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Condicionamiento, Motivación y Emoción

Bloque III: Emoción (libro consulta: Aguado, L. (2005). Emoción, Afecto y


Motivación. Alianza Editorial.)

Tema 6: Definición, dimensiones y dinámica de las emociones


Tema 7: Elicitación y componentes de las emociones
Tema 8: Emoción, cognición y comportamiento
Estos tres Temas se “refunden” en los siguientes apartados:

1. Definición: distinción entre emoción, estado de ánimo y temperamento.

2. Dimensiones de la emoción
2.1. Valencia
2.2. Activación

3. Medición y elicitación: curso temporal y componentes de las emociones.


3.1. Fisiológico: activación
3.2. Subjetivo: la valencia emocional
3.3. Funcional: ¿para qué sirven?
3.4. Expresivo: comunicación y empatía.
3.5. Modelo de los Procesos Oponentes y dinámica afectiva (ver Cándido, 2000)

4. Problemáticas actuales: Independencia e interacción entre emoción y cognición


4.1. La vuelta a James: el priming emocional y las dos vías de una emoción
4.2. Relaciones entre Emoción y otros procesos psicológicos.

LIBRO DE TEXTO PARA LOS TEMAS DE EMOCIÓN

Aguado, L. (2005).Emoción afecto y motivación. Madrid: Alianza Editorial

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Condicionamiento, Motivación y Emoción

1. Definición: distinción entre emoción, estado de ánimo y temperamento.


(Ver también Aguado, 2005, págs.: 17-21 y 25-45.)

Todos experimentamos constantemente distintas emociones, los sentimientos intensos


que acompañan tanto a experiencias positivas como negativas; incluso las experimentamos en
situaciones cotidianas poco intensas (el placer de la amistad, el fastidio de que algo se te olvide,
el disfrute con algo que te gusta,...) A pesar de la gran variedad de todas estas experiencias,
hay algo que les une: todas son emociones. Las emociones son además un componente
importante en la motivación de nuestra conducta, y la conducta que resulta de las motivaciones
afecta igualmente a nuestras emociones.

Aunque todos sabemos cómo es la experiencia de una emoción, encontrar una definición
en Psicología ha sido y es una tarea difícil. Sin embargo una definición de emoción debería
siempre de incluir cuatro aspectos o componentes:
- 1. Un estado de activación o arousal, que podemos describir como una
experiencia subjetiva a lo largo de la dimensión excitación-calma. Este sería el
componente fisiológico.
- 2. Una “etiqueta” que colocamos a esos estados y que proviene de su análisis o
evaluación (componente cognitivo).
- 3. Una emoción siempre nos incita a hacer algo y tendemos a actuar de una
manera concreta. Denominamos a ésta característica el componente
motivacional o comportamental.
- 4. Las emociones se suelen reflejar en el rostro, permitiéndo comunicar nuestras
emociones e intuir las del otro. Sería éste un componente expresivo o social.
Los componentes 3 y 4 son tomados en muchos casos como un componente
único o funcional
Ninguno de estos componentes aisladamente define qué es una emoción (p.e. podemos sonreír
sin sentir alegría, como cuando reímos "de compromiso", incrementar la activación fisiológica
mediante drogas y no experimentar emoción...); hay que estudiar los cuatro. El término emoción
es un constructo que une estos cuatro aspectos.

Por lo general, se activan desde el exterior, mediante estímulos o situaciones


específicas, aunque también pueden serlo desde el interior (p.e. memoria, imaginación,...)
aunque con menor fuerza.

Una distinción importante es la que se establece entre "emoción" y "estado de


ánimo". El término "emoción" o "episodio emocional" se suele utilizar para hacer referencia a
estados que duran poco tiempo, aunque dependiendo de qué aspecto utilicemos: si nos fijamos
en expresiones faciales o respuestas fisiológicas generalmente duran entre 0.5 y 4 segundos; si
se miden mediante auto-informes verbales pueden ser descritos con una duración que va desde
unos pocos minutos a unas pocas horas. Este término se suele referir a un estado mental
usualmente provocado por algo externo a nosotros. Tiene un inicio definido, aumenta hasta uno
o más picos de intensidad y disminuye.

En cambio, el término "estado de ánimo" o "humor emocional" se suele referir a un


estado emocional que dura horas, días o semanas, a menudo con baja intensidad, del que

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Condicionamiento, Motivación y Emoción

suele ser difícil establecer su inicio o fin. Normalmente, a diferencia de las emociones, no tienen
un claro desencadenante. Tanto las emociones como los estados de ánimo nos preparan para
realizar una acción, si bien las emociones suelen cambiar nuestros estados de preparación para
la acción (por ejemplo, el miedo interrumpe la acción que se está realizando, prepara para la
lucha o para la huida, y dirige la atención hacia las señales de peligro del ambiente), mientras
que los humores emocionales mantienen esos estados y nos ayudan a resistir ante los cambios
(por ejemplo, cuando nos encontramos bajo un estado de ánimo triste, nos resistimos a aceptar
una invitación para salir y divertirnos). Por otra parte, los estados de ánimo se pueden alterar
por medio de drogas. El alcohol probablemente sea la droga más utilizada por la sociedad
occidental para modificarse el estado de ánimo. Su efecto principal es reducir la ansiedad. Otras
drogas, como los antidepresivos y los tranquilizantes, también tienen como objetivo modificar el
estado de ánimo.

Hasta ahora hemos hablado de estados emocionales, transitorios y limitados, que van y
vienen (p.e. al hablar en público, la mayoría se pone nervioso y luego vuelve a la tranquilidad).
Pero también las emociones pueden conceptualizarse como rasgos, como reacciones
relativamente estables y consistentes diferentes entre individuos (p.e. quien está casi siempre
ansioso...) La distinción entre rasgos y estados emocionales es importante; por ejemplo, todos
hemos experimentado el estado de ansiedad pero no todos poseemos el rasgo de ser ansiosos.

Finalmente, algunas orientaciones distinguen entre emoción y sentimiento. La diferencia


la marcaría un mayor hincapié en la evaluación cognitiva cuando nos referimos a los
sentimientos.

2. Dimensiones de la emoción (Aguado, 2005; págs.. 20-25)


2.1. Valencia
2.2. Activación

3. Medición y elicitación: curso temporal y componentes de las emociones. (Ver también


Aguado, 2005, págs.:25-37) [parte de este apartado se trabaja en los seminarios de
elicitación y medida de emociones]

Aun sin poder experimentar directamente las emociones de los otros, podemos
aproximarnos a su medición y estudio a través de sus distintos componentes.

3.1. Componente Fisiológico: activación (Ver también Aguado, 2005, págs.:81-92)

Las emociones normalmente se acompañan de reacciones de los músculos esqueléticos


y cambios fisiológicos internos, organizados básicamente en función de factores innatos. Tanto
el sistema nervioso periférico (somático/voluntario y autonómico/involuntario) como central
tienen importancia en el estudio de las emociones.

De importancia especial es el SNA. Imagínate antes de dar una conferencia: se produce


en ti un incremento de la tasa cardíaca (TC), sudor en las manos, boca seca, estómago tenso,...
Estas respuestas demuestran lo importante que es en las reacciones emocionales del cuerpo el

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sistema nervioso autónomo (SNA) (su rama simpática tiende a estar más activa durante las
emociones fuertes, mientras que su rama parasimpática durante la relajación y el descanso).
En general, las reacciones asociadas con el SNAs y la activación emocional son las
siguientes: incremento de la tasa cardíaca y de la tensión arterial, dilatación pupilar, inhibición
de la salivación, secreción de sudor, vasoconstricción periférica e inhibición de la digestión. Con
el parasimpático las reacciones contrarias. Imagínate que vas a un aparcamiento a las 2:00
a.m., desierto, y se te acerca alguien (activación del SNAs); resulta que es un policía de
vigilancia (efectos contrarios por activación del SNAp). Este ciclo general fisiológico es el
asociado a la mayoría de las emociones fuertes.

Ya que los cambios fisiológicos durante la emoción son tan importantes, una forma de
medir la emoción es medir estas respuestas fisiológicas. Uno de los aparatos más utilizados
para ello ha sido el polígrafo, en cierto sentido funciona como una radio (recoge pequeños
impulsos eléctricos en el aire, los amplifica y los traduce o convierte en energía que active el
altavoz, produciendo el sonido). Puede registrar diferentes medidas fisiológicas
simultáneamente:

* Actividad electrodermal , Tasa cardíaca (ECG),Actividad respiratoria,Tensión arterial.


* Tensión muscular (EMG): para los músculos de la cara (SNS),Actividad cerebral (EEG).

Esta es la idea que está detrás del polígrafo como "detector de mentiras". Registra
habitualmente tasa cardiaca, presión sanguínea, conductancia de la piel y tasa de respiración.
La respuesta del sujeto se mide en condiciones de descanso o ante preguntas neutrales (como
nombre y dirección) y se introducen las preguntas de interés; si el sujeto miente, se supone que
la máquina detectará una reacción emocional. Pero el polígrafo no mide la mentira, mide las
reacciones fisiológicas asociadas con la emoción, de tal forma que cualquiera que mienta
controlando sus reacciones emocionales no puede ser detectado por el polígrafo, y viceversa.
De hecho, se equivoca un tercio de las veces, siendo más las veces que declaran culpable al
inocente que inocente al culpable.

Especificidad fisiológica de las emociones. Ver también Aguado, 2005, págs.:93-98


Y 134-143

Teoría de James-Lange y la preeminencia corporal.


.
Nuestra experiencia nos sugiere que los acontecimientos relacionados con las
emociones se suceden en el siguiente orden: estímulo-emoción-reacción fisiológica. William
James (1884) en cambio, desafió este punto de vista "racional", y sugirió que los cambios
emocionales no siguen a la experiencia emocional, sino que son las experiencias emocionales
las que se producen después de los cambios corporales. La vivencia de la emoción surge de la
percepción de un patrón de activación corporal; la secuencia sería: estímulo-reacción
fisiológica-emoción. Las reacciones corporales instantáneas se dan siguiendo patrones muy
definidos y la experiencia emocional es nuestra interpretación de estas reacciones corporales.

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Mi teoría, por el contrario, es que los cambios corporales siguen directamente de la percepción
del hecho excitante, y que nuestro sentimiento de los mismos cambios tal como ocurren es la
emoción... nos sentimos tristes porque lloramos, enfadados porque golpeamos, con miedo
porque temblamos... (James, 1890)

James sostuvo que cada estado emocional viene se alado por un patrón fisiológico único. En
su formulación original propuso que los sentimientos podrían originarse por cambios en las
vísceras (u órganos abdominales), respiración, circulación, piel, músculos e incluso posturales.

Al tiempo que James presentaba sus ideas, el psicólogo danés Carl Lange (1885)
propuso una teoría de la emoción esencialmente igual pero más limitada. Mientras James veía
la emoción como una experiencia de todo el cuerpo, Lange localizaba las emociones en el SNA
y las vísceras. En sus últimos escritos, James adoptó la postura de Lange. De ahí que se
conozca a la idea de que las emociones surgen de la percepción de los cambios corporales
como la teoría de James-Lange.

Teoría de Cannon-Bard y la importancia de la mente

Esta teoría estimuló mucha investigación sobre las emociones, que en buena medida
intentaba desacreditar los propios supuestos de la teoría. En 1927, Walter Cannon, un pionero
en el estudio del SNA, publicó una serie de críticas importantes. Las cinco críticas que Cannon
realizó a la teoría de James-Lange son las siguientes:

1) El principal argumento de Cannon sostenía que las reacciones fisiológicas eran


uniformes entre los diferentes estados emocionales, al menos a la luz de las técnicas
disponibles en aquel momento (p.e. miedo y rabia están asociados ambos con incremento de la
frecuencia cardíaca, secreción de sudor en las manos, temblores...) Si James llevara razón,
habrían de existir pautas y cambios viscerales definidos y específicos para cada una de las
emociones, en caso contrario no podríamos experimentar y distinguir diferentes estados
emocionales.

2) La percepción y la información de la descarga del SNA es tan difusa e indiferenciada


que no es posible que desempeñen la función diferenciadora que les atribuye James.

3) Personas cuyas vísceras se encuentran desconectadas quirúrgicamente de su sistema


nervioso central pueden experimentar emociones (p.e. casos de vagotomía o simpatectomía en
los que no puede darse ninguna respuesta visceral).

4) Las reacciones fisiológicas del cuerpo ante los estímulos elicitadores de emociones
son más lentas (1-2 segundos) que las propias experiencias emocionales. La introspección y
algunas observaciones parecen sugerir que latencias tan largas no son típicas de las
reacciones emocionales.

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5) Las personas que son activadas fisiológicamente de forma artificial -p.e. cuando se
inyecta adrenalina-, no experimentan verdaderas emociones, se sienten "como si tuvieran

Camb ios a C amb ios


Estímulo nive l corporales
centra l periféric os
p.e. Nos
preguntan Desinhibición
en clase del tálamo Boca se ca

Emoción

Ansiedad

Esquema de la secuencia de acontecimientos emocionales según la teoría de W.


Cannon

miedo", "como si fueran a llorar",... sus estados emocionales no parecen darse de forma regular
y sistemática.
Además de señalar las deficiencias de la teoría, Cannon y su ayudante L.L. Bard
propusieron una teoría propia. Según la teoría de Cannon-Bard, el tálamo juega un papel
crucial en las emociones. En una situación emocional, los estímulos pasan de los sentidos al
tálamo, que actúan como una estación de relevo. Este simultáneamente transmite la
información a dos lugares del cuerpo: al córtex cerebral (lo que resulta en la experiencia
subjetiva de la emoción) y hacia abajo, vía SNA, a los órganos internos del cuerpo (lo que
resulta en las respuestas fisiológicas). Por tanto, las reacciones corporales ocurren junto con los
sentimientos de emoción; no producen las emociones, como pensaba James.

Otros estudios en cambio sí han aportado cierta evidencia favorable a las tesis de
James-Lange. Uno de los postulados que se deducen de su teoría es el de la especificidad
fisiológica de las distintas emociones; si éstas se producen a partir de los patrones de actividad
fisiológica, deben existir patrones específicos a cada una de las emociones que
experimentamos, caso contrario no diferenciaríamos entre ellas. Algunos trabajos, como por
ejemplo el de Ekman, Levenson y Friesen (1983) que vimos al hablar del componente
fisiológico de las emociones, muestran que pueden producirse cambios fisiológicos
relativamente específicos en personas que experimentan diferentes emociones.

De éstos y otros muchos estudios relacionados con esta teoría, parece poder concluirse
que la activación fisiológica acompaña, regula y establece el contexto de la emoción, pero no la
causa directamente.

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Teoría de Schachter-Singer y la importancia del contexto.

Schachter aceptó tanto el supuesto de James-Lange de que la activación fisiológica


juega un papel primordial en la emoción, como el de Cannon-Bard de que el arousal es general
y difuso. ¿Cómo sabemos, entonces, qué estamos sintiendo? Hipotetizó que para explicarnos a
nosotros mismos nuestros sentimientos, buscamos en nuestro alrededor una causa razonable.
Dependiendo de las claves medioambientales disponibles, podemos decidir que un mismo
estado de activación fisiológica es alegría, amor, celos, o incluso odio. Esta interpretación
cognitiva del arousal permite a la gente etiquetar un estado general de activación fisiológica
como una emoción específica. Según esta teoría, un estado emocional es el resultado de la
interacción entre la activación fisiológica y la evaluación cognitiva de la situación. La activación
fisiológica se conceptualiza como un arousal generalizado y difuso que determina la intensidad
pero no la cualidad de la emoción. El tipo de emoción vivida por la persona está determinada
por la evaluación cognitiva de la situación.

De acuerdo con esta concepción, la emoción puede ser generada de dos formas:
habitualmente, una situación generadora de emoción produce una "cognición emocional" (p.e.
los osos son peligrosos) y activación fisiológica; juntos definen el estado emocional (p.e. miedo),
determinando la cognición emocional el tipo de emoción que se tiene y la activación fisiológica
su intensidad. Pero en otras ocasiones menos frecuentes, las personas sienten una activación
fisiológica inexplicada, para la que no tienen explicación. Según la teoría del arousal-cognición,

Interpretación
Estímulo Cambios de esos
corporales Emoción
cambios
p.e. Nos corporales
Se nos
preguntan queda la Estas
en clase situa cio nes m e
Ansiedad
boca seca po nen mu y
nervio so

Esquema de la secuencia de acontecimientos emocionales según la teoría bifactorial de Schachter.

en estas circunstancias lo que hace la persona es iniciar una búsqueda cognitiva que continúa
hasta que se encuentra una explicación satisfactoria de por qué se ha producido la activación.
El resultado de esta búsqueda es una etiqueta cognitiva, que da la cualidad de la emoción.

Para estudiar esta segunda y atípica forma de emoción y al mismo tiempo contrastar los
supuestos más importantes de su teoría, Schachter y Singer (1962) realizaron un complejo,
aunque ya clásico experimento:

Todos los participantes en el estudio fueron inyectados, bajo la indicación de que se


trataba de una investigación para comprobar los efectos de una cierta vitamina sobre la visión,
aunque en realidad el producto inyectado era epinefrina en unos casos y una solución salina -
placebo- en otros; a los participantes asignados al Grupo Informado se les advirtió de los

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posibles efectos secundarios de la inyección (los que habitualmente produce la epinefrina),


mientras que a los participantes del resto de los grupos o bien no se les dio ninguna información
en este sentido, o bien se les informó erróneamente acerca de estos efectos secundarios. A
continuación, mientras esperaban el comienzo del experimento rellenando un cuestionario junto
a otro supuesto participante -aliado del investigador-, éste último comenzaba a manifestar
comportamientos airados o eufóricos -contexto ira, contexto eufórico- dependiendo del grupo. El
diseño experimental queda resumido a continuación:

Resultados:

- En general, los sujetos informados y los del grupo placebo se aplicaban con toda calma
a sus tareas, bien esperando tranquilamente o bien rellenando el cuestionario, e ignorando las
excentricidades de su compañero.
- Sin embargo, los sujetos no-informados tendían a seguir el comportamiento de ese
compañero, tornándose eufóricos o encolerizados según la actitud que éste mostrase.

Por tanto, aun existiendo grupos de sujetos con idénticos estados internos de activación
y sometidos a similares experiencias ambientales, se comportaban de forma diferente según
que tuviesen o no una explicación adecuada para su estado interno. En caso de no ser así, la
atribución más probable del estado emocional recaía en la situación ambiental.

Otros estudios relacionados con la teoría del arousal-cognición:

* Observaciones de Becker (1953): de acuerdo con este autor, las emociones


experimentadas tras el consumo de algunas sustancias, como p.e. la marihuana, dependen en
buena medida del etiquetado mas que de los cambios fisiológicos producidos por esa sustancia
realiza la persona. La presencia de amigos sonrientes en las primeras situaciones de consumo
hará muy probable que esa atribución emocional se torne de carácter agradable. Otros
contextos podrían conllevar “un mal rollo”…

* Dutton y Aaron (1974) realizaron un estudio de campo cuyos resultados también


apoyan la teoría del arousal-cognición. Una atractiva entrevistadora realizaba diversas
cuestiones a personas que cruzaban dos puentes colgantes. En unas ocasiones, la entrevista
era realizada en el centro de un puente que revestía poco peligro, de baja altura y relativamente
seguro; en otras ocasiones, la entrevista era realizada en el centro de un puente de gran altura
y más "excitante". Se encontró que era mayor la probabilidad de que los sujetos entrevistados
en este último puente concertaran posteriormente una cita con la entrevistadora que los que lo
habían sido en el seguro...

* Estudios de transferencia de excitación: en este tipo de investigaciones, se induce


activación fisiológica o arousal en una situación emocionalmente neutra y mientras continúa el
arousal, al sujeto se le sitúa en una segunda situación provocadora de emoción (p.e. realizar
ejercicio físico y posteriormente ver película erótica, o entrar en situación de agresividad).
Muchos de estos trabajos han encontrado que la emoción experimentada por los sujetos en la
situación emocional se incrementa como resultado de la excitación previa.

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Condicionamiento, Motivación y Emoción

Sin duda, es claro que existen límites en cuanto a las posibles interpretaciones que
pueden inducirse del arousal fisiológico en función de las señales emocionales. Asimismo,
Schachter era consciente de que el arousal explicado era mucho más frecuente que el
inexplicado, pero sus ideas ilustran bien cómo interactúan los sistemas fisiológico y cognitivo
para producir una experiencia emocional.

Esta teoría ha de ser aplicada con precaución; ilustra generalmente situaciones poco
frecuentes de arousal inexplicado y respecto a algunas, no todas, las experiencias emocionales.
Posee muchos críticos, especialmente a partir de una serie de trabajos que no han podido
confirmar algunos de sus supuestos. Una crítica muy frecuente se dirige a la sugerencia
realizada por Schachter y Singer de que un estado de activación único, indiferenciado, da lugar
a todo el conjunto de emociones. Esta idea parece muy poco plausible; de hecho, ya hay
algunos estudios que identifican patrones de actividad del SNA específicos a emociones (p.e.
Levenson et al., 1990). Una segunda crítica incide en la asunción por parte de Schachter y
Singer (1962) de que la conducta de sus sujetos y sus auto-informes se basaron
exclusivamente en las claves aportadas por el ayudante del experimentador. Por implicación, la
interpretación cognitiva del arousal se basaría en una asimilación rápida y no crítica de la
información del medio ambiente inmediato. Pero las respuestas de los sujetos pudieron reflejar
otras muchas influencias: experiencias previas con inyecciones, predisposiciones a estar
alegres o nerviosos en situaciones nuevas,... La teoría del arousal-cognición, no obstante,
dominó la investigación sobre emoción durante casi dos décadas; en los 80s, los investigadores
comenzaron a estudiar más de cerca el papel de la cognición en las emociones.

Cerebro y emoción: Aguado, 2005, págs.: 215-232

Aunque es el SNP el que más claramente exhibe los cambios fisiológicos


asociados con la emoción, este sistema está coordinado por el cerebro. El hipotálamo (HT) y
ciertas áreas del sistema límbico (SL) (ver pág. 195) están implicadas en un número
importante de reacciones emocionales (especialmente ira, agresión y miedo); ello viene avalado
por diferentes tipos de investigaciones:

No obstante, hoy día también se habla del córtex, sugiriéndose que ejerce una influencia
asimétrica sobre el control emocional, (ver Emoción y asimetría hemisférica: Aguado,
2005, págs.:216-222) esto es, el córtex frontal izquierdo parece más asociado a emociones
positivas mientras que el derecho podría estar más vinculado con las negativas (Heller, 1990).
Avalan esta hipótesis diferentes líneas de investigación:

a. Experimentos de laboratorio en los que se inducen diferentes emociones positivas y


negativas, y se registra simultáneamente la actividad cortical (Davidson et al., 1990).

b. diferencias individuales encontradas en la actividad hemisférica de reposo, que


predicen la predisposición o preparación para responder a diferentes acontecimientos con
emociones positivas o negativas; p.e. en un estudio con niños de 10 meses se encontró que los
que manifestaban mayor actividad en HD (predisposición negativa), era más probable que
lloraran ante situaciones de separación de sus madres, y viceversa, los que manifestaban
mayor actividad en el HI, mostraban menor incidencia del llanto en situaciones de este tipo
(Davidson y Fox, 1989). En adultos, parece que también ocurre algo parecido.

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Condicionamiento, Motivación y Emoción

c. Los sujetos deprimidos tienen un nivel de activación mayor en HD frontal que los no
deprimidos.

Una de las teorías mas populares sobre la relación entre las emociones y la cognición es
la defendida por Antonio Damasio y sus colaboradores denominada Teoría del Marcador
Somático.( ver Teoría del Marcador somático: Aguado, 2005, págs.: 222-232.) Lo que se
postula de forma general es que las emociones son esenciales para el “buen raciocinio”; algo
que es contrario al pensamiento popular de que las emociones nos hacen comportarnos
“irracionalmente”. Específicamente se asume que la evaluación de la activación emocional en
cada momento, llevada a cabo por la corteza prefrontal ventromedial, es importante (y aún
indispensable) para la toma de decisiones adecuadas en contextos donde se deben analizar las
ventajas y desventajas de esa elección. El “soma” (cuerpo) marcaría anticipadamente, de forma
implícita (inconsciente) una determinada elección en función de sus consecuencias afectivas.

3.2. Componente Subjetivo: la valencia emocional


.

En la actualidad, la mayoría de los investigadores ven las emociones en términos de


estados bipolares u opuestos, tales como ansioso versus relajado, divertido versus aburrido,...
La mayoría coinciden en que las dos dimensiones más importantes de la emoción son
agradable-a-desagradable (valencia afectiva) y alta-a-baja activación (activación) (Larsen y
Diener). Estas dos dimensiones son la base del círculo de las emociones (Russell, 1980:
modelo "circumplex" -circunferencial- de la emoción).

La investigación empírica muestra que la mayoría de nosotros concibe las emociones en


términos de estas dos dimensiones básicas. No obstante, no todos los investigadores coinciden
con esta aproximación (ver evaluación y experiencia subjetiva) pues consideran que reduce en
exceso las cosas (p.e. miedo e ira se conceptualizarían igual según estas dos dimensiones
aunque en realidad se sienten diferentes).

Al estudiar la experiencia subjetiva de la emoción, nos encontramos con dos problemas:


cómo inducir o crear estados de ánimo y cómo medir los sentimientos subjetivos.

Algunos métodos de inducción y medición de emociones: (Este apartado se


explica en las clases con grupos pequeños y se aplica en las exposiciones grupales
sobre emociones particulares)

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Condicionamiento, Motivación y Emoción

Lázarus y el “appraisal” cognitivo como eje central de las emociones (ver también
Aguado págs: 134-136; 121-127)

Para muchos psicólogos contemporáneos, la cognición juega un papel causal, central en


la emoción. Lazarus es uno de los más importantes ponentes de la teoría de la apreciación o
evaluación cognitiva (appraisal). Para él, las emociones surgen cuando juzgamos que una
situación o encuentro tiene significado personal, que puede ser beneficioso o perjudicial para
nuestro bienestar actual y para nuestros objetivos futuros. La evaluación implica un juicio sobre
lo que esa información significa. La información de que alguien nos ha amenazado o insultado,
por sí misma, no genera en nosotros una emoción. Si la amenaza viene de un ni o que juega
en un parque con una pistola, no sentiremos miedo, pero si viene de alguien a quien
consideramos muy peligroso, nuestra respuesta probable será de miedo.

Nuestras emociones son el resultado, no de la situación objetiva en la que nos


encontramos, sino de nuestra evaluación de esa situación en relación a nuestras necesidades,
deseos y recursos. Lazarus distingue dos niveles de evaluación cognitiva. En la evaluación
primaria, evaluamos si lo que está pasando es relevante para nuestro bienestar personal -cómo
el evento puede afectarnos-; en la evaluación secundaria, evaluamos nuestras opciones y
recursos -cómo podríamos manejar el problema-.

Lazarus utilizó el concepto de evaluación para referir que no sólo realizamos


evaluaciones generales iniciales de bueno/malo sino también evaluaciones específicas de lo
desafiante, amenazante, de una situación. Cada emoción, en este sentido, implica un tipo de
evaluación. Este tipo de evaluaciones más específicas producen emociones igualmente
específicas. El esquema de Lazarus recoge la secuencia Estímulo-Evaluación-Emoción,
indicando además que cada emoción se caracteriza por disponer de su propio tipo de
evaluación, su propia tendencia a la acción y su propia expresión.

La investigación sobre apreciación cognitiva representa también un ejemplo de la


“relatividad emocional” (p.e. Cacciopo & Gardner, 1999). La premisa de las teorías de la
apreciación cognitiva es que la apreciación del significado de un estímulo o suceso implica
“significado relacional”, esto es, el significado de un suceso depende de las condiciones
presentes en el medioambiente y las metas personales, pensamientos y recursos adaptativos
(Lazarus, (1994). Por ejemplo, una discusión con nuestro compañer@ se percibe mas
positivamente si es precedido por un suceso extremadamente negativo (muerte de un familiar)

Estímulo Evaluación Evaluación


Secundaria: Emoción
Primaria :

¿Cómo me ¿Puedo
afecta? hacerle
frente?

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Condicionamiento, Motivación y Emoción

que si no ha sido así (Parducci, 1995). El suceso precedente sirvió aquí como un suceso con el
que comparar.

3.3. Funcional: ¿para qué sirven?

Tienen que ver con el propósito o propósitos de las emociones. Esta visión funcional de
las emociones arranca en Darwin (1872: La expresión de las emociones en los animales y en el
hombre): la expresión emocional tiene un significado funcional para el organismo que se está
adaptando, y por tanto, son candidatas a la selección natural (p.e. la cara enrojecida de una
persona avisa al otro...). Entre las funciones de las emociones destacan las siguientes:

3.3.1. Adaptativas.

Según Plutchik (1970, 1980) para cada situación ambiental importante, los seres
humanos han desarrollado una reacción emocional adaptativa correspondiente. El significado
funcional de la emoción sería entonces la preparación corporal de las respuestas apropiadas a
exigencias concretas, preparar al animal a dar una respuesta conductual apropiada a la
situación. Desde este punto de vista, todas las emociones son beneficiosas. Esta función está
muy relacionada con la motivacional y la expresiva.

3.3.2. Sociales.

Según Izard (1989) son cuatro las funciones sociales -ayuda a la adaptación del individuo
al entorno social- de las expresiones emocionales:

1. Comunican cómo nos sentimos a los demás. Son potentes mensajes no verbales de
comunicación. Esto se puede apreciar más claramente en las interacciones bebé-madre. P.e.
en un estudio de Huebner e Izard (1988) se presentaron diapositivas de bebés a madres de
otros bebés expresando rabia, tristeza, malestar físico e interés. Las madres respondieron de
acuerdo con la emoción expresada:

2. Regulan la forma como los demás reaccionan ante nosotros. Camras (1977), p.e.
encontró que en una situación de conflicto por un muñeco deseado, los ni os que manifiestan
cara de rabia o enfado tienen más probabilidad de seguir en posesión del mu eco que los que
no expresan estas emociones (estas expresiones comunican un posible ataque si se le quita el
muñeco). En el caso de los sujetos depresivos, sus expresiones tienden a separarlos de los
demás.

3. Facilitan la interacción social. Las emociones a menudo son motivadas socialmente y


no emocionalmente (p.e. sonreír sin alegría -políticos...-, para facilitar la interacción social). Los
etólogos han mostrado que los primates también utilizan expresiones de sonrisa para apaciguar
a dominantes y aumentar la interacción social. La sonrisa además parece ser una muestra de
bienvenida universal. Parece incluso que hay más probabilidades de sonreír cuando se está
interactuando socialmente que cuando se siente alegría.

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Condicionamiento, Motivación y Emoción

4. El afecto positivo facilita la conducta prosocial. Las personas tienen significativamente


más probabilidades de ser más sociables, cooperativas y ayudar a los demás (Isen, 1987; p.e.
estudio de la cabina o del supermercado). ¿Por qué? Los sentimientos y motivos desempeñan
un papel muy importante en el procesamiento y recuperación de la información, sesgando
posiblemente lo que pensamos y la forma en que esa información se organiza en la memoria.

3.3.3. Motivacionales.

Para muchos autores, las emociones juegan una función motivacional determinante
sobre la conducta (p.e. Cacciopo, Gardner, & Bernston, 1999; Lang, 1995). Incluso hay quien
dice que son el sistema motivacional primario (Tomkins e Izard).

Tomkins sugiere que no son las pulsiones, los impulsos, los motivadores fundamentales
del comportamiento, sino las reacciones emocionales que se producen ante determinadas
situaciones (p.e. ante una situación de privación de aire, desde una perspectiva motivacional se
interpreta que supone una desviación del estado de homeostasis; pero esta desviación ¿es la
que da lugar a un impulso que lleva a conductas orientadas a reducir la privación, o más bien
son las reacciones emocionales de miedo/terror las que motivan esas conductas?). Para ilustrar
la primacía de la emoción y no de las pulsiones, Tomkins presentó tres argumentos:

* Las pulsiones deben ser amplificadas por las emociones pero las emociones no
necesitan ser amplificadas por las pulsiones para actuar como motivadoras; las emociones
influyen más sobre las pulsiones que éstas sobre las emociones (p.e. pulsión sexual; alguien
sediento que pierde la sed ante agua maloliente y contaminada que genera asco)

* Las pulsiones están limitadas en el tiempo (patrón de activación cíclica) y en su función


(mantenimiento del cuerpo y propagación de la especie) mientras que las emociones son
generales tanto en términos de tiempo como de función.

* Las emociones, al contrario que las pulsiones, están siempre presentes en la


conciencia y varían constantemente en términos de cualidad e intensidad. Las pulsiones sólo
entran en la conciencia como señal de que existe una amenaza a la homeostasis, para que
inicie o finalice una acción.

Numerosos investigadores han propuesto que el sistema emotivo-motivacional puede ser


dividido en dos subsistemas: apetitivo y aversivo (positividad versus negatividad). La activación
de uno de los dos sistemas define la valencia de una emoción y el arousal es visto como una
variable que refleja variaciones en la activación de alguno de esos subsistemas o de ambos. De
acuerdo con este punto de vista, las emociones pueden ser vistas como “disposiciones para la
acción”, preparando al organismo para elicitar comportamientos de evitación o acercamiento,
interrumpiendo al mismo tiempo otros comportamientos y procesos mentales en marcha (Fridja,
1986; Lang, 1995). En su modelo de “Priming emocional”, Lang (1995) asume que el
“enganche de la emoción con los sistemas apetitivo o aversivo, facilita (“prima”) las
asociaciones, representaciones mentales y programas de acción correspondientes al sistema
motivacional activado. Así, si el sistema motivacional aversivo es activado, se facilitan
comportamientos defensivos, y si se activa el apetitivo se activarán los comportamientos
adecuados a la recepción de sucesos placenteros. Lang prueba su hipótesis comprobando

13
Condicionamiento, Motivación y Emoción

como el reflejo de sobresalto es potenciado en situaciones amedrantadoras o ante imágenes


desagradables e inhibido durante la presentación de imágenes placenteras

El modelo del espacio evaluativo de Cacioppo & Bernston ( 1994) propone que la
activación de dos funciones evaluativas: una de positividad y otra de negatividad, determinan el
resultado comportamental medido sobre una dimensión entre el acercamiento y la retirada de
un estímulo o situación concreta. Los autores proponen, por tanto que todas las situaciones
activan las dos vías de evaluación en alguna medida, y su comportamiento o resultado afectivo
es la suma (con distinto signo) de ambas evaluaciones básicas. Esto es, que las dos vías
evaluativas son distintivas y separables, aunque las provoque una misma situación. Lo
interesante de ésta propuesta es que distintos factores pueden modificar la evaluación positiva
o negativa de una misma situación dejando a la otra vía evaluativa intacta. De la investigación
generada siguiendo esta propuesta se han se han encontrado dos hechos motivacionalmente
interesantes:
- positividad de apagado: que indica que a muy bajos niveles de input afectivo, la
evaluación del suceso es positva en mayor medida que negativa y
- Sesgo de negatividad: que indica que el incremento en respuesta a partir de los
incrementos de input estimular es mayor para la negatividad. Esto es, se es más sensible a lo
negativo, por lo que se reacciona más fuertemente ante estímulos negativos que positivos. Esta
propuesta está bastante bien fundamentada desde los clásicos estudios sobre gradientes de
evitación y acercamiento, que comprobaban repetidamente cómo el gradiente de evitación tenía
una mayor pendiente que el de acercamiento.

3.3.4. Cognitivas.

Desde algunas teorías cognitivas sobre las emociones, se señala que las emociones son
comunicaciones a uno mismo y a los otros (Oatley y Johnson-Laird, 1987).

Como comunicaciones a uno mismo, las emociones señalan la ocurrencia de


acontecimientos relevantes para la consecución de importantes objetivos o metas. Quizás las
emociones sean primordialmente cambios en la disponibilidad para la acción, y establezcan
prioridades de objetivos. También trabajan para introducir y mantener en la conciencia
información sobre los acontecimientos que las generaron y sobre las posibles consecuencias de
estos acontecimientos.

Como comunicaciones a otros, las emociones pueden tener destinatarios; las señales
emocionales indican intenciones y cambios en la intención.

Las emociones reajustan y cambian las prioridades entre los objetivos, pueden cambiar
el flujo de la acción (p.e. el miedo interrumpe la corriente de acción, prepara para la lucha o
huida, y dirige la atención al medio en busca de señales de peligro).

Las emociones parecen tener una serie de efectos sobre el sistema cognitivo (ver más
adelante, en otro apartado). Por ejemplo, se sabe que la activación alta (ansiedad) reduce el
foco atencional; en diferentes estudios, los sujetos ansiosos focalizan más su atención sobre
palabras amenazantes. La inducción de emociones de felicidad leves mejora la resolución

14
Condicionamiento, Motivación y Emoción

creativa de problemas. Isen (1990) ha propuesto que la felicidad puede cambiar la organización
cognitiva, haciendo el rango de asociaciones más amplio y el procesamiento más flexible

3.4. Expresivo: comunicación y empatía. Ver también Aguado, 2005, págs.:49-73

Una de las más importantes funciones de nuestras emociones es comunicar rápidamente


nuestro estado de ánimo e interpretar correctamente el de los demás. De hecho algunos
psicólogos piensan que los componentes funcional y expresivo son, en realidad un mismo
componente. El interés por los aspectos expresivos de las emociones, en especial los faciales,
ha suscitado una gran cantidad de investigación a partir de las ideas de Darwin sobre la
universalidad de algunas emociones específicas. Como consecuencia de ello, parece aceptarse
que los patrones faciales son el mejor índice aislado de la presencia de una emoción.
Actualmente, los sistemas de codificación de expresiones faciales se consideran instrumentos
de mediciones de acciones faciales fiables y válidos.

En el componente expresivo de las emociones, los movimientos musculares faciales han


sido sin duda los que mayor atención han suscitado a nivel de investigación. Para comprender
mejor este componente expresivo, es necesario que conozcamos un poco la musculatura de la
cara que produce las expresiones faciales de las emociones. Aunque existen unas tres docenas
de músculos faciales y todos ellos participan en la expresión facial de un modo u otro, bastan 8
para diferenciar las emociones fundamentales. Estos músculos se encuentran inervados por el
nervio facial (par craneal nº 7), que en la cara se bifurca en dos divisiones: superior e inferior, y
éstas a sus vez en las ramas temporal y cigomática, por un lado, y bucal, mandibular y cervical
por otro. Por su parte, el nervio trigémino, que inerva a la mayoría de los músculos faciales, se
encarga de comunicar al cerebro la información de estos movimientos precisos.

Puesto que no podemos observar directamente la musculatura subyacente a la piel,


hemos de inferir sus actuaciones de la observación de los movimientos de ésta. Para ayudarnos
en esta tarea, se han ideado sistemas de puntuación de los movimientos de la cara, sistemas
que nos permiten medir acciones faciales y codificarlas en emociones específicas, de forma
fiable y válida. Los más conocidos son el FACS (Facial Action Coding System) de Ekman y
Friesen (1978), el MAX (Maximally Discriminative Facial Movement Coding System de Izard
(1979)) y el AFFEX -variante del MAX- (Izard, 1980). En ellos, se recogen las distintas
combinaciones de expresiones faciales que caracterizan a las distintas emociones; p.e. rabia:
cejas bajadas (depresión de los corrugadores), párpados en tensión (contracción del orbicular
del ojo), tensión en las mejillas y labios cerrados firmemente (contracción del orbicular de la
boca).

Una de las preguntas importantes sobre los patrones de expresión de emociones es la


siguiente: ¿son el producto del aprendizaje, de la socialización, o forman parte de nuestra
herencia genética?

Darwin (La expresión de las emociones en el hombre y en los animales, 1896) argumentó
que muchos de nuestros patrones de comunicación no-verbal eran heredados, evolucionaron
por su valor para la supervivencia (adopta un punto de vista funcional: ¿por qué existen las
expresiones de las emociones? para transmitir información sobre nuestro estado interno y así
informar sobre cómo es posible que nos comportemos) Al mostrar que la expresión de las

15
Condicionamiento, Motivación y Emoción

emociones es adaptativa, extiende su teoría de la evolución a la conducta. Si son un producto


de la evolución, deben ser universales, sostuvo Darwin. Personas de lugares muy distantes,
incapaces de comunicarse con el lenguaje hablado, no tendrán problema en comprender el
lenguaje expresivo del otro. Darwin documentó cierto grado de semejanza transcultural.

Investigadores posteriores han encontrado evidencia abundante del carácter innato de


ciertas expresiones emocionales. Muchos de estos estudios se han realizado con las
expresiones faciales de las emociones. En relación a las expresiones faciales de las emociones,
es importante destacar que los músculos que las producen son los únicos en nuestro cuerpo
que no se encuentran conectados con huesos, sino sólo a la piel; estamos dotados, por tanto,
de un sistema muy específico para la producción de movimientos faciales sin relevancia ósea.

Las siguientes son algunas de las evidencias que se citan a favor del carácter innato de
la expresión facial de las emociones:

1. Estudios transculturales: numerosos estudios transculturales indican que la expresión


de las emociones es universal, independiente de las diferencias ambientales y culturales, al
menos para la alegría, sorpresa, miedo, ira, asco y tristeza (en estos estudios se pide a los
participantes identificar las emociones expresadas en distintas fotografías de caras; se trata de
un test de asociación facial entre expresión y emoción) Estos trabajos no sólo se han realizado
en culturas occidentales (Izard, 1971: EE.UU., Gran Bretaña, Alemania, Suecia, Francia, Suiza,
Grecia y Japón) y con influencia de la TV, sino también en culturas aisladas, sin escritura -
preliteratas- (Ekman y cols.), arrojando básicamente los mismos resultados (p.e. tribus de la
cultura Fore en Nueva Guinea -además las expresiones faciales de las emociones por parte de
los guineanos fueron reconocidas bastante bien por estudiantes universitarios norteamericanos-

2. Comparación entre las expresiones faciales de niños ciegos y videntes: existe una
notable semejanza entre ellas. También se cita el caso de una niña ciega y sordomuda
(Goodenough, 1932), que expresaba sus emociones de forma muy parecida a los niños
normales, a pesar de no haber podido aprenderlo -imposibilidad de percepción visual y auditiva-

3. Estudios con niños con grave retraso mental (Eibl-Eibesfeldt, 1970): a pesar de su
gran dificultad de aprendizaje, también exhiben plena expresión de las emociones.

4. Los bebés (uno a nueve meses) también muestran expresiones faciales distintivas e
identificables como respuesta a distintas señales emocionales

5. Estudios con primates no humanos: otra evidencia a favor de la universalidad de la


expresión emocional es la similitud constadada entre las expresiones faciales emocionales del
hombre y algunos animales. Puede por tanto haber una explicación filogenética para el carácter
innato de la expresividad emocional.

Que haya componentes innatos, no implica que el aprendizaje no juegue algún papel en
la expresión emocional. P.e.: los hombres y las mujeres difieren en su expresión no-verbal de
las emociones cuando adultos, pero no cuando niños en edad preescolar. Las emociones se
adivinan mejor en las expresiones de mujeres que de hombres, aunque éstos sí manifiesten
claras alteraciones en tasa cardiaca y respuesta eléctrica de la piel (REP). Los varones en el

16
Condicionamiento, Motivación y Emoción

proceso de crecimiento, parecen aprender a controlar ciertos aspectos de la expresión


emocional. Por otra parte, todos nosotros hemos aprendido a inhibir o modificar en parte la
expresión de la emoción en ciertos contextos (p.e. jugando a las cartas,...)

Nuestra habilidad para interpretar y reconocer las emociones, por tanto, es en parte
innata y en parte aprendida. Parece que estamos preparados para extraer el significado de
ciertos gestos y caras (p.e. los niños pequeños ante una situación nueva u objeto miran la
expresión facial de sus madres y en función de ella se aproximan o evitan). Pero en el curso de
la socialización, aprendemos qué conductas expresivas atender y cuáles no; las mujeres son
generalmente mejores que los hombres al interpretar las manifestaciones emocionales.
Independientemente de la habilidad para ello de cada uno, confiamos en general bastante en
estos mensajes no-verbales. Incluso cuando son contradictorios con la información verbal, nos
quedamos con los no verbales, quizás porque la mayoría de la gente piensa que el lenguaje del
cuerpo es difícil de controlar, lo que puede ser cierto en buena medida.

3.5. El modelo de los procesos oponentes y la dinámica afectiva (ver la


teoría de los procesos oponentes Solomon y Corbit en el libro de A.
Cándido. Aprendizaje Asociativo: Tema de habituación, págs. 38-41: se
excluye la parte dedicada al fenómeno de tolerancia a las drogas )

4. Problemáticas actuales: independencia e interacción entre emoción y cognición

4.1.. La vuelta a James: el priming emocional y las dos vías de una emoción.

La apreciación cognitiva puede ser más importante para algunos tipos de sucesos
emocionales que para otros. Por ejemplo, la apreciación cognitiva puede jugar un papel más
causal en el condicionamiento humano basado en conocimiento explícito (consciente) que en el
implícito (inconsciente) (p.e. LeDoux, 1995; Öhman et al, 1998). El hipocampo parece ser
especialmente importante en el caso del aprendizaje explícito de expectativas emocionales
mientras que la amígdala lo es en el aprendizaje implícito emocional. Las pruebas mas
importantes de esta visión proceden de los estudios sobre aprendizaje, condicionamiento,
inconsciente implicado en el sistema de defensa. En éste sistema, que incluye al miedo y la
ansiedad, se produce tanto la identificación como el aprendizaje de señales que anticipan
estímulos amedrantadores de forma inconsciente (p.e. LeDoux, 1996; Öhman, 2002).

En el primer caso un experimento de Dimberg, Thunberg, and Elmehed (2000)


ejemplifica cómo los humanos son capaces no solo de producir señales de comunicación
emocional mediante gestos, sino también de identificarlas y responder empáticamente a ellas y
además hacerlo de forma automática, inconsciente. Los autores implantaron electrodos que
registraban la activación de varios músculos faciales y seguidamente presentaron a los
participantes fotos de caras que expresaban distintas emociones. Cada foto se presentaba
durante 30ms y era inmediatamente seguida por una máscara (una cara neutral) que
permanecía durante 5 s. Este procedimiento impedía el reconocimiento consciente de la cara

17
Condicionamiento, Motivación y Emoción

emocional. Aún así, los participantes expuestos a las caras alegres enmascaradas mostraron
mas activación del músculo cigomático que los expuestos a neutrales o agresivas, mientras los
expuestos a las caras agresivas mostraron mas activación del músculo corrugador que los
expuestos a caras neutrales o alegres.
En el segundo caso, Esteves, Parra, Dimberg & Öhman (1994) encontraron
un condicionamiento de las respuesta psicogalvánica cuando emparejaron caras agresivas
presentadas de forma enmascarada con una pequeña descarga en el dedo, lo que indica que
las personas pueden asociar gestos faciales con miedo sin ser conscientes de su presentación.

Las investigaciones neuropsicológicas (p.e. LeDoux) son consistentes en afirmar que


existen dos rutas que activan el complejo amigdalino: una lenta a través de córtex que conlleva
un análisis pormenorizado del estímulo y otra rápida a través de estructuras subcorticales que
activa la amígdala después de un análisis superficial del estímulo. Las tareas de
enmascaramiento impiden la activación de la ruta lenta, cortical, pero dejan la vía rápida intacta,
permitiendo así las respuestas emocionales.
Se podría pensar que las teorías de la apreciación, que se basan en la necesidad de una
evaluación significativa del contexto emocional, requieren la activación de la vía lenta pero,
como hemos mencionado, ello no parece ser necesario para la detección y ejecución de
algunas reacciones emocionales.
Seguramente, una manera de reconciliar las teorías del appraisal o evaluación con los
resultados de investigaciones recientes es asumir que, al menos para estímulos emocionales de
especial relevancia evolutiva, la detección e incluso parte de la respuesta a ellos puede ser
inconsciente.

4.2. Relaciones entre Emoción y otros procesos psicológicos (ver Aguado, 151-
177)

Existe una gran evidencia experimental que muestra que las personas que
exhiben diferentes emociones o estados de ánimo exhiben a su vez sesgos cognitivos
diferentes. En éstos estudios la metodología general ha consistido en, primeramente, inducir un
estado emocional a través de cualquiera de las técnicas antes vistas y, en segundo lugar
estudiar su efecto sobre alguna tarea psicológica que dependa de la actuación de un
determinado proceso cognitivo. Los resultados de ésta manipulación se comparan
habitualmente con situaciones de control donde la actuación de los sujetos no es dependiente
de un estado emocional significativo o bien un estado emocional contrario en valencia.

¿Qué efectos generales tienen las emociones y los estados de ánimo en procesos
cognitivos concretos como la percepción, atención, memoria o aprendizaje?

Existe consenso en lo referente al efecto de las emociones sobre lo que pensamos.


Las emociones afectan al tipo de evaluación que hacemos sobre nosotros mismos y los demás;
en concreto, las personas en un estado emocional positivo se ven a sí mismas más
“saludables”, sociables, y se realizan más juicios positivos sobre ellos y sus vidas. Respecto al
efecto de los estados emocionales negativos, los estudios de Alloy y Abramson (1988)
mostraron que los sujetos deprimidos eran más ajustados en sus juicios a la realidad que las

18
Condicionamiento, Motivación y Emoción

personas normales, eran menos optimistas, pero realizan mayor número de evaluaciones
negativas sobre ellos mismos y sus vidas.

El sesgo cognitivo producido por las emociones y estados de ánimo positivos tienen una
función adaptativa clara: aumentar y mantener la autoestima. El sesgo cognitivo inducido por
emociones y estados de ánimo negativos como los que cursan con ansiedad o depresión nos
hacen fijarnos bien en la necesidad de identificar los sucesos potencialmente peligroso bien nos
llevan a considerar reflexivamente los sucesos que han conllevado fallo o pérdida. Así, la
ansiedad o el miedo parecen producir sesgos relacionados con la atención preferente a los
sucesos que la producen. La depresión parece asociarse mejor con sesgos en la memoria,
conllevando una mejor recuperación de información emocionalmente negativa, especialmente
referida a uno mismo; estos efectos también se producen cuando se inducen los estados
emocionales en el laboratorio en sujetos sin problemas clínicos. Podríamos suponer que la
ansiedad (o el miedo) es una emoción que “busca hacia delante” llevando a sesgos
atencionales y la depresión (o la tristeza) es una emoción que “busca hacia atrás” llevando a
sesgos de memoria (Mineka 1992).

En segundo lugar, la detección de estímulos “cargados” emocionalmente es más rápida que la


de los estímulos emocionalmente neutrales. Esto es, los estímulos emocionales sesgan la
atención hacia ellos y ello ocurre independientemente de sus características físicas. Este sesgo
atencional ocurre en especial ante estímulos con valencia emocional negativa., y en aquellos
sujetos de alta ansiedad, provocando un mejor y más rápido procesamiento de estos estímulos
y facilitando que sean los mejores candidatos para establecer asociaciones.

Derivado de todo ello, los estímulos emocionales, al focalizar la atención sobre ellos
mejoran a su vez su codificación y, por tanto, las posibilidades de almacenamiento en la
memoria. Son también, debido a su “saliencia psicológica”, excelentes claves de recuperación
de contenidos mentales a ellos asociados.

La investigación sobre emoción y memoria es clásica en la Psicología Experimental,


pudiendo dividir la s relaciones entre emoción y memoria en dos grandes apartados
1. ¿Cómo se recuerdan y almacenan los sucesos de carácter emocional? y
2. ¿Cómo influencian los estados emocionales el recuerdo (codificación y
recuperación) de otros sucesos ajenos, emocionales o no?

Respecto a la primera pregunta, la investigación realizada indica que las personas son eficaces
y ajustadas en el recuerdo de sus emociones pasadas: p.e. la intensidad de las emociones
recordadas correlaciona positivamente con la intensidad de la emoción experienciada
originalmente. Sin embargo, se pueden producir sobreestimaciones o infravaloraciones en este
proceso, seguramente debido al efecto de las evaluaciones (apreciaciones), del estado
emocional actual o a la personalidad, o a la interacción de todos ellos. (Levine y Saber, 2002).
Respecto a la importancia del estado emocional actual, Saber, Bonanno y Field (2001)
preguntaron a viud@s sobre la intensidad de su pena por la pérdida del cónyuge 6 meses y 5
años después; éstos informaban sobre una pena más intensa 6 meses que 5 años después, sin
embargo, cuando se les pidió que recordaran a los 5 años cómo se sentían a los 6 meses tras
la pérdida de su cónyuge, la intensidad de la pena recordada correlacionaba de forma mas alta

19
Condicionamiento, Motivación y Emoción

con su nivel de pena actual que con la que realmente experienciaron a los seis meses. Otro
factor importante son las apreciaciones actuales sobre emociones pasadas: Saber, Levine y
Drapaski, comprobaron que los estudiantes que aprobaban un examen subestimaban lo
ansiosos que habían estado antes del examen, mientras que con los suspensos ocurría lo
contrario. Finalmente los factores de personalidad influyen de forma importante,
comprobándose diferencias individuales en la manera de recordar emociones pasadas. Así, los
individuos que puntúan alto en ansiedad recuerdan más sucesos negativos (en 2 test diarios
durante 4 semanas) que los sujetos que puntúan bajo en ansiedad. Por otra parte, las personas
que puntúan alto en neuroticismo sobrestiman la intensidad media del recuerdo de sus estados
emocionales negativos pasados.

Respecto a la segunda pregunta, la literatura psicológica muestra que la emoción puede


mejorar o empeorar el recuerdo de otros sucesos. Una serie de fenómenos firmemente
establecidos relacionan la emoción con la mejora del recuerdo, son éstos los fenómenos de
“memorias flash” (flashbulb memories) y la memoria dependiente de estado (MDE). Por otro
lado los sucesos traumáticos parecen estar sujetos a represión y olvido en muchas
circunstancias y recuperación fácil en otras. Respecto a la memoria de los testigos de sucesos
delictivos, los resultados son también complejos.

En el caso de las memorias flash o de destellos, nos referimos al aparentemente


excelente recuerdo de los sucesos personales y contextuales que rodearon la ocurrencia de un
suceso personalmente muy importante, p.e. para los americanos, la muerte del presidente
Kennedy o mas recientemente el atentado contra las torres gemelas -11-S; para los españoles
pudieran ser la muerte de Franco y el atentado contra el metro en Madrid -11M de 2004. La
pregunta típica en estas situaciones es ¿Qué estabas haciendo tú cuando…?
Los recuerdos autobiográficos entorno a este tipo de hechos suelen ser muy nítidos y
exactos, y suponemos que ello es debido a sus componentes emocionales, a que están ligados
a un suceso emocional de especiales características. No obstante, también este tipo de
recuerdos están sometidos a distorsiones y olvido. De hecho, todo parece indicar que es la
sensación subjetiva de exactitud y nitidez más que el recuerdo objetivo, lo que otorga su
peculiaridad a las memorias “flash”.

Otro campo de estudio donde la influencia emocional en la codificación y recuerdo de


información tiene gran influencia es en la “memoria de los testigos”. Muchos de estos estudios
han reafirmado la idea de que el alto estrés sufrido al ser testigo de un acto delictivo, empeora
la exactitud o precisión del testimonio de los testigos. Sin embargo los estudios mas recientes
han revelado que aunque la emoción empeora el recuerdo de los detalles periféricos del suceso
de interés no ocurre lo mismo con los aspectos centrales, cuyo recuerdo se mejora. Por otro
lado, el tiempo entre el suceso y el test de recuerdo también es importante pues parece ser que
el recuerdo es más exacto si se deja pasar un tiempo que si se realiza el interrogatorio
inmediatamente.

El fenómeno de “memoria dependiente de estado” (MDE) hace referencia al mejor


recuerdo de los sucesos codificados en una situación de contexto interno significativo, inducido
por drogas o por un estado de ánimo o emoción concreta cuando, al cabo del tiempo, se tratan
de recordar bajo ese mismo estado. El fenómeno ha estado rodeado de controversias,
existiendo resultados contradictorios, debido sobre todo a la diferente metodología empleada y

20
Condicionamiento, Motivación y Emoción

al tipo tanto de material a recordar en la codificación y la fase de recuperación como a la forma


y grado de inducción de un estado interno. Cuando ese estado se induce por medio de drogas
los resultados suelen mostrar un mejor recuerdo cuando existe congruencia de estados siempre
dependiendo del grado de intoxicación. Que el tipo de droga sea excitante o depresora también
influye, mejorando el recuerdo las primeras pero no las segundas (p.e. alcohol)
Ha habido hallazgos frecuentes de memoria dependiente de estado emocional. Por un
lado el recuerdo de información bajo un determinado estado emocional mejora si se vuelve a
un estado emocional congruente con el de aprendizaje. Por otro lado, existe el llamado efecto
de la congruencia del estado de ánimo, que consiste en una mayor facilidad para recordar
sucesos emocionalmente congruentes con el estado emocional actual que experimenta una
persona.
Finalmente, los estudios sobre el recuerdo de hechos personales traumáticos
muestran que éstos hechos pueden ser recordados vívidamente una y otra vez o ser difíciles o
imposibles de recordar, al menos temporalmente. En este último caso, el fenómeno de amnesia
psicógena responde al hecho de que algunas personas padecen una pérdida de memoria
temporal causada por un trauma psicológico (p.e. estrés bélico). Por otro lado el debate se ha
establecido sobre la exactitud del recuerdo de los traumas, de hecho, en años recientes existe
un alarmante número de casos de pacientes en psicoterapia, que recuerda hechos traumáticos
largamente olvidados (Eich y Schooler, 2000). De especial relevancia actual son los estudios
sobre la exactitud del testimonio de niños que informan sobre padecimiento de abusos sexuales
y que tanta repercusión social tienen.

Relacionado con los factores de influencia emocional sobre la memoria y la memoria de


sucesos emocionales se encontrarían las relaciones del aprendizaje con la emoción.
Primeramente ya conocemos que distintos sucesos neutrales pueden adquirir la capacidad de
evocar emociones gracias al aprendizaje asociativo, especialmente mediante condicionamiento
clásico. Por otra parte conocemos los sesgos que se producen en la percepción de relaciones
entre sucesos evolutivamente distintivos y situaciones aversivas, especialmente en sujetos de
alta ansiedad (Trabajos del grupo de Mineka)

También conocemos que gran parte del valor de incentivo de una consecuencia
comportamental la otorga la emoción que acompaña a su recepción tras el comportamiento.
Así, si las consecuencias de nuestro comportamiento son desagradables no lo repetiremos en
el futuro en esas mismas circunstancias pero si son agradables sí lo haremos. Si recordamos la
Teoría de Lang, es fácil ver el gran papel que juegan las emociones en el aprendizaje, pues las
positivas activaran el sistema motivacional apetitivo, permitiendo las conductas de acercamiento
y otorgando a los incentivos un valor hedónico positivo y las negativas activaran el sistema
motivacional aversivo provocando conductas de evitación.

Por otro lado, las emociones cuando surgen durante el proceso de aprendizaje
asociativo, pueden inducir sesgos en la detección de relaciones entre los sucesos –neutrales-
en juego, bien alterando la memoria o el pensamiento, bien el cómputo de la contingencia entre
los sucesos. Un ejemplo ilustrativo de la influencia de la emociones en el curso de aprendizaje,
en concreto, en la detección de relaciones causales entre sucesos, lo muestra un estudio
realizado por Cándido, Catena, Maldonado, Lorena y Beltrán durante el curso 2002-2003
(Cándido et al., 2006). En este estudio participaron estudiantes de Psicología de la Universidad

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Condicionamiento, Motivación y Emoción

de Granada que realizaron una tarea de aprendizaje causal. Mientras observaban y estimaban
la relación causal entre dos sucesos, fueron expuestos de forma repetida a fotografías de valor
hedónico positivo, negativo o neutral. Los estudiantes expuestos a fotos que inducen emociones
negativas (rostros mutilados) estimaron que existía una menor relación causal (tanto de tipo
generativa como preventiva) entre los sucesos que los estudiantes que vieron fotos positivas o
neutrales. Sin embargo, y sorprendentemente, recordaban bien la frecuencia de presentación
de los distintos sucesos.

Todo ello indica que las emociones, lejos de ser un proceso aparte del pensamiento
racional, son parte fundamental de los procesos cognitivos, interactuando con ellos y llegando a
potenciar o bloquear su normal desarrollo.

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