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La depresión se considera uno de los trastornos mentales de mayor complejidad en la

tercera edad. A ello contribuyen una serie de factores, entre los que destacan la
frecuente comorbilidad con enfermedades somáticas, la disminución de las funciones
cognitivas y la presencia de acontecimientos vitales adversos (Kales, Valenstein, 2002;
Sable, Dunn y Zisook, 2002). Al mismo tiempo suele ser la causa más frecuente de
sufrimiento emocional en la última etapa de la vida (Blazer, 2003). Los datos sobre el
curso, evolución y tratamiento que suelen manejarse para el adulto son inadecuados
para la depresión del anciano (Kennedy, 1995). Todo ello contribuye a que su
diagnóstico se vea dificultado y subestimado (Schneider, Kruse, Nehen, Senf y Heuft,
2000).

Los estados depresivos son los grandes causantes de reacciones suicidas ya que en todo
deprimido existe un suicida en potencia. Se dice que hay depresión siempre que
aparezca un fallo en el tono neuropsíquico, ya sea pasajero o perdurable. Se trata de un
estado sintomático y no de una situación inherente. La depresión puede variar desde un
ligero abatimiento hasta el estupor; en su forma más ligera, el anciano infeliz tiene un
sentimiento de incapacidad, desaliento, inutilidad y pérdida de interés por las
actividades habituales. En la depresión un poco más profunda hay una constante tensión
desagradable; cada experiencia se acompaña de pena, y el enfermo puede estar
temeroso, preo-cupado, angustiado, agitado o perplejo y padecer un sufrimiento físico o
emocional (Martínez, 2003). Las dolencias corporales, tales como cefalea, tensión
cefálica, fatiga, falta de apetito, constipación y otras, son muy comunes, así como
insomnio, ideas de culpa y autoacusación, y aparece la idea del suicidio (American
Psychiatric Association, 1995). La expresión facial característica es de decepción,
desesperanza y temor; las comisuras bucales se inclinan hacia abajo y la mirada
permanece fija. Los grupos de músculos antagonistas muestran cierto dese-quilibrio,
con contracción ligera de flexores y abductores, de tal manera que aparece la llamada
“actitud de flexión” de la depresión. Los movimientos se ejecutan lentamente. Señala
González (2002): “La mayoría de los adultos mayores conservan casi intactas sus
facultades mentales; sólo muy pocos muestran deterioro en su función cognoscitiva. Sin
embargo, es un hecho que las enfermedades demenciales son más frecuentes conforme
aumenta la expectativa de vida” (p. 37). Por otra parte, un episodio depresivo en un
paciente de edad avanzada puede ser difícil de diferenciar de la demencia, pues ambos
pueden cursar con apatía, dificultad de concentración y alteraciones de memoria
(Fernández y Muñoz, 2001).

Causas
En los adultos mayores, los cambios en la vida pueden incrementar el riesgo de depresión
o llevar a que la depresión existente empeore. Algunos de estos cambios son:

 Mudanza del hogar, como por ejemplo a un centro de la tercera edad

 Dolor o padecimiento crónico

 Hijos que dejan el hogar

 Cónyuge y amigos cercanos que mueren


 Pérdida de la independencia (por ejemplo, problemas para cuidarse sin ayuda o movilizarse, o
pérdida de los privilegios para conducir)

La depresión también puede estar relacionada con un padecimiento físico, como:

 Trastornos tiroideos

 Mal de Parkinson
 Enfermedad del corazón

 Cáncer

 Accidente cerebrovascular

 Demencia (como mal de Alzheimer)


El consumo excesivo de alcohol o de determinados medicamentos (como los somníferos)
puede empeorar la depresión.

La tercera edad y la depresión


La tercera edad suele describirse como una época de descanso,
reflexión y de oportunidades para hacer cosas que quedaron
postergadas mientras uno criaba a los hijos y desarrollaba su carrera.
Lamentablemente, el proceso de envejecimiento no es siempre tan
idílico. Acontecimientos de la tercera edad como, por ejemplo, los
trastornos médicos crónicos y debilitantes, la pérdida de amigos y
seres queridos, y la incapacidad para participar en actividades que
antes disfrutaba, pueden resultar una carga muy pesada para el
bienestar emocional de una persona que está envejeciendo.
Una persona de edad avanzada también puede sentir una pérdida de
control sobre su vida debido a problemas con la vista, pérdida de la
audición y otros cambios físicos, así como presiones externas como,
por ejemplo, recursos financieros limitados. Estos y otros asuntos
suelen dejar emociones negativas como la tristeza, la ansiedad, la
soledad y la baja autoestima, que a su vez conducen al aislamiento
social y la apatía.

Depresión
Otra consecuencia más grave es la depresión crónica o la depresión
que es recurrente y persistente. La depresión crónica tiene
consecuencias físicas y mentales que pueden complicar un problema
de salud existente de una persona de edad avanzada y desencadenar
nuevas preocupaciones.
Hay pruebas de que algunos cambios corporales naturales asociados
con el envejecimiento pueden aumentar el riesgo de que una persona
de experimente depresión. Estudios recientes sugieren que las bajas
concentraciones de folato en la sangre y el sistema nervioso pueden
contribuir a la depresión, el deterioro mental y la demencia. Los
investigadores también sospechan que puede existir una relación
entre la aparición de la depresión en la vejez y la enfermedad de
Alzheimer.
Independientemente de la causa, la depresión puede tener efectos
físicos alarmantes en las personas mayores. El índice de mortalidad
de los hombres y mujeres de la tercera edad que tienen depresión y
sentimientos de soledad es mayor que el de aquellos que están
satisfechos con sus vidas. Los programas de tratamiento para los
pacientes de la tercera edad deprimidos que tienen una enfermedad
cardiovascular y otras enfermedades importantes, suelen tomar más
tiempo de lo normal y su resultado es menos satisfactorio.
Además, los sentimientos de desesperanza y aislamiento, que suelen
alentar ideas suicidas, son más frecuentes entre las personas
mayores, en especial aquellas con discapacidades o que están
confinadas a hogares de ancianos.

Un riesgo para la vida diaria


La depresión también puede tener otras formas de efectos
potencialmente nocivos para la salud de una persona mayor. La
depresión puede llevar a hábitos alimenticios que acaben resultando
en obesidad, provocando también pérdida considerable del apetito y la
reducción de niveles de energía, ocasionado a veces un trastorno
conocido como anorexia geriátrica.
Las personas deprimidas de la tercera edad también experimentan
índices más altos de insomnio y pérdida de memoria. También tienen
tiempos de reacción más prolongados que lo normal, lo que aumenta
los riesgos asociados con cocinar, conducir, automedicarse y otras
tareas que requieren una atención completa.

Qué puede hacer


Si bien envejecer es una parte inevitable de la vida, la depresión no
debe formar parte de ella. Los investigadores están de acuerdo en que
el reconocimiento, el diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden
contrarrestar y prevenir las consecuencias emocionales y físicas de la
depresión.
Estos son algunos aspectos a tener en cuenta al tratar la depresión en
una persona mayor:
 Sea consciente de las limitaciones físicas. Aliente a una persona
mayor a consultar con un médico antes de hacer cambios en su dieta
o emprender una nueva actividad que pueda estresar su resistencia.
 Respete las preferencias individuales. Debido a que las personas
mayores tienden a ser menos dóciles a los cambios de estilo de vida,
pueden ser reacias a adoptar nuevos hábitos o a hacer cosas que
otras personas de su edad disfrutan mucho. Un psicólogo que se
especialice en problemas de la tercera edad puede ayudar a
desarrollar una estrategia individual para combatir la depresión.
 Sea diplomático. Una persona mayor con una autoestima frágil puede
interpretar expresiones de aliento y estimulo bien intencionadas como
una prueba más del deterioro de su estado. Otros pueden molestarse
ante cualquier intento de intervención. Un psicólogo puede ayudar a
sus amigos y familiares a desarrollar tácticas positivas para lidiar con
estos y otros problemas delicados.
Cómo se manifiesta la depresión en la vejez?

En algunas personas mayores la depresión puede estar presente


sin saberlo o sin contar con un diagnóstico previo, debido a que el
sentimiento de tristeza no es el síntoma principal, sino que existen
otros de los cuales no se habla regularmente.

Entre ellos destacan:

•    Pérdida de interés de las actividades cotidianas que antes eran


placenteras.
•    Sentimientos de tristeza, inutilidad, angustia, ansiedad e
irritabilidad.
•    Pérdida de apetito.
•    Alteraciones del sueño (dormir mucho o nada).
•    Baja autoestima.
•    Deterioro de las funciones físicas.
•    Dificultad de concentración y olvidos.
•    Dolores corporales o malestar general.
•    Falta de energía.
•    Pensamientos suicidas en los cuadros más severos.
De esta manera, para saber si hay un probable cuadro depresivo es
necesario identificar los síntomas que se presentan, así como la
frecuencia en la que se manifiestan en cada persona y con esta
información acudir con los profesionales de la salud mental para
recibir un diagnóstico.

Factores de riesgo de ansiedad en las personas mayores

Se han identificado algunos factores de riesgo específicos de depresión en los


ancianos como son: comorbilidad, trastornos neurológicos, factores psicosociales,
apoyo social y estresores de la vida (14). Conocer los factores asociados a esta

patología en nuestro entorno, nos permitirá diseñar acciones dirigidas a mejorar la salud
de las personas mayores.

< Causas de la Ansiedad en la Vejez

La relación entre la ansiedad y la pérdida de salud

elación entre ansiedad y cognición en personas mayores

1.
2. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN DE DEPRESIÓN

Cuestionario de ansiedad cognitiva-somático diseñada por Schwartz, Davidson y


Goleman (1978) versión modificada por Valderrama y cols. (1994). Es una escala que
mide las reacciones mentales y corporales de un estado de ansiedad. Consta de 14
reactivos pretenden medir la intensidad en que se manifiestan ambos tipos de
reacciones, se clasifican en 7 reactivos miden ansiedad cognitiva, que evalúa las
alteraciones a nivel psicológico (mental, conocimiento, pensar) y los otros 7 evalúan la
ansiedades somáticas, los cuales miden los estados de perturbación emocional a nivel
corporal.

Inventario de Depresión Rasgo–Estado (IDERE) versión modificada por González,


Martín, Grau, Ramírez y Grau R, (2007), es un inventario autoevaluativo, diseñado con
42 ítems para evaluar dos formas relativamente independientes de la depresión: 20 ítems
evalúan la depresión como estado (condición emocional transitoria) cuyas respuestas
toman valores de 1 a 4, y depresión como rasgo (propensión a sufrir estados depresivos
como una cualidad de la personalidad relativamente estable). Consta de 22 ítems que
también adquieren valores de 1 a 4 puntos. Es una escala que resulta particularmente
útil para la evaluación de adultos mayores y personas con enfermedades crónicas, pues
la escala estado permite identificar estados de tristeza que no se estructuran en una
depresión clínica, pero que provocan graves limitaciones y afectan la calidad de vida del
paciente

Escala de depresión geriátrica de yesavage (geriatricdespresion scale, en su versión corta en 15


reactivos en español , la versión mexicana del inventario de ansiedad de Beck

INVENTARIO DE ANSIEDAD RASGO-ESTADO DE CH. SPIELBERGER

Reseña:

Título: Inventario de Ansiedad Rasgo – Estado (IDARE)

Autores: C. D. Spielberger, R. L. Gorsuch, R. E. Lushene.

Descripción:

El IDARE es un inventario autoevaluativo, diseñado para evaluar dos formas

relativamente independientes de la ansiedad: la ansiedad como estado (condición

emocional transitoria) y la ansiedad como rasgo (propensión ansiosa relativamente

estable). autoaplicada. Cada una de ellas tiene 20 items . En el IDARE-E, hay 10

items positivos de ansiedad (o sea, que a mayor puntuación mayor ansiedad) y 10

items negativos. En la escala rasgo hay 13 items positivos y 7 negativos. La forma

de respuesta va de 0 a 4 en ambas subescalas. En la Escala de Estado se le orienta

al sujeto que debe responder como se siente en el momento actual en relación a los

items formulados, y cómo se siente generalmente en relación a los items de la

Escala de ansiedad como rasgo.

Existen diferentes versiones al español de la prueba, siendo una de las más

utilizadas la de Ch. Spielberger , R. Díaz Guerrero y otros (1966) que es la que

utilizamos en Cuba.

Aplicación:

Evidentemente, en todas las escalas que son autodescriptivas, como ésta, el sujeto

puede tergiversar la información, por lo que se necesita un buen rapport, de manera

que el sujeto describa sus verdaderos sentimientos y comportamientos. Por otro


lado, es necesario que el sujeto tenga una escolaridad de 9º. grado para que pueda

comprender las proposiciones cuando se aplica de manera autoadministrada. No

obstante, es posible utilizarla de manera heteroaplicada (el examinador lee los ítems

y las alternativas de respuestas) en cuyo caso se ha utilizado con éxito en pacientes

con menos escolaridad, ancianos con deterioro cognitivo leve, pacientes ingresados

en unidades de cuidados intensivos, etc.

De manera convencional, se aplica primero la escala Ansiedad como estado y luego

la escala Ansiedad como rasgo; pero es posible aplicar solamente una de las

subescalas en función de los intereses del examinador. La subescala ansiedad

como estado se puede aplicar de manera repetida, incluso con intervalos de minutos

(por ejemplo, antes y después de un tratamiento con técnicas de relajación). Se han

reportado numerosas investigaciones en que se aplica de esta manera. El éxito de

la aplicación del IDARE está en garantizar que el sujeto comprenda bien la

diferencia entre las consignas de cada subescala.

Antecedentes y bases conceptuales

El Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado (IDARE) fué construído por Spielberger,

Gorsuch y Lushene (1966) con el propósito de disponer de una escala relativamente

breve y confiable para medir dos dimensiones básicas de la ansiedad: como rasgo

(ansiedad personal) y como estado. Las bases conceptuales de esta medición

estuvieron en la teoría de señal de peligro de Freud (citado por Grau, Martín y

Portero, 1993), los conceptos de Cattell acerca de la ansiedad rasgo-estado (citado

por Grau, Martín y Portero, 1993) y el desarrollo refinado de estos conceptos por

Spielberger (citado por Grau, Martín y Portero, 1993).

La distinción de ansiedad rasgo-estado (ser-estar) ha sido validada en numerosos

estudios de investigación y reenfocada en la clasificación cubana de las distintas

formas de ansiedad (Grau, 1982; Castellanos, Martín, Grau, 1986; Grau, Martín,

Portero, 1993). De tal forma, los ítems reportados de como se siente el sujeto

“ahora”, “en este momento”, y que indican intensidad en 4 categorías (1-no

totalmente, 2-un poco, 3-bastante, 4-mucho), responden a la subescala de

Ansiedad-Estado, y siempre debe ser presentada primero a los sujetos, antes que

la subescala de Ansiedad-Rasgo, que se refiere a como se sienten “por lo general”,


“habitualmente”, y se contestan también en 4 puntuaciones de frecuencia (1-casi

nunca, 2-algunas veces, 3-frecuentemente, 4-casi siempre).

La evidencia de validez de constructo de la subescala Estado se ha reflejado en los

puntajes de estudiantes universitarios cuando se someten a exámenes (aumentan

significativamente) y son notoriamente más bajos después de un entrenamiento en

relajación, en comparación a cuando estos mismos sujetos son evaluados dentro

de una clase cotidiana . Además, se han observado movimientos en los puntajes

ante diferentes situaciones estresoras experimentales (Pupo, Martín, López, Grau,

1989; Franco, Martín, Grau, 1991, etc.). También se han obtenido evidencias de

validez de constructo de la subescala Rasgo en pacientes neuropsiquiátricos, que

obtienen puntajes más altos que los sujetos normales (Castellanos, Grau, Martín,

1986).

La información adquirida en las investigaciones durante más de una década con el

IDARE permitió realizar revisiones del instrumento para desarrollar mediciones

“más puras” con la intención de proveer de una base más firme para diferenciar

entre pacientes que sufren de ansiedad y desórdenes depresivos, por lo que se creó

la forma Y. En la forma Y del IDARE, se suprimieron algunos ítems comunes a la

depresión y la ansiedad y se logró una distribución más homogénea de los reactivos

positivos y negativos con respecto a la ansiedad rasgo. Sin embargo, la forma

anterior, que es la que más se conoce y utiliza en Cuba y en muchos países de

América Latina, es la forma X. Los estudios han demostrado que la correlación

entre ambas formas es muy alta (.98,.99) por lo que en la práctica pueden utilizarse

indistintamente.

Desde su aparición el IDARE había sido traducido y adaptado a 48 idiomas y

dialectos (Spielberger, 1989) y se han conducido investigaciones estableciendo

normas para estudiantes de educación secundaria, estudiantes universitarios,

empleados, militares, presos y pacientes de Medicina General y Cirugía, las cuales

se utilizan ampliamente para los estudios de investigación y para la práctica clínica

(Spielberger, 2002).

En Cuba se viene utilizando limitadamente el IDARE (forma X) desde los primeros

años de 1980, aunque los estudios de validación en población cubana, realizados


en la década siguiente, ampliaron notoriamente su empleo con fines asistenciales

hacia fines de la década del 80 y principios de los años 90. Diferentes estudios de

validación ofrecen normas similares a las de Spielberger al aplicarlo a sujetos

normales, personas con tensión emocional (no ansiosa), pacientes neuróticos,

personas con disfunciones sexuales eréctiles, pacientes sometidos a cirugía y con

trastornos máxilo-mandibulares, enfermos con diferentes desórdenes tratados en

servicios clínicos, etc, examinándose más de 5,000 pacientes en 10 años de

investigación. (Cañizares, Rodríguez Grau, 1987; Estrada J, Portero D, 1991;

González, Martín, Grau, 1989; Grau, Martín, Portero, 1991; Guimarais, Grau, Martín,

1992; Hernández, Grau, 1989; Hernández, García, Portero, 1990; Márquez,

Hernández, 1987; Martín, Grau, 1993a; Martín, Grau, 1993b; Mitjans, Grau, Martín,

1987; Portero, 1978, 1996)

Se ha comprobado en la práctica asistencial y en las investigaciones, que los sujetos

que tienen alta calificación en ansiedad como rasgo, son más propensos ante

situaciones de estrés a tener una evaluación alta en ansiedad como estado. Los

sujetos que presentan una alta ansiedad como estado, no tienen porque presentar

una patología psiquiátrica, pueden ser sujetos normales sometidos a situaciones

conflictivas o estresantes de manera situacional.

Existe una forma abreviada del IDARE para adolescentes y adultos, así como un

IDARE-C para niños, básicamente entre 9 y 12 años.

Áreas de aplicación:

Ha sido sometido a numerosos procesos de validación y es una de las pruebas que

más se utiliza actualmente para la evaluación de la ansiedad, tanto en personas

"sanas", como en pacientes psiquiátricos y personas con problemas de

enfermedades crónicas o dolor. Se reportan numerosos estudios en contextos

clínicos en los que usualmente es complicado realizar una evaluación psicológica

como son las unidades de cuidados intensivos, los salones de operaciones, el

paciente encamado, etc.

La validación en Cuba fue realizada en 1986 por Castellanos, Grau y Martín. Desde

entonces se utiliza en la asistencia cotidiana en casi todas las instituciones de salud

del país, así como en la docencia y en la investigación.


 Corrección e Interpretación

Para calificar se debe conocer el puntaje alcanzado en cada ítem. Se debe utilizar

la clave, de manera de saber que grupos de anotaciones se suman, a partir de que

algunas proposiciones están formuladas de manera directa, como evaluando la

ansiedad (Ej. Estoy nervioso) y otras de manera inversa (Ej. Estoy calmado). Se

utiliza posteriormente una fórmula, cuyo resultado final permite ubicar al sujeto en

distintos niveles de ansiedad para cada escala, siendo Baja, Moderada o Alta.

Proporciona una puntuación de ansiedad como estado y otra de ansiedad como

rasgo, que toman valores de 20 a 80 ptos. En algunas versiones al español, no

existen puntos de corte propuestos, sino que las puntuaciones directas que se

obtienen se transforman en centiles en función del sexo y la edad, sin embargo en

la validación que se realizó en población cubana en 1986, se pudo establecer la

puntuación 45 como punto de corte para la ansiedad alta, tanto estado como rasgo.

Resumen: Estrategia de calificación IDARE

A. Estado

3+4+6+7+9+12+13+14+17+18= A

1+2+5+8+10+11+15+16+19+20= B

(A-B)+50=

___ Alto (> = 45)

___ Medio (30-44)

___ Bajo (< = 30)

A. Rasgo

22+23+24+25+28+29+31+32+34+35+37+38+40 =A

21+26+27+30+33+35+39 =B

(A-B)+35=

___ Alto (> = 45)

___ Medio (30-44)

___ Bajo (< = 30)

ESCALA DE ANSIEDAD PATOLÓGICA DE J. GRAU Y COLS.

Reseña:
Título: Escala de Ansiedad Patológica (EAP)

Autor: Jorge A Grau y cols.

Descripción:

Fue elaborada y validada en la Facultad de Psicología de la Universidad Central de

las Villas en la década de los 70, para determinar la presencia y el grado de la

intensidad de la ansiedad patológica. Su autor principal es Jorge Grau. La validación

de la EAP se realizó en pacientes neuróticos , enfermos somáticos y sujetos

supuestamente sanos. Se aplica desde hace más de 30 años en diferentes

instituciones de salud de Cuba.

La EAP consta de 76 ítems, de los cuáles 26 reflejan cuantitativa y cualitativamente

la ansiedad patológica, 8 que forman parte de la escala de sinceridad del

instrumento , además de 42 ítems adicionales, extraídos al igual que los 8

anteriores, de diversos inventarios y cuestionarios psicopatológicos y de

personalidad como el MMPI. Estos ítems sólo cumplen función de “relleno” para

permitir generar variantes paralelas, cambiando el orden de presentación de los

ítems relevantes para la evaluación de la ansiedad. Existen tres variantes o formas

paralelas de la escala (A, B y C) lo que posibilita su aplicación en diferentes

momentos de la evolución.

Los 26 ítems que valoran la ansiedad patológica fueron seleccionados porque

ofrecen información sobre los síntomas más comunes de los estados de ansiedad

patológica que se observan en las personas que tienen síntomas de ansiedad de

tipo neurótico, independiente de las formas clínicas en que se exprese el trastorno.

Aplicación:

Autoadministrada, sujetos adultos con escolaridad superior a 9no. grado

Corrección e Interpretación:

Se obtiene una puntación total a partir de la suma del puntaje obtenido en cada uno

de los ítems de ansiedad patológica. Cada respuesta positiva a estos ítems vale 1

punto, así que los rangos de puntación están entre 0 y 26. Se consideran 3

categorías:

1- 18 BAJA ANSIEDAD

19- 24 ANSIEDAD MODERADA


25 - ANSIEDAD ALTA

Si el sujeto obtiene menos de 4 puntos en la escala de sinceridad se recomienda

considerar los resultados no válidos.

Conceptualmente, la EAP pretende valorar la intensidad de la ansiedad patológica,

partiendo de la concepción de la misma que se describe en el Enfoque personal

sobre el estrés y la ansiedad (ver capítulo sobre CUBANSIOPAT). Para ser

consecuente con esta concepción, la EAP sola no puede utilizarse para el

diagnóstico de la ansiedad patológica, pues personas con ansiedad situacional

también eventualmente pueden obtener altas puntuaciones en la misma, por lo que

solo su interpretación en los marcos del CUBANSIOPAT cobra sentido para el

diagnóstico de la ansiedad patológica.

En la práctica clínica puede utilizarse sola si se toma como un indicador de

intensidad de la ansiedad y de los cambios en este nivel durante el proceso

terapéutico.

REFERENCIAS:

Acosta, Q.CH.O., García, F.R. (2007). Ansiedad y depresión en adultos mayores. Psicología de la
salud, 2 (17), 291-300.

Ávila-Funes, J.A., Garan, M.P., Aguilar-Navarro, S. (2006). Relación entre los factores que
determinan los síntomas depresivos y los hábitos alimentarios en adultos mayores de México.
Revista Panamericana de Salud Pública, 19 (5), 321–30.

González, M., Martín, M., Grau, J.A., & Lorenzo, A. (2007). Instrumentos de evaluación
psicológica para el estudio de la ansiedad y la depresión. En González, M. (Eds.), Instrumentos
de Evaluación Psicológica. (165-214) La Habana: Editorial Ciencias Médicas.
Pech, H. G. C., & Rena, E. K. C. (2004). Depresión, autoestima y ansiedad en la tercera edad:
un estudio comparativo. Enseñanza e investigación en psicología, 9(2), 257-270.
Nombres IDARE (Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado )Autores

Dr. Charles D. Spielberger y Dr. Rogelio Díaz Guerrero

Cualificación requerida para el uso de la prueba

Las pruebas Psicológicas son instrumentos de empleo dedicados aprofesionales que poseen la
capacidad de emplear apropiadamente, quedeben acreditarse como psicólogos graduados,
pasantes, o miembro de unaorganización de psicólogos.

Procedencia

Manual Moderno

Aplicación

Individual o grupal

mbito deaplicación

IDARE está constituidos en dos escalas de autoevaluación separadas que seutilizan para medir
dos dimensiones distintas de la ansiedad: 1) la llamada Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo). Del
inventario consta de 20 afirmaciones en laque se pide a los individuos describir cómo se siente
generalmente.2) denominada Ansiedad-Estado. También consta de 20 afirmaciones, perolas
instrucciones requieren que los sujetos indiquen cómo se sienten en unmomento dado.

Duración

El inventario no tiene límite de tiempo. Los estudiantes universitariosgeneralmente requieren


sólo de 6 a 8 minutos para contestar la escala A-Rasgo o la A-Estado y menos de 15 minutos
para contestar ambas. Laspersonas con un menor nivel de educación, trastornos emocionales,
o ambos,pueden requerir de 10 a 12 minutos para contestar una de las escalas
yaproximadamente 20 minutos para contestar ambas escalas. Lasaplicaciones repetidas de la
escala A-Estado típicamente necesitan 5minutos.

Edad

La mayoría de las personas que tienen habilidad de leer de alumnos de 5° a6° año de primaria,
responde espontáneamente a todos los reactivos deIDARE, sin necesidad de recibir
instructivos especiales o de ayuda.

Finalidad

Aun cuando originariamente se desarrollo este Inventario para investigarfenómenos de


ansiedad en sujetos adultos normales, es decir, sin síntomaspsiquiátricos, se ha demostrado
que es también útil en la medición de laansiedad ene estudiantes de secundaria y bachillerato,
tanto en pacientesneuropsiquiátricos, médicos y quirúrgicos.Las escalas A-Rasgos pueden ser
utilizadas como instrumento deinvestigación en la selección de sujetos que varíen en su
disposición aresponder a la tensión psicológica con niveles de intensidad distintos en A-Estado.
En trabajos clínicos. Identificar estudiantes propensos a la ansiedadentre otras aplicaciones.

Puntaciones
La dispersión de posibles puntuaciones para el “inventario s

autoevaluación”

del

IDARE

varia desde una puntuación mínima de 20, hasta una puntuaciónmáxima de 80, tanto en la
escala A-Estado como en la escala de A-Rasgo.

Materiales

Manual de instruccionesInventarioPlantilla de calificación

Formato deaplicación

Papel ó on-line, a elegir por el profesional.

Modo decorrección

Hay plantillas para la calificación del manual de la escala de A-Rasgo Y A-Estado además de
servicio de computadores (IBM N° 1 230).

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