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Septiembre 28 de 2022
Nombre:
Braulio Mantilla Meza
Así mismo, el estudio del desarrollo de animal humano, toma un papel muy
importante en el estudio del presente libro, como también el de la conformación de
lo que podríamos llegar a considerar qué es “cultura”, cómo se establece, como se
forma, como se consolida. Se puede desacatar la caracterización de esa
necesidad. La de considerar que no hay hombre sin cultura. De los aspectos que
le dan arraigo a determinado contexto, de la manera como se suscribe a unos
hábitos, a unas costumbres y algunos acuerdos entorno a esas relaciones. Que
bien son consideradas en un proceso que se ve exigido por contemplaciones
como las de “elevar a los dioses multitudes de corazones “latiendo”” por parte de
conglomerados humanos como las hordas Aztecas, entre otras de iguales
consideraciones, que abarcan una gran caracterización, que bien pueden ser
señaladas dentro de la heterogeneidad tribal que nos puede abril de una manera
muy amplia su espectro.
Capítulo II
- El impacto del concepto de cultura en el concepto de hombre:
En una primera instancia el autor se adentra a revisar el concepto, la
mirada y la determinación del termino Ciencia y sus implicaciones
Idea principal
5 ideas secundarias
- Lo que es el arte.
- La comunicabilidad de arte.
- La relación objetual de la espiritualidad de la obra como acción cosificada.
- Es le arte representación de la actividad como acción practica renovadora.
- La función cognoscitiva del arte.
Me resulta un texto muy rico, diverso y cuestionador, ya que nos plantea argumentos muy
valiosos y fundados tanto para afirmar ciertas premisas, como para afirmar las contrarias.
Es el caso del cuestionamiento del arte en cuanto algo que no existe objetualmente, sino
que tomas o asume su valor o connotación, en la media en que le damos una apreciación,
categorización o contextualización. Es decir, el arte existiría en la medida en que la damos
una interpretación o una definición, pues la obra como tal solo es un objeto al que
calificamos o ubicamos dentro de una cierta gama de valoraciones o apreciaciones que le
dan esa categoría, siendo entonces lo existente es la apreciación no la obra en cuanto
objeto real. Es una apreciación muy interesante y convincente. Había visto alunas otras
visiones al respecto como la teoría de la recepción, pero que son otra cosa.
Las apreciaciones sobre si la obra de arte puede ser definida como tal, en la
medida en que se vincula a una disciplina, a un espectro llamado arte. Siendo allí
donde toma una relación con lo otro que se llama arte, asumiéndose una
caracterización que se hace obligatoriamente correspondiente y conformante
sobre lo que designa. De tal manera que esta vinculación a este campo, pudiera
acarrearle, por un lado, filialidad, y por otra identidad. Factor que nos hace
preguntarnos sobre la originalidad de un producto fáctico, como de la capacidad
creativa del hacedor.
Todos estos factores se pueden llegar a revisar desde otro punto de vista, a mi
manera de ver, desde donde me nace una especulación filosófica, con la que me
preguntaría sobre la definición de la obra en cuanto fenómeno. Visto así desde la
fenomenología. Sé que es un campo amplio, renovador y hasta novedoso, y al que
le han apostados varios autores, desde el mismo Husserl, hasta Heidegger, y
discípulos como Sartre, entre otros. Pero en términos generales, nos llevaría a
cuestionar varias de la problemática aquí, vistas de una manera tan lúcida, como
lo hace Vázquez, en la medida en que el ser se nos agrupa (en lo que ya de
alguna manera Vázquez esboza) en su hacer. Es decir, ya no nos interesaría lo
que es, serio o es, o no seria o no es el arte como tal, sino el fenómeno que causa
y produce. Con la salvedad que desde la hermenéutica el objeto y el sujeto se
desdibujan. Sin embargo, Vázquez lo anuncia, cuando nos habla de la el arte que
es obra y hacedor, el objeto que se hace conlleva la inmanencia del hacedor. La
obra que es espíritu.
En general, este estupendo artículo me deja una suma de reflexiones con las
cuales asocio algunos de mis presaberes, preocupaciones o inquietudes, que he
tratado de desarrollar, logrando algunas especulaciones menores. Aspectos que
se interrelaciones con el grado de comunicabilidad, que produce sino, propiamente
una obra, como tal, sí una reflexión que nace del ejercicio artístico, de tal manera
que me lleva a concluir especulativamente, de que la obra como tal, que produce y
materializa el sentido del arte, nos llega a nosotros, a través de este
cuestionamiento constante, que debe asumirse de maneras diversas, para poder
beber de las diversas fuentes tanto del saber como del hacer. Dinámica misma
que nos exige flexibilizarnos para no llegar a un rango tan univoco, pero tan poco
tan disperso como lo equivoco.