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“El ABP implica que yo les dé a los chicos un desafío cuya respuesta aún no tengo
definida, o que pueda tener varias respuestas. El docente primero tiene que conocer a
los alumnos con los que está trabajando, ver qué potencialidades tienen. Además,
generar un entorno de confianza y de apoyo recíproco, donde todos puedan opinar
tranquilamente, donde nada de lo que se diga va a recibir burlas, sino que será un
punto de partida para que surjan ideas”, explica Mariela Guadagnoli, profesora de
enseñanza técnica en construcciones en Gálvez, Santa Fe, nominada al Global Teacher
Prize en 2020.
El docente primero tiene que conocer a sus alumnos, ver qué potencialidades tienen.
Además, generar un entorno de confianza y de apoyo recíproco, donde todos puedan
opinar
Mariela Guadagnoli
El ABP “requiere de un docente que se corra del centro de la escena como único
poseedor y transmisor del saber, hacia un rol de facilitador de los procesos de
enseñanza y aprendizaje, a la vez que le demanda una alta dedicación y planificación
al tener que diseñar una gran cantidad de ayudas educativas adecuadas para cada uno
de los grupos de estudiantes”, explica el libro Claves y caminos para enseñar en
ambientes virtuales, editado recientemente por un equipo de especialistas de Educ.ar.
Es interesante esta reflexión del pedagogo catalán Albert Sangrà: “A pesar del hecho
de que muchos todavía quieren creer que el valor añadido del profesor reside
principalmente en lo que sabe –es decir, los contenidos–, el futuro nos muestra que lo
más importante no es esto, sino el método: la forma como nosotros, los profesores,
hacemos las cosas, cómo proporcionamos a los estudiantes los instrumentos que
necesitan para crecer, para encontrar la información –el conocimiento– que los hará
capaces de distinguir entre información verdadera y falsa, y cómo les inculcamos un
sentido crítico. La manera de conseguir que las personas aprendan será lo que nos
distinguirá, lo que nos hará mejores y nos dará prestigio”.
El ABP requiere de un docente que se corra del centro de la escena como único poseedor
y transmisor del saber, hacia un rol de facilitador de los procesos de enseñanza y
aprendizaje
El trabajo colaborativo es un ingrediente esencial del ABP, aunque esto no excluye que
haya también instancias de trabajo individual. La colaboración puede darse en el aula,
de manera presencial, pero también en la educación remota. Como señala el documento
de Educ.ar, “el/la docente puede gestionar grupos en la virtualidad, por ejemplo,
creando subgrupos de estudiantes, en el caso de que la plataforma virtual que utilice lo
permita; o creando grupos de estudiantes utilizando las redes sociales”.
Agustina Blanco
“Tomo la idea de ‘ensamble’ al modo de estas esculturas que uno puede ir haciendo con
diferentes materiales y texturas, que va ganando volumen a medida que se expande”,
propone Mariana Maggio, doctora en Educación de la UBA. Y agrega, retomando el
sentido musical de la metáfora, que los proyectos “requieren que toquemos a la manera
de un ensamble y que lo hagamos para llevar adelante una construcción que se alarga
en términos de unos meses, que se toma el tiempo que requiere para ser realmente bueno
y poderoso, que pone en juego construcciones que vienen de muy diferentes áreas de
conocimiento”.