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Objetivos
Introducción
El ftalato ácido de potasio es un sólido muy estable, que está disponible con una
elevada pureza, cuyas disoluciones pueden prepararse por pesada y dilución de forma
muy exacta, y no necesitan estandarizarse. Decimos que el ftalato ácido de potasio es
un patrón primario para la valoración de disoluciones básicas. Además, es
conveniente definir algunos otros términos, que se emplean en relación con los
procesos de estandarización de disoluciones, tales como:
Agente valorante: Es la especie química que reacciona con la especie que se
quiere cuantificar.
Patrón secundario: Sustancia que, no cumpliendo los requisitos para ser patrón
primario, se puede utilizar como agente valorante siempre y cuando se someta a un
procedimiento de estandarización.
Punto de equivalencia: Punto teórico que se calcula como la cantidad de
valorante que es preciso añadir a una disolución problema para consumir todo el
analito presente.
Punto final: Punto en el que se da por terminada una valoración. Se estima
experimentalmente observando un cambio físico que acompañe a la condición de
equivalencia.
Indicador: Sustancia que experimenta un cambio físico apreciable, como por
ejemplo un cambio de color o turbidez, al sobrepasar el punto de equivalencia. Se
añade, generalmente, antes de comenzar el procedimiento de valoración y sirve para
detectar el punto final de la misma.
Existen dos formas de preparar una disolución patrón de agente valorante:
a) Si estamos ante un patrón primario se prepara por pesada de dicho patrón y
enrase en un volumen exactamente medido.
b) Si por el contrario se trata de un patrón secundario, se prepara por pesada una
disolución del mismo. Dicha disolución deberá ser estandarizada con un patrón
primario para poder calcular de una manera exacta su concentración.
Para que una reacción química pueda utilizarse en un proceso de estandarización
debe ser:
1. Rápida. Para que el procedimiento no sea largo y se pueda distinguir fácilmente
el punto final.
2. Estequiométrica. Debe existir una proporcionalidad conocida entre las especies
que reaccionan.
3. Específica. La sustancia que se quiere valorar puede estar acompañada de otros
componentes, que no deben consumir agente valorante.
4. Cuantitativa. La reacción debe ser lo más completa posible, lo que implica que la
constante de equilibrio para la formación de los productos de reacción debe ser
elevada.
Dependiendo del tipo de reacción en la que se base, las volumetrías se dividen en
volumetrías ácido-base, de precipitación, rédox o de formación de complejos. En esta
práctica vamos a realizar dos valoraciones ácido-base.
Otra cuestión importante es la detección del punto final, que se suele llevar a cabo
mediante la adición de un indicador antes de comenzar la valoración. La reacción entre
indicador y valorante debe ser rápida para poder observar rápidamente el cambio físico
del indicador en el punto final, sensible para que baste una pequeña cantidad de
valorante en exceso para observar dicho cambio, y reversible para no detener la
valoración debido a un cambio local en una parte de la disolución. En las valoraciones
ácido-base se emplean sustancias indicadoras que cambian de color dependiendo del pH
(Ver tabla 1).
Bureta: Una bureta es un tubo de vidrio con graduación, que permite medir el
volumen de líquido que vierte. Están provistas de una llave para controlar el flujo de
salida del líquido. La medida se realiza leyendo el nivel antes y después del vertido
del líquido. Cuando se llena una bureta con una disolución nueva, es recomendable
enjuagarla varias veces con esa disolución. Uno de los errores más comunes al usar
una bureta consiste en no expulsar la burbuja de aire que se forma con frecuencia
bajo la llave. Puede expulsarse abriendo totalmente la llave durante unos segundos.
Material
Una bureta de 50 mL, 2 matraces Erlenmeyer de 250 mL, un vaso de precipitado
de 100 mL, un vaso de precipitado de 50 mL, una pipeta aforada de 25 mL, un matraz
aforado de 500 mL, un matraz aforado de 250 mL y un embudo de 50 mm de diámetro.
Procedimiento
a) Preparación de 250 mL de una disolución de HCl, aproximadamente 0.1 M
Tomar del bote de ácido clorhídrico comercial la cantidad necesaria para preparar
250 mL de HCl 0.1 M. Enrasar con agua destilada y agitar para homogeneizar la
disolución.
b) Preparación de 500 mL de una disolución de NaOH, aproximadamente 0.1 M
Pesar, usando el granatario, la cantidad necesaria para preparar 500 mL de NaOH
0.1 M, más un 50% en exceso. Disolver la corteza de carbonato de sodio que puede
envolver las lentejas, añadiendo 2 porciones de 2 mL cada una de agua al vaso de
precipitado, agitando y tirando rápidamente el líquido. Disolver las lentejas que quedan
en el vaso con agua, y trasvasar a un matraz aforado de 500 mL, enrasando y agitando
para homogeneizar la solución.
c) Valoración de la disolución de NaOH, aproximadamente 0.1 M
Llenar la bureta con la disolución etiquetada inicialmente como NaOH 0.1 M.
Calcular los gramos de ftalato ácido de potasio que deben pesarse (con precisión de
décimas de mg) para que en la valoración el volumen gastado de valorante (disolución
de NaOH) sea 30 mL (aproximadamente 2/3 de la bureta). Colocar los gramos pesados
de ftalato ácido de potasio en un matraz Erlenmeyer de 250 mL, y disolver con unos 50
mL de agua (la cantidad disolvente no afecta el resultado de la valoración). Añadir al
Erlenmeyer 2 gotas de la disolución de fenolftaleína al 0,5%, y verter la sosa desde la
bureta hasta aparición de una coloración rosada muy débil. Anotar el volumen
consumido para alcanzar el punto final.
Este procedimiento debe repetirse tres veces, calculando en cada caso la concentración
real de la disolución de sosa. El resultado final corresponde al valor medio de las tres
medidas.
d) Valoración de la disolución de HCl 0.1 M
Llenar la bureta con disolución etiquetada como NaOH 0.1 M (cuya
concentración exacta conocemos ahora). Pipetear 25 mL de la disolución etiquetada
como HCL 0.1 M en un matraz Erlenmeyer de 250 mL. Añadir agua destilada hasta un
volumen final de unos 50 mL y 2 gotas de fenolftaleína al 0,5%. Valorar con sosa hasta
la aparición de una coloración rosada muy débil. Anotar el volumen consumido para
alcanzar el punto final. Este procedimiento debe repetirse tres veces, calculando en cada
caso la concentración real de la disolución de ácido clorhídrico. El resultado final
corresponde al valor medio de las tres medidas.