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1 INTRODUCCIÓN
Como has visto en el tema anterior, las emociones son una parte esencial de nuestra vida y
funcionan en interacción constante con nuestro pensamiento y nuestra conducta. Las emociones
te ayudan a percibir la realidad presente, pasada y futura de una manera única, a sobrevivir a los
peligros preservando tu vida y a contribuir a la continuidad de nuestra especie. Por ello, todas las
emociones son necesarias ya que cada una de ellas juega un papel en nuestra adaptación
constante al medio en el que vives.
Si observas las emociones más básicas, te darás cuenta de que todas ellas tienen una función
adaptativa:
• El asco, te genera aversión. Pensemos en qué pasaría si viésemos una comida en mal
estado y no nos generara esta sensación, podríamos comerla y, quién sabe qué
consecuencias podría tener.
• La ira, supone una autodefensa, si voy caminando por la calle de noche y oigo unos pasos
tras de mí, mi nivel de activación va a ir incrementándose porque mi cerbero comenzará a
anticipar una potencial amenaza, si además, noto que alguien me agarra por detrás lo más
probable no es que me gire a preguntarle qué desea, lo más probable es que trate de
defenderme de una potencial amenaza sin mediar palabra.
• El miedo, una de las emociones más primitivas que surge ante un peligro inminente, te
ayuda a sobrevivir, a no exponerte a potenciales peligros.
• La tristeza, es un declive de nuestro estado de ánimo a consecuencia de una pérdida y te
indica sobre posibles cambios y ajustes que debemos emprender, nos permite reflexionar
sobre ello.
• La alegría tiene una función filiativa, te une a nivel social, al experimentar esta emoción
(por ejemplo, si nuestro equipo de baloncesto ha ganado el partido) queremos
compartirla con otros. Finalmente, la sorpresa es una reacción ante una situación no
prevista y que puede desarrollarse o desembocar en otra emoción más agradable (si es mi
cumpleaños y me han preparado una fiesta sorpresa), o desagradable (si acabo de
enterarme que he suspendido el examen para el cual me había preparado tanto).
De esta manera, como hemos podido comprobar, las emociones son como un faro en el mar, son
indicadores de que debemos prestar atención a algo y cumplen tres funciones básicas:
• Adaptación al medio
• Social/predictiva: de la conducta propia y ajena
• Motivación: orientación de nuestra conducta a una meta según su intensidad
El emocionario es un libro útil para niños y adultos que describe 42 emociones. Sus autores son
Cristina Núñez Pereira y Rafael R. Valcárcel (2013). Editorial Palabras Aladas.
Cuando las emociones alcanzan una dimensión que hace que deje de ser adaptativa y que, por ello, ya
no trabaje en nuestro beneficio, es necesario aprender a gestionarlas, a controlarlas, para vivir en un
estado lo más homeostático posible.
Las emociones siempre presentan un lado cognitivo puesto que influyen en como valoramos
mentalmente, sea de manera inmediata o a posteriori, una situación (Ayan, 2016). Así, si bien las
emociones no están aisladas del pensamiento, en este tema se van a abordar de una manera más
específica.
Es muy importante para tu felicidad que reconozcas tus emociones, las identifiques, entiendas la
influencia que ejercen en tu vida, así como que dispongas de estrategias para su control.
Como seres sociales que somos, también es muy necesario para tu felicidad que seas capaz de
identificar las emociones de los demás y cómo afectan o influyen a la gente que está alrededor.
Foro de ejercicios:
Indica alguna situación en la que hayas visto a otra persona con una
emoción deteminada de las que se han señalado en la página anterior.
¿Cómo afectaba esa emoción, o cómo influía en las personas que estaban
alrededor? Coméntalo.
Según Scherer (2000) existe determinado consenso entre las diferentes definiciones que existen
en la literatura: “Las emociones son episodios de cambios coordinados en varios componentes
(incluyendo al menos una activación neurofisiológica, manifestación motora y un sentimiento
subjetivo, posible tendencia a la acción y procesos cognitivos) en respuesta tanto a estímulos
internos como externos significativos para el organismo”. Por lo tanto, las emociones
comprenden, básicamente, tres aspectos:
a. Fisiológicos: Una primera reacción involuntaria a un estímulo.
b. Cognitivos: La información se procesa, se evalúa y tiene un impacto en nuestra
experiencia subjetiva.
c. Conductuales: Provoca cambios en los gestos de la cara, el movimiento del cuerpo,
tono de voz, etc.
Es importante, por otro lado, diferenciar el término “emoción” del término “sentimiento,” ya que
ambos, en ocasiones, se toman como sinónimos. El sentimiento se representa, a menudo, como
un resultado de la emoción que se ve reflejado en un estado de ánimo.
Una respuesta emocional está constituida por tres tipos de componentes: conductuales,
autonómicos y hormonales. El componente conductual consiste en movimientos musculares
apropiados a la situación que los elicita. Las respuestas autonómicas facilitan las conductas y
A partir de estas emociones básicas se pueden ir definiendo otras que podríamos llamar
emociones secundarias como, por ejemplo, la vergüenza, la culpa, la satisfacción, la frustración,
etc. Además, en función del grado en que las emociones afectan a la conducta, éstas pueden ser
agradables o desagradables. Las emociones agradables como, por ejemplo, la alegría, la
satisfacción, la gratitud, etc. resultan ser emociones saludables porque afectan positivamente al
bienestar, favoreciendo un pensamiento más adaptativo. Las emociones desagradables, en
oposición a las emociones positivas/agradables, también se conocen como emociones tóxicas y
suelen provocar el deseo de evitarlas o evadirlas como, por ejemplo, el miedo, la tristeza, el
enfado, el asco, el rechazo, etc., pese a que tienen una función adaptativa como las agradables.
Por último, hay otro tipo de emociones más ambiguas o neutras como es la sorpresa, que puede
acompañar tanto a las agradables (como cuando nos comunican que hemos superado con éxito
una prueba) como a las desagradables (como cuando nos acabamos de dar cuenta que se ha
salido el agua de la lavadora).
Pero, ¿cómo se forma una emoción? James Gross desarrolló, en 1998, un modelo cronológico en la
formación de una emoción. Este modelo consta de 5 fases:
1. Elección de la situación: aquí decidimos a qué estímulos atendemos y cuales omitimos.
2. Modificación de la situación: factores que pueden influir e implicar un cambio en la
elección de la situación.
3. Control de la atención: una vez la decisión ha sido tomada, la atención se dirige a otros
aspectos.
4. Reinterpretación cognitiva: se tiene en cuenta nueva información acerca de la situación y
su reordenación e interpretación subjetiva de la misma.
5. Expresión emocional: manifestación emocional a todos los niveles, ya sea verbal, corporal
o ambas.
Sin embargo, investigaciones más recientes apuntan a una elaboración taxónomica más amplia de
las emociones basada en la experiencia emocional y la expresión (Cowen, Sauter, Tracy, Keltner,
2019) y no únicamente en las “seis básicas” de Ekman o investigaciones basadas en la activación y
la universalidad (transcultural) del concepto. Porque, ¿qué ocurre cuando sonreímos con cierta
Este modelo establece que la experiencia de emociones agradables amplifica la capacidad de las
personas para transformarse a sí mismas, siendo más creativas, resilientes e integradas socialmente,
lo cual incrementará sus recursos personales y, en último término, les hará personas más saludables.
En este sentido, Tor D. Wager y colaboradores (2008) compararon en un meta-análisis las estructuras
cerebrales que se activaban en función de si las experiencias eran o no agradables basándose en 95
estudios de neuroimagen que analizaron. Estos son los principales resultados que hallaron:
Y envía referencias a:
P Corteza cingulada
P Hipocampo
P Corteza temporal
P Amígdala
P Hipotálamo lateral
El caso más conocido del papel de la CPFvm en el control emocional fue a través del estudio de
su lesión, como fue el caso de Phineas Gage en el s.XIX y que Antonio Damasio estudió en
profundidad y del que dejó constancia en su libro “El error de Descartes” (1994, última edición
en castellano de 2013). En este caso la lesión de la CPFvm provocó un cambio significativo en la
conducta de Phineas Gage, comportándose de manera infantil, irreverente y con estallidos de ira,
ignorando el impacto que su conducta tenía sobre otros.
Para saber más sobre este conocido caso, te invitamos ahora a leer
este enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Phineas_Gage
Conocimiento
emocional
Inteligencia
Emocional
Regulación
de las
emociones
BENEFICIOS
Patricia Sariñana González
Profesor Dr. Luis Moya Albiol
Como vas a ir viendo a lo largo de esta foramción, las emociones implican la activación de
determinadas estructuras cerebrales, de circuitos neurales, la producción de neurotransmisores
implicados en las sinapsis de esos circuitos, las hormonas que circulan por todo el cuerpo, y un
largo etc. Por ello, mientras las emociones desagradables nos alejan de un cerebro en estado feliz,
las emociones agradables tienen el efecto contrario, como iremos mostrándote.
Se entiende por control emocional tanto el reducir las emociones desagradables si no vemos útil
que se prolonguen en el tiempo, como fomentar las emociones agradables si optamos por
hacerlas más sostenidas en el tiempo. Ambas acciones modifican el cerebro gracias a la
neuroplasticidad por lo que un entrenamiento que consista en reducir las emociones negativas y
fomentar las positivas produce cambios en el cerebro, en los circuitos neuronales, que hacen que
se vaya reestructurando de tal manera que estén más activas las áreas cerebrales y los
neurotransmisores implicados en el estado de bienestar y menos las que están relacionadas con
la infelicidad. En una revisión sistemática reciente se encontró que una alta autoestima, un estilo
de atribución positivo (a qué factores se atribuyen los éxitos o fracasos, a factores internos, como
el sujeto mismo o a factores externos. Los factores internos se asocian con un mayor bienestar,
en este caso) y un bajo perfeccionismo inducido socialmente eran variables que contaban con
gran apoyo en la literatura científica (Johnson, Panagioti, Bass, Ramsey, Harrison, 2017).
Regular las propias emociones no significa reprimirlas siempre, ya que suponen una guía para la
vida diaria. Es importante experimentarlas o dejar a los demás que las conozcan. Tan solo se
trata de controlar su expresión para que no nos hagan la vida difícil, sino que nos ayuden a
relacionarnos con los demás y el mundo de una manera beneficiosa para nosotros.
A continuación, se tratarán diversas estrategias de control emocional que promueven altos
niveles de bienestar en los individuos. A lo largo de esta formación iremos mostrándote más la
relación que existe entre las emociones y la salud física.
Como has visto en el epígrafe 3 de este tema, las emociones desagradables forman parte de la
capacidad que tiene nuestro cerebro para afrontar las situaciones que ponen en peligro nuestra
vida, y elaborar una respuesta fisiológica que nos ayude a superar la situación y sobrevivir. Sin
embargo, si analizamos detenidamente nuestras emociones negativas tales como el miedo o la ira
podemos observar que muchas de las veces no han sido generadas por peligros reales sino por
peligros imaginados, o en el caso de que haya peligros reales no son tan importantes como para
poner nuestra vida en peligro. Además, las emociones negativas suponen un alto coste para el
5.1.1 La ira
Algunas situaciones, más o menos difíciles, más o menos importantes, hacen que estemos más
enfadados, más irritables y, por ello, no seamos plenamente felices. Cuando nos enfadamos se
activan en nuestro cerebro las estructuras más primitivas, las que forman parte del sistema
límbico o cerebro emocional, que están encargadas de velar por nuestra supervivencia y la de
nuestros seres queridos. Entre ellas, la amígdala se encarga de interpretar emocionalmente todo
lo que nos ocurre, detectando si supone un peligro para nosotros.
Cuando la amígdala detecta que estamos en peligro envía órdenes al hipotálamo para que ponga
en marcha todas las hormonas, vísceras y músculos necesarios para la lucha. De esta manera,
nuestras constantes vitales cambian al activarse el sistema nervioso simpático, aumentando la
frecuencia cardíaca, la presión arterial, la frecuencia de la respiración y todos aquellos síntomas y
signos que experimentamos cuando estamos enfadados.
En las regiones del cerebro activadas se liberan neurotransmisores como la adrenalina, la
noradrenalina o la dopamina. Estas sustancias se activan en aquellas situaciones que nos
provocan un incremento de la rabia, la ira o la agresividad.
Es importante tener en cuenta que comportarse de forma encolerizada puede tener un efecto
reforzante y hacer que la emoción “vaya a más”. Para ello, la evolución también ha dotado a la
especie humana de una estructura superior más reciente, la corteza prefrontal, que tiene la
capacidad de controlar esta emoción y su consiguiente respuesta de lucha. Si bien no se trata de
aceptar las situaciones que nos desagradan o que son injustas, es importante de decir lo que
queremos y expresar nuestras necesidades de forma correcta y dentro de las normas, sin agredir
a los demás o comportarnos de forma agresiva, pues no nos llevará a nada positivo ni hará que
nos sintamos mejor. A este autocontrol nos ayuda nuestro cerebro, en particular esta parte tan
desarrollada como es la corteza prefrontal.
En realidad, más que controlar la ira, el objetivo debería centrarse en ser capaces de controlar la
situación, tenemos derecho e incluso es sano manifestar enfado en ocasiones, pero es siempre y
cuando se mantenga dentro de unos límites proporcionales al acontecimiento. Por ello, el mejor
método es evitar la “escalada” porque reducir la emoción cuando ésta es muy intensa es mucho
más complicado que prevenirla.
Controla tu ira
Amígdala Corteza prefrontal
Tiempo fuera
Una técnica sencilla y eficaz para controlar la ira es distanciarse de la situación, lo que en terapia
se llama “tiempo fuera”. Esta técnica enseña a alejarse de la situación en el momento en el que se
comienza a notar un incremento de las sensaciones que acompañan a la ira, rabia u hostilidad,
ayudando a no responder agresivamente, lo que redunda en un mayor bienestar y felicidad. Si
La respiración de diafragma
Pero para trabajar poco a poco un estado de ánimo con unos niveles bajos de ira tendremos que
emprender un entrenamiento. En primer lugar, se ha de ser capaz de identificar realmente que es
lo que provoca el enfado De entrada parece fácil, pero no lo es tanto ya que cuando tenemos una
conducta automatizada muchas veces reaccionamos sin saber bien que nos llevó a manifestarnos
así, o si lo sabemos nos hemos saltado los pasos previos antes de llegar a estallar. Veamos cuales
son esos pasos:
1- Tomar conciencia: nuestras emociones son nuestras y de nadie más, nadie nos provoca,
somos nosotros los que decidimos reaccionar, incluso cuando alguien trata de hacernos
responder podemos decidir no hacerlo (Fase 1 del modelo de Gross que vimos en el
epígrafe 4.2.2). Este paso incluye no atribuir nuestra ira a las circunstancias externas (son
un modulador de nuestra emoción, pero no un determinante).
2- Voluntad real: decidir que queremos dejar de reaccionar de manera desproporcionada ante
las contrariedades.
3- Detectar las distorsiones cognitivas: comprobar si estamos siendo objetivos con nuestros
pensamientos o si, en cambio, nuestros pensamientos echan más leña al fuego.
P No catastrofizar: tratar de ser más objetivo con los hechos, el contexto, las
circunstancias externas o las personas.
P No magnificar lo negativo: puede que sea algo injusto o doloroso, pero el entorno no es
justo ni perfecto, es bastante adecuado aceptar que en algún momento algo negativo
nos puede ocurrir y que como capaces de manejarlo.
P Expectativas y exigencias: creer que todo el mundo actuaría como lo hacemos
nosotros, o crear exigencias con “debería” a terceras personas que quizá nunca
adoptaron el compromiso para actuar como esperábamos que lo haría.
P No personalizar: en ocasiones, tendemos a pensar que las acciones “diferentes” de
otros se deben a algo que hemos hecho y nada más lejos de la realidad. Por ejemplo,
esta mañana un compañero de trabajo no nos saludó al llegar, podemos pensar que
tiene algo en nuestra contra o, podemos generar un pensamiento alternativo como
pensar que le ocurre alguna cosa por otras causas (ha discutido con su mujer o quizá
Para entrenar el punto 6 del control de la ira, el siguiente libro ofrece una guía para incrementar
la asertividad y mejorar así, nuestras relaciones sociales, incrementando nuestro control
emocional y felicidad.
Además, en ambos tipos de amor, se activaron zonas comunes (ya fuese su hijo o su pareja) como
son el putamen y el núcleo caudado, la ínsula medial y la circonvolución cingular anterior. Todas
las áreas mencionadas implican los sistemas de recompensa (reforzantes) del cerebro y son áreas
con elevada densidad de receptores como la oxitocina y la vasopresina que son las principales
hormonas vinculadas a la filiación (unión). En realidad, filogenéticamente, tiene sentido que nos
enamoremos de nuestros propios hijos “a primera vista” y reforcemos este vínculo a lo largo del
tiempo, porque, de no hacerlo, quizá podríamos abandonarles y ello comprometería su
supervivencia. También se ha evidenciado que la activación de estas áreas es independiente del
hecho que el hijo sea biológico o adoptivo.
No es posible hablar del amor romántico sin citar a la autora que más ha estudiado este tipo de
emoción y su evolución desde un punto de vista filogenético como ontogenético. Desde su punto
de vista antropológico y neurobiológico Helen Fisher (1998) ha establecido 3 fases diferenciadas
del amor romántico, el tránsito de una fase a otra es progresivo y no es necesario pasar por todas
ellas, quizá podamos quedarnos en una de las y no transitar a las demás. Las tres fases son:
1) Lujuria/deseo
2) Atracción/enamoramiento romántico
3) Unión
En la fase 1 de deseo, sensualidad, lujuria corresponde con la fase apetitiva de la conducta sexual,
aunque no implica (necesariamente) una conducta sexual consumatoria, puede que nuestro/a
amado/a ni tan solo sepa de nuestra nuestra existencia, o quizá tenemos un amor virtual con
alguien que vive a miles de kilómetros. En este sentido, aumentan las hormonas gonadales, la
testosterona tanto en hombres como en mujeres y los estrógenos en mujeres. En la siguiente ya
pasamos a una atracción, lo que entendemos como “enamorarse”. En esta fase se produce toda
una cascada fisiológica en la que empezamos a liberar un neurotransmisor feniletilamina,
derivado del aminoácido fenilalanina, que favorece la liberación de dopamina que activa nuestros
sistemas de recompensa (seguro que si hemos estado enamorados podemos reconocer ese
profundo deseo de estar con la persona amada de forma casi permanente, en este sentido se da un
proceso de “dependencia” fisiológica como si de una droga se tratara). Esta activación es la que
favorece las sensaciones de “mariposas en el estómago” y que también activa el incremento de la
testosterona y en consecuencia el deseo sexual (ese deseo sexual del que todos nos acordamos y
que frecuentemente las parejas refieren como “antes manteníamos relaciones con mucha
frecuencia”, lo que no saben es que ese antes no volverá porque la fase pasó, transitó a otra y si
quieren volver a tener esas sensaciones y con esa intensidad quizá puedan…si cambian de pareja).
Además, también se da un incremento de la epinefrina (E ) y norepinefrina (NE), los opiáceos
Finalmente, ¿qué ocurre con el odio? Una emoción que nos aleja de otros o de algo. Al contrario
que ocurre con el amor romántico en este caso no necesita ser dirigido hacia una persona, puede
ser dirigido a una sociedad, grupo étnico o un individuo, conocido o no y deseamos que le/les
¿Qué emoción podría contrarrestar a un emoción negativa y desagradable como el odio? Sin
duda, el perdón.
Las relaciones interpersonales pueden ser alteradas por ofensas que pueden terminar en una
ruptura de la relación. Por lo tanto, hay una persona que ofende y otra ofendida, va a depender
mucho de la persona ofendida si otorga o no el perdón (la condonación de una falta) a la persona
que, sin entrar en la intencionalidad, le ha ofendido. Esta voluntad de perdonar se basa
principalmente en nuestras características personales y también contextuales. Las
características personales que más facilitan la capacidad de personar son la amabilidad, empatía
y el auto-control . En este sentido, en un estudio en 580 estudiantes se comprobó que el auto-
control era un factor predictor del perdón, que al activar la habilidad de resolución de problemas
como la capacidad de negociación en lugar de la venganza facilitaba el perdón, así como el
control (inhibición) de las rumiaciones y el enfado (Kong y cols., 2020).
5.2.1 El agradecimiento
El agradecimiento es un aspecto muy importante de nuestra vida que significa apreciar lo que
recibimos, tanto sea tangible como intangible. Al agradecer apreciamos todo lo bueno que
tenemos en nuestra vida que, en muchos casos, procede de fuera de nosotros mismos ya sea de
otras personas, de la naturaleza, etc. Además, la gratitud nos ayuda a centrarnos en lo que
tenemos en lugar de hacerlo en lo que no tenemos. Esta actitud mental, que puede resultar difícil
y artificial al principio, se va a haciendo más fuerte y natural con la práctica. Así, la gratitud es
una forma de apreciar lo que se tiene, en lugar de estar siempre tratando de conseguir algo nuevo
que nos hará felices y sin lo cual no podemos serlo.
Estudios llevados cabo desde la Psicología positiva han demostrado que la gratitud está
fuertemente asociada con una mayor felicidad, ya que el agradecer aumentan las emociones
positivas, se disfruta más con las buenas experiencias, mejora la salud, nos sentimos más fuertes
para hacer frente a la adversidad y nos ayuda a crear mejores relaciones sociales.
En un estudio llevado a cabo por Dr. Robert A. Emmons, de la Universidad Davis de California, y
el Dr. Michael E. McCullough, de la Universidad de Miami, se pidió a los participantes que
durante 10 semanas escribieran unas frases sobre algunos aspectos particulares de sus vidas: 1)-
Un grupo escribió cosas que habían ocurrido durante la semana y por las que estaban
agradecidos, 2)-Otro grupo escribió cosas que les habían irritado y 3)-Un último grupo escribió
cosas que les habían afectado de manera positiva o negativa. Tras las 10 semanas los
participantes del primer grupo, que habían escrito sobre cosas por las que estaban agradecidos,
se encontraron más optimistas y más contentos con sus vidas. Además, habían realizado más
actividad física y visitado menos veces a los médicos que los otros dos grupos.
Foro de ejercicios:
En función del texto que acabas de leer y la conferencia de gratitud que
has visto, señala al menos 3 cosas por las que expresas gratitud en tu
vida.
COMPLEMENTARIAS EN CASTELLANO
• Alonso Puig, M. (2013). “El cociente agallas. Si cambia tu mente, cambia tu vida” Editorial
Espasa Libros
• Ayan S (2016). Emociones bajo control. Mente y Cerebro nº 76: 26-32.
• Baumeister RF (2015). Autocontrol, el secreto para triunfar. Mente y Cerebro nº 71.
• Emociones. Monográfico de Investigación y Ciencia. 2012
• Klein S. (2004). La fórmula de la felicidad. Ediciones Urano.
• Kringelbach, M. & Berridge, K.C. (2012). La mente alegre. Investigación y Ciencia, no433.
• Lyubomirsk S. (2008) La ciencia de la felicidad: un método probado para conseguir el
bienestar, Barcelona, Ediciones Urano, 2008.
• Reinberger, S. (2013). Alimento para la psique. Mente y Cerebro, 61, 32-38.
• Seligman, M.E.P. (2007). “La auténtica felicidad”. Ediciones B
• Tirapu Ustárroz, J., Ríos Lago, M., Maestú Unturbe, F. (2008). Manual de
Neuropsicología. Barcelona. Viguera Editores.
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