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LOS FALSOS POSITIVOS DEL FEMINISTMO INVERTIDO (2): por Braulio

Mantilla
«El presente consagra el pasado, y en el pasado toda la historia ha sido hecha por
los hombres.» – Simone de Beauvoir
Sabemos que en un primer momento lo que se denominó como feminismo, tuvo
implicaciones directamente políticas (de izquierda), posteriormente se nutrió de
otras miradas y así mismo se desembarazó de otras. Lo determinante en este
proceso es la necesidad de que un sector humano conquistara su dignidad, ante el
despotismo machista.
El machismos, resulta un obstáculo social y humano, que no solo denigra a las
mujeres, sino a muchos otros sectores. Es una monstruosidad que ataca minorías,
naturaleza, economías y hasta a los mismos congéneres. Es el caso de los que
nos formamos en la danza, y otros sectores sensibles y humanos. Por tanto el
feminismo ha tenido toda la razón en su existir. Claro que sí, con todo y sus
abusos, equívocos y falencias.
Sin embargo, hay que decir que en algunos casos, la extralimitación y sobre todo
la manipulación de este “para Poder” ha deformado sus principios. Y se puede
entender, puesto que «Sin duda es imposible abordar cualquier problema humano
con una mente libre de prejuicios» (Simone de Beauvoir). Ya que todo es
pendular: Nos mecemos de extremo a extremo. El equilibrio puro no existe; es el
producto de esta oscilación.
Pero desafortunadamente, algunas damas en aras de adquirir reconocimiento en
las “curules” del Poder Feminista, no les importa señalar (en su sevicia) a quien
sea necesario de manera maliciosa, auto-victimizándose. A su vez, algunos
sectores del Poder Feminista en la necesidad de sobre-justificar su lucha, disparan
a diestra y siniestra, con tal de contar con mayores argumentos y soportes
cuantitativos que visibilicen su lucha, a la manera de los “Falsos positivos”.
En medio de su auto-victimización, no bastándoles con las resoluciones emitidas
por parte de las Autoridades ¡Legalmente Constituidas! sobre sus miradas
malsanas, incurren en el grave Delito de hacer “Justicia” por sus propias manos. El
atentado contra el buen nombre, la injuria y la calumnia como resultandos de sus
odios, resentimientos y frustraciones (familiares y afectivas), se alimentan, en
muchos casos, por su incapacidad de aceptar (debidamente) su naturaleza
promiscua, y así mismo, por presentar (falsos) votos de fidelidad a sus parejas, sin
importarles el daño y la destrucción que causan a los procesos de todo tipo de
personas. Y peor aún, de manera preocupante manipulando y deformando el
Sentido del arte y la cultura.
Desafortunadamente como bien dijera Savater: “En la búsqueda de Poder
perdemos la Fuerza”. Algunos sectores de la justa lucha feminista, no se han dado
cuenta de lo que pierde poniéndose esos pantalones tan pesados y rígidos,
cuando la sublimidad de las faldas no deja de ser una de las sutilezas más bellas
de la vida y la naturaleza. Puesto que «La vida de uno tiene valor siempre que se
atribuya valor a la vida de los demás, por medio del amor, la amistad, la
indignación, la compasión”. – Simone de Beauvoir

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