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tercera edad. A ello contribuyen una serie de factores, entre los que destacan la
frecuente comorbilidad con enfermedades somáticas, la disminución de las funciones
cognitivas y la presencia de acontecimientos vitales adversos (Kales, Valenstein, 2002;
Sable, Dunn y Zisook, 2002). Al mismo tiempo suele ser la causa más frecuente de
sufrimiento emocional en la última etapa de la vida (Blazer, 2003). Los datos sobre el
curso, evolución y tratamiento que suelen manejarse para el adulto son inadecuados
para la depresión del anciano (Kennedy, 1995). Todo ello contribuye a que su
diagnóstico se vea dificultado y subestimado (Schneider, Kruse, Nehen, Senf y Heuft,
2000).
Los estados depresivos son los grandes causantes de reacciones suicidas ya que en todo
deprimido existe un suicida en potencia. Se dice que hay depresión siempre que
aparezca un fallo en el tono neuropsíquico, ya sea pasajero o perdurable. Se trata de un
estado sintomático y no de una situación inherente. La depresión puede variar desde un
ligero abatimiento hasta el estupor; en su forma más ligera, el anciano infeliz tiene un
sentimiento de incapacidad, desaliento, inutilidad y pérdida de interés por las
actividades habituales. En la depresión un poco más profunda hay una constante tensión
desagradable; cada experiencia se acompaña de pena, y el enfermo puede estar
temeroso, preo-cupado, angustiado, agitado o perplejo y padecer un sufrimiento físico o
emocional (Martínez, 2003). Las dolencias corporales, tales como cefalea, tensión
cefálica, fatiga, falta de apetito, constipación y otras, son muy comunes, así como
insomnio, ideas de culpa y autoacusación, y aparece la idea del suicidio (American
Psychiatric Association, 1995). La expresión facial característica es de decepción,
desesperanza y temor; las comisuras bucales se inclinan hacia abajo y la mirada
permanece fija. Los grupos de músculos antagonistas muestran cierto dese-quilibrio,
con contracción ligera de flexores y abductores, de tal manera que aparece la llamada
“actitud de flexión” de la depresión. Los movimientos se ejecutan lentamente. Señala
González (2002): “La mayoría de los adultos mayores conservan casi intactas sus
facultades mentales; sólo muy pocos muestran deterioro en su función cognoscitiva. Sin
embargo, es un hecho que las enfermedades demenciales son más frecuentes conforme
aumenta la expectativa de vida” (p. 37). Por otra parte, un episodio depresivo en un
paciente de edad avanzada puede ser difícil de diferenciar de la demencia, pues ambos
pueden cursar con apatía, dificultad de concentración y alteraciones de memoria
(Fernández y Muñoz, 2001).
Causas
En los adultos mayores, los cambios en la vida pueden incrementar el riesgo de depresión
o llevar a que la depresión existente empeore. Algunos de estos cambios son:
Trastornos tiroideos
Mal de Parkinson
Enfermedad del corazón
Cáncer
Accidente cerebrovascular
Depresión
Otra consecuencia más grave es la depresión crónica o la depresión
que es recurrente y persistente. La depresión crónica tiene
consecuencias físicas y mentales que pueden complicar un problema
de salud existente de una persona de edad avanzada y desencadenar
nuevas preocupaciones.
Hay pruebas de que algunos cambios corporales naturales asociados
con el envejecimiento pueden aumentar el riesgo de que una persona
de experimente depresión. Estudios recientes sugieren que las bajas
concentraciones de folato en la sangre y el sistema nervioso pueden
contribuir a la depresión, el deterioro mental y la demencia. Los
investigadores también sospechan que puede existir una relación
entre la aparición de la depresión en la vejez y la enfermedad de
Alzheimer.
Independientemente de la causa, la depresión puede tener efectos
físicos alarmantes en las personas mayores. El índice de mortalidad
de los hombres y mujeres de la tercera edad que tienen depresión y
sentimientos de soledad es mayor que el de aquellos que están
satisfechos con sus vidas. Los programas de tratamiento para los
pacientes de la tercera edad deprimidos que tienen una enfermedad
cardiovascular y otras enfermedades importantes, suelen tomar más
tiempo de lo normal y su resultado es menos satisfactorio.
Además, los sentimientos de desesperanza y aislamiento, que suelen
alentar ideas suicidas, son más frecuentes entre las personas
mayores, en especial aquellas con discapacidades o que están
confinadas a hogares de ancianos.
patología en nuestro entorno, nos permitirá diseñar acciones dirigidas a mejorar la salud
de las personas mayores.
1.
2. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN DE DEPRESIÓN
Reseña:
Descripción:
al sujeto que debe responder como se siente en el momento actual en relación a los
utilizamos en Cuba.
Aplicación:
Evidentemente, en todas las escalas que son autodescriptivas, como ésta, el sujeto
obstante, es posible utilizarla de manera heteroaplicada (el examinador lee los ítems
con menos escolaridad, ancianos con deterioro cognitivo leve, pacientes ingresados
la escala Ansiedad como rasgo; pero es posible aplicar solamente una de las
como estado se puede aplicar de manera repetida, incluso con intervalos de minutos
breve y confiable para medir dos dimensiones básicas de la ansiedad: como rasgo
por Grau, Martín y Portero, 1993) y el desarrollo refinado de estos conceptos por
formas de ansiedad (Grau, 1982; Castellanos, Martín, Grau, 1986; Grau, Martín,
Portero, 1993). De tal forma, los ítems reportados de como se siente el sujeto
Ansiedad-Estado, y siempre debe ser presentada primero a los sujetos, antes que
1989; Franco, Martín, Grau, 1991, etc.). También se han obtenido evidencias de
obtienen puntajes más altos que los sujetos normales (Castellanos, Grau, Martín,
1986).
“más puras” con la intención de proveer de una base más firme para diferenciar
entre pacientes que sufren de ansiedad y desórdenes depresivos, por lo que se creó
entre ambas formas es muy alta (.98,.99) por lo que en la práctica pueden utilizarse
indistintamente.
(Spielberger, 2002).
hacia fines de la década del 80 y principios de los años 90. Diferentes estudios de
González, Martín, Grau, 1989; Grau, Martín, Portero, 1991; Guimarais, Grau, Martín,
Hernández, 1987; Martín, Grau, 1993a; Martín, Grau, 1993b; Mitjans, Grau, Martín,
que tienen alta calificación en ansiedad como rasgo, son más propensos ante
situaciones de estrés a tener una evaluación alta en ansiedad como estado. Los
sujetos que presentan una alta ansiedad como estado, no tienen porque presentar
Existe una forma abreviada del IDARE para adolescentes y adultos, así como un
Áreas de aplicación:
La validación en Cuba fue realizada en 1986 por Castellanos, Grau y Martín. Desde
Para calificar se debe conocer el puntaje alcanzado en cada ítem. Se debe utilizar
ansiedad (Ej. Estoy nervioso) y otras de manera inversa (Ej. Estoy calmado). Se
utiliza posteriormente una fórmula, cuyo resultado final permite ubicar al sujeto en
distintos niveles de ansiedad para cada escala, siendo Baja, Moderada o Alta.
existen puntos de corte propuestos, sino que las puntuaciones directas que se
puntuación 45 como punto de corte para la ansiedad alta, tanto estado como rasgo.
A. Estado
3+4+6+7+9+12+13+14+17+18= A
1+2+5+8+10+11+15+16+19+20= B
(A-B)+50=
A. Rasgo
22+23+24+25+28+29+31+32+34+35+37+38+40 =A
21+26+27+30+33+35+39 =B
(A-B)+35=
Reseña:
Título: Escala de Ansiedad Patológica (EAP)
Descripción:
personalidad como el MMPI. Estos ítems sólo cumplen función de “relleno” para
momentos de la evolución.
ofrecen información sobre los síntomas más comunes de los estados de ansiedad
Aplicación:
Corrección e Interpretación:
Se obtiene una puntación total a partir de la suma del puntaje obtenido en cada uno
de los ítems de ansiedad patológica. Cada respuesta positiva a estos ítems vale 1
punto, así que los rangos de puntación están entre 0 y 26. Se consideran 3
categorías:
1- 18 BAJA ANSIEDAD
terapéutico.
REFERENCIAS:
Acosta, Q.CH.O., García, F.R. (2007). Ansiedad y depresión en adultos mayores. Psicología de la
salud, 2 (17), 291-300.
Ávila-Funes, J.A., Garan, M.P., Aguilar-Navarro, S. (2006). Relación entre los factores que
determinan los síntomas depresivos y los hábitos alimentarios en adultos mayores de México.
Revista Panamericana de Salud Pública, 19 (5), 321–30.
González, M., Martín, M., Grau, J.A., & Lorenzo, A. (2007). Instrumentos de evaluación
psicológica para el estudio de la ansiedad y la depresión. En González, M. (Eds.), Instrumentos
de Evaluación Psicológica. (165-214) La Habana: Editorial Ciencias Médicas.
Pech, H. G. C., & Rena, E. K. C. (2004). Depresión, autoestima y ansiedad en la tercera edad:
un estudio comparativo. Enseñanza e investigación en psicología, 9(2), 257-270.
Nombres IDARE (Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado )Autores
Las pruebas Psicológicas son instrumentos de empleo dedicados aprofesionales que poseen la
capacidad de emplear apropiadamente, quedeben acreditarse como psicólogos graduados,
pasantes, o miembro de unaorganización de psicólogos.
Procedencia
Manual Moderno
Aplicación
Individual o grupal
mbito deaplicación
IDARE está constituidos en dos escalas de autoevaluación separadas que seutilizan para medir
dos dimensiones distintas de la ansiedad: 1) la llamada Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo). Del
inventario consta de 20 afirmaciones en laque se pide a los individuos describir cómo se siente
generalmente.2) denominada Ansiedad-Estado. También consta de 20 afirmaciones, perolas
instrucciones requieren que los sujetos indiquen cómo se sienten en unmomento dado.
Duración
Edad
La mayoría de las personas que tienen habilidad de leer de alumnos de 5° a6° año de primaria,
responde espontáneamente a todos los reactivos deIDARE, sin necesidad de recibir
instructivos especiales o de ayuda.
Finalidad
Puntaciones
La dispersión de posibles puntuaciones para el “inventario s
autoevaluación”
del
IDARE
varia desde una puntuación mínima de 20, hasta una puntuaciónmáxima de 80, tanto en la
escala A-Estado como en la escala de A-Rasgo.
Materiales
Formato deaplicación
Modo decorrección
Hay plantillas para la calificación del manual de la escala de A-Rasgo Y A-Estado además de
servicio de computadores (IBM N° 1 230).