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LECCIÓN-11

EFECTOS, DECISIONES Y TIPOS DE


RECONOCIMIENTO
1. Efectos del reconocimiento
En qué medida los efectos procesales de resoluciones extranjeras se pueden extender a
España o viceversa. El punto de partida es que en el reconocimiento implica una extensión de
efectos de los efectos de la resolución. No puede producir efectos en el país de destino que
no tengan en el país de origen.

Los efectos son aquellos procesales que produce una resolución: efecto de cosa juzgada,
eficacia jurídica, en materia del estado civil existen situaciones donde lo fundamental para
valer la eficacia es su inscripción en el Registro Civil.

La extensión de efectos de país de origen al país de destino puede ocasionar problemas de


adaptación, al que se refieren el Reglamento de Bruselas I y la Ley de Cooperación Jurídica
Internacional (art.44.4).

Reconocer una decisión extranjera implica dejar de valer en el foro los efectos que esa decisión
tiene en el país en el cual se dictó, siempre que no sean incompatibles con nuestro sistema. El
art.43.4 LCJIM recoge tal principio al establecer que, en virtud del reconocimiento de la
resolución extranjera, podrá producir en España los mismos efectos que en el Estado de
origen.

El Reglamento Bruselas I bis introduce la consecuencia inmediata de tal principio: necesidad


de adaptación. El art.54 prevé que si una resolución contiene una medida o una orden que no
es conocida en el ordenamiento jurídico de Estado miembro requerido, la medida o la orden se
adaptará, en lo posible, a una medida u orden conocida en el ordenamiento jurídico de dicho
Estado miembro que tenga efectos equivalentes y persiga una finalidad e intereses similares.
Dicha adaptación no tendrá más efectos que los dispuestos en el Derecho del Estado miembro
de origen.

Los arts.43.4 y 61 LCJIM establecen la misma regla de adaptación, que se garantiza


permitiendo que las partes impugnen ante un órgano jurisdiccional una defectuosa
adaptación por parte de las autoridades del Estado requerido encargadas del
reconocimiento de la resolución.

El reconocimiento tiende a procurar la fuerza ejecutiva en el foro de una sentencia


extranjera. Para conseguir dicho efecto es necesario recurrir a un procedimiento de
ejecución.
Los distintos regímenes de reconocimiento se dividen en diferentes opciones:

- Régimen contemplado en el Reglamento Bruselas I bis. Acudir directamente al


procedimiento de ejecución, resultando competente para decidir el reconocimiento el
mismo órgano que decida la ejecución, sin necesidad de declaración previa de
ejecutividad.
- Régimen Reglamento Bruselas I o Convenio de Lugano. Acudir directamente al
procedimiento de ejecución, si bien distinguiendo una fase previa de reconocimiento
o declaración de ejecutividad.
- Régimen contenido en el derecho interno español, arts.52 a 55 LCJIMC. Hace
referencia a un procedimiento previo y autónomo de homologación o execuátur, en
el que se decide previamente el reconocimiento y la declaración de ejecutividad,
creando un título de ejecución que pueda utilizarse posteriormente en un
procedimiento normal de ejecución.

Conforme el art.54.1 LCJIMC, la demanda de execuátur y la solicitud de ejecución podrán


acumularse en el mismo escrito, pero no se procederá a la ejecución hasta que se haya
dictado resolución decretando el execuátur. La competencia para el execuátur corresponde a
los Juzgados de Primera Instancia y en el ámbito de materias de su competencia a los Juzgados
de lo Mercantil (Art.51).

El reconocimiento establece en el foro la obligatoriedad o efecto de cosa juzgada material de


la sentencia extranjera, cuyo contenido vincula a las autoridades y órganos jurisdiccionales del
foro y se actúa el principio de non bis in ídem, que impide la iniciación en el foro de un nuevo
proceso con idénticas partes, objeto y causa, y se suscita como cuestión incidental en todo tipo
de procesos. Se alude así al efecto prejudicial de la sentencia extranjera.

La cosa juzgada material solo despliega sus efectos tras el reconocimiento, si bien los
derechos de las partes deben retrotraerse a la fecha de la sentencia extranjera.

Junto al efecto de cosa juzgada material, hacemos referencia al reconocimiento del efecto
constitutivo de determinadas decisiones. Las sentencias constitutivas se caracterizan por la
producción de un cambio o modificación en una situación jurídico-material. Se incluye tal
efecto como característico de toda sentencia constitutiva.

El art.222.3 de la LEC afirma la producción de efectos de cosa juzgada en las sentencias sobre
estado civil, matrimonio, filiación, capacidad, etc. Limita sus plenos efectos a su inscripción o
anotación en el Registro Civil.

El reconocimiento es necesario para lograr el efecto registral de las decisiones extranjeras. Tal
efecto consiste en el acceso al registro de la decisión extranjera como título para practicar la
inscripción registral.

Los arts.58 a 61 LCJIMC establecen el régimen general del reconocimiento registral de las
decisiones judiciales y los documentos públicos extranjeros en los registros mercantiles y de
la propiedad.

Las decisiones judiciales firmes o definitivas pueden ser objeto de inscripción registral,
cabiendo anotación preventiva. Independientemente del reconocimiento, el procedimiento
registral, los requisitos legales y efectos de los asientos registrales se someten a las reglas de
derecho interno español (Art.58).
No es necesario hacer referencia al procedimiento execuátur ni ningún procedimiento
especial (art.59.1), el encargado del registro comprueba que se cumplan las condiciones y
requisitos de la solicitud. Para proceder al reconocimiento registral, el encargado del registro
debe notificar la solicitud de inscripción a la parte contra la que se pide el reconocimiento,
conforme al art.59.2 LCJIMC. Si tal notificación es impracticable o el encargado del registro
desestima el reconocimiento, remitirá a las partes al procedimiento de execuátur o
reconocimiento principal, pudiendo a instancia de parte proceder a la anotación de la
suspensión de la inscripción. Según el art.59.3, la vía del reconocimiento principal a través del
execuátur está abierta a cualquiera que tenga un interés legítimo.

El régimen de reconocimiento registral de la LCJIMC puede quedar afectado o desplazado


por normas de origen institucional o convencional. Los arts.11 y 12 de la Ley de Jurisdicción
Voluntaria establece la posibilidad del reconocimiento registral automático de las decisiones y
actos de jurisdicción voluntaria extranjeros. El art.96 LRC establece un régimen específico para
el reconocimiento de las decisiones judiciales y actos de jurisdicción voluntaria extranjeros,
que somete a condiciones específicas, similares al ámbito del reconocimiento judicial.

La singularidad de esta reglamentación, además de la omisión de la inconciliabilidad con una


decisión dictada en España, se basa en que la decisión judicial extranjera, para servir de título
de inscripción registral, no necesita obtener el execuátur, ya que es posible el reconocimiento
automático ante el encargado del Registro, si bien los afectados por su resolución pueden
recurrirla ante la DGRN u optar por solicitar el execuátur.

La función de la Oficina Central del Registro Civil en orden a practicar la inscripción de los
documentos auténticos extranjeros judiciales y extrajudiciales y certificaciones extendidos en
Registros extranjeros.

La decisión extranjera puede producir, como cualquier otro documento público extranjero,
efectos probatorios al margen del reconocimiento, si cumplimenta las condiciones previstas en
los arts.144 y 323 LEC. En la legislación registral se contempla tal valor probatorio de las
sentencias extranjeras, permitiendo la anotación a título informativo, aunque no hayan sido
reconocidas.

El valor probatorio del documento público que sirve de soporte material a la sentencia
extranjera permite únicamente su utilización como medio de prueba de los hechos
relacionados. Así, si en los antecedentes de hecho de la ejecutoria consta un reconocimiento
de deuda o se da por probado el abandono del hogar, tales hechos pueden ser acreditados en
juicio aportando la sentencia extranjera, como documento público de prueba, que será
valorado por el juez español conforme a leyes españolas. El fallo o decisión no puede ser
utilizado para reconocer sus efectos de cosa juzgada, ejecutivo o constitutivo.
2. Decisiones susceptibles de reconocimiento
A. SENTENCIAS

La sentencia debe ser entendida de manera amplia. Se hace referencia al reconocimiento de


resoluciones (término más flexible), se refiere el art.2 de Reglamento Bruselas I bis:
Artículo 2

A los efectos del presente Reglamento, se entenderá por:

a) «resolución»: cualquier decisión adoptada por un órgano jurisdiccional de un Estado


miembro, con independencia de la denominación que reciba, tal como auto, sentencia,
providencia o mandamiento de ejecución, así como el acto por el cual el secretario judicial
liquide las costas del proceso.

A los efectos del capítulo III, «resolución» engloba las medidas provisionales o las medidas
cautelares acordadas por un órgano jurisdiccional competente, en virtud del presente
Reglamento, para conocer sobre el fondo del asunto. No se incluyen las medidas provisionales
y cautelares que el órgano jurisdiccional acuerde sin que el demandado sea citado a
comparecer, a no ser que la resolución relativa a la medida haya sido notificada al demandado
antes de su ejecución.

Una diferencia importante entre el Reglamento Bruselas I bis y el régimen de fuente interna,
junto con la mayor parte de los convenios internacionales, es que estos dos últimos parten
de que solo es posible el reconocimiento de resoluciones firmes.

El art.43.b) LCJI establece que:

Artículo 43. Definiciones.

A los efectos de este título se entenderá por:

a) Resolución: cualquier decisión adoptada por un órgano jurisdiccional de un Estado, con


independencia de su denominación, incluida la resolución por la cual el secretario judicial o
autoridad similar liquide las costas del proceso.

b) Resolución firme: aquella contra la que no cabe recurso en el Estado de origen

Sin embargo, en el caso de los Reglamentos, el criterio base es que cuando hablan de
resolución, no se refieren a resolución firme, sino que el Reglamento Bruselas I bis al definir
resolución, establece que, afectos de Capítulo III (reconocimiento y ejecución resoluciones),
resolución engloba medidas provisionales o cautelares adoptadas por órgano jurisdiccional
competente.

Se refiere a las decisiones judiciales extranjeras dictadas en procedimientos contenciosos y en


materia de derecho privado. El reconocimiento solo es posible respecto de las sentencias
declarativas, cuyos efectos pretendan obtenerse en España.

No es posible ejecutar en España sentencias extranjeras sin acudir a procedimientos de


ejecución de la legislación interna, convencional o institucional. Por ello, los tribunales
españoles tienen materia exclusiva en materia de reconocimiento y ejecución de
resoluciones extranjeras (art.24.5 Reglamento Bruselas I bis; art.22 LOPJ).
Tanto en el régimen convencional como en el común se exige el requisito de firmeza como
condición para el reconocimiento de sentencias dictadas en procedimientos contenciosos,
aunque existen ciertas excepciones (Art.41 y 46 LCJIMC).

El art.525.2 LEC establece la improcedencia de la ejecución provisional de sentencias


extranjeras no firmes, sin perjuicio de lo dispuesto en convenios internacionales.

La firmeza hace referencia a la noción de cosa juzgada en sentido formal, es decir, la no


impugnabilidad de la sentencia dentro de un mismo proceso (art.43.b LCJIM). Tras este
límite, corresponde al derecho procesal extranjero determinar cómo y en qué condiciones una
decisión no es susceptible de ulterior impugnación o recurso en un mismo proceso. No deben
utilizarse por analogía los supuestos que en el ordenamiento español producen el efecto de
cosa juzgada formal.

La prueba de la firmeza de la decisión se consigue a través de la aportación de la propia


ejecutoria, o documento público donde consigne la sentencia firme, de parte de quien
requiere el reconocimiento, o bien mediante certificación o diligencia del tribunal que ha
dictado la sentencia. Se admite la certificación registral de la inscripción en una sentencia
sobre estado civil en el extranjero como prueba de su firmeza.

El régimen de reconocimiento de la LCJIMC requiere la firmeza de la decisión judicial


extranjera dictada en un procedimiento contencioso como condición de reconocimiento, si
bien de forma excepcional, según el art.41.4 LCJIMC existe posibilidad de reconocer medidas
provisionales y cautelares

La firmeza no es una condición de reconocimiento previsto en los Reglamentos comunitarios.


El sistema de reconocimiento y ejecución incluye sentencias provisionales, siempre que sean
ejecutivas en el país de origen.

Según el art.38 del Reglamento Bruselas I bis, el tribunal de un Estado contratante al que se
hubiese solicitado el reconocimiento o la ejecución de una resolución dictada en otro Estado
contratante, podrá suspender el procedimiento si dicha resolución fuese objeto de un recurso
ordinario en el Estado de origen.

El art.51 del Reglamento Bruselas I bus establece la cautela de que el tribunal del Estado
requerido ante el que se plantee un recurso contra el reconocimiento o la ejecución, puede
suspender el procedimiento si la resolución extranjera hubiese sido objeto de recurso
ordinario en el Estado de origen o si el plazo para interponerlo no hubiese expirado. En su
decisión de suspensión, el tribunal del Estado requerido que conoce del recurso no puede
tomar en consideración los motivos que invoque el juez extranjero.

El requisito relativo a la ejecutividad de la sentencia en el Estado de origen no debe


confundirse con su efectividad.
B. TITULOS EJECUTIVOS EUROPEOS

El Reglamento 805/2004, por el cual se establece un título ejecutivo europeo para créditos no
impugnados, contiene por primera vez en nuestro sistema un régimen de ejecución inmediata
sin necesidad de reconocimiento alguno, de determinados títulos ejecutivos extranjeros.

A partir del 21 de octubre de 2005 (art.33.2), se reserva tal privilegio a sentencias,


resoluciones judiciales, transacciones judiciales y documento público con fuerza ejecutiva
que provengan de Estados miembros de la UE, excepto Dinamarca, y vengan referidos a
créditos no impugnados en el sentido del art.3. Se extiende a decisiones que resuelvan los
recursos relativos a dichos títulos.

El Reglamento será útil para la ejecución inmediata de las sentencias dictadas en


procedimientos monitorios. El Reglamento es compatible con la solicitud de reconocimiento y
ejecución de conformidad con el Reglamento Bruselas I bis, correspondiendo tal opción al
solicitante o acreedor.

El mecanismo de funcionamiento de Reglamento exige que la autoridad de origen, a petición


de parte, certifique el título como un título ejecutivo europeo (Art.6), expidiéndolo de
conformidad con el formulario normalizado. En el caso de decisiones judiciales sobre créditos
no impugnados, la certificación queda reservada a la autoridad judicial y exige que el Estado
miembro haya optado por adaptar su sistema jurídico para permitir la revisión de la resolución
por el deudor contemplada en el art.19 del Reglamento.

La expedición de un título ejecutivo europeo implica la ejecutividad inmediata del título en


otros Estados miembros, sin que sea necesaria ninguna declaración de ejecutividad, ni pueda
impugnarse ni oponerse condición alguna a su reconocimiento. En España, el título será
equivalente a un título ejecutivo español y permitirá el acceso directo al procedimiento de
ejecución de los arts.538 y ss. LEC, bastando la presentación de la copia de la resolución, del
certificado del título ejecutivo y una traducción.

El procedimiento de ejecución se rige por la ley del Estado requerido, y el Reglamento se


limita a disponer que la denegación de la ejecución únicamente procede si el título ejecutivo
europeo es incompatible con una resolución dictada con anterioridad en el Estado miembro de
ejecución o incluso en un tercero Estado, siempre que exista identidad de objeto y partes.

Condiciones referidas a garantías relativas a la notificación del deudor y a la información


acerca del crédito que debe acompañar a la notificación. No cabe certificación como título
ejecutivo de sentencias recaídas en rebeldía, cuando han sido dictadas contra un demandado
cuyo domicilio sea desconocido.

Una subespecie de título ejecutivo europeo es el requerimiento europeo de pago, que emana
del Reglamento 2015/2421, por el que se establece un proceso monitorio europeo.

El requerimiento europeo de pago es ejecutivo en los demás Estados miembros sin necesidad
de ningún procedimiento de reconocimiento, execuátur o declaración de ejecutividad. La
ejecución solo puede ser denegada por causas tasadas y vinculadas con una decisión anterior
o a la excepción de pago.
La caracterización de título ejecutivo europeo es extensible a decisiones adoptadas en otros
Estados miembros relativas a los derechos de visita y de restitución del menor, en virtud del
Reglamento 2201/2003, Bruselas II.

No es equivalente el sistema de ejecución de decisiones extranjeras del Reglamento Bruselas I


bis, aunque elimina la declaración de ejecutividad o execuátur, se mantiene un control de
condiciones de reconocimiento y ejecución por la autoridad del Estado requerido,
circunstancia que diferencia dicho control del propio título ejecutivo europeo, que se produce
ante la autoridad de origen.

C. LAUDOS ARBITRALES

El reconocimiento en España de los laudos arbitrales extranjeros se sustancia a través de


mecanismos convencionales, aplicándose de manera universal en España, al no haberse
efectuado la reserva prevista del art.3 del Convenio de Nueva York de 1958 sobre
reconocimiento y ejecución de sentencias arbitrales extranjeras, complementado por el
Convenio europeo sobre arbitraje comercial internacional de 1961.

En estos casos, el punto de partida son dos empresas que celebran un contrato y en el marco
de tal contrato, las empresas pueden someterse a los tribunales de un Estado. En la práctica en
ocasiones las partes en el ámbito internacional se someten a un arbitraje, que facilita que la
resolución se deslocalice. El arbitraje puede ser institucional (sede en París, CCI) que se decide
mediante un tribunal arbitral. Se puede tratar de anular el laudo en el país donde tiene su sede
el órgano arbitral. Para que tenga fuerza ejecutiva debe ser reconocido y ejecutado en España.

Se aplica el Convenio de Nueva York de 1958.

Actualmente se regula por el art.46.2 de la Ley de Arbitraje de 2003 y en el art.73.2 del


Reglamento de Bruselas I bis. La jurisprudencia establece la retroactividad en su aplicación.

Con independencia de lo dispuesto en el régimen convencional multilateral, de carácter


general, que vincula a nuestro país, el reconocimiento y la ejecución de laudos arbitrales
extranjeros se incluye en algunos textos de carácter bilateral. Junto a ellos, encontramos una
serie de convenios multilaterales, que tratan sobre materias específicas, y contienen
disposiciones concretas relativas a la eficacia extraterritorial de los laudos arbitrales sobre
dichas materias.

Destaca la regulación en los arts.12 a 16 del Convenio internacional relativo a transportes


internacionales por ferrocarril (COTIF, 1980).

El Convenio de Nueva York establece una regla de compatibilidad con los convenios
bilaterales relativos al reconocimiento y ejecución de las sentencias arbitrales realizado por
los Estados Contratantes, propiciando el favor recognitionis, que se regula en el art.46.2 de
la Ley de Arbitraje.

El régimen especial del Convenio de Nueva York no se extiende a cuestiones de competencia ni


de procedimiento de reconocimiento, con excepción de ciertas cuestiones puntuales de los
arts.4 y 5, por lo que se aplica el procedimiento previsto en los arts.50 a 55 de la LCJIMC, con
la salvedad prevista en el art.73.1 c) LOPJ, que atribuye competencia para el reconocimiento
de laudos arbitrales a la Sala de lo Civil TSJ.

El régimen del Convenio de Nueva York se centra en las condiciones de reconocimiento,


reguladas en el art.5 sobre el principio de ausencia de revisión en cuanto al fondo.
En el caso del arbitraje gran cantidad de Estados son parte de este convenio y el
reconocimiento y ejecución de laudos, salvo situaciones excepcionales, no se deniega su
reconocimiento y ejecución, siendo un elemento que favorece el recurso del arbitraje.

Las causas de denegación se dividen en dos (art.5 del Convenio de Nueva York):

- Aquellas causas que deben ser alegadas exclusivamente a instancia de parte


(inexistencia o nulidad del acuerdo arbitral; garantía de los derechos de las partes;
incongruencia entre el contenido de la sentencia y el de acuerdo arbitral; irregularidad
en la constitución del tribunal arbitral o en el procedimiento; carácter no obligatorio
de la sentencia). El objeto de controversia no fuere susceptible de arbitraje, motivo
poco contundente.
- Aquellas causas apreciables de oficio (falta de arbitrabilidad de objeto de la
controversia y contrariedad del laudo con el orden público).
D. MEDIDAS PROVISIONALES Y URGENTES

La ausencia de firmeza de las medidas provisionales y cautelares impide su reconocimiento en


el régimen común español. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de regímenes
convencionales, el régimen común de reconocimiento admite la posibilidad de reconocer y
ejecutar medidas provisionales y cautelares (art.41.4 LCJIMC). Es una posibilidad limitada y
condicionada:

- Solo se admite el reconocimiento de aquellas medidas que se hayan adoptado con


audiencia de la otra parte. No se reconocerán las medidas provisionales o cautelares
adoptadas inaudita altera pars.
- El reconocimiento estará sujeto a causas de denegación contempladas en el art.46,
solo procede si el reconocimiento es estrictamente necesario para garantizar la tutela
judicial efectiva.
- La condición prevista en el art.41.4 puede restringir las posibilidades de
reconocimiento. Puede entenderse que no hay vulneración de la tutela judicial
efectiva si los tribunales españoles tienen competencia para adoptar la medida
cautelar. Dada la formulación de tal competencia en el art.22 sexies LOPJ, en medidas
de embargo, por ejemplo, los tribunales españoles podrán adoptar medidas cautelares
en supuestos de medidas adoptadas por tribunales españoles que pretendan
ejecutarse en España, por lo que el reconocimiento no sería necesario para garantizar
la tutela judicial efectiva. Otras consideraciones pueden alterar tal planteamiento,
como es la urgencia de la efectividad de la medida cautelar para garantizar la tutela
judicial efectiva, puede aconsejar el reconocimiento y ejecución de la medida
adoptada ya por un tribunal extranjero. Tal posibilidad se contiene en el régimen
multilateral de Bruselas y Lugano, en los Reglamentos europeos y en determinados
convenios específicos en materias como alimentos o protección de menores. A su vez,
algunos textos bilaterales admiten el reconocimiento de medidas provisionales y
cautelares de conformidad con el régimen de reconocimiento en ellos contenido.

El Reglamento Bruselas I bis excluye expresamente el reconocimiento de resoluciones que


contengan medidas cautelares y provisionales adoptadas inaudita altera pars, es decir, sin
citación del demandado, a menos que sean notificadas al demandado antes de su ejecución,
lo que no impide que estas medidas, excluidas del ámbito de aplicación del Reglamento,
puedan ser reconocidas si así lo prevé el régimen común de reconocimiento.
Por otra parte, las medidas cautelares adoptadas por un tribunal de un Estado miembro que
carezca de competencia sobre el fondo, tal y como establece el Reglamento, tendrán efectos
territoriales y no serán objeto de reconocimiento o ejecución en otros estados miembros
(Art.33).

El control de tales condiciones se establece a partir de documentos y certificados exigidos en el


art.42.2.

El Reglamento Bruselas I bis establece que toda resolución con fuerza ejecutiva podrá aplicar
las medidas cautelares previstas en la legislación de Estado miembro requerido (art.40).

El Juzgado de Primera Instancia se encarga de la ejecución de la medida cautelar, sin


perjuicio de que quepa una revocación de tales medidas si prospera el recurso de apelación o
el recurso contra el despacho de la ejecución en el caso del Reglamento Bruselas I bis. Esta es
la excepción establecida en el art.43.3 del Reglamento Bruselas I bis.

En el ámbito de la UE debe tenerse en cuenta que, el carácter equivalente a un título ejecutivo


europeo de ciertas medidas cautelares, como las ordenes de retención de cuentas adoptadas
de conformidad con el Reglamento 655/2014, por el cual se establece el procedimiento
relativo a la orden europea de retención de cuentas a fin de simplificar el cobro transfronterizo
de deudas en materia civil y mercantil. Su régimen de reconocimiento se prevé en los arts.22 a
32 de dicho Reglamento.

Debe tenerse en cuenta el régimen específico establecido para la eficacia transfronteriza de


medidas de alejamiento en el marco de protección de personas y víctimas de delitos,
contempladas en el Reglamento 606/2013 relativo al reconocimiento mutuo de medidas de
protección en el ámbito civil.

3. Tipos de reconocimiento
A. RECONOCIMIENTO AUTOMÁTICO E INCIDENTAL

El reconocimiento automático se refiere a actuar sin un procedimiento especial;


reconocimiento autónomo hace referencia a su regulación según las reglas de fuente interna.

Los tipos de reconocimiento tratan del procedimiento a seguir para obtener el


reconocimiento.

Nuestra legislación tenia actualmente el procedimiento de execuátur. Es un procedimiento (en


ocasiones la ley subordina el que la resolución extranjera pueda ser reconocida y en particular
el que pueda a llegar a tener fuerza ejecutiva en España, cuyo único objetivo sea ese por parte
del Tribunal. Es un procedimiento especial cuya única finalidad es esta.

En ocasiones, tal procedimiento no es necesario, para tratar de facilitar el reconocimiento se


contempla el reconocimiento automático, sin procedimiento especial. El reconocimiento
automático puede reconocer o no tal resolución.

En principio, actualmente, el reconocimiento siempre es “automático”, es decir, no se


subordina a un procedimiento especial. Ejemplo de ello es el art.36 del Reglamento Bruselas
I bis. Esto no garantiza que se reconozca finalmente tal resolución.
Artículo 36

“1. Las resoluciones dictadas en un Estado miembro serán reconocidas en los demás Estados
miembros sin necesidad de procedimiento alguno”.

En España, la LCJI es que cabe el reconocimiento automático como regla general, tal y como
establece el art.44.2:

“Cuando el reconocimiento de una resolución extranjera se plantee de forma incidental en un


procedimiento judicial, el juez que conozca del mismo deberá pronunciarse respecto a dicho
reconocimiento en el seno de cada procedimiento judicial según lo dispuesto en las leyes
procesales. La eficacia del reconocimiento incidental quedará limitada a lo resuelto en el
proceso principal y no impedirá que se solicite el exequátur de la resolución extranjera”.

El execuátur se define en el art.42:

1. El procedimiento para declarar a título principal el reconocimiento de una resolución judicial


extranjera y, en su caso, para autorizar su ejecución se denominará procedimiento de
exequátur.

2. El mismo procedimiento se podrá utilizar para declarar que una resolución extranjera no es
susceptible de reconocimiento en España por incurrir en alguna de las causas de denegación
previstas en el artículo 46.

En nuestro sistema de fuente interna y en principio, en todos los convenios internacionales,


cuando lo que se pretende hacer valer la eficacia ejecutiva de una resolución extranjera,
siempre es necesario tramitar el execuátur.

El más importante es el Reglamento Bruselas I bis tras la supresión del execuátur, recogido en
el art.39.1 bis

El ámbito espacial de estos reglamentos se refiere a los Estados miembros, con ciertas
excepciones en determinadas materias.

Debemos así tener en cuenta de que trata la materia cuya resolución requiere. El Reglamento
Bruselas I bis regula este ámbito, excluyendo el artículo 1 ciertas materias. En estas materias
excluidas, se regulan a partir de otros reglamentos particulares.

Cuando no se plantea entre Estados miembros tal reconocimiento o cuando se trata de una
cuestión no incluida en ningún de los anteriores reglamentos, debemos acudir a los convenios
internacionales.

Con respecto a los convenios internacionales, debemos tener en cuenta que, en principio
solo se aplican de manera recíproca, es decir, en la medida en que ambos países en los
cuales se plantea la cuestión sean parte del convenio. En virtud del principio de primacía, en
caso de ausencia de reglamento y de convenio internacional, se aplicaría Ley Cooperación
Jurídica Internacional (régimen de fuente interna).

Por tanto, el régimen aplicable depende de dos aspectos:

- Del país que provenga la resolución.


- Materia o materias tratadas por el asunto.
El reconocimiento automático es la alternativa más sencilla y menos gravosa para establecer el
reconocimiento de las decisiones extranjeras, si se exceptúa la ejecución inmediata de títulos
ejecutivos europeos.

El reconocimiento automático consiste en el reconocimiento sin necesidad de procedimiento


especial. No es incondicional ni inmediato, simplemente, sin necesidad de un procedimiento
previo de homologación. La posibilidad de reconocimiento automático confiere al solicitante
del reconocimiento un derecho de invocación directa de la decisión extranjera ante la
autoridad competente para conceder el efecto ejecutivo, de cosa juzgada, registral o
constitutivo requerido, que deberá proceder a analizar si tal decisión cumple las condiciones
exigidas y en su caso, conceder el reconocimiento.

Por lo tanto, si se trata de hacer valer el efecto registral, el reconocimiento automático


supone una derogación de la necesidad de execuátur ante el Juzgado de Primera Instancia o
de lo Mercantil, que solo es exigible si lo que se pretende es el efecto ejecutivo (art.50
LCJIMC)

Será el Encargado de Registro quien determine la adecuación de la decisión con las


condiciones previstas en el régimen aplicable. La LCJIMC establece el mecanismo de
reconocimiento automático en los arts.44, 50 y 59.

La ley distingue entre reconocimiento y ejecución, requiriendo execuátur solo para la


ejecución y el reconocimiento a título principal.

El reconocimiento automático se reconoce en textos institucionales y convencionales. El


art.36.1 Reglamento Bruselas I bis, Convenios de Bruselas y de Lugano, establecen que las
resoluciones dictadas en un Estado contratante serán reconocidas en los demás Estados
contratantes sin necesidad de procedimiento alguno.

Así, la jurisprudencia establece que una resolución extranjera reconocida debe tener, en
principio, en el Estado requerido los mismos efectos que tiene en el Estado de origen. Las
decisiones dictadas en un Estado contratante gozan de efecto de cosa juzgada en todo el
territorio comunitario, desde el día en que se dictan, produciendo efectos ipso iure o de pleno
derecho.

El principio de reconocimiento automático no significa eficacia automática. Si se rechaza el


reconocimiento de la sentencia del Estado parte por alguna de las condiciones del convenio, la
decisión no produce efectos.

Efectos preclusivos que pueda tener dicha decisión sobre la apertura de un nuevo
procedimiento en otro Estado parte, dado que la sentencia de un Estado miembro sirve para
interponer en un procedimiento en el foro la excepción de cosa juzgada, que lleva al juez al
eventual reconocimiento de tal decisión.

El reconocimiento automático implica la posibilidad de instar el reconocimiento de forma


directa ante la autoridad ante la que se pretende hacer valer su eficacia, pero no impide que
dicha autoridad proceda a controlar sus condiciones. La procedencia de tal control
dependerá de lo dispuesto en cada régimen de reconocimiento.

El ámbito de aplicación del efecto automático se refiere al reconocimiento registral. En materia


de causas matrimoniales, el régimen de reconocimiento del Reglamento Bruselas II bis habilita
la invocación y el reconocimiento directo de la sentencia ante el encargado del Registro.
Sin embargo, tal reconocimiento es incondicional, en la medida en que el Reglamento
Bruselas II bis, al igual que los convenios bilaterales, no excluye el control de las condiciones
de reconocimiento de oficio por la autoridad ante la que se solicite el reconocimiento, ya sea
por vía principal, incidental o automática. Como consecuencia, el encargado del Registro debe
llevar a cabo el control de las condiciones de reconocimiento de oficio, sin perjuicio de que los
interesados puedan impugnar su resolución mediante la solicitud de declaración de
ejecutividad del Reglamento. Tal control es necesario en materias donde priman intereses
públicos y el principio inquisitivo.

El régimen del Reglamento Bruselas I bis establece con carácter general el reconocimiento
automático para el procedimiento ejecutivo, de forma que no es necesaria una declaración
previa de ejecutividad o execuátur (art.39). El solicitante de la ejecución alude directamente a
la autoridad encargada del procedimiento de la ejecución. El control de condiciones solo
prosperará a instancia de parte si una de las partes interpone, ante el órgano jurisdiccional
designado por el Estado miembro, una solicitud de denegación de reconocimiento (art.45).

En consecuencia, el Registrador, incluso si se admite que realiza un acto de ejecución impropia,


debe proceder a la inscripción de la decisión extranjera sin proceder a examen de condiciones
de reconocimiento, bastando con el que el solicitante aporte la copia de la resolución y el
certificado de los arts.37 a 52 del Reglamento. Podrá suspender la inscripción se plantea ante
el órgano jurisdiccional competente una solicitud de declaración de pertinencia del
reconocimiento o una solicitud de denegación del reconocimiento, pero no estaría habilitado
para realizar dicho control fuera de estas circunstancias.

Como contrapartida al efecto ejecutivo automático, se establece que, una vez recibida la
solicitud de ejecución, debe notificarse el certificado preceptivo que acompaña a la solicitud
a la persona contra la que se insta la ejecución, para facilitar su derecho a solicitar ante el
órgano jurisdiccional correspondiente la denegación del reconocimiento.

En el ámbito registral, se exige que antes de proceder a la primera medida de ejecución


registral (anotación o inscripción), el encargado del Registro notifique la solicitud de
inscripción a las personas afectadas o interesadas en dicha inscripción, a los efectos que
puedan instar la solicitud de denegación del reconocimiento, que suspendería la inscripción
(art.59.2 LCJIMC).

En el caso del reconocimiento incidental el art.36.3 del Reglamento Bruselas I bis, no se refiere
a la invocación del reconocimiento como cuestión incidental, sino a la invocación de la
denegación del reconocimiento, por lo que el reconocimiento incidental solo permite el
control de condiciones y la denegación del reconocimiento a instancia de parte.

Por otra parte, el Reglamento Bruselas I bis confirma que el reconocimiento incidental se
limita a supuestos referidos a procedimientos ante órganos jurisdiccionales.

En conclusión, el Reglamento Bruselas I bis confirma que el reconocimiento registral es un


supuesto de reconocimiento automático, no incidental, o de ejecución impropia, en el que la
autoridad ya no está habilitada para controlar las condiciones de reconocimiento, que
únicamente pueden ser aplicadas en caso de invocarse por las partes de la denegación de tal
reconocimiento.
El Reglamento Bruselas I bis introduce la fórmula del reconocimiento automático para el
efecto ejecutivo de decisiones y actos procedentes de otros Estados miembros, al no
requerir una declaración previa de ejecutividad o execuátur (Art.39). El título ejecutivo
extranjero, acompañado de las certificaciones necesarias, se invoca directamente ante el
órgano jurisdiccional encargado de la ejecución, y el control de condiciones únicamente
procede, a instancia de parte, si se solicita la denegación del reconocimiento el órgano
jurisdiccional designado en cada Estado miembro.

La propia naturaleza del reconocimiento automático justifica que, su admisión siempre se


acompañe de la posibilidad del reconocimiento incidental en el juicio de la sentencia
extranjera. El art.44.2 LCJIMC señala que cuando el reconocimiento de una resolución
extranjera se plantee de forma incidental en un procedimiento judicial, el juez que conozca del
mismo deberá pronunciarse respecto a dicho reconocimiento en el seno de cada
procedimiento judicial según las leyes procesales.

Tanto el reconocimiento automático como el incidental carecen de efecto de cosa juzgada, la


decisión de reconocimiento agota sus efectos en el procedimiento o ante la autoridad a la
que se solicita (art.44 LCJIMC).

Una inscripción registral basada en el reconocimiento automático no impide el reconocimiento


de la misma decisión sea rechazado por una autoridad distinta.

No debemos confundir la ausencia de efectos de cosa juzgada de la decisión de


reconocimiento automático o incidental, con la posibilidad de hacer valer el efecto de cosa
juzgada de la decisión extranjera a través de un reconocimiento automático o incidental. Si
ante un Juzgado español se inicia un procedimiento ya resuelto por sentencia firme en un
país extranjero, el demandado puede oponerse interponiendo una excepción de cosa
juzgada apoyada en la decisión extranjera. Si existe posibilidad de reconocimiento
incidental, el Juez español valorara en caso necesario si la decisión extranjera cumple las
condiciones legales para el reconocimiento, y si es así, aceptara la excepción. Su resolución
no procede efectos más allá de procedimiento abierto ante dicho Juzgado de Primera
Instancia.

B. RECONOCIMIENTO AUTÓNOMO: EL PROCEDIMIENTO DE EXEQUÁTUR

Se plantean dos tipos de cuestiones:

- Procedimiento a seguir para que la resolución extranjera despliegue sus efectos en


España. Respecto a las cuestiones de procedimiento podemos distinguir entre:
1. Reconocimiento. Hace referencia a que, en qué medida despliega sus efectos
constitutivos o de inscripción en el Registro, efectos de cosa juzgada. Con respecto al
reconocimiento, en principio hay dos posibilidades:
a) Procedimiento especial (execuátur). Es un procedimiento cuyo su único objeto es
que se declare el reconocimiento o la fuerza ejecutiva en España de una resolución
extranjera.
b) Procedimiento automático o incidental. Es un procedimiento sin execuátur, sin
llevar a cabo un proceso especial. En la medida en que es posible el procedimiento
automático.
La Ley de Cooperación Jurídica Internacional en su artículo 42 establece que:
Artículo 42. Procedimiento de exequátur.
1. El procedimiento para declarar a título principal el reconocimiento de una resolución
judicial extranjera y, en su caso, para autorizar su ejecución se denominará
procedimiento de exequátur.
2. El mismo procedimiento se podrá utilizar para declarar que una resolución
extranjera no es susceptible de reconocimiento en España por incurrir en alguna de las
causas de denegación previstas en el artículo 46.
El execuátur solo será necesario cuando se pretende obtener la declaración de
ejecutividad o una declaración de reconocimiento a título principal (alguien presenta
una demanda que declare que la resolución extranjera es susceptible de
reconocimiento en España).
El art.44.2 LCJICM establece que:
Artículo 44. Reconocimiento.
2. Cuando el reconocimiento de una resolución extranjera se plantee de forma
incidental en un procedimiento judicial, el juez que conozca del mismo deberá
pronunciarse respecto a dicho reconocimiento en el seno de cada procedimiento
judicial según lo dispuesto en las leyes procesales. La eficacia del reconocimiento
incidental quedará limitada a lo resuelto en el proceso principal y no impedirá que se
solicite el exequátur de la resolución extranjera.
Esto solo cabe en la medida en que se admita el procedimiento automático o
incidental. Este reconocimiento produce efectos limitados, no tiene la eficacia
general de pronunciamiento de execuátur.
Artículo 59. Inscripción de resoluciones judiciales extranjeras.
1. No se requerirá procedimiento especial para la inscripción en los Registros españoles
de la Propiedad, Mercantil y de Bienes Muebles de las resoluciones judiciales
extranjeras que no admitan recurso con arreglo a su legislación, ya se trate de
resoluciones judiciales firmes o de resoluciones de jurisdicción voluntaria definitivas. Si
no fueren firmes o definitivas, solo podrán ser objeto de anotación preventiva.
Tal precepto establece que cuando se pretende utilizar una resolución extranjera
como título de inscripción en los registros españoles, cabe el procedimiento
automático o incidental.
2. Ejecución. Es relevante cuando se pretende utilizar la sentencia extranjera como
título ejecutivo. En principio, las resoluciones extranjeras deben declararse ejecutivas
en España, es decir, declarar su ejecutividad en España, siendo ejecutada
posteriormente conforme a las normas españolas. Para la ejecución siempre será
necesario el procedimiento especial o execuátur.
El art.36 del Reglamento Bruselas I bis establece:
1. Las resoluciones dictadas en un Estado miembro serán reconocidas en los demás Estados
miembros sin necesidad de procedimiento alguno.
2. Cualquier parte interesada podrá solicitar, de conformidad con el procedimiento previsto en
la subsección 2 de la sección 3que se dicte una resolución en la que se declare que no
concurren los motivos de denegación del reconocimiento que se recogen el artículo 45.
3. Si la denegación del reconocimiento se invoca como cuestión incidental de la que depende la
conclusión de un procedimiento ante un órgano jurisdiccional de un Estado miembro, dicho
órgano jurisdiccional será competente para conocer de tal cuestión.
El art.21 del Reglamento Bruselas II bis establece que:
1. Las resoluciones dictadas en un Estado miembro serán reconocidas en los demás Estados
miembros sin necesidad de recurrir a procedimiento alguno.
2. En particular, y sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado 3, no se requerirá ningún
procedimiento especial para la actualización de los datos del registro civil de un Estado
miembro sobre la base de las resoluciones en materia de divorcio, separación judicial o nulidad
matrimonial dictadas en otro Estado miembro y que ya no admitan recurso con arreglo a la
legislación de este último.
Tales procedimientos tienen efectos limitados. Se puede posteriormente seguir el
procedimiento de execuátur para obtener un reconocimiento general.
Los distintos convenios internacionales reconocen el procedimiento automático o incidental,
sin necesidad de execuátur.
Con respecto al reconocimiento, solo se plantea cuando alguien busca obtener una declaración
general de reconocimiento.
Cuando se plantea reconocer la eficacia ejecutiva de una resolución extranjera en España, no
será posible utilizar el procedimiento automático. Así, en principio, cuando lo que se plantea es
el despliegue de efectos ejecutivos, el criterio general es que siempre es necesario tramitarse
según el procedimiento de execuátur (Art.42.1 LCJIMC).
El art.50 de esta misma ley, referido a la ejecución, establece:
1. Las resoluciones judiciales extranjeras que tengan fuerza ejecutiva en el Estado de origen
serán ejecutables en España una vez se haya obtenido el exequátur de acuerdo con lo previsto
en este título.
2. El procedimiento de ejecución en España de las resoluciones extranjeras se regirá por las
disposiciones de la Ley de Enjuiciamiento Civil, incluyendo la caducidad de la acción ejecutiva.
3. Podrá solicitarse la ejecución parcial de una resolución.
La competencia se atribuye a los Juzgados de Primera Instancia y en ciertas materias a los
Juzgados de lo Mercantil, regulado el procedimiento de execuátur en los arts.52 a 55 de la Ley
de Cooperación Jurídica Internacional. Para que, en virtud de un convenio internacional, una
resolución tenga eficacia jurídica en España, requiere el execuátur. Puede ser que un convenio
regule su propio procedimiento de execuátur, aunque actualmente esto tiene poca relevancia,
por la prevalencia aplicativa de las normas institucionales.
La regla general es la remisión del procedimiento de execuátur a la legislación interna de cada
Estado.
Los reglamentos de la Unión Europea han regulado su propio procedimiento de execuátur, es
decir, tradicionalmente ha sido un procedimiento menos gravoso en lo que tiene que ver con
el procedimiento, a los establecidos en ordenamientos internos.
El Reglamento sobre título jurídico europeo, 805/2004, establece un régimen particular, ya
que contempla que determinadas autoridades puedan al final de un procedimiento exigir un
título que se pueda certificar como título jurídico europeo, constando un crédito no
impugnado y estando subordinado a controles previos. Este reglamento suprime el
execuátur y elimina el control de las condiciones o motivos por los cuales se puede negar el
reconocimiento o la ejecución (el motivo de denegación es una resolución inconciliable).
El Reglamento Bruselas I bis también suprime el execuátur, pero de manera diferente al
anterior reglamento. En este caso, el art.39 establece que: Las resoluciones dictadas en un
Estado miembro que tengan fuerza ejecutiva en él gozarán también de esta en los demás
Estados miembros sin necesidad de una declaración de fuerza ejecutiva. Este artículo elimina el
execuátur.
El art.46 del Reglamento Bruselas I bis:
Artículo 46 (Denegación de la ejecución):
La ejecución de una resolución se denegará, a petición de la persona contra la que se haya
instado la ejecución, por cualquiera de los motivos mencionados en el artículo 45.
En este artículo, los mismos motivos para denegar el execuátur, ahora son los motivos que
permiten denegar la ejecución. Estos motivos no se controlan en el procedimiento de
execuátur, sino en el procedimiento de ejecución.
Mientras el Reglamento 805/2004 suprime a su vez los controles y el execuátur, el Reglamento
Bruselas I bis elimina el execuátur, pero no los controles, que se establecen en el
procedimiento de ejecución, con ciertas particularidades. En esta medida se refiere al control
por parte de las legislaciones internas, que contienen normas relativas a su aplicación en
España (disposición final veinticinco de la LEC).

- Condiciones de la resolución extranjera para que pueda ser reconocida o en base a


qué motivos puede denegarse su reconocimiento. Con respecto a las condiciones o
motivos, el esquema se refiere a que, si se aplica el Reglamento Bruselas I bis, los
motivos de denegación se basan en el art.45. Si se aplica la fuente interna, el art.46
LCJIMC. Existe más control en el régimen de fuente interna.

Ambas cuestiones pueden variar según el régimen aplicable.


El reconocimiento automático tiene el inconveniente de ser provisional.

- Es un reconocimiento que carece de fuerza vinculante, por lo que existe la posibilidad


de posturas contradictorias entre diferentes autoridades judiciales y administrativas
respecto de una misma decisión.
- En el caso del reconocimiento incidental en juicio, no solo se trata de un
reconocimiento no vinculante en un proceso distinto, sino que, en el mismo proceso,
puede ser revisado en ulteriores instancias.

Con el fin de solventar tal provisionalidad, se establece la posibilidad de que, en caso de


oposición al reconocimiento para evitar la disparidad de criterios, el interesado puede
entablar un procedimiento autónomo o especial, donde se declare el reconocimiento con
carácter principal y efecto vinculante, es decir, produciendo efecto de cosa juzgada material.

Es una posibilidad que establecería un procedimiento autónomo similar al de execuátur


(arts.52 a 55 LCJIMC).

En el régimen común, las decisiones extranjeras deben someterse a un procedimiento


autónomo de homologación, cuando lo que se pretende es el efecto ejecutivo de la decisión, la
LCJIMC denomina a tal proceso exequátur. Este procedimiento es apto para declarar el
reconocimiento o no reconocimiento a título principal y a cualquier efecto (art.42 LCJIMC).

Características del execuátur:

- Autonomía. Es la característica que lo diferencia del reconocimiento automático e


incidental. El procedimiento de execuátur no es un procedimiento de ejecución, sino
un procedimiento declarativo de reconocimiento u homologación (objeto del
proceso).
El efecto ejecutivo de una decisión no es siempre la finalidad de este procedimiento,
pero, aunque se pretenda el efecto ejecutivo, el procedimiento de execuátur se
establece como un presupuesto de la ejecución (declaración de ejecutividad), pero
simplemente transforma la decisión extranjera en un título de ejecución. Esta se
realizará posteriormente de la misma forma en que se ejecuta una decisión española,
siendo aplicables las reglas sobre el procedimiento de ejecución de la LEC, incluyendo
las reglas sobre caducidad de la acción ejecutiva (art.50 LCJIMC). La jurisprudencia ha
establecido la imposibilidad de casación en un procedimiento de ejecución de
sentencia extranjera que previamente había obtenido el execuátur.
El procedimiento execuátur debe respetar los derechos de defensa y a una tutela
judicial efectiva.
La competencia para resolver acerca del reconocimiento corresponde a los Juzgados
de Primera Instancia y, en el ámbito de materias de su competencia, a los Juzgados
de lo Mercantil correspondientes al domicilio de la persona contra la que se dirige el
reconocimiento a quien se refieren los efectos de la decisión extranjera. En su
defecto, la competencia territorial recaerá en los juzgados correspondientes al lugar
de ejecución o de producción de efectos de la resolución que se pretende reconocer
y aquellos ante los que se plantee la demanda de execuátur (art.52 LCJIMC). El art.86
LOPJ introdujo la competencia de los Juzgados de lo Mercantil para el reconocimiento
y ejecución de sentencias y demás resoluciones judiciales extranjeras, cuando versen
sobre materias de su competencia, salvo lo dispuesto en tratados y normas
internacionales.
El art.52.3 LCJIM prevé que, si la parte contra la que se insta el exequátur estuviera
sometida a un proceso concursal en España y la resolución extranjera tuviese por
objeto algunas de las materias competencia del juez del concurso, la competencia para
conocer de la solicitud de exequátur corresponderá al juez del concurso y se
sustanciará por los trámites del incidente concursal.
El órgano jurisdiccional debe controlar de oficio su competencia objetiva (Art.52.4
LCJIMC). Si la solicitud se plantea ante un Juzgado que no es competente, no procede
el sobreseimiento o el archivo de las actuaciones, sino la inhibición y la remisión al
Juzgado de Primera Instancia o de lo Mercantil competente.

- Se caracteriza por los principios dispositivo, documental y de aportación de parte .


La legitimación activa corresponde a cualquier persona que acredite un interés
legítimo. Se establece la legitimación para solicitar el reconocimiento a quienes
fueron parte en el proceso extranjero, sus derechos habientes y los terceros que
acrediten un interés legítimo.
La demanda debe ir dirigida contra aquella parte o partes contra las que se quiera
hacer valer la resolución extranjera (art.54 LCJMC).
Las partes deben estar representadas por procurador y asistidas por letrado, siendo
preceptiva la intervención del Ministerio Fiscal. Las partes pueden solicitar el
beneficio de justicia gratuita.
La demanda se ajustará a lo previsto en el art.399 LEC para el juicio ordinario,
pudiendo solicitarse medidas cautelares, y el procedimiento y la oposición se
llevarán a cabo según el art.54 LCJIMC.
El auto concediendo o denegando el reconocimiento es susceptible de recurso de
apelación. Si el auto fuera estimatorio, el órgano jurisdiccional puede suspender la
ejecución o requerir una caución (art.55 LCJIMC). La resolución de la Audiencia
Provincial es susceptible de recurso por infracción procesal o de casación, a
diferencia de lo que ocurría en el régimen anterior (Art.55 LCJIMC). No es posible
realizar recurso de amparo, ya que el TC no puede participar, salvo el supuesto de
vulneración de un derecho susceptible de amparo constitucional.
El Reglamento Bruselas I bis establece la posibilidad de acudir, en caso de oposición,
a un procedimiento específico de reconocimiento con efectos de cosa juzgada, junto
con la posibilidad de realizarlo sin que exista oposición, de que cualquier parte
interesada pueda solicitar que se declare que no concurren los motivos de
denegación de reconocimiento (art.36), recurriendo para ello al mismo
procedimiento previsto para solicitar la denegación y oposición al reconocimiento,
en España ante los Juzgados de Primera Instancia.
El Reglamento Bruselas I bis modifica el procedimiento establecido en el Reglamento
Bruselas I, al eliminar la necesidad de declaración previa de ejecutividad y habilitar el
reconocimiento automático del efecto ejecutivo, pero no impide la posibilidad de un
reconocimiento propiamente autónomo.
Quien pretenda la ejecución debe dirigirse directamente al órgano jurisdiccional
encargado del procedimiento de ejecución del Estado miembro requerido para
solicitar la ejecución de la resolución, en las mismas condiciones que si se hubiese
dictado en el Estado miembro requerido.
Así, el régimen del procedimiento de ejecución es el contenido en la legislación
procesal del Estado miembro requerido, que deberá adaptarse a las normas
establecidas en el propio Reglamento, en especial por lo que se refiere a motivos de
denegación de la ejecución.
Podrán adoptarse todas las medidas cautelares previstas para este tipo de
procedimientos en la legislación de Estado requerido.
Al solicitante no se le puede exigir ni una dirección postal en el Estado requerido ni la
designación de un representante ad litem si dicha exigencia es discriminatoria en
razón de domicilio o nacionalidad. No se debe requerir caución o depósito que pueda
implicar dicha discriminación.

La solicitud debe venir acompañada de una copia auténtica de la resolución y de


certificado contenido en los arts.42 y 53 del Reglamento, que permite probar la
ejecutividad en origen de la resolución. Tales documentos están dispensados de
cualquier legalización, y su traducción no es preceptiva, pero el órgano encargado de
la ejecución puede requerirla si lo considera necesario para proseguir el
procedimiento, en cuyo caso deberá ser oficial. Si la resolución contiene pago de
multas coercitivas, únicamente podrán ser ejecutadas si la cuantía está definida.
El órgano encargado de la ejecución debe notificar el certificado presentado a la
parte contra la que se insta la ejecución, acompañada de la resolución si aún no le ha
sido notificada, y en su caso requerirá que se acompañe de traducción. La LEC prevé
la necesidad de notificar, junto el certificado o la resolución que se pretende
ejecutar, el auto que despacha la ejecución.
En términos procesales, el auto de que despacha la ejecución constituye una medida
de ejecución, por lo que la notificación debería ser previa.
Si la parte contra la que se pide la ejecución plantea una solicitud de denegación del
reconocimiento, el órgano jurisdiccional encargado del proceso de ejecución puede
optar por suspender el procedimiento de ejecución, limitarlo a la ejecución de
medidas cautelares, o proseguir con la ejecución bajo caución o garantía. La
suspensión es procedente, a instancia de parte, si se suspende su fuerza ejecutiva en el
Estado de origen.
La solicitud de denegación de la ejecución se presenta ante el órgano jurisdiccional
designado por los Estados miembros (Juzgado de Primera Instancia en España), que
no tienen que coincidir con el órgano encargado de la ejecución. Se trata así de un
procedimiento específico regulado por los sistemas internos en lo no previsto por los
arts.46 a 51 del Reglamento Bruselas I bis.
Se inicia con la solicitud al órgano jurisdiccional designado, que acompañara la copia
de la resolución, en su caso traducida, a menos que dicho órgano lo considere
innecesario.
El órgano jurisdiccional resolverá la solicitud sin demora, comprobando su cumple las
condiciones de reconocimiento del art.46.
La resolución que adopte es susceptible de recurso ante los órganos jurisdiccionales
designados por cada Estado miembro, en España las Audiencias Provinciales (art.49),
y la resolución sobre el recurso para ser objeto de ulterior recurso ante el órgano
designado por los Estados miembros, en España se trata de recurso extraordinario
por infracción procesal ante los TSJ o recurso de casación ante el TS.
En lo no dispuesto en dichos Reglamentos, el procedimiento de reconocimiento y
ejecución se regirá por lo dispuesto en la legislación de Estado requerido.

Con carácter general, el resto de convenios no suele incluir reglamentación específica del
procedimiento de reconocimiento, remitiéndose a los derechos internos, en el caso de España,
al procedimiento de execuátur de los arts.50 a 55 LCJIMC. Algunos convenios incluyen
disposiciones aisladas referidas a aspectos de extranjería procesal y a los documentos que
deben acompañar la solicitud.

C. RECONOCIMIENTO GLOBAL Y RECONOCIMIENTO PARCIAL

Frente al reconocimiento global de todos los pronunciamientos de la decisión extranjera, cabe


la posibilidad de un reconocimiento parcial de ciertos pronunciamientos contenidos en el
fallo.

Los arts.49 y 50.3 LCJIMC reconocen con carácter general el reconocimiento y la ejecución
parcial. Es una alternativa respecto de sentencias penales que contienen pronunciamientos
civiles, dando que en principio no cabe reconocimiento en España de sentencias penales.

El reconocimiento parcial del pronunciamiento civil de la sentencia penal es una vía


contemplada en el Reglamento Bruselas I (Art.48) y en los Convenios de Bruselas y Lugano, así
como en ciertos regímenes bilaterales. Dentro de este reconocimiento parcial caben los
recibidos a indemnizaciones por responsabilidad civil y a modificaciones de la capacidad de
obrar.

El reconocimiento parcial está indicado para aquellos casos donde una parte de la decisión sea
contraria al orden público del Estado requerido.

El reconocimiento parcial se suscita como una posibilidad frente a los distintos


pronunciamientos que pueden contenerse en una sentencia civil, mercantil o laboral, bien
porque respondan a peticiones acumuladas, pero diferentes, bien porque los efectos
concedidos en la decisión sean separables.

El reconocimiento parcial puede servir para lograr un efecto atenuado de la excepción de


orden público, susceptible de afectar únicamente a una parte o a un solo pronunciamiento, y
no a los restantes. Esta posibilidad se justifica en función de una razonable interpretación
restrictiva de orden público y de un principio de favor al reconocimiento de los efectos de
decisiones extranjeras.

La autonomía de ciertos pronunciamientos parciales justifica el otorgamiento y admisibilidad


de solicitudes de execuátur parcial en el régimen común.
Todo esto se regula en ciertos convenios bilaterales, en el Reglamento de Bruselas I (Art.48) y
en los Convenios de Bruselas y Lugano (art.42 a 48), recogida también el art.49 y 50.3 LCJIMC.

Es algo común a todos los regímenes de reconocimiento, el que, cuando una resolución incluye
varios pronunciamientos, quepa el reconocimiento parcial.

El art.49 LCJIMC establece expresamente el reconocimiento parcial: Cuando la resolución


extranjera se hubiere pronunciado sobre varias pretensiones y no pudiere reconocerse la
totalidad del fallo, se podrá conceder el reconocimiento para uno o varios de los
pronunciamientos.

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