007,
como una mentalidad p. 427. p. 761-762.
ligada al esquema de 263. De Riquer, 2010, p. 711.
269. Moradiellos, 2000, p. 189.
valores impuestos por los
vencedores en la guerra 264. Gil Pecharromán, 2008, 270. Mateos y Soto, 1997,
civil" p. 304. pp. 85-86.
254. Rodríguez Jiménez, 1997, 265. De Riquer, 2010, 271. Suárez Fernández, 2007,
p. 424-425. p.  728.  "El cese del p.  779.  "Desprovisto de
teniente general Díez problemas coloniales, que
255. Gil Pecharromán, 2008, Alegría [fue] interpretado
p. 303-304. tanto influyeran en la otra
por estos sectores nación ibérica, el Ejército
256. Rodríguez Jiménez, 1997, disidentes [partidarios de seguía conservando
p.  425.  "En esta una mayor profesionalidad suficiente unidad y
'declaración política' o de las Fuerzas Armadas] prestigio para ser apoyo
'gironazo'... encontramos como un intento de los seguro en la transición a la
una férrea defensa de generales más ultras de Monarquía"
Falange, una apelación controlar todos los cargos 272. De Riquer, 2010, p.  727-
constante al 'Caudillo', una de mayor relevancia en
abierta crítica de las 728.
unos momentos de tanta
supuestas debilidades del incertidumbre política" 273. De Esteban y López
gobierno, especialmente Guerra, 1977, p. 209-210.
274. De Esteban y López 293. Suárez Fernández, 2007, que la labor de zapa del
Guerra, 1977, p. 77. p. 773. búnker no había dejado de
275. Tusell, 2007, p. 261. 294. Preston, 1998, p. 954. ser efectiva"
276. Suárez Fernández, 2007, 295. Ojea, Antonio (30 de julio 303. Moradiellos, 2000, p. 187.
p. 765-766. de 1977). «Derecho de 304. Tusell, 2007, p. 263.
277. Preston, 1998, p.  949- retracto sobre los bienes 305. Suárez Fernández, 2007,
950.  "Las tensiones entre de Reace» (https://elpais.c p. 776-777.
el vehemente Gil y el om/diario/1977/07/30/econ 306. De Riquer, 2010, p.  712-
infatuado Villaverde omia/239061608_850215. 713.
empeoraban cada día y html). El País (Grupo
llegaron a un punto PRISA). Consultado el 23 307. Suárez Fernández, 2007,
de julio de 2022. p. 776.
culminante el 21 de julio
con una indecorosa pelea 296. Rodríguez Jiménez, 1997, 308. Tusell, 2007, p. 262-263.
en el pasillo del hospital, p.  429.  "Los inevitables 309. Suárez Fernández, 2007,
ante la habitación del rumores incluían en esta p.  775-776.  "Franco
Caudillo. Que estallara ocasión el apunte de que recelaba que las
una refriega entre los dos Emilio Romero y Antonio Asociaciones fuesen sólo
ultraderechistas Izquierdo, directores de un subterfugio para
supuestamente a cargo de Pueblo y Arriba, introducir nuevamente los
la salud de Franco, respectivamente, habían partidos políticos que
reflejaba el grado de preparado un montaje a detestaba"
descomposición del partir de material de 310. Suárez Fernández, 2007,
régimen" prensa de contenido p. 778.
278. Moradiellos, 2000, p. 186. erótico para ser examinado 311. Rodríguez Jiménez, 1997,
279. Tusell, 2007, p. 262. por Franco a fin de forzar p. 428-429.
el cese del responsable 312. Gil Pecharromán, 2008,
280. Suárez Fernández, 2007, del 'desmadre' de los
p. 767-768. p. 308.
medios de información"
281. Preston, 1998, p. 950-953. 297. Preston, 1998, p. 953. 313. Preston, 1998, p. 955-956.
282. Suárez Fernández, 2007, 298. Mateos y Soto, 1997, 314. De Riquer, 2010, p.  714-
p. 768. 716.
pp. 87; 92.
283. Suárez Fernández, 2007, 299. Gil Pecharromán, 2008, 315. Suárez Fernández, 2007,
p. 767. p. 739-740.
p. 306.
284. De Riquer, 2010, p.  711- 300. Suárez Fernández, 2007, 316. Suárez Fernández, 2007,
712. p. 740.
p. 772.
285. Preston, 1998, p. 449; 450. 301. Suárez Fernández, 2007, 317. De Riquer, 2010, p.  716-
286. De Riquer, 2010, p.  733- 717.
p. 779.
734. 318. De Riquer, 2010, p.  717-
302. Rodríguez Jiménez, 1997, 718; 720.
287. Moradiellos, 2000, p.  186- p.  429.  "El texto del
187. Estatuto de Asociaciones 319. Tusell, 2007, p. 267.
288. De Riquer, 2010, p. 712. [establece] que las futuras 320. Tusell, 2007, p. "Lo que de
289. Suárez Fernández, 2007, asociaciones nuevo demuestra que el
p. 769. permanecerán bajo el régimen político no era un
estricto control del Consejo factor de paz social, sino,
290. Gil Pecharromán, 2008, Nacional, en lugar de por el contrario, un
p. 306. "Se trataba de una depender del ministerio de obstáculo para que esta se
abierta declaración de la Gobernación tal como produjera".
guerra del búnker al pretendían los aperturistas, 321. De Riquer, 2010, p.  718-
gobierno" y que el derecho de 719.
291. Rodríguez Jiménez, 1997, asociación únicamente 322. De Riquer, 2010, p.  720-
p. 427-428. pudiera ser ejercito an el 721.
292. Rodríguez Jiménez, 1997, ámbito del Movimiento. A
p. 428. este respecto, es evidente 323. De Riquer, 2010, p.  722-
724.  "La extensión e
intensificación de las especialmente la dispuestas a impedir que
actividades del movimiento politización, y la adopción éste continuara..."
vecinal, en el marco final de valores 339. Gil Pecharromán, 2008,
de la dictadura, sirvió ideológicamente p. 311.
notablemente para la democráticos. Para que 340. Tusell, 2007, p. 279.
divulgación de los valores estas actitudes
democráticos y colaboró predominasen pesó 341. Suárez Fernández, 2007,
de forma decisiva a notablemente la existencia p.  764.  "El 25 de julio las
estimular la reivindicación de una conflictividad y de declaraciones nonatas [de
del autogobierno unos movimientos sociales don Juan de Borbón] se
municipal. El sociólogo reivindicativos que, convirtieron por mano de
Manuel Castells no ha aunque relativamente Trevijano en los doce
dudado en calificar el caso minoritarios, fueron puntos programáticos de la
español como el del progresivamente Junta Democrática, que se
'movimiento urbano más influenciando en la opinión presentó en un hotel de
extendido y significativo de ciudadana" París"
Europa desde 1945'" 331. De Riquer, 2010, p. 724. 342. Moradiellos, 2000, pp. 192-
324. Tusell, 2007, p. 267-268. 332. Moradiellos, 2000, p. 192. 195.
325. De Riquer, 2010, p.  724- 333. Tusell, 2007, p.  271; 278- 343. De Riquer, 2010, p.  745-
726. "En conjunto se llevó 747.
279.  "Urgidos por la
a cabo un auténtico sensación de inminencia 344. Gil Pecharromán, 2008,
proceso de reconstrucción de la desaparición del p. 312.
de la cultura democrática, dictador, pareció por vez 345. De Riquer, 2010, p. 747.
al margen y en contra del primera posible la unidad 346. Tusell, 2007, p. 280.
Estado franquista, que de la oposición cuando su 347. De Riquer, 2010, p.  748-
simbolizaba también la historia a lo largo de los
pérdida de apoyo social de 749.
años y desde la guerra
la dictadura entre las civil había consistido 348. De Riquer, 2010, p.  744-
clases más cultivadas" precisamente en lo 745.
326. De Esteban y López contrario. En última 349. Tusell, 2007, p. 269-270.
Guerra, 1977, p. 141. instancia puede decirse 350. Tusell, 2007, p.  271; 273-
327. De Riquer, 2010, p. 720. que mediante este 274. "Adoptó el seudónimo
328. Suárez Fernández, 2007, esfuerzo de colaboración 'Tácito' para firmar los
p. 513. la oposición superó una de artículos que fue
las herencias del pasado" publicando en el diario
329. De Riquer, 2010, p.  685- católico Ya. Bajo tal
686.  "La opinión 334. Moradiellos, 2000, p. 195. seudónimo se expresaron
ciudadana percibió el 335. De Riquer, 2010, p.  742- personas que militaban en
contraste entre el aumento 743.
la oposición y otras que
de los opositores a la 336. Tusell, 2007, p. 276. mantenían una posición
dictadura, la mayor 337. Tusell, 2007, p. 277; 279. evolucionista desde el
difusión de opiniones 338. Suárez Fernández, 2007, régimen hacia fórmulas de
críticas con la situación y p. 555. "El 1 de noviembre carácter democrático. Los
la parálisis política del artículos de 'Tácito'
de 1970, en un meeting
régimen franquista, tuvieron siempre una
celebrado en Bruselas...
producto de sus repercusión importante en
Santiago Carrillo expuso
incertidumbres y divisiones la opinión pública y en
su nuevo proyecto que
internas" llamaba 'un pacto para la alguna ocasión llevaron al
330. De Riquer, 2010, p.  737- libertad'. [...] Consideraba procesamiento de sus
738. "Los grandes cambios necesaria una coalición autores"
sociales, económicos y entre todas las tendencias 351. Suárez Fernández, 2007,
culturales no pueden democráticas, es decir, p.  631.  "No había, tras
explicar por sí solos la enemigas del Régimen, y ellos, una poderosa
modificación de las organización de partido
actitudes políticas,
como aquella que poseían 368. Suárez Fernández, 2007, 394. Suárez Fernández, 2007,
ya socialistas y p. 784-785. p.  798-799.  "Mientras el
comunistas" 369. Suárez Fernández, 2007, mundo en torno había
352. De Riquer, 2010, p.  726- p. 796. cambiado, Franco
727. 370. Gil Pecharromán, 2008, permanecía dentro de su
353. Preston, 1998, p. 955. p. 323-326. universo de ideas"
354. Rodríguez Jiménez, 1997, 371. Moradiellos, 2000, p. 188. 395. Suárez Fernández, 2007,
p. 430. pp. 800-8011.
372. De Riquer, 2010, p.  721-
355. Suárez Fernández, 2007, 722. 396. Preston, 1998, p. 959-960.
p. 783. 373. De Riquer, 2010, p. 719. 397. Preston, 1998, p. 960.
356. Preston, 1998, p.  956- 374. De Esteban y López 398. Tusell, 2007, p. 281.
957.  "El Caudillo reflejaba Guerra, 1977, p. 120. "Los 399. Moradiellos, 2000, p. 191.
la creencia de los ultras de votos en favor de la 400. Tusell, 1997, pp. 294-295.
que debía rodearse de oposición obrera fueron 401. De Riquer, 2010, p. 731.
leales de la vieja guardia considerables, si bien es 402. Preston, 1998, p. 960-961.
en vista del agrupamiento difícil, ante los
de los enemigos para el contradictorios informes 403. Suárez Fernández, 2007,
asalto al régimen" dados por las partes, llegar p. 800.
357. De Riquer, 2010, a cifras ciertas" 404. Moradiellos, 2000, p.  199-
p.  727.  "El gobierno Arias 375. Suárez Fernández, 2007, 200.
continuaba siendo un p. 796-797. 405. Mateos y Soto, 1997,
ejecutivo de equilibrios pp. 106-108.
entre tendencias sin que 376. Suárez Fernández, 2007, 406. De Riquer, 2010, p.  735-
hubiera un claro proyecto p. 997.
736.
global de cómo avanzar en 377. Moradiellos, 2000, p.  188-
el terreno de las 190. 407. De Riquer, 2010, p. 736.
eventuales reformas 378. De Riquer, 2010, p.  728- 408. Preston, 1998, p.  961.  "El
políticas" 729. hospital estaba asediado
358. Suárez Fernández, 2007, 379. Suárez Fernández, 2007, por los periodistas. Se
p. 794. p. 784. ofrecían enormes sumas
de dinero a quien
359. Rodríguez Jiménez, 1997, 380. De Riquer, 2010, p. 725. consiguiera fotografiar al
p. 431. 381. De Riquer, 2010, p. 729. agonizante dictador. El
360. Suárez Fernández, 2007, 382. Preston, 1998, p. 958. doctor Pozuelo rechazó
p. 795. 383. Suárez Fernández, 2007, con indignación fabulosas
361. Suárez Fernández, 2007, p. 797. ofertas, para descubrir
p. 780; 783. 384. Moradiellos, 2000, p.  190; después que el Marqués
362. Gil Pecharromán, 2008, 199. de Villaverde ya había
pp. 309-310. hecho pleno uso de su
385. De Riquer, 2010, p.  729- propia cámara fotográfica"
363. De Riquer, 2010, p. 713. 730; 733.
364. Suárez Fernández, 2007, 386. De Riquer, 2010, p. 730. 409. Preston, 1998, p.  961.  "La
p. 792. determinación del séquito
387. Suárez Fernández, 2007, de El Pardo de mantener a
365. De Riquer, 2010, p. 798. Franco con vida a pesar de
p.  728.  "Ciertamente era 388. Gil Pecharromán, 2008, sus intensos sufrimientos
una visión algo exagerada, p. 314. no dejaba de estar
aunque reflejaba relacionada con el hecho
claramente la 389. Tusell, 2007, p. 270. de que el período de
intranquilidad que 390. Moradiellos, 2000, p. 190. Alejandro Rodríguez de
comenzaba a extenderse 391. Tusell, 2007, p. 264. Valcárcel como presidente
entre los franquistas" 392. Gil Pecharromán, 2008, del Consejo del Reino y de
366. De Esteban y López p. 315. las Cortes concluiría el 26
Guerra, 1977, p. 206. 393. Preston, 1998, p. 958-959. de noviembre. Si Franco
367. Preston, 1998, p. 957. podía recuperarse lo
suficiente como para 416. De Riquer, 2010, p.  749- continuidad empezaba a
renovar el mandato de 753. "Por otro lado, buena estar claramente
Rodríguez Valcárcel, la parte de los propios descartada"
camarilla contaría con un políticos franquistas eran 417. Tusell, 2007, p.  280;
hombre clave en un puesto conscientes en aquellos 282.  "Si bien resultaría
que permitiría asegurar años de la imposibilidad exagerado afirmar que la
que el presidente del de un franquismo sin oposición organizada jugó
consejo de ministros Franco ante el aislamiento un papel absolutamente
elegido por Juan Carlos internacional del régimen y decisivo en la transición,
fuera 'fiable'. [...] su progresiva soledad sin ella resulta por
Finalmente, su hija cultural e ideológica. [...] completo imposible
Nenuca insistió en que De esta manera, el dilema comprender que se llevara
debía dejársele morir en que se presentaba a la a cabo. [...] En 1971 solo el
paz" sociedad y a la clase 12 por 100 de los
410. Suárez Fernández, 2007, política tras la muerte de españoles creía que la
p. 801. Franco ya no era la existencia de partidos
411. Preston, 1998, p. 961; 967. continuidad del régimen o políticos resultaría
412. De Riquer, 2010, p.  731- el cambio democrático. En beneficiosa, pero en 1973
732. aquellos momentos la era ya del 37 por ciento y
disyuntiva se situaba en en la primavera de 1975 se
413. Tusell, 2007, p. 283. decir cómo debía llevarse llegó al 56 por 100"
414. De Esteban y López a cabo el cambio político 418. Tusell, 2007, p. 281-282.
Guerra, 1977, p. 189. hacia la democracia: la
415. De Esteban y López reforma pactada o la
Guerra, 1977, p. 204. ruptura. La opción de la

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