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FACULTAD DE DERECHO
MATERIA:
MAESTRA
ALUMNO
SEMESTRE
Sexto Semestre
TRABAJO
El estudiante analizará las partes esenciales del juicio de amparo tales como los
principios que lo rigen, los supuestos de procedencia, substanciación y requisitos
para el otorgamiento de la suspensión. Asimismo, será capaz de aplicar dicho
conocimiento en la elaboración de demandas de amparo para la debida defensa
de los derechos tutelados en la Constitución.
Elige 2 y elabóralos
Juan Pérez Pérez mexicano, mayor de edad, señalando con domicilio para recibir
notificaciones y documentos en el ubicado en calle de Ignacio Allende, número 54-
A en la Colonia Bosques, Saltillo, Coahuila, C.P. 25010 y correo electrónico Juan-
75@gmail.com actuando por propio derecho con facultades para interponer los
recursos que procedan, ofrecer y rendir pruebas, alegar en las audiencias, solicitar
su suspensión o diferimiento y realizar cualquier acto que resulte ser necesario
para mi propia defensa.
Justificación: Los artículos 5o. y 123 de la Constitución General; así como los
diversos 2o., 3o., 5o., 6o., 18, 33, 72, 84, 87 y 89 de la Ley Federal del Trabajo,
establecen la protección de diversos derechos laborales a favor de los
trabajadores y que, en caso de duda, prevalecerá la interpretación más favorable a
aquél. Por tanto, si se atiende a la literalidad de los mencionados artículos, así
como al principio a favor de los trabajadores, del pago de los derechos laborales
que derivan del vínculo laboral que subyace en ellos, es válido concluir que la
indemnización prevista en los artículos 50 de la Ley Federal del Trabajo y 10 de la
Ley del Servicio Profesional de Carrera en la Administración Pública Federal,
incluyendo su pago proporcional, constituyen derechos laborales, y derivan de una
consecuencia procesal impuesta a la parte patronal, por haber despedido
injustificadamente a los trabajadores.
Criterios contendientes:
IX. DERECHO
Al presente juicio de amparo no le es aplicable la improcedencia y sobreseimiento
a que se refieren los artículos 103, 107 constitucionales, 5 fracción I, 61 fracción IX
de la Ley de Amparo, en atención a que la improcedencia es relativa únicamente
rige respecto de los que fueron parte en el juicio de amparo promovido por la
suscrita y, por tanto, no le es aplicable esa causa de improcedencia y de
sobreseimiento.
PETITORIOS
JUANA PÉREZ PÉREZ, por derecho propio, señalando como domicilio para oír y
recibir toda clase de notificaciones el ubicado en Sauce #12, Colonia Centro,
Saltillo, Coah., C.P. 25010 y autorizando para oír y recibir notificaciones en los
términos amplios del artículo 12 de Ley de Amparo al señor Licenciado en
Derecho Luis Fernando García Muñoz, con cédula profesional expedida por la
Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública número
434322, y al señor Licenciado en Derecho Jesús Roberto Robles Maloof, con
cédula profesional expedida por tal Dirección General número 3184380,
respetuosamente comparezco y expongo:
Que por medio del presente escrito, vengo en tiempo y forma a demandar el
AMPARO Y LA PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA DE LA UNIÓN, en contra de:
El Pacto de San José es uno de los instrumentos más claros respecto de esta
cuestión, porque contrapone expresamente el mecanismo de la censura previa a
la regla según la cual el ejercicio de la libre expresión y de la libertad de imprenta
sólo puede ser sometida a responsabilidades ulteriores. La prohibición de la
censura, en otras palabras, no significa que la libertad de expresión no tenga
límites, o que el legislador no esté legitimado para emitir ex ante, normas en
consideración a los mismos. Lo que significa e implica es que estos límites no
pueden hacerse valer mediante un mecanismo por el cual una autoridad excluya
sin más a un determinado mensaje del conocimiento público; los límites deben
hacerse valer a través de la atribución de responsabilidades —civiles, penales,
administrativas— posteriores. No se trata, pues, de que no se pueda regular el
modo y manera de expresión, ni que no se puedan poner reglas, incluso respecto
del contenido de los mensajes. El modo de aplicación de estos límites, sin
embargo, no puede consistir en excluir el mensaje del conocimiento público.” A
pesar de que no se advierte que la información cuyo acceso era posible a través
del nombre de dominio www.1dmx.org transgreda de forma alguna los límites al
derecho a la libertad de expresión, es claro que, de cualquier forma, los actos de
los responsables encaminados a restringir un medio de difusión como lo es
Internet, mediante el bloqueo, cancelación, eliminación, aseguramiento o 1 Corte
IDH. Serie C No. 107. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004,
párr. 109; Serie C No. 73. Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y
otros) vs. Chile. Fondo y Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de
2001, párr. 65; y Serie C No 111. Caso Ricardo Canese vs. Paraguay. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2004, párr. 78. 2 Suprema
Corte de Justicia de la Nación. Pleno. Acción de Inconstitucionalidad 29/2011.
Resuelto en la sesión de 20 de junio de 2013. secuestro de un dominio de Internet,
constituye una medida de censura previa prohibida por la Constitución y la CADH
pues se excluyen los mensajes del conocimiento público. Asimismo, debe
destacarse de manera especial la contravención flagrante de lo establecido en el
segundo párrafo in fine del artículo 7º constitucional, pues al ordenarse el
aseguramiento del dominio de Internet respecto del cual poseo un derecho
exclusivo de uso, fue efectivamente secuestrado un bien utilizado para la difusión
de información.
Novena Época
Instancia: Pleno Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta IV, Julio
de 1996
Página: 5
Tesis: P./J.40/96
ACTOS PRIVATIVOS Y ACTOS DE MOLESTIA. ORIGEN Y EFECTOS DE LA
DISTINCIÓN.
El artículo 14 constitucional establece, en su segundo párrafo, que nadie podrá ser
privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos,
sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el
que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las
leyes expedidas con anterioridad al hecho; en tanto, el artículo 16 de ese mismo
Ordenamiento Supremo determina, en su primer párrafo, que nadie puede ser
molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud
de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa
legal del procedimiento. Por consiguiente, la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos distingue y regula de manera diferente los actos privativos
respecto de los actos de molestia, pues a los primeros, que son aquellos que
producen como efecto la disminución, menoscabo o supresión definitiva de un
derecho del gobernado, los autoriza solamente a través del cumplimiento de
determinados requisitos precisados en el artículo 14, como son, la existencia de
un juicio seguido ante un tribunal previamente establecido, que cumpla con las
formalidades esenciales del procedimiento y en el que se apliquen las leyes
expedidas con anterioridad al hecho juzgado. En cambio, a los actos de molestia
que, pese a constituir afectación a la esfera jurídica del gobernado, no producen
los mismos efectos que los actos privativos, pues sólo restringen de manera
provisional o preventiva un derecho con el objeto de proteger determinados bienes
jurídicos, los autoriza, según lo dispuesto por el artículo 16, siempre y cuando
preceda mandamiento escrito girado por una autoridad con competencia legal
para ello, en donde ésta funde y motive la causa legal del procedimiento.
De esta forma se comprueba que los actos de las responsables constituyen actos
de molestia que no cumplen con los requisitos identificados pues, en primer
término, sus actos afectan e impiden el uso y goce del derecho exclusivo que
poseo sin que las responsables constituyan autoridades competentes para ello,
pues como ha sido demostrado en el concepto de violación primero, ninguna
autoridad puede llevar a cabo actos que constituyan medidas de censura previa
como las ordenadas y ejecutadas por las responsables. En segundo lugar, las
responsables han restringido el derecho exclusivo de uso que poseo respecto del
nombre de dominio de Internet www.1dmx.org, sin fundar y motivar sus actos a
través de un mandamiento escrito que haya sido puesto a mi disposición y sin
respetar las formalidades del debido proceso, afectándose así mi derecho a la
propiedad, al debido proceso y de acceso a un recurso adecuado y efectivo, en
tanto la ausencia de notificación de la causa legal que motiva la afectación a mi
derecho exclusivo de uso tiene como efecto la limitación de mis posibilidades de
defensa ante las instancias administrativas y jurisdiccionales correspondientes.
MARIO PÉREZ LÓPEZ, representante común de los quejosos, carácter que tengo
reconocido en los autos del expediente en que se actúa, con el debido respeto
comparezco para exponer: Con fundamento en los artículos 97, fracción I, inciso
a), 98, 99, 100 y demás relativos de la Ley de Amparo, ocurro, en tiempo y forma,
a promover
RECURSO DE QUEJA
en contra del acuerdo de fecha 7 de febrero del año en curso, por el que el Juez
A-quo desecha de plano la demanda de amparo promovida por los quejosos en
contra la omisión de los congresos locales señalados en el escrito inicial de
demanda, de prever en sus Presupuestos de Egresos para el año 2018, las
partidas presupuestales necesarias para el funcionamiento de sus SLA, tal como
lo ordenan los artículos 113 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, 36 y demás relativos de la LEY GENERAL DEL SISTEMA NACIONAL
ANTICORRUPCIÓN.
CONSIDERACIONES PREVIAS
El presente RECURSO DE QUEJA se promueve en contra del acuerdo de fecha 7
de febrero del año en curso, por el que el Juez A-quo desechó de plano la
demanda de amparo promovida por los quejosos con fecha de 2 de febrero de
2018. La demanda en comento, se promovió en contra de la omisión de los
congresos locales señalados como autoridades responsables, de prever en sus
Presupuestos de Egresos para el año 2018, las partidas presupuestales
necesarias para el funcionamiento de sus Sistemas Locales Anticorrupción, tal
como lo ordenan los artículos 113 de la Constitución Política De Los Estados
Unidos Mexicanos, 36 y demás relativos de la Ley General del Sistema Nacional
Anticorrupción, así como sus propias leyes locales que regulan los Sistemas
Locales Anticorrupción. En este sentido, la obligación de las autoridades locales
de prever los recursos necesarios para establecer sus Sistemas Locales
Anticorrupción no es discrecional, se trata de un mandato constitucional que no
fue observado por las autoridades responsables en sus Presupuestos de Egresos
para el año 2018. No obstante, el Juez A quo, al desechar la demanda promovida
por los quejosos, desconoció lo siguiente:
• Que los quejosos acuden al amparo aduciendo un interés legítimo, en tanto
resintieron un agravio en su esfera jurídica entendida en sentido amplio, derivado
de una situación especial de los quejosos frente al orden jurídico, como
integrantes del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional
Anticorrupción.
• La naturaleza de los derechos humanos que se consideran violados por parte de
las autoridades responsables en su calidad de derechos sociales, económicos y
culturales. Las omisiones antes referidas y que fueron planteadas en el escrito de
la Demanda de amparo, violan los siguientes derechos humanos:
3. Los Estados deben adoptar medidas para eliminar los obstáculos al desarrollo
resultantes de la inobservancia de los derechos civiles y políticos, así como de los
derechos económicos, sociales y culturales.
En estos términos se establece en la tesis 1a./J. 108/2017 (10a.) [registro 2015684]: “el
derecho a un desarrollo integral [está] reconocido por los artículos 33, 34 y 45 de la Carta
de la Organización de los Estados Americanos, en relación con el diverso 26 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, pues conforme a la Carta 5 aludida, el
desarrollo es responsabilidad de cada país y debe constituir un proceso integral y
continuo para la creación de un orden económico y social justo, y que la igualdad de
oportunidades, la eliminación de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza
y del ingreso, así como la plena participación de sus pueblos en las decisiones relativas a
su propio desarrollo son, entre otros, objetivos básicos del desarrollo integral […].”
El derecho humano al desarrollo ha sido reconocido como la obligación por parte de los
Estados, de asegurar la eficacia del resto de los derechos humanos educación, desarrollo
de los pueblos, mujeres, regiones y sustentabilidad de la comunidades indígenas (artículo
2 apartado B constitucional); salud, igualdad, medio ambiente sano, cultura (en el artículo
4 constitucional); reinserción social (en el artículo 18 constitucional); desarrollo nacional y
económico (en el artículo 25 constitucional); mejoramiento de las condiciones de vida para
la población rural y urbana (en el artículo 27 constitucional); seguridad, entre otras. Siendo
que, todos estos ámbitos del derecho al desarrollo se ven directamente afectadas por una
mala administración de los recursos y por la comisión de hechos de corrupción,
atendiendo a la interdependencia que existe entre los derechos humanos. En este
sentido, el artículo 1º de la Constitución Política De Los Estados Unidos Mexicanos y los
artículos 1º y 2º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos establecen la
obligación del Estado mexicano de atender al deber de protección, respeto, garantía y de
prevención de los derechos humanos, deberes que se vinculan necesariamente con el
derecho al desarrollo al ser interdependientes. El cumplimiento del deber de protección,
respeto, garantía y de prevención de los derechos humanos es una obligación a cargo del
Estado mexicano, lo cual quedó ratificado por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en la sentencia de fecha 16 de noviembre de 2009 mediante cual resolvió el
Caso González y otras (“campo algodonero”) vs. México. [páginas 17 y siguientes del
escrito inicial de demanda]. Los instrumentos internacionales mencionados son
jurídicamente vinculantes para nuestro país, pues se configuran como un acuerdo
internacional celebrado por escrito entre Estados sin importar que tengan diferentes
denominaciones.
AGRAVIOS
ÚNICO. El acuerdo recurrido es ilegal por cuanto realiza una indebida interpretación y
aplicación en perjuicio de los quejosos, del artículo 113 de la Ley de Amparo, al
considerar que se actualiza la hipótesis del artículo 61, fracción XXIII de la misma ley, en
relación con los artículos 73 de dicho ordenamiento y 107, fracción II de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En la parte conducente del auto del 7 de febrero del año en curso, se resolvió lo siguiente:
Así, respecto del acto reclamado consistente en la omisión de diversos órganos
legislativos locales de prever en el presupuesto de egresos para el ejercicio de dos mil
dieciocho, las partidas presupuestales necesarias para el funcionamiento de los sistemas
locales anticorrupción, esencialmente conforme a lo ordenado en el artículo 113 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y el diverso 36 de la Ley General
del Sistema Nacional Anticorrupción, se advierte un motivo de improcedencia que además
reúne las diversas características exigibles para su desechamiento por ser manifiesto e
indudable, ya que de oficio se advierte que se actualiza la causa de improcedencia
prevista en el artículo 61, fracción XXIII, en relación con el 73, ambos de la Ley de
Amparo y con el artículo 107, fracción II, de la Constitución General, que establecen lo
siguiente:
Así, dicho principio impide que una hipotética concesión de la protección federal reporte
algún beneficio a la parte quejosa, en razón que no puede obligarse a las autoridades
responsables a reparar la omisión legislativa que aducen en específico, la de prever en el
presupuesto de egresos para el ejercicio de dos mil dieciocho, las partidas presupuestales
necesarias para el funcionamiento de los sistemas locales anticorrupción, esencialmente
conforme a los ordenado en el artículo 113 de la Constitución Política de los Estados
unidos Mexicanos, y el diverso 36 de la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción,
pues ello implicaría obligar a las autoridades responsables a regular en el sentido que
pretenden las quejosas, esto es, que establezcan una partida presupuestal con el fin de
dar operatividad a dichos sistemas, lo que vincularía no sólo a las autoridades señaladas
como responsables, sino a todos los gobernados y autoridades cuya actuación tuviera
relación las normas creadas, lo que resultaría apartado del principio de relatividad
enunciado.
Dicho criterio se ha sustentado en diversas ocasiones y se encuentra reflejado en la tesis
aislada 2ª . VIII/2013 (10ª ), de la Segunda
Sala de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación, visible en el Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XVII, febrero de 2013, tomo II, página
1164, cuyo rubro y texto señalan:
OMISIÓN LEGISLATIVA. ES IMPROCEDENTE EL JUICIO DE AMPARO EN SU
CONTRA, CONFORME AL ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XVIII, DE LA LEY DE LA
MATERIA, EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 107, FRACCIÓN II, PÁRRAFO
PRIMERO, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS. […]
[…]
En tales circunstancias, al actualizarse la causa de improcedencia prevista en el artículo
61, fracción XXIII, en relación con el 73, ambos de la Ley de Amparo y con el artículo 107,
fracción II, de la Constitución General, con fundamento en tales preceptos, así como en el
artículo 113 de la ley de la materia se DESECHA LA DEMANDA DE AMPARO.
Lo anterior, porque la causa de improcedencia advertida no es susceptible de superarse
con el material probatorio que se llegue a aportar al juicio, dado que su demostración se
acredita con el propio acto reclamado y con los términos de la demanda, lo anterior con el
objeto de que los promoventes tengan conocimiento desde el inicio, del resultado de la
demanda y a su vez evitar la práctica de un trámite innecesario, en atención a lo
establecido por la garantía de prontitud en la impartición de justicia prevista en el artículo
17 constitucional.
La determinación antes transcrita implica una indebida interpretación y aplicación en
perjuicio de la ahora recurrente del artículo 61, fracción XXIII de la Ley de Amparo en
relación con los artículos 73 de dicho ordenamiento y 107, fracción II de la Constitución
Federal. Contrario a lo que sostiene la A quo, en el caso que nos ocupa no se actualiza
un motivo manifiesto e indudable de improcedencia, tal como a continuación se expone:
A. El Juez A quo, al desechar la demanda promovida por los quejosos, no llevo a cabo
consideración alguna sobre el tipo de derechos humanos que se consideran violados, ni
sobre el interés con el que acudimos al juicio de amparo.
Los quejosos acudimos a este juicio de amparo por interés legítimo, de conformidad con
el artículo 113, fracción II de la Constitución Federal y el artículo 21 de la Ley General del
SNA. Dichos preceptos nos legitiman para exigir que las autoridades responsables se
ciñan a la regulación constitucional y de la LEY GENERAL DEL SNA. Se trata de un
derecho supraindividual sustantivo, cuyo cumplimiento nos atañe y concierne de
conformidad con la tesis de la Primera Sala de la SCJN 1ª/J. 38/2016 (10ª), registro
2012364.
El tema que se analiza, como ya se explicó, antes de dicha reforma constitucional existía
una posición muy consolidada en la doctrina de esta Suprema Corte en el sentido de que
el juicio amparo era improcedente cuando se impugnaban omisiones legislativas. En este
sentido, la causal de improcedencia en cuestión fue resultado de una construcción
jurisprudencial que tenía como punto de partida la interpretación de los alcances del
principio de
relatividad de las sentencias de amparo.
[…]
La necesidad de dicha reinterpretación se ha hecho especialmente patente en casos
recientes en los que esta Suprema Corte ha analizado violaciones a derechos
económicos, sociales y culturales. En este sentido, si se mantuviera una interpretación
estricta del principio de relatividad, en el sentido de que la concesión del amparo nunca
puede suponer algún tipo de beneficio respecto de terceros ajenos al juicio, en la gran
mayoría de los casos sería muy complicado proteger este tipo de derechos en el marco
del juicio de amparo, teniendo en cuenta que una de sus características más
sobresalientes es precisamente su dimensión colectiva y difusa.
En este sentido, si los derechos humanos que se estiman violados tienen una dimensión
colectiva, como sucede en el caso que nos ocupa, el juzgador está obligado a
reinterpretar el principio de relatividad de las sentencias de amparo en aras de lograr una
protección efectiva de los derechos fundamentales. De mantener una interpretación
estricta del principio de relatividad respecto de derechos colectivos se impediría su
protección a través del juicio de amparo.
Reitera la Primera Sala de la SCJN que en los casos en que ella ha analizado violaciones
a derechos humanos económicos, sociales y culturales, ha tenido que reinterpretar dicho
principio. De esta forma, si en la demanda de amparo los quejosos señalamos como
derechos humanos violados, el derecho al desarrollo, el derecho al combate a la
corrupción, entre otros, el Juez A Quo estaba obligado a reinterpretar el principio de
relatividad de las sentencias.
Por lo tanto, atendiendo a los derechos humanos que se hicieron valer en la demanda de
amparo, el Juez A quo dejó de observar el criterio establecido por la Primera Sala de la
SCJN conforme al cual debe interpretarse el principio de relatividad de las sentencias, por
lo tanto, deberá resolverse como procedente el presente juicio de amparo.
B. Por otra parte, el Juez A quo se anticipa a realizar un estudio de las omisiones
reclamadas, el cual necesariamente debe llevarse a cabo al resolver sobre el fondo del
asunto. En el acuerdo que ahora se reclama, el juez consideró que se actualizaba la
causal de improcedencia prevista en el artículo 61, fracción XXIII de la misma ley, en
relación con los artículos 73 de dicho ordenamiento y 107, fracción II de la CPEUM, esto
es:
Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se ocuparán de los
quejosos que lo hubieren solicitado, limitándose a ampararlos y protegerlos, si procediere,
en el caso especial sobre el que verse la demanda.
La Primera Sala de la SCJN ha resuelto que el juzgador, con fundamento en dicha causal,
no puede decretar de plano la improcedencia de una demanda de amparo cuando esta se
plantee bajo interés legítimo, sino que necesariamente debe realizar el estudio del fondo
del asunto, ya que de lo contrario caería “en una equivocación argumentativa en su
vertiente
de conclusión desmesurada.”
En este sentido se establece en la sentencia del amparo en revisión 551/2013, resuelto en
sesión del 14 de junio de 2017. En este caso, se planteó ante la Primera Sala la causal de
improcedencia antes referida, en relación con un juicio de amparo por interés legítimo,
llegando a las siguientes conclusiones:
37. […] A juicio de esta Primera Sala, la aludida causal no puede declararse procedente
sin antes efectuar el estudio de fondo del asunto; es decir, dado que la afectación o no al
principio de relatividad de las sentencias implica un examen de la regularidad
Constitucional de lo reclamado y, en su caso, de los posibles efectos de la concesión, no
puede decretarse de plano la improcedencia del asunto sin dicho estudio bajo pena de
caerse en un equivocación argumentativa en su vertiente de conclusión desmesurada.
38. Asimismo, el juzgador de amparo no tomó en cuenta que en la especie se reclama
una afectación común respecto de las competencias de un gremio y que, por dicha razón,
el amparo podría potencialmente restituir a dichos sujetos sin necesidad de vincular a
diversas personas; por tanto, como lo afirma la recurrente, en el caso no es suficiente
para actualizar la improcedencia del juicio la posible vinculación al público en general
(usuario del servicio público de dación de fe), pues de acuerdo a la reforma constitucional
de dos mil once, es necesario buscar mecanismos y herramientas que permitan lograr
una restitución de garantías sin contravenir los principios rectores del juicio de amparo.
Los órganos jurisdiccionales deben realizar un ejercicio exhaustivo para determinar cuáles
son las diversas vías mediante las cuales se pueda otorgar el amparo para restituir
plenamente los derechos alegados, lo que lleva aparejado lógicamente un estudio del
fondo del asunto.
39. De igual manera, tampoco puede considerarse un obstáculo que el acto reclamado en
el presente juicio de amparo se trate de una norma materialmente legislativa, respecto de
la cual se reclama una deficiencia normativa y que, de concederse el amparo, se
beneficiarían a todos los sujetos que se contemplan en dicha norma sin haber acudido al
juicio. Esta Suprema Corte ha determinado que ello no implica necesariamente la
improcedencia del juicio al existir casos en los que las sentencias pueden tener efectos
diversos sin transgredir el principio de definitividad (el cual, dicho sea de paso, debe
entenderse y modularse su alcance a partir del reconocimiento del interés legítimo como
presupuesto para entablar una demanda de amparo).
En este sentido, el Juez A quo debió admitir la demanda de amparo promovida por las
quejosas, sin que de manera preliminar pudiera concluir que el mismo era improcedente
por violar el principio de relatividad de las sentencias, bajo el argumento de que los actos
reclamados consisten en la omisión de diversos congresos locales de prever en sus
Presupuestos de Egresos para el año 2018, las partidas presupuestales necesarias para
el funcionamiento de sus SLA.
C. Por otra parte, el Juez A quo tampoco estaba en posibilidad de considerar como un
motivo manifiesto e indudable de improcedencia de la demandad de amparo, el que se
hubieren reclamado omisiones legislativas, ya que el propio artículo 103 de la
Constitución Federal reconoce la procedencia del amparo contra omisiones de la
autoridad que
violen derechos humanos.
En este sentido lo resolvió un TCC en la tesis de la Décima Época número I.18o.A.10 K
(10a.), Registro: 2012768, que se transcribe:
OMISIÓN LEGISLATIVA O REGLAMENTARIA. SU RECLAMO NO CONSTITUYE UN
MOTIVO MANIFIESTO E INDUDABLE DE IMPROCEDENCIA DE LA DEMANDA DE
AMPARO.
A partir de la reforma constitucional de 6 de junio de 2011 se prevé, expresamente, la
obligación de las autoridades de garantizar los derechos humanos de conformidad con los
principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, mientras que
el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos garantiza el
acceso a una tutela judicial efectiva. En ese sentido, se concluye que no constituye un
motivo manifiesto e indudable de improcedencia de la demanda de amparo, que se
reclamen omisiones legislativas o reglamentarias, pues para advertir si existen o no, el
Juez de Distrito debe revisar:
a) si hay un mandato normativo expreso que implique el actuar de la autoridad en la forma
que se reclama;
b) si se configura la omisión del cumplimiento de tal obligación; y, c) si esa abstención
vulnera un derecho humano. Lo anterior requiere un análisis que debe realizarse en
la sentencia y no en un acuerdo de desechamiento, por lo que no es un motivo notorio y
manifiesto de improcedencia. En adición, otro TCC sostuvo que el desechamiento de
plano de la demanda de amparo es una excepción a la regla general y si se está en una
situación que propicie dudas que puedan desarrollarse no debe optarse por el
desechamiento [Tesis: II.1o.17 K (10a.), Registro: 2011454], en los siguientes términos:
DEMANDA DE AMPARO. SU DESECHAMIENTO DE PLANO, CONFORME AL
ARTÍCULO 113 DE LA LEY DE LA MATERIA, CONSTITUYE UNA EXCEPCIÓN POR
REGLA GENERAL.
De las exigencias de "indudable" y "manifiesta" de la causa de improcedencia
establecidas en el citado precepto, se obtiene que, por regla general, el desechamiento de
plano de la demanda de amparo es una excepción, debido a que, en principio, la
admisibilidad del juicio de derechos fundamentales debe primar, al tratarse del medio de
control de constitucional extraordinario, apto y eficaz para impugnar actos u omisiones de
la autoridad que conculquen derechos sustantivos tutelados en la Constitución Federal y/o
en los tratados internacionales suscritos por México en la materia. Lo anterior, sin que la
preeminencia de la admisión de la demanda desconozca, desde luego, que en el amparo
debe sobreseerse si se advierte la actualización de alguna causal de improcedencia
debidamente acreditada. Empero, aun así, lo jurídicamente preponderante es que cuando
sólo se trata del auto inicial, la posibilidad para desechar de plano la demanda es
legalmente reducida y excepcional, en la medida razonable en que el examen de
procedencia del juicio requiere, por lo general, de estudios más profundos y exhaustivos -
sea por la interpretación o alcance del ordenamiento o materia reclamada, la justificación
amplia sobre la procedencia exacta y sin dudas de algún medio o recurso de defensa
ordinario procedente, el tema, tipo o grado
de minuciosidad inmerso en la causa de pedir u otro análisis o pronunciamiento de mayor
escrutinio no propio para desarrollar y sustentar en el auto inicial-, con miras a que el
juzgador de amparo no incurra en precipitaciones, aproximaciones o apariencias no
justificadas en ese momento o que no sean adecuadas para decidir en el auto inicial.
Por lo tanto, las consideraciones que el Juez A quo realiza en el acuerdo ahora
reclamado, al pretender determinar que las omisiones planteadas por las demandas no
son omisiones legislativas absolutas, son aspectos que necesariamente debieron ser
estudiados al momento de resolver sobre el fondo del asunto y, por tanto, no es un motivo
notorio y manifiesto de improcedencia.
Por lo anterior, solicito a este Tribunal que considere que: i) los ahora quejosos acudimos
a este juicio de amparo aduciendo un interés legítimo; ii) que las autoridades señaladas
como responsables incurrieron en omisiones que son violatorias de derechos humanos de
naturaleza colectiva, por lo tanto, el presente juicio de amparo es procedente en términos
de los artículos 103 fracción I de la Ley de Amparo y 107, fracción I de la
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
PETITORIOS
SEGUNDO.- Decretar la revocación del auto antes referido, para el efecto de que se
admita la demanda de garantías interpuesta por los quejosos.