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APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS

Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) es una estrategia de innovación educativa que


busca responder a problemáticas reales de la comunidad escolar, desarrollando
proyectos de aula, basado en los estándares de oro (pregunta o desafío, indagación
autenticidad, voz del estudiantado, reflexión, crítica y revisión

1. Partir de un desafío real

“El ABP implica que yo les dé a los chicos un desafío cuya respuesta aún no tengo
definida, o que pueda tener varias respuestas. El docente primero tiene que conocer a
los alumnos con los que está trabajando, ver qué potencialidades tienen. Además,
generar un entorno de confianza y de apoyo recíproco, donde todos puedan opinar
tranquilamente, donde nada de lo que se diga va a recibir burlas, sino que será un
punto de partida para que surjan ideas”, explica Mariela Guadagnoli, profesora de
enseñanza técnica en construcciones en Gálvez, Santa Fe, nominada al Global Teacher
Prize en 2020.

La autenticidad de la propuesta potencia la motivación de los estudiantes, permite


conectar con sus intereses y, en muchos casos, habilita que el proyecto tenga un
impacto concreto en la comunidad, trascendiendo el ámbito de la escuela.

El docente primero tiene que conocer a sus alumnos, ver qué potencialidades tienen.
Además, generar un entorno de confianza y de apoyo recíproco, donde todos puedan
opinar

Mariela Guadagnoli

2. Asumir un rol docente de guía y apoyo

El ABP “requiere de un docente que se corra del centro de la escena como único
poseedor y transmisor del saber, hacia un rol de facilitador de los procesos de
enseñanza y aprendizaje, a la vez que le demanda una alta dedicación y planificación
al tener que diseñar una gran cantidad de ayudas educativas adecuadas para cada uno
de los grupos de estudiantes”, explica el libro Claves y caminos para enseñar en
ambientes virtuales, editado recientemente por un equipo de especialistas de Educ.ar.

Es interesante esta reflexión del pedagogo catalán Albert Sangrà: “A pesar del hecho
de que muchos todavía quieren creer que el valor añadido del profesor reside
principalmente en lo que sabe –es decir, los contenidos–, el futuro nos muestra que lo
más importante no es esto, sino el método: la forma como nosotros, los profesores,
hacemos las cosas, cómo proporcionamos a los estudiantes los instrumentos que
necesitan para crecer, para encontrar la información –el conocimiento– que los hará
capaces de distinguir entre información verdadera y falsa, y cómo les inculcamos un
sentido crítico. La manera de conseguir que las personas aprendan será lo que nos
distinguirá, lo que nos hará mejores y nos dará prestigio”.

El ABP requiere de un docente que se corra del centro de la escena como único poseedor
y transmisor del saber, hacia un rol de facilitador de los procesos de enseñanza y
aprendizaje

Claves y caminos para enseñar en ambientes virtuales

3. Favorecer el trabajo colaborativo

El trabajo colaborativo es un ingrediente esencial del ABP, aunque esto no excluye que
haya también instancias de trabajo individual. La colaboración puede darse en el aula,
de manera presencial, pero también en la educación remota. Como señala el documento
de Educ.ar, “el/la docente puede gestionar grupos en la virtualidad, por ejemplo,
creando subgrupos de estudiantes, en el caso de que la plataforma virtual que utilice lo
permita; o creando grupos de estudiantes utilizando las redes sociales”.

La publicación de Educ.ar sugiere proponer consignas de trabajo que lleven a los


estudiantes a “coordinar acciones para construir aprendizajes significativos de forma
colectiva, complementando, diferenciando y contrastando sus puntos de vista de tal
manera que lleguen a generar un proceso de construcción colaborativa del
conocimiento”.

4. Alentar la indagación y la autonomía

Esta metodología se basa en la experiencia, la indagación permanente y la autonomía.


Agustina Blanco, directora de Somos Red, escribe: “Se aprende a través de la búsqueda
y la comprensión. Deja completamente de lado a aquel estudiante que aprendía
pasivamente para pasar a ser el protagonista en la construcción de su conocimiento y
en el desarrollo de capacidades esenciales como la resolución de problemas, la
creatividad, la comunicación y la colaboración. El ABP transforma la experiencia del
aprendiz, lo involucra, y logra que lo aprendido se comprenda, cobre sentido y perdure
en el tiempo”.
Deja completamente de lado a aquel estudiante que aprendía pasivamente para pasar a
ser el protagonista en la construcción de su conocimiento y en el desarrollo de
capacidades esenciales

Agustina Blanco

5. Desterrar el miedo al error

El ABP requiere estar dispuestos a experimentar y, por lo tanto, a hacerle lugar al


error. “El error es un punto para seguir avanzando. Es todo un proceso de
razonamiento, reflexión, relacionar diferentes conocimientos, integrar teoría y
experiencia, trabajo colaborativo. En ese proceso, se resuelven muchos conflictos que
tienen que ver con las relaciones de los chicos”, cuenta Mariela Guadagnoli.

6. Evaluar de manera continua

La evaluación de los proyectos puede incorporar retroalimentación frecuente no solo a


cargo del profesor, sino también de otros estudiantes, tanto en el aula como en entornos
virtuales. Algunas herramientas posibles incluyen la elaboración de diarios de
estudiantes, revisiones de pares, observaciones del profesor, rúbricas y portafolios,
entre otras opciones. En los entornos virtuales, los portafolios “se construyen a partir
de alguna herramienta digital en donde el/la estudiante puede almacenar una
recopilación de sus mejores trabajos, seleccionando aquellos que evidencien su
aprendizaje. Esta recopilación debe ir acompañada de una instancia de metacognición,
en donde el/la estudiante pueda reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje”,
sugiere el libro de Educ.ar.

7. Pensar el proyecto como un “ensamble”

“Tomo la idea de ‘ensamble’ al modo de estas esculturas que uno puede ir haciendo con
diferentes materiales y texturas, que va ganando volumen a medida que se expande”,
propone Mariana Maggio, doctora en Educación de la UBA. Y agrega, retomando el
sentido musical de la metáfora, que los proyectos “requieren que toquemos a la manera
de un ensamble y que lo hagamos para llevar adelante una construcción que se alarga
en términos de unos meses, que se toma el tiempo que requiere para ser realmente bueno
y poderoso, que pone en juego construcciones que vienen de muy diferentes áreas de
conocimiento”.

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