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DIPLOMADO
DESARROLLO DE HABILIDADES PARA LA VIDA EN EL
SALÓN DE CLASES 5ª GENERACIÓN
MATERIAL DE TRABAJO
MÓDULO 5: EVALUACIÓN DE HABILIDADES PARA LA VIDA
PROYECTO INFOCAB
PB302120
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CONTENIDO Página
PROGRAMA
PROPÓSITO
Proporcionar a los profesores elementos teórico-metodológicos para evaluar habilidades para la
vida en el salón de clases a partir de una perspectiva crítica.
PRIMERA SESIÓN
Presentación del 5to. Módulo: evaluación de habilidades para la vida
Presentación del proyecto implementación de habilidades para la vida en el salón de clases
Lunes 10 de agosto de 2020 sesión en línea vía Zoom
Objetivo
El profesor:
1. Expondrá su proyecto de implementación de habilidades para la vida en el salón de clases.
Horario Temática Actividades Material
9:00-10:00 ü Evaluación diagnóstica a través de google drive
10:00-10:30 Presentación üBienvenida (5’) üPrograma
del Módulo 5 üPráctica de Atención Plena (10’) üLineamientos
üPresentación del programa (10’)
üLineamientos (5’)
10:30 – Presentaciones ü6 presentaciones del proyecto Módulo 4. Presentaciones
12:00 del proyecto Implementación de habilidades para la vida en el powerpoint
salón de clases (15’ por presentación)
12:00 -12:15 RECESO
12:15-14:00 Presentaciones ü7 presentaciones del proyecto Módulo 4. Presentaciones
del proyecto Implementación de habilidades para la vida en el powerpoint
salón de clases (15’ por presentación)
14:00 Registro y üRegistro de asistencia y evaluación de la sesión a Instrumento
evaluación través de google drive (técnica PNI) (5’) de evaluación
sesión
SEGUNDA SESIÓN
Presentación del 5to. Módulo: evaluación de habilidades para la vida
Presentación del proyecto implementación de habilidades para la vida en el salón de clases
Martes 11 de agosto de 2020 sesión en línea vía Zoom
Objetivo
El profesor:
Expondrá su proyecto de implementación de habilidades para la vida en el salón de clases.
Horario Temática Actividades Material
10:00-10:15 üBienvenida (5’)
üPráctica de Atención Plena (10’)
10:15 – Presentaciones ü7 presentaciones del proyecto Módulo 4. Presentaciones
12:00 del proyecto Implementación de habilidades para la vida en el powerpoint
salón de clases (15’ por presentación)
12:00 -12:15 RECESO
12:15-13:30 Presentaciones ü5 presentaciones del proyecto Módulo 4. Presentaciones
del proyecto Implementación de habilidades para la vida en el powerpoint
salón de clases (15’ por presentación)
13:30-14:00 Cierre üFormar equipos cooperativos a través de Zoom
üInstrucciones para su trabajo en línea por
equipos cooperativos (miércoles y jueves).
14:00 Registro y üRegistro de asistencia y evaluación de la sesión a
evaluación través de google drive (técnica PNI) (5’)
sesión
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DIPLOMADO: DESARROLLO DE HABILIDADES PARA LA VIDA EN EL SALÓN DE CLASES 5ta. GENERACIÓN.
MÓDULO 5. EVALUACIÓN DE HABILIDADES PARA LA VIDA
PROYECTO INFOCAB PB302120
QUINTA SESIÓN
Presentación de los mapas conceptuales
Viernes 14 de agosto de 2020 sesión en línea vía Zoom
Objetivos
El profesor:
Un elemento clave en una educación que trabaje por la Justicia Social es una
evaluación, que lejos estar dirigida a clasificar y ordenar a los estudiantes
legitimando con ello las desigualdades sociales, busca explícitamente contribuir al
compromiso social y desarrollo crítico de los estudiantes mediante procesos
evaluativos justos. De ahí surge un nuevo enfoque llamado “Evaluación de los
estudiantes para la Justicia Social” como una aportación más de una educación
dirigida a la construcción de una sociedad más justa.
En este artículo, partiendo de la definición de Justicia Social, hacemos una revisión
de seis enfoques de evaluación actuales que fundamentan la Evaluación de los
estudiantes para la Justicia Social: Evaluación Democrático-Deliberativa,
Evaluación Crítica, Evaluación Participativa, Evaluación Inclusiva, Evaluación
Sensible al Contexto Cultural y Evaluación Auténtica. De su análisis se propone un
decálogo de características que debe tener una evaluación para la Justicia Social:
Evaluación “para” el aprendizaje y no “del” aprendizaje, inclusiva, culturalmente
sensible, participativa y democrática, crítica, que promueva la acción social, del
desarrollo integral, optimista, interdisciplinar y justa.
Palabras claves: Justicia social, Evaluación para la Justicia Social, Evaluación de
los estudiantes, Evaluación alternativa.
A key element in an education that works for Social Justice is an assessment, which
is not related with categorize and sort student, legitimizing social inequalities, , but
explicitly seeks to contribute to social commitment and critical student
development through a fair evaluation processes. Hence a new approach called
"Assessment of students for Social Justice" emerges, understood as a contribution
of education aimed directed towards building a more just society.
In this study, based on the definition of Social Justice, we make a review of six
current assessment approaches that lay the foundation of Students’ Assessment for
Social Justice: Democratic Deliberative Assessment, Critical Assessment,
Participatory Assessment, Inclusive Assessment, Contextually Responsive
Assessment and Authentic Assessment. From This approaches analysis we propose
a Decalogue of features that should have an Assessment for Social Justice:
Assessment "to" learning and not "of" learning, inclusive, culturally sensitive,
participatory and democratic, critical, that promotes social action, comprehensive
student development, optimistic, interdisciplinary and fair.
Keywords: Social Justice, Assessment for Social Justice, Student assessment,
Alternative assessment.
1. Introducción
Hace apenas dos años, el profesor Michael W. Apple publicó un libro cuyo título se nos
antoja como una provocación y una declaración de intenciones “¿Puede la educación
cambiar la sociedad?” (Apple, 2012). La respuesta que él mismo hace es un sí cargado de
peros. Para que sea un hecho, nos insta a que no nos quedemos “mirando la pelea desde
el balcón” (p. 166): solo se podrá conseguir ese cambio social si nos mojamos aportando
esfuerzos creativos y decididos.
No es necesario volver a Bourdieu y Passeron (1977), a Baudelot y Establet (1987) o a
Berstein (1998) para verificar que la educación formal es el mecanismo que utiliza la
sociedad para distribuir a los estudiantes en las diferentes ocupaciones. Sabemos que la
escuela reproduce y legitima las desigualdades sociales. Y la evaluación es la
herramienta con la cual se ordenan y clasifican a los estudiantes y, con ello, se decide su
futuro y su posterior posición social.
La evaluación, como la educación en su conjunto, es una actividad profundamente
política. Qué evaluamos, cómo, para qué o para quién nos dirige a un modelo de
estudiante, de escuela y de sociedad. Quien defiende que la evaluación es una
herramienta puramente técnica que define su calidad en términos de objetividad,
igualdad y transparencia, está mostrando su visión del estudiante y de la sociedad. Está
claro que las prácticas de evaluación tradicionales, con su carácter jerárquico y represivo
favorecen de forma sistemática a unos estudiantes frente a otros (Apple, 1993; Cochran-
Smith, 1999; Kelly y Brandes, 2008). Como apunta acertadamente Moreno-Olivos
(2010), esta forma de evaluar dificulta que ciertos estudiantes encuentren buenas razones
que les motiven a mejorar esta situación ya que “la evaluación se ha encargado de
confirmar públicamente su fracaso” (p. 91).
Si queremos que de verdad las escuelas contribuyan a un cambio social es necesario que
de forma explícita formule esas intenciones y se organice de forma coherente a su
discurso. Y, para ello, es preciso una forma de entender y llevar a cabo la evaluación de
los estudiantes acorde con esas ideas. El nuevo enfoque de Evaluación para la Justicia
Social busca explícitamente una evaluación justa que trabaje por la Justicia Social.
Este artículo se plantea como una primera aproximación a la Evaluación para la Justicia
Social. En primer lugar, se ofrece una delimitación conceptual al tan manido término de
Justicia Social así como una reflexión sobre qué es una educación justa; en segundo
lugar, se revisan los enfoques evaluativos contemporáneos que más han influido en la
Evaluación para la Justicia Social; y, por último, esbozamos los principales rasgos de una
evaluación de los estudiantes socialmente más justa.
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poseer una cultura de lucha por la Justicia Social y la lucha contra la marginación, la
exclusión y la discriminación; b) fomento del desarrollo integral de los estudiantes,
respeto y valoración de sus diferencias y fomento de la participación; c) desarrollo de
procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación justos; d) ser conscientes, trabajar y
reconocer la educación como un proceso vinculado con la raza, el género, la cultura, la
orientación sexual y la capacidad del estudiante; e) tener altas expectativas hacia los
estudiantes; f) contar con un liderazgo democrático y distribuido; g) estrecha
colaboración escuela, familia y comunidad, y h) favorecer el pensamiento crítico y
democrático.
Y, por otro lado, que enseñe en Justicia Social, de forma que haga a los estudiantes
agentes de cambio (Fielding, 2001). Esta Educación en Justicia Social persigue una
transformación curricular (Apple, 1987) donde se trabajen temas como la opresión, el
autoconcepto y autoestima, las injusticias sociales que ocurren en nuestro entorno, el
respeto por los demás, los movimientos sociales y los cauces de participación social entre
otros (Murillo y Hernández-Castilla, 2014). Sólo si los estudiantes tienen conocimientos
de estos temas podrán ser conscientes y críticos con el mundo en el que viven y ser
agentes activos de cambio social (Adams, Bell y Griffin, 2007; Freire, 1970; Murillo y
Hernández-Castilla, 2014).
En ese sentido nos seduce el planteamiento de Smyth (2011) que, inspirado por Giroux
(1990, 2003), habla de tres elementos necesarios para construir una educación para la
Justicia Social:
1. Los docentes como intelectuales.
2. Los estudiantes como agentes de cambios.
3. Las comunidades comprometidas y conectadas.
La evaluación, tal como acabamos de mencionar, es uno de los elementos fundamentales
para que una escuela luche en contra de las injusticias sociales (Bolívar, 2012). En los
últimos años, ha surgido una potente línea de investigación que trabaja la evaluación
desde la perspectiva de la Justicia Social (Cooper y Christie, 2005; Courtwright, 2007;
Delandshere, 2001; Murillo, Román y Hernández-Castilla, 2011; Saunders, 2006;
Thomas y Madison, 2010 entre otros). A pesar de los esfuerzos por lograr una definición
cerrada de que es una evaluación socialmente justa, todavía queda un largo camino por
recorrer en la conceptualización y comprensión de que es y cómo debe ser dicha
evaluación. Para comprender los antecedentes de la evaluación para la Justicia Social es
necesario profundizar en los enfoques evaluativos que lo inspiran.
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La Evaluación para la Justicia Social, entendida como una evaluación justa que busca la
formación de estudiantes críticos y socialmente comprometidos, bebe en su concepción
de estos nuevos enfoques evaluativos, entre los que podemos encontrar la Evaluación
Democrático-Deliberativa, la Evaluación Crítica, la Evaluación Participativa, la
Evaluación Inclusiva, la Evaluación Sensible al Contexto Cultural o la Evaluación
Auténtica (gráfico 1). A continuación, presentamos el planteamiento general de cada uno
de estos enfoques evaluativos y lo que podemos aprender de ellos.
Evaluación Evaluación
Crítica Inclusiva
Evaluación
Evaluación
para la Evaluación
Democrático-
Justicia Auténtica
Deliberativa
Social
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La Evaluación Crítica debe servir a los intereses no sólo de los docentes y estudiantes,
sino de la sociedad en general y de los diversos grupos dentro de la sociedad, en
particular los que se enfrentan con desventaja a las evaluaciones (Waters (1998). Los
centros educativos deben verse como espacios profundamente morales y políticos en los
que los evaluadores y docentes, de hecho, no son solo profesionales académicos sino
también ciudadanos, cuyos conocimientos y acciones presuponen visiones específicas de
la vida pública, la comunidad y la responsabilidad moral (Giroux, 1997).
La teoría de la Evaluación Crítica de Everitt y Hardiker (1996) ofrece una serie de
principios para la práctica de la evaluación al servicio de diferenciar los juicios de buena,
mala e incluso corrupta práctica:
9 Una práctica se considera como "buena" si se arraiga en los procesos de
desarrollo e identificación de las necesidades que los propios estudiantes han
determinado como democráticas y justas, "teniendo la igualdad como valor
que sustenta la evaluación, para que esta igualdad permita a todas las
personas, independientemente de su sexo origen étnico, edad, situación
económica, la clase social y la discapacidad, prosperar y disfrutar del
bienestar humano" (Everitt, 1996, p. 186);
9 Una práctica evaluativa es "suficientemente buena" si está trabajando para
lograr el objetivo de una buena evaluación;
9 Una práctica evaluativa es "mala" si no se hace ningún intento de cumplir con
los criterios de igualdad democrática; y
9 Una práctica evaluativa es "corrupta" si es antidemocrática e injusta.
Los elementos que definen y caracterizan la Evaluación Crítica son (Everitt, 1996; Fay,
1987; Waters, 1998; entre otros):
9 La concepción de la evaluación como un proceso altamente político y moral,
por lo que tiene consecuencias no solo a nivel educativo sino también social.
9 Llevar a cabo una evaluación crítica requiere un compromiso serio,
persistente y consciente, con una fuerte convicción de reestructuración y
transformación de los entornos educativos.
9 La evaluación es uno de los procesos que más contribuyen a la clasificación de
los estudiantes y por ende al status quo existente en la sociedad.
9 El papel del evaluador es facilitar la participación de las partes interesadas, el
diálogo y la reflexión.
9 El fin último de la evaluación es que los estudiantes sean críticos y puedan
transformar la sociedad.
9 Se preocupa por ayudar a las personas de los grupos oprimidos a hacer
realidad, entender, y buscar activamente para cambiar las condiciones
históricas de su opresión.
Las críticas más relevantes que se han hecho a la Evaluación Crítica están relacionadas
con la viabilidad y aceptación del enfoque. Así, algunos autores como Greene (2006)
consideran que para que los evaluadores puedan desarrollar una evaluación realmente
crítica pueden imponer sus valores e ideales, pudiendo coaccionar el desarrollo de una
mentalidad libre de los estudiantes. Este hecho, puede convertir en “obligación” la
transformación de la sociedad, perdiendo la esencia del enfoque.
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3. Lecciones aprendidas
La Evaluación para la Justicia Social bebe de los anteriores enfoques y los integra dando
un paso más allá. No se trata únicamente de una evaluación que incluya a los estudiantes,
que desarrolle procesos democráticos o que valore de forma más cualitativa el
aprendizaje. Además, hay que añadirle una evaluación que busque una escuela y una
sociedad más justa, que denuncie las situaciones de injusticia y que promueva el
desarrollo integral de todos los estudiantes (Murillo y Hernández-Castilla, 2011b).
Con estas ideas de fondo, una Evaluación para la Justicia Social, es una evaluación que se
caracteriza por ser:
1. Evaluación “para” el aprendizaje más que “del” aprendizaje. Es necesario que la
evaluación deje de utilizarse como instrumento de clasificación o comparación
de los estudiantes. La evaluación debe ser para favorecer el aprendizaje de los
estudiantes, ayudándoles a identificar las necesidades y dificultades del propio
proceso y cómo poder mejorarlo (William, 2007). Asimismo, es necesario que
la evaluación sirva al propio docente para replantearse la propia práctica,
viendo que aspectos de su enseñanza es necesario mejorar. Así, la evaluación
es necesario que se plantee como una práctica compartida entre el docente y
los estudiantes, donde poder exponer en un clima de confianza sus
inquietudes, reflexiones, necesidades y puntos a reforzar.
2. Evaluación inclusiva. Para que una evaluación luche por la Justicia Social es
necesario que tenga en cuenta a todos los estudiantes, valorando sus
diferencias individuales y convirtiéndolas en potencialidades para su
aprendizaje. Una evaluación igual para todos los estudiantes es altamente
injusta, ya que no todos los estudiantes hacen, son, piensan y aprenden de la
misma forma. En cambio, una evaluación variada, más cualitativa, creativa y
continúa potencia el aprendizaje de todos los estudiantes y la lucha contra las
desigualdades del aula y la escuela, siendo el fin último de una evaluación
socialmente justa.
3. Evaluación culturalmente sensible. Un aspecto ineludible de una evaluación
socialmente más justa es que tenga en cuenta las diferentes culturas y
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EVALUAR PARA
APRENDER
La evaluación formativa y su vínculo con
la enseñanza y el aprendizaje
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En los materiales dirigidos a las educadoras, las maestras, los maestros, las madres y los padres de familia de educación
preescolar, primaria y secundaria, la Secretaría de Educación Pública (SEP) emplea los términos: niño(s), adolescente(s),
joven(es), alumno(s), educando(s), aprendiz(ces), educadora(s), maestro(s), profesor(es), docente(s) y padres de familia
aludiendo a ambos géneros, con la finalidad de facilitar la lectura. Sin embargo, este criterio editorial no demerita los
compromisos que la SEP asume en cada una de las acciones encaminadas a consolidar la equidad de género.
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CONTENIDO
1. La evaluación educativa 4
¿Qué es la evaluación educativa? 5
2. La evaluación y el aprendizaje: binomio indisoluble 8
3. Las características de la evaluación 13
Las tres funciones de la evaluación 13
Momentos de la evaluación 13
Funciones y momentos de la evaluación 13
Extensión: global o parcial 14
Agente evaluador interno 14
Enfoque metodológico: cualitativa, cuantitativa, cuali-cuantitativa 15
Estándar de comparación 15
Evaluación interna y evaluación externa 15
4. La evaluación desde el enfoque formativo 16
Antecedentes 16
La evaluación en el Modelo Educativo 17
La evaluación dese el enfoque formativo en el aula 19
5. Componentes del enfoque formativo de la evaluación 20
Estrategias de evaluación desde el enfoque formativo 21
Técnicas de evaluación 22
Estrategias didácticas e instrumentos de evaluación 23
Diversos tipos de técnicas e instrumentos de evaluación 23
6. Funciones de la evaluación educativa 24
Bibliografía 25
Créditos 26
28
1. LA EVALUACIÓN EDUCATIVA
Al oír, leer o conversar en torno a una idea o concepto suelen surgir diversas nociones de este relativas a su definición y
sus implicaciones derivadas de los contextos, saberes y experiencias particulares de cada individuo: esto ocurre frecuen-
temente en el ámbito educativo ya que, en ocasiones, se utilizan varias palabras para designar determinado elemento o
componente, o se dan múltiples caracterizaciones a un término.
Cuando conversamos con otros que tienen acepciones diferentes de las propias, suelen surgir un sinfín de cuestio-
namientos que llevan a múltiples respuestas sustentadas en determinada concepción. La figura 1.1 muestra solo algunas
preguntas que surgen en nosotros, los profesionales de la educación, al afrontar la tarea de verbalizar qué es, qué contiene y
cuál es el propósito de la evaluación educativa en su concepción más amplia. Pero no son las únicas, podrían sumarse otras:
¿a quién se aplica?, ¿cómo?, ¿en qué momento?, ¿quién la lleva a cabo?, ¿cuál es la utilidad de los resultados?, ¿estos reflejan
solo el desempeño de los alumnos?, ¿a quiénes afecta?, por mencionar algunas.
¿Cuáles son
¿Qué es? sus principales
componentes?
Evaluación
educativa
¿Desde dónde
se aborda ¿Cuál es
y a quiénes su función?
involucra?
Figura 1.1
4
29
A lo largo de este material, definiremos el término “evaluación educativa”, así como sus principales rasgos y componentes.
Sería recomendable que, antes de continuar la lectura, considere sus saberes, concepciones y experiencias personales, como
profesional de la educación, para caracterizar, por escrito, qué es la evaluación educativa, qué implica y cuáles son sus princi-
pales rasgos y componentes. Podrá ir contrastando su propuesta conforme se desarrolla el tema.
Evaluación Con el
educativa Por medio de... propósito de...
Recopilar, sistematizar Técnicas, herramientas Verificar los avances y dificultades de los
y analizar la información e instrumentos alumnos para proponer cursos de acción,
con el fin de robustecer sus fortalezas y
promover la superación de las dificultades
Figura 1.2
La información recogida, sistematizada y analizada por el docente es fundamental para poder alcanzar el propósito principal
de la educación:
Que los alumnos consoliden aprendizajes que les sean útiles y significativos para la vida, que les permitan desarrollarse
plenamente, así como que puedan seguir avanzando en su trayecto formativo.
5
30
Otro aspecto relevante del uso y las aplicaciones de la información obtenida a partir de la evaluación educativa es que, ade-
más de facilitar y sustentar las decisiones didácticas y pedagógicas de intervención de los docentes y la acción de los alumnos,
se puede utilizar como insumo para otros agentes fundamentales en el proceso de aprendizaje de los estudiantes: autorida-
des educativas (entre ellos los supervisores), autoridades escolares (los directores) y la sociedad civil (principalmente padres de
familia y tutores) con el propósito de intervenir con acciones oportunas desde el ámbito de acción de cada uno.
Autoridades
educativas
Padres de familia
y tutores
Autoridades
escolares
Docentes
Alumnos
Figura 1.3
6
31
La evaluación educativa es un proceso de múltiples facetas y dimensiones, que toca no solo lo relativo al aprendizaje de los
estudiantes —es decir, que se apropien de los contenidos traducidos en que adquieran y desarrollen conocimientos y habi-
lidades, tomen actitudes y asuman valores—, sino que va más allá y se vincula con otros componentes humanos como el
desempeño docente, las acciones y omisiones de las autoridades escolares y las autoridades educativas, el grado de involu-
cramiento y corresponsabilidad de padres de familia o tutores, la calidad de las interacciones en el centro escolar, la presencia
o ausencia de ambientes de aprendizaje y, en lo material, con la infraestructura y su suficiencia o insuficiencia para atender
las necesidades de los alumnos, las condiciones de seguridad e inclusión que se deben garantizar en la escuela, entre otros .
Re cuerda
Las autoridades educativas son la Secretaría de Educación Pública de la administración pública federal y las correspondientes
en los estados de la República Mexicana, la Ciudad de México y los municipios.
Por todo lo anterior, es limitante considerar la evaluación educativa como el acto final del proceso de aprendizaje con un pro-
pósito definido: asignar una calificación. “Limitante” por el desaprovechamiento hacemos de la información como insumo de
mejora de todos los niveles y dimensiones enunciados.
Recursos
humanos
Evaluación
y calidad
educativa
Recursos
materiales
Figura 1.4
7
32
La evaluación educativa es omnipresente en dicho proceso y, como ya se dijo, sus resultados tienen el potencial de influir en
ellos, siempre mejorando la calidad de la educación.
De acuerdo con el INEE, se “entiende la evaluación educativa como una herramienta para la mejora de los componentes,
procesos y resultados educativos. Por eso enfatiza el carácter formativo de la evaluación.
Si bien la evaluación es herramienta fundamental para la mejora, es claro que la sola evaluación no es suficiente. Se
requieren intervenciones educativas —políticas y programas educativos— pertinentes y contextualizadas; así como acciones
para fortalecer el trabajo docente; son necesarias medidas para mejorar las condiciones en las que se desarrolla la vida escolar;
es fundamental atender las condiciones del contexto que impiden el acceso a la escuela o el adecuado rendimiento de los
educandos dentro de ella. La evaluación descubre las dimensiones de los problemas, su ubicación, sus diferencias, y permite
acercarnos a atender sus posibles causas.
Evaluar supone además la construcción de los referentes a partir de los cuales se definan los criterios de evaluación.
Estas definiciones deben ser claras y construidas de manera conjunta con los diferentes actores involucrados”.
INEE. “¿Cómo entiende el INEE la evaluación educativa?”, en Micrositio Acerca del INEE [en línea], sección “Preguntas frecuentes”, consultado
el 8 de septiembre de 2018 en: http://www.inee.edu.mx/index.php/acerca-del-inee/preguntas-frecuentes.
La evaluación es una de las herramientas educativas más poderosas para promover el aprendizaje significativo de los alum-
nos si se utiliza con dicho propósito. Para que suceda, es necesario que la reconozcamos como tal y la incorporemos como
eje vertebrador del proceso de aprendizaje.
Sin la evaluación sería imposible saber qué han aprendido los estudiantes en relación con los contenidos y cómo
estos saberes se expresan en conocimientos, habilidades, actitudes y valores mediante diversas tareas. También nos sería
imposible conocer la calidad de dichos aprendizajes.
La evaluación educativa que se hace en las aulas es un semáforo, como se verá en apartados posteriores, pero tam-
bién es un termómetro —por la gradualidad que este instrumento permite—, que nos ayuda a identificar los logros y las
dificultades de los estudiantes que, desde esta óptica, se transforman en áreas de oportunidad.
8
33
Cuando el Plan y los programas de estudio promueven enfoques y metodologías que buscan que el aprendizaje tenga
significado y sentido para los alumnos, es decir, un valor no solo dentro, sino también fuera de la escuela, la evaluación no
puede permanecer al margen: su propuesta, ha de ser congruente con ellos.
Para que sea un eje vertebrador, es indispensable que se incluya desde la planeación y que promueva, en todo momen-
to, que los estudiantes tengan el control y la responsabilidad de su aprendizaje, entiendan a qué metas aspiran y la utilidad
que alcanzarlas puede tener para su vida. Comprender las metas implica saber qué se deberá evaluar para verificar el logro;
es decir, identificar en qué punto del camino se encuentran individualmente y qué necesitan para continuar. Es relevante que
los alumnos sean conscientes, además, de que, tras lograr una meta, surgirá otra, y que eso será una constante a lo largo de
la vida. También que se sientan motivados tanto para aprender como para verificar sus avances por medio de la evaluación.
9
34
Conocimiento
Meta de la meta
de aprendizaje
Reflexión
sobre el camino,
reconocimiento
de su desempeño Verificación
ante las de los avances
implicaciones y las dificultades
de la meta en el trayecto
Diseño e
implementación
de estrategias para
continuar el avance
Figura 2.1
Los esfuerzos para que los alumnos identifiquen, reconozcan y valoren tanto el verdadero propósito y utilidad de la evaluación
como su relación con el aprendizaje, los dotarán de una herramienta de conocimiento y autorregulación que los beneficiará
incluso tras concluir su trayecto formativo.
Para lograrlo, es imprescindible transformar principalmente dos paradigmas sobre cómo los agentes involucrados con-
cebimos y nos vinculamos con la evaluación educativa. El primero es el estigma de que la evaluación es “punitiva”; es decir,
debemos quitar el foco de hacerla para otorgar una calificación y asumirla, como se ha venido diciendo, como un proceso
integral que aporta información sobre el desempeño no solo de los estudiantes, sino del resto de agentes que intervenimos,
siempre destacando el potencial para crear oportunidades de mejora en nuestros ámbitos de acción.
El segundo paradigma que debe transformarse es la práctica docente. Aunque ha habido cambios significativos en este
sentido, tradicionalmente hemos puesto el foco de la evaluación en elaborar juicios para asignar calificaciones, y no en cómo
usar la evidencia de la evaluación para sostener el aprendizaje.
10
35
Si bien los docentes no somos responsables por completo de los logros de los alumnos, sí determinamos en gran me-
dida si estos suceden así como su calidad por diversos factores:
s Nuestro conocimiento de la asignatura, el área de desarrollo personal y social o el club que impartimos.
s Nuestra concepción de la evaluación, su utilidad y sus fines.
s La manera en que implementamos la evaluación en el aula.
s La comunicación que tenemos con el grupo, en lo personal y lo colectivo, sobre los puntos anteriores.
s La motivación que generamos en los estudiantes para seguir aprendiendo y regularse por medio de la evaluación.
Re cuerda
Es fundamental que comprendamos que el propósito de la evaluación es mejorar los aprendizajes, no sólo medirlos.
La transformación de la práctica docente implica que recabemos información de las diversas tareas asignadas a los estudian-
tes, dichas tareas han de tener el potencial de permitirnos conocer, y a los alumnos también, cómo ha sido su desempeño y
en qué punto del camino se encuentran respecto al logro de la meta. Para ello, los profesores necesitamos:
11
36
Cocrear,
con los alumnos, Planificar
estrategias de
mejora Observar
Comunicar
el nivel de
logro Cuestionar
Promover la
autoevaluación
y la coevaluación Informar
Acompañar
Verificar
Realimentar
Figura 2.2
El uso de la información que recolectemos, nos permitirá tomar mejores decisiones sobre los pasos siguientes en el aprendi-
zaje y hacer propuestas de acción más adecuadas para ayudar a los estudiantes a avanzar, considerando sus características y
necesidades, pero, sobre todo, dado que son los alumnos quienes seguirán la ruta acordada, mientras más conscientes sean
del proceso, y más comprometidos estén con él, mayores serán sus oportunidades de éxito.
12
37
1. Diagnóstica: permite a todos los interesados conocer en qué grado se domina determinado aprendizaje antes de iniciar
el trabajo con él.
2. Formativa: orienta, a partir de los avances y las dificultades de los estudiantes durante el proceso de aprendizaje, las de-
cisiones sobre la estrategia de enseñanza y los ajustes necesarios en esta con el fin de alcanzar las metas de aprendizaje.
3. Sumativa: suele aplicarse en procesos terminados, considerando múltiples factores, para asignar un valor numérico.
Momentos de la evaluación
En la evaluación se considera tres momentos.
1. Evaluación inicial: se hace en el aula al comenzar cada situación de aprendizaje. Mediante diversos instrumentos se re-
coge información de la situación y el contexto inicial, lo que permite generar a futuro cambios al definir las metas posibles
y deseables, Al final del proceso, permite valorar si hubo avances y en qué medida.
2. Continua o procesual: consiste en valorar, a partir de la recogida y sistematización continua de información, el aprendi-
zaje de los estudiantes, así como la intervención docente, con el propósito de tomar decisiones de mejora sobre la marcha.
3. Final: consiste en valorar la información recabada durante el inicio y en el desarrollo del proceso, para vincularla con la que
arrojan los resultados del cierre, con el propósito de identificar en qué medida se cumplieron las metas establecidas al inicio.
13
38
Figura 3.1
14
39
Estándar de comparación
Para hacer una valoración es necesario contrastar el objeto de evaluación con un indicador o criterio. En este sentido, se pue-
den distinguir la evaluación de autorreferencia, cuyo indicador o parámetro es el propio estudiante; y la heterorreferencia, que
integra la evaluación normativa y criterial.
s Evaluación normativa: implica evaluar utilizando como referencia una norma, que permite comparar el resultado
del estudiante con los resultados de una población o grupo al que pertenece.
s Evaluación criterial: implica evaluar al estudiante utilizándolo a él mismo como referencia, a partir de criterios es-
tablecidos por el docente en la evaluación diagnóstica, por ejemplo.
s Evaluación interna: el docente frente a grupo la planea y la lleva a cabo en la escuela, específicamente en el aula.
s Evaluación externa: integra las pruebas objetivas estatales, nacionales e internacionales, centradas en parámetros
estandarizados y aplicadas por entidades diferentes a la escuela.
Los insumos de la evaluación interna son susceptibles de ser observados, recogidos y analizados por los evaluadores externos,
de manera que se vuelvan parte de este tipo de evaluación; por ello, la principal diferencia entre ambas está en las opciones
para tener eco en diferentes niveles de acción, que van desde la mejora de los aprendizajes hasta el desempeño docente,
directivo y de la autoridad educativa, el funcionamiento de la escuela, el plan y los programas de estudio y la generación de
políticas públicas encaminadas a influir en el logro de los aprendizajes y mejorar la calidad educativa.
15
40
Antecedentes
Desde 1993, los planes y programas de estudio para la Educación básica en México han entendido la evaluación educativa en
el aula como las acciones de los docentes para obtener información que nos permita identificar los avances y las dificultades
de los alumnos para intervenir y, junto con ellos, favorecer el logro de los aprendizajes.
Se puso mayor énfasis en el enfoque formativo de la evaluación desde las Reformas curriculares de 2000 y 2004, y se
conservó en las de 2006, 2009, 2011 y 2017. El concepto y sus implicaciones se han enriquecido en el tiempo desde lo normativo
y, por tanto, esto ha repercutido en las propuestas, el tratamiento y el abordaje en cada plan y programas de estudio derivado de
dichas reformas.
En el Modelo Educativo 2017 y la reforma curricular de 2017, Aprendizajes clave para la educación integral. Plan y pro-
gramas de estudio para la educación básica, el enfoque formativo de la evaluación se desarrolla con mayor profundidad y se
promueve en todo momento la coparticipación de docentes y alumnos como actores principales del proceso de aprendizaje;
aunque también se incluye a las autoridades escolares y educativas, así como a los padres de familia y los tutores, pues se
asume su corresponsabilidad en dicho proceso (como se expuso en subtemas anteriores) y, en ese sentido, se hace patente
su relevancia en el logro de los aprendizajes de los alumnos y en el aprovechamiento de la información obtenida a partir de
la evaluación.
Otro avance es que por primera vez se considera la evaluación formativa en el Acuerdo de Evaluación,1 que especifica, ade-
más de cómo se concibe y desde dónde se debe abordar, las responsabilidades de los agentes implicados y cómo llevarla a cabo
para registrar el resultado en un reporte que, si bien por sus características no puede desprenderse de la parte cuantitativa —por
ser también el documento que sirve para demostrar la acreditación de un grado en primaria y secundaria—, sí pone el énfasis en
la cualitativa y en la función formativa de la evaluación.
1
Secretaría de Educación Pública (SEP), “Acuerdo número 12/05/18 por el que se establecen las normas generales, para la evaluación de los apren-
dizajes esperados, acreditación, regularización, promoción y certificación de los educandos de la educación básica”, México, Diario Oficial de la Fed-
eración, SEGOB, 2018. Consultado el 20 de octubre de 2018 en: http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5525414&fecha=07/06/2018 .
16
41
s Que el docente planifique actividades para que los alumnos estudien y aprendan.
s Que los alumnos se den cuenta de lo que han aprendido y de lo que están por aprender.
s Que se tengan en cuenta los procesos de aprendizaje, no solo los resultados.
s Que se consideren las necesidades específicas de los alumnos y de los contextos en los que se desarrollan.
s Que la información sobre el desempeño de los alumnos se obtenga a lo largo de todo el proceso de enseñanza y de una
variedad de fuentes, no solo de pruebas.
s Que se fortalezca la colaboración entre docentes, alumnos, padres de familia o tutores.
s Que se actúe oportunamente para evitar el rezago o la deserción escolar.
2
Diario Oficial de la Federación, op. cit., 2018.
17
42
Asimismo, señala que “En un ambiente de aprendizaje, la evaluación es un proceso que tiene como objetivo mejorar el desempe-
ño de los estudiantes e identificar sus áreas de oportunidad. Además, es un factor que impulsa la transformación de la práctica
pedagógica y el seguimiento de los aprendizajes. Se comprende que los errores son parte de cualquier proceso de construcción
de conocimiento, y que estos deben concebirse y usarse como fuente de mejora constante. La evaluación se sustenta en diversas
metodologías y debe consolidarse como un proceso que contribuya al aprendizaje mediante la realimentación. Además, el docen-
te puede orientar mejor a los estudiantes al hacer explícitas las actividades y los criterios del desempeño que espera, y al dar una
realimentación objetiva, positiva y constructiva para que todos puedan entender sus éxitos y fracasos”.3
Por su parte, el octavo principio pedagógico del Modelo Educativo4 indica que es necesario entender la evaluación como
un proceso vinculado con la planeación y el aprendizaje, es decir, debemos proponer desde la planeación los momentos, finali-
dades, estrategias e instrumentos de evaluación, con miras al logro de los Aprendizajes esperados; evidentemente, siempre se
puede corregir, complementar, cambiar o enriquecer la propuesta, de acuerdo con las características y necesidades de nuestros
estudiantes. Asimismo, señala que:
s La evaluación no busca únicamente medir el conocimiento memorístico. Es un proceso que resulta de aplicar
una diversidad de instrumentos y de los aspectos que se estiman.
s La evaluación del aprendizaje tiene en cuenta tres variables: las situaciones didácticas, las actividades del es-
tudiante y los contenidos.
s La evaluación parte de la planeación, pues ambas son dos caras de la misma moneda: al planear la enseñanza, con-
textualizada al entorno de los estudiantes, planteando opciones que permitan a cada quien aprender y progresar desde
donde está, el profesor define los aprendizajes esperados, y la evaluación mide si un estudiante los alcanza.
s La evaluación forma parte de la secuencia didáctica como elemento integral del proceso pedagógico,
por lo que no tiene un carácter exclusivamente conclusivo o sumativo. La evaluación busca conocer cómo los estudiantes
organizan, estructuran y usan sus aprendizajes en contextos determinados para resolver problemas de varios niveles de
complejidad y de diversa índole.
s Cuando el docente realimenta al estudiante con argumentos claros, objetivos y constructivos sobre su des-
empeño, la evaluación adquiere significado para este pues brinda elementos para la autorregulación y la mejora de
sus aprendizajes.
3
Secretaría de Educación Pública, Modelo Educativo para la educación obligatoria, México, 2017, p. 56.
4
Secretaría de Educación Pública, op. cit., 2017, p. 89.
18
43
Se pone el énfasis en la evaluación como parte fundamental del proceso de aprendizaje —aun cuando este enfoque se pro-
puso hace más de dos décadas (de forma incipiente en la Reforma de 1993)—, ya que en general dedicamos poco tiempo a la
evaluación del aprendizaje desde la planificación de la enseñanza; es decir, no la consideramos parte medular del proceso en
sus tres momentos: diagnóstica, formativa y final; ni en sus modalidades: autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación,
con propósitos bien definidos. En nuestra práctica docente es frecuente que la evaluación se limite al proceso de medición
para asignar calificaciones y acreditar.
Quizá una de las cualidades más destacadas de la evaluación desde el enfoque formativo es que abre la posibilidad de que docen-
tes y estudiantes tomemos decisiones conjuntas, sustentadas en las necesidades de aprendizaje expresadas por los alumnos y en
sus propuestas de mejora, así como en los hechos concretos aportados por las evidencias y nuestra experiencia profesional, para
la mejora en el logro de los aprendizajes esperados.
19
44
En este punto, es importante considerar que la evaluación que los docentes hacemos desde el enfoque formativo también
tiene un componente “informal” que sucede en el potencial evaluativo de las acciones cotidianas en el aula, las cuales nos
brindan oportunidades para observar y recolectar evidencias relacionadas principalmente con los conocimientos, las habili-
dades, las actitudes y los valores y las habilidades de los estudiantes; por ejemplo, observar las interacciones de los alumnos
al trabajar en pequeños grupos: ¿qué conversan?, ¿cómo lo hacen? O al conocer y valorar el contenido de sus anotaciones en
cuadernos, guías y otros materiales.
Sin embargo, mientras más frecuente e intencionada sea la propuesta de evaluación, las decisiones pedagógicas que
tomemos sobre el curso estarán más sustentadas y, por tanto, serán más oportunas.
Los estudiantes, por su parte, necesitan ser realimentados sobre sus progresos y logros, pero también sobre sus dificul-
tades, entendiendo a estas —y al error— como un área de oportunidad.
La realimentación y comunicación permanente con el estudiante fortalecen su autonomía y le permiten reflexionar y
responsabilizarse de su aprendizaje, con la certeza de que cuenta con nuestro acompañamiento.
Evaluar desde el enfoque formativo es una actividad compleja que involucra diversos elementos como la medición, califica-
ción, estimación y acreditación.
La medición compara un estándar o logro a partir de un resultado que pueda representarse en cifras; por ejemplo, al apli-
car un examen de opción múltiple a los estudiantes para medir qué aprendieron durante un trimestre no se evalúa sino que se
mide el aprendizaje en aspectos específicos; para que la medición abone a la evaluación desde el enfoque formativo, es necesario
comparar el puntaje con elementos de referencia establecidos desde la planeación didáctica, como los Aprendizajes esperados,
y emitir un juicio sobre el logro de estos a partir de diversos mecanismos como conversar con los estudiantes sobre sus respues-
tas erróneas para identificar la causa subyacente (podría ser que la base del reactivo no sea clara o que exista un problema de
comprensión lectora), entre otros.
La estimación es la apreciación que hacemos los docentes sobre los procesos de aprendizaje de cada estudiante a partir
del análisis de fuentes cuantitativas (como el puntaje obtenido en un examen) y cualitativas (como nuestra valoración respecto
al aprendizaje de los estudiantes a partir de la observación, el registro de evidencias y los datos de la autoevaluación y la coeva-
luación, por ejemplo).
A partir de la estimación se toman decisiones sobre qué calificación asignar a cada estudiante y, con base en ella, podemos
decidir si un estudiante acredita el ciclo escolar.
20
45
Son los procesos que Son las actividades Son los instrumentos o herramientas que
orientan el diseño y ala específicas que llevan nos permiten, tanto a docentes como a
plicación de estrategias a cabo los estudiantes estudiantes, tener información específica
cuando aprenden del proceso de aprendizaje
Figura 5.1
Para diseñar una estrategia de evaluación efectiva y elegir los instrumentos más adecuados es fundamental hacer una eva-
luación inicial al comienzo de cada periodo de aprendizaje, pues esto, como ya se ha dicho, nos permitirá conocer el punto de
partida de los estudiantes e identificar sus necesidades de aprendizaje.
Así, el diseño de una estrategia de evaluación desde el enfoque formativo, considera la integración holística de los
contenidos curriculares, las características de cada estudiante y del grupo, el nivel de conocimientos, habilidades, actitudes
y valores, los objetivos (Aprendizajes esperados), la técnica de evaluación y los instrumentos que permitirán llevarla a cabo.
Re cuerda
Como estrategas, los docentes requerimos proyectar, ordenar y orientar las acciones de evaluación para cumplir los objetivos
de aprendizaje.
21
46
Técnicas de evaluación
Son los procedimientos para obtener información sobre el aprendizaje de los estudiantes, existen dos principales.
Técnicas de Técnicas de
observación desempeño
Técnicas de
evaluación
Figura 5.2
Técnicas de observación
Las técnicas de observación suelen ser auxiliares de las técnicas de desempeño y sirven para establecer su valoración.
s Observación sistemática: es aquella en la que el observador ha definido previamente los propósitos de dicha tarea,
es decir, sabe qué aspectos específicos evaluará.
s Observación asistemática: consiste en que el observador registre la mayor cantidad de información, sin tener pro-
pósitos definidos, para sistematizarla posteriormente, recuperando los hallazgos que arroje, con base, por ejemplo, en
similitudes, diferencias, correlaciones, entre otros.
La observación sistemática, por ser estructurada, suele ser más objetiva, consistente y auditable. Sin embargo, en cualquiera
de los casos, es fundamental cuidar que el registro que elaboramos sea fiable, esto permitirá que, al analizar las estrategias e
instrumentos utilizados, contemos con información de calidad que nos permita continuar o replantear el camino.
22
47
Técnicas de desempeño
Las técnicas de desempeño, por su parte, son aquellas que requieren que el alumno responda o efectúe una tarea que de-
muestre su aprendizaje sobre determinado asunto. Involucran la integración de conocimientos sobre contenidos específicos,
habilidades, actitudes y valores utilizados para el logro del propósito de aprendizaje.
23
48
Figura 6.1
La evaluación con sus funciones pedagógica y social se efectúa en diversos momentos con propósitos específicos como el
diagnóstico de los conocimientos previos de los estudiantes; el seguimiento de su aprendizaje a lo largo de un periodo con
la finalidad de promover la mejora continua; la aprobación, la certificación del aprendizaje, la selección de estudiantes para
otorgarles un lugar o reconocimiento; la definición de políticas y la rendición de cuentas a la sociedad acerca de la formación
que reciben los niños y jóvenes en sus escuelas.
Cada vez con mayor énfasis se reconoce el papel que desempeñan en la consolidación de los aprendizajes de los
estudiantes los padres de familia y tutores, así como otros agentes externos a la escuela. Por ello, es imprescindible que
logremos crear conciencia en este sentido, pero también sobre el potencial de la evaluación no como la descalificación o
encajonamiento de los estudiantes, sino, como se ha visto, como una oportunidad constante de mejora que repercute di-
rectamente en la calidad de la educación.
24
49
Bibliografía
BASSEDAS, Eulalia; Teresa HUGUET e Isabel SOLÉ, Aprender y INSTITUTO NACIONAL PARA LA EVALUACIÓN DE LA
enseñar en educación infantil, Barcelona, Graó, 2008. EDUCACIÓN (INEE), La educación obligatoria en México. Infor-
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de la Federación, 2017. puestas de trabajo para docentes, México, SEP, 2017.
25
50
Créditos
26
51
52
Resumen:
En este trabajo se presenta cómo se diseña y se obtiene una rúbrica de tres niveles de progresión
para evaluar mapas o tramas conceptuales. Asimismo, se ejemplifica su puesta en práctica a partir
del análisis de cuatro tipos de mapas conceptuales correspondientes con los principales casos
recogidos en la rúbrica. Lo remarcable de este instrumento de evaluación es tanto su proceso de
obtención como los distintos descriptores que la configuran, concediendo especial relevancia a la
creatividad. Metodológicamente partimos una primera rúbrica diseñada tras la puesta en común e
integración de la propuesta ofrecida por los estudiantes de maestro (educación infantil y primaria) y
53
La rúbrica como instrumento para evaluar mapas conceptuales desde
la construcción creativa de los conocimientos: Una propuesta
participativa
de los docentes. Posteriormente, esta rúbrica inicial es revisada y mejorada tras su proceso de
validación, a partir del análisis de distintos mapas conceptuales. Como conclusión, la rúbrica nos
permite poder valorar de forma objetiva y sistematizada producciones subjetivas, como son los mapas
conceptuales, desde el punto de vista de la construcción progresiva y personal de los conocimientos.
En este sentido, la creatividad, como capacidad propia y singular del individuo, nos permite valorar
las nuevas asociaciones de ideas y conceptos que aparecen recogidos iconográficamente en los mapas
conceptuales, sin limitar la diversidad de posibilidades y formas de construir el conocimiento.
Palabras clave: construcción del conocimiento; creatividad; formación del profesorado; mapas
conceptuales; rúbrica
Abstract:
In this study we show how it is designed a rubric with three progression levels to evaluate concept
mapping. Likewise, its implementation is exemplified from the analysis of four types of concept
mapping corresponding to the main cases included in the rubric. The most notable of this evaluation
instrument is both its process of obtaining and the different descriptors that configure it, giving
special relevance to creativity. Methodologically we start a first rubric designed after discussion and
integration of the proposal offered by pre-service teachers and research fellows. Subsequently, this
initial rubric is reviewed and improved after its validation process, based on the analysis of different
concept mapping. In conclusion, it should be noted that the rubric allows us to objectively and
systematically evaluate subjective productions, conceptual maps, from the point of view of the
progressive and personal construction of knowledge. In this sense, creativity as the individual's own
and unique capacity, allows us to assess the new associations of ideas and concepts that are included
in the concept mapping ichnographically without limiting the diversity of possibilities and ways of
building knowledge.
Key Words: concept mapping; construction of knowledge; creativity; teacher training; rubric
1. Introducción
247
54
La rúbrica como instrumento para evaluar mapas conceptuales desde
la construcción creativa de los conocimientos: Una propuesta
participativa
248
55
La rúbrica como instrumento para evaluar mapas conceptuales desde
la construcción creativa de los conocimientos: Una propuesta
participativa
pues proponen tres tipos o modelos (hablado, cadena y red) configurados por distintos
descriptores.
La propuesta que aquí presentamos tiene como objetivo presentar una rúbrica
de evaluación para los mapas conceptuales, compuesta por descriptores que permitan
evaluarlos por niveles de progresión o de complejidad de los conocimientos. Para ello,
la rúbrica que presentamos es fruto de un proceso de validación y reformulación
compartida con la participación de nuestro alumnado de los Grados de Maestro de
Educación Infantil y de Educación Primaria.
2. Justificación
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Guilford (1968) hasta las de Sternberg (2001), todas ellas se basan en cuatro grandes
aspectos: producto, proceso, persona y ambiente. Producto hace referencia a lo
novedoso; proceso a cómo se resuelve el problema (cómo se ponen en juego las
hipótesis, o cómo se trabaja con ellas); persona a qué características hacen a los
creativos especiales (interés por las ideas complejas, personalidad amplia, sensibilidad
a lo estético, etc.); y el ambiente es la relación que se da entre la persona, el producto
y el entorno (Villamizar, 2012).
3. Metodología
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mismas —con distintos matices o nombres— que las ya establecidas por los docentes
en la fase I. Estos resultados nos sirven para reforzar la propuesta inicial, y matizar y
detallar aquellos aspectos que pudieran haber quedado más generales o imprecisos.
4. Diseño de la rúbrica
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Fuente: Elaboración propia (Mapa Conceptual del alumnado del Grado de Educación Infantil).
El Nivel II está próximo a una síntesis. Podemos ver un ejemplo en las figuras
3a y 3b, correspondientes al modelo árbol o cadena (Kinchin et al., 2000). Los
contenidos, tanto principales como secundarios, no sólo recogen aspectos singulares,
frecuentes o anecdóticos. Fundamentalmente, recopilan y sintetizan las cuestiones
primordiales relacionadas, por conexiones de causalidad aparente (causa-efecto), y
contemplando distintas variables y explicaciones que permiten la compresión y
coherencia de los contenidos del mapa conceptual. Existe un inicio de interpretación
de la información de partida observable a partir de la jerarquización, y un cierto grado
de transformación de los contenidos iniciales. En el modelo árbol (Figura 3a),
representa tres grandes ideas (clima de clase, mapas conceptuales y Educación
Infantil) con su correspondiente jerarquización, pero sin relacionarlas entre ellas. A
diferencia de este, en el modelo cadena una idea surge tras la otra en forma de cascada
(figura 3b). En ambos modelos, podemos ver como el formato y estilo es más rico, claro
y atractivo que en el Nivel I, haciendo un buen uso del espacio en la distribución de la
idea que se quiere mostrar.
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Fuente: Elaboración propia (Mapa Conceptual del alumnado del Grado de Educación Infantil).
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Fuente: Elaboración propia (Mapa Conceptual del alumnado del Grado de Educación Infantil)
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Tabla 1
Rúbrica para evaluar mapas conceptuales.
CATEGORÍAS
DESCRIPTORES
NIVEL BAJO NIVEL INTERMEDIO NIVEL ALTO
(describe) (explica) (relaciona e interpreta)
Faltan conceptos clave Aparece la mayoría de los Aparecen recogidos en el
básicos o no son precisos conceptos clave, aunque mapa los conceptos claves
(no se ciñen a la temática o algunos se repiten más relevantes y otros
son repetitivos). innecesariamente. propios del autor.
Información seleccionada no Información seleccionada Información seleccionada
Conceptos clave relevante. precisa a la temática. precisa a la temática a la
y vez que variada.
nexos/palabras No hay nexos entre los Existen nexos entre la
enlace conceptos clave o, si los gran mayoría de Cada concepto clave lleva
hay, no siguen ningún conceptos clave, aunque asociado su nexo; si no
criterio (aparecen de forma algunos se siguen aparece éste está
aleatoria) o son poco confundiendo. justificado, ya que su no
adecuados (uso de frases, afecta a su
conceptos clave como interpretación.
nexos, etc.)
Estructura confusa: no se Estructura medianamente Buena estructuración: se
distingue, a simple vista, clara: se intuye la observa una organización
donde se inicia la organización de las ideas y jerarquización de las
interpretación del mapa. a través de una ideas, con distintos
Sin jerarquización (no se jerarquización de varios subniveles de mayor
Jerarquía y observa un criterio claro de niveles. detalle.
Organización organización de las ideas), o Se observan fácilmente los Los criterios de
de un solo nivel sin criterios seguidos para jerarquización se
interpretación personal. dicha jerarquización de establecen en base a una
Ideas principales (primarias) los conceptos clave, interpretación personal de
combinadas con otras de aunque no son personales. la información de partida.
diferente jerarquía Suele distinguir Distingue entre las ideas
(secundarias). claramente entre las ideas de distinto orden
principales y secundarias, (primarias, secundaria,
aunque son muy básicas o etc.), además de ser
poco variadas. variadas.
No usa líneas de unión entre Buen uso aparente de Adecuado y variado uso de
conceptos de forma conectores, aunque éstas conectores (líneas,
adecuada: se desconoce, son poco variadas o ricas. flechas, etc.) en todos los
exactamente, de donde La gran mayoría de los niveles o jerarquías
parten y hacia dónde van, o conceptos clave están establecidas.
se usan de forma arbitraria. relacionados entre sí, Todos los conceptos con
Interrelación Muchos conceptos clave se puesto que pueden existir relaciones aparecen
encuentran sin bloques de ideas recogidos
interrelacionar entre sí, y si relevantes desconectadas independientemente del
recogen ideas secundarias entre sí. nivel de jerarquización.
no muestran conexión Existe un punto de El punto de enfoque es
aparente con las ideas enfoque, el cual se claro, y muestra una
principales o de otro nivel. corresponde con la reflexión propia del autor
No se identifica claramente información de partida. o autora
el punto de enfoque o hilo
argumental del mapa, o
simplemente no existe.
Escasa legibilidad, ya sea Es legible en su gran Legibilidad óptima en
por el formato usado mayoría, pudiendo haber todo el mapa.
(tipografía y tamaño de zonas del mapa que se Diseño original y creativo:
letra, o mezcla arbitraria de «leen» mejor que otras. dominio y variedad de
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5. Conclusiones
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Como docentes, la rúbrica nos permite analizar la evolución las ideas del
alumnado tras una experiencia educativa, conocer sus ideas previas antes de trabajar
algún concepto, conocer su aprendizaje último a modo de síntesis (que no final), y
evaluar dicho aprendizaje y proceso. Por consiguiente, nos capacita para obtener una
doble evaluación —cualitativa y cuantitativa— a través de sus descriptores en distintos
niveles de complejidad. Para el alumnado, tener una rúbrica de evaluación con estas
características le permite conocer los criterios de evaluación y cómo ir progresando de
forma autónoma para alcanzar el nivel deseado. Además, como señalaban Galván y
Gutiérrez (2018), y Pozo (1989), este hecho es muy motivador para el estudiante
porque le ofrece la posibilidad de reconocer su nivel de partida y tomar conciencia de
él, igualmente, le permite la posibilidad de modificar su estructura cognitiva guiándose
a partir de los distintos descriptores. En este sentido, le facilita la oportunidad de
identificar los obstáculos y dificultades en la construcción de su conocimiento;
favorece la reflexión, la autorregulación y la motivación de los procesos enseñanza-
aprendizaje; y fortalece la seguridad en sí mismo.
Por otro lado, en relación con el proceso seguido para obtener esta rúbrica,
resaltar que al ser fruto de la reflexión compartida de distintas experiencias educativas
entre docentes y discentes; hemos podido superar su empleo como instrumento
unidireccional de evaluación sin la participación del alumnado, tal y como reclamaba
Cano (2015). Asimismo, a pesar de su puesta en práctica y validación, consideramos
que es una propuesta abierta y flexible que puede y debe seguir enriqueciéndose a
partir de otras experiencias para constituirse como instrumento de autorregulación del
aprendizaje (Cano, 2015). Además, para poder tener una visión más completa del grado
de aprendizaje alcanzado por el alumnado sobre una temática específica, se puede
complementar esta rúbrica con otro tipo de instrumentos o criterios específicos al
contenido como proponen Galván y Gutiérrez (2018). Por consiguiente, la rúbrica aquí
presentada es un instrumento útil, pero entendiéndola como una rúbrica “base” sobre
mapas conceptuales en general, que puede ir acompañada de otros instrumentos o
criterios de evaluación más específicos por temáticas.
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