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Valoración de disoluciones

Objetivos

Familiarizar al alumno con la preparación de disoluciones a partir de sólidos de


pureza variable y de líquidos de una determinada riqueza y densidad. Así como,
introducir los procedimientos de análisis volumétrico, haciendo uso de patrones
primarios.

Introducción

En esta práctica se pretenden preparar disoluciones 0.1 M de ácido clorhídrico y


de hidróxido sódico, y la pregunta que se pretende responder es ¿cómo se preparan
dichas disoluciones con un valor exacto de concentración? Los problemas que hay que
superar provienen, en primer lugar, del hecho de que el cloruro de hidrógeno es un gas
en las condiciones habituales. De forma que se dispone en el laboratorio de una
disolución concentrada de dicho gas en agua, cuya composición puede variar debido a
pérdidas por evaporación. Sí es posible preparar una disolución aproximadamente 0.1
M, pero para conocer su concentración exacta se debe estandarizar o valorar la
disolución. Una valoración o estandarización es un procedimiento para determinar
exactamente la cantidad de una sustancia problema, en nuestro caso HCl, mediante la
adición de cantidades perfectamente conocidas de una sustancia patrón, con la cual
reacciona mediante una estequiometría también conocida, y utilizando algún sistema
indicador para detectar el punto en que prácticamente toda la sustancia a analizar se ha
consumido en la reacción. Cuando la adición del patrón se hace en forma de una serie
de volúmenes conocidos de una disolución, la valoración recibe el nombre de
volumetría. Es importante recordar que en la valoración se determinan cantidades
(habitualmente moles), y no concentraciones. En una etapa de cálculo posterior, y
conocido el volumen en que se encuentra una cantidad dada de la sustancia a analizar,
se determina su concentración. En la valoración de ácidos se suele emplear como
reactivo patrón una base fuerte, como por ejemplo el hidróxido sódico. Se trataría pues
de hacer reaccionar un volumen dado de nuestra disolución de HCl con una cantidad
conocida de NaOH, localizar el punto de reacción completa entre ambos y, por último,
calcular la concentración del ácido, teniendo en cuenta que la reacción transcurre según:

El segundo problema que se nos plantea es que tampoco podemos preparar


directamente una disolución que sea exactamente 0.1 M (o cualquier otra concentración)
en hidróxido sódico. El hidróxido sódico es un sólido higroscópico, que además
reacciona con el dióxido de carbono de la atmósfera, formando una costra de carbonato
sódico en su superficie. Es evidente que nos encontramos ante otro caso en el que será
preciso preparar una disolución de concentración aproximada, y proceder a su
estandarización para poder conocer su concentración exacta. La valoración de la sosa se
realiza utilizando ftalato ácido de potasio, ambos reaccionan según:

 El ftalato ácido de potasio es un sólido muy estable, que está disponible con una
elevada pureza, cuyas disoluciones pueden prepararse por pesada y dilución de forma
muy exacta, y no necesitan estandarizarse. Decimos que el ftalato ácido de potasio es
un patrón primario para la valoración de disoluciones básicas. Además, es
conveniente definir algunos otros términos, que se emplean en relación con los
procesos de estandarización de disoluciones, tales como:
 Agente valorante: Es la especie química que reacciona con la especie que se
quiere cuantificar.
 Patrón secundario: Sustancia que, no cumpliendo los requisitos para ser patrón
primario, se puede utilizar como agente valorante siempre y cuando se someta a un
procedimiento de estandarización.
 Punto de equivalencia: Punto teórico que se calcula como la cantidad de
valorante que es preciso añadir a una disolución problema para consumir todo el
analito presente.
 Punto final: Punto en el que se da por terminada una valoración. Se estima
experimentalmente observando un cambio físico que acompañe a la condición de
equivalencia.
 Indicador: Sustancia que experimenta un cambio físico apreciable, como por
ejemplo un cambio de color o turbidez, al sobrepasar el punto de equivalencia. Se
añade, generalmente, antes de comenzar el procedimiento de valoración y sirve para
detectar el punto final de la misma.
Existen dos formas de preparar una disolución patrón de agente valorante:
a) Si estamos ante un patrón primario se prepara por pesada de dicho patrón y
enrase en un volumen exactamente medido.
b) Si por el contrario se trata de un patrón secundario, se prepara por pesada una
disolución del mismo. Dicha disolución deberá ser estandarizada con un patrón
primario para poder calcular de una manera exacta su concentración.
Para que una reacción química pueda utilizarse en un proceso de estandarización
debe ser:
1. Rápida. Para que el procedimiento no sea largo y se pueda distinguir fácilmente
el punto final.
2. Estequiométrica. Debe existir una proporcionalidad conocida entre las especies
que reaccionan.
3. Específica. La sustancia que se quiere valorar puede estar acompañada de otros
componentes, que no deben consumir agente valorante.
4. Cuantitativa. La reacción debe ser lo más completa posible, lo que implica que la
constante de equilibrio para la formación de los productos de reacción debe ser
elevada.
Dependiendo del tipo de reacción en la que se base, las volumetrías se dividen en
volumetrías ácido-base, de precipitación, rédox o de formación de complejos. En esta
práctica vamos a realizar dos valoraciones ácido-base.
Otra cuestión importante es la detección del punto final, que se suele llevar a cabo
mediante la adición de un indicador antes de comenzar la valoración. La reacción entre
indicador y valorante debe ser rápida para poder observar rápidamente el cambio físico
del indicador en el punto final, sensible para que baste una pequeña cantidad de
valorante en exceso para observar dicho cambio, y reversible para no detener la
valoración debido a un cambio local en una parte de la disolución. En las valoraciones
ácido-base se emplean sustancias indicadoras que cambian de color dependiendo del pH
(Ver tabla 1).

Tabla 1. Algunos indicadores ácido-base.

Antes de explicar como se lleva a cabo una valoración en la práctica, también


conviene repasar el tipo de material volumétrico que se empleará en la misma. Además
de los ya descritos en prácticas anteriores, se utilizan:

 Matraz Erlenmeyer: Es un recipiente de vidrio en el que tiene lugar la reacción de


valoración. Su forma es adecuada para facilitar la agitación manual durante el
proceso de valoración. En él se introducirá un volumen conocido de la disolución a
estandarizar, y el indicador, y en él tendrá lugar la reacción de valoración conforme
se vayan añadiendo volúmenes medidos de la disolución del agente valorante con
ayuda de una bureta.

 Bureta: Una bureta es un tubo de vidrio con graduación, que permite medir el
volumen de líquido que vierte. Están provistas de una llave para controlar el flujo de
salida del líquido. La medida se realiza leyendo el nivel antes y después del vertido
del líquido. Cuando se llena una bureta con una disolución nueva, es recomendable
enjuagarla varias veces con esa disolución. Uno de los errores más comunes al usar
una bureta consiste en no expulsar la burbuja de aire que se forma con frecuencia
bajo la llave. Puede expulsarse abriendo totalmente la llave durante unos segundos.

En la figura superior se ilustra la manera correcta de manipular una bureta durante


una valoración (en el caso de una persona diestra). Cerca del punto final, el
erlenmeyer debe inclinarse y hacerse girar de manera que las gotas de disolución
valorante adheridas a la pared, y que no han reaccionado, se mezclen con el resto del
líquido. El vaciado debe hacerse con lentitud, especialmente en las proximidades del
punto final de la valoración.
Para realizar una valoración, se debe proceder de la siguiente manera:
1. En primer lugar se llena la bureta con agente valorante enrasando en la marca
superior, y desechando el exceso de líquido en un vaso de precipitado.
2. Se adiciona un volumen, medido con pipeta, de disolución problema en el
Erlenmeyer.
3. Se adicionan al Erlenmeyer unas gotas de un indicador adecuado.
4. Se añade lentamente el agente valorante hasta observa el cambio de color
asociado al indicador.
5. A partir del volumen que hemos tomado de la disolución a valorar, del volumen
de valorante consumido y de su concentración, y teniendo en cuenta la
estequiometría de la reacción, se calcula la concentración de la disolución a valorar.
6. Conviene repetir el procedimiento varias veces para minimizar los errores
aleatorios.

Material
Una bureta de 50 mL, 2 matraces Erlenmeyer de 250 mL, un vaso de precipitado
de 100 mL, un vaso de precipitado de 50 mL, una pipeta aforada de 25 mL, un matraz
aforado de 500 mL, un matraz aforado de 250 mL y un embudo de 50 mm de diámetro.

Procedimiento
a) Preparación de 250 mL de una disolución de HCl, aproximadamente 0.1 M
Tomar del bote de ácido clorhídrico comercial la cantidad necesaria para preparar
250 mL de HCl 0.1 M. Enrasar con agua destilada y agitar para homogeneizar la
disolución.
b) Preparación de 500 mL de una disolución de NaOH, aproximadamente 0.1 M
Pesar, usando el granatario, la cantidad necesaria para preparar 500 mL de NaOH
0.1 M, más un 50% en exceso. Disolver la corteza de carbonato de sodio que puede
envolver las lentejas, añadiendo 2 porciones de 2 mL cada una de agua al vaso de
precipitado, agitando y tirando rápidamente el líquido. Disolver las lentejas que quedan
en el vaso con agua, y trasvasar a un matraz aforado de 500 mL, enrasando y agitando
para homogeneizar la solución.
c) Valoración de la disolución de NaOH, aproximadamente 0.1 M
Llenar la bureta con la disolución etiquetada inicialmente como NaOH 0.1 M.
Calcular los gramos de ftalato ácido de potasio que deben pesarse (con precisión de
décimas de mg) para que en la valoración el volumen gastado de valorante (disolución
de NaOH) sea 30 mL (aproximadamente 2/3 de la bureta). Colocar los gramos pesados
de ftalato ácido de potasio en un matraz Erlenmeyer de 250 mL, y disolver con unos 50
mL de agua (la cantidad disolvente no afecta el resultado de la valoración). Añadir al
Erlenmeyer 2 gotas de la disolución de fenolftaleína al 0,5%, y verter la sosa desde la
bureta hasta aparición de una coloración rosada muy débil. Anotar el volumen
consumido para alcanzar el punto final.

Este procedimiento debe repetirse tres veces, calculando en cada caso la concentración
real de la disolución de sosa. El resultado final corresponde al valor medio de las tres
medidas.
d) Valoración de la disolución de HCl 0.1 M
Llenar la bureta con disolución etiquetada como NaOH 0.1 M (cuya
concentración exacta conocemos ahora). Pipetear 25 mL de la disolución etiquetada
como HCL 0.1 M en un matraz Erlenmeyer de 250 mL. Añadir agua destilada hasta un
volumen final de unos 50 mL y 2 gotas de fenolftaleína al 0,5%. Valorar con sosa hasta
la aparición de una coloración rosada muy débil. Anotar el volumen consumido para
alcanzar el punto final. Este procedimiento debe repetirse tres veces, calculando en cada
caso la concentración real de la disolución de ácido clorhídrico. El resultado final
corresponde al valor medio de las tres medidas.

Cálculos y presentación de los resultados


a) Cálculo de la concentración real de NaOH
Considerando la estequiometría de reacción, y a partir del volumen en mL de
NaOH gastado en la valoración (VNaOH) y el peso exacto de ftalato (m), se obtiene la
concentración de sosa teniendo en cuenta que, en el punto final, los moles de ftalato que
habíamos pesado han reaccionado con un número igual de moles de sosa vertidos desde
la bureta. Se debe calcular el valor medio de las tres valoraciones y el intervalo de
confianza, y presentar los resultados con las cifras significativas adecuadas.
b) Cálculo de la concentración real de HCl
De forma análoga, a partir del volumen de la disolución de NaOH gastado en la
valoración, el volumen pipeteado de la disolución de HCl, y de la concentración real de
la disolución de sosa, se obtiene la concentración real de la disolución de HCl.

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