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Según la legislación laboral, los trabajadores que hayan cumplido un año de trabajo
para el mismo empleador tienen derecho a 15 días hábiles de vacaciones. Después de
cinco años de servicio, los empleados acumulan un día adicional de vacaciones, y
siguen acumulando un día adicional por cada año posterior que trabajen.
1. Licencia por enfermedad: El empresario debe conceder al trabajador cualquier
permiso necesario para recuperarse de una enfermedad, siempre que lo autorice un
médico registrado.
2. Permiso de maternidad y paternidad: Según la legislación laboral de Ecuador, las
mujeres tienen derecho a 12 semanas de permiso de maternidad remunerado cuando
tienen un hijo. En caso de parto múltiple, el periodo se amplía en 10 días laborables
más, lo que supone un total de 14 semanas de permiso retribuido.
3. Permiso por duelo: Los trabajadores tienen derecho a tres días de permiso
retribuido por duelo en caso de fallecimiento de cualquier familiar de primer o segundo
grado. Esto incluye a los cónyuges y parejas de hecho, padres, hermanos, hijos,
abuelos, nietos, tíos, sobrinos y hermanastros.
Derecho al
trabajo.
Derecho a
negociar
colectivamente.
Derecho al salario mínimo.
Derecho de
Indemnización huelga y de
por despido. cierre
patronal.
Jornada de trabajo,
descanso semanal y
vacaciones anuales. Seguridad e higiene en Derecho de
el trabajo. La materia sindicación.
Estabilidad
contempla dos temas
de los
específicos: los
funcionarios
accidentes del trabajo
seguridad públicos
y las enfermedades
social profesionales
De fácil comprensión.
Que exprese objetivamente lo que se quiere decir.
Expresar únicamente lo intencionado.
Código de trabajo
El código de trabajo contiene normas especiales que regulan aplicando diversas
modalidades y limitaciones de las condiciones de laborales, especificando libertad de
trabajo y contratación, irrenunciabilidad de derechos, Protección judicial y
administrativa. El código de trabajo contiene normas especiales.
El primer Código de Trabajo
Desde niño me dijeron que hay que estudiar el pasado para entender el presente e
imaginar o planificar el futuro. También escuché muchas veces que quien no conoce
su historia está condenado a repetir sus errores. Trato de aplicar estas ideas cuando
busco mi posición sobre las diversas situaciones del acontecer nacional. Por ello, ante
la grave crisis laboral por la que atraviesa el país, decidí estudiar la historia de la
normativa del trabajo.
Hace más de 80 años, a mediados de 1938 se promulgó el primer texto normativo que
reguló las relaciones entre trabajadores y empleadores. Esta norma recogía algunas
disposiciones previas relativas a la protección social, al desahucio, jornada de trabajo,
días de descanso y el contrato laboral. El proceso para su aprobación fue largo, pues
contaba con el apoyo del movimiento obrero, pero con el rechazo de gremios
industriales e importantes terratenientes.
En las primeras ocho décadas del código originario se han dado cinco codificaciones
que han reformado y endurecido el sistema laboral. Lo interesante de la investigación
es el giro de 180 grados que se ha dado entre 1938 y 2019.
Entre los principales cambios se encuentra que la indemnización por despido
correspondía a un mes de remuneración e, inclusive, si el empleado abandonaba el
trabajo debía compensar económicamente a la empresa. Tampoco había obligación
de pago de bonos o salarios adicionales, es decir, no existían los famosos “décimos”.
En cuanto a las utilidades, estas eran el 5%, que iba a un Comité de Empresa formado
por los empleados.
El contrato a plazo fijo, tan necesario en nuestro país actualmente, existía y también
se podía contratar por horas. Otro contrato interesante y, probablemente innovador
para la época, fue el de trabajo a domicilio. Esta modalidad permitía al trabajador
realizar su oficio o tarea desde su residencia. Los empleadores solo tenían que llevar
un registro de las tareas encomendadas y entregar los implementos necesarios para el
trabajo. Ahora nos intentan vender como novedad el “teletrabajo”.
Lamentablemente, desde el nacimiento normativo laboral hemos tenido una regulación
para fijar salarios. Antes se los establecían cada dos años y ahora el ajuste (en
realidad es el incremento) es anual. Digo que esto es perjudicial porque en nuestro
país los miles de legisladores que han pasado a lo largo de los años han hecho caso
omiso a una regla básica: el salario depende de la productividad del trabajo.
En la última década nos trataron de convencer de que los empleadores son enemigos
de los trabajadores y por eso crearon normas que dañaron nuestro sistema laboral.
Las políticas del correísmo fracasaron. Nadie duda de ello, porque la rigidez excluye a
muchos del mercado laboral y el supuesto milagro de la “seguridad social” resultó
estar quebrado.
La reforma que hoy necesitamos podría rescatar algunos aspectos importantes de
1938 para flexibilizar el mercado laboral e incentivar al sector privado para que siga
creando plazas de trabajo. Eso es lo que necesitan los millones de ecuatorianos sin
empleo formal.