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Manzana - Propiedades y beneficios:

HISTORIA
La manzana es una de las frutas más famosa y una de las más antiguas. Es
posible que fuera una de las primeras frutas en consumir el hombre en forma
silvestre y una de las primeras en cultivarlo.  
Las manzanas llegaron a Europa desde el Oriente Medio y fue en este
continente donde evolucionó gracias, sobre todo, a la cultura greco-romana.
Hesíodo, 800 años a. C. ya se refiere a la manzana. También se cree que la
fruta es originaria de Europa Oriental, del Cáucaso y de Asia Central.  
El hombre pronto la cultivó, perfeccionándola y llevándola consigo en sus
migraciones por Europa, Asia y África. 
Fueron los españoles los que llevaron la fruta de la manzana a América y lo
difundieron por todo el continente. Allí nacieron nuevas variedades de
manzanos gracias a los injertos, y hoy son las que más se consumen.  
Introducción
El árbol de manzana (Malus domestica) es originario de la región suroeste de
Asia y la región este de Europa. En la actualidad se ha dispersado a
prácticamente todas las regiones del mundo que cuentan con un clima
templado. A lo largo de la historia se han injertado muchas manzanas para
hacer híbridos y se han desarrollado aproximadamente 7000 variedades hasta
el día de hoy.

Es curioso que la manzana haya sido asociada con la historia bíblica de Adán y
Eva, puesto que no hay ninguna evidencia en la Biblia que afirme que el fruto
prohibido se trataba de una manzana. En la mitología nórdica, las manzanas
tenían un significado más positivo, se decía que la manzana mágica era la
fuente de la eterna juventud.

Y podrían mencionarse muchas historias en las que la manzana juega el rol


fundamental, y si tomamos en cuenta el dicho en el idioma inglés, “An apple a
day keeps the doctor away”, que se traduce como “una manzana al día
mantiene al médico alejado”, no habría de extrañarnos que la manzana tenga
tanta importancia para nosotros.

 Comer una manzana reduce los niveles de bacterias dentro de la


boca.
 Otra de las propiedades de la manzana son los flavonoides, que
reducen el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer
COMPONENTES DE LA MANZANA 
La manzana es una de las frutas más completas. Gran parte de ella es agua, pero
también aporta azúcares como la fructosa y otros de rápida asimilación en nuestro
cuerpo, vitamina E o tocoferol y una pequeña cantidad de vitamina C. Igualmente
aporta fibra y minerales. 
La manzana madura contiene: glucosa, sacarosa, albúmina, tanino, pectina, ácido
cítrico y ácido málico; sales minerales: calcio, fósforo, hierro, potasio; vitaminas B, C,
PP. Uno de los componentes más destacados de la manzana es la Pectina: Actúa
como una fibra soluble. Ayuda en la disolución del colesterol y es una buena arma
contra la diabetes. 

BENEFICIOS 
Amiga del Corazón – Su alto contenido de metionina, fósforo y su riqueza
en fibra soluble resultan fundamentales en el control del colesterol. Asimismo,
el valor vasodilatador de la histidina (un aminoácido natural) la convierte en un
buen aliado para rebajar la presión sanguínea en casos de hipertensión. 
Antioxidantes – Las manzanas aportan antioxidantes, que ayudan a
prevenir y reparar la oxidación celular y prevenir enfermedades como el
cáncer. 
Apoya Dientes Sanos – Comer una manzana ayuda a limpiar la boca, y la
producción de saliva producida al masticar manzana reduce los niveles de
bacteria, se disminuye el riesgo de caries y por tanto, ayuda a tener dientes
más blancos y saludables. 
Artritis o la Gota – La manzana ayuda a controlar el ácido úrico evitando
que se acumulen cristales en las articulaciones con lo cual previene o mejora
enfermedades como la artritis o la gota.  
Ayuda con Desórdenes Digestivos – Al disminuir el colesterol,
previenen la formación de cálculos. Además, sus niveles de fibra equilibran el
sistema digestivo, lo que ayuda contra la constipación y diarrea. También
neutralizan los síntomas del síndrome de colon irritable y hemorroides, y
ayudan a desintoxicar el hígado.  
Bajar de Peso – El alto contenido de fibra de las manzanas, que toman más
tiempo de digestión, nos ayudan a sentirnos satisfechos por más tiempo con un
bajo aporte de calorías ideal para hacer una dieta para adelgazar. Además, la
cáscara de manzana contiene ácido ursólico, que disminuye la tendencia a la
obesidad al estimular a que el cuerpo queme calorías y aumente masa
muscular. 
Baja la Fiebre – El zumo de manzana contribuye a bajar la fiebre.  
Baja el Colesterol y Glucosa – Las manzanas disminuyen el colesterol
malo gracias a su contenido en un tipo de fibra soluble llamada pectina, que
evita el almacenamiento del colesterol. También reducen los niveles de glucosa
en la sangre gracias a la metionina y pectina. 
Contra el Cáncer y la Diabetes – Las manzanas contienen
componentes en su cáscara que previenen el cáncer de colon, hígado y
mamas. Por su parte, los antioxidantes que aportan también reducen los
riesgos de diabetes.
Cosmético – Por sus propiedades astringentes, la manzana se ha usado
desde la antigüedad para elaborar mascarillas faciales, con el fin de eliminar
impurezas y reafirmar la piel.
Desintoxicante – La manzana es un desintoxicante del hígado debido a su
contenido de Cisteína.
Diarreas y estreñimiento – Los efectos de la manzana son conocidos
para curar diarreas y estreñimiento.
Para diarrea se utiliza la manzana en puré, también asada al horno o hervida,
para el estreñimiento se come entera y con su cáscara.
Diurético y Depurativo – Favorece la eliminación de líquidos corporales y,
por su contenido de cistina, arginina y ácido málico, resulta adecuada para
eliminar toxinas corporales. Se recomienda en casos de obesidad, reuma y
enfermedades relacionadas con los riñones.
Envejecimiento Celular – La manzana posee dos poderosos antioxidantes
como las catequinas y quercetina que actúan contra los radicales libres
causantes del envejecimiento celular. Esto convierte a la manzana en
beneficioso para el rejuvenecimiento pero además se está estudiando las
propiedades anticancerígenas de dichas sustancias. 
Gastritis y Úlceras – La histidina contenida en la manzana estimula la
producción de jugos gástricos, esta fruta es beneficiosa en casos de gastritis y
úlceras.  
Insomnio –  La manzana sirve para combatir el insomnio debido a que
contiene vitamina B12.  
Mejor Capacidad Respiratoria – Se ha estudiado que cinco o más
manzanas a la semana mejora la función pulmonar debido a los antioxidantes
en esta fruta. 
Prevención de Enfermedades Degenerativas – La manzana es muy
buena para mejorar la memoria y activar las funciones cerebrales debido a su
contenido en fósforo. Los componentes nutricionales de la manzana actúan
sobre la salud de los neurotransmisores del cerebro, por lo que previene
enfermedades degenerativas como Parkinson y Alzheimer. 
 Contienen pectina, ácido málico, flavonoides y quercitina, entre otros importantes
componentes.
 Las manzanas ayudan a reducir el colesterol alto, los niveles de azúcar en
sangre y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
 Son buenas para combatir el estreñimiento y la diarrea.
 Eliminan las toxinas, al ser buenas estimulantes de los riñones y el hígado.

BENEFICIOS ADICIÓNALES
Vinagre de manzana – Este es uno de los derivados de la manzana que más
propiedades posee ya que se utiliza de manera externa e interna favoreciendo
la relajación muscular, irritación de la piel y alergias en general.
COMO CONSUMIR
La manzana puede ser consumida cruda, cocida como compota, en jugo
natural de esta fruta y vinagre de manzana. 
Cualquiera sea la forma en que se quiera consumir mantiene sus cualidades
medicinales. 
Las manzanas son una de las frutas más ricas y sanas, se puede comer con
cáscara si se lava bien y se retiran cualquier resto de químico o polvo que
pueda tener. O se puede pelar ya que sus nutrientes serán conservados. 
Se recomienda el consumo diario de una manzana al día para poder lograr
mantenernos saludables y prevenir enfermedades. También se puede elegir las
otras formas de consumo pero debe ser regular su consumo para lograr
resultados positivos en la salud. 
Vale la pena incorporar a la manzana ya que nos ayudara a tratar y prevenir
enfermedades. 

Beneficios y propiedades más importantes


Beneficios de las manzanas, propiedades e información sobre el contenido
nutricional que aportan 100 gramos de manzanas, unas frutas tan ideales como
saludables.
Las manzanas son sin duda alguna una de las frutas más destacadas, no sólo
por sus importantes beneficios y propiedades, sino por el valor nutricional que
éstas poseen.
Y precisamente al consistir tanto en una fruta muy saludable como en un buen
remedio natural, confirma el viejo dicho de “a diario, una manzana es cosa
sana”.

No en vano muchos son los beneficios y las propiedades de las manzanas,


dado que además de estimular tanto el hígado como los riñones, son capaces
de limpiar el organismo de toxinas (lo que sirve, a su vez, como depuración en
sí).
Son ricas en pectina, una mezcla de polímeros ácidos y neutros muy
ramificados que ayudan a eliminar precisamente esas toxinas citadas y
a reducir el colesterol.
También cuentan con ácido málico, que es capaz de neutralizar los derivados
ácidos, y dada su riqueza en fibra, resultan un remedio natural muy bueno para
combatir el estreñimiento y la diarrea, mejorando el tránsito intestinal y
ayudando en la digestión.
Reducen además el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares gracias
a su contenido en quercitina, e incluso son ideales para diabéticos, ya que
ayudan a controlar la diebetes al reducir los niveles de azúcar en la sangre.

Valores nutricionales de las manzanas


En lo que se refiere al valor nutritivo o nutricional en sí de las manzanas, el
85% de su composición es agua, y la mayor parte de sus azúcares derivan de
la fructosa, aunque en menor cantidad tiene glucosa y sacarosa.
Aporta una escasa cantidad de vitamina C, aunque también aporta vitamina E
(como bien sabemos, un gran antioxidante). En lo que respecta a los minerales
destaca su contenido en potasio.
Su contenido calórico es bajo, dado que 100 gramos de manzana aportan solo
unas 50 calorías.
Información nutricional de 100 gramos de manzana sin pelar

Calorías 50 kcal

Proteínas 0,2 g

Hidratos de carbono 10,9 g

Grasas totales 0,6 g

Fibra 3g

Vitaminas Minerales

Vitamina B3 0,3 mg Potasio 144 mg

Vitamina B6 0,05 mg Calcio 7 mg

Vitamina C 12 mg Fósforo 10 mg

Información nutricional de 100 gramos de manzanas peladas

Calorías 52 kcal

Proteínas 0,3 g

Hidratos de carbono 11,9 g

Grasas totales 0,4 g


Fibra 2g

Vitaminas Minerales

Vitamina B3 0,3 mg Potasio 144 mg

Vitamina B6 0,05 mg Calcio 7 mg

Vitamina C 12 mg Fósforo 11 mg

Bibliografía
1. Michelle Murphy Zive, M.S., R.D. Dietista registrada, Directora de 5 al Día y
asociada al San Diego Regional Nutrition Network
2. M.C. Jesus Javier Luna Alcantara. Fitoquímicos en alimentos revolución
nutricional del siglo 21. Departamento de Alimentos. Facultad de Ciencias
Químicas. BUAP. jluna@siu.buap.mx
3. M. A. Nazareno., E. A. González, M. Martín, E. Herrera, M. García, C. Loto, C.
M. Ríos. Alimentos Regionales como Fuentes de Antioxidantes Naturales
Ciclo circadiano:

¿Sabías que... se llama CICLO CIRCADIANO al reloj biológico del hombre que
permite al organismo adaptarse a los diversos cambios ambientales y horarios
y regular, entre otros, el ciclo noche-vigilia?
La palabra circadiana deriva del latín “circa dies” que significa “un día” así que
el ciclo circadiano se repite cada veinticuatro horas y durante este tiempo se
acoplan los ritmos biológicos del hombre, de tal manera que si se produce un
desajuste horario éste nos provoca trastornos como dolores de cabeza,
irratibilidad o trastornos del sueño. Cada ser tiene su propio ciclo circadiano
que determina entre otras las particularidades que cada uno tenemos a la hora
de levantarnos y acostarnos y nuestros momentos de mayor lucidez a lo largo
del día.
Así, todos los seres presentan variaciones en sus funciones, tanto en sus
variables bioquímicas, de conducta o físicas que se repetirán periódicamente.
Parece que los mecanismos neurológicos que regulan el ciclo circadiano o reloj
biológico se encuentran en el hipotálamo cerebral y son regulados por una
sustancia sensible a la luz denomina melatonina producida en el cerebelo.
Esto explica el fenómeno denominado “jet lag” que tras modificar en un breve
periodo de tiempo los husos horarios produce un desajuste en el ciclo
circadiano que causa molestias en el organismo, o los trastornos que también
pueden sufrir las personas que trabajan el turnos nocturnos.

INTRODUCCION

Prácticamente cualquier ser vivo, desde las algas unicelulares hasta las plantas
superiores o el mismo Homo-Sapiens, exhiben ciclos regulares de día y noche
para muchas características fisiológicas.
El objetivo del presente trabajo, es realizar una aproximación al tema de los
ciclos circadianos, nombre del latín que significa justamente de duración diaria.
Centraremos nuestra investigación en el Ciclo Sueño Vigilia, presentando la
definición de sueño y la importancia del núcleo supraquiasmático, el cual actúa
como reloj interno.
A continuación sintetizaremos las bases neurofisiológicas del sueño y la
clasificación del Sueño no-REM y REM.
En relación a las bases neuroanatómicas y Bioquímicas del ciclo Sueño-Vigilia,
presentamos la importancia del Sistema Activador Reticular Ascendente
(SARA) y el papel activador de ciertas sustancias endógenas en le mecanismo
del sueño.
Posteriormente nuestra investigación se centra en las patologías del Sueño-
Vigilia, cuya síntesis abarca desde los trastornos primarios del sueño, como
aquellos asociados a enfermedades mentales y orgánicas.
Al término del trabajo se presentan algunas consideraciones finales a modo de
conclusión, como también el análisis crítico grupal.
INTRODUCCIÓN A LOS CICLOS CIRCADIANOS

Si pensamos en el Universo, podemos descubrir que toda la naturaleza y el


“cosmos” (como antítesis al caos) están regulado por ciclos. Ciclos tan
extensos como la vida de las estrellas, que desde su nacimiento como gigantes
azules hasta su final como enanas marrones toma miles de millones de años,
hasta los ciclos orbitales de las nubes de electrones de los átomos, con
órdenes de magnitud muy inferiores a la millonésima de segundo. Todo esto
nos plantea un flujo de la materia y del tiempo constantes, acaso planteándose
regresiones infinitas.
En este contexto de ciclos en el macrocosmos y microcosmos, también existen
funciones periódicas en estructuras tremendamente complejas como son los
seres vivos.
La existencia de ritmos biológicos es conocida desde la antigüedad. Hechos
como la floración de las plantas, la reproducción estacional de los animales, la
migración de las aves, la hibernación de algunos mamíferos y reptiles,
fenómenos todos ellos cotidianos para el hombre, fueron inicialmente
considerados como simples consecuencias de la acción de factores
ambientales y astronómicos. De acuerdo con esta opinión, que prevaleció
durante siglos, el medio ambiente imponía su rutina a los seres vivos.
Fue a finales del siglo XIX cuando aparecieron las primeras descripciones
sobre los ritmos diarios de temperatura en trabajadores en turnos o en
soldados durante guardias nocturnas. Luego del primer simposio sobre ritmos
biológicos, en Cold Spring Harbor (1960), considerado como el nacimiento de
la Cronobiología como disciplina independiente, su expansión ha sido notable.
Un ritmo biológico puede ser definido como la variación regular de una función
biológica en el curso del tiempo. Así cualquier evento recurrente, ya sea la
síntesis de una hormona, la digestión, o el sueño que ocurre con cierta
periodicidad, es considerado un ritmo biológico.
Tal periodicidad está acoplada funcionalmente con la del ambiente, es decir, a
la de los ciclos geofísicos determinados principalmente por los movimientos
planetarios de rotación y traslación de la Tierra. Los relojes circadianos
(“cercano a un día”), que miden el día solar, o sea el período de rotación de la
Tierra sobre su eje, han sido los más estudiados. La actividad de 24 horas de
un organismo es el resultado de múltiples procesos rítmicos bioquímicos y
fisiológicos.
En el hombre, la alternancia diaria de sueño y vigilia se acompaña de
numerosos ritmos diarios en la función neural y endocrina. Se producen
variaciones diarias en la temperatura corporal, frecuencia respiratoria y
cardíaca, y en la presión y composición de la sangre, así como en otras varias
funciones corporales.
Sin duda el paradigma de los ciclos circadianos lo representa el ciclo Sueño-
Vigilia.
BASES NEUROANATÓMICAS Y BIOQUÍMICAS DEL CICLO SUEÑO-VIGILIA

La vigilia o estado de alerta, necesariamente requiere del conocimiento de las estructuras


neuroanatómicas implicadas en este proceso. Esta estructura corresponde al Sistema
Activador Reticular Ascendente (SARA). Está constituido por neuronas que forman un
complejo reticulado a modo de una malla de pesca, extendiéndose de la región medular
cervical alta hasta los núcleos reticulares del diencéfalo (Tálamos Ópticos). La mayor parte
de esta estructura se encuentra en el tronco encefálico (figura 5). Representa un sistema
neuronal inespecífico, el cual establece una gran cantidad de conexiones con las vías
ascendentes troncoencefálicas, las cuales llevan la información nocioceptiva (sensibilidad
termalgésica), propioceptiva (posición de los segmentos corporales en el espacio),
auditivas y visuales, entre otras. De esta manera, la activación del SARA determina la
activación de los núcleos reticulares del tálamo, los cuales envían proyecciones a extensas
zonas de la corteza cerebral, permitiendo la reacción del Despertar. De este modo, se
explica porque despertamos ante estímulos auditivos, de dolor, luminosos, etc. Por
conexiones del SARA con estructuras cerebrales límbicas, se explica el componente
instintivo y emocional de la reacción de alerta. Una madre es capaz de despertar ante el
mínimo quejido de su hijo y sin embargo, continuar durmiendo plácidamente, a pesar de la
sirena de una ambulancia, aun cuando el ruido generado por ésta supere en varios
decibeles al quejido del bebe.

Mientras el SARA tiene a su cargo la regulación del estado de alerta y vigilia del individuo,
otras estructuras controlan las fases 2, 3 y 4 del sueño: la estimulación del hipotálamo
anterior produce somnolencia, lo cual pone de manifiesto la existencia de núcleos
hipnógenos activos, y la estimulación del hipotálamo posterior produce un incremento de la
vigilia. En el sueño no-REM interviene la región anterior del rafe (zona situada entre el
bulbo y el mesencéfalo) y el sueño REM depende de la porción medio-lateral del locus
coeruleus (puente).

d.- Trastorno del sueño asociado a patología respiratoria

La característica principal de este trastorno es la interrupción del sueño causada por


alteraciones en la ventilación pulmonar durante el sueño. La queja principal en estos
pacientes es la somnolencia excesiva.

Se han descrito tres formas de trastornos del sueño asociados a patología respiratoria:

Apnea obstructiva del sueño: Es la más común. Se caracteriza por episodios repetidos
de obstrucción al flujo aéreo en las vías aéreas superiores. Los movimientos respiratorios
torácicos y abdominales se mantienen normales. Suele aparecer en individuos obesos.
Suelen roncar mucho y, de vez en cuando, aparecen interrupciones en la respiración,
apneas, que pueden durar hasta 60-90 segundos e ir acompañadas de cianosis y que
suelen acabar en ronquidos más fuertes, gemidos, musitaciones o movimientos de todo el
cuerpo. El compañero de cama con frecuencia acaba cambiándose de cama y/o de
habitación. El individuo que lo sufre puede no darse cuenta de los fuertes ronquidos, de los
sobresaltos ni de las interrupciones de su sueño. Durante el día aparecen junto con la
somnolencia excesiva cambios en la personalidad, irritabilidad, agresividad, problemas
sexuales, como disminución del impulso sexual e incluso impotencia, dolores de cabeza y
problemas de pérdida de audición.

Apnea central: Se caracteriza por interrupciones de la ventilación durante el sueño


(apneas o hipopneas) pero sin que exista obstrucción al flujo aéreo. En estos sujetos, los
movimientos respiratorios torácicos y abdominales se interrumpen. Suele aparecer en
personas mayores que padecen algún trastorno neurológico o cardíaco que afecte a la
ventilación. Pueden aparecer ronquidos, pero no son un motivo de queja importante.

Síndrome de hipoventilación alveolar central: Se caracteriza por una alteración en el


control de la ventilación que se manifiesta por una baja saturación de oxígeno en la sangre
arterial. La ventilación pulmonar de estos individuos es normal. La forma más frecuente
aparece en sujetos obesos y puede asociarse a quejas de insomnio y de somnolencia
diurna.

En la polisomnografía de los pacientes aquejados de apnea obstructiva del sueño


aparecen episodios de apnea de más de 10 segundos de duración (suelen ser de 20 a 40
segundos), una pequeña cantidad de ellos dura varios minutos. Las hipopneas se
caracterizan por un descenso del flujo aéreo. Las apneas y las hipopneas producen una
disminución de la saturación del oxígeno en sangre arterial. En este síndrome aparece en
ocasiones respiración de Cheyne-Stockes (patrón caracterizado por periodos de apnea,
que se siguen de periodos de hiperventilación de 10 a 60 segundos de duración y después
una disminución gradual de la ventilación que acaba en una nueva apnea). También
aparecen: menor duración del tiempo de sueño total, despertares frecuentes, aumento de
la cantidad de sueño de fase 1 y disminución de la cantidad de sueño de ondas lentas. En
cuanto a la exploración física de estos individuos, suele existir un sobrepeso importante; la
disminución en el diámetro de las vías aéreas superiores suele ser debido a un aumento
de los tejidos blandos. En otras ocasiones, este síndrome puede aparecer en personas
delgadas o de peso normal, lo que sugeriría una obstrucción al flujo debida a alteraciones
estructurales localizadas en las vías aéreas superiores, como una malformación
mandibular. Cuando este síndrome aparece en niños, el diagnóstico suele retrasarse por
falta de sospecha debido a que la clínica es menos llamativa: no aparecen ronquidos, son
frecuentes los despertares nocturnos y las posturas anómalas durante el sueño. A veces
aparece enuresis secundaria. El niño se muestra somnoliento durante el día, pero no es
tan común ni tan pronunciado como en el adulto. Suele haber una respiración ruidosa
durante el día, dificultades en la deglución o mala articulación de las palabras.

En los adultos es mucho más frecuente en hombres que en mujeres (relación 8/1); en los
niños no hay diferencias. La prevalencia de este trastorno en la población adulta es de 1-
10%. Existe una tendencia familiar en la aparición del síndrome de apnea obstructiva. Este
cuadro puede aparecer a cualquier edad, aunque suele hacerlo en individuos de 40 a 60
años (en mujeres, suele ocurrir después de la menopausia).

2.- Parasomnias

Las parasomnias son trastornos caracterizados por comportamientos anormales o hechos


fisiológicos que aparecen asociados al sueño, a fases específicas del sueño o durante los
periodos de transición sueño-vigilia. En estos trastornos no están alterados ni los
mecanismos que controlan el ciclo sueño-vigilia ni la duración del tiempo total de sueño.
Las parasomnias representan la activación de sistemas fisiológicos en horarios
inapropiados. Estos trastornos requieren la activación del sistema nervioso vegetativo, el
aparato locomotor y/o procesos cognitivos durante el sueño o los periodos de transición
sueño-vigilia.

a.- Trastornos del sueño por pesadillas

Se trata de un trastorno en el que el sujeto se despierta completamente debido a sueños


de contenido terrorífico. Estas interrupciones producen en el individuo malestar y/o
alteraciones en sus funciones laborales y relaciones sociales. Se descarta este diagnóstico
si las pesadillas aparecen asociadas exclusivamente a otro trastorno mental o al uso y/o
abuso de sustancias. El contenido temático de las pesadillas suelen estar relacionado con
un daño físico inminente hacia el individuo o amenazas hacia la supervivencia, la
seguridad o la autoestima.

Las pesadillas que aparecen después de algunas experiencias traumáticas pueden replicar
la situación original. Este tipo de pesadillas pueden aparecer también asociadas a periodos
de sueño no-REM.

Cuando el individuo se despierta es capaz de contar con detalle el contenido de la


pesadilla. Las pesadillas pueden aparecer más de una vez a lo largo de una sola noche,
incluso con el mismo contenido.

Las pesadillas aparecen casi exclusivamente durante el periodo REM del sueño, con lo
que aparecen principalmente hacia el final de la noche.

Las pesadillas suelen acabar cuando el individuo se despierta, con lo que disminuye el
miedo y la ansiedad. El individuo presenta con frecuencia dificultad para volver a dormirse
y activación moderada del sistema nervioso vegetativo, con sudores, taquicardia y
taquipnea. Son también frecuentes síntomas de depresión y ansiedad que no cumplen
criterios para un diagnóstico específico.

b.- Terrores nocturnos

Este trastorno se caracteriza por la existencia de sueños terroríficos, que despiertan al


sujeto de una forma brusca y habitualmente con un grito o llanto; suelen aparecer en el
primer tercio de la noche y durar entre 1 y 10 minutos. Estos episodios se acompañan de
importante activación del SNV y de miedo intenso. Durante el episodio es difícil despertar
al sujeto o tranquilizarlo. Si el sujeto se despierta después del episodio, será capaz de
recordar imágenes sueltas; si no se despierta hasta la mañana siguiente, no recordará
nada.

En un episodio típico, el sujeto se despierta bruscamente, se sienta en la cama gritando o


llorando, con miedo y signos vegetativos de ansiedad intensa, como taquicardia,
taquipnea, enrojecimiento de la piel, sudoración, dilatación de pupilas y aumento del tono
muscular. El individuo no responde a los intentos por tranquilizarlo de otras personas. Si se
despierta, se muestra durante unos momentos confuso y desorientado y con una
sensación de terror, pero no recuerda el contenido del sueño. Con frecuencia, los
individuos no se despiertan completamente, sino que continúan durmiendo y sufren
amnesia de todo lo ocurrido a la mañana siguiente. Habitualmente son episodios únicos en
una noche, aunque de forma ocasional, pueden aparecer varios episodios a lo largo de
una sola noche. Para ser diagnosticado este trastorno, el individuo debe experimentar
malestar. En ocasiones, los sujetos llegan a evitar situaciones sociales en que el resto de
los individuos puedan enterarse de lo que les ocurre, como ir de camping, pasar noches en
casa de los amigos o compartir la cama con otras personas.

Los terrores nocturnos pueden asociarse al sonambulismo. La frecuencia de los episodios


aumenta con el alcohol, los sedantes, la deprivación de sueño, la alteración del ritmo
sueño-vigilia, la fatiga y con el estrés tanto físico como emocional.

Los niños que sufren terrores nocturnos no muestran una mayor incidencia de trastornos
mentales que la población general. Sí se ha observado una asociación entre los terrores
nocturnos sufridos por adultos con algunos trastornos psiquiátricos, como son el trastorno
por estrés postraumático y el trastorno de ansiedad generalizada, con los trastornos de la
personalidad sobre todo los de tipo esquizoide, dependiente y limítrofe. Estos sujetos
suelen mostrar ansiedad y depresión con mayor frecuencia que el resto de la población.
Es más frecuente en los niños que en las niñas. La prevalencia de este trastorno es entre
un 1-6% en los niños y de menos de un 1% en los adultos. Un alto porcentaje de niños
pueden experimentar episodios aislados. El trastorno suele aparecer en niños entre los 4 y
los 12 años, y desaparecer espontáneamente en la adolescencia. En los adultos, la
aparición suele darse entre los 20 y los 30 años y suele evolucionar de forma crónica,
siendo la frecuencia y la severidad de los episodios fluctuante a lo largo del tiempo. En
adultos se asocia con frecuencia a otras alteraciones psicopatológicas: trastornos de
ansiedad, fobias, obsesiones, trastorno pasivo-agresivo y esquizoide de personalidad. Es
muy raro que aparezca después de los 40 años. La frecuencia de los episodios es variable
intra e interindividualmente. Con frecuencia existen antecedentes familiares en estos
pacientes tanto de terrores nocturnos como de sonambulismo. El tipo de herencia que
sigue es desconocida. El principal diagnóstico diferencial que debe realizarse es con las
pesadillas, debiendo descartar también crisis parciales complejas durante el sueño. Los
terrores nocturnos se asocian con cierta frecuencia al sonambulismo.

Una complicación posible en este trastorno es una lesión accidental durante algún
episodio.

c.- Sonambulismo

Se trata de episodios repetidos de una secuencia de conductas complejas que llevan a


que el sujeto se levante de la cama y camine, sin que tenga conocimiento del episodio ni
pueda recordarlo. Este trastorno incluye una gran variedad de comportamientos; en
episodios leves, también llamados "despertares confusionales", el individuo puede
simplemente sentarse en la cama con los ojos abiertos, mirar a su alrededor o agarrar lasa
mantas o las sábanas. En la mayoría de las ocasiones, el sujeto se levanta de la cama y
sale de la habitación, puede subir y bajar escaleras, incluso salir del domicilio; algunos
individuos pueden utilizar el cuarto de baño y hablar durante los episodios, aunque no se
puede hablar de verdaderos diálogos. Con menor frecuencia, el sujeto puede empezar a
correr como si huyera de algo que le está asustando. Los episodios suelen durar entre
varios minutos y media hora.

El episodio puede terminar cuando el individuo se despierta espontáneamente, con una


ligera confusión o el sujeto puede volver a su cama y continuar durmiendo hasta la
mañana siguiente. El individuo no recuerda nada de lo sucedido.

En la polisomnografía se constata que los episodios comienzan en las primeras horas del
sueño, habitualmente en las fases 3 y 4 no-REM. Tanto la fiebre como la deprivación de
sueño pueden aumentar la frecuencia de los episodios de sonambulismo. Trastornos como
los asociados a patología respiratoria en los que se producen con frecuencia
interrupciones en las ondas lentas del sueño se asocian con frecuencia a este trastorno.
También son más probables en personas cansadas o en estado de estrés.

No parecen existir diferencias de prevalencia entre ambos sexos ni en las diferentes


culturas. La actividad violenta durante el episodio es más típica de los adultos. Es igual de
frecuente en hombres que en mujeres. Entre un 10 y un 30% de los niños han sufrido en
alguna ocasión un episodio de sonambulismo, aunque la prevalencia de este trastorno se
estima entre un 1 y un 5%. Es un trastorno raro en adultos. Los primeros episodios suelen
aparecer entre los 4 y los 8 años de edad. El pico de la prevalencia se sitúa hacia los 12
años. Suele desaparecer espontáneamente en la adolescencia. Es muy raro que debute
en la edad adulta. Si así ocurre se debe descartar abuso de alguna sustancia o alguna
lesión neurológica.
Los episodios de sonambulismo en el adulto son fluctuantes y tienden a la cronicidad.
Estos episodios también pueden aparecer de forma aislada en un individuo normal. En
estos pacientes suelen encontrarse antecedentes familiares de sonambulismo o de
terrores nocturnos; hasta en un 20% de los individuos se encuentran antecedentes en
algún familiar de primer grado. Se ha sugerido una transmisión genética, pero se
desconoce el tipo de herencia implicada.

Es importante tener en cuenta que algunos psicofármacos como los neurolépticos y los
antidepresivos tricíclicos pueden inducir este trastorno. El diagnóstico correcto sería
entonces un trastorno del sueño inducido por sustancias. Por último, se debe diferenciar el
sonambulismo de las fugas disociativas (son raras en niños y suelen comenzar estando
despierto el individuo, duran horas o varios días y la conciencia no está alterada) y de la
simulación.

En el tratamiento, además de medidas preventivas que garanticen la seguridad del


sonámbulo, se han usado técnicas encaminadas a despertarle (cuerdas, dispositivos
sonoros).

d.- Parasomnias no especificadas

Incluyen aquellos trastornos caracterizados por conductas anormales o alteraciones


fisiológicas durante el sueño o en la transición sueño-vigilia que no cumple criterios
específicos de otra parasomnia. Por ejemplo: Sujetos que presentan alteraciones de la
conducta durante el sueño REM, con frecuencia con violencia. Suelen aparecer al final de
la noche y asociarse a sueños vívidos.

II. Trastornos del sueño asociado a enfermedades mentales

1.- Insomnio asociado a enfermedad mental

2.- Hipersomnia asociada a enfermedad mental

La característica principal de estos trastornos es la existencia de insomnio o de


hipersomnia que se asocia tanto temporalmente como causalmente a una enfermedad
mental. No se incluiría si estuvieran relacionados con el consumo o abuso de alguna
sustancia.

El sujeto se puede quejar de dificultad para quedarse dormido, despertares nocturnos o


una sensación de sueño no restaurador que dura al menos un mes y que conlleva
cansancio y somnolencia diurnas, con las consiguientes repercusiones tanto en la vida
social como laboral y personal del individuo.

Es habitual que los pacientes atribuyan otros síntomas psiquiátricos al hecho de dormir
mal. Hasta en un 90% de los pacientes que padecen trastornos afectivos mayores pueden
aparecer trastornos del sueño; con frecuencia, preceden al trastorno afectivo y persisten
después de la remisión de éste.

En general, se debe tener en cuenta que los niños y los adolescentes con trastornos
afectivos mayores generalmente presentan menos alteraciones subjetivas del sueño y
menos alteraciones polisomnográficas que los adultos.

Los trastornos del sueño asociados a enfermedades mentales son más frecuentes en
mujeres que en hombres, aunque esto podría ser porque también padecen con más
frecuencia trastornos de ansiedad y depresivos. La evolución del trastorno del sueño
depende del curso que siga la enfermedad de base, aunque en los trastornos afectivos
pueden persistir después de que ésta haya mejorado. En los trastornos psicóticos es
frecuente que la alteración del sueño aumente en los brotes agudos de la enfermedad y
mejore al hacerlo la psicosis.

III. Trastornos del sueño secundarios a una enfermedad médica orgánica

Se trata de alteraciones del sueño que son lo suficientemente importantes como para
requerir atención por parte del médico de forma independiente y que es secundaria a una
enfermedad orgánica conocida. Puede tratarse de insomnio, hipersomnia, parasomnia o
combinaciones de ellas. No se incluyen en esta categoría aquellas alteraciones del sueño
que aparecen asociadas a un trastorno respiratorio o a la narcolepsia. El clínico debe
establecer en primer lugar cuál es la causa del trastorno del sueño.

Clasificación

1.- Alteraciones orgánicas que causan somnolencia: uremia, fallo hepático, hipotiroidismo,
encefalitis y tumores del SNC , entre otros.

2.- Alteraciones orgánicas que producen insomnio: Procesos que cursan con dolor,
disnea, insuficiencia cardíaca congestiva, fiebre, prostatismo, diabetes, hipertiroidismo, etc.

IV. Trastornos del sueño inducidos por sustancias

Son alteraciones del sueño lo suficientemente importantes como para requerir atención por
sí mismas y que son consecuencia directa del efecto fisiológico de una determinada
sustancia. Pueden ser de tipo insomnio, hipersomnia y, menos frecuentemente,
parasomnias o de tipo mixto. Se debe descartar que aparezca como síntoma de una
enfermedad mental. Las funciones sociales, laborales y personales del individuo que sufre
este trastorno pueden verse afectadas. Se diferencian de los trastornos primarios del
sueño tanto por su inicio como por su evolución. Si se trata de drogas de abuso, debe
existir evidencia por la historia clínica, la exploración física o por datos de laboratorio de
intoxicación o de abstinencia.

Los trastornos del sueño inducidos por sustancias aparecen típicamente durante el
consumo de las siguientes: alcohol, anfetaminas, cafeína, cocaína, opiodes, hipnóticos y
ansiolíticos. También pueden aparecer durante el síndrome de abstinencia de: alcohol,
anfetaminas, cocaína, opioides, hipnóticos y ansiolíticos.

El alcohol suele producir insomnio. En la intoxicación aguda, el alcohol produce un efecto


sedativo inmediato, con un aumento de la somnolencia y aumento del umbral para
despertarse durante 4 ó 5 horas. El alcohol puede agravar un trastorno del sueño asociado
a patología respiratoria aumentando los episodios de apnea. En el síndrome de
abstinencia al alcohol, el sueño está muy alterado, con frecuentes despertares nocturnos y
un aumento de la cantidad total de sueño REM. Suelen además aparecer sueños o
pesadillas que, en un extremo, forman parte del "delirium tremens". Después de la
abstinencia aguda, los pacientes que han sido bebedores crónicos, pueden seguir
quejándose de sueño ligero y fragmentado durante meses o años.

Las anfetaminas y otros estimulantes relacionados con ellas producen característicamente


insomnio durante su consumo e hipersomnia durante su abstinencia. Durante la
intoxicación aguda, las anfetaminas producen una disminución de la duración total del
sueño, aumenta la latencia del sueño, aumenta los movimientos corporales durante la
noche y disminuye la cantidad de sueño REM. Durante la abstinencia después de un
abuso crónico, los individuos sufren hipersomnia, tanto con aumento de la duración total
de horas nocturnas de sueño como por somnolencia diurna.
La cafeína suele producir insomnio, aunque algunos individuos pueden quejarse de
somnolencia en relación con la abstinencia.

La cocaína produce también insomnio durante su consumo e hipersomnia durante su


abstinencia. En la intoxicación aguda, disminuye de forma muy importante la cantidad total
de horas de sueño y la abstinencia suelen aparecer periodos de sueño de larga duración.

La utilización de los opiáceos durante periodos cortos de tiempo suele producir un


aumento de la somnolencia y una mayor profundidad subjetiva del sueño. El síndrome de
abstinencia suele acompañarse por quejas de insomnio.

TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DEL CICLO SUEÑO-VIGILIA

Independiente del tratamiento farmacológico específico, resulta esencial el llevar a cabo


una adecuada higiene del sueño.

MEDIDAS DE HIGIENE DEL SUEÑO

1.- Mantener horarios regulares, tanto para levantarse como para acostarse.

2.- Dormir solo lo necesario para encontrarse despejado y fresco el día siguiente.

3.- Efectuar ejercicio moderado de forma continuada .

4.- No ir a la cama con hambre.

5.- Procurar que la temperatura de la habitación sea fresca y agradable.

6.- Procurar que el dormitorio sea tranquilo y sin exceso de luz.

7.- Evitar la ingesta de café, té, colas, nicotina o cualquier estimulante del SNC.

8.- Evitar el exceso de alcohol.

9.- No esforzarse demasiado en intentar dormir.

10.- Emplear los hipnóticos sólo de forma ocasional.

11.- Acudir al médico cuando exista la sensación subjetiva de alteración del ritmo sueño-
vigilia .

12.- Cumplir lo más exactamente las indicaciones medicas, psicológicas y


psicofarmacológicas.

CONCLUSION

 Existe un único reloj interno - que todos los seres vivos poseemos- que hace que
permanezcamos en estado de vigilia y/o sueño, contrariamente a lo que se pensaba, es
decir, que solamente nos guiábamos por la luz y la oscuridad y aunque influyen no son
determinantes.

 El sueño no es estado pasivo de no vigilia, sino un estado tremendamente importante,


reparativo, de crecimiento, en los cuales los pulsos de hormonas como las del crecimiento
aumenta.

 No está claro aún que función exacta cumple el sueño onírico en los seres humanos. Se
cree que tendría importancia en la organización de la memoria y del propio cerebro, pero
aún no está comprobado más allá de las interpretaciones sicoanalíticas de Freud y
muchos otros.

 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1.- Adams RA & Victor M. Principles of Neurology. Fith Edition. McGraw-Hill.
USA: 1993; 333-350.
2.- Brazis PW, Masdeu JC, Biller J. Localization in Clinical Neurology, Third
Edition. Little, Brown and Company. NY, 1996: 381-425.
3.- Ganong WF. Fisiología Médica. Octava Edición. Editorial El Manual
Moderno S.A. México DF: 1982; 146-156.

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