Está en la página 1de 2

Las apuestas del Teatro regional (III)

Al igual que las diferentes manifestaciones artísticas, el desarrollo social, cultural,


económico y tecnológico, ha modificado el ejercicio del Teatro. Es así que la
aparición de la fotografía liberó a la pintura de su función realista o figurativa
(exclusivamente). Lo mismo ocurrió con la aparición del cine, la televisión y el
video; éstos liberaron al teatro de su función narrativa (Sinisterra). Incluyendo,
claro está, su interés realista (y si cabe el parangón), también de su función
figurativa.

Por tanto, el Teatro ya no se vio en la obligación de Contar una historia, una


fábula, o un argumento. La narratividad, había venido siendo el centro de la
expresión teatral. Eso era lo que se hacía o se tomaba como punto central para
evaluar si una obra teatral estaba bien, o mal contada. De tal manera que el teatro
encontró la posibilidad de emprender otro tipo de juegos y matices que se enfocan
en el oficio mismo de sus componentes.

Es decir, el teatro se vio en la necesidad de mirarse a sí mismo. De mirar en torno


a sus necesidades internas. De tal manera que se detuvo a expurgar en sus
componente: movimiento, presencia, voz, acto, mirada, planos, niveles, cuerpo,
ritmo, objetos (utilería), espacio (escenografía), luz, sonido (musicalizaciones y
demás) entre otras. De tal manera que la puesta en escena se centra en apuntar
en uno o varios de sus elementos compositivos.

Todas ésta elipsis se dan de manera definitiva en el denominado Teatro del


Absurdo, habiendo sido Becket uno de sus máximos exponentes. Las obras, por
ejemplo, ya no contaban con espacio, con movimiento, o incluso con temporalidad.
En el caso de esperando “Días felices” solo existen dos montículos de tierra y dos
cabezas. Incluso el texto no cuenta, no narra, emerge en situacionismo.

Una pintura surrealista, cubista, abstracta, expresionista, o matérica (y demás),


nos exige mucho más que una realista. Igual ocurre con el teatro, que desde sus
diferentes focos de interés, pasó a denominarse, dramaturgia posdramática,
dramaturgia de las fronteras, teatro danza, teatro físico (etc.), y algo a lo que
jocosamente denominé: Objetos Escénico No Identificados (OENI).

Esto no quiere decir que el Teatro, tenga que ser exclusivamente de una u otra
manera. Solo que se abrió la gama de posibilidades representativas. Por tanto, es
válido realizar representaciones clásicas, o formales, las cuales parten de un guión
escrito inicialmente, o partiendo de experiencias física que se dan a partir de
improvisaciones de la agrupación, como de ésta ultimas mixturas a las que me he
referido.
En la región, existe todo tipo de posturas, miradas, y género creativos. Todas en
torno a investigaciones que las agrupaciones han emprendido, que recogen la
dinámica del director principalmente. Se puede decir que son de buena factura,
con desarrollos sobresalientes, y que obedecen a la perspectiva contextual tanto
de la región misma, como de los enfoques de los “gurús” respectivos, y claro está,
de los procesos académicos en algunos casos. Como venimos afirmando, todos
muy válidos.

También podría gustarte