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INICIO  ECOLOGÍA  La abolición de la esclavitud animal MANUEL LÓPEZ ARRABAL

La abolición de la esclavitud
animal
 15/06/2019  Nueva Revolución Ecología, Manuel López Arrabal, Principal
0

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Escritor, lósofo vitalista y lósofo
Manuel López Arrabal político, pues la defensa de la vida y la
evolución de la misma son las premisas
desde las que parto, centrándome en el
“La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser ser humano que se organiza en
juzgado por la forma en que sus animales son tratados.” sociedad y se relaciona en comunidad,
lo que me hace losofar políticamente
dentro del contexto de Glocalismo
Mahatma Gandhi
como alternativa al capitalismo.

Me atrevo a decir para empezar, que el objetivo nal que aquí RECIBE NUESTRO BOLETÍN
propondré y que se puede deducir del título de este artículo, pudiera ser
tildado de irrealizable o utópico. Así lo entiendo yo también a corto o Únete nuestro boletín general y
medio plazo, aunque presiento que llegará el momento en que tal recibe un correo con las
publicaciones del día.
utopía llegará a cumplirse antes de que nalice este siglo. No obstante,
una realidad distópica donde la inteligencia arti cial y la robótica Correo Electrónico *

sustituyan por completo la mano del hombre en la explotación animal,


también sería posible. Ante tal disyuntiva, mi corazón se decanta por la NR EN TU CORREO

primera opción, pues no nos queda otra si en verdad queremos vivir en


un mundo que pueda proveer de alimentos saludables a todos los
habitantes del planeta sin necesidad de explotar y sacri car a nuestros AYUDA AL PERIODISMO LIBRE
compañeros no humanos. Por ello, no me cansaré de compartir mis
visiones e ideales que nacen de mi interior para alcanzar tal utopía. Tú eres nuestra única fuente de
nanciación. Con tu ayuda
Hace, aproximadamente, un año y medio opté por dejar de consumir podremos seguir ofreciéndote
nuestros artículos:
cualquier alimento o producto de origen animal, pues considero que es
la acción individual más e caz que tengo a mi alcance para disminuir la Ayúda a Nueva Revolución

explotación y los sacri cios innecesarios de seres vivos. Evidentemente,


lo que aquí comparto pudiera no ser asumible por muchas personas en TELEGRAM
estos momentos, al igual que tampoco lo fue para mí durante más de 40
años. El autoconocimiento y la exploración durante años de las
innumerables alternativas de consumo saludable y respetuoso con el
medio ambiente y con la vida en general, me han permitido tomar
consciencia del problema especista y de sus posibles soluciones desde
un punto de vista práctico y, a la vez, losó co.

Actualmente se habla de explotación ganadera con entera normalidad,


como si otros seres vivos fueran meramente  explotables. Lo mismo
ocurría siglos atrás cuando se hablaba de los hombres y mujeres
esclavos, a los que también se les consideraban mercancías susceptibles
de ser compradas, vendidas y subastadas para que sus propietarios
pudieran explotarlas a su antojo. Afortunadamente, la esclavitud
humana se abolió hace ya más de un siglo, gracias a la perseverancia de
miles de personas que trabajaron muy duramente, y millones que las
apoyaron, para tratar de conseguir la libertad e igualdad de todos los
seres humanos, sin excepción, llegándose a plasmar estos valores
universales en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este
documento marca un hito en la historia de la Humanidad para con
nosotros mismos. Fue elaborada por representantes de todas las
regiones del mundo, proclamándose por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en París el 10 de diciembre de 1948 como un ideal
común para todos los pueblos y naciones. La Declaración establece, por
primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben
protegerse en el mundo entero. Cosa distinta, es que se cumpla en su
totalidad y en todas partes. Pero el hecho de que exista y sea conocida
por todos, hace que se tenga muy presente dondequiera que se
vulneren tales derechos fundamentales.

La proposición inicial que planteo, es que nuestros compañeros de


planeta, los animales, quienes llevan mucho más tiempo que
nosotros en este mundo, también tienen derecho a una vida digna
y en libertad. Muchos de vosotros me podríais decir que esto es
inviable actualmente o totalmente imposible, puesto que el ser humano
siempre se ha servido de los animales para su supervivencia. Y
tendríais toda la razón, pues así ha sido hasta ahora. Sin embargo, no
tiene porqué seguir siendo siempre así. El razonamiento que expondré a
continuación me hace ver que algún día no muy lejano, los seres
humanos de la mayoría de naciones del mundo pedirán la abolición de
la esclavitud animal. No obstante, y antes de que esto ocurra, tendrán
que darse de manera simultánea y paulatina otros logros menores, en
favor de los animales, que vayan con uyendo y aproximándonos hacia
el objetivo abolicionista. Está claro, que los avances que vayamos
consiguiendo en este sentido irán aparejados, inexorablemente, de
otros similares en el ámbito de la propia especie humana. En ambos
casos, los logros de un lado repercutirán en el otro, puesto que todos los
seres vivos estamos interrelacionados e íntimamente conectados.
Formamos parte los unos de los otros y, por tanto, no podemos ignorar
ni alejarnos del dolor que in igimos consciente o inconscientemente a
los demás, sean humanos o no.

El sufrimiento y el dolor de nuestros compañeros planetarios,


principalmente el de los animales de granja, antes o después nos
salpicará también a nosotros. Si se les trata mal (pésima nutrición,
medicados para mantenerlos hacinados con vida, sin que apenas
reciban la luz del sol, engordados a marchas forzadas y sacri cados en
serie), esa vivencia formará parte de nuestros cuerpos una vez que los
ingerimos, pero también afectará a nuestra psique y, en de nitiva, a la
totalidad de nuestro Ser. Estaremos integrando en nuestros cuerpos, no
solo la medicación y malnutrición de sus cuerpos, sino también sus
carencias de sol y de afecto, así como la información cristalizada en cada
una de sus células referente al dolor y sufrimiento padecidos durante
sus miserables vidas. Evidentemente hay pocas excepciones, que
tendrán que ir a más, en cuanto a la ganadería ecológica de pequeñas
granjas o ecoaldeas que existen por todo el mundo, donde el trato hacia
los animales es mucho más digno, respetuoso y con afecto, inclusive
hasta en el sacri cio nal.

De los más de 100.000 millones de animales terrestres, actualmente


explotados para consumo humano en el mundo, sólo una ín ma parte
de ellos son tratados y sacri cados de manera digna. Y es aquí donde la
mayoría de consumidores del mundo, tenemos que enfocar nuestra
demanda y atención a la hora de consumir productos de origen animal:
a la par que disminuimos progresivamente el consumo de estos
productos, lo poco que consumamos de origen animal debería ser de
origen ecológico y, a ser posible, de ganaderías cercanas que podamos
visitar. Esto provocará una disminución de la producción ganadera, así
como su reconversión hacia la producción ecológica de las granjas que
vayan quedando. Y a partir de ahí, la abolición de la esclavitud animal
será solo cuestión de tiempo. Está claro que este proceso será lento y
empezará a producirse en muy pocas naciones del mundo, sirviendo
éstas de referente para las demás.

Pasemos ahora a analizar brevemente ciertos argumentos antes de


elaborar una conclusión nal acerca del noble ideal a alcanzar por la
mayoría de personas y pueblos del mundo:

            Los seres humanos con capacidad de elección, de la mayoría de


países del mundo, podemos vivir perfectamente sin necesidad de
consumir alimentos o productos de origen animal. Somos omnívoros
por elección y no por necesidad.

Está más que demostrado que una dieta variada y equilibrada con
alimentos de origen exclusivamente vegetal, no solo nos mantiene
vivos, sino también más sanos, longevos y vigorosos. Sin embargo,
pasar de una dieta totalmente omnívora a una totalmente vegetariana o
vegana en poco tiempo no es fácil. En mi caso, el proceso completo ha
durado más de 15 años, aunque todavía, de manera muy excepcional,
sigo tomando algunos alimentos elaborados con lácteos o huevos, sobre
todo cuando como fuera de casa o cuando siento que prevalece ser un
poco exible para conectar mejor o compartir con los demás. No
obstante, aspiro a conseguir en breve una dieta y un estilo de vida 100%
libre de sufrimiento animal. Por ahora me conformo con estar cerca de
ese 100%.

De las cuatro grandes categorías de alimentos procedentes de animales


(carnes, pescados, lácteos y huevos) conviene ir dejándolas de una en
una, a la par que se van introduciendo nuevos alimentos vegetales y
vamos aprendiendo sobre la marcha, además de observar las
respuestas de nuestro organismo ante los cambios que vayamos
realizando. La información y/o formación en este sentido es clave, pero
también lo es el prestarnos atención y seguir nuestra intuición.

Una alimentación completa a base de legumbres, cereales, frutas,


verduras, semillas y frutos secos puede llegar a ser hasta 10 veces más
económica y de muchísimo menor impacto ambiental, además de más
saludable, que la alimentación con carnes, pescados, huevos y lácteos.
Véase mi artículo anterior “La dieta sostenible”.

 Para producir un solo kilo de carne de ternera se necesitan 9 kilos de


cereales y 15.000 litros de agua. En la actualidad, más del 40 % del
cereal mundial se destina a alimento para ganado y se estima que para
el año 2050 se superará el 50%. Solo en Estados Unidos el porcentaje es
del 70 %. La creciente población de la humanidad no puede alimentarse
en su totalidad si seguimos destinando al engorde de animales los
cereales y el agua necesaria para que todos los seres humanos se
mantengan  con vida. Sin embargo, debemos saber que se puede
obtener un kilo de verduras o un kilo de frutas con tan solo 300 o 900
litros de agua, respectivamente. Es decir, con 15.000 litros de agua
podemos obtener un kilo de ternera o bien, 50 kilos de verduras o 16
kilos y medio de fruta. Asimismo, también se han hecho estimaciones en
cuanto a la contaminación, llegándose a la conclusión de que toda la
ganadería del planeta contamina más que todos los coches del
mundo.

La inteligencia animal está más que demostrada y es un hecho


comprobable para cualquier persona que tenga o haya tenido mascota,
por muy pequeño que sea el animal. Asimismo, la ciencia no para de
descubrir capacidades de inteligencia sorprendentes en otros
animales. Según Rocío Pérez Benavente de El Con dencial, “A los cerdos,
aunque no solemos reconocerles muchos méritos, podrían ser tan
inteligentes como los perros o los del nes. Algunos estudios sugieren que
tienen una muy buena memoria a largo plazo, que forman complejas
relaciones sociales y aprenden unos de otros, que pueden aprender a usar
un ‘joystick’ para mover un cursor por una pantalla (algo que comparte con
los chimpancés) y que sienten empatía con los sentimientos de los demás.”

Un grupo internacional de cientí cos prominentes, encabezados por


Stephen Hawking, han rmado  la Declaración de Cambridge sobre la
Consciencia en la que proclaman su apoyo a la idea de que los animales
son conscientes en la misma medida en que lo son los humanos.

Los animales tienen intereses, al igual que nosotros, aunque los


ignoremos o no los respetemos, generalmente. Sus principales intereses
serían: el interés por vivir y el interés de no sufrir, es decir, tratan de ser
felices. Si los respetamos y los observamos en libertad o, en el caso de
nuestras mascotas, si las tratamos con amor, veríamos cuán fácil
alcanzan ellos su propia satisfacción y felicidad. Podemos aprender
mucho de ellos, así como también ellos de nosotros.

Frente al especismo, que se caracteriza fundamentalmente por una


visión antropocentrista del ser humano respecto de otras especies, está
surgiendo un movimiento cada vez mayor basado en el
sensocentrismo, que preconiza la igualdad de trato y de derechos
para todos los seres sintientes por el hecho de estar dotados de un
sistema nervioso central que les hace experimentar emociones y
sentimientos al igual que nosotros.

En diciembre de 2017, el Congreso español aprobó por unanimidad


que los animales dejen de ser considerados cosas y, en cambio, sean
reconocidos como seres vivos, eliminando así la cosi cación jurídica de
los animales  y considerándolos como “seres vivos dotados de
sensibilidad». Esta es una gran noticia y, para mí, también un gran paso
que nos encamina como nación hacia la futura abolición de la esclavitud
animal en España.

Existen partidos políticos animalistas, como PACMA en España, que


promueven entre otros asuntos “dejar de utilizar productos de
origen animal en nuestra alimentación”.

Desde la Unión Europea se ha legislado con múltiples Directivas


acerca de las condiciones mínimas en el trato con los animales, para
que los países integrantes las apliquen en sus territorios, así como para
que las desarrollen y amplíen en bene cio de los animales. Para los
animales de granja, tales directivas tratan de su conservación,
transporte y matanzas. Aquí, queda todavía mucho terreno por recorrer
hasta que de verdad nuestros compañeros los animales dejen de
considerarse y de tratarse como cosas o mercancías y se establezcan
unos mínimos más éticos.

La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la


Alimentación) también regula las condiciones de trato hacia los animales
de granja. En el capítulo de los sacri cios, por ejemplo, existen
Directrices para el sacri cio humanitario del ganado. En su web se
dice: “Es una obligación el sacri car de una forma humanitaria a los
animales destinados al suministro de productos comestibles y de
subproductos útiles”. La palabra humanitario/a, desde luego, en este caso
no hace honor a su signi cado puesto que a la gran mayoría de los
animales de granja del mundo se les sacri ca sin piedad después de una
terrible vida de sufrimientos y dolor. A mi modo de ver, el término
humanitario solo se podría contemplar en el caso de los animales
cuando, por ejemplo, una enfermedad o un accidente aboca al animal a
un sufrimiento continuo sin remedio y a una muerte segura,
practicándose en este caso una eutanasia para una muerte indolora.

El 23 de septiembre de 1977, en Londres, se publicó la Declaración


Universal de los Derechos del Animal, adoptada por la Liga
Internacional de los Derechos del Animal y las Ligas Nacionales a liadas.
Sin embargo, hoy día, su contenido, lo observo muy escaso y con una
gran incoherencia entre los artículos 1 y 9, puesto que, de una parte, se
dice que “Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos
derechos a la existencia” y, por otro lado, se establece que “Cuando un
animal es criado para la alimentación debe ser nutrido, instalado y
transportado, así como sacri cado, sin que de ello resulte para él motivo de
ansiedad o dolor”. Que yo sepa, el derecho a la vida y a la existencia de
todos los animales, incluye también a los animales criados para la
alimentación, evitándoles no solo la ansiedad y el dolor, sino también la
muerte innecesaria para servirnos de alimento.

En cuanto a Declaración de Derechos para los animales me gusta


más la Carta de la Tierra, que nace a raíz de una recomendación en
1987 de la Comisión Mundial de las Naciones Unidas sobre Medio
Ambiente y Desarrollo, rmándose internacionalmente y publicándose
en junio del año 2000 en el Palacio de la Paz de la Haya. La redacción de
la Carta de la Tierra constituyó el proceso más inclusivo y participativo
que se haya efectuado jamás en torno a la creación de una declaración
internacional. Este proceso es precisamente lo que le con ere su
legitimidad como marco ético rector. Recomiendo su lectura pues su
contenido es casi inmejorable. Simplemente el título del apartado 1 de la
sección I, lo dice todo: “Respetar la Tierra y la vida en toda su diversidad”.
No obstante, existe una importante omisión en el apartado 15 de la
sección IV titulado “Tratar a todos los seres vivos con respeto y
consideración”, donde entre sus subapartados se menciona a los
animales domésticos y a los animales salvajes, pero nada se dice de
los animales relacionados con el consumo humano.

Desde 1997, el 10 de Diciembre también se conmemora el Día


Internacional de los Derechos Animales coincidiendo con el Día
Internacional de los Derechos Humanos, realizándose actos en
numerosas ciudades del mundo para reivindicar los derechos de TODOS
los animales, con el objetivo de lograr hacer re exionar a la humanidad
sobre el respeto que debe otorgarse a todos los seres sintientes.

Además de los partidos políticos animalistas que van tomando


posiciones más relevantes en algunos países, existen también cientos de
miles o millones de colectivos en el mundo que de enden los derechos
de los animales, así como empresas e instituciones públicas que
también los de enden y, lo más importante, la cifra de vegetarianos en
el mundo crece a mayor ritmo que la propia población mundial.
Actualmente se estima que pueden existir en el mundo más de 600
millones de personas vegetarianas. En España y Alemania se estiman
en casi un 8% de la población, es decir, unos 3,5 millones en España y
cerca de 6 millones en Alemania, quedando ambas aún muy lejos de
Australia con un 18% de su población vegetariana o del país más
vegetariano del mundo, la India, con un 40% de su población.

Hemos heredado de nuestros padres y abuelos una forma de


entender la realidad a la hora de normalizar el consumo de
alimentos de origen animal como algo natural y necesario para
nuestra subsistencia. De nuestros ancestros proviene la creencia de que
los animales han nacido para servirnos, siendo esto el resultado de un
modo de pensamiento inicial en épocas remotas donde por
desconocimiento de la mayoría, la subsistencia del ser humano se creía
que dependía en gran medida de la caza-pesca y, más recientemente, de
la ganadería. Esta creencia o pensamiento inicial, se ha perpetuado
hasta la actualidad mediante hábitos de consumo y tradiciones
populares profundamente arraigadas en nuestras culturas.

Desde el punto de vista moral, hemos ido incluyendo dentro de lo que


podríamos llamar el “círculo moral de la sociedad”, el respeto y la
defensa de los derechos de las personas que son víctimas de las
distintas clases de violencia social por motivo de discriminación
(violencia sexista, racista, clasista, xenófoba…). Pero, en el planeta existe
una clase de violencia hacia los animales, generadora de tremendo
dolor y sufrimiento (mucho mayor que la padecida por una sola
especie: la humana), que la gran mayoría de la población ignora,
bien sea porque de ella nada o poco se dice en los principales medios de
comunicación ni en los estamentos políticos y educativos, o bien, porque
aun sabiendo que existe, ignoramos la magnitud y las repercusiones de
dicha clase de violencia para nosotros y para el planeta. Estamos
hablando de la VIOLENCIA ESPECISTA. Algún día, esta clase de violencia
se hará tan visible e intolerable como las demás clases de violencia entre
seres humanos, llegando a formar parte del mencionado “círculo moral
de la sociedad”. Este hecho, no solo impedirá el crecimiento de la
violencia especista, sino que propiciará su progresiva e imparable
disminución.

La erradicación de la violencia especista, como cualquier otra clase


de violencia, pasa por sacarla a la luz y darla a conocer. Esto
permitirá que se vaya regulando cada vez más y mejor, en relación a las
condiciones de vida y sacri cio de los animales. Como dije
anteriormente, una ganadería ecológica (criados al aire libre, en
entornos naturales, con una alimentación saludable y con un trato más
afectuoso) sería una posible solución intermedia, conforme vaya
disminuyendo progresivamente la producción de alimentos de origen
animal como consecuencia de la disminución de la demanda de tales
productos. La solución nal, como apunté al principio del artículo,
tendrá que llegar en la forma de abolición de la esclavitud animal,
primero en algunos países y, nalmente, en todo el mundo mediante
una Carta o Declaración Universal que promueva el derecho a la vida y a
la libertad de todos los animales, terrestres y acuáticos, del planeta.

En base a todo lo anterior y como conclusión nal, podemos a rmar que


se está produciendo una Nueva Revolución basada en el simple acto de
comer. Como dicen muchos colectivos de veganos y vegetarianos “la
verdadera revolución está en tu plato”. Esto me infunde muchísima
esperanza, pues inicialmente no necesitamos a los políticos ni a los
Gobiernos o Estados-Nación para que solucionen el problema del
especismo y de la esclavitud animal. En este caso lo tenemos
tremendamente fácil cada uno de nosotros a través del consumo
consciente. Pero como dije anteriormente, el proceso para dejar de
consumir animales es algo muy personal y requiere de un alto grado de
compromiso personal y de toma de consciencia de las problemáticas
animalistas a través del acceso a una información veraz y adecuada, fácil
de obtener a través de internet, libros, colectivos vegetarianos y
veganos, así como por profesionales especializados en nutrición y
dietética.

Por otro lado, también es fundamental incidir en una buena educación


alimenticia para los más jóvenes. Por ello, los padres o los que estén a
punto de serlo, podemos hacer un esfuerzo por mejorar nuestra
alimentación vegetariana, sirviendo de ejemplo a nuestros hijos. A veces
ocurre al revés, con niños que reciben información en las escuelas sobre
la posibilidad de vivir como vegetarianos por salud y por ética,
incidiendo esto en la alimentación de toda la familia cuando un menor
se niega a tomar alimentos de origen animal. Por tanto, asociaciones y
padres, podríamos promover charlas, conferencias, talleres,
degustaciones, etc., en las escuelas e institutos de nuestros hijos,
relacionados con la alimentación ética y el especismo. Posiblemente, las
autoridades educativas, se mostrarán poco proclives a realizar cambios
en los libros de texto en relación a la pirámide alimenticia, así como para
la introducción en los mismos de nuevos conceptos morales y éticos en
relación al especismo, sin embargo, estoy seguro que muchos
profesores y algunos directores de centros educativos podrían estar
abiertos a este tipo de actividades educativas.

Y, como ya anuncié al principio, sin cansarme de repetirlo una vez más,


el objetivo nal de todo esto será la abolición total y de nitiva de la
esclavitud animal en el mundo, seguramente antes de que acabe
este siglo, o quizá mucho antes. No nos queda otro camino si de
verdad queremos que haya Paz en el mundo. Pero, mientras existan
seres humanos y animales que sufran cualquier clase de violencia, esto
no será posible. Pongamos oídos al gran lamento y consternación
que a cada instante sale de los millones de campos de
concentración que existen repartidos por todo el planeta. Nuestros
hermanos menores los animales claman Justicia y Libertad, y ya va
siendo hora de que se les otorgue, tanto por ellos como por
nosotros. La Paz con los animales nos llevará a la Paz entre
nosotros y la Paz entre nosotros nos llevará a la Paz con los
animales.

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 ANIMALISMO ESPECISMO MANUEL LÓPEZ ARRABAL

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