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El 

Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP o PBL, Project Based Learning) es una


metodología docente basada en que el alumno sea protagonista de su propio aprendizaje.
Permite a los alumnos adquirir los conocimientos y competencias clave en el siglo XXI
mediante la elaboración de proyectos que dan respuesta a problemas de la vida real. Los
alumnos se convierten en protagonistas de su propio aprendizaje y desarrollan su autonomía y
responsabilidad, ya que son ellos los encargados de planificar, estructurar el trabajo y elaborar
el producto para resolver la cuestión planteada. La labor del docente es guiarlos y apoyarlos a
lo largo del proceso.

En el aprendizaje basado en proyectos hay una transformación de los tres elementos


esenciales del aula: conocimiento, papel del estudiante y papel del docente.

 El conocimiento no es una posesión del docente que se deba transmitir a los


estudiantes sino el resultado de un proceso de trabajo entre estudiantes y docentes por
el cual se realizan preguntas y se busca información, que se elabora para obtener
conclusiones.
 El papel del estudiante no se limita a la escucha activa sino que se espera que
participe activamente en procesos cognitivos de rango superior: reconocimiento de
problemas, priorización, recogida de información, comprensión e interpretación de
datos, establecimiento de relaciones lógicas, planteamiento de conclusiones o revisión
crítica de preconceptos y creencias.
 El papel del docente se expande más allá de la exposición de contenidos. La función
principal del docente es crear la situación de aprendizaje que permita que los
estudiantes puedan desarrollar el proyecto, lo cual implica buscar materiales, localizar
fuentes de información, gestionar el trabajo en grupos, valorar el desarrollo del
proyecto, resolver dificultades, controlar el ritmo de trabajo, facilitar el éxito del proyecto
y evaluar el resultado.

PASOS DEL ABP (APRENDIZAJE BASADO EN


PROYECTOS)
1. Motivación, presentación o entrada. Es cuando se crea la narración o el escenario. Donde
se promueve o motiva. Es cuando y donde se demuestra el vínculo entre el proyecto y la vida
de los alumnos.

2. Selección del tema y planteamiento de la pregunta guía. Se elige un tema ligado a la


realidad de los alumnos que los motive a aprender y les permita desarrollar los objetivos
cognitivos y competenciales del curso que busca el trabajo. Después, planteamos
una "pregunta guía" abierta que les ayude a detectar sus conocimientos previos sobre el tema
y les invite a pensar qué deben investigar y qué estrategias deben poner en marcha para
resolver la cuestión. 

3. Formación de los equipos. Organizar grupos de tres o cuatro alumnos para que haya
diversidad de perfiles y cada uno desempeñe un rol.

4. Definición del producto del reto final o desafío. Se establece el producto que deben
desarrollar los alumnos en función de las competencias que se quieran desarrollar. Puede tener
distintos formatos: un folleto, una campaña, una presentación, una investigación científica, una
maqueta… Es recomendable proporcionarles una rúbrica donde figuren los objetivos cognitivos
y competenciales que deben alcanzar, y los criterios para evaluarlos.

5. Planificación. Se planifica un plan de trabajo donde especifiquen las tareas previstas, los
encargados de cada una y el calendario para realizarlas.
6. Investigación y búsqueda de información. Deben analizar los conocimientos previos y
luego dar autonomía a los alumnos para que busquen, contrasten y analicen la información que
necesitan para realizar el trabajo. El papel del profesor es orientarles y actuar como guía.

7. Análisis, síntesis y gestión de la información. Los alumnos pondrán en común la


información recopilada, es el momento en el que comparten sus ideas, debaten, elaboran
hipótesis, estructuran la información y buscan entre todos la mejor respuesta a la pregunta
inicial.

8. Elaboración del producto. En esta fase los estudiantes tendrán que aplicar lo aprendido a
la realización de un producto que dé respuesta a la cuestión planteada al principio. 

9. Difusión del producto. Los alumnos deben exponer a sus compañeros lo que han
aprendido y mostrar cómo han dado respuesta al problema inicial. Es importante que cuenten
con un guión estructurado de la presentación, se expliquen de manera clara y apoyen la
información con una gran variedad de recursos.

10. Respuesta colectiva a la pregunta inicial. Una vez concluidas las presentaciones de


todos los grupos, hay que reflexionar con los alumnos sobre la experiencia e invitarlos a buscar
entre todos una respuesta colectiva a la pregunta inicial.

11. Evaluación y autoevaluación. Por último, evaluar el trabajo de tus alumnos mediante la


rúbrica que se les proporcionó con anterioridad, y pedirles que se autoevalúen. Les ayudará a
desarrollar su espíritu de autocrítica y reflexionar sobre sus fallos y errores.

Aprendizaje basado en proyectos


El aprendizaje es el objetivo de la práctica docente, la respuesta al ¿qué?. La metodología
responde al ¿cómo?. En este sentido, el Aprendizaje basado en Proyectos constituye
respuesta didáctica que cada vez gana más adeptos entre el profesorado por su carácter
integrador, motivador y, sobre todo, por el rendimiento de los aprendizajes. No se trata de
algo novedoso, ni un nuevo descubrimiento. Cualquier docente alguna vez ha desarrollado
algún proyecto en su práctica, sin embargo, existen claves para el diseño y la
implementación con anclaje curricular que facilitan la integración de esta metodología
activa en cuanto al aprendizaje.
¿Qué es?
El Aprendizaje basado en proyectos (ABP en adelante)es una estrategia metodológica
de diseño y programación que implementa un conjunto de tareas basadas en la resolución
de preguntas o problemas (retos), mediante un proceso de investigación o creación por
parte del alumnado que trabaja de manera relativamente autónoma y con un alto nivel de
implicación y cooperación y que culmina con un producto final presentado ante los demás
(difusión). Una sociedad en continuo cambio requiere educar desde la incertidumbre a
través de la experiencia y construyendo conocimientos compartidos generados desde la
interacción y fomentando la autonomía. Quizás aquí radica la receta. El aprendizaje
relevante y sostenible se desarrolla mediante el intercambio cultural con la creación
compartida de la cultura en múltiples direcciones implementar una educación más activa
centrada en “saber hacer”.
¿Por qué?
Si la realidad es compleja, no podemos pretender aprender a base de simplificaciones. Los
proyectos permiten que los estudiantes se acerquen al currículo con sentido y significado.
Se ejerce la democracia porque se entiende la enseñanza como diálogo. Los proyectos
permiten que los docentes promuevan el desarrollo competencial del alumnado y su propia
capacitación profesional. El ABP abre la escuela al entorno e incorpora materiales y
fuentes de información diversos. Se trabaja con variados tipos de conocimiento y saberes.
En la práctica, el alumnado aprende, hace y comunica proceso y producto, y además,
atiende a la diversidad porque la integra desde una perspectiva cultural pero también
personal.
El ABP permite la elección y la implicación de los estudiantes, facilita el empoderamiento
de los mismos y los hace protagonistas de su propio proceso de aprendizaje. Pero quizás
lo más importante es la socialización, algo que en una metodología más directa no se
trabaja y que a todas luces resulta necesario potenciar desde la escuela. El desarrollo de
un proyecto permite una socialización más rica porque comporta movimientos no sólo en el
aula, sino hacia dentro (participaciones de agentes expertos o de las propias familias) y
hacia fuera de la misma (dirigido a la comunidad a lo que está fuera del centro mediante la
propia difusión).
Atributos

Centrado en el alumnado.

Aprendizaje activo.

Inclusividad.

  
Socialización rica.

Diseño abierto y flexible

Evaluación como proceso: formativa y continua.

Interdisciplinariedad.

Desarrollo de capacidades
Pérez Gómez1 considera que nuestras energías deben centrarse en el desarrollo de tres
capacidades o competencias. Tres capacidades relacionadas con tres mentes que
merecen ser prioritarias para nuestros ciudadanos/as del presente y futuro. Para Ángel
Ignacio Perez Gómez se debería trabajar:
 La mente científica y artística desarrollando la capacidad de utilizar y comunicar de
manera disciplinada, crítica y creativa el conocimiento. En la escuela no sólo debemos
cubrir el contenido curricular, darlo a conocer sino ayudar a los que aprenden a que utilicen
el conocimiento de manera reflexiva y productiva. El alumnado se enfrenta a un problema
real, plantea un reto codiseña el plan, lo ejecuta y obtiene un producto. En el proceso, el
que aprende ha integrado sus conocimientos y ha adquirido otros a través de la gestión de
información, que convierte en conocimiento cuando la utiliza.
 La Mente ética y solidaria se trabaja mediante el desarrollo de la capacidad para vivir y
convivir en grupos humanos cada vez más heterogéneos. A nadie se le escapa que el ser
humano es necesariamente un ser social. Esto ha alcanzado dimensiones impensables
con la era digital, donde además la interacción social se produce con múltiples culturas,
ideologías, religiones, lenguas, identidades, intereses y expectativas. Además la
interacción social estaba condicionada al tiempo y el espacio, la revolución de la
información se ha llevado por delante estas variables. En este sentido, el ABP permite
entrenar habilidades relacionadas con el respeto a la discrepancia, a trabajar en equipo, a
asumir que los hechos individuales pueden tener consecuencias colectivas. En definitiva,
nos permite entrenar a los estudiantes para la realidad interconectada.
 La Mente personal. Se debe trabajar la capacidad para pensar, vivir y actuar con
autonomía, es decir, la construcción del propio proyecto vital. Y en este sentido, y como
explica Pérez Gómez, la escuela debe ayudar a “que cada individuo transite desde su
personalidad heredada, a través de la personalidad aprendida, hacia una personalidad
elegida”1 y eso supone aprender y desaprender y poner en juego ideas, argumentos y
prejuicios. El ABP constituye una estrategia que permite todos estos procesos y que
acompaña a los estudiantes en la consecución de un plan elegido. Se trata de conseguir
sujetos sociales y no objetos sociales.
Frente a la enseñanza tradicional o también denominada de las tres “p”: presentación,
práctica y prueba, el ABP fomenta2 buscar, elegir, discutir, aplicar, corregir, ensayar.
Pasamos del “aprender es memorizar” al “aprender es hacer”. Cambiaríamos de un
aprendizaje memorístico de corta duración, reiterativo y acrítico a un aprendizaje activo y
compartido donde el estudiante atiende a procesos cognitivos de rango superior además
de una contribución alta a un aprendizaje competencial.
Proceso del ABP
Diseño
¿Cuáles son los ingredientes básicos para construir un ABP? La receta del ABP se
prepara con los siguientes ingredientes esenciales:
1. Una idea o tema relevantes para el alumnado: Sin duda, conocer el entorno su
patrimonio cultural, físico, ambiental, etc puede ser una fuente de recursos importante. La
fórmula para activar y potenciar el interés por su entorno, algo que conocer relativamente,
radica en la activación para que sus aprendizajes estén contextualizados y adquieran un
acicate de motivación.
2. Criterios de evaluación: Nos ayudan a concretar los aprendizajes y acotar el proyecto.
Son tan amplios que fácilmente cualquier aspecto del patrimonio puede facilitar el
desarrollo de aprendizajes de nuestro alumnado.
3. Pregunta orientadora o reto: Transformemos el tema en un reto o desafío mediante una
pregunta estimulante. Por ejemplo: ¿Cómo podríamos convertir nuestra localidad en un
centro de interés turístico? ¿Cómo podríamos recuperar una fiesta de tradición oral?
¿Cómo entender el espacio humanizado desde los oficios patrimoniales de la zona?
4. Actividades de aprendizaje que los estudiantes abordarán a lo largo del proyecto.
5. Producto final: el reto o desafío se resolverá con un producto final.
6. Audiencia: el producto ha de presentarse siempre ante un público externo a la clase.
Pueden ser estudiantes de otro nivel, familias, expertos, etc.
Para diseñar un proyecto, empezamos con el final en la mente. Decidimos primero qué
queremos que aprenda nuestro alumnado y planificamos desde ahí hacia atrás.
El resultado final del proyecto es un producto, que tiene que tener sentido en el mundo
real; es decir, que no sea solo el resultado de una actividad académica. El producto orienta
la acción y el aprendizaje: es más fácil trabajar cuando sabemos qué queremos lograr al
final. Puede ser un producto escrito (una noticia, un informe…), un artefacto (una
maqueta…), un producto digital (un vídeo, un podcast…), una performance (una
representación teatral, un baile…), un servicio (el alumnado da una clase a otro alumnado
más pequeño…), etc. La posibilidad de productos es totalmente abierta y dependiendo de
los aprendizajes.
El primer paso es diseñar una estrategia de evaluación con los aprendizajes
imprescindibles que nos facilitará acotar el proyecto en duración, profundidad y alcance.
Esto implica diseñar la estrategia de evaluación identificando los hitos o momentos para
recoger evidencias, los instrumentos y la técnica de evaluación. Esto funciona como las
etapas del camino que nos van a permitir hacer seguimiento, identificar debilidades y
fortalezas. En definitiva dar respuesta a la evaluación formativa.
Implementación de un ABP
1. Activación
Es el arranque del proyecto. Para poner al alumnado en situación y activar sus
conocimientos previos, el profesor preparará un evento inicial, en el que explicará el
escenario, es decir, el contexto en el que se va a desarrollar dicho proyecto.
Puede hacerlo con un vídeo, una noticia de actualidad en un periódico digital, una
fotografía… Inmediatamente después, lanza la pregunta guía, el reto. Se diseñan acciones
que consigan que el alumnado se involucre y sienta que decide su aprendizaje.
Seguidamente, el profesor explica qué productos tienen que elaborar y qué aprendizajes
se espera que logren en ese proceso y en la elaboración de esos productos.
Esta fase de lanzamiento finaliza con la planificación: por una lado, de las tareas a
desarrollar y, por otro, de los hitos o momentos en que se deben ir presentando los
entregables o productos intermedios con los que el docente hará el seguimiento.
La principal virtud del Aprendizaje basado en Proyectos es que es una estrategia de
enseñanza basada en la experiencia y en la acción, cuyo principal as en la manga es que
no se ensaya, se actúa; no se entrena, se juega. Es ahí cuando enfrentas al sujeto
directamente a la acción cuando pones a prueba las competencias. Pero para eso resulta
imprescindible captar la voluntad del alumnado, la intención. En definitiva, la fase de
activación puede tener dos momentos: el de la motivación y el de la intención. La
motivación consiste en diseñar una sesión (o más si es necesario) para crear el escenario
que sea capaz de captar la curiosidad del alumnado, que active la emoción, el cuerpo, la
relación y la razón. Las cuatro patas que van a sostener la acción durante todo el proceso
de aprendizaje. Para ello, los docentes necesitan observar al alumnado y conocer sus
intereses y la verdadera fórmula reside en conseguir conectar esos intereses con los
contenidos del área o materia para que se produzca el aprendizaje. Y el aprendizaje se
produce cuando conseguimos convertir información en conocimiento y para conseguirlo
hay que usar la información para crear algo nuevo.
2. Investigación
Para comenzar la fase de investigación, es preciso que el alumnado sea consciente de lo
que sabe y de lo que necesita saber, para planificar luego cómo averiguarlo. En este punto
hemos de decir que es importante que el profesor se asegure de que su alumnado sabe
realizar esas búsquedas.
Los alumnos no solo buscarán en Internet, sino que también recurrirán, entre otras, a
fuentes orales, realizando entrevistas y grabándolas con el móvil, o a fuentes directas,
haciendo trabajo de campo y haciendo fotografías o grabando vídeos…. Los documentos
elaborados o recogidos (grabaciones, textos…) pueden compartirlo, de forma organizada.
Durante toda la investigación, el alumnado tendrá que trabajar en equipo, comunicarse y
colaborar. El entorno, la comunidad, archivos, familias, etc ofrece una fuente de
información viva.
3. Realización o desarrollo
Ahora, se trata de aplicar todo lo aprendido para elaborar el producto.Hemos de tener en
cuenta que, en un proyecto, no solo se adquieren aprendizajes de una disciplina, sino
también a elaborar productos reales. Para ello, se utilizarán aplicaciones o software
específicos, en función del proyecto de que se trate. En esta fase, podemos contar con
expertos, que orienten y den consejos. Ningún producto nos va a quedar bien a la primera,
de la misma forma que ocurre en el mundo real. Esto nos permite identificar las
debilidades y fortalezas del primer producto y dar oportunidades de mejora, contribuyendo
al desarrollo de la capacidad de superación y de la constancia.
4. Presentación o difusión
Una vez mejorado el producto con las aportaciones de los demás, es hora de presentarlo
ante una audiencia externa: esto da sentido real al proceso y aumentará el compromiso del
alumnado con la tarea y con la calidad del resultado. Será necesario preparar con esmero
el evento y darle difusión. La presentación puede acompañarse con apoyo audiovisual.
Esta presentación se grabará, para poder difundirla también en la página web del centro,
en la web institucional, o en una red segura. En definitiva, el ABP como modelo
metodológico para una educación activa que supone saber hacer y para ello el alumnado
debe buscar, comparar, elegir, explicar, evaluar, etc encuentra en el currículo de todas las
materias incontables aprendizajes que nos permiten buscar en una fuente próxima y viva.
Principios del ABP
1. Currículum integrado

Se abordan diferentes disciplinas del currículo a través de un tema relevante y un eje conductor,
incluyendo aprendizajes formales y no formales..

2. Protagonismo compartido

El Profesorado es aprendiz y no experto, y su función principal es crear los escenarios de aprendizaje


que permitan que los estudiantes puedan desarrollar el proyecto. .

3. Inclusivo
Se da respuesta a diferentes ritmos de aprendizajes, intereses y capacidades.

4. Parte de un reto

Se parte de un tema atractivo que conecte los intereses del alumnado con los aprendizajes esperados
para garantizar su motivación.

5. Evaluación y reflexión continua

El alumnado aprende a evaluarse y a ser evaluado para mejorar la calidad de los procesos y de los
productos en los que trabaja.

6. Socialización y difusión
La experiencia de socialización se produce entre el alumnado y del alumnado con otros agentes
educativos. El proyecto finaliza con la difusión pública de los productos.

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