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En el año 2000, la Organización Mundial de la Salud reconoció el estrés laboral como un factor de
riesgo. Y es que esta situación puede afectar de forma diferente a cada persona. Por ejemplo, la
OMS indica que “puede dar lugar a comportamientos disfuncionales, a contribuir a la mala salud
física y mental; pueden originar problemas psicológicos, trastornos psiquiátricos y terminar
en situaciones de ausentismo laboral”.
Solo hasta el año 2019, el síndrome de burnout fue reconocido dentro de la (CIE-11)
Clasificación Internacional de Enfermedades, en su revisión número 11. Es así que, la OMS
reconoció el ‘síndrome de burnout o de desgaste profesional’ como una patología asociada al
agotamiento mental, emocional y físico causado por el trabajo. 🔥
Su causa no está 100% determinada, sin embargo, está relacionada con situaciones de estrés
laboral que implican una alta exposición y exigencia frente a la atención al público, servicio al
cliente, asistencia médica y/o enseñanza. 👨 👩 🧒
También con jornadas laborales extendidas, cargos con elevados niveles de
responsabilidad, trabajos monótonos, pésimo clima laboral, ausencia de comunicación, falta
de programas de bienestar laboral, ausencia de motivación, problemas de relaciones en el trabajo,
baja remuneración salarial, entre otros.
La Organización Mundial de la Salud define el síndrome del trabajador quemado como un “síndrome
resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”. Y lo
caracteriza por tres dimensiones:
1. Sentimientos de falta de energía o agotamiento.
2. Aumento de la distancia mental con respecto al trabajo, o sentimientos negativos o cínicos con
respecto al trabajo.
3. Eficacia profesional reducida.
Y además hace énfasis en que “el síndrome de desgaste ocupacional se refiere específicamente a
los fenómenos en el contexto laboral, y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas
de la vida”.
Así mismo, también hay algunos signos de alarma que se pueden considerar como parte de un
cuadro clínico que necesitará supervisión de un médico o psicólogo. 👨⚕️👩⚕️
Negación
Aislamiento
Ansiedad, miedo o temor
Depresión (signo más frecuente y peligroso ya que puede llevar al suicidio)
Ira, rabia
Adicciones
Cambios en los hábitos de higiene y arreglo personal
Pérdida de la memoria y desorganización
Cambios en el patrón de alimentación, con pérdida o ganancia de peso exagerada
Dificultad para concentrarse
Cambios de personalidad, culpabilidad y autoinmolación
Trastornos del sueño
Además, el síndrome se clasifica en cuatro niveles:
Leve: quejas vagas, cansancio, dificultad para levantarse a la mañana.
Moderado: cinismo, aislamiento, suspicacia, negativismo.
Grave: enlentecimiento, automedicación con psicofármacos, ausentismo, aversión, abuso de alcohol
o drogas.
Extremo: aislamiento muy marcado, colapso, cuadros psiquiátricos, suicidios.
En esta perspectiva, las unidades de salud deben estar preparadas para atender la demanda
provocada por el SARS-CoV-2 y proteger su equipo de salud, el cual configura la fuerza de
respuesta fundamental para la situación actual. Siendo así, el compromiso de la composición en
cantidad y calidad de esta puede generar un noTable impacto socioeconómico para el país 7.
La presión sobre los profesionales de salud, por lo tanto, aumenta, además de los riesgos de
contaminación, el estrés físico y emocional. Ante esto, por considerar la enfermería como parte
integrante fundamental del equipo multiprofesional de salud, este estudio tiene como fin, bajo la
perspectiva de evidencias científicas, analizar, describir y explicitar el impacto de la pandemia en el
papel de la enfermería.
Definición del lugar de espera de personas con cuadro clínico de SG separado de los demás.
Además, como parte del papel de la enfermería, la educación en salud debe ser realizada para
diseminar informaciones correctas sobre medidas educativas de prevención, contención de la
pandemia del nuevo coronavirus y combate a las fake news en torno de esta, debido a que
incentivan comportamientos de riesgo por la población y, consecuentemente, sobrecarga aún más a
los hospitales y a sus trabajadores 12.
Así, se orienta acerca de la etiqueta respiratoria, higiene correcta de las manos con agua y jabón y
alcohol en gel y de ambientes/objetos, buscar atención cuando surjan los primeros síntomas, pero
por tele-consulta (TeleSUS), para que haya acompañamiento de los síntomas con reducción de
riesgo de complicaciones; buscar el servicio de salud solo si hubiere falta de aire.