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Informe

Corte de apelaciones de Temuco

Consideramos que la acción realizada por carabineros es de carácter legítimo,


cumpliendo con los respectivos protocolos, dando previo aviso para que los
manifestantes se retiraran del lugar a lo cual se negaron, en cuanto a las armas que
portaban los civiles en la vía pública, se constituye un delito flagrante
específicamente el porte ilegal de armas tipificado en el artículo 288 Bis del código
penal “El que portare armas cortantes o punzantes en recintos de expendio de
bebidas alcohólicas que deban consumirse en el mismo local, sufrirá la pena de
presidio menor en su grado mínimo o multa de 1 a 4 UTM.
Igual sanción se aplicará al que en espectáculos públicos, en establecimientos de
enseñanza o en vías o espacios públicos en áreas urbanas porte dichas armas,
cuando no pueda justificar razonablemente su porte”.
Cabe agregar que la manifestación no estaba autorizada previamente infringiendo
así con las disposiciones legales del el Decreto Supremo N° 1.086, otorgándole la
facultad a las fuerzas de orden y seguridad pública para impedir la realización de la
reunión, motivos más que suficientes para que Carabineros amparados por la ley,
aplicará el uso legítimo de la fuerza para disolver dicha manifestación.

En cuanto a la garantía constitucional del art 19 N°6 es decir “La libertad de


conciencia…”. Consideramos que esta garantía es de las más importantes dentro de
un Estado, ya que lo legitima ¿Porque cuál sería la legitimidad de un Estado que no
asegura el contenido esencial y básico de la personalidad humana? Para seguir con
nuestro análisis debemos entender que el respeto a la libertad de conciencia
supone, entonces, el reconocimiento de la facultad de las personas para buscar la
verdad, manifestar o exteriorizar sus ideas, lo que remite a la libertad de expresión y
la libertad de reunión; O en otras palabras “el contenido específico de la libertad de
ideología se manifiesta al exterior en una actuación, acorde con las propias
creencias, de carácter verbal, práctico o político, que inevitablemente supone el
ejercicio simultáneo de la libertad de expresión y, en su caso, de las libertades de
enseñanza o de asociación, o un ejercicio de la misma que se desarrolla durante
una reunión o manifestación pública” (Spín, 2003).
Por tanto, en los hechos alegados por la parte recurrente, no encontramos una
vulneración al derecho de libertad de conciencia, toda vez que no se disuelve la
manifestación porque están exteriorizando sus ideas, sino como se ha planteado en
líneas anteriores, se hace por el porte ilegal de armas del artículo 288 Bis del
Código Penal.
Además, la parte recurrente hace referencia a que Carabineros de Chile coartó sus
derechos del artículo 19 N°12 y 19 N°13, que, para nosotros y para parte de la
jurisprudencia se complementan para darle una real participación en la vida
democrática a la persona en el Estado. Y entendemos que dentro del contenido de
la libertad de expresión (artículo 19 N°12) se comprenden las declaraciones de
hechos y también de meras opiniones, sean fundadas o no. Y sabemos que su
protección no solo alcanza al contenido de lo expresado, sino también a la forma;
las personas pueden libremente escoger los medios, el lugar y circunstancias para
emitir su opinión.
Sin embargo, lo antes dicho, este derecho admite limitaciones. Así, el inciso primero
del Nº12 del artículo 19 de la Constitución reconoce el derecho a ejercerla “sin
perjuicio de responder de los delitos y abusos que se cometan en el ejercicio de
estas libertades, en conformidad a la ley…”. Entonces nos encontramos que la
libertad de expresión no protege la comisión de delitos o el ejercicio abusivo de la
misma. Y volvemos a encontrarnos con que las personas que fueron repelidas por
Carabineros de Chile, fue por la negativa a disolver la manifestación, petición
realizada por Carabineros de Chile ya que no se contaba con el debido permiso
para realizar tal manifestación, además del porte ilegal de armas del artículo 288 Bis
del Código Penal.
Y para reafirmar nuestra postura frente a la complementación de los artículos 19
N°12 y 19 N°13 debemos plantear que el derecho de reunión (artículo 19 N°13) es
el que resguarda la facultad de los individuos para juntarse en forma estable con el
propósito de promover ciertos ideales que comparten. Y así, si no existiera la
libertad de expresión (artículo 19 N°12) para compartir, adherir y formular tales
ideales, el derecho de reunión perdería su razón de ser.
También la parte recurrente hace referencia a que se ve afectado su derecho de
propiedad del artículo 19N°24, es decir su “derecho de propiedad en diversas
especies sobre toda clase de bienes corporales o incorporales”. La parte recurrente
indica que ellos tienen la titularidad de sus derechos fundamentales anteriormente
alegados, y que de esta manera al vulnerar alguno de esos derechos distintos del
dominio, se les estaría vulnerando el derecho de dominio sobre aquellos.
Frente a este punto nosotros no podemos sino entender que cuando el art. 19Nº 24
establece la protección constitucional del derecho de propiedad sobre toda clase de
bienes incorporales no puede estar diciendo que garantiza el efectivo cumplimiento
de las prestaciones que representa el derecho, por cuanto ello no es posible en
atención a las características propias de estos, muy por el contrario, desde una
perspectiva subjetiva, siguiendo al profesor Enrique Barros, lo que se ampara es la
titularidad del derecho (tesis asumida por el Tribunal Constitucional); a lo cual
debemos agregar que desde una perspectiva objetiva lo que se resguarda es la
existencia de amparo a dicha titularidad, esto es, la existencia de la institución de la
propiedad privada sobre bienes incorporales entendida como el régimen jurídico que
permita resguardar la titularidad de dichos derechos.
Por tanto, siguiendo el inciso segundo del art 19N°24, este indica que solo la ley
puede establecer las limitaciones. Y uno de los motivos que señala para limitar el
dominio es la seguridad nacional. Y como se ha señalado, estas personas en los
hechos de la manifestación cometian porte ilegal de armas del artículo 288Bis del
Código Penal en un bien nacional de uso público(plaza) poniendo en peligro la
seguridad.
Entendemos que una reunión pacífica “es aquella cuyos promotores incluyen
comportamientos violentos en su transcurso, garantizando a través de la
organización correspondiente un desarrollo en paz de la misma, de modo que
durante su celebración no se va a instigar a la comisión de un delito o de
desórdenes ni tolerarse su realización” (Massó, 2015), Es una definición que escapa
de los antecedentes presentados en el caso, sumado a lo que se deduce en el
artículo 19°n 3 de las expresiones “reuniones públicas” (realizadas en plazas calles
y demás lugares de uso público) se someterán a las “disposiciones generales de
policía”, en base al porte de armas y a la poca cooperación con la paz por parte de
los recurrentes; su actuar contradice con lo manifestado sobre el derecho a reunión
en en el ya mencionado artículo 19 N°13, descartando inmediatamente el carácter
pacífico que debe tener una reunión propiamente tal, la Convención Americana tiene
una regulación similar, al establecer en su numeral 15“Se reconoce el derecho de
reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las
restricciones previstas por la ley, que sean necesarias en una sociedad democrática,
en interés de la seguridad nacional, de la seguridad o del orden público, o para
proteger la salud o la moral públicas o los derechos o libertades de los demás”. Es
decir, que el ejercicio del Derecho fundamental queda sujeto a la regulación nacional
considerando las medidas necesarias para lograr la seguridad de la nación y el
orden público. Consideramos la importancia jerárquica de estas normativas y
sostenemos que el actuar pertinente de los manifestantes en contra de los
funcionarios encargados del resguardo del orden público en conjunto con la
desobediencia a la no autorización de la marcha ameritan el actuar por la fuerza,
dejando nula la posibilidad de transgresión de un Derecho Fundamental.

Teniendo en consideración la respuesta negativa de los manifestantes en contra de


Carabineros, se considera válido el uso de instrumentos de disuasión, pues al estar
revestidos de la potestad coercitiva del Estado y siendo a la vez encargados del
orden Público es factible hacer ejercicio de dicha atribución, toda vez que sus
actuaciones sean realizadas dentro del marco legal. El uso de la fuerza pública en la
manifestación encuentra su respaldo en el Protocolo Para el Mantenimiento de
Orden Público; texto legal que contiene normas respecto a los procedimientos que
efectúa Carabineros, en particular respecto del restablecimiento del orden público,
que, en el punto de Dispersión de manifestaciones no autorizadas señala “Se
utilizarán carros lanza agua con la finalidad de disminuir la resistencia de los
manifestantes al permitir el ingreso del personal que detendrá a las personas
identificadas como contraventores de la ley”1

En consecuencia, a lo manifestado anteriormente, es que avalamos el actuar de


Carabineros, dado que, en vista del análisis de los antecedentes del caso, su actuar
fue realizado en forma legítima, acorde al actuar de oposición de los presentes en la
marcha, sin incurrir en vulneraciones de Derechos Fundamentales.

No parece procedente el fundamento de que se transgrede la integridad psíquica del


artículo 19 n°1 inciso 2, ya que, si bien existió una ocupación de elementos
disuasivos, desde el punto de la psiquis no causa un mayor daño que la provocación

1
Protocolo Para el Mantenimiento Del Orden Público (2014)
de un estado de alerta, lo cual no es lo suficientemente grave para provocar una
perturbación, daño o amenaza para la integridad psíquica.

Al contrario, se está frente a un proceder dentro de la regulación legal y cumpliendo


con los estándares que rigen a la institución, esto se fundamenta en la ilicitud de la
marcha, utilizando como primer recurso el diálogo. Carabineros procede de acuerdo
al protocolo de marchas ilícitas violentas, pues se desacata la instrucción del cuerpo
policial sobre las instrucciones de advertencias contempladas en la etapa de
disuasión de dicho protocolo, y al ser ignoradas, se procede al actuar por la fuerza
que encuentra su respaldo en la etapa de despeje: si no deponen su actitud, el Jefe
de Servicio o Dispositivo hará uso diferenciado y gradual de la fuerza2, esto fue
realizado por el método de dispersión utilizando el carro lanza aguas.

En base a lo planteado anteriormente, la actuación de la institución fue totalmente


justificada por los procedimientos establecidos para el mantenimiento del orden
público, ya que carabineros no tenía otra opción que hacer uso de sus facultades
con el fin de mantener la situación en orden.

Recalcamos que no es posible fundar un actuar ilegítimo o desmedido por parte de


la institución al momento de la disolución de la marcha no autorizada, cuyos
manifestantes al momento de ser advertidos, insistieron en ejercer su derecho de
manifestación, es decir, siguieron en actitud de rebeldía, aunque esta vez de
manera violenta, lo que llevó a la comisión de determinados ilícitos por parte de los
recurrentes rehusandose completamente a los esfuerzos de disuasión por parte de
los recurridos.

¿Carabineros al ser funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, podrán hacer


uso de la fuerza de forma gradual y proporcional en aquellos casos en que se obre
en legítima defensa, esto es, para proteger la integridad de terceras personas o la
suya, toda vez que tienen bajo su cargo hacer cumplir la ley, así lo contempla el
protocolo que rige la institución?

Respecto a lo expuesto por el recurso de apelación en el cual se señala que


carabineros no empleo medios anteriores al uso de la fuerza, cabe mencionar que
se hizo uso de la legítima defensa establecido en la “circular 1832” que regula el uso
de la fuerza, por parte de los funcionarios, ya que al haber un grupo considerable de
personas armadas en una plaza, lugar público que está destinado para el descanso,

2
Circular 1832 (2019) “Uso de la fuerza”
recreación y realización de múltiples actividades al servicio de la comunidad, fue
uno de los motivos que justificó la fuerza empleada, ejercida con el fin de proteger
y evitar daños tanto para los terceros como los funcionarios policiales que se
encontraban en el lugar.

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