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EL HALLAZGO DE CATALINA

Por L. W.

—Vamos Catalina –gritaron Margarita y Ester, corriendo hacia la casa de Catalina. —Ya es hora para
nuestra historia. ¿No vas?

—Sí –contestó Catalina corriendo al encuentro de sus amigas y dando un golpe a la puerta detrás
de si. —Ya voy. ¿Están ahí Elena y Susana?

—No, no creo que estén en la casa, pero podemos ir y ver –replicó Margarita escapándose hacia el
camino.

De repente Catalina se detuvo, se agachó y recogió algo del suelo. —¡Oh, oh, mira lo que encontré!

—¿Qué es? ¡Déjame ver! –rogaron Margarita y Ester. —¡Cincuenta centavos! –exclamaron
mientras Catalina les mostraba una reluciente moneda.

—¿De quién es? ¿Te quedarás con ella? ¿Qué vas a hacer con ella? ¡Todas empezaron a hablar
a la vez mientras iban felices hacia la casa de otra amiga donde tenían una hora de historias cada
semana. La mamá de Irma dirigía la reunión, donde cantaban himnos y escuchaban distintos relatos,
incluyendo una lección bíblica.

Catalina pensaba que tal vez el dinero pertenecía a algún miembro de su familia, y que debería
preguntar si alguien lo había perdido. Pero era tanto dinero para una niñita como ella, y su amiga
Margarita le acababa de decir:

—¡Oh, cuánto me habría gustado encontrar esa moneda! ¿Sabes lo que habría hecho? Hubiera
comprado una cantidad de caramelos y dulces. Um-m-m. Nos hubiéramos divertido ¿no es cierto?

—Sí, sería divertido –dijo Catalina.

—Y la encontré en el camino, cerca de la calle.

No preguntaría quién la habría perdido. Probablemente nadie lo supiera.

—Veamos si Juan viene de la reunión –sugirió Margarita.

—Muy bien –agregó Catalina mientras se iban corriendo. Pero Juan no había llegado, y ahí enfrente
había un almacén.

—Ahí está el almacén, Catalina. Vayamos a ver lo que tienen. A lo mejor podemos chupar algunos
dulces mientras escuchamos la historia.

—Sí –dijo Margarita despacio. —Me parece que está bien. Sería lindo,. Nunca antes he tenido tanto
dinero para gastar de una sola vez.

EL AMIGO DE LOS NIÑOS (The Children’s Friend). Publicaciones Interamericanas de la Pacific Press Publishing Assn.
1350 Villa Street, Mountain View, California 94041, U.S.A. 4to. Trimestre de 1962
Así que después de algunos minutos en el almacén las niñas se fueron a la reunión chupando
caramelos, masticando chicle y otros dulces. Había suficientes para cada una de ellas.

Durante la tarde la señora que les contaba la historia les refirió acerca de un niño llamado Hugo que
encontró una billetera en una de las calles de la ciudad. Contenía una cantidad muy grande de dinero
y Hugo realmente necesitaba dinero para comprarse zapatos. Pero sabía que ese dinero no le
pertenecía y que posiblemente su dueño lo necesitaba aún más que él. Así que tomó la billetera y
la llevó a la estación de policía para preguntar si alguien reclamado una billetera que contenía $300.
Nadie lo había hecho, pero el policía tomó la billetera y anotó el hombre del niño y su dirección y
dijo que le comunicarían si alguien llegaba. Algunos días más tarde un anciano llegó a la casa de
Hugo. Le agradeció por entregar el dinero y como recompensa a su honestidad, le regaló $25.

—¡Veinticinco pesos! –exclamó Catalina, nunca he tenido tanto dinero en mi vida. —Empezó a
pensar si no hubiera tenido que preguntar primero antes de gastar los cincuenta centavos con tanta
libertad.

Cuando Catalina regresó a su casa, el tío Pedro estaba buscando por todas partes sus cincuenta
centavos. Los necesitaba para pagar una cuenta porque era lo único que tenía de su cambio.

La mamá se puso muy triste y se enojó mucho cuando supo que Catalina había encontrado el dinero
y lo había gastado aún sin preguntar a nadie si lo había perdido. Uds. se pueden imaginar lo que
sucedió, y la resolución de Catalina de ser siempre honesta como el niño del cuento. —

EL AMIGO DE LOS NIÑOS (The Children’s Friend). Publicaciones Interamericanas de la Pacific Press Publishing Assn.
1350 Villa Street, Mountain View, California 94041, U.S.A. 4to. Trimestre de 1962

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