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CASO KODAK
Esta situación cambió con la llegada del siglo XXI. Para entender la dimensión del
desastre, basta decir que la acción de Kodak en el año 2004 cotizaba a 30$ y que en
2012 se desplomó hasta los 27 centavos.
¿Qué factores explican esta debacle? ¿Cómo una empresa líder durante 130 años
puede desmoronarse como un castillo de naipes en unos pocos años? He aquí algunas
explicaciones, extraídas de los múltiples estudios de este caso que se han realizado
hasta la fecha (por ejemplo, el de Eduardo Esteva o el de Camilo Matiz).
La misión de Kodak era y es “proveer a sus consumidores con las soluciones necesarias
para capturar, almacenar, procesar, generar y comunicar imágenes donde sea y
cuando sea”. Resulta sorprendente: una misión así debería haber impulsado a Kodak a
sumarse, cuando no a liderar, el desarrollo de la fotografía digital.
¿Sabían que en 1996 Kodak ya contaba con un modelo de cámara fotográfica digital?
Sin embargo, la dirección de Kodak cuestionaba que la fotografía digital pudiese
reemplazar a la fotografía tradicional.
Éste es un error recurrente en las grandes fallidas empresariales: la resistencia al
cambio y la argumentación sesgada de directivos que lleva a las empresas a rechazar la
realidad que se avecina. La historia está plagada de frases lapidarias que muestran la
incapacidad de una gran mayoría de empresarios de dimensionar correctamente la
magnitud de un cambio social: “el cine con sonido es una moda pasajera”, “la gente no
necesita ir todo el día con un teléfono en el bolsillo”, “los coches eléctricos no tienen
futuro”, …
Kodak tuvo la oportunidad de liderar la revolución digital en los 90, pero optó por
seguir exprimiendo la vaca lechera de la fotografía tradicional. El negocio de los
carretes y el revelado era altamente rentable, mientras que la fotografía digital
implicaba un concepto “do it yourself” que requería pensar en nuevos modelos de
negocio. Sin embargo, ¿acaso el hecho de que el nuevo mundo digital no fuese tan
rentable justificaba la decisión de aferrarse al negocio de siempre? La respuesta es NO.
Si Kodak no daba el salto, otros lo iban a dar. Y siempre es mejor pasar de un negocio
grande a uno mediano, que quedarse con un negocio inexistente.
Empresas como Canon, Nikon o Sony dieron ese salto. Tenían poco a perder y su
estrategia fue mucho más atrevida. Cuando Kodak quiso reaccionar, no era nadie en el
mundo de la fotografía digital.
He visto este fenómeno numerosas veces en mi vida. Siempre que hablo con personas
empleadas en empresas líderes de su sector (ya sea banca, telecomunicaciones,
seguros, búsquedas en internet…) percibo cierto complejo de superioridad. Es un
fenómeno curioso, en cierto modo comprensible. Las empresas “ganadoras” generan una
fuerte cultura empresarial que impregna a todos sus colaboradores y que, en el fondo,
puede hacer la empresa más débil.
Kodak subestimó a sus competidores. O sobrestimaron el poder de su marca,
pensando que podrían sumarse a la carrera digital en cualquier momento y gozar de
ventaja sobre sus competidores por el simple hecho de ser Kodak. Se equivocaron, el
consumidor aprendió pronto quiénes eran los referentes en la era digital, y Kodak no
estaba entre ellos.
Lecciones aprendidas
DESARROLLO