Está en la página 1de 3

DONALDO EL ATREVIDO

Por W. I. R.

El papá estaba actuando como cocinero y le salían unos panqueques muy ricos. Toda la familia
estaba desayunando junta, porque era domingo de mañana y nadie necesita ir con apuro a ninguna
parte.

Donaldo estaba comiendo su octavo panqueque. Gloria había puesto un libro nuevo a lado de su
plato y violando las leyes de la familia leía algunas líneas entre bocados. Como yo no iba a la escuela
todavía, disfrutaba de la única vez en la semana en que toda la familia podía desayunar junta.

Mamá miraba soñadora por la ventana y suspiraba diciendo como para sí:

—¡Qué lindo día! Es una lástima que no hayamos hecho planes.

—¿Qué quieres decir que no hayamos hecho planes? –repicó el papá. —¿Crees que voy a dejar que
un día como éste se desperdicie?

Mamá se sonrió. Papá era bastante dado a hacer planes repentinamente y mamá lo sabía.

—Da la casualidad de que tengo una magnífica sugestión que hacer —prosiguió diciendo papá, y
miró en derredor de mesa para ver si había despertado interés.

Efectivamente lo había conseguido: Donaldo era todo


oídos. Gloria alzó los ojos de su libro, sorprendida, y yo por
mi parte estaba listo para cualquier cosa. Después de una
breve pausa, papá prosiguió:

—Si mamá quiere preparar una merienda, tal vez Gloria le


podría ayudar con los sándwiches. Sacaremos el automóvil
y podremos ir al lago Verde para hacer un picnic. La salida
nos beneficiaría a todos.

Un gran clamor de aprobación se elevó de todos nosotros.


El jarabe para los panqueques estuvo a punto de caer de
la mesa y Donaldo preguntó muy emocionado:

—Dime, papá, ¿puedo sacar el coche del garaje?

—Un poco más despacio –aconsejó papá. —Será mejor


que esperes hasta que yo esté a tu lado. El viejo coche
tiene todavía mucho poder para que lo maneje un
muchacho de tu edad. Todavía no sabes conducir y no
conviene que lo toques.

EL AMIGO DE LOS NIÑOS (The Children’s Friend). Publicaciones Interamericanas de la Pacific Press Publishing Assn.
1350 Villa Street, Mountain View, California 94041, U.S.A. 4to.. Trimestre de 1962
Donaldo se encocoró e hizo una mueca. Luego mendigó un poco, porque tenía muchas ganas de
manejar; pero papá se mostró firme. Y el muchacho sabía muy bien que cuando su padre decía algo,
no era fácil hacerle cambiar de opinión.

De repente el desayuno terminó. Parecí que nadie quería más panqueque. Mamá estaba muy
atareada en la cocina, limpiando la mesa y amontonando los platos. Gloria se había ido a su pieza y
trataba de decidir qué vestido se pondría. Donaldo estaba en el umbral de la puerta trasera
atormentado por su deseo de hacer arrancar el coche y sacarlo en marcha atrás. Parecía que yo era
el único que no tuviese nada que hacer de manera que me fui afuera.

Mi triciclo estaba al lado de la puerta de la cocina; yo estaba sentado en él, cuando Donaldo salió
también de la cocina y se dirigió al garaje. Inmediatamente comprendí lo que había decidido hacer
y le recomendé:

—Será mejor que no hagas arrancar el auto, Donaldo. Te vas a meter en dificultades.

Me miró, visiblemente molesto. Luego se acercó y me dijo:

—Mira, ¿quieres que te diga un secreto?

Esto me venció. El conocer un secreto de mi hermano mayor, a quien tanto admiraba, era más de
lo que yo podía resistir. Le prometí callar.

Evidentemente Donaldo había decidido hacer arrancar el coche estando la puerta del garaje todavía
cerrada, para que nadie lo oyese. Luego abriría la puerta y sacaría el automóvil en marcha atrás,
sorprendiendo tanto a la familia por su habilidad que nadie le reprendería por haber desobedecido.

Así razonaba mi hermano, pero lo que podía suceder y que efectivamente sucedió, era algo que no
le había cruzado por la cabeza.

Entró calladamente en el automóvil, dio vuelta la llave de contacto, y apretó el pedal del acelerador,
aunque no le era muy fácil alcanzar a éste.

Yo estaba afuera tenso de excitación.

En ese momento llegó papá, y se dirigió al garaje. Pero precisamente cuando llegaba a la puerta, se
produjo un ruido tremendo.

Toda la puerta fue arrancada. Papá retrocedió prestamente, pero no lo hizo a tiempo. La puerta fue
empujada a un lado por el automóvil y cayó sobre él.

Papá no recibió mucho daño, pero cuando logró apartar la puerta, el automóvil iba corriendo
marcha atrás por nuestro camino de acceso a la calle. Horrorizado, papá vio a Donaldo prendido del
volante con los ojos encajados, por el susto que se había apoderado de él al ver que el coche se
dirigía hacia la calle.

Papá permaneció inmóvil tan sólo una fracción de segundo. Luego echó a correr con sorprendente
agilidad, gritando a Donaldo que diese vuelta a la llave de contacto.

EL AMIGO DE LOS NIÑOS (The Children’s Friend). Publicaciones Interamericanas de la Pacific Press Publishing Assn.
1350 Villa Street, Mountain View, California 94041, U.S.A. 4to.. Trimestre de 1962
Los neumáticos crujieron sobre el pedregullo (gravilla), y el coche se detuvo tan repentinamente
que papá tuvo que apoyarse contra el guardabarro. Donaldo había aplicado el freno de emergencia.

Con un gran suspiro de alivio, mi padre se acercó a la puerta del conductor. Pero Donaldo no aguardó
el castigo que merecía. Escapó del automóvil corriendo hacia la casa como un conejo. Después de
buscarlo un buen rato, mamá lo encontró debajo de su cama temblando como una hoja.

—Por favor, créanme –suplicaba, –no lo haré más. Nunca volveré a desobedecer a papá.

Bueno, partimos para realizar nuestro picnic familiar, aunque era un poco tarde, y Donaldo parecía
turbado y guardaba silencio mientras nos dirigíamos hacia el lago Verde. Pero no recuerdo haberle
visto hacer cualquier cosa con el automóvil a menos que primero tuviese el permiso explícito de
papá.—

EL AMIGO DE LOS NIÑOS (The Children’s Friend). Publicaciones Interamericanas de la Pacific Press Publishing Assn.
1350 Villa Street, Mountain View, California 94041, U.S.A. 4to.. Trimestre de 1962

También podría gustarte