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No obstante, se sabe que la adolescencia supone una etapa en la que los adolescentes
evaden el contacto con los padres y buscan ser más independientes, además de la aprobación del
grupo de referencia, por lo que los padres ya no saben cómo hacer para poder acercarse a sus
hijos y saber qué es lo que hacen. Por tal motivo, sugiero que los profesionales de la salud mental
orienten a los padres de familia y les expliquen que la etapa por la que ahora se encuentran
pasando sus hijos, también las han pasado ellos, de manera que haya más empatía por su parte.
Los adolescentes pueden sentir que el término de una relación sentimental, por ejemplo,
es el fin del mundo, por lo que pueden pensar que ya no tienen por qué seguir viviendo si tal
persona ya no se encuentra a su lado, llegando a cortarse en ciertos casos y evidenciando señales
de alarma que, como profesionales de la salud mental, podrían hacernos pensar que el
adolescente presenta síntomas de depresión. En ciertas ocasiones, por no desarrollar esa empatía,
los padres no les dan relevancia a esas señales, porque piensan que es temporal lo que sienten sus
hijos y que se le va a pasar en cualquier momento, dejándolos de lado, lo cual es peor.
Es así como los adolescentes perciben la falta de apoyo por parte de su familia y que no los
comprenden, experimentando desesperanza porque no perciben el apoyo de la familia y muchas
veces el entorno social no se preocupa de la manera en que lo puede hacer una familia, de
manera que las conductas de autoflagelación aumentan cada vez más, pudiendo llegar a
desencadenar el suicidio.
Muchas veces los adolescentes evidencian niveles de impulsividad por encima de los
rangos normales, pidiendo a su familia que los dejen solos, porque ellos van a solucionar sus
propios problemas. Si bien los padres deben darle su espacio, los profesionales de la salud
mental deben de sugerirles que busquen un momento oportuno y conversen con sus hijos, que los
escuchen y no los juzguen, que no les digan que lo que les están contando no es el fin del mundo
y que se preocupan por tonterías, no. Los profesionales de la salud mental deben sugerirles a los
padres de familia que los entiendan y que les compartan experiencias que ellos han vivido, cómo
se han sentido y cómo han hecho para poder solucionar el problema por el que pasaron.