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APUNTE DE CLASES DERECHO CIVIL I.

Profesor: Francisco Lara Roloff1


(Elaborado sobre la base de los siguientes autores: Arturo Alessandri; Manuel Somarriva;
Antonio Vodanovic; Carlos Ducci; Gonzalo Figueroa; Carlos López; Hernán Corral)
(Este apunte incluye los puntos indicados en el Cedulario para examen de grado)

Constitucionalización del Derecho Civil


Este fenómeno encuentra su origen y expansión en la Alemania e Italia de la segunda mitad
del S. XX.
En Chile, este fenómeno encuentra su punto de partida en la Constitución Política de la
República de 1980 (en adelante “Cpol.”); aunque sólo de manera incipiente. Es así como
nuestra Cpol. Consagra una serie de derechos fundamentales, muchos de ellos protegidos
mediante las garantías jurisdiccionales subjetivas: 1. El recurso (o más correctamente,
acción) de protección; 2. El recurso de amparo.
Hoy no se discute que se puede aplicar directamente la Cpol. A los asuntos de los
particulares, sin necesidad de una ley ordinaria que concretice el texto constitucional.
Resulta relevante, en este aspecto, el estudio de los artículos 1° inc. 4° y 6° inc. 2° de
nuestra carta fundamental. Estos artículos establecen que la Constitución no sólo obliga al
Estado sino también a los particulares.
En ese sentido, tal como señala el profesor Corral, muchas normas constitucionales tienen
incidencia directa en la conformación del sistema de Derecho privado en sus distintas
manifestaciones. Por ej., en el derecho de la persona: reformulación del Derecho de la
persona sobre la base de la dignidad; el respeto al derecho a la honra e intimidad; en el
campo de los contratos: relevante en cuanto a los límites al derecho a la libre iniciativa
económica; el derecho de familia: la Cpol. Reconoce a la familia como el núcleo esencial
de la sociedad, etc.
Por último, se puede sostener que este fenómeno (el de la constitucionalización) no es un
proceso único sino que corresponde a una de las varias tendencias en las que se aprecia un
cambio metodológico en el estudio del Derecho Civil (modelo de Ciencia Jurídica).
Además, en Chile se erige como un proceso que tiene avance en la jurisprudencia pero que
aún no ha sido captado a cabalidad por la doctrina y los operadores del Derecho. A su vez,
la constitucionalización puede operar de tres formas: 1. Por la vía reformadora; 2. Por la vía
hermenéutica o de la aplicación indirecta; y 3. Por la vía de la aplicación directa.

1
Abogado. Magister en Cultura Jurídica, UACH, U. de Girona y U. de Génova.
Para finalizar, si uno acoge este fenómeno sin tomar los debidos resguardos, nos podemos
enfrentar a una sobrevaloración de la Constitución, y de esa manera, caer en un régimen de
“autarquía” (dominio de sí mismo; autosuficiencia) más que de supremacía constitucional.
Fuente principal: Hernán Corral Talciani. “Algunas reflexiones sobre la
constitucionalización del Derecho privado”. Publicado en Derecho Mayor (Universidad
Mayor) N° 3, Octubre, 2004, pp. 47-63).

Constitucionalidad de la ley
La Constitución es el fundamento de nuestro ordenamiento jurídico y base de la
institucionalidad de nuestro país. Sobre ésta no existe otra ley de mayor jerarquía.
En términos generales, cuando las leyes generales guardan conformidad con la
Constitución, se dice que son constitucionales.
Ahora bien, la constitucionalidad abarca dos aspectos: uno de fondo y otro de forma.
El de fondo se cumple cuando el contenido de la ley respeta los derechos fundamentales
consagrados en la Constitución.
El de forma se cumple cuando la ley es dictada por los órganos competentes y con las
formalidades que para su generación y promulgación establece la Constitución.
Cabe hacerse la pregunta: cuando una ley es inconstitucional ¿debe ser obedecida?, esto es,
¿produce efectos?
La respuesta es que, en principio sí. Al igual que cuando se trata de un acto jurídico que
puede ser declarado nulo, mientras no ocurra dicha situación, el acto es sólo anulable y
mientras tanto produce todos sus efectos jurídicos.
Lo que interesa recalcar en este punto, es que el procedimiento que establece la
Constitución para reclamar la inaplicabilidad de una ley por inconstitucional, solo producirá
efecto, en caso de ser acogida, respecto del caso concreto que se trata.

El Derecho y sus normas


Concepto de norma: Línea o criterio de pensamiento o de acción, que uno adopta por sí
mismo o recibe de otro. Las normas enuncian lo que debe ser. La validez de la norma o
eficacia de ella no depende del hecho de que sea aplicada, sino que sólo del deber ser que
expresa.
Sociedad y derecho
El destino del hombre es vivir en sociedad. Además, el hombre requiere mutua
colaboración, lo que implica tener relaciones pacíficas y libres. La manera de lograr aquello
es que estén regidos por normas generales y obligatorias para todos.
Tales normas las crea la sociedad y se denominan normas jurídicas. Las que en conjunto
forman el Derecho objetivo.

Derecho objetivo y Derecho subjetivo


Hay que tener presente que ha habido largo y profundo debate sobre el sentido de la
expresión Derecho objetivo así como de Derecho subjetivo. En este apunte se expresarán de
manera muy resumida, para efectos de centrarnos en el estudio del Derecho Civil; materia
que nos convoca.
El Derecho objetivo se puede definir como el conjunto de normas imperativas que, para
mantener la convivencia pacífica y ordenada de los hombres que viven en sociedad, regulan
las relaciones de ellos.
En relación al Derecho subjetivo, en filosofía del Derecho existen dos corrientes. 1) La
Filosofía Analítica del Derecho, que es una forma de investigación que se pregunta por la
estructura conceptual de algo. No hace encuestas ni experimentos, no se trata de una ciencia
social con prueba empíricas. Sino que realiza categorías conceptuales. 2) La Filosofía
Antalítica Contemporánea, que defiende dos teorías sobre la naturaleza de los derechos
subjetivos (es, precisamente, una de estas teorías la que más se sigue en la actualidad).
La primera: Idea de interés. Los derechos subjetivos son intereses jurídicamente protegidos
(R. von Ihering). Beneficio a determinado bien. Se podría sostener que se trata de una teoría
individualista.
La segunda: Formas de protección que el ordenamiento jurídico da a la voluntad. (B.
Windscheld). Se apoya en el hecho de que muchos derechos son renunciables. No se
protege el beneficio. Aquí se da espacio a la voluntad del sujeto para decidir. Teoría del
carácter liberal de la protección al individuo.
Lo importante es que ambas son teorías políticas liberales acerca del rol del Derecho en un
sistema jurídico.
(Para quien desee investigar a este respecto, es importante tener claro que el Derecho
subjetivo se estudia en un contexto histórico específico).
Por último, cabe señalar que la distinción entre ambos no se opone a que ambos sean
aspectos diversos de una misma esencia. Por ej: el poder y las facultades que implica el
derecho subjetivo de propiedad (uso, goce y disposición) son reconocidos y garantizados
por el derecho objetivo, que impone a todos el deber de respetar el poder y facultades del
propietario.
Caracteres de la norma jurídica
1. Imperatividad: toda norma jurídica lleva envuelta una orden. La norma no sugiere ni
aconseja sino que manda en forma perentoria. Con todo, la redacción gramatical de
la norma no requiere términos imperativos, basta que la orden aparezca implícita.

2. Bilateralidad, alteridad o socialidad de la norma jurídica: la norma no es una regla


de conducta para el individuo aisladamente considerado, no rige el comportamiento
de la persona en sí mismo (como sí lo hace la moral), sino en relación con otros. En
ese sentido, toda regla jurídica implica necesariamente, la relación entre dos sujetos.
Esta característica significa: a) Que rigen actos humanos sociales. b) Establecen
deberes correlativos.

3. Generalidad: se dirigen a todas las personas que durante el tiempo de su vigencia


puedan subsumirse en las hipótesis previstas por la norma. Responde al principio de
igualdad ante la ley. Evita la discriminación arbitraria.

4. Abstracción: por ser las normas generales, también son abstractas. Es decir, no
prevén casos concretos, sino situaciones tipo. Por ej. Las normas no disponen que si
Pedro no paga su deuda a Diego, deberá indemnizarle los perjuicios. Sino que se
refiere a deudor y acreedor.

5. Coercibilidad: la coerción de las normas jurídicas consiste en la amenaza de sanción


que acompaña al mandato contenido en la misma, para el caso de que el mandato no
sea observado. Hay que distinguir entre coactivo y coactividad o coercibilidad.
Decir que la norma jurídica es coactiva significa que ésta en todo caso es impuesta
por la fuerza; en cambio, la coercibilidad y la coactividad denotan sólo la
posibilidad de recurrir a la fuerza = sanción.
Derecho público y privado

Derecho constitucional
Derecho administrativo
Derecho público Derecho penal
Derecho procesal
Derecho nacional

Derecho privado Derecho Civil


Derecho Comercial
Derecho Laboral*
Derecho

Derecho internacional Derecho internacional público


Derecho internacional privado

La distinción entre Derecho público y privado se hace teniendo en consideración:


1. El interés preponderante que tutelan.
2. Los sujetos de las relaciones.
3. La calidad en que actúan.
De esta manera, se puede definir Derecho público de la siguiente manera: es el conjunto
de normas que, mirando a un preponderante interés colectivo, regula la organización y
actividad del Estado y demás entes públicos menores (municipalidades), sus relaciones
entre sí o con los particulares, actuando el Estado y dichos entes en cuanto sujeto
dotado de poder soberano o público. Bajo este contexto, los particulares actúan en un
plano de subordinación.
Por su parte, podemos conceptualizar el Derecho privado como sigue: es el conjunto de
normas que, considerando un preponderante interés individual, regulan las relaciones de
los particulares entre sí o la de éstos con el Estado o demás entes, en cuanto los últimos
no actúen como poder político o soberano, sino como particulares. Incluso regulan las
relaciones entre los últimos, mientras actúen como privados. Por ej.: E° expropia
terreno; actúa como poder político y la norma que regula es de Derecho público. Ahora
bien, si Estado compra o toma en arriendo un inmueble a un particular, la norma que
gobierna la relación es de Derecho privado.

Antinomias y su resolución mediante el criterio de subsunción (jerarquía, especialidad,


temporalidad)
Antinomia o conflicto normativo: aquella situación que se produce cuando dos o más
normas son incompatibles. Por ejemplo: a) una norma manda a hacer alguna cosa y otra
norma prohíbe hacer esa misma cosa; b) una norma manda a hacer alguna cosa y otra
permite no hacer esa misma cosa, c) una norma prohíbe hacer alguna cosa y otra permite
hacer esa misma cosa.
Ahora, la solución al conflicto entre normas viene dada por el criterio de subsunción. Es
decir, por los criterios clásicos de Jerarquía, especialidad y temporalidad o cronológico.
El de jerarquía: aquel según el cual la norma de rango superior, en caso de conflicto
normativo, prevalece sobre la de rango inferior: lex superior derogat legi inferiori.
El de especialidad: aquel que opera cuando se produce un conflicto normativo entre una
norma general y otra especial respecto de aquella, que se resuelve mediante la aplicación
preferente de la norma especial: lex specialis derogat generali.
El de temporalidad o cronológico: aquel según el cual la norma posterior en el tiempo, en
caso de conflicto normativo, prevalece sobre la anterior: lex posterior derogat legi priori.
Según N. Bobbio, ¿qué sucede en caso de antinomia entre normas contemporáneas, del
mismo nivel y ambas generales? R: hay que recurrir a la “forma” de la norma (esto es,
esclarecer si se trata de una norma que manda, prohíbe o permite), y aplicar, entonces, un
cuarto criterio, el de prevalencia:
1. Norma imperativa vs prohibitiva, prevalece la permisiva.
2. Criterio jerárquico vs cronológico, prevalece el jerárquico.
3. Criterio de especialidad vs cronológico, prevalece el de especialidad.
4. Criterio jerárquico vs especialidad, no existe regla general, solución recae en
intérprete.
CLASIFICACIÓN DE LAS LEYES SEGÚN SUS CARACTERÍSTICAS

1. Leyes declarativas o supletivas de la voluntad de las partes


Éstas son las más numerosas en el Derecho Civil. Son aquellas que determinan las
consecuencias de los actos jurídicos, cuando las partes interesadas no las han previsto y
regulado de otra manera, teniendo libertad para hacerlo.
Es decir, la ley suple el silencio u omisión de las partes con la finalidad de que tengan la
regla que no se cuidaron de establecer. (Art. 1444 CC es un ejemplo, en cuanto a las
“cosas” o elementos de la naturaleza en todo acto o contrato).
Las disposiciones del Derecho Privado son, en gran parte, puramente declarativas, es decir,
los autores de los actos jurídicos pueden desechar su aplicación para reemplazarlas por
otras que ellas mismas se den.
2. Leyes imperativas y prohibitivas
Ambas se imponen a la voluntad de los particulares, los cuales para celebrar determinados
actos, deben someterse a ellas (imperativas) o les está prohibido hacerlo (prohibitivas).
En ese sentido, no todas las disposiciones del Derecho patrimonial privado presentan un
carácter simplemente declarativo o supletivo. Las causas que determinan al legislador a
dictar reglas de este tipo (según algunos) son de dos especies. La primera, asegurar el orden
público (por ejemplo, las disposiciones que versan sobre el matrimonio y las relaciones de
familia en general). La segunda, proteger a las personas que por su edad, sexo o
condiciones físicas son incapaces de defender por sí mismas sus derechos (este tipo de
leyes, tendientes a proteger a dichas personas, deben ser imperativas). A su vez, las leyes
establecidas por el Derecho Público son siempre imperativas. Ejemplo de una prohibitiva:
art. 402, inciso 1° CC.
3. Leyes dispositivas
Son aquellas en que el legislador dicta una norma para resolver conflictos de intereses que
se presentan entre personas que no han contratado entre sí. Se refieren a situaciones en que
la voluntad no desempeña ningún rol.
En estos casos, el legislador compara y pesa los intereses controvertidos, y se pronuncia
dando la primacía a aquel que le parece más digno de protección. Ejemplo: venta de cosa
ajena. Art. 1815 CC.
Por último, muchos autores sostienen que las leyes dispositivas no constituyen una tercera
clasificación propiamente tal. Esto debido a que estas normas disponen, (abstracción hecha
de la voluntad de los sujetos) habrán de ser imperativas o supletorias, según rechacen o
admitan la posibilidad de una declaración de voluntad contraria de los particulares. Es
decir, según estos autores, el nombre de “dispositivas” debe considerarse como sinónimo de
“leyes supletivas”.
CLASIFICACIÓN DE LAS LEYES SEGÚN SU JERARQUÍA

La ley fundamental está constituida por la Constitución. Es ley fundamental no sólo porque
establece la forma en que deben dictarse las leyes, sino también porque establece límites a
la discrecionalidad legislativa.
Las leyes deben dictarse no sólo conforme a la Constitución sino que además no pueden
contravenir sustantivamente los preceptos constitucionales.
Bajo la Constitución, encontramos las siguientes leyes:

1. Leyes interpretativas de la CPol:


Son normas legales establecidas con el fin de fijar como generalmente obligatoria cierta
interpretación de una o más disposiciones constitucionales.
Requisitos:
a. Quórum estricto de aprobación = 3/5 de los diputados y senadores en ejercicio (art. 66
CPol)
b. Exigencia de control preventivo de constitucionalidad por el Tribunal Constitucional,
antes de su promulgación (art. 93N°1)

2. Leyes orgánicas constitucionales (LOC):


Son normas legales que por expreso mandato de la CPol deben regular ciertas materias, que
por lo general se relacionan con la organización y atribuciones del Estado.

Ejemplos (en total se señalan 13 LOCS):


LOC TC; Organización y atribuciones de los Tribunales de Justicia; de la Contraloría
General de la República, del Banco Central, etc.
Requisitos:
a. Quórum especial de aprobación = 4/7 de diputados y senadores en ejercicio.
b. Control preventivo de constitucionalidad por TC, antes de su promulgación.

3. Leyes de quórum calificado:


Son normas legales cuya aprobación por cada cámara del Congreso requiere por mandato
constitucional, la satisfacción de un quórum especial, correspondiente a la mayoría absoluta
de los diputados y senadores en ejercicio.
Ejemplos:
Ley sobre pérdida de nacionalidad, abusos de publicidad, limitaciones para adquirir el
dominio de ciertos bienes, exigencia de que delitos terroristas y su penalidad sean
determinados por LQC, etc.

4. Leyes simples, ordinarias o comunes:


Son todas las demás normas legales establecidas por los órganos legislativos con sujeción a
las reglas generales del procedimiento legislativo (mayoría de los presentes).

POTESTAD REGLAMENTARIA DEL PdR (Art. 32 N° 6 Cpol).

Competencia normativa conferida por la Cpol al PdR para establecer las normas que crea
necesarias para la ejecución de las leyes o bien para regular todas aquellas materias que no
sean propias del dominio legal.

1. Potestad reglamentaria de ejecución: (destinadas a la ejecución de las leyes). Tiene


por objeto que a través de la dictación de reglamentos, decretos o instrucciones, el
PdR ponga en ejecución la ley. Su razón de ser es la insuficiencia legal, que no
puede llegar a todos los detalles. Además, una ventaja del reglamento es que goza
de más tecnicismo puesto que detrás de su producción hay comisiones de expertos.
Se trata de la potestad normativa tradicional del PdR en la historia del Derecho
Constitucional chileno.
2. Potestad reglamentaria autónoma: (destinadas a gobierno y administración). No
requiere de una ley previa para ponerse en movimiento. Autoriza al PdR a dictar
decretos, reglamentos e instrucciones en todas aquellas materias que no sean
propias del dominio legal.
Constituye, en conjunto con el establecimiento de un dominio legal máximo, una
novedad en nuestra historia constitucional chilena.

Atendiendo a la autoridad que dicta el decreto, se clasifican en:


Decreto Supremo: aquellos dictados por el PdR o Ministro por orden del PdR sobre
asuntos propios de su competencia.
A su vez, los DS se clasifican de acuerdo su contenido:
a. Reglamentos: aquellos que expresan normas jurídicas generales.
b. Simples decretos: aquellos que expresan normas jurídicas particulares.
c. Instrucciones: Aquellas que contienen órdenes dirigidas a funcionarios
subalternos.

Resoluciones: los que provienen de otras autoridades administrativas.


• Las normas jurídicas dictadas en ejercicio de las potestades administrativas tienen
rango jerárquico inferior a la Cpol y ley.

Decretos con fuerza de ley (DFL) Art. 64 Cpol: acto normativo que representa una forma
excepcional de ejercicio de la potestad legislativa, realizado exclusivamente por el PdR, en
virtud de un acto de delegación de la potestad legislativa que se expresa en la dictación de
una “ley delegatoria”. Esto es, la potestad reglamentaria puede extenderse a materias
propias de una ley.

Decretos leyes (DL): acto normativo que, sin ser realizado en ejercicio de la potestad
legislativa constitucionalmente reconocida, pretenden producir efectos jurídicos
equivalentes a los de una ley. Típica producción de norma durante período de ruptura
constitucional. Ejemplos: DL N° 3.500, que fija el régimen de previsión social derivado de
la capitalización individual y establece nuevo sistema de pensiones; DL N° 2.251, que
bonifica la contratación de trabajadores ciegos y sordomudos y otorga subsidio a enfermos
del Mal de Hanssen; DL N° 3464, por el que se aprueba la Constitución Política de la
República, etc.

PROCEDIMIENTO DE FORMACIÓN DE LA LEY

1. Iniciativa: Es la primera fase del procedimiento de formación de la ley y consiste en


el acto por el cual un proyecto de ley es ingresado ante una de las dos Cámaras del
Congreso y sometido a su consideración.
La facultad de presentar proyectos de ley es atribuida por la Cpol. Al PdR; a los
diputados (individualmente o en grupos de hasta 10 de ellos) y a los senadores
(individualmente o en grupos de hasta 5 de ellos). En el primer caso, la iniciativa se
denomina “mensaje”. En el segundo, “moción”.
Sin embargo, existen ciertas leyes que sólo pueden tener origen en el Senado
(Amnistía e indultos generales) y otras sólo en la Cámara de diputados (tributos de
cualquier naturaleza; sobre los presupuestos de la Administración Pública; sobre
reclutamiento).
Por último, esta etapa culmina cuando el presidente de la Cámara de origen da
cuenta del proyecto, admitiéndolo a tramitación.

2. Discusión: Esta etapa se extiende desde la admisión a tramitación de un proyecto de


ley hasta su aprobación o rechazo por parte del Congreso. Comprende los diversos
actos que se realizan al interior de cada Cámara con el fin de analizar el proyecto,
intercambiar opiniones sobre el mismo, y formular indicaciones (adiciones,
supresiones o enmiendas) tendientes a mejorar el texto inicial del proyecto.
La discusión al interior de cada rama del Congreso se realiza tanto en sala (sesiones,
por regla general públicas, en las que tienen derecho a participar la totalidad de los
senadores y diputados en ejercicio) como en las comisiones especializadas
integradas por un número reducido de parlamentarios.
Más detalles en LOC N° 18.918 sobre Congreso Nacional.
• En cuanto a las comisiones de la Cámara de diputados y del Senado: son grupos
de parlamentarios que estudian los proyectos de ley. El Senado y la Cámara de
diputados establecerán en sus respectivos reglamentos las comisiones
permanentes que consideren necesarias para informar los proyectos sometidos a
su consideración.
• Clases de comisiones:
a) Comisiones permanentesà analizan materias específicas (Constitución,
legislación y justicia, Hacienda, etc.). En la Cámara hay 18 y en el Senado
15.
b) Comisiones unidasà se reúnen dos o más comisiones para estudiar un
proyecto determinado.
c) Comisiones mixtasà están contempladas en los arts. 70 y 71 de la Cpol. Se
integran por igual número de miembros de cada una de las Cámaras y su
misión es llegar a un acuerdo cuando se ha producido un conflicto entre la
Cámara de diputados y el Senado en relación con la tramitación de un
proyecto de ley. (Más detalle en art. 20 LOC N° 18.918).

3. Aprobación: es la votación de un proyecto en una y otra sala. Para que un proyecto


de ley sea aprobado por el Congreso se requiere el voto favorable de ambas
cámaras, siendo el quórum de aprobación, por regla general, la mayoría de los
miembros presentes en la sesión (leyes ordinarias o comunes).

4. Sanción o veto: aprobado el proyecto por ambas Cámaras, el paso siguiente es la


sanción. Es decir, el acto por el cual el PdR manifiesta su conformidad con un
proyecto de ley aprobado por ambas Cámaras.
El PdR dispone de un plazo de 30 días desde la remisión del proyecto por el
Congreso para manifestarse aprobándolo (sanción) o rechazándolo (veto). Si,
transcurrido ese plazo, el PdR no se pronuncia, se entenderá aprobado tácitamente el
proyecto (arts. 73 y 75 Cpol).

5. Promulgación: es el acto por el cual el PdR fija el texto definitivo del proyecto de
ley, lo firma y lo ordena cumplir como ley de la República. La promulgación debe
hacerse dentro del plazo de 10 días contados desde la sanción del proyecto y se
expresa a través de un decreto supremo que asigna además a la ley su número
correlativo (art. 75, inc. 2° Cpol).

6. Publicación: es el acto por el cual la ley promulgada es puesta en conocimiento de


sus destinatarios. La exigencia de publicación de la ley dentro de los 5 días
siguientes al fin de la tramitación del decreto supremo promulgatorio se encuentra
establecida en la Cpol (art. 75, inc. Final), aunque su forma de cumplimiento se
encuentra regulada por los arts. 6 y 7 del Código Civil (los que disponen que la
publicación debe hacerse mediante la inserción del texto de la ley en el Diario
Oficial).

Por último, el tiempo de duración del proceso de formación de la ley es variable y depende
del grado de controversia que susciten sus disposiciones. Los proyectos son discutidos en el
orden cronológico de presentación, a menos que el PdR ejerza su facultad de alterar ese
orden de tramitación calificando un proyecto como “urgente” (art. 74 Cpol).
Según el grado de urgencia con que el PdR califique un proyecto “Simple urgencia”;
“Suma Urgencia”; “Despacho inmediato”, cada Cámara debe discutirlo y aprobarlo en
determinados plazos.

De esta manera:
1. Simple urgencia: Su discusión y votación en la Cámara requerida deberán quedar
terminadas en el pazo de 30 días.
2. Suma urgencia: Plazo será de 15 días.
3. Discusión inmediata: Plazo será de 6 días.
FUERZA OBLIGATORIA DE LA LEY

Vigencia
Desde que una ley entra en vigencia se impone y hace obligatoria respecto de todas las
autoridades, los jueces, el estado y sus órganos y las personas en general.
La pregunta por la fuerza obligatoria de la ley se refiere a los requisitos que las leyes deben
cumplir para vincular a todos los habitantes de la República. El Código Civil regula esta
materia en los artículos 6 a 8.
El principio es que las leyes sólo son obligatorias cuando se cumplen dos requisitos: (a) la
promulgación, que se realiza mediante el decreto supremo en virtud del cual el Presidente
de la República ordena, como jefe del Poder Ejecutivo, que sea observada; y, (b) la
publicación, que es el acto en virtud del cual la ley es hecha conocida a todos quienes deben
observarla.
Promulgación. El acto de promulgación de la ley es su primer acto de ejecución, pues
ordena que sea cumplida y observada en toda la República. Es un típico acto de gobierno y,
por eso, corresponde al Presidente de la República. Respecto de leyes (en sentido amplio)
que no emanan del Poder Legislativo, como es el caso de los decretos y de las resoluciones
administrativas, el acto de promulgación se identifica por lo general con el de aprobación.
Publicación. La sola promulgación de la ley no basta para que se entienda obligatoria: es
necesario que se haga conocida por los sujetos a los que se pretende aplicar. Este es el fin
de la publicación de la ley. La publicidad es, pues, un elemento que puede estimarse
perteneciente al concepto de ley: hay una cierta contradicción entre la idea de ley y la de
secreto. Se entiende, por tanto, que todas las leyes sean públicas. Aunque en el pasado se
dictaron algunas disposiciones legales secretas, hoy la propia Constitución dispone este
trámite, fijando al Presidente un plazo para hacerlo: cinco días desde que quede totalmente
tramitado el decreto promulgatorio.
Desde el momento de su publicación la ley entra en vigencia (“será obligatoria”) y se
entiende conocida de todos.
La ley entra en vigencia usualmente el mismo día de su publicación. Esta regla admite las
excepciones de la retroactividad, afectando sucesos ocurridos antes de su dictación, y de la
vacancia legal, que la posterga para más adelante. A ambas nos referiremos más adelante,
al tratar los efectos de la ley en el tiempo.

Presunción de conocimiento
La ley se presume conocida por todos, desde su publicación (art. 7), con el efecto de que
nadie puede alegar ignorancia de la ley después de su entrada en vigencia (art. 8).
La norma original del Código, tomando en consideración la escasa población del país y la
relativamente larga extensión de su territorio, establecía un sistema de vigencia escalonada
de la ley. En la actualidad (y desde 1949), una vez entrada en vigencia la ley se aplica
instantánea y simultáneamente en todo el país. Por regla general la publicación de la ley
trae consigo la aplicación inmediata de la misma y, consecuencialmente, la presunción del
art. 7.
Esta presunción de conocimiento de la ley, por injusta que pueda parecer en un caso
concreto, es una exigencia inevitable de seguridad jurídica: en un sistema normativo la
aplicabilidad u obligatoriedad de las reglas no puede estar sujeta a discusión. Si pudiere ser
alegada la ignorancia de la ley, su obligatoriedad sería ilusoria, porque ella sería
permanentemente alegada para eximirse de cumplir los deberes.
Distintas normas del Código Civil asocian el desconocimiento del derecho a una presunción
de mala fe (art. 706, inciso final CC). Esta es una exigencia de seguridad jurídica, pues se
pretende evitar que alguien se sustraiga del imperio del derecho con la excusa del
desconocimiento.
De estas reglas (artículos 8, 706 y 1452) se ha inferido por buena parte de la doctrina y la
jurisprudencia el principio de que en el ordenamiento jurídico chileno el error de Derecho
es siempre inexcusable.
Sin embargo, (y según da cuenta claramente el manual de Derecho Civil Parte General de
Carlos Ducci -cuarta edición actualizada- pp. 56-58.), hay numerosos casos en que el error
de Derecho es excusable y, en este sentido, la ficción de conocimiento de la ley tiene
distintos alcances. El desconocimiento de la ley no excusa su cumplimiento a los
particulares, pero, en cambio, pueden estar protegidos si han obrado equivocadamente y de
buena fe por desconocer el Derecho. Concluye este autor, señalando que ya nos hemos
separado de una presunción irreal y absoluta del conocimiento de la ley. (Precaución: esto
está abierto a discusión. Se aconseja a cada estudiante recurrir a las fuentes directas y
obtener sus propias conclusiones).

LA LEY Y LA SENTENCIA JUDICIAL (definitiva e interlocutoria)

Los conceptos de ley ya los estudiamos. Por ahora, respecto a la definición de sentencia
judicial, sólo nos interesa tener presente que la sentencia definitiva es aquella resolución
que pone fin a la instancia y resuelve el asunto controvertido que ha sido objeto del juicio;
y que la sentencia interlocutoria, es aquella que resuelve un incidente, estableciendo
derechos permanentes en favor de las partes o que falla sobre un trámite que sirve de base
para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria.
Semejanzas entre ley y sentencia judicial:
1. Ambas emanan de un poder público.
2. Tanto una como otra son obligatorias.
3. El cumplimiento de las dos puede ser exigido por la fuerza pública.
Diferencias:
1. La ley emana del Poder Legislativo; la sentencia emana de los Tribunales de
Justicia.
2. La ley es un medio de servir los intereses generales; la sentencia, los particulares.
3. La ley obliga a todas las personas, es general y abstracta; la sentencia sólo obliga a
las partes del juicio (efecto relativo).
4. El legislador puede dejar sin efecto una ley en cualquier momento; el juez no puede
modificar su sentencia después de notificada a las partes (desasimiento), salvo que
se trate de errores de copia, referencia o cálculo numérico que aparecieren de
manifiesto en la misma sentencia.

INTERPRETACIÓN DE LA LEY

La interpretación de la ley es la determinación de su significado, alcance, sentido o valor en


general y frente a las situaciones jurídicas concretas a que dicha ley debe aplicarse. Es
decir, mediante la interpretación se adapta la norma legal a la práctica, a la realidad.
La interpretación jurídica se denomina hermenéutica legal. Esta interpretación, en nuestro
sistema, no se realiza arbitrariamente, sino obedeciendo a determinadas líneas directivas
establecidas en nuestro Código Civil. Ahora bien, cuando estas líneas directivas se
encuentran determinadas por el legislador, se afirma que nos encontramos ante un sistema
reglado de interpretación. El sistema opuesto, sería el no reglado. (Ejemplos de este último
modelo: Francia y Alemania).
Ambos tienen sus ventajas y desventajas. Por una parte, el sistema reglado evita la
arbitrariedad; pero amarra al juez en cuanto a los medios para indagar el sentido y alcance
de la ley. Por otra, el sistema no reglado proporciona al juez mayor amplitud, pero puede
prestarse a la arbitrariedad.
Hay que tener presente que no todas las normas legales ni las doctrinales de interpretación
tienen igual aplicación en todas las ramas del Derecho. Así, por ejemplo, resulta evidente
que no pueden ser iguales los criterios interpretativos en el Derecho privado que en el
Derecho público.
Por ejemplo: la interpretación analógica que se admite por regla general, no es aplicable al
Derecho penal y a todas aquellas leyes que restringen el libre ejercicio de los derechos.
Por último, es importante preguntarse si las normas de interpretación que señala nuestro
Código Civil son o no aplicables a toda clase de leyes. Al respecto, el Tratado de Derecho
Civil de Alessandri, Somarriva y Vodanovic (en adelante, “El Tratado”, indistintamente),
nos ilumina citando una nota del Proyecto Inédito del Código Civil de don Andrés Bello,
que, en resumen, da cuenta de la necesidad de entender que las reglas sobre interpretación
son aplicables a la legislación toda, cualquiera que sea la ley a interpretar.

Especies y métodos de interpretación


Especies
Por el resultado a que llegue la interpretación cabe distinguir:
1. Interpretación declarativa: aquella que se limita a comprobar que la letra de la ley
corresponde al pensamiento del legislador. Por ejemplo, una disposición establece
“la existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al separarse
completamente de su madre” (Art. 74, inciso 1° C.C.). La inteligencia de la norma
quedará fijada simplemente con explicar los conceptos que denotan las palabras
“separarse completamente de su madre”.

2. Interpretación restrictiva: aquella que concluye que el pensamiento del legislador es


más estrecho que el que significan sus palabras. En otras palabras, el precepto no
puede aplicarse extensivamente ni servir de base para una interpretación analógica.

3. Interpretación extensiva: aquella que establece que el pensamiento del legislador es


más amplio que lo que dicen las palabras. Se puede realizar aplicando a una
situación particular las normas que fijan reglas generales, o deduciendo una norma
generalizada de los ejemplos no taxativos que contienen algunas disposiciones.
Igualmente, puede utilizarse la analogía.

Métodos
Generalmente se agrupan en dos categorías. Por un lado, el método lógico tradicional; y
por otro, los llamados métodos nuevos o modernos de interpretación.
1. Método lógico tradicional: Este método pretende sobre todo acertar la voluntad de
la ley al momento de ser redactada y promulgada. Centra la búsqueda de la
intención del legislador en los textos legales, en sus palabras, antecedentes y
motivos. Su máxima es: “los textos ante todo”.
Para encontrar el pensamiento del legislador, se vale de diversos medios. Los
pertinentes en destacar son:
1.1 La exégesis o explicación gramatical y semántica de las palabras
empleadas en la ley. Se supone que el legislador domina el lenguaje que
exterioriza su voluntad. Esta doctrina tiene como características el culto
del texto de la ley; el predominio de la búsqueda de la intención del
legislador en la interpretación del texto de la ley; el concepto de la
omnipotencia del legislador y de su infalibilidad.
1.2 Los trabajos preparatorios. Esto es, los anteproyectos, exposiciones de
motivos, debates parlamentarios.
1.3 La conjetura. Es decir, el juicio probable sobre la verdadera intención
del legislador que se desprende del espíritu general de la ley y de la
apreciación lógica de las consecuencias a que llevaría cada una de las
interpretaciones en pugna.

2. Métodos modernos: Son muchos y difieren entre sí, pero a todos los une el mayor o
menor repudio al método lógico tradicional:

Método histórico Método de la libre Método positivo Método de la jurisprudencia


evolutivo investigación científica teleológico de intereses

Método de la Escuela
del Derecho libre

• La fundamental reacción contra la Escuela tradicional (puntualmente, la de la


Exégesis), la determinó la aparición en 1899 del tratado de Francois Geny: Método
de interpretación y fuentes en derecho privado positivo. Dio origen a lo que se ha
llamado Método o Teoría de la librea investigación científica en materia de
interpretación. Esta doctrina preconiza un método libre para llegar no sólo a las
fuentes formales de las reglas de Derecho que son las costumbre y la ley, sino
también a las fuentes reales de dichas normas: constituidas por un elemento racional
que es la noción del Derecho y un elemento experimental que es la aspiración a la
armonía colectiva que existe en el medio social.

Conclusión respecto a los métodos de interpretación


Doctrinariamente, cada uno puede inclinarse por el método interpretativo que estime más
adecuado. Sin embargo, los métodos que requieren más estudio son los que corresponden al
Método lógico tradicional, pues son los que permiten comprender los textos legales, captar
sus matices y espíritu.
Desde el punto de vista de nuestra legislación (en que rigen las normas sobre interpretación
contenidas en el Código Civil entre los artículos 19 a 24, principalmente), el Método lógico
tradicional debe ser acatado por el intérprete, porque en él se fundan esas reglas positivas
que, según la mayoría de los comentaristas, constituyen mandatos obligatorios y no meros
consejos dados por el legislador al juez. Y, además, tal como ya hemos señalado en clases,
dichas normas sobre interpretación no se limitan al entendimiento de las normas contenidas
en el Código Civil, sino que pretenden tener alcance general en toda la legislación.
Por último, cabe tener presente que los demás métodos pueden utilizarse como
coadyuvantes.
Diversas clases de interpretación.

• DOCTRINAL O PRIVADA
Judicial (arts. 19 a 24 CC)
• DE AUTORIDAD O PÚBLICA
Legal o auténtica (art. 3 CC)

INTERPRETACIÓN DOCTRINAL O PRIVADA


Es aquella que se manifiesta en los tratados, en las revistas de Derecho y en la cátedra.
Según Planiol, es por un lado, la más libre de todas, porque es puramente teórica; y por
otro, la más fecunda, porque se desenvuelve a voluntad y sin frenos.
Esta clase de interpretación carece de fuerza obligatoria; solo tiene valor moral. Su peso va
a depender del prestigio del intérprete.
Por último, hay que tener presente, tal como se señaló reiteradamente en clases, la doctrina
presta en todos los países grandes servicios al desarrollo y evolución del Derecho, orienta e
inspira a jueces y legisladores.
INTERPRETACIÓN DE AUTORIDAD; JUDICIAL
La interpretación judicial es la que emana de las sentencias de los tribunales. Su fuerza
obligatoria es muy limitada: salvo ciertas excepciones, sólo alcanza a los litigantes (a las
partes en juicio).
Hay que tener presente, que a pesar de la existencia de las normas contenidas en los
artículos 19 a 24 del C.C. y de su aplicación por los jueces, no siempre éstos van a fallar de
la misma manera cuando se enfrenten a una misma situación de hecho (supuesto fáctico o
supuesto de hecho). En ese sentido, si bien en nuestro ordenamiento jurídico el precedente
no es vinculante, en los hechos lo que resuelvan los tribunales superiores de justicia (Cortes
de Apelaciones, pero sobre todo, la Corte Suprema), inspiran de manera fatal las decisiones
de los tribunales inferiores (por diversas razones, entre ellas, los tribunales superiores son
quienes, por regla general, conforman las ternas para las postulaciones a los cargos de los
tribunales cuando se producen cargos vacantes). Por lo tanto, tenemos que, en los hechos
(en la práctica) las decisiones de la Corte Suprema ejercen gran influencia sobre los demás
tribunales, cuyas sentencias están expuestas a ser anuladas si las contradicen.

CLARO: Tenor literal. No se consulta espíritu (art. 19, inc. 1°)


§ Regla general: Sentido natural y obvio (art.
20)
• Excepción: 1. Definición legal (art. 20)
2. Palabras técnicas de una ciencia o arte (art.
21)
Sentido de la ley

OSCURO: Intención o espíritu.


1. Elemento lógico: contexto de la ley (art. 22, inc. 1°)
2. Elemento histórico: historia fidedigna de su establecimiento
(art. 19, inciso 2°)
3. Elemento sistemático: otras leyes (art. 22, inc. 2°); espíritu
general de la legislación (art. 24); equidad natural (art. 24)

Conviene destacar, que según los autores clásicos, los distintos elementos de interpretación
deben aplicar a la vez. Es decir, la forma de desentrañar el verdadero significado de la ley
se realiza aplicando todos los elementos de interpretación. Así, por ejemplo, don Carlos
Ducci sostiene que la ordenación de estos elementos no significa que ellos deban emplearse
sucesiva y subsidiariamente; todos ellos deben ser utilizados para fijar el sentido de la ley
frente al caso específico al cual debe aplicarse. Es decir, su concurrencia permitirá al juez
llegar a la determinación jurisdiccional del Derecho. Sin embargo, doctrina más moderna,
entre ellos Pablo Rodríguez Grez y Gonzalo Figueroa Yáñez, sostiene que hay que seguir
un orden en la aplicación de los elementos de interpretación, partiendo por el gramatical, y
finalizando con el sistemático, pudiéndose recurrir, sólo como último recurso, a los
principios generales del Derecho y a la equidad.

Elemento gramatical
Se encuentra consagrado en:
Artículo 19, inciso 1° del CC. Éste dispone: “cuando el sentido de la ley es claro, no se
desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar su espíritu”.
Según los tratadistas Alessandri, Somarriva y Vodanovic, al prescribir el CC que cuando el
sentido de la ley es claro, quiere significar que cuando el entendimiento o la inteligencia de
ella no ofrecen dudas, debe estarse a su tenor literal. Pero, ha de observarse, sostienen, que
para estimar claro el sentido de una ley, no basta que la parte consultada, un artículo de ella,
esté redactada en términos que no provoquen dudas; también es necesario que no haya otro
precepto que la contradiga, porque si lo hay, el sentido de la ley no es claro, ya que éste (el
sentido) resulta del conjunto de sus disposiciones y no de manera aislada.
En este orden de ideas, el sentido de la ley es claro, cuando el alcance de la disposición se
entiende por su sola lectura, sea porque considerada aisladamente de las demás no origina
dudas, sea porque relacionada con ellas no denota discordancia.
Según G. Figueroa Y., el Código dispone que, ante todo, se atienda al tenor literal de la ley
cuando su sentido es claro, y que sólo se puede consultar su intención o espíritu para
interpretar una expresión oscura de la ley. Esto quiere decir que se debe atender al elemento
gramatical de la interpretación. Continúa señalando este autor, que cuando la ley es clara,
tenemos este pensamiento netamente declarado, conocemos la intención del legislador por
su propia boca y no podemos eludirla; y el juez debe, por graves que sean las
consideraciones que se puedan oponer a la ley, aplicarla tal como está escrita.
Sin embargo, esto no quiere decir que el intérprete deba atenerse servilmente al texto de la
ley; esto nos llevaría a una interpretación judaica. Es decir, que a fuerza de respetar el
texto, viola el pensamiento del legislador, y por tanto, la esencia de la ley. De esta manera,
cuando el texto de la ley deja la menor duda, es necesario recurrir a los otros elementos de
interpretación, o sea, a la interpretación lógica que del contexto y armonía de las diversas
partes de la ley, de la historia de su establecimiento y del papel que la ley está llamada a
llenar en el sistema general de la legislación. Todos elementos que nos conducirán a la
intención o espíritu del legislador.
Tenemos pues, en conclusión, según este autor, que es al tenor literal lo primero a que debe
atenderse. Y, para fijarlo, el CC ha cuidado de dar algunas otras reglas.
En ese sentido, la pregunta que cabe hacerse a continuación es: ¿En qué sentido deben
tomarse las palabras de la ley?
La regla general viene dada por el art. 20 CC, que dispone: “se entenderán en su sentido
natural y obvio, según el uso general de las mismas palabras”.
Según C. Ducci, durante mucho tiempo nuestros tribunales estimaron que este sentido
natural debía encontrarse en el Diccionario de la Real Academia Española. Hoy, en
consideración de los cambios que sufre continuamente el lenguaje, se ha reaccionado frente
a este criterio y se ha considerado que el sentido natural de una palabra o frase es el que se
le atribuye en el medio que la emplea. De hecho, sostiene, el artículo 51 CC respalda esta
tesis.
Las excepciones al sentido natural y obvio vienen dadas por dos criterios:
El primero: art. 20, inciso final CC: “pero cuando el legislador las haya definido
expresamente para ciertas materias, se les dará en ésta su significado legal”.
El segundo: art. 21 CC: “las palabras técnicas de toda ciencia o arte se tomarán en el
sentido que les den los que profesan la misma ciencia o arte; a menos que aparezca
claramente que se han tomado en sentido diverso”.
Por ejemplo, cuando encontremos en un artículo la palabra “concepción”, deberemos darle
el sentido que le dan los biólogos; cuando en otra disposición leamos las expresiones
“sector privado” y “sector público”, deberemos darles, a falta de una definición legal, la
inteligencia que les dan los economistas, etc.
En cuanto a la parte final de este artículo 21 CC, se puede señalar lo siguiente. Una palabra
técnica puede ser empleada impropiamente en una ley, por falta de conocimientos
especiales de su autor u otras razones. Entonces, ¿sería racional tomar esa palabra en
distinto sentido que el dado por el legislador? La respuesta es que no. (Ejemplo sobre esto
–en relación al término “demente”- en p. 187 del Tratado de Derecho Civil de Alessandri,
Somarriva y Vodanovic).

Elemento lógico e histórico


Se encuentra consagrado en:
Artículo 19, inciso 2°CC: “Pero bien se puede, para interpretar una expresión obscura de la
ley, recurrir a su intención o espíritu, claramente manifestados en ella misma, o en la
historia fidedigna de su establecimiento”; y
Artículo 22, inciso 1°CC: “El contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido de cada una
de sus partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia y armonía”.
Una expresión es oscura cuando no puede entenderse absolutamente (es ininteligible); o
cuando se presta a dos o más interpretaciones (es ambigua); o cuando es contradictoria (hay
antinomia).
En términos generales, el elemento lógico de interpretación consiste en la concordancia que
debe existir entre las diversas partes de la ley, pues es natural que éstas no sean
contradictorias y exista entre ellas una unidad conceptual y de criterio.
Tal como sostiene Ducci, para buscar el sentido de la ley puede considerarse su razón o
espíritu, es decir, realizar una interpretación teleológica buscando la finalidad de la ley, o
sea, la ratio iuris. Al mismo tiempo, permite que se busque la causa que determinó su
dictación. Son dos conceptos muy distintos establecer la finalidad de la ley, que investigar
la causa o motivo de ella; la occasio legis.
Ahora bien, en relación al elemento histórico, para determinar el sentido de la ley el
intérprete también puede buscar su intención o espíritu en la historia fidedigna de su
establecimiento. (Esto es lo que se denomina “el método histórico”.
La jurisprudencia ha estimado que constituyen elementos de la historia fidedigna del
establecimiento de la ley: la discusión habida en el Congreso al tiempo de tramitarse el
proyecto; los informes de las comisiones respectivas; las actas de las sesiones de las
Cámaras, la opinión de tratadistas consideradas por el legislador, etc.

Elemento sistemático
Se encuentra consagrado en:
Artículo 22 inciso 2° CC: “Los pasajes obscuros de una ley pueden ser ilustrados por medio
de otras leyes, particularmente si versan sobre el mismo asunto”; y
Artículo 24 CC: “En los casos a que no pudieren aplicarse las reglas de interpretación
precedentes, se interpretarán los pasajes obscuros o contradictorios del modo que más
conforme parezca al espíritu general de la legislación y a la equidad natural”.
El fundamento de esta regla se halla en la idea de que todas las leyes de un país obedecen,
en un momento histórico dado, a una misma norma superior que las condiciona, y esa
norma puede descubrirse analizando las diversas leyes, sobre todo las que regulan un
mismo asunto. Se basa en la conexión interna que une a todas las instituciones jurídicas en
una gran unidad.
Según El Tratado, el espíritu general de la legislación no puede ser conocido sino después
de estudiarla toda, o al menos, aquellas partes que tengan relación con la materia de que se
trate; a veces es muy difícil percibirlo, y entonces naturalmente serán débiles los
argumentos que en él se funden.
Es espíritu general de la legislación, por ejemplo: dar amplias garantías a los intereses de
los menores; facilitad la libre circulación de la riqueza; dar cumplimiento de los contratos
de buena fe, etc.
Ahora bien, en relación a la equidad, se la puede definir como el sentimiento seguro y
espontáneo de lo justo y lo injusto que deriva de la sola naturaleza humana, con
prescindencia del Derecho positivo. En otras palabras, es el sentimiento de justicia para el
caso en concreto.
Nuestro CC no permite usar la equidad para corregir la injusticia que en un caso dado
pueda resultar de la aplicación de una norma general y abstracta; privilegia la seguridad
jurídica. Pero, sí permite recurrir a ella como último elemento de interpretación.
Asimismo, si una ley puede tomarse en dos sentidos, y conforme a las reglas de
interpretación precedentes no se puede determinar cuál de ellos es el genuino, el juez se
inclinará por el que más conforme parezca a la equidad natural. En ese sentido, la equidad
deberá ser aplicada por el juez en armonía con el espíritu general de la legislación.
Por último, la equidad rige los casos que constituyen lagunas de ley. Según el Código de
Procedimiento Civil, en su artículo 170 N° 5: “Las sentencias definitivas de primera o de
única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en su parte dispositiva las de
otros tribunales, contendrán: N° 5. La enunciación de las leyes, y en su defecto de los
principios de equidad, con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo”.

Lo favorable u odioso de una disposición


Se encuentra consagrado en:
Artículo 23 CC: “Lo favorable u odioso de una disposición no se tomará en cuenta para
ampliar o restringir su interpretación. La extensión que deba darse a toda ley, se
determinará por su genuino sentido y según las reglas de interpretación precedentes”.
Este artículo viene a derogar la regla odia restringi et favores convenit ampliari (conviene
restringir lo odioso y ampliar lo favorable). Esto se relaciona con las “especies” de
interpretación analizadas más arriba.
Conviene destacar que, en materia penal, se ha sostenido que la interpretación debe hacerse
restrictivamente en lo que es perjudicial al reo y extensivamente en lo que le es favorable,
aunque no existe ningún precepto que así lo disponga.
En materia laboral, también se ha discutido acerca de si constituye un problema de colisión
entre el art. 23 CC con los principios generales del Derecho del Trabajo (principio pro
operario, principio de la norma más favorable, etc.).
INTERPRETACIÓN LEGAL O AUTÉNTICA
Es la realizada por medio de una ley. Es el legislador mismo quien señala el sentido en que
debe entenderse una ley anterior. Además, es la que tiene más fuerza efectiva y alcance más
amplio.
Se encuentra consagrada en:
Art. 3, inciso 1° CC: “Solo toca al legislador explicar o interpretar la ley de un modo
generalmente obligatorio”.
Ahora bien, según el artículo 9, inciso 2° CC: “Sin embargo, las leyes que se limiten a
declarar el sentido de otras leyes, se entenderán incorporadas en éstas; pero no afectarán en
manera alguna los efectos de las sentencias judiciales ejecutoriadas en el tiempo
intermedio”, por una ficción legal se supone que la ley interpretativa forma un solo cuerpo
con la ley interpretada; se entiende incorporada a ésta.
Para terminar, el artículo 3, inc. 1°, establece la primera gran diferencia entre la
interpretación legal y la interpretación judicial: la legal, tiene fuerza obligatoria general;
mientras que la judicial, tiene fuerza relativa exclusivamente al litigio que ha sido sometido
al conocimiento del juez y resuelto por el mismo. A su vez, la interpretación realizada por
el legislador no está sujeta a reglamentación alguna; mientras que la interpretación judicial,
debe sujetarse a las normas contempladas entre los artículos 19 a 24 CC, ya analizadas.
VIGENCIA DE LA LEY. EFECTOS DE LA LEY EN EL TIEMPO

Introducción: conflictos de leyes


La ley es de naturaleza histórica, tiene un tiempo en el que rige y un espacio en que se
aplica. Los efectos de la ley en el tiempo plantean preguntas relativas a su vigencia: la ley
tiene un momento en que inicia su vigencia y otro en que ésta termina. Los efectos de la ley
en el espacio se refieren al alcance territorial de aplicación de la ley.
La ley chilena difiere de la argentina o de la italiana, por lo que surge el problema de la
delimitación de los respectivos ámbitos geográficos y personales de aplicación. Tanto por
la sucesión de leyes diferentes en el tiempo, como por la diversidad de leyes en el espacio,
surgen problemas de conflictos de leyes que plantean difíciles preguntas técnicas, que
hacen necesario el establecimiento de alguna regla de segundo orden, que establezca un
criterio para determinar cuál de las leyes (la anterior o la posterior; la nacional o la
extranjera) debe aplicarse a una cierta relación.
En materia de conflicto de leyes en el espacio, existe incluso una disciplina autónoma,
como es el derecho internacional privado, que define reglas de conflicto sobre la base de los
distintos elementos materiales de la relación jurídica afectada por la colisión de
legislaciones aplicables.
En cuanto al conflicto de leyes en el tiempo, éste se produce porque las relaciones jurídicas
con frecuencia no son instantáneas, sino que se prolongan a lo largo del tiempo. Así, es
posible que dos leyes de contenido normativo diferente, dictadas sucesivamente, resulten
aplicables.
La materia está regulada por algunos principios dados por el Código Civil y por normas
específicas establecidas por la Ley sobre Efecto Retroactivo de las leyes.

Principios que rigen la iniciación de vigencia de la ley


El inicio de la vigencia de la ley está regida por dos principios: vigencia inmediata e
irretroactividad.
(a) Vigencia inmediata de la ley: el principio, ya analizado, es que la ley inicia su vigencia
en la fecha de la publicación (arts. 6 y 7).
(b) Irretroactividad de la ley: el principio establecido por el Código Civil es que la ley sólo
puede disponer para lo futuro y no tendrá jamás efecto retroactivo. Ello con la sola
limitación de que las leyes interpretativas, que se limitan a declarar el sentido de otras
leyes, se entienden incorporadas en las leyes que interpretan (y tienen ficticiamente la fecha
de vigencia de éstas). En cualquier caso, estas últimas no pueden afectar en manera alguna
los efectos de las sentencias judiciales ejecutoriadas en el tiempo intermedio (art. 9 CC;
Constitución, art. 76).
Excepción al principio de la vigencia inmediata: vacancia legal
La excepción al principio de vigencia inmediata de la ley es la llamada vacancia legal. La
vacancia legal se produce cuando una ley comienza a regir en una época posterior a la de su
publicación (art. 7 inc. tercero). Esta situación se puede deber a que la ley establezca un
plazo o una condición para su propia entrada en vigencia.
El artículo final del Código Civil es un ejemplo de vacancia legal. El decreto promulgatorio
es de fecha 14 de diciembre de 1855 y su artículo final establece: “El presente código
comenzará a regir desde el 1o de enero de 1857 (...)” Es usual en Chile que las leyes que
alteran fundamentalmente normas vigentes, contemplen una vacancia legal. Tal fue el caso,
por ejemplo, de la reforma procesal penal, la de procedimiento civil, etc.
En Chile hay, además, un caso de vacancia general: las leyes que modifican impuestos
entran en vigencia el primer día del mes siguiente de su publicación (Código Tributario, art.
3). También lo constituía el art. 7 original del Código: la ley entraba en vigencia
transcurridos seis días desde su promulgación (la fecha de ésta era la del periódico en que
se insertaba) y luego lo hacía escalonadamente en el país.
La vacancia legal de la ley nueva, produce como efecto reflejo la ultractividad de la ley
antigua, puesto que ésta sigue rigiendo en el período entre la publicación de la ley nueva y
su entrada en vigencia.

Excepción al principio de irretroactividad: retroactividad


El principio en materia de efectos de la ley en el tiempo es la irretroactividad. La sola
excepción general son las leyes interpretativas en la forma que se ha comentado (art. 9 CC).
Sin embargo, ese principio está establecido en una norma meramente legal y no
constitucional. A pesar de lo categórico de sus términos, obliga al juez y no al legislador,
quien puede dictar un precepto legal contrario a otro precepto legal, sin más límite que la
Constitución. De esta forma el legislador puede modificar el principio de irretroactividad
del Código Civil, dictando leyes con efecto retroactivo.
En circunstancias que el principio es la irretroactividad de la ley, la retroactividad, esto es
el efecto excepcional de que una ley rija hechos acaecidos con anterioridad a su entrada en
vigencia, es siempre de derecho estricto y por consiguiente debe ser establecido
expresamente por el legislador.
La retroactividad es una institución excepcional que afecta la seguridad jurídica*. En
efecto, el Derecho establece las consecuencias de nuestros actos y, como es obvio, nuestra
conducta está determinada por un cálculo de dichos efectos, de modo que si la ley altera
con posterioridad esas consecuencias, modifica el marco de previsiones que ha determinado
nuestro actuar. La retroactividad no se presume y en casos límites, como en materias
penales y de garantías constitucionales, no procede ni siquiera bajo norma legal expresa
(con las excepciones a que más adelante me referiré, en relación al ámbito penal).
Atendido el principio de irretroactividad de la ley, los jueces tienen el deber de interpretar y
aplicar las leyes de una manera que no resulte retroactiva.
La experiencia pronto mostró que formular el principio de irretroactividad era más sencillo
que aplicarlo, particularmente cuando ocurrían modificaciones estructurales de legislación.
Este hecho motivó al legislador, ya en los primeros años de vigencia del Código, a dictar
una ley que se encargara de señalar al juez criterios para la aplicación del principio de
irretroactividad (Ley sobre Efecto Retroactivo de las Leyes, de 1861).
La aplicación de esta ley, en todo caso, es inusual, pues la generalidad de las leyes que se
dictan contienen reglas transitorias sobre su aplicación, que resuelven los conflictos
temporales que pudiere desencadenar el cambio de legislación.
*Seguridad jurídica (Según profesor Jordi Ferrer): su concepto está vinculado con la
previsibilidad de las decisiones judiciales respecto de las actuaciones que los individuos
realizan a diario. Es decir, en qué medida son previsibles las consecuencias jurídicas
respecto de nuestras acciones. Es seguridad a través del Derecho. Que es distinta, por
supuesto, a la seguridad que pueda brindar, por ejemplo, el matón del barrio.

Retroactividad (vigencia hacia Vacancia legal (vigencia con posterioridad Ultra actividad (vigencia más
allá

el pasado) a la promulgación y publicación) de la derogación de la ley)

Entrada en Derogación
vigencia

Derogación de las leyes


La derogación es la cesación de la eficacia o fuerza obligatoria de una disposición legal, ya
sea por su reemplazo por otra o por su simple eliminación.
En este punto, conviene destacar que suele usarse la palabra “derogación” en el sentido de
la “voluntariedad” o “supletoriedad” de una norma. (Tal como estudiamos, en su momento,
respecto a las normas de orden público y de orden privado). Además, el término
“derogación”, también se ha utilizado en el sentido de excepción. Por ejemplo, se dice que
en algunas materias el Código de Comercio derogó al Código Civil, es decir, no que el
primer código haya abolido las disposiciones del segundo, sino que estableció normas que
hacen excepción a las del Código Civil.
Hay que tener presente, también, que los particulares no tienen facultad para derogar las
leyes. La única facultad que las leyes les confieren a los particulares es renunciar a ciertos
derechos, y sólo si este derecho mira al solo interés del particular y que no esté prohibida su
renuncia.
Clases de derogación
Según el artículo 52 del CC, la derogación puede ser de dos clases: Expresa o tácita.
Art. 52 CC:
“La derogación de las leyes podrá ser expresa o tácita.
Es expresa, cuando la nueva ley dice expresamente que deroga la antigua.
Es tácita, cuando la nueva ley contiene disposiciones que no pueden conciliarse con las de la ley
anterior.
La derogación de una ley puede ser total o parcial”.

Derogación expresa: Según expresa disposición del CC, será expresa cuando la nueva ley
diga expresamente que deroga la antigua. Sin embargo, existen diversas posiciones
doctrinales al respecto.
Unos, entre ellos C. Ducci, sostienen que para que exista derogación expresa es necesario
que la nueva ley diga que deroga tal ley, o el artículo tal de tal ley, o el inciso, frase o
palabra de tal artículo de tal ley. En ese sentido, esta postura sostiene que la frase corriente
en muchas leyes: “quedan derogadas todas las disposiciones contrarias a la presente ley” no
constituye una derogación expresa, sino solamente la innecesaria consignación por escrito
de la derogación tácita.
Otros, entre ellos los tratadistas, argumentan que dicha mención que hace el legislador de
las leyes que deroga, la puede hacer “en globo”, como cuando se dice ”quedan derogadas
todas las leyes anteriores a ésta que versen sobre la misma materia”, o indicando una por
una, como cuando se dice: “deróguense las leyes 1, de fecha tanto, 2 de fecha tanto, etc.”.
En esta línea, el ejemplo típico de derogación expresa es el artículo final del CC, que
establece.
Derogación tácita: se funda en que, existiendo dos leyes contradictorias de diversas épocas,
debe entenderse que la segunda ha ido dictada por el legislador con el propósito de
modificar o corregir la primera. Pero como no debe llevarse esta presunción más allá de su
razón y objeto, la derogación tácita, conforme lo advierte el artículo 53 CC “deja vigente en
las leyes anteriores, aunque versen sobre la misma materia, todo aquello que no pugna con
las disposiciones de la nueva ley”.
• Sin duda, es más conveniente que el legislador use la derogación expresa. De esta
manera se evitan dudas; se facilita la labor del juez en la aplicación de los preceptos,
etc.
• Los tratadistas son bastante severos en este punto. Ellos sostienen que si la
derogación expresa no se usa a menudo por el legislador, es debido a su ignorancia
sobre las leyes anteriores; a la pereza para consultar sus disposiciones y
mencionarlas en la ley derogatoria, etc.
• Por último, según Ducci, hay que tener presente que la primacía de la norma
especial sobre la general (establecida en los arts. 4 y 13 CC) en concordancia con lo
dispuesto en el art. 53, respecto a la derogación tácita, implica que la ley general
posterior no deroga tácitamente la ley especial que verse sobre la misma materia.
Las disposiciones especiales, señala, o excepcionales, deben ser derogadas
expresamente por la ley general posterior. (No obstante, los tratadistas sostienen que
esto es materia de discusión en la doctrina; no hay acuerdo, ya que otros autores
estiman que se trataría de una cuestión de interpretación que se debería resolver
caso a caso de acuerdo a la intención del legislador).

Teorías sobre la determinación del efecto retroactivo


Cuando no existen disposiciones transitorias en la nueva ley, es el juez el llamado a precisar
los límites de la nueva norma con respecto a los hechos pasado. Al hacer este ejercicio, el
juez se encuentra obligado a respetar el principio de la irretroactividad consagrado en el art.
9 CC. Para lograr este objetivo, el juez cuenta principalmente con dos teorías que guiarán
su camino.

1à Teoría clásica de los derechos adquiridos y de las meras expectativas:


Esta teoría, hasta principios del siglo XX, contaba con la adherencia casi unánime de los
autores y la jurisprudencia. Pero, desde entonces, innumerables ataques se le han hecho,
dando lugar, como resultado, a la formulación de nuevas teorías que tratan de llenar sus
vacíos.
Nuestra Ley sobre el efecto retroactivo de las leyes se basaría en esta teoría.
Según esta postura, una ley es retroactiva cuando lesiones intereses que para sus titulares
constituyen derechos adquiridos en virtud de la ley antigua; pero no lo es cuando sólo
vulnera meras facultades legales o meras expectativas.
Si al juez se le presenta un litigio que recaiga sobre un derecho adquirido bajo la ley
precedente, entonces no debe aplicar la ley nueva. Pero, sí puede hacerlo si el juicio versa
sobre un hecho que bajo la ley antigua sólo constituía una mera facultad legal o una simple
expectativa.
Gabba, define un derecho adquirido, como aquel derecho que es consecuencia de un hecho
apto para producirlo bajo el imperio de la ley vigente al tiempo en que el hecho se ha
realizado y que ha entrado inmediatamente a formar parte del patrimonio de la persona.
Por otra parte, las facultades legales constituyen el supuesto para la adquisición de derechos
y la posibilidad de ejercerlos.
Por último, la simple o mera expectativa es la esperanza de adquisición de un derecho
fundado en la ley vigente y aún no convertidas en derecho por falta de alguno de los
requisitos exigidos por ley. Por ejemplo, la expectativa a la sucesión del patrimonio de una
persona viva. (Recordar lo dicho en clases: en Chile no se permiten los pactos sucesorios.
Los pactos sobre sucesión futura constituyen objeto ilícito).
Luego, la ley nueva no puede lesionar los derechos adquiridos (en caso que el legislador no
le haya dado efecto retroactivo), pero sí puede respecto a las meras expectativas o
facultades legales, pues no constituyen derechos que hayan entrado al patrimonio de una
persona.
Críticas a esta teoría:
a) Muchas veces resulta imposible distinguir, de un modo indudable, si una
determinada situación jurídica es derecho adquirido o mera expectativa o facultad
legal y si, por lo tanto, la nueva norma tiene o no con respecto a ella efecto
retroactivo. (pensar en ejemplo sobre la capacidad – mayoría de edad, que vimos en
clases).
b) No resuelve el problema de la retroactividad con respecto a los derechos que no
forman parte del patrimonio, como son los de familia, puesto que considera como
elemento característico del derecho adquirido el entrar a formar parte del
patrimonio.
c) Protección excesiva de los derechos adquiridos patrimoniales.
d) Puesto que en el patrimonio sólo entran derechos privados, hay una serie de
derechos que se sustraen al principio de irretroactividad, como los que derivan de
normas de carácter político o administrativo.

2à Teoría de Paul Roubier


El sistema que propone este autor, distingue entre efecto retroactivo, que es la aplicación de
la ley en el pasado, y el efecto inmediato; esto es, su aplicación en el presente.
El problema radica en determinar la acción de la ley frente a las situaciones jurídicas,
amplio término que constituye una de las bases de su teoría. La situación jurídica se puede
definir como la posición que ocupa un individuo frente a una norma de derecho o a una
institución jurídica determinada.
Para este autor, la noción de situación jurídica viene a solucionar todas aquellas situaciones
en que la teoría clásica se ve incapacitada de explicar.
Así pues, su teoría parte de la observación de que toda situación jurídica puede ser
sorprendida por la nueva ley en distintos momentos: en su constitución, en el momento en
que produce sus efectos o en su extinción.
Luego, por una parte, la nueva ley tiene efecto retroactivo, si ataca a las situaciones
jurídicas ya constituidas o extinguidas o a los elementos ya existentes que forman parte de
la constitución o extinción de una situación jurídica.
Y, por otra, la nueva ley produce efecto inmediato, si rige, en su entrada en vigor, los
efectos de las situaciones jurídicas anteriormente establecidas, así como su extinción y la
constitución de situaciones jurídicas nuevas.

Eficacia de la ley en el espacio


Del hecho de que todo Estado es- o debería ser- soberano e independiente, deriva que cada
Estado sólo puede dictar leyes y hacerlas cumplir dentro de las fronteras de su propio
territorio, y que ninguno puede pretender que sus normas jurídicas sean respetadas más allá
de sus fronteras. Pero, una interpretación estricta, acarrearía problemas en materia de
Derecho Internacional, que son parte muy importante de la existencia misma de los
Estados, sobre todo a la luz de la globalización, con fuerte tendencia a regular aspectos
económicos, sociales y culturales de manera, a lo menos, en bloque continental (piénsese en
Mercosur, NAFTA, CAFTA, Unión Económica Europea, Alianza del Pacífico, etc.).

Territorialidad de la ley
Se denomina territorialidad de la ley a su aplicación dentro de los límites del territorio del
Estado. Extraterritorialidad, a su aplicación fuera de dichos límites.
El principio general en nuestro Derecho es la territorialidad de la ley. La extraterritorialidad
es excepcional.
La territorialidad se encuentra establecida en el art. 14CC y en el art. 16, inciso 1° CC. Por
último, del artículo 17CC se desprende que la forma de los actos otorgados en el país se
rige por la ley chilena.

Extraterritorialidad de la ley
Aà Aplicación de la ley extranjera en Chile:
Según el art. 16, inc. 2°CC, da valor en Chile a las estipulaciones de los contratos otorgados
válidamente en el país extranjero. Por lo tanto, según esta disposición, la ley extranjera va a
tener efecto en Chile, no sólo en cuanto ha regulado la validez del contrato otorgado en el
extranjero, sino también al principio- casi de aplicación universal- consistente en “la Ley
del contrato”. Es decir, al hecho de entenderse incorporadas en el contrato las leyes
vigentes al momento de su otorgamiento (art. 22 Ley sobre efecto retroactivo de las leyes).
Pero, los efectos de los contratos otorgados en país extranjero, para cumplir en Chile, se
arreglarán a las leyes chilenas. Así lo dispone el art. 16, inc. 3° CC.
Bà Aplicación de la ley chilena en el extranjero:
El art. 15CC establece: “a las leyes patrias que reglan las obligaciones y derechos civiles,
permanecerán sujetos los chilenos, no obstante su residencia o domicilio en país extranjero.
1° En lo relativo al estado de las personas y a su capacidad para ejecutar ciertos actos, que
hayan de tener efecto en Chile;
2° En las obligaciones y derechos que nacen de las relaciones de familia; pero sólo respecto
de sus cónyuges y parientes chilenos”.
Esta disposición es doblemente excepcional. En primer término, en cuanto a las personas a
quienes afecta, ya que rige exclusivamente para los chilenos y no se aplica a los
extranjeros. En segundo lugar, en cuanto a las leyes a que queda sujeto el chileno en el
extranjero, porque no se refiere a todas las leyes, sino sólo a las que taxativamente
enumera.
• Por último, en relación a las leyes relativas a los actos. Para que se produzca un
conflicto de legislación en materia de actos, es necesario que el acto se celebre en
un país y produzca efectos en otro. Para la ley chilena el problema es el relativo al
acto celebrado en el extranjero y que produce efectos en Chile. (Para quien desee
saber más al respecto, estudiar desde p.80 Ducci Claro, Carlos (2008), Derecho
Civil. Parte General. 4° edición, Santiago, Editorial Jurídica de Chile).

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