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1.

-LA SUSTITUCIÓN DEL PATRONO

Segun el articulo 66 de la LOTTT hay sustitucion de patrono cuando por cualquier causa se
transfiera la propiedad, o parte de ella, a traves de cualquier titulo, de una persona natural o
juridica a otra, y continuen realizandose las labores de la entidad de trabajo, aun cuando se
produzcan modificaciones.

Siendo el contrato de trabajo intuitu personal, y como segun el articulo 155 de la LOTTT la
persona natural patrono, o el accionista de una compañia responde con sus propios bienes del pago
de las prestaciones sociales y otros conceptos laborales, entonces, cuando cambian los accionistas
de una compañia, tambien se considera que hay sustitucion de patrono.

LOTTT Artículo 66
Código: Capítulo III De la Sustitución de Patrono o Patrona
Definición de sustitución de patrono o patrona.
LOTTT Artículo 66.

Existirá sustitución de patrono, o patrona, cuando por cualquier causa se transfiera la propiedad, la
titularidad de una entidad de trabajo o parte de ella, a través de cualquier título, de una persona
natural, o jurídica a otra, por cualquier causa y continúen realizándose las labores de la entidad de
trabajo aún cuando se produzcan modificaciones.
LOTTT Artículo 67
Código: Capítulo III De la Sustitución de Patrono o Patrona
Excepción a la sustitución de patrono o patrona.
LOTTT Artículo 67.

No se considerará sustitución de patrono o patrona, cuando después del cierre de una entidad de
trabajo, el Estado realice la adquisición forzosa de los bienes para reactivar la actividad económica
y productiva, como medida de protección al trabajo y al proceso social de trabajo,
independientemente que sean los mismos trabajadores y trabajadoras y sean las mismas
instalaciones.

Las deudas del patrono o patrona con los trabajadores y trabajadoras, serán canceladas por dicho
patrono o patrona, o descontadas del precio convenido a pagar por el Estado, o garantizando su
pago por éste en acuerdo con los trabajadores y trabajadoras.
Del mismo tenor, es la definición contenida en el artículo 30 del Reglamento de la Ley Orgánica
del Trabajo (RLOT), publicado en Gaceta Oficial N° 38.426 del 28 de abril de 2006, aún vigente,
el cual señala:

“La sustitución del patrono o patrona supone la transmisión, por cualquier título, de la explotación
de una empresa o parte de ésta susceptible de organizarse autónomamente, siempre que el patrono
sustituido o patrona sustituta preservare la actividad productiva sin solución de continuidad”.

2-.C ONCEPTO
Ocurre cuando una persona natural o jurídica, individual o colectiva, transfiere la propiedad o
titularidad de una entidad de trabajo o parte de ella, por cualquier causa y continúen realzando las
labores de la empresa, aun cuando se mantengan ciertas modificaciones. Dicho de una manera
coloquial, la sustitución del patrono ocurre cuando el negocio cambia de dueño bien sea natural o
jurídica, cuando una sociedad, si es el caso es absorbida por otra, o si es expropiada.
Su fundamento legal se encuentra expresado en el Articulo 66 de la Ley Orgánica del Trabajo, los
Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT):

Articulo 66. Existirá sustitución de patrono o patrona, cuando por cualquier causa se transfiera la
propiedad, la titularidad de una entidad de trabajo o parte de ella, a través de cualquier título, de
una persona natural o jurídica a otra, por cualquier causa y continúen realizándose las labores de la
entidad de trabajo aún cuando se produzcan modificaciones.

CAUSAS

Habrá sustitución de patrono cuando haya el cierre de una entidad de trabajo. Debido a que el
Estado realice adquisición forzosa de los bienes.

EFECTOS

En ningún caso deberá tener efectos negativos en los derechos de los trabajadores, pudiendo éstos
realizar los respectivos reclamos ante el nuevo patrono como al anterior. La ley hace la salvedad
en los casos de expropiación por parte del Estado.
Su fundamento legal lo contienen lo establecido en el artículo 68 de la Ley Orgánica del Trabajo,
los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT):

Artículo 68. La sustitución de patrono o patrona, no afectará las relaciones individuales y


colectivas de trabajo existentes. El patrono o la patrona sustituido o sustituida, será solidariamente
responsable con el nuevo patrono o la nueva patrona, por las obligaciones derivadas de esta Ley,
de los contratos individuales, de las convenciones colectivas, los usos y costumbres, nacidos antes
de la sustitución, hasta por el término de cinco años. Concluido este plazo, subsistirá únicamente
la responsabilidad del nuevo patrono o de la nueva patrona, salvo que existan juicios laborales
anteriores, caso en el cual las sentencias definitivas podrán ejecutarse indistintamente contra el
patrono sustituido o la patrona sustituida o contra el sustituto o la sustituta. La responsabilidad del
patrono sustituido o patrona sustituida sólo subsistirá, en este caso, por el término de cinco años
contados a partir de la fecha en que la sentencia quede definitivamente.

4.REQUISITOS PARA LA SUSTITUCION DE PATRONOS


La sustitucion de patronos necesita de la configuracion de algunos requisitos para coexistir,
desglosandolos de la siguiente manera

*Cambio de patrono
*Continuidad de la actividad empresarial

*continuidad de la prestacion de servicio del trabajador en la empresa.

Por ello, cabe destacar que se debe hacer alusion a un requisito de suma importancia para que la
institucion laboral de sustitucion de patrono pueda configurarse, y no es otro mas, que la
existencia previa de un contrato de trabajo.

RÉGIMEN LEGAL Y REGLAMENTARIO DE LA SUSTITUCIÓN DE PATRONO


La figura de la Sustitución del Patrono está regulada en la Ley Orgánica del Trabajo, los
Trabajadores y las Trabajadoras (en lo sucesivo LOTTT), en su artículo 66, que literalmente
expresa:
Artículo 66.- Definición de sustitución de patrono o patrona
Existirá sustitución de patrono o patrona cuando por cualquier causa se transfiera la propiedad, la
titularidad de una entidad de trabajo o parte de ella, a través de cualquier título de una persona
natural o jurídica a otra, por cualquier causa y continúen realizándose las labores de la entidad de
trabajo aun cuando se produzcan modificaciones.
Por otra parte, el reglamento de la LOT en su artículo 32, reconoce que hay sustitución de patrono,
cuando el patrono acordare con el trabajador o le requiriese la prestación de servicios con carácter
definitivo bajo la dependencia y por cuenta de otro, con el consentimiento de éste último, en el
tratamiento legislativo de la cesión o transferencia de trabajadores produciéndose los mismos
efectos de la institución de la sustitución de patronos, quedando además regida por las mismas
normas.

CIRCUNSTANCIAS BAJO LAS CUALES SE PRODUCE LA SUSTITUCIÓN DE PATRONO


En términos generales, es obvio para el legislador que se producirá la sustitución patronal cuando
se verifique la transmisión de la propiedad, la titularidad o la explotación de la empresa por
cualquier causa. Estas pueden devenir de actos inter vivos, como sucede en el caso de la venta,
cesión, dación en pago, enajenación o traspaso de la titularidad de los activos que conforman la
empresa, entre otros, o también mortis causa cuando, por ejemplo, se instituye un legado sobre los
activos que conforman la empresa o se instituye como heredero a una persona sobre tales bienes.
La sustitución de patronos o patronas no es más que el cambio de unas de las partes del contrato
original de trabajo y más concretamente referido al patrono o patrona, por otra persona natural o
jurídica. Se produce una especie de cesión del carácter patronal en el contrato de trabajo. Cesión
en algunos casos, ya que podría llevarse a cabo a través de la expropiación o confiscación. No es
sustitución de patrono la adquisición forzosa en virtud de la reactivación de la actividad
económica y productiva (ver artículo 67 LOTTT).
Por su parte, señala la Sala de Casación Social mediante fallo 263 del 21 de marzo de 2011[3]:
De la reproducción efectuada, colige esta Sala que para que exista la sustitución de patronos,
deben converger dos situaciones de orden concurrente, a saber: a) que se trasmita la propiedad, la
titularidad o la explotación de una empresa; b) que el nuevo patrono continúe el ejercicio de la
actividad anterior con el mismo personal e instalaciones materiales.
Por su parte, la sentencia objeto del recurso de casación, en su motiva estableció: Se ha verificado
una transmisión de la titularidad de la explotación petrolera de EXXON MOBIL DE
VENEZUELA SA a favor de PETROLEOS DE VENEZUELA S.A, pero no se ha verificado,
respecto a los actores, una sustitución de patrono a tenor de lo previsto en el artículo 88 de la LOT,
pues aquellos prestaron servicios antes que se materializara dicha transmisión.
Se ha verificado la continuidad en el ejercicio de la actividad petrolera de EXXON MOBIL DE
VENEZUELA SA por parte de PETROLEOS DE VENEZUELA S.A., con las mismas
instalaciones materiales, pero no se ha verificado, respecto a los actores, una sustitución de
patrono a tenor de lo previsto en el artículo 89 de la LOT, pues aquellos prestaron servicios antes
que se materializara dicha continuidad fáctica. En el presente caso, respecto a los actores, a pesar
de la transmisión de la actividad económica y su continuidad no ha habido permanencia en la
fuente del trabajo por parte de los accionantes, elemento esencial para existencia de la sustitución
de patrono y la responsabilidad anual por conceptos laborales que nace posterior a la sustitución.
Cuando existe sustitución de patrono, la empresa adquiriente absorbe de manera solidaria por el
lapso de un año las obligaciones laborales de la empresa sustituida, única y exclusivamente,
respecto a los trabajadores que pasaron a formar parte de la nueva nómina de la empresa sustituta
(articulo 90 de la LOT). En el caso de autos -luego de la debida notificación al Inspector del
Trabajo, al correspondiente sindicato y a los trabajadores- los actores decidieron no formar parte
de la nueva nómina, como consecuencia decidieron de terminar la relación de trabajo, en tal
sentido tienen derecho a la indemnización del articulo 125 eiusdem, mas no a la responsabilidad
solidaria de PETROLEOS DE VENEZUELA S.A., ya que respecto a los actores nunca se verificó
la sustitución de patrono.
(Omissis)
Por todas las razones antes expuestas, no resulta aplicable al presente caso la unicidad de la
relación de trabajo alegada en la demanda ni la solidaridad de PETROLEOS DE VENEZUELA
S.A., frente a los reclamos explanados en el libelo de demanda, en consecuencia, se desestima el
alegato de Sustitución de Patrono (…).
En ese sentido, la idea de sustitución de patronos está íntimamente enlazada con la de una
actividad productiva en ejecución que el adquirente se propone conseguir con el mismo personal e
instalaciones materiales[4].

CONDICIONES O REQUISITOS
En este orden de ideas nos afirma Cabanellas:
“La cesión de la empresa constituye un acto jurídico res inter alios acta para los trabajadores
dependientes de la misma; por lo cual, si un patrono transfiere a otro la empresa de la que es
titular, la vigencia de los contratos de trabajo subsiste para este nuevo patrono, en iguales
condiciones, y los trabajadores siguen con los mismos derechos y obligaciones. Cualquiera
modificación que se imponga, por el hecho de la transferencia de la empresa, en las condiciones
de la prestación de servicios y que disminuya los derechos o aumente las obligaciones, configurará
el incumplimiento del contrato por parte del patrono y autorizará al trabajador para dar por
concluido el contrato de trabajo con la responsabilidad de aquél”[8].
Tras lo cual se infiere que los requisitos esenciales para que exista la sustitución de
patronos son fundamentalmente cuatro, que así tenemos entre ellos:
a. Contrato de trabajo previo entre el trabajador y el patrono sustituido
b. Cambio de patrono
c. Continuidad de la actividad empresarial
d. Continuidad de la prestación de servicio del trabajador en la empresa.
Precisados como hayan sido los requisitos o condiciones para que opere la institución en estudio
es preciso dejar sentado lo siguiente: si el contrato de trabajo al igual que las convenciones civiles,
mercantiles, entre otras más, se entiende acordado para que tanto empleador y trabajador; -esto es,
las parte originales- cumplan con sus respectivas obligaciones y deberes hasta que se produzca la
finalización del vínculo con soporte en las distintas causas que prevé la legislación laboral (retiro
justificado, mutuo disenso, despido, renuncia o causas ajenas a la voluntad de los contratantes)
concatenadas con una de las características del contrato de trabajo; a saber, la imposición natural
del carácter intuito personae respecto al trabajador; es perfectamente posible y adecuado a los
fines de proteger los derechos de los trabajadores como débiles en la relación laboral, la
excepcionalidad de la antes dicha característica del contrato de trabajo en relación al patrono,
debido a que el patrono sustituto se subroga en los derechos y obligaciones de aquél lo cual
cumple con el rol tuitivo que se procura a través de la sustitución patronal.

EFECTOS JURIDICOS DE LA SUSTITUCION DE PATRONOS


El efecto principal es la no afectacion de las relaciones de trabajo existentes, o el efecto principal
de la sustitucion de patrono, sea esta legal, judicial o convencional, es la subsistencia del vinculo
juridico.

Esta causa de retiro justificado, es decir, al renunciar y señalar en la renuncia que el motivo de esta
es por que hubo una sustitucion de patrono, y que el trabajador considera que esta es contraria a
sus intereses, las prestaciones sociales las pagaran dobles. (articulo 80,LOTTT literal “E”.

Durante 5 años contados a partir de la fecha en que el trabajador fue notificado de la sustitucion de
patrono o que tuvo conocimiento de ella, el patrono saliente sera solidariamente responsible del
pago de las liquidaciones al personal que presto servicios con el. Para hacer efectiva esta
solidaridad, debe demandarse a todas aquellas personas contra cuyos bienes se pretenda ejecutar la
cantidad demanda, para garantizarles el derecho a la defensa.

4.A QUÉ NOS REFERIMOS CON CONTRATOS ATÍPICOS E INNOMINADOS?

Definido el contrato como aquel negocio jurídico donde las declaraciones de voluntad libremente
emitidas por las partes buscan la producción de un efecto jurídico, normalmente patrimonial,
reconocido por el Derecho; su principal finalidad es la constitución de un vínculo obligacional
derivado de la propia voluntad de las partes y, de hecho, se dice que el contrato es fuente de
obligaciones, porque lo pactado entre las partes por medio de contrato obliga a éstas a su exacto
cumplimiento como si de Ley se tratase, "los contratos tienen fuerza de ley entre las partes",
afirma el Código Civil (artículo 1091 CC). La voluntad concorde de las partes se erige entonces en
elemento esencial de todo contrato, del que se dice que está regido por la autonomía de la
voluntad, por clara referencia al principio de la autonomía de la voluntad, consagrado por el
artículo 1255 del Código Civil cuando afirma que "los contratantes pueden establecer los pactos,
cláusulas y condiciones que tengan por conveniente, siempre que no sean contrarios a las leyes, la
moral, ni al orden público".

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El referido principio constituye el núcleo central de la noción de "negocio jurídico", cuya


importancia reside en la función económico-social que cumple, al permitir al hombre regular y
defender sus propios intereses en las relaciones que entabla con otros. Pues, en definitiva, el
contrato no es otra cosa más que un negocio jurídico bilateral, productor de obligaciones y
permite, en definitiva, por la simple voluntad de las partes contratantes, la modificación normativa
de cualquier clase de contrato, estableciéndose dicho principio con carácter imperativo siempre
que la referida voluntariedad contractual no afecte o sea contraria a la Ley, a la moral, ni al orden
público. La voluntad se erige en elemento esencial del contrato, del que se dice que está regido por
la autonomía de la voluntad, en la medida que no sólo su validez emana de la voluntad común de
las partes, sino también su propio contenido. En este sentido, se distingue entre la denominada
"libertad de contratar" y la "libertad contractual", aunque ambas son expresión del principio de la
autonomía de la voluntad, la primera se refiere a la propia libertad del individuo en la decisión de
contratar o no hacerlo; mientras que la segunda supone que, además, éste no tiene por qué
acogerse a las formas contractuales reguladas por la Ley.

En consecuencia, las partes, al regular sus relaciones, además de acogerse a las fórmulas
contractuales ya reguladas, pueden acudir a sus propios pactos hasta, por ejemplo, crear nuevas
figuras desconocidas por la Ley con plena validez, siempre que se muevan dentro de los límites
que impone el ordenamiento jurídico (es evidente que las partes nunca podrán hacer uso de esta
libertad para alcanzar resultados fraudulentos o prohibidos).

Esta idea constituye el fundamento de la distinción entre contratos típicos, cuyo contenido y
finalidad vienen establecidos por la Ley y gozan de individualidad propia; y los atípicos,
derivados de los pactos, cláusulas y condiciones que establezcan las partes en uso de la libertad
contractual, ya sea por combinación de diversos tipos contractuales o diferentes prestaciones
(conocidos como contratos mixtos) o por establecimiento de prestaciones que carecen de todo tipo
de regulación, ni siquiera por aproximación (conocidos como totalmente atípicos o absolutamente
innominados). En cualquier caso, la libertad absoluta de pactos en el ámbito de la contratación ha
propiciado en la práctica la aparición de innumerables tipologías que con el tiempo han ido
adquiriendo autonomía propia a medida que han sido estudiados y reglamentados por la Doctrina
y Jurisprudencia, pudiendo enunciar, entre otros, los contratos de adhesión, de garaje, de
exposición, suministro de gas, de viaje turístico o combinado o de abono de teatro.

Finalmente, destacar la evidente importancia que en este tipo de contratos adquiere la correcta
interpretación de la voluntad de las partes, correspondiendo, en caso de conflicto, su interpretación
al Juzgador. Pues, cuando el objeto del litigio gira en torno a la interpretación del contrato atípico,
es Doctrina reiterada del Tribunal Supremo la que entiende que, con carácter general, es facultad
del Tribunal de primera instancia la interpretación y fijación del sentido y alcance de las cláusulas
de los contratos, "no pudiendo sustituirse el criterio de aquél por ningún otro, a menos que fuere
evidentemente erróneo o que hubiere infringido de modo manifiesto, alguna de las normas que en
materia de interpretación de los contratos establece el Código Civil" (entre otras, la Sentencia de
18 de diciembre de 1973).

¿Puedo "mezclar" diferentes tipos de contratos?

El contrato mixto puede ser definido como aquel tipo de contrato atípico donde las partes regulan
de forma novedosa sus relaciones jurídicas acudiendo a la combinación de diversos tipos
contractuales con la finalidad de alcanzar la concreta finalidad pretendida por las mismas y que,
evidentemente, excede del marco propio de los tipos por separado. Muy utilizados en la práctica,
ofrecen a los otorgantes una fórmula jurídica sencilla para alcanzar cierta finalidad práctica a
través de estipulaciones o condiciones ya reguladas por la Ley, por ejemplo, en el contrato de
permuta con prestación subordinada a otra consistente en la cesión de solar a cambio de locales o
pisos a construir.

El fundamento último de esta categoría también debe buscarse en el principio de la autonomía de


la voluntad y la libertad contractual, habiendo declarado el Tribunal Supremo en, entre otras, las
Sentencias de 5 de noviembre de 1957, 13 de mayo de 1959, 3 de mayo de 1960, 6 de abril de
1963, 2 de noviembre de 1965, 14 de junio, de 1966 y 16 de mayo de 1974, que "las formas
contractuales, figuras rígidas y vacías, tienen que adaptarse al contenido económico que para el
tráfico de bienes, fin de los contratos, se propone llevar a ellas la voluntad de los contratantes, y a
facilitar esa adaptación de las limitadas formas contractuales previstas por la Ley o por la teoría, a
la variedad de deseos necesidades que puede presentarse en la realidad, responde el artículo 1255
del Código Civil, que proclama el principio de autonomía de la voluntad justamente con sus
límites naturales, afirmando rotundamente respecto a los contratos el artículo 1091, que las
obligaciones que nacen de ellos tienen fuerza de Ley entre las partes contratantes y deben
cumplirse al tenor de los mismos, y en las reglas referentes a la interpretación, rindiendo particular
homenaje a dicho principio los artículos 1281 y 1282 se inspiran en la supuestas común intención
de los contratantes, declarando el artículo 1289 que si las dudas recayesen sobre el objeto principal
del contrato, de suerte que no pueda venirse en conocimiento de cuál fue la intención o voluntad
de los contratantes, el contrato será nulo...". Admitiéndose expresamente, como una de las
manifestaciones de esa libre adaptación indicada, la posible de fusión de dos figuras contractuales
que, pudiendo coexistir separadamente, sin embargo, también pueden unirse por la sola voluntad
de los interesados, que establecen una de ellas como condición, complemento o estipulación de la
otra, de tal forma que se confundan en un solo contrato (contrato mixto) por la unidad de su fin,
entendido "no del formal de las relaciones jurídicas derivadas del convenio, sino del real y
concreto de las prestaciones o promesas".

Por tanto, la atipicidad de estos contratos reside en su conjunto, pero no en cuanto a la


individualidad de los contratos o estipulaciones que lo integran; el Tribunal Supremo ha admitido
la diferenciación entre los denominados "contratos mixtos", que presentan una subordinación entre
las prestaciones (como en el contrato de garaje, donde puede predominar la regulación del
contrato de depósito o de la del arrendamiento de cosas; véase "Contrato de garaje"), es decir, una
de las prestaciones se presenta en forma accesoria o subordinada a otra principal, como medio
para lograr la finalidad pretendida por el contrato. De otro lado, los llamados "contratos mixtos
combinados o complejos", donde las prestaciones se presentan en plano de igualdad o
equivalencia; así, en el contrato de arrendamiento con opción de compra.

Adquiere, por ello, especial importancia la interpretación de esta finalidad en la resolución de


conflictos generados por este tipo de contratos, habida cuenta que excede de las finalidades
propias de los tipos contractuales que engloba y que la voluntad, que es la creadora del contrato,
constituye verdaderamente la esencia, el principio activo y generador, pudiendo no solamente
engendrar negocios jurídicos en los límites y bajo las condiciones que le asigna el Derecho
positivo, y por consiguiente, producir efectos jurídicos, sino aun los que quiere que sean,
penetrando en el mundo del derecho no solamente "por qué" han sido queridos, sino "como" lo
han sido, y si surgen dificultades de interpretación, si el Juez debe intervenir un día para
determinar la naturaleza y la extensión de las consecuencias de un negocio jurídico, no se dirigirá
para declarar el derecho a las reglas objetivas, superiores a las voluntades individuales, sino que
deberá indagar la voluntad de los autores del negocio, la que dictará la solución del litigio (STS de
21 de octubre de 1974). Ahora bien, aún cuando el Tribunal Supremo ha declarado en numerosas
ocasiones que se deberá acudir, para la calificación del contrato, al espíritu que lo informa, con
independencia del nombre que las partes hayan querido darle, en la práctica acude frecuentemente
a la regulación propia del elemento principal o preponderante.

Además, el propio Tribunal Supremo, ha destacado que algunos contratos mixtos obedecen a una
llamada "tipicidad social", consagrada a lo largo del tiempo por los usos o la Jurisprudencia (por
ejemplo, el arrendamiento de vivienda o local de negocios con servicios de portería, o con
calefacción o refrigeración central, alquiler de nave o vehículo a motor con tripulación o
conductor...), que evidentemente auxiliarán al intérprete en su labor.

Los contratos que tienen por objeto bienes intelectuales constituyen, regularmente, contratos
innominados o atípicos. Ello significa que la mayoría de estos contratos no están expresamente
regulados por la ley. Sin embargo, como todo contrato, están regidos por los principios generales
que rigen en materia contractual.
Ahora bien, uno de estos principios generales que rigen los contratos es el principio de autonomía
de la voluntad. Este principio reviste gran relevancia dentro de la Teoría General de los Contratos,
y en materia de contratos de Propiedad Intelectual su importancia es claramente perceptible, ya
que una de las consecuencias más importantes de este principio consiste en la posibilidad de que
los particulares celebren convenciones de cualquier tipo, aún no reglamentadas expresamente por
la ley.
Es así como sirve de fundamento para la existencia de contratos innominados, como los contratos
de franquicia, factoring, know how y leasing o los contratos de espectáculo e informáticos.
Palabras clave: Contratos atípicos o innominados.
ASPECToS GENERAlES SoBRE lA DEFINICIÓN DE loS CoNTRAToS INNoMINADoS Los
contratos atípicos van tomando relevancia, con mayor énfasis en la contratación comercial,
financiera y jurídica, como consecuencia de las relaciones económicas comerciales en el mundo
globalizado1 y debido al proceso de inserción que viene teniendo el Perú. Estos contratos se
denominan atípicos por no estar legislados en nuestro ordenamiento jurídico aunque se han ido
incorporando de manera aún limitada por los principios de licitud y buena fe que tienen las
relaciones contractuales regidas por las reglas de autonomía de la voluntad que las partes contra-
tantes implementan para enfrentar y mejorar suproductividad y competitividad, en el caso de las
empresas2. En palabras de Leyva Saavedra:
Esta nueva civilización ha consagrado el prin-cipio general de la libre competencia y, paula-
tinamente, ha ido suprimiendo las regulaciones que coartaban una de las manifestaciones más
características de la autonomía de la voluntad, la libertad contractual, ocasionando con ello la
multiplicación de los contratos atípicos que, del campo estricto del intercambio de bienes, poco a
poco han ido trasladando el centro del sistema económico y de la contratación al campo de la
prestación de los servicios3.
Es allí donde surge y se desarrollan los dife-rentes contratos. En su mayoría, los contratos que
tienen por objeto bienes intelectuales cons-tituyen, regularmente, contratos innominados o
atípicos; sin embargo, como todo contrato, están regidos por los principios generales que rigen en
materia contractual.
En esa orientación, uno de estos principios generales que rigen los contratos es el principio de
autonomía de la voluntad. Este principio reviste gran relevancia dentro de la Teoría General de los
Contratos y, en materia de contratos de Pro-piedad Intelectual su importancia es claramente
perceptible, ya que una de las consecuencias más importantes de este principio consiste en la posi-
bilidad de que los particulares celebren acuerdos de cualquier tipo, aunque no estén expresamente
reglamentados por la ley. Es así como sirve de fundamento para la existencia de los contratos
innominados, como los contratos de transferencia de tecnología o los contratos de franquicia.
Pero este principio no se reduce únicamente a permitir la celebración de contratos no tipificados
en la ley, sino que sus efectos se extienden hasta la libertad que tienen los particulares para la
deter-minación del contenido de los contratos, es decir, la libertad para el establecimiento de las
obliga-ciones que de estos derivan. Es en este sentido en el que revisten mayor relevancia las
limitaciones que se establecen al principio de autonomía de la voluntad, pues las mismas están
referidas más al contenido de las obligaciones contractuales que a la tipología del contrato que les
da nacimiento4.

Los contratos innominados han sido extensa-mente tratados por la doctrina y la jurisprudencia
internacional y nacional; inclusive un sector de la doctrina da una definición negativa de los con-
tratos innominados5 sosteniendo que, aunque están mencionados en la ley, dichos contratos están
desprovistos de una normativa específica, a menos que la mención del contrato se haga por ley; en
tal caso se pueden incluir estos contratos por uso de remisión de la disciplina jurídica apli-cable.
Sin embargo, estos contratos han seguido desarrollándose fundamentalmente por:
• La influencia del derecho anglosajón con nue-vas formas de contratación que, por su sentido
práctico y eficaz, se introducen primero en Europa y posteriormente en América Latina.
• Los avances tecnológicos que exigen nuevos usos.
• El fenómeno del comercio exterior y la globa-lización.
• Los intercambios entre Estados que se vieron obligados a aceptar nuevas formas de relacio-nes
económicas poco utilizadas en el ámbito nacional.
• El desarrollo de las sociedades mercantiles con las exigencias que ello reporta: programación a
larga distancia, contratos para intercambio o compra de tecnología, utilización de patentes.
• Los vacíos que tiene nuestro sistema jurídico civil respecto a estos contratos.
Entonces, podemos decir que estos contratos que no son regulados por la ley de un modo
específico y, en consecuencia, no tienen una denominación, en tal virtud quedan sujetos a lo
estipulado en el Código Civil, Libro VII, Fuentes de la Obligaciones, en virtud de lo dispuesto por
el artículo 1353 que establece que:
todos los contratos de derecho privado, inclu-sive los innominados quedan sometidos a las reglas
generales contenidas en el Libro VII, salvo en cuanto resulten incompatibles con las reglas
particulares de cada contrato6.
En términos generales, los contratos atípicos son aquellos que no estando definidos por la le
gislación positiva están reconocidos por la rea-lidad social, económica y jurídica, y en ocasiones
por leyes especiales, basándose en la libertadcontractual y en la autonomía de la voluntad,
rigiéndose por su afinidad con otros contratos típicos, por los principios generales de las obli-
gaciones y contratos, y subsidiariamente por los principios generales del Derecho.
Como los contratos innominados se basan en el principio de libertad contractual, los contratantes
pueden establecer los pactos, cláusulas, y condi-ciones que tengan por conveniente, siempre que
no sean contrarios a las leyes, a la moral o al orden público. Las obligaciones que nacen de los
contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes y deben cumplirse según el tenor de las
mismas.
1. D IFERENCIA ENTRE LOS CONTRATOS NOMINADOS Y LOS INNOMINADOS Entendida la
figura del contrato nominado como el que está expresamente previsto y regu-lado por el
ordenamiento jurídico positivo, tiene sus antecedentes en el Derecho Romano clásico, donde no
solo se conocía una figura general del contrato sino contratos singulares; es decir, cada uno con su
propio nombre.
Los códigos tradicionales recogieron este concepto al distinguir entre contratos que tie-nen una
denominación propia de los que no la tienen, por ello estarían dentro de los contratos innominados
aquellos creados por las partes sin base en el derecho positivo para regular una si-tuación
específica que pueda ser única y pudiera no volver a repetirse. Ahora, si las necesidades del
mercado hicieran que un contrato innominado se repita, progresivamente se va reconociendo y
adquiriendo modalidades y funciones propias con cierta permanencia, convirtiéndose
gradualmente en un contrato nominado7.
2. Clasificación Encontramos una multiplicidad en la clasifica-ción de estos contratos atípicos o
innominados y, como ya mencionamos anteriormente, los priori-zaremos de acuerdo a nuestros
objetivos plantea-dos en el presente trabajo y según la importancia que tienen todos estos
contratos. Así organizare-mos el desarrollo de estos apuntes tomando en consideración el orden
alfabético y basándonos en algunas notas previas, definición, naturaleza jurídica, características,
sujetos del contrato, así como ventajas y desventajas de estos contratos.

7. CONTRATOS TÍPICOS Y ATÍPICOS Por su regulación legal los contratos pueden ser típicos o
atípicos:
A) Los contratos típicos o nominados son aquellos que tienen individualidad propia y poseen
regulación legal específ i ca en el Código o en las leyes especiales.
Son contratos típicos, entre otros muchos, la compraventa (art. .445 y ss. cc), la donación (arts. 68
y ss. cc), el arrendamiento (arts. .542 y ss.).
El contrato, aún siendo típico y teniendo una regulación legal, también puede sufrir modif i -
caciones o integraciones en su disciplina contractual, dentro del margen que permita la au-tonomía
de la voluntad, o incluso el añadido de cláusulas propias de otro tipo contractual.
Sin embargo, estas modif i caciones introducidas por las partes no podrán traspasar el límite
constituido por el respeto a la causa del contrato típico (Lacruz, 1999). En el caso de que las modif
i caciones se apartasen del esquema legal propio del contrato típico el contrato devendría atípico
(Díez-Picazo y guLLón, 2001).
B) Los contratos atípicos o innominados, son los que carecen de regulación legal y por con-
siguiente se rigen por las normas generales de la contratación (castán, 1992). Son atípicos, aun
cuando tengan un específ i co nombre jurídico tanto para la doctrina e incluso para la
jurisprudencia, lo determinante para ser atípico es la carencia de regulación legal expresa, la falta
de una disciplina normativa.
El contrato de leasing es un ejemplo de contrato atípico que, sin embargo, tiene una gran tipicidad
social; numerosas son las sentencias que se ref i eren al mismo.
Los contratos atípicos son una manifestación de la autonomía de la voluntad (art. .255), en cuya
virtud las partes no utilizan un esquema típico y su correspondiente regulación legal, sino que
crean o inventan un nuevo tipo o esquema al que dotan de regulación (Díez-Picazo y guLLón,
2001).
Como ejemplos de contratos atípicos tenemos el corretaje, el precario, el de garaje, el de apar-
camiento (antes de la Ley 40/2002, de 4 de noviembre, reguladora del contrato de aparca-miento
de vehículos), el de aportación de solar a cambio de vivienda a construir, el leasing, lease-back, el
contrato de patrocinio o sponsor (sts 0 abril 2002 [rja 408]), el contrato de vitalicio (sts julio 200
[rja 42]).

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