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Sintesis de la personalidad.
Teoria de los rasgos:

La teoria de los rasgos se remontar alrededor de un siglo antes de Cristo; desde


entonces los Griegos se interesaron por personificar diferentes papeles en el
drama de dicha cultura, para lo que las personas utilizaban máscaras que cubrían
sus rostros; de esta manera les era posible representar distintos estilos de vida
diferentes a los propios, sin dejar de ser ellos mismos

La teoría de los rasgos establece que la personalidad está formada por una serie
de características o rasgos estables, que determinan, explican y, hasta cierto
punto, permiten predecir el comportamiento de cada persona.

Teoria de los rasgo de Allport:

En 1936 el psicólogo Gordon Allport encontró que un solo diccionario de inglés


contiene más de 4.000 palabras que describen los diferentes rasgos de
personalidad. Categorizó estos rasgos en tres niveles:

Rasgos cardinales: Estos son los rasgos que predominan en toda la vida de un
individuo, a menudo hasta el punto que la persona se da a conocer
específicamente en base a estos rasgos. Las personas tan a menudo se vuelven
tan conocidas por estos rasgos como por sus nombres, y son a menudo sinónimo
de estas cualidades.

Rasgos centrales: Estas son las características generales que forman los
fundamentos básicos de la personalidad. Los rasgos centrales, aunque no son tan
dominantes como los rasgos cardinales, sus características principales se podrían
utilizar para describir a numerosas personas.

Rasgos secundarios: Estos son los rasgos que a veces están relacionados con las
actitudes o preferencias y a menudo aparecen sólo en ciertas situaciones o bajo
circunstancias específicas.

Conductismo:

según John B. Watson es el estudio experimental objetivo y natural de la


conducta, excluyendo la conciencia y la introspección.1 Para Burrhus Frederic
Skinner el conductismo es una filosofía de la ciencia de la conducta,2 definió
varios aspectos esenciales de su objeto de estudio y a diferencia de Watson se
centró en describir las leyes generales que rigen la conducta.3 El objeto de estudio
de la psicología y la forma en cómo se concibe la conducta es entendida de
diversos modos, según el enfoque desde el que se vea.

Se pueden identificar más de diez formas de conductismo,4 desde el propuesto


por Watson hasta nuestros días; pasando por el conductismo de Tolman, Hull y
Skinner, el interconductismo y la psicología interconductual de Kantor, el
conductismo teleológico de Rachlin, empírico de Bijou, teórico de Staddon y
biológico de Timberlake, el contextualismo funcional de Hayes, etc. Las formas
más estrictas de conductismo, que excluyen el estudio de la conciencia, se
consideran como obsoletas desde los años 1950s.

Se caracteriza por:

Condicionamiento clásico: Proceso de aprendizaje mediante el cual se asocia un


estímulo inicial (por ejemplo, el olor a comida) que provoca en el organismo una
respuesta incondicionada regular y mensurable (por ejemplo, salivación), con un
evento neutro (por ejemplo, un ruido) que no provocaba respuestas antes del
condicionamiento.

Condicionamiento operante: Proceso de aprendizaje por el cual una acción en


particular es seguida por algo deseable (lo cual hace más factible que la persona o
animal repita la acción) o por algo no deseable (lo cual hace menos factible que se
repita la acción).

Condicionamiento operante:

El condicionamiento operante es una forma de enseñanza mediante la cual un


sujeto tiene más probabilidades de repetir (o no) las formas de conducta que
conllevan consecuencias positivas, y menos probabilidad de repetir las que
conllevan problemas negativos. Es un tipo de aprendizaje asociativo, este tiene
que ver con el desarrollo de nuevas conductas en función de sus consecuencias, y
no con la asociación entre estímulos y conductas como ocurre en el
condicionamiento clásico.

El psicólogo Edward Thorndike (1874-1949) fue uno de los pioneros en el estudio


del condicionamiento operante. Para ello, ideó sus denominadas «cajas de
solución de problemas», que eran jaulas de las que las ratas (que eran los
animales con los que trabajaba) podían escapar mediante acciones simples como
manipular un cordón, presionar una palanca o pisar una plataforma. Como
incentivo para resolver el problema, la rata podía ver y oler que fuera de la caja
había comida, pero no podía alcanzarla. Al principio, la rata comenzaba a hacer
movimientos azarosos, hasta que casualmente resolvía el problema, por ejemplo,
tirando de la polea que abría la jaula. Sin embargo, cada vez que Thorndike metía
a la rata en la jaula, tardaba menos en salir. Esto se debía a que se estaba
produciendo un condicionamiento operante: la conducta de tirar de la polea estaba
siendo reforzada por su consecuencia (la apertura de la caja

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