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TEORIAS DEL

PSICOANALISIS
BIOGRAFÍA DE HARRY STACK SULLIVAN
Una de las grandes figuras de las corrientes psicodinámicas, Harry Stack Sullivan es conocido por la
creación del psicoanálisis interpersonal, basada en la importancia de la interacción entre personas
en el desarrollo personal y en la creación de la identidad y la personalidad, y su expansión del
psicoanálisis en la población con trastornos psicóticos y la aplicación de una metodología más
empírica en comparación con otros psicoanalistas. El desarrollo de sus teorías está influido en gran
medida por su experiencia a lo largo de la vida.

Infancia y primeros años

Harry Stack Sullivan nació el 21 de febrero del año 1892 en Norwich, Nueva York. Hijo de Timothy
Sullivan y Ella Stack Sullivan, nació en una familia con pocos recursos de origen irlandés de
creencias católicas. Su relación con sus progenitores fue al parecer convulsa, no existiendo una
relación estrecha con su padre y recibiendo poco afecto de su madre. Sin embargo, sí tendría una
mejor vinculación con su tía Margaret, la cual le prestaría un gran apoyo.

La familia tuvo que mudarse debido a la falta de recursos a una granja propiedad de la familia
materna, en Smyrna. Sus primeros años no fueron fáciles, sintiéndose rechazado y aislado
socialmente (se cree que no tuvo una verdadera amistad hasta los ocho años de edad, con el joven
Clarence Belliger) al vivir en una población de mayoría protestante donde los católicos no eran
bienvenidos, poseer una naturaleza tímida y sobresalir en los estudios.

Formación y primeros trabajos

A pesar de provenir de una familia de pocos recursos (si bien la de origen materno era algo más
acaudalada) llegaría a inscribirse en la Universidad de Cornwell en 1909 tras terminar secundaria,
pero por alguna circunstancia (se cree que padeció un brote psicótico que le llevaría a estar
detenido en una institución) no llegaría a terminar sus estudios en ella, habiendo cursado
únicamente su primer año.

Con el paso del tiempo, Sullivan conseguiría entrar en la Escuela de Medicina de Chicago en 1911,
graduándose en Medicina y Cirugía en 1917.

El hecho de que en 1914 empezara la Primera Guerra Mundial haría que fuera llamado a filas,
participando en el conflicto como médico militar en el cuerpo médico de Veteranos del Ejército.En
1921 empezaría a trabajar en el Saint Elizabeth’s Hospital de Washington, donde conocería al
neuropsiquiatra William Alanson White y trabajaría por primera vez con personas esquizofrénicas.
Junto con él, Sullivan trabajaría para adaptar el psicoanálisis a la población psicótica,
especialmente en el caso de la esquizofrenia.

Un año después entraría a trabajar por primera vez como psiquiatra en el Sheppard & Enoch Pratt
Hospital, donde destacaría por conectar rápidamente con los pacientes y obtener buenos
resultados.

Vinculación al psicoanálisis y elaboración del Psicoanálisis Interpersonal

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Durante su estancia en el Sheppard % Enoch conocería a Clara Thompson, con quien compartiría
su afinidad por el tratamiento de la esquizofrenia y se volvería una de sus amistades más cercanas.
Ésta le presentaría a su mentor Adolf Meyer, de quien Sullivan aprendería la práctica psicoanalítica
a la par que en el escepticismo respecto a la ortodoxia del psicoanálisis clásico.

Asimismo conocería en 1926 (el mismo año en que falleció su madre) al antropólogo y
etnolingüística Edward Sapir, cuya colaboración la haría interesarse en el estudio de la
comunicación y sus efectos. A través de él conoció a George Mead, de quien adquiriría numerosos
conceptos.

Interesado también por las ideas de Ferenczi, le propuso a Thompson ir a Budapest para ser
analizada por este, en 1927. A su vuelta, Thompson se volvería la analista de Sullivan, lo que
finalmente conduciría a que éste fuera aceptado en la Sociedad Americana de Psicoanálisis.
También en 1927 conocería a un joven llamado Jimmy al que terminaría por adoptar y hacer su
secretario y único heredero.

Todo este conjunto de circunstancias haría que durante su estancia en el hospital (del que llegaría
a ser nombrado Director de Investigación Clínica), Sullivan se basara parcialmente en la teoría de
Sigmund Freud (con el que nunca llegó a tener contacto) y en las aportaciones de otras disciplinas
para elaborar un modelo que pudiera explicar las circunstancias que pueden llevar a una crisis
psicótica. Ello conllevaría que terminara por elaborar su teoría interpersonal, que a la larga le
llevaría a fundar el psicoanálisis interpersonal.

Sullivan sería consciente de la importancia de unir las contribuciones de diversas disciplinas, lo que
le llevaría a intentar fundar varias organizaciones junto con otros profesionales. Sin embargo,
algunas de dichas empresas le llevarían prácticamente a la quiebra.

Últimos años y fallecimiento

A partir de 1930 dejaría su puesto en el hospital Sheppard (debido a que pese a participar muy
activamente en la creación de un nuevo centro y de su trabajo no se le concedió y además se
empezó a cancelar la provisión de fondos para su investigación) y se trasladaría a nueva York.

Tres años después fundaría junto con otros profesionales la William Alanson White Foundation,
para luego crear la Washington School of Psychiatry en 1936 y finalmente la publicación Psychiatry
en 1938. También colaboraría con varios hospitales y universidades, ejerciendo de profesor y jefe
del departamento de psiquiatría en la Universidad de Georgetown. Más adelante, a partir de 1940
realizaría varias colaboraciones con la Organización Mundial de la Salud y la Unesco.

Sullivan fallecería el 14 de enero de 1949 en París debido a una hemorragia cerebral, mientras
descansaba en una habitación de hotel donde pernoctaba durante su viaje de regreso de una
reunión de la Federación Mundial de Salud Mental, en Ámsterdam.

Si bien puede no ser tan conocido como otros autores de la corriente psicoanalítica, las
aportaciones de Sullivan han tenido una amplia repercusión en el mundo de la psicología,
sirviendo de base a autores tan conocidos como Carl Rogers.

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MELANIE KLEIN Y LA TEORÍA DE LAS RELACIONES OBJÉTALES
La teoría psicoanalítica de Melanie Klein se basa principalmente en su teoría de las relaciones
objétales. En esta teoría se establece que el sujeto se relaciona con el medio a partir de las
sensaciones e impulsos que siente y proyecta sobre los objetos de su impulso. Las relaciones con
dichos objetos generan huellas permanentes que marcarán la futura relación con otros,
internalizándose las experiencias vividas y originándose en base a ellas la estructura psicológica
del sujeto.

Así, la configuración psíquica de una persona estaría basada en cómo se ha relacionado y como ha
internalizado la interacción con dichos objetos, desarrollándose el individuo en base a ello. Es
decir, que los aprendizajes pasados tienen mucha importancia para la teoría de Melanie Klein, a
diferencia de la corriente biologicista de la época, que defendía lo esencial de los genes.

El individuo y su desarrollo

En la teoría psicoanalítica de Klein, el ser humano se encuentra desde el nacimiento en un


constante estado de conflicto entre pulsiones de vida o amor y de muerte u odio. A lo largo del
desarrollo del ser, el sujeto deberá ir superando las etapas y conflictos propios de la etapa vital
que se está viviendo, forjando un equilibrio entre lo externo y lo interno a través de las relaciones
con los diferentes objetos y enriqueciendo con el tiempo su yo, personalidad y carácter.

Durante dicho desarrollo el individuo va a pasar por diferentes fases, variando el modo en que
captamos la realidad y relacionamos nuestros impulsos y deseos con ella y alcanzando diferentes
hitos y aspectos que nos ayuden a generar un yo integrado que nos permita hacer frente a los
conflictos entre los deseos propios del ello y la censura del superyó.

El Yo en el psicoanálisis

Si bien la obra de Melanie Klein es en gran parte seguidora de la de Sigmund Freud, existen
algunos aspectos en los cuales se pueden encontrar divergencias.

Una de las principales es que mientras el padre del psicoanálisis considera que en el nacimiento el
ser humano es puro ello, en la teoría psicoanalítica de Melanie Klein se cree que desde el parto el
infante tiene un yo primitivo que le permite vincularse con los objetos y proyectar sobre ellos sus
propios impulsos y conflictos inconscientes.

Así, en un inicio las relaciones objétales se basarían en la proyección de impulsos y la introyección


de los estímulos externos, para ir desarrollándose un yo más o menos diferenciado en las
diferentes etapas o posiciones.

Las posiciones del desarrollo

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En la teoría psicoanalítica de Melanie Klein se establece que a lo largo del desarrollo el ser humano
pasa por una serie de etapas en las cuales va desarrollando el yo y las relaciones con el entorno.
Concretamente, establece la presencia de dos posiciones concretas en la infancia en que las
relaciones objétales y las ansiedades derivadas de ellas van evolucionando hacia una integración
del yo, la posición esquizo-paranoide y la posición depresiva.

La autora propone un momento de aparición de cada uno, pero no niega la posibilidad de que
sujetos adultos sufran algún tipo de regresión y/o fijación en alguna de ellas. Así, la posición
esquizo-paranoide estaría más vinculada al surgimiento de trastornos psicóticos y la depresiva a
los neuróticos.

1. Posición esquizo-paranoide

Esta posición aparece siendo el primer tipo de relación objetal, iniciada con el nacimiento y que
tiende a durar hasta los seis meses de edad. En esta etapa inicial del desarrollo, el niño aún no es
capaz de identificar qué es el yo y que no, teniendo un pensamiento concreto y no siendo capaz de
distinguir elementos holísticos.

Al no ser capaz de distinguir el yo del no yo el niño no puede integrar la existencia conjunta de


aspectos gratificantes y aversivos en un mismo objeto, con lo que reacciona identificando los
objetos de forma parcial haciendo que considera la existencia de uno bueno que le cuida y otro
malo que le daña o frustra (denominándose escisión a este mecanismo de defensa), proyectando
en ellos sus impulsos e intentos. El ejemplo más importante y que más marcará al infante es el del
pecho materno, que en ocasiones le amamanta y en otras le frustra.

Debido a la existencia de un objeto malo, persecutorio, el infante desarrollará ansiedad y angustia


ante la idea de que éste pueda atacarle. De este modo, se desarrolla un miedo paranoide que a su
vez despertará instintos agresivos y sádicos hacia el objeto. Asimismo, son frecuentes la confusión
y angustia ante el desconocimiento de qué objeto se va a encontrar.

Si el niño consigue introyectar el aspecto bueno de los objetos (esencialmente el pecho bueno de
la madre) a través de la vivencia de más o mejores experiencias positivas que negativas,
conseguirá formar un yo sano que le permita pasar a la siguiente posición.

2. Posición depresiva

Según el niño va madurando, empieza a tener un mayor desarrollo del yo y una mejor capacidad
de discernimiento de lo que es el yo de lo que no, siendo ahora capaz de observar que los objetos
son independientes de sí mismos. Esta etapa surge alrededor de los seis meses después del
nacimiento.

Se incorpora e introyecta el aspecto bueno de los objetos, concretamente del pecho materno, y el
niño es capaz de integrar los aspectos agradables y desagradables de los objetos. Poco a poco se
ha pasado a poder ver los objetos como un solo elemento que en ocasiones puede ser bueno y en
otras malo.

Disminuyen las pulsiones agresivas, y al observar que el objeto es un ente independiente nace el
miedo y la ansiedad ante la posibilidad de su pérdida. Así pues, en esta posición o etapa aparecen
angustias de tipo depresivo, que se añaden a las propias de la posición anterior. Nacen los

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sentimientos de culpa y gratitud hacia los objetos, y empiezan a aplicarse mecanismos de defensa
como la represión de instintos y el desplazamiento.

El complejo de Edipo

Uno de los conceptos más polémicos de la teoría psicoanalítica es el complejo de Edipo, que según
Freud aparece a lo largo de la etapa fálica alrededor de los tres años de edad. En la teoría
psicoanalítica de Melanie Klein este complejo es bastante anterior, apareciendo junto a la
integración de los objetos parciales en un objeto total durante la posición depresiva.

Dicho de otro modo, Klein considera que existe un complejo de Edipo desde el momento en que el
niño es capaz de discernir que sus progenitores son individuos ajenos a él, observando que existe
un vínculo entre ellos del que él no forma parte. El niño proyecta sus deseos en dicho vínculo,
generándose envidia y provocando sentimientos ambivalentes al respecto.

Posteriormente aparecerá el complejo de Edipo propuesto por Freud, en el momento en que se


reduce la ambivalencia y se realiza la elección entre el deseo por un progenitor y la rivalidad e
identificación con el otro.

El juego simbólico y la fantasía inconsciente

La capacidad para expresarse verbalmente y exteriorizar mediante la palabra pensamientos,


emociones, deseos y vivencias se va desarrollando a lo largo de la vida. Esta capacidad requiere un
cierto nivel de desarrollo madurativo y de aprendizaje, así como de una cierta capacidad de
introspección.

Así pues, para un niño que no ha finalizado su desarrollo es sumamente complejo ser capaz de
expresar sus pulsiones, deseos y angustias. Este es uno de los principales motivos por los cuales el
método de la asociación libre propio del psicoanálisis freudiano no podía ser originalmente
aplicado a niños.

Sin embargo, los elementos pulsionales, los deseos y miedos que forman parte de cada uno, están
presentes desde el nacimiento. Para la teoría psicoanalítica de Melanie Klein, si bien en la infancia
dichos elementos pueden no ser conscientes pueden encontrarse simbolizadas en la generación
de fantasías. De este modo, las fantasías inconscientes actúan como método de expresión de los
instintos básicos y las angustias, proyectándose éstos en el juego y dirigiendo en gran medida la
actitud y la conducta infantil.

En este aspecto, una de las contribuciones más valoradas por parte de la teoría psicoanalítica de
Melanie Klein es la introducción del juego simbólico como método de evaluación y trabajo con
menores. Para Klein, el juego es un método de comunicación en el que el infante exterioriza sus
inquietudes y deseos primigenios de forma indirecta. De este modo, analizando el simbolismo
encerrado en el proceso de juego es posible observar las fantasías inconscientes que rigen la
conducta del niño de un modo análogo al empleado en los métodos de asociación libre aplicados
en adultos.

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A la hora de utilizar el juego simbólico es muy importante el setting o ajuste de la situación, es
decir tener en cuenta que la necesidad de que las sesiones, el tipo de mobiliario y juguetes sean
adecuados para el niño de manera que no le venga impuesto como debe jugar. El niño debe
escoger aquellos juguetes que quiera utilizar por sí mismo, pudiendo a través de ellos expresar de
forma libre sus miedos, angustias y deseos.

LA RELACIÓN ENTRE LA MADRE Y EL BEBÉ, SEGÚN WINNICOTT


En consonancia con otros psicoanalistas, Winnicott plantea que durante el primer año de vida la
madre y el hijo constituyen una unidad. No se puede hablar del bebé como una entidad separada
de su madre. Los dos conforman una unidad psíquica indivisible.

Dice Winnicott que la madre es el primer entorno con el que cuenta un ser humano. La base total
de su posterior desarrollo. Por lo tanto, y especialmente en los primeros meses de vida, la madre
es el universo del bebé. El mundo es prácticamente un sinónimo de la madre.

Aparece entonces el concepto de “madre suficientemente buena”. Esta es la que provee los
cuidados necesarios al bebé, espontánea y sinceramente. Está dispuesta a ser esa base y ese
entorno que necesita el niño. Sin ser perfecta, no se excede en los cuidados, ni tampoco
desatiende al bebé. Esta madre da origen a un self verdadero, o yo verdadero.

Entre tanto, la “madre banalmente dedicada” es aquella que desarrolla un excesivo apego o
sobreprotección sobre su hijo. También la que no es capaz de responder a las manifestaciones
espontáneas del niño. Ella da lugar a lo que Winnicott llama falso self o “yo falso”.

Winnicott y el falso yo

La madre es como un espejo para el niño. El pequeño se ve a sí mismo como ella lo mira. Aprende
a identificarse con la raza humana a través de ella. Poco a poco, el bebé se va separando de su
madre y ella debe adaptarse a ello. El niño tiene gestos espontáneos que forman parte de su
individuación. Si la madre los acoge, él experimenta el sentimiento de ser real. Si no lo hace, se
forja un sentimiento de irrealidad.

Niño pensando en sus padres

Cuando fracasa esa interacción entre la madre y su bebé se produce lo que Winnicott llama “corte
de través de la continuidad existencial”. Esto, dicho en otras palabras, significa una interrupción
radical del desarrollo espontáneo del bebé. Esto es lo que da origen al falso self o falso yo.

Señala Winnicott que en estas circunstancias, el bebé se convierte en “la madre de sí mismo”. Esto
quiere decir que comienza a ocultar su propio yo para protegerse. Aprende a mostrar solo lo que,
por decirlo así, su madre quiere ver. Se convierte en algo que no es realmente.

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Los efectos del falso self

Hay diversos niveles de falseamiento en el yo. Según Winnicott, en el nivel más básico están
quienes adoptan una actitud cortés y plenamente adaptada a las normas y mandatos. En el otro
extremo está la esquizofrenia, una condición mental en la cual la persona está disociada, hasta el
punto en que virtualmente desaparece su yo real.

Para Winnicott, en todas las graves patologías mentales predomina un falso yo. En este caso, la
persona emplea todos los recursos de los que dispone para estructurar ese falso yo y mantenerlo.
La finalidad de esto es lograr enfrentar un mundo que percibe como imprevisible o poco confiable.

Indica Winnicott que buena parte de los esfuerzos de una persona con falso yo muy fuerte se
orientan a la intelectualización de la realidad. Esto es, a convertir la realidad en un objeto de la
razón, pero no de las emociones, los afectos o los actos creativos. Cuando tal intelectualización
logra tener éxito, el individuo es percibido como normal. Sin embargo, este no experimenta lo que
vive como algo suyo, sino como algo ajeno.

No logra sentirse feliz por sus triunfos, ni sentirse valorado aunque sí lo sea. Para él, es su falso yo
quien lo ha logrado o quien está siendo valorado. Con esto, marca una ruptura consigo mismo y
con el mundo. Su verdadero yo queda confinado, fantaseando y experimentando un malestar que
nunca llega a comprender por sí solo.

¿Existe realmente un Yo?

A la teoría de Winnicott se le podría añadir un interesante debate sobre la existencia real del “yo”.
Para poder existir un “falso yo” primero debe existir un “yo”. Desde la Psicología Budista se puede
entablar una conversación muy interesante con el “falso yo” de Winnicott. En esencia, la Psicología
Budista afirma que nada existe como creemos que existe. Esto se corresponde con el concepto de
Vacuidad.

Solemos entender al “yo” como una entidad estática e inmutable con el paso del tiempo. Nos
identificamos y aferramos al yo por temor a la pérdida de identidad. Sin embargo, todo cambia,
incluido nuestro “yo”. Por lo tanto, nuestro “yo” de hace un año no sería el mismo que el “yo” de
hoy. Así pues, la existencia de un yo está ahí, pero yo de la forma en la que creemos. Winnicott
afirma que el individuo es capaz de falsear el yo, por lo tanto, según su teoría una persona tendría
poder para cambiar el “yo”. Este aspecto cobra relevancia ya que, junto con la Psicología Budista,
apoya la teoría de un “yo” cambiable y no estático.

El “yo” de Winnicott podría verse, en última instancia, como un “yo” esperado socialmente. Al
igual que el “yo” que predomina en los días de hoy. Construimos un “yo” que se adapta, pero,
¿nos sentimos identificados con él? Nuestro “yo” es correcto, pero lo observamos todo con
distancia porque no creemos que somos nosotros. Con lo cual, desde la Psicología Budista
podemos profundizar en esta teoría desde otro punto de vista y adaptarla a nosotros para intentar
dar con ese “yo” real y cambiable y saber quiénes somos realmente.

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TEORÍA DEL APEGO DE JOHN BOWLBY: ETAPAS Y CARACTERÍSTICAS
En la psicología moderna el apego es considerado como una relación emocional especial, la cual se
relaciona con un intercambio de placer, cuidado, seguridad y confort. Este concepto de apego no
habría podido establecerse de no ser por la teoría del Apego de John Bowlby (1979), la cual
constituye la investigación más profunda que se ha realizado hasta ahora sobre dicho tema.

Sin embargo, los orígenes del concepto de apego se remontan a las teorías de Freud sobre el
amor. El trabajo de John Bowlby consistió en una investigación más extensa, la cual se encargó de
definir de forma más exacta el concepto al referirse al apego como un “conexión psicológica
duradera” que se da de forma natural en los seres humanos.

La teoría del Apego de Bowlby se basó en los postulados psicoanalíticos al estar de acuerdo en que
las primeras experiencias que se dan en la infancia tienen un papel importante en el
comportamiento y desarrollo humano posterior.

Según las investigaciones de John Bowlby, los estilos de apego de cada persona se establecen de
acuerdo a la forma en que un niño se relacione con su cuidador.

De hecho, también creía que el apego podría formar parte de la naturaleza humana, partiendo de
la creencia de que nuestros antepasados no podrían haber sobrevivido si no hubieran creado
fuertes vínculos emocionales para trabajar en equipo.

3 claves de la teoría del Apego de John Bowlby

Para comprender en profundidad la teoría del Apego de Bowlby es necesario conocer sus tres
postulados clave.

1. Establece que cuando un niño posee plena confianza en que su criador siempre estará
disponible para él, será menos probable que experimente miedo en comparación con un
niño que no confía en que su cuidador siempre estará para él.
2. Propuesta de la teoría del Apego de John Bowlby sugiere que la confianza mencionada en
la primera propuesta se construye durante la infancia y la adolescencia, etapas
consideradas críticas en el desarrollo humano.
Asimismo, consideraba las expectativas que el niño desarrollara sobre las relaciones
humanas en estas etapas, en la mayoría de los casos lo acompañarían durante el resto de
su vida.
3. Menciona que las expectativas mencionadas en la segunda propuesta están directamente
relacionadas con la experiencia de la persona. Esto quiere decir que un niño tendrá
expectativas de que su cuidador estará disponibles para él si en el pasado ya lo ha estado.

Características de la teoría del Apego de John Bowlby (1980)

Otro aspecto importante de la teoría del Apego de John Bowlby son las características que
distinguen al apego. Según este psicólogo son cuatro: mantenimiento de proximidad, refugio
seguro, base segura y angustia de separación.

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Características de la teoría de John Bowlby

1. Mantenimiento de proximidad

El mantenimiento de proximidad era definido por Bowlby como el deseo de estar cerca de
aquellas personas con las que se había creado un vínculo.

2. Refugio seguro en el que buscar consuelo y seguridad ante el peligro una amenaza.

El refugio seguro es la característica que sugiere que el apego es una figura utilizada para sentir
seguridad y comodidad ante aquellas situaciones que puedan representar una amenaza o un
miedo.

3. Base segura desde la cual explorar el mundo

La base segura es una característica relacionada con la capacidad del niño de sentir que puede
explorar el ambiente circundante sin peligros, gracias al apego.

4. Angustia por separación

Por último, la angustia de separación no es una característica generada por el sentimiento de


apego, sino por su ausencia.

Etapas del apego según John Bowlby

Según John Bowlby, el apego no se formaba de manera inmediata, sino que era necesario que
pasara por cuatro fases para construirse. Si bien es cierto que estas fases pueden identificarse en
la relación entre un niño y su cuidador, lo más común, es presenciarlas en la evolución de la
relación entre una madre y su hijo.

Las cuatro etapas del apego son las siguientes:

1. Fase de pre-apego según la teoría de John Bowlby

Se trata de la primera fase y ocurre en las primeras seis semanas de la vida humana. En esta etapa
el niño acepta sin inconvenientes a cualquier persona capaz de ofrecerle comodidad. Por ello, es
natural que no se pueda percibir ninguna clase de preferencia del bebé por alguna persona en
específico.

Un detalle destacado de esta etapa es que es posible visualizar cómo el niño cuenta con conductas
innatas que le facilitan obtener la atención de personas adultas. El ejemplo más notable es la
forma en que los recién nacidos responden a los estímulos externos intentando provocar el
contacto físico.

Al tratarse de una fase de pre-apego, el reconocimiento materno por parte del niño es muy básico,
de manera que el vínculo de apego es bastante débil. Por ello, apenas pueden visualizarse las
primeras muestras del desarrollo del vínculo de apego cuando la fase está cerca de culminar.

2. Fase de formación según la teoría de Bowlby

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Esta etapa comienza después de transcurridas las seis semanas de la fase de pre-apego y tiene una
duración de aproximadamente ocho meses. En esta etapa ya puede visualizarse la angustia de
separación cuando el niño pierde el contacto con los adultos.

No obstante, todavía no es posible presenciar que el niño le dé una especial atención a la ausencia
materna. Asimismo, tampoco rechaza por completo la interacción con desconocidos.

La fase de formación se caracteriza porque el niño comienza a ajustar su conducta. También es


posible notar una respuesta más clara en la forma en que interactúa con su cuidador o su madre.
Sin embargo, la ansiedad de separación se presenta cuando deja de experimentar contacto con
adultos, no necesariamente con su progenitora.

3. Fase de apego según la teoría de John Bowlby

La fase de apego se presenta entre los seis u ocho meses, dependiendo de cuando culmine la fase
de formación y tiene una duración aproximada de dos años. Es a partir de esta etapa que se forma
un verdadero vínculo de apego. La muestra más clara de esto es que, cuando el niño es separado
de su madre, experimenta enfado.

Asimismo, es en esta etapa que puede notarse un rechazo físico por parte del niño ante los
desconocidos, quienes pueden identificar como amenazas. Es por esto que durante el desarrollo
de esta etapa las acciones del infante están orientadas a obtener la atención de su progenitora,
pues siente la necesidad de su presencia.

4. Fase de relaciones recíprocas según la teoría de John Bowlby

La fase de relaciones recíprocas es la última fase de apego y comienza a desarrollarse desde los
veinticuatro meses. En esta etapa el niño ya ha aprendido que la ausencia de su madre es
temporal, de manera que adquiere la capacidad de calmar la ansiedad al estar lejos de ella.

Por otra parte, el niño también es capaz de crear representaciones mentales de su progenitora
gracias a la aparición del lenguaje. Esto le ofrece al niño un recurso que le permite predecir que
retorno de su madre, haciendo que su ausencia resulte más llevadera para él. También es común
que el niño planifique estrategias orientadas a planificar los retornos a su hogar.

Por último, hay que mencionar que cuando termina esta etapa de apego, la relación afectiva ya es
sólida tanto de parte de la madre como del niño. Es por esto que el contacto físico pierde un poco
la importancia. No obstante, la necesidad del niño de encontrar a su madre para sentirse seguro
puede manifestarse ocasionalmente.

La diferencia en comparación a cuando el apego continuaba formándose es que es que ahora el


niño es consciente de que su madre estará disponible para él si la necesita, incluso cuando no
exista el contacto físico.

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TEORÍA DE LACAN
Si has abierto algún libro de Lacan, seguramente habrás visto una serie de grafos, fórmulas o
matemáticas y posiblemente como yo, la primera vez que leí al francés; quedaste con la sensación
de no entender nada, preguntándote: -¿Para qué diablos me sirve esto? Sin embargo, no te
desanimes, porque es preciso comprender el contexto de lo que dice Lacan cuando habla.

Por eso, es importante tener en cuenta que la teoría lacaniana parte del "retorno a Freud", el cual
implica una revisión crítica de sus dos teorías tópicas (en especial la del Ello- Yo- Superyó) para
darle un giro desde la lógica matemática, pero ¿por qué?

En primer lugar, porque la lógica freudiana y post-freudiana se sustenta en la noción de


espacialidad newtoniana, es decir, del sentido común, de lo “externo y lo interno” esto es, de “la
proyección-introyección”. Mientras que Lacan propone “La inmixión de Otredad”.

Lo anterior quiere decir que Lacan habilita una nueva propuesta de pensar la espacialidad y al
sujeto en psicoanálisis. En consecuencia, hay en su teoría una subversión de conceptos
psicoanalíticos tales como: la pulsión, el deseo, el inconsciente (ICC), la castración o la angustia,
leídos desde la "mezcla" del sujeto con “el Otro” (Α).

De este modo, Lacan promueve una actividad de “formalización” que apunta a la construcción de
fórmulas mediante la abstracción de los fenómenos clínicos, usando un álgebra. Lo anterior es
pues, “Lo Real”, aquello que explica la realidad en el trazo de la letra.

Definiciones preliminares abordadas en el artículo

A fin de continuar con nuestro desarrollo es vital traer algunas definiciones canónicas que serán
articuladas y retomadas de forma lógica a lo largo del texto. Éstas son:

 “El Inconsciente está estructurado como un lenguaje”. (1964. Sem. XI, p. 28).
 “El sujeto es lo que defino en sentido estricto como efecto del significante. Esto es un
sujeto” (Mi enseñanza, p.109).
 “Un significante es aquello que representa a un sujeto para otro significante”. (1964, Sem.
XI, p. 215).
 “El Otro, latente o no, está presente, desde antes, en la revelación subjetiva. Ya está
presente cuando ha empezado a asomar algo del inconsciente” (1964, Sem XI, p.136).
 “¿Qué es el goce? Se reduce aquí a no ser más que una instancia negativa. El goce es lo
que no sirve para nada”. (Sem. XX, 1972, p. 11)
 "El goce del Otro, del Otro con mayúscula, del cuerpo del otro que lo simboliza, no es
signo de amor.” (Sem. XX, 1972, p. 12)
 “Las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir”. (Sem. XXIII, 1973,
p.18).

Como podrás entrever, para comprender mejor a Lacan tenemos que estudiar no sólo la obra
freudiana, sino también lógica, lingüística, topología, anti-filosofía y acercarnos a la epistemología
de su maestro A. Koyré. De este modo, entenderemos que el sujeto está en el tema o texto del
discurso del paciente, siendo el acto analítico aquello que involucra un efecto de lectura y un corte
del sujeto.

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Jacques Lacan y el Psicoanálisis

¿Qué es lo Imaginario según Lacan? Ejemplo

El registro imaginario tiene que ver con las relaciones duales y con la formación del Yo. Remite al
campo de las consistencias, a aquello que da la ilusión de totalidad, de lo individual, de la
semejanza o perfección y da la sensación de síntesis y autonomía plena. Por ejemplo, la noción de
“felicidad” o “Dios” son imaginarias, también lo es el cuerpo, en especial la imagen de éste.

Lo imaginario es fundado en la vida infantil mediante “el estadio del espejo” que involucra la
relación especular del infante con su madre. Por ende, conforma el eje del “Ego” y del señuelo -
engaño.

Dicho eje constituye una proyección de cómo el “Yo” puede llegar a ser y parece apuntar a la
ilusión de que existe para cada sujeto una satisfacción absoluta posible (“una media naranja”). Sin
embargo, el hecho de que lo imaginario se constituya en un campo "aparente" no quita que tenga
implicancias y consecuencias significativas en la realidad.

El psicoanálisis nos ha enseñado hasta qué punto ciertas ilusiones pueden dominar la vida de un
individuo o incluso el destino de una comunidad. Por ejemplo, el “meta-relato” marxista promete
un “hombre nuevo”; un estado al cuál el “Yo” debería llegar operado por la noción ilusoria de
perfección una vez abolidas las clases sociales.

Pero la historia (así como relatos ficcionales maravillosos como "Rebelión en la granja", de G.
Orwell) nos han ilustrado acerca de lo terrible que termina siendo su implementación práctica.

¿Qué es lo Simbólico según Lacan? Ejemplo

Por otra parte, lo simbólico remite a la dimensión lingüística del Significante; éste es per-
formativo, es decir, “crea” y moldea la experiencia del mundo". Mientras que lo imaginario parte
de relaciones duales, lo simbólico se caracteriza por estructuras tríadicas que configuran lo
imaginario, tales como: leyes, normas, reglas o tradiciones bajo la primacía del significante.

Con lo anterior se quiere decir que lo simbólico regula lo imaginario desde un “tercer término”. Es
decir, tú y yo nos relacionamos y podemos establecer contacto a través del lenguaje (en tanto 3er
término). Este tercer término es el decisivo en las relaciones interhumanas. Citando el ejemplo
que propone Lacan: no es lo mismo que tú y yo nos relacionemos en un aula, en la comisaría o de
vacaciones.

Si bien las personas podemos ser las mismas, lo decisivo es el vínculo, la relación que interviene
entre los agentes y allí siempre interviene este "Otro" que Lacan se encarga de localizar en tanto
que orden simbólico que rige los intercambios humanos.

Para Lacan el sujeto es la condición donde lo imaginario y lo real se sostienen; tal condición está
caracterizada por el eje simbólico, es decir, el lenguaje.

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Un ejemplo de cómo interactúan lo imaginario y lo simbólico lo encontramos en la arquitectura.
Para edificar tu casa, primero se debió diseñar la estructura "invisible" usando principios
matemáticos que dan cuenta de la interacción de elementos físicos para que dicha estructura se
sostenga de pie. Luego, se prosiguió a edificar lo concreto: las vigas, el suelo, las paredes, el
tejado, el color, etc, generando así, la construcción consistente de tu hogar, en virtud de lo
simbólico del plano arquitectónico.

¿Cuál es el “Otro” en Lacan?

Seguramente habrás notado en la teoría Lacaniana, que se suele hacer una distinción entre el
“Otro con mayúsculas” escrito como (A) y “el otro con minúsculas” escrito como (a'). ¿Pero a qué
hace referencia esta distinción? El “otro” con minúsculas, sencillamente es el semejante. Es con
quien nos relacionamos diariamente: tu madre, padre, vecino, amigo, etc.

Mientras que el “Otro” con mayúsculas no hace referencia a ninguna persona "de carne y hueso",
sino a un lugar simbólico que Lacan, en el seminario 5, llama: “el tesoro de los significantes, como
sede del código” (p.152). Es decir, es el lugar topológico, donde se supone que están las reglas del
lenguaje.

El Otro, es aquello que nos atraviesa en la mediación de nuestras relaciones interpersonales, en


función del código, esto es, del conjunto de significantes que disponemos y tomamos del lenguaje
“(A)” desde que nuestra madre nos empieza a hablar.

Lacan Academia de Psicoanalisis

¿El Otro Existe o No Existe?

Para responder esta pregunta hemos de tener en cuenta una contradicción. Por un lado, tenemos
el problema de imagenizar al Otro. Por ejemplo, si preguntamos ¿Quién es el “Otro”? Le estamos
atribuyendo una consistencia ilusoria. De este modo, en la neurosis se juega con la pregunta
latente: ¿Qué quiere el Otro de mí? Con la ilusión de encontrar garantías más allá del semejante,
en un saber totalizante y entificado.

No obstante, el gran Otro puede encarnarse en alguien de importancia para la vida de una
persona: Dios, la madre, el padre, un jefe, una pareja, alguna institución, etc. En definitiva, alguien
que detente un saber supuesto sobre la manera en la que “debes ser”. En este sentido, tiene una
función contingente, pero no inválida: ya que tiene un lugar preponderante en la predisposición a
la neurosis.

A la altura del Seminario 17, en relación a la fantasía del texto freudiano “Pegan a un niño” Lacan
dice: “¿Qué es lo que tiene cuerpo y no existe? Respuesta, el Otro con mayúsculas” (p.70). Es
decir, quien pega no es nadie, aun así, adquiere un tinte de consistencia, operando en la función
del yo.

En sí mismo, el “Otro” no existe en tanto ente tridimensional, en la realidad que podríamos llamar
fáctica, fenoménica. Es por esto que se suele decir que está barrado: “(Ⱥ)”. En palabras de Lacan

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(1971): “El gran Otro, eso no existe. Pero todo lo que se inscribe en el lenguaje no es pensable sino
por referencia al gran Otro” (p.28).

Puesto de esta manera, la noción del Otro rompe con el tercer principio de la lógica aristotélica, ya
que puede ser y no-ser al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. Por un lado, no existe, pero por
otro, puede encarnarse en alguien que le haga lugar a través de la demanda neurótica.

Sin ir más lejos, es esto lo que ocurre en un análisis con la suposición de saber que el paciente le
confiere al psicoanalista. Es por todo lo antedicho que a partir de la obra de Lacan nos vemos
conducidos a repensar la lógica y la espacialidad de la clínica psicoanalítica desde una nueva
topología.

¿Qué es el goce en Lacan? Ejemplo

Sin duda alguna, éste es uno de los conceptos más complejos de toda la obra de Lacan. El goce
está estrechamente ligado al significante, y por ello a lo ICC. En el seminario 20, el mismo Lacan
remite a sus “4 causas”, las cuales no tienen que ver con la materialidad del cuerpo.

Dice Lacan: “El goce es del Otro”, es decir, que proviene del lenguaje. Pero si el goce es del
significante, te preguntarás: ¿Qué relación tiene el goce con nosotros?; ¿gozamos tú y yo como
individuos? ¿O más bien somos gozados y hablados por el lenguaje?; En efecto, “Eso”, sin duda lo
ICC es lo que goza: lo pulsional que nos empuja hacia la repetición.

En este sentido, el goce es un “determinante-determinador” ya que tiene una forma particular de


moldearnos, de estructurarnos con su sustancia significante y de dirigir nuestras vidas.

Podemos pensar, en este sentido, que el goce es aquello que repercute en nuestra esfera
individual. Es un ejercicio que trasciende nuestros cuerpos, ya que podemos ser gozados en
síntomas, inhibiciones, angustia, sueños, fantasías, lapsus, o con el chiste en función del Otro.

Esto nos hace entender un poco mejor la definición 3. Precisamente porque en la clínica, acuden
personas (con un sujeto discursivo) suponiéndole un saber al Otro. Éste le impone un sufrimiento
repetitivo a la persona sin estar consciente de ello, generando una posición neurótica.
Precisamente porque “Eso” no puede dejar de decirse y retorna en forma de síntoma.

Para ilustrarlo mejor, te traemos la canción del “cuarteto de Nos” titulada “Ya no sé qué hacer
conmigo”:

¿Cómo se expresa el Inconsciente (ICC)? Ejemplo

El Inconsciente se expresa a través del lenguaje, de sus relaciones formales y combinatorias. Se


manifiesta a través de nuestras palabras cuando hablamos. Ellas, constituyen el medio de
simbolización de la realidad, de nuestras experiencias, necesidades, demandas, anhelos y sueños.
Empero, ¿El lenguaje lo poseemos, o más bien éste nos posee?

Desde nacer, o incluso antes, ya nos han significado a través del lenguaje. Y una vez estando en el
mundo se nos enseñan ciertas reglas y palabras para nombrar objetos, relacionarnos con los
demás y con la experiencia circundante. En este sentido, aprendemos y usamos las palabras del
“Otro” y estamos atravesados por Él.

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En consecuencia, entendemos que el lenguaje no tiene una existencia tridimensional como tu PC,
tus órganos, tu mascota o tu vecino, sino una existencia trans-individual que ordena el campo
particular sobre cómo percibimos la realidad, es decir, tiene un contexto de uso ¿no es acaso una
idea similar a la de la matemática?

El ICC se expresa en el sujeto, y éste no es más que un efecto del sentido promovido por dos o más
significantes. Así, por ej, el chiste como "formación del inconsciente" conforma un nuevo sentido
que se encarga del Ser, auspiciado por los equívocos que tiene el lenguaje.

Por ejemplo: ¿Cómo maldice un pollo a otro pollo? Le dice: “Caldito seas”. En este chiste inocente,
vemos cómo funciona el proceso primario de la metonimia. En él, se desplaza la frase: “Maldito
seas” por “Caldito seas”. Es decir, se muda el afecto malintencionado (maldecir) a otra cadena de
significantes que tiene una representación intrascendente (caldito).

El contenido latente expresa un deseo agresivo al semejante, sustituyendo personas por animales.
El deseo de agresividad se manifiesta por una intención maligna en desear el mal al otro en el
hecho de que sea devorado y consumado (esconde además deseos de muerte y destrucción).

¿Qué tienen que ver los sueños con el inconsciente?

Siguiendo a Freud, para Lacan los sueños son una respuesta alucinatoria que representa la
satisfacción de deseos infantiles reprimidos. En éste sentido, afirma en el seminario 5: “Las
alucinaciones son fenómenos estructurados en el nivel del significante”. (p.229).

Es decir, el sueño está sometido a la transformación del significante; por lo que el sueño es una
articulación discursiva en la que se condensan diversos elementos en una imagen y se desplazan
afectos en otras: ¡no soñamos estrictamente a raíz de cosas, sino con palabras!

De manera que el deseo del sujeto, se modela en la condición de la demanda de amor, y se


estructura a través del deseo del Otro, es decir, el deseo de ser deseado. Por lo mismo, el sueño es
una máscara enigmática susceptible de ser analizable.

Lacan y el Psicoanálisis

Resumen: ¿Cómo se manifiesta el inconsciente?

Como podrás intuir, pareciera que las palabras nos pertenecen, que son “nuestro núcleo íntimo”,
pero ¡no vayas tan deprisa! Según lo visto hasta el momento, podrás reflexionar que las palabras
representan a una cosa frente a otras, mas no significan un esencia en sí mismas.

Como resultado, tiene cabida la definición 3. Para reflexionarlo mejor, pregúntate: ¿Qué es
aquello que te define?; ¿Cuáles son las palabras que más te representan? Al responder, darás
cuenta que te redirigirán a otros significantes.

Por último, el inconsciente se manifiesta principalmente en los síntomas, en el cuerpo, en las ideas
obsesivas, en los sueños, chistes, lapsus, olvidos, o aquello que repites sin saber por qué, y que te
genera un sufrimiento.

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¿Cuál fue la obra de Lacan?

La obra del célebre psicoanalista francés fue muy prolífica y controversial (al punto de ser
expulsado de la IPA, por sus ideas novedosas, tales como las sesiones de duración variable. Su
obra se distribuye a lo largo de 27 seminarios canónicos, iniciando el primero en el año 1953
titulado “los escritos técnicos de Freud” y finalizando el último llamado “la disolución” en 1980.

A propósito, el último seminario en vida dictado por Lacan fue en la ciudad de Caracas, en el año
1980. Aparte de los seminarios, publicó en vida dos tomos titulados: “Escritos 1 y 2” en el año
1966 (aunque la versión original en francés es de un sólo tomo). Cabe destacar que en el 2001 su
yerno J-A-Miller, publicó el texto “Otros escritos” que contienen una compilación de varios textos
exteriores de los seminarios.

BIBLIOGRAFÍA
 https://academiadepsicoanalisis.com/blog/jacques-lacan-su-vida-
principales-teorias-y-mucho-mas
 https://www.awenpsicologia.com/teoria-del-apego/
 https://psicologiaymente.com/biografias/harry-stack-sullivan
 https://psicologiaymente.com/clinica/teoria-psicoanalitica-melanie-
klein
 https://lamenteesmaravillosa.com/donald-winnicott-teoria-del-
falso/

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