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La bulimia nerviosa parece ser producida por una combinación de factores biológicos,
psicológicos y sociales. A diferencia de lo que ocurre en pacientes con anorexia nerviosa las
pacientes con bulimia, tienden a ser más impulsivas y a tener inestabilidad en los estados de
ánimo, estos rasgos se acentúan con la enfermedad.
En las familias de las pacientes bulímicas hay una mayor expresión de sentimientos negativos,
más conflictos y más inestabilidad. Los factores sociales involucrados en el desarrollo de la
enfermedad, son la sobrevaloración de la delgadez en la mujer como un poderoso elemento
cultural que favorece que en individuos y familias vulnerables, los conflictos se localicen en el
peso y la imagen.
Los atracones ocurren por lo general, después de un período de ayuno, típicamente por las
tardes después de haberse saltado el desayuno y el almuerzo. Los atracones se caracterizan
por:
Las complicaciones en las pacientes con bulimia nerviosa ocurren fundamentalmente por los
vómitos autoinducidos y por la ingesta de laxantes y diuréticos . Las anomalías
hidroelectrolíticas más comunes son la hipokalemia, hipocloremia y alcalosis metabólica.
Estas alteraciones hidroelectrolíticas pueden producir alteraciones cardíacas y renales.
Los vómitos frecuentes pueden producir además, una esofagitis o un síndrome de Mallory
-Weiss. Los exámenes de laboratorio de rutina incluyen, electrólitos plamáticos, nitrógeno
uréico, creatinina, gases venosos, hemograma, glicemia y ECG. La hipokalemia asociada a un
aumento del bicarbonato sérico (alcalosis metabólica) sugiere vómitos frecuentes o el uso de
diuréticos, mientras que una acidosis con un anion gap conservado sugiere el abuso de
laxantes.
El pronóstico generalmente es malo ya que un alto porcentaje (30-80%) de las pacientes con
bulimia nerviosa tienden a presentar nuevos episodios de atracones y/o vómitos
autoprovocados en su vida y un porcentaje bajo (5-15%) continuará abusando de laxantes o
diuréticos.
A su vez la presión familiar para que recupere peso aumentaría su tendencia opuesta a
controlar su peso, al percibir esto como una amenaza a su estilo de afrontamiento y refuerzos
consiguientes. El estilo de afrontamiento conllevaría una serie de distorsiones cognitivas,
destacándose el pensamiento dicotómico o polarización (p.e "He aumentado de peso, estoy
gorda"), la sobre generalización ("He ganado peso, jamás me podré controlar") y el hiper
control cognitivo ("Tengo que vigilar constantemente mi peso para evitar problemas").
El modelo cognitivo de la bulimia de McPherson (1988): Este autor parte de la premisa básica
de que la bulimia es una consecuencia de determinadas distorsiones cognitivas derivadas de
creencias y valores acerca de la imagen corporal y el peso. La falta de autocontrol de la dieta
que aparece en la paciente bulímica (y en las anoréxicas con problemas bulímicos) se
relacionaría con una necesidad extrema de autocontrol de estas personas en determinadas
áreas (rendimiento escolar, control corporal, etc). La creencia o supuesto básico sería del tipo:
"El peso y la imagen corporal son fundamentales para la autovaloración y la aceptación social".
Con esta creencia se interrelacionarían una serie de distorsiones cognitivas, destacándose:
En resumen los dos modelos presentados se basan en la importancia del modelado social de
la imagen corporal, vulnerabilidad personal (significados en relación al peso y al éxito social,
con incompetencia social), distorsiones cognitivas y papel del refuerzo como feedback de
afrontamiento de unas estrategias personales muy limitadas.