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HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: GRATITUD DESDE LA COMPASIÓN” [Lc. 17:11-19].

DÉCIMO OCTAVO DOMINGO


DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T3E49.

HOY, ES DÉCIMO OCTAVO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. LA LECTURA ES DEL SANTO


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 17 [11-19… “C”] [09/X/2022]
11 En su camino a Jerusalén, pasó Jesús entre las regiones de Samaria y Galilea. 12 Y llegó a una
aldea, donde le salieron al encuentro diez hombres enfermos de lepra, los cuales se quedaron
lejos de él 13 gritando: ¡Jesús! ¡Maestro ten compasión de nosotros! 14 Cuando Jesús los vio, les
dijo: Vayan a presentarse a los sacerdotes. Y mientras iban, quedaron limpios de su enfermedad.
15 Uno de ellos, al verse limpio, regresó alabando a Dios a grandes voces, 16 y se arrodilló delante
de Jesús, inclinándose hasta el suelo para darle las gracias. Este hombre era de Samaria. 17 Jesús
dijo: ¿Acaso no eran diez los que quedaron limpios de su enfermedad? ¿Dónde están los otros 1
nueve? 18 ¿Únicamente este extranjero ha vuelto para alabar a Dios? 19 Y le dijo al hombre:
Levántate y vete; por tu fe has sido sanado”.

Esta es la Palabra del Señor. [Sal. 111; II Rey. 5:1-3, 7-15; II Tim. 2:8-15; Lc. 17:11-19].

“JESÚS: GRATITUD DESDE LA COMPASIÓN”

1. “Jesús: ser oídos para tener corazones agradecidos…” El camino transitado por Jesús,
polvoriento, sudoroso, entre la gente, encarnado en el sentimiento de los pobres, permite
conocer de primera mano la condición de miseria de muchos, en especial de sectores que por
su procedencia geográfica eran objeto de segregación, desestima y escarnio real, de tal manera
que no es extraño que la misma Ley consintiera con la mente conspirativa de quienes se
presumían superiores a los sufrientes. Jesús siempre aprovecha el acercamiento a las regiones
empobrecidas y que judíos buscaban pasar desapercibidas. Galilea y Samaria eran siempre
segmentos poblacionales étnicos que provocaban el desprecio y censura, por tratarse de tierra
de mestizajes y de gentiles. El conocimiento y presencia de Jesús tiene el poder de abrir el
diálogo, el Maestro es siempre accesible, no solo para el ciudadano regular, sino para los
restrictos por la enfermedad, los marginados y tratados con crueldad, excluidos por la sociedad
y la legislación, se trata de un cuadro horrible en contra del más débil y vulnerable representado
en los afectados por la enfermedad de la lepra, signo reconocido de desprecio. Su grito es el
enlace que permite comunicarse, al Hijo de D le es suficiente oír nuestro lamento, porque
reconoce el dolor en cualquiera de sus formas; además descubre en cada palabra nuestra el
grado de sinceridad, disposición y humildad con que buscamos su misericordia. La conducta del
Maestro es puerta que se abre para extender la compasión hacia el moribundo, es respuesta de
amor al desprecio del hombre contra el prójimo, es esperanza a quien, marginado por su
prójimo y familia, busca respuestas en la bondad de un D generoso y lleno de misericordia. La
voz del profeta se encarna en su camino y encuentran al D “Clemente y lleno de compasión,
paciente y con todo amor. La bondad del Señor es para todos, y con ternura cuida todas sus
obras” [Sal. 145:8-9]. Así en Cristo constatan al ser que todos tenían en sus largas horas de
diálogo, al que conocían de oídas, al portador del “Amor de D para el mundo, para que crean y
la vida perdurable se manifieste en las almas perdidas” [Jn. 3:16]. Por un momento es bueno
hacer una pausa y, como ese colectivo de hombres con contagio, veamos nuestra situación,
reflexionemos en nuestras vidas y cual las diez víctimas de la enfermedad alcemos nuestra voz
diciendo: ¡Jesús, ¡Maestro, ten compasión de nosotros! Porque hoy es el día de aceptación y
tiempo de redención; su largo camino encuentra sentido, porque ahora el sufriente tiene voz y
el trono de gracia es todo oído para escuchar las aflicciones de las víctimas por la enfermedad;
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: GRATITUD DESDE LA COMPASIÓN” [Lc. 17:11-19]. DÉCIMO OCTAVO DOMINGO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T3E49.

esto inclina al corazón con gratitud. El agradecimiento haya ocasión a partir de la compasión
demostrada en la actitud de Jesús.
2. “Jesús: Un llamado para que seamos compasivos…” Los sufridos leprosos tienen dolor físico,
repulsión con ellos mismos, están heridos en su alma, su esperanza a punto de extinguirse, cuasi
aniquilados en sus sentimientos, marginados por sus hermanos, y un espíritu quebrantado; al
parecer poseen un granito de fe que sostiene su creencia en el D ayudador y sanador; su
lamento es signo de esperanza, la voz del texto indica que Jesús detiene su mirada con atención,
y como la compasión misma demanda, detalla conscientemente la condición de miseria de estos
seres recluidos en las rejas de la discriminación, separación y olvido, debido a su deplorable
estado de salud. Hermanos, a menos que nos detengamos a VER al hombre en su realidad, con
la profundidad que demanda su estado de miseria, es imposible que demostremos esfuerzos 2
para expresar gratitud D y a los hombres, este mundo parece cada vez más vacío de una buena
dosis de compasión humana y hasta es cruel hacia los animales; los hombres nos hemos
encargado de dividirnos, y parece que unos deben sufrir mientras otros gozan; pareciera que
admitimos con facilidad el padecimiento de los pobres y vulnerables, mientras acallamos
nuestra conciencia y consentimos la miseria, la guerra, la violencia y discriminación. Aquella
mujer sencilla, premio nobel Rigoberta Menchú decía: “Para conocer bien los problemas
sociales hay que descender a lo profundo con las víctimas… para que haya verdadera gratitud
debe haber conciencia, conocimiento, humanidad con los que han padecido violencia…” como
diciendo, debe haber identificación con los que cargan con el dolor, permitirles al menos por
una sola vez, ser objeto de interés y preocupación. Hermanos, la preocupación debe ser
evidentes en nosotros con actos de humanidad; si nos olvidamos o somos indiferentes, los
hombres no verán nuestras buenas acciones y rehusarán ser agradecidos con D; así Jesús como
enviado de D, pasa cercano a estos leprosos, se acerca a la samaritana en el pozo, visita la casa
donde yace la adolescente ya muerta en el hogar del rabino; también, expresa su palabra de
autoridad para curar al enfermo en la casa del afligido centurión. Evitar nuestra compasión,
cierra la oportunidad a las almas para que exalten al D bondadoso y lleno de amor por toda
dádiva de bondad, ya que: “Todo lo bueno y perfecto que se nos da, viene de arriba, de D,
creador de todo. D es siempre el mismo: en Él no hay variaciones ni oscurecimientos” [Stg.
1:17]. El énfasis del texto se muestra en la actitud hacia el prójimo y en la fuente compasiva del
cielo, cuya bondad es activa y dispuesta para su hermosa creación; el profeta afirma “Abres tu
mano y colmas de bendición a todo ser viviente” [Sal.145:16]. A nosotros nos hace el llamado
irrevocable a: “Ser misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” [Lc. 6:36]. Es de
tener en cuenta que la gratitud de los hombres bien puede ser íntima, ya que determina una
actitud humilde, de disposición positiva hacia nuestro prójimo; además, debe ser expresada
sincera y conscientemente, sin locura e histeria, dando reconocimiento al verdadero hacedor
de los hechos por medio de nuestra fe, testimonio y expresiones de gratitud. Dice el profeta:
“Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza;
denle gracias, alaben su nombre” [Sal. 100:4]. Tal actitud se pone de relieve en el samaritano,
cuando hace expresivo su agradecimiento en respuesta a la misericordia.
3. “Jesús: La gratitud, cualidad de quienes reconocen la bondad…” Ser agradecido, es un
distintivo del creyente que reconoce en D la fuente de bondad para todos; el ser activos en este
punto, hace extender nuestra buena actitud hacia los hombres quienes también necesitamos
de constantes estímulos para reconocer y expresar la benevolencia que proviene del redentor.
Ser agradecidos como el hombre que recibió sanidad en el camino polvoriento hacia Jerusalén,
es recíproco a corresponder al amor recibido de D; ocurre igual cuando recibimos cualquier
forma de bien: el alimento, los hijos, la familia, la paz, armonía, consenso, buena salud,
seguridad para todos, justicia social, etc. debemos promover una actitud nacional de gratitud
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: GRATITUD DESDE LA COMPASIÓN” [Lc. 17:11-19]. DÉCIMO OCTAVO DOMINGO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T3E49.

por todos los favores diarios que recibimos. El profeta continúa diciendo: “La creación del Señor
es hermosa, y su justicia permanece para siempre. El Señor es bondadoso y compasivo, y todo
lo que hace merece recordarse” [Sal.111:3-4]; “También hay que reconocer su bondad porque
da de comer a los animales y a las crías de los cuervos cuando chillan” [147:9]. D es la causa
esencial de donde emana la sustentación de todo lo creado; la salud es un atributo que le
corresponde a la plenitud de su gracia, no es extraño que todos los leprosos tomaran camino,
en conformidad a su fe para tener la sanción del líder religioso y así integrarse a la comunidad
donde pertenecían. Señalar al agradecido samaritano es como un reclamo a todos los que
recibimos a diario y nos resistimos a reconocer la bondad de D; es como preguntarnos: ¿Soy un
ser agradecido por sus bondades diarias? El libro de Job plantea un paradigma por demás
contradictorio a los dictados del mundo cuando dice: “…no digas tonterías! Si aceptamos los 3
bienes que D envía ¿Por qué no vamos a aceptar también los males? ...” [Jb. 2:10]. Nos coloca
en el plano de ir más allá, encontrar sus propósitos y voluntad hasta en situaciones que resultan
incómodas e inaceptables, pero nuestra fe es capaz de saber confiar y descansar en sus
promesas seguras. No es extraño que el General Naamán, luego de un soberbio disgusto
terminara diciendo, para testimonio del mundo: “… Ahora reconozco que no hay más Dios en
toda la tierra… [II Rey. 5:14-15]

Oremos: Poderoso D, tú estás siempre lleno de bondad para tu creación, y nos ofreces más de lo
que merecemos: Concede gracia a nuestras almas para que, en todo tiempo nos mostremos con
nuestros corazones agradecidos y sea derramada tu misericordia en favor de toda tu creación; por
los méritos de Jesucristo nuestro Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,
por los siglos de los siglos. AMÉN

…Y que la bendición de D todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y
os acompañe siempre. AMÉN.

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