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Una visión romántica de la llegada de Cristóbal Colón a América (Dióscoro Puebla, 1862).
Varios años después de la llegada de Colón, los españoles fueron percatándose de que el lugar al que
habían llegado no estaba conectado por tierra a Europa y el resto de la «tierra conocida», como se
esperaba de la India, sino que formaba un continente distinto. Así, a partir de 1507 se le comenzó a
llamar América. En los siglos posteriores al descubrimiento del Nuevo Mundo, España, seguida por
Portugal, y en menor medida Inglaterra, Francia, Holanda, Rusia, Suecia, Dinamarca-Noruega, entre otras
potencias europeas, compitieron por la exploración, conquista y colonización del continente americano.
Se introdujeron como esclavos a una gran cantidad de personas del África colonial, lo cual llevó a
procesos de disolución y anomia de cultura milenarias, así como al surgimiento de nuevas
conformaciones étnicas, culturales y políticas.
Existe controversia respecto al empleo del término «descubrimiento» para aludir a la llegada de la
expedición de Colón, ya que, por un lado y desde el punto de vista de la humanidad, América ya estaba
poblada y había sido descubierta por los primeros seres humanos que llegaron al continente hace
aproximadamente 14 000 años, y, por otro lado, existe un probable primer arribo europeo realizado por
los vikingos en el siglo x, aunque sin evidencias tangibles de contacto.2
Existe una clara distinción entre el «acto mismo del descubrimiento», entendido como la serie de viajes
que hicieron navegantes españoles que llegaron a América y el encuentro entre culturas, y el posterior
proceso histórico conocido como la conquista de América que los europeos realizaron a continuación.
Índice
1 Antecedentes
4 Consecuencias
5 El debate terminológico
7 Véase también
8 Referencias
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
Antecedentes
Unos años antes del descubrimiento de América, los viajes marítimos portugueses a la India bordeando
la costa de África y siguiendo el derrotero hacia el este a través del Océano Índico sirvieron como un
estímulo para otros navegantes europeos que creían que era posible llegar a las regiones de Asia oriental
navegando hacia el oeste. Cristóbal Colón defendía la hipótesis de que el diámetro de la Tierra era tan
pequeño que se podía alcanzar Asia navegando desde Europa hacia poniente. En 1492 consiguió el
apoyo y el patrocinio económico de los reyes Isabel y Fernando de Castilla y Aragón, que le autorizaron a
organizar un viaje de exploración que lo condujo a la costa americana.
Los cuatro viajes de Colón
Cristóbal Colón, en representación de los Reyes Católicos de Castilla y Aragón, reinos españoles, realizó
cuatro famosos viajes desde Europa a América en 1492, 1493, 1498 y 1502. En el primero de ellos llegó a
América el 12 de octubre de 1492, a una isla de las Bahamas llamada Guanahani.
A partir del segundo viaje de Colón, descubrimientos, conquista militar, e invasión progresaron
conjuntamente. Durante los veinte años que separan 1499 de 1519, cuando empezó la empresa de
Fernando de Magallanes, tuvieron lugar los llamados «viajes de descubrimiento y rescate» «viajes
menores» o «viajes andaluces», capitulados por la corona española con empresarios privados
quebrando el discutido monopolio colombino. En el primero de estos participó Américo Vespucio, a
quien se ha atribuido ser el primer europeo en proponer que las tierras a las que Colón había llegado no
eran en realidad parte de Asia, sino de un continente desconocido para los europeos y de cuyo nombre
de pila deriva el nombre de «América».
Primer viaje
Los Reyes Católicos, particularmente la reina Isabel I de Castilla, decidieron financiar a Cristóbal Colón en
su proyecto de llegar a Asia por el oeste, atravesando la mar océana. El 17 de abril de 1492, Colón firmó
con los reyes las Capitulaciones de Santa Fe, documentos por los cuales se autorizó, sin financiar, la
expedición de Cristóbal Colón a las Indias por el mar hacia occidente. Además se le concedieron a Colón
una serie de prebendas y títulos, entre ellos: Almirante, Gobernador, Virrey y el 10 % de las riquezas.
También se firmaron varias provisiones y cédulas para que ayudasen a Colón en aquellas villas y puertos
de mar a las que se dirigía. Una provisión fue dirigida a la villa de Palos de la Frontera por una sanción
impuesta a algunos de los vecinos de esta villa.
El 23 de mayo de 1492, a las puertas de la iglesia de San Jorge de Palos de la Frontera, en presencia de
Cristóbal Colón, fray Juan Pérez y las autoridades locales, se dio lectura a la Real Provisión, firmada por
los Reyes Católicos, en la que se ordenaba a ciertos vecinos de la villa palerma poner a disposición de
Colón dos carabelas totalmente armadas y aparejadas.
DIRIGIDA A CIERTOS VECINOS DE PALOS PARA QUE ENTREGUEN A CRISTÓBAL COLÓN DOS CARABELAS
Vien sabedes como por algunas cosas fechas e cometidas por vosotros en desserbicio nuestro, por los
del nuestro Consejo fuistes condenados a que fuésedes obligados a nos servir dos meses con dos
carabelas armadas a vuestras propias costas e espensas cada e quando e doquier que por nos vos fuese
mandado so ciertas penas, segund que todo más largamente en la dicha sentencia que contra vosotros
fue dada se contiene. E agora, por quanto nos avemos mandado a Christoval Colón que vaya con tres
carabelas de armada, como nuestro capitán de las dichas tres carabelas, para ciertas partes de la mar
océana sobre algunas cosas que cunplen a nuestro servicio e nos queremos que llebe consigo las dichas
dos carabelas con que asy nos aveis de servir...
... que estaban presto de la cumplir en todo y por todo segund sus Altezas lo mandan...
pero la marinería de la zona, que no era obligada por la real provisión, no estaba dispuesta a formar
parte de la expedición con un desconocido, como lo era Colón para aquellos hombres.
Independientemente de la mayor o menor credibilidad de las ideas colombinas, los hombres de Palos
nunca secundarían al genovés a no ser que le acompañara algún navegante respetado en la villa. Con la
oposición de los vecinos y de los marineros, Colón recurrió a una de las provisiones expedidas por los
monarcas en la que se le concedió permiso para reclutar marineros entre los encarcelados, aunque
finalmente esto no fue necesario.
Así mismo, hizo uso de otra real provisión, dirigida a las villas de las costas andaluzas:
... las cibdades e villas e logares de la costa de la mar de Andalucía como de todos los nros. reynos e
Señorios (...) Sabedes que nos habemos mandado a Christobal Colon que con tres carabelas vaya a
ciertas partes de la mar oceana como nro. capitán (...) por ende nos vos mandamos a todos e a cada uno
de vos en vros. logares e jurisdicciones que cada quel dicho Christobal Colon hobiere menester...
Embargó dos barcos en Moguer, en presencia del escribano moguereño Alonso Pardo y por medio de
una comisión dirigida a la villa de Moguer para que cumplieran dicha provisión,52 embarcaciones que
más tarde fueron desechadas. Pero seguía sin conseguir enrolar a la tripulación necesaria para la
empresa.
En estas circunstancias, y gracias a la ayuda de los franciscanos del monasterio de La Rábida y a Pero
Vázquez de la Frontera, viejo y respetado marino de la zona, Colón conoció a Martín Alonso Pinzón,53
rico armador y líder natural de la zona gracias a sus muchas navegaciones tanto por el Océano Atlántico
como por el Mar Mediterráneo, y por los que había amasado fortuna y fama. Además de los ánimos y la
influencia de estas amistades, al mayor de los hermanos Pinzón le habría convencido también la
propuesta que, según el testimonio de Alonso Gallego en los Pleitos colombinos, Colón le hizo a Martín
Alonso:
Señor Martín Alonso Pinçón, vamos a este viage que, si salimos con él y Dios nos descubre tierras, yo os
prometo por la Corona Real de partir con vos como un hermano.
Sea como fuere Martín Alonso desde aquel momento comenzó una enérgica campaña en favor de la
empresa. Aportó de su hacienda personal medio millón de maravedís, la tercera parte de los gastos en
metálico de la empresa.545556575859606162 y convence a sus hermanos, Francisco y Vicente, y a los
Hermanos Niño, destacada familia marinera de Moguer, y con los cuales se consigue animar y enrolar a
toda la marinería necesaria para la empresa, hombres de Palos, del vecino Moguer, de Huelva, del resto
de la comarca6364 e incluso de fuera de Andalucía. Marinería que ahora sí se arriesgaba a aquella
navegación, ya que el hecho de que Martín Alonso Pinzón, con sus hermanos y los Hermanos Niño,
estuvieran a la cabeza de dicha armada, era una garantía para los hombres de la zona del Tinto-Odiel.65
66
Primer viaje.
Ultimados los preparativos la expedición partió del Puerto de Palos, el 3 de agosto de 1492. La escuadra
colombina estaba formada por las carabelas Pinta, Niña y la nao Santa María. La Pinta y La Niña fueron
elegidas por los hermanos Pinzón y costeadas por el concejo de Palos, en cumplimiento de la citada real
provisión.67 La tripulación estaba formada por unos 90 hombres aproximadamente.
La expedición se dirigió hacia las islas Canarias, donde Colón visitó a Beatriz de Bobadilla y Ulloa,
gobernadora de La Gomera, y además en la Gran Canaria hizo reparaciones en la Pinta en el timón y en
las velas. Finalizadas las reparaciones, desde la isla de La Gomera continuó su travesía del Atlántico el 6
de septiembre.68
La llegada a América
El viaje de Cristóbal Colón no resultó fácil para nadie, de hecho hubo conatos de amotinamiento, pero
gracias a la presencia y las dotes de mando de Martín Alonso Pinzón se consiguieron resolver estas
situaciones. Cuando ya se habían agotado todos los cálculos y previsiones realizadas por Colón, se oyó
desde La Pinta el famoso grito de Rodrigo de Triana «¡Tierra a la vista!», dos horas después de la
medianoche del 12 de octubre.
El resumen del Diario de Colón cuenta del siguiente modo el momento de la llegada a la isla de
Guanahaní:
Jueves 11 de octubre: A las dos horas después de media noche pareció la tierra de la cual estarían dos
leguas amainaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la vela grande sin bonetas, y pusiéronse
a la corda, temporizando hasta el día viernes, que llegaron a una islita de los Lucayos, que se llamaba en
lengua de indios Guanahaní. Luego vinieron gente desnuda, y el Almirante salió a tierra en la barca
armada, y Martín Alonso Pinzón y Vicente Yáñez, su hermano, que era capitán de la Niña. Sacó el
Almirante la bandera real y los capitanes con dos banderas de la Cruz Verde, que llevaba el Almirante en
todos los navíos por seña, con una F y una Y: encima de cada letra su corona, una de un cabo de la cruz y
otra de otro. Puestos en tierra vieron árboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras.
El Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo,
escribano de toda la Armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen por fe y testimonio
cómo él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha isla por el Rey y por la Reina
sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían, como más largo se contiene en los
testimonios que allí se hicieron por escrito. Luego se ajuntó allí mucha gente de la isla.
La isla estaba habitada por el pueblo lucayo o taíno. El texto arriba citado, señala la primera oportunidad
en la que los europeos utilizaron el término «indios» para denominar generalizadamente a los
pobladores de América, palabra que deriva del error que cometieron al pensar que la isla Guanahaní se
encontraba en la zona oriental del continente asiático, que los europeos de entonces confundían con
India. En el diario de a bordo, Colón dejó escrita su primera impresión sobre los nativos que hallaron:
Jueves 11 de octubre: Esto que se sigue son palabras formales del Almirante, en su libro de su primera
navegación y descubrimiento de estas Indias. «Yo -dice él-, porque nos tuviesen mucha amistad, porque
conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a nuestra Santa Fe con amor que no por fuerza,
les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y
otras cosas muchas de poco valor, con que hubieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era
maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navíos adonde nos estábamos, nadando, y nos
traían papagayos e hilo de algodón en ovillos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por
otras cosas que nos les dábamos, como cuentecillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban
de aquello que tenían de buena voluntad. Mas me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos
andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres, aunque no vi más de una harto
moza. Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vi de edad de más de treinta años: muy
bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras: los cabellos gruesos casi como sedas de
cola de caballo, y cortos: los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen
largos, que jamás cortan. De ellos se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios ni negros ni
blancos, y de ellos se pintan de blanco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que hallan, y de ellos se
pintan las caras, y de ellos todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos solo el nariz. Ellos no traen
armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo y se cortaban con ignorancia.
No tienen algún hierro: sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de ellas tienen al cabo un diente
de pez, y otras de otras cosas.
Los taínos habían organizado una sociedad agraria, relativamente avanzada, basada en el cultivo del
maíz, la mandioca y el algodón, incluyendo otros importantes cultivos como el maní (cacahuete), la
pimienta, la piña, la batata y el tabaco. El propio Colón relató en su diario que cultivaban calabazas y
algodón y que poseían casas y «huertas de árboles».69
Sábado 13 de octubre: Yo estaba atento y trabajaba de saber si avía oro y vide que algunos de ellos
traían un pedaçuelo colgado en un agujero que tienen en la nariz. Y por señas pude entender que yendo
al Sur o Bolviendo la isla por el Sur, que estaba allí un rey que tenía grandes vasos de ello, y tenía muy
mucho.
Sin embargo, a pesar de la buena relación entre taínos y españoles, Colón ya pensaba en Guanahaní, en
la posibilidad de esclavizarlos:
Domingo 14 de octubre: puédenlos todos llevar a Castilla o tenellos en la misma isla captivos, porque
con cincuenta hombres los ternán a todos sojuzgados y los harán hazer lo que quisieren.
La expedición de Colón arribó después a la isla de Cuba, bautizada con el nombre de Juana, y
posteriormente a La Española. El 25 de diciembre encalló la carabela Santa María y con sus restos mandó
construir el Fuerte de La Navidad, en el que dejó una pequeña guarnición.
El 15 de enero de 1493 Colón tomó la decisión de partir, y el 16 las carabelas Pinta y Niña abandonaron
La Española con rumbo a España. Colón, al mando de la expedición en La Niña, llevaba varios objetos
recogidos en la expedición, y además le acompañaban 10 indios, dos de ellos hijos del cacique
Guacanagari. El 14 de febrero de 1493, en el tornaviaje, se cruzaron con una fuerte tempestad que
estuvo a punto de hacer naufragar las embarcaciones. En tan difícil trance, Cristóbal Colón realizó el Voto
colombino.7067 Los temporales habían separado a las dos carabelas. La Pinta fue desviada hacia el
puerto de Bayona, y el 15 de marzo regresó al puerto de Palos, con Martín Alonso de Pinzón gravemente
enfermo quien finalmente falleció el 31 de marzo en La Rábida. Colón se vio obligado a atracar en las
islas Azores con La Niña, luego regresó al puerto de Palos el 15 de marzo y, posteriormente, se encaminó
a Moguer donde cumplió el voto que había realizado.67 Posteriormente se encaminó a Barcelona para
informar a los Reyes Católicos de su descubrimiento.
Segundo viaje
Segundo viaje
El segundo viaje de Cristóbal Colón zarpó de Cádiz el 24 de septiembre de 1493. La expedición tenía
como finalidad asentar la presencia española en los territorios descubiertos y encontrar el camino hacia
India y Catay. La primera isla a que arribó fue La Deseada, el 3 de noviembre; después descubrió Puerto
Rico y llegó a La Española, donde encontró destruido el Fuerte de La Navidad por una ofensiva del
cacique Caribe Caonabo. En la misma isla fundó la Villa Isabela, el 6 de enero de 1494. En su segundo
viaje (1493-1496) Colón descubrió las Pequeñas Antillas (Dominica y Guadalupe), pasó por Puerto Rico
(San Juan Bautista) y llegó a La Española donde encontró el fortín La Navidad destruido. Muy cerca,
fundó su primera ciudad a la que bautizó como La Isabela. Después exploró Cuba y navegando al sur
descubrió Jamaica (Santiago).
Continuó su viaje de exploración y recorrió las costas de Juana (Cuba) y Santiago (Jamaica). A fines de
1494 o principios de 1495 se dirigió hacia el sur.
Los escritos de este viaje registraron algunas situaciones de violencia sexual contra mujeres indígenas,
como la que relató uno de los hombres de su tripulación.71
Tras este viaje se dedicó a consolidar el dominio sobre La Española. En 1496 regresó a España, llegando a
Cádiz el 11 de junio.
Tercer viaje
Tercer viaje
El tercer viaje de Cristóbal Colón comenzó el 30 de mayo de 1498. Colón partió de Sanlúcar de
Barrameda y llegó a la isla Trinidad a finales del mes de julio. Del 4 al 12 de agosto visitó el golfo de Paria,
en la desembocadura del río Orinoco, en América del Sur. Denominó a toda esta región Tierra de Gracias,
por la amabilidad de los indígenas. Supuso que había llegado a un continente por la gran cantidad de
agua dulce. Así, por primera vez, se llegaba a Tierra Firme.
En su tercer viaje (1498-1500) Colón descubrió la isla Trinidad y la desembocadura del río Orinoco en
Venezuela (Tierra de Gracia). Al regresar a La Española lo tomaron preso por las quejas de los españoles
descontentos con su mando. Regresó encadenado a España, donde la reina Isabel lo liberó.
Posteriormente, recorrió y exploró las tres islas del actual estado de Nueva Esparta, la isla principal la
llamó Asunción, las otras son las actuales Cubagua y Coche. Más tarde, Cristóbal de la Guerra le cambió
el nombre a La Asunción por el de isla Margarita, por la gran cantidad de perlas que había.
Finalmente arribó a La Española. En esta isla los españoles se habían sublevado por la falta de riquezas
que supuestamente encontrarían. En una de las negociaciones, Colón propuso a un grupo de españoles
el regreso a Cubagua para el tráfico de perlas. Se fundó un asentamiento perlífero y más tarde, en 1528,
de él nació la primera ciudad fundada por españoles en continente americano, Nueva Cádiz.72
A la llegada del administrador real, Francisco de Bobadilla, Colón fue arrestado. Retornó a España, el 25
de noviembre de 1500, fue puesto en libertad, pero perdió su prestigio y sus poderes.
Cuarto viaje
Cuarto viaje
Estrecho de Malaca. Este estrecho era el que buscaba Colón en su cuarto viaje, creía que había llegado a
Asia, y lo necesitaba para llegar a las Indias.
Pese a los problemas por la pérdida de sus poderes, Colón inició el cuarto y último viaje, aunque con una
serie de prohibiciones, como la de tocar tierra en La Española. El objetivo de este viaje era encontrar un
estrecho, el Estrecho de Malaca, que le permitiera llegar a las Indias, al oeste de las islas Antillas, ya que
se veía que éstas no lo eran aunque no podían quedar muy lejos de las tierras por él descubiertas. Salió
del puerto de Cádiz con dos carabelas y dos navíos: La Capitana, La Gallega, La Vizcaína y el Santiago de
Palos, el día 11 de mayo. Pasando por Canarias, llegó a las Indias en 30 días.73
En su cuarto viaje (1502-1504) Colón exploró las costas de América Central (Honduras, Nicaragua, Costa
Rica y Panamá).
Por los problemas surgidos en La Española, Nicolás de Ovando, nuevo gobernador de la colonia, no
permitió que Colón desembarcase a pesar de una inminente tempestad y que cambiase uno de sus
buques por otro de mejores condiciones. Colón capeó como pudo el temporal y pasó a Jamaica, aunque
la tormenta no le dejó hasta el 12 de septiembre, 88 días de tormenta.74
Varias expediciones siguieron a los cuatro viajes colombinos. Fueron los Viajes Menores, los cuales
permitieron reconocer la existencia del continente Americano y explorar toda la costa de Venezuela.
En 1499 la corona española decidió poner fin al monopolio que tenía Colón sobre las navegaciones a las
Indias y abrió el negocio a otros navegantes y empresarios. Esto dio lugar a la realización de una serie de
expediciones denominadas «viajes menores», «viajes de reconocimiento y rescate» o también «viajes
andaluces», ya que todos se organizaron y partieron desde Andalucía y los que participaron en ellos
residían mayoritariamente en esa región de España.78
Entre los muchos marinos se destacaron: Pedro Alonso Niño, descubridor de las costas de golfo de Paria,
en Venezuela; Andrés Niño, descubridor de las costas centroamericanas; Bartolomé Ruiz, descubridor y
navegante del Océano Pacífico que integró como piloto la famosa expedición de Francisco Pizarro de los
Trece de la Fama; fray Antonio de Olivares, fundador de la ciudad de San Antonio de Texas; Alonso Vélez
de Mendoza, repoblador de la isla de Santo Domingo; Diego García de Moguer que tomó parte en el
primer viaje alrededor del mundo junto a Magallanes; Juan Ladrillero, considerado el otro descubridor
del Estrecho de Magallanes y Vicente Yáñez Pinzón, descubridor del Brasil,7980 Juan Rodríguez Mafra
que participó como piloto de la Nao San Antonio en el viaje de la primera vuelta al mundo.81
Consecuencias
La llegada de Cristóbal Colón permitió el comienzo de la conquista de América, cuya primera campaña
fue la que los españoles emprendieron en Cuba, por Velázquez. A ella siguieron las dos más importantes:
la del Imperio azteca, por Hernán Cortés y la del Imperio inca (por Francisco Pizarro) así como otras hasta
su finalización definitiva tras los decretos del rey Felipe II de abolición de la conquista. A partir de ellos
comenzó la «colonización de América», en la que intervinieron también portugueses, ingleses,
holandeses y franceses.
El contagio de las enfermedades que los europeos llevaron consigo (viruela, tifus, fiebre amarilla, etc.)
produjo un colapso de la población indígena de América, con gran impacto en la mortandad. Igualmente
vinieron enfermedades de las Américas como la en su día temida sífilis que diezmó la población europea
desde las posesiones españolas en Italia en 1494.
Si bien todas las potencias europeas impusieron obligatoriamente sus idiomas en sus respectivos
territorios, debido a la hegemonía que sobre América ejercieron España y Portugal predominaron el
idioma español y portugués en sus respectivas zonas de influencia. España, empero, permitió la
utilización de varios idiomas indios como el quechua y el guaraní. Por su parte la religión católica pasó a
ser oficial y la conversión de los indígenas fue una de las causas de la conquista; además se generó una
población con altos niveles de mestizaje genético y cultural entre los pueblos originarios, los europeos y
los africanos subsaharianos.
La principal riqueza generada por los territorios españoles en América fue la extracción del oro y la plata.
Inicialmente los españoles encontraron sobre todo oro, y las cantidades enviadas a España fueron
pequeñas: hasta 1514 llegaron unos 40 000 o 50 000 pesos anuales desde la Española, otros 11 000
desde San Juan y cantidades menores desde Cuba y Tierra Firme.82 La conquista de los imperios azteca
e inca deparó puntualmente grandes botines de oro. Sin embargo fue la puesta en explotación de minas
de plata en México y, sobre todo, en Potosí a partir de 1545 lo que multiplicó la producción y
exportación de metales preciosos. Se ha calculado que hasta 1660 se enviaron a España unas 16 600
toneladas de plata y 181 toneladas de oro, incluyendo tanto las remesas de particulares como los
impuestos a la Corona. Esto desató una revolución de precios en Europa y permitió a la Monarquía
Hispánica financiar las numerosas guerras en que se vio envuelta.8384 No obstante, la mayor parte de la
plata y del oro, en torno al 80%, se quedó en la América española.85
Otra importante consecuencia de la llegada de los europeos a América fue la asimilación y la difusión
mundial de los alimentos que habían sido consumidos por las culturas americanas y que hoy se estima
constituyen el 75% de base alimentaria que consume la Humanidad. Ellos son el maíz, la batata, la
calabaza, el tomate, el chocolate, el cacahuate o maní, la vainilla, los ajíes, la palta o aguacate, todos
estos originarios de Mesoamérica, con justa razón nombrada por los conquistadores «el cuerno de la
abundancia», y la papa (o patata como se denomina en España) originaria de los pueblos nativos de los
Andes. Otros productos importantes originarios de América son la goma y el tabaco.86
Por otro lado, los españoles primero y los europeos después llevaron consigo a América animales tan
útiles como el caballo, el burro, el asno y demás ganado como la vaca castellana, el buey, la oveja y
animales de granja como el cerdo, la gallina/gallo, el conejo... Así como ciertos árboles frutales, la
cebada, la avena, el centeno y el trigo de la península ibérica y la caña de azúcar de la islas Canarias o
Madeira, que tanto éxito tuvo en el Caribe o el mismísimo café de las colonias portuguesas en África.87
La llegada de Colón a América causó también una gran expansión de la navegación y el comercio entre
los pueblos, que se volvió mundial.
Los colonos ingleses en América terminaron organizando a partir de 1776 un nuevo tipo de sociedad a
partir de conceptos novedosos como independencia, constitución, federalismo y dieron origen a los
Estados Unidos de América que, en el siglo xx, reemplazó a Gran Bretaña como potencia mundial
dominante.
No todo fue horror: sobre las ruinas del mundo precolombino los españoles y los portugueses
levantaron una construcción histórica grandiosa que, en sus grandes trazos, todavía está en pie. Unieron
a muchos pueblos que hablaban lenguas diferentes, adoraban dioses distintos, guerreaban entre ellos o
se desconocían. Los unieron a través de leyes e instituciones jurídicas y políticas pero, sobre todo, por la
lengua, la cultura y la religión. Sí las pérdidas fueron enormes, las ganancias han sido inmensas.
Para juzgar con equidad la obra de los españoles en México hay que subrayar que sin ellos ―quiero
decir: sin la religión católica y la cultura que implantaron en nuestro país― no seríamos lo que somos.
Seríamos, probablemente, un conjunto de pueblos divididos por creencias, lenguas y culturas
distintas.88
El debate terminológico
Se aproxima un nuevo 12 de octubre y aún perduran los ecos de la polémica desatada en 1992. Al
cumplirse los quinientos años de la llegada de los españoles a América estalló la discusión, hasta allí
quizá menos estridente pero no menos apasionada. ¿Cómo debía designarse lo sucedido?
¿Descubrimiento? ¿Encuentro de culturas? ¿Usurpación? ¿Conquista? Una gama de posibilidades e
imposibilidades interpretativas se viene desplegando con fervor desde entonces hasta hoy. El
desacuerdo alentó confrontaciones interminables. Si la trascendencia del acontecimiento evocado
resulta indiscutible, su caracterización, por uno u otro motivo insatisfactoria, prueba la dificultad para
generar consenso donde tanta falta hace. Después de todo, si cabe a los nombres, como enseña
Aristóteles, enunciar las propiedades de las cosas, la desorientación para lograr convergencias en esta
materia evidencia que, aún ahora, aquellos a quienes la cuestión compete siguen hablando de cosas
distintas.
Santiago Kovadloff89
Postura tradicional: es la postura mayoritaria, que se ha usado desde fines del siglo xvi, primero en la
cultura occidental y luego se ha extendido en todo el mundo, que utiliza el término «descubrimiento de
América», para referirse exclusivamente al acto realizado por Colón el 12 de octubre de 1492, al llegar a
la isla Guanahaní conduciendo la expedición española embarcada en las famosas tres carabelas, en su
primer viaje. La postura tradicional tiene su origen en el «mito del piloto original» ya presente en los
testimonios del padre Bartolomé de las Casas, luego modificado por Fernando Colón en la biografía de
su padre, Vida del almirante, publicada en 1571 (ver O’Gorman).
Postura tradicional ampliada: sin abandonar la postura tradicional, discute el alcance original, y sostiene
que el término debe extenderse a todos los viajes de Colón a América, o sea, a sus cuatro viajes ya que
entiende el término «descubrimiento de América» no como un acto sino como una etapa, la primera de
la expansión ultramarina de Europa, sucedida luego por otras dos etapas: la conquista y la colonización.
Postura cronológica modificada europea vikinga: rechaza la aplicación del término «descubrimiento de
América» para la llegada de Colón porque sostiene que los primeros europeos en llegar a América fueron
los vikingos, debiendo aplicarse el término a la llegada a América de Leif Eriksson en 985 (ca.).
Postura cronológica modificada europea moderna: sostiene que hubo otros europeos modernos que
descubrieron América antes de la llegada de Colón, como la hipótesis de Alonso Sánchez de Huelva.
Postura cronológica modificada no europea: sostiene que antes que ningún pueblo europeo hubo otros
pueblos no europeos en llegar a América luego de los siberianos e inuit. Los casos varían entre chinos,
polinésicos, fenicios, egipcios, mandingos y marroquís.
Postura etnológica: sostiene que puede considerarse «descubrimiento» al realizado por cada cultura o
etnia en condiciones de aislamiento. De este modo tanto la llegada original de los siberianos a América y
eventualmente de otras etnias, como las posteriores de los inuit, los vikingos y los españoles, significaron
un «descubrimiento» para cada una de esas etnias o culturas. En este caso, propone adicionar al término
«descubrimiento» la etnia o cultura para la que es significativa, hablando de «descubrimiento de
América por los vikingos» o «descubrimiento de América por los europeos medievales», etc.91 Un
ejemplo de esta postura es el libro The American Discovery of Europe (El descubrimiento americano de
Europa), de Jack D. Forbes, 2006. Esta postura abrió camino también al concepto de «descubrimiento de
Europa» por parte de las culturas indígenas, cuya existencia también desconocían, concepto que utilizan
algunos historiadores como Daniel Richter (Universidad de Pensilvania, en Native American Discoveries
of Europe) o el Estado de Chile que denomina al 12 de octubre como Día del Descubrimiento de Dos
Mundos.
Postura pluralista: acepta que para diversos grupos sociales, étnicos, lingüísticos y culturales, el término
«descubrimiento de América» tiene múltiples acepciones, sin tomar partido por ninguna.
Postura hispanista: rechaza como acto de «indigenismo» (en sentido peyorativo) y considera un ataque
contra la Hispanidad, todo cuestionamiento al término «descubrimiento de América» que no signifique
llegada de los españoles a América con Colón. Para esta postura el término y el hecho que expresa, está
vinculado a la superioridad de la cultura hispana, occidental y cristiana, sobre las demás. Estuvo
originalmente vinculada a la invención en 1915 del controvertido «Día de la Raza» como Día de la
Hispanidad y de la Raza Española, para el 12 de octubre, aunque luego varios países atemperaron su
significado para relacionarlo con una supuesta raza mestiza. Fue difundida intensamente por algunos
gobiernos latinoamericanos en los años setenta.
Posturas nacionales: estas posturas han comenzado a aparecer como posturas oficiales frente al 12 de
octubre de 1492 y su denominación, en muchos casos rechazando o limitando la denominación
«descubrimiento de América». En Argentina, por ejemplo, para el INADI (Instituto Nacional contra la
Discriminación) «la idea de descubrimiento y el elogio de la conquista española» es violatoria de la
Convención sobre Eliminación de toda Forma de Discriminación Racial y constituye un acto de
discriminación.93
Hasta el siglo xix la efeméride del descubrimiento pasó relativamente desapercibida. La primera gran
celebración oficial internacional tuvo lugar en 1892, con la Celebración del IV Centenario del
Descubrimiento de América.
Un siglo más tarde, en 1992, tuvo lugar la Celebración del V Centenario del Descubrimiento de América
concentrando gran número de actos conmemorativos y debates sobre el significado y consecuencias del
acontecimiento. España organizó la Exposición Universal de Sevilla, que coincidió en el tiempo con la
celebración de las Olimpiadas de Barcelona. Los Lugares colombinos protagonizaron actuaciones de
restauración en sus principales monumentos y se hizo un viaje repitiendo el primer viaje de Cristóbal
Colón a América con réplicas de los navíos originales (la Pinta, la Niña y la Santa María) construidos en
los astilleros de ribera españoles de Isla Cristina, Cartagena y Barcelona respectivamente, con métodos
artesanales.
En el año 2017 se desarrollaron las celebraciones del 525º aniversario del Descubrimiento de América.
Para tal fin, la Diputación de Huelva organizó una Comisión94 encargada del desarrollo de actividades
culturales, deportivas, académicas, turísticas, institucionales y de sensibilización ciudadana, bajo la
denominación de 525 aniversario del encuentro entre dos mundos. En los Lugares colombinos las
celebraciones locales se denominan 525 Aniversario del Descubrimiento de América y contempló
multitud de actos conmemorativos, rememorando la participación clave de Palos de la Frontera, su
monasterio de La Rábida y Moguer en el Descubrimiento de América.
Véase también
Tratado de Tordesillas
Conquista de América
Día de la Raza
Historia de América
Poblamiento de América
Hipótesis de 1421
Referencias
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Jueves, 9 de agosto.
Hasta el domingo en la noche no pudo el Almirante tomar la Gomera, y Martín Alonso quedóse en
aquella costa de Gran Canaria por mandado del Almirante, porque no podía navegar. Después tornó el
Almirante a Canaria, y adobaron muy bien la Pinta con mucho trabajo y diligencias del Almirante, de
Martín Alonso y de los demás; y al cabo vinieron a la Gomera. Vieron salir gran fuego de la sierra de la
isla de Tenerife, que es muy alta en gran manera. Hicieron la Pinta redonda, porque era latina; tornó a la
Gomera domingo a dos de septiembre con la Pinta adobada.
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Mientras estaba en la barca, hice cautiva a una hermosísima mujer caribe, que el susodicho Almirante
me regaló, y después que la hube llevado a mi camarote, y estando ella desnuda según es su costumbre,
sentí deseos de holgar con ella. Quise cumplir mi deseo pero ella no lo consintió y me dio tal trato con
sus uñas que hubiera preferido no haber empezado nunca. Pero al ver esto (y para contártelo todo hasta
el final), tomé una cuerda y le di de azotes, después de los cuales echó grandes gritos, tales que no
hubieras podido creer tus oídos. Finalmente llegamos a estar tan de acuerdo que puedo decirte que
parecía haber sido criada en una escuela de putas.
Michel de Cúneo
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... descubrir no es solo llegar, es tomar posesión, grabar nombres, dejar constancia de que se ha llegado,
hacer que un escribano levante acta del acontecimiento, saber con mayor o menor exactitud a dónde se
ha llegado, medir, cartografiar, y, sobre todo, informar a reyes, cosmógrafos, cronistas, marinos, por citar
algunos oficios, y público en general, de tal manera que las tierras a las que se ha llegado se incorporen
al general conocimiento de la cultura, de la civilización que envía esa expedición. Eso es descubrir.
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