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ÍNDICE

El control de las emociones ........................................................................... 2


1 Introducción ................................................................................................... 2
2 Concepto y definición de emoción ........................................................... 4
3 Clasificación de las emociones .................................................................. 5
3.1 Emociones agradables versus emociones desagradables .................. 8
4 El mecanismo fisiológico de la emoción .................................................10
4.1 El Cerebro Emocional de Joseph Le Doux ........................................ 13
4.2 La hipótesis del marcador somático de Antonio Damasio ..............14
4.3 El perfil emocional del cerebro de Richard J. Davidson ..................14
5 Inteligencia emocional y el control de las emociones ......................... 15
5.1 El control de las emociones desagradables ....................................... 17
5.2 El fomento de las emociones agradables .......................................... 28
Referencias Bibliográficas .................................................................................. 30

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EL CONTROL DE LAS EMOCIONES

1 INTRODUCCIÓN
Como has visto en el tema anterior, las emociones son una parte esencial de nuestra vida y
funcionan en interacción constante con nuestro pensamiento y nuestra conducta. Las emociones
te ayudan a percibir la realidad presente, pasada y futura de una manera única, a sobrevivir a los
peligros preservando tu vida y a contribuir a la continuidad de nuestra especie. Por ello, todas las
emociones son necesarias ya que cada una de ellas juega un papel en nuestra adaptación
constante al medio en el que vives.
Si observas las emociones más básicas, te darás cuenta de que todas ellas tienen una función
adaptativa:
• El asco, te genera aversión. Pensemos en qué pasaría si viésemos una comida en mal
estado y no nos generara esta sensación, podríamos comerla y, quién sabe qué
consecuencias podría tener.
• La ira, supone una autodefensa, si voy caminando por la calle de noche y oigo unos pasos
tras de mí, mi nivel de activación va a ir incrementándose porque mi cerbero comenzará a
anticipar una potencial amenaza, si además, noto que alguien me agarra por detrás lo más
probable no es que me gire a preguntarle qué desea, lo más probable es que trate de
defenderme de una potencial amenaza sin mediar palabra.
• El miedo, una de las emociones más primitivas que surge ante un peligro inminente, te
ayuda a sobrevivir, a no exponerte a potenciales peligros.
• La tristeza, es un declive de nuestro estado de ánimo a consecuencia de una pérdida y te
indica sobre posibles cambios y ajustes que debemos emprender, nos permite reflexionar
sobre ello.
• La alegría tiene una función filiativa, te une a nivel social, al experimentar esta emoción
(por ejemplo, si nuestro equipo de baloncesto ha ganado el partido) queremos
compartirla con otros. Finalmente, la sorpresa es una reacción ante una situación no
prevista y que puede desarrollarse o desembocar en otra emoción más agradable (si es mi
cumpleaños y me han preparado una fiesta sorpresa), o desagradable (si acabo de
enterarme que he suspendido el examen para el cual me había preparado tanto).

De esta manera, como hemos podido comprobar, las emociones son como un faro en el mar, son
indicadores de que debemos prestar atención a algo y cumplen tres funciones básicas:
• Adaptación al medio
• Social/predictiva: de la conducta propia y ajena
• Motivación: orientación de nuestra conducta a una meta según su intensidad

Piensa en qué ocurriría si el llanto de un bebé no nos conmoviera, su supervivencia (adaptación)


se vería seriamente comprometida. Su llanto produce una activación en nuestro cerebro que nos
ayuda a predecir (función predictiva) qué le puede estar ocurriendo, y nos moviliza (motivación)
para satisfacer sus necesidades, como cambiarle el pañal o darle de comer.
Además de las emociones básicas existen muchas otras a las que llamamos secundarias, igual que
ocurre con los colores básicos, se van entremezclando y ampliando la paleta de
colores/emociones. Entre ellas podemos incluir, la culpa, la vergüenza, arrepentimiento,

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compasión, gratitud, etc. Así que, en realidad todas ellas son emociones necesarias, y por ello las
clasificaremos como agradables o desagradables en función de lo que sintamos.

El emocionario es un libro útil para niños y adultos que describe 42 emociones. Sus autores son
Cristina Núñez Pereira y Rafael R. Valcárcel (2013). Editorial Palabras Aladas.

Cuando las emociones alcanzan una dimensión que hace que deje de ser adaptativa y que, por ello, ya
no trabaje en nuestro beneficio, es necesario aprender a gestionarlas, a controlarlas, para vivir en un
estado lo más homeostático posible.
Las emociones siempre presentan un lado cognitivo puesto que influyen en como valoramos
mentalmente, sea de manera inmediata o a posteriori, una situación (Ayan, 2016). Así, si bien las
emociones no están aisladas del pensamiento, en este tema se van a abordar de una manera más
específica.
Es muy importante para tu felicidad que reconozcas tus emociones, las identifiques, entiendas la
influencia que ejercen en tu vida, así como que dispongas de estrategias para su control.
Como seres sociales que somos, también es muy necesario para tu felicidad que seas capaz de
identificar las emociones de los demás y cómo afectan o influyen a la gente que está alrededor.

Foro de ejercicios:
Indica alguna situación en la que hayas visto a otra persona con una
emoción deteminada de las que se han señalado en la página anterior.
¿Cómo afectaba esa emoción, o cómo influía en las personas que estaban
alrededor? Coméntalo.

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2 CONCEPTO Y DEFINICIÓN DE EMOCIÓN
Como te explicamos en el tema 4.1 resulta muy complicado desligar la emoción del pensamiento
y viceversa. Pero, ¿qué entendemos por emoción? La definición del término no parece gozar de un
consenso unitario.
El diccionario de la Real Academia Española define la emoción como: “Alteración del ánimo intensa y
pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.” Por otro lado,
Daniel Goleman, autor del best seller “Inteligencia Emocional” (1995), que ha sido traducido a más de
40 idiomas, explica el concepto de emoción como: “Utilizo el término emoción para referirme a un
sentimiento y sus pensamientos característicos, a las condiciones psicológicas y biológicas que lo
caracterizan, así como a una serie de inclinaciones a la actuación”.

Daniel Goleman (1947-)

Según Scherer (2000) existe determinado consenso entre las diferentes definiciones que existen
en la literatura: “Las emociones son episodios de cambios coordinados en varios componentes
(incluyendo al menos una activación neurofisiológica, manifestación motora y un sentimiento
subjetivo, posible tendencia a la acción y procesos cognitivos) en respuesta tanto a estímulos
internos como externos significativos para el organismo”. Por lo tanto, las emociones
comprenden, básicamente, tres aspectos:
a. Fisiológicos: Una primera reacción involuntaria a un estímulo.
b. Cognitivos: La información se procesa, se evalúa y tiene un impacto en nuestra
experiencia subjetiva.
c. Conductuales: Provoca cambios en los gestos de la cara, el movimiento del cuerpo,
tono de voz, etc.
Es importante, por otro lado, diferenciar el término “emoción” del término “sentimiento,” ya que
ambos, en ocasiones, se toman como sinónimos. El sentimiento se representa, a menudo, como
un resultado de la emoción que se ve reflejado en un estado de ánimo.
Una respuesta emocional está constituida por tres tipos de componentes: conductuales,
autonómicos y hormonales. El componente conductual consiste en movimientos musculares
apropiados a la situación que los elicita. Las respuestas autonómicas facilitan las conductas y

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aportan la energía necesaria para realizar movimientos enérgicos (incremento de la capacidad
simpática frente a la parasimpática del Sistema Nervioso Autónomo), se da por ejemplo, un
incremento significativo de la frecuencia cardiaca. Finalmente, la respuesta hormonal refuerza la
respuesta autonómica, incrementando los niveles de glucosa en sangre mediante la liberación de
adrenalina y noradrenalina, y posteriormente, cortisol desde las glándulas suprarrenales.

Si lo deseas puedes escuchar ahora este podcast sobre regulación


emocional: Consecuencias afectivas, cognitivas y sociales.
https://canal.uned.es/video/5a6f8dd5b1111fe57c8b4645

3 CLASIFICACIÓN DE LAS EMOCIONES


Las emociones poseen un carácter universal, como ya apuntó Charles Darwin en su obra “La
expresión de las Emociones en los hombres y en los animales” (1872). Poco más de un siglo después,
Paul Ekman, tras su viaje a Papua Nueva Guinea (1967-1968), corroboró los principios que
estableció Darwin sobre la expresión de las emociones y publicó en 1978 el libro de su Sistema de
Codificación Facial (FACS, por sus siglas en inglés), “Facial Action Coding System: A Technique for
the Measurement of Facial Movement”, una herramienta integradora para medir y valorar el
movimiento facial. En esta obra, Ekman y Friesen, establecieron las seis emociones básicas (como ya
se ha apuntado en la Introducción): tristeza, felicidad, sorpresa, asco, miedo e ira. Todas ellas
constituyen procesos de adaptación del organismo a diferentes situaciones y experiencias
subjetivas, cuya función última es regular nuestro funcionamiento social e interpersonal.

Enlace a la web del Dr. Paul Ekman:


http://www.paulekman.com/paul-ekman/
En la Wikipedia puedes encontrar una breve introducción al
Sistema de Codificación Facial de Ekman:
https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_de_Codificaci%C3%B3n_Facial

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Las seis emociones básicas descritas por Ekman y Friesen (1978). De izquierda a derecha y de
arriba abajo: ira, miedo, asco, sorpresa felicidad y tristeza.

A partir de estas emociones básicas se pueden ir definiendo otras que podríamos llamar
emociones secundarias como, por ejemplo, la vergüenza, la culpa, la satisfacción, la frustración,
etc. Además, en función del grado en que las emociones afectan a la conducta, éstas pueden ser
agradables o desagradables. Las emociones agradables como, por ejemplo, la alegría, la
satisfacción, la gratitud, etc. resultan ser emociones saludables porque afectan positivamente al
bienestar, favoreciendo un pensamiento más adaptativo. Las emociones desagradables, en
oposición a las emociones positivas/agradables, también se conocen como emociones tóxicas y
suelen provocar el deseo de evitarlas o evadirlas como, por ejemplo, el miedo, la tristeza, el
enfado, el asco, el rechazo, etc., pese a que tienen una función adaptativa como las agradables.
Por último, hay otro tipo de emociones más ambiguas o neutras como es la sorpresa, que puede
acompañar tanto a las agradables (como cuando nos comunican que hemos superado con éxito
una prueba) como a las desagradables (como cuando nos acabamos de dar cuenta que se ha
salido el agua de la lavadora).

Las 6 emociones básicas o primarias


Emociones agradables Emociones desagradables
Felicidad Ira
Miedo
Asco
Tristeza
Emoción neutra: Sorpresa

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Emociones secundarias
Satisfacción Vergüenza
Gratitud Culpa
Alegría Envidia
Ilusión, etc. Frustración, etc.

Pero, ¿cómo se forma una emoción? James Gross desarrolló, en 1998, un modelo cronológico en la
formación de una emoción. Este modelo consta de 5 fases:
1. Elección de la situación: aquí decidimos a qué estímulos atendemos y cuales omitimos.
2. Modificación de la situación: factores que pueden influir e implicar un cambio en la
elección de la situación.
3. Control de la atención: una vez la decisión ha sido tomada, la atención se dirige a otros
aspectos.
4. Reinterpretación cognitiva: se tiene en cuenta nueva información acerca de la situación y
su reordenación e interpretación subjetiva de la misma.
5. Expresión emocional: manifestación emocional a todos los niveles, ya sea verbal, corporal
o ambas.

Un ejemplo del Modelo de James Gross (1998) para la


formación de una emoción:
1- Nos han invitado a una cena.
2- En primer lugar (1. Elección de la situación) hemos de decidir
si vamos a ir o no, ¿qué tipo de cena es? ¿de amigos? ¿de
empresa?, ¿para recaudar fondos para una causa? Y otra
cuestión, ¿me gusta ir de cena? ¿qué día es, laborable o fin de
semana?
3- Una vez sabemos que es una cena de empresa por la jubilación
de un compañero, preguntamos a nuestra compañera si
acudirá (2. Modificación de la situación), en función de si
acude o no nuestra decisión puede verse afectada (1).

4- Una vez hemos decidido ir, llegamos a la cena y hacemos un


barrido visual (3. Control de la atención) para reconocer
quién ha acudido o no finalmente a la cena
5- A lo largo de la cena pueden darse diferentes hechos
(Reinterpretación cognitiva) que nos hagan valorar lo
agradable o desagradable de la experiencia como, por ejemplo,
que un compañero anime la cena con un monólogo y todos los
presentes pasen un buen rato riendo (5. Manifestación
emocional).

Sin embargo, investigaciones más recientes apuntan a una elaboración taxónomica más amplia de
las emociones basada en la experiencia emocional y la expresión (Cowen, Sauter, Tracy, Keltner,
2019) y no únicamente en las “seis básicas” de Ekman o investigaciones basadas en la activación y
la universalidad (transcultural) del concepto. Porque, ¿qué ocurre cuando sonreímos con cierta

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vergüenza (bochorno)?, o seguro que estamos más familiarizados con esto, ¿qué nos indican las
celebraciones cunado un tenista gana un partido “in extremis”?, o seguro que todos recordamos el
famoso grito gutural de una famoso futbolista cuando ganó su balón de oro,

(puedes verlo aquí: https://www.youtube.com/watch?v=hQB0BmEo05o)

no dijo nada pero todos entendimos lo qué quería transmitir.

En este sentido, Cowen y cols., proponen una aproximación conceptual y metodológica


incluyendo el lenguaje, el contexto (circunstancias), la percepción de la expresión facial, el
cuerpo y la voz. Porque, realmente para Cowen los modelos tradicionales únicamente explican el
30% de la varianza, ¿qué ocurre con el otros 70%), en este sentido, parece ser que estos modelos
se quedan muy cortos en la explicación de las diferentes dimensiones de la emoción. Así que, los
estudios sobre emoción deberían ser más amplios y deberían recoger más factores respecto a la
emoción y no únicamente la expresión musculo-facial.

Mapa se 27 variedades de experiencia emocional evocada a partir


de 2.185 videos de Cowen y cols. (2019):
https://s3-us-west-1.amazonaws.com/emogifs/map.html#modal
(pasando por encima de las imágenes nos indica qué emociones
han sugerido los participantes en el estudio)

3.1 Emociones agradables versus emociones desagradables


El modelo de la Teoría de la Amplificación y Construcción (Broaden-and-Buid Theory) de Bárbara
Fredrickson (1998; 2001) surgió en respuesta a la mayoría de los modelos que se basan en las
emociones desagradables (centrados en el interés de los fundamentos de la Psicología en
amortiguar y paliar los efectos negativos de éstas) que veremos en el epígrafe siguiente. Los
modelos basados en emociones desagradables tratan de ayudar al organismo a escapar (evitar,
huir) de alguna situación amenazante y que compromete la supervivencia del organismo. Sin
embargo, las emociones agradables rara vez se dan en situaciones amenazantes y su acción no es
tan específica. En este sentido, su objetivo se fundamenta en que las emociones agradables
amplifican el repertorio de pensamientos del individuo y éstos le llevan a crear (construir) una
serie de recursos personales más adaptativos y duraderos.

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Teoría de la Amplificación y Construcción (Broaden-and-Buid Theory),
Barbara Fredickson (1998)

Este modelo establece que la experiencia de emociones agradables amplifica la capacidad de las
personas para transformarse a sí mismas, siendo más creativas, resilientes e integradas socialmente,
lo cual incrementará sus recursos personales y, en último término, les hará personas más saludables.
En este sentido, Tor D. Wager y colaboradores (2008) compararon en un meta-análisis las estructuras
cerebrales que se activaban en función de si las experiencias eran o no agradables basándose en 95
estudios de neuroimagen que analizaron. Estos son los principales resultados que hallaron:

Estructuras cerebrales implicadas en las experiencias desagradables y agradables, Wager y


cols., (2008). SGP: Sustancia Gris Periacueductal, izq. (izquierda), ATV: Área Tegmental
Ventral, Nacc: Núcleo Accumbens, dcha.: derecha.

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Estructuras cerebrales implicadas en las experiencias agradables, Wager y cols., (2008).

4 EL MECANISMO FISIOLÓGICO DE LA EMOCIÓN


A nivel fisiológico, el organismo funciona de manera bastante inespecífica, tanto para las
emociones agradables como las desagradables. La diferencia radica en que ante las emociones
negativas el organismo reacciona frente a la percepción de una amenaza. Esta amenaza no hace
falta que sea física (como, por ejemplo, que sintamos que alguien nos sigue por la calle en plena
noche) sino que también puede ser una amenaza percibida o imaginada, aunque no sea un hecho
real, como la anticipación de que algo catastrófico va a ocurrir (por ejemplo, creer que nuestra
pareja nos va a dejar por otra persona).
Ante la percepción de una amenaza, nuestro cerebro más primitivo está preparado para emitir
respuestas de lucha o huida con el objetivo de mantenernos vivos. Las emociones básicas y necesarias
que se manifiestan ante esta percepción son el miedo y la ira. Entonces, ¿qué ocurre cuando nos
enfadamos? Se activan en nuestro cerebro las estructuras que forman parte del sistema límbico,
encargadas de velar por nuestra supervivencia. Entre ellas, la amígdala se encarga de interpretar
emocionalmente todo lo que nos ocurre, detectando si supone un peligro para nosotros.

Esquema de los componentes del Sistema Nervioso.

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Recordemos brevemente los componentes del Sistema Nervioso (S.N.). El S.N. se divide entre el
Sistema Nervioso Central (S.N.C.) que comprende el cerebro y la médula espinal y envía y recibe
información del Sistema Nervioso Periférico (S.N.P.). Éste último, se compone del Sistema
Nervioso Somático (S.N.S.), las neuronas sensitivas llevan información al S.N.C., y el Sistema
Nervioso Autónomo (S.N.A.), que se subdivide, a su vez, en Sistema Nervioso Simpático y
Sistema Nervioso Parasimpático. El Sistema Nervioso Simpático nos prepara para la acción:
aumenta la frecuencia cardiaca y respiratoria, se dilatan las pupilas, se inhibe la salivación,
comienza de movilización de la energía (liberación de glucosa), se inhibe la actividad digestiva,
etc. Por otro lado, el Sistema Nervioso Parasimpático es antagónico al Simpático y trata de
producir y restablecer la energía del organismo, contrae las pupilas, disminuye la frecuencia
cardiaca, estimula a actividad digestiva, etc. La activación del Sistema Nervioso Simpático está
mediada también por el sistema endocrino liberando adrenalina (A), noradrenalina (NA) y
cortisol.

Hormonas, sistema inmune y emociones (podcast):


https://www.rtve.es/alacarta/audios/uned/uned-hormonas-sistema-inmune-
emociones-28-04-11/1086603/

Sistema nervioso autónomo

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A nivel estructural y funcional del cerebro la estructura que participa más activamente en el
control de las emociones es la Corteza Prefrontal Ventromedial (CPFvm), se localiza en la parte
más ventral de ambos hemisferios en la corteza prefrontal. De esta manera, regula las emociones
con la información que le llega sobre la información ambiental y de la actividad en el resto del
lóbulo frontal. Sus proyecciones (eferencias) influyen en la conducta, respuestas fisiológicas y las
emociones, organizadas por la amígdala.
Esta área recibe aferencias de:
P Tálamo dorsomedial
P Amígdala
P Corteza temporal
P Área Tegmental Ventral (ATV)
P Sistema olfativo

Y envía referencias a:
P Corteza cingulada
P Hipocampo
P Corteza temporal
P Amígdala
P Hipotálamo lateral

Corteza prefrontal ventromedial (CPFvm)

El caso más conocido del papel de la CPFvm en el control emocional fue a través del estudio de
su lesión, como fue el caso de Phineas Gage en el s.XIX y que Antonio Damasio estudió en
profundidad y del que dejó constancia en su libro “El error de Descartes” (1994, última edición
en castellano de 2013). En este caso la lesión de la CPFvm provocó un cambio significativo en la
conducta de Phineas Gage, comportándose de manera infantil, irreverente y con estallidos de ira,
ignorando el impacto que su conducta tenía sobre otros.

Para saber más sobre este conocido caso, te invitamos ahora a leer
este enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Phineas_Gage

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En una reciente revisión (Machado y Cantilino, 2016) sobre las áreas cerebrales implicadas en la
felicidad encontraron que la formación y la regulación de la felicidad y las emociones positivas están
asociadas con una reducción en la actividad de la corteza prefrontal derecha y la corteza
temporparietal bilateral, y una actividad incrementada en la corteza prefrontal dorsolateral y medial
izquierda, el giro cingulado, el giro temporal medio e inferior, la amígdala y el estriado ventral.
Por último, las neuronas serotoninérgicas tienen un papel en la regulación de las emociones
desagradables, niveles bajos de serotonina (o 5-hidroxitriptamina, 5-HT) se asocian con la
conducta agresiva. De hecho, a nivel farmacológico los fármacos más empleados para la
regulación emocional en pacientes deprimidos son los Inhibidores de la Recaptación de
Serotonina (ISRS), influyendo en cómo la serotonina alcanza la transmisión entre neuronas
inhibiendo que la neurona presináptica recapte el neurotransmisor que debería llegar a la
siguiente neurona.
En resumen, cuando la amígdala detecta que estamos en peligro envía órdenes al hipotálamo
para que ponga en marcha todas las hormonas, vísceras y músculos necesarios para la lucha. De
esta manera, nuestras constantes vitales cambian al activarse el sistema nervioso simpático,
aumentando la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la frecuencia de la respiración, etc., como
puede verse en la Figura anterior del sistema nervioso autónomo, y todos aquellos síntomas que
experimentamos cuando estamos enfadados. En base a esta respuesta del organismo existen
múltiples modelos que explican cómo afrontamos las emociones desagradables. Las tres teorías e
hipótesis más relevantes son las siguientes:

Rutas directa e indirecta del procesamiento emocional. Le Doux (1996)

4.1 El Cerebro Emocional de Joseph Le Doux


En 1996, Le Doux publica su libro El Cerebro Emocional en el que establece que existen dos
circuitos básicos del procesamiento emocional en el que un estímulo emocional (la percepción
de peligro/miedo) activa el tálamo sensorial y, a partir de aquí, existen dos posibles rutas.
• Ruta directa (corta): respuesta rápida y poco específica. Por ejemplo, cuando alguien nos
aborda por detrás en la calle.
• Ruta indirecta (larga): requiere un proceso más elaborado implicando información
cortical.
Este modelo aporta un punto de partida para comprender cómo se dan las respuestas exageradas
en los trastornos de ansiedad (como el Trastorno de Estrés Postraumático), cómo se fijan en la
memoria determinadas experiencias (la amígdala está conectada con el hipocampo, estructura

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implicada en los procesos mnésicos) y cuáles son los procesos moleculares y neurales que se dan
en la amígdala.

Joseph E. LeDoux (1949-)

4.2 La hipótesis del marcador somático de Antonio Damasio


La hipótesis del marcador somático propone que la toma de decisiones es un proceso guiado por
señales (sensaciones) emocionales. De esta manera se integran procesos cognitivos y
emocionales, y sistemas neuroanatómicos, que explican el vínculo entre el procesamiento de
emociones y la capacidad para decidir en función de las posibles consecuencias futuras de la
conducta, en lugar de en función de las consecuencias inmediatas. El modelo atribuye las
dificultades de algunos individuos (personas con daño cerebral o altamente impulsivos) a la hora
de tomar decisiones adecuadas en su vida diaria a la existencia de un déficit en los mecanismos
emocionales que anticipan los resultados de una determinada acción y orientan la selección de la
opción de respuesta más adecuada. Este mecanismo emocional es una señal o marcador somático
que se genera a partir de procesos de autorregulación que provocan reacciones fisiológicas, así
como actividad en el sistema límbico y en la corteza prefrontal.

Antonio Damasio explica esta hipótesis en el programa Redes


“La educación emocional” . Te lo dejamos aquí por si quisieses
ver el programa completo:
https://www.youtube.com/watch?v=FAAocrZtBKA

4.3 El perfil emocional del cerebro de Richard J. Davidson


Richard J. Davidson, en su libro “El perfil emocional de tu cerebro” (2012), ha agrupado en seis
dimensiones las bases emocionales según los parámetros cerebrales de cada persona:
• Resistencia: es la capacidad de recuperarse ante la adversidad
• Actitud: por cuánto tiempo podemos mantener la energía positiva, optimismo versus
negativismo.

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• Intuición social: capacidad para captar las señales que los demás emiten, empatía.
• Autoconciencia: se refiere a nuestra capacidad para reconocer cual es la emoción
subyacente a nuestro estado de ánimo. Ser capaz de diferenciar si estoy enfadado y por
qué.
• Sensibilidad al contexto: trata de la regulación de nuestras emociones en función del
contexto. ¿Nos comportamos igual en cualquier contexto? O ¿somos capaces de
adaptarnos?
• Atención: capacidad de mantenerse centrado frente a la dispersión, este aspecto es
especialmente importante en las sociedades occidentales donde resulta muy complicado
mantener la atención focalizada en un objetivo al mismo tiempo.
Yendo más allá en los perfiles, éstos pueden resultar de combinaciones de estas dimensiones
básicas. Por ejemplo, una persona impulsiva tendría baja atención y una baja autoconciencia. Un
ansioso tendría una recuperación lenta, una actitud negativa, poca atención y una gran
conciencia. Finalmente, el optimista representa una recuperación rápida junto con actitud
positiva. Además, estas dimensiones son dinámicas en el sentido de que pueden ser modificadas
en función de nuestra voluntad a lo largo de nuestra vida gracias a la neuroplasticidad.

Detén ahora la lectura y revisa este vídeo. Davidson y Goleman


son entrevistados para Redes en el programa “Cambiar el cerebro
para cambiar el mundo”:
https://www.youtube.com/watch?v=7hKdNy1gw5g

5 INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL CONTROL DE LAS EMOCIONES


La inteligencia emocional es la capacidad de percibir, reconocer, comprender y gestionar
nuestras emociones y las de los demás (Goleman, 1995).

Video sobre Inteligencia Emocional, de Daniel Goleman:


https://www.youtube.com/watch?v=wRblKadYTKQ

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Evaluación
emocional

Conocimiento
emocional
Inteligencia
Emocional

Regulación
de las
emociones

BENEFICIOS
Patricia Sariñana González
Profesor Dr. Luis Moya Albiol

Como vas a ir viendo a lo largo de esta foramción, las emociones implican la activación de
determinadas estructuras cerebrales, de circuitos neurales, la producción de neurotransmisores
implicados en las sinapsis de esos circuitos, las hormonas que circulan por todo el cuerpo, y un
largo etc. Por ello, mientras las emociones desagradables nos alejan de un cerebro en estado feliz,
las emociones agradables tienen el efecto contrario, como iremos mostrándote.
Se entiende por control emocional tanto el reducir las emociones desagradables si no vemos útil
que se prolonguen en el tiempo, como fomentar las emociones agradables si optamos por
hacerlas más sostenidas en el tiempo. Ambas acciones modifican el cerebro gracias a la
neuroplasticidad por lo que un entrenamiento que consista en reducir las emociones negativas y
fomentar las positivas produce cambios en el cerebro, en los circuitos neuronales, que hacen que
se vaya reestructurando de tal manera que estén más activas las áreas cerebrales y los
neurotransmisores implicados en el estado de bienestar y menos las que están relacionadas con
la infelicidad. En una revisión sistemática reciente se encontró que una alta autoestima, un estilo
de atribución positivo (a qué factores se atribuyen los éxitos o fracasos, a factores internos, como
el sujeto mismo o a factores externos. Los factores internos se asocian con un mayor bienestar,
en este caso) y un bajo perfeccionismo inducido socialmente eran variables que contaban con
gran apoyo en la literatura científica (Johnson, Panagioti, Bass, Ramsey, Harrison, 2017).
Regular las propias emociones no significa reprimirlas siempre, ya que suponen una guía para la
vida diaria. Es importante experimentarlas o dejar a los demás que las conozcan. Tan solo se
trata de controlar su expresión para que no nos hagan la vida difícil, sino que nos ayuden a
relacionarnos con los demás y el mundo de una manera beneficiosa para nosotros.
A continuación, se tratarán diversas estrategias de control emocional que promueven altos
niveles de bienestar en los individuos. A lo largo de esta formación iremos mostrándote más la
relación que existe entre las emociones y la salud física.

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5.1 El control de las emociones desagradables
Steve Ayan (2016) resume y propone, basándose en el modelo de Gross que ya vimos en el
epígrafe 3, cinco pasos para controlar las emociones e incrementar la felicidad.

Evitar crearse unas expectativas que se puedan ver frustradas y


detectar (buscar) qué tipo de emociones pueden resultarnos útiles
para superar una determinada situación (por ejemplo, mostrarse algo
Buscar y evitar
provocador en una negociación puede resultar muy útil, o sentir
cierto miedo puede ayudarnos a movilizarnos para estudiar un
examen).
Cuando no podemos evitar una experiencia potencialmente
desbordante es recomendable tomar la iniciativa y, aunque ello
suponga una mínima molestia a corto plazo (por ejemplo, la
incomodidad de hablar en público), se puede afrontar mejor si
Influir en la situación
prevenimos la situación antes de que llegue a un punto máximo (por
ejemplo, si sabemos que una persona que interrumpe frecuentemente
a otros va a asistir a nuestra exposición, establecer de entrada que las
preguntas se harán al final de la exposición y no durante la misma)
Desviar el foco de atención (por ejemplo, y volviendo al ejemplo de
hablar en público, si la persona que habitualmente interrumpe
Distraerse
también hace muescas y gestos durante las exposiciones, lo mejor es
evitar mirarle).

Tratar de evitar el primer impulso de atribuir un mal gesto a una mala


educación por parte de otra persona e intentar pensar en por qué
reacciona de esa manera, “habrá tenido un mal día”. Esto mismo
también funciona aplicado a nosotros mismos, lo cual favorece
Ver de otra forma nuestra condescendencia y comprensión de nuestras propias
emociones.
Este punto es que entrenan las terapias cognitivas (como vimos en el
tema 4.1. de El control del pensamiento)
Si con todos los pasos aplicados anteriormente aún permanece cierto
malestar, resulta necesario expresar lo que sentimos de una manera
Expresar
adecuada (de manera asertiva, explicando lo que sentimos sin herir al
otro) y sin anclarnos en la queja de manera permanente.

Como has visto en el epígrafe 3 de este tema, las emociones desagradables forman parte de la
capacidad que tiene nuestro cerebro para afrontar las situaciones que ponen en peligro nuestra
vida, y elaborar una respuesta fisiológica que nos ayude a superar la situación y sobrevivir. Sin
embargo, si analizamos detenidamente nuestras emociones negativas tales como el miedo o la ira
podemos observar que muchas de las veces no han sido generadas por peligros reales sino por
peligros imaginados, o en el caso de que haya peligros reales no son tan importantes como para
poner nuestra vida en peligro. Además, las emociones negativas suponen un alto coste para el

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individuo ya que reducen sus capacidades, deterioran el funcionamiento del organismo y con ello
su salud. En las investigaciones sobre emociones y felicidad se está comprobando cómo las
emociones desagradables si no son gestionadas de forma adecuada impiden que las personas
sean felices (Machado y Cantilino, 2016).
A continuación, se expone un ejemplo de una emoción negativa (desagradable) y otras como el
amor y el odio, y las estrategias para su control. A lo largo del curso se irán abordando en detalle
otras emociones negativas, su impacto en la salud y en el rendimiento laboral, así como
estrategias para su control.

Te recomendamos ver ahora este programa:


Aprendiendo a ser felices, programa de Redes:
https://www.youtube.com/watch?v=2kDfJRrRRw8

5.1.1 La ira
Algunas situaciones, más o menos difíciles, más o menos importantes, hacen que estemos más
enfadados, más irritables y, por ello, no seamos plenamente felices. Cuando nos enfadamos se
activan en nuestro cerebro las estructuras más primitivas, las que forman parte del sistema
límbico o cerebro emocional, que están encargadas de velar por nuestra supervivencia y la de
nuestros seres queridos. Entre ellas, la amígdala se encarga de interpretar emocionalmente todo
lo que nos ocurre, detectando si supone un peligro para nosotros.

Cuando la amígdala detecta que estamos en peligro envía órdenes al hipotálamo para que ponga
en marcha todas las hormonas, vísceras y músculos necesarios para la lucha. De esta manera,
nuestras constantes vitales cambian al activarse el sistema nervioso simpático, aumentando la
frecuencia cardíaca, la presión arterial, la frecuencia de la respiración y todos aquellos síntomas y
signos que experimentamos cuando estamos enfadados.
En las regiones del cerebro activadas se liberan neurotransmisores como la adrenalina, la
noradrenalina o la dopamina. Estas sustancias se activan en aquellas situaciones que nos
provocan un incremento de la rabia, la ira o la agresividad.

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¿Qué ocurre cuando nos enfadamos?
Amígdala

Es importante tener en cuenta que comportarse de forma encolerizada puede tener un efecto
reforzante y hacer que la emoción “vaya a más”. Para ello, la evolución también ha dotado a la
especie humana de una estructura superior más reciente, la corteza prefrontal, que tiene la
capacidad de controlar esta emoción y su consiguiente respuesta de lucha. Si bien no se trata de
aceptar las situaciones que nos desagradan o que son injustas, es importante de decir lo que
queremos y expresar nuestras necesidades de forma correcta y dentro de las normas, sin agredir
a los demás o comportarnos de forma agresiva, pues no nos llevará a nada positivo ni hará que
nos sintamos mejor. A este autocontrol nos ayuda nuestro cerebro, en particular esta parte tan
desarrollada como es la corteza prefrontal.

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Es, por ello, necesario aprender a controlar las emociones negativas, a controlar el enfado y la ira.
La ira es una emoción inherente a la especie humana por lo que es difícil evitar sentirla. Sin
embargo, se puede aprender a expresarla de forma adecuada y controlada. La falta de autocontrol
de la ira produce el “secuestro emocional”, que aumenta el malestar y desencadena el decir y
hacer cosas que no se hacen en condiciones normales. Ello aumenta los sentimientos negativos y
la culpabilidad.

Para ampliar información se recomienda visitar el siguiente


vídeo:
http://www.dailymotion.com/video/x114al4_psicobiologia-de-la-violencia-
lobulo-frontal-y-
amigdala_school%20lobulo%20frontal%20y%20am%C3%ADgdala

En realidad, más que controlar la ira, el objetivo debería centrarse en ser capaces de controlar la
situación, tenemos derecho e incluso es sano manifestar enfado en ocasiones, pero es siempre y
cuando se mantenga dentro de unos límites proporcionales al acontecimiento. Por ello, el mejor
método es evitar la “escalada” porque reducir la emoción cuando ésta es muy intensa es mucho
más complicado que prevenirla.

Controla tu ira
Amígdala Corteza prefrontal

Aprender a “respirar hondo”, tomar distancia y


racionalizar las cosas desbloqueará el circuito nega4vo
que se crea con la ira, permi4endo que se puedan ac4var
circuitos posi4vos.

Tiempo fuera
Una técnica sencilla y eficaz para controlar la ira es distanciarse de la situación, lo que en terapia
se llama “tiempo fuera”. Esta técnica enseña a alejarse de la situación en el momento en el que se
comienza a notar un incremento de las sensaciones que acompañan a la ira, rabia u hostilidad,
ayudando a no responder agresivamente, lo que redunda en un mayor bienestar y felicidad. Si

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estamos muy “activados” por la ira, es conveniente no hacer partícipes a los demás de nuestro
estado pudiendo salir a dar un paseo o aislarnos.
Como ya se estudió en el tema 4.1, aprender a “respirar hondo” (respiración diafragmática),
tomar distancia y racionalizar las cosas desbloqueará el circuito negativo que se crea con la ira,
permitiendo que se puedan activar circuitos positivos, que nos harán sentir mejor.

La respiración de diafragma

Pero para trabajar poco a poco un estado de ánimo con unos niveles bajos de ira tendremos que
emprender un entrenamiento. En primer lugar, se ha de ser capaz de identificar realmente que es
lo que provoca el enfado De entrada parece fácil, pero no lo es tanto ya que cuando tenemos una
conducta automatizada muchas veces reaccionamos sin saber bien que nos llevó a manifestarnos
así, o si lo sabemos nos hemos saltado los pasos previos antes de llegar a estallar. Veamos cuales
son esos pasos:
1- Tomar conciencia: nuestras emociones son nuestras y de nadie más, nadie nos provoca,
somos nosotros los que decidimos reaccionar, incluso cuando alguien trata de hacernos
responder podemos decidir no hacerlo (Fase 1 del modelo de Gross que vimos en el
epígrafe 4.2.2). Este paso incluye no atribuir nuestra ira a las circunstancias externas (son
un modulador de nuestra emoción, pero no un determinante).
2- Voluntad real: decidir que queremos dejar de reaccionar de manera desproporcionada ante
las contrariedades.
3- Detectar las distorsiones cognitivas: comprobar si estamos siendo objetivos con nuestros
pensamientos o si, en cambio, nuestros pensamientos echan más leña al fuego.
P No catastrofizar: tratar de ser más objetivo con los hechos, el contexto, las
circunstancias externas o las personas.
P No magnificar lo negativo: puede que sea algo injusto o doloroso, pero el entorno no es
justo ni perfecto, es bastante adecuado aceptar que en algún momento algo negativo
nos puede ocurrir y que como capaces de manejarlo.
P Expectativas y exigencias: creer que todo el mundo actuaría como lo hacemos
nosotros, o crear exigencias con “debería” a terceras personas que quizá nunca
adoptaron el compromiso para actuar como esperábamos que lo haría.
P No personalizar: en ocasiones, tendemos a pensar que las acciones “diferentes” de
otros se deben a algo que hemos hecho y nada más lejos de la realidad. Por ejemplo,
esta mañana un compañero de trabajo no nos saludó al llegar, podemos pensar que
tiene algo en nuestra contra o, podemos generar un pensamiento alternativo como
pensar que le ocurre alguna cosa por otras causas (ha discutido con su mujer o quizá

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le hayan dado una mala noticia. En cualquier caso, como se dijo en el primer paso, las
emociones de mi compañero son suyas y si está enfadado conmigo es su
responsabilidad comunicarme de manera adecuada por qué motivo llegó al enfado.
P No extremar (pensamiento “todo o nada”): es el tipo de pensamiento polarizado que
nos lleva a creer que si nuestro compañero no nos habla que se olvide de que le
hablemos “de por vida”.
4-Controlar nuestra fisiología: ¿cómo está mi organismo? ¿Qué grado de conciencia tengo de
mis sensaciones? ¿últimamente me encuentro más nervioso/a de lo normal? ¿de 1 a 10 que
nivel de ira tengo? Es recomendable mantenernos por debajo de 4, si subimos entraremos
en una espiral de la que nos resultará difícil bajar.
P -Practicar la respiración diafragmática y/o parar y prestar atención a nuestra
respiración. Esta práctica nos ayudará a pensar mejor y redirigir nuestros
pensamientos a un modo más objetivo.
P -Practicar meditación o la relajación rápida (si no podemos hacerlo, podemos hacerlo
en imaginación recordando la última vez que lo practicamos, también podemos
imaginarnos una imagen placentera como pasear por la playa bajo el sol del otoño)
5-Entrenar mis habilidades sociales: aprender a controlar mi conducta verbal y no verbal y
como ello impacta en los otros. Te recomiendo que un día que estés muy enfado/a te mires
en el espejo. ¿Sabemos comunicarnos de una manera adecuada?
6-Entrenar la asertividad: todos tenemos unos derechos asertivos que debemos respetar y
hacer que se respeten de una manera firme y serena. La asertividad es la habilidad de
respetar los derechos del otro sin vulnerar los nuestros. ¿Nuestra manera de expresarnos y
comunicar lo que nos ocurre es adecuada? (Para entrenar esta habilidad se recomienda el
libro “La asertividad: expresión de una sana autoestima”, de Olga Castanyer, Ed. Desclee de
Brouwer)
7-Cambiar el lenguaje: practicar un lenguaje sereno y saludable con mensajes constructivos,
creativos y positivos. Desterrar la queja.
8-Empatía: si no somos capaces de entender las señales emocionales en otros y cómo estas les
afectan, difícilmente llegado un momento en el que necesitemos que nos comprendan no
habrá lugar para ello.
9-Practicar ejercicio físico regularmente.
10-Mantener una dieta equilibrada.
11-Asegurarnos que descansamos correctamente.
12-Realizar actividades que nos resulten placenteras: guardarnos un “trozo” del día para
nosotros y “desconectar” de las demandas diarias.

La Junta de Andalucía ha publicado diversas guías de autoayuda,


como la Guía para controlar la irritabilidad, de acceso en este
enlace. Descargarlas y conservarlas te va a servir de mucha
utilidad.
https://drive.google.com/drive/folders/0B9hv7b96F5jobFQtdkhUNFJzclk

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Foro de ejercicios:
En el enlace anterior entra en la guía: “Aprenda a controlar la
irritabilidad”. En la página 7 encontrarás el apartado: ¿Qué clase de
distorsiones se producen más a menudo cuando uno está irritado?
Accede al foro de ejercicios y pon un ejemplo inventado por ti de alguna
de esas distorsiones.

Libro autoguiado para el entrenamiento en asertividad de Olga Castanyer. La primera


edición se publicó en 1996.

Para entrenar el punto 6 del control de la ira, el siguiente libro ofrece una guía para incrementar
la asertividad y mejorar así, nuestras relaciones sociales, incrementando nuestro control
emocional y felicidad.

5.1.2 El amor, el odio y el perdón


Por otro lado, veamos otros tipos de emociones y cómo funcionan ¿Son todos los tipos de amor
iguales? ¿Cómo funcionan a nivel fisiològico? ¿Es lo mismo amar a un hijo que a una pareja? ¿Y el
odio? ¿Del amor al odio hay un paso? Veamos qué y cómo podemos contestar a estas preguntas
para, al menos, comprenderlas mejor.
Estudios de neuroimágen como los de Bartels y Zeki (2000;2004) han evidenciado que se nos
activan estructuras diferentes en función de a quién amamemos, aunque hablemos de la misma
emoción, como el amor. Esto nos indica que el cerebro también entiende de matices, por lo que
frente al amor maternal el cerebro un estudio en 20 madres se activó la corteza orbitofrontal y la
sustancia gris periacueductal ante la foto de sus hijos/as frente a otras fotos de otros niños y
adultos conocidos por la madre, en cambio, en el amor romántico (ante fotos de sus parejas)
estos autores encontraron una elevada actividad en la circonvolución dentada, hipotálamo y área
tegmental ventral.

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Activación de las zonas cerebrales frente a la visualización de la foto del hijo o de la pareja.

Además, en ambos tipos de amor, se activaron zonas comunes (ya fuese su hijo o su pareja) como
son el putamen y el núcleo caudado, la ínsula medial y la circonvolución cingular anterior. Todas
las áreas mencionadas implican los sistemas de recompensa (reforzantes) del cerebro y son áreas
con elevada densidad de receptores como la oxitocina y la vasopresina que son las principales
hormonas vinculadas a la filiación (unión). En realidad, filogenéticamente, tiene sentido que nos
enamoremos de nuestros propios hijos “a primera vista” y reforcemos este vínculo a lo largo del
tiempo, porque, de no hacerlo, quizá podríamos abandonarles y ello comprometería su
supervivencia. También se ha evidenciado que la activación de estas áreas es independiente del
hecho que el hijo sea biológico o adoptivo.

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Similitudes entre el amor maternal frente al romántico

No es posible hablar del amor romántico sin citar a la autora que más ha estudiado este tipo de
emoción y su evolución desde un punto de vista filogenético como ontogenético. Desde su punto
de vista antropológico y neurobiológico Helen Fisher (1998) ha establecido 3 fases diferenciadas
del amor romántico, el tránsito de una fase a otra es progresivo y no es necesario pasar por todas
ellas, quizá podamos quedarnos en una de las y no transitar a las demás. Las tres fases son:
1) Lujuria/deseo
2) Atracción/enamoramiento romántico
3) Unión

En la fase 1 de deseo, sensualidad, lujuria corresponde con la fase apetitiva de la conducta sexual,
aunque no implica (necesariamente) una conducta sexual consumatoria, puede que nuestro/a
amado/a ni tan solo sepa de nuestra nuestra existencia, o quizá tenemos un amor virtual con
alguien que vive a miles de kilómetros. En este sentido, aumentan las hormonas gonadales, la
testosterona tanto en hombres como en mujeres y los estrógenos en mujeres. En la siguiente ya
pasamos a una atracción, lo que entendemos como “enamorarse”. En esta fase se produce toda
una cascada fisiológica en la que empezamos a liberar un neurotransmisor feniletilamina,
derivado del aminoácido fenilalanina, que favorece la liberación de dopamina que activa nuestros
sistemas de recompensa (seguro que si hemos estado enamorados podemos reconocer ese
profundo deseo de estar con la persona amada de forma casi permanente, en este sentido se da un
proceso de “dependencia” fisiológica como si de una droga se tratara). Esta activación es la que
favorece las sensaciones de “mariposas en el estómago” y que también activa el incremento de la
testosterona y en consecuencia el deseo sexual (ese deseo sexual del que todos nos acordamos y
que frecuentemente las parejas refieren como “antes manteníamos relaciones con mucha
frecuencia”, lo que no saben es que ese antes no volverá porque la fase pasó, transitó a otra y si
quieren volver a tener esas sensaciones y con esa intensidad quizá puedan…si cambian de pareja).
Además, también se da un incremento de la epinefrina (E ) y norepinefrina (NE), los opiáceos

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endógenos, por eso el elevado placer al estar con la persona amada, y la activación del eje
hipotálamo-hipofiso-adrenal, realmente estamos muy activados cuando estamos enamorados!
Por otro lado, no podemos dejar de pensar en la persona amada y en parte eso es debido a un
descenso de la serotonina, en este sentido el enamoramiento se parecería mucho a un trastorno
obsesivo-compulsivo.

Esquema de la activación fisiológica en el enamoramiento

Si queréis saber más en este video podéis escuchar a Helen Fisher


en una entrevista de noviembre de 2019:
https://www.youtube.com/watch?v=THyb-x0C350

Anatomía del amor, Helen Fisher (1994)

Finalmente, ¿qué ocurre con el odio? Una emoción que nos aleja de otros o de algo. Al contrario
que ocurre con el amor romántico en este caso no necesita ser dirigido hacia una persona, puede
ser dirigido a una sociedad, grupo étnico o un individuo, conocido o no y deseamos que le/les

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ocurra algo malo. En su estudio Zeki y Romaya (2008) contaron con 17 sujetos que manifestaron
odiar a alguien, estas personas fueron o exparejas o compañeros de trabajo, y proporcionaron
fotos de la persona odiada y de otras 3 personas neutras para ellos. En este estudio se demostró
que se activaban zonas como el giro frontal medial el putamen, corteza premotora e insula
medial. Los autores concluyeron que el odio se traduce en un incremento de la agresividad (ira) y
por ello se activa el área de planificación motora, es decir, nuestro cerebro nos conduce a llevar a
cabo una acción. A su vez, también se activan zonas que también se activan en el amor romántico
y el amor maternal, en este sentido podemos pensar que el amor y el odio no andan tan lejanos.

Áreas del cerebro activadas frente a un estímulo visual de la persona odiada.

¿Qué emoción podría contrarrestar a un emoción negativa y desagradable como el odio? Sin
duda, el perdón.
Las relaciones interpersonales pueden ser alteradas por ofensas que pueden terminar en una
ruptura de la relación. Por lo tanto, hay una persona que ofende y otra ofendida, va a depender
mucho de la persona ofendida si otorga o no el perdón (la condonación de una falta) a la persona
que, sin entrar en la intencionalidad, le ha ofendido. Esta voluntad de perdonar se basa
principalmente en nuestras características personales y también contextuales. Las
características personales que más facilitan la capacidad de personar son la amabilidad, empatía
y el auto-control . En este sentido, en un estudio en 580 estudiantes se comprobó que el auto-
control era un factor predictor del perdón, que al activar la habilidad de resolución de problemas
como la capacidad de negociación en lugar de la venganza facilitaba el perdón, así como el
control (inhibición) de las rumiaciones y el enfado (Kong y cols., 2020).

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Viktor Frankl (1905-1997),
psiquiatra, estuvo recluido en varios
campos de concentración durante la
ocupación nazi y escribió este libro
conocido universalmente sobre sus
vivencias personales. Una buena
lectura para entender qué variables
le llevaron al perdón.

5.2 El fomento de las emociones agradables


Contrariamente a lo que ocurre con las emociones desagradables, las emociones agradables
aumentan nuestras capacidades, mejoran el funcionamiento de todo el organismo favoreciendo la
salud y el rendimiento profesional como se verá a lo largo de este curso. En las investigaciones
sobre la relación entre las emociones y la felicidad se está comprobando cómo las emociones
positivas fomentan que las personas sean felices a través del fomento de fortalezas y recursos
personales (Bos, Snippe, de Jonge, Jeronimus, 2016).
De tal manera que es muy importante aprender a fomentar nuestras emociones positivas, lo que
se puede conseguir con entrenamiento. A continuación, se verá un ejemplo de emoción positiva
emociones, así como sus bases neurobiológicas. A lo largo del curso se irá estudiando la relación
entre las emociones positivas y la felicidad, así como sus beneficios en la salud y en el
rendimiento profesional.

5.2.1 El agradecimiento
El agradecimiento es un aspecto muy importante de nuestra vida que significa apreciar lo que
recibimos, tanto sea tangible como intangible. Al agradecer apreciamos todo lo bueno que
tenemos en nuestra vida que, en muchos casos, procede de fuera de nosotros mismos ya sea de
otras personas, de la naturaleza, etc. Además, la gratitud nos ayuda a centrarnos en lo que
tenemos en lugar de hacerlo en lo que no tenemos. Esta actitud mental, que puede resultar difícil
y artificial al principio, se va a haciendo más fuerte y natural con la práctica. Así, la gratitud es
una forma de apreciar lo que se tiene, en lugar de estar siempre tratando de conseguir algo nuevo
que nos hará felices y sin lo cual no podemos serlo.

Estudios llevados cabo desde la Psicología positiva han demostrado que la gratitud está
fuertemente asociada con una mayor felicidad, ya que el agradecer aumentan las emociones
positivas, se disfruta más con las buenas experiencias, mejora la salud, nos sentimos más fuertes
para hacer frente a la adversidad y nos ayuda a crear mejores relaciones sociales.

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Revisa ahora esta conferencia sobre gratitud (en inglés con
opción de poner subtítulos en español)
https://www.ted.com/talks/louie_schwartzberg_nature_beauty_gratitude

En un estudio llevado a cabo por Dr. Robert A. Emmons, de la Universidad Davis de California, y
el Dr. Michael E. McCullough, de la Universidad de Miami, se pidió a los participantes que
durante 10 semanas escribieran unas frases sobre algunos aspectos particulares de sus vidas: 1)-
Un grupo escribió cosas que habían ocurrido durante la semana y por las que estaban
agradecidos, 2)-Otro grupo escribió cosas que les habían irritado y 3)-Un último grupo escribió
cosas que les habían afectado de manera positiva o negativa. Tras las 10 semanas los
participantes del primer grupo, que habían escrito sobre cosas por las que estaban agradecidos,
se encontraron más optimistas y más contentos con sus vidas. Además, habían realizado más
actividad física y visitado menos veces a los médicos que los otros dos grupos.

Foro de ejercicios:
En función del texto que acabas de leer y la conferencia de gratitud que
has visto, señala al menos 3 cosas por las que expresas gratitud en tu
vida.

¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando agradecemos?


En la actualidad se está empezando a estudiar la neurociencia del agradecimiento, cuáles son sus
bases neurobiológicas.

Cerebro en modo agradece

El nivel de gra,tud se correlaciona con el nivel de


ac,vidad cerebral en la corteza cingulada anterior
y en la corteza prefrontal medial

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En un estudio llevado a cabo por el grupo de Antonio Damasio, en el Brain and Creativity
Institute de la Universidad de Southern California, se registró la actividad cerebral mediante la
técnica de resonancia magnética funcional de los participantes a la vez que éstos estaban
agradeciendo mentalmente. El estímulo que utilizaron los investigadores para inducir
agradecimiento en los participantes consistió en escuchar historias de agradecimiento de
supervivientes del holocausto y pedirles que se pusieran en su lugar e imaginaran lo que
hubieran sentido ellos si hubieran recibido la misma ayuda en esa situación. Además, se les pidió
que valoraban cuán agradecidos estaban. Los investigadores esperaban encontrar un aumento en
la actividad de regiones cerebrales asociadas a la cognición moral, los juicios de valor y la teoría
de la mente. Los resultados indicaron que el nivel de gratitud se correlacionó con el nivel de
actividad cerebral en la corteza cingulada anterior y en la corteza prefrontal medial (véanse en la
imagen), corroborando la hipótesis de los investigadores ya que estas regiones cerebrales están
asociadas con la cognición moral, los juicios de valor y la teoría de la mente. En conclusión, este
estudio supone un gran avance en el conocimiento de los circuitos cerebrales implicados en la
cognición moral y la emoción positiva que acompaña a la experiencia de estar agradecido por la
buena voluntad de otras personas.

Podemos modificar nuestro cerebro con la práctica del agradecimiento: Neuroplasticidad


Lo que pensamos, sentimos y hacemos cambia nuestro cerebro. Por ello, si practicamos
conscientemente la gratitud modificaremos nuestro cerebro ya que aumentaremos la actividad
de las regiones cerebrales vistas en el estudio anterior, como son la corteza cingulada anterior y
la corteza prefrontal medial. Recientemente se están llevando a cabo estudios sobre cómo la
expresión de gratitud produce cambios duraderos en la actividad cerebral.
En un estudio llevado a cabo en la Universidad de Indiana, EEUU, el profesor Joshua W. Brown
y sus colaboradores pudieron demostrar que la práctica de la gratitud a través de una
intervención psicoterapeútica en la que se les pedía que expresaran por escrito gratitud (cartas).
Después de 3 meses se midió el nivel de gratitud de los participantes cuando se les daba dinero
para que lo donaran a una causa caritativa a la vez que se les estudiaba la actividad cerebral
mediante Resonancia magnética funcional. Los resultados encontrados indican que la práctica
de agradecimiento durante 3 meses produjo un aumento duradero de la sensibilidad a la
gratitud: mostraron mayores conductas de gratitud y mayor activación cerebral en la corteza
prefrontal medial cuando mostraban gratitud.
Lo que ocurre en nuestra mente esculpe nuestro cerebro

Práctica y beneficios del agradecimiento: Neurofelicidad aplicada


Practicar el agradecimiento es muy beneficioso para la persona que agradece, además, de para la
persona que lo recibe. El agradecimiento se puede expresar de maneras muy diferentes como, por
ejemplo, escribiendo un diario de gratitud que puede ser diario, semanal, mensual. Simplemente
escribiendo unas líneas agradeciendo todo lo bueno que te ha ocurrido y por lo que estás
agradecido es suficiente. También podemos hacerlo mentalmente al acostarnos, o en algún otro
momento del día. Incluso podemos compartir ese agradecimiento con otra persona, hablar de
ellos es suficiente. Finalmente, también podemos enviar cartas de agradecimiento, una
costumbre muy inglesa, o leerlas a las personas que queremos agradecerles algo. De vez en
cuando, incluso podemos escribirnos una carta de agradecimiento a nosotros mismos.
El agradecer tiene beneficios en la salud mental y en la salud física de la persona que agradece.
Además, mejora las relaciones interpersonales tanto a nivel íntimo, como es el caso de las
relaciones de pareja, como a otros niveles de interacción social.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BÁSICAS
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Espasa Libros
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