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TRABAJO DE DESARROLLO

INTRODUCCIÓN A LA
MEDICINA

FACULTAD DE MEDICINA
UNIVERSIDAD DE CANTABRIA
Carlota Menéndez González

Resumen de los Artículos


En este trabajo se plantea la necesidad en investigación médica de experimentar con ambos
sexos. Se presentan dos artículos, el primero publicado por el Instituto Nacional de la Salud
defiende la equidad en el uso de células y animales masculinos y femeninos en investigaciones
clínicas. En este primer artículo se exhiben las diferencias en cuanto a reacciones adversas de
fármacos dependiendo del sexo del paciente, incidiendo en la importancia del cromosoma
sexual (XX/XY) en estas diferencias. La resolución del artículo aclara que no existe una mayor
variabilidad en estudios realizados con hembras por el ciclo menstrual y que la ORWH dio una
subvención a proyectos de investigación para que la invirtiesen en experimentar con el sexo
opuesto al que habían utilizado previamente.

El segundo artículo aporta un punto de vista contrario. Defiende que la experimentación con
ambos sexos no ha demostrado mejores resultados sino mayor tasa de error. Esto lo respalda
en dos puntos, en la ausencia de veracidad en que las células tengan género y en que las
variables que hacen a las mujeres más propensas a síntomas adversos no vienen de los
cromosomas sexuales si no de características asociadas al género, ya que el sexo como tal no
crea una mayor tasa de síndromes adversos.

Comentario sobre el tema en base a otros artículos estudiados


En la discusión sobre la importancia de utilizar ambos sexos en la investigación médica se
presentan los dos artículos anteriores. En uno se defiende que las características dispares
entre personas de diferente sexo no se deben a esto, es decir, a los caracteres genéticos si no a
otras características asociadas al género; Así como el peso, la actitud, la resistencia al dolor…
(5)

En el otro artículo se defiende una postura en la que en cualquier caso debe haber igualdad
entre sexos en la investigación. Tras haber estudiado ambos artículos y con la información
aportada por otras fuentes de información citadas posteriormente, este comentario defiende
que una postura que incluya ambos sexos en la investigación es más cercana a una actitud de
igualdad a nivel social, pero también de cara a la experimentación médica, ya que si ciertos
fármacos o enfermedades afectan más a personas de un sexo esto debe estudiarse con dicha
variable, nunca ignorándola. Además, por lo que aparece en los artículos es fácil apreciar que
la falta de experimentación con células o animales de sexo femenino no es por una cuestión de
que los resultados salgan igual que con machos o a que haya mayor error por el ciclo de
estrógenos de las muestras femeninas. Sino que esto implica una necesidad de mayor
subvención económica porque son el doble de experimentos y más trabajo en dicha
investigación, lo que no beneficia a la mayoría.

Para tomar una postura ante esta discusión se debe conocer la definición científica del
significado de sexo y género. El sexo se refiere a las características biológicas permanentes en
individuos de todas las sociedades y culturas, mientras el género define rasgos forjados a lo
largo de la historia de las relaciones sociales. (1) Las interacciones de sexo-género influyen en
la salud y el bienestar en varias formas. Ambos afectan los riesgos ambientales y
ocupacionales, los comportamientos de riesgo, el acceso a la atención médica, el
comportamiento de búsqueda de atención médica, la utilización de la atención médica y la
experiencia percibida con la atención médica y por tanto la prevalencia de la enfermedad y el
resultado del tratamiento. Además, es bien conocido que la farmacocinética y la
farmacodinámica de los agentes farmacéuticos difieren según el sexo, lo que resulta en un
perfil diferencial de eventos adversos y en un impacto adicional en los resultados del
tratamiento. (2)

Este artículo presenta un estudio que ejemplifica dicha diferencia, expone que más del 79% de
los estudios en animales publicados en la revista Pain durante un periodo de 10 años
incluyeron solo machos, y solo el 4% estudió las diferencias de sexo. La infrarrepresentación de
las mujeres en la investigación puede tener consecuencias adversas. Entre las diez
prescripciones farmacéuticas recetadas que se retiraron del mercado de Estados Unidos entre
1997 y 2001, ocho causaron un daño mayor a mujeres que a hombres. (2)

Esto muestra que los estudios de investigación preclínica generalmente no han informado del
sexo de las células/animales experimentales, que las han excluido totalmente o que han
incluido un número insuficiente de estas al excluir el sexo como variable biológica en sus
análisis cuando se incluían ambos sexos. (3)

En el artículo del NIH se ha estudiado la influencia del complemento del cromosoma sexual
como causa de las diferencias de sexo en la obesidad y el metabolismo. Con una dieta alta en
grasas, los ratones con dos cromosomas X ganaron más peso que los ratones XY,
independientemente del sexo gonadal, y también desarrollaron un hígado graso y niveles
elevados de lípidos e insulina. Estas diferencias son atribuibles a la dosis del cromosoma X y no
a los efectos del cromosoma Y. Ahora es obligatorio indicar el sexo de los animales utilizados (o
en el caso de células primarias o cultivos, el sexo del animal del que se derivan las células) y el
de los participantes humanos en los estudios publicados. Solo por políticas rigurosas no es
necesario reportar el sexo. (4)

La oficina de la salud de la mujer según está plasmado en el segundo artículo aportó una
subvención económica a varios estudios para que realizasen todos sus experimentos de
investigación con células o animales del sexo contrario al de las muestras que habían utilizado
previamente. (4) Esto es importante ya que al quitar el problema económico se deja a los
proyectos de investigación sin excusas en las que escudarse para no utilizar ambos sexos en
sus experimentos.

Las implicaciones relacionadas con el sexo y el género para la interpretación de los resultados
del estudio deben ser elaboradas, incluida la medida en que los resultados pueden
generalizarse a todos los sexos y según género en una población. Si no se han realizado análisis
basados en el sexo y el género, los/las autores/as deberían indicar las razones de la falta de
dichos análisis al discutir las limitaciones del estudio, y si dichos análisis podrían haber
afectado a los resultados. (2)

Bibliografía

1. Chapter ii. The gender perspective [Internet]. Fao.org. [citado el 6 de diciembre


de 2021]. Disponible en: https://www.fao.org/3/x2919e/x2919e04.htm
   
2. Heidari S, Babor TF, De Castro P, Tort S, Curno M. Equidad según sexo y de
género en la investigación: justificación de las guías SAGER y
recomendaciones para su uso. Gac Sanit. 2019;33(2):203–10.
   
3. Zakiniaeiz Y, Cosgrove KP, Potenza MN, Mazure CM. Balance of the sexes:
Addressing sex differences in preclinical research. Yale J Biol Med.
2016;89(2):255–9.
   
4. Clayton JA, Collins FS. Policy: NIH to balance sex in cell and animal studies.
Nature. 2014;509(7500):282–3.
   
5. Richardson SS, Reiches M, Shattuck-Heidorn H, LaBonte ML, Consoli T.
Opinion: Focus on preclinical sex differences will not address women’s and
men’s health disparities. Proc Natl Acad Sci U S A. 2015;112(44):13419–20.
   

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