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2 PRINCIPIOS DEL PROCEDIMIENTO:

Estos principios constituyen las máximas o reglas especiales aplicables a cada proceso; para
orientar la mecánica interpretativa del Juez u operador judicial. Existe entre los principios
Constitucionales del Derecho Procesal y los Principios del Procedimiento, una relación de género
y especie.
Los principios de procedimiento inciden de forma específica en el trámite de las distintas fases del
Proceso, ya sea común o especial.
Adelante, desarrollamos los principios de procedimiento más importantes.

2.2.1 Principio de Bilateralidad y Contradicción:


Se fundamenta este Principio en la existencia dentro del Proceso de dos (2) partes, demandante y
demandado (a), que tienen posiciones opuestas o contrarias, que establece entre ellas el llamado
“contradictorio”; siendo que, ambas partes deben tener las mismas oportunidades procesales. En
consecuencia, se habla de la bilateralidad (dos lados) del Proceso. Así tenemos que, tal como el
demandante presenta su Demanda, el Demandado (a) tiene derecho a comparecer, contestar y
presentar sus excepciones para defenderse incluso contrademandar, fijándose una litis pendencia
(ver art. 680, 688, 1255, 1257 y concordantes del Código Judicial). Este principio guarda relación
con los Principios Constitucionales de Igualdad de las Partes y Debido Proceso.

2.2.2 Principio de Legitimación:


Este Principio del procedimiento trata sobre la capacidad legal que tienen las personas naturales y
jurídicas para ser parte y poder comparecer al Proceso (nadie puede comparecer en un proceso
sino está debidamente legitimado).
Según el Código Judicial (ver art. 585 CJ), sólo “tienen capacidad para ser parte: las personas
naturales, las personas jurídicas y el Estado, los Municipios, las Entidades Autónomas,
Semiautónomas y Descentralizadas. El Ministerio Público, intervendrá en los casos y términos que
establezca la Ley”.
En el caso de las personas jurídicas su capacidad y representación para comparecer, lo determina
la Ley o sus Estatutos constitutivos (ver art. 593 y ss. del Código Judicial.
2.2.3 Principio Dispositivo:
Se le conoce también como de “Justicia Rogada” o a “Instancia de parte”; es decir, que corresponde
a las partes iniciar (suplicar) el proceso. Esto es lo que rige la voluntad de las partes en la iniciativa
procesal. Tal como ocurre en el Proceso Civil, donde es menester que el demandante presente o
promueva la demanda o libelo de petición para que el proceso se inicie. Este principio lo consagra
el Artículo 462 del Código Judicial, cuyo texto es del tenor siguiente:
ARTÍCULO 462. Los procesos sólo podrán iniciarse a petición de
parte, salvo los casos en que la ley autorice expresamente que se
promuevan de oficio.

En base a lo anterior, podemos señalar que el Proceso Civil es fundamentalmente dispositivo, al


igual que el Proceso de Trabajo, el Proceso Marítimo, el Proceso Comercial y el Proceso de Familia
(en la mayoría de sus casos).

2.2.4 Principio Inquisitivo:


Proviene del Proceso Romano- Canónico; especialmente del Tribunal del Santo Oficio o de la
Inquisición, mediante el cual el Estado Juez procura o busca la prueba (oficiosamente) por su
iniciativa y gestión; quitándole a las partes el impulso del Proceso.
Entre las disposiciones que sugieren este principio tenemos el Artículo 793 del Código Judicial,
que permite al Juez ordenar pruebas de oficio, que dice:
ARTÍCULO 793. Además de las pruebas pedidas y sin perjuicio de lo
dispuesto en otras disposiciones de este Código, el juez de primera
instancia debe ordenar, en el expediente principal y en cualquier
incidencia que surja, en el período probatorio o en el momento de
fallar, la práctica de todas aquéllas que estime procedentes para
verificar las afirmaciones de las partes y el de segunda practicará
aquéllas que sean necesarias para aclarar puntos oscuros o dudosos
en el proceso. La resolución que se dicte es irrecurrible y si se tratare
de la declaración de testigos en ella expresará el juez las razones por las
cuales tuvo conocimiento de la posibilidad de dicho testimonio. La
respectiva diligencia se practicará previa notificación a las partes para
que concurran a la diligencia si así lo estiman conveniente. Los gastos
que implique la práctica de estas pruebas serán de cargo de las partes,
por igual, sin perjuicio de lo que se resuelva sobre costas. El juez debe,
en cualquier momento, ordenar de oficio la repetición o
perfeccionamiento de cualquier prueba, cuando ha sido mal practicada
o sea deficiente. (La negrita es nuestra).
Así tenemos, que son fundamentalmente inquisitivos: el Proceso Penal, el Proceso Fiscal, el
Proceso de Niñez y Adolescencia (en la mayoría de los casos).

2.2.5 Principio de Impulso Procesal:


Consideramos este principio del procedimiento como “el principio de la dinámica procesal”, ya
que constituye la fuerza mecánica que empuja la actividad que se genera dentro de un proceso,
para que avance y no se detenga. Tiene por objeto este principio que la tramitación sea rápida y
expedita, evitando su paralización.
La dinámica procesal debe ser impulsada oficiosamente o a requerimiento de las partes por el Juez,
como operador principal de la gestión judicial.
Nuestro Código Judicial recoge este principio en los Artículos 465 y 466, que prescriben:
ARTÍCULO 465. El impulso y la dirección del proceso
corresponden al juez, quien cuidará de su rápida tramitación sin
perjuicio del derecho de defensa de las partes y con arreglo a las
disposiciones de este Libro.

ARTÍCULO 466. Promovido el proceso, el juez tomará las medidas


tendientes a evitar su paralización, salvo que la ley disponga que ello
corresponda a las partes.
(La negrita es nuestra).

En la práctica de la profesión (forense) es usual que los litigantes o partes por intermedio de sus
apoderados judiciales, presenten escritos de Impulso Procesal, para que el Proceso no se paralice
y en algunos casos, para evitar que se declare una caducidad de la instancia, o sea que el Proceso
termine y archive por inactividad.

2.2.6 Principio de Buena Fe y Lealtad Procesal:


Se le denomina el “Principio de la Moral Procesal”, debido a que enfatiza en la conducta que
despliegan las partes en el proceso; las cuales deben comportarse de manera honrada y sin
subterfugios o actividades contrarias a la verdad. No es tolerable la ocurrencia de actos
fraudulentos, dolosos o contrarios a la ética profesional.
El Artículo 469 de nuestro Código Judicial, aprobado y promulgado en 1984, termina haciendo
referencia a este principio, previa mención de otros principios Constitucionales y de
procedimiento.
Se dice que este principio tiende pues a la moralización del Proceso y es importante, ya que existen
personas sin escrúpulos que afectan la transparencia de los procesos judiciales y en muchas
ocasiones, nos encontramos también ante colegas Abogados (as) que incurren en graves faltas a la
ética profesional.

2.2.7 Principio de Economía Procesal:


Según el Profesor PEDRO BARSALLO (1988) se deriva de este Principio que “el proceso debe
desarrollarse con la mayor economía de tiempo, de esfuerzos y de gastos”. Y para definirlo
conceptualmente, el Tratadista JAIME AZULA CAMACHO (2006) señala que “la economía
procesal más que un principio es un conjunto de principios… entre ellos pueden mencionarse el
de concentración, eventualidad, celeridad, saneamiento y gratuidad”.
El proceso debe ser rápido y al menor costo posible, para lograr un acceso efectivo a la
administración de justicia. Lo que se pretende es que haya un ahorro en tiempo y dinero, que
favorezca a las partes y también al Estado como prestador del servicio.
Previamente el citado Artículo 469 del Código Judicial Panameño, igualmente hace mención a
este principio del procedimiento.

2.2.8 Principio de Inmediación:


Este Principio del procedimiento postula la necesidad de la proximidad directa que debe existir
entre el Juez u operador judicial con las pruebas y su práctica dentro del Proceso, para tener una
relación inmediata con las mismas.
Existe una evidente muestra de la aplicación de este principio en nuestro Derecho Procesal, al
exponer el Artículo 782 del Código Judicial, lo siguiente:
ARTÍCULO 782. El juez practicará personalmente todas las
pruebas, pero si no lo pudiere hacer por razón del territorio,
comisionará a otro para que en la misma forma las practique. (El
resaltado es nuestro).

Existe un debate en la práctica forense nacional en torno a si los Jueces pueden ser suplidos por
los asistentes u otros funcionarios de los despachos judiciales en las diligencias referentes a la
práctica de prueba. Lo cierto es que la ley habla del Juez y lo que realmente se busca es que el Juez
conozca la prueba de primera mano. Es decir, que haya una inmediación del Juez con la misma.

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