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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

(UAPA)

Escuela de ciencia juridicas y politicas.


(Derecho).

Participante: Rumarda González B

Matricula: 100054207

Facilitador: Damián Nicudemos Monegro 

Asignatura: Filosofía General

Tema: La filosofía medieval, sus representantes y otro


temas relevantes de la filosofía.

Fecha: miércoles 16 de marzo del año 2022.


INTRODUCCION.

Cada persona tiene sus propias ideologías, creencias


y opiniones. Mediante ellas hacen las diferentes
aportaciones, como lo podemos ver en la filosofía con
grandes representantes de esta.

Este trabajo trata sobre la filosofía medieval y sus


representantes, así como de los representantes de otras
filosofías. El cual nos permite ampliar más nuestros
conocimientos a través de las aportaciones que cada uno le
hicieron a la filosofía. Y podemos ver como nos
identificamos con algunos cuando indagamos sobre sus
pensamientos.
TAREA DE LA SEMANA 8.

1 ¿Quiénes eran los Neoplatónicos?

Neoplatonismo: Es una escuela filosófica del helenismo,


que tuvo como fin, realizar una síntesis entre las ideas
platónicas, aristotélicas, las pitagóricas y las que emanaban
de las religiones orientales.

Su primer exponente, fue Filón de Alejandría, de origen


judío. En los albores del siglo I proponiendo una
interpretación platónica del texto bíblico, y amonio saccas.
Considerado el verdadero creador del neoplatonismo,
intento amalgamar las ideas platónicas, las aristotélicas, las
cristianas y las paganas.

2 ¿Qué plantean los neoplatónicos sobre la felicidad?

El objetivo del Neoplatonismo era proporcionar la felicidad


existencia y la certeza sobre las cosas. Ellos tenían un
pensamiento muy diferente sobre el cristianismo ya que
tenían en parte una filosofía oriental, ellos pensaban que
nuestra luz estaba en el interior.
3 ¿Quién fue el mayor representante del neoplatonismo?

El neoplatonismo nació en Alejandría, Egipto, en el siglo II.


Su fundador y principal representante fue el filósofo Plotino,
que nació en Egipto, estudió en Alejandría con el filósofo
Ammono Saccas y, hacia el año 224, llevó la doctrina
neoplatónica a Roma, donde creó una escuela.

4 ¿Qué es la filosofía medieval y cuál fue su función a lo


largo de la edad media?

La filosofía medieval es el conjunto de corrientes de


pensamiento y tratados filosóficos que se desarrollaron
desde la caída del Imperio romano (530 d. de C.) hasta el
Renacimiento (siglos XV y XVI).

La principal búsqueda de la filosofía medieval era la


cohesión de las creencias heredadas de la filosofía clásica
con los dogmas del cristianismo, aunque también hubo
aportes muy importantes de las creencias judías e
islámicas.

La mayor parte de la filosofía medieval estaba dedicada a


demostrar la existencia de Dios como un ser, entidad o
verdad suprema. Para ello, se recurrió a textos sagrados, a
la lógica aristotélica y al argumento ontológico como
principales métodos para hallar respuestas. Estuvo
fuertemente marcada por planteamientos de orden divino.
La Biblia, entonces, se convirtió en la principal fuente de
respuestas a esas inquietudes. Sin embargo, los libros
sagrados del islam y el judaísmo también jugaron un papel
esencial en la interpretación de cuestiones religiosas.

Más que la generación de conocimiento nuevo, la filosofía


medieval se encargó de rescatar, reinterpretar y aplicar
planteamientos filosóficos clásicos. El surgimiento del
neoplatonismo, que plantea la existencia del Uno o Dios
sobre todas las cosas, y la introducción de la lógica
aristotélica en las entonces nacientes universidades, dan
cuenta de ello.

5 ¿Quiénes son sus principales representantes? Los


representantes más simbólicos de la filosofía medieval
son Tomás de Aquino, Duns Escoto y Guillermo de
Ockham.

Anselmo de Canterbury (1033-1109)

Fue uno de los filósofos más alineados con el


neoplatonismo. Consideraba la filosofía como una rama
auxiliar para entender la fe, más que un área del
conocimiento en sí misma. Y la fe era, por tanto, la única
verdad posible y la razón estaba subordinada a ella.
Además, a Anselmo de Canterbury se le atribuye la
creación del argumento ontológico, que plantea la
existencia de Dios como aquel del que nada más grande
puede ser pensado. Si Dios existe en el plano mental,
también existe en la realidad.

Tomás de Aquino (1225-1274)


Rompiendo con la tradición agustiniana (y muy
característica de la filosofía medieval en general) de
imponer la fe sobre la razón, Tomás de Aquino consideraba
que fe y razón constituían dos campos de conocimiento
diferentes. Sin embargo, deja lugar para un espacio común
en el que la fe y la razón se interrelacionan.

Guillermo de Ockham (1285-1349)


Fue un paso más allá que sus predecesores, al defender
no solo la existencia de la filosofía y de la teología como
dos áreas independientes, sino también al desvincularlas.
Para Guillermo de Ockham, la razón es una facultad del
hombre, mientras que la fe pertenece al campo de las
revelaciones divinas, así que no solo están separadas, sino
que son opuestas.

6 ¿En qué consistió la filosofía de San Agustín?

San Agustín decía comprender para creer, creer para


comprender en cuanto al conocimiento de la verdad
subraya que esta se encuentra en el interior del alma y no
en el mundo exterior. Para la época había dos
concepciones por las cuales se podía percibir la filosofía.
La primera se inclinaba a objetivar a la filosofía como una
enemiga para la fe. La segunda y la apoyada por San
Agustín establecía que la misma podía ser una herramienta
útil para defender al cristianismo. Es por esto por lo que se
puede afirmar que no hay una brecha entre la razón y la fe
bajo las creencias de este santo, sino que, son cuestiones
que van de la mano y se confabulan para beneficio de
todos. Dentro del discurso de San Agustín y su filosofía hay
una gran inclinación hacia la Interiorización, la cual, explica
que la purificación del alma es la única forma de alcanzar la
felicidad. Además, aquí se menciona que solo mediante
esta práctica se puede llegar a la certeza. Un hombre no
podía saber la verdad ni alcanzar la felicidad plena a
menos que fuese un hombre de fe. San Agustín y su
filosofía postran a Dios como el principal dador de amor en
el universo. Dios no solo es la verdad aspirada, sino que
además es la meta final para la vida del ser humano.
Todo empieza y termina en Dios. Considera que la creación
y el universo son creados por Dios. Habla, incluso de cómo
la evolución sucede según las manos de Dios. Su filosofía
a pesar de estar fuertemente influida por el cristianismo
también toma aspectos del Platonismo y el Estoicionismo y
los adapta al modelo de vida de la fe. Es San Agustín un
filósofo de la historia porque su legado y su pensamiento
aún son fenómenos de estudio que han perdurado tras el
paso de tiempo.

Tomás de Aquino continua las líneas fundamentales del


pensamiento de Aristóteles. Las personas están
constituidas por una unidad de alma y cuerpo, en la que la
primera es la forma esencia (creada por Dios) y el segundo
el elemento material. Como filósofo y teólogo cristiano
necesita modificar esta teoría para dar cabida a la
inmortalidad del alma y a la posibilidad de que esta exista
temporalmente de forma independiente mientras el cuerpo
muere, hasta la resurrección de los cuerpos. Por ello afirma
que el alma es también una sustancia que por tanto puede
existir sin el cuerpo. Pero su destino definitivo es
completarse con él y existir unidos.

El alma, como en Aristóteles, es única y en ella residen las


tres funciones: vegetativa, sensitiva y racional. La
racionalidad es el rasgo definitorio de la vida humana y por
ello debe ser el criterio de la vida para alcanzar la felicidad
y la dignidad humana. El comportamiento humano (ética y
moral): entendimiento, voluntad y libertad. Dimensión social
de la vida humana.
7 ¿En qué consistía la filosofía de Tomás de Aquino y diga
en qué consisten las 5 vías? estas vías consisten en el
movimiento, la eficiencia, la contingencia, en los grados de
perfección y en la finalidad.

Las cinco vías de Santo Tomás de Aquino que demuestran


la existencia de Dios son: 1) la simplicidad de la divina
esencial, 2) la perfección de la divina esencial, 3) la
infinidad de Dios, 4) la inmutabilidad de Dios y 5) la unidad
de Dios. Estas vías han sido explicadas de una forma más
propia para nuestra época, de la siguiente manera:

1. Por la observación del movimiento de todas las cosas en


el universo.

2.Por la necesidad de una causa para todo lo que existe,


porque nada puede darse (el ser) sin haber sido.

3. Por el orden que maravillosamente rige a todos los seres


del universo.

4. La vida, que no puede brotar de la materia muestra


primitiva, necesita forzosamente de un vivificador. A partir
de esto, se desprende la ley moral. Esta actúa dentro de la
conciencia de cada individuo, y no se puede evadir.
Además, está el hecho de la contingencia, o la necesidad
de todos los seres. Así, para demostrar la existencia de
Dios se dice que es:

1) por efecto a la causa;

2) porque el universo no pudo hacerse a sí mismo;

3) porque el universo no tuvo principio, ya que todo indica


que no existió siempre;

4) porque existe un motor primero que lo impulsa; y

5) porque el movimiento, el orden y la vida que hay en el


universo, exige la presencia de un primer motor. De esto se
colige que las cualidades de los seres están en relación
con un ser primigenio que da origen a dichas cualidades.
Así, la cualidad de los seres creados tiene por origen a un
Creador (Motor inmóvil) que posee esas mismas
cualidades, pero, en grado superior. En suma: las criaturas
reciben las perfecciones que poseen. Ahora bien, el ser
que da origen a tales cualidades es el que tiene la suma
(totalidad) de ellas. Y ese ser necesario es Dios, Causa de
todo lo que existe; anterior a cuanto existe; infinito en
tamaño, poder, bondad y sabiduría; capaz de poner en
movimiento el universo entero; de darle orden y destino.
Es, pues, autor de la vida y donador de toda cualidad y
bondad a sus criaturas. Hay que considerar que Dios es
persona, en tanto tiene características que lo definen en un
sentido propio. Ese Ser, distinto y superior a sus criaturas,
tiene que ser inteligente y libre, poseedor de entendimiento
y voluntad. Así, Santo Tomás de Aquino, a través de sus
cinco vías, no sólo va a demostrar a Dios, sino inclusive
traza las líneas que permiten conocerlo y, por
consecuencia, admirar, valorar y agradecer sus obras.

Nuestra posición ante Dios es, en buena medida, producto


de conocer las cinco vías tomistas para demostrar la
existencia de Dios. Es por ello que, no siendo autónomos
en nuestra existencia, tanto en un sentido material como
cognoscente, nos posiciona como sujetos de Dios; es decir,
sujetados a Él, a su creación y a la posibilidad de
conocernos en la medida en que lo conozcamos a Él
(antropología teológica). Así, no podemos pretender ser lo
que somos sólo desde nuestra propia conducta, pues ello
nos llevaría a un solipsismo que sólo alcanzaría a denotar
nuestro interés o necesidad de justificar racionalmente el
límite de nuestra existencia.

. No hay que olvidar entonces que Dios es nuestro creador.

Habría que comprender en todo caso los planes de Dios. Él


no nos deja a nuestras limitadas fuerzas intelectuales
respecto del conocimiento de Él. Las vías que pone a
nuestro intelecto Tomás de Aquino son, en ese sentido,
una forma de ejercer la posibilidad de ser creaturas de Dios
a su imagen (racionalidad o inteligencia, libertad o libre
albedrío y voluntad) y a su semejanza (ser interlocutores de
Dios), pues aunque no podemos conocerlo en su
substancia, lo que es, al menos sí podemos conocerlo en
su esencia, modo de ser. Es por ello por lo que en la
medida en que conozcamos los planes de Dios, estaremos
en mejores condiciones de comprender el sentido de
nuestra vida, su origen, y, sobre todo, su propósito, para
encontrarnos a nosotros mismos.

8 ¿Cuál es el punto de partida de la filosofía moderna?


Al entrar en la Edad Moderna, el hombre empieza a
convertirse en el centro del universo y, por ello, comienzan
a aflorar diferentes corrientes filosóficas encabezadas por
pensadores que se han convertido en personalidades
dignas de estudio ya que renovaron la concepción del
mundo y la de humanidad.
Dicho esto, vamos a reunir las principales características
de la filosofía moderna para que entiendas qué ocurrió en
el campo del pensamiento y el razonamiento humano.
Para entender qué ocurrió en este periodo histórico, a
continuación, vamos a darte un listado de todo aquello que
tuvo lugar en la filosofía:

Supremacía del ser humano frente a la religión


En la Edad Moderna el hombre las cuestiones humanas y
naturales empiezan a adquirir una gran importancia dentro
del debate filosófico; esto hace que los aspectos religiosos
empiecen a formar un segundo plano, pero sin llegar a
desaparecer del todo. Este cambio viene dado por la nueva
ciencia promovida por Galileo que aboga por una
interpretación mecanicista de la realidad aportando datos
seguros e indudables.
Esta nueva concepción científica influye a las corrientes
filosóficas que empiezan a replantearse aspectos de sí
mismos y de la realidad que puedan ser verificables y
comprobados científicamente.

Aparece la teoría del conocimiento o gnoseología.


Esto significa que la realidad primitiva y medieval de la
ontología deja paso a una nueva corriente en la que se
reflexiona sobre la realidad, no se da por hecho ni se
acepta como tal, sino que se convierte en un objeto
filosófico abierto al debate y al intercambio de opiniones.
Este es el motivo por el cual muchos filósofos de la filosofía
moderna empezarán a cuestionarse nuestras capacidades
sensoriales y cognoscitivas que nos permiten comprender
realmente nuestro entorno.
Anteriormente, la verdad era todo aquello que era real: la
naturaleza, el ser humano, etc. Pero en la Edad Moderna,
esta concepción cambia porque la verdad ya no es lo que
hay en nuestro exterior, sino que, ahora, la verdad se
encuentra en nuestra mente, en nuestro intelecto. Nosotros
somos los que tenemos la propiedad del conocimiento y,
por tanto, tenemos la capacidad de alcanzar la realidad
suprema.

9 ¿Qué es el empirismo? El empirismo es la corriente


filosófica que afirma que la vía para alcanzar el
conocimiento es la experiencia.
Para el empirismo, la experiencia es lo que determina si
algo es válido o no. A través de la percepción sensorial
obtenemos el conocimiento, y no a través de la razón como
propone el racionalismo.

10 ¿Qué es el fideísmo?

El fideísmo consiste en aquella posición que respecto la


existencia de Dios y las doctrinas esenciales de la religión
afirma que no es posible obtener, ni sería necesario, una
demostración racional; por el contrario, es suficiente su
aceptación mediante un acto de fe. El fideísmo sería en
este sentido una consecuencia de un análisis agnóstico de
la creencia religiosa y, al mismo tiempo, una posición
contraria tanto al ateísmo como al teísmo. Ahora bien,
dentro de la historia de la filosofía, el fideísmo se ha movido
siempre entre dos extremos: el agustiniano credo ut
intelligam y el tertuliano credo quia impossibile. En el primer
caso, la razón jugaría un papel auxiliar a la fe aclarando
cuál debe ser su objeto, siendo además la fe aquella
instancia que da satisfacción a la propia razón: este sería el
caso, por ejemplo, del fideísmo de Agustín de Hipona,
Guillermo de Ockham, Michel de Montaigne, Blaise Pascal
o Immanuel Kant. Por el contrario, dentro de la segunda
opción, razón y fe se encontrarían en una relación
antitética: el caso posiblemente más representativo es el de
Sören Kierkegaard y su proto-existencialismo cristiano.

Para Kierkegaard, el caballero de la fe, ejemplificado por


Abraham, a diferencia del hombre estético (Don Juan) o el
hombre ético (Sócrates), consigue en grado máximo la
realización individual la vida auténtica en tanto que se
encuentra en relación con lo absoluto e infinito (Dios). El
precio, sin embargo, ha de ser la aceptación arriesgada del
absurdo y, por ello, la angustia. Abraham tiene que apostar,
mediante la fe, por lo más absurdo: la existencia
indemostrable de Dios y la aceptación de sus designios
sacrificar a Isaac, su único hijo, nacido ya cuando Abraham
es viejo, sólo porque Dios así se lo ha ordenado. Y he aquí
la angustia: tener que elegir lo máximamente absurdo.
Abraham no es un héroe trágico, como Sócrates, que
sacrifica sus impulsos el apego a la vida en defensa de la
ley moral, sino alguien que pretende sacrificar a su hijo por
un mandamiento del todo arbitrario y absurdo. Y así,
mientras Sócrates podría ser entendido y admirado,
Abraham sólo puede ser tratado como un loco que, de
llevar a cabo su acción con éxito, será despreciado desde
la indignación y la repulsa o, en el mejor de los casos, sería
objeto de lástima. Ahora bien, Kierkegaard no pretende
afirmar que la vida religiosa signifique la negación de la
moralidad, sino que la fe tiene que estar por encima de la
racionalidad. Y eso crea incerteza y angustia. Por ello, la
respuesta de Abraham la respuesta del caballero de la fe-
sólo puede ser la aceptación ciega de un riesgo absoluto
no explicable por la razón, y una absoluta responsabilidad
individual ante lo absurdo e incomprensible.

A pesar de que el fideísmo, como hemos dicho, se opone al


teísmo y al ateísmo, no obstante, tiene con estos, y
también con el agnosticismo, una tesis en común: que el
enunciado Dios existe es significativo. Pero significativo
¿en qué sentido? Si, como se ha hecho tantas veces,
intentamos analizarlo como un enunciado descriptivo, es
decir, como un enunciado que pretende atribuir la
existencia a un determinado objeto-, entonces parece que
tendrá razón el verificacionismo al argüir que, como otros
enunciados de la metafísica, "Dios existe", al ser
inverificable, no describe ninguna situación posible, carece
de significación cognitiva y, por ende, ni siquiera es un
enunciado. O en el mejor de los casos, y apelando a la
benevolencia del positivista, sólo podríamos decir que la
significación del enunciado Dios existe consiste en la
emotividad que acompaña a su uso.

Ahora bien, el creyente no tiene por qué depender de la


benevolencia del positivista; por contra, es posible intentar
un análisis positivo de la creencia religiosa. Y en este
sentido la mejor dirección es distinguir, como en nuestro
siglo han hecho por ejemplo L. Wittgenstein o G. Marcel,
entre dos tipos irreductibles de creencias: creer que y creer
en. Así, mientras creer que sería una actitud epistémica y
proposicional creer que p es verdadera, creer en solo sería
una actitud, la actitud de confianza hacia alguien o algo.
Este último caso de creencia no se vería afectada por la
ausencia de significado cognitivo o por la verificabilidad del
enunciado Dios existe, ya que aquí creer que Dios existe o,
mejor, creer en Dios no equivale a la creencia en la
existencia de un objeto determinado. Por el contrario,
"creer en Dios" significa comportarse de cierta manera,
participar en ciertos rituales, esperar una recompensa final,
confiar en que la justicia y el amor acabarán por imperar,
creer que alguien nos escucha, protege y perdona o, como
dijera F. Schleiermacher, vivir en el sentimiento de una
absoluta dependencia.

Así las cosas, el error tanto del fideísmo y del agnosticismo,


como del teísmo y del ateísmo sería considerar que la
creencia en Dios, su suspensión o su negación están
dirigidas a un posible estado de cosas, cuando en realidad
serían casos de creer en o de no creer en. Ahora bien, a
pesar de este error compartido, quien parece que podrá
entender mejor la creencia religiosa será el fideísta: por una
parte, en la medida que circunscribe la creencia al ámbito
de la fe está más cerca de categorizarla como un caso de
creer en; y, por otra, en tanto que podría negarse a
caracterizar su creencia de hecho, no necesita
caracterizarla más allá de la existencia del misterio del ser
y de un impreciso sentimiento místico inefable de la
dependencia de lo finito respecto lo infinito. O de que tiene
que haber algo, un algo que, claro está, no cuenta como
una nada ya que orienta la actitud vital de quien lo cree.

Esta dilucidación de la creencia en Dios, o de la fe, como


un caso de creer en puede iluminar igualmente la discusión
sobre el ateísmo. A veces se ha dicho que el ateísmo es
una posición imposible, ya que la negación de Dios
presupone a la vez la aceptación de su existencia, o porque
negando a Dios el ateo necesitará creer en alguna otra
cosa que lo sustituya, por ejemplo, la materia, la historia o
la humanidad. Ahora bien, por dos motivos esto no tiene
por qué ser así. En primer lugar, porque, aceptando que la
creencia en Dios fuese un caso de creer que, como haría
aquel ateo que quiere demostrar la no existencia de Dios,
afirmar creo que Dios no existe no equivale a creer que
exista alguna otra cosa que tenga las características de la
divinidad, sino que simplemente puede significar no creo
que Dios exista, y la negación de una creencia, al igual que
la ausencia de creencia, no obliga a creer alguna otra cosa.
Efectivamente, la negación de una creencia puede
significar sólo la ausencia de creencia, y la ausencia de
creencia ni equivale ni implica que se mantenga otra
creencia.

Y, en segundo lugar: porque a la misma conclusión se


llegaría si el ateo aceptase que estamos ante un caso de
creer en. Aquí de nuevo la ausencia de una creencia en no
implica que se mantenga alguna otra creencia en. Con
otras palabras: el ateo puede simplemente desentenderse
del problema de Dios. Este, digamos, ateo pasota sería el
que sencillamente vive sin Dios. Y aquí la falta de fe no
sería primariamente un posicionamiento epistémico, sino
una forma de vida que, como las formas de vida religiosa,
podría tener causas sociales e históricas. De hecho, lo que
podemos llamar el descrédito de la religión o la crisis de fe,
tanto en el ámbito social como individual, se explican mejor
de esta manera, es decir, como un desentenderse de Dios
o un vivir sin Dios, que como una actitud proposicional.

CONCLUSION.

A diferencia de la filosofía griega, que centró su reflexión en


torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval
centra su interés en Dios. La filosofía helenística había
dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la
felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del
epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice
del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era,
la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones
mistéricas va provocando la aparición de otros modelos de
felicidad o salvación individual, que competirán con los
modelos filosóficos.
San Agustín, tenía como ideología que mediante la
sensación y la razón podemos llegar a percibir cosas
concretas y a conocer algunas verdades necesarias y
universales, pero referidas a fenómenos concretos,
temporales y que solo gracias a una iluminación o poder
suplementario que Dios concede al alma, a la razón,
podemos llegar al conocimiento racional superior, a la
sabiduría. Por otra parte, un discurso racional correcto
necesariamente ha de conducir a las verdades reveladas.

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