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INTRODUCCIÓN

El envejecimiento es un proceso dinámico, multidireccional, universal y complejo,


que muestra sus atributos en las particularidades de cada persona mayor, y a su
vez, en las diferencias entre individuos y entre culturas. El envejecimiento
psicológico sano como proceso de desarrollo continuo del individuo a lo largo de
todo el ciclo vital y tomando en cuenta la conceptualización por la Organización
Mundial de la Salud, se caracteriza por “la capacidad de mantener o mejorar el
nivel de capacidad funcional mental frente a la adversidad”, por ejemplo, en una
etapa donde las pérdidas serán continuas como una jubilación, divorcio, pérdida
de salud, pérdida de función o muerte, una persona que no pierde capacidad
funcional ante dicha crisis, puede mantenerla o por otro lado, mejora su capacidad
para funcionar plenamente en su vida es una persona mayor con envejecimiento
saludable.1

Por otro lado, cuando este proceso de envejecimiento se ve afectado


negativamente trae consigo trayectorias interrumpidas o de deterioro, lo que
conlleva a la morbimortalidad en la persona mayor. 1

Desde el punto de vista psicogeriátrico, las estadísticas actuales muestran que


algunos de los padecimientos que generan mayor discapacidad son trastornos
mentales, incluso más discapacidad que otras enfermedades médicas no
psiquiátricas, tal como la depresión, que se encuentra dentro de las 10
enfermedades que generan mayor mortalidad prematura y días vivídos sin salud. 2

En la persona mayor existen prejuicios acerca de la aparición de padecimientos


psiquiatricos , ya que la mayoría de las veces , se piensa son consecuencia del
mismo envejecimiento , sin embargo se pueden identificar Alteraciones psíquicas
como evolución de cuadros previos (cronicidad y/o recaídas). Alteraciones
psíquicas de nueva aparición (inicio tardío), por lo que una evaluación integral es
importante para determiner este tipo de padecimientos .
Ejemplos son :

Los trastornos psicóticos: La sintomatología psicótica puede aparecer en


diferentes cuadros, tanto psíquicos como orgánicos, ligada o no al deterioro
cognitivo, implicando un desafío a la hora de establecer un correcto diagnóstico
diferencial. Los síntomas positivos (ideas delirantes o alucinaciones, entre otros)
pueden emerger como aspecto acompañante de demencias (sobre todo Alzheimer
o cuerpos de Lewy), como efecto secundario de algunas medicaciones, en
algunas alteraciones metabólicas e, incluso, instaurarse como consecuencia de
eventos vitales.
Los trastornos depresivos: Entre los mitos sobre el envejecimiento que se
mencionaron más arriba se sitúa en un lugar destacado aquel que postula que un
anciano es una persona triste, desvalida o melancólica. Sea o no así, los
trastornos depresivos se erigen como el cuadro psicopatológico más estudiado en
las personas mayores .

Trastorno de ansiedad : El envejecimiento no es un factor de riesgo para la


aparición de síndromes ansiosos, siendo, en general, menos frecuentes que en la
vida adulta previa (en torno al 10% de los mayores de 65 años). Es difícil que
aparezcan trastornos de ansiedad en esta etapa, lo más habitual son los efectos
de la cronificación de aquellos que tuvieron un comienzo temprano y, de nuevo,
con una modificación de sus manifestaciones ya que es habitual la somatización
de las ansiedades y sufrimientos. También es esperable que haya síntomas
ansiosos ante distintos eventos vitales, lo que no significa que la persona padezca
un trastorno de ansiedad clínicamente formado. La ansiedad en la persona mayor
se suele presentar como síntoma de otros cuadros y/o formando parte de un
síndrome ansioso-depresivo. La presentación puede ser atípica como un
malestar indefi-nido, miedo a algo desconocido, aprensión, sensación de
inestabilidad, inquietud, demanda de atención y, sobre todo, síntomas somáticos:
temblores, mialgias, vértigos, sensación de opresión en el pecho, diarreas,
sensación de falta de aire. El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) parece ser
el más frecuente, con preocupaciones en torno a la propia salud o la de los
allegados, a la soledad, a que les ocurra algo y nadie lo sepa o a sufrir pérdidas y
separaciones. En ocasiones, el TAG se inició en etapas previas y determinadas
cir-cunstancias actuales ejercen de disparadoras para la reactivación del trastorno
o para exacerbarlo.

Los trastornos de personalidad en el adulto mayor implican la evolución de un TP


previo, partiendo de la base de que la personalidad no cambia, aunque pueda
manifestarse de manera diferente a lo largo de la vida

1
OMS. (2015). Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud. En
https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/186466/9789240694873_spa.pdf
Ugalde O. (2010). GUÍAS CLÍNICAS PARA LA ATENCIÓN DE TRASTORNOS
2

MENTALES; Guía clínica para el Tratamiento de los Trastornos Psicogeriátricos.


En
http://www.inprf.gob.mx/opencms/export/sites/INPRFM/psicosociales/archivos/
guias/tx_trastornos_psicogeriatricos.pdf

3. Harvey, P. D., Reichenberg, A., & Bowie, C. R. (2006). Cognition and aging in
psychopathology: Focus on schizophrenia and depression. Annual Review of Clinical
Psychology, 2, 389–409. https://doi.org/10.1146/annurev.clinpsy.2.022305.095206

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