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Santo Tomás de Aquino

El presente ensayo trata sobre la vida y sus principales aportes de este personaje para la
sociedad. Santo Tomás de Aquino fue un sacerdote y teólogo de la orden dominicana del
catolicismo romano. Es reconocido como uno de los más grandes filósofos de la tradición
escolástica, definida como un movimiento teórico que dominó gran parte de la Edad Media, y
que utiliza la razón para comprender las revelaciones religiosas de cristianismo.

Tomás de Aquino nació en el año de 1225 en el reino de Nápoles, cerca de la actual provincia
de Frosinone. Hijo del Conde Landulf y la Condesa Teodora de Theati. Comenzó su formación
en instituciones educativas y religiosas muy pronto. A los 16 años dejó la Universidad de
Nápoles, donde había estudiado con los dominicanos y franciscanos, que a su vez había
representado un desafío para el clero del momento. Tenía la intención de continuar su
formación dominicana, lo que no agradó a su familia. De hecho, los biógrafos de Tomás de
Aquino cuentan que su familia decidió encerrarlo durante más de un año en el castillo de
Roccasecca, donde había nacido. Esto era para evitar su ingreso en dicha orden. Finalmente,
pasado el encierro, ingresó en 1244 a la Escuela Dominicana de Colonia, y en 1245 a la
Universidad de París, donde se formó en filosofía y teología de la mano de Alberto Magno.
Para 1428 fue nombrado profesor, y es esta la época donde inicia formalmente su vida
académica, literaria y publica.

El pensamiento filosófico de Aquino es uno de los más influyentes en la teúrgia cristiana,


especialmente en la Iglesia Católica Romana. Se le reconoce como un importante empirista de
tradición aristotélica, que influyó en el desarrollo posterior de la filosofía occidental. Entre
otras cosas, Aquino sostenía que para el ser humano era imposible adquirir cualquier
conocimiento verdadero sin ayuda de Dios, ya que es este último quien tiene el poder de
transformar el intelecto en acto. Decía, que los seres humanos sí tenemos la posibilidad de
conocer una parte del mundo de manera natural (sin intervención divina). Había entonces dos
tipos de componentes del conocimiento verdadero. Por un lado, la verdad se conoce a través
de la razón, es decir, por “revelación natural”. Por otro lado, la verdad se conoce por medio de
la fe, que se corresponde con una “revelación sobrenatural”. Esta última es accesible por
medio de la sagrada escritura y las enseñanzas los profetas; mientras que la primera tiene que
ver con la naturaleza humana.

Para Tomás de Aquino, era posible encontrar pruebas racionales de la existencia de Dios y de
sus atributos (la verdad, el bien, la bondad, el poder, el conocimiento, la unidad). Así mismo,
era posible conocer la Trinidad sólo a través de revelaciones sagradas especiales. Más que
elementos contradictorios, para Tomás de Aquino, la razón y la fe son complementarios, y su
búsqueda es lo que lleva al conocimiento verdadero.

El pensamiento teológico de Tomás de Aquino se ve influenciado de manera importante por la


obra de Agustín de Hipona, la biblia y los decretos de los concilios y los papas. Es decir,
combina el pensamiento de la filosofía griega con la doctrina cristiana. Retomando la conexión
entre razón y fe, para Aquino, la teología (la doctrina sagrada) es en sí misma una ciencia. Y las
escrituras sagradas son la replicación fiel de los datos de dicha ciencia, ya que han sido
producidas tanto por revelación como por conocimiento natural.

Si bien, para Aquino, el objetivo último de la teología es el uso de la razón para conocer a Dios
y para encontrar salvación verdadera. En la misma línea habló de las propiedades esenciales de
Dios, sosteniendo que su existencia no es evidente y que no puede ponerse fácilmente a
prueba.

En una de sus grandes obras, Summa Theologica, sostiene sus argumentos ontológicos sobre la
existencia de Dios: hay cinco vías que se corresponden con cinco cualidades de Dios y son, por
lo tanto, pruebas racionales de su existencia:

 Primera vía: Dios en simple (no se descompone en partes más simples)


 Segunda vía: Dios es perfecto (a diferencia de cualquier otro ser, no le falta nada).
 Tercera vía: Dios es infinito (porque su naturaleza es distinta de la finitud de la física)
 Cuarta vía: Dios es inmutable (su esencia y carácter no se modifican)
 Quinta vía: Dios es unidad (no se diversifica dentro de sí mismo)

Así mismo, Tomás de Aquino sostiene que la existencia de dios puede comprobarse a través
del movimiento de los objetos, a través de la jerarquía de los valores y los elementos del
mundo, mediante el ordenamiento de los cuerpos naturales y a través del mundo de las
posibilidades.

Santo Tomás distingue tres clases de leyes: la natural, la positiva y la eterna. La ley natural
dirige y ordena los actos de los seres naturales para la adecuada realización de los bienes que
les son propios. Santo Tomás interpreta la ley natural como la ley moral, y la identifica con la
razón humana que ordena hacer el bien y prohíbe hacer el mal. La ley moral es racional pues
es dictada por la razón y natural porque la razón es un rasgo de la naturaleza humana y porque
describe las acciones convenientes para los fines inscritos en nuestra naturaleza. La ley natural
contiene los preceptos básicos que rigen la vida moral, el primero de los cuales es “debe
hacerse el bien y evitarse el mal” y en el que se fundan todos los demás preceptos de la ley
moral.

El pensamiento de Aquino partía de la superioridad de las verdades de la fe, sin embargo, ello
no le impidió presentar a la filosofía como un modo de conocimiento plenamente autónomo
capaz de, por un lado, concordar armónicamente con la teología, y por el otro, de tratar de
forma independiente los más diversos aspectos de la realidad.

Un gran mérito de Santo Tomás fue el equilibrio que parece lograr entre la razón y su ejercicio
y la fe y su práctica. Sin duda, el motor de su extraordinario esfuerzo filosófico fue la
experiencia religiosa que siempre le acompañó, gracias a su relevancia e influencias en la
historia de la filosofía y, más aún, por mostrarnos una posibilidad del pensamiento (acercarse a
lo sagrado y absoluto), como por ejemplo diciéndonos que Dios es absolutamente el sumo
bien, y no sólo en algún género o en algún orden de cosas. Así, pues, se atribuye a Dios el bien
en cuanto todas las perfecciones deseadas dimanan de él como primera causa. A mi
perspectiva Santo Tomás es un filósofo imprescindible para todo aquél que se atreva a pensar
con radicalidad la vida humana y el mundo.

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