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ACTITUDES DE LIDERAZGO

3.1. Actitud
Según el Equipo Editorial (2018), la actitud se la define como “… un estado de
disposición mental, organizado que ejerce una influencia directa en el
comportamiento de una persona en su día a día”, el cual es dirigido hacia un
objeto (concreto o abstracto) denominado objeto actitudinal. En cambio,
Castillero Mimenza (2021) sostiene que la actitud es el “… efecto del conjunto
de creencias y valores relativamente estables a lo largo del tiempo en la
disposición o tendencia a actuar de determinada manera o acometer algún tipo
de acción”.

La actitud puede confundirse fácilmente con la aptitud, por lo que es necesario


establecer sus diferencias conceptuales. Al respecto, para Tarantino, (2009), la
aptitud “es tener el gusto, la habilidad y la inteligencia para ejecutar una actividad
apropiadamente con posibilidades de éxito”.

Enciclopediasalud.com. (s.f.) afirma que son conocimientos adquiridos y todo lo


que se ha aprendido a lo largo de la vida académica y gracias a las experiencias
“… es la capacidad que tiene la persona para realizar cualquier función”.

Es decir, mientras las aptitudes hablan sobre las fortalezas y límites de las
personas cuando se plantean objetivos o metas, las actitudes hablan sobre las
disposiciones mentales para lograr o no los propósitos. Para una mayor
comprensión, se presenta el siguiente cuadro comparativo.

3.2. Teoría X y teoría Y


Las teorías X y Y tratan de explicar y pronosticar el comportamiento y el
rendimiento del liderazgo con base en la actitud del líder, referente a los
seguidores.

El psicólogo social Douglas McGregor clasificó las actitudes o los sistemas de


creencias en teoría X y teoría Y. Los seres humanos con actitudes de la teoría X
confirman que a los trabajadores les desagrada trabajar y que deben ser
supervisados de cerca, para que trabajen eficientemente. Las actitudes de la
teoría Y proponen que a los empleados les agrada trabajar y no requieren
supervisión de cerca para que realicen óptimamente su trabajo.

Los Chief Executive Office (CEO) con actitudes propias de la teoría X tienden a
tener una observación pesimista de sus empleados y muestran más un estilo de
liderazgo autocrático y de coerción por mecanismos de control como castigos y
amenazas.

Los CEO con actitudes de la teoría Y tienden a considerar a los empleados en


forma positiva y manifiestan más estilos de liderazgo participativo, por medio de
una motivación interna y recompensas.

El siglo pasado, en 1966, cuando el psicólogo McGregor publicó sus teorías X y


Y, un gran porcentaje de CEO, llamados en ese entonces gerentes, demostraban
actitudes de la teoría X y este psicólogo invitaba a un cambio hacia las actitudes
de la teoría Y.

Recientemente, la modificación de paradigma de la administración al liderazgo


también proyecta este tránsito en las actitudes a medida que más CEO utilizan
estilos de liderazgo participativo.

Desde un enfoque gerencial, por medio de un plano cartesiano, se contrastan


las dimensiones a través de las que es posible apreciar las diferencias
sustantivas entre las dos teorías: la gerencia desde el enfoque de las relaciones
humanas y la denominada gerencia científica.

Figura 1

Teoría bidimensional de la Gerencia

A continuación, en una tabla se exponen y se diferencian las características de


cada una de estas teorías.

Tabla 2

Comparación teoría X y teoría Y


3.3. El efecto Pigmalión
El efecto Pigmalión plantea que “… las actitudes de los líderes y sus expectativas
respecto a sus seguidores, así como su trato hacia ellos, explican y predicen la
conducta y el desempeño de los seguidores”; es decir, al tema tratado sobre las
actitudes, agregaremos las expectativas y el trato.

En los negocios, las expectativas se presentan como objetivos y estándares. Lou


Holtz recomienda fijar estándares muy altos. Plantea que el peor daño que se
puede causar como líder es plantear estándares bajos. El simple hecho de tratar
a los empleados correctamente y lograr que estén de buen humor al iniciar el día
puede tener un gran impacto en su desempeño. (Rothbard, 2011)

Figura 2

El efecto Pigmalión y su papel en la estrategia de marketing

3.4. Concepto de sí mismo


Una vez analizadas las actitudes de los líderes hacia los seguidores, se procede
a examinar las actitudes de los líderes hacia sí mismos.
El concepto de sí mismo se refiere a las actitudes positivas o negativas que la
gente tiene acerca de si misma. Si se tiene una visión positiva de sí mismo, como
apreciarse como persona capaz, las consecuencias serán que alcanzará un
rasgo positivo de confianza en uno mismo.

La autoeficacia es la afirmación en la capacidad propia para responder a una


situación específica, la cual está basada en el concepto de sí mismo y la
confianza en uno mismo.

Lo que pensamos determina lo que nos pasa. En palabras de Henry Ford: “Si
piensas que puedes, puedes; si piensas que no puedes, no puedes”. Recuerde
las veces en las que debido a una autoeficacia positiva tuvo éxito y las veces en
las que dada una autoeficacia negativa fracasó. Si no cree que puede ser un
líder exitoso, probablemente no lo será.

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