Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Primer viaje.
Ultimados los preparativos la expedición partió del Puerto de Palos, el 3 de agosto de
1492. La escuadra colombina estaba formada por las carabelas Pinta, Niña y
la nao Santa María. La Pinta y La Niña fueron elegidas por los hermanos Pinzón y
costeadas por el concejo de Palos, en cumplimiento de la citada real provisión. 67 La
tripulación estaba formada por unos 90 hombres aproximadamente.
La expedición se dirigió hacia las islas Canarias, donde Colón visitó a Beatriz de
Bobadilla y Ulloa, gobernadora de La Gomera, y además en la Gran Canaria hizo
reparaciones en la Pinta en el timón y en las velas. Finalizadas las reparaciones, desde
la isla de La Gomera continuó su travesía del Atlántico el 6 de septiembre.68
La llegada a América
El viaje de Cristóbal Colón no resultó fácil para nadie, de hecho hubo conatos de
amotinamiento, pero gracias a la presencia y las dotes de mando de Martín Alonso
Pinzón se consiguieron resolver estas situaciones. Cuando ya se habían agotado todos
los cálculos y previsiones realizadas por Colón, se oyó desde La Pinta el famoso grito
de Rodrigo de Triana «¡Tierra a la vista!», dos horas después de la medianoche del 12
de octubre.
El resumen del Diario de Colón cuenta del siguiente modo el momento de la llegada a
la isla de Guanahaní:
Jueves 11 de octubre: A las dos horas después de media noche pareció la tierra de la
cual estarían dos leguas amainaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la
vela grande sin bonetas, y pusiéronse a la corda, temporizando hasta el día viernes,
que llegaron a una islita de los Lucayos, que se llamaba en lengua de indios
Guanahaní. Luego vinieron gente desnuda, y el Almirante salió a tierra en la barca
armada, y Martín Alonso Pinzón y Vicente Yáñez, su hermano, que era capitán de la
Niña. Sacó el Almirante la bandera real y los capitanes con dos banderas de la Cruz
Verde, que llevaba el Almirante en todos los navíos por seña, con una F y una Y:
encima de cada letra su corona, una de un cabo de la cruz y otra de otro. Puestos en
tierra vieron árboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El
Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de
Escobedo, escribano de toda la Armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le
diesen por fe y testimonio cómo él por ante todos tomaba, como de hecho tomó,
posesión de la dicha isla por el Rey y por la Reina sus señores, haciendo las
protestaciones que se requerían, como más largo se contiene en los testimonios que
allí se hicieron por escrito. Luego se ajuntó allí mucha gente de la isla.
La isla estaba habitada por el pueblo lucayo o taíno. El texto arriba citado, señala la
primera oportunidad en la que los europeos utilizaron el término «indios» para
denominar generalizadamente a los pobladores de América, palabra que deriva del
error que cometieron al pensar que la isla Guanahaní se encontraba en la zona oriental
del continente asiático, que los europeos de entonces confundían con India. En el diario
de a bordo, Colón dejó escrita su primera impresión sobre los nativos que hallaron:
Jueves 11 de octubre: Esto que se sigue son palabras formales del Almirante, en su
libro de su primera navegación y descubrimiento de estas Indias. «Yo -dice él-, porque
nos tuviesen mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se libraría y
convertiría a nuestra Santa Fe con amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos
unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras
cosas muchas de poco valor, con que hubieron mucho placer y quedaron tanto
nuestros que era maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navíos
adonde nos estábamos, nadando, y nos traían papagayos e hilo de algodón en ovillos y
azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les
dábamos, como cuentecillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban de
aquello que tenían de buena voluntad. Mas me pareció que era gente muy pobre de
todo. Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres,
aunque no vi más de una harto moza. Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que
ninguno vi de edad de más de treinta años: muy bien hechos, de muy hermosos
cuerpos y muy buenas caras: los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballo,
y cortos: los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen
largos, que jamás cortan.
1. Bondad
La bondad es uno de los valores humanos más generales de nuestro ser. Puede
traducirse en cientos y cientos de miles de acciones según cada contexto,
pero siempre recoge el deseo de hacer el bien, tener buenas intenciones con el resto
de las personas, ser amable o ayudar en la medida de nuestras posibilidades.
2. Sinceridad
3. Empatía
Asimismo, la empatía está muy relacionada con la sinceridad. Quien busca la bondad,
la felicidad o la sinceridad con uno mismo, entiende que cualquier ser humano también
vive en búsqueda constante de lo mismo. Por ello, la empatía, que nos ayuda a
ponernos en la situación de nuestros semejantes, también nos ayuda a
entenderlos, apoyarlos y ayudarlos cuando es necesario, que es lo mismo que nosotros
deseamos, ¿o no?
Como madres y padres preocupados, creemos que una buena forma de trabajar la
empatía y la educación en valores es a través de nuestros propios hijos, que
serán los encargados de luchar mañana por un mundo mejor, y en Ayuda en Acción te
recomendamos algunas películas infantiles que transmiten valores positivos tanto para
la empatía como para el resto de valores que nos hacen humanos.
4. Amor
Al igual que otros valores relacionados como la alegría u el optimismo, el amor es, muy
probablemente, uno de los sentimientos más fuertes de un ser humano: ¡amor por el
arte!, ¡por nuestros seres queridos!, ¡amor por lo que hacemos! Como valor humano, el
amor es el motor que inicia el dar y el recibir, el convivir, el compartir, el respetar
o el confiar.
5. Paciencia
Contraria al aquí y al ahora, la paciencia nos enseña a luchar por aquello que
deseamos, a tolerar una incomodidad o una preocupación y a comprender que hay
días buenos y días malos, pero pocos problemas sin solución.
6. Gratitud
Podíamos haber elegido otros valores, como la amistad, pero en Ayuda en Acción
sabemos que la gratitud es, casi siempre, la mayor recompensa para el que da y
el gran gesto del que recibe. Es tan simple y tan compleja en sí misma como agradecer
a las personas que nos han ayudado o apoyado.
7. Perdón
A diferencia de la gratitud, el perdón no solo nos empodera como personas, sino
que nos permite mostrar el camino correcto a aquel individuo que ha obrado mal
con nosotros y quizá con terceros; con el perdón desistimos del castigo o la venganza
frente a una persona que se comportó injustamente con nosotros.
8. Humildad
La humildad se basa en el hecho de que nadie lo sabe todo. Como seres humanos, nos
movemos entre nuestros propios límites y debilidades; una persona humilde sabe
que juntos somos más, y, por ello, se preocupa por el bien de todos los que le
rodean.
9. Responsabilidad
10. Solidaridad
Por último, como ONG preocupada por principios como el esfuerzo colectivo, la
transparencia institucional y la dignidad de todas las personas, en Ayuda en
Acción creemos que la solidaridad es uno de los grandes valores humanos de
nuestro tiempo.