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ANÁLISIS COMPARATIVO DE LAS CONSTITUCIONES: ITALIANA Y DE LA

REPÚBLICA DOMINICANA

Por:
Yunior Andrés Castillo Silverio, MDI, DER, IID.
Correo: yuniorandrescastillo@gmail.com
Celular: 1-829-725-8571

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INTRODUCCIÓN

Esta investigación es basada como requisito final de la materia de Derecho


Constitucional. El tema de investigación es el análisis comparativo de las
constituciones de Italia y de la República Dominicana. Como podemos ver en todo el
proceso de la asignatura, nos encontramos que el Derecho constitucional, es una rama
del Derecho público cuyo campo de estudio incluye el análisis de las leyes
fundamentales que definen un Estado. De esta manera, es materia de estudio todo lo
relativo a la forma de Estado, forma de gobierno, derechos fundamentales y la
regulación de los poderes públicos, incluyendo tanto las relaciones entre poderes
públicos, como las relaciones entre los poderes públicos y los ciudadanos.

De ahí, la importancia de los derechos constitucionales, lo cuales son aquellos


derechos que dentro del ordenamiento jurídico disfrutan de un estatus especial en
cuanto a garantías (de tutela y reforma). Es conocido el planteamiento filosófico-
antropológico de que donde nace una necesidad surge un derecho; éste
planteamiento tan lógico aparece por primera vez en obras como "La República" del
gran filósofo Platón. Los derechos constitucionales se clasifican en derechos
fundamentales (de primera generación), derechos colectivos, y derechos sociales y del
medio ambiente (de tercera generación). En toda sociedad se conforman grupos que,
de una u otra manera crean un centro de poder que irradia su acción en diversas
direcciones como: religión, economía, cultura, incluso la moda y que como dice
Burdeau, la sociedad es una verdadera “constelación de poderes”. Pero esa cantidad
de poderes se concentra en una unidad organizada y permite el armónico
desenvolvimiento de los distintos estratos de la sociedad, lo que conduce a la
integración del poder político. El poder nace como una necesidad de asegurar la
convivencia humana, por lo tanto, si no hay orden y autoridad, se destruye la

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posibilidad de convivir y de interactuar en una sociedad capaz de alcanzar la categoría
de Estado.
MARCO TEÓRICO: ANÁLISIS COMPARATIVO DE LAS CONSTITUCIONES:
ITALIANA Y DE LA REPÚBLICA DOMINICANA

1.1 Origen o Historia de la Constitución Italia.


La Constitución, en la República Italiana, es la norma fundamental establecida para
regir jurídicamente al país, fijando los límites y definiendo las relaciones entre los
poderes de la federación: poder legislativo, ejecutivo, judicial, ciudadano y electoral
entre los tres niveles diferenciados del gobierno (el nacional, estatal y municipal), y
entre todos aquellos y los ciudadanos; asimismo, establece las bases para el gobierno
y para la organización de las instituciones en que el poder se asienta; y garantiza
finalmente, en tanto que pacto social supremo de la sociedad venezolana, los
derechos y los deberes del pueblo.

La Constitución de la República Italiana (en italiano, Costituzione della Repubblica


Italiana) es la ley suprema de la República de Italia, aprobada el 22 de
diciembre de 1947, publicada el 27 de diciembre del mismo año y que entró en vigor el
día 1 de enero de 1948. Esta declara que Italia  es una República democrática fundada
en el trabajo.

Antes de la proclamación de la Constitución en 1948, no existía ninguna otra. Tras


la unificación italiana la ley fundamental del país era el Estatuto Albertino (1848), carta
otorgada por el monarca al pueblo italiano que establecía una monarquía
constitucional primero con sufragio censitario muy limitado hasta llegar al sufragio
masculino en 1919. Durante la época fascista dirigida por Benito Mussolini tras
la marcha sobre Roma, el Estatuto Albertino se siguió utilizando, pero en la práctica
sus principios no eran respetados. El régimen fascista se derrumba tras la Segunda
Guerra Mundial, por lo que el poder vuelve oficialmente a la Casa de Saboya y el

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estatuto recupera su vigencia. Sin embargo, la impopularidad de Víctor Manuel III,
pues no en vano fue él quien entregó el poder a Mussolini, le obliga a abdicar en 1946.
El 9 de mayo toma el trono su hijo Humberto II.

El ascenso de Mussolini al poder había desprestigiado enormemente a la monarquía


italiana y el cambio de rey no acabó con la creciente oposición al sistema monárquico.
Apenas dos meses después de la coronación de Humberto II, el 2 de junio, los
italianos fueron llamados a las urnas para dos votaciones paralelas. Una la que
elegiría una Asamblea Constituyente encargada de redactar la primera constitución del
país. Otra un referéndum sobre el tipo de gobierno, monarquía o república. En el
referéndum el 54% de los votantes dieron sus votos en favor de la república, dos
millones más que los partidarios de la monarquía. Los resultados de todas maneras
son poco claros y existen denuncias de fraude realizadas por el bando monárquico que
aún no han sido aclaradas. De cualquier modo, la Asamblea Constituyente recibía el
encargo de realizar una constitución republicana. La Asamblea fue elegida mediante
un sistema proporcional y estaba compuesta por 556 escaños repartidos en
32 colegios electorales. La composición de la Asamblea fue muy repartida, pero
estaba dominada por tres grandes partidos

1.1.1 Características o Estructura de la Constitución Italia.


La Constitución, en Italia, es la norma fundamental establecida para regir jurídicamente
al país. Es por tanto que está dividida en cuatro partes, contiene 139 artículos y 18
disposiciones.

Principios Fundamentales: En sus primeros 12 artículos declara, bajo el título


de Principios Fundamentales (en Italiano, Principi fondamentali), los pilares de
la República. De estos principios destacan la igualdad ante la ley, el derecho al libre
ejercicio del trabajo, la autonomía local y la defensa de las minorías lingüísticas.
También, entre otros, la separación entre la Iglesia y el Estado y la libertad de culto,

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protección del patrimonio natural y cultural, promoción del desarrollo cultural y
científico.

Parte I: Los 42 siguientes artículos (13-54) tratan sobre los derechos y deberes de los
ciudadanos (en Italiano, Parte prima: diritti e doveri dei cittadini) separados en cuatro
grandes temas:
 Relaciones civiles (Artículos 13-28)
 Relaciones ético-sociales (Artículos 29-34)
 Relaciones económicas (Artículos 35-47)
 Relaciones Políticas (Artículos 48-54)
Parte II: Los 84 artículos restantes (55-139) tratan sobre la organización de la
república (en Italiano, Parte seconda: ordinamento della repubblica) separados en seis
temas:
 Parlamento (Artículos 55-82), definiendo las cámaras que lo componen
(Senado y Cámara de Diputados) y la elaboración de leyes.
 Presidente de la república (Artículos 83-91)
 Gobierno (Artículos 92-100), definiendo el consejo de ministros, la administración
pública y los órganos auxiliares.
 Magistratura (Artículos 101-113), definiendo el régimen jurisdiccional y
tres disposiciones sobre la jurisdicción.
 Regiones, provincias y municipios (Artículos 114-133)
 Garantías constitucionales (Artículos 134-139), definiendo el tribunal constitucional y
las leyes constitucionales.

Disposiciones transitorias y finales: La cuarta sección de la constitución no contiene


artículos, sino que 18 Disposiciones transitorias y finales (en Italiano, Disposizioni
transitorie e finali) que tratan de la problemática de pasar de ser un
estado monárquico a una república, la prohibición de reorganización del

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partido fascista y el exilio de la familia real y de cualquier descendiente que pudiese
reclamar el derecho a suceder a Humberto II.

1.1.2 Las Reformas, modificaciones o actualizaciones de la constitución de Italia.


Antes de la proclamación de la Constitución en 1948, no existía ninguna otra. Esto es
debido a que el tipo de constitución era no escrita. Es tras la unificación italiana la ley
fundamental del país era el Estatuto Albertino (1848), carta otorgada por el monarca al
pueblo italiano que establecía una monarquía constitucional primero con sufragio
censitario muy limitado hasta llegar al sufragio masculino en 1919.

La historia de las reformas institucionales se puede sintetizar de acuerdo con tres


coordenadas: a corto plazo, el referéndum constitucional del 4 de diciembre de 2016
ha sido el fruto de una contingencia política determinada por las elecciones de 2013, el
impase del Parlamento en la elección del Presidente de la República, la dificultad para
la formación de gobierno, recurriendo a la fórmula consociativa de los “grandes
acuerdos” y al ascenso de Matteo Renzi, primero al cargo de secretario del mayor
partido político, y luego al cargo de Presidente del Consejo, así como la decisión de la
jurisdicción constitucional sobre la ley electoral.

A medio plazo el referéndum se inserta en la dinámica de los últimos treinta años en


la que el sistema político italiano viene lamentándose de su ineficacia e inestabilidad
pero sin logar nunca autoreformarse. A largo plazo, el referéndum ha pasado a
convalidar la estructura institucional italiana, su bicameralismo redundante (una
singularidad del panorama del derecho comparado), consolidando así una identidad
constitucional italiana sujeta con fuerza tanto a la sólida primera parte, dedicada a los
principios y a los derechos, como a su frágil y débil segunda parte, relativa a la
organización del poder.
-El corto plazo: Las elecciones de 2013 han modificado en profundidad la estructura
del sistema político italiano. La poderosa irrupción de un nuevo sujeto político, el

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Movimiento cinco estrellas (desde ahora M5S), alteró el diseño del orden político: la
configuración bipolar (centro-derecha contra centro-izquierda) fue sustituida por una
tripolar, en la que el M5S negaba su disponibilidad a formar gobierno de coalición con
las otras fuerzas políticas, en virtud de su supuesta naturaleza anti-sistema y anti-
partido. A la dificultad de formar un nuevo gobierno se añadía la circunstancia
concomitante de tener que elegir al Jefe del Estado.

Ante un dramático estancamiento de las fuerzas políticas a la hora de alcanzar un


acuerdo, seguido de la clamorosa conjura dentro del PD que, sin aclarar el porqué,
saboteó la candidatura de Romano Prodi, el Parlamento electo no encontró nada mejor
que pedirle al anciano Presidente saliente que aceptase la renovación. Giorgio
Napolitano aceptó esta novedad constitucional, condicionándola a la aprobación de
una reforma institucional y dando un rapapolvo a los parlamentarios en un discurso
que será recordado por su dureza. En estas circunstancias, el Presidente de la
República encargó a Enrico Letta la formación de un gobierno de coalición, que
obtendría la confianza de las dos cámaras, y estableció una comisión formada por 42
expertos académicos, a los que encargó la tarea de formular propuestas de reforma.
Tras la victoria de Mateo Renzi en las primaria del PD, se llevó a cabo una conjura de
palacio que provocó la dimisión de Letta, de manera que el Presidente de la República
encargó a Renzi la formación de un nuevo gobierno, con la condición específica de
obtener la confianza de las dos cámaras sobre un programa de gobierno centrado en
las reformas institucionales.

El bloqueo decisorio en la elección del Jefe del Estado y la anómala coalición


gubernativa compuesta por fuerzas consideradas antagónicas en la campaña
electoral, empujaron el nuevo gobierno hacia la propuesta de una gran reforma
constitucional que promoviese una transición hacia el principio mayoritario,
estabilizando la democracia de la alternancia. A finales de 2013, la Corte
Constitucional imprimía una aceleración al proceso político, pronunciándose sobre la

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ley electoral en vigor y declarando su parcial inconstitucionalidad. Con un movimiento
histórico, destinado a culminar en el power grab de 2017, del que más adelante se
hablará, la Corte intervino en la más política de las leyes y articuló su visión
proporcionalista de la Constitución. Conforme a la cultura generacional de los padres
constituyentes, la Corte dejaba en vigor una normativa claramente proporcional, que
difícilmente produciría una mayoría parlamentaria capaz de dar la confianza al
Gobierno en las dos Cámaras, a la luz del nuevo contesto tripolar.

La Corte declaró contrarios a la Constitución dos aspectos de la ley electoral 270/2005:


la ausencia de una previsión relativa al umbral mínimo para la asignación del premio
de mayoría a la lista o la coalición que habían obtenido la mayoría de votos,
atribuyendo: “automáticamente un número muy elevado de escaños, en condición de
transformar, al menos en hipótesis, a una formación que ha conseguido un porcentaje
de votos significativamente más reducido que el alcanzado respecto a los
componentes de la Asamblea. Así, se consiente una ilimitada comprensión de la
representatividad de la Asamblea parlamentaria, incompatible con los principios
constitucionales por los cuales las asambleas parlamentarias son sedes exclusivas de
la representación política nacional (art. 67 Const)” (Sentencia de la Corte
Constitucional 1/2014).

El segundo reproche tenía que ver con la larga lista de candidatos bloqueados, que
impedían a los electores, privándolos del voto de preferencia, la elección de sus
representantes. El sistema electoral que resultaba de la sentencia era de tipo
proporcional con umbral de bloqueo, mientras que la orientación en los partidos
políticos era la de mantener y reforzar un sistema mayoritario. Por eso se procedió a la
adopción de una nueva ley electoral, llamada Italicum, con la intención de subrayar la
continuidad con la tradición nacional de legislaciones proporcionales con premio a la
mayoría, como era típico en las leyes de 1953, y de 1993 para los Ayuntamientos,
Provincias, Regiones, o la del 2005.

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Declarada inconstitucional la ley electoral del 2005, con la que se habían celebrado las
elecciones de 2006, 2008 y 2013, la Corte producía un efecto perturbador:
deslegitimaba políticamente al Parlamento, preparando el terreno para uno de los
argumentos que más habían calado en la opinión pública durante la campaña del
referéndum: ¿con qué título un Parlamento electo en virtud de una ley inconstitucional
se arrogaba el derecho a adoptar un acto como la reforma de la Constitución? Es
verdad que en la parte final de la sentencia, la Corte recordaba que “esta decisión no
tiene ninguna incidencia en relación a los actos que las Cámaras adoptarán antes de
las nuevas elecciones: las Cámaras son órganos necesarios e indefectibles y en
ningún momento pueden dejar de existir o perder la capacidad de deliberar” (Sentencia
de la Corte Constitucional 1/2014). Al reiterar el principio de la plena legitimidad
jurídica de las Cámaras electas con leyes contrarias a la Constitución, la Corte, sin
embargo, contribuía al clima de deslegitimación política de las instituciones
representativas, las cuales, como el Barón Münchhausen, estaban intentando salvar el
funcionamiento de la forma de gobierno parlamentario tirándose de sus propios pelos
para salir del pozo.

Con el trasfondo de esta sentencia, el Gobierno Renzi realizó una apuesta


constitucional: proponer a la Cámara una nueva ley electoral, de corte mayoritario, solo
para la Cámara de Diputados y, al mismo tiempo, proponer un proyecto de ley de
reforma constitucional que reservase la relación de confianza al circuito exclusivo
Gobierno-Cámara baja. De este modo, ley electoral y reforma constitucional pasaban a
ser elementos de un mismo diseño de la reforma institucional, trenzando la dirección
política y la dirección constitucional, dando lugar, sin embargo, a la crítica que
denunciaba la combinación de dos actos con el fin de realizar una concentración de
poder en favor del partido (y su líder) con la mayoría relativa, arrojando la sospecha de
que en el futuro se afectase a las garantías constitucionales, preparando así un retorno
al autoritarismo.El proyecto de ley constitucional se presentó al Senado el 8 de abril

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del 2014, recibiendo modificaciones sustanciales en su trámite parlamentario y
aprobándose de manera definitiva por la Cámara el 12 de abril de 2016. Un
procedimiento legislativo que duró algo más de dos años, sostenido inicialmente por
una pluralidad de sujetos políticos (el Partito Democratico, Nuovo Centro Destra,
Scelta civica per l’Italia y Forza Italia), pero con la cercanía del referéndum fue
perdiendo muchas piezas, con parlamentarios, algunos muy notables, que
desarrollaron una aguerrida campaña electoral en la que animaban a rechazar en
referéndum la ley que ellos mismos habían votado varias veces en el Parlamento.
Obviamente, el eterno transfuguismo italiano debilitaba la razón sustancial de la
reforma y contribuía al efecto plebiscitario de personalización del referéndum, de modo
que parecía que el elector ya no votaba sobre la reforma constitucional, sino sobre la
destitución del Presidente del Consejo. A ojo de buen cubero, en sede parlamentaria,
el proyecto había sido votado favorablemente con un porcentaje entre el 56% y el
58%.

-El medio plazo: Desde el punto de vista formal, el medio plazo de la reforma
comienza con la creación de la comisión parlamentaria bicameral presidida por Aldo
Bozzi (1983-85), seguida de la dirigida por De Mita y Jotti (1992-94) y de la de D’Alema
(1997-98). Ninguna de estas comisiones, después de trabajos extenuantes, logró
presentar al Parlamento una proposición de ley constitucional. A partir de la mitad de
los años 80 del siglo pasado, el sistema político italiano comenzó a emitir mensajes
cada vez más insistentes sobre la necesidad de una reforma de los elementos
institucionales. Se ha de hacer notar que desde el año 87 hasta hoy, de veinte
Gobiernos, quince han tenido un ministro sin cartera responsable de las reformas
institucionales. A comienzo de los años 90 se produce la primera transformación
radical del sistema político sin que se modifique el texto constitucional: en virtud de la
nueva configuración del orden internacional y de la ofensiva interna de la judicatura
frente a la corrupción política, quedaba pulverizado el sistema de partidos que había
generado y sostenido la vida de la República constitucional. El referéndum abrogativo

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de 1991 (sobre la preferencia única) y el de 1993 (sobre el colegio uninominal)
marcaron un giro decisivo hacia la instauración de una democracia mayoritaria. Y, en
efecto, siempre sin modificar la Constitución, el sistema político italiano experimentaba
por primera vez la alternancia en la dirección de gobierno. Pero el paréntesis
mayoritario duró poco menos de un decenio, porque la aprobación por parte del
Parlamento de la ley electoral 270/2005 llevaba otra vez el sistema político a la lógica
de la inestabilidad: reivindicada explícitamente como un artefacto para impedir la
victoria probable de la coalición de centro-izquierda, la mayoría del centro-derecha
adoptó al final de la legislatura una ley que lograba tanto en el 2006 como en el 2013
impedir la formación de una mayoría de gobierno estable.

La ley 270/2005 adoptaba una fórmula electoral de tipo proporcional con premio a la
mayoría para la lista o la coalación más votada en una sola votación. A esto se
añadían listas bloqueadas, que se votaban sin la posibilidad de expresar preferencias,
y se impedía la pluricandidatura, esto es, la posibilidad de que un candidato se
presentase en varios colegios. En el lenguaje periodístico se consolidó la expresión de
“Primera República” para describir el sistema político del 48 al 89, “Segunda
República” para el paréntesis mayoritario del 91 al 2005; y “Tercera República” para el
retorno a la proporcionalidad del 2005 a hoy.

La estructura del bicameralismo paritario exigido por el artículo 94 de la Constitución


(“El Gobierno debe obtener la confianza de ambas Cámaras”) ha mostrado una alta
tasa de disfuncionalidad: en las últimas 6 elecciones, cuatro veces se ha producido
una mayoría distinta en la Cámara y en el Senado, con la consiguiente dificultad para
formar gobierno, dando ocasión para los transfuguismo y la corrupción, normalmente
acompañado de la inestabilidad del equipo gubernamental.
-El largo plazo: A menudo se califica a la Constitución de 1947 como un milagro
constituyente. Al margen de la división ideológica entre el centro católico filo atlántico y
la izquierda secular filo soviética, los representantes de los partidos políticos lograron

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alcanzar un acuerdo sobre las reglas de la vida en común. Protegidos (o cegados) por
el velo de la ignorancia política, las primeras elecciones se desarrollaron en 1948, y
tras ellas la Democracia Cristiana, el PSI y el PCI fundaron un orden constitucional
basado en la desconfianza recíproca, duplicando el órgano legislativo bajo la idea de
que independientemente de quien ganara las elecciones políticas, tendría dificultades
para la realización de su programa. La insistencia en las garantías y la sospecha ante
toda decisión política son testigos de una visión constitucional basada en la
desconfianza.

El mito de la Constitución compartida, unido al binomio Constitución-Resistencia


antifascista, ha contribuido a solidificar la legitimidad social de la Carta Constitucional,
mientras que la confianza tanto en el sistema político como en la forma de gobierno se
iba erosionando progresivamente. Incluso en la campaña electoral de 2016 fueron muy
eficaces en la opinión pública las apelaciones a la fundación heroica de los orígenes
republicanos, a los valores de la Resistencia y a la importancia de no amenazar la
función de unificación social promovida por una Constitución cuyos redactores (todos
muertos en 2016) eran retratados como gigantes de la sabiduría política frente a los
aventureros de una reforma mal escrita y peligrosamente autoritaria. No está de más
recordar que el proceso de formación de la Constitución italiana se benefició de la
intuición política de Alcide De Gasperi, que logró ejecutar su idea de que el pueblo solo
votara sobre la forma de estado, con un referéndum relativo a la elección entre
monarquía y república, y que al mismo tiempo eligiera con un sistema proporcional a
los candidatos propuestos por los partidos políticos, como miembros de una Asamblea
constituyente, cuyo producto definitivo entraría en vigor sin la necesidad de una
ratificación popular. De este modo fue posible alcanzar un consenso amplio entre las
fuerzas políticas, no solo en virtud de la excepcionalidad de las circunstancias
históricas que favorecían la razonabilidad en un escenario post-apocalíptico, sino
sobre todo gracias al hecho de sustraer a la Asamblea constituyente la elección de la
forma de estado –vista la división interna de la Democracia cristiana y el fuerte

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componente filo monárquico en el sur del país- y de privar al pueblo de una arriesgada
deliberación sobre la misma Constitución.

De este modo, una vez excluidos los fascistas, que durante mucho tiempo
prevalecieron en la opinión pública, y luego los monárquicos, derrotados en el
referéndum institucional del 2 de junio de 1946, los sujetos principales de la dinámica
constituyente fueron los partidos políticos, los únicos organizados de tal modo que
pudiesen ser correa de transmisión entre una sociedad civil lacerada y un aparato
estatal suspendido entre la continuidad monárquico-fascista y el deseo frustrado de un
nuevo inicio. Bajo esta luz se ve claramente cómo ha sido posible edificar el mito de la
Constitución de todos, compartida, frente a una realidad política de congelamiento
constitucional, en el que las propias fuerzas políticas generadas en el milagro
constituyente pasaron inmediatamente al prosaico obstruccionismo que difería la
entrada en vigor de las instituciones constitucionales (el Consejo Superior de la
Magistratura y la Corte Constitucional en 1958, las Regiones y el referéndum
abrogativo en 1970). En definitiva, la República constitucional era una República de
partidos, construida por los partidos políticos bajo el presupuesto del arquitrabe de la
proporcionalidad, de manera que en el sistema político caben todos, a condición de
que ninguno pueda gobernar de verdad.

Como ha sintetizado de modo admirable Livio Paladin: "las fuerzas políticas


representadas en la Asamblea tuvieron en común, respecto al pasado, el temor del
retorno a un régimen autoritario; respecto al futuro, la idea de que los perdedores en
cualquier caso debían sobrevivir a sus derrotas electorales, incluso si esto significaba
una menor eficiencia del sistema. Por ello el rechazo al bipartidismo de tipo británico, o
el fracaso de la propuesta de un Gobierno centrado en la figura del Primer Ministro; o
la conservación de la proporcionalidad, también pensando en los futuros parlamentos”.
La superioridad dada al principio de la representación política respecto al de la
gobernabilidad se observa ya en el origen constituyente: la Asamblea que debía

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deliberar sobre la Constitución, pero no sobre la forma de estado, se diseñó como un
gran parlamento, compuesto de 556 miembros, esto es, destinado a convertirse “en un
inútil órgano pletórico para la redacción de la Constitución (de hecho reservada a unos
ochenta especialistas) y un parlamento frustrado que amplificaba la tensión política”.
De este modo, dentro de la constituyente se formaron tres subcomisiones, la segunda
de las cuales recibió el encargo de elaborar las normas relativas a la forma de
gobierno.

Es curioso que en esta subcomisión no participó ninguna madre de la Constitución:


evidentemente los tiempos estaban maduros para una contribución femenina a la
dignified constitution, pero las reglas sobre el funcionamiento del poder quedaron al
apaño exclusivo de los padres. La lectura de los debates de la segunda subcomisión
nos devuelve a un clima cultural libre y apasionado, favorecido por la ausencia de
publicidad, pero achatado por una escasa cultura comparatista. Como hizo notar uno
de los padres constituyentes más reverenciados, Pietro Calamandrei, “el texto no es
un ejemplo de escritura hermosa, diría que incluso está carente de estilo”, porque “los
componentes de esta asamblea, la comisión de los 75, los componentes de las
subcomisiones, ni estaban ni están de acuerdo sobre los fines, las metas y el ritmo de
la revolución que está por hacer”.

Ante la división insuperable sobre la forma de gobierno a adoptar, la segunda


subcomisión alcanzó un acuerdo sobre el orden del día propuesto por Tommaso
Perassi: “teniendo en cuenta que las condiciones de la sociedad italiana no responden
ni al gobierno presidencial, ni al de directorio, se adoptará un sistema parlamentario
que habrá de ordenarse, no obstante, con los mecanismos constitucionales idóneos
para garantizar la exigencia de estabilidad de la acción de Gobierno y evitar la
degeneración del parlamentarismo”. Con 22 votos a favor, 6 abstenciones y ningún
voto en contra, los padres constituyentes, el 4 de septiembre de 1946, se
comprometieron a proponer a la Asamblea constituyente una forma racionalizada de

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gobierno parlamentario que evitase el regreso a las derivas asamblearias de la tercera
república francesa. Pero el orden del día de Perassi acabó siendo una promesa
incumplida en el proceso constituyente y el compromiso político se alcanzó a la baja,
redactando unas pocas y vagas normas sobre el poder ejecutivo, evitando introducir
instrumentos de estabilización del gobierno parlamentario y dejando la configuración
concreta de la forma de gobierno a la dinámica de la política y de sus sujetos
centrales, los partidos. De la racionalización ausente se pasó bien pronto a la
construcción de la partitocracia, que ha estructurado el sistema político italiano desde
1948 hasta 1992.

Sin embargo, es oportuno recordar que los padres tenían una noble concepción de su
labor y eran conscientes de las limitaciones de los resultados a conseguir; el mismo
Presidente de la Asamblea constituyente, Meuccio Ruini, a la hora de presentar al
pleno el proyecto de Constitución, antes de la votación, se expresó en los siguientes
términos: "al darnos una Constitución de carácter rígido, como exige la tutela de la
libertad democrática, hemos establecido un proceso de revisión de la misma, que
exige una reflexión meditada, pero que no cristaliza en una inmovilidad estática.

Existe el modo de modificar y corregir con suficiente libertad de movimientos. Y así


sucederá; la Constitución se irá perfeccionando gradualmente y quedará como la base
definitiva de la vida constitucional italiana. Nosotros mismos –y nuestros hijos-
remediaremos las lagunas y defectos que existen, y que son inevitables. Hay defectos;
hay lagunas, y también exuberancias; hay incertezas en algunos puntos. Nosotros
somos los primeros en reconocer esas imperfecciones. La segunda parte de la
Constitución –ordenamiento de la República- ha generado muchas dificultades. Ha de
tenerse presente que en la construcción de nuestra República no hemos tenido, como
en otros países, una tradición a la que dar continuidad. Estaba todo por hacer. Y no
hemos resuelto con absoluta satisfacción todos los problemas institucionales. Por

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ejemplo, para la composición de las dos Cámaras y de su sistema electoral, que se ha
remitido a la ley ordinaria”.

Así las cosas, solo dos meses después de la entrada en vigor de la Constitución, la
propia Asamblea constituyente adoptó una ley electoral proporcional también para el
Senado, comenzando el proceso de igualación de la segunda cámara respecto a la
primera. Ya en el año 1948, el presidente del Senado De Nicola, había establecido un
Comité de estudio de modificación de la composición del Senado y en 1953 se inició la
costumbre constitucional de disolver anticipadamente el Senado para equiparar la
duración de su mandato con el de la Cámara (en la primera versión de la Constitución,
el mandato de la Cámara duraba cinco años y el del Senado seis). Esa praxis, luego
encontró fundamento textual en el artículo 60 con la ley de revisión de 1963 que igualó
a cinco años la duración del mandato de ambas Cámaras.

En ese año se consolidó la excepcional estructura del bicameralismo italiano,


calificado desde entonces como paritario, indiferenciado o repetitivo. Pese a que
permanece una diferencia conspicua en el sufragio activo (el artículo 58 especifica que
“los senadores son elegidos por sufragio universal y directo entre electores que han
superado los veinticinco años de edad”, frente a la regla general del artículo 48 que
califica como “electores a todos los ciudadanos, hombres y mujeres, que han
alcanzado la mayoría de edad”), y aunque los reglamentos parlamentarios son
distintos para cada Cámara (en virtud de la autonomía concedida por el artículo 64), en
el conjunto de atribuciones y funciones de las dos Cámaras, esencialmente una es
repetición de la otra.

La idea de que una Cámara controla lo realizado por la otra, de ahí la función de
compensación o reflexión del Senado, encontraba una vez más su fundamento
político-ideológico en la desconfianza recíproca entre las fuerzas políticas dominantes
durante el periodo constituyente; no en vano, hasta 1994 existió la convención

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constitucional según la cual la Presidencia de la Cámara baja le correspondía a un
representante de la minoría. Pero, dada una estructura del poder legislativo
intencionadamente disfuncional, ¿cómo ha podido ser la producción legislativa tan
abundante? La respuesta se encuentra en la disciplina del partido, férrea en los
primeros años de la República, y evaporada, con algunas excepciones sustanciales,
en el marco político actual. Naturalmente, el precio a pagar por esta conformación tan
singular ha sido la escasa estabilidad del Ejecutivo: 61 Gobiernos en 70 años de
República; de 1948 a 1994 la duración media de los Gobiernos ha sido de once
meses. Después de treinta años de fracasos, también el Gobierno Renzi intentó poner
remedio a esta situación disfuncional y de inestabilidad crónica.

1.2 Origen o Historia De La Constitución De La República Dominicana.


Cuenta el historiador Franklin Franco Pichardo en su texto Historia económica y
financiera de la República Dominicana (1844-1962) que cuando la sociedad
dominicana declaró su independencia, en febrero de 1844, en Europa y Norteamérica
se registraba un avance arrollador de la Revolución industrial, a pesar de haberse
iniciado en el siglo anterior. La situación política de la época era inestable y conflictiva.
En aquellos tiempos los países latinoamericanos se encontraban en plena
conformación de sus Estados. En ese sentido, el primer texto constitucional de la
región fue promulgado el 4 de abril de 1811 por la Asamblea de Cundinamarca,
Colombia. Mientras que según narra Frank Moya Pons en Colecciones dominicanas,
tomo I, el primer esfuerzo escrito que antecedió la primera Constitución dominicana fue
el “Manifiesto del 16 de enero” preparado por Tomás Bobadilla y los trinitarios. En
dicho escrito enumeró una cantidad de agravios que la sociedad dominicana había
recibido durante los veintidós años de dominación haitiana y por ende, hacía saber
públicamente la intención de separarse de la parte oeste de la isla. El año 1844 fue
marcado por guerras y estrategias políticas. La declaración de independencia del 27
de febrero de ese mismo año provocó cólera en las autoridades de Haití. El presidente

17
haitiano Charles Hérard hizo un llamado a los dominicanos para que reconsideraran su
postura separatista, pero estos hicieron caso omiso. En consecuencia, el 10 de marzo
de 1844 dispuso una ofensiva contra los planes de la parte del Este, lo que generó que
los dominicanos trazaran estrategias a los fines de evitar una invasión ante las
amenazas del presidente Hérard. A partir de ese momento, la historia registra batallas
consecutivas que sirvieron para afianzar la decisión de mantener la independencia.
Las batallas del 19 y 30 de marzo de 1844 sirvieron como garantes de lo anterior y
complicaron la situación haitiana, pues la autoridad de Hérard se fue debilitando hasta
el punto de que prefirió abandonar su lucha en contra de los dominicanos y regresar a
fortalecer su poder en Haití.

Enfrentamientos entre trinitarios y conservadores Durante el proceso independentista


de 1844 se registró un enfrentamiento entre los trinitarios y los conservadores, quienes
se oponían al pensar de los primeros. Estas diferencias se tradujeron en
enfrentamientos de orden político más que de otro tipo. El 1 de marzo de 1844 fue
creada la Junta Central Gubernativa como organismo colegiado para el ejercicio de los
asuntos de Santo Domingo. Una de sus primeras disposiciones fue el regreso de Juan
Pablo Duarte, quien se encontraba exiliado en Curazao desde julio de 1843. Una vez
Duarte arribó a Santo Domingo fue nombrado general de brigada, pero la visión militar
del Patricio no fue compartida por Santana, lo que dio origen a la primera crisis política
que agrietó de manera definitiva la alianza que existía entre trinitarios y conservadores.
Bobadilla, quien presidía la Junta Central Gubernativa, se hizo acompañar por
personalidades que compartían sus intereses conservadores, por lo que Duarte y sus
compañeros no tuvieron espacio de decisión. Posteriormente, el sector más radical de
los trinitarios destituyó a todos los miembros de la Junta Central Gubernativa y colocó
a Francisco del Rosario Sánchez como nuevo presidente. Sin embargo, luego de una
fuerte oposición a las intenciones trinitarias, los conservadores se resistieron y
desconocieron las manifestaciones que apoyaban a Duarte como el nuevo presidente
de la República, cargo que declinó.

18
Promulgación de la primera Constitución dominicana Pedro Santana y Tomás
Bobadilla ocuparon la presidencia de la naciente república a raíz del manifiesto del 24
de julio de 1844. Entre otras cosas, este documento estipuló el cese en sus funciones
de los generales de brigada Duarte y Mella y los declaró “traidores e infieles” a la
Patria. Ambos fueron expatriados ese mismo año, con lo que los conservadores se
enfrascaron en la organización del gobierno. Los trabajos de diseño y estructuración
del primer texto constitucional dominicano se iniciaron precisamente el día en que se
firmó el manifiesto contra Duarte y Mella. En esa fecha, la Junta Central Gubernativa
dispuso mediante decreto la convocatoria de las asambleas electorales para elegir a
los diputados que conformarían una asamblea constituyente para la redacción de la
Constitución. La elección fue realizada los días 29 y 30 de agosto. La Asamblea
Constituyente se reunió en San Cristóbal en los días finales de septiembre, donde
estuvieron en sesión de trabajo permanente hasta el 6 de noviembre de 1844. Los
diputados presentaron ante la Junta Central Gubernativa el proyecto de Constitución
inspirado en los textos constitucionales de Haití y Norteamérica, en el que se le otorgó
preeminencia al Poder Legislativo por encima del Ejecutivo. Santana no se sintió
satisfecho con el proyecto presentado e hizo saber su parecer. Sus razones tenían que
ver con las limitaciones y el poco margen para la toma de decisiones del presidente de
la República. Ante dichas críticas se generó un conflicto entre el Congreso y la Junta
Gubernativa lo que provocó una crisis política que fue resuelta con la inclusión del
artículo 210, que invalidó las disposiciones democráticas del texto constitucional. Art.
210. Durante la guerra actual y mientras no esté firmada la paz, el Presidente de la
República puede libremente organizar el ejército y armada, movilizar las guardias
nacionales y tomar todas las medidas que crea oportunas para la defensa y seguridad
de la nación, pudiendo en consecuencia, dar todas las órdenes, providencias y
decretos que convengan, sin estar sujeto a responsabilidad alguna.
En definitiva la Constitución dominicana fue diseñada y votada en el transcurso de una
difícil situación política impregnada de conflictos internos y externos. Sin lugar a dudas,

19
su estructuración y organización respondió al interés de un grupo conservador que
dominó en aquellos tiempos. El autoritarismo imperó en el texto, pese al espíritu de los
legisladores, quienes tomaron disposiciones de dos de las más avanzadas
legislaciones constitucionales que existían entonces: la de Estados Unidos (1789) y la
de Haití (1816). Al parecer, la inestabilidad política que vivió Republica Dominicana
desde su independencia, dentro de que la fue gestada la primera Constitución
dominicana, fue la puerta a las 39 modificaciones que ha recibido la Carta Magna de la
nación: 17 en el siglo XIX, 20 en el siglo XX y dos en la primera década del siglo XXI.

1.2.1 Características o Estructura de la Constitución República Dominicana.


Nuestra Constitución, se caracteriza por ser una de las más actualizadas de
Hispanoamérica, debido al nivel que posee su estructuración Constitucional. La cual
está formada por una estructura de 15 títulos, precedidos de un preámbulo, los cuales
se subdividen en capítulos, además tiene 277 artículos y 19 disposiciones. La
Constitución se divide en dos partes, una dogmática relativa a los derechos y deberes
fundamentales de los ciudadanos y la otra orgánica en la cual se habla de la
organización de los poderes públicos. Atendiendo a esto, la Constitución de la
República Dominicana presenta la siguiente estructura:
 PREÁMBULO PARTE DOGMÁTICA
 TÍTULO I DE LA NACIÓN, DEL ESTADO, DE SU GOBIERNO Y DE SUS
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES. (CON 7 CAPÍTULOS).
 TÍTULO II DE LOS DERECHOS, GARANTÍAS Y DEBERES FUNDAMENTALES.
(CON 4 CAPÍTULOS).
 PARTE ORGÁNICA TÍTULO III DEL PODER LEGISLATIVO. (CON 6 CAPÍTULOS).
TÍTULO IV DEL PODER EJECUTIVO. (CON 3 CAPÍTULOS).
 TÍTULO V DEL PODER JUDICIAL. (CON 6 CAPÍTULOS). TÍTULO VI DEL
CONSEJO NACIONAL DE LA MAGISTRATURA.
 TÍTULO VII DEL CONTROL CONSTITUCIONAL. T
 ÍTULO VIII DEL DEFENSOR DEL PUEBLO.
20
 TÍTULO IX DEL ORDENAMIENTO DEL TERRITORIO Y DE LA ADMINISTRACIÓN
LOCAL. (CON 3 CAPÍTULOS).
 TÍTULO X DEL SISTEMA ELECTORAL. (CON 3 CAPÍTULOS).
 TÍTULO XI DEL RÉGIMEN ECONÓMICO Y FINANCIERO Y DE LA CÁMARA DE
CUENTAS. (CON 4 CAPÍTULOS).
 9 TÍTULO XII DE LAS FUERZAS ARMADAS, DE LA POLICÍA NACIONAL Y DE LA
SEGURIDAD Y DEFENSA. (CON 3 CAPÍTULOS).
 TÍTULO XIII DE LOS ESTADOS DE EXCEPCIÓN.
 TÍTULO XIV DE LAS REFORMAS CONSTITUCIONALES. (CON 2 CAPÍTULOS).
 TÍTULO XV DISPOSICIONES GENERALES Y TRANSITORIAS. (CON 2
CAPÍTULOS).

1.2.2 Reformas de la Constitución de la República Dominicana.


Nuestra constitución ha sido modificada 39 veces, por un total de 14 gobiernos, a lo
largo de la historia republicana, esto sitúa a nuestra carta magna entre las
constituciones con mayor cantidad de cambios en Latinoamérica. De las 39
modificaciones, en 9 ocasiones se ha hecho a favor de extender el período
presidencial. Nace la idea de un sistema constitucional dominicano a la par que se
organiza la lucha por la independencia del país. En el manifiesto del 16 de enero de
1844, que prepara le insurrección armada de 27 de febrero se indica la necesidad de
dar al pueblo un código fundamental que fije sus deberes y garantice sus derechos. La
libertad política llega a ser un hecho en la Republica Dominicana al ponerse en vigor la
constitución de 1844, pocos meses después de haber alcanzado su libertad nacional.
No surge el sistema constitucional en un ambiente extraño. Antecedentes no lejanos
se habían registrado en efecto, realizada por Sánchez Ramírez en 1809 la reconquista
en la parte de la isla a favor de España y en contra de Francia, Santo Domingo vive las
mismas vicisitudes política de la metrópoli, y al elaborarse en Cádiz la primera
constitución española, l de 1812, un representante dominicano interviene como
diputado en las liberaciones de las cortes constituyentes.
21
Proclamada la independencia de la Republica el 27 de febrero de 1844, quedo
constituida una junta gubernativa a las que se adhirieron casi tisis los pueblos de la
parte española. Este organismo tuvo que atender no solo a las necesidades de la vida
de un estado requiere, sino también a repelar la invasión de los haitianos, que no
reconocían el hecho de la separación y a los movimientos de dentro del país surgieron
como consecuencias de diferentes de criterios de dirigentes en estas luchas internas
acabo por triunfar el partido conservador, encargándose del poder general Pedro
Santana el 16 de junio de 1844. El congreso constituyente quedo instalado el 21
septiembre, eligiendo presidente del mismo a Manuel Maria Valencia, diputado por
Santo Domingo. El 26 de, septiembre compareció. Ante la cámara una representación
de la junta Central Gubernativa, encabezada por D. Tomas Bobadilla, a felicitar a aquel
por su instalación.
Diversos asuntos preocuparon los diputados. Algunos ocasionaron ruidosos
altercados, por como el provocado por la nota del 11 de octubre remitida por la junta
gubernativa, en que esta, en forma autoritaria, a consecuencia de la desaprobación
por parte del congreso constituyente del empréstito de la junta. El 6 de noviembre
quedo aprobada constitución política de la Republica Dominicana. El 13 del mismo
mes el congreso constituyente tomo juramento al general Pedro Santana como
presidente de la Republica, elegido de acuerdo con las normas en el artículo del
acuerdo 203 del texto de la ley fundamental que había recién probado.
Después de la proclamación de la Independencia Nacional la noche del 27 de febrero
de 1844, la conducción del país estuvo a cargo de una Junta Gubernativa Provisional o
Comité Insurreccional cuyo Presidente fue Francisco del Rosario Sánchez y estuvo
compuesta por Joaquín Puello; Remigio del Castillo; Tomás Bobadilla; Manuel
Jiménez y Matías Ramón Mella. La Junta Provisional estuvo a cargo hasta el primero
de marzo de ese mismo año y dio paso a la Junta Central Gubernativa que ejerció el
poder hasta el siguiente 13 de noviembre. Los primeros integrantes de esta Junta, que
sufrió cambios varias veces, fueron Tomás Bobadilla y Briones, Presidente; Manuel
Jiménez, Vicepresidente; Manuel María Valverde; Félix Mercenario; Francisco Javier

22
Abreu; Carlos Moreno; Ramón Echevarria; Francisco del Rosario Sánchez; José María
Caminero; Matías Ramón Mella y Silvano Pujol, Secretario.

Mediante el Decreto No.14 fechado 24 de julio de 1844, la Junta Central Gubernativa,


en ese momento presidida por el General Pedro Santana, que había sido nombrado el
día 16 de ese mismo mes, convocó a los pueblos de la parte Este de la isla para la
elección de los Diputados al Congreso Constituyente que estaría a cargo de la
elaboración de la Carta Sustantiva, alrededor de la cual se estructuraría el recién
nacido Estado Dominicano. Podían participar en la elección los dominicanos mayores
de 21 años, propietarios, con oficio o empleo reconocidos. Los aspirantes a
Constituyentes debían ser dominicanos mayores de 25 años, poseedores de
propiedades, alfabetizados y residentes en la común que habrían de representar.
Los primeros Diputados electos en el 1844, fueron:
Manuel María Valerio; Domingo de la Rocha y
1. Santo Domingo
Dr. José María Caminero

Presbítero Domingo Antonio Solano; Juan Luis


2. Santiago
Franco y Manuel Ramón Castellano
3. La Vega Casimiro Cordero y Juan Reinoso

4. Azua Buenaventura Báez y Vicente Mancebo


5. El Seibo Presbítero Julián de Aponte y Juan Acosta

6. Samaná Presbítero Antonio Gutiérrez


7. San Juan de la Maguana Antonio de los Santos

8. San Cristóbal Juan de Jesús Ayala


9. Hato Mayor Antonio Ruiz

10. Neiba Bernardo Secundino Aybar


11. San José de los Llanos Facundo Santana

12. Las Matas de Farfán Santiago Suero

23
13. Baní Presbítero Andrés Rozón

14. Higuey Juan Rijo


15. Dajabón Manuel Díaz

16. Monte Plata y Boyá Presbítero Manuel González Bernal


17. Montecristi Manuel Abreu

18. Moca Fernando Salcedo


19. San José de las Matas Juan López

20. Puerto Plata José Tejera


21. Cotuí José Valverde

22. San Francisco de Macorís José María Medrano

En julio del 1844 el general Pedro Santana se convirtió, a la fuerza, presidente de


la Junta Central Gubernativa. El día 24 de ese mismo mes, la Junta dictó un decreto,
muy similar a una ley electoral actual, en el cual se convoca a las Asambleas
Electorales en cada pueblo a fin de elegir los representantes de la Asamblea
Constituyente, a los cuales se les otorgó el título de diputados, que habría de redactar
la nueva Constitución de la República Dominicana. Las principales obligaciones del
Congreso constituyente eran de redactar el Pacto Fundamental de la República
Dominicana y elegir el primer Ejecutivo, para que iniciase sus labores el 30 de
septiembre. Cuando fueron elegidos los diputados constituyentes se decidió, por
consejo del cónsul francés Eustache Juchereau de Saint-Denys, para la ciudad de San
Cristóbal, La cuna de la Constitución, el 21 de septiembre de 1844; El consejo del
cónsul se originó a fin de dejar a los diputados «toda la libertad de opinión, de acción y
de sustraerlos a la influencia perniciosa del espíritu. Manuel María Valencia, diputado
por Santo Domingo, fue escogido como presidente del congreso el 26 del mismo mes
y los constituyentes comenzaron a sesionar después del recordado y extenso discurso
del Licd. Tomás Bobadilla. Como representante del organismo que dirigía los destinos
de la joven nación, tenía dos principales objetivos: reconocer y otorga a la Asamblea
24
sus facultades propias de un Congreso Nacional Ordinario, debido a que el discurso de
Bobadilla era prácticamente un informe de las principales actividades del Poder
Ejecutivo desde la declaración de independencia; y el otro, recordarle a los diputados
cuales eran las ideas políticas del momento para que pudiesen sacar sus propias
conclusiones.

El fallido proyecto de empréstito: Mientras el congreso debatía su reglamento


interior y parte del proyecto constitucional, se produjo la primera decisión legislativa; la
Junta había sometido a los constituyentes un proyecto de empréstito para que,
actuando como Congreso ordinario lo conocieran y decidieran su aprobación o
rechazo. Los arreglos de la operación financiera habían sido hechos entre el súbdito
inglés Herman Hendrix, vecino de la ciudad de Londres, y tres representantes
nombrados por la Junta; la cantidad acordada eran 500 000 libras esterlinas, que se
pagarían en un plazo de 30 años al 5 % de interés anual; el Congreso rechazó
inmediatamente dicha propuesta debido a que la consideraban demasiado usuraria y
un daño grave y perjudicial a la economía del joven país. El proyecto enviado por la
Junta fue vetado por unanimidad. Promovido por Santana, este nunca pensó en la
posibilidad de un rechazo y al saber la decisión del congreso su descontento se
manifestó mediante un decreto de la Junta Central Gubernativa, en el cual se le daba
facultades de enjuiciar a los legisladores por el crimen de “traición a la patria”, los
términos les fueron comunicados a los legisladores, advirtiéndoles que el organismo
que ejercía el poder ejecutivo, resumía en sí todos los poderes hasta que fuera
sancionada la Constitución y que, por consiguiente, la Asamblea debía limitarse a solo
la formación del Pacto Fundamental del Estado, haciéndola responsable de los
perjuicios que pudieran resultar a la Nación si persistía en sus propósitos. La actitud de
la Junta y la situación de alarma de los constituyentes llevó al diputado por
Azua, Buenaventura Báez, a plantear una moción la cual recogía una cuestión vital, la
inmunidad legislativa; con la aprobación de la Asamblea, dio origen a una declaración
de inviolabilidad de los miembros del Congreso Constituyente.De allí en adelante los

25
constituyentes pusieron gran cuidado en redactar una Carta que restringiera las
facultades del Poder Ejecutivo.

El camino hacia la Carta Magna: Una comisión integrada por Vicente Mancebo,
Buenaventura Báez, Manuel María Valencia, Julián de Aponte y Andrés Rosón,
preparó el programa de la Constitución. El proyecto aprobado estableció el Gobierno
esencialmente civil, republicano, popular, representativo, electivo y responsable;
mantuvo como límites de la República los de la antigua colonia de Santo Domingo,
dejando así sentado el desconocimiento de la ocupación mantenida por los haitianos
en los pueblos de San Miguel de la Atalaya, San Rafael, Hinca y Las Caobas, para
cuya representación el Congreso decidió elegir diputados; concedió amplias
facilidades para la inmigración, y estableció como sistema electoral el voto. Estableció
el principio de que el Poder Legislativo es el representante de la soberanía nacional, y
colocó al Poder Judicial en posición independiente, mientras que al Ejecutivo lo sujetó
a normas.

Pedro Santana y el artículo 210: Santana y sus asesores mostraron su


inconformidad con respecto al proyecto ya que consideraban que este dejaba
prácticamente sin facultades al presidente tomando en cuenta que la soberanía del
país se encontraba en juego. El General Santana se negó a ser nombrado presidente
si las mejoras de lugar no se aplicaban a la constitución, sosteniendo que el Poder
político Dominicano no debía ser civil sino militar a raíz del Independencia de la
República Dominicana como estado de guerra. En el Congreso Constituyente se
negaron a aceptar las propuestas hechas por Santana lo que desencadenó una crisis
política que se escenificó con la gran tensión existente entre la Asamblea y la Junta
Central Gubernativa, siendo tal el caso que se llegó a movilizar tropas hasta la ciudad
de San Cristóbal. La crisis vio su fin cuando, por coacciones de Tomás Bobadilla
(aunque el cónsul Saint-Denys se atribuyó la autoría), se estableció en el texto
constitucional el que sería su artículo 210 y decía lo siguiente: Durante la guerra actual

26
y mientras no esté firmada la paz, el Presidente de la República puede libremente
organizar el ejército y la armada, movilizar las guardias nacionales y tomar todas las
medidas que crea oportunas para la defensa y la seguridad de la Nación; pudiendo en
consecuencia, dar todas las órdenes, providencias y decretos que convenga sin estar
sujeto a responsabilidad alguna. Sin más objeciones por parte de Santana o la junta, la
constitución fue promulgada el 6 de noviembre de 1844.

Constituciones antes de Trujillo: La primera constitución dominicana se promulgó el


6 de noviembre de 1844, inmediatamente después de que la nación logrará la
independencia de Haití. Era un documento liberal con muchos elementos familiares:
separación de poderes, controles y equilibrios, y una larga lista de derechos básicos.
Sin embargo, un gobierno autoritario reemplazó al gobierno liberal y democrático del
país durante su primer año. El nuevo régimen procedió a escribir su propia
constitución. Esta segunda constitución fortaleció considerablemente al poder
ejecutivo, debilitó las ramas legislativa y judicial y otorgó al presidente amplios poderes
de emergencia, incluido el poder de suspender los derechos básicos y gobernar por
decreto. A partir de entonces, la gobernanza del país a menudo alternaba entre
sistemas constitucionales liberales y autoritarios. Incluso el dictador Rafael Trujillo
siempre se ocupó de operar bajo la bandera del constitucionalismo. Bajo Trujillo, sin
embargo, la legislatura fue simplemente un sello de goma; los tribunales no eran
independientes; y los derechos básicos prácticamente dejaron de existir. Él gobernó
como un tirano, sin restricciones constitucionales.

Constituciones después de Trujillo: Después de la muerte de Trujillo en 1961, la


constitución fue enmendada para proporcionar nuevas elecciones y permitir la
transferencia de poder a un Consejo de Estado interno. Aunque promulgada como un
nuevo documento, la constitución de 1962 fue en realidad una continuación de la
constitución de Trujillo, y por lo tanto, fue impopular. En 1962, el gobierno de Juan
Bosch elegido libremente, socialdemócrata redactó una constitución nueva y mucho

27
más liberal. Separaba a la iglesia del Estado, imponía severos límites a las actividades
políticas de las Fuerzas Armadas de la República Dominicana, establecía una amplia
gama de libertades civiles y restringía los derechos de la propiedad relativa a los
derechos individuales. Estas disposiciones asustaban a los elementos más
conservadores de la sociedad dominicana, que se unieron para expulsar a Bosch y su
constitución en septiembre de 1963. Posteriormente, se restauró la constitución más
conservadora de 1962. En nombre del constitucionalismo, Bosch y sus seguidores
lanzaron una revolución en 1965, cuyo objetivo fue la restauración de la constitución
liberal de 1963.

En gran parte como resultado de la intervención militar de los Estados Unidos de abril
de 1965, la guerra civil había cesado en 1966. Con Joaquín Balaguer y su partido en
control, los dominicanos escribieron todavía otra constitución. Ésta tenía la intención
de evitar los conflictos y la polarización del pasado combinando características de las
tradiciones tanto liberales como conservadoras. La Constitución de 1966 incorporó una
larga lista de derechos básicos, y preveía una legislatura fortalecida; sin embargo,
también le dio amplios poderes al ejecutivo, incluidos los poderes de emergencia. De
esta manera, el país buscó cerrar la brecha entre sus constituciones democráticas y
sus autoritarias, comprometiendo sus diferencias.

Las constituciones posteriores se promulgaron en 1994, 2002, 2010 y 2015. La


Constitución Dominicana contiene 277 Artículos, la última vez que fue cambiada fue en
el 14 de junio del año 2015.
1.3.-Comparaciones de la Estructura Interna de estos dos (2) Estados:

1.3.1 Poderes Del Estado.


Ambas constituciones reconocen como los mismos poderes del Estado República
dominicana (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), mientras que en Italia (Legislativo,
Ejecutivo, y Judicial). Su estructuración y composición de cada de estos órganos son

28
representativos de cada uno y la selección de sus miembros son igualmente
importantes.

1.3.1.1 Poder Legislativo.


En la República de Italia, a nivel nacional, los italianos tienen un
parlamento bicameral formado por la Cámara de los Diputados (630 diputados) y
un Senado (315 senadores, elegidos democráticamente más unos pocos senadores
vitalicios). Como máximo, una legislatura dura cinco años, pero normalmente se
disuelve el parlamento antes de ese tiempo. Destacar que las dos cámaras son
simétricas, ya que comparten los mismos poderes. Mientras que en la República
Dominicana el Congreso es la institución legislativa nacional, el mismo se conforma de
dos cámaras: el Senado y la Cámara de Diputados. El Senado es el cuerpo que
representa a las provincias, compuesto por 32 miembros (un representante por cada
provincia y un representante por el Distrito Nacional), estos son escogidos de listas
partidarias para un periodo de cuatro años.

1.3.1.2 Poder Ejecutivo


En la República de Italia, es ejercido por El presidente de la República italiana es
el jefe de estado del país. El presidente de la República debe velar por la unidad del
país siendo el guardián de la Constitución. Además actúa como árbitro entre las
distintas fuerzas y poderes políticos. El presidente de la República es elegido por el
parlamento por un periodo de siete años. El presidente de la República nombra un
presidente del Consejo de Ministros y los ministros propuestos por este. El Gobierno
así nombrado necesita la aprobación de las dos ramas del parlamento. El presidente
del Consejo de Ministros es el jefe de gobierno y el principal referente político del país.
Tras la dimisión del "premier" Silvio Berlusconi, el 12 de noviembre de 2011, el
senador vitalicio Mario Monti fue nombrado por Giorgio Napolitano. Mario Monti,
presentó su dimisión como jefe del Gobierno el 21 de diciembre de 2012, al presidente

29
de la República italiana, Giorgio Napolitano, tras trece meses al frente de un Ejecutivo
tecnócrata investido para reconducir las finanzas y la economía del país.

En la República Dominicana el Poder Ejecutivo lo ejerce el Presidente o la Presidenta


de la República, quien será elegido o elegida cada cuatro años por voto directo. El
Presidente o la Presidenta de la República podrá optar por un segundo período
constitucional consecutivo y no podrá postularse jamás al mismo cargo ni a la
Vicepresidencia de la República. él presidente se escoge por sufragio directo cada
cuatro años, dentro de los requisitos para ser candidato a la presidencia están: ser
dominicano de origen, tener 30 años de edad, encontrarse en pleno ejercicio de los
derechos civiles y políticos y no estar, por lo menos tres años previos, en el servicio
militar o policial.

1.3.1.3 Poder Judicial


En Italia el Poder Judicial es el encargado de administrar justicia emanada de los
ciudadanos y se imparte en nombre de la República por autoridad de la ley, constituido
por La Corte Constitucional de Italia es el máximo órgano a nivel judicial del país. Uno
de sus miembros es el presidente del tribunal, nombrado por el Presidente del país.
Los otros miembros son nombrados de la siguiente forma: un tercio por el presidente
del país, un tercio por el parlamento y el último tercio por los tribunales administrativos
menores. El sistema judicial italiano se encuadra en el sistema continental. Las
funciones de juez y de fiscal son ejercidas por miembros de la magistratura. Las
funciones administrativas corresponden al Ministerio de Justicia. Se distinguen las
jurisdicciones siguientes:
 Jurisdicción ordinaria civil y penal
 Jurisdicción contencioso-administrativa
 Jurisdicción relacionada con las cuentas públicas
 Jurisdicción militar
 Jurisdicción económico-administrativa

30
La jurisdicción contencioso-administrativa corresponde a los tribunales administrativos
regionales (Tribunali Amministrativi Regionali, TAR) y al Consejo de Estado (Consiglio
di Stato). La jurisdicción relacionada con las cuentas públicas corresponde al Tribunal
de Cuentas (Corte dei conti). A él está adscrita una fiscalía.
La jurisdicción económico-administrativa corresponde a las Comisiones Tributarias
provinciales y locales.

La jurisdicción militar está encomendada a los tribunales militares, al tribunal militar de


apelación, al tribunal militar de vigilancia, los fiscales militares de los tribunales
militares, los fiscales generales militares del tribunal militar de apelación y el Fiscal
General Militar del Tribunal Supremo. La jurisdicción ordinaria civil y penal corresponde
a los miembros de la magistratura, es decir, los jueces y los fiscales, desempeñando
los primeros las funciones propiamente de enjuiciamiento y los segundos las de
instrucción.

Administración de los órganos jurisdiccionales.


La Constitución, al definir la organización del poder ejecutivo, atribuye al Ministerio de
Justicia la administración de los órganos jurisdiccionales por razón de sus especiales
funciones y cometidos y de su relación con el poder judicial. Los jueces y fiscales,
después de superar unas oposiciones muy exigentes, son asignados a un ámbito
competencial determinado, teniendo en cuenta sus preferencias personales. No
pueden ser destinados, ascendidos, cesados, trasladados ni sancionados sin previo
acuerdo del Consejo Superior de la Magistratura (Consiglio Superiore della
Magistratura, CSM), y gozan de garantías especiales para su protección.
Todos los asuntos relacionados con los jueces y fiscales deben someterse al CSM,
garante de su independencia y de su estatuto jurídico.

El CSM está presidido por el Presidente de la República Italiana.

31
El Ministerio de Justicia desarrolla sus funciones de carácter administrativo y
organizativo en dos niveles distintos:
 Mediante órganos centralizados (dipartimenti) que tienen su sede en Roma o que,
en determinados ámbitos de competencia, cuentan con secciones locales.
 Mediante oficinas judiciales integradas en los distintos órganos jurisdiccionales.
Estas funciones administrativas incluyen asimismo la gestión del personal adscrito a
los servicios judiciales.
La dirección de los distintos órganos jurisdicciones (y fiscalías) corresponde a:
 Un magistrado jefe, con autoridad sobre los jueces y fiscales y poder de decisión
última en los asuntos que afectan al funcionamiento del tribunal.
 Un director (dirigente), responsable de organizar los servicios judiciales destinados
al público y del apoyo interno a los jueces y fiscales. El director es el funcionario de
mayor rango en la escala del personal administrativo.

Tipos de órganos jurisdiccionales: Los distintos tipos de órganos jurisdiccionales


son:
Órganos de primera instancia:
 Jueces de paz (giudici di pace), es decir, jueces legos no pertenecientes a la carrera
judicial. Conocen de las faltas y de asuntos civiles de pequeña cuantía.
 Tribunales ordinarios (tribunali), que conocen de los asuntos de mayor entidad.
 Jueces de vigilancia (uffizi di sorveglianza), que se ocupan en primera instancia de
asuntos penitenciarios (en lo relativo, por ejemplo, a los internos en establecimientos
penitenciarios, condenas, etc.).
 Tribunales de menores (tribunali per i minorenni).

Órganos de segunda instancia: Se ocupan de los recursos presentados, por


cuestiones de hecho o de Derecho, contra sentencias dictadas en primera instancia:
 Tribunales de apelación (corti d’appello).

32
 Tribunales de vigilancia (tribunali di sorveglianza), que son órganos jurisdiccionales
de segunda instancia (en algunos casos de primera instancia) en asuntos
penitenciarios.

Órgano de tercera instancia: Representa el nivel más alto al que se puede recurrir
por infracción de ley:
 Tribunal Supremo (corte di cassazione), que tiene competencia universal y
constituye la última instancia judicial.
Dentro de los principales órganos jurisdiccionales existen también salas
especializadas: Los tribunales del jurado (corti d’assise) están compuestos por dos
jueces de carrera y seis jurados, estos últimos elegidos entre los ciudadanos para un
mandato breve y en representación de los distintos sectores de la sociedad. Tienen
competencia para el enjuiciamiento de delitos graves (homicidio, lesiones graves y
casos similares).
El Ministerio Fiscal está constituido por los siguientes órganos:
 Fiscales de primera instancia (procuratori della Repubblica presso il Tribunale) y sus
suplentes (sostituti procuratori).
 Fiscales de segunda instancia (procuratori generale presso la Corte d’appello) y sus
suplentes (sostituti procuratori generali).
 Fiscal General del Tribunal Supremo (procuratore generale presso la Corte di
cassazione) y sus suplentes (sostituti procuratori generali).
Los fiscales son magistrados de carrera, que actúan bajo la supervisión de un Fiscal
Jefe. Esto supone una cierta organización jerárquica.

Ordenación jerárquica de los órganos jurisdiccionales


Jurisdicción Jurisdicción Jurisdicción Jurisdicción
civil penal de menores penitenciaria
1ª Juez de paz o Juez de paz o Tribunal de Juez de vigilancia
instancia tribunal ordinario tribunal menores

33
ordinario
Tribunal Sala
Tribunal ordinario
2ª ordinario especializada Tribunal de
instancia Tribunal de Tribunal de del Tribunal vigilancia
apelación apelación de apelación
Tribunal Tribunal Tribunal
Tribunal Supremo
Infracción Supremo (o Supremo (o Supremo (o
(o Tribunal de
de ley Tribunal de Tribunal de Tribunal de
Casación)
Casación) Casación) Casación)

Mientras que en la República Dominicana el poder judicial está representado por la


Suprema Corte de Justicia. El cuál es el tribunal más alto de la organización judicial
dominicana. Compuesta por 16 jueces, los cuales son elegidos por el Consejo
Nacional de la Magistratura. Dentro de los requisitos para ser Juez o Jueza de la
Suprema Corte de Justicia, están: ser dominicano de origen, tener 35 años de edad,
estar en pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos, ser licenciado o doctor en
derecho y haber ejercido por lo menos 12 años de dicha profesión, incluye la docencia
universitaria en derecho.

1.4 Derechos Fundamentales


Según el  Diccionario de la lengua española RAE, los derechos fundamentales son
aquellos “derechos declarados por la Constitución que gozan del máximo nivel de
protección”. Es decir, se trata de unos derechos alienables, inviolables e
irrenunciables. Y pertenecen a todas las personas por su dignidad. Así, cualquier
poder público, como, por ejemplo, el judicial, debe respetarlos por encima de todas las
cosas.

¿Cuál es la diferencia entre los derechos fundamentales y los derechos humanos? Los
derechos fundamentales y los derechos humanos se diferencian, principalmente, en

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una cosa: el territorio de aplicación. Los derechos fundamentales están incluidos en la
Constitución o carta de derechos de cada país; por su parte, los derechos humanos no
tienen limitación territorial. Los derechos humanos son atributos que tienen todas las
personas del mundo, independientemente de su territorio, condición económica, social
o personal, y son: Universales, Inviolables, Intransferibles, Irrenunciables,
Interdependientes

1.4.1 Derechos Fundamentales en Italia.


La Constitución italiana utiliza la fórmula derechos inviolables y no la de derechos
fundamentales. Sin embargo, la jurisprudencia constitucional ha venido identificando
los derechos inviolables y los derechos. Sin embargo, la jurisprudencia constitucional
ha venido identificando los derechos inviolables y los derechos fundamentales en el
derecho italiano y las implicaciones que las señaladas omisiones pueden tener para
dilucidar si en el ordenamiento jurídico italiano se pueden configurar auténticos
derechos fundamentales. La Constitución italiana tiene carácter normativo, es
decir, si todos los enunciados norma tivos iusfundamentales constituyen
autén ticas normas jurídicas. A conti n uación, estudiaremos las concretas
garantías jurídicas que establece el derecho italiano con relación a los
derechos fundamentales . Y, por úl timo , analizaremos las consecuencias que
se desprenden de la no incl usión de la cláusula del con tenido esencial de
los derechos fundamentales y del recurso de ampa ro en el derecho i taliano.
Sin embargo, an tes de exa1ninar estas cuestiones es preciso referirse a dos
problemas hermenéuticos relativos al ca tálogo de derechos que recoge el texto
constitucional italiano, la justificación de su carácter funda men tal o i n violable y
la ausencia en él de derechos que vienen siendo considerados, desde el pun
to de vista de derecho comparado, como derechos fundamentales . En primer
lugar, y por cuan to se refiere al catálogo de derechos que con tiene la
Constitución italiana, no podemos obviar que la iden tificación en que los
derechos fundamentales y los reconocidos en la Parte primera de la Carta

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italia na es el resultado de la i n terpretación sistemática llevada a cabo por la
doctrina y la jurisprudencia que han venido vi nculando el art. 2, donde se
reconocen los derechos inviolables del hombre, con los derechos enu1nerados
en el tex to constitucional los arts. 13 y ss. En efecto, no se trata en caso
alguno de una Interpretación literal.

La Constitución i taliana , al titula r la Parte pri mera, Derechos y deberes de los


ciudadanos, no se refiere a que los derechos que se incorporan en esta Parte
sean derechos fundamentales o inviolables. A su vez, los cuatro Títulos en los
que se subdivide la Parte primera de la Constitución tampoco hacen alusión al
ca rácter inviolable o fundamental de los derechos que se recogen en ellos, así,
el Título primero tiene como epígrafe Relaciones civiles, el segundo,
Relaciones ético-sociales, el tercero, Relaciones económicas» y el cuarto,
Relaciones políticas. La protección de los derechos inviolables o fundamentales,
tiene en el ordenamiento jurídico italiano formulas diferentes de las previstas en el
derecho Dominicano. Ciertas tutelas que definen incluso cuáles son los derechos
fundamentales en nuestro derecho, la protección de los derechos fundamentales a
través del recurso de amparo y la garantía del contenido esencial, no aparecen en el
sistema jurídico italiano. Estas ausencias, siguiendo coherente en el criterio de
identificación de los derechos fundamentales que utiliza nuestro Tribunal
Constitucional, nos llevarían a la conclusión que en el derecho italiano no existen
derechos fundamentales. Esta afinación que parece, desde luego, contraintuitiva
determina que tengamos que estudiar la protección jurídica de los derechos
fundamentales.
1.4.2 Derechos Fundamentales en la República Dominicana.
Actualmente está bastante difundida y asentada la idea de que los derechos
fundamentales entran en conflicto cuando se trata de su vigencia práctica. Sin
embargo, esto que se parece ser una suerte de principio admitida en la cultura jurídica,
tiene una serie de diferencia y plantea una serie de inconveniente que requiere ser

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revisado con el fin de lograr una verdadera u efectiva vigencia de los derechos de la
persona reconocidos constitucionalmente. De ahí, que los derechos fundamentales
constituyen en esencia el conjunto de los derechos inalienables de la persona
humana, ósea derechos de los cuales el ser humano es titular por el sólo hecho de ser
persona, y que, por tanto, no le pueden ser negados, ni arrebatados, ni perturbados.
Estos están distribuidos en nuestra constitución:
*Capítulo I de los derechos fundamentales:
Sección I de los derechos civiles y políticos:
-Derecho a la vida (Artículo 37);
-Dignidad humana (Artículo 38);
-Derecho a la igualdad (Artículo 39);
-Derecho a la libertad y seguridad personal (Artículo 40);
-Prohibición de la esclavitud (Artículo 41);
-Derecho a la integridad personal (Artículo 42);
-Derecho al libre desarrollo de la personalidad (Artículo 43);
-Derecho a la intimidad y el honor personal (Artículo 44);
-Libertad de conciencia y de cultos (Artículo 45);
-Libertad de tránsito (Artículo 46);
-Libertad de asociación (Artículo 47);
-Libertad de reunión (Artículo 48);
-Libertad de expresión e información (Artículo 49);

Sección II -de los derechos económicos y sociales:


-Libertad de empresa (Artículo 50);
-Derecho de propiedad (Artículo 51);
-Derecho a la propiedad intelectual (Artículo 52);
-Derechos del consumidor (Artículo 53);
-Seguridad alimentaria (Artículo 54);
-Derechos de la familia (Artículo 55);

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-Protección de las personas menores de edad (Artículo 56);
-Protección de las personas de la tercera edad (Artículo 57);
-Protección de las personas con discapacidad (Artículo 58);
-Derecho a la vivienda (Artículo 59);
-Derecho a la seguridad social (Artículo 60);
-Derecho a la salud (Artículo 61);
-Derecho al trabajo (Artículo 62);
-Derecho a la educación (Artículo 63);

Sección III de los derechos culturales y deportivos:


-Derecho a la cultura (Artículo 64);
-Derecho al deporte (Artículo 65);

Sección IV de los derechos colectivos y del medio ambiente:


-Derechos colectivos y difusos (Artículo 66);
-Protección del medio ambiente (Artículo 67);

*Capítulo II de las garantías a los derechos fundamentales:


-Garantías de los derechos fundamentales (Artículo 68);
-Tutela judicial efectiva y debido proceso (Artículo 69);
-Hábeas data (Artículo 70);
-Acción de hábeas corpus (Artículo 71);
-Acción de amparo (Artículo 72);
-Nulidad de los actos que subviertan el orden constitucional (Artículo 73);
Adicionalmente a los Derechos Fundamentales, también existen los deberes
fundamentales (Art. 75). Los cueles nos dice, que: “Los derechos fundamentales
reconocidos en esta Constitución determinan la existencia de un orden de
responsabilidad jurídica y moral, que obliga la conducta del hombre y la mujer en

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sociedad. En consecuencia, se declaran como deberes fundamentales de las personas
los siguientes:
1) Acatar y cumplir la Constitución y las leyes, respetar y obedecer las autoridades
establecidas por ellas;
2) Votar, siempre que se esté en capacidad legal para hacerlo;
3) Prestar los servicios civiles y militares que la Patria requiera para su defensa y
conservación, de conformidad con lo establecido por la ley;
4) Prestar servicios para el desarrollo, exigible a los dominicanos y dominicanas de
edades comprendidas entre los dieciséis y veintiún años. Estos servicios podrán ser
prestados voluntariamente por los mayores de veintiún años. La ley reglamentará
estos servicios;
5) Abstenerse de realizar todo acto perjudicial a la estabilidad, independencia o
soberanía de la República Dominicana;
6) Tributar, de acuerdo con la ley y en proporción a su capacidad contributiva, para
financiar los gastos e inversiones públicas. Es deber fundamental del Estado
garantizar la racionalidad del gasto público y la promoción de una administración
pública eficiente;

¿Quién garantiza los Derechos Fundamentales en la República Dominicana? La


Constitución anterior, de la República Dominicana, del 2010 como resultado de un
proceso constituyente participativo y democrático. Esta expresión de la articulación de
un amplio consenso nacional permitió la reconfiguración del Estado dominicano, que
pasó de un Estado liberal de derecho a un Estado social y democrático de derecho. Es
en su artículo 8, de esta Carta Magna que establece que “Es función esencial del
Estado la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad
y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria,
equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social,
compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos y
todas”. Más adelante, en su artículo 184 acerca del Tribunal Constitucional, establece

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que “Habrá un Tribunal Constitucional para garantizar la supremacía de la
Constitución, la defensa del orden constitucional y la protección de los derechos
fundamentales. Sus decisiones son definitivas e irrevocables y constituyen
precedentes vinculantes para los poderes públicos y todos los órganos del Estado.
Gozará de autonomía administrativa y presupuestaria”.

Esta alta corte fue provista de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y de los
Procedimientos Constitucionales núm. 137-11, promulgada en fecha 13 de junio de
2011, y modificada por la Ley núm. 145-11. De acuerdo a lo establecido en el artículo
primero de esta ley sobre la naturaleza y autonomía del TC, “El Tribunal Constitucional
es el órgano supremo de interpretación y control de la constitucionalidad. Es autónomo
de los poderes públicos y los demás órganos del Estado”. En esta instancia judicial se
trabaja la Justicia Constitucional, definida por el artículo 5 de la mencionada ley como “
(...) la potestad del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial de pronunciarse en
materia constitucional en los asuntos de su competencia. Se realiza mediante
procesos y procedimientos jurisdiccionales que tienen como objetivo sancionar las
infracciones constitucionales para garantizar la supremacía, integridad, eficacia y
defensa del orden constitucional, su adecuada interpretación y la protección efectiva
de los derechos fundamentales”.

De ahí, que el Tribunal Constitucional, use el control de constitucionalidad, como


mecanismo jurídico por el cual, se busca asegurar el cumplimiento de la norma
constitucionales, a través de un procedimiento de revisión de la normas ordinarias, y
en caso de contradicción con la constitución se procede a la invalidación de las
normas de rango inferior que no hayan sido hechas en conformidad con aquella.
1.5 Diferencias entre la Constitución de Italia Y la Constitución de República
Dominicana.
Referendo. En la República Dominicana, esta como expuesto como relleno o letra
muerta en nuestra constitución. Ya que, este término es usado en 6 artículos para al

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final terminar diciendo al referendo aprobatorio, por excepción, no son aplicables a la
presente reforma constitucional.
Decidir sobre los asuntos que se les propongan mediante referendo”. Más bien, lo usa
como mecanismos directos de participación local. En el art. 203, de la misma
constitución, nos hablan de: Referendo, plebiscitos e iniciativa normativa municipal. En
donde la Ley Orgánica de la Administración Local establecerá los ámbitos, requisitos y
condiciones para el ejercicio del referendo, plebiscito y la iniciativa normativa
municipales con el fin de fortalecer el desarrollo de la democracia y la gestión local.

Pero si vemos el título X del sistema electoral capítulo I, en los casos de las asambleas
electorales (Art. 208). Nos habla que para el Ejercicio del sufragio. Este es un derecho
y un deber de ciudadanas y ciudadanos el ejercicio del sufragio para elegir a las
autoridades de gobierno y para participar en referendos. El voto es personal, libre,
directo y secreto. Nadie puede ser obligado o coaccionado, bajo ningún pretexto, en el
ejercicio de su derecho al sufragio ni a revelar su voto.
Asambleas electorales), En los casos de convocatoria extraordinaria y referendo, las
asambleas electorales se reunirán a más tardar setenta días después de la publicación
de la ley de convocatoria. No podrán coincidir las elecciones de autoridades con la
celebración de referendo”.
Referendos, nos encontramos que las consultas populares mediante referendo estarán
reguladas por una ley que determinará todo lo relativo a su celebración, con arreglo a
las siguientes condiciones:
1) No podrán tratar sobre aprobación ni revocación de mandato de ninguna autoridad
electa o designada;
2) Requerirán de previa aprobación congresual con el voto de las dos terceras partes
de los presentes en cada cámara.
Referendo aprobatorio). Cuando la reforma verse sobre derechos, garantías
fundamentales y deberes, el ordenamiento territorial y municipal, el régimen de
nacionalidad, ciudadanía y extranjería, el régimen de la moneda, y sobre los

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procedimientos de reforma instituidos en esta Constitución, requerirá de la ratificación
de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas con derecho electoral, en referendo
aprobatorio convocado al efecto por la Junta Central Electoral, una vez votada y
aprobada por la Asamblea Nacional Revisora. Solo la Junta Central Electoral someterá
a referendo las reformas dentro de los sesenta días siguientes a su recepción formal.
Para la aprobación de las reformas a la Constitución por vía de referendo requiere de
más de la mitad de los votos de los sufragantes y que el número de éstos exceda del
treinta por ciento (30%) del total de ciudadanos y ciudadanas que integren el Registro
Electoral, sumados los votantes que se expresen por “SÍ” o por “NO”. Es por tanto, que
si el resultado del referendo fuere afirmativo, la reforma será proclamada y publicada
íntegramente con los textos reformados por la Asamblea Nacional Revisora.
Décima, del capítulo II de las disposiciones transitorias. Donde nos dicen: “Las
disposiciones contenidas en el artículo 272 relativas al referendo aprobatorio, por
excepción, no son aplicables a la presente reforma constitucional”. Es por tanto, que
su uso es muy limitativo, por lo anteriormente expresado.
Mientras que en el caso de la República Italiana, el uso del referendo, la forma de
hacer cambios del pueblo al estado italiano. Especialmente modificaciones
constitucionales. El referéndum nacional lo regula el artículo 138 de la Constitución,
que se ocupa de la revisión constitucional. La Constitución italiana puede ser
modificada por una ley de revisión constitucional aprobada por ambas Cámaras, con
una doble votación en cada Cámara, y con al menos la mayoría absoluta de los votos
de los miembros de una de las Cámaras en la segunda votación. Tras la segunda
votación, la ley constitucional debe ser publicada en la Gazzetta Ufficiale. La finalidad
del referéndum es, por un lado, la de suspender la eficacia de la votación
parlamentaria puesto que, cuando se solicita el referéndum, la ley constitucional
aprobada dos veces por cada una de las Cámaras no puede ser promulgada hasta
que el referéndum no se haya celebrado. Si el resultado del referéndum es favorable a
la reforma constitucional, el referéndum tiene naturaleza confirmativa de la votación
parlamentaria.

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Por tanto, el referéndum constitucional, a diferencia del referéndum legislativo del
artículo 75, no es un procedimiento de decisión independiente que permita a los
electores modificar la Constitución, sino una forma de control popular sobre la decisión
parlamentaria de modificar la Constitución. En otras palabras, es una etapa del
procedimiento de revisión constitucional. La solicitud de referéndum constitucional está
sometida también, como la del referéndum derogatorio, al control de la Oficina Central
para el Referéndum, que debe verificar la existencia del número de firmas de electores
o de las decisiones de los Consejos regionales o de los miembros de las minorías
parlamentarias. En el referéndum constitucional no está previsto, sin embargo, el
control de admisibilidad por parte de la Corte constitucional. La razón de la falta de
esta segunda fase de control reside en el hecho de que, por un lado, no se prevén
causas de inadmisibilidad del referéndum constitucional y, por otro, que no se plantea
el problema de controlar la formulación de la pregunta refrendaría en la medida en que
el objeto del referéndum es sólo y exclusivamente la ley de revisión constitucional
aprobada por el Parlamento (no siendo posible, conforme al artículo 138 de la
Constitución italiana, un referéndum parcial sobre la misma). Es por tanto, que
entendemos útil desarrollar el concepto de Referendo o Referéndum, el cual será
definido y explicado detalladamente en el siguiente acápite de este análisis.

1.6 Referendo o Referéndum.


Es el mecanismo de votación y consulta ciudadana que se verifica regularmente y que
es objeto de disciplina constitucional en torno a la aprobación o rechazo referente a la
creación, modificación, derogación o abrogación de leyes. La figura permite que el
elector comparta de manera complementaria la facultad legislativa del Congreso para
dar mayor legitimidad a las prácticas legislativas. Se considera el principal instrumento
de democracia directa ya que la ciudadanía participa en el proceso decisional en el
ámbito legislativo.

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Un referendo o referéndum es un procedimiento jurídico por el que se somete al voto
popular, leyes o actos administrativos para su ratificación. Es el mecanismo
de democracia directa por antonomasia y en la actualidad también complementa el
régimen de democracia participativa, potenciando la intervención directa del cuerpo
electoral. Se trata de un procedimiento para tomar decisiones por el cual los
ciudadanos ejercen el derecho de sufragio para decidir acerca de una decisión de
resolución mediante la expresión de su acuerdo o desacuerdo. Para llegar al acuerdo
tiene que haber la mayoría absoluta entre los votos.

1.6.1 origen del referendo o referéndum.


El concepto de referéndum, bajo cualquier nombre, no se hizo necesario en el
lenguaje político hasta la aparición de las modernas constituciones. Su verdadero
nacimiento tuvo lugar en el transcurso de la Revolución francesa, antes de que
existiese la democracia tal y como hoy pensamos en ella, y dio lugar a una práctica
que se extendió por igual tanto en futuras democracias como en dictaduras: las
consultas convocadas por el gobierno. Su segundo nacimiento fue algo posterior:
consistió en la reinvención del autogobierno local y del pacto entre comunidades en
Suiza, como parte de un proceso de reforma democrática. Aquí germinó el derecho
de los ciudadanos a ser consultados sobre cualquier ley, e incluso el de iniciar la
aprobación de una ley. Las consultas de arriba abajo y los instrumentos de
democracia directa, de abajo hacia arriba, tuvieron historias muy distintas. En los
Estados Unidos la idea antifederalista quedó arrinconada, pero la experiencia
americana influyó en Francia y, a través de ella, en Suiza, desde donde la semilla
regresó a finales del siglo XIX pero ya no a Nueva Inglaterra, sino al oeste del
Misisipi.

La relación entre lo que llamamos referéndum y lo que llamamos democracia no es


sencilla. En sus orígenes, además, las palabras significaban otra cosa. A finales
del siglo XVIII la democracia era un término técnico para referirse a los raros

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lugares en los que los ciudadanos tenían el derecho de administrar sus asuntos a
través de una asamblea. Los autores de la Enciclopedia (1751-1765) admitían que,
tomado al pie de la letra, el concepto solo encajaba bien en San Marino, “una roca
pelada que nadie quiere, gobernada por quinientos campesinos”.

Ginebra les parecía el ejemplo más cumplido, pasando con naturalidad sobre sus
clases hereditarias, que muy pocos tuvieran derecho a participar en la Asamblea y
que aún menos, los ciudadanos puros, pudiesen ostentar cargos públicos. Aparte
de los intelectuales, nadie usaba la palabra y nadie era todavía demócrata, sino
patriota, jacobino, whig o lo que correspondiese. La palabra referéndum no
empieza a tener el significado que hoy le damos hasta la década de 1870. Proviene
de un latino del lenguaje jurídico que se empleaba en Suiza cuando las decisiones
colectivas se remitían de nuevo a los cantones por parte de sus delegados. En
la Gaceta de Madrid del 17/08/1810 puede leerse una crónica firmada en Berna
sobre la Dieta que se había celebrado poco antes. En un cierto punto los
delegados intentaban acordar un sistema general para los “peazgos” en todos los
cantones, “pero a causa de la variedad de instrucciones no se ha admitido más
que ad referendum ed instruendum para el año que viene”. Es la ocurrencia más
antigua que aparece en Google Books.

El nuevo uso de la palabra lo introdujo el llamado Movimiento Democrático en la


década de los sesenta, por analogía, para designar al reciente derecho de los
ciudadanos a que se les consultase sobre una ley si lo pedían. Posiblemente lo
escogieron porque resonaba gratamente en la tradición de libertad de los cantones,
o tal vez fue un accidente.

Solo el idioma alemán de Suiza lo ha adoptado, y solo para uno de los tipos de
“votaciones populares”, los que se refieren a leyes ya aprobadas por el parlamento.
En Alemania y en Austria los textos legales hablan de votaciones populares, sin

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más, que es como se llamaron siempre. Sin embargo, el término prendió en
francés y en inglés, y voló a Estados Unidos y a la fama mundial.

1.6.2. Clase de referéndum, según su tipo o forma.


Se pueden encontrar diferentes clasificaciones. Una clasificación no excluye la otra, se
pueden dar diferentes combinaciones.
1) por sus efectos puede ser constitutivo, modificativo o abrogativo, es decir,
constituyente (para aprobar una constitución) o constitucional (para modificar la Carta
magna);
2) por su naturaleza jurídica es obligatorio o facultativo; y
3) por su origen es popular, gubernativo o presidencial, parlamentario, estatal y
regional

Según el objeto:
 Referendo constitucional: si el objeto es tema relacionado con una constitución.
 Referendo legal: Si el objeto está relacionado con una ley.
 Referendo revocatorio: Si el objeto es revocar un mandato de elección popular.
 Referendo de independencia: Si el objeto es la declaración de independencia.

Según el fundamento:
 Referéndum obligatorio o preceptivo: Si el fundamento de su celebración es la
exigencia propia del ordenamiento.
 Referéndum facultativo: Si el fundamento es la convocatoria de un órgano concreto.
En caso de ser además consultivo la figura se aproximaría al concepto de plebiscito.
 Referéndum decisorio: Cuando el resultado se hace efectivo y vinculante.
 Referéndum consultivo: Cuando el resultado implica únicamente la manifestación de
la voluntad general o popular de forma no vinculante. En caso de ser además
facultativo la figura se aproximaría al concepto de plebiscito.

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 Plebiscito: De plebi (la plebe, plebeyos, pueblo) y scito del latín (tener en cuenta). Es
una consulta cuyo resultado implica la manifestación de la voluntad general o popular,
de forma no vinculante, pero de carácter facultativo, para legitimar una acción política
de soberanía o transformación de un Estado. El plebiscito es utilizado para someter a
consideración del pueblo acciones o decisiones tan importantes para la sociedad,
como su independencia o forma de gobierno, antes de su ejecución. Se diferencia del
referéndum, cuyo alcance es una decisión mucho más restringida, porque se permite
al pueblo emitir su voto para aprobar o rechazar la concepción, modificación o
derogación de una normativa o ley. Uno de los ejemplos más notables de Plebiscito es
el que fue convocado el 2 de junio de 1946 para decidir la forma de gobierno del
Estado Italiano.
 Referéndum constitutivo o de ratificación: Cuando el efecto es aprobar una
disposición.

Según su carácter:
Referéndum propositivo: A través de él se podrán proponer nuevas leyes.

Referéndum abrogativo: Podrá derogar leyes vigentes de igual o menor jerarquía que
las propuestas.

Referéndum aprobativo: mediante este referéndum podrán aprobarse leyes que


lleguen al parlamento por vías participativas, como las Iniciativas Legislativas
Populares (ILP).

Según el resultado:
Referéndum vinculante: Cuando el resultado tiene validez jurídica. Puede ser
necesario que se cumpla un mínimo de participación ciudadana (quórum).

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CONCLUSIÓN

Luego de determinar y establecer las diferencias y semejanzas entre ambas


constituciones, concluimos diciendo que a luego de ver este recorrido histórico en el
que destacó el papel de la escuela de derecho italiana como pionera en el estudio y
enseñanza del derecho constitucional en Europa, y el aporte de teóricos italianos que
reconoce la supremacía de esta rama del derecho y como doctrina estrictamente
jurídica.

Es por tanto, que Italia ha ocupado y seguirá ocupando un lugar relevante en la


doctrina constitucional mundial y será referente de una disciplina liberadora del
ciudadano y limitadora del poder. Italia es el país europeo se ha caracterizado por ser
uno de los centros de producción teórica más importantes e influyentes de Europa, y
cuenta con filósofos, politólogos y juristas de gran renombre que trascienden los
ámbitos estrictos del derecho constitucional. Sobre todo en especial atención a la
Constitución italiana de 1948, la primera que traduce el concepto de Estado Social
Democrático y de Derecho y cuyo texto sitúa la Carta Magna en la cúspide del
ordenamiento jurídico, creando mecanismos para su defensa y la creación de la Corte

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Constitucional italiana, características que han sido de influencia para la Constitución
dominicana.

De ahí que, la participación ideológica plural de facciones liberales, católicas,


comunistas y socialistas en dicho proyecto constitucional, a pesar de las cuales primó
un sentido de sabiduría política y responsabilidad. Se pueden citar además los
aportes de destacados autores italianos a la doctrina del derecho procesal
constitucional y otros conceptos como el neoconstitucionalismo. Esto se nota, ya que,
las relaciones diplomáticas entre ambos países, datan de aproximadamente de 120
años. Dada esta gran importancia del intercambio intelectual entre estos países,
actualmente se trabaja en el establecimiento de un acuerdo institucional entre los
tribunales constitucionales de Italia y República Dominicana.
REFERENCIAS BIOGRÁFICAS

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Tecnos, Madrid.
 Constitución Dominicana, Votada y Proclamada por la Asamblea Nacional en
fecha trece (13) de junio de 2015, Gaceta Oficial No. 10805 del 10 de julio de
2015
 Kelsen, Hans. (1979). Teoría General del Estado, trad. Legaz Lacamba, Luis,
Ed. Porrúa, México.
 Jorge Prats. Eduardo (2014), Manual de Derecho Constitucional. Cuarta edición,
Santo Domingo. Editorial Trajano Potentini.
 Lacomba, Joan. (2001). Teorías y prácticas de la Constitución. Relatos y
Proyectos. Santo Domingo, D.N. Disesa, 6ta edición.
 http://www.opd.org.do/index.php/analisis-poder-legislativo/710-antecedentes-y-
contexto-previo-de-la-primera-constitucion-de-la-republica-dominicana
 https://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_dominicana_de_1844
 https://www.constituteproject.org/constitution/Italy_2020.pdf?lang=es
49
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 https://ensegundos.do/2013/11/06/historia-de-la-constitucion-dominicana/
 http://www.ces.es/TRESMED/docum/ita-cttn-esp.pdf
 https://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_de_la_Rep
%C3%BAblica_Italiana
 http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-
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 http://wwwext.comune.fi.it/costituzione/spagnolo.pdf
 https://presidencia.gob.do/sites/default/files/statics/transparencia/base-legal/
Constitucion-de-la-Republica-Dominicana-2015-actualizada.pdf
 https://www.wipo.int/edocs/lexdocs/laws/es/do/do070es.pdf
 https://www.dominicana.gob.do/index.php/pais/2014-12-16-20-52-13

ANEXOS:

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