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1
compelerse
recíprocamente
a
llenar
aquella
forma
desde
que
hubiere
intervenido
el
consentimiento
y
demás
requisitos
necesarios
para
su
validez”.
Por
lo
tanto,
los
contratos
y
actos
enumerados
en
el
art.
1280
CC
son
válidos
entre
los
contratantes,
con
independencia
de
la
forma
en
la
que
se
hubieren
celebrado
(salvo
dos
excepciones
que
veremos
en
el
siguiente
apartado).
Únicamente
es
necesaria
la
forma
prescrita
para
ellos
en
dicho
precepto,
en
aras
a
poder
hacerse
valer
el
contrato
también
frente
a
terceros;
para
probar
el
contrato
frente
a
terceros,
de
ahí
que
se
denomine
“forma
ad
probationem”.
Para
reclamar
su
vigor
entre
las
propias
partes,
en
cambio,
bastará
con
probar
la
existencia
y
los
términos
del
contrato
por
cualquier
medio
admitido
en
Derecho,
y
no
será
imprescindible
haber
respetado
la
forma
prevista
en
el
art.
1280
CC.
Esta
es
la
interpretación
constante
de
la
jurisprudencia
y
doctrina
en
relación
con
el
art.
1280
CC,
cuyo
tenor
literal
dista
mucho
de
ser
esclarecedor.
Como
se
dispone
en
el
art.
1279
CC,
cualquiera
de
los
contratantes
puede
exigir
o
compeler
al
otro
a
respetar
la
forma
legalmente
prevista
para
el
negocio
jurídico
(v.gr.,
escritura
pública).
La
Sentencia
TS
(Sala
1.ª)
de
16
septiembre
2014,
Rec.
969/2012,
fija
como
doctrina
jurisprudencial
que
el
incumplimiento
de
la
obligación
de
elevar
a
escritura
pública
el
contrato
de
compraventa
celebrado,
conforme
a
lo
dispuesto
por
el
artículo
1280
del
Código
Civil,
no
es
causa
directa
de
resolución
contractual
al
amparo
del
artículo
1124
del
Código
Civil.
Sin
embargo,
cuando
el
“compelido”
se
niega
a
rellenar
la
forma
ad
probationem
legalmente
contemplada,
podrá
ser
condenado
a
ello
y,
en
último
término,
“el
Tribunal
competente,
por
medio
de
auto,
resolverá
tener
por
emitida
la
declaración
de
voluntad”
(art.
708.1
LEC).
b) Forma
ad
substantiam
Como
ya
hemos
comentado
con
anterioridad,
el
ordenamiento
en
diversos
supuestos
exige
al
negocio,
para
concederle
propia
existencia
y
validez
(y
no
mera
eficacia
frente
a
terceros),
la
observancia
de
una
forma
específica,
con
exclusión
de
las
demás.
De
este
modo,
en
estas
hipótesis
la
forma
se
convierte
en
un
elemento
con
carácter
constitutivo
del
contrato,
junto
con
el
consentimiento,
el
objeto
y
la
causa:
forma
dat
esse
rei.
No
obstante,
ello
no
significa
que
sea
constitutivo
del
contrato
el
mismo
documento
en
el
que
la
declaración
consta,
que
puede
posteriormente
perderse
o
destruirse
sin
que
la
contratación
quede
afectada,
ya
que
podrá
acreditarse
por
otro
medio
de
prueba.
Entre
las
excepciones
al
principio
de
libertad
de
forma,
donde
es
preciso
respetar
una
determinada
e
ineludible
formalidad,
podemos
citar,
por
ejemplo:
la
hipoteca,
que
requiere
escritura
pública
y
su
inscripción
en
el
Registro
de
la
Propiedad;
la
sociedad
mercantil,
que
se
ha
de
inscribir
en
el
Registro
Mercantil;
finalmente,
se
vuelve
al
formalismo
en
muchos
contratos
con
la
regulación
del
Real
Decreto
Legislativo
1/2007,
de
16
de
noviembre,
por
el
que
se
aprueba
el
Texto
Refundido
de
la
Ley
General
para
la
Defensa
de
los
Consumidores
y
Usuarios
y
otras
leyes
complementarias.
También
las
propias
partes
contractuales,
en
virtud
del
principio
de
autonomía
privada
de
la
voluntad,
pueden
haber
pactado
que
determinados
contratos
entre
ellas
hayan
de
respetar
una
concreta
forma
ad
substantiam,
de
tal
manera
que
si
no
se
celebraran
de
este
modo
carecerían
de
existencia
y
validez.
Especialmente
interesantes,
a
nuestros
efectos,
son
las
capitulaciones
matrimoniales,
que
necesariamente
se
han
de
hacer
ante
Notario
y
que
regulan
el
régimen
patrimonial
de
la
familia.
Pese
a
poder
pensarse
que
se
trata
de
una
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hipótesis
de
forma
ad
probationem,
al
estar
incluida
en
el
art.
1280.3
CC,
se
trata
de
un
supuesto
de
forma
ad
substantiam,
porque
así
se
establece
taxativamente
en
el
art.
1327
CC:
“Para
su
validez,
las
capitulaciones
habrán
de
constar
en
escritura
pública”.
Lo
mismo
puede
afirmarse
en
relación
con
el
poder
para
contraer
matrimonio
aludido
en
el
art.
1280.5
CC,
dado
que
el
art.
55
CC
exige
que
haya
sido
otorgado
“en
forma
auténtica”.
Otro
ejemplo
relevante
es
el
referido
a
las
donaciones
[MUY
IMPORTANTE]:
Art.
632
CC:
“La
donación
de
cosa
mueble
podrá
hacerse
verbalmente
o
por
escrito.
La
verbal
requiere
la
entrega
simultánea
de
la
cosa
donada.
Faltando
este
requisito,
no
surtirá
efecto
si
no
se
hace
por
escrito
y
consta
en
la
misma
forma
la
aceptación”.
Art.
633
CC:
“Para
que
sea
válida
la
donación
de
cosa
inmueble
ha
de
hacerse
en
escritura
pública,
expresándose
en
ella
individualmente
los
bienes
donados
y
el
valor
de
las
cargas
que
deba
satisfacer
el
donatario.
La
aceptación
podrá
hacerse
en
la
misma
escritura
de
donación
o
en
otra
separada;
pero
no
surtirá
efecto
si
no
se
hiciese
en
vida
del
donante.
Hecha
en
escritura
separada,
deberá
notificarse
la
aceptación
en
forma
auténtica
al
donante
y
se
anotará
esta
diligencia
en
ambas
escrituras”.
II. REPRODUCCIÓN
Y
RECONOCIMIENTO
DEL
CONTRATO
Como
consecuencia
de
lo
dispuesto
en
el
art.
1279
CC,
las
partes
pueden
compelerse
recíprocamente
a
llenar
una
determinada
forma
ad
probationem,
y
se
producirá
lo
que
se
denomina
una
“reproducción
del
contrato”
ya
celebrado
y
existente
con
anterioridad.
En
teoría,
se
habrá
de
producir
una
nueva
declaración
de
voluntad
que
configura
el
contrato
reproductivo,
distinto
del
anterior,
aunque
con
el
mismo
contenido.
¿Qué
sucede
si
hay
divergencias
entre
uno
y
otro
contrato?
En
principio,
al
contrato
primitivo
debe
superponerse
la
convención
reproductiva
(v.gr.,
el
contrato
elevado
a
escritura
pública)
cuando
discrepa
de
aquél,
ya
que
“consta
expresamente
la
novación
del
primero”
(si
aplicamos
el
art.
1224,
in
fine,
CC).
Sin
embargo,
si
las
partes
han
pretendido
únicamente
la
mera
renovación
y
documentación
del
contrato
anteriormente
celebrado
en
forma
distinta
a
la
legalmente
contemplada,
y
la
forma
documentada
posterior
no
recoge
fielmente
los
extremos
de
la
primitiva
convención,
cabría
quizá
plantear
que
las
partes
puedan
demostrar,
a
través
de
cualquier
medio
de
prueba
admitido
en
Derecho,
el
error
en
la
documentación.
Como
consecuencia
de
ello,
restablecerían
el
verdadero
contenido
del
contrato
inexactamente
documentado.
Habría
un
error
obstativo
en
la
reproducción.
Un
supuesto
diferente
sería
el
del
“reconocimiento
formal
del
contrato”,
donde
las
partes
manifiestan
haber
llevado
a
cabo
con
anterioridad
un
determinado
contrato,
o
indican
los
extremos
del
mismo.
Art.
1224
CC:
“Las
escrituras
de
reconocimiento
de
un
acto
o
contrato
nada
prueban
contra
el
documento
en
que
éstos
hubiesen
sido
consignados,
si
por
exceso
u
omisión
se
apartaren
de
él,
a
menos
que
conste
expresamente
la
novación
del
primero”.
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