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DIFERENCIA ENTRE EL DESARROLLO SOSTENIBLE Y SUSTENTABLE

De acuerdo con las Naciones Unidas, la diferencia que existe entre desarrollo


sostenible y desarrollo sustentable es que el desarrollo sustentable es el proceso por el cual
se preserva, conserva y protege solo los Recursos Naturales para el beneficio de las
generaciones presentes y futuras sin tomar en cuenta las necesidades sociales, políticas ni
culturales del ser humano, mientras que el desarrollo sostenible es el proceso mediante el
cual se trata de satisfacer las necesidades económicas, sociales, de diversidad cultural y de
un medio ambiente sano de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de las
mismas a las generaciones futuras.

Las cuestiones medioambientales y ecológicas, como el cambio climático y la


deforestación, son una de las preocupaciones sociales y gubernamentales más relevantes de
nuestros tiempos. Siempre que se habla de esta problemática se trata el tema del desarrollo
sostenible o sustentable, pero ¿qué quieren decir estos términos?

Las investigaciones científicas han revelado datos alarmantes en cuanto a la situación de


nuestro aire, tierra y agua. Para evitar la destrucción del planeta, hay que tomar ciertas
medidas a nivel político, económico y social, que mejoren las prácticas y permitan hacer de
la tierra un lugar habitable. No solo por nosotros, sino por nuestros hijos y los hijos de
estos.

Las diferentes alternativas a futuro, hablan de un posible desarrollo sustentable o


sostenible del planeta tierra. Estos términos suelen utilizarse como sinónimos, pero en
realidad son palabras con un significado muy diferente.

Desarrollo sustentable
Consiste en un crecimiento regulado que contiene algunas medidas políticas y sociales para
encaminar de manera eficiente los recursos del planeta tierra. Este tipo de desarrollo
satisface las necesidades actuales de todos los habitantes del planeta, sin comprometer los
recursos del futuro.

Desarrollo sostenible
hablamos de un tipo de desarrollo que puede mantenerse por sí mismo sin que se vean
afectados los recursos del planeta. Este tipo de desarrollo no precisa una intervención
humana o exterior, ya que puede sostenerse de manera autónoma.
Las diferencias entre ambos términos son casi imperceptibles, pero una se enfoca más a
la intervención humana, mientras que la otra definición se inclina hacia una idea de
autosuficiencia. De igual forma, ambos términos se usan como sinónimos cuando nos
referimos a responsabilidad social con el medioambiente.
Según la Real Academia Española, las acepciones para estos dos términos son bastante
similares:
 Sustentable: Que se puede sustentar o defender con razones. 
 Sostenible. Dicho de un proceso: Que puede mantenerse por sí mismo, como lo hace,
por ejemplo, un desarrollo económico sin ayuda exterior, ni merma de los recursos
existentes.

Cuando hablemos de desarrollo pensando en el futuro, es beneficioso tener presente las


diferencias entre estos términos. Hacer referencia a ellos también depende del
contexto dado que en Europa se prefiere “sostenible”, mientras que en América Latina se
utiliza más “sustentable”.

Con gran frecuencia oímos hablar del desarrollo sostenible y, aunque tal vez en menos
medida, también del desarrollo sustentable. En ambos casos, se puede tener una idea de a
qué nos estamos refiriendo. Sin embargo, a la hora de diferenciar uno y otro, los matices
son pequeños y pueden llevar a confundir el uno con el otro. Si quieres profundizar un poco
más en el significado de cada uno de ellos, así como saber cuál es la diferencia entre
desarrollo sostenible y sustentable, continua leyendo EcologíaVerde y te lo contamos.
Al investigar todo lo referente a los conceptos de SOSTENIBLE y SUSTENTABLE,
muchos autores lo usan indistintamente, aunque otros dan entrever que son sinónimos. En
realidad, si nos basamos en las raíces de ambas palabras en un diccionario hace entrever
que son sinónimos, también deja en duda por qué algunos autores hacen uso de uno en
particular cómo si ambos tuvieran significados “parecidos pero diferentes”, algo así como
“entender” y “comprender”. La verdad es que tienen connotaciones diferentes y deben
ser usadas con propiedad; para ello, es preciso definir con claridad ambos conceptos de
manera que sirva en la sistematización del conocimiento en estos aspectos tan importantes,
y que juegan un rol trascendental en los planes y programas venideros. Aplicando los
conocimientos básicos de la dialéctica y la lógica matemática, es que me he atrevido a
desarrollar esta diferenciación, que espero satisfaga las expectativas gnoseológicas a
quienes nos hallamos inmersos en estos avatares.

La palabra sustentable o el concepto de la sustentabilidad. Etimológicamente nos lleva a


“sustento”, alimento, ¿verdad? Ahí está el quid del asunto: Lo sustentable tiene que ver
con el aspecto de “manutención”, que corresponde en un sistema a lo endógeno; es
decir a todo lo que tiene que ver con el mantenimiento del sistema en cuanto a su
permanencia en el tiempo. Y cuando hablo de lo endógeno me refiero a las debilidades y
fortalezas que existen en un sistema en su ámbito interno. En tal sentido, lo sustentable
tiene que ver con las estrategias que se deben plantear para transformar las debilidades en
fortalezas o mitigarlas, como también capitalizar al máximo las fortalezas. Lo endógeno o
interno tiene que ver con las capacidades instaladas, la materia prima, la mano de obra, los
intangibles y todo aquello que tiene ver con su propia existencia, desarrollo y crecimiento
del sistema; un modelo sustentable no sólo se valdría por sí mismo sino que también
realizaría la función de alimentar y mantener a las personas que lo conforman. Haciendo
una analogía, con la física, lo sustentable tiene que ver con el equilibrio de las fuerzas
internas.

La palabra sostenible  o el concepto de sostenibilidad. Etimológicamente nos lleva a


“sostener”, implica, en el fondo, que alguien o algo externo o ajeno aparezcan en escena y
“sostenga”. Por ello, lo sostenible se halla en el ámbito externo o exógeno a un sistema.
Entonces tiene que ver con las oportunidades y las amenazas de un sistema para
mantenerse en el tiempo, para que sea como “un pez en el agua”. Es decir, trata de las
estrategias que tengan que ver con el aprovechamiento de las oportunidades y la mitigación
o prevención de las amenazas. Dentro del ámbito externo se hallan, las políticas de
gobierno, el clima, los tratados, la competencia, el mercado, el medio ambiente, etc.
Haciendo una analogía con la física, lo sostenible tiene que ver con el equilibrio de las
fuerzas externas.

Ambas, es decir lo sustentable y lo sostenible se proyectan al futuro y son


interdependientes. Por ello, una buena estrategia tiene que ser sustentable y
sostenible, en el tiempo. No se puede hablar sólo del concepto de sustentable, como
tampoco se puede hablar sólo del concepto de sostenible; ya que ambas coexisten
interdependientemente. Es por eso que en una estrategia muy bien formulada y
elaborada, tiene que estar presente lo sustentable y lo sostenible, pues ambas tienen
que ver con los aspectos interno y externo de un sistema.

INVESTIGACIÓN DE ACCIONES QUE SE DESARROLLAN EN LA


COMUNIDAD PARA PROMOVER EL DESARROLLO SUSTENTABLE Y
SOSTENIBLE

 Desarrollo urbano y sistemas de movilidad. Los espacios públicos y las zonas


verdes se respetan; los desplazamientos no toman mucho tiempo (congestión
tolerable), y los autos y las personas conviven armoniosamente. El transporte
público es eficiente, y el transporte privado aminora su crecimiento.

 Gestión integral de residuos sólidos, agua y saneamiento. Los residuos sólidos


son recogidos, separados, almacenados adecuadamente y reciclados para generar
valor un porcentaje importante de los mismos. Las aguas residuales son tratadas
y recicladas a las fuentes de agua natural, lo cual mitiga la degradación
ambiental. Las fuentes de agua (costas, lagos, ríos) se respetan y tienen niveles
de saneamiento adecuados para el ser humano. Los Rios urbanos se integran
activamente a la vida de la ciudad.
 Preservación de los activos ambientales. Las costas, los lagos y las montañas son
protegidos e integrados al desarrollo urbano de la ciudad, por lo que pueden ser
aprovechados para la vida ciudadana y el desarrollo de la ciudad.

 Mecanismos de eficiencia energética. Estas metrópolis implementan nuevas


tecnologías o procedimientos para reducir el consumo de electricidad. Además,
le apuntan al uso de energía renovable.

 Plan de residencia ante los impactos del cambio climático. Las zonas vulnerables
en las que se asientan las personas para vivir se reducen en vez de aumentar, ya
que hay un plan de vivienda alterno y el mismo puede ser ejecutado.

 Cuentas fiscales organizadas y adecuada conectividad. Hay cuentas claras y


transparentes, la penetración de internet aumenta, la velocidad de conexión es
adecuada y se emigra hacia la digitalización de los servicios públicos.

 Índices positivos de seguridad ciudadana. Los habitantes sienten que pueden


convivir tranquilamente porque la incidencia de delitos y de crimen organizado
va bajando y tiende a estabilizarse en niveles bajos.

 Participación ciudadana. La comunidad hace uso de los recursos de


comunicación, como las aplicaciones mó- viles, para discutir sobre cómo
solucionar los problemas para mejorar la ciudad. Se organiza la sociedad civil y
el resto de los actores locales para poder tener un peso en la acción diaria de la
vida de la ciudad

Nota: Podemos entender más desde las doce directrices ecológicas para ciudades


sostenibles ante los indicadores desarrollo urbano inteligente.

Ciudades más sostenibles y menos sostenibles del mundo

Aunque la historia del desarrollo sustentable en los espacios urbanos, sobre los recursos
naturales y las ciudades es cambiante, y la historia lo confirma. Un nuevo informe de
Acadis analiza la sostenibilidad de las ciudades alrededor del mundo desde la perspectiva
del equilibrio y necesidades según el desarrollo económico, social y ambiental.
Exactamente,  cincuenta ciudades logrando un análisis muy completo (Informe Aquí)
donde se puede extraer como  resumen en la siguiente infografía el ranking de ciudades
más sustentables y menos:

Ejemplo desarrollo sustentable ante un proyecto. 

Un ejemplo de proyecto en la arquitectura sustentable, para el proyectista – centrándonos


en la arquitectura – es complejo. Gran parte del diseño sustentable está relacionado con
el ahorro energético, mediante el uso de técnicas como el análisis del ciclo de
vida aplicado a productos y procesos productivos, con el objetivo de mantener el equilibrio
entre el capital inicial invertido y el valor de los activos fijos a largo plazo.

Empezamos con una pequeña joya!… Un proyecto de cómo reciclar plástico con tu propia
máquina. Ya puedes construir un aparato de reciclaje casero para plásticos de forma fácil y
gracias a un ingeniero diseñador Dave Hakkens… AQUI para ver más y aunque las
imágenes parecen de mentira, se pueden hacer todas de forma simple.

Proyectar de forma sustentable significa crear espacios que sean saludables, viables
económicamente y sensibles a las necesidades sociales. Por sí solo, un diseño responsable
desde el punto de vista energético es de escaso valor. (De interés el artículo arquitectura
saludable con una excelente guía)
Un proyecto arquitectónico sostenible e interesante es
el Recooperation (Los ganadores de este certamen fueron españoles, María García
Méndez y Gonzalo Navarrete Mancebo, integrantes del equipo Improvistos). Consiste en
una estrategia de futuro para el barrio Orba, en la periferia metropolitana de Valencia –
España.
Teniendo en cuenta la elevada tasa de desempleo y la falta de adaptación tipológica y
energética de las viviendas, se propone una serie de intervenciones a varias escalas basadas
en la actividad de sus habitantes.
Algunos aspectos importantes son la restauración de la continuidad de ecosistemas, el
aprovechamiento del saber hacer de los vecinos, la creación de nuevos espacios
compartidos o la introducción de un sistema comunitario de intercambio de espacios,
bienes y servicios.

Para una mejor visualización del proyecto existe un vídeo de referencia AQUÍ.


Hay que reseñar que en el portal masshousingcompetition.org podemos encontrar diferentes
proyectos sustentables de gran valor.

Teniendo en cuenta que la red está creando respuestas de gran valor en el urbanismo


sostenible. Desde el artículo googlemaps y la arquitectura urbana mostramos diferentes
formas de recorrer espacios y entender el “antes y después” de unas actuaciones
arquitectónicas que priorizan al usuario.

DISEÑO DE INDICADORES PARA EL DESARROLLO SUSTENTABLE

El desarrollo verde generalmente es diferenciado del desarrollo sostenible en que el


desarrollo verde puede ser visto en el sentido de dar prioridad a lo que algunos pueden
considerar sostenibilidad ambiental sobre la sostenibilidad económica y cultural. Sin
embargo, el enfoque del desarrollo verde puede pretender objetivos a largo plazo
inalcanzables. Por ejemplo, una planta de tratamiento de última tecnología con gastos de
mantenimiento sumamente altos no puede ser sostenible en las regiones del mundo con
menos recursos financieros. Una planta de última tecnología respetuosa con el medio
ambiente con altos gastos de operación es menos sostenible que una planta rudimentaria,
incluso si es más eficaz desde un punto de vista ambiental. Algunas investigaciones parten
de esta definición para argumentar que el medio ambiente es una combinación de
naturaleza y cultura.
 
El objetivo del desarrollo sostenible es definir proyectos viables y reconciliar los aspectos
económico, social, y ambiental de las actividades humanas; "tres pilares" que deben tenerse
en cuenta por parte de las comunidades, tanto empresas como personas:
 
 Sostenibilidad económica: se da cuando la actividad que se mueve hacia la sostenibilidad
ambiental y social es financieramente posible y rentable.

 Sostenibilidad social: basada en el mantenimiento de la cohesión social y de su habilidad


para trabajar en la persecución de objetivos comunes. Supondría, tomando el ejemplo de
una empresa, tener en cuenta las consecuencias sociales de la actividad de misma en todos
los niveles: los trabajadores (condiciones de trabajo, nivel salarial, etc.), los proveedores,
los clientes, las comunidades locales y la sociedad en general.

 Sostenibilidad ambiental: compatibilidad entre la actividad considerada y la preservación


de la biodiversidad y de los ecosistemas, evitando la degradación de las funciones fuente y
sumidero. Incluye un análisis de los impactos derivados de la actividad considerada en
términos de flujos, consumo de recursos difícil o lentamente renovables, así como en
términos de generación de residuos y emisiones. Este último pilar es necesario para que los
otros dos sean estables.

 Sostenibilidad energética: Se ve reflejada en el suministro de energía satisfaciendo las


necesidades de energía de fuentes de energías presentes y futuras, tales como la
hidroelectricidad, la energía solar, energía eólica, energía de las olas, la energía geotérmica,
y la energía de las mareas. Así también incluye tecnologías diseñadas para mejorar la
eficiencia energética.
 
La justificación del desarrollo sostenible proviene tanto del hecho de tener unos recursos
naturales limitados (nutrientes en el suelo, agua potable, minerales, etc.), susceptibles de
agotarse, como del hecho de que una creciente actividad económica sin más criterio que el
económico produce, tanto a escala local como planetaria, graves problemas
medioambientales que pueden llegar a ser irreversibles.
 
Los límites de los recursos naturales sugieren tres reglas básicas en relación con los ritmos
de desarrollo sostenibles.
 Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su generación.
 Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado,
neutralizado o absorbido por el medio ambiente.
 Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para
sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible.
 
Según algunos autores, estas tres reglas están forzosamente supeditadas a la inexistencia de
un crecimiento demográfico.

Existen diversas opiniones en contra de la factibilidad y proyecciones del concepto,


tomando en cuenta que el ritmo de crecimiento de la población todavía está lejos ser
controlado y/o que el crecimiento económico, en cuanto a naturaleza y magnitud, no está
cambiando radicalmente para dejar de ser excluyente de amplios sectores de la población.
 
Entre países, los industrializados –consumidores predominantes de la energía mundial y
responsables en consecuencia de una mayor participación en las emisiones del bióxido de
carbono, causante principal del cambio climático global– no han asumido completamente el
compromiso de reducir estas emisiones; en tanto que en muchos de los países en desarrollo
el fenómeno de la desigualdad y la pobreza tiende a crecer, en un contexto de impactos
severos como la degradación de suelos y la pérdida de ecosistemas, propiciando
desplazamientos de población hacia las ciudades u otros países.
 
En 1997, a cinco años de la declaración de Río, el balance sobre los progresos alcanzados
en la solución de los problemas globales –cambio climático, diversidad biológica, lucha
contra la desertificación, control de desechos peligrosos, sustancias que agotan la capa de
ozono, entre otros– era poco alentador, situación que motivó un nuevo llamado a los países
y a la humanidad en general a redoblar las iniciativas y acciones a escalas mundial y
regional para avanzar en la transición hacia una economía ambientalmente sostenible.
 
En forma paralela a esta preocupación, el debate en torno a la sustentabilidad se ha
extendido y profundizado en múltiples direcciones. Así como ha habido voces críticas que
acentúan deficiencias y sesgos de la noción de sustentabilidad, también ha surgido una serie
de interpretaciones, marcos conceptuales y metodologías, orientadas tanto al diseño de
herramientas de evaluación de las cuestiones clave del desarrollo sustentable como también
a la formulación de políticas para la gestión adecuada de los recursos naturales y el medio
ambiente.
 
El tema ha sido objeto de debates a través de un sinnúmero de reuniones mundiales y
regionales y también mediante el trabajo y apoyo de países, instituciones y expertos. De
esta manera, la concepción original del desarrollo sustentable ha venido nutriéndose, a
través de procesos de reflexión y participación social, con enfoques conceptuales y marcos
de indicadores cada vez más acotados a temas de interés particular, ámbito geográfico y
prioridades específicas
 
En lo que respecta a los foros de discusión, está la Conferencia sobre los Principios de
Medición de Desempeño del Desarrollo Sustentable (Bellagio, Italia, 1996), cuyos aportes
son ahora conocidos como los Principios de Bellagio y constituyen un marco de
lineamientos para la evaluación del proceso de desarrollo sostenible, incluyendo la
selección y diseño de los indicadores, su interpretación y difusión de resultados.
 
También destacan las iniciativas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), que desde 1998 viene realizando una serie de talleres con expertos
para explorar nuevas metodologías e indicadores para medir el progreso hacia el desarrollo
sustentable. Durante el realizado en septiembre de 1999 se presentaron marcos
conceptuales en materias específicas y sus correspondientes enlaces de información con el
desarrollo sustentable: Sistema de Cuentas Nacionales, Sistema de Cuentas Económicas y
Ecológicas integradas, Medición de la pobreza, Capital social, Ahorro efectivo, Flujo de
materiales, Papel de la tecnología, entre otros. Independientemente de la definición que se
adopte del término y de sus implicaciones para cada ámbito o región, sea urbana o rural, la
mayoría coincide en que el concepto de desarrollo sustentable debería tender hacia un
esquema de desarrollo que considere al ser humano como centro o eje de toda estrategia, en
la cual el mejoramiento de la calidad de vida se dé con eficiencia productiva y de manera
armónica con la preservación de los recursos naturales.
 
Con el propósito de medir y evaluar el concepto, la Comisión de Desarrollo Sustentable de
Naciones Unidas, con el apoyo de expertos y de representantes de países interesados,
desarrolló un esquema metodológico –una “hoja metodológica” por cada indicador– que
enfoca la sustentabilidad en cuatro dimensiones (con sus correspondientes temas e
indicadores): social, económica, ambiental e institucional.
 
Al estructurar el análisis de la sustentabilidad en estos subsistemas separados se busca
identificar no sólo los posibles ámbitos de causa-efecto para un fenómeno ambiental dado
sino también los factores o aristas esenciales que pueden orientar las líneas de acción a
seguir en torno a dichos fenómenos. Los indicadores así construidos tratan de reflejar y
medir las interrelaciones entre el desarrollo socioeconómico y los fenómenos ecológico-
ambientales, y constituyen un punto de referencia para la evaluación del bienestar y de la
sostenibilidad de un país.
 
Las preocupaciones por asegurar una mejor calidad de vida para la población apuntan a
convertir el enfoque de la sustentabilidad en el prototipo de desarrollo que deben alcanzar
los países, el cual será evaluado a partir de cómo las economías pueden ser capaces de
alcanzar el desarrollo ambientalmente sostenible, esto es, una sociedad más incluyente, en
la que los beneficios de la prosperidad económica sean ampliamente compartidos, con
menos contaminación y menos desperdicio en el uso de los recursos naturales.
 
En tal sentido, algunos países, basándose en el esquema conceptual y en los indicadores de
la Comisión de Desarrollo Sostenible y en la prueba piloto que ésta ha llevado a cabo entre
22 países, han tomado la iniciativa de diseñar y desarrollar sus propias herramientas de
análisis y medición, seleccionando un conjunto de indicadores clave para dar seguimiento a
las políticas, estrategias y prioridades del desarrollo sustentable.

IMPLEMENTACIÓN DE MÉTODOS Y TÉCNICAS QUE PROPICIAN EL


DESARROLLO SUSTENTABLE A NIVEL LOCAL

Aunque el concepto sustentable dispone de varias ramificaciones y puede abarcan


múltiples campos  si que se basa en unos principios de sustentabilidad definidos sobre
unas ideas sostenibles:

 Un sistema político democrático que asegure a sus ciudadanos una participación


efectiva en la toma de decisiones. Unas políticas sociales! Que impliquen a cada
país.

 Un sistema económico capaz de crear excedentes y conocimiento técnico sobre


una base autónoma y constante.
 Un sistema de producción que cumpla con el imperativo de preservar el medio
ambiente y la responsabilidad de mantener la diversidad y biodiversidad intacta.

 Un sistema tecnológico capaz de investigar constantemente nuevas soluciones.

 Un sistema internacional que promueva modelos duraderos de comercio y


finanzas.

 Un sistema administrativo flexible y capaz de corregirse de manera autónoma.

En este artículo, vamos a ir ampliando la información sobre la definición de desarrollo


sustentable en base a diferentes esquemas, infografías e imágenes  para una mejor
comprensión…
Sustentabilidad en la sociedad

Es el momento en que nos enfocamos ante los aspectos sociales del crecimiento


sostenible, miramos los temas que afectan a la gente y la sociedad civil, de manera directa
y que o bien asisten o bien dañan el proceso de progresar la calidad de vida. Con especial
atención en la responsabilidad social y el urbanismo sustentable.

Ver articulo interesante de cómo el urbanismo ecológico y verde nos ayuda o un artículo


interesante de el periódico El País sobre “Los jóvenes no pueden ser considerados como un
colectivo vulnerable, sino como uno de los principales activos de cambio para hacer frente
a los problemas del mundo”.

Sustentabilidad económica

De forma general, cuando nos enfocamos en la dirección de una economía y su futuro


desde una perspectiva equilibrada, miramos el sistema que determina de qué manera se
distribuyen los recursos limitados y su capacidad de utilizarlos,  al  mismo tiempo se
examina qué opciones se emplean a todos los niveles y quién lo necesita desde el ámbito de
los recursos económicos.

Sustentabilidad ambiental

Examinamos y determinan los recursos naturales, tanto renovables como no renovables,


que en definitiva componen nuestros alrededores – hábitats –  y nos ayudan a sostener y
mejorar nuestras vidas y la del entorno natural donde se habita. (Ver también el qué es
unos ecosistemas para entender la relación con el entorno natural, la diversidad y lo que
deben de ser, así como el equilibrio necesario)

DETERMINACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS


INSTITUCIONES EN EL DESARROLLO DE LA COMUNAL

No olvidemos, que las empresas y los productos también recaen en la necesidad de


establecer puntos de inflexión en la sostenibilidad desde la producción del producto, su
transporte hasta la forma de venderlo, tanto para beneficiar nuestra imagen como respaldar
los beneficios que conllevan ante el medio ambiente o aplicar nuevos métodos de
innovación sostenible en la empresa.

Aquí debemos de entender el proceso, y para ello, hemos querido aportar una infografía
para esclarecer los conceptos.
El equilibrio en la cadena de suministro de materia nos proporciona diversos beneficios y
ventajas, y un ambiente industrial propicio y consistente ante la posible competencia,
además de poder mantener unos recursos naturales y artificiales sin explotarlos
excesivamente.

Como podemos identificar, no sólo se trata de aportar valores a las personas, mejorar
la ética o incidir en aspectos culturales, implementar programas de acción o un desarrollo
sostenible para niños desde la educación para labrarnos un futuro mejor con mejores
capacidades frente a la Tierra, disminuir la contaminación ambiental o recudir la
pobreza, por ejemplo.

Influyen otros factores y sectores como el desarrollo humano, aspectos de la economía


social y sus instrumentos, la producción agrícola y la agricultura sostenible, los bosques,
la movilidad urbana… etc. Así que deberíamos preguntarnos… ¿Qué tendremos que tener
en cuenta y de forma global si queremos un futuro mejor?

FOMENTO DE UN CLIMA DE RESPETO EN LA INTERACCIÓN CON OTROS


ACTORES SOCIOEDUCATIVOS PARA FORTALECER LA GESTIÓN
INSTITUCIONAL

En las relaciones sociales, dentro y fuera del aula, se encuentran mundos diversos
sustentados en experiencias y vivencias personales, alimentados por capitales culturales que
interactúan recíprocamente; en suma, se produce una amalgama entre la cultura nacional,
local, de las familias y de la institución educativa. Esta interacción socioeducativa es el
núcleo del trabajo pedagógico. Allí se encuentran y relacionan personas condicionadas por
experiencias distintas, socializadas en contextos disímiles, (F. Dubet, 1998) adhiriendo a
modelos culturales contrapuestos (Bajoit, 1995): por una parte, los profesores/as (adultos) y
por otra, los/las estudiantes (niños/jóvenes); allí se verifica la convivencia escolar en un
determinado clima de aula y laboral. Lo tradicionalmente esperable es que cuando se
produce esa interacción social al interior del aula, los profesores enseñen y los estudiantes
aprendan, los profesores/as usen metodologías de enseñanza aprendidas en la universidad
—y en las prácticas pedagógicas— y los estudiantes se motiven, haciendo precisamente lo
que se espera de ellos: estudiar.

Sin embargo, la época actual que nos toca vivir, nos demuestra que actualmente son
múltiples y diversas las fuentes de conocimiento a las que acuden las nuevas generaciones
de estudiantes; es decir, no solo aprenden de las relaciones pedagógicas con sus maestros,
sino que utilizan las nuevas tecnologías con una maestría envidiable, maestría que los
profesores (adultos) manejan con dificultad o simplemente no tienen, así como también
aprenden de sus pares, en sus zonas de desarrollo próximo, como diría Vygostsky (1988).
En este nuevo contexto, la escuela mantiene una misión aceptada socialmente: educar. En
ese proceso se conjugan contenidos y valores que son considerados útiles para el
desempeño social de los niños y jóvenes. A pesar de todos los cambios experimentados en
las últimas décadas se sigue esperando que la escuela (los profesores/as) les enseñen a sus
estudiantes y a su vez los/las estudiantes, aprendan de ellos/as. Sin embargo, un análisis
profundo de esta interacción educativa contemporánea permite preguntarse:

— ¿Cómo aprenden los/las jóvenes estudiantes del siglo XXI?


— ¿Qué herramientas pedagógicas, didácticas y tecnológicas utilizan para gestionar su
conocimiento?
— ¿Qué importancia tiene en ese proceso la convivencia y el clima imperante en la
escuela?
— ¿Estamos viviendo un cambio epistemológico en el paradigma educativo que
tradicionalmente ha relacionado a profesores y estudiantes?

Es sabido que detrás de los contenidos y valores que se expresan en objetivos


educacionales, entiéndase como «curriculum explícito» simultáneamente existe una forma
tácita de enseñanza que entrega normas sociales y expectativas que tiene la sociedad sobre
los/las estudiantes. Es lo que Jackson (2001) llama «curriculum oculto»; es decir, que las
escuelas hacen lo que se supone que deben hacer; dicho de otra forma, entregan lo que será
útil para el orden social establecido (Apple & King, 1977).
A través del currículum oculto se transmiten las expectativas asociadas al papel de los/las
estudiantes (sumisión, obediencia, etcétera), las cuales entran en contradicción con los
objetivos del currículum explícito (autonomía, capacidad crítica), expectativas que con
frecuencia resultan imposibles de entender para determinados estudiantes, a los que con
frecuencia se denomina como «conflictivos».

Jackson (2001) destaca tres aspectos básicos del curriculum oculto existente en la escuela
tradicional que conducen al aprendizaje de la sumisión y la heteronomía:
La monotonía de la vida escolar. Los/las estudiantes deben aprender a esperar, a tener
paciencia, a permanecer inmóviles, durante largos periodos de tiempo, ignorando a sus
compañeros.

La naturaleza de la evaluación educativa: Su carácter no explícito, sus contradicciones y la


imposibilidad de que los estudiantes puedan discutirla. Los/las estudiantes deben aprender
cómo funciona este complejo mecanismo para garantizarse el máximo de recompensas y el
mínimo de castigos, aprender a acomodarse a las expectativas de los demás y conseguir la
aprobación simultánea de dos audiencias, el profesor y los compañeros, que con frecuencia
entran en conflicto.

La fuerte jerarquización de la vida escolar y la concentración del control en el


profesor: Los/las estudiantes deben acostumbrarse a la diferencia de poder, sustituyendo los
propios planes e iniciativas por los que el profesor(a) impone.
El curriculum oculto (Jackson, 2001) permite que se cree una cultura escolar determinada,
fortalecida a través de prácticas propias de cada escuela, colegio o liceo, contenidas en el
Proyecto Educativo Institucional —en adelante PEI— que refuerzan lo establecido,
transmitiendo un sello identitario institucional, debiendo ejercitarlo en todos los espacios de
aprendizaje escolar.

Al respecto, Magendzo (2006), señala que «el curriculum oculto, es parte integral de la
cultura escolar; se constituye en el filtro por el cual necesariamente llega la propuesta
curricular a la escuela, se asienta en las relaciones interpersonales entre los docentes y
estudiantes, entre estos y sus pares, en las relaciones jerárquicas de poder que priman entre
directivos, docentes de aula, personal apoyo y también en forma muy importante en la
relación que la institución escolar establece con los padres de familia».

De la misma forma que hay una distribución desigual del capital económico en la sociedad,
también existe una distribución inequitativa del capital cultural. Es así como resurge la idea
planteada por P. Bourdieu (1997) de la «reproducción de la desigualdad social» que se da
en las escuelas, cuyo fundamento es la reproducción de las clases sociales con sus
costumbres y modos de vida; con sus habitus, diría P. Bourdieu. Cuando se analiza
el status-quaestionis del sistema educacional chileno y se constata la tremenda
segmentación del mismo, no cabe más que darle la razón a este autor.

Sin embargo, sería reductivista plantear que el rol de la escuela se agota en la reproducción
de la desigualdad social, porque también existen cambios en la sociedad. En concreto
estamos viviendo un profundo proceso de cambio de modelo cultural (Bajoit, 2003); en
consecuencia, si se aceptan ambas ideas, se ha de aceptar que la escuela también
produce/reproduce esos cambios socioculturales; es decir, las actuales generaciones de
estudiantes están aprendiendo envueltos en un proceso de profundo cambio cultural, que no
terminan de comprender, ni asimilar.

En este contexto de cambio sociocultural acelerado, los/las profesores transmiten a las


nuevas generaciones todo un acervo cultural con el fin de que los/las estudiantes se
apropien de este para producir nuevas ideas y conceptos que harán reaccionar a la sociedad
desde el punto de vista socioepistemológico, por ello, se han institucionalizado políticas
educativas que propenden a mejorar el estado de la educación, al punto que hoy se habla de
«la calidad de la educación».

Para ello, el aparato institucional educativo ha establecido formas de conocer y reconocer el


estado del proceso educacional, a través de sistemas de evaluación, tanto para los/las
estudiantes como también para los profesores/as, quienes ponen en movimiento la máquina
de la institución educativa.

Sin embargo, de facto, las evaluaciones son totalizadoras contemplándose el


funcionamiento global de un proyecto curricular (L. Stenhouse, 1997), perdiéndose la
individualidad de los actores principales de la trama educativa y desconociendo los
aprendizajes que los jóvenes estudiantes obtienen de fuentes no tradicionales, o
alternativas. Por decirlo de alguna forma.

Ahora bien, en la práctica, así como en la teoría, el concepto de evaluación ha sufrido los
rigores de una interpretación estrecha y simplista. La evaluación considera el énfasis en los
resultados (SIMCE y PSU), con el olvido del análisis y valoración de los procesos de
enseñanza, la primacía de los resultados observables, previamente establecidos como objeto
de evaluación, no considerando la importancia de los efectos secundarios e imprevistos de
todo proceso de enseñanza y la importancia de los significados y procesos cognitivos
internos (Gimeno, 1989).

Son dos mundos distintos, por tratarse de dos actores diferentes, sin embargo, a diario,
ambos actores —profesores y estudiantes— concurren a las aulas, donde se lleva a cabo el
proceso de educación formal. Es allí donde interactúan estos sujetos socioculturales,
entrelazando historias de vida, experiencias vitales, valores y expectativas, dando vida a un
proceso de socialización secundaria (Dubet, 1998); por lo tanto, la convivencia y clima al
interior del aula —y fuera de ella— juega un rol central en la gestión del conocimiento de
los/las estudiantes, permaneciendo de fondo las preguntas antes señaladas: ¿cómo aprenden
los estudiantes actuales? y ¿cuáles son las principales variables que inciden en sus
aprendizajes?.

Una línea de respuesta está dada por aquellos autores que colocan el énfasis en el capital
cultural de las familias; es así como desde la década del 60 se han realizado varios estudios
que han demostrado la influencia del «capital cultural» sobre el rendimiento de los/las
estudiantes, particularmente de enseñanza básica y media, (Coleman et al., 1966; Mizala,
Romanguera y Reinaga, 1999; Díaz et al., 2002; Decouvières et al., 2005; Apablaza et al.,
2009; Díaz y Leighton, 2010). Estas investigaciones han demostrado claramente la
importancia del llamado «efecto cuna», concepto que reúne una serie de factores
predisponentes que emanan desde el hogar y por consiguiente, de las familias (J. J.
Brunner, 2010).

Para otros investigadores como Casassus (2003); Hanushek y Rivkin (1997), es la escuela y
el aula, como espacio físico, lo que favorecen el aprendizaje a causa del «clima de aula»
afectivo que se obtiene a través de la interacción pedagógica, donde los
profesores/as juegan un rol fundamental, puesto que el resultado obtenido por los/las
estudiantes dependerá directamente de las acciones pedagógicas que dicho docente realice
para el logro de un clima de aula favorable al aprendizaje; dicho de otro modo: en la
medida que los profesores/as logren en el aula un clima de tranquilidad, relajación y
confianza, sus estudiantes van a aprenden más y mejor.

En ese contexto, el «Marco para la buena enseñanza» del MINEDUC (2008) reconoce la
importancia de la convivencia y clima escolar en la gestión del conocimiento —en
particular el punto 2—, al señalar que este Marco está conformado por cuatro dominios:
— Preparación de la enseñanza.
— Preparación de un ambiente propicio de aprendizaje.
— Enseñanza para el aprendizaje de todos los estudiantes.
— Responsabilidades profesionales.

Dicho lo anterior, debemos reconocer que la escuela es un sistema organizado,


institucionalizado y jerarquizado, cuyo fin es que los/las estudiantes conozcan, aprendan y
manejen herramientas para desenvolverse en la sociedad, considerándola a esta como «una
organización con un marcado acento en la satisfacción de necesidades intelectuales y
académicas» (Arancibia, Herrera y Strasser, 1999).

Al mismo tiempo se espera que los/las estudiantes desarrollen habilidades y competencias


en las que sustenten su realización personal, su inclusión social, su formación para la
ciudadanía y su capacitación para gestionar, de forma adecuada, su subjetividad en el
marco del respeto a los demás.

FORMULACIÓN DE ESTRATEGIAS DE DESARROLLO PARA LA ATENCIÓN


DE PROBLEMAS COMUNALES POR PARTE DE LAS INSTITUCIONES
SOCIALES

El objetivo del programa de Responsabilidad Social Empresarial en AgroAmérica es


contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas en las comunidades cercanas a
nuestras operaciones. La estrategia es empoderarlas a través de educación, salud, gestión y
participación ciudadana. Nos involucramos activamente en el desarrollo de las
comunidades, y ejecutamos proyectos en alianza con instituciones gubernamentales y
ONGs para el beneficio de todos.
El programa de Responsabilidad Social Empresarial que implementa AgroAmérica, se
enfoca principalmente en salud, educación, infraestructura, medio ambiente y prevención
de desastres.

Capacitaciones
AgroAmérica realiza capacitaciones para los líderes de las comunidades, mujeres,
maestros, directores de escuelas y estudiantes, sobre los siguientes temas:
 Valores humanos
 Civismo
 Prevención del VIH/SIDA
 Cuidado del medio ambiente
 Alcoholismo y drogadicción
 Salud e higiene
 Nutrición

Educación
AgroAmérica contribuye al desarrollo de la educación en las áreas rurales, remunerando a
maestros de escuelas, donando computadoras, escritorios y útiles escolares. También ayuda
con la pintura y reparación de la infraestructura de escuelas. Capacita maestros, realiza
jornadas de limpieza en las comunidades, con los alumnos y maestros, entre otras
actividades.

Becas
AgroAmérica brinda
anualmente apoyo económico al Fondo de Dotación para el Desarrollo Agrícola en
Guatemala- FDDAG- para
financiar becas a estudiantes de áreas rurales que desean estudiar en la Universidad
Zamorano.

Familias Felices
Este Programa de Seguridad Alimentaria y Nutricional se enfoca en la mejora de las
condiciones de salud y nutrición, así como en las normas de comportamiento familiar.
Algunos de sus objetivos son reducir la desnutrición y el índice de mortalidad infantil,
mejorar el desempeño escolar de los niños, mejorar la productividad y el desarrollo
comunitario.  Este programa se lleva a cabo en los centros locales de salud y cuenta con el
apoyo de USAID.

Un Banano al Día Cambia tu Vida


Este es un Programa de Seguridad Alimentaria y Nutricional que consiste en donar una
ración de bananos diariamente para complementar la merienda escolar de más de 4,000
niños en 16 escuelas rurales de Guatemala. El programa tiene seguimiento con
capacitaciones  en  prevención de salud para niños, padres y maestros.  También se hacen
visitas a los hogares para evaluar lo aprendido y monitorear el progreso de crecimiento en
peso y talla de los niños.

El programa se ejecuta en alianza con los Comités Comunitarios de Desarrollo -


COCODES-, escuelas participantes, padres de familia y ONGs y entidades de gobierno
locales, las cuales imparten las capacitaciones.

Jornadas de Fumigación
Las jornadas de fumigación se llevan a cabo principalmente en escuelas y centros de salud
de las comunidades cercanas a las operaciones de AgroAmérica, para prevenir
enfermedades como el dengue, el ZIKA, Chikungunya, y otros causados por mosquitos e
insectos.

Jornadas médicas, oftalmológicas y de desparasitación gratuitas


De modo regular, se llevan a cabo jornadas médicas en coordinación con el Ministerio de
Salud y entidades privadas, en las que se realiza un chequeo general y tratamiento
de desparasitación de niños. También se realizan jornadas oftalmológicas en la Clínica
Médica del Centro de Desarrollo Comunitario, ubicado en la aldea Los Encuentros,
Coatepeque.

Coordinadora Local para la Reducción de Desastres –COLRED–


La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres – COLRED – fue creada en
conjunto con la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres – CONRED – y el
Consejo Comunitario de Desarrollo – COCODES – del suroeste de Guatemala.  El objetivo
de esta iniciativa es estar preparados y apoyar a las comunidades en la eventualidad de un
desastre natural y organizarlas para poder reaccionar correctamente en caso de dichos
eventos.

Centro de Desarrollo Humano


El Centro de Desarrollo Humano comunitario tiene como objetivo promover oportunidades
de desarrollo integral para los trabajadores de AgroAmérica y sus familias, así como de las
comunidades vecinas, a través de la educación, la salud preventiva, la investigación y la
práctica de valores.

Asimismo, busca contribuir a alcanzar las metas de reducción de la pobreza , reducción de


la desnutrición y la mortalidad materno-infantil, planteadas en los Objetivos de Desarrollo
Sostenible de Naciones Unidas.

Actualmente se ha construido una escuela para los hijos de los trabajadores de


AgroAmérica y clínicas médicas, farmacia y un centro de nacimientos para el público en
general. Se formó una alianza con la Universidad de Colorado y hay coordinación con las
autoridades locales.

Infraestructura
AgroAmérica ayuda al mantenimiento de caminos comunales y rutas principales y a la
reparación de puentes y escuelas. Asimismo, ayuda y acompaña a líderes comunitarios a
gestionar ante las autoridades de gobierno, la construcción de carreteras que benefician el
desarrollo de las comunidades.

Madres y Niños
AgroAmérica contrató a la Universidad de Colorado para proveer asistencia técnica y
capacitación en la implementación de los programas Creciendo Sanos y Madres Sanas. El
objetivo principal de estos programas es reducir la mortalidad materno infantil en el área y
de esta forma contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones
Unidas. Ambos programas incluyen visitas a los hogares de los participantes, lo que
permite monitorear con regularidad a las madres y niños, asegurando así la eficacia del
programa.

Proyecto Filtros de Agua


En el año 2011, a través de la alianza con la Universidad de Colorado, se realizó un estudio
de línea base para obtener información sobre las comunidades que rodean las operaciones
de AgroAmérica en Guatemala, en municipios de los departamentos de Quetzaltenango,
San Marcos y Retalhuleu. La siguiente información pudo obtenerse como resultado del
estudio:
• 27% de la gente no tenía acceso a agua potable.

• 42% del los niños sufría de enfermedades gatrointestinales.

Esta situación motivó a la empresa a llevar a cabo un proyecto de filtros de agua potable,
para así reducir las enfermedades gastrointestinales y mejorar la calidad del agua en las
comunidades. El programa consiste en la distribución de filtros de agua a familias, escuelas
y comunidades, junto con capacitaciones en su uso y mantenimiento adecuado para
asegurar su sostenibilidad, acompañadas de charlas sobre la importancia de consumir agua
segura.

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