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intervención (salud-educación) en espacios sociales recortados tales como instituciones, organizaciones o esferas privadas.
Posición dada a partir de una historia de formación dentro de una historia disciplinar, junto a un conjunto de creencias con
conocimientos teóricos y metodológicos y con una determinada illusio sobre la intervención.
Es por ello que es necesario hacer explicita nuestra posición frente a la disciplina y su objeto, ya que ello permitirá comprender algunos
de los hilos de la trama desde donde realizaremos nuestras reflexiones, las que versaran sobre las indagaciones e intervenciones
psicopedagógicas en general y en la escuela en particular.
Clínico
metodología, una postura, una estrategia de abordaje de su objeto el sujeto aprendiente, ello supone “mirar” lo que le pasa
y “escuchar” su discurso, descubriendo signos que permitan dar sentido a lo mirado y escuchado.
Se caracteriza por ser singularizante, dando importancia a los factores y dimensiones implicadas del sujeto aprendiente que
incluye al psicopedagogo como participante comprometido.
Relacional
Pone el acento en las articulaciones e interacciones, acordando con lo planteado por Edgar Morin, quien fundamenta la
necesidad de no aislar los objetos de conocimiento, de no restituirlo de su contexto, a la globalidad de la que son parte y nos
insta a pensar desde un paradigma de la complejidad y un pensamiento ecológico-sistemico. Asi, consideramos atender a la
dimensionalidad del objeto (tanto a lo estructural del objeto como a la manera de acércanos cognitivamente a él, nuestra
mirada del sujeto aprendiente sera dimensional, el mismo no lo es) a lo contextual y sustentarnos en las practicas de los
sujetos sociales.
El objeto de estudio psicopedagógico es el sujeto en situación de aprendizaje o aprendiente. Objeto subjetivo (Muller, 1989) al que
consideramos aprendiente en tanto participe de una escena que lo significa como tal en relación a otro significado como enseñante.
Esta consideración refiere a una realidad compleja, donde se enraman de manera diversa y singular aspectos sociales, culturlaes,
cognitivos, corporales, afectivos, económicos, políticos, institucionales, etc. (Azar, 2012)
Comprendemos que el sujeto aprendiente se constituye desde un organismo heredado y en relación vincular con otros sujetos. En
relación al aprendizaje sostenemos que es un proceso que se realiza en función de ciertas estructuras inconscientes y en un contexto,
solo es posible a través de una relación vincular, construida en un determinado contexto.
Cada persona para aprender utiliza sus herramientas genéticas, físicas, biológicas, mentales (cognitivas-afectivas) sociales, implicando
sus convicciones de fondo, sus saberes, sus ideas y conocimientos anteriores, sus habitus, en este sentido se aprende desde la propia
historia personal-social asi como desde la modalidad de pensar y aprender construida en una trayectoria de experiencias, para lo cual
fue necesario una relación primaria dadora de sentido que haya instalado en el sujeto por via del afecto, el deseo por aprender y
conocer.
Por el aprendizaje construimos conocimientos, es decir, asimilamos y metabolizamos contenidos teoricos, habilidades, destrezas,
valores etc. que, a través de simbolos (palabra oral, escrita, gestos) son ofrecidso, enseñados por otros (padres, maestros, cultura). Con
ello afirmamos que el aprendizaje supone la transmicion y esta nos remite a que “otro” al que el aprendiente percibe como poseedor de
un saber valido y significativo para él. (Janin)
En síntesis, se sostiene que el aprender articula desde un organismo y cuerpo a la inteligencia, la racionalidad y el deseo (Alicia F.) ello
supone la ligazón entre conocer y saber (proceso primario y secundario) asi como un espacio intersubjetivo que permita al sujeto como
sostiene Fernandez una desadaptación creativa (proceso terciario). Se aprende en relacion con otro que transmite su conocimiento a
través de una enseña, y además se le trasmite al sujeto que quiere que el aprenda y lo que el quiere aprender (Pain) lo que supone a su
vez un espacio de confianza.
En función a esto, el desempeño del profesional psicopedagógico tiene por finalidad realizar intervenciones al servicio de posibilitar y
optimizar el aprendizaje de las personas, tarea que demanda ofertar espacios en los que se propicie, se mantenga o se restituya el placer
por aprender.
Intervención tiene su raíz en el latin “interventio” que significar “venir entre” y siguiendo a Carballeda (2012) significa por un lado,
mediación y por el otro una intromisión. Por lo tanto, intervenir tiene que ver con mediar, entrometerse en una situación.” Esto permite
ubicar que la intervención nunca es neutral, se trata de un dispositivo que se entromete y qie lo unico que justifica esa intromisión es la
existencia de una demanda, es decir, que alguien “nos mande” a saber algo acerca de… Esas demandas proceden de las escuelas,
docentes, familias, pero también de las políticas públicas, los medios de comunicación, etc. Esto quiere decir que los profesionales
siempre estamos expuestos a una serie de demandas cruzadas que operan en nosotros, nuestra responsabilidad consiste en advertir a
quien estamos respondiendo mas alla que delante nuestro haya un niño, una maestra o una madre. Hacer una lectura de nuestra
demanda orienta nuestras intervenciones.
La intervención psicopedagógica siempre es clínica, Fernández (2000) expresa que la palabra clínica hace referencia a un modo de
mirar y de intervenir en psicopedagogía que supone tomar en cuenta las determinaciones inconscientes que participan en el
aprendizaje.
Por otro lado, la implicancia del psicopedagogo en lo que pretende indagar-intervenir, es motivo para sostener que su conocimiento
profesional nunca es llanamente “objetivo” ya que el mismo ha sido construido desde su realidad de sujeto particular, dentro de un
grupo social y en una determinada época. La intervención se realiza desde un determinado piso epistémico, en un determinado mundo
de voda que supone convicciones de fondo y habitus, lo que nos indica sostener el trabajo profesional desde un paradigma indicidario.
Desde una postura que engloba cuestiones éticas, el accionar del psicopedagogo debe permitir y posibilitar al sujeto construir su
autonomía a través de intervenciones/orientaciones de promoción, prevención o asistencia. Intervenciones que ocurren en la historia
singular (individuo, grupo u organización) uniendo necesariamente conocimientos, saberes y saber, el pasado, y el futuro del sujeto.
El psicopedagogo en sus intervenciones apuesta a que el deseo de conocer, de saber, pueda sostenerse a pesar de las carencias en las
condiciones económicas, orgánicas, educativas, déficits o lesiones biológicas, la capacidad de pensar y aprender pueden subsistir aun
en situaciones educativas, sociales, económicas y orgánicas mas desfavorables.
La intervencion es asistencial, en el sentido de la atencion del sujeto con dificultades en su aprender, hablaremos de psicopedagogía
clínica asistencial, es decir, intervenciones que implican prioritariamente procesos y diagnosticos terapeutic.
Diagnosticar la dificultad de aprendizaje de un sujeto implica un análisis dinamico y estructural del entramadi de aspectos cognitivos,
subjetivos, sociales y corporales en el contexto donde se realizan las practicas, es decir, tener en cuenta al sujeto, sus procesos,
interacciones, asi como lo social. lo cultural, lo histórico, que conforman y dan cuenta de su particular modalidad de aprendizaje.
(Schelmenson)
No, el psicopedagogo no esta solo demandando a diagnosticar frente a la dificultad de aprendizaje de un sujeto. Esto, se sustenta en un
posicionamiento ético que nos advierte la necesidad de reconocer y respetar la singularidad del aprendiente.
Según el diccionario, diagnostico es “un conjunto de signos que sirven para fijar el carácter de una enfermedad… Determinar una
enfermedad mediante el examen de sus signos”.
Por su parte, Alicia Fernandez (1987) nos recuerda que el termino diagnostico proviene de dia (a través de) y gnosis (conocimiento) lo
que puede interpretarse como “mirar-conocer a través de…” ello nos da idea de proceso, ir mirando a través de uno mismo implicado
como observador, a través de técnicas utilizadas, a través de la familia, ect. mirar-conocer al paciente.
Aun cuando adherimos a las consideraciones de Fernández, coincidimos entender al diagnostico psicopedagógico como una estrategia
(Mussi) utilizada por el profesional de esta disciplina, que le permite conocer el por que, como, para que y porque de la modalidad de
aprendizaje del aprendiente , para guiar sus intervenciones en el proceso de aprendizaje de este, de modo tal con la finalidad de
promover, prevenir, restablecer y/o maximizar las posibilidades de aprendizaje de dicho sujeto. Diagnostico que se fundamenta en una
concepción de desarrollo, de educación, de aprendizaje (Levy), de sujeto aprendiente y de objeto de conocimiento. (Fernandez)
Ahora bien, comprender la relacion particular del sujeto con el conocimiento requiere atender al proceso de conocer y no a su
resultado, y esto, ubica al psicopedagogo en una posicion particular frente a las técnicas y test de inteligencia.
Acordamos con Evelyn Levy (1992) que si el objeto de la intervencion es el sujeto aprendiente, ni el sujeto, ni sus
conocimientos, pueden ser dejados de lado, preguntarnos sobre los procesos de pensamiento y aprendizaje del sujeto aprendiente
requiere por lo tanto del análisis de sus producciones especificas.
De acuerdo a la idea de diagnostico como estrategia (Mussi) este, implica procesos de toma de decisiones (conscientes e intencionales)
en los cuales el terapeuta elige y recupera de manera coordinada los conocimientos conceptuales y procedimentales que necesita para
descubrir la modalidad de aprendizaje y/o el significado de la dificultad de aprendizaje. Elecciones que requieren de la reflexión
consciente del psicopedagogo, operaciones lógicas que atiendan a las características del sujeto aprendiente y su grupo familiar,
situacion educativa, como asi tambien las competencias profesionales de quien lo realiza.
Es objetivo del diagnostico, proporcionar el análisis dinamico y estructural de los niveles que pone en juego el aprendiente (organicos,
corporales, sociales, cognitivos, simbolicos, contextuales) de modo que nos permita comprender la relacion particular del sujeto con el
conocimiento y la significación del aprender para el y la familia. (Fernandez, 2000) Es preciso, mirar y escuchar al paciente,
respetando la origininalidad del sufrimiento expresado por el lenguaje (palabra, gesto, dibujo, juego, etc) en el contexto de la relación
transferencial.
Entonces diagnosticar supone interpretar, poner en juego una construcción simbolica a partir de reconocer el entramado de rasgos
distintos y distintivos que conforman un sujeto aprendiente. Este proceso, le pemrite al psicopedagogo, desde el conocimiento que le
otorga sobre el que, como y para que de las modalidades y/o dificultades de aprendizaje, realizar una hipotesis diferencial (siempre
abierta) y planear futuras intervenciones. (Pain, 1975)
En este sentido, el diagnostico es un proceso de investigacion clínica, en el campo de lo singular de cada sujeto, que produce
conocimientos y elabora hipotesis y que son provisorias, ya que depende siempre de la situacion contextual. (Filidoro, 2009)
En esta línea, la realización del diagnostico es una necesidad del psicopedagogo para poder intervenir, constituyendo el primer paso de
intervencion, en tanto es el camino para construir un conocimiento sobre el sujeto aprendiente que nos demanda y su singular modo de
vincularse con los objetos de conocimiento. Siendo el conocimiento construido siempre revisable, ya que el diagnostico es un proceso
abierto y por lo tanto desde esta posicion, diagnosticar e intervenir son procesos imbricados.
Psicopedagogía Clínica I
Ana Kazmierczak
Tradicionalmente se vincula lo clínico a la enfermedad. De hecho, el término es extrapolado de la Medicina, ya que la raíz misma de la
palabra clínica es kliné, que en griego significa lecho. Así, no es difícil asociar este término a la enfermedad, la patología, el
padecimiento.
Sin embargo, si partimos de que el objeto de estudio de la Psicopedagogía es el ser humano, tendremos que detenernos en este
punto a reconsiderar cuál es el objeto de la clínica: cada vez, un ser humano único, particular, irrepetible e integral. Una persona
en la cual el mapa genético se diagramó de ese modo una vez, y nunca más. Entonces, la clínica no se ocupa de la patología o del
problema de aprendizaje, sino de una persona concreta y real, que siente y piensa, y que encuentra obstáculos en su proceso de
aprender. Una persona que, además de lo que no puede, posee también fortalezas y posibilidades, una persona condicionada pero no
determinada por sus limitaciones, y que puede elegir responsablemente, una persona con un potencial de salud, al cual se deberá
apelar para ayudarla a salir adelante. Una persona integral, sustentada en lo biológico, provista de psiquismo y formando parte de
una sociedad, pero también dotada de espíritu y abierta a lo trascendente.
Con esta mirada, la clínica debe abordar, más allá de una patología, a un sujeto –persona, importando cómo ese sujeto padece, y no
sólo lo que padece. Será su objetivo abordar el síntoma, tratar de hallar sus causas, y desarticularlo, favoreciendo el armado de un
nuevo proceso cognitivo, más saludable y benficioso, pero centrándose en la persona que presenta el síntoma. La clínica se preguntará
por qué no aprende, pero también si puede, orgánicamente, hacerlo, si quiere y si cuenta para ello con la motivación interior, y si tiene
posibilidades familiares y sociales para aprender. Las particularidades subjetivas, familiares, sociales y culturales deben ser el eje, y no
factores accesorios, de la tarea clínica, en la cual es importante profundizar los enfoques teóricos, y al mismo tiempo formular
preguntas clave para la práctica, referidas a cada tipo de experiencia y a cada caso-persona en particular. Porque la clínica, de por sí,
implica una indagación constante y permanente, además de la intervención, o al mismo tiempo que ella. (Barilá-Fabbri)
Silvia Schelmenson
Al hablar de Psicopedagogía Clínica nos planteamos una determinada concepción del sujeto; una concepción que implica un
posicionamiento como profesionales de esta disciplina. Pensamos un sujeto que se constituye en el vínculo con otros, que complejiza
su psiquismo y construye conocimientos de modo absolutamente singular; un sujeto que no encaja en moldes preestablecidos y se
resiste a ser etiquetado.
El adjetivo Clínica no hace referencia a ningún ámbito de trabajo, tampoco nos restringe a una práctica determinada. Nos referimos a
un tipo de mirada y de escucha particular ante nuestro objeto de estudio: el sujeto que aprende, cualquiera sea su edad, su inserción
institucional, su condición social, cultural y familiar; cualquiera sea el ámbito en que, como profesionales, nos encontremos con ese
sujeto.
Consideramos el aprendizaje como un proceso que se lleva a cabo en una situación vincular; para aprender es necesaria la relación
con otro que otorgue significaciones, que “muestre” el objeto de conocimiento.
El modo que tiene cada sujeto de aprender estará, entonces, condicionado por las diferentes situaciones de encuentro con figuras
enseñantes (padres, docentes, otros) que tenga durante su vida; figuras que irán conformando un modo particular de acercamiento a los
objetos de conocimiento.
Desde esta perspectiva, como psicopedagogas, indagaremos sobre los aspectos de la constitución psíquica comprometidos en la
actividad representativa, que permiten el despliegue de la simbolización o generan restricciones en la relación con los objetos.
La Psicopedagogía Clínica es una disciplina dedicada a la investigación, teorización y asistencia de los procesos comprometidos en la
producción simbólica (escrita, discursiva, grafica, lectora) de niños y jóvenes con dificultades en el aprendizaje, y focalizada en los
aspectos subjetivos comprometidos en el aprendizaje.
La psicopedagogía clínica va más allá de las dificultades escolares, estudia las modalidades singulares de simbolización de cada
sujeto, que eventualmente parcializan sus lazos con el mundo exterior, inhibiendo la circulación deseante por el conocimiento
novedoso, generando un sufrimiento psíquico asociado a formas fragmentarias de concretar un dominio satisfactorio y atractivo del
conocimiento social existente. (Problemas de aprendizaje)
El aprendizaje es un proceso complejo de incorporación activa de novedades, en el que el sujeto y el objeto se interrelacionan entre sí,
con mutuas modificaciones estructurantes que inciden en la ductilidad (moldeamiento) psíquico y el deseo de un sujeto por el
conocimiento. Aprender involucra un movimiento deseante con el que cada sujeto se relaciona en forma singular y selectiva con los
objetos del mundo a conocer y a construir.
Aprender, no compromete exclusivamente aspectos cognitivos, sino que define un tipo de trabajo psíquico de máxima complejidad,
constitutivo de la subjetividad en intercambio –e interdependencia- con los objetos sociales y de conocimiento, en cuya dinámica
singular cada sujeto simboliza el mundo de acuerdo a sus experiencias afectivas y oportunidades sociales existentes.
¿Cuál es su recorte de objeto? ¿Por qué se fundamenta en el paradigma de la
complejidad?
Para comprender el recorte de objeto de la psicopedagogía clínica se apela al modelo epistemológico del paradigma de la complejidad
que introduce Edgar Morin (2000)
Morin presenta la noción de pensamiento complejo como un desafio a conquistar, el cual exige un trabajo permanente de
reconocimiento del conflicto, la contradicción y la incertidumbre para evitar así el riesgo de caer en simplicidades y reduccionismos.
Los principios de la complejidad permiten interrogar y desde una perspectiva multidimensional e interdisicplinaria la dinámica de los
procesos de simbolización y las dificultades de aprendizaje de los niños, considerando que:
a. El principio o pensamiento dialógico
Permite asociar nociones complementarias y a la vez antagónicas entre sí. Se basa en entender que todo proceso tiene dos lógicas; una
estable y una inestable. Un ejemplo es el orden y el desorden. Uno complementa al otro. Los opuestos pueden ser considerados como
enemigos, pero el principio dialógico permite mantener la dualidad en el seno de la unidad. El método es asociar dos términos a la vez
complementarios y antagonistas.
Esto significa que la complejidad hay que entenderla como multiforma, con realidades que pueden oponerse y complementarse a la
vez. Estudiar un campo sin reconocer que tiene contradicciones es ver sólo la mitad del problema. Lo que debe entenderse es que los
opuestos pueden colaborar y producir organización. La clave está en descubrir esa organización. Para ello, Morin propone un segundo
principio, el de la recursividad.
En nuestro recorte de objeto especifico este principio nos permite fundamentar la existencia de diversos modos de funcionamiento
psíquico, que, en tensión dialógica, se expresan en la produccion simbolica de un sujeto y justifican la heterogeneidad de la actividad
representativa, también, nos permite pensar en termino de dialogo interdisciplinario.
Espacio transicional
Lugar desde donde mirar confianza podrá gestarse la mirada psp
Juego
Creatividad
Algunas ideas que nos permitirán adoptar una actitud clínica frente a la producción del paciente:
En los “motivos de consulta” por ej: a veces el psp tiende a seguir la secuencia de hechos reales transmitidos, y esta actitud anula la posibilidad de
interpretar, entender y acceder al discurso inconsciente.
En las anamnesis se observaba una necesidad y urgencia de obtener datos que actuaba como obturadora para la posibilidad de ubicarse en una actitud
analítica frente al discurso. Esta urgencia por obtener datos solo puede entenderse desde el deseo de cerrar la angustia que provoca la espera.
Los datos solos nunca remiten al saber. Por el contrario, suelen ocultarlo.
Llegaremos al saber por el despliegue de una escena que por la cronología de datos.
Es más importante preguntar el “COMO” que el “CUANDO”
Como leer la producción del paciente o como lograr una escucha y mirada Psp.
Lugar analítico
El terapeuta es un testigo que legaliza la palabra del paciente. Alguien que con su escucha otorga valor y sentido a la palabra del que habla
permitiéndole organizarse (y comenzar a entenderse) precisamente a partir de ser escuchado.
La posición del terapeuta no significa un campo neutral, sino es un espacio de confianza que permite al paciente organizarse y dar sentido al
discurso otro que escucha, que no califica ni descalifica.
Es fundamental encontrar lo original, lo particular de cada historia.
Actitud clínica
Actitud (Armando Bauleo): Es un complejo de acción y teoría…es un moverse practico en el desenvolvimiento del terapeuta, y las
dificultades del enunciar recortándolo están ligadas a su propia constitución, producto y conjugación en ese desenvolvimiento de
teoría, practica y experiencia, vividas socialmente.
Escuchar y traducir
No se trata de ayudar a que el paciente confiese lo importante, sino de que hable de lo que carece de importancia.
Hablamos de un lugar analítico, lugar de testigo y de actitud clínica, de la actitud del que escucha y traduce promoviendo un discurso
mítico y no real. Lugar y actitud que todo terapeuta deberá asumir. Pero a su vez es necesario incorporar aspectos que lo ayuden dar
cuenta de los nudos, trabazones, y malos ligamentos entre la inteligencia y el deseo.
Se incorpora a la actitud clínica:
a) conocimientos acerca de cómo se aprende y acerca del organismo, cuerpo,
inteligencia y deseo.
b) una teoría psicopedagógica: matriz teórica interpretativa (teoría abarcativa, surgida
con la practica)
c) saber acerca del aprender y no aprender.
Necesitamos incorporar conocimientos acerca del Organismo cuatro niveles
Cuerpo implicados en
Se requieren conocimientos sobre teoría psp Inteligencia el aprender
Deseo
Con la sola inclusión de los conocimientos en la teoría psicopedagógica no logramos una escucha psp, sino que es necesario incorporar
además el saber psicopedagógico.
Conocimiento Saber
Objetivable, transmitible, de forma indirecta Transmitible solo directamente, de
o impersonal. Se puede adquirir a través de persona a persona, a través de la
libros, maquinas. Se enuncia a través de experiencia, no es sistematizable y solo
conceptos, teorías. pueden adquirirse a través de metáforas,
paradigmas, situaciones, casos clínicos.
Da poder de uso.
El saber psicopedagógico
Se obtiene a partir de La experiencia
Tratamiento didáctico
Un espacio muy importante del saber psp es el trabajo de autoanálisis de las propias
dificultades y posibilidades en el aprender
Lo que uno pretende hacer con el otro hay que practicarlo con uno mismo.
Motivo de consulta
Tratamos de obtener una buena descripción de la problemática que preocupa a los padres y de la sintomatología, pretendemos tomar la
“queja” que trae la familia acerca del paciente (Ej. no presta atención) y desplegar una descripción sobre que quiere decir esas palabras,
quien las dice, porque lo dicen, que piensan ellos de porque se dice esto, que significa para ellos que “no preste atención”, y porque
para ellos esto es importante, etc.
Pediremos alguna escena familiar donde se ponga en evidencia el no prestar atención del niño, este no prestan atención puede ser
llenado de significados diferentes cada uno de los miembros de la familia, y de una manera de clarificar la situación es pedir ejemplos,
anécdotas, situaciones, escenas. También en estos espacios investigaremos que es lo que se quiere decir cuando se dice que “no presta
atención” o “no puede leer o escribir”. Cuando nos hablan de no prestar atención o desatención, tendremos que preguntarnos hacia
donde dirige la atención el niño.
Apertura. Motivo de consulta
En este momento trataremos de encuadrar la situación, es decir, señalar porque estamos acá nosotros y ellos, programar la tarea de esa
hornada y recibir el motivo de consulta familiar.
La consigan de apertura no es siempre igual, en general tiene en cuenta el hacer referencia a alguna situaciones que permita abrir el
espacio de confianza necesario para la tarea.
En tal sentido, conectarse con los propios errores, carencias y temores que en ese momento la situación grupal potencie, ayuda a crear
un espacio transicional psicopedagógico en el que circule el saber y el conocimiento. El encuadre de la situación de consulta, de por si,
traslada el lugar de conocimiento desde los padres hacia el terapeuta, como psicopedagogos debemos corrernos de ese lugar, para que
se movilice la circulación del conocimiento en el grupo familiar.
Motivo de consulta a los padres
Los padres hablaran libremente, sin que realicemos preguntas particularizadas. Simplemente trataremos de que relaten como ven al hijo
en ese momento, sin remontarse, en la consigna inicial, al pasado. Cuando comenten acerca de que los preocupa, trataremos de
conseguir una descripción detallada del problema. La versión que los padres trasmiten acerca de la problemática, y principalmente la
forma de describir al síntoma, nos dan importantes claves para aproximarnos al significado que la dificultad en el aprender tiene en la
familia.
En el motivo de consulta a los padres tratamos de analizar: el tipo de comunicación que los padres, como pareja, establecen entre si y
frente al terapeuta como otro que puede representar el afuera.
El grado de independencia y autonomía de pensamiento de los padres en cuanto a la posibilidad de a opinar acerca de lo que les
preocupa. Si presentan argumentos explicativos para describir, si tratan de convencernos, si apelan a opiniones de otros como ultimo
argumento.
¿Que significa el no aprender del niño para la familia y para los padres?
La reacción familiar ante el fracaso escolar o frente al no aprender se relacionan con los valores que dominan en el grupo al cual
adhiera la familia - ¿Cuales son las expectativas que los padres ponen en nuestra intervención? Al enunciar lo que esperan, a veces
dicen “saber si no puede o no quiere”, “saber si es él la causa o nosotros”, “si cambiarlo de escuela”, “que me ayuden”, “que lo
ayuden”, etc. - ¿Qué tipo de comunicación adoptan frente a un tercero? - ¿Cuáles son los nudos o aspectos que establecen en un
desacuerdo entre ellos? (si se explicita este desacuerdo o se lo cubre)?. - El grado de discriminación mutua.
Si los padres establecen un dialogo uno con el otro. Si la conversación, por el contrario, cosiste en dos monólogos dirigidos al
terapeuta.
Tales modalidades generalmente remiten a una modalidad similar dentro del grupo familiar. Tratamos de llevar a los padres de la
infancia del hijo a su propia infancia. No incluimos la anamnesis para darle importancia al discurso espontáneo para poder entender el
significado del síntoma en la familia y para la familia.
Tratamos, en general, de requerir acerca del mismo tema, la opinión de ambos padres.
Nuestra función no es juzgar si han sido buenos o malos padres, sino favorecer la expresión, creando un clima afectuoso y
comprensivo. Por eso recurrimos también a sus propias infancias, esto los ayuda a ver que dentro de ellos actúa también una parte
infantil y, principalmente, a acercarse a la comprensión de hijo. A veces una simple pregunta: “¿Cuándo juega UD con su hijo?” o “¿le
gusta jugar con pedro?” o “¿Qué el gusta hacer con Susana?” tiene un efecto terapéutico importante.
Si bien los padres demandan la asistencia, es esperable que presenten obstáculos y resistencias a nuestra acción.
Vamos a encontrar ocultamiento, engaño, seducción y desautorización hacia nosotros, justamente para evitar que nos contactemos con
lo que ellos han ocultado, engañado, seducido o desautorizado. Y tales actitudes debemos tomarlas como elementos que nos van a
servir para poder entender el problema de aprendizaje del niño, y no debemos dejarnos motivar por la agresión que ellas contienen.
Motivo de consulta fraterno
Las técnicas dramáticas posibilitan un aporte esencialmente valido para el diagnostico, ya que permiten la especialización y
objetivación de los vínculos. No es lo mismo hablar de una situación que dramatizarla, porque en este último caso aparece el cuerpo
con toda la expresividad a la que da acceso. Por otra parte, las técnicas dramáticas permite al niño y sus hermanos conectarse con los
aspectos lúdicos. Hay muchos temas que son muy difíciles de tratar verbalmente, pues producen humillación, temor o vergüenza. El
juego (con las identificaciones, situaciones múltiples y posibilidad de tomar distintos roles) nos permite observar que el niño pueda o
no meterse en los diferentes personajes y actuar desde ellos (pensar como mamá, papá o hermano).
Marina Müller
Abordaje clínico y operativo de los trastornos de aprendizaje
El síntoma y su lectura como modo de abordaje
En el campo clínico, el objeto de nuestro quehacer va plasmándose entre los consultantes y el clínico que los atiende, en un encuentro
reciproco donde se plantea una consulta y una demanda.
Desde el análisis de esa demanda, el profesional establece un encuadre y un contrato que replantea la demanda inicial, estableciendo
un compromiso conjunto para procurar los objetivos de la clínica, ya sea conocer que problemas y recursos trae un sujeto o grupo para
aprender, o una vez detectada la problemática, tratar las dificultades para el paciente o el grupo para que “aprendan a aprender”
aplicando sus recursos personales en los aprendizajes sistemáticos y asistemáticos.
Cuando consultan por un problema de aprendizaje lo inicial es preguntarme ¿QUIÉN es aquel que se trae como paciente designado y
con QUIENES hace sus síntomas? ¿POR QUÉ Y PARA QUE los hace? ¿Qué funcionalidad tiene en su contexto familiar y escolar?
No atiendo SINTOMAS con la finalidad de sofocarlos y evitarlos, atiendo PERSONAS que hacen síntomas para expresar sus
malestares y sufrimientos, derivados y sostenidos en un ámbito que incluye la familia inmediata, la familia extendida internalizada, el
medio sociocultural y económico, las instituciones donde se educa el sujeto y transcurre su vida (desde luego, lo fundamental la
escuela)
El abordaje que propone M. Müller es CLINICO Y OPERATIVO, e intenta atender a la PREVENCION PRIMARIA.
Clínico sujeto/persona, con su historia, sus peculiaridades, su ser y su hacer, mas allá de sus síntomas. No se lo considera
asilado, sino parte integrante de un sistema familiar, el cual a su vez es configurado por el medio social, cultural y económico.
Operativo realiza una doble tarea, procurando descubrir el sentido de los síntomas en las estructuras subjetivas, familiares y
sociales, y al mismo tiempo, realizando actividades que contribuyan a explicitar las dificultades y ayuden a los participantes a
afrontarlas. La tarea participa en el tratamiento como un objeto intermediario, como un tercero estructurante.
Preventivo No trabaja estricta y principalmente con sus síntomas, sino con su propiedad de obrar como obstáculos al aprendizaje
operativo, y no se dirige al error o a la falta como déficits, sino como lugares privilegiados del aprendizaje, donde se halla la
posibilidad de aplicar los recursos personales y grupales que intenten transformar esa situación de obstáculo en una fuente de
aprendizaje y de resolución de problemas. Mediante la situación de aprendizaje que crea conflictos, el sujeto o el grupo aprenden a
aplicar sus operaciones mentales de un modo útil, reconociendo a su vez que fantasias, emociones, temores, se movilizan en esa
actividad.
El objetivo de este modo de abordaje es que cada sujeto ponga en acción su deseo y capacidad de aprender, como una dinámica que no
se agota en la experiencia de su paso por la escuela. Por ello, puede incluir también un aspecto de prevención, mas aun cuando se
desarrolla en instituciones, educativas o de salud, para abordar las problemáticas en forma no solo individual, sino también grupal,
institucional y socio-comunitaria.
Aprender no es solo aprender conocimientos, sino aprender para la vida, para descubrir que nuestro SER es siempre mucho más
valioso que nuestro TENER o SABER. Muchos de nuestros pacientes, apenas reconocen que son, apenas tantean su propio SER
porque APRENDER lo tienen obstruido. No acceden al SER reconocido socialmente al quedar marcados y marginados en su fracaso
del APRENDER.
La atención: Se construye desde bebe, cuando un adulto significativo le muestra a este el mundo como deseable, y se va consolidando
a medida de que alguien pueda dejar de saltar de una idea a otra y de estar regido por los impulsos.
Pero la escuela demanda otro tipo de atención, la atención sostenida y selectiva, la posibilidad de sostener la atención durante mucho
tiempo a determinados estímulos, que con frecuencia no tienen que ver con los intereses del niño. Es decir, no solo tiene que sostener
la atención sino que dirigirla hacia objetos pocos investidos libidinalmente. A la vez, los niños suelen atender a otras cosas que no son
lo que la escuela demanda, mucho más en una época en que, desde muy pequeños, son ubicados frente a estímulos como las pantallas,
que exigen otro tipo de atención a la requerida por la escuela. Muchas veces se confunden todas las dificultades de aprendizaje con
dificultades para sostener la atención, sin tener en cuenta que la comprensión es fundamental y que el niño que no comprende no va a
poder atender. Pero, además, como el aprendizaje no es un acto pasivo, apropiarse de los conocimientos y utilizarlos es fundamental.
Muchas veces, las maestras hablan de los niños como “desatentos” y excesivamente inquietos. La atención no es algo dado
automáticamente. El bebé responde a un otro que va señalando el mundo como interesante. Pero, ¿hay niños que “no atienden” o lo
que hacen es atender a otras cosas que las esperables en la escuela? Hay muchos tipos de atención y muchas causas por las que un
niño no atiende en clase. Así, hay niños que suelen no concentrarse en ningún tema, estando aparentemente “distraídos”, pero
conectados con cambios climáticos, olores, sonidos. No llegan a investir las palabras del maestro ni los contenidos escolares. Están los
que viven pendientes de sus propias sensaciones corporales o de las de los otros, como transpiración, latidos cardíacos, ritmos
respiratorios, etc. Otros buscan la aprobación afectiva, el cariño de los maestros y están atentos a sus cambios de humor pero no pueden
escuchar el contenido de lo que dicen. Sin embargo, registran los tonos de voz, a quién se dirige el maestro, si está o no enojado, si
tiene preferencias y este interés funciona en ellos como obstáculo para el aprendizaje. Algunos atienden solamente a lo que les resulta
fácil, presentando una negativa absoluta a encarar aquello que les supone una dificultad. No toleran sentir que fracasan y se “borran”
antes de afrontarla. Hay niños que sueñan despiertos, juegan con el pensamiento y tienen generalmente capacidad creativa, pero no
atienden en clase porque el mundo escolar le resulta insatisfactorio, peligroso, o pone en juego su narcisismo (lo saca de un universo
centrado en sí mismo). Viven la escuela como hostil, como un enemigo para sus sueños y juegos.
Pero para aprender no sólo hay que registrar algo sino también inscribirlo en uno, grabarlo. Y ¿cómo grabarlo? Recordar algo
no es automático. Todos hemos “borrado” de nuestra conciencia vivencias infantiles. Y un niño, cuando entra a la escuela, tiene ya
recuerdos y olvidos de su historia. Un niño puede no registrar lo que se dice en clase, pero puede grabarlo y olvidarlo inmediatamente,
o puede no querer saber. La apropiación no es una pura incorporación de lo ya dado, sino que supone la transformación de sí
mismo y del objeto.
El niño que repite fórmulas puede no haberlas aprendido. Puede ser un simple ejercicio de memoria inmediata, que no supone
aprendizaje alguno. En las escuelas se tiende a desconocer la diferencia que, inevitablemente, se da entre lo transmitido y lo que es
recibido y transformado desde la lógica infantil. También se suele olvidar que lo que se le transmite a un niño es, a veces, más que un
contenido, un modelo de pensamiento o de no-pensamiento. En este segundo caso la transmisión es de lo inerte, del objeto muerto, de
lo inmodificable. Esto último sucede cuando el conocimiento no aparece como descubrimiento permanente a modificar sino como un
fósil que arrastra a la muerte a todo pensamiento. Situación que se puede dar también en las familias cuando se supone que todo saber
es algo estático y no se acepta el preguntar y cuestionar del niño.
La comprensión: implica poder ligar nuevas representaciones con saberes previos y armar un recorrido novedoso. “Más vale
una mente bien ordenada que una muy llena” (Montaigne)
El enseñante otorga en el mismo acto de enseñar modelos de pensamiento, no solamente se transmiten contenidos, sino modelos
de ligar representaciones, de armar cadenas de pensamientos y articularlos con otros.
La inteligencia por su parte no es una funcion autonoma, contrapuesta a la afectividad, sino que se construye a través de los
avatares de la vida. Muchas veces, se confunde la dificultad para aprender en la escuela con una dificultad intelectual y se supone que
el problema indica un déficit de inteligencia. Esto nos plantea una cuestión central: la inteligencia no es un ente estático con el que se
nace. La inteligencia se construye en una historia. Una historia que, en gran medida, es una historia de afectos. La capacidad
intelectual se va desarrollando en el juego de caricias y miradas, en las primeras sonrisas, en el contacto con los otros significativos a
lo largo de la vida. Es decir, en todos los niños (a menos que haya un daño neurológico comprobable) la inteligencia es una
posibilidad abierta. Posibilidad que se desplegará en relación a vínculos. Todo niño va armando sus redes de pensamiento en relación
a los otros que lo rodean, fundamentalmente en relación al funcionamiento psíquico de esos otros. En este sentido, el otro humano es
condición de la posibilidad del discernir, es sobre él que el niño aprende a diferenciar bueno y malo, fantasía y realidad y a construir
vías alternativas a la satisfacción directa e inmediata. Es decir, es con otros que va complejizando cada vez más su pensamiento.
Podemos decir que para aprender algo tenemos que atender, concentrarnos en ese tema, sentir curiosidad por eso, luego desarmarlo,
desentrañarlo, romperlo, para traducirlo en nuestras propias palabras, reorganizándolo y apropiándonos de él como para poder usarlo
en diferentes circunstancias. (Apropiacion del conocimiento)
Se aprende en transferencia. Para aprender tenemos que investir libidinalmente al que enseña, establecer con él un vínculo por el que
podamos aceptar y recibir lo que nos da, si no el aprendizaje se torna un alimento insulso o rechazable y hasta se lo puede suponer
maligno si el otro despierta hostilidad. Todo aprendizaje supone recibir algo de otro, así sea lo que dejó plasmado en un libro. La única
posibilidad de investir el conocimiento es investir al otro que lo brinda. Es a través de otro que la exploración del mundo se tornará
interesante.
“DIMENSIONES DE ANÁLISIS EN LA ESPECIFICIDAD DE LA CLÍNICA PSICOPEDAGÓGICA DESDE UN
PENSAMIENTO RELACIONAL Y COMPLEJO”
Originariamente el término “Diagnóstico” ha sido utilizado por la medicina y hace referencia al conocimiento de la naturaleza de la
enfermedad, mediante la observación de signos y síntomas. En la práctica psicopedagógica clínica, en contextos actuales, muchas
veces nos encontramos con el pedido de padres, escuelas o profesionales, que nos convocan a identificar, denominar, encasillar,
manualizar, síntomas y signos presentes en las infancias y/o adolescencias.
No podemos, negar que en reiteradas ocasiones son los mismos profesionales que representan a la psicopedagogía; han tomado y
continúan tomando ese lugar, dando respuesta al imaginario social, contribuyendo con sus prácticas en dicha construcción, reforzando
una imagen de la práctica psicopedagógica que posiblemente devenga de su origen y dificultad epistemológica en la definición de
especificidad, su inmadurez como disciplina creciente y su modo de “hacerse un lugar, de escuchar, de mirar o entender la
psicopedagogía”.
Centrándonos en nuestra práctica, toda mirada, lectura o intervención que un profesional sostenga parte inevitablemente desde
determinada conceptualización. No existe la posibilidad de ser “neutros” ni “objetivos”, en tanto los instrumentos de indagación
utilizados, las preguntas realizadas, las líneas de sentido establecidas tienen que ver con un posicionamiento que remite a un modo de
pensar al niño, sus padres, la escuela, el aprendizaje.
Entonces toda intervención, lo que se haga, se diga, se deje de decir o hacer, implica un lugar desde el cual miramos, un punto de
partida que siempre es desde una perspectiva, produciendo un recorte y un resto que va por fuera de ese lente. Consideramos que cada
profesional debe reflexionar y fundamentar desde dónde produce y sostiene su hacer, especialmente cuando se trata de los problemas
en las infancias, en tanto sus intervenciones van a producir efectos en lxs niñxs y sus padres, marcando sus vidas, abriendo lugar a un
futuro o clausurándolo definitivamente.
¿Cómo funciona lo clínico en Psicopedagogía?¿Con qué dispositivos debe contar para operar sobre una demanda? Lo
primero que debemos empezar a pensar que no toda situación es potable de abordaje Psicopedagógico, no todo lo puede, no todo se
puede. Por lo tanto, el objeto de estudio de la práctica psicopedagógica está limitada, circunscribida a una especificad. Frente a una
demanda de intervención es sumamente importante establecer si la problemática planteada es un tema de abordaje psicopedagógico. Se
hace necesario esclarecer en el motivo de la consulta no solo el por qué esta acá, sino si tiene sentido que esté acá . Es decir, para
poder proporcionar una respuesta psicopedagógica clínica debe haber una situación que refiera a lo que hace un
psicopedagogo
En la demanda es importante ver si en la situación que se plantea hay una problemática que puede resolver la psicopedagogía. Por
demanda aquí no entendemos que alguien nos esté pidiendo hacer algo, sino poder esclarecer si en el pedido hay algo que los
psicopedagógicos podemos atender.
Aquí surge el siguiente planteo: ¿Qué problemas resuelve la Psicopedagogía Clínica?
En término generales, problemáticas del malestar humano referido a su condición de ser aprendiente o cuando aprender se
vuelve un problema y se torna una situación enajenante. De ahí se moviliza la necesidad de descifrar la “trama” y el “drama” que
es producto de un “entretejido” atravesado por un contexto que lo circunscribe a un lugar, a un tiempo, a un espacio.
La intervención psicopedagógica clínica es un tipo de abordaje que actúa desde un lugar, en la que se busca SINGULARIZAR cada
historia particular independientemente de los contextos donde se encuentre ese ser humano.
Hacer CLINICA DEL APRENDER en Psicopedagogía, no es solo el trabajo de consultorio, sino que lo trasciende, va más
allá de un espacio físico. Hacer clínica, es tener una mirada y escucha que permite percibir al ser humano en su particular
forma de "ser" y “estar” frente a situaciones en que el aprendizaje se encuentra amenazado. Pero ese percibir psicopedagógico,
está en estrecha relación con la visión sobre el aprender que tiene cada profesional de la Psicopedagogía, que a su vez está directamente
relacionado con su historia de aprendizaje o formación académica y que se pone en acción, toda vez que psicopedagogiza o
psicopedagoanaliza situaciones de malestares humanos. El que se inicie una consulta, no implica un comienzo de intervención clínica,
tiene que haber una verdadera demanda psicopedagógica y problema psicopedagógico a resolver. Para que ello suceda, tiene que
haber alguien que padezca una determinada situación, alguien que sea “portavoz” y alguien que aloje y sea continente de ese
ser humano psicopedagógico que la clínica intentará asistir.
En segundo lugar, al actuar psicopedagógicamente frente un caso es necesario escuchar en el discurso, cuáles son los
elementos que se relacionan con su problema psicopedagógico. Nunca suponer que los consultantes saben el origen de sus
padecimientos. Lo obvio no es tan obvio y el sentido común es el menos común de los sentidos. De lo que se trata aquí es poder
establecer y analizar las representaciones, percepciones, significantes que dan origen a padecimientos psicopedagógicos y que por lo
general está en el discurso del “OTRO” para intentar cambiar la versión (interversión). La psicopedagogía clínica va producir una
lectura desde la singularidad, esto significa que, aunque se conozcamos de antemano las características de un síndrome, nada
sabemos acerca del modo particular en que el mismo se juega en la vida particular de esx niñx, la familia y la escuela.
En tercer lugar, desarticular la “Versión” es ubicarlos en términos distintos y con otros marcos de representación de la
situación psicopedagógica de nuestros psicopedagizados. Este modo de pensar la clínica fundamenta su posicionamiento en:
-Una concepción de las Infancias, pensada como el tiempo en el que el aparato biológico se está construyendo y la subjetividad que
se está constituyendo. Atravesado, a su vez, por un momento ideológico, histórico, económico, social y cultural (URIE B)
-Una concepción del aprendizaje, considerado como un “proceso de apropiación y construcción” (FILIDORO: 2002) en la relación
con otros pares y docentes, que “ (…) transcurre en las interacciones que se van configurando entre lo biológico, la subjetividad y el
contexto escolar sin quedar determinado por las características particulares de ninguna de estas tres dimensiones tomadas de manera
independiente una de las otras” (FILIDORO:2009).
-Una posición interdisciplinaria, como sostiene Maciel (2001), relacionada con “la posición que adopta un terapeuta frente a lo que
denominamos “obstáculo clínico”. Es en la incomodidad, en la pérdida de la certeza, de un saber absoluto que este movimiento se
inicia, produciendo la transformación del obstáculo en problema, a través de la formulación de preguntas. Estos interrogantes podrán
ser dirigidos a la propia disciplina abriendo lugar a la supervisión, u otros campos de saber en forma de interconsultas, estudios,
pasajes.
¿Cómo pensar el diagnóstico desde la psicopedagogía clínica? Referenciando los ejes conceptuales que orientan nuestra práctica,
podemos decir que en el diagnóstico psicopedagógico observaremos los modos particulares de aprender de cada sujeto en su
singularidad, abriendo preguntas acerca de los procesos de construcción del conocimiento en ese ser singular, en el cual la
subjetividad y la cognición se entraman en una relación compleja y donde las posiciones nunca son definitiva s. El diagnóstico
desde la perspectiva de la psicopedagogía clínica se define como: “ (…) Un proceso de investigación clínica, esto es, que construye
conocimientos novedosos acerca de lo singular” (FILIDORO: 2008)
“Si este niño no aprende de la manera en que le enseñamos, ¿podemos enseñarle como él aprende [...]? “ (Chasty, 1997)
No tendría que ser esta la premisa que guie las valoración diagnosticas que los psicopedagogos deberíamos realizar? Un lugar donde
la “diferencias” sean potenciadas por tus modos singulares de acercarse a los objetos de conocimientos. En este “tiempo de
indagación” el profesional escuchará a los padres, conocerá al niño, se reunirá con la escuela, intentando construir
conocimiento y teoría en relación al lugar que ese niño ocupa para los padres, su modo de habitar el espacio escolar en relación
a los aprendizajes, la relación con los docentes y pares, sus posibilidades y particularidades al relacionarse con los objetos de
conocimiento para construir nuevos saberes. Escuchará los caminos y lugares recorridos que llevan a la situación y la consulta
actual.
Norma Filidoro (2008) plantea tres tiempos lógicos en el diagnóstico psicopedagógico, que mantienen una relación dialéctica:
• Tiempo de la materia prima, donde construimos los “observables” de las modalidades peculiares del aprender de cada niño, de lo
que traen los padres, de lo que plantea la escuela, etc. Aquí lo importante a tener en cuenta es que estos observables son nuestra
interpretación/conceptualización de los datos.
• Nivel de las inferencias: donde a partir de las relaciones establecidas entre los observables realizamos hipótesis.
• Nivel de las configuraciones: construimos nuevos observables a partir de las inferencias que nos permiten formular nuevas
preguntas constituyendo una configuración. De este modo vamos tejiendo la trama y van surgiendo nuevos interrogantes que guían
nuestro proceso de investigación.
Pensar en términos relacionales los problemas de aprendizaje de las infancias que llega a consulta psicopedagógica, se constituyen
en un complejo “tejido” en el que cada hilo no es un evento independiente, sino “…interacciones de subsistemas que se definen
mutuamente”. (FILIDORO: 2008)
Ubicar al diagnóstico psicopedagógico como una intervención en sí misma desde la psicopedagogía clínica, es sostener que la
misma producirá efectos en el sujeto que aprende, habilitando o cerrando cierta dirección en la formulación de preguntas y resolución
del problema. Por lo tanto, se hace indispensable abrir espacios que permitan problematizar, interrogarnos e investigar acerca de
nuestras prácticas, evitando tomar posiciones reduccionistas .
¿Como se decide una psicoterapia en niños?
Marie-Cécile y Edmond Ortigues plantean una nueva forma de relacionarse con los consultantes, donde el control del analista es
desplazado a ellos. Consiste en “crear y sostener un lugar, un tiempo y un marco tales que los demandantes puedan desplegar sus
demandas conforme la singularidad de sus ritmos, meandros e intrincaciones”.
El revés de la demanda
Toda demanda relativa a si hijo tiene un revés que tiene que ver con la parte inconsciente de sus anhelos, la cual se relaciona con los
trastornos del niño de una forma singular, no generalizada.
La relación entre padres e hijos NO responde a leyes del tipo: si los padres tienen tal o cual comportamiento, de él resultará en todos
los casos, tal o cual consecuencia para el hijo.
Esto depende de la configuración familiar. Los autores denominan causalidad circular al hecho de que las reacciones de cada miembro
de la familia se suman o se combinan en un efecto de conjunto que no es buscado por nadie pero que motiva las actitudes de todos los
demás miembros de la familia. Esto es lo que denominan “revés de la demanda”.
Los deseos de los padres tienen dos vertientes y el niño se esfuerza en satisfacer a las dos, por eso su síntoma también tiene dos
vertientes.
Esto solo se modifica si se interactúa con las dos caras de los deseos de estos padres.
Ejemplo: Quieren que M. sea autónoma pero siga siendo “su niñita”, que sea activa pero solo en la órbita de ellos, que hable pero como
mero eco de sus palabras, que sea inteligente y estudie bien pero que no haga preguntas sobre un antiguo drama de la familia”
Los autores insisten en que se debe dar el tiempo necesario para que aflore el revés de la demanda, así los padres pueden saber de
antemano, si están dispuestos realmente a aceptar que su hijo cambie, y progrese.
Además aceptar apresuradamente una demanda de psicoterapia puede ser engañoso ya que muchas veces los padres creen que se van a
suprimir los síntomas de su hijo pero que nada más se va a modificar, y esto no es así.
Pero esa decisión la deben tomar ellos, si se les aconseja empezar un psicoanálisis, se les está quitando la posibilidad de querer por su
propia cuenta.
¿Cuáles son los tipos de preguntas y formulaciones que serán una invitación a hablar?
Primeramente, es conveniente que nuestras primeras palabras abran un campo muy vasto, no definido (ej: “dígame lo que le parece
importante” o “dígame lo que le parece útil”).
En segunda instancia, si se han mencionado síntomas, malestares o sucesos, deberemos elegir desde que punto hacerlo: punto de
intensidad, de oscuridad, de repetición… ¿Cómo reabrir un dialogo sin cerrar vías de desplazamiento, de derivación? Propondremos
hablar más de tal o cual punto apelando al presente, al pasado, al entorno en sentido amplio: “Dice usted que ese día tuvo mucho
miedo, ¿conoció un miedo así o una emoción tan fuerte antes?”
En un tercer tiempo, siempre es útil hacer la apertura en dirección a los ascendentes. Si se habló de depresión, por ejemplo: ¿Es común
la depresión en su casa? O ¿Conoció usted personas deprimidas? La apertura en dirección a los ascendentes significa al consultante que
se podrán percibir o reconocer ciertos vínculos entre la patología que motiva la demanda y la vida.
Por último, disponemos de preguntas que invitan al “comentario familiar”. “de esto ¿Qué se dice en la familia? Estas respuestas
dibujan la topografía familiar. Para uno será “grave”, para otro “se arreglara solo” o “era de esperar”. A menudo estos enunciados
permiten localizar el lugar que se ofreció al niño en el cruce de los dos linajes: ser prueba de fecundidad o remplazar una pérdida por
ejemplo.
Las preguntas sobre el “como” son más fructíferas que las de sobre el “porque”. Estas últimas demandan una explicación, mientras que
las otras no excluyen ningún tipo de respuesta y permiten establecer vínculos con elementos que no podrían entrar en una explicación.
La transferencia
Toda vez que son los demandantes quienes regulan el “tempo” de su trayecto, ellos no interrumpirán unas entrevistas que les permiten
vivir, poner en acción transferencias que se han hecho importantes. Aun cuando una serie de entrevistas no desemboque en un
tratamiento, la duración se prolonga porque hay transferencias.
Si no se diera tiempo a los consultantes para sacar a la luz su demanda, habría riesgo de coagular un problema.
¿Por qué se dice que la primera entrevista es particularmente importante?
Lo importante no son las informaciones dadas, sino su tonalidad o su forma (como se refieren a su hijo por ejemplo).
Los autores no recomiendan aconsejar a los padres ya que eso nos pondrían en lugar de “doctor” o “padre”.
Durante las entrevistas preliminares, a veces las citas se estiran en el tiempo sin que progrese la idea de una decisión. Según los
autores, esta actitud no es negativa, pero el riesgo que se corre es que los encuentros se instalen en el registro lúdico, del orden de lo
primario.
Aquí hay que diferenciar entre las ganas y el deseo. Puede haber dos tipos de registros diferentes.
“¿Tenés ganas de venir… de volver?” o “¿Pansas que es útil volver?”
El primer caso se sitúa en el registro de lo primario, de lo que se tiene ganas, lo que complace. En cambio el segundo, si bien el placer
no está excluido, forma parte de la decisión que se toma buscando ciertos objetivos.
DIAGNOSTICO PSICOPEDAGOGICO
Norma Filidoro
Norma Filidoro (2008) plantea tres tiempos lógicos en el diagnóstico psicopedagógico, que mantienen una relación dialéctica:
• Tiempo de la materia prima, donde construimos los “observables” de las modalidades peculiares del aprender de cada niño, de lo
que traen los padres, de lo que plantea la escuela, etc. Aquí lo importante a tener en cuenta es que estos observables son nuestra
interpretación/conceptualización de los datos.
• Nivel de las inferencias: donde a partir de las relaciones establecidas entre los observables realizamos hipótesis.
• Nivel de las configuraciones: construimos nuevos observables a partir de las inferencias que nos permiten formular nuevas
preguntas constituyendo una configuración. De este modo vamos tejiendo la trama y van surgiendo nuevos interrogantes que guían
nuestro proceso de investigación.
Pensar en términos relacionales los problemas de aprendizaje de las infancias que llega a consulta psicopedagógica, se constituyen
en un complejo “tejido” en el que cada hilo no es un evento independiente, sino “…interacciones de subsistemas que se definen
mutuamente”. (FILIDORO: 2008)
Ubicar al diagnóstico psicopedagógico como una intervención en sí misma desde la psicopedagogía clínica, es sostener que la
misma producirá efectos en el sujeto que aprende, habilitando o cerrando cierta dirección en la formulación de preguntas y resolución
del problema. Por lo tanto, se hace indispensable abrir espacios que permitan problematizar, interrogarnos e investigar acerca de
nuestras prácticas, evitando tomar posiciones reduccionista.
Carlos Mussi
Carlos Mussi (2015) plantea por su parte el uso estratégico de los diagnósticos, entendiendo que aquel esta guiado por un criterio
operativo con la finalidad de ampliar el campo de conciencia del consultante y habilitar acciones e intervenciones tendientes a la
resolución efectiva de los problemas planteados. Es un proceso: activo, flexible, co-construido con el consultante, transitorio y nunca
neutral.
Una estrategia es una “Serie de acciones muy meditadas, encaminadas hacia un fin determinado” La estrategia está orientada a
alcanzar un objetivo siguiendo una pauta de actuación.
Muchas veces opera como una trampa que encasilla tanto al paciente como al profesional, de tal modo que luego de categorizar es
difícil percibir algo mas allá de esos rótulos.
Ceberio y Wtazkawick: “el diagnostico como apertura es la via de entrada para un tratamiento eficaz, que lleva a destruir el estigma
y no a construir una realidad que lo confirme” En ese sentido, podemos decir que el diagnostico constituye una potente intervención
con sentido estratégico.
Evelyn Levy
Plantea que el proceso diagnostico en la intervención psicopedagógica supone una operación clínica especifica, diferente a la que se
plantea en la práctica analítica, fonoaudiológica, neuropediatrica y psicomotriz. Si bien estos discursos están presentes en la mirada y
escucha psicopedagógica en general, la circulación de los mismos en el análisis de las dificultades de aprendizaje es diferente según la
modalidad de cada psicopedagogo.
¿A que se deben las diferencias que la caracterizan?
Las distintas modalidades diagnosticas de la clínica psicopedagógica son consecuencia de la posición del psicopedagogo respecto a
cada uno de los discursos mencionados, a su vez la misma determina la modalidad estratégica diagnostica.
Siendo hoy un encuentro interdisciplinario en el que se confrontan diferentes referentes teóricos y clínicos. ¿Cómo se sitúan los
distintos profesionales respecto a los diferentes discursos implicados en las dificultades de aprendizaje de los niños?