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Arequipa, 17 de mayo de 2021.

Hermanos, ha sido difícil sentarme a escribir, muestra de ello es está primera carta en lo que
va del año.

Sepan que rezo mucho por ustedes, y por toda la situación que nos está tocando pasar, fruto
de la pandemia, y del Estado.

Les escribo para contarles un poco la experiencia de este tiempo, yo debería escribir una vez al
mes, pero se me es muy difícil hacerlo, siento que no me alcanza el tiempo, pero al fin son
escusas mías.

Este año estoy haciendo el 1° año de teología, y es mi sexto año en el seminario, me sorprendo
de tan solo recordarlo. Comenzamos el año, con un retiro de una semana en silencio: los
ejercicios espirituales de San Ignacio, debido a que no teníamos convivencia para iniciar el año
en Lima, como normalmente se hace, mi Obispo, decidió que hagamos ese retiro con el
seminario diocesano de Arequipa “San Jerónimo”.

Yo llegué al retiro, totalmente indispuesto porque no me agradaba la idea de no hablar una


semana, pero el Señor me ayudo a entrar. Monseñor Javier, estuvo el domingo que inició, para
explicarnos porque todo esto era nuevo al menos para mi seminario, ya que el otro seminario
lo hace todos los años. Y en esa reunión que tuvimos, nos presentamos, y me dijo: Daniel, no
mientes, pero engañas!!! ¡Ya te has metido al bolsillo al párroco! yo no entendía porque me
decía eso. Yo acababa de regresar de una parroquia, y estaba contento, con uno de los
sacerdotes que se llama David Benites, hicimos un programa de 1° Comunión, y como el no
sabe usar la compu, yo le ayude, parece que el párroco le había comentado que ayudaba
mucho, y la verdad fue difícil para mi comprender lo que me quería decir con ello, o solo
quería humillarme para hacerme humilde, no lo sé y creo que no lo entenderé. Lo importante
es que eso me ayudo a entrar, con una pregunta: cómo puedo no mentir pero engañar? Acaso
no es lo mismo?

Poco a poco me di cuenta que se refería a que muestro una apariencia que no es la que
verdaderamente soy, es decir, un hipócrita. Me ayudo bastante porque es cierto, muchas
veces, por la facilidad que tengo para ayudar o hacer algunas cosas, se deja ver una imagen
mía que no es la del Daniel débil y pecador que ustedes bien conocen. Viviendo muchas veces
exigido por dar la talla, no equivocarme en lo que me encargan, que la verdad me siento
inseguro al hacer muchas cosas, porque repercute en la vida de los otros, normalmente me
encargan trámites y esas cosas me gustan más no la responsabilidad que atañe.

En lo que respecta a mi vida personal, veo que sigo cayendo en la mansturbación, pero no solo
por los combates con lujuria, sino porque muchas veces me siento solo, no encuentro refugio
en ninguno por más que me lleve bien con algunos seminaristas, y sigo buscando felicidad en
el afecto que no encuentro y hay veces que me siento frustrado, pero en fin, eso es fruto
también de mi pecado, les pido que recen por mi con respecto a este tema en especial.

Algunos ya me comienzan a fastidiar por la admissio, acaba de empezar el año pero bueno así
joden, yo intento no pensar en ello, porque me da miedo ser rechazado y no espero mucho la
verdad jajaja.
He intentado escribir en general lo que vengo viviendo hasta el momento. Para no escribir
tanto y se aburran con mi carta.

Ánimo, espero estén caminando; animen y recen por los que no lo hacen, gracias por rezar por
mí, y sigan haciéndolo si pueden. Tengan presente mis oraciones por cada uno de la
comunidad.

La paz
Daniel

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