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Desarrollo sustentable
Consiste en un crecimiento regulado que contiene algunas medidas políticas y sociales para
encaminar de manera eficiente los recursos del planeta tierra. Este tipo de desarrollo
satisface las necesidades actuales de todos los habitantes del planeta, sin comprometer los
recursos del futuro.
Desarrollo sostenible
hablamos de un tipo de desarrollo que puede mantenerse por sí mismo sin que se vean
afectados los recursos del planeta. Este tipo de desarrollo no precisa una intervención
humana o exterior, ya que puede sostenerse de manera autónoma.
Las diferencias entre ambos términos son casi imperceptibles, pero una se enfoca más a
la intervención humana, mientras que la otra definición se inclina hacia una idea de
autosuficiencia. De igual forma, ambos términos se usan como sinónimos cuando nos
referimos a responsabilidad social con el medioambiente.
Según la Real Academia Española, las acepciones para estos dos términos son bastante
similares:
Sustentable: Que se puede sustentar o defender con razones.
Sostenible. Dicho de un proceso: Que puede mantenerse por sí mismo, como lo hace,
por ejemplo, un desarrollo económico sin ayuda exterior, ni merma de los recursos
existentes.
Con gran frecuencia oímos hablar del desarrollo sostenible y, aunque tal vez en menos
medida, también del desarrollo sustentable. En ambos casos, se puede tener una idea de a
qué nos estamos refiriendo. Sin embargo, a la hora de diferenciar uno y otro, los matices
son pequeños y pueden llevar a confundir el uno con el otro. Si quieres profundizar un poco
más en el significado de cada uno de ellos, así como saber cuál es la diferencia entre
desarrollo sostenible y sustentable, continua leyendo EcologíaVerde y te lo contamos.
Al investigar todo lo referente a los conceptos de SOSTENIBLE y SUSTENTABLE,
muchos autores lo usan indistintamente, aunque otros dan entrever que son sinónimos. En
realidad, si nos basamos en las raíces de ambas palabras en un diccionario hace entrever
que son sinónimos, también deja en duda por qué algunos autores hacen uso de uno en
particular cómo si ambos tuvieran significados “parecidos pero diferentes”, algo así como
“entender” y “comprender”. La verdad es que tienen connotaciones diferentes y deben
ser usadas con propiedad; para ello, es preciso definir con claridad ambos conceptos de
manera que sirva en la sistematización del conocimiento en estos aspectos tan importantes,
y que juegan un rol trascendental en los planes y programas venideros. Aplicando los
conocimientos básicos de la dialéctica y la lógica matemática, es que me he atrevido a
desarrollar esta diferenciación, que espero satisfaga las expectativas gnoseológicas a
quienes nos hallamos inmersos en estos avatares.
Plan de residencia ante los impactos del cambio climático. Las zonas vulnerables
en las que se asientan las personas para vivir se reducen en vez de aumentar, ya
que hay un plan de vivienda alterno y el mismo puede ser ejecutado.
Aunque la historia del desarrollo sustentable en los espacios urbanos, sobre los recursos
naturales y las ciudades es cambiante, y la historia lo confirma. Un nuevo informe de
Acadis analiza la sostenibilidad de las ciudades alrededor del mundo desde la perspectiva
del equilibrio y necesidades según el desarrollo económico, social y ambiental.
Exactamente, cincuenta ciudades logrando un análisis muy completo (Informe Aquí)
donde se puede extraer como resumen en la siguiente infografía el ranking de ciudades
más sustentables y menos:
Empezamos con una pequeña joya!… Un proyecto de cómo reciclar plástico con tu propia
máquina. Ya puedes construir un aparato de reciclaje casero para plásticos de forma fácil y
gracias a un ingeniero diseñador Dave Hakkens… AQUI para ver más y aunque las
imágenes parecen de mentira, se pueden hacer todas de forma simple.
Proyectar de forma sustentable significa crear espacios que sean saludables, viables
económicamente y sensibles a las necesidades sociales. Por sí solo, un diseño responsable
desde el punto de vista energético es de escaso valor. (De interés el artículo arquitectura
saludable con una excelente guía)
Un proyecto arquitectónico sostenible e interesante es
el Recooperation (Los ganadores de este certamen fueron españoles, María García
Méndez y Gonzalo Navarrete Mancebo, integrantes del equipo Improvistos). Consiste en
una estrategia de futuro para el barrio Orba, en la periferia metropolitana de Valencia –
España.
Teniendo en cuenta la elevada tasa de desempleo y la falta de adaptación tipológica y
energética de las viviendas, se propone una serie de intervenciones a varias escalas basadas
en la actividad de sus habitantes.
Algunos aspectos importantes son la restauración de la continuidad de ecosistemas, el
aprovechamiento del saber hacer de los vecinos, la creación de nuevos espacios
compartidos o la introducción de un sistema comunitario de intercambio de espacios,
bienes y servicios.
Sustentabilidad económica
Sustentabilidad ambiental
Aquí debemos de entender el proceso, y para ello, hemos querido aportar una infografía
para esclarecer los conceptos.
El equilibrio en la cadena de suministro de materia nos proporciona diversos beneficios y
ventajas, y un ambiente industrial propicio y consistente ante la posible competencia,
además de poder mantener unos recursos naturales y artificiales sin explotarlos
excesivamente.
Como podemos identificar, no sólo se trata de aportar valores a las personas, mejorar
la ética o incidir en aspectos culturales, implementar programas de acción o un desarrollo
sostenible para niños desde la educación para labrarnos un futuro mejor con mejores
capacidades frente a la Tierra, disminuir la contaminación ambiental o recudir la
pobreza, por ejemplo.
En las relaciones sociales, dentro y fuera del aula, se encuentran mundos diversos
sustentados en experiencias y vivencias personales, alimentados por capitales culturales que
interactúan recíprocamente; en suma, se produce una amalgama entre la cultura nacional,
local, de las familias y de la institución educativa. Esta interacción socioeducativa es el
núcleo del trabajo pedagógico. Allí se encuentran y relacionan personas condicionadas por
experiencias distintas, socializadas en contextos disímiles, (F. Dubet, 1998) adhiriendo a
modelos culturales contrapuestos (Bajoit, 1995): por una parte, los profesores/as (adultos) y
por otra, los/las estudiantes (niños/jóvenes); allí se verifica la convivencia escolar en un
determinado clima de aula y laboral. Lo tradicionalmente esperable es que cuando se
produce esa interacción social al interior del aula, los profesores enseñen y los estudiantes
aprendan, los profesores/as usen metodologías de enseñanza aprendidas en la universidad
—y en las prácticas pedagógicas— y los estudiantes se motiven, haciendo precisamente lo
que se espera de ellos: estudiar.
Sin embargo, la época actual que nos toca vivir, nos demuestra que actualmente son
múltiples y diversas las fuentes de conocimiento a las que acuden las nuevas generaciones
de estudiantes; es decir, no solo aprenden de las relaciones pedagógicas con sus maestros,
sino que utilizan las nuevas tecnologías con una maestría envidiable, maestría que los
profesores (adultos) manejan con dificultad o simplemente no tienen, así como también
aprenden de sus pares, en sus zonas de desarrollo próximo, como diría Vygostsky (1988).
En este nuevo contexto, la escuela mantiene una misión aceptada socialmente: educar. En
ese proceso se conjugan contenidos y valores que son considerados útiles para el
desempeño social de los niños y jóvenes. A pesar de todos los cambios experimentados en
las últimas décadas se sigue esperando que la escuela (los profesores/as) les enseñen a sus
estudiantes y a su vez los/las estudiantes, aprendan de ellos/as. Sin embargo, un análisis
profundo de esta interacción educativa contemporánea permite preguntarse:
Jackson (2001) destaca tres aspectos básicos del curriculum oculto existente en la escuela
tradicional que conducen al aprendizaje de la sumisión y la heteronomía:
La monotonía de la vida escolar. Los/las estudiantes deben aprender a esperar, a tener
paciencia, a permanecer inmóviles, durante largos periodos de tiempo, ignorando a sus
compañeros.
Al respecto, Magendzo (2006), señala que «el curriculum oculto, es parte integral de la
cultura escolar; se constituye en el filtro por el cual necesariamente llega la propuesta
curricular a la escuela, se asienta en las relaciones interpersonales entre los docentes y
estudiantes, entre estos y sus pares, en las relaciones jerárquicas de poder que priman entre
directivos, docentes de aula, personal apoyo y también en forma muy importante en la
relación que la institución escolar establece con los padres de familia».
De la misma forma que hay una distribución desigual del capital económico en la sociedad,
también existe una distribución inequitativa del capital cultural. Es así como resurge la idea
planteada por P. Bourdieu (1997) de la «reproducción de la desigualdad social» que se da
en las escuelas, cuyo fundamento es la reproducción de las clases sociales con sus
costumbres y modos de vida; con sus habitus, diría P. Bourdieu. Cuando se analiza
el status-quaestionis del sistema educacional chileno y se constata la tremenda
segmentación del mismo, no cabe más que darle la razón a este autor.
Sin embargo, sería reductivista plantear que el rol de la escuela se agota en la reproducción
de la desigualdad social, porque también existen cambios en la sociedad. En concreto
estamos viviendo un profundo proceso de cambio de modelo cultural (Bajoit, 2003); en
consecuencia, si se aceptan ambas ideas, se ha de aceptar que la escuela también
produce/reproduce esos cambios socioculturales; es decir, las actuales generaciones de
estudiantes están aprendiendo envueltos en un proceso de profundo cambio cultural, que no
terminan de comprender, ni asimilar.
Ahora bien, en la práctica, así como en la teoría, el concepto de evaluación ha sufrido los
rigores de una interpretación estrecha y simplista. La evaluación considera el énfasis en los
resultados (SIMCE y PSU), con el olvido del análisis y valoración de los procesos de
enseñanza, la primacía de los resultados observables, previamente establecidos como objeto
de evaluación, no considerando la importancia de los efectos secundarios e imprevistos de
todo proceso de enseñanza y la importancia de los significados y procesos cognitivos
internos (Gimeno, 1989).
Son dos mundos distintos, por tratarse de dos actores diferentes, sin embargo, a diario,
ambos actores —profesores y estudiantes— concurren a las aulas, donde se lleva a cabo el
proceso de educación formal. Es allí donde interactúan estos sujetos socioculturales,
entrelazando historias de vida, experiencias vitales, valores y expectativas, dando vida a un
proceso de socialización secundaria (Dubet, 1998); por lo tanto, la convivencia y clima al
interior del aula —y fuera de ella— juega un rol central en la gestión del conocimiento de
los/las estudiantes, permaneciendo de fondo las preguntas antes señaladas: ¿cómo aprenden
los estudiantes actuales? y ¿cuáles son las principales variables que inciden en sus
aprendizajes?.
Una línea de respuesta está dada por aquellos autores que colocan el énfasis en el capital
cultural de las familias; es así como desde la década del 60 se han realizado varios estudios
que han demostrado la influencia del «capital cultural» sobre el rendimiento de los/las
estudiantes, particularmente de enseñanza básica y media, (Coleman et al., 1966; Mizala,
Romanguera y Reinaga, 1999; Díaz et al., 2002; Decouvières et al., 2005; Apablaza et al.,
2009; Díaz y Leighton, 2010). Estas investigaciones han demostrado claramente la
importancia del llamado «efecto cuna», concepto que reúne una serie de factores
predisponentes que emanan desde el hogar y por consiguiente, de las familias (J. J.
Brunner, 2010).
Para otros investigadores como Casassus (2003); Hanushek y Rivkin (1997), es la escuela y
el aula, como espacio físico, lo que favorecen el aprendizaje a causa del «clima de aula»
afectivo que se obtiene a través de la interacción pedagógica, donde los
profesores/as juegan un rol fundamental, puesto que el resultado obtenido por los/las
estudiantes dependerá directamente de las acciones pedagógicas que dicho docente realice
para el logro de un clima de aula favorable al aprendizaje; dicho de otro modo: en la
medida que los profesores/as logren en el aula un clima de tranquilidad, relajación y
confianza, sus estudiantes van a aprenden más y mejor.
En ese contexto, el «Marco para la buena enseñanza» del MINEDUC (2008) reconoce la
importancia de la convivencia y clima escolar en la gestión del conocimiento —en
particular el punto 2—, al señalar que este Marco está conformado por cuatro dominios:
— Preparación de la enseñanza.
— Preparación de un ambiente propicio de aprendizaje.
— Enseñanza para el aprendizaje de todos los estudiantes.
— Responsabilidades profesionales.
Capacitaciones
AgroAmérica realiza capacitaciones para los líderes de las comunidades, mujeres,
maestros, directores de escuelas y estudiantes, sobre los siguientes temas:
Valores humanos
Civismo
Prevención del VIH/SIDA
Cuidado del medio ambiente
Alcoholismo y drogadicción
Salud e higiene
Nutrición
Educación
AgroAmérica contribuye al desarrollo de la educación en las áreas rurales, remunerando a
maestros de escuelas, donando computadoras, escritorios y útiles escolares. También ayuda
con la pintura y reparación de la infraestructura de escuelas. Capacita maestros, realiza
jornadas de limpieza en las comunidades, con los alumnos y maestros, entre otras
actividades.
Becas
AgroAmérica brinda
anualmente apoyo económico al Fondo de Dotación para el Desarrollo Agrícola en
Guatemala- FDDAG- para
financiar becas a estudiantes de áreas rurales que desean estudiar en la Universidad
Zamorano.
Familias Felices
Este Programa de Seguridad Alimentaria y Nutricional se enfoca en la mejora de las
condiciones de salud y nutrición, así como en las normas de comportamiento familiar.
Algunos de sus objetivos son reducir la desnutrición y el índice de mortalidad infantil,
mejorar el desempeño escolar de los niños, mejorar la productividad y el desarrollo
comunitario. Este programa se lleva a cabo en los centros locales de salud y cuenta con el
apoyo de USAID.
Jornadas de Fumigación
Las jornadas de fumigación se llevan a cabo principalmente en escuelas y centros de salud
de las comunidades cercanas a las operaciones de AgroAmérica, para prevenir
enfermedades como el dengue, el ZIKA, Chikungunya, y otros causados por mosquitos e
insectos.
Infraestructura
AgroAmérica ayuda al mantenimiento de caminos comunales y rutas principales y a la
reparación de puentes y escuelas. Asimismo, ayuda y acompaña a líderes comunitarios a
gestionar ante las autoridades de gobierno, la construcción de carreteras que benefician el
desarrollo de las comunidades.
Madres y Niños
AgroAmérica contrató a la Universidad de Colorado para proveer asistencia técnica y
capacitación en la implementación de los programas Creciendo Sanos y Madres Sanas. El
objetivo principal de estos programas es reducir la mortalidad materno infantil en el área y
de esta forma contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones
Unidas. Ambos programas incluyen visitas a los hogares de los participantes, lo que
permite monitorear con regularidad a las madres y niños, asegurando así la eficacia del
programa.
Esta situación motivó a la empresa a llevar a cabo un proyecto de filtros de agua potable,
para así reducir las enfermedades gastrointestinales y mejorar la calidad del agua en las
comunidades. El programa consiste en la distribución de filtros de agua a familias, escuelas
y comunidades, junto con capacitaciones en su uso y mantenimiento adecuado para
asegurar su sostenibilidad, acompañadas de charlas sobre la importancia de consumir agua
segura.