Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A. El concepto y el término
El concepto es el primer producto del acto intelectual. Puede definirse como la representación
intelectual de la esencia de una cosa.
Es necesario distinguir en un concepto dos aspectos: el objetivo y el formal. El aspecto objetivo
del concepto es el concepto en cuanto nos da a conocer alguna cosa, en cuanto representa un objeto o
que tiene un contenido. El aspecto formal o subjetivo, es el concepto en tanto que es concebido por la
inteligencia, en tanto que emana de ella, permaneciendo en ella.
Los conceptos son abstractos –representan algo inmaterial, la esencia- y universales –pueden
predicarse de todos los individuos que comparten la misma esencia-. En esto se distinguen de las
imágenes, producidas por los sentidos, que son concretas y singulares.
La simple aprehensión o abstracción es el acto por el que el intelecto conoce una esencia sin
afirmar ni negar nada de ella. Mediante la abstracción se produce el concepto y se conoce
intelectualmente al ente.
1. El proceso de abstracción
‘Abstracción’ es un término de gran amplitud. La significación fundamental es la derivada de su
misma raíz etimológica: ‘abstractio’ es la acción de ‘abstrahere’, de tomar aparte. Referido a la
inteligencia, es siempre un acto de la misma por el que, de dos o más cosas, se toma algo y se deja algo.
Como el acto de la inteligencia es entender, la abstracción es el acto por el que la inteligencia entiende
una cosa en su esencia, dejando desatendida, sin considerar, otra que le va unida.
La inteligencia es la principal potencia del alma humana, la que primero emana de ella, la más
perfecta de todas y la característica distintiva de la naturaleza humana. La inteligencia es conocida por
nosotros por sus actos propios. A diferencia de los sentidos, cuyo conocimiento se limita a las cualidades
sensibles de las cosas, la inteligencia penetra hasta la esencia de la realidad. Penetrando en las
esencias, la inteligencia es capaz de abstraer (extraer lo universal de lo particular o singular) y concebir
conceptos.
Al estudiar el modo humano del conocimiento intelectual podemos descubrir una doble operación
intelectual: la abstracción y la intelección. Esto nos permite distinguir en la inteligencia o entendimiento,
una potencia pasiva (entendimiento posible, cuya operación propia es la intelección) y otra activa
(entendimiento agente, cuya operación propia es la abstracción).
Las diferencias entre el entendimiento (potencia espiritual) y los sentidos (potencias sensibles,
orgánicas), plantean el interrogante de cómo se produce el tránsito de uno a otro nivel. La teoría
aristotélica del conocimiento adoptada y completada por Tomás de Aquino, es eminentemente realista, es
decir, de acuerdo o conforme con lo que realmente sucede cuando abstraemos y entendemos.
El conocimiento humano comienza por los sentidos externos; primero por los datos de los
externos (sensaciones) y, después, de los internos (percepciones). Pero los datos aportados por los
sentidos internos, las imágenes sensibles, también denominadas ‘especies impresas’ o ‘fantasmas’, son
todavía representaciones de cosas materiales; en cambio, el entendimiento es espiritual, y representa la
realidad de modo inmaterial, a través de conceptos abstractos y universales.
El realismo sostiene que el origen de todo conocimiento intelectual se encuentra en los datos
sensoriales, pues nada hay en el intelecto que no haya estado primero en los sentidos.
Pero el entendimiento humano es una potencia totalmente pasiva respecto de sus inteligibles:
puede conocer, se halla en potencia respecto de sus inteligibles.
Si los datos sensoriales son actualmente materiales y sólo en potencia inteligibles, y si el
entendimiento, en cuanto facultad pasiva, está también en potencia de conocer o de captar los inteligibles
(acto de intelección), ¿qué convierte los datos sensoriales en objetos inteligibles y saca de su
potencialidad al entendimiento pasivo? Es necesario que exista otra potencia intelectual, eminentemente
activa y siempre en acto, cuya operación (denominada ‘abstracción’) ejerce precisamente ese doble oficio.
Es el entendimiento o intelecto agente.
2
a. Naturales: significan por la misma esencia de las cosas, sin intervención humana (salvo
para interpretarlo). Así, por ejemplo, el humo significa naturalmente al fuego.
a. Instrumentales: son cosas exteriores que, conocidas primero como objeto, hacen conocer
luego la cosa significada. Por ejemplo, el pulso es signo instrumental de la vida. Todos los
signos convencionales son instrumentales.
Los términos o dicciones son voces significativas. Ellos significan de manera directa al concepto
y de modo indirecto a la cosa.
La significación de los términos es arbitraria o convencional. Esto se debe a dos razones: en
primer lugar, existe variedad de lenguas en que distintas dicciones significan idénticos conceptos y cosas;
en segundo lugar, la dicción es generalmente universal –significa clases o tipos de entes- y, aunque el
concepto es universal es signo natural y formal, no hay signos naturales orales o escritos para expresar
un determinado concepto universal, sino signos artificiales.
Es esencial al lenguaje su función representativa, su referencia a la realidad. Las palabras
representan nuestro conocimiento de las cosas.
1
TOMÁS de AQUINO, Santo; (2002), Comentario al libro ‘Sobre la interpretación’ de Aristóteles.
Pamplona, EUNSA, lección 10ª, pág. 327
4
modo la extensión del concepto sólo una propiedad que se sigue de la abstracción y que presupone la
comprensión.
Según la extensión:
1. Universales: son aquellos que se predican de todos los individuos de una clase (por
ejemplo: ‘todo ente’, ‘todo hombre’). Ahora bien, la predicación puede realizarse de todo
el grupo de individuos, en cuanto grupo, o de cada uno de sus elementos. Esto permite
distinguir dos tipos de conceptos universales:
b. Divisivos: se aplican a todos los individuos de una clase, pero a cada uno de
ellos separadamente (por ejemplo: ‘rosa’, ‘hombre’, ‘ave’, ‘perro’).
2. Particulares: son aquellos que se predican de un modo indeterminado a sólo una parte
de una especie o de una clase (por ejemplo: ‘algún número’, ‘aquellos vasos’, ‘estos
lápices’).
3. Singulares: son aquellos que se predican de un solo individuo (por ejemplo: ‘Manuel
Belgrano’, ‘este vaso’, ‘tu lápiz’).
Según la comprensión:
1. Simples: son aquellos conceptos que no admiten división en sí mismos, ya que cada
uno representa una esencia determinada (por ejemplo: ‘casa’, ‘libro’, ‘blancura’,
‘humanidad’). Los conceptos simples, a su vez, pueden ser concretos o abstractos.
2. Complejos: son conceptos que reúnen en sí varias esencias y son, por tanto, divisibles
(por ejemplo: ‘un hombre sano’, ‘los males del siglo XXI’, ‘hombre experto en filosofía’).
2. Contradictorios: son conceptos tales que uno es exclusivamente la negación del otro,
sin que exista término medio posible entre ambos (por ejemplo: ‘ser/no-ser’; ‘viajar/no-
viajar’).
1. Unívocos: son los conceptos que se aplican a distintos individuos significando lo mismo
en cada uno de ellos (por ejemplo: ‘hombre’).
2. Análogos: son los conceptos que se aplican a distintos individuos significando algo en
parte semejante y en parte diverso (por ejemplo: ‘sano’ es análogo predicado de un
hombre, un clima y una dieta).
Por su parte, los términos responden a las anteriores clasificaciones, si bien pueden precisarse
las siguientes particularidades:
Los términos pueden tener una significación propia que designa por sí misma; o bien,
pueden significar sólo si están unidos o modifican a otro término. En el primer caso, se trata
de términos categoremáticos (‘avión’, ‘diccionario’, ‘estudio’); en el segundo, de
sincategoremáticos (‘y’, ‘pero’, ‘todo’, algún’, ‘ningún’).
dorado y boga, pude darse uno u otro, pero no ambos a la vez con referencia al mismo
animal, pues resultaría contradictorio: ‘Ese dorado es una boga’).
La meronimia es una relación de inclusión y exclusión que se establece entre los nombres
de las cosas y los de sus partes. En esta relación semántica, el término que designa al todo
se denomina holónimo, y el que designa a la parte, merónimo. Por ejemplo: mano / dedo; flor
/ pétalos; telescopio / lentes.
Universal in essendo -en el ser-: es la esencia, aquello que hace que una cosa sea lo que
es. Existe en las cosas, de manera singularizada;
La discusión en torno al problema de los universales puede analizarse a partir de tres grandes
preguntas: ¿Existen los universales? Si existen, ¿subsisten separados de las cosas o en ellas? Si existen
en los singulares, ¿de qué modo existen?
El nominalismo –una doctrina desarrollada en la edad media, en particular por Guillermo de
Ockham en el siglo XIV y con proyecciones hasta la actualidad- sostiene que los universales son meros
nombres o términos, pero nada universal existe en el intelecto ni en las cosas. El nombre o término es un
signo que se utiliza para significar un conjunto de individuos que poseen características comunes, pero no
una misma esencia, ya que ésta no existe según la teoría nominalista.
El término –según el nominalismo- es absolutamente arbitrario y significa de modo directo a los
singulares, única realidad que puede ser conocida a través de la intuición, pues la abstracción queda
negada como proceso cognoscitivo.
El conceptualismo sostiene que el universal no se reduce a mero nombre, sino que es el
concepto formal, pero al cual nada universal corresponde en la realidad a modo de fundamento. Fue
sostenido por autores como René Descartes, John Locke e Immanuel Kant.
El realismo exagerado –desarrollado por Platón- afirma que el universal no es ni mero nombre
ni concepto formal, sino una realidad, pero con universalidad en acto, que existe en un plano distinto del
de la realidad sensible: el mundo de las formas trascendentes. En efecto, para Platón lo real en sentido
pleno son las formas abstractas, universales y trascendentes que existen verdaderamente separadas de
las cosas singulares.
El realismo moderado –desarrollado por Aristóteles y Tomás de Aquino- sostiene que el
universal es, en un sentido concepto, y en otro realidad. Para esta postura, que consideramos la
verdadera solución del problema, es necesario distinguir entre el universal potencial –la esencia que
existe singularizada en cada ente- y el universal actual –la esencia en tanto que conocida por y en el
intelecto-.
7
El universal es algo uno, capaz de ser en muchos, por identidad con ellos y, por tanto, de ser
predicado de ellos. El universal ‘in essendo’ se encuentra singularizado en cada ente, en potencia de
actualizarse en y por el intelecto.
El acto intelectual por el cual se hace pasar el universal potencial al estado de universal actual es
la abstracción o simple aprehensión. La abstracción nos permite obtener el universal directo o
metafísico. Luego, comparando el universal metafísico con sus inferiores, de los que podría predicarse,
la inteligencia forma el universal indirecto o lógico, denominado predicable.
E. Los predicables
El universal lógico se divide en cinco predicables, es decir, cinco modos de universalidad y de
predicación.
Un predicado o significa la esencia de algo (predicado esencial) o algo que le adviene (predicado
accidental):
El
predicado Necesariamente: PROPIO o PROPIEDAD (ej.:
Si significa capaz de reír)
algo que
adviene a la
esencia Contingentemente: ACCIDENTE LÓGICO (ej.:
sentado)
Veamos, a modo de ejemplo, algunos de los prefijos que utilizamos en el español y proceden de
las lenguas griega y latina:
Aducir, atraer,
Epíteto, prosélito,
a-, ad- acoger, epi-, pros- Aproximación: ‘a’
prosodia
advertencia
Afirmar, abdicar,
a-, ab-, abs- apo- Apóstol, apóstrofe Procedencia: ‘de’
absurdo
Antesala,
ante- pro- Programa Antes de, delante
antecedente
Bendecir,
Eucalipto,
ben-, bene-, bien- benevolencia, eu- Bien, bueno
eufónico
bienestar
Circundar, Anfiteatro,
De ambos lados,
circum-, circun- circunferencia, anfi-, peri-, periferia,
alrededor de
circunflejo perímetro
Coetáneo,
Síntesis, simpatía,
co-, con-, com- compañero, si-, sim-, sin- Con, junto a
simbiosis
compasión
Contraponer,
contra-, anti- Antítesis, antídoto Contra, oposición
contradecir
Descender,
de- cata- catáfora Hacia abajo
deducir
10
Entender,
em-, en- em-, en- Énfasis, empatía En
emplazar
Equivalente,
equi-, iso- Isoterma, isóceles Semejante, igual
equidistante
Heterosexual,
hetero- Otro, distinto
heterogéneo
Ilegal, irreal,
Privación o
i-, im-, in- imposible, infame, a-, an- Amorfo, abiótico
negación
infatigable, inútil
Infrascripto, Hipoglucemia,
infra- hipo-, oligo- Bajo, poco
infradotado oligofrenia
Magnífico,
magni- macro- Macroeconomía Grande
magnánimo
Minifalda, Microcéfalo,
mini- micro- Pequeño
minimercado microbio
Multiplicar, Polisemia,
multi- poli- Muchos
multisectorial polígono
Panorama,
omni- Omnipotente pan-, panto- Todo
pantomima
Postergar,
pos- meta- Metacarpo Después de
posclásico
Hemisferio,
semi- Semicírculo hemi- La mitad de
hemiciclo
Sobreprecio, Epidermis,
sobre-, supra, sobrevivir, epígono, Sobre, por encima
epi-, hiper-, archi-
super supervivencia, hiperinflación, de, superior a
supervisar archiconocido
Traducir, traslucir,
tra-, tras-, tran, traspasar, Más allá de, a
meta-, dia- Metáfora, diámetro
trans transformar, través de
transitar
Paralelo,
paramédico, Junto a, al lado
yuxta- Yuxtaposición para-
parámetro, de, paralelo a
paráfrasis
11
La definición real consiste en expresar qué es el objeto o la cosa referida por el nombre. Puede
ser:
i. Definición esencial: consiste en expresar lo que una cosa es. Se realiza por género próximo
y diferencia específica. Ejemplo: ‘El hombre es un animal racional’.
ii. Definición descriptiva: consiste en expresar las propiedades características de una cosa.
Ejemplo: ‘El hombre es un ser viviente, que piensa, quiere, se comunica y vive con otros’.
iii. Definición por el fin: consiste en expresar para qué está hecha una cosa. Ejemplo: ‘La llave
es un objeto metálico que sirve para abrir una cerradura’.
iv. Definición genética: consiste en expresar cómo se origina una cosa. Ejemplo: ‘El hombre es
un viviente que se origina por la unión de un óvulo y un espermatozoide’.
v. Definición operativa: consiste en expresar qué acciones se pueden realizar con una cosa.
Ejemplo: ‘Un martillo es una herramienta con mango de madera y cabeza metálica que
permite realizar actos de percusión’.
Para poder definir de modo adecuado, debemos tener en cuenta las siguientes reglas:
Respecto de la última regla, cabe aclarar que varios conceptos metafísicos, por no sernos
conocidos directamente, sólo pueden definirse de modo negativo. Por ejemplo, ‘infinito’ se define como
‘aquello que no posee principio ni término’.
Por otra parte, hay conceptos que no son susceptibles de definición propiamente dicha –esencial-
porque trascienden –están más allá- de las categorías o predicamentos y, por ende, no tienen género
superior y son análogos.
La clasificación, por su parte, es una operación cognitiva por la cual se distribuye y agrupa una
totalidad en partes diferentes.
Para poder efectuar la distribución se toma un parámetro o una norma en base al cual se
agrupan los elementos dentro de categorías. El parámetro se denomina criterio o fundamento
clasificatorio.
Las categorías son conceptos o clases en los cuales agrupamos los elementos a clasificar.
La clasificación puede ser simple –si se realiza de acuerdo a un único criterio- o múltiple –si se
realiza simultáneamente de acuerdo a dos criterios-.
Las reglas para clasificar son:
La distinción es una operación intelectual que consiste en establecer diferencias entre dos o
más elementos.
La distinción puede ser real absoluta si se establece la diferencia entre dos individuos
separables entre sí –por ejemplo, una flor y un árbol-; o bien, puede ser real relativa si se establece entre
principios que son verdaderamente diferentes pero que no son separables entre sí porque constituyen al
mismo ente –por ejemplo, la esencia y el esse; el alma humana y sus potencias-.
12